Sei sulla pagina 1di 13

Impacto de la resistencia Alemana al nazismo

La resistencia alemana fue la oposición de individuos y grupos tanto civiles como


militares en Alemania al régimen nacionalsocialista entre 1933 y 1945.
Desde los que se limitaron a no colaborar con los nazis a los resistentes activos hubo
distintos grados de participación en la protesta, la cual fluctuó también antes y durante
la guerra.
La resistencia al nazismo en la juventud, en las organizaciones obreras, en las
iglesias, en la población judía, en los conservadores, en los exiliados... hasta llegar al
atentado contra Hitler e intento de golpe de Estado del 20 de julio de 1944.

intento de eliminación del gobierno de Hitler el mas potente (


20 de julio de 1944)
El atentado del 20 de julio de 1944 fue un
intento fallido de asesinar a Adolf Hitler,
llevado a cabo por un grupo de oficiales de la
Wehrmacht organizados por el coronel conde
Claus von Stauffenberg como parte de un
golpe de Estado basado en la denominada
Operación Valquiria, un plan operativo de las
reservas del ejército a ser puesto en práctica
en caso de disturbios civiles o de una
sublevación de los millones de trabajadores
de las fábricas alemanas.
Stauffenberg colocó una bomba en una sala
de mapas dentro de la Guarida del Lobo,
cuartel general de Hitler, donde se
encontraba reunido con sus generales. A
pesar de haber estallado la bomba, Hitler
solo sufrió heridas leves. Como consecuencia del fracaso del atentado fueron
detenidas unas cinco mil personas, de las cuales unas doscientas terminaron siendo
ejecutadas.
Hitler sobrevivió al atentado debido a la robustez de la mesa que lo protegió de la onda
expansiva, pero sus piernas resultaron alcanzadas por duras astillas de la mesa y
quedó con una sordera leve en su oído derecho. No obstante, tiempo después los
efectos del atentado mellarían la salud física de Hitler, al afectar sus nervios motores y
causarle un notorio temblor en su mano izquierda que con mucho esfuerzo podía
contener. Asimismo, su fortaleza psicológica empezó a minarse, cayendo Hitler en la
paranoia de sufrir un nuevo atentado y se tomaron medidas extremas para preservar
la seguridad del mismo, restringiendo el libre acceso a su persona a solo algunos
miembros seleccionados de la jerarquía nazi (como Himmler, Goebbels, Goering) y
colaboradores muy cercanos (secretarias, asistentes, y guardaespaldas); inclusive los
más altos jefes de la Wehrmacht tenían que pasar una serie de rígidos controles y
revisiones tan solo para acercarse a un recinto donde Hitler se encontrara.
En las semanas siguientes empezó a investigarse con mayor detalle el intento de
golpe de Estado y Himmler ordenó a la Gestapo proceder al arresto de todo individuo
que tuviese alguna clase de relación con los conspiradores, orden que luego abarcó
extraoficialmente a numerosos alemanes sospechosos de oponerse al régimen nazi
Resultó sencillo reconstruir la compleja red de conspiradores debido a la incautación
de cartas y diarios de los conjurados ya arrestados, lo cual permitió seguir la pista a
numerosos conspiradores que habían abandonado la sublevación a último momento
Las noticias de la conspiración fueron censuradas en el extranjero, mientras la versión
oficial del Tercer Reich era la de un pequeño grupúsculo de oficiales descontentos
realizando un acto de traición, evitando mostrar la existencia de una conspiración
amplia con varios cientos de involucrados y miles de simpatizantes. La propaganda de
Joseph Goebbels logró reforzar la imagen de un grupo muy reducido, pero al ser
evidente una gran cantidad de arrestos, ejecuciones y detenciones, se invocó que la
represión del atentado del 20 de julio era un motivo adicional para eliminar toda la
oposición al nazismo que aún pudiese subsistir. De hecho, la Gestapo aprovechó la
ocasión para arrestar y ejecutar a decenas de individuos que no tenían relación alguna
con la conspiración pero estaban identificados hacía tiempo como opositores activos al
régimen.

la Gestapo intentaban desbaratar a los estamentos civiles y


militares de la sociedad alemana

La resistencia alemana al nazismo se originó de manera creciente en diversos ámbitos


