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LITERATURA
MEDIEVALISMO ITALIANO:
Dante Alighieri
REFER
EFERENC
ENCIA HISTÓRIC
TÓRICO - CULT
ULTURAL
Comprende desde el siglo VII hasta fines del siglo XV. Los países de mayor producción
literaria son: Francia, Inglaterra, Italia, España y Alemania.
CARACTERÍS
RÍSTIC
TICAS DE LA LITE
ITERATURA
A) Literatura épica, oral y anónima, los encargados de difundirla eran los juglares o cantores del
pueblo.
B) Aparición de los Cantares de Gesta, cuya temática estaba dirigida a cantar hechos
guerreros, hazañas de héroes y también la defensa del honor y la fe. Portada de una edición del Poema
de Mio Cid publicada en Sevilla a
comienzos del siglo XVI (Biblioteca
C) Tuvo influencia religiosa especialmente de las religiones cristianas e islámicas. Nacional de Madrid).
REPRESENT
ESENTANT
ANTES
L2 - LIT - 5S - 67 - 2013
I.E.P. SAN
IGNACIO
I.E.P. SAN
IGNACIO
LITERATURA MEDIEVAL LA DIVINA COMEDIA
ITALIANA
Siglo XIII d.C. Inicio: A la mitad de su vida, Dante (el DANTE ALIGHIERI
cristiano extraviado) se encuentra en una
selva oscura (pecado), acosado por la
pantera (lujuria), la loba (avaricia) y el
león (violencia). Es restado por Virgilio (la
razón) con el cual más adelante hará un
Teocentrismo viaje por dos mundos, viaje que será
Idealización de la mujer continuado con Beatriz. “Aristóteles Moderno”
TEMA: Dante (el creyente extraviado) requiere de la razón (Virgilio) para salvarse del pecado y para llegar a Dios requiere de la
fe y el amor. (Beatriz)
Obra de Dante: - De Monarchia
- Vita Nuova
- La vulgar elocuencia
DANTE
DANTE ALIGHIERI
IERI
• DATOS BIOGRÁFICOS
Nació en Florencia en 1265, dentro de una ilustre familia. Recibe una esmerada educación, tanto en el campo de las
humanidades como en el de la política. Sus primeras obras están impulsadas sobre todo por un ferviente amor juvenil por
Beatriz de Portinari. Estos sentimientos están recogidos en una especie de diario íntimo, donde se mezcla el verso con la
prosa, que tituló Vida Nueva, así mismo su obra poética titulada “Cancionero” o “Rimas” recoge poemas dedicados a su
amada. Además de La Divina Comedia, su máxima obra y una de las más importantes de la literatura universal, escribe un
tratado político - La monarquía-, uno filosófico - El convite - y otras obras menores. Muere en Rávena en 1321.
• LA DIVINA COMEDIA:
La Divina Comedia, poema épico-teológico, comprende tres partes: El Infierno (33 cantos más una introducción), el
Purgatorio (33 cantos) y el Paraíso (33 cantos); en total ciento cantos. El tema central es el camino hacia Dios, es decir, el
camino a la perfección, “de la servidumbre a la libertad”.
En la Divina Comedia, el poeta narra un viaje imaginario por el reino del más allá. El poeta Virgilio lo guía por el Infierno y
el Purgatorio, y su amada Beatriz lo guía por el Paraíso. En su recorrido se encuentra con diversos personajes de la
historia y también con personajes contemporáneos a él. El lugar en que estos se encuentran (infierno, purgatorio o paraíso)
indica la valoración del poeta respecto a ellos.
Dante puso a su obra el título de Comedia porque está escrita en el lenguaje vulgar, en estilo humilde y tiene un final feliz.
Fue
Bocaccio quien le añadió el adjetivo Divina, La Divina Comedia no es pues un poemario, es sólo un gran poema alegórico.
Escrito en los umbrales del humanismo, el poema debe abordarse de acuerdo con el espíritu del Simbolismo y el
Alegorismo característico de la Edad Media.
La obra se encuentra escrita en primera persona. Dante imagina que la noche del jueves al viernes santo, del 7 al 8 de abril
de 1300 se ha extraviado en una selva oscura.
Dante tenía entonces 35 años de edad, que él supone la mitad del camino de la vida, según se desprende del terceto
siguiente:
LA DIVINA COMED
MEDIA
FRAGMENTO I
A la mitad del viaje de nuestra vida me encontré en una selva oscura, por haberme
apartado del camino recto. ¡Ah! ¡Cuán penoso me sería decir lo salvaje, áspera y
espesa que era esta selva, cuyo recuerdo renueva mi temor; temor tan triste, que la
muerte no lo es tanto! Pero antes de hablar del bien que allí encontré, revelaré las
demás cosas que he visto. No sabré decir fijamente cómo entré allí; tan adormecido
estaba cuando abandoné el verdadero camino. Pero al llegar al pie de una cuesta,
donde terminaba el valle que me había llenado de miedo el corazón, miré hacia arriba
y vi su cima revestida ya de los rayos del planeta que nos guía con seguridad por
todos los senderos. Entonces se calmó algún tanto el miedo que había permanecido
en el lago de mi corazón durante la noche que pasé con tanta angustia; y del mismo
modo que aquel que, saliendo anhelante fuera del piélago, al llegar a la playa, se
vuelve hacia las ondas peligrosas y la contempla, así mi espíritu, fugitivo aún, se volvió
hacia atrás para mirar el trayecto del que no salió nunca nadie vivo. Después cuando
di algún reposo a mi fatigado cuerpo, continué subiendo por la solitaria cuesta,
procurando afirmar siempre aquel de mis pies que
estuviera más bajo. Al principio de la cuesta aparecióseme una pantera ágil, de rápidos Edición italiana de la Comedia (siglo
movimientos y cubierta de manchada piel. No se separaba de mi vista, si no que XVI). Va acompañada de un estudio
interceptaba de tal modo mi camino, que me volví muchas veces para retroceder. del humanista florentino Landino.
FRAGMENTO II
-Los estandartes del rey de los infiernos avanzan hacia nosotros. Mira adelante - dijo mi Maestro-, a ver si lo distingues.
Como aparece a lo lejos un molino, cuyas aspas hace girar el viento, cuando este arrastra una espesa niebla, o cuando
anochece en nuestro hemisferio, así me pareció ver a gran distancia un artificio semejante; y luego, para resguardar del
viento, a falta de otro abrigo, me encogí detrás de mi Guía.
Estaba ya (con pavos de lo digo en mis versos) en el sitio, donde las sombras se hallaban completamente cubiertas de
hielo, y se transparentaban como paja en el vidrio. Unas estaban tendidas, otras derechas; aquellas con la cabeza, estas
con los pies hacia abajo, y otras por fin con la cabezas tocando a los pies como un arco. Cuando mi Guía creyó que
habíamos avanzado lo suficiente para enseñarme la criatura que tuvo el más hermoso rostro, se colocó delante de mí, e
hizo que me detuviera.
LITERATURA
-He ahí a Lucifer-me dijo-, y eh aquí el lugar donde es preciso que te armes de fortaleza.
No me preguntes, lector, si me quedaría entonces helado y yerto; no quiero escribirlo, porque todo lo que dijera sería
poco. No quedé muerto ni vivo. Piensa por ti, si tiene alguna imaginación, lo que me sucedería viéndome así privado de la
vida sin estar muerto.
El emperador del doloroso reino salía fuera del hielo desde la mitad del pecho: mi estatura era más proporcionada a la
de un gigante, que la de uno de estos a la longitud de los brazos de Lucifer; juzga, pues, cuál debería ser el todo que a
semejante parte corresponda él debe proceder sin duda todo mal. ¡Oh! ¡Cuánto asombro me causó, al ver que su cabeza
tenía tres rostros! Uno por delante, que era de color rojo. Los otros dos se unían a éste sobre el medio de los hombros, y se
juntaban por detrás en lo alto de la coronilla. El rostro de la derecha entre blanco y amarillo, según me pareció; el de la
izquierda tenía el aspecto de los oriandos del valle del Nilo. Debajo de cada rostros ancían dos grandes alas,
proporcionales a la magnitud de tal pájaro, y no he visto jamás velas de buques comparables a ellas; no tenían plumas, sino
que eran parecidas a las de los murciélagos; y se agitaban de manera que producían tres vientos, con los cuales se helaba
todo él.
Con seis ojos lloraba Lucifer, y por las tres barbas corrían sus lágrimas, mezcladas de baba sanguinolenta. Con los
dientes de cada boca, como esos aparatos que machacan el lino, trituraba a un pecador, de suerte que hacía tres
desgraciados a un tiempo. Los mordiscos que sufría el de delante no eran nada en comparación de los rasguños que le
cansaban las garras de Lucifer, dejándole a veces las espaldas enteramente desolladas.
-El alma que está sufriendo la mayor pena allá arriba -dijo el Maestro- es la de Judas Iscariote, que tiene la cabeza
LITERATURA
dentro de la boca de Lucifer y agita fuera de ella las piernas. De las otras dos, que tienen la cabeza hacia abajo, el que
pende de la boca negra es Bruto; mira cómo se retuerce sin decir una palabra. El otro, que tan membrado parece ser, es
Casio. Pero se acerca la noche, y es hora ya de partir, pues todo lo hemos visto.
Según su deseo, me abracé a su cuello; aprovechó el momento y el lugar favorable, y cuando las alas estuvieran bien
abiertas, agarróse a las velludas costillas de Lucifer, y de pelo en pelo descendió por entre el hirsuto costado y las heladas
costras. Cuando llegamos al sitio en que el muslo se desarrolla justamente sobre lo grueso de las caderas, mi Guía, con
fatiga y con angustia, volvió su cabeza hacia donde aquél tenía los pies, y se agarró al pelo como un hombre que sube, de
modo que creí que volvíamos al infierno.
-Sosténte bien- me dijo jadeando como un hombre cansado-, que por esta escalera es preciso partir de la mansión del
dolor. Después salió afuera por la hendidura de una roca, y me sentó sobre el borde de la misma, poniendo junto a mi
su pie
prudente. Yo levanté mis ojos, creyendo ver a Lucifer como le había dejado; pero vi que las piernas en alto. Sí debí quedar
asombrado, júzguelo la gente de poco entendimiento que no ha visto el sitio por donde yo había pasado.
-Levántate - me dijo el Maestro-, la ruta es larga, el camino malo, y ya el Sol se acerca la mitad de tercia.
El sitio donde nos encontrábamos no era como la galería de un palacio, sino por el contrario una caverna de mal piso y
escasa luz.
Hay allá abajo una cavidad que se aleja tanto de Lucifer cuanta es la extensión de su tumba; cavidad que no puede
reconocerse por la vista, sino por el rumor de un arroyuelo, que desciende por el cauce de un peñasco que ha perforado
con su curso sinuoso y poco pendiente. Mi Guía y yo entramos en aquel camino oculto, para volver al mundo luminoso; y
sin concedernos el menor descanso, subimos, él delante yo detrás, hasta que puede ver por una abertura redonda las
bellezas que contiene el cielo, y por allí salimos para volver a las estrellas.
LITERATURA
06. ¿Cuál podría ser la intencionalidad central del texto leído?
FRA
FRANCISCO PETRA
PETRARCA
JUA
JUAN BOCCA
CCACIO
• DATOS BIOGRÁFICOS
Giovanni Boccacio fue hijo de un acaudalado comerciante italiano que pretendió incluirle en el mundo de los negocios, a
pesar de su inclinación literaria. Nació en 1313 y murió en 1375. Residió en su juventud en Nápoles y luego en Florencia.
Su obra principal, terminada en 1353, es el Decamerón, que consta de cien cuentos, inspirados en “fabliaux”, leyendas
medievales, etc. Diez jóvenes, siete doncellas y tres mancebos, los cuentan durante la gran peste de 1348 en una villa de
recreo florentina. La plenitud humana de sus personajes y la eficacia de su prosa realista y jugosa constituyen el punto de
partida de la novelística moderna. Otras obras suyas en el Corbaccio, Bucalicum Carmen, Fiammetta, etc.
EL HALCÓN
LCÓN
Hace ya tiempo, vivía en Florencia un joven llamado Federico Alberighi, hijo de micer Felipe Alberighi, con el que ningún
otro doncel de la nobleza toscanas podía rivalizar en porte gentil y cortesía. El cual, como suele ocurrir con los jóvenes de su
edad y condición, se enamoró de una dama llamada y Monna Giovanna, que por esos tiempos eran tenida por una de las
mujeres más hermosas y amables del Florencia. Todo lo que Federico podía hacer para conquistar el amor de ella, lo hizo: en
fiestas, en torneos, en magníficos regalos gastó sus recursos sin moderación; pero ella, tan honesta como hermosa, no se dio
por enterada de tales agasajos ni prestó por eso mayor atención a quien los hacia.
Continuó Federico gastando su fortuna sin conseguir nada, hasta el punto de que pronto las riquezas escasearon y él se
volvió pobre sin que le quedase nada más que un pequeño predio, cuyas estrechas rentas apenas si le alcanzaban para vivir, y
un espléndido halcón que era el único legado de sus fastos pasados. Por lo cual, más enamorado que nunca y viendo que ya
no podía desempeñar dignamente el papel de ciudadano de Florencia, se fue a vivir a Campi, donde se hallaba su finca. Allí,
sin pedir nada a nadie, se entretenía cazando pájaros con su halcón, y soportaba resignadamente su pobreza.
Y cierto día, cuando Federico ya tocaba la pobreza más extrema, enfermó el marido de Monna Giovanna y viéndose en
trance de morir, hizo testamento; riquísimo como era, nombró heredero suyo a su hijo ya grandecito, dejando constancia,
además, que su bien amada esposa se convertirá, a su vez, en heredera, si el muchacho muriese sin dejar descendencia. Ya
viuda Monna Giovanna, se retiró al campo durante el verano, como era costumbre, a una propiedad muy cercana a la de
Federico; por lo cual sucedió que el muchacho trabó amistad con Federico y no tardó en jugar con los perros y pájaros de éste;
y como veía a menudo volar el halcón de Federico, se prendó del ave, y le entraron deseos de poseerla, aunque no se
atreviese a pedírsela a su nuevo
amigo debido a la estimación que éste le demostraba.
Tanto inquietó esto al muchacho que terminó por enfermarse, con la cual su madre quedó muy preocupada, pues no lo
tenía más que a él, y se pasaba el día rondando en torno a su cama; sin alcanzar a confortarlo, no cesaba de preguntarle qué
era lo que causaba su mal, y le rogaba que le dijese cuál era el objeto o cosa que deseaba, que ella se lo procuraría de
cualquier manera. El muchacho, luego de haber oído repetidas veces esos ofrecimientos, dijo:
- Querida mamá, si usted consigue para mi el halcón de Federico, creo que podré curar en seguida.
La dama, en cuanto hubo oído esto, comenzó a reflexionar sobre la actitud que habría de tomar, Sabía que Federico la
había amado por mucho tiempo, sin que ella le hiciese la menor concesión: por eso, se decía: “¿Cómo podré pedirle ese halcón
que, si me atengo a lo oído, es el mejor de cuantos volaron jamás, y que, por lo demás, en un único sostén? ¿Y cómo podré yo
privar a ese caballero del único motivo de gozo que le queda en el mundo?”. Y así quedó muy perpleja, con la convicción de
que lo obtendría si llegaba a pedirlo; y como no sabía qué decidir, nada le contestó al hijo. Finalmente, vencida por su amor
maternal, terminó por prometer al muchacho, que no había cesado de insistir en que el halcón habría de ser su único medio de
curación, que ella misma iría a buscarle el pájaro.
- Hijo mío, tranquilizate y piensa sólo en recobrar la salud, pues te prometo que los primero que haré mañana es ir yo
LITERATURA
misma a buscar el halcón y a traértelo- con lo cual el niño se alegró y mostró inmediatamente señales de restablecimiento.
A la mañana siguiente, la dama acompañada sólo por otra mujer, se dirigió, como si pasease, hacia la casita de Federico, a
quien hizo llamar a su llegada. En aquel momento el joven, como no era día para salir de caza con el halcón, se encontraba en
su jardín haciendo algunos trabajos menudos. Y al saber que Monna Giovanna llamaba a su puerta, acudió al instante a
recibirla. Ella, al verlo llegar, lo saludó de modo muy graciosos y dimelos, luego de que él le hubiese dirigido una respetuosa
reverencia, y tras las cortesías de rigor, le dijo:
-Señor Federico, he venido a resarcirte de los perjuicios que has tenido por mi causa debido a que me amaste más,
probablemente, de los necesario; por lo cual la recompensa que te ofrezco es que nos invites, a esta dama que me acompaña
y a mí, a comer contigo.
