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EL FIN DE CONSTANTINOPLA YLAS SUPUESTAS HERENCIAS

NOBILIARIAS BIZANTINAS

David Hernández de la Fuente


Profesor Titular de Filología Griega
Universidad Complutense de Madrid

Al hilo del tema que nos ocupa en este ciclo de conferencias querría
hablarles hoy de Bizancio y su posteridad, desde su época de larga y glo­
riosa decadencia hasta la supuesta pervivencia de sus últimas dinastías
reinantes y de algún caso curioso de reivindicación de las mismas en la
España moderna. La gran impresión que en Occidente había dejado la
caída de Constantínopla ante los turcos otomanos en 1453 contrasta con
el boato y la influencia de las familias reinantes en la última etapa de Bi­
zancio. Me refiero, en concreto, a la familia de los Comnenos, a la familia
de los Láscaris y, en tercer lugar, a la familia de los Paleólogos. Estas son
las tres últimas grandes dinastías reinantes del mundo bizantino antes de
la época de crisis que acaba con él. Todo comienza cuando, en el siglo XI,
se inaugura una nueva etapa con la figura de Alejo 1 Comneno, bajo cuya
égida se experimenta un notable renacimiento cultural y político. Las ar­
tes y letras también serán cultivadas por· miembros de la casa de los
Comnenos, como se ve en el ejemplo quizá más famoso de todos, el de
Ana Comnena, hija de Alejo y autora de una Alexíada sobre los hechos de
su padre, una visión bizantina de la Primera Cruzada 1. Alejo, en efecto,
habrá de afrontar la primera cruzada convocada por el papado para res­
catar los lugares sagrados del Cristianismo, en Tierra Santa, y verá a los
cruzados pasar por sus tierras. La princesa Comnena escribe una gran
historia épica de esta experiencia vista desde la óptica griega en lo que
supone una obra imprescindible para entender la historia y también la li­
teratura del periodo. También hay otros representantes de interés, como
Juan n, llamado "el bueno", el hijo y sucesor de Alejo y hermano de Ana
que, pese a una conjura palaciega de Ana y su marido, al final subirá al
trono y comenzará a trenzar interesantes alianzas con Occidente. Se
constatará en la época una ya inveterada tradición de hostilidad y

1 Cf. Emilio DÍAZ ROLANDO (editor), Ana Comneno, Alexíada, Sevilla, 1989.

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DAVID HERNÁNDEZ DE LA FUENTE EL FIN DE CONSTANTIl

enemistad con el Occidente latino -sobre todo desde el Gran Cisma reli­ En un imperi(
gioso con el Papado en 1054- que había de arraigar allá como un cierto del sultanato turce
prejuicio antibizantino que aun se puede ver en los lugares comunes que partir de esta époc
se refieren a las herejías o las discusiones estériles de los teólogos de se concreta, parade
aquel mundo aun hoy fascinante, a menudo visto como decadente 2 • cipio contra los "inJ
En todo caso, bajo los Comnenos empiezan a propiciarse relaciones que se dirige pront
más estrechas con Occidente, también familiares. Ello sucede a raíz de las occidentales para r.
cruzadas, ciertamente, pero también de la diplomacia de los emperado­ al trono de la casa I
res. Algunos emperadores a partir de los Comnenos toman diversas es­ toma de Constanti
posas occidentales, con lo cual la dinastía imperial bizantina emparienta mundo en aquel tie
con algunas casas reales y nobiliarias de la Europa occidental, notable­ daria entrada a sac.
mente la de Montferrato, en Italia, y otras en Francia, Alemania o Flandes. segunda y última ca
Esto se dará también a raíz del establecimiento de principados occidenta­ de los candidatos al
les en Tierra Santa, como los estados cruzados en Jerusalén o Antioquía, a do de venganza tar.
partir del comienzo de la experiencia en Oriente de los cruzados proce­ unos 2 Oaños antes
dentes, sobre todo, de Flandes e Italia. Los bizantinos, mediante una hábil do conocido la pan
política de alianzas matrimoniales, van a establecer lazos con esas casas conquistado: notabJ
de la Europa central, dando lugar también a ramas occidentales de sus Balduino de Flande1
familias en el mundo latino, sobre todo a partir de Manuel I Comneno. tino, pero también 1
Desde su reinado se puede constar un Imperio Bizantino reformado con de Salónica y en otn
respecto a lo anterior, que constituye una potencia media de la época en las, que pasan a sel
el mapa geopolítico. También se acentúan los problemas endémicos del franceses, f1amenco~
Imperio, como la lucha por la sucesión y las pugnas palaciegas por el po­ sin embargo, los gril
der entre las casas nobles bizantinas. Manuel muere sin hijos y a su muer­ más pujantes -espec
te sube al poder de forma controvertida Andrónico I, durante cuyo reina­ Comnenos- algunos
do se produce un hecho luctuoso y de largos ecos: la matanza de latinos dición ortodoxa e irr.
en Constantinopla (1182). El pueblo de la capital, harto de la presencia de pación extranjera del
colonias comerciales occidentales -genovesas o venecianas pero también Ascendieron a le
catalano-aragonesas-, se acabará rebelando a instancias de algunos líde­ Nicea, cerca de la cap
res y dará muerte a multitud de colonos extranjeros. Así se alimentará sonda, un estado que
aun más la animadversión occidental hacia Constantinopla. El propio An­ perpetuará la tradid
drónico I morirá violentamente en el transcurso de otra revuelta popular, toma de Constantino
con lo que se pone fin a esta casa de una manera trágica, que es sucedida ra del trono de la cap
por la dinastía de los Ángeles. de un emperador de·

3 Sigue siendo a mi ver (


2Me he ocupado de dar un panorama de esta época en David HERNÁNDEZ DE Hístory o/ the Crusades .
LA FUENTE, Breve Historia de Bizancio, Madrid, 2014 (2ª ed. 2018), pp. 195-231. 1954.

