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Vivir los valores cristianos

El mensaje profundo de la Semana Santa

Reflexión como preludio de reconciliación

La culminación hoy de las celebraciones de la Semana Mayor constituye un reto de marca mayor
para todos los católicos. En las liturgias y mensajes apostólicos a lo largo de los días santos se
insistió a la feligresía sobre la necesidad de renovar la forma de vivir y sentir la fe, sobre todo en
cuanto a su aplicación en el día a día. Tanto el papa Francisco como todos los cardenales, obispos,
sacerdotes, diáconos y demás instancias eclesiásticas fueron enfáticos en que la reflexión
espiritual a que invita la Semana Santa no se acaba al terminar cada misa, rito, procesión, hora de
oración y demás actividades propias de esta época especial.Por el contrario, el mensaje más
generalizado fue la invitación a que los valores del cristianismo deben ser vivenciales y para ello la
primera característica a cumplir es el absoluto convencimiento de cómo estos nos hacen mejores
seres humanos en el campo individual, familiar y social. Esa invitación a la humildad, la solidaridad,
el amor por el prójimo y a hacer el bien debe aterrizarse en las actividades rutinarias de cada
persona, de forma tal que sirvan de ejemplo multiplicador en un colectivo en donde,
lamentablemente, el triunfalismo material, el egoísmo, el individualismo y la cultura de la trampa
están haciendo carrera.Desde el Vaticano, el Pontífice envió no pocos mensajes al respecto,
derivando de cada celebración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo una enseñanza y
un mandato a los fieles católicos para ser aplicado en todas las decisiones que deben tomar en los
más diversos campos vitales. Por ejemplo, de las palabras de Jesús en la Última Cena, en especial
cuando pide a su Padre que le glorifique, el papa Francisco explicó que esa “gloria” que solicitó no
es aquella dirigida a la exaltación individual sino, por el contrario, a la gloria entendida como el
poder de salvación de y hacia los demás. “La verdadera gloria es la gloria del amor, porque es la
única que da vida al mundo. Por supuesto, esta gloria es lo contrario de la gloria mundana, que
llega cuando uno es admirado, alabado, aclamado: cuando yo soy el centro de la atención. La
gloria de Dios, en cambio, es paradójica: no hay aplausos ni audiencia. En el centro no está el yo,
sino el otro: de hecho, en la Pascua vemos que el Padre glorifica al Hijo, mientras que el Hijo
glorifica al Padre. Ninguno se glorifica a sí mismo. Hoy nosotros podemos preguntarnos: “¿Para
qué gloria vivo? ¿La mía o la de Dios? ¿Solo quiero recibir de otros o también dar a otros?”,
ahondó el máximo jerarca de la Iglesia Católica.No menos importante fue la reflexión que hizo el
Papa frente al miedo y angustia que alcanzó a sentir Jesús en el huerto de Getsemaní. De ese
episodio bíblico el Pontífice derivó que los católicos aún en los momentos más críticos no están
solos y siempre pueden acudir a la oración a Dios, porque esta proporciona alivio, confianza y
consuelo. “Nosotros, en cambio, en nuestros Getsemaníes a menudo elegimos quedarnos solos en
lugar de decir Padre y confiarnos a Él… Pero cuando en la prueba nos encerramos en nosotros
mismos, excavamos un túnel interior, un doloroso camino introvertido que tiene una sola
dirección: cada vez más abajo en nosotros mismos. El mayor problema no es el dolor, sino cómo se
trata. La soledad no ofrece salidas; la oración, sí, porque es relación, es confianza”.
Ya a nivel local, el mensaje de la Conferencia Episcopal Colombiana en torno a cómo vivir los días
santos también recalcó en la necesidad de reflexionar para cambiar los modos de proceder que no
se corresponden con los valores de los católicos. En ese sentido la reflexión no es un ejercicio
teórico. “… No bastan cambios superficiales, no alcanza participar de ritos o celebraciones.
Estamos llamados a cambiar el corazón, a hacer nueva nuestra mentalidad”. Para lograrlo hay que
experimentar momentos que son fundamentales, como los del silencio para escuchar y entender
el sentido profundo de la palabra de Dios; la reflexión para saber en qué se está fallando
individualmente; y la reconciliación en el sentido de rectificar el camino y volver por los senderos
del buen cristiano.Como se dijo al comienzo, la celebración hoy del Domingo de Resurrección más
que una culminación de la época más vivencial de los ritos católicos, marca el inicio del desafío a
cada quien para que aplique de forma decidida y convencida los valores más caros del cristianismo
y haga de sí mismo y de quienes lo rodean mejores personas. Ese es el reto.

