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INDICE

INTRODUCCIÓN

ÍNDICE

I. Antecedentes
1.1. Arbitraje en el derecho Romano
1.2.Arbitraje en edad media
1.3. Arbitraje en el Perú
1.3.1. Época colonial
1.3.2. Época republicana
1.3.3. Referencias Constitucionales
A. Constitución Política de 1979 y Código Civil de 1984
B. Constitución política de 1993
II. Nociones generales
2.1.Definición
2.2.Naturaleza jurídica del arbitraje
2.2.1. Teoría contractualista
2.2.2. Teoría jurisdiccional
2.2.3. Teoría ecléctica
2.2.4. Teoría autónoma
2.3.Principios Fundamentales del arbitraje
2.3.1. Principio de igualdad
2.3.2. Principio de Buena Fe
2.3.3. Principio de Contradicción
2.3.4. Principio de Impulso de Oficio
2.3.5. Principio de Celeridad
2.3.6. Principio de No Intervención
2.4.Características
III. Marco Estructural
3.1.Convenio arbitral
3.2.Clases de arbitraje
3.3. Árbitros
3.4.Procedimiento arbitral
3.5.Conciliación en Sede Arbitral
3.6.Laudo arbitral
3.6.1. Recurso Contra el Laudo Arbitral
3.6.2. Recurso de Apelacion
3.6.3. Recurso de Anulación
3.7.Tribunal arbitral
3.7.1. Composición del Tribunal
3.7.2. Designación de Arbitros por el juez
I. Antecedentes
1.1.Arbitraje en el derecho Romano
La doctrina más autorizada atribuye al Derecho Romano la época en que el
arbitraje se configuró como un sistema organizado de impartir solución
pacífica a las controversias surgidas entre familiares o familias, con la
intervención de terceros imparciales que, conocidas las causas del conflicto,
decían su última palabra. Es la época en que el proceso judicial oficial aún
no tenía presencia.
En ese sentido el Arbitraje puede ser entendido como la situación en que los
particulares en conflicto sólo estaban de acuerdo en escoger o elegir a un
tercero imparcial investido de auctoritas, con el propósito que solucione la
controversia o disputa por lo que su decisión debía ser obedecida por los
litigantes en conflicto.
Inicialmente este rol fue ejercido por el paterfamilias, que actuaba como
tercero imparcial. Luego su lugar fue ocupado por un tercero imparcial.
Posteriormente esta función fue atribuida a un árbitro al que las partes
recurrían voluntariamente para plantearles las disputas o conflictos mediante
una ordalía; para finalmente aceptar que las partes estén facultadas para elegir
libremente al tercero imparcial –árbitro- para que resolviera sus disputas o
discrepancias.
Según Feldstein y Leonardi es en la ley de las XII Tablas donde surge el
procedimiento y la intervención de un magistrado, cuya función era impedir
el ejercicio de la justicia privada basada en la venganza, a través de la
imposición de pactos entre las partes. Es así que la composición pecuniaria
fija sustituye a la venganza y determina como obligatorio un arbitraje que se
pronuncia sobre la justicia o injusticia de los reclamos formulados. De esa
manera se intentaba alcanzar la justicia desde los inicios del Derecho Romano
sin suprimirle su carácter privado y voluntario.

Este sistema privado de “solución de conflictos” en la práctica operó hasta


que el crecimiento natural de la población y, por ende, de conflictos, dio lugar
a que se impusiera un procedimiento ordinario de administración de justicia
el que sin embargo, se nutrió del procedimiento arbitral.
No es propósito de estas líneas hacer un recorrido in extenso de las (5) etapas
del derecho romano, pero si señalar que al arbitraje se le denominaba
compromissum y al tercero elegido o designado por las partes para resolver la
controversia se le llamaba arbiter ex compromisso, quien gozaba de plena
libertad para dictar sentencia, siendo la única limitación el contenido del
compromissum celebrado en forma voluntaria por las partes, ya que éste era
el presupuesto necesario para su actuación posterior, como sostenía Cicerón:
“ nadie puede actuar como Juez, sobre cuestiones que afectarán no ya a la
reputación de una persona, sino incluso a sus más pequeños intereses
pecuaniarios, a menos que las partes convinieran en aceptarlo”
En relación al cumplimiento de la sentencia emitida por el arbiter ex
compromisso, éste se hallaba en la autoridad (autoritas) que otorgaban las
partes a aquél. No existía la posibilidad de apelación. En caso de configurarse
el incumplimiento de la decisión arbitral se incurría en pena qui contra
sentencia arbitrio petit y sólo cabía el pago de la multa correspondiente, que
previamente habían acordado las propias partes para estos supuestos.
Finalmente se debe señalar que al margen de los diferentes tipos de procesos
de orden público que fueron apareciendo a lo largo de la evolución del
Derecho Romano, el arbitraje puro (compromissum) como se ha descrito no
dejó de existir; es más, Justiniano dictó medidas en apoyo de la eficacia de las
decisiones de los arbiter ex compromissum, ya que estableció la presunción
legal de que las partes confirmaban tácitamente la decisión arbitral
transcurridos diez (10) días desde que ésta fuera pronunciada.

