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La CONDUCTA SUICIDA es una condición clínica que comprende manifestaciones que incluyen desde el
desarrollo de ideas de muerte, hasta el acto suicida consumado. Esta conducta puede originarse en
función de situaciones de crisis o en estados psicopatológicos que cursan con alteraciones de la
afectividad, del pensamiento, de la conciencia y de los impulsos.
Definiciones Operativas
IDEACION SUICIDA: conjunto de pensamientos que expresan un deseo o intencionalidad de
morir u otras vivencias psicológicas suicidas, tal como la fantasía o prefiguración de la propia muerte.
Sinónimo de pensamiento suicida.
INTENTO DE SUICIDIO: acto voluntario realizado por la persona con el intento de producirse la
muerte, pero sin llegar a conseguirlo.
SUICIDIO CONSUMADO: acto por el cual la persona logra su cometido de auto eliminarse.
2.- EPIDEMIOLOGÍA:
Aproximadamente un millón de personas en el mundo mueren por suicidio cada año, lo que equivale
a una muerte cada 40 segundos (Organización Mundial de la Salud, 2013). El suicidio representa 1,4 %
de las muertes a nivel mundial (Varnik, 2012) y se clasifica entre las 20 principales causas de
mortalidad. En la Región de las Américas ocurren alrededor de 65.000 defunciones por suicidio
anualmente.
Si bien el número de muertes por suicidio y las tasas siguen siendo el dato más visible, se hace
necesario considerar la conducta suicida en sus diferentes expresiones. La problemática del suicidio
ocurre en un continuo, el cual incluye la ideación suicida, la planificación y los intentos, muchos de los
cuales no culminan en una defunción. Diversos estudios han reflejado que por cada suicidio
consumado ocurren de 10 a 20 o más intentos suicidas (Organización Mundial de la Salud, 2013).
En el mundo el suicidio provoca casi la mitad (49%) de todas las muertes causadas por lesiones
intencionales y está cerca de un millón de muertes anuales, según datos de la Organización Mundial de
la Salud (OMS).
3.- ETIOLOGÍA
Las investigaciones actuales señalan que la conducta suicida tiene una etiología multifactorial, en la que
se conjugan componentes biológicos, psicológicos y sociales.
La identificación de estos factores, y la comprensión de sus funciones en el comportamiento suicida son
fundamentales para su abordaje.
a. Factores predisponentes:
Presencia de enfermedad mental: depresión, abuso de sustancias, esquizofrenia y otros
trastornos psicóticos, trastorno bipolar, trastorno límite de la personalidad, consumo de sustan-
cias etc.
Enfermedad crónica: en el 50 % de los intentos de suicidio se aprecia enfermedad física,
destacando el dolor crónico, las enfermedades crónicas o terminales, y las intervenciones quirúr-
gicas o el diagnóstico reciente de lesiones invalidantes.
Historia de intentos y amenazas: entre el 25 y el 50 % de los actos consumados tienen historia
conocida de intentos previos. Existe una tendencia a repetir los mismos gestos suicidas.
Antecedentes familiares de suicidio
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b. Factores sociodemográficos:
Sexo: las investigaciones muestran que los hombres tienen una mayor tasa de suicidios
consumados y las mujeres de tentativas.
Edad: adolescencia o tercera edad, se consideran hoy los grupos de mayor riesgo.
Soporte sociofamiliar/Estado civil: vivir solo, solteros, viudos, separados y divorciados, pérdida o
fracaso de una relación amorosa en el último año.
c. Factores situacionales
Estresores psicosociales (abandono o pérdida de familiares, problemas de pareja, desempleo,
etc.).
Disponibilidad de métodos (armas de fuego, pesticidas, psicofármacos, etc.).
La conducta suicida es caracterizada por un espectro clínico que abarca desde ideas suicidas vagas hasta
el suicidio consumado. Podremos encontrarnos entonces frente a diversas situaciones:
Pacientes que expresan directamente ideas de suicidio.
Pacientes que manifiestan la ideación suicida solo si se dan las condiciones adecuadas para ello,
y el profesional lo sospecha y sabe interrogarlo.
