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Estados Unidos en el mundo océano y la intervención de Francia e Inglaterra

en su Independencia

Hoy en la actualidad aún se ve la injerencia de las potencias o países extranjeros en la


política y las decisiones de otras naciones, con el fin de tener influencia en estos y lograr
que las directrices de estas vayan acorde con las perspectivas políticas de los grandes
Estados. Aunque estas intervenciones no se hagan de tal modo de una manera tan visible y
directamente, si lo hacen de forma camuflada y con un perfil bajo para no llamar la atención
y causar tanto revuelo, pero al fin y al cabo terminan interviniendo, influyendo, cambiando y
hasta manipulando las decisiones de naciones que no tienen tanta importancia o están en
un nivel de desarrollo que va en avance, para que apoyen y respalden a los Estados
poderosos en sus fines y con esto tenerlos a su lado y poderlos presionar y que las
decisiones que tomen vayan en la línea de estos.

Es también sabido que las grandes Naciones no buscan tanto el desarrollo de los estados
Subdesarrollados, sino que pretenden extraer de ellos los mayores beneficios y poder
cumplir y suplir sus intereses sin importarles la de ellos. Esta situación hoy la viven distintos
países de América, África y Asia sobre todo, que saben muy bien que es tener que rendirle
cuenta aún gobierno extranjero.

Después de comentar un poco la dinámica intervencionista de otros gobiernos sobre


distintos territorios, en este escrito, pretendemos analizar el papel que jugaron las potencias
de Francia e Inglaterra, en la independencia de los Estados Unidos, en este caso el de las
Trece Colonias, Ver cuáles fueron las medidas que ambos Estados llevaron a cabo para
contribuir a la independencia y posterior consolidación de lo que hoy se conoce como
EE.UU, Analizar porqué se enfrentaron estas Naciones y si fue tanta la relevancia de ellas
en las trece colonias como para independizarse de Inglaterra y por último mirar cuales
fueron después de la Liberación de los EE.UU las decisiones que estas tomaron.

Nosotros para poder desarrollar este pequeño trabajo, tenemos como tesis central de este
que, "La guerra entre Inglaterra y Francia contribuyó decisivamente a la Independencia y
posterior consolidación de la nación estadounidense". Esta será la idea que trataremos de
defender y argumentar, basándonos en el libro de Thomas Bender "Historia de los Estados
Unidos", como principal fuente de este trabajo.

Para iniciar debemos situarnos en la Inserción de los Estados Unidos en mundo oceánico,
porque sería a partir de allí que comenzaría la verdadera revolución e historia de los EE.UU
como futura nación y potencia mundial hoy día. Para Bender es claro que "el
desplazamiento a través de los océanos ofreció la posibilidad de extender redes de
comercio y comunicación globales enteramente nuevas" y es que, a partir de allí donde
comenzarían a sumergirse en este panorama las trece colonias, comenzando a comerciar y
mantener relaciones económicas con otras naciones como lo era Francia, se inició la
exportación de productos de estas hacia Europa e incluso Asia, donde también llegaron
productos estadounidenses, por lo que su incursión en el mundo oceánico le abrió nuevas
perspectivas y medios para subsistir sin intervención de otros estados, lo que se puede
deducir que les dio más libertad de la que en un comienzo ya poseían. Pero no solo en este
aspecto es relevante el mundo oceánico y su relación con la historia estadounidense,
Thomas también argumenta que "la conciencia y la comunicación globales -que podemos
imaginar semejantes a la asombrosa evolución de nuestro tiempo- precedieron a la
formación de los Estados Unidos y permitieron su existencia"[1].

Como se puede evidenciar para Bender la importancia del mundo océano en la historia de
EE.UU es fundamental, fue quien la dio a conocer y quien le permitiría su desarrollo y
consolidación, ya que sería abrirse camino ante las demás potencias, lo que eventualmente
sería una ventaja para las trece colonias, no solo para su economía sino para sus
relaciones políticas con los países extranjeros. Y esa importancia también la expresa él
explícitamente al afirmar que "el territorio que más tarde llegó a ser los Estados Unidos
participó de la revolución oceánica, fue de sus consecuencias y compartió sus implicaciones
más amplias". También como una de sus ventajas podrían comenzar a tejer relaciones con
potencias como Francia y lograr su apoyo en sus pretensiones de libertad.