1.2.Arbitraje en edad media


Mario Castillo Freyre en su ensayo Orígenes del Arbitraje sostiene que el
Papado fue el iniciador y promotor del arbitraje.
Así, la autoridad pontificia entendía que su misión no se encontraba
circunscrita a la difusión de la fe, la moral y valores cristianos, sino que
también comprendía el ejercicio de su autoridad tutelar sobre los poderes
temporales, la que le permitía resolver conflictos internos como
internacionales.
Frente al surgimiento de innumerables conflictos entre burgueses,
comerciantes y artesanos emerge la tendencia de solucionar las referidas
controversias en el seno de sus propios gremios o corporaciones con el
propósito de alcanzar una solución más rápida y efectiva (y creo también que
más económica). Esta nueva situación permitió que los comerciantes optaran
por el mecanismo del arbitraje en desmedro de la justicia del monarca que se
caracterizó por su lentitud y por lo complicado de sus mecanismos procesales.
En el caso de los señores feudales era el rey quien actuaba como árbitro
cuando se le sometía algún conflicto.
Por esta época aparece el Fuero Juzgo que regula el arbitraje. El Fuero Juzgo
es la versión en lengua romance de una compilación de leyes visigodas
reunidas en doce libros y un exordio o apéndice de dieciocho leyes más.
Para superar la multiplicidad de legislaciones en vigor en el reino visigodo al
aplicarse los Códigos de Eurico, Alario, Recesvinto y Ervigio, Flavio Egica,
inspirándose, además, en el Derecho Romano presentó este fuero al XVI
Concilio de Toledo, que lo aprobó en el año 681 d.c. El texto que ha llegado
hasta nosotros es la versión que mandó hacer Fernando III el Santo, para darlo
como fuero a la ciudad de Córdova (1241), y más tarde a la de Sevilla (1248),
ordenando que se tradujera al romance vulgar, momento en el que tomó el
nombre por el que hoy es conocido. Antes de esto, dicha compilación era
conocida como Código de las Leyes o Libro de los Godos
Una de las denominaciones que recibía también el Fuero Juzgo era el de Liber
Iudiciorum o Libro de los Jueces, el que establecía una equivalencia entre
árbitros y jueces en lo concerniente al ámbito de su responsabilidad. Es en
ese contexto que se empieza a utilizar terminología judicial y a otorgar a las
sentencias arbitrales fuerza ejecutiva y valor de cosa juzgada.
Finalizando la edad media surge el procedimiento de la homologación del
fallo arbitral ante el juez. Mediante el cual el magistrado otorgará a la
providencia arbitral fórmula ejecutiva.
1.3. Arbitraje en el Perú
Como antecedente del período republicano debemos señalar que en la
Constitución de Cádiz de 1812 se estableció en los arts. 28º y 281 el derecho
de los españoles de no privarlos del derecho de terminar sus diferencias por
medio de jueces árbitros elegidos por ambas partes; la sentencia que
expidieren los árbitros se executará si las partes al hacer el compromiso no se
hubieran reservado el derecho de apelar.

Producido el proceso de Independencia del Perú del Reino de España el


Libertador José de San Martín dictó el Reglamento Provisional de 1821, en
cuyo artículo 18 textualmente se lee: “ Todas las leyes, ordenanzas y
reglamentos que no estén en oposición con los principios de libertad é
independencia proclamados, con los decretos expedidos desde el 8 de
Setiembre anterior, y con lo establecido en el presente, quedan en su fuerza y
vigor, mientras no sean derogados, ó abrogados por autoridad competente”
Estimamos que el arbitraje, que se pacta voluntariamente por las partes no se
oponía en absoluto a los decretos dictados por el Libertad San Martín y desde
esa perspectiva, estaban vigentes, por lo menos teóricamente.
1.3.1. Referencias Constitucionales
A. Constitución Política de 1979 Y Código Civil de 1984
La Constitución Política del Estado de 1979, uno de los
mejores textos constitucionales concebidos a finales del siglo
XX como producto de una transacción política para devolver
la democracia a la civilidad y que tuvo entre sus miembros a
destacados dirigentes políticos del Partido Aprista Peruano y
del Partido Popular Cristiano, incorporó en su texto y por vía
de excepción a las denominadas “jurisdicción” arbitral y
militar, en el art. 233, numeral 1)

El desarrollo del arbitraje incorporado por el texto


constitucional antes referido se efectuó a través de la Cláusula
Compromisoria y compromiso arbitral que fue incorporado en
el texto del Código Civil promulgado por el Decreto
Legislativo Nº 295 .
Efectivamente, en el Libro VII – Fuentes de las Obligaciones;
Título IX se regulan los capítulos Primero referido a la
Cláusula Compromisoria, arts. 1906 y 1907 y el capítulo
segundo concerniente al Compromiso Arbitral arts. 1909 a
1922.

