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© 2007, Burai Rick Spencer

Textos sobre el Perdón


1 Una introducción a la práctica del perdón.
2 ¿Es obligatorio el perdón?
3 ¿Hay delitos que son imperdonables?
4 Un Proceso y una Práctica.
5 Buscar el Perdón.
6 Perdonar a nosotros mismos.
7 Perdonar a Dios.
8 Más allá del Perdón.

http://puertocompasivo.org/ensenanzas/platicas/introduccion-a-la-practica-del-perdon/

Nota del editor: Aparentemente la plática número 3 se dio en segundo lugar, pero en el
índice se eligió cambiar el orden y poner la tres como dos y la dos como tres, a menos
que haya otra que no se haya incluido.

1. Introducción a la Práctica del


Perdón
Hoy quiero que empecemos a estudiar el perdón. Desde hace mucho he dicho que lo quiero hacer.
Espero que podamos tener una plática un poco diferente a las de otros domingos, y que todos nos
involucremos para encontrar una manera de aprender unos de otros, cada quien preguntando y
contestando de acuerdo con su propia experiencia.
Sé que no es un concepto nuevo, pero guiar esto es algo nuevo para mí, así que espero una
experiencia de aprendizaje. ¿Cómo podremos explorar el dharma de nuestras vidas cotidianas
juntos? ¿Qué podremos decir y hacer sobre la práctica del perdón en un grupo como este? Empezaré
por confesar que para mí, el perdón es una práctica fundamentalmente importante porque tiene que
ver con asuntos que están en el fondo de nuestros corazones. Como grupo podemos ayudarnos para
aprender mejor el significado del perdón, sino no es lo mismo como meternos en el proceso actual
de perdonar y hacer el trabajo que se quede allí. Entonces, no debemos de generar demasiadas
expectativas.
Cuando leo, pienso y escucho a la gente hablar sobre el perdón, noto que hay muchas maneras en
las cuales esta palabra se usa. Creo que necesitamos empezar por decir lo que significa para
nosotros “el perdón”. Voy a hablar un poco y luego todos opinarán sobre el tema.
¿Que quiere decir “perdonar”?
La etimología dice que “per” es un prefijo que significa “intensidad” y “por completo.” Y “donar”
significa “regalar o ceder voluntaria y gratuitamente”. Está relacionada con las palabras donación y
donativo. Entonces la etimología es “dar por completo.” Una pregunta que me interesa es, ¿Quién
da qué cosa y a quién?
Hay muchas historias inspirativas acerca del perdón. Contaré una cada vez que nos reunamos, y
quiero invitarlos a todos, a traer también cuentos o anécdotas sobre el perdón. Empecemos la
semana escuchando algunos. Pueden ser personales o no. Incluso pueden ser ciertos o no, pero
deben de animarnos, inspirarnos o, profundizar nuestro entendimiento del perdón.
Aquí comparto una anécdota personal. Lo hago porque muestra algunos hallazgos que he hecho
sobre el perdón. No digo que es profundo, pero es verdad. Tal vez se trata de una historia muy
común, y por eso será más fácil ver algunos aspectos del perdón.
Hace unos años, yo estaba locamente enamorado de una mujer. Nuestra relación tenía muchos
altibajos y eso posiblemente explica mucho la parte loca. Pero de repente, ella me dejó. Digo “de
repente” porque es lo que sentí entonces, pues con mi ceguera no podía (o no quería) ver lo que ya
se veía venir…
Bueno, ese es el antecedente de la historia. Me sentí traicionado. Desesperadamente quería que nos
reconciliáramos y, al mismo tiempo, sentí mucha ira en su contra. “Yo tenía la razón, ella estaba
equivocada”. Eso es lo que sentía.
Poco a poco la esperanza de reconciliación disminuyó, pero todavía guardé el enojo, los juicios y el
sentido de traición. Un día me di cuenta que guardar todo eso me hacía daño, sin embargo, no pude
perdonarla. Le echaba la culpa por el daño que “me había hecho”. ¿Cómo podría perdonarla?
Pensaba que si la perdonaba sería como aceptar que fue apropiado dejarme, que ella tenía la razón y
no yo. Y eso no me dejaba entender. Sentía que hacer eso sería como traicionarme a mi mismo. Tal
vez estaba más pegado al “yo” abandonado, que a la “ella” que me abandonó.
Y empecé a preguntarme ¿qué quiere decir perdonar? Consideré que perdonarla no iba a hacer
ninguna diferencia en su opinión sobre mí o sobre la ruptura. La idea de que yo pudiera perdonarla
no tenía sentido. Me parecía arrogante pensar que el perdón era algo que me pertenecía y que podía
dárselo. Me puse a pensar más. ¿Qué podría ser el perdón si no era algo que me pertenecía y que
podía dárselo a ella? Me preguntaba el por qué y el cómo me sentía lastimado por ella. ¿Cuál era el
problema con su acción de despedirme? Intenté ver eso como si fuera algo que les sucedió a otras
dos personas que conocía, en vez de algo que me sucedió a mí.
Lo que llegué a ver fue que yo había tenido expectativas fuertes, deseos, sobre como pensaba yo
que nuestra relación debía de ser. Me sentía enojado y traicionado porque ella no iba a cumplir mis
expectativas. Si no había expectativas, lo que ella hiciera no me importaba tanto. Entonces eran mis
propias expectativas las que estaban causando el sufrimiento. Yo era culpable por lo menos igual
que ella.
Y me di cuenta de que el enojo y resentimiento me lastimaban a mí. Súbitamente vi que al perdonar
trataba de soltar mi propio enojo y resentimiento y, aceptaba la responsabilidad por como me sentía.
De hecho, parecía que no tenía mucho que ver con la mujer a la que yo había echado la culpa por mi
dolor. Entonces, me pregunté si yo estaba listo para perdonar. Me pregunté y me contesté, “no lo
estoy.” Conocía lo que era la verdad y a la vez sabía que esa respuesta tenía que cambiar.
Pronto me pregunté: “¿Puedo aceptar que algún día la perdonaré?” No estaba seguro de la respuesta
pero pensé más y me hice otra pregunta: “¿Puedo aceptar que me sentiría diferente sobre esto algún
día?” “¿Estaría eso bien?” Me recordé que no habría de aceptarlo si no lo sentía. ¿Cómo podría
decir que no? No será necesario cambiar mi opinión si no quería. Me dije “sí” y casi enseguida sentí
alivio. Unos días después ese alivio aumentaba y encontré mi ira y resentimiento disminuyéndose.
Sentí que solamente abrir la puerta era todo lo que había necesitado para que el proceso de perdón
ocurriera. Estoy feliz de decir que ahora esa mujer y yo somos amigos, pero aún si no fuéramos,
estaría bien también.
Me sentí lastimado aunque mi novia nunca quiso lastimarme. Y sé que hay personas que han sido
lastimadas y abusadas a propósito en maneras casi indecibles. No quiero decir que mi cuento corto
es igual que la situación de alguien que ha sido violada o que ha perdido un ser querido a través de
la violencia. Cuento mi historia pequeña porque pienso que pueda ayudar a ver algunos aspectos
diferentes del perdón en un ambiente menos cargado.
1 Hay un dolor o un daño.
2 Hay culpa y enojo sobre el daño que sigue después del incidente actual.
3 Hay reconocimiento del dolor original y del resentimiento de ello. “Resentimiento” quiere
decir sentir otra vez.
4 Hay una intención de dejar o soltar el resentimiento y el enojo. Al perdonar lo hacemos.
Esto todavía no nos dice que significa perdonar, pero nos lleva al punto en que podemos ver la
llamada a perdonar. En la semana que viene quiero pensar más en la definición de perdón para
explorar de que sí se trata y de que no se trata.
Hace unos meses escuché un documental sobre Lister Sinclair, un personaje importante en la radio
pública en Canadá. Aparentemente uno de sus dichos favoritos era, “Cualquier cosa que vale la
pena hacer, vale la pena hacer mal.” El documental explicaba que lo que quería decir Sinclair, era
que no debemos de rechazar proyectos importantes sólo porque tenemos miedo de que no van a
salir bien. Si algo tiene importancia, es mejor intentar con sinceridad que dejar de hacerlo por temor
al fracaso. Digo esto porque me ayuda a tener coraje para abordar el tema del perdón en nuestro
grupo de estudio. Pienso que es demasiado importante para evitarlo, y sé que sería imposible
hacerlo por completo. Creo que eso es lo que hace un bodhisattva y por eso, estoy dispuesto a
intentarlo. Como bodhisattvas bajo entrenamiento, apoyémonos los unos a los otros y a ver donde
nos lleva.
Muchas gracias por su práctica.
© 2007, Burai Rick Spencer