- No recuerdo, señora, haber sufrido daño alguno por vuestra culpa; por el contrario, creo que si en cierta oportunidad hice
cosas de mérito, ello lo debo al amor que supisteis despertar en mí; y, por cierto, la gracia que me hacéis al venir me es tan
cara que no la cambiaría por todos los bienes que, pobre ahora, he perdido.
Y, así hablando, tímidamente la hizo pasar a su casa y al jardín, y como no encontrara a otra persona que la jardinera para
hacerle compañía le dijo:
- Noble señora, os dejo con esta mujer, esposa de un trabajador que es de mi confianza, es tanto voy a poner la mesa.
Federico, pese a lo extremo de su pobreza, nunca como aquel día había lamentado haber dilapidado sus riquezas, y no
poder
agasajar a la mejor amada. Rabiaba ahora contra sí mismo, maldecía su fortuna y, ya completamente fuera de sí, recorría
todos
los cuartos en busca de algún dinero u objeto para empeñar, sin hallar nada en ninguna parte. Como ya la hora de comer se
acercaba, y su deseo de honrar a la dama querida era grande, sin que se le pasase por las mentes pedir alguna cosa a su
jardinero, fijó de pronto sus miradas en su apreciado halcón, que descansaba en su jaula; y como no le quedaba otra
alternativa, lo tomó, lo sopesó y, encontrándolo carnoso, dedujo que sería adecuada merienda para una dama como la que allí
esperaba. Entonces, sin pensarlos dos veces, le retorció el cuello, lo desplumó y rápidamente lo puso a asar; y puesta la mesa
con blanquísimos manteles, que aún conservaba, volvió con alegre expresión al jardín, donde la dama lo esperaba, y la invitó a
que pasará al comedor junto con su compañera. A lo cual se levantaron las dos señoras, entraron en la casa y se sentaron a la
mesa, y, sin saber qué comían y mientras Federico las servía diligentemente, se almorzaron el excelente halcón.
Concluido el ágape, y mientras se entretenían en amable charla, a la dama le pareció que había llegado el momento de
explicar el verdadero motivo de su venida, y habló así:
-Federico, si recuerdas tu pasada vida y mi honestidad, que quizá tomaste por desvío y dureza, no dado de que te
asombrarías de mi presentación cuando sepas a lo que he venido. Pero si tuvieras hijos, o los hubieses tenidos alguna vez, y
supieras hasta dónde llega el amor paternal, estoy segura que sabrías excusarme. Y así como tú no los tienes, yo tengo uno, y
no puedo eludir las leyes comunes entre las madres; todo lo cual me obliga, aún contra mi voluntad y violentándome mucho,
pedirte un don que sé te es íntimamente caro, porque la naturaleza no te ha dejado ningún otro consuelo; y ese don es tu
halcón dilecto, del que mi hijo se ha encaprichado de tal manera, que si no se le llevo la enfermedad que sufre puede agravarse
hasta quitarle la vida. Y por esto te ruego, no por tu amistad, que jamás la he merecido, sino por tu noble y cortés carácter, que
hacer que sobresalgas entre los demás hombres, que me des el halcón, para que yo pueda conservar la vida de mi hijo, y te
quede eternamente agradecida.
Federico, al escuchar el pedido y dándose cuenta de que no lo podía satisfacer puesto que acababa de comerse el halcón,
se echó a llorar antes de poder articular palabra. La dama creyó primero que este llanto obedecía a la pena que causaría al
caballero al desprenderse del halcón, y estuvo tentada a retirar el pedido; pero en seguida se contuvo y esperó, después del
llanto, la respuesta de Federico. El cual le habló de esta manera:
-Señora, sabe Dios que desde que en vos puse mi amor los hechos de la fortuna me han sido adversos en todos los
órdenes;
sin embargo, todas mis penurias pasadas son leyes comparadas con la que atravieso ahora, cuando me visitáis en mi humilde
casita
-sin que nunca me hayáis visitado antes, en mis ricas mansiones- y me pedís un menudo don, que no puedo concederos de
ninguna manera, por el motivo que sigue: en cuanto escuché que queríasis almorzar en mi casa, y teniendo en cuenta vuestra
excelencia y vuestra nobleza, estimé que sería digno y conveniente que os agasajara, de acuerdo con mis posibilidades, de la
mejor manera y por encima de lo que uno hace con los huéspedes comunes. Por ello, adecuado; y en el almuerzo lo habéis
comido, convenientemente asado, y yo supuse haberle dado el mejor de los usos posibles; pero ahora veo que lo deseábais en
otra forma, y siento un dolor inexpresable por no tenerlo ya, y creo que nunca la paz volverá a mí.
Y cuando terminó de decir esto, mandó traer las plumas, las garras y el pico del ave, para demostrar que no mentía.
La dama, que lo veía y escuchaba todo, le reprochó, ante todo el haber matado a su halcón para dar de comer a una dama;
pero en lo interior de sí misma le agradeció su generosidad y grandeza de alma, que la pobreza no había conseguido desterrar.
Después desaparecidas ya las esperanzas de poseer el halcón, y acordándose de la enfermedad de su hijo, resolvió volver a
casa.
El hijo, sea porque la noticia de que nunca tendría el halcón agravase su estado, sea porque la propia enfermedad no
tuvieses cura, no pudo sobrevivir mucho tiempo y, días más tarde, con gran dolor de la madre, dejó este mundo. La señora,
luego de mucho tiempo de lágrimas y amargura, recibió de sus hermanos el consejo de volver a casarse, pues era ríquisima y
todavía joven; y aunque no pareciese ella en disposición de hacerlo, pensó en Federico, en su valor y en última magnificencia,
la de haber dado muerte a un halcón tan preciado para honrarla, y terminó por decir a sus hermanos:
-Con mucho gusto quedaría viuda, si esto os agradase; pero si estimáis que debo casarme, por cierto que no tomaré otro
marido que no sea Federico Alberighi -ante lo cual los hermanos, burlándose de ella, le respondieron:
-¿Qué estás diciendo? ¿Cómo puedes querer a un hombre que nada tiene?
-Hermanos míos, ya sé que es cual lo decías, pero antes bien quiero a un hombre carente de riquezas, que a unas
riquezas sin hombres.
-Sus hermanos, al oírla y conociendo como conocían a Federico, por más pobre que éste fuese, consintieron en dársela por
esposa, junto con todas las riquezas que el primer marido le había dejado; y Federico, que así se convertía por fin en marido
de la mujer que amaba, y en poder de una fortuna tan grande como la que las desventuras le habían quitado, vivió con alegría,
esposo feliz y administrador más prudente, hasta el fin de sus días.
I. Completa:
L2 - LIT - 5S - 74 - 2013
01. Dio el título de Divina a la Comedia de Dante
07. ¿Qué hecho afectó a la vida de Dante?
Alighieri:
L2 - LIT - 5S - 75 - 2013
13. Barquero del Infierno en la Divina Comedia: 22. Forma del diablo en la Divina Comedia:
14. Son las tres fieras que se le aparecen a Dante al 23. Es el primer humanista universal:
iniciar La Comedia:
LITERATURA
17. Tema de “El Cancionero” de Petrarca:
19. Se le conoce como Trecento al siglo: 28. Es el lugar donde habita Virgilio en el Infierno:
20. Último guía de Dante en la Divina Comedia: 29. Los que no cumplen sus votos totalmente, ¿en qué
cielo del Paraíso se encuentran?
P a r a t u c u a de r n o
Obra
Autor
Época Literaria
Personajes
Argumento
Comentario
Shakespeare (1564 - 1616) es la máxima expresión del teatro inglés y universal. Nacido en Stratfor-on-Avon (Inglaterra),
sólo logró instrucción elemental; desempeñó desde joven (en Londres) puestos modestos como cuidador de caballos de las
persona que ingresaban al teatro; años después llegó a ser actor, director y, sobre todo, autor teatral.
Se tiene dudas sobra la existencia real de este autor. Muchos estudiosos consideran que la obra atribuida a Shakespeare
pudo ser escrita por otro y otros personajes históricos. Sin embargo y más allá de toda especulación sobre la existencia real de
William Shakespeare, lo cierto es que las obras atribuidas a este personaje representan la revitalización del teatro clásico con
el aporte indudable de una exploración del alma humana desde la perspectiva de sus sentimientos y emociones terrenos. Los
sentimientos y emociones son aquí producto de los hombres y no de la lucha entre hombres y dioses.
LITERATURA
Se supone que Shakespeare murió el 23 de abril de 1616.
La obra de Shakespeare es sumamente variada y abarca poesía (sonetos) y teatro. El teatro de Shakespeare comprende
obras de filiación histórica y otras de pura ficción. Entre las primeras tenemos Julio César, Ricardo II y Enrique IV, referida a
personajes históricos, entre las segundas, donde el autor tendrá mayor dominio en su trabajo creativo, hallamos la célebre
comedia. El sueño de una noche de verano o los profundos dramas universales Otelo, Romeo y Julieta, Macbeth. La
universalidad de las obras de ficción de Shakespeare están reflejadas en el hecho de que no sólo se sigan representando, sino
que han generado versiones modernas adaptadas a los nuevos medios de comunicación.
Entre los muchos méritos de Shakespeare, está el haber creado con sus personajes (Hamlet, Romeo, Otelo, Macbeth, etc)
arquetipos de valor universal.
Presentamos el argumento de las dos tragedias shakesperianas más famosas.
ROM
ROMEO Y JULIETA
FRAGMENTO I
(ACTO PRIMERO)
(ESCENA XII)
Parte remota cercana al mar, vista a los lejos del palacio de Elsingor
LA SOMBRA: Mírame
HAMLET: Ya te miro.
LITERATURA
LA SOMBRA: Yo soy el alma de tu padre, destinada por cierto tiempo a vagar de noche y aprisionada en fuego durante el día
hasta que sus llamas purifiquen las culpas que cometí en el mundo. ¡Oh!, si no me fuera vedado manifestar los secretos de la
prisión que habito, pudiera decirte cosas que la menor de ellas bastaría a despedazar tu corazón, helar tu sangre juvenil; tus
ojos, inflamados como estrellas, saltar de sus órbitas; tus anudados cabellos separarse, erizándose com las púas del
puercoespín. Pero estos eternos misterios no son para los oídos humanos. Atiende, atiende, ¡ay!, atiende. Si tuviste amor a tu
tierno padre...
HAMLET: ¿Homicidio?
LA SOMBRA: Sí, homicidio cruel, como todos los son; pero el más cruel y el más injusto y el más
aleve.
HAMLET: Refiéremelo presto, para que con alas veloces como la fantasía, o con la prontitud de los pensamientos amorosos,
me precipite a la venganza.
LA SOMBRA: Ya veo cuán dispuesto te hallas, y aunque tan insensible fueras como las malezas que se pudren incultas en las
orillas del Leteo, no dejaría de conmoverte lo que voy a decir. Escúchame ahora, Hamlet. Esparcióse la voz de que estando en
mi jardín dormido me mordió una serpiente. Todos los oídos de Dinamarca fueron groseramente engañados con esa
fabulosa invención; pero tú debes saber, mancebo generoso, que la serpiente que mordió a tu padre hoy ciñe su corona.
LA SOMBRA: Si; aquel incestuoso, aquel monstruo adúltero, valiéndose de su talento diabólico, valiéndose de traidoras
dádivas...,
¡oh talento y dádivas malditas, que tal poder tenéis para seducir!, supo inclinar a su deshonesto apetito la voluntad de la reina
mi esposa, que yo creía tan llena de virtud. ¡Oh Hamlet, cuán grave fue su caída! Yo, cuyo amor para ella fue tan puro..., yo,
siempre tan fiel a los solemnes juramentos que en nuestro desposorio le hice, yo fui aborrecido y se rindió a aquel miserable,
cuyas prendas eran en verdad harto inferiores a las mías. Pero así como la virtud será incorruptible aunque la disolución
procure excitarla bajo divina forma, así la incontinencia, aunque viviese unida a un ángel radiante, profanará con oprobio su
tálamo celeste... Pero ya me parece que percibo el ambiente de la mañana. Debo ser breve. Dormía yo una tarde en mi jardín,
según lo acostumbraba siempre. Tú tío me sorprende en aquella hora de quietud, y trayendo consigo una ampolla de licor
venenoso, derrama en mi oído su ponzoñosa destilación, la cual de tal manera es contraria a la sangre del hombre, que
semejante en la sutileza al mercurio, se dilata por todas las entradas y conductos del cuerpo, y con súbita fuerza le ocupa
cuajando la más pura y robusta sangre como la lehce con las gotas ácidas. Este efecto produjo inmediatamente en mí, y el
cutis hinchado, comenzó a despegarse a trechos con una especie de lepra en ásperas y asquerosas costras. Así fue que
estando durmiendo perdí a manos de mi hermano mismo mi corona, mi esposa y mi vida a un tiempo. Perdí la vida cuando mi
pecado estaba en todo su vigor, si hallarme dispuesto para aquel trance, sin haber recibido el pan eucarístico, sin haber sonado
el clamor de mi agonía,s in lugar al reconocimiento de tanta culpa presentado al tribunal eterno con todas mis imperfecciones
sobre mi cabeza. ¡Oh, maldad horrible, horrible...! Si oyes la voz de la naturaleza, no sufras, no, que el tálamo real de
Dinamarca sea el lecho de la lujuria y del abominable incesto. Pero de cualquier modo que dirijas la acción, no manches con
delito el alma profiriendo ofensas a tu madre. Abandona este cuidado al cielo deja que aquellas agudas puntas, que tiene fijas
I.E.P. SAN
en su pecho, la hieran y atormenten. Adiós. Ya la luciérnaga amortiguando su aparente fuego, nos anuncia la proximidad del
IGNACIO
día. Adiós, adiós. Acuérdate de mí.
I.E.P. SAN
IGNACIO
FRAGMENTO II
(ACTO TERCERO)
(ESCENA IV)
HAMLET: ¡Ser o no ser; he allí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu; sufrir los golpes y dardos de la
insultante fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir...,
dormir, no más! ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la
herencia de la carne!
¡He aquí un término para ser devotamente deseado! ¡Morir..., dormir! ¡Dormir!... ¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el obstáculo!
Porque es forzoso que no detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos
hayamos librado del torbellino de la vida. ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio! Porque ¿quien
soportaría los ultrajes y desdenes del tiempo, la injuria del opresor, la contumelia del soberbio, las congojas del amor
desairado, las tardanzas de la justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre
indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete? ¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y
sudar bajo el peso de una vida afanosa, si no fuera por el temor de un algo después de la muerte -esa ignorada región cuyos
confines no vuelve a traspasar viajero alguno-, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males
LITERATURA
que nos afligen antes que lanzamos a otros que desconocemos? Así, ala conciencia hace de todos nosotros unos cobardes; y
así, el motivo de la resolución se torna enfermizo bajo los pálidos toques del pensamiento, y empresas de grande aliento e
importancia, por esta consideración, tuercen su curso y dejan de tener nombre de acción... Pero ¡silencio! ¡La hermosa Ofelia!
¡Ninfa, en tus plegarias, acuérdate de mis pecados!
FRAGMENTO III
(ACTO TERCERO)
(ESCENA IV)
HAMLET: Voy, voy allía...; y vos me preguntáis con lengua bien perversa.
HAMLET: No, por la cruz bendita, que no me olvido. Sois la reina, casada con el hermano de vuestro primer esposo, y... ¡ojalá
no fuera así... ¡Eh!, sois mi madre.
GERTRUDIS: Bien está. Yo te pondré delante de quien te haga hablar con más acuerdo.
HAMLET: Venid (Hamlet, tomando de un brazo a Gertrudis, la hace sentar), sentaos, y no saldréis de aquí, no os moveréis,
sin que os ponga un espejo delante, en que veáis lo más oculto de vuestra conciencia.
GERTRUDIS: ¿Qué intentas hacer? ¿Quieres matarme...? ¿Quién me socorre? ¡Cielos! (Al ver Gertrudis la extraordinaria
agitación que Hamlet manifiesta en su semblante y acciones, teme que va a matarla y grita despavorida pidiendo socorro.
Polonio quiere salir de donde está oculto y después se detiene. Hamlet advierte que los tapices se mueven, sospecha que
Claudio está escondido detrás de ellos, saca la espalda, da dos o tres estocadas sobre el bulto que halla y prosigue hablando
con su madre).
HAMLET: ¿Qué es esto...? Un ratón ... Murió ... Un ducado a que ya está muerto.