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EL FIN DE CONSTANTINOPLA y LAS SUPUESTAS HERENCIAS NOBILIARIAS BIZANTINAS

En un imperio mucho más mermado, ante la presión y la amenaza


del sultanato turco que se consolida, los bizantinos se verán abocados, a
partir de esta época de los Comneno, a pedir el socorro de Occidente. Este
se concreta, paradójicamente, en una Cuarta Cruzada convocada en prin­
dpio contra los "infieles", y en concreto contra el Egipto de la época, pero
que se dirige pronto hacia la propia Constantinopla al ser reclamados los
ocddentales para mediar en una querella dinástica entre dos candidatos
al trono de la casa de los Ángeles. En este contexto se produce la famosa
toma de Constantinopla por los cruzados en 12043, que conmovió el
mundo en aquel tiempo y dejó largas postrimerías. Es conodda la legen­
daria entrada a saco -envuelta en tonos proféticos y anticipando acaso la
segunda y última caída de la ciudad- de los cruzados para imponer a uno
de los candidatos al trono, provocando una enorme masacre acaso a mo­
do de venganza también de esa matanza latina que se había produddo
unos 20 años antes en la dudad del Bósforo. La toma tuvo como resulta­
do conoddo la partición del Imperio entre las potencias que lo habían
conquistado: notablemente destaca la asunción del trono imperial por
Balduino de Flandes, en lo que ese conoce como la etapa del Imperio La­
tino, pero también la instauración de príncipes occidentales en el trono
de Salónica y en otros ducados y principados, como los de Atenas o las is­
las, que pasan a ser en su mayor parte posesiones venecianas. Nobles
franceses, flamencos e italianos se reparten la parte central del Imperio y,
sin embargo, los griegos van a establecer, merced a las casas nobiliarias
más pujantes -especialmente las que más nos interesan, los Láscaris y los
Comnenos- algunos entes estatatales marginales que conservarán la tra­
dición ortodoxa e imperial durante los 60 años escasos que dura la ocu­
padón extranjera del trono de la capital.
Ascendieron a los tronos de estos estados los Láscaris en Imperio de
Nicea, cerca de la capital, y los grandes Comnenos en el Imperio de Trebi­
sonda, un estado que perdurará incluso más allá de la propia capital, pues
perpetuará la tradición imperial bizantina unos 60 años después de la
toma de Constantinopla por los turcos otomanos. La ocupación extranje­
ra del trono de la capital acaba con el ascenso, desde el Imperio de Nicea,
de un emperador de una nueva dinastía, procedente de otra casa nobilia­

3 Sigue siendoa mi ver de referencia la excelente síntesis de Steven RUNCIMAN. A


History o/the Crusades - the Kingdom o/Acre and the Later Crusades, Cambridge.
1954.

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DAVID HERNÁNDEZ DE LA FUENTE EL FIN DE CONSTANTINOPLA y LAS SU

ria de renombre, la de los Paleólogos, que será la última dinastía en el trada triunfal en Constantinop
Imperio Bizantino. Esta dinastía crepuscular, paradójicamente, propor­ una ilusión, de contener a los
cionará un brillo cultural muy notable en época que antecede al Renaci­ cidental, por parte de la color
miento italiano y que, en cierto modo, lo causa. De la casa de los Paleólo­ Ragusa y de los catalanes, ql.l
gos son los últimos gobernantes, desde Miguel VIII a Constantino XI, que asedio. E incluso cuenta la hist
atestigua el final del Bizancio, ya atenazado por los asedios del sultanato de la caída, que un noble espai
osmanlí que poco a poco irá mermando los ya escasos territorios del Im­ ca de Toledo, luchaba alIado I

perio de Oriente (vid. infra, mapas procedentes de Hernández de la Fuen­ que era su primo o que tenía 1
te,op. cit 2014). estirpe bizantina hasta nuestr
ma.
Obviamente, la caída de (
duro para toda la Cristianda
otomano preparó muy a fon
tomado seguramente diez añ
el golpe para realizar una mé
cupado por su diseño estéticc
y las tropas mejor equipada~
muestra propagandística qm
poco que quedaba del Imperi
penas podía sobrevivir mucht

Pese a las peticiones de ayuda desesperadas, por ejemplo, la de Ma­


nuellI Paleólogo, que acudió en persona a las cortes de París y Londres,
las capitales occidentales donde realmente residía el poder en esa época,
todo será en vano. No muchos años después, el último emperador bizan­
tino, Constantino XI Paleólogo, morirá luchando bravamente en las mura­
llas ante las tropas turcas de Mehmed 11, el vencedor del último asedio de
Constantinopla. Cuenta la tradición que el último emperador cayó acom­
pañado por una cohorte de incondicionales partidarios, muchos de ellos
occidentales, que lo apoyaron en todo momento. Así lo narra magnífica­
mente Sir Steven Runciman en su libro La toma de Constantinopla4, don­
de da fe de cómo contaron la caída las fuentes bizantinas de la época. Por
un profético azar de la historia el último emperador de Bizancio se llamó
como el primero, que hizo grande su capital. Constantino XI había venido
de la fortaleza de Mistra llevado por naves catalanas y haciendo una en­
s Jorge Frantzés, Crónica Mayc
4 Muy recomendable es la edición española: Steven RUNCIMAN, La toma de Cons­ Marios PHILIPPIDES, The Fall
tantinopla. Nota previa de Antony Beevor, Barcelona, 2006. Sphrantzes,1401-1477,Amhers

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EL FIN DE CONSTANTINOPLA y LAS SUPUESTAS HERENCIAS NOBILIARIAS BIZANTINAS

trada triunfal en Constantinopla, imbuido de la misión sagrada, más bien


una ilusión, de contener a los turcos. Contaba con un decidido apoyo oc­
cidental, por parte de la colonia de los genoveses, de los venecianos, de
Ragusa y de los catalanes, que estaban muy motivados para resistir el
asedio. E incluso cuenta la historia de Jorge Frantzés, uno de los cronistas
de la caída, que un noble español, un noble castellano de nombre Francis­
co de Toledo, luchaba alIado del emperador Constantin0 5 • De él se decía
que era su primo o que tenía una relación familiar con que hacía llegar la
estirpe bizantina hasta nuestros pagos. Volveremos en breve sobre el te­
ma.
Obviamente, la caída de Constantinopla en 1453 fue un mazazo muy
duro para toda la Cristiandad en toda Europa, un golpe que el sultán
otomano preparó muy a fondo -podríamos decir-, pues podía haberla
tomado seguramente diez años antes. Sin embargo, Mehmed II pospuso
el golpe para realizar una magnífica exhibición de poder, también preo­
cupado por su diseño estético y por desplegar los medios más avanzados
y las tropas mejor equipadas con la artillería puntera para realizar una
muestra propagandística que resonara en todas las cortes europeas. Lo
poco que quedaba del Imperio a mediados del siglo XV (vid. infra) a duras
penas podía sobrevivir mucho más ante la presión turca.
r-~-~-~-:REINO DE - ------~--~-_--,:=-.r

HUNGRÍA

Ttebisond.