y estamentos civiles y militares de la sociedad alemana, en grupos pequeños y
aislados por lo general que operaron independientemente, y en algún momento
conectados entre sí, a los que la Oficina Central de Seguridad del Reich mediante la
Gestapo intentaban desbaratar.
El movimiento de resistencia alemana consistió en varias líneas diferentes, políticas e
ideológicas, que representaban a las diferentes clases sociales de la sociedad
alemana y rara vez eran capaces de trabajar juntos - de hecho, para gran parte del
período hubo poco o ningún contacto entre los diversos focos de la resistencia.
Un foco de resistencia fueron las redes clandestinas de los socialdemócratas (SPD) y
comunistas (KPD) marginados por el nazismo. Estas redes pueden ser mejor descritas
como "oposición" en lugar de "resistencia", ya que ejercieron poca actividad de
resistencia abierta, aparte de la incitación a la huelga. Por el contrario, trataron de
preservar su integridad con la esperanza de aprovechar un cambio político futuro. Una
excepción fue el activista de la SPD Julius Leber, quien fue una figura de la resistencia
activa. También hubo resistencia por parte de la unión anarcosindicalista, la Freie
Arbeiter-Union Deutschlands (FAUD) que distribuyó propaganda anti-nazi y ayudó a
muchas personas a huir del país. Otro grupo, la Orquesta Roja (Rote Kapelle), estaba
compuesto por anti-fascistas y comunistas alemanes, así como de una mujer
americana. Los miembros de este grupo comenzaron a ayudar a sus amigos judíos ya
en el año 1933.
La función de la Gestapo era la de investigar y combatir «todas las tendencias
peligrosas para el Estado». Tenía autoridad para investigar los casos de traición,
espionaje y sabotaje, además de los casos de ataques criminales al Partido Nazi y al
Estado.
El poder de la Gestapo que más le permitía abusar era la Schutzhaft o 'custodia
preventiva', un eufemismo para designar los encarcelamientos sin procedimientos
legales, típicamente en campos de concentración. La persona encarcelada incluso
tenía que firmar su propio Schutzhaftbefehl (documento donde declaraba su deseo de
ser encarcelada). Normalmente esto se lograba sometiéndola a tortura.

redes clandestinas de los socialdemócratas (SPD)


y comunistas (KPD) marginados. ejercen poco de resistencia
abierta, incitación a la huelga., trataron de preservar sus partes
con la esperanza de aprovechar el cambio político en el futuro.
Una excepción fue el SPD activista Julius Leber quien fue una
figura de la resistencia activa.

Un foco de resistencia fueron las redes clandestinas de los socialdemócratas (SPD) y


comunistas (KPD) marginados por el nazismo. Estas redes pueden ser mejor descritas
como "oposición" en lugar de "resistencia", ya que ejercieron poca actividad de
resistencia abierta, aparte de la incitación a la huelga. Por el contrario, trataron de
preservar su integridad con la esperanza de aprovechar un cambio político futuro. Una
excepción fue el activista de la SPD Julius Leber, quien fue una figura de la resistencia
activa.
El 23 de marzo de 1933, en la Ópera de Kroll, nueva sede del Reichstag, se presentó
la Ley habilitante de 1933. Aunque la ley inutilizaba al Reichstag, no tocaba los
poderes del Presidente. En la histórica ocasión, Hitler realizó un discurso moderado,
asegurando que la ley sería utilizada en limitados casos.

Sin embargo, todo el Reichstag, excepto los 84 socialdemócratas, votaron a favor de


la ley. Los centristas habían sido atraídos por Hitler, luego de que les prometiera que
el Presidente podría vetar todas las leyes del Canciller,7 mientras que los diputados
comunistas habían sido detenidos y enviados a campos de concentración. Al final de
la sesión, los diputados socialdemócratas empezaron a cantar "Deutschland,
Deutschland, über alles", mientras lloraban.8 Tras esto, Hitler se hizo con mayores
poderes que le permitieron gobernar sin contar con el parlamento o la constitución. La
actividad del partido se redujo, aunque inicialmente Hitler no prohibió al partido. Esto
cambió cuando el 22 de junio de 1933 el partido fue prohibido por las autoridades
nacionalsocialistas bajo la acusación de ser un enemigo del Estado alemán; las sedes
del SPD fueron clausuradas, sus bienes confiscados por el Estado y unos 3.000
trabajadores y/o militantes del partido fueron detenidos.

El SPD estableció su sede general en el exilio, primero en Praga y luego en París y


Londres

Julius Leber, Después de que Adolf Hitler tomara el poder en Alemania en enero del
año 1933, sufrió un intento de asesinato y en marzo de ese mismo año fue arrestado.
De 1933 a 1937, Leber estuvo encarcelado en el campo de concentración de
Sachsenhausen, considerado "oponente peligroso". Tras su liberación, trabajó como
comerciante de carbón en Berlín y en Schöneberg, para ocultar su trabajo de opositor
al nazismo, operando en la clandestinidad con otros socialistas.

En 1940 Leber trató de contactarse con oficiales de la Wehrmacht y así conoció a


Claus Graf Schenk von Stauffenberg y a otros opositores civiles al nazimso como Carl
Friedrich Goerdeler y el Círculo de Kreisau en torno a Helmuth James Graf von Moltke,
por lo que Leber fue considerado para ocupar puestos gubernamentales en caso de
que triunfase el golpe de Estado contra Hitler.

Leber, junto con el socialista Adolf Reichwein, intentó que el Partido Comunista de
Alemania se uniera al proyectado golpe de Estado, pero un agente de la Gestapo nazi
se infiltró en la jefatura comunista y logró denunciar a Leber y a Reichwein, siendo
ambos arestados el 5 de julio de 1944. El día 20 del mismo mes se ejecutaba el
atentado contra Hitler de 1944 y se confirmó la colaboración de Leber con los
conspiradores.

