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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CATAMARCA

FACULTAD DERECHO

CARRERA ABOGACIA

CATEDRA: INTRODUCCION A LA SOCIOLOGIA

DOCENTE: ESTEBAN GUILLERMO SCIOLA

TITULAR DE LA CATEDRA: LILIANA ALVAREZ VAN CAUTEREN

TRABAJO: “DESIGUALDAD SOCIAL Y EDUCACIÓN”

ALUMNAS: ARANDA CLAVERIE NATALIA STEFANIA 12618

LÓPEZ BÁRBARA SALOMÉ 13088

Año: 2019
INDICE GENERAL

Introducción……………………………………………………………………………………. 3

Prólogo………………………………………………………………………………….………. 4

Desarrollo del tema específico …………………………………………………………………5

Estratificación social y acceso a la educación en argentina………………………………….5

Primera parte

Situación de la infancia en nuestro país………………………………………………………6

Segunda parte

Educación secundaria…………………………………………………………………………. 7

Tercera parte

Educación superior……………………………………………………………………………..9

Solución al problema de la desigualdad educativa………………………………………… 11

Conclusión……………………………………………………………………………………...12

Anexo…………………………………………………………………………………………...13

Bibliografía…………………………………………………………………………………….15

2
INTRODUCCIÓN

En este trabajo nos proponemos profundizar en el análisis y la descripción de las importantes


desigualdades regionales que se producen en el acceso a la educación de nuestra población. Esta
es una de las dimensiones de la exclusión y la desigualdad educativa en este tramo del sistema
educativo. A lo largo del trabajo intentaremos analizar la relación que estas desigualdades
educativas guardan con las desigualdades sociales y regionales. Nos preguntamos en qué grado
las primeras reproducen las desigualdades globales de nuestra sociedad, dicho esto en el doble
sentido de que son, por una parte, un efecto de las mismas y, por otra, contribuyen a
perpetuarlas.
Conviene ofrecer una visión retrospectiva de los criterios interpretativos referidos a la estructura
y estratificación social de la región, puesto que hoy en día, ante las profundas transformaciones
ocurridas, parece urgente redefinir esos criterios y proponer nuevos enfoques que expliquen la
dinámica de cambio actual. Entre los autores que se han referido al tema sólo se seleccionarán
algunos que se consideren representativos de las orientaciones generales, aunque somos
conscientes de que toda selección implica el riesgo de caer en omisiones importantes. No
obstante, podrá admitirse que existe cierto consenso en considerar a Gino Germani como un
autor que ejerció profunda influencia en el conocimiento de la estructura y estratificación social
de América Latina; si bien sus estudios se refieren específicamente a la Argentina, el marco
interpretativo que elaboró se utilizó ampliamente en la región.

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PRÓLOGO
Las clases sociales dan cuanta de colectivos poblacionales que se diferencian entre sí por sus
condiciones materiales de vida y poder, basado en el control o exclusión de recursos que
generan una inserción diferencial en la estructura económica. Las mismas brindan
oportunidades desiguales de vida para sus miembros y constituyen campos de interacción social
sobre los que se cimientan experiencias comunes, formas de sociabilidad, consumos y gustos
que contribuyen a delinear estilos de vida. Asimismo, son bases posibles sobre las que se
desarrollan organizaciones y acciones políticas, para influir sobre el direccionamiento del
conjunto del orden social.
Un sistema de estratificación basado en diferencias de clases constituye una estructura de
distribución desigual de oportunidades, cuyas características varían de una sociedad a otra y a
través del tiempo. La dirección de las transformaciones puede ser considerada según cómo varió
la distribución de recursos entre ellas, si se volvió más equitativa y por lo tanto se redujo su
distancia en términos de condiciones materiales de existencia, o por el contrario, se amplió
dicha brecha. Por otro lado, la magnitud del cambio puede ser juzgada según qué tipo de
oportunidades ocupacionales y educativas se abrieron y cerraron en la estructura de clases, para
quiénes y en qué medida el acceso a ellas se ha vuelto más equitativo o desigual según el grado
de condicionamiento del origen de clase. La estratificación de clases de un país no es estática,
va cambiando en el tiempo influida por distintos procesos de tipo macro social y económico.
Germani elaboró para la Argentina y para América Latina una serie de esquemas que muestran las
particularidades históricas de sus procesos de cambio y transformación. Según este autor, en
América Latina, el proceso de modernización tuvo lugar bajo la conducción de “oligarquías
modernizadoras”, cuya base de poder económico estaba ligada a una economía de exportación de
productos primarios y no preferentemente a la industrialización; los grupos tradicionales que en
cierta medida perdieron poder fueron los que no estaban vinculados a la economía exportadora. Otro
rasgo importante del proceso de modernización es el significado que adquirieron los sectores
medios, en especial los ligados a los organismos burocráticos, sobre todo públicos, pero también
privados; estos grupos encabezaron los movimientos políticos y sociales de carácter multiclasista
que enfrentaron a la oligarquía.

