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Infarto de miocardio
El corazón es el principal órgano del
sistema cardiovascular. Es un músculo
palpitante que bombea sangre de forma
continua al resto del cuerpo. Las arterias
coronarias suministran al corazón el
oxígeno y los nutrientes necesarios para
funcionar con eficacia.
Los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y
otras sustancias fluyen libremente hacia el corazón y otras partes del cuerpo. En una persona
sana, las paredes de la arteria son lisas y de espesor uniforme. Con el tiempo, sin embargo,
una concentración elevada de colesterol circulante puede provocar la acumulación de
depósitos de grasa, llamados placas.
A medida que se deposita la placa, puede endurecerse y hacer que la arteria se estreche y se
vuelva menos flexible, una afección llamada ateroesclerosis. Si se desarrolla ateroesclerosis
en las arterias coronarias, la afección se denomina enfermedad de la arteria coronaria, o EAC.
Si el flujo sanguíneo se interrumpe de forma grave puede producirse un infarto de miocardio.
El término infarto de miocardio, o IM, es otro término empleado para ataque al corazón. Si la
obstrucción de una arteria coronaria supera el 70 por ciento, aumenta el riesgo de sufrir un
ataque cardíaco; el riesgo es casi seguro cuando la placa obstruye completamente una arteria
coronaria.
La coronariopatía también puede aumentar el riesgo de un infarto de miocardio mediante el
desarrollo de un coágulo de sangre. A menudo, puede aparecer una grieta en el lugar de
acumulación de placa. Cuando esto sucede, la sangre puede coagularse, o agruparse, en el
lugar de la grieta, o bien un coágulo de sangre llamado trombo puede aumentar de tamaño
hasta obstruir por completo la circulación de la sangre.
La extensión del daño sufrido por el corazón durante un infarto de miocardio depende de la
gravedad y la ubicación de la obstrucción, así como de la rapidez con la que se recibe el
tratamiento médico. Afortunadamente, existen muchas maneras de prevenir la ateroesclerosis
y reducir el riesgo de sufrir un infarto de miocardio.
EL INFARTO
Es la necrosis o muerte de las células de un órgano o parte de él por falta de riego sanguíneo
debido a una obstrucción o estenosis (estrechez) de la arteria correspondiente.
Localización del infarto
El infarto de miocardio afecta sobre todo el ventrículo izquierdo, pero la lesión puede
extenderse al ventrículo derecho o las aurículas. El infarto del ventrículo derecho suele
deberse a la obstrucción de la arteria coronaria derecha o de una arteria circunfleja izquierda
dominante y se caracteriza por el aumento de la presión de llenado del ventrículo derecho, a
menudo asociado con una insuficiencia tricuspídea grave y una reducción del gasto cardíaco.
El infarto inferoposterior causa cierto grado de disfunción del ventrículo derecho en
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Infarto del miocardio
mandíbula, el brazo izquierdo, el brazo derecho, los hombros o a todas estas áreas. El dolor
es similar al de la angina de pecho, pero suele ser más intenso y prolongado y se asocia con
mayor frecuencia con disnea, sudoración, náuseas y vómitos y se alivia menos o sólo
temporalmente con reposo o administración de nitroglicerina. No obstante, las molestias
pueden ser leves y alrededor del 20% de los infartos agudos de miocardio es silente (o sea,
asintomático o que causa síntomas indefinidos que el paciente no reconoce como una
enfermedad), con mayor frecuencia en los pacientes con diabetes. Los pacientes suelen
interpretar estas molestias como indigestión, en particular porque pueden atribuir el alivio
espontáneo erróneamente a la emisión de eructos o al consumo de antiácidos.
El infarto de miocardio
El infarto de miocardio o trombosis coronaria (familiarmente denominado ataque al corazón)
es la destrucción de parte de la capa muscular del corazón debido a la falta de oxígeno.
Un infarto de miocardio suele ocurrir cuando se forman coágulos de sangre en una de las
arterias coronarias (los vasos sanguíneos que comunican con el corazón) lo que bloquea el
aporte de sangre al corazón. A veces, el bloqueo puede deberse a un espasmo (estrechamiento
repentino) de una arteria coronaria.