2. ¿Es obligatorio el perdón?


Buenos días a todos. El día de hoy es la tercera reunión de nuestro grupo de estudio sobre el perdón.
Como antes he hecho, quiero decir algunas cosas y luego pedirles considerar una pregunta mientras
practican el hablar y el escuchar los unos a los otros. Después de eso, regresaremos al grupo entero
para compartir unas cosas. Yo hablaré un rato después de eso, y luego tendremos el servicio.
La semana pasada, nos preguntamos si habría delitos que son imperdonables. Quiero empezar hoy
por compartir la parte de una historia sobre algo que parecería imperdonable. Roy Jordison era
pastor protestante que practicaba en la isla caribeña de Grenada. Una noche unos ladrones forzaron
la entrada a su casa para robarle, y lo mataron.
17 años después, su hija, una practicante budista, recibió la carta de uno de los asesinos. Hablaba de
su remordimiento por el crimen que había cometido. Decía: “A través del amor de dios y su espíritu
de perdón, rezo porque algún día yo pueda encontrarle cara a cara para pedir que me perdone. Mis
rezos no son tanto para liberarme, sino para la posibilidad del perdón. Porque, aunque el gobierno
me otorgue un perdón, sin su perdón no estaré libre por completo.” Pasaron meses para que ella se
sintiera capaz de contestar. Pero sí contestó. Cuando lo hizo, dijo que tenía la esperanza de que
ambos podrían encontrar paz, pero que no tenía una opinión sobre si él se liberaría o no. Aquí están
algunos pensamientos que pasaron en su mente. Escribió
... sobre mi cojín, surgieron algunos entendimientos. Conocerlos es mas fácil que actuar por su luz,
pero conocerlos ayuda. Agarrar muy fuerte mi corazón en resentimiento me duele; liberar al
corazón es una acción compasiva hacia mi misma. No puedo remediar la injusticia por medio de
rabiar en su contra. A veces todos nosotros actuamos a causa de la codicia, el odio y la ignorancia.
Estamos maltratados y maltratamos a otros. Perdonamos y perdonar a otros es un compromiso con
la continuación de la vida. Perdonar solo es opcional si no nos necesitamos unos a otros.
¿Necesitamos los unos de los otros? Perdonar es una manera de romper la cadena de venganza y
sufrimiento. El acto más poderoso es poner la intención en perdonar. Todo lo demás sigue de eso. 
Esto viene en un articulo que ella escribió para La Rueda Girando, la revista de la Hermandad
Budista Para la Paz. El título del artículo es: “Haciendo Paz Conmigo Misma.” Pienso que es
significativo que sea “Haciendo Paz Conmigo Misma” y no “Haciendo Paz con el Asesino de mi
Padre.”
También leí un libro llamado El Perdón es una Elección escrito por un psicólogo que se dedica al
estudio del perdón. En su libro dice definitivamente que no hay una obligación de perdonar:
“La gente tiene la obligación de ser justa y de abstenerse de hacer daño a otros. No tenemos la
obligación de ser misericordiosos. Perdonar es una elección. Es un regalo dado a alguien que no lo
merece.” 
Entonces, la pregunta del día de hoy es, “¿Es opcional u obligatorio el perdón?” Y para cualquiera
de eso que escojas, “¿Cuándo conoces que ha llegado el tiempo adecuado para perdonar?”
Cuando preguntamos si perdonar es obligatorio o no, es fácil pensar que el perdón es una cosa que
pueda ser dada, como si quisiéramos darla o no. Perdonar llega a ser algo semejante a pagar la
renta. Solemos hacerlo por obligación. La damos y luego seguimos adelante, sin volver la vista
atrás.
Pero yo pienso que es más útil pensar en el perdón como una práctica continua o más aún, como un
tipo de relación. La posibilidad siempre está esperándonos. Cuando decimos que no queremos o no
podemos perdonar algo, ya damos por entendido que hay algo allí pidiendo perdón. Y eso es una
etapa temprana de la práctica, de la relación. Podemos ir más y más adelante, dejar que la relación
crezca y florezca o, podemos dejar que nuestro apego y aversión nos congele en un solo lugar.
Cualquiera de las dos situaciones es temporal, pero podemos apegarnos a lo temporal por el resto de
nuestras vidas. Si seguimos adelante, descubriremos que hay muchas capas en la práctica de
perdonar. Podemos pensar que ya hemos perdonado algo y de repente, otro aspecto del asunto surge
y llama nuestra atención.
En el otoño pasado escuché a Michael Symmons Roberts, un poeta de Inglaterra, hablando de un
poema que escribió en conmemoración del primer aniversario al ataque contra el World Trade
Center en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. Es un poema bello, triste y conmovedor
llamado “Last Words” (Últimas Palabras). Roberts tenía otorgado acceso a los mensajes de los
buzones de voces que dejaron las personas en los vuelos fatales o atrapadas en las torres gemelas.
Su poema se inspiró por esos mensajes.
En la entrevista él dijo que la cosa que más llamó su atención era que los mensajes no exigieron
venganza o expresaron ira u odio contra los atacantes. Al contrario, contuvieron palabras cariñosas
para maridos, esposas, hijos, padres y otros. Frente a la probabilidad de morirse pronto, la gente
sabía que ésta era la cosa más importante.
Las enseñanzas budistas nos recuerdan que la muerte es cierta, pero para la mayoría de nosotros la
hora de la muerte es incierta. ¿Cuáles son las preparaciones que tenemos que hacer? ¿Debemos
ajustar cuentas con aquellos que pensamos que nos han dañado? ¿O tenemos que hacer las paces?
Hace unos años, un periodista le preguntó al Dalai Lama que iba a hacer más adelante. Su santidad
contestó que iba a prepararse para su muerte. El periodista le preguntó sobre su salud, y el Dalai
Lama contestó que no se encontraba enfermo, sino que su cuerpo era impermanente.
Esta entrevista se inspiró al maestro budista Stephen Levine. Empezó a hacer una práctica que
llamó “Un año para vivir.” Decidió vivir como si fuera a morirse al fin de un año, en una fecha
determinada. ¿Qué se podría hacer? ¿Qué hubieras hecho tú?
Una práctica importante de su año era reflejarse en sus acciones y relaciones del pasado y, practicar
gratitud y perdón con ellas.
Pienso que es una práctica muy inspirativa. Pero hay que recordar que no tenemos garantizado que
nos queda todo un año para hacerla.
Quiero concluir con una frase de una de mis canciones favoritas del Grupo Mono Blanco del puerto
de Veracruz. Se llama “El Mundo se Va a Acabar” y se repite el estribillo:
El mundo se va a acabar.

