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Estimados maestros y maestras, compartimos el presente texto que solo

es de lectura y reflexión

El Leñador Tenaz

"Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera.


El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún, así que el leñador se
propuso hacer un buen papel.

El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del
bosque.
El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar.
En un solo día cortó dieciocho árboles.
-Te felicito, le dijo el capataz. Sigue así. Animado por las palabras del capataz, el
leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se
acostó bien temprano.

A la mañana siguiente, se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo
su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles.
-Debo estar cansado, pensó. Y decidió acostarse con la puesta de sol.
Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo,
ese día no llegó ni a la mitad.

Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando
de talar su segundo árbol.

Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que le estaba pasando y
a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando hasta los límites del desfallecimiento.

El capataz le preguntó:
-¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?.
-¿Afilar? No he tenido tiempo para afilar. He estado demasiado ocupado talando
árboles."

*Historia extraída del libro "Déjame que te cuente" de Jorge Bucay.

1.- ¿Cuál es el título del texto?


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2.-¿Qué tipo de texto es?
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3.- ¿El leñador que día talo más árboles y que día menos? ¿Por qué?
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Estimados maestros y maestras, compartimos el presente texto que solo
es de lectura y reflexión

Sorprendente, ¡¿¿verdad??!

Pues más sorprendente aún es que muchos de nosotros nos parecemos muy mucho al
leñador de este cuento y ni siquiera somos conscientes de ello. Nos esforzamos de
sobremanera y repitiendo el mismo proceso de siempre sin obtener el resultado que
deseamos.

Esto se debe a que...caminamos por la vida sin detenernos un segundo a pensar hacia
dónde queremos ir, qué es lo que deseamos, por qué hacemos lo que hacemos y si es
la mejor y más adecuada forma de hacerlo...

Al igual que si deseas escribir con un lapicero debes dedicar un tiempo antes para
sacarle punta, o si deseas conducir un coche debes parar un instante a llenar el
depósito de carburante... en la vida debes también dar descanso a tus pasos para
reflexionar, evaluar y comprobar cada cierto tiempo tu caminar.

Como hemos visto en esta historia, el leñador enfoca todos sus esfuerzos en conseguir
la meta y sin embargo, en vez de estar más cerca de lograrla cada día que transcurría
se estaba alejando más de su propósito.

Esto sucede porque tan importante como tener muy claro el objetivo que se persigue
es saber cómo obtenerlo.

El tiempo que dediques a buscar información para encontrar el cómo, a pesar de que
pueda parecer tiempo que pierdes, está comprobado que es tiempo que ganas a
medio y largo plazo.

Así que, no te olvides y... afila tu hacha!!!

La moraleja del cuento es muy clara, no basta únicamente esforzarse mucho, hay que reservar
tiempo para preparar lo que uno está haciendo. Hay muchos procesos que requieren de
mejoras y la escusa más empleada es “no tengo tiempo”, y es verdad, si uno realiza mal su
tarea, emplea mayor tiempo para completarla. Resulta díficil convencer a alguien que está
“hasta arriba” de trabajo de que tiene que parar y pensar cómo hacer su trabajo de forma más
eficiente, un buen método es contarle un cuento

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