Crisis venezolana y reto a ONU

* La dictadura de Maduro está ganando tiempo

* Masas no se pueden exponer a genocidio cantado

El tiempo juega a favor de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela. Desde enero pasado
cuando el entonces presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, fue proclamado como
Presidente interino de ese país y empezó a ser reconocido por la comunidad internacional, se
advirtió que lo más importante era redoblar la presión sobre el régimen chavista, tanto a nivel
interno como externo, pues si se dejaba el mínimo espacio para que el gobierno ilegítimo tomara
un respiro, este punto de ebullición de la cruzada para sacarlo del poder se difuminaría a corto
plazo.Lamentablemente, dos meses largos después esa infausta previsión parece estarse
cumpliendo. Si bien es cierto que Guaidó ya es reconocido por decenas de países, sus embajadores
ejercen en varias naciones e incluso el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización de
Estados Americanos aceptó sus delegados, la dictadura ha podido resistir la presión internacional y
la oposición local. Pese a las duras sanciones políticas, económicas, jurídicas, comerciales,
diplomáticas e institucionales desde el extranjero contra el gobierno chavista, es evidente que el
apoyo de Rusia y China a Caracas disminuyó el efecto de las mismas. Es indudable también que el
pulso geopolítico entre Washington y Moscú neutralizó en gran parte la presión internacional,
circunstancia que impide que la oposición, en cabeza de Guaidó, tenga la capacidad de tomar una
sola decisión de gobierno a nivel local. Prueba de ello es que el primer contingente de ayuda
humanitaria que ayer, por fin, comenzó a llegar a Caracas, en cabeza de la Cruz Roja Internacional,
tuvo que ser negociado y aprobado por la dictadura pese a estar disponible hace muchas semanas.
En contraposición, el gran esfuerzo internacional, con Colombia a la cabeza, en enero pasado para
entrar la ayuda se frustró por el bloqueo fronterizo ordenado por Caracas, aunque Guaidó lo había
autorizado.De otro lado, resulta innegable que si bien los contradictores de Maduro
protagonizaron multitudinarias marchas en las últimas semanas, se han cuidado de entrar en
enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales. Ante un régimen criminal y violador de los
derechos humanos no se le puede pedir a las masas que se levanten contra la opresión a riesgo de
ser blanco de un genocidio cantado.
Incluso, no pocos analistas consideran que el agravamiento de la crisis humanitaria generada por
el chavismo ha llegado a tal punto que, paradójicamente, la población no tiene tiempo para
volcarse a las calles y exigir la salida de la dictadura, ya que está obligada a dedicar gran parte de
su día a conseguir agua, comida, medicinas básicas y proteger los pocos bienes que les quedan de
las bandas criminales que se tomaron ciudades y pueblos. Y a ello hay que sumarle que el país ha
estado sometido las últimas semanas a fuertes apagones, lo que restringe aún más la posibilidad
de que los millones de venezolanos desesperados, hambrientos, enfermos y sin empleo se unan a
la protesta política, pues la prioridad es, simple y llanamente, sobrevivir a la catástrofe.