La cláusula compromisoria conforme a lo señalado en el art.


1906 del Código Civil facultaba a las partes a obligarse
mediante un pacto principal (que podía ser independiente de
un contrato específico) o una estipulación accesoria (dentro de
un contrato principal) a celebrar en el futuro un compromiso
arbitral.

Este compromiso no requiere la designación de árbitros pero


si fijar la extensión de la materia a arbitrar y además generaba
la obligación a las partes de materializar el arbitraje
compeliéndolos a la realización de cuantos actos sean
necesarios para que el compromiso pueda tener efecto y, en
concreto, se designe a los árbitros y se determine el asunto
controvertido.

En buena cuenta y conforme lo establecía la propia norma


derogada se trataba de un contrato preliminar, con todas su
formas.

El compromiso arbitral tenía una regulación más completa


pues además de ser definido legalmente en el art. 1909 del CC
.”Por el compromiso arbitral dos o más partes convienen que
una controversia determinada, materia o no de un juicio, sea
resuelta por tercero o terceros a quienes designan y a cuya
jurisdicción y decisión se someten expresamente.”

La forma de celebración es escrita bajo sanción de nulidad y


debe contener el nombre y domicilio de los otorgantes y de los
árbitros; la controversia que se somete al fallo arbitral con
expresión de sus circunstancias, el plazo para laudar y la sede
o lugar donde debe desarrollarse el arbitraje.

El art. 1913 del CC establecía que materias no pueden ser


objeto de compromiso arbitral, entre ellas las referidas al
estado y la capacidad civil de las personas; las que interesan a
la moral y las buenas costumbres. El inc.2) hacía una larga
referencia al estado o sus bienes, que no referiré en esta parte
del trabajo por tratarse de una norma derogada.

Es interesante la norma contenida en el derogado art. 1914 del


CC pues la existencia de la cláusula compromisoria y del
compromiso arbitral facultaba la invocación como excepción
en caso surgiera proceso ordinario.

De igual forma se establecía la diferencia entre arbitraje de


derecho y de equidad denominando a los árbitros que
efectuaban este último tipo de arbitraje como amigables
componedores.

Finalmente, debemos señalar que el art. 1922 del CC ya


derogado remitía el procedimiento arbitral a las normas
establecidas en el Código de Procedimientos Civiles,
actualmente derogado por el Código Procesal Civil.
B. Constitución política de 1993
La Constitución Política del Perú de 1993 siguiendo la
corriente impregnada por la Constitución de 1920 y la
derogada de 1979 también plasmó a nivel normativo el
arbitraje como una solución de controversias distinta a la
ordinaria, la militar y la de las comunidades campesinas y
nativas que establece el art. 149 del texto constitucional.
Efectivamente en el art. 139, numeral 1 de la carta magna
referida se establece una jurisdicción diferente a la ordinaria,
en la arbitral y la militar.
II. Nociones generales
2.1.Definición
El Arbitraje se trata de la decisión dictada por un tercero, que se encuentra
premunido de las facultades para hacerlo por encargo de las partes
involucradas. La decisión adoptada asume la denominación de fallo arbitral y
deberá ser cumplido por las partes.1
El Arbitraje se entiende como la delegación que hacen las partes involucradas
en un conflicto de la jurisdicción del Estado a favor de un particular (árbitro),
quien queda investido de la facultad temporal de resolver con carácter
definitivo y obligatorio, a través de una decisión denominada laudo arbitral,
las diferencias que se susciten entre ello.
El Arbitraje Laboral, aunque usaremos las palabras indistintamente, es
conveniente resaltar que existen diferencias etimológicas entre los términos
"árbitro" y "arbitrador", del latín arbiter y arbitrador. El primero designa a la
persona que tiene por función decidir un conflicto de carácter jurídico,
mientras que el segundo a aquella que tiene el encargo de resolver un conflicto
de carácter económico. El árbitro, al decidir en derecho, está sujeto a unas
normas preestablecidas, en cambio, el arbitrador, al decidir en equidad,
cumple su función aviniendo los intereses de las partes en conflicto.2
2.2.Naturaleza jurídica del arbitraje
2.2.1. Teoría contractualista
Roca Martínez sostiene lo siguiente: “… el arbitraje se encuentra
en el ámbito del derecho privado; así como es privado el negocio
jurídico de que los árbitros derivan sus facultades, así es privado
su función, así son de derecho privado las relaciones que se
engendran entre ellos y las partes, y del mismo modo lo es el laudo
que dictan”3