HAMLET: Es verdad, madre mía, acción sangrienta, y casi tan horrible como la de matar a un rey y casarse después con
su hermano.
GERTRUDIS: ¿Qué hice yo, Hamlet, para que con tal aspereza me insultes?
HAMLET: Una acción que mancha la tez purpúrea de la modestia y da nombres de hipocresía a la virtud; arrebata las flores de
la frente hermosa de un inocente amor, colocando un vejigatorio en ella; que hace más pérfidos los votos conyugales que
las promesas del tahúr; una acción que destruye la buena fe, alma de los contratos, y convierte la inefable religión en una
compilación frívola de palabras; una acción, en fin, capaz de inflamar en ira la faz del cielo y trastornar con desorden horrible
esta sólida y artificiosa máquina del mundo, como si se aproximara a su fin temido.
GERTRUDIS: ¡Ay de mí! ¿Y qué acción es ésa, que así exclamas al anunciarla con espantosa voz de trueno?
HAMLET: Veis aquí presentes, en esta y esta pintura (señalando a dos retratos que habrá en la pared, uno del rey Hamlet y
otro de Claudio), los retratos de dos hermanos. ¡Ven cuánta gracia residía en aquel semblante! Los cabellos del sol, la frente
LITERATURA
como la del mismo Júpiter, su vista imperiosa y amenazadora como la de Marte, su gentileza semejante a la del mensajero
Mercurio cuando aparece sobre una montaña cuya cima llega a los cielos. ¡Hermosa combinación de formas, donde cada uno
dle los dioses imprimió su carácter, para que el mundo admirase tantas perfecciones en un hombre solo. Este fue vuestro
esposo. Ved ahora el que sigue. Este es vuestro esposo, que como la espiga con tizón, destruye la sanidad de su hermano.
¿Lo veis bien? ¿Pudisteis abandonar las delicias de aquella colina hermosa por el ciento de ese pantano inmundo? ¡Ah!, ¿lo
veis bien...? Ni podéis llamarlo amor, porque en vuestra edad los hervores de la sangre están ya tibios y obedientes a la
prudencia; ¿y qué prudencia descendería desde aquél a éste? Sentido tenéis, que a no ser así, no tuvierais afectos; pero esos
sonidos deben de padecer letargo profundo. La demencia misma no podría incurrir en tanto error; ni el frenesí tiraniza con tal
exceso las sensaciones, que no quede suficiente juicio para saber elegir dos objetos cuya diferencia es tan visible... ¿Qué
espíritu infernal os pudo engañar y cegar así? Los ojos sin el tacto, el tacto sin la vista, los oídos el olfato solo, una débil
porción de cualquier sentido hubiera bastado a impedir tal estupidez...¡Oh modestia!, ¿y no te sonrojas? ¡Rebelde infierno!, si
así pudiste inflamar las medulas de una matrona, permite, permite que la virtud en la edad juvenil sea dócil como la cera y se
liquide en sus propios fuegos; ni se invoque al pudor para resistir su violencia, puesto que el hielo mismo con tal actividad se
enciende y es ya el entendimiento el que prostituye al corazón.
GERTRUDIS: ¡Oh Hamlet!, no digas más ... Tus razones me hacen dirigir la vista a mi conciencia, y advierto allí las más
negras y groseras manchas, que acaso nunca podrán borrarse.
HAMLET: ¡Y permanecer así entre el pestilente sudor de un lecho incestuoso, envilecida en corrupción, prodigando caricias de
amor en aquella sentina impura!
GERTRUDIS: ¡No más, no más, que esas palabras como agudos puñales hieren mis oídos...! ¡No más, querido
Hamlet!
HAMLET: Un asesino...., un malvado...., vil...., inferior mil veces a vuestro difunto esposo...., escarnio de los reyes, ratero del
imperio y el mando, que robó la preciosa corona y se la guardó en el bolsillo.
GERTRUDIS: No más...
FRAGMENTO IV
(ACTO QUINTO)
(ESCENA IX)
LAERTES: Mi corazón, cuyos impulsos naturales eran los primeros a pedirme en este vaso venganza, queda satisfechos. Mi
honra no me permite pasar adelante, ni admitir reconciliación alguna, hasta que, examinado el hecho por ancianos y virtuosos
árbitrios, se declare que mi pundonor está sin mancilla. Mientras llega este caso, admito con afecto reciproco el que me
anunciáis. Y los prometo no ofenderle.
HAMLET: Yo recibo con sincera gratitud ese ofrecimiento, y en cuanto a la batalla que va a comenzarse, lidiaré con vos como
si mi competidos fuese mi hermano.... Vamos resplandeciente entre las tinieblas de la noche.
HAMLET: La victoria no os será difícil: vuestra habilidad lucirá sobre mi ignorancia como una estrella resplandeciente entre las
tinieblas de la noche.
CLAUDIO: Dales floretes, joven Enrique, Hamlet, ya subes cuáles son las condiciones.
HAMLET: Si señor, y en verdad que habéis apostado por el más débil. (Traen los criados una mesa, y en ella, cuando lo
manda Claudio, ponen jarros y copas de oro que llenan de vino. Claudio y Gertrudis se sientan junto a la mesa, y todos los
demás. Según su clase, ocupan los asientos restantes. Quedan en pie los criados que sirven las copas, Hamlet y Laertes, que
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se disponen para
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batallar, y Horario y Enrique en calidad de jueces o padrinos).
CLAUDIO: No temo perder. Yo os he visto ya esgrimir a entrambos, y aunque él haya adelanto después, por eso mismo el
premio es mayor a favor nuestro.
LAERTES: Este es muy pesado. Dejadme ver otro. (Enrique presenta varios floretes. Hamlet toma uno y Laertes escoge otro).
CLAUDIO: cubrid esta mesa de copas llenas de vino. Si Hamlet da la primera o segunda estocada, o en la tercera suerte da un
quite al contrario, disparen toda la artillería de las almenas. El rey deberá a la salud de Hamlet, echando en la copa una perla
más preciosa que la que han usado en su corona los cuatro últimos soberanos daneses... Traed las copas, y el timbal diga a
las trompetas, las trompetas al artillero distante, los cañones al cielo y el cielo a la tierra: ahora brinda el rey de Dinamarca a la
salud de Hamlet... Comenzad, y vosotros, que habéis de juzgarlos, observad atentos.
HAMLET: Vamos.
LITERATURA
LAERTES: Vamos, señor. (Batallan Hamlet y Laertes).
HAMLET: Una.
LAERTES: No.
CLAUDIO: Esperad... Dadme de beber. (Claudio echa una perla en la copa y bebe, alarga después la copa a Hamlet y él
rehúsa tomarla. Suena a lo lejos ruido de trompetas y cañonazos). Hamlet, esta perla es para ti, y brindo con ella a tu salud.
Dadle la copa.
HAMLET: Esperad un poco. (Vuelven a batallar). Quiero dar este bote primero. Vamos... Otra estocada. ¿Qué decís?
GERTRUDIS: Está grueso y se fatiga demasiado. Ven aquí, Hamlet, toma este lienzo y limpiate el rostro... La reina brinda a tu
buena fortuna, querido Hamlet. (Toma la copa y bebe; Claudio la quiere estorbar y Gertrudis bebe por segunda vez).
LAERTES: Ahora vereis si le acierto. (Laertes habla con Claudio en voz baja, mientras Gertrudis limpia con un lienzo el sudor de
Hamlet).
HAMLET: Vamos a la tercera, Laertes... Pero bien se ve que lo tomaís a fiesta: batallad, os ruego, con más ahínco. Mucho
temo os burléis de mí.
LAERTES: Ahora... ésta... (Vuelven a batallar; se enfurecen, truécanse las espadas y quedan heridos los dos. Horacio y
Enrique los separan con dificulta: Gertrudis cae moribunda en los brazos de Claudio. Todo es terror y confusión).
CLAUDIO: Parece que se acaloran demasiado... Separadlos.
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ha sido, Laertes?
LAERTES: Esto es haber caído en el laxo que preparé..., justamente muero víctima de mi propia
traición.
GERTRUDIS: No, no... ¡La bebida!... ¡Querido Hamlet!... ¡La bebida!... ¡Me han envenenado! (Queda muerta en la silla).
LITERATURA
HAMLET: ¡Oh, que alevosía!... ¡Oh!... cerrad las puertas... Traición... Buscad por todas partes ...
LAERTES: No, el traidor está aquí (Dirá esto sostenido por Enrique) Hamlet, tú eres muerto... No hay medicina que pueda
salvarte: vivirás media hora apenas... En tu mano está el instrumento aleve, bañada con ponzoña su aguda punta... ¡Volvióse
en mi daño la trampa indigna...! Vesme aquí postrado para no levantarme jamás... Tu madre ha bebido un tósigo... No puedo
proseguir... El rey, el rey es el delincuente (Claudio quiere huir. Hamlet corre furioso y le atraviesa con la espada el cuerpo.
Toma la coma envenenada y se la hace apurar por fuerza. Le deja tendido en el suelo y vuelve a oír las últimas palabras de
Laertes).
HAMLET: ¿Está envenenada esta punta? Pués, veneno produce tus efectos.
HAMLET: ¡Malvado, incestuoso, asesino! Bebe esta ponzoña... ¿Está la perla aquí?¿Sí, toma, acompaña a mi
madre.
LAERTES: ¡Justo castigo!... ¡Él mismo preparó la poción mortal!... Olvidémonos de todo, generoso Hamlet, y... ¡Oh, no caiga
sobre ti la muerte de mi padre y la mía, ni sobre mí la tuya! (Cae muerto).
HAMLET: El cielo te perdone... Ya voy a seguirte... Yo muerto Horacio... Adiós, reina infeliz... (Abrazando al cadáver de
Gertrudis). Vosotros, que asistís pálidos y mudos por el temor a este suceso terrible... Si yo tuviera tiempo... (Empieza a
manifestar desfallecimiento y angustias de muerte. Parte de los circunstantes le acompañan y sostienen. Horacio hace
extremos de dolor). La muerte es un ministro inexorable que no dilata la ejecución... Yo pudiera deciros... ¡Pero no es posible.
Horacio, yo muero. Tú, que vivirás, refiere la verdad y los motivos de mi conducta a quien los ignora.
HORACIO: ¿Vivir? No lo creáis. Yo tengo alma romana, y aún ha quedado aquí parte del tósigo (busca en la mesa el jarro de
veneno, echa porción de él en una copa, va a beber. Hamlet quiere estorbárselo. Los criados quitan la copa a Horacio, la toma
Hamlet y la tira al suelo).
HAMLET: Dame esa copa... puesto..., por Dios te lo pido ¡Oh, querido Horacio!, Si esto permanece oculto, ¡ qué manchada
reputación dejaré después de mi muerte! Si alguna vez me diste lugar en tu corazón, retarda un poco esa felicidad que
apeteces, alarga por algún tiempo la fatigosa vida en este mundo lleno de misteriosas y divulga por él mi historia ... ¿Qué
estrépito militar es éste? (Suena música militar, que se va aproximando lentamente).
ESCENA X
CABALLERO: El joven Fortimbrás que vuelve vencedor de Polonia, saluda con la salva marcial que oís a los embajadores
de
Inglaterra.
HAMLET: Yo respiro, Horacio; la activa ponzoña sofoca mi aliento... No puedo vivir para saber nuevas de Inglaterra; pero me
atrevo a anunciar que Fortimbrás será elegido por aquella nación. Yo moribundo, le doy mi voto... Díselo tu, e infórmale de
cuanto acaba de ocurrir... ¡Oh! Para mí sólo queda ya... silencio eterno. (Muere)
HORACIO: ¡Al fin se rompe ese gran corazón!... Adiós, adiós, amado príncipe. (Le besa las manos y hace ademanes de
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dolor).
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¡Los coros angélicos te acompañen al celeste descanso!......................
AHORA
AHORA REALIZ
EALIZA
A:
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Según los fragmentos de la obra Hamlet
01. Resume cada uno de los fragmentos leídos.
02. Comenta el desenlace de la obra.
03. Inventa un nuevo final que sea impactante para el lector.
04. Dibuja la parte que más te haya impactado.
ACTIVIDAD
I. Completa: A) odio - rivalidad B) amor - consentimiento
C) afecto - cariño D) amistad - lealtad
01. El Renacimiento como movimiento que revalora las
tradiciones literarias greco - latinas tuvo una E) morbo - frenesí
concepción:
09. Romeo y Julieta pertenece al género y
especie .
A) teatro - dramático
02. No es características del Renacimiento:
B) dramático - tragedia
A) Imitación a los clásicos.
B) El hombre es el tema principal en el arte y la C) tragedia - dramático
LITERATURA
literatura. D) teatro - drama
C) Fusión de lo Greco - latino con la doctrina E) dramático - comedia
cristina. D) El hombre como ser integral, conocedor
de todos
las ramas del saber. 10. Los jefes de las dos familia: Los Montesco y los
E) Preponderancia del nacionalismo, defendiendo Capuleto al final de la tragedia Romeo y Julieta.
toda manifestación popular.
III. Relacionar:
18. Y permanecer así entre el pestilente sudor de un 01. Torcuatro Tasso ( ) Os Lusiadas
techo incestuosos, envilecido en corrupción, 02. Fray Luis de León ( ) Orlandos el Furioso
03. Francosi Rabelais ( ) La Perfecta Casada
prodigando caricias de amor en aquella sentina 04. Ludvico Ariosto ( ) Jerusalén Conquistada
impura, ¿A quién dirige Hamlet estas palabras? 05. Luis de Camoens ( ) Gargantúa y Pantagruel
LITERATURA
IV. Llena los casilleros en blanco con el nombre de los principales representantes del Renacimiento.
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NEOCLASICISMO FRANCÉS:
Moliere
En la Francia de Luis XIV, todos los aspectos de la vida del país están rigurosamente controlados y dirigidos para que
converjan en la exaltación de la idea misma de la monarquía absoluta, identificada con la persona del propio rey; nada puede
dejarse al azar, a la libertad de la "inspiración", que se supone degenera en el desorden y en la anarquía; todo debe orientarse
para mayor gloria de esta idea unitaria. Y las artes y las letras, reafirmándose en la tendencia ya iniciada por Richelieu, pasan a
ser simples resortes que manipula el poder absoluto en beneficio de una imagen absorbente y majestuosa de la realeza.
El molde en el que se encaja la estética recibe el nombre de "clasicismo", término que se presta a graves equívocos, dado que
es una adaptación muy peculiar de los ideales de belleza de la antigüedad greco-latina supuestamente tomados como modelo
máximo. En realidad, lo que se busca es, más que un acercamiento a unos principios estéticos del pasado, unas fórmulas de
pretendida intemporalidad que sugieran un estado de cosas inaccesibles a todo cambio histórico. La historia y el tiempo
LITERATURA
quedan abolidos, proscritos, condenados, el arte debe ser intemporal y universal, equilibrado y "razonable", como para reflejar
una idea superior e inmovilista del Universo.
En las artes plásticas, el Barroco de origen italiano, plenamente vigente en la época de Luis XIII, será sustituido paulatinamente
por un estilo más lineal que se inspira en las obras de la antigüedad: el nuevo Versalles de Luis XIV es todo línea recta,
edificios, fuentes, jardines, salones y escaleras, todo trazado a cordel, ordenado y simétrico, bellamente frío y majestuoso,
como símbolo e imagen de un orden universal, eterno e invariable, del cual la monarquía absoluta es un eco sobre la tierra. La
gran columnata del Louvre -en la que Claude Perrault sustituyó al italiano Bernini, el gran maestro barroco-, las residencias
reales de Versalles y Marly, los Inválidos de París, etc., representan en la arquitectura ese afán de norma y de equilibrio que
domina todo el arte de la época.
Un arte sujeto a reglas, disciplinado, noble y solemne, destinado a corregir los "errores" de una naturaleza esencialmente
irregular y "desordenada". En vez de un bosque -o de los jardines a la inglesa, que gustan de imitar el desorden de la
naturaleza-, los jardines geométricos de Le Nótre, admirables de composición, pero monótonos y aburridos; en vez de los
cabellos naturales, una cuidada peluca que, por el imperio de la moda, uniformizará todas las cabezas masculinas del reino; en
vez del habla llana y directa, tan propia de Enrique IV por ejemplo, la pulida corrección de una lengua cortés y educada hasta la
misma incapacidad de aludir claramente a las cosas. Toda la estética Luis XIV respira aversión -y sobre todo miedo - a lo
natural, que hay que vestir, dominar, limar y edulcorar a toda costa; pese a lo cual en teoría se profesaba un verdadero culto a
"lo natural".