El mundo se va a acabar.

Si un día me haz de querer

¡te debes apresurar!
Gracias por su práctica.
© 2007, Burai Rick Spencer

un enlace al poema “Last Words” (Ultimas Palabras) en inglés

Last Words
by Michael Symmons Roberts
(i)
You have a new message:
Kiss the kids goodbye from me
Keep well, keep strong, you know
I’m sure, but here’s to say I love you.
I lay these voice-prints
like a set of tracks, to stop
you getting lost among the tall trees
beneath the break-less canopy,
on the long slow walk you take
from here without me.
(ii)
You have a new message:
I do not want to leave you this
magnetic print, this digit trace,
my coded and decoded voice.
I do not want to leave you.
If I had a choice, my last words
would be carried to your window
on three slips of sugar paper in
the beaks of birds of paradise.
The words would say,
I’m sure you know,
I love you.
(iii)
You have a new message:
I throw my voice across the city,
but it meets such a cacophony
we overload the network.
Countless last words divert
on to backup spools and hard drives.
Systems analyst turns archaeologist:
his fingertips, as delicate as brushes,
sift through sediment of conferences,
helpline hints, arguments and cold calls,
searching for the ones that say
You know, I’m sure, I love you.
(iv)
You have a new message:
This is the voice you hear in dreams,
this is the tape you cannot
bear to play. This is the voice-mail
you keep in a sealed silk bag
in a tin box in the attic.
But the message is out – in
the sick-beds and the darkened rooms;
in the billowing curtains
and the hush so heavy
you can hear the pulse in your wrists.
The message is out, in the ether,
in the network of digits and wires.
I know, you’re sure, I love you.
(v)
You have a new message:
Don?t remember this, don?t save
this message. Keep instead
the pictures of last Sunday
in the park when summer
leaves were turning, Rollerbladers
hand-in-hand, our boys
throwing fists of cut grass at each other.
Think of the extravagance of green,
and think especially of the sky,
its blinding cloudlessness.
You know, I’m sure, but here’s
to say I love you.
(vi)
You have a new message:
This is the still, small voice
you longed to hear among the ruins.
This is the voice you fished
with microphones on long lines,
lowered into cracks between
the rocks of this new mountain.
And your ears ache with the effort,
the sheer will to listen, to conjure
my words, your name on my lips,
out of nowhere. Here’s to say.
(vii)
You have a new message:
When a city is wounded,
before it moans, before it kneels,
it draws a breath, and keeps it,
as though all phones are on hold,
all radios de-tuned, cathedrals locked
and all parks vacant.
It becomes a windless forest.
But remember, silence is not absence.
Learn to weigh them,
one against the other.
Each room of our house contains
a different emptiness. Listen.
Then break it. Say
you know, I’m sure, I love you.
(viii)
You have a new message:
Do not forget the beauty of aeroplanes,
those long, slow pulses from the sun
which passed above our garden as
we lay out in the heat. Do not forget
their gentle night-time growl,
and how we used to picture people in them
– sleeping, talking, just as we were,
how we used to guess the destinations.
Do not forget the grace of aeroplanes,
the majesty of skyscrapers.
You know, I’m sure.
(ix)
You have a new message:
Still, a year on, you rifle through
black boxes, mail-boxes, voice-boxes,
in search of my final words.
You hunt them in the white noise
between stations on the radio, the blank
face of a TV with the aerial pulled out.
You walk in crowds, wondering
if my words were passed to him,
or her, as messenger. If I’d had time
to leave you words, you know, I’m sure,
they would have been I love you.
(x)
You have a new message:
Now, my voice stored on your mobile,
I can tell you fifty times a day
how much I love you. “Tell the kids,”
I say. I don’t know if you still do.
Sometimes, when you’re out of town,
on trains, or in the shadow of tall buildings
You lose the signal. The network breaks.
You hear vowels splinter in my throat,
as if struck by a sudden despair.
(xi)
You have a new message:
Where did my last words go?
Out and out on radio waves
into the all-engulfing emptiness,
fading to a whisper as they cross
from sky, to space, to nothing.
Or in, and in, as litany repeated
in your heart until all tape is obsolete.
Each cadence, every tongue-tick,
every breath is perfect, as you say
my words: You know, I’m sure.
(xii)
You have a new message:
There is nothing new in this.
My voice has printed like a bruise,
like a kiss, like a kiss so strong
it leaves a bruise. I love you.
You know it, I’m sure.
Beyond the smoking ruins,
smoking planes, and empty rooms,
above and beyond is a network.
A matrix of souls,
as fragile as lace,
but endless and unbreakable.
To save the message, press.

Aquí tiene una mala traducción del poema realizada con un traductor automático. Un perdón
por la misma. Si alguien tiene una mejor traducción bienvenida:

Ultimas Palabras
por Michael Symmons Roberts

(1)
Usted tiene un nuevo mensaje:
El coleccionista de hijos de despedida de mí
Sigue así, mantiene fuerte, sabes
Estoy seguro, pero aquí es para decir Te quiero.
Me acosté estas impresiones de voz
como un conjunto de pistas, para detener
que perderse entre los árboles altos
bajo el dosel-break menos,
en el largo y lento paseo toma
de aquí sin mí.
(2)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Yo no quiero dejarte este
impresión magnética, esta traza dígitos,
mi codificada y decodificada de voz.
No quiero dejarte.
Si tuviera que elegir, mis últimas palabras
se llevaría a tu ventana
en tres pedazos de papel de azúcar en
los picos de las aves del paraíso.
Las palabras dirían,
Estoy seguro que usted sabe,
Te amo.
(3)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Lanzo mi voz al otro lado de la ciudad,
pero se encuentra con una cacofonía tales
sobrecargamos la red.
Innumerables últimas palabras desvían
a carretes de copia de seguridad y discos duros.
Analista de sistemas resulta arqueólogo:
yemas de los dedos, como delicadas como cepillos,
tamizar a través de los sedimentos de las conferencias,
consejos de línea de ayuda, los argumentos y las llamadas en frío,
la búsqueda de los que dicen
Ya sabes, estoy seguro, te amo.
(4)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Esta es la voz que se oye en sueños,
esta es la cinta que no puede
tener para jugar. Este es el buzón de voz
usted guarda en una bolsa de seda sellado
en una caja de lata en el ático.
Pero el mensaje está fuera - en
los enfermos-camas y los cuartos oscuros;
en las cortinas ondulantes
y el silencio tan pesado
se puede escuchar el pulso en las muñecas.
El mensaje está fuera, en el éter,
en la red de dígitos y alambres.
Lo sé, usted puede estar seguro, te amo.
(5)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Don? T recuerda esto, don? T ahorrar
este mensaje. Mantener en lugar
las fotos del pasado domingo
en el parque cuando el verano
hojas giraban, patinadores
mano a mano, nuestros chicos
lanzando puños de hierba cortada el uno al otro.
Piense en la extravagancia de verde,
y pensar especialmente en el cielo,
su cloudlessness cegadora.
Usted sabe, yo estoy seguro, pero aquí está
para decir Te quiero.
(6)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Esta es la voz suave y apacible
añorabas oír entre las ruinas.
Esta es la voz que pescó
con micrófonos en largas filas,
rebajado en las grietas entre
las rocas de esta nueva montaña.
Y sus oídos duelen por el esfuerzo,
la pura voluntad de escuchar, de conjurar
mis palabras, su nombre en mis labios,
de la nada. Aquí hay que decir.
(7)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Cuando una ciudad es herido,
antes de que se queja, antes de que se arrodilla,
dibuja un aliento, y lo mantiene,
como si todos los teléfonos están en suspenso,
todas las radios sintonizadas de-catedrales bloqueados
y todos los parques vacante.
Se convierte en un bosque sin viento.
Pero recuerde, el silencio no es ausencia.
Aprende a pesarlos,
uno contra el otro.
Todas las habitaciones de nuestra casa contiene
un vacío diferente. Escuchar.
Entonces romperlo. Decir
usted sabe, estoy seguro, te amo.
(8)
Usted tiene un nuevo mensaje:
No te olvides de la belleza de los aviones,
esos largos y lentos pulsos del sol
que pasó por encima de nuestro jardín,
nos tumbamos en el calor. No se olvide
su suave gruñido de noche,
y cómo solíamos imaginar gente en ellos
- Dormir, hablar, al igual que estábamos,
cómo solíamos adivinar los destinos.
No te olvides de la gracia de los aviones,
la majestad de los rascacielos.
Sabes, estoy seguro.
(9)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Sin embargo, un año después, que a través de rifle
cajas negras, buzones, portavoces,
en busca de mis últimas palabras.
Usted los cazas en el ruido blanco
entre las estaciones de la radio, el espacio en blanco
Frente a un televisor con la antena sacó.
Entras en multitudes, preguntándose
si se habían pasado mis palabras para él,
o ella, como mensajero. Si hubiera tenido tiempo
dejarte palabras, ya sabes, estoy seguro,
habrían estado Te amo.
(10)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Ahora, mi voz almacenada en tu móvil,
Les puedo decir cincuenta veces al día
cuánto Te amo. "Diga a los niños"
Que digo. No sé si todavía lo hace.
A veces, cuando estás fuera de la ciudad,
en los trenes o en la sombra de los edificios altos
Se pierde la señal. Las interrupciones de red.
Se oye astilla vocales en la garganta,
como fulminado por una desesperación repentina.
(11)
Usted tiene un nuevo mensaje:
¿A dónde fueron mis últimas palabras?
Hacia fuera y hacia fuera en las ondas de radio
en el vacío omniabarcante,
desvanecimiento en un susurro mientras cruzan
desde el cielo, al espacio, a la nada.
O en, y en, como repite la letanía
en su corazón hasta que toda la cinta es obsoleto.
Cada cadencia, toda lengua-tick,
cada respiración es perfecto, como usted dice
mis palabras: Sabes, estoy seguro.
(12)
Usted tiene un nuevo mensaje:
No hay nada nuevo en esto.
Mi voz se ha impreso como un hematoma,
como un beso, como un beso tan fuerte
deja un moretón. Te amo.
Usted lo sabe, estoy seguro.
Más allá de las ruinas humeantes,
aviones fumadores, y habitaciones vacías,
encima y más allá es una red.
Una matriz de las almas,
tan frágil como encajes,
pero interminable e irrompible.
Last Words
por Michael Symmons Roberts
(Yo)
Usted tiene un nuevo mensaje:
El coleccionista de hijos de despedida de mí
Sigue así, mantiene fuerte, sabes
Estoy seguro, pero aquí es para decir Te quiero.
Me acosté estas impresiones de voz
como un conjunto de pistas, para detener
que perderse entre los árboles altos
bajo el dosel-break menos,
en el largo y lento paseo toma
de aquí sin mí.
(13)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Yo no quiero dejarte este
impresión magnética, esta traza dígitos,
mi codificada y decodificada de voz.
No quiero dejarte.
Si tuviera que elegir, mis últimas palabras
se llevaría a tu ventana
en tres pedazos de papel de azúcar en
los picos de las aves del paraíso.
Las palabras dirían,
Estoy seguro que usted sabe,
Te amo.
(14)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Lanzo mi voz al otro lado de la ciudad,
pero se encuentra con una cacofonía tales
sobrecargamos la red.
Innumerables últimas palabras desvían
a carretes de copia de seguridad y discos duros.
Analista de sistemas resulta arqueólogo:
yemas de los dedos, como delicadas como cepillos,
tamizar a través de los sedimentos de las conferencias,
consejos de línea de ayuda, los argumentos y las llamadas en frío,
la búsqueda de los que dicen
Ya sabes, estoy seguro, te amo.
(15)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Esta es la voz que se oye en sueños,
esta es la cinta que no puede
tener para jugar. Este es el buzón de voz
usted guarda en una bolsa de seda sellado
en una caja de lata en el ático.
Pero el mensaje está fuera - en
los enfermos-camas y los cuartos oscuros;
en las cortinas ondulantes
y el silencio tan pesado
se puede escuchar el pulso en las muñecas.
El mensaje está fuera, en el éter,
en la red de dígitos y alambres.
Lo sé, usted puede estar seguro, te amo.
(16)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Don? T recuerda esto, don? T ahorrar
este mensaje. Mantener en lugar
las fotos del pasado domingo
en el parque cuando el verano
hojas giraban, patinadores
mano a mano, nuestros chicos
lanzando puños de hierba cortada el uno al otro.
Piense en la extravagancia de verde,
y pensar especialmente en el cielo,
su cloudlessness cegadora.
Usted sabe, yo estoy seguro, pero aquí está
para decir Te quiero.
(17)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Esta es la voz suave y apacible
añorabas oír entre las ruinas.
Esta es la voz que pescó
con micrófonos en largas filas,
rebajado en las grietas entre
las rocas de esta nueva montaña.
Y sus oídos duelen por el esfuerzo,
la pura voluntad de escuchar, de conjurar
mis palabras, su nombre en mis labios,
de la nada. Aquí hay que decir.
(18)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Cuando una ciudad es herido,
antes de que se queja, antes de que se arrodilla,
dibuja un aliento, y lo mantiene,
como si todos los teléfonos están en suspenso,
todas las radios sintonizadas de-catedrales bloqueados
y todos los parques vacante.
Se convierte en un bosque sin viento.
Pero recuerde, el silencio no es ausencia.
Aprende a pesarlos,
uno contra el otro.
Todas las habitaciones de nuestra casa contiene
un vacío diferente. Escuchar.
Entonces romperlo. Decir
usted sabe, estoy seguro, te amo.
(19)
Usted tiene un nuevo mensaje:
No te olvides de la belleza de los aviones,
esos largos y lentos pulsos del sol
que pasó por encima de nuestro jardín,
nos tumbamos en el calor. No se olvide
su suave gruñido de noche,
y cómo solíamos imaginar gente en ellos
- Dormir, hablar, al igual que estábamos,
cómo solíamos adivinar los destinos.
No te olvides de la gracia de los aviones,
la majestad de los rascacielos.
Sabes, estoy seguro.
20)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Sin embargo, un año después, que a través de rifle
cajas negras, buzones, portavoces,
en busca de mis últimas palabras.
Usted los cazas en el ruido blanco
entre las estaciones de la radio, el espacio en blanco
Frente a un televisor con la antena sacó.
Entras en multitudes, preguntándose
si se habían pasado mis palabras para él,
o ella, como mensajero. Si hubiera tenido tiempo
dejarte palabras, ya sabes, estoy seguro,
habrían estado Te amo.
(21)
Usted tiene un nuevo mensaje:
Ahora, mi voz almacenada en tu móvil,
Les puedo decir cincuenta veces al día
cuánto Te amo. "Diga a los niños"
Que digo. No sé si todavía lo hace.
A veces, cuando estás fuera de la ciudad,
en los trenes o en la sombra de los edificios altos
Se pierde la señal. Las interrupciones de red.
Se oye astilla vocales en la garganta,
como fulminado por una desesperación repentina.
(22)
Usted tiene un nuevo mensaje:
¿A dónde fueron mis últimas palabras?
Hacia fuera y hacia fuera en las ondas de radio
en el vacío omniabarcante,
desvanecimiento en un susurro mientras cruzan
desde el cielo, al espacio, a la nada.
O en, y en, como repite la letanía
en su corazón hasta que toda la cinta es obsoleto.
Cada cadencia, toda lengua-tick,
cada respiración es perfecto, como usted dice
mis palabras: Sabes, estoy seguro.
(23)
Usted tiene un nuevo mensaje:
No hay nada nuevo en esto.
Mi voz se ha impreso como un hematoma,
como un beso, como un beso tan fuerte
deja un moretón. Te amo.
Usted lo sabe, estoy seguro.
Más allá de las ruinas humeantes,
aviones fumadores, y habitaciones vacías,
encima y más allá es una red.
Una matriz de las almas,
tan frágil como encajes,
pero interminable e irrompible.
Para guardar el mensaje, pulse.