1
Zavala, A.. (2011, pg 76). Derecho Laboral y Procesal Laboral. Editorial San Marcos.
2
Coral, J. C., & Jaramillo, E. P. (1989). El arbitraje laboral. Biblioteca Jurídica Dike.
3
ROCCO A. (1944, p- 65). “Arbitraje e Instituciones Arbitrales. José María Boch Editores.
2.2.2. Teoría jurisdiccional
Serra Domingas considera que “… el laudo arbitral es el resultado
de una actividad jurisdiccional. Consecuente con el concepto de
jurisdicción que propugna, considera que históricamente es
anterior a la legislación, y por tanto, su noción independiente de la
atribución por parte del Estado a unos órganos determinados. El
órgano es irrelevante; lo interesante es la función y los efectos de
ésta. En su argumentación aporta toda una serie de razones para
sostener la jurisdiccionalidad del arbitraje, de que se destaca la
concurrencia simultánea de juicio y cosa juzgada”4
2.2.3. Teoría ecléctica
De acuerdo con Marianella Narváez, el arbitraje es “… una
institución de naturaleza contractual, en su origen, pero
jurisdiccional en sus efectos. Destacando este carácter, se dice que
el arbitraje es para jurisdiccional o cuasi-jurisdiccional, o es
calificado como un equivalente jurisdiccional”5
2.2.4. Teoría autónoma
Cantuarias Salaverry define el arbitraje como “…una institución
independiente, la cual existe ante la necesidad de crear espacios
necesarios para la solución de conflictos fuera del aparato
jurisdiccional del Estado…”.
2.3.Principios Fundamentales del arbitraje
El procedimiento arbitral está regido por los mismos principios de todo
proceso laboral. Sin embargo, las características propias del arbitraje hacen
que algunos de esos principios tengan variantes.
- Decreto Legislativo Nº 1071
2.3.1. Principio de igualdad

4
ROCA M. (1992, p. 47) Arbitraje e instituciones. José María Bosch Editores.
5
LEDESMA. J.M. (1992. P. 47). Arbitraje e instituciones. José María Bosch Editores.
El Tribunal Arbitral debe tratar a las partes con igualdad y darle a
cada una de ellas suficiente oportunidad para hacer valer sus
derechos.6
2.3.2. Principio de Buena Fe
Las partes están obligadas a observar el principio de buena fe en
todos sus actos e intervenciones en el curso de las actuaciones
arbitrales y a colaborar con el tribunal arbitral en el desarrollo del
arbitraje.7
En ampliación al precitado principio, Las partes, al plantear su
demanda y contestación, deberán aportar todos los documentos
que consideren pertinentes o hacer referencia a los documentos u
otras pruebas que vayan a presentar o proponer.8
2.3.3. Principio de Contradicción
Las partes están obligadas a no contradecirse en todos sus actos e
intervenciones en el curso de las actuaciones arbitrales. Se
aplicación es una derivación del principio de la Buena fe recogida
en el artículo 38º del Decreto Legislativo Nº 1071.
2.3.4. Principio de Impulso de Oficio
La Ley establece la obligación del Tribunal Arbitral de impulsar
de oficios el proceso cuando el demandado no presenta su
contestación dentro del plazo o cuando una de las partes no
comparece en una Audiencia, no presenta pruebas o deja de ejercer
sus derechos.9
2.3.5. Principio de Celeridad
El Tribunal Arbitral sin desmedro de la profundización necesaria
para cada uno de los temas debe de actuar con celeridad en el
proceso arbitral. El Tribunal Arbitral tiene plenas atribuciones
para iniciar y continuar con el trámite de las actuaciones arbitrales.
10

6
Linciso 2 del artículo 34 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje.
7
Artículo 38 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje.
8
Inciso 2 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje.
9
Artículo 46
10
Inciso 3 del artículo 3 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje.
Por lo mencionado anteriormente, el trámite de recusación de un
árbitro no suspende las actuaciones arbitrales, salvo cuando así lo
11
decidan los árbitros.
Asimismo, en el probable hecho que alguno de los árbitros rehúse
participar en las actuaciones o está reiteradamente ausente en las
deliberaciones del Tribunal Arbitral, los otros árbitros están
facultados para continuar con el arbitraje y dictar cualquier
12
decisión renuente.
2.3.6. Principio de No Intervención
Está basado en la independencia del Tribunal Arbitral, el que no
está sometido a orden, disposición o autoridad que menoscabe sus
atribuciones. Por este principio, la autoridad judicial no puede
intervenir en los asuntos que se rigen por la nueva ley, salvo en los
13
casos en los que la propia Ley lo dispone.
2.4.Características
Alonso García14 expresa que el arbitraje es una institución jurídica destinada
a resolver conflictos; es indiferente que sean individuales o colectivos, lo
único a tener en cuenta es que el planteamiento de aquellos o estos otorga
distinta significación al laudo arbitral, fundado, en derecho, en el primer caso,
y en equidad el segundo.
Otra de las peculiaridades del arbitraje reside en la intervención de un tercero
provocado, cuya decisión se impone; decisión que es obligatoria en la medida
que las partes la acepten obligatoriedad del laudo arbitral no depende, una vez
dictado la voluntad de las partes, sino de la fuerza interna de la misma
decisión, emanada de la voluntad del tercero en cuestión, por último dicha
fuerza interna no tiene su fundamento en la fuerza del órgano que la dicta
como ocurre en la sentencia del Juez siempre en la adhesión de las que las
partes le han prestado de antemano.