!?
~<l
POSESIONES

M.,,\//<WJ,,......"" VENECIANAS

5Jorge Frantzés, Crónica Mayor, 400. Cf. la versión inglesa y el comentario de


Marios PHILIPPIDES, The Fall 01 the Byzantine Empire: A Chronicle by George
Sphrantzes, 1401-1477,Amherst, 1980.

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EL FIN DE CONSTANTINOPLA y LA
DAVID HERNÁNDEZ DE LA FuENTE

en Bizancio. Desde el siglo


Es claro que a todos los gobernantes europeos les impresionó ya de
do llevaron a cabo los Com
entrada la caída de Tesalónica en 1430, pero fue la de Constantinopla 23
sas casas europeas se sond
años más tarde la que sobrecogió a todos por el enorme capital simbólico
ra estas reivindicaciones.
de Bizancio, que fue inmediatamente reivindicado por varios actores po­
Por una parte, los Co
líticos. En primer lugar, el propio sultán de la Sublime Puerta, que se ha­
emperador de esta dinaS'
bía de sentar sobre el trono constantinopolitano. El gran sultán conquis­
otras grandes familias biz
tador supo bien, como sus inmediatos sucesores, reclutar a las élites bi­
las casas occidentales reiI1
zantinas mediante una política de atracción de talento y de alianzas fami­
mencos y normandos. Tra:
liares y matrimoniales. De hecho, muchas de las mujeres de aquellos ha­
se extendieron a Oriente,.~
bían sido bizantinas, lo que delatan sus nombres, y muchos de los
ron numerosas alianzas f¡
prohombres turcos eran versados en la cultura griega. La inteligente polí­
Láscaris -que destacó en
tica de tolerar y controlar el patriarcado y reclutar a los fanariotas para
dinastía de los Ángeles, pl
las élites dirigentes muestra hasta qué punto los nuevos señores supie­
caris se casó con Ana Con
ron erigirse en herederos de aquel simbolismo imperial. Por otro lado, la
vo notable pervivencia fu
herencia de la ortodoxia religiosa y de la idea imperial romana en Oriente
dad, Teodoro organizó la
obviamente recayó sobre la Tercera Roma, Moscú, ya que los zares tam­
el nuevo imperio en el ex
bién se aprestaron a reivindicar el legado simbólico de Bizancio. Pero no
dos del siglo. A la muertE
solo quedó este en Oriente sino que, merced a los lazos familiares de las
Nicea a Miguel Paleóloge
familias nobles bizantinas con las cortes occidentales en Italia, Francia y
1261 y fundó la última di1
Flandes, también otros lugares quisieron obtener réditos de ese legado
La rama occidental 11
venido a menos pero de glorioso pasado. Entre otros lugares, el trono
casa de Ventimiglia-Láse
francés y el español: recordemos que en esta época se inicia una aventura
hija del emperador de N
imperial de grandes ecos. No por caso coincide casi en el tiempo, como
Ducas Láscaris, con el ce
marca del alba de la Edad Moderna, la caída de la vieja Bizancio con la ca­
nínsula itálica. La unión I
rrera imperial de los descubrimientos por parte de algunas monarquías
dor Miguel VlII, de la TI
occidentales. En España los Reyes Católicos mantendrian luego también
1261. cuando se recupeI
una cierta reivindicación del Imperio Romano de Oriente recién extin­
de Ventimiglia, sin emb~
guido. Pues hay que recordar que los bizantinos nunca se llamaron a sí
da en la corte de Jaime 1
mismos así, "bizantinos" -una etiqueta moderna-, sino "romanos"
enterrada en el convent,
(rhomaiol) y que, al menos desde el siglo VII, su soberano se autodeno­
en la familia un gran ma
minaba basileus ton rhomaion o "rey de romanos", un título muy respeta­ Pero bajo los Paleó
do y anhelado también en Occidente y especialmente también por su co­
diente en la corte y mu
nexión con el mundo carolingio. Todo esto, como capital simbólico, que­
célebre Constantino Lá:
daba entonces vacante, justo a las puertas de la era de los descubrimien­
llegó a ser preceptor d
tos y en el alba de los grandes estados de la edad moderna. Por supuesto, humanistas italianos er
diversas casas reales y nobiliarias europeas intentaron arrogarse ese títu­ En cuanto al pareI
lo y los diversos epítetos que conllevaba la pertenencia a la casa reinante guramente se trata de 1

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EL FIN DE CONSTANTINOPL,.A, y LAS SUPUESTAS HERENCIAS NOBILIARIAS BIZANTINAS

en Bizancio. Desde el siglo XV, las alianzas matrimoniales que en el pasa­


do llevaron a cabo los Comnenos, los Láscaris y los Paleólogos con diver­
sas casas europeas se sondearon a fondo para encontrar justificación pa­
ra estas reivindicaciones.
Por una parte, los Comneno, que se remontan a Isaac 1, el primer
emperador de esta dinastía, establecieron alianzas matrimoniales con
otras grandes familias bizantinas, como los Ducas, y especialmente con
las casas occidentales reinantes en los estados cruzados del Oriente, fla­
mencos y normandos. Tras la toma cruzada de la ciudad en 1204 también
se extendieron a Oriente, gracias al citado Imperio de Trebisonda, e hicie­
ron numerosas alianzas familiares en la zona. Por otra, la familia de los
Láscaris -que destacó en Constantinopla durante los últimos años de la
dinastía de los Ángeles, previos a la toma de 1204, cuando Teodoro Lás­
caris se casó con Ana Comnena, una hija de Alejo III Ángelo- también tu­
vo notable pervivencia fuera de Bizancio. Después de la caída de la ciu­
dad, Teodoro organizó la resistencia de los griegos en Asia Menor desde
el nuevo imperio en el exilio de Nicea, que mantuvo la casa hasta media­
dos del siglo. A la muerte de Teodoro II en 1258 un golpe entronizó en
Nicea a Miguel Paleólogo, que fue quien reconquistó Constantinopla en
1261 y fundó la última dinastía imperial bizantina
La rama occidental más importante de la familia de los Láscaris es la
casa de Ventimiglia-Láscaris, fundada por el matrimonio de Eudoxia, la
hija del emperador de Nicea Teodoro II Láscaris y hermana del Juan IV
Ducas Láscaris, con el conde Guillermo Pedro 1 de Ventimiglia, en la pe­
nínsula itálica. La unión de ambos se llevó a cabo por orden del empera­
dor Miguel VIII, de la nueva casa reinante de los Paleólogos, justo en
1261, cuando se recupera Constantinopla. Tras darle cinco hijos al conde
de Ventimiglia, sin embargo, Eudoxia fue repudiada por él y acabó acogi­
da en la corte de Jaime I de Aragón, donde pasó el resto de su vida, siendo
enterrada en el convento de los dominicos de Zaragoza. También destaca
en la familia un gran maestre de la orden de Malta; Juan Pablo Láscaris.
Pero bajo los Paleólogos, los Láscaris siguieron teniendo gran ascen­
diente en la corte y muchos emigraron al occidente, como es el caso del
célebre Constantino Láscaris, gran filólogo y maestro de humanistas, que
llegó a ser preceptor de la casa de los Sforza en Milán y de numerosos
humanistas italianos en otras ciudades.
En cuanto al parentesco de los Paleólogos con la casa de Toledo, se­
guramente se trata de una interpolación más tardía en la crónica de Jorge