3. ¿Hay delitos que son


imperdonables?
Buenos días a todos. Hoy vamos a seguir con nuestro estudio sobre el perdón. La semana pasada
empezamos a definir lo que significa el perdón. Creo que no acabaremos de definirlo, pero también
creo que la palabra dice algo diferente a personas diferentes y que será importante tener una idea de
lo que aquí se trata cuando hablemos del perdón.
Yo diría que perdonar es algo que puede hacer una persona que ha estado lastimada u ofendida.
Ante todo, al perdonar se trata de dejar el enojo, el resentimiento e inculpación que siente una
persona.
No tiene nada que ver con convertir un mal en un bien. Perdonar no cambia lo que sucedió, y no nos
pide creer que el ofensor no volverá a ofender de nuevo. Puedes perdonar a tu pareja alcohólica sin
tener que confiar en ella cuando tenga una botella en la mano. Pero tu falta de confianza no necesita
estar llena del enojo y el resentimiento. El enojo y el resentimiento lastiman solamente a la persona
que los siente, y esa persona ya ha sufrido bastante.
Cuando alguien pide perdón, confiesa que ha perjudicado a alguien. ¿Es eso suficiente para
perdonarlo?
Simon Wiesenthal fue un sobreviviente del holocausto. Mientras era un recluso en un campo de
concentración, fue enviado al lecho de muerte de uno de los guardias del campo. El guardia confesó
a Wiesenthal como había participado en el asesinato de 300 hombres, mujeres y niños. Expresó su
remordimiento y pidió perdón a Wiesenthal quien se quedó con él y escuchó su confesión. Luego
salió sin perdonarle. Este incidente perturbaba a Wiesenthal. Preguntó a otros presos, “¿Qué
hubieras hecho tú?” Años después escribió un libro llamado “El girasol: Sobre las posibilidades y
los limites del Perdón.” Contiene las respuestas de muchas personas prominentes en torno a esa
misma pregunta: “¿Qué hubieras hecho tú?”
Hoy quiero preguntarles, “¿Cuáles son las cosas que podrían ser perdonadas?” ¿Hay delitos que son
imperdonables?
Aquí es una historia del Buda que se encuentra en el Canon Pali. Se llama, “Sobre Angulimala.”
Angulimala era un bandolero y asesino; casi todo el mundo le tenía miedo. En el idioma Pali,
“mala” quiere decir collar, como el rosario budista. “Anguli” es la palabra para “dedo.” Este
bandolero se llamaba Angulimala porque se ponía un collar hecho de los huesos de los dedos de sus
víctimas.
En esta traducción se le llama al Buda como “el Bienaventurado.” Aquí la tenemos:
Un día, por la mañana temprano, el Bienaventurado se vistió y, tomando su cuenco y su manto, fue
a Savatthi en busca de comida donada. Habiendo caminado por Savatthi recolectando comida, tras
volver de la colecta de ofrendas, después de comer, habiendo ordenado su aposento, tomó el cuenco
y el manto, y se dirigió hacia la carretera por la que merodeaba el bandolero Angulimala. Los
ganaderos, pastores y campesinos que pasaban a toda prisa, al ver que el Bienaventurado se
dirigió hacia la carretera por que merodeaba el bandolero Angulimala, le decían: 
“No vayas por este camino, asceta, por él merodea el bandolero llamado Angulimala, un asesino
sanguinario dado a la agresión y a la violencia, despiadado con todo ser viviente. Con sus fechorías
ha devastado pueblos, ciudades y comarcas. Habiendo matado a muchas personas, lleva un collar
hecho con los dedos de sus victimas. Asceta, por este camino van grupos de diez, veinte, treinta y
cuarenta personas, y, aun así, caen en manos del bandolero Angulimala”.
Por más que le decían, el Bienaventurado permanecía en silencio y seguía camino.
Por segunda vez,… [No vayas por este camino, asceta]…Por tercera vez …[por él merodea el
bandolero llamado Angulimala]… Pero por más que le decían, el Bienaventurado permanecía en
silencio y seguía su camino.
El bandolero Angulimala vio venir de lejos el Bienaventurado y, habiéndolo visto pensó: “En
verdad que es increíble, en verdad que es extraordinario! Se sabe que por este camino, aunque
vengan en grupos de diez, veinte, treinta o cuarenta personas, igualmente caen en mis manos; pero
aquí llega un solo asceta, sin compañía, como traído por el destino. ¿Y si le quitara la vida a este
asceta?”
Entonces, el bandolero Angulimala, habiendo tomado la espada y el escudo, el arco y las flechas, se
puso a seguir de cerca al Bienaventurado. Entonces el Bienaventurado recurrió a una de sus
facultades paranormales y he aquí que el bandolero Angulimala, por más veloz que caminase, no
conseguía alcanzar al Bienaventurado, quien continuaba caminando normalmente. Entonces el
bandolero Angulimala pensó: “En verdad que es increíble, en verdad que es extraordinario,. Antes
podía alcanzar y atrapar a un elefante… a un caballo… a un carruaje… a un ciervo, pero ahora, por
más veloz que camine, no consigo alcanzar a este asceta, quien continúa caminando normalmente”.
Entonces se detuvo y dijo al Bienaventurado:
“Párate, asceta, párate, asceta.”
“Parado estoy, Angulimala, párate tu también.”
Entonces Angulimala pensó: “Estos ascetas, hijos de los Sakyas, dicen la verdad, se ajustan a la
verdad. Pero este asceta, aunque sigue caminando, me dice: ‘Parado estoy, Angulimala, párate tu
también’. ¿Y si le preguntara a este asceta?”
Entonces el bandolero Angulimala habló al Bienaventurado en verso:
Mientras tú caminas, asceta, me dices que ya has parado, y estando yo parado, me dices que no lo
estoy.
“Te pregunto por el significado, asceta ¿por que tú estás parado y yo no?”
“Parado estoy, Angulimala, por haber abandonado la violencia hacia todos y cada uno de los seres
vivientes.
Pero tú no respetas a los seres que respiran, por eso yo estoy parado y tú no.”
“¡Al fin! Un gran sabio y honorable asceta viene al gran bosque por mí. Habiendo escuchado su
verso sobre la Enseñanza, en verdad que renunciaré al mal.”
Tras haber dicho esto, el bandolero tomó su espada y sus armas, y las arrojó al fondo de un
barranco.
Luego, el bandolero se postró a los pies de Bien Encaminado y le pidió dar el paso.
Entonces, el Buda, el gran sabio compasivo, el maestro del mundo con sus dioses, le dijo así “Ven
