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Operación Soberanía
El 2 de mayo del 2018 se cumplen 60 años de una gesta inolvidable: la siembra de banderas
panameñas en el enclave colonial de la Zona del Canal. Decenas de universitarios, de manera
pacífica, cívica y silenciosa, a la misma hora, y en distintos puntos claves del paraíso de los
zonians , con dignidad patriótica, realizan para asombro del Coloso del Norte la Operación
Soberanía.
Carlos Arellano Lennox, como presidente de la Unión de Estudiantes Universitarios (U.E.U),
dirige la acción como parte del acuerdo del IIo. Congreso Extraordinario de la Federación de
Estudiantes de Panamá del 12 de diciembre de 1957 que considera, como máxima prioridad
del movimiento estudiantil, la plena jurisdicción nacional en la Gran Zanja.
La juventud panameña, con plena conciencia del devenir de una nación con auténtico sentido
de pertenencia, es la precursora de una odisea sin igual, el ejercicio pleno de nuestra soberanía
en la Zona del Canal.
El 2 de mayo de 1958 el colectivo estudiantil con criterio propio y una nueva mentalidad
histórica derrota la agresión psicológica impuesta por el país del gran garrote.
Una fuerza inédita desafía al águila imperial, es una actitud sin concesiones, le perdimos el
temor, se rompen paradigmas, y la Operación Soberanía determina el cambio de rumbo en
las negociaciones canaleras, de la etapa revisionista se avanza a la abrogación del Tratado
Hay-Bunau Varilla de 1903, saga que culmina el 31 de diciembre de 1999.
La juventud quijotesca, con sed de soberanía, hace historia. La policía del imperio amenaza
con no permitir otros actos patrióticos en su feudo, la Federación de Estudiantes de Panamá
responde con la Marcha Patriótica del 3 de Noviembre de 1959 por los predios de la avenida
4 de Julio, decenas de panameños son agredidos por el ejército estadounidense, ¡ya no hay
miedo! Son más de cien los heridos de perdigones y toletazos, es sin duda el antecedente
directo del 9 de Enero de 1964. Son detenidos Ezequiel González Meneses y Ezequiel
González Núñez.
El 9 de Enero de 1964, los estudiantes del Instituto Nacional entran a la Zona del Canal, ante
la falta de cumplimiento del Acuerdo Chiari-Kennedy de izar la bandera en los centros civiles
del área canalera. Panamá rompe relaciones con Estados Unidos, ante el asesinato de 21 hijos
de la patria de Justo Arosemena y León A. Soto.
El movimiento estudiantil panameño, ante la falta de fe de una elite que solo defiende sus
intereses personales, que desean una libertad sin sacrificios y sobre todo que afirman ‘que no
se come soberanía', hace de la epopeya de las banderas una hazaña sin precedentes.
¡Hoy si comemos Soberanía! Del 31 de diciembre de 1999 a la fecha son más de 13 350
millones de balboas los que recibimos de un canal panameño. Estados Unidos de 1914 a
1979, le entregó a Panamá solo 67 millones.
En el 2017 fueron 1650 millones los recibidos por el tesoro nacional, los cuales
lamentablemente no se invirtieron en reparar todas las escuelas, museos, centros de salud,
hospitales, etc. La plutocracia con sus partidos políticos se dan banquete con lo que es el
mayor patrimonio nacional.
Hoy, Panamá tiene pendiente un justo reconocimiento a Carlos Arellano Lennox y a los
universitarios panameños que sembraron banderas para que nuestro país con júbilo cosechara
soberanía.
La lucha histórica, desde el mismo día que se firma el oprobioso Panamá Cede a los Tratados
Torrijos-Carter, nunca fue en vano.
Hoy somos un país con plena jurisdicción en todo el territorio nacional. ¡Salud panameños!
http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/operacion-soberania/24060591
Investigue sobre las principales obras del gobierno militar en la década del 70 sus
principales logros del gobierno militar e analice la desaparición del padre HÉCTOR
GALLEGO.
Sin embargo, fue la firma de los tratados Torrijos-Carter lo que más será recordado de los
años setenta, ya que este suceso le puse fecha de expiración al obsoleto tratado Hay-Bunau
Varilla y a la Zona del Canal, llamada despectivamente en ese entonces como “la quinta
frontero”.
Los efectivos militares, 13 mil estaban ya destacados en las bases militares del Comando Sur
en el país canalero.