Es que la magnitud de la importancia de los océanos en el siglo XVI y XVII, cambiaria los
lineamientos de poder, porque quien dominara estos seria quien eventualmente tuviera el
control y el poder y manejaría las dinámicas económicas y de poder a nivel Mundial, y así lo
expresa Bender al subrayar que "el océano se convirtió en un campo propicio para el
ejercicio del poder sobre las esenciales interacciones sociales de comercio los océanos se
transformaron muy rápidamente en medios para trazar los lineamientos del poder Europeo.
El poder marítimo fue una forma dominante del poder estatal"[2].

A partir de esa lucha de dominar los océanos comenzarían a darse enfrentamientos,


choques y disputas por el control de este, lo que sería aprovechado por las trece colonias
en la búsqueda de su libertad e independencia de Inglaterra y como lo afirmó Bender "la
disputa entre los imperios por el comercio oceánico y el poder naval fue, el contexto de la
revolución estadounidense y del ulterior establecimiento de los Estados Unidos como
potencia mundial"[3], es allí donde radica la verdadera relevancia para la historia
estadounidense el mundo oceánico.

Analizando lo expresado por Thomas Bender, entonces "la revolución oceánica modifico las
dinámicas (políticas, comerciales, sociales) entre las potencias, lo que generó el
surgimientos de conflictos y crisis", lo que generaría no solo enfrentamientos sino uniones
entre unos y otros para lograr cumplir sus objetivos y alcanzar las metas de dominar el
comercio y la política global por medio del océano y en ese contexto, comenzaría la
verdadera revolución de las trece colonias Norteamericanas.

A partir de allí comenzarían las verdaderas rivalidades de Francia e Inglaterra que llevarían
a las trece colonias a conseguir su libertad y constituirse como un Estado independiente, sin
ninguna injerencia de las súper poderosas antes mencionadas. Y es que serían en definitiva
esas luchas entre ellas la que en definitiva jugarían un papel importante y significativo para
que los EE.UU hubieran logrado sus objetivos.

Como lo mencionamos al inicio para nosotros fueron imprescindibles los enfrentamientos de


Francia e Inglaterra para que las trece colonias lograran constituirse y consolidarse como
una nación, y así lo deja ver Bender cuando señala que la libertad de las trece colonias "fue
parte de una guerra global entre las grandes potencias europeas Inglaterra y Francia
heredaron de antiguas naciones la preeminencia y enemistad, tal vez debamos a este
principio nuestra libertad (James Madison)"[4]. Como se denota aquí los enfrentamientos
entre estas fue a una escala generalizada que llegó a tocar todos los rincones del mundo,
desarrollándose dichos conflictos a una escala global o mundial, que involucro no solo a
estas sino a otras muchas naciones aliadas y enemigas.

Al mismo tiempo vemos como uno de los personajes destacado del proceso de
independencia de los EE.UU reconoce la importancia de estas dos potencias en lograr su
liberación.

Esa rivalidad entre las grandes potencias fue decisiva para que los Estados Unidos
alcanzaran en definitiva su libertad e independencia, pero ¿por qué fueron tan decisivos
estos enfrentamientos para las trece colonias si ellas se habían mantenido neutrales en este
aspecto frente a ambas potencias?, estos conflictos favorecieron a las colonias, porque les
permitieron aprovechar en un ambiente hostil, de confusión, caos y lucha, ir tejiendo entre
ellas las pautas y caminos a seguir para alcanzar su libertad, les permitió armarse no solo a
nivel local sino poder conseguir el apoyo de una potencia como lo era Francia, también les
abrió las perspectivas a nivel ideológico de poseer su libertad y reconocimiento a nivel
mundial por su desarrollo que era de gran aporte a Inglaterra.