11
Inciso 4 del artículo 29 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje.
12
Incisos 1 y 2 del artículo 3 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje.
13
Alonso García Manuel, “Derecho Procesal del Trabajo”, Conflictos Colectivos, Tomo I.
14
Alonso García Manuel, “Derecho Procesal del Trabajo”, Conflictos Colectivos, Tomo I.
Es decir, en el compromiso adquirido por las mismas, con carácter previo, en
virtud del cual han decidido someter sus diferencias a la decisión arbitral,
antes de conocerla, de modo que cualquiera que esta sea se impondrá
obligatoriamente; puede decirse, afirma Alonso García que el arbitraje se
caracteriza por existencia del tercero que decide, decisión que se impone, y
compromiso de las partes que condiciona de antemano los límites de la
decisión y crea para ellas la obligación de someterse a aquellas.
El arbitraje en los conflictos de trabajo integra un procedimiento de solución
de aquellos que, de producirse con éxodo, opera como manifestación de poder
normativo, pues da origen a la nueva manifestación que necesariamente
deberá ser observada en las relaciones individuales de trabajo las que, por otra
parte, quedan automáticamente modificada en el sentido que precise y
concrete la relación arbitral.
El arbitraje difiere sustancialmente de la conciliación dada que las partes en
litigio transfieren al órgano arbitral sus propias potestades de autonormación,
otorgando al árbitro poderes de decisión del litigio colectivo, previo el
compromiso de estar y pasar por el laudo arbitral.
El arbitraje al igual que la conciliación y la mediación tiende a obtener la
solución de los conflictos colectivos de trabajo. La naturaleza de la funcional
arbitral no es jurisdiccional sino más bien normativa y proyectada al futuro.
Es también al igual que la conciliación, un acto, un procedimiento y
finalmente una resolución. Se diferencia de la conciliación en que esta se logra
formalmente por las partes en conflicto en cambio en el arbitraje, un tercero
el árbitro dicta a las partes, en conflicto, la fórmula que estas aceptan a fin de
resolver sus diferencias.
III. Marco Estructural
3.1.Convenio arbitral
Es el acuerdo voluntario entre las partes para solucionar sus diferencias, que
surgen de una relación contractual o no contractual que sean o no, materia de
un proceso judicial, sujeta a requisitos generales establecidos en la legislación
civil para la validez de los contratos.
La ley de arbitraje considera este principio en materia de convenio arbitral,
exigiendo la forma escrita, bajo sanción de nulidad. En la forma de una
cláusula inserta en el texto del contrato, o bajo la forma de un acuerdo
independiente.
El objeto del convenio arbitral debe ser lícito y posible. La ley de arbitraje ha
regulado las materias susceptibles de someterse a arbitraje, como son las
materias determinadas o determinables sobre la que las partes tengan la libre
disposición; exceptuándose las cuestiones que verse sobre el estado o
capacidad civil de las personas, ni las relativas a bienes o derechos de los
incapaces, sin la previa autorización judicial. Aquellas sobre las que ha
recaído resolución judicial firme, salvo consecuencias patrimoniales
provenientes de su ejecución.
En cuanto se refiere a las partes del proceso; las que interesan al orden público,
o que versen sobre delitos o faltas, sin embargo, cabe arbitrarse respecto a la
cuantía de la responsabilidad civil cuando no ha sido fijada en resolución
judicial firme.
En una palabra, no son competentes los arbitras en las que esté interesado el
orden público.
Cuando existe un convenio arbitral, ya no es competente el juez en lo
jurisdiccional, debiendo declinar su avocación. Si el convenio es anterior evita
el proceso judicial, que pueda promoverse y si fuera celebrado estando
pendiente un trámite judicial, produce el efecto de extinguirlo (art. 1 de la ley
Nº26572).
3.2.Clases de arbitraje
3.3. Árbitros
El árbitro es la persona elegida por las partes para resolver una controversia,
es por ello la parte esencial del arbitraje mismo, todo el sistema gira en torno
a él, desde que en su integridad moral y buen criterio descansa la confiabilidad
y la eficacia del arbitraje como mecanismo de resolución de conflictos.
El árbitro debe reunir cualidades de idoneidad y experiencia, aplicando su
criterio personal y buen juicio, manteniendo la imparcialidad e independencia
frente a las partes.
Según la ley puede ejercer como árbitro cualquier persona mayor de edad, en
pleno ejercicio de sus derechos civiles. Exigiendo la ley que el árbitro de
derecho debe ser abogado, puede ser nacional o extranjero.
Cuando se designa a una persona jurídica como árbitro, se entiende que actúa
como entidad nominadora (Art. 20, ley Nº26572).