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DESARROLLO DEL TEMA ESPECÍFICO
ESTRATIFICACION SOCIAL Y ACCESO A LA EDUCACIÓN EN ARGENTINA
La organización social reveló en un informe que el 79% de los chicos de entre 0 y 3 años en el
país no accede a servicios educativos o de cuidado. Además, alertó sobre la enorme brecha de
desigualdad que existe entre las diferentes regiones respecto a las posibilidades de desarrollo
formativo.

La gran mayoría de los especialistas en educación coincide: la primera infancia representa para
cualquier persona el período de mayor y más rápido desarrollo en la vida de una persona.
Evidencias de la neurociencia demostraron que los primeros años de vida afectan de manera
directa a la estructura y funcionamiento del cerebro y la vida psíquica. Sin embargo, el presente
que atraviesan los niños argentinos respecto a la estimulación recibida en esa etapa es más que
preocupante: un reciente informe de Unicef reveló que ocho de cada diez chicos argentinos no
recibe ningún tipo de educación formal recién hasta sus cuatro años de edad . El documento,
titulado "Para cada niño, el mejor comienzo" aseguró que el 79% de los chicos de entre 0 y 3
años en el país "no accede a servicios educativos y de cuidado". Además, el informe denuncia
las enormes diferencias socioeconómicas que existen entre las diferentes regiones de la
Argentina respecto a las posibilidades con las que cuenta cada chico. En la Argentina, la
educación obligatoria comienza recién a partir de los cuatro años. Por eso, un 96% de los niños
de cinco años y un 81% de los de cuatro acuden a algún centro educativo. Sin embargo, poder
recibir enseñanza formal entre los 0 y los 3 años, mediante el juego, es primordial para el
desarrollo cognitivo, la socialización y el lenguaje. Poder disponer de educación a los 18 meses,
2 o 3 años va a ser determinante para la vida adulta de cualquier persona. Poder encontrar un
espacio social a los 24 meses no sólo ayudará al niño a desarrollar la concepción del otro, sino
que también empezará a consolidar su propio mundo, aquel en que su madre ya no forma parte.
Es primordial para el desarrollo de su propia personalidad, para alimentar su autonomía y para
consolidar su capacidad de vínculo. Si el dato del 79% de chicos argentinos de hasta 3 años que
no reciben educación ya parece alarmante, a la hora de discriminar por regiones, el panorama es
aún más desolador. En el noreste la cifra escala al 94% y en el noroeste, al 90%. En tanto, en las
zonas rurales, sólo tres de cada diez niños de 3 años acude a algún centro educativo. En gran
parte de los casos, el problema radica en el pobre clima educativo que existe en su hogar. Sólo
la mitad de los trabajadores argentinos tienen licencia por maternidad o paternidad, ya que éstas
se encuentran restringidas a los trabajos formales. Unicef aseguró que el 34,4% de los chicos en
edad de primera infancia son multidimensionalmente pobres. Incluso, a la hora de equiparar las
posibilidades entre los nacidos en diferentes regiones de la Argentina, se puede percibir una

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brecha dramática: "La probabilidad de un niño que reside en una provincia del noroeste de sufrir
privaciones es 6,5 veces mayor que de la de un chico de la Ciudad de Buenos Aires"

