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Consignas

1) Mirar la película la educación en movimiento.


2) Elegir una comunidad elegir un contenido para esa comunidad y fundamentar la
elección.
3) Describir esa comunidad: lugar geográfico, relación docente estudiantes, perfil del
docente, como aparece lo lúdico en esa comunidad.
4) Realizar un plan de clases para esa comunidad.

Respuestas
2) La comunidad que hemos elegido es la de estudiantes de la UNIBOL en Bolivia.
Nuestra elección se basa en la riqueza cultural que presenta dicha comunidad,
atravesada transversalmente por la cultura quechua y todo lo que esto conlleva, la
implementación de su propio lenguaje, prácticas religiosas y ancestrales,
aprovechamiento y cuidado de la tierra entre otros aspectos y por otro lado la
problemática en base a esto también, más precisamente la escases de docentes
dispuestos a llevar adelante este tipo de educación.
Otro aspecto muy importante que determinó nuestra elección es el hecho de que se
trate de un nivel superior de educación y formación, ya que se trata de una
universidad, y nos atrajo mucho la idea de ver como se forman profesionales desde
adentro de la comunidad quechua, especializados y abocados a las necesidades
propias de dicha comunidad.

3) La Universidad Indígena Boliviana “Casimiro Huanca" (UNIBOL) se encuentra


ubicada en Chimore, Cochabamba. Allí la residencia está rodeada de la naturaleza en
su máximo esplendor ya que esta en las cercanías de un cerro y diversos ríos, con los
cuales están en constante interacción y son estos los principales elementos de su
investigación.
La construcción edilicia está en medio de una frondosa vegetación, el ecosistema que
los rodea está muy presente en los programas de estudio de las distintas carreras que
la UNIBOL promueve. Al considerarse ellos mismos hijos de la Pachamama es que
demuestran un gran respeto por todo el componente de la naturaleza que los rodea y
así logran una convivencia completamente armoniosa en comunidad junto con la
madre tierra y quienes la habitan.
El perfil docente encontrado en la UNIBOL Quechua es de un profundo arraigo
comunitario e indígena. Los mismos profesionales son testigos y víctimas del
constante acoso que el sistema occidental y colonial de educación ejerce sobre los
campesinos y comunidades agrarias.
La UNIBOL está marcada por la identificación comunitaria pensada por y para las
organizaciones sociales cuyo objetivo no es la formación de entes autómatas
preparados para una sociedad de lucro y competencia, empleados de grandes
empresas transnacionales y millonarios, sino que se enfoca en inculcar una formación
de educación superior para servir al pueblo.
Es importante remarcar la revitalización de la cultura quechua y alejarla de esa
posición encajonada en los asuntos puramente agrarios sino que busca el
empoderamiento de conocimientos científicos y tecnológicos modernos, incentivando
la investigación científica y la innovación tecnológica pero sin abandonar el aspecto
espiritual que caracteriza a estas comunidades.
Se pelea constantemente por una educación descolonizadora en pos de generar una
formación política e ideológica, tanto en docentes como estudiantes, para promover la
formación integral y “holística” para atender las necesidades de la Nación Quechua y
del Estado Plurinacional de Bolivia.
De este perfil en sus docentes es que nace una relación muy cercana con los
alumnos, ya que como dijimos antes está basada en la idea de comunidad, de
constante aprendizaje y ayuda por parte de ambos, docente y alumno. Ambos
absorben los conocimientos que en esta relación recíproca surgen y los ponen en
práctica con la idea de fortalecer el bien estar común. La espiritualidad que caracteriza
a la cultura quechua refuerza los lazos de estas relaciones ya que el docente se
involucra con el alumno sintiéndolo un par de su propia comunidad.
Lo lúdico se ve reflejado en esta comunidad, cuando se trabaja en el aula con un