Pacientes que, aunque se les interrogue adecuadamente y tengan una ideación suicida, no la
expresan.
Pacientes que han realizado un intento de suicidio.
TODAS LAS PERSONAS CON IDEACIÓN O INTENTO DE SUICIDIO DEBEN SER TRATADAS COMO UNA
URGENCIA POTENCIAL
El equipo de salud tiene un papel clave en la pesquisa del riesgo de suicidio, que podrá ser detectado en
consultas médicas generales o de especialidades, siempre y cuando los profesionales se encuentren
sensibilizados y capacitados para su abordaje.
La entrevista clínica es el elemento fundamental en la valoración del riesgo de suicidio.
1) Preguntas orientativas para la detección y valoración de la ideación suicida:
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2) Una vez identificada la ideación suicida será importante realizar la Valoración del riesgo suicida (leve
o alto):
Se debe evaluar cuidadosamente la capacidad de acompañamiento efectivo de las personas del entorno
que tomaran a su cargo el cuidado del paciente en el domicilio. Se recomienda hacer esta evaluación en
presencia de ellas y proceder la misma con pleno consentimiento. Se deberá evaluar la capacidad de los
convivientes para tolerar la situación de crisis y comprender y seguir las indicaciones del equipo de
salud.
Estos casos podrán ser atendidos en el Primer Nivel de Atención, realizando continuamente la
valoración del riesgo y derivando a niveles de mayor complejidad si el profesional lo considere
oportuno. Solicitando evaluación psiquiátrica.
Se llevara a cabo el seguimiento del cumplimiento del tratamiento y continua evaluación del caso.
Se tendrán en cuentan la aplicación de escalas como la Escala de Riesgo Suicida de Plutchik (Risk of
Suicide, RS), o bien Escala de Desesperanza de Beck, HS, Escala SAD persons.
Se sugiere derivación para internación a Hospital General que cuente con Guardia de Salud Mental,
donde después de ser estabilizado, será valorado y tratado por un equipo de salud mental.
La estrategia elegida (ambulatorio/internación) debe ser evaluada con frecuencia, manteniendo una
gran flexibilidad para modificarla según evolucione la situación del paciente.
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B.- ATENCION DEL PACIENTE CON INTENTO DE SUICIDIO
El intento de suicidio es un pedido de ayuda. Aun el acto que parezca más intrascendente, no debe ser
desestimado. Un sujeto que llega a un servicio de urgencia por haber ingerido una mínima dosis de
algún fármaco, por ejemplo, realiza incluso en este acto un pedido de auxilio inconsciente.
EVALUAR POSTERIORMENTE:
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Antecedentes familiares:
a) Enfermedad psiquiátrica, tratamientos, internaciones
b) Intentos o suicidios consumados
c) Alcoholismo u otras adicciones
d) Violencia familiar
a. Síntomas psicopatológicos:
Tristeza, pérdida de interés, falta de energía y vitalidad, sensación de vacío y desesperanza,
visión distorsionada del presente y pesimista con respecto al futuro. Sentimientos de desamparo
e impotencia. El acto suicida surge como una urgente necesidad de acabar con un insoportable
sufrimiento.
Razonamiento rígido y dicotómico que restringe considerar otras alternativas.
Ideación delirante y/o alucinaciones intolerables o de mandato (voces que ordenan que se
autoelimine).
Impulsividad incontrolada que provoca una conducta autodestructiva.
Se recomienda:
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Controlar el estado psiquiátrico y la respuesta al tratamiento
Realizar interconsultas cuando sea necesario
Será importante el seguimiento del paciente, a través de los diferentes niveles de atención implicados.
Se podrán también viabilizar intervenciones intersectoriales a los fines de favorecer la recuperación
(escuela, clubes, organismos comunitarios etc.).
La muerte por suicidio de un familiar o vínculo cercano, dificulta la reacción de duelo, que puede
evolucionar hasta estados depresivos que deben prevenirse y tratarse.
La pérdida de un ser querido por suicidio es un hecho terrible, doloroso e inesperado. Puede ocasionar
un dolor intenso que puede ser prolongado y que será diferente y único en cada persona que lo sufre.