Este elogio de "lo natural", que, según un autor, cuando lo alejamos, vuelve al galope, se entendía como contraposición a lo
rebuscado y enfático; no se trata de una naturaleza en estado virgen, sino domesticada, civilizada, dispuesta según ciertas
reglas razonables que dependen del "buen gusto" y del "sentido común". Natural era un mueble de Boulle, que hoy nos parece
bello pero recargadísimo; un verso de La Fontaine, que hoy nos parece ingenioso y perfecto en sí mismo, pero corto de
alcances; un cuadro de Charles Le Brun, que hoy consideraríamos estudiado y frío.
Esta noción se oponía a la arbitraria frondosidad decorativa del Barroco, en el que todo parece depender solamente del
capricho de cada artista. Pero transigir en materia de caprichos -aunque sean estéticos- era sentar un principio peligroso: tal
vez si se acepta la individualidad en el arte, desde el punto de vista de la época se está al borde de aceptar la opinión
individual, libre iniciativa en otros terrenos inadmisibles.
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También el arte y las letras deben, pues, supeditarse a unos modelos superiores y eternos, intemporales (el "buen gusto", la
"razón", el magisterio de los "antiguos" que encarnan las Academias, fundadas, controladas y dirigidas por el estado), que se
supone están en la naturaleza misma. De este modo se atan todos los cabos: sólo hay una norma, no hay más que un criterio,
como sólo hay un mecenas, el rey, que encarga palacios y jardines, estatuas y cuadros, que es incensado y defendido por
Bossuet, que nombra historiógrafos reales a Racine y a Boileau, y contrata como organizador de las fiestas cortesanas a
Moliere; Racine se sentirá orgulloso de ser su criado, Boileau dedicará odas pindáricas a sus triunfos militares, La Fontaine
dedicará sus Fábulas al Del fín...
LITERATURA
En realidad, el llamado "clasicismo" francés de la era de Luis XIV es una amalgama de clásico y de barroco; un arte solemne
-pero no severo, como lo era el de Luis XIII-, aparatoso y teatral, artificioso siempre en nombre de la naturalidad, camuflando
las formas más exacerbadamente barrocas (piénsese en la decoración de interiores, en la indumentaria, en la escenografía,
etc.) bajo una cuidada factura, lisa y armoniosa en su conjunto.
Pocas veces el antiindividualismo por razones de estado llegó tan lejos, pocas veces fue tan escasa la libertad del artista,
agobiadoramente presionada y condicionada por un gusto oficial que apenas admitía escapatoria. El resultado fue un arte
sistemático y correcto, púdicamente distanciado de toda realidad concreta, a veces elegante, fino o grandioso, casi siempre
abstracto y más bien frío.
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EL NEOCLA
NEOCLASICISM
SICISMO EUROPEO
Nacimiento espiritual, literario y artístico dominante en Europa en el siglo XVIII, que aspiró a restaurar el gusto y las normas
del Clasicismo.
CONTEXTO HISTÓRICO:
Movimiento artístico que aparece en Europa (Francia) como reacción al barroquismo a fines del siglo XVII y se desarrolla en
el siglo XVIII.
Aspiró a restaurar las normas e ideales del Clasicismo. Se cimentó en Francia debido a las acciones del Racionalismo, la
Ilustración y al espíritu enciclopedista que se manifestaron políticamente en la Revolución Francesa.
LITERATURA
Con el Neoclasicismo imperante en el siglo XVIII resurge el cultivo de las formas del arte griego y latino.
En contra de la impetuosidad del barroco adviene una ponderación racional y un culto a la naturaleza, a la perfección
artística. Más que a la imaginación se prefirió la observación, el análisis y la crítica. Lo sustantivo, según los neoclásicos, no era
la invención sino la formalización y el estilo, la observación y la didáctica.
Francia era gobernada en aquellos entonces por Luis XIV (1643 - 1715), el Rey Sol, la máxima encarnación del absolutismo
“El Estado soy yo” bajo cuyo reinado las artes y las letras francesas alcanzan su máximo esplendor, es por ello que al siglo XVII
se el conoce como “El Siglo de Oro Francés”.
Entre las características de este siglo XVIII además de su sentido clasicista hay que hacer notar el matiz específico del
movimiento de la ilustración.
LA ILUSTRA
ILUSTRACIÓN
Con la ilustración llega a su fin el orden feudal y se impone el capitalismo en los países más avanzados de Occidente.
Como fecha simbólica de esto se toma la del inicio de la Revolución Francesa en 1789 bajo la expresión de nuevos ideales
artísticos.
El fenómeno cultural de la ilustración se desarrolla a lo largo del siglo XVIII, denominado también “El Siglo de las Luces”.
Esta época se caracteriza por una gran fe en el progreso y en particular, en las posibilidades liberadores de la razón, de allí
el gran aprecio por la ciencia y la filosofía.
La literatura francesa fue una literatura académica no sólo porque quedó impulsada y dirigida por la Academia Francesa
(1635), sino también porque se cultivó en los salones aristocráticos, por ejemplo en los salones del palacio de Ramboulliet y de
Madame Seudery.
CARACTERÍSTICAS:
R
acionalista (rechaza todo aquello que se opone a la razón)
F
idelidad a las tres unidades clásicas, lugar, tiempo y acción (en el teatro).
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IGNACIO
REPRESENTANTES:
I. FRANCIA:
- LA FONTAINE: Fábulas.
II. INGLATERRA:
TEATRO FRANCÉS
MOLIER
OLIERE
(Jean Baptiste Poquelin 1622 - 1673)
EL AVARO
(Argumento)
Harpagón es un viejo aborrecible, a quien sólo le importa su dinero. Es sumamente
egoísta, víctimas de su tacañería son sus dos hijos: Cleanto y Elisa. Los criados que tiene
sólo están a su servicio exclusivo. Cleanto entiende que heredará recién al casarse. Tiene
una enamorada llamada Mariana, pero que es pobre. Harpagón jamás permitirá que su hijo
se case con una mujer humilde: este es el problema de Cleanto.
Elisa tiene amores con Valerio, muchacho pobre, que aparentando ser criado, logra
ingresar a la casa como mayordomo, para así verse sin problemas con Elisa. Harpagón
jamás se va a imaginar que un criado suyo es el novio de su hija. Valerio por otro lado,
trata de ganarse la estimación de Harpagón, dándole a éste la razón en todo. Cree que
con ello ganará algo, cuando pida la mano de Elisa.
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Harpagón proyecta casar a su hija con un hombre de edad mayor, dueño de una gran fortuna. La riqueza del avaro, era
guardada por éste en una pequeña caja escondida en el jardín de la casa; cada día Harpagón contaba su oro, joyas y dinero.
Cleanto descubre el escondite y se apodera de la caja; esto produce tal desesperación y furia en el avaro, que por momentos
pierde la ecuanimidad y cordura.
Aquí es donde se realiza un monólogo, por parte del protagonista, que por su contenido se ha hecho famoso. Cleanto le da
a saber a su padre, que él tiene el tesoro. A cambio de devolverlo pide la aprobación de Harpagón sobre su matrimonio con
Mariana. El avaro acepta. Valerio aprovecha la circunstancia y da a saber su identidad: pide en matrimonio a Elisa. El viejo
Harpagón no sabe qué hacer. Conoce a la madre de Mariana e intenta casarse con Mariana, sin saber que es la prometida de
su hijo. Cuando descubre esto, por segunda vez vemos a un egoísta y tacaño, hundido en sus pesares y en horrible soledad.
Moliere ridiculiza los defectos de este tipo humano y, de esa ridiculización, logra la risa del espectador, risa que conlleva
sarcasmo y burla. Al final de la obra Moliere se apiada de su protagonista al mostrar que Valerio y Mariana descubre ser
hermanos e hijos olvidados de un hombre acaudalado, el cual correrá con todos los gastos de los dos matrimonios, lo que
regocija a Harpagón, ya que no gastará nada de su fortuna, pero será la soledad el destino final de este hombre.
EL AVARO
LITERATURA
ACTO PRIMERO
Escena V
(Harpagón comunica a sus hijos sus intenciones de casarse con Mariana)
CLEANTO: Deseamos hablaros de casamiento, padre.
HARPAGÓN: También es de casamiento de lo que os quiero hablar.
ELISA: ¡Ay! ¡Padre mío!
HARPAGÓN: ¿A qué viene ese grito? ¿Qué os asusta, hija mía; el dicho o el hecho?
CLEANTO: A ambos puede asustarnos el casamiento, según el modo en que lo entendéis; y sospechamos que nuestros
sentimientos no andan conformes con vuestra elección.
HARPAGÓN: Tened paciencia. No os alarméis. Sé lo que os conviene; y ni uno ni otro hallaréis de qué quejarse en lo que
pretendo hacer. Para empezar, decidme: ¿Habéis visto a una joven llamada Mariana, que vive no lejos de aquí?
CLEANTO: Si, padre.
HARPAGÓN: (A Elisa) ¿Y vos?
ELISA: He oído hablar de ella.
HARPAGÓN: ¿Qué tal os parece esa joven, hijo mío?
CLEANTO: Muy encantadora.
HARPAGÓN: ¿Su fisonomía? CLEANTO:
Distinguida y agraciada.
HARPAGÓN: ¿Su apariencia y sus modales?
CLEANTO: Admirables, sin duda.
HARPAGÓN: ¿No os parece que una joven con tales dotes, tiene suficientes merecimientos como para que se piense en ella?
CLEANTO: Sí padre.
HARPAGÓN: ¿Parece persona con quien se puede hacer buenas amigas?
CLEANTO: Con seguridad.
HARPAGÓN: ¿Y que un marido quedaría satisfecho con ella?
CLEANTO: Lo doy por descontado.
HARPAGÓN: Hay un pequeño contratiempo: me temo que no disponga de cuanta hacienda se pueda pretender.
CLEANTO: Cuando se trata de casarse con una persona de buena condición, no se debe considerar la fortuna.
HARPAGÓN: Despacio, despacio. Quiero decir que si sus bienes no son tan cuantiosos como uno lo desea, se puede tratar de
recuperar eso por otro lado.
CLEANTO: Por supuesto.
HARPAGÓN: En fin, me alegro de ver que coincidáis conmigo; pues su noble conducta y su dulzura me han llegado al alma, y
estoy resuelto a desposarla, con tal que le vea algunos bienes.
CLEANTO: ¿Eh?
HARPAGÓN: ¿Qué?
CLEANTO: ¿Decís que estáis resuelto a ...?
HARPAGÓN: Sí: yo, yo, yo, (al ver que Cleanto desfallece) ¿Qué sucede?
CLEANTO: De repente me ha dado un mareo. Me retiro.
HARPAGÓN: (Acompañándolo hasta la puerta) Eso no será nada. Id pronto a la cocina y bebed un vaso de agua fresca.
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ACTO CUARTO
ESCENA VII
HARPAGÓN: (A quien se le oye gritar desde el jardín, llega sin sombrero) ¡Al ladrón! ¡Al asesino! ¡Justicia, justo cielo! ¡Estoy
perdido, me han asesinado, me han degollado, me han robado mi dinero! ¿Quién puede ser? ¿Qué ha sido de
él?
¿Dónde se esconde? ¿No estará aquí? ¿No estará ahí? ¿Quién es? (Cogiéndose del brazo) ¡Detente!
¡Devuélveme mi dinero, bandido! ¡Oh, soy yo mismo! ¡Mi espíritu se nubla, ignoro dónde estoy, quién soy y qué
hago! ¡Ay podre dinero mío; mi pobre dinero, mi querido amigo! ¡Me han privado de ti, y pues te me han llevado,
he perdido mi sostén, mi consuelo, mi alegría; todo se acabó para mí, y ya nada tengo que hacer en el mundo;
me es imposible vivir sin ti! No, no puedo más; estoy muerto, estoy enterrado. ¿No habrá quien quiera
resucitarme, devolviéndome el dinero, o diciéndome quien me lo ha quitado? ¿Eh? ¿qué decis? ¡Nadie! Sea
LITERATURA
quien fuere el que ha dado el golpe, es necesario que con mucho cuidado haya estado espiando el momento
oportuno; y ha elegido precisamente el instante en que hablaba con el traidor de mi hijo. Salgamos. Quiero ir en
busca de la justicia, y que se dé tormento a toda la casa; sirvientes, lacayos, hijos, y a mí también (Mirando
hacia el público) que me he robado ¡por favor! ¡Si algo sabéis de mi ladrón os suplico me lo digáis! ¿No estaría
escondido entre vosotros? Todos me miran y se echan a reír. Ya veréis que sin duda han tomado parte en el
robo.
¡Pronto, acudid pronto, alguaciles, corchetes, corregidores, jueces, ansias, horcas, verdugos! ¡Quiero que se
cuelgue a todo el mundo, y si no encuentro mi dinero me ahorcaré yo después!
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PREGUNTAS PROPUESTAS
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IGNACIO Dentro del
01. a Harpagón. E) . C) El padre del
B) Es una teatro es Racine.
contexto histórico- Frosina es la
tragicomedia. D) Surgió en
social del alcahueta. Francia en contra
C) El
Neoclasicismo del culteranismo.
04. escenario
francés, no E) Moliere es
es la el máximo
corresponde:
A) La Ilustración mansión creador de
R
de arquetipos
B) El e
Enciclopedismo Harpagón. humanos.
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C) El Siglo de las D) Al final
p 07. Doña Francisca
Luces Harpagón
e es sacada del
D) La Revolución se queda
Francesa c convento en
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t Guadalajara con
E) Segunda miseria.
Revolución o la finalidad de
Industrial E) Durante su casarse con
representación ............... por
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LITERATURA
orden de su
02. El Avaro : Poquelín
tacañería :: madre ...............
E A) Don Carlos -
A) El Misántropo : 05. Con relación
l Irene
la pereza
a Moliere no B
B) El Tartufo : A
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hipocresía v
afirmar que:
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A) Colaboró D
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03. En la comedia (El
Avaro) no sucede que: d E) El Avaro esta D
o basado en La
A) La Flecha o
Aulularia de
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de Harpagón e
dándoselo a n 06. Respecto al D
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B) Elisa se casó correcto que: e
3
con Don Anselmo. A) Racine g
C) Santiago destrona a o
acusa a Valerio a Corneille con
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del hurto de la
B) Horacio,
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IGNACIO 08. No es cierto con los padres y u
a relación a la obra El sí de no elegir v
las niñas maridos a sus e
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11. Respecto a Moliere
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09. ¿Cuál es el final de i
E) Félix de Toledo la obra El sí de las niñas? . C)
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D) Hace una
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crítica y una
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sobrino. ) época.
D) Con la E) Fue protegido
expulsión por Luis XIII.
de la casa E
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12. No es un
Irene. E) personaje de la comedia
El Avaro de
Con la m
pelea de Moliere:
a
Colamocha A)
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10. Tema central en la m
obra teatral El sí de las Gómez
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A) El amor Tomás
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IGNACIO
Simón
13. Es desacertado
respecto a la
comedia El sí de
las niñas:
A) Rita: criada de
Doña Irene.
B) Don
Diego:
pretende
casarse con
Paquita. C)
Simón:
criado de
Félix de
Toledo.
D) Colamocha:
criado de Don
Carlos.
E) Doña
Francisca:
joven de 16
años educada
en un
convento.
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ROMANTICISMO ALEMÁN:
Goethe
LITERATURA
Es un movimiento cultural que, oponiéndose al Clasicismo Francés (Neoclasicismo) y recogiendo elementos del
Prerromanticismo, se desarrolla en Europa, durante la primera mitad del S. XIX.
Esencialmente fue una nueva actitud ante la vida, caracterizada por una VIOLENTA EXALTACIÓN DEL YO PERSONAL.
Esta postura individualista origina a su vez UNA TREMENDA ANSIA DE LIBERTAD, tanto en el terreno de la literatura, como en
el de la política o el de la moral, razón por la cual, el hombre romántico no acepta leyes de ningún género, y hace de la
rebeldía, una verdadera norma de conducta. El romántico tiene UN ELEVADO ESPÍRITU IDEALISTA, que le lleva a poner
heroicamente su existencia al servicio de algún alto ideal, la humanidad, la patria y la mujer.
CARACTERÍSTICAS GENERALES:
TÉCNICA Y ESTILO:
Existe una absoluta libertad del autor para crear su obra; se mezcla lo trágico con lo cómico; se busca, no lo universal o
racional, sino lo excepcional, pintoresco o raro; se busca conmover al lector, con los más violentos recursos: la tristeza,
el entusiasmo, el terror ... El estilo es dinámico, buscando causar una fuerte impresión, reflejando de paso, la
personalidad del autor.