juego llamado adivina- adivinador, donde participa un grupo de alumnos interactuando
con la clase.
Este juego forma parte de los Watuchis. Son una forma de entretenimiento colectivo y
de representación del imaginario cultural del pueblo quechua. Los watuchis permiten,
además, desarrollar la creatividad y el ingenio mediante el uso de metáforas sutiles,
irónicas e incluso grotescas. Son tesoros auténticos de la creación popular.
Al atardecer o en las noches, la creatividad e imaginación de los campesinos permiten
encontrar respuestas correctas a diversos enigmas. Sentados, formando círculo -si
son varios-, o frente a frente -si son dos-, participan de una competencia intelectual
mediante estas adivinanzas quechuas.
El retador suele enunciar acertijos muy difíciles y raros. Si el interlocutor no soluciona
el enigma, puede solicitar minutos adicionales y recibir ayuda asociativa, o pistas, para
encontrar la palabra clave. Si finalmente no adivina, es sometido a burlas llenas de
ingenio, pero sin ofensas ni groserías. Solo después conocerá la respuesta.
Por lo general, la persona de mayor edad (abuelo o abuela) es quien inicia el juego en
el que también participan jóvenes y niños. Pero durante los descansos en faenas
agrícolas, e incluso en los velorios, intervienen mayoritariamente adultos. En todos los
casos, el nivel de complejidad se incrementa a medida que los acertijos se suceden.
Por eso, solo quien acierta puede formular una nueva adivinanza al rival.
El watuchi propicia la agilidad mental y desarrolla el razonamiento. Plantea ideas
relacionadas con la tradición oral. El término viene de la raíz watay, que significa ’atar’
y ’amarrar’. Metafóricamente, atar se refiere a un proceso de razonamiento verbal. Se
atan datos determinados para encontrar una solución.
Los enunciados de un watuchi son concretos. Las preguntas y las respuestas siempre
se refieren a temas cotidianos. El watuchi se caracteriza por su forma versal: nunca se
enuncia en prosa. Además, posee ritmo y, eventualmente, terminaciones fónicas que
permiten su mejor recuerdo.
Es una fórmula que nace de un enunciado. En los pueblos sureños del país, por
ejemplo, la ronda de preguntas se inicia expresando: imalla haycallasá (literalmente,
¿qué será? ¿Cuánto será?, o ’adivina, adivinador’). También se suele expresar:
imallanchiq aycallanqchiq (¿Qué es? ¿Cómo será?), así como imallayqui, jaycallaqui
(¿Qué es lo que es?). El participante responde asá, sa o azar, que significan «acepto»,
«voy a adivinar» o «será lo que voy a responder». Luego, se manifiesta el texto.
Este juego promueve un aprendizaje espontáneo y activo que permite recrear la
realidad de los niños en un esquema lúdico. A través del juego de palabras, los adultos
enseñan a niños y jóvenes en términos de competencia entre ellos. Lo lúdico supone
sanciones y vergüenza a quien no puede codificar y encontrar el resultado sorpresivo.
Dentro de una dimensión comunitaria de la realidad, el watuchi ayuda al que tiene
poco entendimiento.
De la gran cantidad de adivinanzas andinas, que evidencia la creatividad del hombre y
su capacidad para observar su mundo, destacan las adivinanzas vinculadas al entorno
natural: animales, vegetales y fenómenos de la naturaleza (Figuran también aquellos
relacionados con los utensilios rurales, aspectos íntimos del hombre y su sexualidad, y
con los alimentos esto lo vemos reflejado en la película, con el ejemplo de la cebolla).
El watuchi permite asegurar la identidad a través de la tradición e incorpora nuevos
elementos despertando el afinamiento de la inteligencia. Por eso, plantean la
necesidad de promover el diálogo cultural que permita valorar el espíritu libre y
creativo de las adivinanzas quechuas, antes de que sea demasiado tarde.
Por eso, nos parece que el tema de la cultura y el idioma quechua, es un contenido
importante para trabajar en clase, para afirmar la identidad de esta comunidad.

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