Primera parte
La situación de la infancia en nuestro país

La situación de la primera infancia es una de las mayores preocupaciones de CTERA, en tanto


los niños pequeños representan uno de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, pues
han sido de los grupos sociales más castigados por la aplicación de las políticas neoliberales y
su posterior crisis.
En nuestro país el derecho a la educación de los niños - y en general, todos sus derechos - está
formalmente garantizados en la Constitución Nacional y por medio de numerosos tratados
internacionales incorporados a la misma en 1994, por ejemplo la Convención de los Derechos
del Niño.6 Sin embargo, esos derechos no pasan de la letra de la ley.
Diez años después de su incorporación a la Constitución, no sólo no se cumplen, sino que en ese
mismo período las cifras de pobreza y exclusión se han agravado a límites inconcebibles,
afectando mayoritariamente a niños y jóvenes. Así lo muestran los datos de pobreza más
recientes, que dan cuenta que en nuestro país la mayor parte de los pobres son niños y la
mayoría de los niños son pobres.
Entre los años 2002 y 2003, la traumática salida de la convertibilidad llevó a que más de la
mitad de la población viera caer sus ingresos por debajo de la línea de pobreza y, más de un
quinto, directamente dentro de la indigencia. A fines del 2002 esta situación llegó a su punto
máximo (al menos en su expresión “estadística”), cuando el 57,5 por ciento de la población
urbana se encontraba bajo la línea de pobreza.
Esta verdadera catástrofe social no dejó de reflejarse entre los niños, que atravesaban. Una
situación de extrema gravedad, pues en ese momento casi el 75 por ciento de los menores de 14
años vivían en hogares pobres, cerca de seis millones de chicos, si En la medida en que el
sistema educativo incluya a las poblaciones de las distintas regiones de nuestro país en grado
similar, el acceso a la educación puede ser tomado como un indicador de democratización de la
educación inicial.
Suele entenderse por exclusión educativa la imposibilidad de acceso al sistema o en todo caso el
abandono. Nosotros creemos que es un término complejo que alude a la negación del derecho
social a la educación. Las razones deben buscarse en un sistema social injusto, no en la
responsabilidad ni de las familias y/o los alumnos, ni de los docentes, como hacen las visiones
conservadoras o tecnocráticas. La deserción, la repitencia y el resto de los índices que
usualmente se utilizan para medir la “eficacia” del sistema, deben verse como índices de la
desigualdad educativa que existe en la sociedad. Un análisis más completo no sólo debe

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referirse a la posibilidad de acceso, permanencia y egreso del sistema, sino al tipo de
conocimientos que se enseñan, el sentido político-pedagógico de los mismos, su significatividad
para los sujetos, etc.
uno de los nudos problemáticos del sistema educativo lo constituye el hecho de que sólo la
mitad de la población infantil comprendida entre los 3 y los 5 años concurre al jardín de infantes
y, lo que resulta muy preocupante, que la obligatoriedad de la sala de 5 años, establecida por ley
hace ya más de 10 años, no se cumple,14 situación que en gran medida se debe a que el propio
Estado no garantiza las condiciones mínimas necesarias para que todos los niños puedan
ingresar a la sala de 5 años, pues no existen servicios educativos suficientes para cubrir la
demanda. Tampoco desarrolla estrategias para que se incluyan aquellos que aún no lo han
hecho.
El derecho social a la educación no se cumple, pues la ley establece la obligatoriedad para todos
los niños; por ello, si no todos tienen garantizada la posibilidad de concurrir y de hecho no lo
hacen, se puede decir que esa legislación no se cumple. El nivel inicial comprende lo que
habitualmente se denomina jardín maternal (de 0 a 2 años) y el jardín de infantes (de 3 a 5
años). De estas instituciones, sólo las segundas están incluidas en el sistema educativo más
plenamente, las primeras más bien se han desarrollado contemplando la función asistencial que
cumplen, no teniendo tanto en cuenta la educativa.
Segunda parte
Educación secundaria:
La importancia social de la educación secundaria y la baja participación laboral de los jóvenes
menores de 18 años son fenómenos que han sido ampliamente documentados en nuestro país. A
pesar de los avances en materia educativa existe una brecha social pronunciada: los jóvenes que
habitan en hogares de menores ingresos acceden en menor proporción a los diplomas de la
educación secundaria. Estudios de campo han argumentado que el abandono escolar forma parte
de un proceso en donde se combinan distintos aspectos vinculados con el ámbito educativo, con
oportunidades laborales, eventos inesperados a nivel personal (la pérdida del trabajo de alguno
de los padres, accidentes u otros sucesos) y necesidades económicas.
En esta misma dirección y con el objetivo de aportar al análisis sobre la situación social de los
jóvenes, en este apartado se presenta un estudio que expresa las posibles combinaciones que
hacen los jóvenes entre actividades educativas y laborales. Dichas combinaciones expresan
distintas formas de inserción social juvenil:
1) estudia como actividad principal
2) estudia y busca trabajo
3) estudia y trabaja
4) trabaja como actividad principal
5) no estudia ni trabaja.