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Infarto del miocardio
Con frecuencia, un infarto de miocardio causa dolor agudo y aplastante en medio del pecho.
El dolor puede irradiarse del pecho al cuello, mandíbula, orejas, brazo y muñecas.
Los infartos de miocardio son bastante más probables cuando existe un estrechamiento de las
arterias. Con frecuencia, el estrechamiento sucede a causa de los depósitos grasos que se
forman en las paredes de las arterias. El riesgo de formación de depósitos grasos puede
aumentar con el tabaco, la alimentación deficiente, la falta de ejercicio y la obesidad.
Los hombres tienen el triple de posibilidades de tener un infarto que las mujeres.
Síntomas del infarto del miocardio
El síntoma más reconocible de un infarto de miocardio es el dolor en el centro del tórax, que
irradia a la espalda, a la mandíbula o al brazo izquierdo. En pocas ocasiones, el dolor se
propaga hacia el brazo derecho. El dolor también se puede sentir en una o en varias de estas
zonas y no en el pecho. El dolor del infarto de miocardio es similar al de la angina de pecho,
pero suele ser más intenso, dura más tiempo y no remite con el reposo ni al administrar
nitroglicerina. En escasas ocasiones, el dolor se percibe en el abdomen y puede confundirse
con una indigestión, ya que se alivia de forma parcial o transitoria al eructar. Por alguna razón
desconocida, las mujeres suelen presentar síntomas distintos y menos identificables.
En alrededor de un tercio de los casos de infarto de miocardio no se siente dolor torácico. Esto
es más probable que ocurra en las mujeres, en personas de ascendencia no caucásica, en
personas de más de 75 años, en las que padecen insuficiencia cardíaca o diabetes y en las que
han tenido un accidente cerebrovascular.
Otros síntomas incluyen sensación de desvanecimiento o síncope, sudoración abundante de
aparición súbita, náuseas, dificultad respiratoria y latidos cardíacos muy intensos
(palpitaciones).
Durante un infarto de miocardio, se percibe inquietud, sudoración y ansiedad, y puede
experimentarse una sensación de muerte inminente. Los labios, las manos o los pies adquieren
una leve coloración azulada.
A edad avanzada, los síntomas no son los habituales; el principal suele ser disnea. Los
síntomas pueden parecerse a los de un malestar gástrico o un accidente cerebrovascular. Puede
haber desorientación. Sin embargo, alrededor de dos tercios de los individuos de edad
avanzada sienten dolor torácico, como las personas jóvenes. Las personas mayores, sobre todo
las mujeres, suelen tardar más tiempo que los jóvenes en aceptar que están enfermas o en
solicitar asistencia médica.
A pesar de todos los síntomas posibles, 1 de cada 5 personas que sufre un infarto de miocardio
tiene solo síntomas leves o ninguno en absoluto. El infarto de miocardio asintomático solo
puede detectarse cuando se realiza un ECG de control al cabo de algún tiempo.
Durante las horas siguientes a un infarto de miocardio, se escuchan soplos y otros ruidos
cardíacos anómalos con el fonendoscopio
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Las causas
Los factores que aumentan el riesgo de un infarto son: el envejecimiento (los hombres con
más de 45 años y las mujeres con más de 55 corren mayor riesgo), el tabaco, el sobrepeso, la
obesidad y la tensión arterial alta.
Otros factores son: nivel alto de colesterol en la sangre, diabetes, antecedentes familiares de
infartos de miocardio y la falta de ejercicio físico regular.
Electrocardiografía
El ECG es el procedimiento diagnóstico inicial más importante cuando se sospecha un
síndrome coronario agudo. Este procedimiento proporciona una representación gráfica de la
corriente eléctrica que da lugar a cada latido cardíaco. En muchos casos, muestra de forma
inmediata que una persona está sufriendo un infarto de miocardio. Las anomalías detectadas
en el ECG permiten determinar el tipo de tratamiento necesario, así como el lugar en que el
miocardio ha sufrido el daño. Si se tienen antecedentes de problemas cardíacos que puedan
alterar el ECG, es más difícil detectar un daño más reciente. En este caso, debe llevarse
consigo una pequeña copia del ECG para que, si aparecen síntomas de síndrome coronario
agudo, se pueda comparar el ECG anterior con el actual. Si los distintos ECG registrados en
el curso de varias horas son completamente normales, se considera que es poco probable
que se trate de un infarto de miocardio.