251
DAVID HERKÁNDEZ DE LA FUENTE EL FIK DE COKSTANTINOPLA 'i

Frantzés que evidencia una cierta adulación a la familia a la que pertene­ amplificó notablemente
cía, en el siglo XVI, el virrey del Nápoles hispánic0 6 • Hay una rama de los tarse un linaje que entre
Paleólogos que también enraizó en la península itálica, gracias a que un roico final, ya que cayó e
hijo del emperador Andrónico Il Paleólogo (1282-1328) se convirtió en
1306 en señor de Montferrato por herencia materna con el nombre de
Teodoro 1. Su dinastía reinó en ese territorio italiano casi un siglo más
que en Constantinopla, hasta Juan Jorge de Monferrato, el último Paleólo­
go hasta la ocupación española de 1533 y la subsiguiente ascensión de los
Gonzaga. Pero esta familia, gobernante de Mantua, obtuvo Montferrato
por matrimonio con los Paleólogo, por lo que entroncan también con
ellos, así como otra rama procedente de un hijo ilegítimo de Juan Jorge,
los Paleólogo-Oriundi. La dinastía se extendió por lazos familiares tam­
bién con las familias reales de Bulgaria, Georgía y Serbia, por no hablar de
sus conexiones en Epiro o Trebisonda. Dos curiosos monjes -y falsarios
redomados- reclamaron ser descendientes de la última familia imperial
bizantina: Pablo Paleólogo Tagaris (c. 1320/40-1394), que fue patriarca
latino de Constantinopla, tuvo una carrera de engaños y conversiones, Sin embargo, de es
desde la ortodoxia al catolicismo y de ahí a la corte papal de Avignon 7 • pervivencia se da en el
Lascorz Labastida, alias
Por otra parte Giacomo da Chio, conocido también como Jacobo Paleólo­
ser heredero de los últil
go (c. 1520-1585), nacido en la colonia genovesa de Quíos, de padre grie­
gó a ser considerado se]
go y madre italiana, que tuvo una extraordinaria vida de intrigas políticas
moderna como Eleuthel
y religiosas por las cortes de Centroeuropa, desde que colgó sus hábitos
so fue objeto de una po
dominicos para convertirse en un reformador religioso y teólogo antitri­
española, pero remonta
nitarista. Acabó ejecutado por la Inquisición romana.
nio Lascorz Labastida,(
Diversos Paleólogos recalaron en ItaliaS, pero la pervivencia más cla­
en 1886 en Zaragoza. SI
ra que tienen es el enlace con los zares rusos, la que, por cierto, dará legi­
goza, lugar donde muy I
timidad a la "Tercera Roma", el nuevo imperio ortodoxo y heredero del
cinado por la pompa y E
romano a la par que reclamaría para sí Moscú. En efecto Zoé-Sofia Paleo­
Es dificil hacer una suc
logina, sobrina de Constantino XI Paleólogo, último emperador bizantino,
que decir que aún hoy
se casó como segunda mujer con Iván III de Rusia, y fue la abuela del fa­
rador de las institucior
moso Iván "El Terrible". La leyenda del último emperador bizantino se
muerte de su padre, La
por Láscaris y, a partir I

6 Marios PHILIPPIDES, Walter K HANAK, The Siege and the Fall 01Constantinople in
1453: Historiography, Topography, and Military Studies, Burlington, 2011, p. 117.
dad incesante en cone>
7 Donald M. NICOL, "The Confessions of a bogus Patriarch: Paul Tagaris Palaiologos,
Orthodox Patriarch of Jerusalem and Catholic Patriarch of Constantinople in the
fourteenth centUIy", TheJournal olEcclesiastical Hístory, 21.4 (1970)!.pp. 289-299. 9 Donald M. NlCOL, The I~
8 Peter MALLAT, "Die Palaiologen nach 1453", Jahrbuch der Osterreichischen PalaÍ%gos, Last Emperor
Byzantinistik 32.6 (1982), pp. 9-18, cf. también una versión anterior en Adler. gunos de esos casos.
Zeitschrift für Genealogie und Heraldi/<, 7 (1978), 217-223.

252
EL FIN DE CONSTANTINOPLA y LAS SUPUESTAS HERENCIAS NOBILIARIAS BIZANTINAS

amplificó notablemente y muchos nobles advenedizos quisieron inven­


tarse un linaje que entroncara con él, sobre todo por su misterioso y he­
roico final, ya que cayó en combate y se perdió su rastr0 9 •

Retrato de Eugenio Lascorz Labastída,


alías Eugenio Láscaris Comneno (web
en su apoyo www.new-byzantíum.org)

Sin embargo, de estas casas bizantinas el caso más notorio de falsa


pervivencia se da en el siglo XX español, con el caso célebre de Eugenio
Lascorz Labastida, alias Eugenio Láscaris Comneno, cuya pretensión de
ser heredero de los últimos emperadores bizantinos fue tan lejos que lle­
gó a ser considerado seriamente por políticos tan relevantes de la Grecia
moderna como Eleutherios Venizelos para ocupar el trono del país. El ca­
so fue objeto de una polémica muy enconada después de la Guerra Civil
española, pero remonta en sus orígenes a comienzos del siglo XX. Euge­
nio Lascorz Labastida, con apellidos aragoneses de larga tradición, nace
en 1886 en Zaragoza. Se licencia en derecho por la Universidad de Zara­
goza, lugar donde muy pronto descubre la historia bizantina y queda fas­
cinado por la pompa y el boato de este mundo lejano ya la vez atractivo.
Es difícil hacer una sucinta nota biográfica de este personaje, pues hay
que decir que aún hoyes reivindicado por sus partidarios como restau­
rador de las instituciones tradicionales bizantinas. El caso es que, a la
muerte de su padre, Lascorz muda su apellido natal entre 1906 y 1907
por Láscaris y, a partir de entonces, hasta los años 30, realiza una activi­
dad incesante en conexión con círculos de exiliados griegos en Madrid,

9Donald M. NICOL, The Immmortal Emperor: The Life and Legend ofConstantíne
Palaiologos, Last Emperor ofthe Romans. Cambridge, 1992, pp. 109-128, para al­
gunos de esos casos.