Se calcula que por cada caso, hay unas seis personas relacionadas que sufren las consecuencias morales
y emocionales derivadas de estas situaciones.
Los afectados por un suicidio, se encuentran en muchas ocasiones con que las personas de su red social
presentan actitudes negativas o culpabilizadoras sobre el suicidio. Los tabúes y creencias religiosas así
como la tendencia a evitar los temas relacionados con la muerte contribuyen a aislar y estigmatizar a
estas personas. Si a esto se añade un escaso soporte social, nos encontramos con que existe un elevado
riesgo de que presenten duelos complicados, depresión e incluso suicidio.
Junto con el dolor que genera la pérdida, suelen aparecer reacciones emocionales diversas, tales como
angustia, depresión, tristeza, negación, paralización, vergüenza, incredulidad, estrés, culpa, soledad,
ansiedad… Estos sentimientos son reacciones normales que aparecen como una expresión del
sufrimiento, aunque al principio estas personas puedan sentirse desbordadas por estas emociones.
Los afectados por un suicidio se obsesionan a menudo con el motivo del suicidio y con que si podrían
haber hecho algo por evitarlo o por ayudar al ser querido, lo que puede generar con frecuencia
sentimientos de culpa. Otras veces pueden sentir que los demás les culpan del suicidio, lo que los
conduce a negar lo que pasó o esconder sus sentimientos. Esta actitud puede complicar el proceso de
duelo.
Lo mejor que se puede hacer es escuchar lo que lo que el afectado por un suicidio nos está diciendo, sin
crítica, prejuicios ni juicios de valor. Debido al estigma sobre el suicidio, los afectados suelen ser
reticentes a explicar su historia abiertamente y manifestar sus sentimientos.
La comunicación de los sentimientos es una parte importante en el proceso de elaboración del duelo.
De manera que, también son necesarios la realización de talleres y grupos de reflexión que involucren a
toda la comunidad afectada: por ej. Escuelas, clubes, ámbito laboral, etc.
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PROCEDIMIENTO PARA LA INTERVENCIÓN DE POSTVENCIÓN DE LA CONDUCTA SUICIDA:
- Todo integrante del equipo del Servicio de Salud al recibir la información de un suicidio consumado en
su población a cargo o zona de influencia, deberá comunicar al Profesional de Salud Mental dicho
episodio.
- En caso de suicidio consumado realizar la intervención de Postvención al grupo familiar de la persona
fallecida, a cargo del Profesional de salud Mental del Servicio.
- Según las recomendaciones de la evidencia científica, se debe realizar a partir de las 48 a 72 horas
posteriores de producido el suceso, a fin de resguardar la privacidad de la familia para la elaboración del
duelo.
- Los familiares directos deben ser visitados por el Psicólogo del Caps para realizar una evaluación de los
integrantes del grupo familiar y ofrecer asistencia psicológica a la persona que lo precise, según
evaluación de factores de riesgo y protectores.
- En caso que algún familiar afectado no concurra a la entrevista acordada, el Agente Sociosanitario debe
llevar un nuevo turno a dicha familia.
- Se debe mantener a la familia en la visita de ronda que realizan los Agentes Sociosanitarios como una
familia crítica, durante seis meses como mínimo e informar al Psicólogo del Servicio.
- En caso que la familia afectada no acepte la ayuda ofrecida, se deberá contemplar seguir manteniendo
la oferta de atención psicológica y priorizar los turnos a los mismos.
- Si durante la Postvención se toma conocimiento de la existencia de personas en situación de riesgo que
pertenecen a la familia o al círculo de amigos, se debe realizar la atención pertinente desde Salud
Mental.
- Si durante este proceso de postvención se detectan instituciones educativas en riesgo, se debe trabajar
intersectorialmente notificando por escrito al Servicio Social Educativo y al Gabinete Interdisciplinario de
la zona, a fin de que se implementen acciones de contención en este ámbito.
- En caso de que el efector no disponga de atención en Salud Mental, se deberá informar la existencia de
personas en situación de riesgo al Referente de Salud Mental del Área Operativa o Programática, a fin
de programarse la atención en otro servicio del área de responsabilidad o se contemple la derivación a
otro nivel de atención.