Marcadores cardíacos
Medir las concentraciones de ciertas sustancias (denominadas marcadores cardíacos) en la
sangre también ayuda a diagnosticar un síndrome coronario agudo. Por lo general, estas
sustancias se encuentran en el miocardio y se liberan a la sangre solo cuando el miocardio
resulta dañado o muere. Las sustancias que se miden con mayor frecuencia son las proteínas
del miocardio denominadas troponina I y troponina T y una enzima denominada CK-MB
(creatinina-cinasa o creatinina-quinasa, subunidades del músculo y del cerebro). Las
concentraciones en sangre se elevan durante las 6 horas posteriores a un infarto de
miocardio y se mantienen elevadas durante varios días. Las concentraciones de marcadores
cardíacos suelen medirse cuando se ingresa al paciente en el hospital y, a intervalos de 6 a
12 horas, durante las 24 horas siguientes.
del corazón. Los trombolíticos se administran mediante inyección lo antes posible, lo ideal
es que se haga en un plazo de una hora del comienzo de los síntomas.
El tratamiento (después del infarto)
Después de un infarto de miocardio, es posible que deba tomar varios medicamentos para
reducir el riesgo de tener otro infarto.
Los antiplaquetarios contribuyen a reducir la “pegajosidad” de las plaquetas (pequeñas
partículas de la sangre que contribuyen a su coagulación). Cuando una gran cantidad de
plaquetas se pegan a los depósitos grasos del interior de una arteria, pueden formar un
coágulo. Si esto sucede en una arteria coronaria, se provoca un infarto de miocardio.
Los betabloqueantes contribuyen a proteger el corazón después de un infarto. Hacen que el
corazón lata más lentamente y con menos esfuerzo para reducir el volumen de trabajo que
debe realizar.
Lo inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA) abren los vasos
sanguíneos y bajan la tensión arterial para aliviar la carga del corazón.
Las estatinas contribuyen a bajar el nivel de colesterol en la sangre impidiendo su formación
en el hígado. Si el corazón ha sufrido daños graves, puede ser necesaria una operación
quirúrgica para reparar los vasos sanguíneos dañados.
La recuperación
Recuperarse de un infarto de miocardio puede llevar tiempo y es importante que no trate de
acelerar el proceso de rehabilitación. Cada persona que ha tenido un infarto se enfrenta a
problemas y retos distintos.
Es importante mantenerse activo después de un infarto. Mantenerse activo fortalece el
corazón y también reduce el riesgo de tener otro infarto.
Dependiendo de su estado físico y mental, generalmente podrá volver enseguida a sus
actividades diarias normales. Sin embargo, es importante que las actividades no sean
demasiado agotadoras o físicamente duras.
También podrá volver al trabajo, aunque el cómo y el cuándo dependerán de las necesidades
de cada persona y del estado físico.
Si tiene que conducir un automóvil o una motocicleta y sufre un infarto no tiene que
informar de ello a la Driver and Vehicle Licensing Agency (DVLA), que es la dirección
general de tráfico británica. Si embargo, la DVLA recomienda encarecidamente que deje de
conducir durante al menos cuatro semanas después del infarto.
Las complicaciones inmediatas
La complicación inmediata de un infarto de miocardio es una frecuencia cardiaca irregular
(demasiado rápida o lenta). Esto se denomina arritmias.
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También puede notar una bajada repentina y peligrosa de la tensión arterial. Esto se
denomina choque cardiogénico. Este choque hace que el corazón no pueda aportar bastante
sangre al organismo para que funcione debidamente.
Un infarto también puede causar hipoxemia, que es una bajada en los niveles de oxígeno de
la sangre. Asimismo, se puede producir una acumulación de líquido en los pulmones o su
alrededor (edema pulmonar).