De otro lado, si bien en los últimos dos meses la dictadura ha visto caer de forma dramática su
posibilidad de acceder a las divisas petroleras, lo cierto es que el monto de éstas ya venía en caída
libre por la rebaja dramática en la producción de crudo. Además, es indudable que los sistemas
financieros rusos y chinos le han permitido alguna vía de salida, en tanto vende toneladas de oro
para conseguir algo de liquidez para financiar sus ínfimas importaciones. Es más, se supone que el
28 de abril comenzará el embargo petrolero de Estados Unidos a Caracas que ahora sí debería
aislar a la dictadura de cualquier fuente de financiación externa, salvo Moscú, Pekín o Ankara.En
ese orden de ideas, es entendible que el lunes pasado el Grupo de Lima exhortará al Secretario
General de Naciones Unidas, a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad “a tomar acciones
para evitar el progresivo deterioro de la paz y la seguridad, y brindar urgente asistencia
humanitaria a la población y a los migrantes procedentes de Venezuela”. El mensaje es claro: la
neutralidad institucional de la ONU ante la crisis venezolana solo favorece a Maduro y compañía,
en tanto millones de sus compatriotas pasan todo tipo de necesidades o se ven forzados a huir del
país.Siendo claro que la presión de una parte de la comunidad internacional contra la dictadura
venezolana no ha sido suficiente para sacarla del poder y que se requiere, entonces, un esfuerzo
global, la pregunta es una sola ¿la ONU aceptará este reto?

El “camino de la humildad”

La significación de la Semana Santa

Un tiempo para la reflexión personal

La masiva afluencia ayer de los colombianos al inicio de las celebraciones propias de la Semana
Santa confirma, una vez más, que la religión católica, apostólica y romana continúa siendo
mayoritaria. Sin duda se trata de un hecho trascendental no solo porque en nuestro país la
libertad de culto es un mandato constitucional acendrado sino porque con el correr de los años
han surgido multiplicidad de confesiones religiosas, todas ellas válidas y respetables. Ninguna, eso
sí, ha podido desplazar al catolicismo, cuya vigencia es incontrastable y tuvo su máximo punto de
reiteración con la visita del Papa Francisco a nuestra nación hace año y medio, y cuyo eco aún se
escucha en el corazón de la feligresía.

Precisamente ayer, en su homilía por el Domingo de Ramos, el Pontífice hizo una profunda
reflexión sobre el sentido y el mensaje de la entrada de Jesucristo a Jerusalén, y cómo aplicarlo a
la atribulada vida de la sociedad contemporánea, sobre todo por parte de los católicos. “Jesús nos
muestra cómo hemos de afrontar los momentos difíciles y las tentaciones más insidiosas,
cultivando en nuestros corazones una paz que no es distanciamiento, no es impasividad o creerse
un superhombre, sino que es un abandono confiado en el Padre y en su voluntad de salvación, de
vida, de misericordia; y, en toda su misión, pasó por la tentación de ‘hacer su trabajo’ decidiendo
él el modo y desligándose de la obediencia al Padre. Desde el comienzo, en la lucha de los
cuarenta días en el desierto, hasta el final en la Pasión, Jesús rechaza esta tentación mediante la
confianza obediente en el Padre”, explicó el máximo jerarca de la Iglesia en El Vaticano,
procediendo luego a extrapolar dicha interpretación para significar cómo el facilismo y la trampa
son la vía viciada a un falso triunfalismo, cuando lo que verdaderamente vale es el “camino de la
humildad”.

Según el papa Francisco “el triunfalismo trata de llegar a la meta mediante atajos, compromisos
falsos. Busca subirse al carro del ganador. El triunfalismo vive de gestos y palabras que, sin
embargo, no han pasado por el crisol de la cruz; se alimenta de la comparación con los demás,
juzgándolos siempre como peores, con defectos, fracasados... Una forma sutil de triunfalismo es la
mundanidad espiritual, que es el mayor peligro, la tentación más pérfida que amenaza a la Iglesia
(De Lubac). Jesús destruyó el triunfalismo con su Pasión”.

No es fácil encontrar ese camino de la humildad, ya que es un ejercicio íntimo y muy profundo. No
en vano el cardenal colombiano, monseñor Rubén Salazar Gómez, recordaba ayer a los católicos
que esta Semana Santa debe ser aprovechada para hacer un discernimiento personal y, sobre
todo, escuchar la palabra de Dios. “Dediquemos un poquito de tiempo al recogimiento, a escuchar
la Palabra de Dios, a participar en las celebraciones litúrgicas, pero sobre todo a entrar en una
profunda revisión de nuestra vida, para que de esa manera podamos celebrar dignamente estos
misterios y llenarnos de la luz, de la fuerza, de la gracia que Él nos da”, afirmó el Prelado.

