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La verdad: Moisés dijo a los israelitas: “Jehová nuestro Dios celebró un pacto
con nosotros en Horeb”, la región montañosa donde se encuentra el monte
Sinaí. Este pacto incluía la ley del sábado (Deuteronomio 5:2, 12). Varias
situaciones que se presentaron con relación al sábado demostraron que para
los israelitas esa ley era totalmente nueva. Por ejemplo, si los israelitas
hubieran observado la ley del sábado mientras estuvieron en Egipto, ¿por qué
les habría dicho Dios que guardar el sábado les serviría para recordar que
fueron liberados de Egipto? (Deuteronomio 5:15.) ¿Por qué se les tuvo que
decir que no podían recoger maná en el séptimo día? (Éxodo 16:25-30.) Y, en
el primer caso que se menciona en la Biblia de alguien que no cumplió la ley
del sábado, ¿por qué no sabía el pueblo qué hacer con esa persona?
(Números 15:32-36.)
Lo que algunos creen: La ley del sábado es un pacto perpetuo. Por eso,
todavía hay que guardar un día de descanso semanal.
Lo que algunos creen: Puesto que Jesús guardó el sábado, los cristianos
también tienen que hacerlo.
La verdad: Jesús observó la ley del sábado porque, al ser judío de nacimiento,
estaba obligado a obedecer la Ley de Moisés (Gálatas 4:4). Cuando Jesús
murió, dicha Ley —que incluía el mandato de observar el sábado— fue
cancelada (Colosenses 2:13, 14).
La verdad: La Biblia no dice que los cristianos tienen que dedicar el domingo
(el primer día de la semana en el calendario judío) a descansar y a adorar a
Dios. Para los primeros cristianos, el domingo era como cualquier día de la
semana. Bajo la entrada “domingo”, la enciclopedia Encarta dice: “El
emperador Constantino I lo instituyó como día de descanso consagrado al
culto. A partir del siglo IV la legislación civil y eclesiástica reguló el trabajo y
prescribió el culto”.*
Pero, ¿qué ocurre con los relatos de la Biblia que parecen indicar que el
domingo era un día especial? Las Escrituras dicen que el apóstol Pablo tomó
una comida con un grupo de cristianos “el primer día de la semana”, es decir, el
domingo. Pero lo hizo, no porque el domingo fuera un día especial, sino porque
se iba de viaje al día siguiente (Hechos 20:7). Asimismo, se les dijo a algunas
congregaciones que apartaran cierta cantidad de dinero el “primer día de la
semana” para ayudar a los necesitados. Sin embargo, esa instrucción era una
simple sugerencia para administrar mejor el dinero. Estas donaciones se
guardaban en casas particulares, no se llevaban a ningún lugar donde
estuvieran todos reunidos (1 Corintios 16:1, 2).
Lo que algunos creen: Está mal dedicar un día a la semana para solamente
descansar y adorar a Dios.