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APOYO A LOS NIÑOS DESPUÉS DE UN SUICIDIO. POSTVENCIÓN
Luego que ocurre un suicidio en una familia, la misma se encuentra en un estado de desolación y
desconsuelo. Desde este lugar debe intervenir el equipo de salud, liderado por un profesional de Salud
Mental, a fin de generar un espacio de contención, reflexión, apoyo, quien precisaría tratamiento
terapéutico individual o grupal, habilitar espacios donde circule la palabra.
Muchas veces en el intento de ser un sostén para sus hijos, los padres no muestran sus propios
sentimientos. Es importante transmitirles desde lo profesional a los interrogantes de los padres que a
los niños es bueno mostrar los sentimientos que se tiene y que las personas pueden demostrar sus
sentimientos y ayudar a la vez. Está bien llorar y expresar los sentimientos frente a los niños, los padres
son un modelo fundamental, y si ellos muestran sus sentimientos habilitan a que sus hijos también lo
hagan.
Los niños son muy vulnerables a los sentimientos de culpa y abandono. Es fundamental para ellos
comprender que la muerte no es culpa suya y que hay alguien que se ocupará de ellos. Es muy
importante explicar la situación y contestar con veracidad a las preguntas de los niños con respuestas
apropiadas para su edad. La verdad es un valor primordial en la comunidad, si se oculta información
como la de un suicidio, puede llevar a los niños a tener dificultades en su desenvolvimiento futuro. Una
parte importante del duelo es saber cómo la persona murió, de lo contrario puede interferir en dicho
proceso y demorarlo.
Los niños manifiestan su dolor por medio de ansiedad, irritabilidad, tensión, problemas de concentra-
ción, puede volver a aparecer incontinencia de esfínteres u otros síntomas. Por lo cual es muy
importante el acompañamiento Profesional durante 6 meses de la Posvencion al grupo familiar y de
vínculos cercanos. Pueden sentir temor cuando un adulto se ausente de la casa, ya que suelen estar
preocupados con la idea de que alguien más pueda querer morirse o desaparecer, esto es muy
pertinente transmitirle a un adulto responsable, para que puedan fluir desde la palabra estos sucesos
.Por todo esto, es muy importante explicarles cuanto tiempo alguien se va de la casa y a donde. De la
misma manera, hay que tratar de mantener, en lo posible, las rutinas anteriores de los niños, ya que
esto les va a dar mayor seguridad.
Tanto el velatorio como el funeral son importantes oportunidades para poder despedirse. Lo mejor es
preguntarle al niño que desea hacer, pero no presionarlo. Si decide no ir es conveniente que se quede
con alguien que pueda contenerlo. También puede haber otras maneras de despedirse como realizar un
dibujo o escribir una carta.
La contención afectiva en el ámbito de afectos cercanos es muy recomendable para estos momentos.
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2) Seguridad del paciente
Cuando el profesional ha detectado el riesgo suicida, se le impone la exigencia jurídica de proteger la
vida de su paciente, a partir de la necesidad inmediata de vigilancia, cuidado, seguridad y tratamiento.
Si el paciente presenta ideación suicida y/o disminución del control de los impulsos, conjuntamente con
otros factores de riesgo, la buena práctica indica internarlo.
Si el paciente y/o la familia se negaron a la internación y/o tratamiento; es de buena práctica Informar
verbalmente y por escrito los riesgos que corre al no aceptar internarse (obviamente incluir el riesgo
suicida), solicitar que firme el documento de denegación de consentimiento de internación y consignar
todo lo acontecido prolijamente en la historia clínica, bajo firma del familiar. A su vez se debe realizar la
comunicación judicial, informando la decisión que han tomado y los riesgos que esto implica, para que
el magistrado arbitre las medidas de protección que considere apropiadas.
En los casos en que el paciente que ha sido internado voluntariamente solicita su externación contra
opinión médica, se recomienda informar sobre los riesgos al paciente y su familia y hacerlos firmar la
externación contra opinión médica y denegación de tratamiento. Si el paciente fuese un menor se
informara al Juzgado de Menores mediante informe escrito, donde se consignen los pasos dados y los
criterios científicos que indican la necesidad de continuar internación debido al riesgo.