En entrevista dominical con este Diario el presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana,


monseñor Óscar Urbina, advertía que “estamos en una sociedad que no tiene tiempo”. De allí que
el alto jerarca insistiera en que el mensaje central de la Iglesia en esta época fuera el de una
invitación a volver a Dios y al encuentro con nosotros mismos, tanto desde el punto de vista
individual como familiar. Un tiempo para escucharse. Para reconciliarnos, también. Recalcó, por
ejemplo, la satisfacción que produce ver a familias enteras participar de las celebraciones de la
Semana Mayor, desde los más adultos hasta los niños.

Arrancó, pues, la Semana Santa. Para los católicos es una época muy especial y así lo evidencian
los tres mensajes referidos. Claro, también debe haber tiempo para el descanso y, sobre todo,
para alejarnos por unos momentos del agitado ritmo en que vivimos todos los días y a toda hora,
sin tener un espacio, así sea pequeño, para la introspección y la reflexión sobre el papel de cada
quien consigo mismo, su familia, el entorno y la sociedad.

Los días santos

De todas las enseñanzas que dejó Jesucristo, la más importante es, sin duda, la del amor y de
todas las enseñanzas que dejó Jesucristo la más olvidada es la del amor. Así lo demuestra un
mundo que se debate entre ideas de división, guerra, venganza, dominación, sometimiento y
pocas veces de hermandad, solidaridad, compasión, desprendimiento.
Los que se entienden como valores de superación, progreso o éxito personal, en la práctica diaria
son realmente los motores que echan a andar las bajas pasiones hacia la competencia
desenfrenada, el desborde de los placeres o la debacle de las tensiones. Todo esto nos deja frente
a sociedades delirantes que producen seres humanos apabullados, frustrados, iracundos.Vivimos
envueltos en ritmos y circunstancias que de muchas formas nos hacen factores de conflicto o en
víctimas de las actitudes ajenas: de la rabia en las vías, del desborde verbal en las redes sociales,
de la sensación de miedo en las calles, del matoneo en los colegios y universidades, de la
indolencia frente a la violencia que se percibe en los medios de comunicación.Llegamos a los días
llamados Santos, en que se sugiere la reflexión, en que la iglesia católica convoca a la unidad, la
hermandad y, teológica y humanamente, al amor, no solamente como un sentimiento sublime,
sino como un concepto de acercamiento entre todos.En Colombia es especialmente importante
que existan estos espacios en que sea posible revisar ideas y actitudes que permanentemente nos
dividen; sería muy positivo que quienes con tanta frecuencia tocan las fibras del odio y la venganza
en un país tan herido como el nuestro, recapaciten y busquen nuevos caminos que más bien nos
lleven al perdón y la reconciliación para que, después de tantos años de muerte, comencemos a
vivir de verdad, a vivir en un ambiente de fraternidad y tranquilidad.Es hora de hacer nuevas
consideraciones para ofrecerle un mejor país a las nuevas generaciones que deben formarse como
personas laboriosas y solidarias y no como soldados para una de tantas guerras como las que ya
conocimos en nuestra historia.Un acto de contrición o, cuando menos, un acto de sinceridad
personal puede llevarnos hacia nuevas realidades en las que el ánimo nacional sea el de aportar
cada uno al bien común y no tratar de sacar el mejor provecho personal de cada circunstancia, sin
importar si tal cosa causa detrimento en los demás. Estos días deben servir para que cada uno
identifique las maneras como está contribuyendo al clima de confrontación que sufrimos y decida
comenzar a cambiar esas actitudes por las que garanticen una vida pacífica y armónica entre los
colombianos.