Los Magistrados tienen impedimento, con excepción de los Jueces de Paz, los
Fiscales, los Procuradores Públicos y los Ejecutores Coactivos, el Presidente
los Vice-Presidentes, los Parlamentarios y miembros del Tribunal
Constitucional, Oficiales Generales y Superiores de las Fuerzas Armadas y
Policía Nacional, salvo los profesionales asimilados, los Exmagistrados en las
causas que han conocido, el Contralor General de la Republica en procesos
arbitrarios en que participen las entidades bajo su control (Art. 26, ley
Nº26572).
3.4.Procedimiento arbitral
Si bien es cierto que el arbitraje es producto del consentimiento de las partes
que optan por recurrir al arbitraje en lugar de ir al poder judicial, sin embargo
pueden pactar las normas por las que trascurrirá el proceso, ya sea en forma
directa mediante reglas a las que deben ceñirse los árbitros, o en forma
indirecta en que las reglas del procedimiento las emite la institución arbitral a
las que las partes se someten, tan bien las partes pueden encomendar a los
propios arbitras elaborar las reglas el procedimiento.
La caracteriza su mayor flexibilidad e informalidad, sin imponerse pautas
rígidas a los árbitros en que estos deben actuar con cierta libertad, sin la
rigidez de un proceso judicial, manteniendo la igualdad entre las partes,
posibilidad de ser escuchados y derecho a una solución verdaderamente justa.
BRICEÑO SERRA, comenta: que la situación del local elegido como sede
del arbitraje propicia la instantánea percepción de intenciones y el rápido
conocimiento de la voluntad de las partes, facilitando los interrogatorios,
aclaraciones, resúmenes de cosas y documentos, como mayor marco para que
las partes presenten conclusiones y los árbitros valoren elementos y
razonamientos que les sean expuestos.
Nuestra ley prescribe como norma de principio que las partes pueden pactar
el lugar y las reglas a las que se sujete el proceso correspondiente que tenga
establecida la institución arbitral a quien recomienda su organización.
A falta de acuerdo, dentro de los diez días siguientes a la aceptación del árbitro
único o del último de los árbitros, estos deciden el lugar y las reglas del
proceso del modo que consideren más apropiado, atendiendo a la
conveniencia de las partes.
La decisión será notificada a las partes; durante el proceso arbitral deberá
tratarse a las partes con igualdad y darle a cada uno de ellos plena oportunidad
de hacer valer sus derechos (Art. 33, ley Nº26572).
La ley prevé un procedimiento supletorio (Art. 34, ley Nº26572), por lo cual
se establece el siguiente trámite:
* La parte que formula su pretensión ante los árbitros lo hará dentro de 8 días
de notificado la instalación del Tribunal Arbitral debiendo ofrecer pruebas.
* Citar al demandado para que, dentro de 8 días, manifieste que convenga a
su derecho y ofrezca la prueba correspondiente.
* Los árbitros citaran a las partes a audiencia de conciliación a fin de
proporcionar un arreglo entre ellas o aclarar la existencia de hechos
controvertidos.
* Los medios probatorios se actúan en una o más audiencias en un plazo que
no excederá de 15 días.
* Producida la prueba los árbitros pueden solicitar a las partes un alegato
escrito.
3.5.Conciliación en Sede Arbitral
partes, en las cual los árbitros promueven un acuerdo que ponga fin al litigio
o aminore las cuestiones controvertidas a ser resueltas por los árbitros. Esto
demuestra que los árbitros deben procurar acercar a las partes para
armónicamente resolver el problema que los separa. Dicho acuerdo puede
registrarse en forma de laudo (Art. 41, ley Nº26572), de tal forma que adquiere
el carácter de cosa juzgada.
Sin embargo, es el árbitro quien está en capacidad de considerar la
oportunidad de una conciliación, con lo que se demuestra la libertad del
árbitro para citar o no a las partes a una audiencia de conciliación, y el modo
más conveniente para realizarla.
3.6.Laudo Arbitral
Es la decisión que emiten los árbitros para finalizar un litigo, de tal forma dan
cumplimiento a su designación como árbitro, a diferencia del juez de
jurisdicción, que al provenir de la estructura orgánica del estado tiene carácter
permanente y genérica, con delimitaciones, propias en materia territorial y
funcional, y su labor no culmina con la emisión de una sentencia definitiva.
Es mas el juez tiene la potestad para hacerla cumplir disponiendo las medidas
pertinentes para ello. Los árbitros en cambio nacen de una fuente
convencional y por lo tanto limitada al caso de la resolución de una situación
concreta, así una vez finalizado el conflicto desaparecen sus facultades.
El laudo equivale a una sentencia, que de acuerdo a ley del arbitraje debe ser
escrito bajo sanción de nulidad. En principio los árbitros no pueden abstenerse