monje”. De ese modo llegó a ser monje.
Más tarde mientras el rey Pasenadi estaba persiguiendo al bandolero Angulimala con un ejercito de
500 jinetes, vino a ver el Buda y le dijo,
…venerable señor, … hay un bandolero en mi reino, se llama Angulimala… [un asesino
sanguinario dado a la agresión y a la violencia]… Venerable señor, no conseguiré librarme de él.” 
“Y si vieras, gran rey, que Angulimala, habiéndose cortado pelo y barba, habiéndose puesto el
habito anaranjado, ha dado el paso de la vida del hogar a la vida sin hogar, y se abstiene de matar a
seres vivientes, se abstiene de tomar lo que no le es dado, se abstiene de mentir, come una sola vez
al día, es casto, virtuoso y benigno, ¿qué le harías?”
“Le ofreceríamos nuestros respetos, venerable señor, nos levantaríamos, le cederíamos el asiento y
le pediríamos que aceptara hábitos, comida donada, alojamiento, medicamentos, le daríamos
resguardo, protección y defensa. Pero, venerable señor, ¿cómo puede alguien inmoral y malvado
llegar a ser tan virtuoso y tener tanto dominio de sí mismo?”
En aquel momento, el venerable Angulimala estaba sentado no muy lejos del Bienaventurado.
Entonces, el Bienaventurado, habiendo extendido el brazo derecho, dijo al rey Pasenadi de Kosala:
“Este, gran rey, es Angulimala.”
Entonces el rey Pasenadi de Kosala se atemorizó, quedando paralizado de miedo y con los pelos de
punta. Entonces el Bienaventurado, viendo el temor, el pánico y los cabellos erizados del rey
Pasenadi de Kosala, le dijo: “No temas, gran rey, no temas, gran rey; no hay nada que temer de él.”
Entonces, el rey Pasenadi de Kosala dejó de estar atemorizado, paralizado de miedo y con los pelos
de punta. Se dirigió adonde estaba el venerable Angulimala, se acercó y le dijo: “Venerable señor,
¿de verdad es su excelencia Angulimala?”
“Así es, gran rey.”
“¿A qué clan pertenece el padre de su excelencia? ¿A qué clan pertenece su madre?”
“Mi padre es Gagga, gran rey. Mi madre, Mantani.”
“Larga vida a su excelencia, hijo de Gagga y Mantani. Yo procuraré a su excelencia, hijo de Gagga
y Mantani, hábitos, comida donada, alojamiento y medicinas.”
Luego, el rey Pasenadi de Kosala volvió adonde estaba el Bienaventurado, …[y] dijo al
Bienaventurado así:
“Es increíble, venerable señor; es extraordinario, venerable señor, el modo en que el
Bienaventurado adiestra a los que están por adiestrar, pacifica a los que no tienen paz y lleva al
Nibbana definitivo a los que aún no lo han logrado.
Venerable señor, nosotros no lo habríamos domado ni con palo ni espada, pero el Bienaventurado,
sin palo ni espada, lo ha domado.
El sutra sigue:
Entonces, por la mañana temprano, el venerable Angulimala se vistió y, tomando su cuenco y su
manto, entró en Savatthi en busca de comida donada. Mientras recorría Savatthi en busca de
comida, vio a una mujer dando a luz a un niño mal colocado y deforme. Al verla, pensó: “¡Cuánto
sufren los seres! ¡En verdad!” 
Entonces, habiendo regresado de la colecta de comida en Savatthi, después de comer, el venerable
Angulimala fue adonde estaba el Bienaventurado, se le acercó, le ofreció sus respetos y se sentó a
un lado. Una vez sentado, el venerable Angulimala dijo al Bienaventurado: “He aquí, venerable
señor, que por la mañana temprano… [se repite la narración anterior]… Al verla, pensé: ‘¡Cuánto
sufren los seres! ¡En verdad, cuánto sufren!'”
“Anda, Angulimala, ve a Savatthi, acércate a esa mujer y dile: ‘Yo, hermana, desde que nací, no
recuerdo haber quitado la vida intencionadamente a ningún ser viviente. En virtud de esta verdad,
que te mejores tú y se mejore tu higo.'”
“Venerable señor, ¿no será eso mentir deliberadamente? Porque, venerable señor, yo he quitado la
vida a muchos seres vivientes intencionadamente.”
“En ese caso, anda, Angulimala, ve a Savatthi, acércate a esa mujer y dile: ‘Yo. Hermana, desde que
nací de Noble nacimiento, no recuerdo haber quitado la vida intencionadamente a ningún ser
viviente. En virtud de esta verdad, que te mejores tú y se mejore tu hijo.'”
“Sí venerable señor.”
Y tras responder al Bienaventurado, el venerable Angulimala fue a Savatthi, se acercó a aquella
mujer y le dijo: “Yo, hermana, desde que nací de Noble nacimiento, no recuerdo haber quitado la
vida intencionadamente a ningún ser viviente. En virtud de esta verdad, que te mejores tú y se
mejore tu hijo.”
Acto seguido, la mujer y el hijo se pusieron bien.
[otra] mañana, el venerable Angulimala se vistió y, tomando su cuenco y su manto, entró en
Savatthi en busca de comida donada.
En aquella ocasión, alguien arrojó una piedra que dio en el cuerpo del venerable Angulimala, otro le
arrojó un palo que también le dio en el cuerpo, y otro le arrojó unos guijarros que igualmente dieron
en el blanco. Entonces, el venerable Angulimala, con la cabeza abierta y chorreando sangre, el
cuenco destrozado y el manto hecho trizas, fue adonde estaba el Bienaventurado. El Bienaventurado
vio venir de lejos al venerable Angulimala y le dijo: “Acéptalo brahmín, acéptalo brahmín. Estás
experimentando en este mismo mundo el resultado de tus acciones, brahmín. De otro modo, el
resultado de tus acciones te habría ido viniendo en los infiernos durante muchos años, durante
muchos cientos de años, durante muchos miles de años.”
Quiero destacar algunos puntos de la historia.
• El Buda, convencido de la sinceridad de Angulimala, le aceptó a pesar de su pasado.
Nosotros que no tenemos la sabiduría de un Buda, tomaríamos más tiempo para aceptar su
sinceridad. No debemos fingir que aceptamos algo. Hemos de ser honestos con nosotros
mismos y con los demás. Y no hay nada malo en esto. Aún el rey solo le aceptó después de
la recomendación del Buda.
• El rey le dio un perdón legal, eso quiere decir que él no castigó a Angulimala, pero ni el
Buda ni el rey pudieron quitarle la responsabilidad ni las consecuencias de su pasado.
• Después de su conversión, Angulimala vio sufrimiento y sintió compasión, quizás por
primera vez en su vida. Pienso que como asesino, no era capaz de sentir compasión, o no se
permitía sentirla.
• El Buda le ayudó a comprender que había renacido.
