El acto jurídico esta conformado por una combinación de dos hechos
jurídicos voluntarios y un presupuesto jurídico: este último es la existencia de una deuda entre quienes van a realizar el acto, mientras que los dos hechos jurídicos consisten en la manifestación de la voluntad del acreedor de perdonar la deuda de su deudor y en la aceptación del deudor de la remisión de su deuda.
la manifestación de voluntad con destino específico, en la cual se declara
querer que se dé un efecto, consistente en la extinción de una relación jurídica, que en el presente caso es la relación deudor- acreedor respecto a la deuda que se condona, es decir, la obligación existente. El propósito expresado del o de los agentes es determinante y la ley le asigna las consecuencias del acto.
En este caso la figura bajo análisis, al ser, resultado de la unión de
varios elementos jurídicos (en los cuales interviene más de una declaración de voluntad), constituye lo que la doctrina moderna denomina negocio jurídico, cuyo fin es regular los propios intereses jurídicos (extinguir la deuda), y que, como la mayoría de negocios jurídicos, puede tener consecuencias mediatas que afecten a terceros'>', las mismas que no deben pasar de la esfera de las consecuencias normales de estos actos, Pero si sobrepasa la simple irradiación lógica y natural de sus efectos, e ingresa en el campo de los derechos de las personas ajenas a dicho negocio, vulnerándolos, entonces, como expresáramos anteriormente, ello no puede ser avalado por el Derecho. Se parte, como es obvio, del presupuesto de la existencia de una deuda; luego, a efectos de dar inicio al negocio o acto jurídico, el acreedor tiene la iniciativa de perdonar tal obligación cuyo cumplimiento está a cargo de su deudor.