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LOS NUEVOS TEMAS:
Tenemos la propia vida interior del escritor, oponiéndose al clasicismo, que prohibía la expresión de las emociones
personales; los sentimientos: la tristeza, la melancolía, desesperación llenarán los argumentos y los versos. La
naturaleza, sale de su carácter pasivo y tiene importancia a veces protagónica. Hay también exaltación de las
tradiciones del propio país, y una gran simpatía por todo lo popular.
El Romanticismo tuvo dos tendencias: Tradicional y Revolucionaria. La primera se orientó hacia los viejos valores
tradicionales, exaltando lo nacional y dirigiendo con nostalgia hacia la Edad Media (caballeresca y Cristiana); la
segunda, en cambio, influenciada por las doctrinas del liberalismo, se opuso a las ideas de autoridad, religiosidad y
tradición, combatiendo el pasado, con un espíritu escéptico y violentamente anticonservador.
ROMANTICISMO
LITERATURA
El Romanticismo fue una corriente literaria que surgió en Alemania hacia fines del siglo XVIII como una reacción contra el
carácter frío y racional del Neoclasicismo, este movimiento se difundió por toda Europa durante la primera mitad del siglo XIX.
Características:
Representantes:
Historias Extraordinarias
Norteamérica Edagrd Allan Poe
Aventuras de Gordon Pym
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REPRESENTANTES - OBRAS:
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ROMANTICISMO EUROPEO:
ALEMANIA
El Romanticismo Alemán atacó los principios del clasicismo francés, exaltó la tradición nacional germánica, puso
emoción y sentimiento individual por encima de la fría razón.
Fue un segundo “Sturm an Drang” tras la época neoclásica de Goethe (Fausto) y Schiller (Los bandidos); estos dos
poetas prerrománticos aparecen durante el neoclasicismo alemán. El “Sturm and Drang” o “Tempestad y Empuje”,
se caracterizó en el S. XVIII, por el exaltado apasionamiento de la juventud, entusiasmo por la libertad y el
sentimiento.
JOHA
OHANN WOLFGA
OLFGANG GOETHE
(1749 - 1832)
El más grande poeta romántico alemán nació en Francfort de Meno; cursó estudios
de Derecho en Leipzig, y se dedicó a la literatura, la filosifía y la ciencia. Adquirió
LITERATURA
celebridad muy pronto.
Fue primer Ministro y Director General de Artes y Ciencias de Weimar. Viajó por
Suiza, Francia e Italia. A su regreso de este último país, trabó amistad con Schiller.
Goethe fue condecorado por el Emperador Napoleón con la Cruz de la Legión de Honor
en 1 808
Goethe se dedicó durante muchos años a componer el drama Fausto su mayor obra; en
1 806 apareció la primera parte, y en 1 831, la segunda. Al año siguiente Goethe dejó de
existir en Weimar.
Obras:
Lírica: Baladas, Elegías romanas.
Narrativa: Las cuitas del joven Werther, Los años de aprendizaje de Guillermo Meister.
Drama: Fausto, Egmont, Goethe de Berlinchigen.
Tratado científico: Teoría de los colores, Metamorfosis de las plantas.
FAUSTO
Este drama, que el propio autor prefirió llamar tragedia, consta de dos partes reunidas en más de once mil versos y que le
costó a Goethe un espacio de sesenta años (1772 - 1831). La primera parte fue publicada en 1808 y la segunda apareció en
1831. Este drama tiene como asunto central la lucha metafísica entre el bien y el mal por la posesión de la libre voluntad
humana. La obra inicia con un prólogo en el cielo, en el cual discuten Lucifer y Dios por la posesión del alma del buen Fausto.
Posteriormente vemos a Fausto, un anciano de cerca de ochenta años amante de bien y la sabiduría, que lucha por la posesión
de la clave del mundo y, ante la resistencia del enigma, se ve tentado al suicidio, a lo cual renuncia al escuchar las campanas
del día de Resurrección. En este momento se le aparece Mefistófeles (Lucifer) y le propone un pacto: lo hará recobrar su
juventud y gozará de los placeres de la vida a cambio de que le entregue su alma. Fausto acepta el acuerdo y se lanza, en
compañía de Mefistófeles, a gozar los placeres mundanos. Mefistófeles saca a Fausto de su aislamiento y lo lleva en un primer
momento a gozar del placer del licor en la taberna de Auerbach, en Leipzig, posteriormente, en la cocina de una bruja le
devolverá la juventud y ahora sí, Fausto conocerá el placer del amor, se encuentra con Margarita (Gretchen), muchacha
ingenua y bella, a quien seducirá gracias a Mefistófeles. El acoso de la pasión amorosa de Fausto hará caer a Margarita en
el pecado, lo cual le atraerá consecuencias funestas: sin pretenderlo, da muerte a su madre, asesina al hijo de su pecado y,
finalmente, su hermano Valentín cae muerto a manos de Fausto cuando quería vengar el honor familiar. Sin embargo, Margarita
es salvada por voluntad divina de la prisión a la que va después de su infanticidio y es llevada a los cielos ante la mirada
absorta de Fausto y Mefistófeles que venían a rescatarla, concluyendo, así, la primera mitad de la obra.
En la segunda parte continúa el viaje cósmico de Fausto y Mefistófeles. Este último traslada a Fausto a las altas esferas del
espíritu: las relaciones sociales y políticas y los ámbitos culturales. Fausto aparece en la corte del Emperador de Alemania. La
desgracia y la escasez se abaten sobre el imperio. La astucia y sabiduría, sobre todo las artes mágicas de Fausto salvan a la
sociedad. Descubre nuevas fuentes de riquezas y soluciona problemas financieros, mediante el papel moneda. Posteriormente,
Fausto es trasladado por un ser artificial, creado por Wagner, su discípulo, en un túnel del tiempo y del espacio mágico y
llevado a la llanura farsálica, donde encuentra a Helena, la máxima expresión de la belleza griega, y de la cual se enamora. Se
celebran las bodas, con la cual se consuma la unión de la cultura antigua (Helena) y la cultura nórdica alemana (Fausto) de la
cual nace Euforión (La poesía moderna), que para Goethe será Lord Byron. Este hijo deseará las alturas bravías de la lucha y
la luz, lo que provoca su muerte, al intentar volar. Helena sigue la suerte de su hijo y se desvanece el sueño de Fausto. Vuelto
al presente y a la corte, colaborará decisivamente a la victoria del Emperador sobre sus enemigos, por lo que recibirá una franja
litoral que se ve amenazada por el mar, el cual Fausto calma con sus ritos mágicos. Llegado este momento Fausto decide
entregar su alma al demonio. Cuando Mefistófeles cree hacerse con el alma de Fausto, un coro de ángeles reivindica su
posesión. El amor de caridad mostrado y las oraciones de Margarita le abren a Fausto las puertas de la bienaventuranza, con la
cual concluye la obra.
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IMPORTANCIA:
Fausto, es como se ha dicho: “El producto de las reflexiones y experiencias de una larga vida”. Goethe la empezó en 1 774
y terminó en 1 831. Poema de las inquietudes, de las dudas. Simboliza a la humanidad siempre buscando el dominio de las
leyes de la vida, sin lograrlo y víctima de sus caídas y pecados. Fausto, Mefistófeles, Margarita, Helena son figuras inmortales
de la Literatura.
Esta obra constituye una de las creaciones más personales, más independientes y de más honda y revolucionaria
originalidad.
SÍNTESIS: Fausto, es un anciano doctor, cargado de sabiduría, ya que ha consagrado toda su vida a la ciencia. Atormentado
por incesantes dudas interiores, hace un pacto con el demonio. A tenor de ese pacto, Fausto concede su alma a
Satanás, que aquí toma el nombre de Mefistófeles. Satanás, a cambio, se compromete a devolverle la juventud con
todos sus goces y darle el amor de Margarita, cristiana doncella que vivía con su madre en una pequeña casa.
LITERATURA
Efectivamente, con la intervención de una hechicera quien da a beber a Fausto un elixir prodigiosos, éste recobra la
juventud y enseguida se dispone a seducir a la inocente Margarita pro medio de valiosos presentes y con la
intervención de una vecina llamada Martha. Lo consigue pero a costa de la muerte de la madre y de la hermana de
Margarita.
La obra termina con la expiación que Fausto sufre por sus pecados, logrando así la salvación , después de
enamorarse de Helena, quien se evapora cuando él va a abrazarla.
EL FAUSTO
CORO DE ESPÍRITUS (Invisible)
¡Ay dolor; ay dolor! Con puño poderoso has destruido el mundo seductor; se derrumba, cae en ruina. Un semidiós lo ha
hecho trizas. Nosotros llevamos más allá los escombros de la nada, y lloramos la belleza perdida. ¡Tú poderoso entre los hilos
de la tierra, reconstruyéndolo más espléndido, créalo de nuevo en el pecho!
FAUSTO.- ¿Qué puedes darme tú, podre diablo? El espíritu humano, en sus altas aspiraciones, ¿ha sido acaso nunca
comprendido por sus semejantes? Sí tu tienes un manjar que no sacia; tienes oro bermejo que, como un
azogue, sin cesar se escurre de la mano; un juego en el cual nunca se gana; una joven que, reclinada sobre
mi pecho por medio de guiños se entiende ya con el vecino; la gloria, bello placer de los dioses, que se
desvanece cual fugaz meteoro. Muéstrame el fruto que se pudre antes de cogerlo, y árboles que diariamente
se cubren de nuevo verdor.
MEFISTÓFELES.- No me arredra un encargo tal. Esos tesoros que dices, yo te los puedo ofrecer. Mas, amigo querido, también
se acerca el tiempo en que podamos regaladamente comer en paz alguna cosa buena.
FAUSTO.- Si jamás me tiendo descansado sobre un lecho odioso, perezca yo al instante; si jamás con halagos puedes
engañarme hasta el punto de estar yo satisfecho de mi mismo; si logras seducirme a fuerza de goces, sea
aquél para mí el último día. Te propongo la apuesta.
MEFISTÓFELES.- ¡Aceptada!
FAUSTO.- ¡Choquen nuestras manos! Si un día le digo al fugaz momento: ¡Detente! eres tan bello!, puedes entonces
cargarme de cadenas, entonces consentiré gustoso morir. Entonces puede doblar la fúnebre campana;
entonces quedas eximido de tu servicio; puede pararse el reloj, caer la manecilla y finir el tiempo para mi.
FAUSTO.- Pleno derecho tienes para ello. No me obligue con temeraria presunción. Tal como me hallo, esclavo soy.
Que lo sea tuyo o de otro, ¿Qué me importa?
MEFISTÓFELES.- Hoy mismo, en el banquete doctoral llenaré mis funciones de servidor. Una cosa no más... Por razones de
vida o de muerte, te pido un par de líneas.
FAUSTO.- ¡Eso más! ¿También me pides un escrito, pedante? ¿No has conocido todavía ningún hombre ni palabra de
hombre? ¿No basta mi palabra hablada deba disponer de mis días para siempre? El mundo se desencadena
sin cesar en todas sus corriente, ¿Y a mi ha de tenerme sujeto de una promesa? Pero esta idea quimérica
está arraigada en nuestro corazón; ¿quién quiere de buena voluntad librarse de ella? ¡Dichoso aquél que
mantiene pura la fe en su pecho! Ningún sacrificio le pesará jamás. Pero un pergamino, escrito y sellado, es
un espantajo ante el cual todo el mundo se amedrenta. La palabra expira ya en la pluma; la cera y la piel
tienen el señorío.
¿Qué quieres de mí, espíritu maligno? ¿Bronce, mármol, pergamino, papel? ¿Tengo que escribir con buril,
cincel, pluma? Te dejo enteramente libre la elección.
MEFISTÓFELES.- ¿Cómo puedes exagerar tu facundia con tal calor? Una pequeña hoja cualquiera es buena para el caso.
Firmarás con una gotita de tu sangre.
FAUSTO.- No hay miedo alguno de que rompa yo este pacto. Cabalmente lo que prometo es la tendencia de todas mis
energías. Demasiado me envanecí; no pertenezco mas que a tu condición. El grande Espíritu me desdeño, y
ante mi se cierra la naturaleza. Roto está el hijo del pensamiento; largo tiempo ha que estoy hastiado de todo
saber. Apaguemos las ardientes pasiones en los abismos de la sensualidad. Bajo impenetrables velos
mágicos apréstese al punto toda maravilla. Lancémosnos en el bullicio del tiempo, en el torbellino de los
acontecimientos alternen uno con otro entonces, como puedan, el dolor y el placer, la suerte próspera y la
adversa. Sólo por una incesante actividad es como se manifiesta el hombre.
- Análisis Comprensivo
¿Qué ofrece Mefistófeles a Fausto para sacarlo del tormento en que se encuentra?
¿Qué pacto celebran?
¿Qué opinas de la actitud de ambos pactantes?
¿Qué piensa Fausto acerca de este mundo y su relación con el Gran Espíritu?
1. Define por el contexto los siguientes vocablos y comprueba tus definiciones con las que da el diccionario.
WERTHER
En la novela Werther todo el conflicto íntimo lo conocemos por las cartas que el protagonista envía a su amigo Guillermo.
Narra los sentimientos apasionados del joven Werther por Carlota, prometida de otro hombre.
Fragmento
21 de Noviembre
No ve, no siente ella que está preparando un veneno que nos llevará a los dos al abismo; y yo, con toda fruición, sorbo el
cáliz que para mi mal me brinda. ¿Qué significan esa dulce mirada con que a menudo... -¿a menudo?...; no, no a menudo,
pero sí más de una vez- me contempla; esa amabilidad con que acoge más de una involuntaria expresión de mis
sentimientos, esa piedad de mi paciencia que en su frente se dibuja?
Ayer, al retirarme, tendióme su mano, y dijo: “¡Adieu, querido Werther!” ¡Querido Werther! Era la primera vez que me
llamaba querido, y me estremecí hasta el tuétano. Cien veces me la he repetido después, y anoche, al acostarme, hablando
conmigo mismo, salí diciendo: “‘¡Buenas noches, querido Werther!”, y no pude contener la risa.
I.E.P. SAN
IGNACIO
24 de Noviembre
Siente ella lo que padezco. Hoy me penetró su mirada hasta en lo más hondo del corazón. La encontré sola; no le dije
nada, y ella me miró. Y yo no vi ya en ella aquella amable belleza, aquel fulgor del excelente espíritu; todo eso habíase
desvanecido ante mis ojos. Una mirada mucho más espléndida era la que hacía impresión en mí; una mirada, expresión
plena del más íntimo interés, de la más dulce piedad. ¿Por qué, entonces, no me arrojé a sus pies? ¿Por qué no me eché en
sus brazos y le contesté con miles de besos? Buscó ella refugio en el plano; y con dulce, queda voz, acompañó de
armoniosos acentos su tecleo. Jamás vi tan atrayentes sus labios; era cual si se abriesen anhelantes de absorber en sí
aquellos dulces acordes que del teclado brotaban, sin encontrar más eco que el secreto de su boca pura... ¡Oh!, podré
decirte esto... No pude resistir más; me incliné y juré: “Nunca me atreveré a estamparos un beso. ¡Oh labios!, sobre los
cuales aletean los espíritus del cielo. Y, sin embargo, quiero... ¡oh!, ¿no lo ves? Es como si un muro se alzara ante mi
alma...; esa felicidad..., y luego sucumbir, expiar ese pecado...,
¿pecado?”
4 de Diciembre
Por favor... ¡Mira, esto acaba conmigo; no puedo sufrirlo más! Hoy estaba sentado al lado de ella...; sentado...; ella
LITERATURA
tocaba al piano diversas melodías, y toda la expresión... ¡toda!, ¡toda!, ..., ¿qué quieres?... Su hermanita estaba entretenida
en adornar su muñeca en mis rodillas. A mí se me arrasaron los ojos en lágrimas. Me incliné, y se me vino a la vista su anillo
nupcial...; corrieron mis lágrimas... y de pronto empezó ella a tocar una antigua melodía de celestial dulzura, así, de repente,
y a mí me corrió por toda el alma un sentimiento de consuelo y un recuerdo del pasado, de los tiempos en que la oyera, de
aquel sombrío paréntesis de murria, de frustradas ilusiones, y luego... Púseme a dar paseos de un lado para otro por la
habitación, y el corazón se me ahogaba bajo aquel acoso. “¡Por Dios!” -dije, estallando en un arrebato y yendo hacia ella-.