• Pero aún así, no pudo escapar los resultados de sus delitos anteriores. Él tenía que aceptar
eso, pero como un arhat, rechazó seguir en el ciclo del enojo y de la venganza. El Buda le
ayudó a ver y aceptar esto, no le quitó su culpabilidad ni su responsabilidad.
Mencioné algunas partes del sutra, pero si te interesa el sutra completo se encuentra por internet
aquí: Angulimala Sutta MN86.
Gracias por tu práctica.
© 2007, Burai Rick Spencer
4. Un proceso y una práctica
Buenos días a amigos y amigas. Me gustó mucho el retiro en Tenancingo y disfruté visitando
amigos y unos lugares nuevos, pero es bueno estar aquí de nuevo. Platiqué con algunos sobre
nuestro grupo de estudio del perdón. Unas personas compartieron sus experiencias con el perdón lo
cual me ayudó en mi propio estudio.
En nuestras reuniones anteriores hemos platicado sobre el perdón: que significa, que no significa, y
las preguntas: ¿Hay acciones que son imperdonables? y ¿Es obligatorio el perdón? No se trata de
encontrar las respuestas correctas sino trata de entender las dinámicas de perdonar. Perdonar tiene
significaciones diferentes para personas diferentes. Pienso que es importante reconocer eso y
intentar explicar lo que “el perdón” quiere decir a nosotros en este grupo.
Como dijimos en una de las sesiones primeras:
1 Hay una acción que lleva un impacto doloroso.
2 Hay resentimiento, culpabilidad y enojo sobre el daño que siga después del incidente inicial.
3 Hay reconocimiento del dolor original y del resentimiento de ello. “Resentimiento” quiere
decir sentir otra vez.
Sin estas condiciones no existe ninguna necesidad de perdonar.
Eso parecería claro, pero no siempre es claro. Es muy común sofocar el resentimiento, intentar
ignorar que nos sintamos lastimados. Para mucha gente esto es un hábito que aprendía desde niña.
Puede ser una técnica de supervivencia en corto plazo, pero trae mucho sufrimiento cuando
intentamos mantener esta técnica de corto plazo a largo plazo.
Y por eso sucedería que haya sufrimiento que llame a ser perdonado, pero que el perdón todavía no
puede alcanzar. En tal caso, tenemos que darnos mas tiempo para reconocer el dolor original y su
resentimiento. A veces tenemos que regresar a este paso. No se puede soltar ni ser apresurado.
Podríamos reconocer y aceptar todo el dolor, ira y resentimiento que nos sintamos, y pronto después
descubrir mas de esos, o otros aspectos de esos. Entonces tenemos que incluir esta nueva conciencia
en nuestro proceso de perdonar. Y puede ser muy difícil hacer eso.
Instintivamente evitamos dolor, en una emergencia esto nos ayuda sobrevivir, pero si vamos a
perdonar, una vez que la emergencia ya ha pasado, necesitamos reconocer que hemos sido
lastimado, y que echemos la culpa a alguien por lastimarnos. También tenemos que reconocer que le
echemos la culpa. “No debían de…” “estuvieron equivocados… ” “estuvieron malvados, perversos,
estúpidos, etc…” y nos ponemos enojados y ofendidos. Es absolutamente necesario que
reconocemos que nos sentimos así.
A veces resulta difícil y lo intentamos cubrirse. Esto es especialmente cierto si te lastimaba un
padre. Podrías tener un resentimiento que no sientes capaz de reconocer. Parecería demasiado para
soportar, o tal vez sientes vergüenza por tener tales sentimientos para alguien tan cerca, alguien que
te dio la vida. Es mas difícil perdonar a las personas mas cerca. Resulta difícil reconocer y sostener
que estén cerca Y que tenemos ira y resentimiento por el sufrimiento que nos causaron. La herida
siente mucho peor, como una traición mas grande, cuando nos lastima una persona que le queríamos
y en que le teníamos confianza.
Pero hemos que reconocer algo antes de que podemos dejarlo ir. Nunca es incorrecto sentirnos lo
que nos sintamos. Tenemos que verlo sin culpar ni juzgar. Solamente nos tenemos que decir, “O,
hay resentimiento y enojo allí.” Cuando nos damos por enterado el dolor, el resentimiento y el
culpar que nos sentimos, podemos empezar ver cuanto esto no nos ayuda sino nos lastima. Un
hombre dijo, “Yo pensaba que mi ira me hacia mas fuerte, pero de hecho me estaba comiendo.”
Entonces el perdón empieza con la intención soltar el resentimiento, y sigue mientras lo dejamos ir.
Esto es un proceso y una práctica continua. Es como bañarse o cepillarse los dientes, lo hacemos
vez tras vez sin pensar, “Lo haré una vez y con eso bastará.”
Como hemos dicho varias veces, el perdón y la reconciliación son cosas distintas. Perdonar no
necesariamente incluye reconciliación. Tampoco significa que tenemos que confiar que la persona
que nos hizo daño no volvería a hacer lo mismo en el futuro. En primer lugar significa que
queremos dejar el sufrimiento por atrás.
Una vez alguien dijo, “Perdonar significa dejar ir toda la esperanza por haber tenido un pasado
mejor.” Reconocer esto es una parte importante del proceso del perdón. Desde allí, podemos ir
adelante hacia dejando ir el resentimiento que teníamos guardado.
A veces esto significa que lleguemos a entender como la persona que nos hizo daño lo hizo por
razón de su propia confusión y su propio dolor – que ella también sufre. A veces significa separar la
acción dolorosa de la persona que la hizo, distinguiendo entre la persona y la acción. A veces
significa reconocer nuestra propia responsabilidad, la manera en que echamos la culpa a otra por no
satisfacer nuestras expectativas en lugar de aceptar que las expectativas vinieron de nosotros
mismos. Hay muchas maneras en que perdonar sucedería, y la mayoría incorporaría una
combinación de ellas mas muchas otras.
Al entrar en el proceso, veríamos muchas partes de nuestras vidas que hayan sido heridas y que
llaman para curación a través del perdón. Empezaríamos con  una dificultad y luego llegar a ver
otras heridas que esperaran nuestra atención y nos llamaran por un alivio. Perdonar es un proceso y
una práctica.
La pregunta que quiero ofrecer hoy es, ¿Cuál parte de este proceso te resulta mas difícil? Y ¿Puedes
idear maneras de ayudarte con esto?
© 2007, Burai Rick Spencer