El 20 de octubre de 1944 Julius Leber fue finalmente acusado de participar en la


conspiración y compareció ante un tribunal nazi, siendo sentenciado a muerte poco
después. La sentencia fue ejecutada el 5 de enero de 1945 en la prisión de Prisión de
Plötzensee en Berlín, donde Leber murió en la horca.
la unión anarcosindicalista, la Freie Arbeiter-Union
Deutschlands (FAUD) que distribuyó propaganda anti-nazi y
ayudó a muchas personas a huir del país.
A fines del siglo XIX la tendencia anarcosindicalista surgió en Alemania con un grupo
llamado «Los Localistas», que se opuso a las tendencias centralizadoras de los
sindicatos socialdemócratas. En 1897 formaron una federación aparte, la Frei
Vereiningung Deutscher Gewerkschaften, que adoptaron una actitud
antiparlamentaria. En los años inmediatos a la Primera Guerra Mundial la organización
tenía unos 20.000 miembros, en su mayor parte en Berlín y Hamburgo. Después de la
guerra se la rebautizó como Freie Arbeiter-Union Deutschlands durante un congreso
celebrado en Düsseldorf en 1919. Allí adoptó una clásica organización federal
anarcosindicalista, creciendo con rapidez, y ya en 1922 contaba con 120.000
miembros, número que aumentó hasta llegar a 200.000. El movimiento se centraba en
Renania y el Ruhr, donde tenía su base en las minas y la industria pesada.

La Freie Arbeiter-Union Deutschlands fue desarticulada en 1933 con el ascenso al


poder del nazismo. Sus militantes se exiliaron en el extranjero o fueron internados en
campos de concentración.1 El secretario de la FAUD, Gerhardt Wartenburg, tuvo que
huir a Ámsterdam (Holanda) en mayo de 1933, mientras que otr dirigente, Ferdinand
Gotze, en 1934 huyó de la Gestapo, y se dirigió al oeste de Alemania. En Ámsterdam
se estableció una secretaría de FAUD en el exilio. El 5 de noviembre de 1937, Julius
Nolden, líder de la FAUD en Renania, fue sentenciado en Berlín a diez años de prisión
por "preparar un acto de alta traición con circunstancias agravantes". También fueron
encarcelados 88 hombres y mujeres anarcosindicalistas, que fueron juzgados en
Renania a principios de 1938. Después de este golpe la Gestapo desarticuló los
grupos anacosindicalistas de Monchengladbach, Dulken, Viersen, Duisburg,
Düsseldorf y Colonia. La mayoría de los militantes fueron asesinados; pero Julius
Nolden fue llevado a la prisión de Luttringhausen, sobreviviendo hasta la llegada de los
Aliados el 19 de abril de 1945. En 1947, en Darmstadt junto a otros camaradas fundó
la Federación de Socialistas Libertarios (anarco-sindicalistas)
la Orquesta Roja (Rote Kapelle), consistió de anti-fascistas y
comunistas alemanes . Los individuos de este grupo comenzó
a ayudar a sus amigos judíos ya en 1933. Y PARTIDO
COMUNISTA DE FRANCIA (ABWEHREN)
Comenzó a formarse en 1939, cuando Leopold Trepper, un agente del Servicio de
Inteligencia de la URSS, estableció una red de inteligencia. La formación de la red
sucedió luego de las purgas estalinistas, donde cayera como cabecilla el legendario
Mariscal de la Unión Soviética Mijaíl Tujachevski, en el marco de la política no-
beligerante con la Alemania nazi (Pacto de No Agresión, Molotov-Ribbentrop).

Su misión era recoger información en Holanda, Francia, Suiza y Alemania. El círculo


de espías tenía tres ramas importantes: la red francesa, la belga y la holandesa, la red
de Berlín y el Círculo de "Lucy" que operaba en la segura y neutral Suiza. Asimismo
hubo una red japonesa. Los miembros de la red eran conocidos por los alemanes
como "pianistas", dado que transmitían sus mensajes usando el telégrafo operado
manualmente. La red aportó información prioritariamente a los soviéticos, pero
también la compartía con los aliados ingleses.

La importancia de la red de Berlín en la Segunda Guerra Mundial fue primordial para


desmantelar la estrategia alemana en la batalla de Stalingrado (la Orquesta Roja
causó por lo menos la muerte de 250 000 soldados del Eje suministrando detalles
estratégico-operativos del Frente del Este, e intervino igualmente suministrando
informaciones sobre fabricación de armas y los cohetes V1 y V2).

Por saber, sabía incluso la fecha exacta de la entrada de Alemania en guerra contra la
URSS, información sobradamente contrastada que Stalin se negó a creer. Los
alemanes descubrieron la red por casualidad, en Bélgica, a fines de 1941; la
investigación les reveló que era la red de espionaje más amplia y profunda que
poseían los Aliados.

