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Uno de los más trágicos eventos que le puede ocurrir a una empresa y a su dueño
es que esta llegue al fracaso. Esto no solo representa una pérdida y la ruina del
empresario, sino que le produce muchas consecuencias en cuanto a la sociedad,
el desempleo, etc. Además, el impacto psicológico que esta derrota implica para el
empresario puede afectarle de manera tal que no quiera volver a comenzar. La
posibilidad del fracaso está siempre presente en todo tipo de empresa; pero, es la
pequeña empresa la que sufre el fracaso más pronunciado.
Tipos de Fracasos
Existen dos tipos de fracasos. El primero es aquél que finalmente es resuelto ante
los tribunales debido a la incapacidad de la empresa de poder pagarle a sus
acreedores. Este tipo de fracaso es llamado “fracaso normal”. Aqui entras las
distintas leyes de quiebra.
El otro tipo de fracaso es aquel en que el individuo ha invertido todos sus ahorros
y ve cómo las pérdidas continuas hacen que desaparezca el capital invertido. En
este caso, no existen acreedores, o si existen, el dueño de la empresa paga
cualquier deuda que haya. La empresa, al final, cesa sus operaciones y es
vendida. Este segundo tipo es el que es mucho más frecuente.
Corría el año 1996 y los dos grandes del mercado mundial de helados habían
puesto los ojos en el Perú. Nestlé y Unilever habían visto en el bajo consumo per
cápita una perfecta oportunidad para dinamizar el segmento (consumíamos 0,87
litros; mientras que los chilenos, 3 litros).
Pero, ingresar al negocio suponía enfrentar al rey del mercado peruano:D’onofrio.
Mientras que Nestlé apostó por adquirir la compañía del Grupo Rodríguez Banda,
Unilever decidió finalmente salirle al frente.
Originalmente, algunos rumores señalaban que la primera opción de la
multinacional angloholandesa era comprar D’Onofrio (Nabisco y Philip Morris
también habrían hecho sus apuestas). Sin embargo, mientras que Nestlé
negociaba esta compra, Unilever -junto con Industrias Pacocha, empresa de la
cual era dueña en un 50,1%- se preparaba para el lanzamiento de Bresler.
Octubre sería el mes del ingreso. Durante una ceremonia con iluminación láser,
fuegos artificiales y ballet, Unilever presentó -a mediados de ese mes- su nuevo
producto ante los altos ejecutivos de las cadenas de supermercados, negocios de
golosinas e industriales lácteos.
La compañía sabía que cumplir con este objetivo no sería fácil. Por ello, invirtió
US$5 millones para adquirir dos mil carritos heladeros y una moderna cadena de
frío que les permitiría llegar a toda Lima.
En una primera etapa, que duraría unos seis meses, Bresler debía hacerse
conocido en la capital. Luego de este tiempo, ingresarían a provincias.
LA GUERRA DE CAMPAÑAS
La campaña de verano del 96-97 fue una de las más ruidosas de la época.
Batallones de carritos de Bresler y D’Onofrio invadían las calles limeñas con sus
campanitas y cornetines, respectivamente.
La oferta de Unilever Pacocha incluía helados como Magnun o Calippo, los que
entraban a competir directamente con marcas clásicas como Jet o BB de
D’onofrio.
Para la transnacional suiza, era importante tener una planta local, ya que competir
con importaciones era difícil. Alberto Haito, director de Arellano Márketing y ex
gerente general de D’Onofrio, dice que contar con una planta da flexibilidad a la
cadena de abasto y genera promociones.
Quizá este fue el factor decisivo que marcó la historia de Nestlé y Unilever en el
mercado de helados peruano. Los cambios en las medidas arancelarias y
paraarancelarias a finales de 1997 se elevaron en 150% los precios de los
derechos de importación de Bresler. Ante esta situación,Unilever Pacocha dejó
de comercializar la marca en 1998.
Hasta ese momento, Bresler solo pudo capturar el 8% del mercado vendiendo en
Lima y Chiclayo. Competir con la amplia red de distribución y el portafolio de
sabores de D’onofrio les fue difícil.