Vuelven las lluvias y las emergencias

Se estima que 3.500 labriegos han sido afectados por las precipitaciones y tienen dificultades para
transportar sus productos. Esta situación requiere atención urgente

Año tras año, en nuestro país se repite la misma trágica historia: llegado el mes de abril, las lluvias
arrecian y con ellas llegan las emergencias por deslizamientos en todo el territorio. Esta vez el
doloroso turno le correspondió al Cauca, donde la tierra se vino abajo en el municipio de Rosas y
sepultó ocho viviendas. Al momento de escribir estas líneas este deslizamiento había cobrado la
vida de 21 personas.Pero las lluvias también han afectado a Bucaramanga y su área metropolitana.
En el corregimiento 1, zona rural de la capital santandereana, se han presentado desde el pasado
jueves Santo se han presentado emergencias, que han dejado incomunicados diversos tramos del
sector. Por cuenta de esta situación, se cancelaron las clases en este sector rural.De acuerdo con el
reporte oficial, hasta ayer se habían presentado 12 deslizamientos de tierra en trayectos que
conducen a los sectores de San Pedro Alto, San Pedro Bajo, El Aburrido, Villa María, la Esmeralda y
San Cayetano; además las lluvias se llevaron parte de la vía que comunica a Bucaramanga con
Charta.
En total se estima que 3.500 labriegos han sido afectados por las precipitaciones y tienen
dificultades para transportar sus productos. Esta situación requiere la atención urgente de la
Alcaldía de Bucaramanga y demás organismos competentes.Y aunque es imposible frenar la
naturaleza, sí es posible prevenir tragedias, si se toman a tiempo los correctivos.Las fuertes lluvias
de las últimas horas hacen prever que el tema será crítico en los próximos días si se mantiene el
nivel de agua, como lo pronostica el Ideam. Según su Directora General, hay alerta naranja por las
probabilidad de crecientes súbitas en el río Lebrija y sus afluentes, especialmente en el río de Oro
y Suratá; también en el río Opón y sus afluentes, a la altura de Simacota y Barrancabermeja.En el
departamento hay 40 municipios en alerta amarilla y siete en alerta naranja, por posibilidades de
deslizamientos.Estos municipios son Charalá, Chima, Contratación, Coromoro, Mogotes,
Piedecuesta y Suaita.Así que es momento de prestar mucha atención a las zonas en riesgo para
evitar una tragedia. Especial atención merecen en el área metropolitana los asentamientos que
están en la escarpa, las invasiones que se levantan en el sector de Morrorico y en el norte de
Bucaramanga, así como las familias que están apostadas a la orilla del río de Oro.A su vez, es
necesario hacer el mantenimiento de la red de alcantarillado para evitar colapsos en la ciudad.
Aún estamos a tiempo de evitar la tragedia.

Nacer y morir

Al retornar de la muerte cambia la vida, en adelante nos enfocamos es en cultivar el aspecto


espiritual

“La vida es un don divino que nadie puede perder. Dejar el cuerpo temporal no significa perder la
vida, porque la vida entra y sale constantemente de la materia. La conciencia inmortal nace al
plano físico para aprender, y nace al plano espiritual para evaluar lo aprendido. Siempre estamos
naciendo al amor”. Gerardo Schmedling.

Una de las experiencias más transformadoras para el ser humano es estar a las puertas de la
muerte. Tuve esa vivencia siendo muy joven, pero ya casada y con una niña pequeña. Una
septicemia avanzada fue el diagnóstico que me sacó del cuerpo. Al principio no comprendí por qué
en determinado momento los dolores desaparecieron y me sentía libre y feliz. Quise compartir eso
con mis seres queridos presentes, pero... ¡nadie me oía! Pensé: ¿Estaré muerta? y súbitamente me
atropelló la negativa a dejar desamparada a mi niña de dos años y solo por amor retrocedí.