La contrainteligencia alemana terminó descubriendo setenta y cuatro emisoras de la


Orquesta Roja; más tarde se supo que eran más de quinientas. Las principales
funcionaban en Lieja, Gante, Bruselas, Estambul, Atenas, Belgrado, Ginebra, Viena,
Roma, París, Ámsterdam, Berlín, Neuchâtel, Madrid, Barcelona, Amberes, Estocolmo,
Copenhague, Trondheim, Lyon, Marsella y Lille. Sólo en París había una treintena.

En esas actividades participó la red suiza conocida como Trío Rojo. Su principal
agente era Rudolf Roessler, de nombre en clave "Lucy", con uno o varios
importantísimos informantes dentro del OKH, todavía hoy desconocidos; su mayor
éxito fueron las informaciones previas a la Operación Citadelle. Roessler era
considerado un patriota por sus amigos, pero pasaba información a través de Suiza al
agente Alejandro Radolfi (Sandor Radó), alias "Dora", que retransmitía sus informes a
Moscú. Su hermana estaba casada con el director de orquesta Hermann Scherchen,
también colaborador.
Muchos de los agentes eran alemanes de los más diversos estratos de la sociedad,
artistas, escritores, estudiantes, comerciantes y militares con tendencias políticas
opuestas al régimen, no necesariamente comunistas. Pero el núcleo dirigente estaba
formado por comunistas confesos que habían podido escapar a la represión hitleriana:
el teniente de la Luftwaffe Harro Schulze-Boysen, sobrino segundo del almirante
Tirpitz, y Arvid Harnack del Ministerio de Economía del Reich, sobrino del famoso
historiador Adolf von Harnack.

El escritor Adam Kuckhoff, el teniente segundo Herbert Gollnow, J. Wenzel, agente de


la Internacional Comunista en Bruselas, la condesa Ericka de Brockdroff y el profesor
W. Kraus (Marburgo), quien distribuía el periódico ilegal El Frente Interior, repartía
octavillas y reclutaba a trabajadores inmigrantes. Ilse Stöme estaba infiltrada en el
Servicio de Información de Asuntos Extranjeros; el coronel de la Luftwaffe Erwin Gras
y Horts Helmamm, que operaba en la oficina de claves del contraespionaje, la bailarina
Olga Schottmüller, la vidente Anna Krause y el diplomático Rudolf von Scheliha. Al
igual que otras asociaciones, como el Frente Negro y la Rosa Blanca, luchaban contra
Hitler desde el interior.1 La eficacia de la red llegó a ser tal que cualquier decisión del
Alto Estado Mayor alemán (OKH) se conocía por los Aliados sólo con una diferencia
de nueve horas desde que era tomada. Pero quizá el más famoso y anónimo espía de
la Orquesta Roja fue Leopold Trepper, quien diseñó la arquitectura de la red, era
conocido como "Gran Jefe" y se ocupaba de la red francobelga.

La red berlinesa de la Orquesta Roja fue desmantelada en parte por la Gestapo el 31


de agosto de 1942. Se hicieron más de 600 arrestos en Bruselas, París y Berlín. Entre
los arrestados había miembros de la Abwehr, Ministerio de Propaganda, Ministerio del
Trabajo, Ministerio del Exterior y la oficina administrativa de la ciudad de Berlín.

Los procesos judiciales se llevaron en el más estricto secreto; hubo 58 condenas a


muerte, los hombres ahorcados y las mujeres guillotinadas, y muchas otras a cadena
perpetua.

La iglesia protestante y la católica (código T4)


Otro apartado se basaba en la resistencia de las minorías dentro de las iglesias
cristianas, tanto católicas como protestantes. Su papel fue más bien simbólico - una
pequeña minoría de clérigos cristianos se pronunciaron en contra del régimen, como
los pastores protestantes Dietrich Bonhoeffer y Martin Niemöller (este último después
de su apoyo inicial a Hitler), y el obispo católico Clemens von Galen, y su ejemplo
inspiraron algunos actos de resistencia abierta, como el grupo de alumnos de la Rosa
Blanca en Munich. La Iglesia católica en su conjunto se oponían al régimen sólo
cuando sus propios valores más profundos fueron denostados, como en la oposición a
los nazis T4 "eutanasia". Las iglesias protestantes no se oponen directamente al
régimen (o carecían de la jerarquía institucional para hacerlo), aunque un número de
ministros protestantes sí lo hicieron.

una cuestión bastante inesperada provocó la resistencia de gran alcance y éxito a su


régimen. Este fue el programa de la llamada "eutanasia" - en realidad una campaña de
asesinatos en masa - dirigido a personas con enfermedad mental y / o graves
discapacidades físicas que había comenzado en 1939 bajo el nombre en código T4.´