Se pueden formar coágulos de sangre en las venas profundas de las piernas o la pelvis. Esto
se denomina trombosis venosa profunda. Los coágulos pueden bloquear u obstaculizar el
flujo de la sangre por la vena.
La rotura de miocardio sucede cuando la pared del corazón se daña a consecuencia de un
infarto. A veces, puede hacer que se rompa la pared del corazón. El aneurisma ventricular es
la formación de un bulto en uno de los ventrículos del corazón (cavidades).
Las complicaciones posteriores
Las complicaciones posteriores de un infarto de miocardio son la formación de tejido
cicatricial en la pared dañada del corazón, lo que puede provocar una dilatación
(aneurisma). Un aneurisma puede causar frecuencia cardiaca anormal, coágulos de sangre y
tensión arterial baja
La pericarditis es una afección que causa inflamación del saco fibroso que envuelve el
corazón. La angina de pecho es un trastorno que causa síntomas parecidos a los de un
infarto. Sin embargo, a diferencia del infarto, el dolor de pecho de la angina desaparece de
forma natural, normalmente a los 10 minutos.
La insuficiencia cardiaca congestiva sucede cuando el corazón sólo late muy débilmente, lo
que a menudo provoca dificultad para respirar.
La depresión, pérdida de confianza y de deseo sexual, y el miedo a tener relaciones
sexuales son síntomas comunes después de un infarto. Existe también un aumento del riesgo
de tener otro infarto de miocardio en el futuro.
Si acude a las revisiones médicas regulares y sigue el programa de rehabilitación, reducirá
considerablemente el riesgo de tener complicaciones
Para su diagnóstico, te pueden realizar las siguientes pruebas:
Electrocardiograma
Es la prueba definitiva para detectar si se está sufriendo un infarto. Registra la actividad
eléctrica del corazón y es una prueba sencilla y no dolorosa.
Resonancia magnética cardíaca en reposo
Se realiza sólo en casos dudosos.
Farmacoactivo: Liberadores de fármacos que evitan la obstrucción del stent a lo largo de los
siguientes meses o años de su implantación.Los pacientes con stent deben tomar
antiagregantes para evitar el riesgo de trombosis. Tu médico te recetará los que considere más
adecuados.
Se añade una malla en la pared estrecha
que se hincha y permite que la sangre pueda
fluir correctamente:
Bypass coronario:
Intervención quirúrgica que consiste en
implantar un puente para que la sangre
pueda esquivar el bloqueo provocado por
la obstrucción. Consiste en unir una vena
de la pierna (vena safena) o una arteria
del antebrazo (arteria radial) y la arteria
coronaria.
.Los tratamientos quirúrgicos pueden complementarse o sustituirse por fármacos. Tu médico
te indicará
qué es mejor en tu caso. Si sufres algún factor de riesgo, como la diabetes o la hipertensión,
tendrás que tomar también
Medicación como prevención secundaria, para evitar que se produzca un segundo evento
cardiovascular.
Tratamientos farmacológicos:
Los fármacos más comunes son:
Estatinas: Reducen los niveles de colesterol en la sangre.
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Diuréticos: Permiten eliminar el exceso de líquidos y sodios del cuerpo. Ayudan a aliviar la
carga de trabajo del corazón.
Prevención
Después de un infarto de miocardio, se recomienda tomar una aspirina (ácido acetilsalicílico)
para niños, media aspirina (ácido acetilsalicílico) de adultos o una aspirina (ácido
acetilsalicílico) de adultos entera. Esto se debe a que la aspirina (ácido acetilsalicílico), que
evita que las plaquetas formen coágulos, reduce el riesgo de muerte y el riesgo de un segundo
infarto de miocardio de un 15 a un 30%. También deben recibir aspirina (ácido acetilsalicílico)
todos los días quienes no han sufrido un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular,
pero tienen más de 50 años de edad y 2 o más factores de riesgo, con el fin de prevenir posibles
infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Si existe alergia a la aspirina (ácido
acetilsalicílico), se puede tomar clopidogrel en su lugar.