¡Por Dios! ¡Deja de tocar!” Hízolo así ella, y me miró fijo. “¡Werther!” -dijo con una sonrisa que me traspasó el alma-,
Werther, está usted muy enfermo; le repugna su manjar favorito. Váyase, se lo ruego, serénese”. Yo me fui de su lado, y...,
¡Dios!, tú ves mi miseria y le pondrás fin.
6 de Diciembre
¡Cómo me persigue esa imagen! Despierto y soñando llena toda mi alma. Aquí, cuando cierro lo ojos: aquí, en mi frente,
donde se concentra la visión íntima, están sus ojos negros. ¡Aquí! No puedo expresártelo. Entorno los ojos, y ahí están;
como un mar, como un abismo reposan ante mí y llenan los sentidos de mi frrente.
¡Lo que es el hombre, ese cacareado semidiós! ¿No le faltan precisamente las fuerzas cuando más las habría
menester? Y cuando se eleva a la alegría o se hunde en el dolor, ¿no se detiene en una y otro, sin poder ir más lejos, y no
vuelve a recaer de nuevo en la roma y fría conciencia, precisamente cuando anhelaba perderse en la plenitud de lo infinito?
12 de Diciembre
Querido Guillermo: Me encuentro en la misma situación en que deben de haberse encontrado esos infelices que la gente
cree poseídos de un espíritu malo. Con frecuencia apodérase ese estado de mí; no es angustia ni anhelo... sino un íntimo,
ignoto hervor que amenaza con desgarrarme el pecho y me aprieta la garganta ¡Qué dolor! Y luego me hecho a vagar por
ahí, en medio de las terribles escenas nocturnas de esta época del año, hostil para el hombre.
Anoche tuve que salir. Había llovido inesperadamente; oí decir que el río se había desbordado, que todos los arroyos
iban crecidos y que mi querido valle de Wahlheim a esta parte de acá habíase inundado. A eso de las once de la noche corrí
allá. Terrible espectáculo: las furiosas olas, despeñandose desde la montaña, borboteando a la luz de la luna: sobre campos
y praderas y vallados, y sobre el ancho valle por arriba y por abajo, un encrespado mar, azotando por el viento. Y cuando
luego dejose ver otra vez la luna, posada encima de las negras nubes y ante mis ojos las aguas rodaban con cabrilleos
terriblemente magníficos, armando ingente estruendo, entróme entonces un escalofrío y luego un ansia tales...
Con los brazos abiertos estaba yo en pie, ¡ay!, sobre el abismo y respiraba inclinado hacia abajo, ¡hacia abajo! Y me
perdía en la delicia de arrojarme allí, de cabeza, con todos mis dolores y todos mis tormentos. ¡Borbotear allí como las olas!
¡Oh..., y no podrías alzar el pie del suelo y poner de una vez fin a todos tus suplicios!... Pero aún no están contadas mis
horas; tal lo siento, ¡oh Guillermo! ¡Cuán de buen grado habría dado yo todo mi ser de hombre por desagarrar con aquel
huracán las nubes y alborotar la olas! ¡Ah!, ¿no le será dado nunca el prisionero gustar una vez siquiera de ese deleite?...
¡Y qué tristeza cuando el tender por allá abajo la vista descubrí aquel sitio donde bajo unas matas estuvimos
descansando Lotte y yo un día que salimos de paseo..., y ver que también se había inundado, hasta el punto de que apenas
si distinguía los breñales... Guillermo! Y sus praderas - pensaba yo -, los campos en torno al coto de caza. ¿Cómo habrá
dejado ahora la riada, que todo se lo lleva por delante, nuestra glorieta?, pensaba. Y el rayo de sol del pasado destallaba allí
igual que para un preso un sueño de rebaños, prados y almiares. El pie estaba yo... No me reclinaba, pues tengo valor para
morir...
Y hubiera... Ahora me tienes aquí sentado lo mismo que una viejecilla que va cogiendo leña por los setos y mendigando
su pan de puerta en puerta, a fin de prolongar y aliviar un momento su caduca y triste existencia.
I.E.P. SAN
IGNACIO
14 de Diciembre
¿Qué es esto, caro amigo? A mi mismo me doy miedo. ¿No es el amor que le tengo un amor santísimo, purísimo, de
hermano? ¿Sentí nunca en mi alma algún deseo punible?... No quiero encarecer... ¡Y ahora, sueños! ¡Oh, y qué bien sentían
aquellos hombres que efectos tan antagónicos los atribuían a poderes extraños! ¡Esta noche - ¡cómo tiemblo al decirlo! - la
tuve a ella en mis brazos, fuertemente apretaba contra mi pecho, y estampé en sus labios, murmurantes de amor, infinitos
besos!
¡Perdíanse mis ojos en la embriaguez de los suyos! ¡Dios! ¿Seré merecedor de castigo por sentir aún ahora una felicidad al
evocar un íntimo fervor esos candentes goces? ¡Lotte! ¡Lotte!... ¡Soy hombre al agua!... Llenos de confusión tengo los
sentidos; ocho días llevo ya sin fuerzas para pensar en nada, llenos de lágrimas mis ojos. En parte alguna me encuentro a
gusto, y en todas me hallo bien. Nada deseo, no pido nada. ¡Lo mejor podría hacer sería irme!.
EPÍLOGO
LITERATURA
Guillermo: Por última vez he visto el campo, y el bosque, y el cielo. Adiós a ti también. ¡Madre querida, perdóname!
Consuélala tú, Guillermo. ¡Dios os bendiga! Todas mis cosas las dejo ordenadas. ¡Adiós! Volveremos a vernos y más
alegres.
Aquí, Lotte. No vacilo en apurar el frío, espantoso cáliz en que he de beber la embriaguez de la muerte. Tú me lo
ofreciste y no titubeo. ¡Todo, todo! Así se colman todos los anhelos, todas las ilusiones de mí vida. ¡Llamar así de frío y de
arrecido a la férrea puerta de la Muerte!
¡Que se me haya podido lograr la suerte de morir por ti! De sacrificarme por ti, ¡Oh Lotte! Yo estaba dispuesto a morir
con buen ánimo, a morir alegre, con tal de poderte devolver la tranquilidad, la dicha de tu vida. Pero, ¡ay!, que sólo les es
dado a algunos, muy pocos espíritus nobles, verter su sangre por los suyos y mercede a su muerte brindarles una nueva,
una múltiple vida a sus amigos.
Quiero, ¡oh Lotte!, que me entierren con estas ropas que llevo ahora; tu las tocaste y consagraste; a tu padre se lo ruego
también. Ciérnese ya mi alma sobre la fosa. Que no rebusquen en mis bolsillos. Esa cinta de un rojo pálido que tú llevabas
prendida al pecho la primera vez que te vi rodeada de tus pequeños... ¡Oh!, dales miles de besos y cuéntales el fin de su
desgraciado amigo. ¡Oh, qué simpáticos en torno a mí andulean! ¡Ay, cómo me apegué a ti! Desde el primer momento ya no
pude soltarte... Que entierren esa cinta conmigo. El día de mi cumpleaños me la regalaste. ¡Cómo todo eso me lo sorbía!...
¡Ay! No pensaba que mi camino pudiera traerme aquí...
¡Está tranquila! Te lo ruego, ¡está tranquila!
Están cargadas... ¡Dan las doce! ¡Vamos allá! ¡Lotte! ¡Lotte! ¡Adiós! ¡Adiós!
B) Califica con 3 adjetivos (los más apropiados) el amor que siente Werther. Desarrolla cada uno de ellos según lo
leído en el fragmento.
La obra del economista y filósofo británico Adam Smith (1723-1790) aparece tópicamente vinculada a las explicaciones en torno
al montaje ideológico del liberalismo económico. En un determinado momento, el capitalismo deja de apoyarse en la garantía y
seguridad aportada por el sistema monárquico de privilegio y reivindica la total libertad de acción económica. Y en este proceso
se sitúa por lo general a Adam Smith como el doctrinario clave del librecambisiho, a causa de un magistral Ensayo sobre la
riqueza de las naciones. Ello es cierto en buena parte; pero no deja de ser igualmente cierto que la preocupación y el triunfo
final de las tendencias favorables a la libertad en materia económica no quedan suficientemente (y satisfactoriamente)
explicadas por un simple conjunto de referencias á las obras e investigaciones de algunos teóricos de la economía. Más aún: la
aparición de determinados trabajos y estadios en torno al trabajo, la renta, la productividad, la política económica, etc., sólo
adquiere una dimensión comprensiva y explicativa si se tiene en cuenta el círculo de circunstancias que condicionan o hacen
posible la aparición de un nuevo "humor" o de una manera de actuar o pensar económicamente.
LITERATURA
Por ello; a la hora de analizar el problema de la concreción del librecambismo -en la crucial etapa de hundimiento de los
mecanismos tradicionales del Antiguo Régimen- es preciso relacionar el complejo movimiento ideológico o teórico que ayudaría
a una creciente definición y a un triunfo final, en el mundo capitalista, de la libertad de acción económica, con el círculo de
transformaciones científicas y técnicas que afectaron, en unos casos con mayor intensidad que otros, la marcha de la vida
económica general.
Así, la creciente penetración del maquinismo en la actividad de las empresas fue deteriorando toda una praxis económica, cuya
mutación progresiva iría dando a su vez argumento para "explicaciones" y "justificaciones" de tipo teórico e intelectual.
Paralelamente, la imaginación del negocio capitalista en búsqueda de la máxima rentabilidad favorecía las mutaciones
apuntadas de forma, por ejemplo, que en cierta etapa industrial muy típica aumentaron en diversas comarcas (y en algunos
ramos muy concretos de la producción) las actividades manufactureras fuera de las ciudades gracias a factores tan distintos
como la existencia de cursos de agua necesarios para impulsar la fuerza motriz y permitir el blanqueo textil, o la presencia de
una mano de obra que se sustentaba en buena parte con el producto de sus pequeñas parcelas y no exigía a la industria más
que un salario complementario.
Es evidente, asimismo, que la máquina de vapor, por ejemplo, sería un factor determinante para variar el papel de la realidad
agraria en un capitalismo poco desarrollado; máxime cuando la multiplicación del maquinismo planteó decisivamente no sólo la
solución de la alternativa entre campo y ciudad en favor de los núcleos urbanos (concentración y aumento de tamaño de los
talleres, concentración y control de la mano de obra, racionalización y flexibilidad de la distribución de los productos, así como
de la recepción y reparto de las primeras materias, etc.), Sino que además, y de forma muy fundamental, el auge creciente del
papel de la máquina varió el mundo mental del maestro artesano y planteó la aparición decidida del nuevo capitán de industria,
del nuevo empresario de la contemporánea era capitalista. Paulatinamente, a lo largo del siglo XVII, pongamos por caso, el
maestro artesano fue adquiriendo conciencia del significado económico de la competencia y asimismo -por ley de elemental
supervivencia ante el crecimiento de nuevos factores de transformación económica- fue adquiriendo una nueva noción del
dinero y de la necesidad de obtener riqueza. Sólo aquellas personas que tenían la oportuna capacidad de dinero para comprar
un suficiente número de máquinas podían montar una industria positivamente competitiva que permitiera el aumento, veloz de
la producción, la rápida disminución de los costes pbr manufactura y un importante crecimiento de los beneficios industriales.
De esta manera, para el empresariado, ser rico en la coyuntura crítica del Antiguo Régimen se convirtió en una necesidad
elemental, en estrecha relación con las transformaciones del sistema económico general y explicando, en buena parte, el auge
creciente de las nuevas teorías librecambistas.
L2 - LIT - 5S - 99 - 2013
I.E.P. SAN
IGNACIO
ROM
ROMANTICISM
NTICISMO EN FRA
FRANCI
NCIA
Se desarrolló con retraso el Romanticismo. En 1820 recién se inicia esta modalidad literaria con interés y celebridad.
Se proclamó la libertad del escritor para expresar sus íntimas emociones. Aquí se dará el mejor de los
romanticismos. Víctor Hugo (1802-1885) es el alto exponente europeo de este movimiento.
1. Lamartine - Meditaciones
EL ROMANTICISMO FRANCÉS
El romanticismo apareció en Francia en clara oposición con toda su tradición literaria moderna. Romper con los postulados
clásicos de Boileau y con los grandes trágicos exigía un esfuerzo de renovación artística. Desligarse de la razón para dar paso
a la imaginación y a los sentimientos significaba una deviación parcial no sólo de las luces del enciclopedismo que animan la
Revolución, sino de uno de los caracteres más permanentes de la cultura francesa de todos los tiempos.
El prefacio de “Cromwell” de Víctor Hugo en 1 827 y el estreno de “Hermani” en 1 830, iniciaron el Romanticismo
en Francia.
VÍCTOR HUGO
HUGO
(1802 - 1885)
Poeta, novelista, dramaturgo y político nacido en Besancón. Acompañó a su padre, general del imperio, a Italia y España.
Víctor Hugo fue el iniciador del Romanticismo en España y ejerció una verdadera soberanía literaria acatada por todos; fue
el
jefe del movimiento romántico y su fecundidad alcanzó todos los géneros literarios.
Desde muy joven componía poesías, y ya como poeta lírico se decía de su obra que era la enciclopedia lírica de su tiempo.
Su teoría dramática la expuso en “Cromwell” su genio creador se manifestó en su obra novelística.
Participó en la vida política de Francia, y después de varios años de ostracismo volvió a París, donde murió a los 63 años.
OBRAS:
- Cromwell (drama)
- Los orientales (Poesía, 1829)
- Hernani (estrenado en 1830)
- Nuestra Señora de París (Novela). Fue escrita entre el 27 de julio de 1830 y el
14 de enero de 1831. Publicada en 1831
- Las Contemplaciones (Poesía, 1856)
- Los Miserables (Novela, 1862)
LOS MISERABLES
(Fragmento)
Al inicio de la novela, Juan Valjean sale de la cárcel amargado y sin amigos. El único que lo ayuda es un obispo que le da
posada y lo trata como a un ser humano digno de caridad y respeto. Pero Valjean, necesitado de dinero, le roba unos cubiertos
de plata y huye. Poco después es descubierto por la policía y llevado ante el obispo. La escena que vas a leer es la
continuación de esta historia.
LITERATURA
Cuando el ama y la hermana iban a levantarse de la mesa, tocaron la puerta.
- Adelante - dijo el obispo.
Abrióse la puerta. Un grupo extraño y violento apareció en el umbral. Tres hombres traían a otro agarrado del cuello. Los
tres hombres eran gendarmes. El cuarto era Juan Valjean.
Un cabo de gendarmes que parecía dirigir el grupo, estaba también cerca de la puerta. A poco entró y se dirigió al obispo
haciendo el saludo militar.
- Monseñor ... - dijo.
Al oír esta palabra Juan Valjean, que estaba silencioso y parecía abatido, levantó estupefacto la cabeza.
- ¡Monseñor! -murmuró-. ¡No es el cura! ...
- Silencio -dijo un gendarme-. Es su ultrísima el obispo.
Mientras tanto, monseñor Bienvenido se había aproximado tan precipitadamente como lo permitía su edad.
-¡Ah, estáis aquí! -dijo mirando a Juan Valjean-. Me alegro de veros. Os había dado también los candeleros que son de
plata, y os pueden valer también doscientos francos. ¿Por qué no los habéis llevado con los cubiertos?
Juan Valejan abrió los ojos y miró al venerable obispo con una expresión que no podría pintar ningún lenguaje humano.
- Monseñor -dijo el cabo de gendarmes-: ¿es verdad lo que decía ese hombre? Lo hemos encontrado como si fuese
huyendo, y lo hemos detenido hasta ver. Tenía esos cubiertos ...
- ¿Y os ha dicho -interrumpió sonriendo el obispo- que se los había dado un hombre, un sacerdote anciano, en cuya casa
había pasado la noche? Ya lo veo. Y lo habéis traído aquí. Eso no es nada.
- Según eso -dijo el gendarme-, ¿podemos dejarlo libre?
-Sin duda -dijo el obispo.
Los gendarmes soltaron a Juan Valjean, que retrocedió.
- ¿Es verdad que me dejáis? -dijo con voz inarticulada, y como si hablase en sueños.
- Sí, te dejamos, ¿no lo oyes? -le dijo un gendarme.
- Amigo mío -dijo el obispo-, tomad vuestros candeleros antes de iros. Llevadlos.
Y fue a la chimenea, cogió los dos candeleros de plata y los dio a Juan Valjean. Las dos mujeres lo miraban sin hablar
palabra, sin hacer gesto, sin dirigir una mirada que pudiese distraer al obispo.
Juan Valjean, temblando de pies a cabeza, tomó los dos candeleros con aire distraído.