253
DAVID HERNÁNDEZ DE LA FUENTE EL FIN DE CONSTA."TINOPLA ..,

París, Londres y diversas ciudades de Italia para reivindicar su legitimi­ un terremoto político en
dad como heredero al trono griego en momentos muy complicados para do organizado por el ger
la historia de la Grecia moderna. Un reciente y exhaustivo estudio biográ­ lleva a la abdicación de Ji
fico del personaje, a cargo de Carlos Sancho Domingo, nos ilumina sobre ca griega (1924), que cor
esos años 10. GlÜcksburg.
Veamos los antecedentes de esta situación. Durante las Guerras de Este periodo de turl
los Balcanes (1912-1913), que hacen crecer el territorio griego por la in­ vecha Eugenio para pos
corporación de Tesalia, parte de Macedonia, el Epiro y algunas islas, Eu­ valer sus derechos al tn
genio se manifiesta en la prensa a favor de los anhelos expansionistas de muy habilidosa, entrand(
su supuesta patria ancestral. Después de la Primera Guerra Mundial Gre­ pla y con diversos secton
cia había quedado del lado de los vencedores y sus gobernantes desean reciben Lascorz y su fam
sacar provecho del viejo Imperio Otomano, que estaba en el bando per­ pla y en 1927 el patriare
dedor. Las negociaciones de paz de 1920 en el Tratado de Sevres, obvia­ primogénito Teodoro el ~
mente beneficiarán a Grecia en cuanto a la ampliación de sus territorios a Santo Sepulcro. La corre
costa de Turquía, incluyendo algunos territorios de la vieja Jonia en Asia apuntala su reconocimie!
Menor donde, a la sazón, vivía una nutrida colonia griega. Había sectores riso Y a partir de ahí prol
que estaban guiados por un afán nacionalista e irredentista, en lo que se exilio -e incluso el propi
llamará la "Gran Idea" (MegaJe Idea): el sueño de recobrar Constantino­ que favorecen la candidi
pla. Pero, pese a las ventajas iniciales griegas, y a raíz de la revolución po­ acontecimiento que preci
lítica y cultural que engendra la Turquía moderna con los jóvenes turcos y el exilio del rey Jorge,
de Mustafá Kemal"Atallirk", se produce un cambio total de escenario. Los frente a aquella casa real
nuevos gobernantes turcos rechazarán el Tratado de Sevres y se desatará dicar una casa que podría
la guerra entre Grecia y Turquía (1921-23), llamada "Campaña nacional" compaginaba bien con la ,
en la segunda. En ella el ejército turco acabará por poner a los griegos cia Radio difunde esta not
contra las cuerdas y derrotarlos estrepitosamente. El episodio final del "Se anuncia en Aten¡;
conflicto, de hondo y doloroso simbolismo para los griegos, es la famosa de Grecia al Príncipe Eug
catástrofe de Esmirna de 1922, la destrucción del centro de aquella ciu­ beranos griegos, familia d
dad habitada mayoritariamente por griegos l l. El rey Constantino I se ve entonces fue considerad(
entonces obligado a abdicar por segunda vez y asciende al trono su hijo GRECIA y como tal es sah
Jorge 11. En 1923, por medio del Tratado de Lausana, los territorios de listas y personalidades gr
Asia Menor son perdidos por Grecia y se genera una dificil situación tras perial y Real, que tiene po
el conflicto, con un éxodo masivo de griegos de Asia Menor hacia la pe­ Hay visitas a Zaragm
nínsula los BaIcanes -un millón y medio de personas-, poniéndose así fin la época que postulan a E
a una presencia helénica milenaria en la región. Esto provocará también

10 Carlos SANCHO DOMINGO, Eugenio Láscaris Comneno: el aragonés que preten­


12 C. SANCHO DOMINGO, op.
dió el trono de Grecia, Zaragoza, 2017.

11 Para la situación política de Grecia en estos años convulsos, véase John S.


13 C. SANCHO DOMINGO, o~
KOLIOPOULOS y Thanos M. VEREMIS. Modern Greece: A history since 1821,
bos remonta a 1917.
Malden, 2009, pp. 89 ss.
14 C. SANCHO DOMINGO,op.

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EL FIN DE CONSTANTINOPLA y LAS SUPUESTAS HERENCIAS NOBILIARLI>,S BIZANTINAS

un terremoto político en Grecia, Ese mismo año fracasa un golpe de Esta­


do organizado por el general Metaxás para fortalecer la monarquía y ello
lleva a la abdicación de Jorge 1I yal advenimiento de la Segunda Repúbli­
ca griega (1924), que conlleva el exilio del rey, de la dinastía danesa de los
GlÜcksburg.
Este periodo de turbulencias política tan notables en Grecia lo apro­
vecha Eugenio para postularse como candidato al trono griego y hacer
valer sus derechos al trono a distancia, Pero 10 hace de una manera de
muy habilidosa, entrando en contacto con el patriarcado de Constantino­
pla y con diversos sectores de la sociedad griega en el exilio 12 . Ya en 1922
reciben Lascorz y su familia una bendición del Patriarca de Constantino­
pla y en 1927 el patriarca de Jerusalén, Damianos, le concede junto a su
primogénito Teodoro el gran Cordón con Collar de la Orden Ortodoxa del
Santo Sepulcro. La correspondencia con ambos patriarcados ortodoxos
apuntala su reconocimiento como príncipe pretendiente Eugenio Lásca­
riso Y a partir de ahí profundiza el contacto con grupos de griegos en el
exilio -e incluso el propio ex primer ministro Venizelos, desde París 1L
que favorecen la candidatura de aquel supuesto príncipe bizantino. El
acontecimiento que precipita las cosas es la proclamación de la república
y el exilio del rey Jorge, ya que entonces empiezan a surgir voces que,
frente a aquella casa real griega de origen germánico, pretendían reivin­
dicar una casa que podría ser heredera directa de los bizantinos, 10 que se
compaginaba bien con la gloria pasada y la "Gran Idea". En 1923 la Agen­
cia Radio difunde esta noticia:
"Se anuncia en Atenas que varios diputados han ofrecido la Corona
de Grecia al Príncipe Eugenio Láscaris, descendiente de los antiguos So­
beranos griegos, familia de la cual Grecia es una gran deudora" [...]. Desde
entonces fue considerado por sus partidarios como REY LEGÍTIMO DE
GRECIA Y como tal es saludado por las más altas autoridades tradiciona­
listas y personalidades griegas, con el uso público y privado de Alteza Im­
perial y Real, que tiene por su nacimiento, y la de MAJESTAD"14.
Hay visitas a Zaragoza de delegaciones de diputados de la Grecia de
la época que postulan a Eugenio Láscaris como nuevo rey de los helenos.

