Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
¡Jesús, Te amo! Ven, Divina Voluntad, a adorar en mí y, como tu Voluntad multiplica los
actos infinitamente, así quiero darte la satisfacción como si todos hubieran asistido a la
Santa Misa, dar a todos el fruto del Sacrificio y pedir para todos la salvación.
EN EL OFERTORIO
ANTES DE LA CONSAGRACIÓN
EN LA CONSAGRACIÓN
Oh dulce Redentor mío, Jesús, que en esta hora te transustanciaste a Tí mismo en el pan
y en el vino, haz que en cada momento de mi vida se repita en mí la consagración de Tí
mismo, para que yo sea tu pequeña Hostia viviente.
EN LA ELEVACIÓN DE LA HOSTIA
Oh Jesús mío, adoro en esta Hostia tu Sacratísimo Cuerpo, que fue crucificado a causa de
nuestra voluntad humana en el Calvario.
Oh Jesús mío, adoro en este Cáliz tu Preciosísima Sangre: haz que descienda a purificar
nuestras almas, a iluminar nuestras mentes, a inflamar nuestros corazones y a derribar
nuestro querer humano, para que podamos resucitar y vivir sólo en tu Voluntad Divina.
Eterno Padre, en tu Divina Voluntad te ofrezco, por medio del Corazón Inmaculado de María,
la Sangre preciosísima de Jesucristo, en reparación de todos los actos de voluntad humana
hechos por las criaturas desde la creación del mundo y los que se repiten hasta la
consumación de los siglos.
EN LA COMUNIÓN
¡Jesús, Te amo! Ven, Divina Voluntad, en esta Comunión mía contigo; ven, porque quiero
darte no solamente a mi alma, sino a todas las almas que no te reciben, en reparación de
nuestros pecados y para gloria del Padre.
Y ahora, oh Jesús, haz que corriendo tu Vida del todo en la mía, Tú puedas hallar en mí
todas las complacencias y los contentos que tu Amor pide… Has venido, oh Jesús, a mí y no
te irás más, te daré vida en mi mente, en mi mirada, en mi palabra, en todo mi ser; yo seré
la vestidura que Te cubrirá. En este día, Jesús, haremos todo juntos y para bien de todos
nos difundiremos, ocupándonos de formar continuas cadenas de amor en torno a los
corazones, para que todos te amen y nadie más te ofenda. Sea éste, oh Jesús, nuestro
pacto, trabajar en torno a los corazones, para que todos se salven. En tu Querer, Jesús,
nada se escapa, y yo, habiéndote recibido en tu misma Voluntad, estaré en guardia, para
que ningún alma se Te escape.
– Te doy tus armonías, para consolar tus oídos de los gritos ensordecedores de las
blasfemias.
– Te doy tu belleza, para consolarte de las fealdades de nuestras almas cuando nos
enfangamos en la culpa.
– Te doy tu pureza, para consolarte de las faltas de recta intención y del fango y
podredumbre que ves en tantas almas.
– Te doy tu ardor, para quemar todos los pecados y todos los corazones, para que todos
te amen y ninguno vuelva a ofenderte.
– Te doy todo lo que eres Tú, para darte satisfacción infinita, amor eterno, inmenso e
infinito.