Desde los primeros años del régimen nazi circularon en Alemania rumores que
afirmaban la existencia de planes de exterminio sistemático de la población "poco
productiva". En octubre de 1939, en plena campaña de inicio de la IIª Guerra Mundial,
Hitler ordenó las "matanzas de misericordia" de los enfermos y minusválidos; así se
pasó de la esterilización compulsiva de discapacitados cuyos males se consideraban
hereditarios -enfermos mentales, pero también ciegos, sordos, un vasto campo
indefinido de "débiles mentales congénitos" y de "asociales"- a su eliminación.

asimismo el Dr. Morell explicaba: "50.000 retardados mentales que cuestan (al Estado)
2.000 marcos por año, unos 100 millones anuales, al 5 por ciento de interés, esa suma
implica una reserva de capital de 200 millones. Algo debe significar esto para quienes
han perdido el sentido de los números por el periodo de inflación".

Bajo el código "Aktion T4", el programa de eutanasia diseñado para eliminar "vida
indigna de vivir" se concentró en los recién nacidos y niños muy jóvenes; este
asesinato masivo fue encubierto administrativamente y decretado secreto de Estado.
Los médicos y comadronas fueron obligados a registrar a los niños hasta los tres años
de edad que tuvieran síntomas de retardación mental, deformaciones físicas, u otros
síntomas incluidos en un cuestionario del Ministerio de Salud.

Rápidamente, el programa nazi de eutanasia empezó a incluir entre las primeras


víctimas, a niños de hasta tres años que tuvieran síntomas de retardación mental o
deformaciones físicas. Pronto incluyó a minusválidos adultos. Más tarde el Ministerio
de Salud distribuyó cuestionarios en hospitales e instituciones para aplicar la eutanasia
a los enfermos crónicos. Se indicaron los pacientes sufriendo bajo esquizofrenia,
epilepsia, demencia senil, parálisis, enfermedades sifilíticas, retardación, encefalitis, u
otras condiciones neurológicas. También se extendió a los mentalmente criminales, o
los que no disponían de nacionalidad alemana o de sangre alemana, que incluían
judíos, negros, y gitanos. Entre las manifestaciones más valientes de oposición en el
interior de Alemania, se encontraron los sermones de 1941 del obispo August von
Galen de Münster. Sin embargo, según escribió Alan Bullock: «Ni la Iglesia católica ni
la Iglesia evangélica, como instituciones, consideraron que era posible tener una
actitud de oposición abierta al régimen».2 En todos los países bajo la ocupación
alemana, los sacerdotes tuvieron un papel importante en el rescate de los judíos. Pero
la resistencia católica al maltrato de los judíos en Alemania se limitaba, generalmente,
a esfuerzos fragmentados y en gran medida individuales. Mary Fulbrook escribió que,
cuando la política entró en la Iglesia, los católicos estaban dispuestos a resistir, pero
que el resultado fue de manera irregular y desigual, y que, con notables excepciones,
«parece que para muchos alemanes, la adhesión a la fe cristiana fue compatible con al
menos la aquiescencia pasiva, si no el apoyo activo, a la dictadura nazi.»

Los católicos lucharon en ambos bandos en la Segunda Guerra Mundial. La invasión


de Hitler de Polonia, predominantemente católica, encendió el conflicto en 1939. Aquí,
especialmente en las zonas de Polonia anexionadas al Reich —como en otras
regiones anexas de Eslovenia y Austria—, la persecución nazi a la Iglesia era intensa.
Muchos clérigos fueron objeto de exterminio. A través de sus vínculos con la
Resistencia alemana, el papa Pío XII advirtió a los aliados de la invasión nazi prevista
de los Países Bajos en 1940. A partir de este año, los nazis reunieron a los sacerdotes
disidentes en un barracón separado en Dachau donde el 95 % de sus 2720 internos
eran católicos (mayoritariamente polacos y 411 alemanes) y 1034 sacerdotes murieron
allí. La expropiación de las propiedades eclesiásticas aumentó a partir de 1941.

La Santa Sede, con la Ciudad del Vaticano rodeada de la Italia fascista, fue
oficialmente neutral durante la guerra, pero utilizó la diplomacia para ayudar a las
víctimas y trabajar por la paz. Radio Vaticano y otros medios de comunicación se
pronunciaron contra las atrocidades. Mientras el antisemitismo nazi abarcaba los
principios raciales seudocientíficos modernos, las antipatías antiguas entre el
cristianismo y el judaísmo contribuían al antisemitismo europeo. Durante la era nazi, la
Iglesia rescató a muchos miles de judíos, emitiendo documentos falsos, presionando
los oficiales del Eje, escondiéndolos en monasterios, conventos, escuelas y otros
lugares; incluso en el Vaticano y en la residencia papal de Castel Gandolfo. El papel
del papa durante este periodo es discutido. La Oficina Central de Seguridad del Reich
calificó a Pío XII de «portavoz» de los judíos. Su primera encíclica, Summi
Pontificatus, citó la invasión de Polonia como una «hora de oscuridad», su discurso
navideño de 1942 denunció asesinatos raciales y en su encíclica Mystici Corporis
Christi (1943) denunció el asesinato de los minusválidos.

Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, el Ministerio de Propaganda de Goebbels


emitió amenazas y aplicó una intensa presión a las Iglesias para que apoyaran la
guerra y la Gestapo prohibió durante unas pocas semanas la Iglesia. Durante los
primeros meses de la guerra, las iglesias alemanas cumplieron. No se emitieron
denuncias de la invasión de Polonia ni del blitzkrieg. Los obispos católicos declararon:
«Hacemos un llamamiento a los fieles para unirse a la oración ardiente que la
providencia de Dios puede llevar esta guerra el éxito bendito por la patria y la gente».A
pesar de esta manifestación de lealtad a la Patria, el radical anti-iglesia Reinhard
Heydrich determinó que no se podía esperar el apoyo de los líderes de la iglesia por la
naturaleza de sus doctrinas y el internacionalismo y quería paralizar las actividades
políticas del clero. Ideó medidas para restringir el funcionamiento de las iglesias al
amparo de las exigencias del tiempo de guerra, como la reducción de recursos
disponibles para las prensa de la Iglesia sobre la base del racionamiento, la
prohibición de peregrinaciones y grandes reuniones de la iglesia debido a dificultades
de transporte. Las iglesias estaban cerradas por estar «demasiado lejos de los
refugios de bombas». Las campanas se fundieron y se cerraron las prensas.
Con la expansión de la guerra en el Este desde 1941, se produjo una expansión del
ataque alemán a las iglesias. Los monasterios y los conventos fueron objetivos y la
expropiación de las propiedades de la Iglesia aumentó. Las autoridades nazis
declararon que las propiedades eran necesarias para necesidades de tiempo de
guerra, como hospitales o alojamientos para refugiados o niños, pero que, de hecho,
los utilizaban para los propios fines. «Hostilidad al estado» fue una causa común dada
por las aprehensiones, y la acción de un único miembro de un monasterio podía
provocar la incautación. Los jesuitas eran un objetivo en especial.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la Iglesia Católica ha dado pasos para
honrar los resistentes católicos, las víctimas del nazismo, la canonización de los
santos, la beatificación de los virtuosos y el reconocimiento de los mártires. La Iglesia
también ha emitido declaraciones de arrepentimiento por sus fallos y las de sus
miembros durante la era nazi. Pío XII elevó al Colegio Cardenalicio en 1946 una serie
de resistentes de alto perfil del nazismo.
Alemanes que desafiaron las políticas del gobierno (MARIA
VON MALTZAN Y MARIE THERESE VON HAMMERSTEIN)
Maria von Maltzan era una joven rebelde cuando el nazismo ascendió al poder en su
Alemania natal.

A pesar de las dificultades y peligros que entrañaba formar parte de la resistencia,


Maria von Maltzan no dudó nunca en ponerse del lado de los que luchaban contra el
nazismo. Dada su posición en la alta sociedad alemana, Maria se codeaba con
algunos de los miembros del partido e intentaba recabar información determinante que
pudiera servir para ayudar a todo aquel que se opusiera a los seguidores de Hitler.
Pero su título no era un seguro de vida y pronto se situó en el punto de mira de las
autoridades nazis que empezaron a sospechar de sus actividades con la resistencia.
No se equivocaban. Por su casa pasaron decenas de judíos a los que dio cobijo,
documentación y planes de huida en los que ella participó activamente.

Maria von Maltzan salía por la noche para guiar a los judíos que se adentraban en la
oscuridad para encontrar el camino que les condujera a la libertad. Cuando los dejaba
a buen recaudo, antes de regresar a su casa, les dedicaba palabras de aliento: “Ahora
marchaos en seguida, id con Dios”.

Maria demostró gran coraje, valentía y sangre fría. Sabiendo que en cualquier
momento podía ser detenida e incluso ser ejecutada, no abandonó a los que llamaron
a su puerta. Uno de aquellos judíos que buscó una salida de la Alemania nazi se
convertiría en su marido y protagonizaría uno de los episodios más valerosos de la
condesa.

Hans Hirschel era un escritor judío que se había enamorado de Maria y vivía
escondido en su casa, un lugar que podía ser una trampa para él si había un registro
inesperado. Maria lo sabía y decidió idear un escondite para Hans agujereando el sofá
del salón. Cuando la Gestapo terminó llamando a su puerta, los soldados nazis
registraron minuciosamente el humilde piso en el que vivía Maria, quien mantuvo una
heroica calma cuando le sugirieron que en el sofá podía haber alguien escondido. Sin
dudarlo, Maria invitó al soldado nazi a que disparara contra él pero le advirtió que
debería pagarle los desperfectos del mismo. Tras unos segundos de agónica tensión,
el soldado desestimó la oferta y se marchó.