- Ahora -dijo el obispo-, id en paz. Y a propósito, cuando volváis, amigo mío, es inútil que paséis por el jardín. Podéis entrar
y salir siempre por la puerta de la calle. Está cerrada sólo en con el picaporte de día y noche.
Después, volviéndose a los gendarmes, les dijo:
- Señores, podéis retiraros.
Los gendarmes salieron.
- Juan Valjean quedó como un hombre que va a desmayarse.
El obispo se aproximó a él y le dijo en voz baja:
- No olvidéis nunca que me habéis prometido emplear este dinero en haceros hombre honrado.
Juan Valjean, que no recordaba haber prometido nada, quedó suspenso. El obispo había recargado estas palabras al
pronunciarlas, y continuó con solemnidad:
- Juan Valjean, hermano mío, vos no pertenecéis al mal, sino al bien. Yo compro vuestra alma; yo la libro de las negras
ideas y del espíritu de perdición, y la consagro a Dios.
03. Explica cómo están plasmadas en el texto, las siguientes características de Víctor Hugo.
* Rebeldía contra las injusticias sociales.
* Predominio del sentimiento sobre la razón.
* Afán de libertad
04. Si tú te hubieras visto en la misma situación del héroe de Los miserables, ¿cómo habrías actuado?
¿Por qué crees que el obispo actuó de esta manera? ¿te pareció un hombre justo? ¿Por qué?
LITERATURA
ESPAÑA:
El Romanticismo triunfó en España en 1835. No se puede comparar en importancia con la Edad de Oro, pero sí
representó un verdadero resurgimiento de la literatura, decadente en el Neoclasicismo.
Representantes y Obras:
MARIANO JOSÉ DE LARRA (1809 - 1837). En Artículos de Costumbres, con fineza e ironía, hace un análisis
implacable de la realidad española.
JOSÉ ZORRILLA Y MORAL (1817 - 1893). Hombre de temperamento desordenado y bohemio; es un típico
representante de la época romántica. Su obra poética es esencialmente narrativa; así lo demuestran sus
leyendas: A buen juez, mejor testigo, Margarita la Tornera, etc. En su producción teatral, basada en la tradición
medieval, lo esencial es la habilidad en el desarrollo de la intriga, la vivacidad de la acción y la energía con que
se traza a sus
personajes. Destacan: Don Juan Tenorio, El zapatero y el rey, Traidor, inconfeso y mártir, etc.
Drama nacional por excelencia del pueblo español. Es el más popular y vibrante de la dramaturgia española.
La historia se sitúa en 1545 (Sevilla). Don Juan y Don Luis Mejía, “los mozos más gentiles y los más viles de España”, se
reúnen para saber cuál de los dos ha hecho más conquistas amorosas durante un año. Tenorio se burlará de más mujeres y
gana la apuesta. Luego conquista a doña Inés, y también corteja a doña Ana, prometida de don Luis. La pureza de Inés
termina por conquistar a Tenorio. Este pide casarse con ella, pero el padre rechaza tal petición. La fama de mujeriego perjudica
al pretendiente de Inés. Tenorio mata al padre de Inés y a don Luis. Huye más tarde en un barco. El segundo acto ocurre en
1550 (Sevilla), en el antiguo palacio del padre de don Juan, convertido en panteón. Entre las tumbas, se encuentra el de doña
Inés, que murió de pena al verse abandonada. El espectro de Inés salvará a Tenorio de la muerte.
En marzo de 1808, el motín de Aranjuez depuso a Godoy y obligó a Carlos IV a abdicar en su hijo Fernando VII. Los sucesos de
España, aliada de Napoleón por el tratado de Fontainebleau, provocaron la intervención directa del emperador. Las tropas
francesas instaladas en la Península, que en teoría estaban destinadas a atacar Portugal, constituían la fuerza militar más
importante de España. No fue difícil para Napoleón conducir a los reyes españoles a Bayona y allí obtener la abdicación de la
corona de España de Carlos IV y Fernando VII, quienes renunciaron a sus prerrogativas reales en favor del emperador.
Napoleón nombró rey de España a su hermano José. Pero simultáneamente el pueblo de Madrid se había sublevado contra las
tropas francesas cuando el 2 de mayo los últimos miembros de la familia real se disponían a ser conducidos a Francia. A fines
de mayo y principios de junio la rebelión contra los franceses se extendió por todo el resto del país. La guerra de la
Independencia española era un hecho.
LITERATURA
Grabado donde se representa el motín de Aranjuez.
La reacción francesa no se hizo esperar. Las tropas napoleónicas sitiaron Zaragoza y Gerona, mientras un ejército mandado
por el general Pierre-Antoine Dupont se dirigía a Cádiz para apoyar a la escuadra francesa anclada en aquel puerto. El ejército
de Dupont fue derrotado en Bailen el 22 de julio por las tropas españolas mandadas por Francisco Javier Castaños. La batalla
de Bailen, primera derrota campal del ejército napoleónico, obligó a los franceses a abandonar Madrid y a levantar los sitios
de
Zaragoza y de Gerona. Napoleón decidió intervenir personalmente en España. La Grande Armée cruzó los Pirineos y con
relativa facilidad restableció la situación. El 4 de diciembre, Madrid capituló ante Napoleón, quien pronto abandonó la península
Ibérica para atender a los problemas que planteaba el rearme del ejército austríaco. Quedaban en España los mariscales Soult
y Ney, encargados de concluir las operaciones militares.
tenía que replegarse hacia Valencia ante el peligro de quedar aislado de Francia. A pesar de una contraofensiva francesa que
estuvo a punto de restablecer la situación, durante la primavera de 1813 la iniciativa pasó totalmente a manos de los aliados.
En las batallas de Vitoria, San Sebastián y San Marcial, el ejército francés en retirada sufrió sendas derrotas. Durante el año
siguiente, la guerra siguió al otro lado de los Pirineos y sólo debía acabar cuando el 18 y el 19 de abril de 1814 los mariscales
franceses conocieran la abdicación del
emperador y firmasen la paz.
GUSTA
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Rima L II
BIOGRAFÍA
Rimas
Su obra las Rimas, son poesías breves, de tono popular y gran musicalidad, que forman en conjunto un cancionero centrado en
dos temas básicos: la poesía y el amor.
La forma que presentan las Rimas evidencia que se trata de poemas de inspiración popular aunque exquisitamente elaborados
por el poeta. La rima elegida es la rima asonante en los versos pares, típica de la poesía tradicional. En cuanto a la medida hay
una gran variedad de metros cortos y largos, incluso suelen alternar distintos metros dentro de un mismo poema.
Por su temática, las rimas, suponen una honda mirada hacia el mundo interior del poeta. Los temas de las rimas son: la poesía,
el amor, la desesperación, la angustia y la muerte.
La 1ra Parte : Desarrolla el tema de la poesía, la creación literaria, la inspiración y la reflexión filosófica.
La 4ra Parte : Escribe sobre el sentimiento de dolor y angustia que se proyecta sobre la condición humana, la muerte y la
pregunta sobre la inmortalidad.
La leyendas
Son relatos en prosa sobre tradiciones populares que recopiló de todos los viajes que hizo con su hermano. Algunas son
fuertemente imaginativas, otras son recreaciones o invenciones del propio Bécquer siguiendo los esquemas del relato
tradicional. Su intención fue dar a conocer las tradiciones Españolas y evitar que cayeran en el olvido.
Las leyendas de Bécquer emplean la técnica de descripción arqueológica, la expresión de lo sublime terrorífico tiende, sin
embargo a la verosimilitud realista, a respetar la economía y los modos del relato popular y, sobre todo, a crear un ambiente de
maravilla lírica, similar al del cuento de hadas.
PRÁCTICA
LITERATURA
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• ¿De qué trata la rima XVIII?
LITERATURA
¡ Los suspiros son aire y van al lágrima
aire ! Y a mis labios una frase de
¡ Las lágrimas son agua y van al perdón; habló el orgullo y se
mar ! Dime, mujer: cuando el enjugó su llanto, y la frase en mis
amor se olvida, labios expiró.
¿sabes tú a dónde Yo voy por un camino, ella, por
va? otro, pero al pensar en nuestro
mutuo amor, yo digo aún, ¿por
qué calleaquel día? y ella dirá,
¿por qué no lloré yo?
PRUEBA
01. En Alemania surge un movimiento que lleva el
nombre de “Sturm Und Drang” que significa:
A) “Calor y Pasión” B) “El Furor Romántico”
C) “Tormenta y Pasión” D) “La Nueva Novela”
E) “El Estilo Nuevo”
B) El Duque de Rivs
C) Gustavo Adolfo Bécquer
D) José de Espronceda
E) Juan Marse
ANTOLOGÍA POÉTICA
LITERATURA
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Rosario Sansores Federico Barreto
Hemos aquí los dos, serenamente Yo te adoro, mujer, mas de tal suerte
mirándonos igual que dos extraños. que desearía, en mi pasión de fuego,
Un mundo de recuerdos en la frente que se quedara todo el mundo ciego
y en el alma dolor y desengaños. para que solo yo pudiera verte...
Mis ojos, melancólicos y huraños, Si alguien se acerca a ti, pienso en la muerte;
los tuyos, de expresión indiferente. si te mira alguien, al dolor me entrego, y
¡Y no han pasado demasiados años, de los hombres y de Dios reniego cuando
que me miraron con pasión ardiente! pienso que al fin he de perderte...
Nos separan el rencor y el egoísmo ¿Perderte? Oh, no! Rechazo ese creencia!
y en la mañana diáfana y radiosa sin Mía fuiste en la infancia todavía; mía
quererlo, pensamos en lo mismo. En eres hoy, ya llena de experiencia, y
esa noche trágica y oscura cuando llegue a mi muerte el día,
en que los dos abrimos un abismo te arrancaré sin pena la existencia
donde halló nuestro amor, su sepultura. para que seas, en la tumba mía!
LITERATURA
A lo largo del siglo XVIII, las diferentes colonias inglesas de Norteamérica experimentaron un rápido desarrollo económico.
El ritmo de este crecimiento fue muy distinto para las regiones situadas en la costa o en el interior. Los pobladores de las
regiones interiores vivían dentro de una economía familiar autárquica, basando en la caza y en una agricultura, un tanto
primitiva, la ob. tención de sus recursos. Aunque en la región de Piedmont (situada al este de EE.UU. y que se extiende desde
el noreste de Nueva Jersey hacia el sur hasta el centro de Alabama) se invirtieron algunos capitales para crear grandes
haciendas agrícolas, la mayor parte de los colonos del interior cultivaban la tierra con sus propias fuerzas y no utilizaron mano
de obra esclava.
Las cosas fueron muy distintas en las zonas próximas al litoral. En Nueva Inglaterra la actividad más importante fue la
pesca. La existencia de un amplio mercado europeo y antillano capaz de absorber toda la oferta que se le hiciera transformó la
pesca de la ballena y de otras especies en una actividad muy rentable. Los balleneros yanquis (nombre con el que se conocía
LITERATURA
originariamente a los habitantes de esta zona) recorrieron todo el Atlántico en busca de sus presas. La necesidad de construir
navíos capaces de realizar estas largas travesías estimuló la producción de los astilleros. Los carpinteros navales de Nueva
Inglaterra adquirieron gran pericia y, a pesar de los elevados salarios - en parte compensados por el bajo costo de materias
primas- que encarecían su precio, los barcos construidos en esta colonia encontraban con facilidad compradores en los
restantes dominios británicos de América e incluso en Europa. De esta forma, la construcción naval alcanzó gran importancia
en Nueva Inglaterra, transformándose en la primera actividad industrial. La segunda industria fue la alcoholera. La melaza
importada de las Antillas era destilada en Nueva Inglaterra para obtener ron, que posteriormente era exportado a Europa y,
sobre todo, a Guinea, donde se cambiaba por esclavos.
Los puertos más importantes eran Boston, Salem y Newport. De ellos partían los navíos que transportaban a Europa o a las
Antillas el ron o los demás objetos de comercio.
En las colonias del centro, Pennsylvania, Massachusetts y Virginia, la mercancía más importante la constituían las pieles,
junto con los excedentes agrícolas de las cosechas del sur de Pennsylvania y del valle de Cumberland, cereales
especialmente. Los puertos más importantes eran Nueva York y Filadelfia, y las exportaciones - como las de Nueva Inglaterra-
iban dirigidas a las Antillas o a Europa. Gran Bretaña tenía relativamente pocas relaciones comerciales con las colonias del
Norte y del centro. Los colonos pagaban las importaciones de la metrópoli con la plata española que obtenían en su tráfico con
las Antillas. Durante el siglo XVIII estas importaciones tendieron a reducirse a causa de la creación en América de
pequeñas industrias mecánicas y de transformación que autoabastecían a los colonos de vidrio, papel, ropas y utensilios
metálicos.
Las colonias del Sur basaron su economía en la explotación de recursos agrícolas. En Carolina del Norte el cultivo principal
era el tabaco, mientras que en el litoral de Carolina del Sur las tierras pantanosas proporcionaban buenas cosechas de índigo y
arroz. En otras plantaciones, la mano de obra utilizada era negra y sometida a la esclavitud. Como en las Antillas, los negreros
estimularon el auge de la población esclava. Una compañía fundada en 1672, la British Royal African Company, monopolizó el
tráfico de esclavos hasta el tratado de Utrecht, a partir del cual traficantes independientes compartieron estas actividades con la
mencionada compañía.
LITERATURA
sorpresa, pues si bien
de la lana, del cuero y de tenía un color plomizo, no facultativos opinaban que
hasta entonces se había
la madera empleó gran había el menor brillo en los Valdemar moriría hacia la
prestado libremente a mis
número de negros. De ojos y, tan terrible era su medianoche del día
experimentos, jamás
esta forma, en el delgadez, que la piel se siguiente (un domingo).
demostró el menor interés
Sur la mayor parte de los había abierto en los Eran ahora las siete de la
por lo que yo hacía. Su
pómulos. Expectoraba tarde del sábado.
productores, enfermedad era de las que
continuamente y el pulso
especializados o no, permiten un cálculo preciso Al abandonar la cabecera
era casi imperceptible.
industriales o agrícolas, sobre el momento en que del moribundo para
Conservaba no obstante
tendían a pertenecer a sobrevendrá la muerte. conversar conmigo, los
una notable claridad
este grupo de población. Convinimos, pues, en que doctores D... y F... se
mental, y cierta fuerza. Me
Las relaciones me mandaría llamar habían despedido
habló con toda claridad,
veinticuatro horas antes del definitivamente de él. No
comerciales entre las tomó algunos calmantes
momento fijado por sus era su intención volver a
colonias del Sur y la sin ayuda ajena y, en el
médicos para su verle, pero, a mi pedido,
metrópoli fueron muy momento de entrar en su
fallecimiento. convinieron en examinar al
estrechas. Los productos habitación, le encontré
paciente a las diez de la
de las grandes haciendas Hace más de siete meses escribiendo unas notas en
noche del día siguiente.
encontraban un buen que recibí la siguiente una libreta. Se mantenía
mercado en Inglaterra y nota, de puño y letra de sentado en el lecho con Una vez que se fueron,
Valdemar: ayuda de varias hablé francamente con
todos los grandes
almohadas, y estaban a su Valdemar sobre su próximo
propietarios poseían E
s lado los doctores D... y F... fin, y me referí en detalle al
agentes comerciales en
t experimento que le había
Londres, encargados de i Luego de estrechar la
propuesto. Nuevamente se
fomentar la adquisición m mano de Valdemar, llevé
mostró dispuesto, e incluso
de artículos coloniales a aparte a los médicos y les
d ansioso por llevarlo a cabo,
entre los negociantes pedí que me explicaran
o y me pidió que comenzara
ingleses. detalladamente el estado
de inmediato. Dos
del enfermo. Desde hacía
P
dieciocho meses, el
pulmón izquierdo se
La verdad sobre el .