12 C. SANCHO DOMINGO, op. cit, pp. 60-65.

13 C. SANCHO DOMINGO, op. cit, p. 67 afirma que la correspondencia entre am­

bos remonta a 1917.

14 C. SANCHO DOMINGO, op. cit, p. 74.

255
EL ¡¡'IN DE CONSTAl-<"l'INOPLA y L
DAVID HERNÁNDEZ DE LA FUEl\"l'E

Bajo el titular "La Corona de Grecia", informaba el Diario de Córdoba (28 inestabilidad. La prensa el
de diciembre de 1923, pág. 2): que reside en Zaragoza c(
"Varios diputados griegos han expresado el propósito de ofrecer la situación de Grecia" (El Dí
Corona de su país al Príncipe Eugenio Láscaris, descendiente de los anti­ "Resuelta la crisis en
guos soberanos helenos. El Príncipe Láscaris disfruta de muchas simpa­ por Tsaldaris, quien reprE
tías en la nación." darse por segura una res1
Eugenio promueve un manifiesto de las "Seis Colonias" de exiliados doroso pasado del puebll
griegos de otras tantas ciudades europeas en apoyo de sus derechos al de este problema, ya que
trono heleno. Es una actividad incesante que lucha contra los intereses de la restauración a favor de
la casa hasta entonces reinante en Grecia, de Jorge II y Constantino 1, e in­ caris, representada por s
cluye fotos en la prensa de la época del candidato, Eugenio Láscaris, su dadero ídolo de los patrie
mujer Nicasia y sus hijos vestidos como príncipes helenos y con inscrip­ cipe Eugenio fue acogid¡
ciones alusivas a sus títulos imperiales en griego (vid.infra, fotos extraídas que dio entonces la victl
de Sancho Domingo 2017). aquel ideal."
Esta situación de im
restaurar la monarquía e

El eterno aspirant
Sin embargo, Eugenio no tendrá éxito en sus pretensiones y la políti­ franquista y le manda (
ca griega irá por otros derroteros: al subir al poder de nuevo Venizelos en lía, telegramas del sigu
1928, en un contexto de crisis económica, se diluye un tanto su candida­ (2 de agosto de 1937)
tura. En 1932 dimite el veterano político heleno en una nueva crisis de simo":

256
EL FIN DE CONSTANTINOPLA y LAS SUPUESTAS HERENCIAS NOBILL<\.RIAS BIZANTINAS

inestabilidad. La prensa en España toma partido por el candidato al trono


que reside en Zaragoza con textos como este, bajo el epígrafe "La actual
situación de Grecia" (El Día, 31 de marzo de 1933, pág. 4):
"Resuelta la crisis en Grecia con la formación del Gobierno presidido
por Tsaldaris, quien representa la aspiración monárquica del país, puede
darse por segura una restauración que traiga consigo la vuelta al esplen­
doroso pasado del pueblo helénico. La Prensa se ocupa insistentemente
de este problema, ya que una gran mayoría monárquica es partidaria de
la restauración a favor de la antigua familia imperial bizantina de los Lás­
caris, representada por su último descendiente el príncipe Eugenio, ver­
dadero ídolo de los patriotas griegos. Ya en 1924 la candidatura del prín­
cipe Eugenio fue acogida excelentemente, aunque el plebiscito forzado
que dio entonces la victoria a la República hizo imposible el triunfo de
aquel ideal."
Esta situación de inestabilidad la aprovecha el general Kondilis para
restaurar la monarquía en 1935, volviendo a colocar en el trono a Jorge U,
que será también afianzado por el ré­
gimen de tipo fascista instaurado el 4
de agosto de 1936 por el general Me­
taxás, el llamado l/Régimen del 4 de
agosto", que durará hasta 1941. Entre
tanto, tras el desengaño heleno de
Eugenio Láscaris, estalla la Guerra Ci­
vil Española, con el triunfo de la su­
blevación del 18 de julio en la ciudad
de Zaragoza, que arrastra al bando
nacional a una gran parte de Aragón.
Ahí encuentra la guerra a nuestro
candidato al trono griego, que se
apresura a posar en uniforme de re­
queté y en dar su apoyo explícito al
general Franco (vid. foto en Sancho
Domingo 2017).
El eterno aspirante al trono griego apoya decididamente al bando
franquista y le manda al general Franco, en su nombre y en el de su fami­
lia, telegramas del siguiente tenor, que recoge el diario El Día de Palencia
(2 de agosto de 1937) bajo el epígrafe "El príncipe Eugenio y el Generalí­
simo":

257
DAVID HERNANDEZ DE LA FUENTE
EL FIN DE CONSTAl\'TINOPLA y

"Excelencia Generalísimo don Francisco Franco. Salamanca. Al co­ la revista Hidalguía y en 1