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se puede observar una fuerte tendencia hacia la escolaridad como actividad principal entre los
jóvenes en edad teórica de asistir a la educación secundaria. No obstante, la gráfica también es
evidente la persistencia de estudiantes que trabajan, de jóvenes que trabajan y no asisten a la
educación secundaria, y de jóvenes que no estudian ni trabajan. En efecto, prácticamente 3 de
cada 10 jóvenes desarrollan tareas que los distancian de la escolaridad como actividad principal.
Algunos combinan la educación con el trabajo. Otros solamente se desempeñan en la actividad
laboral. Otros han abandonado la educación y no participan del mercado de trabajo. Todos ellos
se encuentran en un terreno de vulnerabilidad. En este terreno, las diferencias de género son
significativas. Mientras las mujeres que no asisten a la educación tienden a permanecen
inactivas, vinculándose de manera temprana a las actividades domésticas familiares, los
hombres se relacionan de manera más temprana con la ocupación laboral.

La participación en la educación como actividad principal está mucho más acentuada entre los
jóvenes de familias de mayores recursos económicos existiendo una fuerte distancia entre los
distintos sectores sociales. Por el contrario, la inactividad y la vulnerabilidad es más extendida
entre las mujeres jóvenes que habitan en hogares de menores recursos. En efecto, más de 20%
no estudia, ni trabaja, encontrándose en una situación que se ha denominado como de
“domesticidad excluyente”, en referencia a su escasa participación en ámbitos públicos, de
carácter educativo o laboral. Este fenómeno, que no es nuevo, tiene implicaciones más
significativas en el contexto social contemporáneo; en donde el abandono escolar temprano y la
baja participación en el mercado laboral generan amplias dificultades frente a la obtención de
ingresos, perpetuando la vulnerabilidad de las mujeres en estos grupos sociales.

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Tercera parte
Educación superior:
En cualquier nivel educativo, existen escuelas e instituciones con modalidades y atributos
diferentes, con distintos niveles de prestigio y demanda. La heterogeneidad no se da sólo entre
escuelas públicas y privadas, también existe en el sector público. Así, por ejemplo, la oferta de
educación primaria y secundaria en el sector público se encuentra segmentada por turno
(matutino, vespertino) y modalidad (secundarias generales, técnicas, telesecundarias). Esta
segmentación se ha agudizado en la educación superior, tras la proliferación de institutos
tecnológicos públicos de educación superior, así como por la diversificación de la oferta de
instituciones universitarias, tanto públicas como privadas.

La segmentación de la oferta educativa no es en sí problemática, pues podría responder a la


necesidad de contar con opciones educativas variadas. El problema surge cuando la
segmentación reproduce las desigualdades socioeconómicas. Es decir, cuando las oportunidades
de ingresar a las distintas opciones se asocian a las circunstancias sociales de origen (como las
características socioeconómicas de la familia), y al mismo tiempo el tipo de institución al que se
ingresa condiciona las oportunidades futuras de continuar estudiando o de insertarse de manera
exitosa en el mercado de trabajo.
Bajo condiciones de una oferta estratificada, incluso una alta cobertura puede ocultar grandes
desigualdades sociales, ya que la inequidad no deriva de las oportunidades de estudiar, sino del
tipo de institución en la que se estudia. El problema se magnifica cuando coinciden una baja
cobertura y opciones educativas marcadamente estratificadas.
Para entender la situación es necesario recordar que, debido a la forma en que se ha configurado
históricamente la oferta educativa en la ciudad, las oportunidades de ingresar a la educación
superior, no se juegan al salir del bachillerato, sino durante el ingreso al mismo. Al terminar la
secundaria, a los 17 años de edad, los jóvenes se enfrentan precozmente a la decisión de
continuar estudiando y, si deciden hacerlo, entrar a instituciones privadas o públicas. En este
último caso, por mucho el más frecuente, deben presentar un examen de ingreso único que los
asignará a alguna de las opciones de bachillerato previamente seleccionadas por ellos mismos.
El resultado de este proceso, es decir, la institución de bachillerato en la que ingresan, es
fundamental para sus aspiraciones de continuar más tarde en la educación superior.
Es claro entonces que la estratificación de la oferta educativa, y particularmente la
segmentación entre las distintas instituciones de educación media superior, es un factor que
contribuye a la ampliación de las desigualdades sociales en el posterior acceso a la educación
superior. En este sentido, la existencia de un examen único de ingreso a los bachilleratos
públicos, sirvió sin duda para poner orden en el proceso de transición, pero no resolvió el