. hallaba en un estado
caso del señor
. semióseo o cartilaginoso,
Valdemar, por
y, como es natural, no
E
: funcionaba en absoluto,
d
En su porción superior el
g Ya puede usted venir. D...
pulmón derecho aparecía
a y F... coinciden en que no
parcialmente osificado,
r pasaré de mañana a
mientras la inferior era tan
medianoche, y me parece
sólo una masa de
A que han calculado el
tubérculos purulentos que
l tiempo con mucha
se confundían unos con
l exactitud.
otros. Existían varias
a dilatadas perforaciones y
n en un punto se había
producido una adherencia
P permanente a las costillas,
o Todos estos fenómenos del
e
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IGNACIO
LITERATURA
evidente que estaba
necesario para que se
contestando a la Alguien me sugirió que
comprenda cuál era la
interrogación formulada por tratara de influir sobre el
condición del hipnotizado
mí unos minutos antes. brazo del paciente, como al
en ese momento. Se llamó
Como se recordará, le comienzo. Lo intenté, sin
a nuevos enfermeros, y a
había preguntado si seguía resultado. Entonces el
las diez de la mañana
durmiendo. Y ahora doctor F... expresó su
abandoné la morada en
escuché: deseo de que interrogara al
compañía de ambos
paciente. Así lo hice, con
-Sí..., No... Estuve médicos y de L...l.
durmiendo... y ahora... las siguientes palabras:
ahora... estoy muerto. Volvimos por la tarde a ver
-Señor Valdemar... ¿puede
al paciente. Su estado
Ninguno de los presentes explicarnos lo que siente y
seguía siendo el mismo.
pretendió siquiera negar ni lo que desea?
Discutimos un rato sobre la
reprimir el inexpresable,
conveniencia y posibilidad Instantáneamente
estremecedor espanto que
de despertarlo, pero poco reaparecieron los círculos
aquellas pocas palabras,
nos costó llegar a la hécticos en las mejillas; la
así pronunciadas, tenían
conclusión de que nada lengua tembló, o, mejor
que producir. L...l, el
bueno se conseguiría con dicho, rodó violentamente
estudiante, cayó
eso. Resultaba evidente en la boca (aunque las
desvanecido. Los
que hasta ahora, la muerte mandíbulas y los labios
enfermeros escaparon del
(o eso que de costumbre siguieron rígidos como
aposento y fue imposible
se denomina muerte) antes), y entonces resonó
convencerlos de que
había sido detenida por el aquella horrenda voz que
volvieran. Por mi parte, no
proceso hipnótico. Parecía he tratado ya de describir:
trataré de comunicar mis
claro que, si -¡Por amor de Dios...
propias impresiones al
despertábamos a pronto... pronto... hágame
lector. Durante una hora,
Valdemar, lo único que dormir... o despiérteme...
silenciosos, sin pronunciar
lograríamos sería su pronto... despiérteme! ¡Le
una palabra, nos
inmediato o, por lo menos, digo que estoy muerto!
esforzamos por reanimar a
su rápido fallecimiento.
L...l. Cuando volvió en sí, Perdí por completo la
pudimos dedicarnos a Desde este momento serenidad y, durante un
examinar el estado de hasta fines de la semana momento, me quedé sin
Valdemar. pasada -vale decir, casi saber qué hacer. Por fin,
siete meses- continuamos intenté calmar otra vez al
Seguía, en todo sentido,
acudiendo diariamente a paciente, pero al fracasar,
como lo he descrito antes,
casa de Valdemar, debido a la total
salvo que el espejo no
acompañados una y otra suspensión de la voluntad,
proporcionaba ya pruebas
vez por médicos y otros cambié el procedimiento y
de su respiración. Fue inútil
amigos. Durante todo este luché con todas mis
que tratáramos de
tiempo el hipnotizado se fuerzas para despertarlo.
sangrarlo en el brazo.
mantuvo exactamente Pronto me di cuenta de que
Debo agregar que éste no
como lo he descrito. Los lo lograría, o, por lo menos,
obedecía ya a mi voluntad.
enfermeros le atendían así me lo imaginé; y estoy
En vano me esforcé por
continuamente. seguro de que todos los
hacerle seguir la dirección
de mi mano. La única Por fin, el viernes pasado asistentes se hallaban
señal de la influencia resolvimos hacer el preparados para ver
experimento de despertar al paciente.
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IGNACIO e
Pero lo que realmente
ocurrió fue algo para lo 3)
cual ningún ser humano De
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podía estar preparado.
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Mientras ejecutaba a
los
rápidamente los pases
per
hipnóticos, entre los son
clamores de: "¡Muerto! aje
¡Muerto!", que literalmente s
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explotaban desde la lengua
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y no desde los labios del nto
sufriente, bruscamente
4) ¿Qué referencias
todo su cuerpo, en el
autobiográficas
espacio de un minuto, o aparecen an la obra
aún menos, se encogió, se
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deshizo… se pudrió entre
)
mis manos. Sobre el lecho, ¿
ante todos los presentes, T
no quedó más que una e
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masa casi líquida de
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ROMANTICISMO
HISPANOAMERICANO:
Jorge Isaacs
El general Daniel Florencio OLeary (1801-1854), edecán de Simón Bolívar, ha dado en sus memorias,
particularmente en los tres volúmenes de Narración, un testimonio vivo de la personalidad de Bolívar y de sus
actuaciones en la lucha por la Independencia. Se reproduce del vol. II de Narración una página evocadora de la
actividad del Libertador.
LITERATURA
"Mientras esto sucedía, hallábase el Libertador en Cúcuta, si no desocupado, sí gozando de algún reposo, y
era el primero que se permitía desde hacía muchos años. Algunos pormenores de la vida que allí llevaba y de la manera
como distribuía su tiempo acaso no carezcan de interés para el lector. Se levantaba a las seis de la mañana, se vestía y
empleaba en el tocador apenas el tiempo necesario para el aseo de su persona. De su cuarto de dormir, que le servía
también de escritorio, pasaba a las caballerizas a ver los caballos, que hacía cuidar con esmero. Vuelto a su cuarto, leía
hasta las nueve, hora en que se servía el almuerzo. Acabado éste, recibía los informes del ministro de la guerra, de su
secretario privado y del jefe de estado mayor; oíales paseándose en el cuarto o sentado en la hamaca, de la que se
levantaba repentinamente cada vez que alguno de aquellos informes le causaba sorpresa o llamaba su atención; hacía
que le leyeran en seguida los despachos y memoriales que se le dirigían y dictaba luego al punto su respuesta, por lo
general concisa y siempre pertinente. Como conocía a todos los oficiales del ejército y a los paisanos, sus vicios y
defectos y también sus servicios, le era fácil resolver sus peticiones sin perder mucho tiempo... El despacho de los
asuntos oficiales ocupaba, por lo regular, tres horas, al cabo de las cuales concluía dando instrucciones a su secretario
privado, para que contestase las cartas que no eran de mucho interés. Luego llamaba a un edecán de su confianza y le
dictaba las de mayor importancia, siempre paseándose o reclinándose en la hamaca, con un libro en la mano, que leía
mientras el amanuense escribía la frase. Expresaba sus pensamientos con gran rapidez. Cualquier equivocación o duda
de parte del escribiente le causaba impaciencia. Algunas de sus cartas que conservo en mi poder contienen quejas
contra el individuo que las
escribía...". "Concluido este trabajo, leía hasta las cinco de la tarde, hora de la comida.
"Inmediatamente después de la comida, que rara vez se prolongaba por una hora, daba un paseo a caballo
acompañado de un edecán, y a veces de su secretario. Por la noche conversaba un rato con sus amigos o con los
oficiales que le visitaban, y se retiraba a su dormitorio a las nueve de la noche; allí acostado en su hamaca, en la que
por lo regular dormía, leía hasta las once. Sus autores favoritos en aquel tiempo eran Montesquieu y Rousseau.
LITERATURA
Simón Bolívar a caballo, según un óleo de Tito Salas.
Pero leía de todo, aunque daba la preferencia, en sus horas de ocio, a la historia. Tenía una memoria
extraordinaria para fechas, nombres y sucesos, y no pocas veces repetía en la mesa páginas del autor que había leído,
recordando las frases, con muy poca variación del texto original.
Además de las ocupaciones de que he hablado, escribía frecuentemente artículos para los periódicos, los
cuales se publicaban en Angostura o Bogotá. Caracterizaba sus producciones cierto estilo nervioso y contundente
cuando discurría sobre negocios políticos, pero en los asuntos personales era su estilo severo y muy sarcástico. Solía
divertirse en los ratos desocupados, si es que los tuvo aun en los meses que permaneció en Cúcuta, en hacer
composiciones poéticas. No soy competente para juzgar del mérito de aquellas poesías; sin embargo, Olmedo, que no
puede tacharse de juez incompetente en la materia, repetía con frecuencia y hasta llegó a escribirlo que si Bolívar se
hubiese dedicado a la poesía, se habría elevado sobre Píndaro."
murió en la pobreza.
Obras:
1864 - Poesías.
La literatura romántica colombiana se caracterizó por el respeto a la tradición del idioma y el lirismo, por su alejamiento
de todo exceso, y su equilibrio basado en el estudio del humanismo clásico. Según Enrique Anderson Imbert, 1840
marca la cumbre del Romanticismo colombiano, el cual "se mostró en relámpago, no como luz sostenida". A mitad del
siglo XIX, se fundó en Colombia "El Mosaico", círculo literario cuyas tendencias eran bien definidas y expresaban el
acercamiento a la naturaleza, el lirismo descriptivo y la exploración de la realidad nacional a través del método
costumbrista. Estas características literarias se pueden apreciar en el escritor colombiano más importante, Jorge Isaacs,
cuya obra María podría ser considerada como la novela romántica latinoamericana por excelencia.
María
La obra de Isaacs fue precisamente el haber escrito un libro que es imperecedero, como lo es el amor en nuestra
especie; y mientras los hombres y las mujeres enamorados humana pero noblemente lean María (1867), llorarán
estremecidamente aquellos amores malogrados, y sentirán, pensando en el adorado, o la adorada ausente, revolotear
sobre su cabeza entumecida las aves negras del olvido, los búhos del desengaño y de la muerte.
Esta novela, publicada en 1867, narra la historia de Efraín, quien ha viajado a Londres para estudiar Medicina, mientras
que en María se acentúa más la enfermedad incurable causada por las emociones que se suscitaron en el amor puro y
sereno que nació entre los dos. En este fragmento apreciaremos el dolor en que queda sumida María, la angustia por la
ausencia querida y la muerte de ella sin que se cumpla su último deseo: ver por última vez a Efraín.
El último día
En la mañana que siguió a la tarde en que María me escribió su última carta. Emma después de haberla
buscado inútilmente en su alcoba, la halló sentada en el banco de piedra del jardín: dejábase ver lo que había llorado:
sus ojos fijos en la corriente y agrandados por la sombra que los circundaba, humedecían aún con algunas lágrimas
despaciosas aquellas mejillas pálidas v enflaquecidas, antes tan llenas de gracia y lozanía; exhalaba sollozos ya
débiles, ecos de otros en que su dolor se había desahogado.
- ¿Por qué has venido sola hoy? - le preguntó Emma abrazándola -; yo quería acompañarte como ayer.
- Sí. - le respondió-, lo sabía: pero deseaba venir sola: creí que tendría fuerzas. Ayúdame a andar.
LITERATURA
Mi hermana quiso sacarla del jardín diciéndole: -¿Por qué le entristeces así? ¿No ha convenido papá en no demorar
nuestro viaje? Volveremos todos los días. ¿No es verdad que le sientes mejor?.
-Estémonos todavía aquí -le respondió acercándose lentamente a la ventana de mi cuarto: la estuvo mirando olvidada
de
Emma. y se inclinó después a desprender todas las azucenas de su mata predilecta. diciendo a mi hermana:
-Dile que nunca dejó de florecer. Ahora sí. vamonos.
Volvió a detenerse en la orilla del arroyo, y mirando en torno suyo, apoyó la frente en el seno de Emma, mrmurando:
-¡Yo no quiero morirme sin volver a verlo aquí!
Durante el día se la vio más triste y silenciosa que de costumbre. Por la larde estuvo en mi cuarto y dejó en el forero,
unidas con algunas hebras de sus cabellos, las azucenas que había cogido por la mañana; y allí fue Emma a buscarla
cuando ya había oscurecido. Estaba reclinada de codos en la ventana, y los bucles desordenados de la cabellera casi
le ocultaban el rostro.
-María -le dijo Enma después de haberla mirado en silencio algunos momentos—, ¿no te hará mal este aire de la
noche? Ella, sorprendida al principio, le respondió tomándole una mano. atrayéndola a sí y haciendo que se sentase a
su lado en
el sofá:
- Ya nada puede hacerme mal.
- ¿No quieres que vayamos al oratorio?
- Ahora no: deseo estarme aquí todavía; tengo que decirte tantas cosas...
- ¿No hay tiempo para que me las digas en otra parte? Tú, tan obediente a las prescripciones del doctor, vas así a hacer
infructuosos todos sus cuidados y los nuestros: hace dos días que no eres ya dócil como antes.
- Es que no saben que voy a morirme -respondió abrazando a Emma y sollozando contra su pecho.
-¡Morirte! ¡Morirte cuando Efraín va a llegar!...
-Sin verle otra vez. sin decirle... moriré sin poderlo esperar. Esto es espantoso —agregó estremeciéndose, después de
una y otra pausa; pero es cierto: nunca los síntomas del acceso han sido como los que estoy sintiendo. Yo necesito
que lo sepas todo antes que me sea imposible decírtelo. Oye: quiero dejarle cuanto yo poseo y le ha sido amable.
Pondrás en el cofrecito en que tengo sus cartas y las flores secas, este guardapelo donde están sus cabellos y los de mi
madre: esta sortija que puso en mi mano en vísperas de su viaje; y en mi delantal azul envolverás mis trenzas... No
te aflijas así
—continuó acercando su mejilla tria a la de mi hermana—: yo no podría ya ser su esposa... Dios quiere librarle del dolor
de hallarme como estoy, del trance de verme expirar. ¡Ay! no podría morirme conforme dándole mi último adiós.
Estréchale por mí en tus brazos y dile que en vano luché por no abandonarle... que me espantaba más su soledad que
la muerte misma, y... María dejó de hablar y temblaba en los brazos de Emma: cubrióla esta de besos y sus labios la
hallaron yerta: llamóla y no respondió; dio voces y acudieron en su auxilio.
Todos los esfuerzos del médico fueron infructuosos para volverla del acceso, y en la mañana del siguiente día se
declaró impotente para salvarla.
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El anciano cura de la parroquia acudió a las doce al llamamiento que se le hizo. Frente al lecho de María se colocó en
una mesa adornada con las más bellas flores del jardín, el crucifijo del oratorio, y le alumbraban dos cirios benditos. De
rodillas ante aquel altar humilde y perfumado, oró el sacerdote durante una hora. y al levantarse le entregó uno de los
cirios a mi madre y otro a Mayn para acercarse con ellos al lecho de la moribunda. Mi madre y mis hermanas, Luisa,
sus hijas y algunas esclavas se arrodillaron para presenciar la ceremonia. El ministro pronunció estas palabras al oído
de María:
- Hija mía. Dios viene a visitarte: ¿quieres recibirlo?
Ella continuó muda e inmóvil como si durmiese profundamente. El sacerdote miró a Mayn, quien comprendiendo al
instante esa mirada, tomó el pulso a María, diciendo enseguida en voz baja:
- Cuatro horas lo menos.
El sacerdote, después de darle la absolución suprema, la bendijo y la ungió. Los sollozos de mi madre, mis hermanas y
las hijas del montañés acompañaron la oración. Una hora después de la ceremonia, Juan se había acercado al lecho y
se empinaba para alcanzar a ver a María, llorando porque no lo subían. Tomole mi madre en sus brazos y lo sentó en
LITERATURA
él. -
¿Está dormida. no? - preguntó el inocente reclinando la cabeza en el mismo almohadón en que descansaba la de María
y tomándole en sus manilas una de las trenzas como lo acostumbraba para dormirse.
Mi padre interrumpió esa escena que agotaba las fuerzas de mi madre y que los asistentes presenciaban contratados.
A las cinco de la tarde. Mayn, que permanecía a la cabecera pulsando a María, se puso en pie, y sus ojos humedecidos
dejaron comprender a mi padre que había terminado la agonía. Sus sollozos hicieron que Emma y mi madre se
precipitasen sobre el lecho. Estaba como dormida: pero dormida para siempre... ¡Muerta! ¡Sin que mis labios hubiesen
aspirado su postrer aliento, sin que mis oídos hubiesen escuchado su último adiós, sin que alguna de tantas lágrimas
vertidas por mí
después en su sepulcro, hubiesen caído sobre su frente...!
Jorge Isaacs, María
ACTIVIDADES
* María deja una última voluntad con su prima Emma, ¿qué significado tiene cada uno de sus legados?
* ¿Cuál es la función de las flores en el texto? ¿Qué significado tiene la naturaleza en la novela?
* ¿Qué características encontramos en el fragmento que nos reafirman que María es una novela romántica?
* ¿Encuentras alguna similitud de esta obra con las Tradiciones de Ricardo Palma? Explícalo.