y de hacerlo, debe entenderse se adhieren a lo decidido por la mayoría (Art.
45, 46, ley Nº26572).
En caso de arbitraje de derecho, el aludo debe consignar el lugar y la fecha de
emisión, los datos que identifiquen a las partes y a los árbitros, la cuestión
sometida a arbitraje y a una somera relación de los hechos, alegaciones y
conclusiones de las partes, la valoración de las pruebas en que se sustenta la
decisión, la decisión concreta y los fundamentos de hecho y derecho en que
se fundamenta (Art. 50, ley Nº26572).
En caso de arbitraje de conciencia, no se exige en términos estrictos la
valoración de las pruebas ni la fundamentación de derecho, no obstante lo cual
no requiere una fundamentación razonada de la decisión (Art. 51, ley
Nº26572).
La ley establece que el laudo debe emitirse en caso de no haberse dispuesto
otra cosa, en un plazo de 20 días de vencida la etapa probatoria.
Si los árbitros consideran necesario contar con un plazo adicional, podrán
ampliarlo, sin exceder de 15 días más (Art. 48, ley Nº26572).
La emisión del aludo debe emitirse dentro del plazo acordado por las partes,
o fijado en las normas reglamentarias, o la ley a falta de acuerdo entre las
partes su incumplimiento acarrea graves consecuencias, tanto en lo
concerniente a la validez del laudo, y a la responsabilidad de los árbitros. En
caso que los árbitros fallen fuera del plazo, constituye causal de nulidad del
laudo (Art. 73, inc. 5, ley Nº26572), por carácter de jurisdicción al agotarse el
vencimiento del plazo.
3.6.1. Recurso Contra el Laudo Arbitral
En principio los laudos son definitivos, no procediendo recurso
alguno salvo las expresamente autorizadas por ley (Art. 59, ley
Nº26572).
Los recursos que la ley franquea son dos: Apelación y Anulación,
no son acumulables o formulados subsidiariamente, alternativo o
sucesivos; invocado uno de ellos, el otro resulta improcedente
(Art. 70, ley Nº26572).
3.6.2. Recurso de Apelación
Se formula contra un laudo que se considera anulable, con el
objeto de revisar un eventual error de juzgamiento de los árbitros,
el objeto es que un órgano superior en jerarquía revise lo decidido
por los árbitros en el laudo para confirmarlo, modificarlo o
revocarlo. Culmina con una sentencia, que confirma su
modificación total o parcial del laudo.
La apelación del aludo es cuestión disponible por los litigantes,
estos pueden formular un sistema arbitral de sentencia única o
establecer un recurso de apelación, pudiendo en este último caso
disponer libremente ante quien se sustanciara el mismo y las
condiciones bajo las cuales precederá.
Se interpone cuando se ha pactado previamente su admisibilidad
en el convenio arbitral, o cuando proviene del reglamento de la
institución a la que las partes se han sometido.
La facultad de las partes es poder implementar una apelación ante
una segunda instancia arbitral. Se interpreta que, en caso de
silencio o duda, el recurso se tramita ante árbitros diferentes de los
que distaron el aludo, que integran un Tribunal de tres árbitros
elegidos en la misma forma que se eligieron a los árbitros de
primera instancia, o en su defecto de acuerdo a las disposiciones
supletorias de la ley (Art. 62, inc. 2, ley Nº26572).
3.6.3. Recurso de Anulación
Tiende a invalidar el pronunciamiento arbitral, por carecer de los
requisitos que impone la legislación, por ello los medios de
impugnación no resultan disponibles por las partes al sustentarse
en cuestiones de orden público.
No se revisa el fondo de lo decidido, por los árbitros sino se
controla el cumplimiento de los recaudos legales, sin analizar el
acierto o desacierto de la decisión adoptada en el aludo; se tramita
ante el Poder Judicial, y se resuelve sobre la validez o nulidad del
laudo, estando prohibido el juez revisar el fondo de la controversia.
La anulación del aludo es inadmisible sino se prueba alguna de las
causales que la ley contempla (Art. 73, ley Nº26572) como son:
* El planteamiento debe formularse ante los propios árbitros en
sede arbitral.
* Que la parte no haya sido notificada de la designación de un
árbitro, impidiéndole hacer valer su derecho de defensa.
* Que la composición del Tribunal no se ajuste al convenio.
* Que se haya laudado sin las mayorías recurridas.
* Que el laudo se expida fuera del plazo.
* Que se haya laudado sobre materias no sometidas expresa o
implícitamente a decisión de los árbitros.
Sin perjuicio de ello el Tribunal tiene la facultad de anular de
oficio el aludo total o parcialmente, si la materia sometida a
decisión de los árbitros no pudiera ser llevada a arbitraje.
El recurso de anulación debe plantearse dentro de los diez días
hábiles de notificado el laudo de primera o de segunda instancia
directamente ante la Sala Civil de la Corte Superior de la sede del