Una vez internado el paciente se debe comunicar la existencia del riesgo al resto del equipo asistencial,
al director de la institución, y de manera especial al personal auxiliar encargado más directo de la
observación, vigilancia y cuidados. Comunicación que debe quedar prolijamente registrada en la historia
clínica.
3) Asistencia
El profesional de la salud está obligado a ofrecer el mejor, actual y más completo tratamiento disponible
según la evidencia científica.
Un paciente con riesgo suicida debe ser evaluado y tratado interdisciplinariamente; por lo que se debe
indicar una interconsulta urgente psiquiatría, o bien aconsejar la internación en un establecimiento
especializado, pues es una emergencia de salud mental. El pronóstico, la evolución y el control sobre el
paciente son más favorables cuando se utilizan los métodos combinados de tratamiento que incluyen
el abordaje psicoterapéutico, psicofarmacológico y social.
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Descripción de los cambios en el tratamiento (evaluación psiquiátrica inicial o la admisión –
cuando se de cualquier conducta o ideación suicida – cualquier cambio clínico relevante – en
pacientes hospitalizados y de forma previa, cualquier mejora en los privilegios o concesión de
permisos, y antes del alta)
Registro del intercambio de información con otros médicos
Si es posible registro sobre tratamientos anteriores, especialmente de tratamientos relacionados
con intentos de suicidio previos.
Finalización adecuada del tratamiento.
Factores Personales:
- Habilidad en la solución de problemas
- Tener confianza en uno mismo
- Habilidad para las relaciones sociales
- Flexibilidad de razonamiento
- Tener hijos (mayor evidencia en mujeres)
- Actitudes y valores positivos, en particular frente al suicidio
- Nivel educativo medio-alto
- Hábitos de vida saludable
- Apertura a la experiencia, responsabilidad
- Modalidad de control interno
- Autonomía
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son las alteraciones del estado de ánimo, el alcoholismo y el abuso de otras sustancias psicotrópicas, la
esquizofrenia y ciertos tipos de trastornos de la personalidad.
Para ello se torna necesaria la capacitación de todo el equipo de salud a los fines de que se adquieran las
competencias para la detección precoz, diagnóstico y tratamiento adecuado o derivación oportuna.
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FLUJOGRAMA DE ATENCION INTENTO DE SUICIDIO
Consejería familiar
Consentimiento informado de
INTERNACION HOSPITALARIA aceptación o denegación de
tratamiento
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FLUJOGRAMA DE ATENCION IDEACION SUICIDA
Comunidad Institucional
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PROCESO DE ATENCIÓN EN
POSTVENCIÓN
SE INFORMA DEL CASO DE SUICIDIO CONSUMADO
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11. “Prevención del suicidio: un instrumento para profesionales de los medios”. OMS. Serie
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12. “Programa Nacional de Prevención del Suicidio”. Ministerio de Salud de la Nación. Año 2007.
13. “El suicidio y la responsabilidad profesional”. Algunas cuestiones a tener en cuenta, Dr. Eduardo
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14. Mortalidad por Suicidio en las Américas. Informe Regional Washington D.C. 2016. Organización
Panamericana de Salud. Oficina Regional par alas Américas.
15. “Protocolo básico de intervención en crisis frente a actos y suicidios consumados para Niños y
Adolescentes”. Lic. Diana Altavilla. Psicóloga. Psicoanalista.
Esta guía es producto de un proceso de investigación bibliográfica y redacción realizada por los
siguientes autores: Dra. Judith Nieman, Lic. Marcela Lemaitre y Lic. Ma. Dolores González de Ganem, Dra
Mónica González, Lic. Mariana Juárez, Lic. Irma Thomas, Lic. Daniela Vitolo.
CONSENSO DE EXPERTOS: Dr. Mario Gruer, Dr. Walter Sigler, Lic. Elvira Escalante, Lic. Mónica Bejar, Lic.
Fabiana Lávaque (por Col.Psicólogos de Tucumán), Lic. Esther Pachao, Lic. Liliana Galindo (Facultad de
Psicología), Dra. Viviana Hansen, Lic. Teresita Borque, Dra. Trinidad Bo.
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