La invasión acabó con más de 20 años de dictadura militar en Panamá, destruyó las Fuerzas
de Defensa creadas por Noriega y marcó el principio de la historia democrática de este joven
país que abolió entonces constitucionalmente al Ejército.
"Los norteamericanos crearon a Noriega y a los militares panameños que impusieron una
dictadura al país, pero el Ejército resultó corrupto y tuvieron que idear una estrategia para
destruirlo", explicó Olmedo Beluche, profesor universitario, autor de varios libros sobre la
invasión de 1989.
Según sus datos, "en una sola noche EE.UU. masacró a más gente que durante los 21 años
de régimen militar", y, según la Iglesia Católica y las organizaciones de Derechos Humanos,
entre 500 y 600 panameños, la mayoría de ellos civiles, murieron durante la invasión.
Manuel Antonio Noriega, fue un militar sin escrúpulos, agente de la CIA vinculado al
narcotraficante colombiano Pablo
Escobar y las guerras civiles en la
región, fue el “hombre fuerte” de ese
país durante seis años, al frente del
poder, pero en la sombra, de los
gobiernos de turno entre 1983 y 1989.
Tras participar en 1968 en un golpe militar contra el presidente Arnulfo Arias, comenzó su
ascenso al defender al general Omar Torrijos contra una tentativa de derrocamiento, y se
convirtió en uno de los militares más cercanos del caudillo nacionalista, que lo puso
directamente al frente de los servicios de Inteligencia.
Desde esa época, había sido enrolado como espía de la Agencia Central de Inteligencia
estadounidense (CIA), omnipresente en Panamá para vigilar el Canal.
En el marco de las guerras civiles que azotaban a la región, Noriega fue capaz de jugar en
varios frentes, lo que le permitió mantenerse en el poder, pasando de aliado fiel a enemigo
número uno de EE. UU.
El 12 de agosto de ese año, Noriega fue nombrado jefe de la Guardia Nacional, en sustitución
de Paredes. Pese a las acusaciones de tener vínculos con el narcotráfico y el contrabando de
armas, por medio de su asesor Mike Harari, antiguo jefe de los servicios secretos israelíes,
Noriega contó con el apoyo de Estados Unidos.
En 1984 arrestó al
teniente coronel Julián
Melo, uno de sus más
estrechos
colaboradores, como
responsable de una red
de narcotráfico.
El oficialista Nicolás
Ardito Barletta, que
ganó las elecciones de
1984 gracias a un
fraude, fue obligado a
dimitir un año después
por Noriega, tras abrir una comisión para investigar el asesinato del opositor Hugo Spadafora,
del que era acusado el “ex hombre fuerte” de Panamá.
El sustituto fue el hasta entonces vicepresidente Éric Arturo Del Valle, que correría la misma
suerte en 1988, cuando ordenó el paso a retiro de Noriega y su destitución. “El que se va es
él”, fue la respuesta de los militares cuando Del Valle anunció la destitución de Noriega, tras
casi un año de crisis política protagonizada por la Cruzada Civilista para acabar con la
dictadura militar.
Se inicia la crisis
El detonante de esa crisis fue el coronel Díaz Herrera, que en mayo de 1987, despechado por
su pase a retiro, acusó a Noriega de narcotráfico, del asesinato de Spadafora, de complicidad
en la muerte de Omar Torrijos y del fraude electoral de 1984.
A medida que avanzaba la década, Washington empezó a aislarlo y la represión interna se
intensificó. En 1986, una filtración de la inteligencia estadounidense llevó al diario The New
York Times a cuestionar el papel de Noriega en el asesinato, dos años antes, de un opositor
que fue decapitado.
Estas denuncias llevaron a EE. UU. a cambiar su opinión sobre quien hasta entonces era su
hombre de Panamá, hasta darle
totalmente la espalda y, a petición
de la justicia, terminar por
reclamarlo para juzgarlo por
narcotráfico.
El 20 de diciembre de 1989, cinco días después de que asumiera el puesto de jefe del
Gobierno, las tropas estadounidenses invadieron Panamá para “restablecer la democracia” y
capturar a Noriega, algo que lograron el 3 de enero de 1990.
La cifra de víctimas mortales durante la invasión, según la Iglesia Católica, fue de 655 por el
lado panameño, de los cuales 314 eran militares.