Al retornar de la muerte cambia la vida, en adelante nos enfocamos es en cultivar el aspecto


espiritual. Al verificar que seguimos vivos, desaparece el miedo a morir, porque comprendemos la
muerte como una transformación: la consciencia permanece, pero deja de percibirse como
partícula, para liberarse como onda. La mejor preparación, si queremos morir bien, es vivir bien,
pero ayuda no identificarnos tanto con el cuerpo, para ello, hay que grabar en el inconsciente: “Yo
no soy un cuerpo, yo soy espíritu”. Para el momento de morir, los lamas del Tibet recomiendan
que mentalmente se suba la energía hacia la parte superior del cuerpo, para que el alma salga por
los orificios superiores y no por los inferiores.
Nacer y morir son experiencias opuestas y complementarias: al nacer, el bebé asoma primero la
cabeza, mientras que en la muerte se enfrían y mueren primero los pies. El alma entra al cuerpo
con la primera inhalación y sale del cuerpo con la última exhalación. El nacimiento y la muerte son
inseparables de la vida, e igual que supimos nacer, también sabremos morir.

Putin y su intereses globales

El mundo necesita que Corea del Norte abandone su ambición nuclear. Es más, necesita que no
haya carrera armamentista, que sus principales líderes se comprometan a proteger al mundo de la
guerra. En ese sentido hay que valorar el encuentro del presidente ruso, Vladimir Putin, con el
líder norcoreano Kim Jong-un, que ocurre dos meses después de la fracasada reunión de Hanoi
(Vietnam) de Kim con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, es una
nueva partida que le gana Putin al huésped de la Casa Blanca. De manera muy hábil es ahora el
hombre del Kremlin quien asume un liderazgo, que no encaja muy bien en su carácter.

Trump, quien tampoco se ve coherente hablando de desarme cuando es el mismo que deshizo el
pacto antinuclear con Irán y quien se niega a cumplir compromisos para frenar la carrera
armamentista, se ve forzado ahora a agradecerle al líder ruso que, supuestamente, comparta con
él el propósito de frenar el programa nuclear de Corea del Norte. La cumbre, realizada en la isla de
Russki, cerca de la ciudad rusa de Vladivostok, en el extremo Este de ese país, dejó la sensación de
que el camino al desarme y al restablecimiento de la confianza ante el régimen norcoreano pasa
ahora por Moscú.

Ya es claro que para Kim la única manera de avanzar en el cierre de su proyecto nuclear es que
desde Washington se levanten todas las sanciones económicas que hay para Corea del Norte, en
lo cual Trump no tiene la menor intención de ceder. Ahora bien, el hecho de que sea ahora Putin
el autoproclamado vocero del mundo ante los norcoreanos, y que tome el liderazgo en busca de
solucionar el conflicto de la península coreana hace que haya un viraje geopolítico de
consecuencias insospechadas, que no deja nada contentos a los tradicionales líderes occidentales.
El hecho de que Putin haya compartido ya con los gobernantes chinos las conclusiones de la
cumbre, agrega otro condimento. Sin embargo, eso habla de las habilidades diplomáticas del líder
ruso, de las cuales carece el mandatario estadounidense.

"No hay conspiraciones", ha dicho Putin, quien se ha caracterizado por actuar siempre con doble
intención. Este encuentro le servirá, por lo menos, para seguir proyectando a su país como una
potencia que cada vez gana más fuerza y se vuelve más importante en el mundo, y con la imagen
de estar comprometido a fondo con garantizar la seguridad del planeta. No hay que olvidar que en
el pasado, en la época de la vieja Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, los antepasados de
Kim fueron aliados importantes de Moscú, justamente cuando se desarrollaba la llamada Guerra
Fría. No parece casual que ahora que se habla de una nueva "guerra" de similares características
esos acercamientos se renueven.A Latinoamérica y, específicamente, a Colombia tiene que
interesarle lo que está pasando con Rusia y sus estrategias en estos momentos, sobre todo por la
cercanía que Putin ha evidenciado frente al régimen venezolano de Nicolás Maduro, frente al cual
seguramente también está dispuesto a ganarle la partida a los estadounidenses. Las jugadas del
Kremlin no pueden pasar desapercibidas y sería un grave error seguir actuando como el escudo de
vanguardia en la presión internacional, el cual sin duda debe mantenerse contra el vecino
dictador, con el ánimo de que regrese allí la democracia. Lo que no puede pasar es que seamos
trampolín de una estrategia militar que pretenda sacar por la fuerza al régimen chavista, ya que
terminaríamos teniendo el destino de la carnada.

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