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problema central, que es la enorme disparidad en las calidad de la enseñanza y las oportunidades
de continuidad a la educación superior que ofrecen los distintos tipos de bachilleratos públicos.
Hay quienes sostienen que esta estratificación de la oferta educativa no genera injusticias, pues
el acceso a las distintas opciones es determinado estrictamente por los méritos académicos, los
cuales se manifiestan en el resultado del examen de admisión al bachillerato.
Según el informe del UNICEF, medio millón de jóvenes argentinos esta fuera de la escuela y
solo el 45% logra terminar sus estudios secundarios. El panorama de la educación secundaria en
Argentina es desalentador, chicos y chicas entre 10 y 18 años no termina el secundario y 1 de
cada 6 trabaja. El informe remarca que le abandono escolar está fuertemente relacionado con la
inserción temprana en el mercado de trabajo, sobre todo entre varones y el embarazo entre
mujeres.

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Solución al problema de la desigualdad educativa
Son 5 principios:
1) Principio de universalidad: todas las personas deben tener acceso a la escuela y
permanece en ella hasta concluir su educación obligatoria
2) Principio de equidad: no deben existir diferencias entre las personas en el acceso,
permanencia o logro educativo en función de su género, grupo étnico, adscripción
cultura, nivel socio económico, nacionalidad o cualquier otro motivo
3) Principio de logro: las personas deben desarrollar las mismas competencias en los
mismos niveles y en cada punto del sistema educativo, cualesquiera que sean los
contenidos conocimientos y valores de un sistema nacional que se proponga diseñar
4) Principio de suficiencia y calidad de la oferta: para que los principios anteriores se
cumplan el estado tiene la obligación de generar una oferta educativa con suficiente
recursos humanos capacitados y con las condiciones materiales adecuadas a tal fin
5) Principio de la mejora constante: es decir que la educación se encuentra en un proceso
constante de evaluación y crecimiento.

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CONCLUSIÓN:
Lo señalado en este trabajo nos lleva a una conclusión general. Esta es la fuerte desigualdad en
el acceso a la educación que se evidencia a lo largo y ancho de nuestro país y la exclusión de
una importante franja de niños y jóvenes en su posibilidad de acceder a la misma.
La situación analizada aquí muestra claramente como se está vulnerando el derecho a la
educación. Pues a la par de que es una obligación la asistencia a la escuela es un “derecho
universal” que asiste a todos los niños. Pero para los 150.000 niños de 5 años que no concurren
al jardín, ese derecho no se cumple; nos encontramos frente a la negación de un derecho.
Uno de los factores que debemos considerar por su posible influencia a la hora de explicar la
poca escolarización de los niños, adolescentes y jóvenes, es el grado en que el Estado (Nacional
y Provincial) garantiza sí o no la obligatoriedad que el mismo ha fijado por ley desde el nivel
inicial hasta el nivel secundario.
También para todos los jóvenes que viven en las zonas rurales de las provincias que quieren
emprender un estudio universitario o terciario, se les imposibilita por la baja situación
económica (entre otros factores) que tienen.

12
ANEXO
1

13
3 Estructura del sistema educativo de la republica Argentina

4 eduaccion obligatoria

14
BIBLIOGRAFIA

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 http://www.comie.org.mx/documentos/rmie/v15/n045/pdf/ART45010.pdf

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