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Julius Leber, Después de que Adolf Hitler tomara el poder en Alemania en enero del
año 1933, sufrió un intento de asesinato y en marzo de ese mismo año fue arrestado.
De 1933 a 1937, Leber estuvo encarcelado en el campo de concentración de
Sachsenhausen, considerado "oponente peligroso". Tras su liberación, trabajó como
comerciante de carbón en Berlín y en Schöneberg, para ocultar su trabajo de opositor
al nazismo, operando en la clandestinidad con otros socialistas.
Leber, junto con el socialista Adolf Reichwein, intentó que el Partido Comunista de
Alemania se uniera al proyectado golpe de Estado, pero un agente de la Gestapo nazi
se infiltró en la jefatura comunista y logró denunciar a Leber y a Reichwein, siendo
ambos arestados el 5 de julio de 1944. El día 20 del mismo mes se ejecutaba el
atentado contra Hitler de 1944 y se confirmó la colaboración de Leber con los
conspiradores.
Por saber, sabía incluso la fecha exacta de la entrada de Alemania en guerra contra la
URSS, información sobradamente contrastada que Stalin se negó a creer. Los
alemanes descubrieron la red por casualidad, en Bélgica, a fines de 1941; la
investigación les reveló que era la red de espionaje más amplia y profunda que
poseían los Aliados.
En esas actividades participó la red suiza conocida como Trío Rojo. Su principal
agente era Rudolf Roessler, de nombre en clave "Lucy", con uno o varios
importantísimos informantes dentro del OKH, todavía hoy desconocidos; su mayor
éxito fueron las informaciones previas a la Operación Citadelle. Roessler era
considerado un patriota por sus amigos, pero pasaba información a través de Suiza al
agente Alejandro Radolfi (Sandor Radó), alias "Dora", que retransmitía sus informes a
Moscú. Su hermana estaba casada con el director de orquesta Hermann Scherchen,
también colaborador.
Muchos de los agentes eran alemanes de los más diversos estratos de la sociedad,
artistas, escritores, estudiantes, comerciantes y militares con tendencias políticas
opuestas al régimen, no necesariamente comunistas. Pero el núcleo dirigente estaba
formado por comunistas confesos que habían podido escapar a la represión hitleriana:
el teniente de la Luftwaffe Harro Schulze-Boysen, sobrino segundo del almirante
Tirpitz, y Arvid Harnack del Ministerio de Economía del Reich, sobrino del famoso
historiador Adolf von Harnack.
Desde los primeros años del régimen nazi circularon en Alemania rumores que
afirmaban la existencia de planes de exterminio sistemático de la población "poco
productiva". En octubre de 1939, en plena campaña de inicio de la IIª Guerra Mundial,
Hitler ordenó las "matanzas de misericordia" de los enfermos y minusválidos; así se
pasó de la esterilización compulsiva de discapacitados cuyos males se consideraban
hereditarios -enfermos mentales, pero también ciegos, sordos, un vasto campo
indefinido de "débiles mentales congénitos" y de "asociales"- a su eliminación.
asimismo el Dr. Morell explicaba: "50.000 retardados mentales que cuestan (al Estado)
2.000 marcos por año, unos 100 millones anuales, al 5 por ciento de interés, esa suma
implica una reserva de capital de 200 millones. Algo debe significar esto para quienes
han perdido el sentido de los números por el periodo de inflación".
Bajo el código "Aktion T4", el programa de eutanasia diseñado para eliminar "vida
indigna de vivir" se concentró en los recién nacidos y niños muy jóvenes; este
asesinato masivo fue encubierto administrativamente y decretado secreto de Estado.
Los médicos y comadronas fueron obligados a registrar a los niños hasta los tres años
de edad que tuvieran síntomas de retardación mental, deformaciones físicas, u otros
síntomas incluidos en un cuestionario del Ministerio de Salud.
La Santa Sede, con la Ciudad del Vaticano rodeada de la Italia fascista, fue
oficialmente neutral durante la guerra, pero utilizó la diplomacia para ayudar a las
víctimas y trabajar por la paz. Radio Vaticano y otros medios de comunicación se
pronunciaron contra las atrocidades. Mientras el antisemitismo nazi abarcaba los
principios raciales seudocientíficos modernos, las antipatías antiguas entre el
cristianismo y el judaísmo contribuían al antisemitismo europeo. Durante la era nazi, la
Iglesia rescató a muchos miles de judíos, emitiendo documentos falsos, presionando
los oficiales del Eje, escondiéndolos en monasterios, conventos, escuelas y otros
lugares; incluso en el Vaticano y en la residencia papal de Castel Gandolfo. El papel
del papa durante este periodo es discutido. La Oficina Central de Seguridad del Reich
calificó a Pío XII de «portavoz» de los judíos. Su primera encíclica, Summi
Pontificatus, citó la invasión de Polonia como una «hora de oscuridad», su discurso
navideño de 1942 denunció asesinatos raciales y en su encíclica Mystici Corporis
Christi (1943) denunció el asesinato de los minusválidos.
