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12:1-3 La carrera cristiana

En la primera parte de la epístola a los Hebreos, leímos acerca del


peligro de deslizarnos, es decir, de simplemente ser oidores y andar
vagando y sin hacer nada en cuanto a la salvación de Dios. Ahora, en
la última parte de esta epístola, el escritor estaba hablando a los
creyentes en un estado estacionario, inmóviles. Sus consejos podrían
expresarse de la siguiente manera: "¡Participemos en la carrera!
¡Pongámonos en movimiento, en vez de permanecer quietos!
¡Avancemos, somos corredores!" Diríamos que uno de los mayores
peligros de la vida cristiana es el de simplemente permanecer inmóvil,
vagando y sin hacer nada.

12:4-5. Los Creyentes están ahora en lucha en conflicto.


Paideuo: Entrenar o Disciplinar.
Continuemos leyendo el versículo 5 de Hebreos 12:
"Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige,
diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor ni
desmayes cuando eres reprendido por él"
El escritor estaba citando aquí a Proverbios, capítulo 3, versículos 11 y
12, donde dice: "No menosprecies, hijo mío, el castigo del Señor, no te
canses de que él te corrija, porque el Señor al que ama castiga, como
el padre al hijo a quien quiere".
El único recurso de aquellos creyentes era Cristo, no un templo ni un
ritual, ni una religión. Ellos estaban casi marginados de la sociedad, en
aquellos tiempos, y el escritor les estaba diciendo que no olvidaran esta
exhortación de Dios a Sus hijos.
A propósito aquí se utiliza esta palabra "hijos". Y en los versículos 5 al
8, la palabra "hijos", o "hijo" se menciona seis veces. La palabra Griega
para hijo es "huios", y significa un hijo ya crecido. Ahora hay una gran
cantidad de creyentes hoy que piensan que no necesitan ser
disciplinados, sino que la disciplina es para cristianos inmaduros, para
personas que han estado en el camino del Señor por poco tiempo. Un
conocido expositor Bíblico había llegado a la conclusión que ya no
necesitabas ser disciplinado, porque ya había recorrido un gran trecho
del camino de la vida. Pero el Señor permitió que contrajera una grave
enfermedad, para que se enterara de que aún necesitaba algo de
disciplina.
La palabra "disciplina" tiene un significado algo diferente de la idea que
tenemos en la actualidad. Solemos pensar que se refiere a un castigo.
La palabra Griega, es "paideuo", que significa "entrenar o disciplinar".
Es que el Señor disciplina a Sus propios hijos.

12:6-8
Hebreos 12
El capítulo 11, ha sido llamado el "capítulo de la fe de la Biblia", y eso
es cierto. Nosotros llamaríamos al capítulo 12, el capítulo de la
esperanza de la Biblia. Y al capítulo 13, lo llamaríamos el capítulo del
amor de la Biblia.
El versículo 1 de este capítulo 12 de Hebreos advierte que nos
despojemos, además, "del pecado que nos asedia". ¿A qué pecado se
refiere? No se está refiriendo al pecado en general; está hablando del
pecado en concreto. Nuevamente, debemos regresar al capítulo
anterior por medio de las palabras "Por tanto" que inician este capítulo
12. ¿Cuál era el gran pecado en el capítulo anterior, en el capítulo 11?
Era la incredulidad. La incredulidad es el pecado concreto al que se
aludió aquí, y no hay nada que pueda contener, estorbar o refrenar su
avance en la carrera cristiana como la incredulidad.
Recordando la importancia de mantener nuestros ojos en Jesucristo.
vamos a leer el versículo 3 de este capítulo 12 de Hebreos, que
encabeza el párrafo titulado:
Los creyentes están ahora en lucha y conflicto

En el capítulo 12 el versículo 1 de Hebreos se advierte que nos


despojemos, además, "del pecado que nos asedia". ¿A qué pecado se
refiere? No se está refiriendo al pecado en general; está hablando del
pecado en concreto. Nuevamente, debemos regresar al capítulo
anterior por medio de las palabras "Por tanto" que inician este capítulo
12. ¿Cuál era el gran pecado en el capítulo anterior, en el capítulo 11?
Era la incredulidad. La incredulidad es el pecado concreto al que se
aludió aquí, y no hay nada que pueda contener, estorbar o refrenar su
avance en la carrera cristiana como la incredulidad.
Recordando la importancia de mantener nuestros ojos en Jesucristo,
vamos a leer el versículo 3 de este capítulo 12 de Hebreos, que
encabeza el párrafo titulado:

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