Pero en esta lucha, ¿por qué se enfrentaron Francia e Inglaterra en una lucha que duró más
de un siglo?, la explicación se encuentra en lo analizado de lo que escribe Bender, en que
Gran Bretaña había ido emergiendo poco a poco con la superpotencia de Europa y el
mundo, había logrado conseguir colonias en Asia, África y ejercer control y poder en el
océano y como lo expresa Thomas "quien mande en el mar, dominará el comercio; y quien
domine el comercio del mundo, comandará a los ricos del mundo y, en consecuencia, al
mundo mismo"[5], por lo que Francia no estaba muy a gusto con este ascenso
impresionante que estaba viviendo Inglaterra y por lo tanto la posesionaba como la primera
potencia mundial.

Al Francia ver todas estas situaciones quiso equilibrar las balanzas de poder y fuerza en
Europa, porque según ellos había un desequilibrio y una inequidad frente a las demás
naciones del mundo, querían "el equilibrio del comercio de las naciones, el equilibrio de
poder en Europa" y, para Francia "debilitar a Gran Bretaña en Norteamérica conllevaría a un
considerable deslazamiento del equilibrio de poder"[6], este fue uno de los motivos
decisivos para que esta potencia entrara en una lucha de la que eventualmente no saldría
muy beneficiada e incluso después de ayudar a la independencia de las trece colonias ni
siquiera se le reconociera su apoyo y aporte a su libertad.

Por ejemplo, Francia perdió en la Guerra de los Siete Años, lo que le valió a Inglaterra que
se expandiera aún más, recobró sus fuerzas, aumento su tamaño, riqueza y poder. Mientras
todo esto ocurría las trece colonias, aumentaban su población, se expandió la economía y el
comercio, y el nivel de vida se elevó. Pero el verdadero conflicto y el inicio de una visión
independentista vendría cuando el costo de mantener los enfrentamientos con Francia por
parte de Inglaterra se trasladaría a las colonias de esta en Norteamérica, a través, de la
imposición de impuestos para mantener la guerra y expandirse aún más, porque sería en
gran parte las colonias en territorio americano las que asumirían ese costo, y esto generaría
el rechazo de los colonos y un descontento generalizado y en el que el apoyo de todas las
colonias se hizo evidente y se propiciaron las inestabilidades.
Para las colonias en Norteamérica era una situación que no se podía tolerar, y fue allí
donde comenzó a desvanecerse el imperio británico en Norteamérica, cuando los colonos
retiraron su cooperación a Inglaterra, y en esto contribuyó en gran medida el enfrentamiento
con Francia.

Muchos fueron los enfrentamientos de parte y parte, unas fueron victorias para una y para
otra, pero quizás la mayor perdida la sufrió Inglaterra al perder a sus preciadas colonias
norteamericanas, que pronto dominarían el comercio y la política internacional y se
posicionarían como la primera potencia mundial y aquí cabe el dicho popular de que "el
alumno supero al maestro" y, EE.UU lo hizo con creces.

Como conclusión podemos decir que la inserción de las potencias y de EE.UU en lo que se
denominó el mundo océano, fue el comienzo de la historia y de lo que serían los EE.UU,
porque fue abrirse camino en medio de un mundo comercial controlado por unos pocos y
que ofrecía grandes ventajas pero también muchos peligros.

Es indudable que los enfrentamientos que sostuvieron Francia e Inglaterra, fueron un motor
que contribuyó a la libertad de las trece colonias y su posterior consolidación y emerger
como una gran nación. Gracias a esos choques y a una guerra entre ambas que duraría
hasta un siglo consiguieron las colonias su eventual independencia, aunque hay que
reconocer que hubo más causas y motivos para la libertad de estas de la corona Británica.

Bibliografía

BENDER, Thomas. Historia de los Estados Unidos: el mundo océano y los comienzos de la
historia estadounidense. Argentina: Siglo XXI Editores. 2011. Pág. 27-72.

BENDER, Thomas. Historia de los Estados Unidos: la "gran guerra" y la revolución


estadounidense. Argentina: Siglo XXI Editores. 2011. Pág. 73-127.

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