Hans y Maria tuvieron un bebé, que nació prematuramente y falleció en el hospital


cuando, tras un bombardeo se suspendió el suministro eléctrico y la incubadora en la
que se encontraba el pequeño dejó de funcionar. La pareja superó con entereza aquel
trágico acontecimiento y años después decidieron adoptar a dos niñas supervivientes
de los campos de concentración.

Maria continuó colaborando con todas las organizaciones de la resistencia que podía.
Entre ellas, el Círculo de Solf o la Iglesia Sueca de Berlín que ayudó a escapar a
muchos judíos al país escandinavo. Al final de la guerra, Maria von Maltzan había
ayudado a huir de Alemania a más de sesenta judíos. Pero los duros episodios de
tensión y miedo que vivió hicieron mella en su ánimo y terminó hundiéndose. Tras ser
ingresada en un psiquiátrico, Maria consiguió superar su adicción a las drogas para
intentar olvidar aquella terrible pesadilla.
Maria Therese colaboró con los judíos y admiraba la cultura hebrea. Marie Luise era
comunista, como su hermana Helga, amante de un judío polaco que actuaba como
informante de Moscú y que fue, a la postre, víctima del propio régimen al que servía.
Los varones, Ludwig y Kunrat, integraban grupos antihitleristas.
HOMOSEXUALES

La persecución de los homosexuales en la Alemania nazi se fundamentó


principalmente sobre la premisa de que la homosexualidad era incompatible con la
ideología nacionalsocialista porque los homosexuales no se reproducían y por tanto no
perpetuaban la raza aria. La homosexualidad se consideraba una de las pruebas de
degeneración racial que se transmitía por vicio de unos individuos a otros; por ello las
autoridades nazis debían poner todos los medios a su alcance para evitar su extensión

Los homosexuales que habían sido detenidos, encarcelados o enviados a campos de


concentración fueron tratados como criminales y no como víctimas. Los que se
encontraban en la cárcel tuvieron que terminar sus condenas.

Incluso algunos de los liberados de campos de concentración fueron detenidos de


nuevo y tuvieron que terminar sus condenas en la cárcel, independientemente del
tiempo que hubiesen pasado en «detención preventiva» en campos de concentración.

En 1948 la asociación de perseguidos por el régimen nazi Vereinigung der Verfolgten


des Naziregimes de la zona de ocupación soviética se negó a reconocer a los
homosexuales como víctimas del nazismo y un año más tarde rechazó la solicitud de
ingreso de un homosexual que había pasado por los campos de concentración.
Hechos como este se repetirían más tarde tanto en la Alemania occidental como en la
oriental. Los homosexuales fueron ignorados en prácticamente todos los monumentos,
estudios y museos, y ni fueron mencionados en los juicios de Núremberg. Ninguno de
los prisioneros del triángulo rosa recibió una compensación del estado alemán;25 el
tiempo pasado en la cárcel y en los campos de concentración ni siquiera fue
contabilizado para su jubilación.
La inteligencia militar – Ejército
A pesar de la eliminación de Blomberg y Fritsch, el Ejército mantuvo una considerable
independencia, y oficiales de alto rango fueron capaces de discutir sus puntos de vista
políticos en privado con bastante libertad. En mayo de 1938, el liderazgo del Ejército
tuvo conocimiento de la intención de Hitler de invadir Checoslovaquia, aun a riesgo de
una guerra con Gran Bretaña, Francia o la Unión Soviética. El Jefe de Estado Mayor
del Ejército, el general Ludwig Beck, juzgó este hecho no sólo inmoral sino
imprudente, ya que creía que Alemania perdería esa guerra. Oster y Beck enviaron
emisarios a París y Londres para asesorar a los británicos y franceses a oponerse a
las demandas de Hitler, y así fortalecer a los opositores a Hitler dentro del Ejército.
Weizsäcker también envió mensajes privados a Londres instando a la resistencia. Los
británicos y los franceses estaban muy dudosos de la capacidad de la oposición
alemana para derrocar al régimen nazi y se ignoraron estos mensajes.

La oposición, una vez más instó a Gran Bretaña y Francia para hacer frente a Hitler:
Halder se reunió en secreto con el embajador británico Sir Nevile Henderson para
instar a la resistencia. El plan fue de nuevo para un golpe de Estado en el momento en
que Hitler se trasladó a declarar la guerra. Sin embargo, aunque Gran Bretaña y
Francia estaban ahora dispuestos a ir a la guerra en Polonia, como la guerra se acercó
a Halder perdió los nervios. Schacht, Gisevius Canaris y desarrolló un plan para hacer
frente a Brauchitsch y Halder y la demanda que deponer a Hitler y evitar la guerra,
pero no salió nada de esto. Cuando Hitler invadió Polonia el 1 de septiembre, los
conspiradores fueron incapaces de moverse.