Maria von Maltzan salía por la noche para guiar a los judíos que se adentraban en la
oscuridad para encontrar el camino que les condujera a la libertad. Cuando los dejaba
a buen recaudo, antes de regresar a su casa, les dedicaba palabras de aliento: “Ahora
marchaos en seguida, id con Dios”.
Maria demostró gran coraje, valentía y sangre fría. Sabiendo que en cualquier
momento podía ser detenida e incluso ser ejecutada, no abandonó a los que llamaron
a su puerta. Uno de aquellos judíos que buscó una salida de la Alemania nazi se
convertiría en su marido y protagonizaría uno de los episodios más valerosos de la
condesa.
Hans Hirschel era un escritor judío que se había enamorado de Maria y vivía
escondido en su casa, un lugar que podía ser una trampa para él si había un registro
inesperado. Maria lo sabía y decidió idear un escondite para Hans agujereando el sofá
del salón. Cuando la Gestapo terminó llamando a su puerta, los soldados nazis
registraron minuciosamente el humilde piso en el que vivía Maria, quien mantuvo una
heroica calma cuando le sugirieron que en el sofá podía haber alguien escondido. Sin
dudarlo, Maria invitó al soldado nazi a que disparara contra él pero le advirtió que
debería pagarle los desperfectos del mismo. Tras unos segundos de agónica tensión,
el soldado desestimó la oferta y se marchó.
Maria continuó colaborando con todas las organizaciones de la resistencia que podía.
Entre ellas, el Círculo de Solf o la Iglesia Sueca de Berlín que ayudó a escapar a
muchos judíos al país escandinavo. Al final de la guerra, Maria von Maltzan había
ayudado a huir de Alemania a más de sesenta judíos. Pero los duros episodios de
tensión y miedo que vivió hicieron mella en su ánimo y terminó hundiéndose. Tras ser
ingresada en un psiquiátrico, Maria consiguió superar su adicción a las drogas para
intentar olvidar aquella terrible pesadilla.
Maria Therese colaboró con los judíos y admiraba la cultura hebrea. Marie Luise era
comunista, como su hermana Helga, amante de un judío polaco que actuaba como
informante de Moscú y que fue, a la postre, víctima del propio régimen al que servía.
Los varones, Ludwig y Kunrat, integraban grupos antihitleristas.
HOMOSEXUALES
La oposición, una vez más instó a Gran Bretaña y Francia para hacer frente a Hitler:
Halder se reunió en secreto con el embajador británico Sir Nevile Henderson para
instar a la resistencia. El plan fue de nuevo para un golpe de Estado en el momento en
que Hitler se trasladó a declarar la guerra. Sin embargo, aunque Gran Bretaña y
Francia estaban ahora dispuestos a ir a la guerra en Polonia, como la guerra se acercó
a Halder perdió los nervios. Schacht, Gisevius Canaris y desarrolló un plan para hacer
frente a Brauchitsch y Halder y la demanda que deponer a Hitler y evitar la guerra,
pero no salió nada de esto. Cuando Hitler invadió Polonia el 1 de septiembre, los
conspiradores fueron incapaces de moverse.
Cuando en noviembre de 1939 parecía que Hitler estaba a punto de ordenar un ataque
inmediato en el oeste, los conspiradores convencido General Wilhelm Ritter von Leeb,
comandante del Grupo de Ejércitos C en la frontera con Bélgica, para apoyar un golpe
de Estado planificado, si Hitler dio dicha orden. Al mismo tiempo Oster advirtió a los
holandeses y los belgas de que Hitler estaba a punto de atacarlos - sus advertencias
no se cree. Pero cuando Hitler pospuso el ataque hasta 1940, la conspiración de
nuevo perdió impulso, y Halder, por considerar que el pueblo alemán no aceptaría un
golpe de Estado. Una vez más, la oportunidad se perdió.
Los complots de 1938 y 1939 mostraron la fuerza y la debilidad del cuerpo de oficiales
como posibles líderes de un movimiento de resistencia. Su fuerza era su lealtad y
solidaridad. Como Istvan Deak señaló: "Los oficiales, especialmente de los más altos
rangos, habían estado discutiendo, algunos ya en 1934... la posibilidad de deponer o
incluso asesinar a Hitler. Sin embargo, parece que ni uno solo fue traicionado por un
compañero de armas a la Gestapo ".16 De hecho, es notable que en más de dos años
de conspiración activa trazado, está muy generalizado y poco estructurada nunca fue
detectado. Una explicación es que en este momento Himmler estaba preocupado
todavía con los enemigos tradicionales de los nazis, el SPD y el KPD (y, por supuesto,
los Judíos), y no sospechan que el verdadero centro de oposición dentro del propio
Estado. Otro factor fue el éxito de Canaris en la protección de los conspiradores, en
particular, Oster, de la sospecha.