lugar del arbitraje (Art. 71, ley Nº26572) anulando el recurso la
Sala requerida por oficio las actuaciones de los árbitros. Recibido
el expediente se pronunciará sobre la admisibilidad del recurso,
concediéndolo o denegándolo. De concederse se correrá traslado a
las partes por cinco días para expresar lo conveniente a su derecho
y ofrecer pruebas. De admitirse las pruebas se actuarán en un plazo
de diez días (Art. 74, 75, 76, ley Nº26572).
La decisión de la instancia judicial puede ser favorable o
desfavorable en este último caso, el laudo arbitral deviene en firme
con posibilidad de promover judicialmente su ejecución. La
sentencia judicial es irrecurrible (Art. 77, ley Nº26572) queda así
agotada la sanción judicial contra el laudo.
* De anularse el laudo arbitral, queda restablecida la competencia
judicial.
* Si se anula por un vació de procedimiento, en que la parte no
haya hecho valer su derecho, se remitirá la causa a los mismos
árbitros para que reconozcan el proceso arbitral en el mismo estado
en que se produjo la contienda.
* De anularse el aludo, por no haberse ajustado a lo pactado en la
composición del Tribunal, quedan en libertad las partes de elegir
nuevo árbitro, esto por provenir del convenio valido, que implica
la renuncia a la vía judicial.
* Si se anula por haber laudado los árbitros en violación de las
mayorías recurridas se devolverá la causa, para que dicten un
nuevo laudo.
* Si se anula por haber laudado fuera del plazo o sobre puntos no
sometidos en su discusión, o de haber sido anulado de oficio por
no ser la materia arbitrable, quedara restablecida la competencia
judicial.
Contra lo resuelto por la Corte Superior solo procede el recurso de
Casación, si el laudo ha sido anulado total o parcialmente (Art. 77,
ley Nº26572).
3.7.Tribunal Arbitral
Es el que está facultado a decidir sobre su propia competencia, incluso sobre
oposiciones en torno a la existencia o validez del convenio arbitral. La
decisión del tribunal arbitral que el contrato es nulo, no determina la nulidad
del convenio arbitral, puesto que el convenio que forma parte de un contrato
se considera independiente de las demás estipulaciones del mismo.
La oposición debe formularse en el momento de presentarse la contestación.
En tal caso las partes no están impedidas de formular la oposición por el hecho
de haber designado a u arbitro o participado en su designación, la oposición
al tribunal arbitral cuando se ha excedido en su mandato, se formulará de
inmediato, sin embargo, el tribunal arbitral puede en cualquiera de los casos
presentar una oposición más tarde, de considerar justificada la demora.
Contra la decisión del tribunal arbitral no procede impugnación alguna; sin
perjuicio del recurso de anulación, si la oposición es desestimada, cuando así
corresponda.
3.7.1. Composición del Tribunal
Las partes pueden designar libremente el número de árbitros, de
no haber acuerdo los árbitros serán tres. Así mismo pueden
nombrarse árbitros suplentes, no siendo obstáculo la nacionalidad
de los mismos.
Si no hay acuerdo en la designación de los árbitros, en el arbitraje
con tres árbitros, cada parte nombra a un árbitro y estos a un
tercero quien presidida el tribunal.
Si una parte no designa al árbitro dentro (10) días de recibido el
requerimiento de la otra parte, o si los dos árbitros no se ponen de
acuerdo sobre el nombramiento, la designación es por la
institución arbitral que la parte interesada señale.
La institución arbitral será la que se encuentre en el lugar donde
debe realizarse el arbitraje, de haberlo previsto o cualquiera de las
instituciones arbitrales ubicadas en Lima, elección del interesado.
En el caso del arbitraje con arbitro único o cuando las partes
acuerden elegirla de mutuo acuerdo, si no llegan a un acuerdo
trascurrido (10) días de la primera propuesta, el mismo se hará por
la institución arbitral que señale cualquiera de las partes a falta de
designación del presidente del tribunal arbitral, asumirá tal
condición de árbitro designado, a aquel designado por los
miembros del tribunal arbitral.
3.7.2. Designación de Árbitros por el Juez
Ocurre cuando las partes no se ponen de acuerdo para designar los
árbitros y tampoco lo designa la institución arbitral.
Si las partes no han solicitado previamente el nombramiento se
hará a instancias del juez especializado en lo civil al que las partes
se hubieran sometido expresamente; a falta de ello el juez
especializado en lo civil del distrito judicial de Lima de acuerdo a
lo prescrito en el (Art. 23, ley Nº26572).
Al nombrarse al árbitro debe tenerse en cuenta las condiciones
establecidas en el convenio arbitral, tomándose las previsiones
para designar a un árbitro independiente e imparcial.

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