El estallido de la guerra hizo que la mayor movilización de la resistencia en el ejército


más difícil. Halder siguió a vacilar. A finales de 1939 y principios de 1940 se opuso a
los planes de Hitler para atacar a Francia, y se mantuvo en contacto con la oposición a
través de General Carl-Heinrich von Stülpnagel, un opositor activo. Hablar de un nuevo
golpe de Estado comenzaron a circular, y por primera vez la idea de matar a Hitler con
una bomba fue considerado por los miembros más decidido de los círculos de
resistencia, tales como Oster y Kordt Erich, quien se declaró dispuesto a hacer la
escritura. En la sede del Ejército en Zossen, al sur de Berlín, un grupo de oficiales
llamado Grupo de Acción Zossen también estaba planeando un golpe de Estado.

Cuando en noviembre de 1939 parecía que Hitler estaba a punto de ordenar un ataque
inmediato en el oeste, los conspiradores convencido General Wilhelm Ritter von Leeb,
comandante del Grupo de Ejércitos C en la frontera con Bélgica, para apoyar un golpe
de Estado planificado, si Hitler dio dicha orden. Al mismo tiempo Oster advirtió a los
holandeses y los belgas de que Hitler estaba a punto de atacarlos - sus advertencias
no se cree. Pero cuando Hitler pospuso el ataque hasta 1940, la conspiración de
nuevo perdió impulso, y Halder, por considerar que el pueblo alemán no aceptaría un
golpe de Estado. Una vez más, la oportunidad se perdió.

Los complots de 1938 y 1939 mostraron la fuerza y la debilidad del cuerpo de oficiales
como posibles líderes de un movimiento de resistencia. Su fuerza era su lealtad y
solidaridad. Como Istvan Deak señaló: "Los oficiales, especialmente de los más altos
rangos, habían estado discutiendo, algunos ya en 1934... la posibilidad de deponer o
incluso asesinar a Hitler. Sin embargo, parece que ni uno solo fue traicionado por un
compañero de armas a la Gestapo ".16 De hecho, es notable que en más de dos años
de conspiración activa trazado, está muy generalizado y poco estructurada nunca fue
detectado. Una explicación es que en este momento Himmler estaba preocupado
todavía con los enemigos tradicionales de los nazis, el SPD y el KPD (y, por supuesto,
los Judíos), y no sospechan que el verdadero centro de oposición dentro del propio
Estado. Otro factor fue el éxito de Canaris en la protección de los conspiradores, en
particular, Oster, de la sospecha.

La debilidad correspondiente del cuerpo de oficiales era su concepción de la lealtad al


Estado y su horror del motín. Esto explica las vacilaciones de Halder, que nunca pudo
decidirse a dar el paso decisivo. Halder odiaba a Hitler, y creía que los nazis estaban
llevando a Alemania a la catástrofe. Fue sorprendido y disgustado por el
comportamiento de las SS en la Polonia ocupada, pero no dio apoyo alguno a su
oficial superior, el general Johannes Blaskowitz, cuando éste protestó oficialmente a
Hitler sobre las atrocidades contra los polacos y los judíos. Tanto en 1938 y 1939,
perdió los nervios y no podía dar la orden de huelga en contra de Hitler. Esto es aún
más cierto de Brauchitsch, que sabía de las conspiraciones y aseguró Halder que está
de acuerdo con sus objetivos, pero no tomaría ninguna acción para apoyar.

Grupo de la Rosa Blanca en Múnich


fue un grupo organizado en la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, que
abogaba por la resistencia no-violenta contra el régimen. Se fundó en junio de 1942 y
existió hasta febrero de 1943. Los miembros de la Rosa Blanca, todos ellos cristianos,
redactaron, imprimieron y distribuyeron seis hojas en las que se animaba a la
resistencia contra el nacionalsocialismo.

La Rosa Blanca estaba basada en principios cristianos, rechazaba el militarismo de la


Alemania de Adolf Hitler y creía en una Europa federada adherida a los principios
ilustrados de la libertad, la tolerancia y la justicia. Citando ampliamente a la Biblia, Lao
Tse, Aristóteles y Novalis, así como a Goethe y Schiller, apelaban a lo que ellos
consideraban la intelligentsia alemana, creyendo que esta sería intrínsecamente
opuesta al nazismo. Al principio, los folletos se distribuyeron mediante envíos masivos
por correo, en diferentes ciudades en Baviera y Austria, ya que creían que el sur de
Alemania sería más receptivo a su mensaje antimilitarista.

Con la caída de la Alemania nazi, la Rosa Blanca pasó a representar la oposición a la


tiranía en la psique alemana, al no haber tenido interés en un poder personal o su
engrandecimiento. Su historia se hizo tan conocida que el compositor Carl Orff declaró
(según algunos, falsamente) a sus interrogadores aliados que había sido un miembro
fundador de la Rosa Blanca, siendo por ello liberado. Aunque conocía personalmente
a Huber, se carece de otros indicios (salvo las palabras del propio Orff) de que
estuviera realmente involucrado en el movimiento, por lo que es posible que su
afirmación no tuviera otra razón de ser que evitar la cárcel.

Potrebbero piacerti anche