menzar segundo año Era Triunfal gloriosa Reconquista Española, felicito nes, en los años 1953-11
a Vuecencia efusivamente en nombre verdadero Pueblo Heleno que me contra las supuestas órd.
honro en representar, reiterándole adhesión personal inquebrantable. ca hay que situarla histó
¡Arriba España! El Príncipe Eugenio Láscaris-Comneno, Duque de Atenas había entonces entre ES]
y de Lepanto" firma precisamente en :
"Excelentísimo señor don Francisco Franco, Generalísimo de los catolicismo del régimen,
Ejércitos españoles. Salamanca. Ruégole acepte sincera felicitación entra­ postguerra europea Yes
da segundo año Era Triunfal de esta epopéyica lucha española, digno pa­ de ambos estados 15 • El \
rangón guerra Independencia Helénica contra bárbara tiranía turca. las llamadas "falsas órde
¡Arriba España! La Princesa Nicasia de Láscaris-Comneno, Duquesa de nera clara. En ABC un el
Atenas y de Lepanto." órdenes de caballería y f;
"A Su Excelencia el Generalísimo Franco. Salamanca. Grecia admira a Romano del mes anterio
su hermana España en estos momentos históricos transcendentales para una de las "falsas órdene
su vida y por mi conducto la juventud helénica saluda a vuecencia y a la de la Iglesia" y contra "la
juventud española tan noble y tan heroica, y les felicita comienzo segun­ los de los errores de Eu
do año Era Triunfal que Dios quiera sea de victoria ya definitiva. ¡Arriba está en el lado vencedo
España! El Príncipe Teodoro Láscaris-Comneno Príncipe de Tracia y de dándose a Madrid, será
Nicea. Duque de Esparta" pio ascenso social. Eugei
A lo que contesta la oficina del general Franco: rios de resonancias biza
"Salamanca. A Su Alteza Imperial y Real el Príncipe Eugenio Láscaris­ esta supuesta orden, lo
Comneno, Duque de Atenas y de Lepanto. Zaragoza. Teniente Coronel los nobles españoles COI
Ayudante del Generalísimo. Su Excelencia el Generalísimo agradece su te­ to del Ministerio de Asu:
legrama adhesión con motivo aniversario glorioso Movimiento Nacional ción del concordato.
y le envía su saludo." Es un momento del
Las palabras de felicitación y parangón entre la lucha de la indepen­ y la supuesta "orden sol
dencia helénica contra la tiranía turca y la "cruzada" del bando nacional ca cierto estupor en las
intentan recabar el apoyo del nuevo régimen a las pretensiones nobilia­ sura a desmentir en un
rias de Eugenio Lascorz. A la par, junto a su acercamiento a la iglesia or­ ción. Acaso esa supueS'
todoxa, hay que decir que aquel no descuida a la católica, que tan relevan­ mente un ideal de recu]
te papel tendrá en la nueva España, al pedir al papa Pío XI la bendición ver con ningún tipo de !
apostólica, renovada luego por Pío XII, mientras que en 1949 se le conce­ ABC, bajo el epígrafe "~
de la Cruz de Oro de Letrán. En El heraldo de Amgón y otros medios de la Great" (24 de abril de 1
época se resalta el hecho de que en Zaragoza viva un candidato al trono "Tal palabra de Sol
griego, que se convierte en una celebridad local. puramente simbólica, i
Pero después de la guerra todo cambia para mal para los intereses
de los Láscaris Comnenos con la polémica que se desata en las páginas de 15 Zachary C. WAREHAM
Brunswíck,2007.

258
EL FL'< DE CONSTANTINOPLA y LAS SUPUESTAS HERENCIAS NOBILIARIAS BlZANTINAS

la revista Hidalguía y en prensa generalista, como el ABe o el/nformacio­


nes, en los años 1953-1955, cuando se publican una serie de artículos
contra las supuestas órdenes religiosas y militares falsarias. Esta polémi­
ca hay que situarla históricamente en el contexto de la negociación que
había entonces entre España y la Santa Sede para el concordato que se
firma precisamente en 1953. El concordato, que consagra el nacional­
catolicismo del régimen, marca un momento importante en la política de
postguerra europea y es negociado con sumo cuidado por las autoridades
de ambos estados 15 . El Vaticano había emprendido una campaña contra
las llamadas "falsas órdenes" que la prensa española secunda de una ma­
nera clara. En ABe un editorial del 23 de abril de 1953 titulado "Falsas
órdenes de caballería y falsos títulos nobiliarios", siguiendo al Osservatore
Romano del mes anterior, habla la orden "Constantiniana Láscaris" como
una de las "falsas órdenes" que atentan contra "los principios del derecho
de la Iglesia" y contra "la soberanía del Estado español" . En efecto, uno de
los de los errores de Eugenio Láscaris después de la guerra, pese a que
está en el lado vencedor y ostenta un puesto público ventajoso, trasla­
dándose a Madrid, será promocionar esta orden como medio de su pro­
pio ascenso social. Eugenio Lascorz empezará a dispensar títulos nobilia­
rios de resonancias bizantinas y dudosas a su círculo social, amparado en
esta supuesta orden, lo que enseguida llama la atención tanto de los de
los nobles españoles como, por supuesto, de las autoridades, y en concre­
to del Ministerio de Asuntos Exteriores, al hilo de la mencionada negocia­
ción del concordato.
Es un momento delicado en el que no convienen esas interferencias
y la supuesta "orden soberana imperial de Constantino el grande" provo­
ca cierto estupor en las autoridades españolas: por eso, Láscaris se apre­
sura a desmentir en un par de cartas al ABe intentando reforzar su posi­
ción. Acaso esa supuesta soberanía hubiera de ser considerada simple­
mente un ideal de recuperar aquel mundo bizantino y no tenía nada que
ver con ningún tipo de soberanía jurídica. Dice la réplica de Láscaris en el
ABe, bajo el epígrafe "Sovereign and Imperial Order of Constantine the
Great" (24 de abril de 1953):
"Tal palabra de Soberana para la Orden de Constantino el Grande es
puramente simbólica, ideal o espiritual, sin que tenga materialidad. Co­

15ZachaI)' C. WAREHAM, The Cold War and the Spanísh Concordatof1953, New
Brunswick,2007.