4% problemas de producción
3% problemas de insumo
Más del 80% de las pymes no cuentan con algún tipo de certificación y el 50% no
utiliza técnicas de calidad o productividad.
Mala administración
Mala comunicación
Soluciones técnicas
Hay varias soluciones que se pueden implementar para salvar la empresa,
empezando por la misma mentalidad y dinamismo de los accionistas:
5. Reducción de nómina:
7. Incremento de la publicidad:
8. Eficiencia en las operaciones:
Conclusiones
Los gobiernos no hacen los esfuerzos necesarios para ayudar a que los
empresarios superen este problema que termina minando la economía de muchos
emprendedores, sus trabajadores y la sociedad en general.
Los empresarios aducen como causa principal de sus errores a las "circunstancias
externas" y los especialistas opinan como principales causas del fracaso a las
"circunstancias internas" de cada organización que no le permiten desarrollarse
con acierto, pues solo sobreviven hasta que no pueden superar su flujo de
caja negativo,en consecuencia es de vital importancia que los empresarios utilicen
herramientas de última tecnología para el desarrollo sostenido , así como consigan
el auxilio de consultores externos que los asesoren con paso seguro en los
momentos difíciles.
problemas más frecuentes y las soluciones para salvar una empresa en
quiebre.
Solución: Una manera de liberar a los principales ejecutivos de tener que lidiar con
un pariente problemático es ayudar a este último a abrir un negocio que no
compita con la empresa, siempre que tenga la capacidad de gestión necesaria
para operarlo con éxito, señala el CSE.
5. Gastos vs. Ahorros: se dan casos en que el gerente ve gastos necesarios para
mejorar la eficiencia de la empresa, pero algunos parientes verán una salida de
fondos que afectará su patrimonio. Una manera de ayudar a esos parientes a
comprender que "hay que gastar dinero para hacer dinero" es basar los
desembolsos en hechos y cifras obtenidos por empleados externos a la familia.
Solución: los números son los reyes del razonamiento, así que debe mostrarle a
los opositores los resultados mediante cifras que sustenten las ganancias en un
periodo determinado. Si continúan incrédulos, intente con un consultor
independiente.
Iridium es una empresa que decidió lanzar una red global de telefonía móvil a
través de satélites, con lo que la cobertura era global y la inversión en
infraestructura es más reducida que tener miles de estaciones base por todo el
mundo. Con esta suposición empezaron a prestar servicio con la idea de
convertirse en un gran operador de telefonía móvil. Eso fue el 1 de noviembre
de 1998.
Lo que en teoría era muy bonito, un reducido coste en infraestructura, resultó ser
fatal. Es cierto que para que un único operador de telefonía móvil tenga que
proveer cobertura de telefonía celular global tendría que desembolsar muchísimo
más dinero que lo que costó Iridium, pero para hacerlo puede empezar por partes,
por una ciudad. Con Iridium no era posible. Hasta que no estuvieron todos los
satélites funcionando no se pudo dar servicio. Y eso costó mucho dinero. Por
tanto los precios de las llamadas tuvieron que ser altos.
Y es que además no contaron con la popularización del gran invento que trajo el
GSM, que es roaming. Para tener cobertura global de GSM no es necesario
que tu operador de GSM ponga antenas por todo el mundo, sino que tu
operador de GSM llegue a acuerdos con operadores de todo el mundo. Y eso
es lo que sucedió y sucede. Puedes ir con tu teléfono móvil GSM sin problemas a
otros países pagando algo más por tus llamadas. Con Iridium las llamadas eran
increíblemente caras estuvieras donde estuvieras (7 euros por minuto, por
ejemplo).
Además esto se juntó con unos terminales muy caros (3000 euros), grandes (las
antenas tenían que recibir la señal de satélites mucho más lejanos que una
estación base de GSM) y con graves problemas de cobertura (dentro de los
edificios no funcionaba). En definitiva, el proyecto fue un fracaso.