259
DAVID HERNÁNDEZ DE LA FUENTE EL FIN DE CONSTANTINOPLA .

mo, por ejemplo, a algunas ciudades se las califica de 'inmortales' y sabido se, desde este episodio.
por todos es que ninguna lo puede ser, y no por ello se atenta contra nin­ autor de algunas obras
guna ley divina." desdeñables sobre calig
Este asunto quizá no hubiera tenido ningún recorrido si no fuera ría de Bizancio- y teníc
porque en 1954, en el número 4 de la revista Hidalguía, el marqués de Vi­ saldará con dos articule
Harreal de Álava, José de María de Palacio, publica un artículo prolijo, muy mica por parte del Inst
documentado y totalmente demoledor en el que explora la curiosa me­ viene a confirmar todos
tamorlosis de Eugenio Lascorz en Eugenio Láscaris 16• Lo subtitula de María de Palacio, en el s'
forma llamativa y jocosa como "El curioso caso del doctor Lascorz" e in­ el árbol genealógico bi,
varapalo para los Láscal
daga con precisión en la historia de familia y en cómo un infanzón arago­
Eugenio morirá en Ma(
nés de familia antigua había podido metamorlosearse de tal manera en
dándose a América. Por
un príncipe bizantino. Combinando erudición, estilo irónico y prosa afila­
Constantino, ejercerán J
da y mortífera, Palacio destroza las pretensiones de Láscaris en un traba­
zuela y Costa Rica. Un c
jo ingenioso que tiene un eco inmediato en la prensa. El diario Informa­
diante de Clásicas en el.
ciones (13-15 de marzo de 1954) emprende la publicación de artículos y
entrevistas con las partes implicadas, entre ellas el propio Eugenio, que
se convierten pronto en la comidilla de Madrid. Los hijos de Eugenio es­
tudian Derecho y Letras en la Universidad de Madrid y la familia está
muy bien vista los ambientes madrileños. Desde su casa de la Calle Mayor
se mueven en un círculo social muy amplio, con sus tarjetas de visita en
latín y griego, llegando a establecer relaciones, e incluso interesantes
alianzas matrimoniales con otras familias pudientes del momento. Es
muy atractivo en este sentido el retrato casi novelesco que hace de los
Láscaris el excelente estudio de Sancho Domingo (2017), que citamos an­
teriormente. Como dice el autor "El resultado de la 'polémica Hidalguía'
dejó a éstos profundamente estigmatizados." (2017,29).
La polémica en torno a los Láscaris no acaba aquí sino que este pri­
mer artículo será el inicio de la caída en desgracia de la familia a partir de Tras aquel episodi(
una serie de informaciones que se publican desde el verano de este año que hemos comentado,
1954: entrevistas, argumentos, réplicas y contrarréplicas de Eugenio y herencia simbólica de li
del marqués de Villarreal de Álava, pruebas a favor de unos y otros, etc. pertando gran interés
También habrá publicaciones y posicionamientos a favor de Eugenio
Láscaris, como una biografía aduladora escrita por un amigo costarricen­
17 En concreto en el núm
lémica sobre las falsas Ór
16}osé M. PALACIO, "Las falsas Órdenes de Caballería. Reflexiones en torno a un con reproducciones de lo:
Porfyrogénito y Emperador de Byzancio... vía estrecha, Gran Maestre de la 'Sobe­ 6 Oulio-septiembre 1954:
rana Orden Imperial de Constantino el Grande y de la Corona Real Eslava de los contra las Ordenes no rec
Wendos' (El curioso caso del doctor Lascorz}", Hidalguía, 4 (enero-marzo 1954), muy dura 14 y la tienen p
pp. 73-97. 18 Hidalguía 6 Oulio-septi,

260
EL FIN DE CONSTANTINOPLA y LAS SUPUESTAS HERENCL\S NOBILffiRffiS BIZANTINAS

se, desde este episodio. Hay que decir que el propio Láscaris había sido
autor de algunas obras de divulgación del mundo helénico -obras no
desdeñables sobre caligrafía griega y bizantina y alguna evocación litera­
ria de Bizancio- y tenía alguna reputación por ellas. La controversia se
saldará con dos artículos más en Hidalguía 17 y un informe sobre la polé­
mica por parte del Instituto Nacional de Genealogía y Heráldica 18, que
viene a confirmar todos los extremos de la investigación primera de José
María de Palacio, en el sentido de que el apellido original es Lascorz y que
el árbol genealógico bizantino es fantástico. Todo esto supone un gran
varapalo para los Láscaris y sus aspiraciones sociales en Madrid. Aunque
Eugenio morirá en Madrid en 1962, parte de la familia acabará trasla­
dándose a América. Por ejemplo, los hijos varones de Eugenio, Teodoro y
Constantino, ejercerán la docencia en universidades de Colombia, Vene­
zuela y Costa Rica. Un caso digno de mención es el de Constantino, estu­
diante de Clásicas en el Madrid de la postguerra y compañero de estudios
y amigo del filósofo Gustavo Bueno, que
marcha, dos años después de la polémica,
a Costa Rica, hace una brillante carrera
académica como filósofo y ya nunca re­
gresará a España, pues falleció en 1979
(vid. al margen, ilustración en el dominio
http://www.filosofia.org/ave/001/a441.
htm). Su hermano mayor, Teodoro,
igualmente marcha a América en 1958,
después de ejercer la docencia en Co­
lombia, se establece en Venezuela como
profesor de filosofía de la Universidad de
Carabobo, hasta su muerte en 2006.
Tras aquel episodio de nobleza fantástica, entre los otros más lejanos
que hemos comentado, desde el mítico Francisco de Toledo en 1453, la
herencia simbólica de las casas Láscaris, Comneno y Paleólogo sigue des­
pertando gran interés como posteridad de la caída de Constantinopla.

17 En concreto en el núrpero 5 de Hidalguía (abril-junio 1954) bajo el título "Po­

lémica sobre las falsas Ordenes. La crisis de una familia imperial" (pp. 261-276),

con reproducciones de los textos completos de las cartas a la prensa, y el número

6 Oulio-septiembre 1954), que incluye una encuesta a sus lectores ("La campaña

contra las Ordenes no reconocidas por el Vaticano la aprueban 561, la consideran

muy dura 14 y la tienen por desacertada 7").

18 Hidalguía 6 Oulio-septiembre 1954), pp. 441-448.

261
DAvID HERNÁNDEZ DE LA FuENTE

Hoy el caso Lascorz-Láscaris sigue dividiendo a los que lo conocen entre


la fidelidad a la gesta fantástica de Eugenio y la indiferencia curiosa. Hay LA PRODlGALI
quienes siguen en el primer grupo y existen aun partidarios, de suerte
que en webs como new-byzantium.org se reivindica su legado y se postu­
la una fabulosa línea de sucesión al trono fantasmal de Bizancio (vid. in­
Frofes
tra). Es, de cualquier manera, un episodio fascinante que recoge la heren­
cia clave del mundo bizantino. He querido evocarlo al hilo del tema que
nos ocupa, recordando la siempre compleja y apasionante historia del
Imperio Romano de Oriente.
I. LA LEGISLACIÓN SOBRI
La legislación del Ar
otorgan a la Corona el pri
ña y titulos del Reino, al
singulares. Es lo que sucel
lo de duque de Ciudad Re
lord Arthur Wellesley, vizl
los títulos nobiliarios y co:
raJ Serrano como regente
der Ejecutivo. Otra cuestil
gítimo elegido por las COI
bito, por supuesto, a José
toda legitimidad para osb
dias, o los "reyes" carlista
ción normativa de la gran
tante proceso de reforma
yorazgos encargándose el
que les afectaban sin perj
los departamentos de Est:<
Las dignidades nobili
rón y señor, que podían ni
cluso se concedieron gra
fueron suprimidas, eran I
La Constitución de 1876 E
pio los grandes de Españé
ran tener la renta anual
bienes propios inmueble~
deración legal. Los españl
paña podían ser senadofl

262

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