5. Buscar el perdón
Buenos días a todos. Aquí estamos de nuevo para otro momento en el grupo de estudio del perdón.
Hasta la fecha nos hemos concentrado en lo que significa perdonar y en algunas dificultades que nos
encontramos en el camino del perdón. En la mayor parte, hemos hablado sobre el dar. Hoy quisiera
examinar la parte de recibir. ¿Cómo debemos pedir y recibir el perdón?
¿Cuántas veces al día escuchas a alguien decir: “Perdón” o “Disculpa”? ¿Cuántas veces te escuchas
a ti mismo decir eso? ¿Qué significa? Miremos un ejemplo fácil: Al caminar en la acera, alguien se
cae por accidente y se topa contigo, dice “Perdón” y quizás tu dices “OK” o “no te preocupes.” No
hay daños y ambos siguen en su camino.
Pero si la persona no hubiera dicho “perdón” ¿qué pensarías? Tal vez pensarías que estuvo descortés
o arrogante por no decir algo. Te sentirías como si la persona no pensara que tú mereces cortesía. O
tal vez pensarías que la persona estaba insensible y ni siquiera se dio cuenta de donde estaba y se
tope contigo.
Pero sí dijo “perdón” y tú sabes que se enteró de que se topó contigo. Sabe que su acción te
incomodó o aún más,te lastimó. Es como si dijera que tu mereces respeto y que espera que te
encuentres bien. Ya que te sientes reconocido, es fácil decir “OK” y dejar de pensarlo más.
Pienso que pedir perdón para algo grande tiene los mismos componentes. Cuando alguien te pide
perdón
1 Reconoce que su acción era causa de dolor o sufrimiento.
2 Reconoce que tu mereces respeto.
3 Desea reducir el dolor o sufrimiento que vino a través de su acción.
Lleva implícito que el ofensor sufre por razón de haber causado tu sufrimiento. Ve que tu
sufrimiento también le pertenece a él.
Y si tu crees que es sincero, resulta más fácil dejar ir el enojo y culparse. Para mi, eso es lo que
significa pedir perdón. Entonces hay 2 componentes. Primero hay una confesión: la persona
reconoce su acción hiriente. Segundo hay el deseo de reparar el daño que hizo. Claro, no siempre es
posible reparar el daño, pero todavía tiene que desear aliviar el sufrimiento de la persona.
Puede ser muy difícil. Tenemos vergüenza por lo que hicimos. Nos duele juzgarnos y condenarnos,
que es lo que solemos hacer. Muchos de los 12 pasos de alcohólicos anónimos tienen que ver con
esto. La persona admite las ofensas que ha cometido y acepta el compromiso de enmendarlas. Me
gusta aprender más sobre los 12 pasos, pero me parece que tienen mucho que ver con buscar el
perdón sin pedir que alguien nos da perdón. Pedir que alguien te perdone no te hace digno del
perdón. Sin embargo, admitir que has hecho daño a otros, y comprometerte a cambiar tu
comportamiento e intentar enmendarlo te haría digno. Pienso que cada persona que ha tomado los
12 pasos puede testificar la dificultad de hacer eso, pero también la liberación y transformación que
traen.
En los años 70 había una película de Hollywood muy bien conocida llamada “Love Story” (una
historia de amor). Era el cuento de un joven rico y una joven pobre que se enamoran. La familia de
él no lo aprueba, pero se casan a pesar de eso. Una telenovela de la pantalla grande. Se hizo famosa
por dos cosas. Primero, su fama era causar que el público llorara. Una vez que la gente se enteraba
de eso, llevaba paquetes de kleenex cuando iba a verla. La otra cosa era una frase de la película,
“Amar significa que nunca necesites pedir perdón.” Esta frase salió en carteles, playeras,
calcomanías y todo, hasta en la sopa.
Encontré un sitio web donde algunas personas intentan explicar frases en inglés, y había 3
explicaciones para eso. Una es que si verdaderamente amas alguien, nunca puedes hacer algo que le
haga daño y por eso, nunca necesitarás pedir perdón. Otra explicación es que cuando dos personas
se aman una a la otra, la persona ya sabe que su pareja siente lastima si le hizo daño. No necesita
decir nada. La tercera explicación realmente no es explicación, sino opinión. Dice que la frase es
ridícula y que la verdad es lo opuesto. Aún cuando dos personas se enamoran habrá momentos en
los que se hagan daño uno al otro. Y que amar significa que necesitas pedir perdón cuando eso
sucede.
Al empezar nuestra ceremonia de tomar los preceptos de un Bodhisattva, cantamos un verso de
confesión tres veces:
Todo mi antiguo y retorcido karma Desde siempre: la avaricia, el odio y la ignorancia. Nacido a
través del cuerpo, el habla y la mente, Yo, plenamente, ahora lo acepto. 
Es una práctica buena reconocer que cada uno de nosotros ha sido la causa del sufrimiento, y
tenemos que ser conscientes de eso cuando cantamos. Pero si pensamos que con hacer solamente
eso basta, estamos equivocados. Es un trabajo difícil y desagradable acercarnos a la fealdad y la
vergüenza de lo que hemos hecho y, admitir nuestro error. Pero en mi experiencia, creo que tenemos
que hacer eso para limpiarnos a nosotros mismos y para ofrecer alivio a los que hemos dañado.
Tenemos que admitir con honestidad y precisión la injusticia o acción y intentamos no volver a
hacerlo de nuevo.
Solemos escuchar “lo siento” donde alguien dice: “Si te molesto por razón de algo que dije,
entonces pido perdón.” Yo lo llamaría un “no lo siento”. La persona niega tomar responsabilidad
por su propio comportamiento, tampoco reconoce su acción inhábil.
Aún si estamos convencidos que no tuvimos otra opción sino actuar en una manera que hizo daño a
la persona, todavía podemos decir, “Yo sé que te hice daño y lo siento mucho.” Y luego podemos
intentar entender como evitar meternos en una situación semejante en el futuro.
Mi primero retiro budista, después de ser ordenado como sacerdote zen fue con un maestro chino
del budismo ch’an. En la entrevista le dije: “Solamente tengo unos meses como sacerdote. ¿Qué
consejos tienes para un sacerdote nuevo?” Me dijo: “Cuando cometas un error, es muy importante
que lo confieses a otro sacerdote. Si no hay otros sacerdotes donde estés, puedes ofrecer incienso y
confesarlo al Buda, pero es mejor si lo confiesas a otro sacerdote”.
No esperaba escuchar eso. Tal vez yo pensaba: “Ser sacerdote significa que nunca necesitas pedir
perdón”. Pero he aprendido que no es verdad. A veces la parte difícil es reconocer o admitir que he
causado sufrimiento. Luego la parte difícil es tener la voluntad de decir eso en voz alta a otra
persona. No es suficiente admitir el error solamente ante mi mismo. Es necesario que otra persona
lo escuche. No resulta fácil.
Si es algo pequeño, podrías ir a la persona a la que hiciste daño y decir tu confesión. Pero si es algo
grande, o algo que todavía no ves con claridad – todavía te sientes defensivo o quieres justificar la
acción-, será una buena idea hablar con otra persona de confianza primero. Es otra parte de los 12
pasos, y pienso que es muy sabio.
Uno de los libros sobre el perdón que leí, recomienda que una persona que está aprendiendo a
perdonar tenga una pareja del perdón, alguien con quien puede hablar mientras pasa por el proceso
de perdonar. Pienso que es igualmente verdadero cuando buscamos perdón. Alguien con quien
tenemos confianza pero que sea neutral nos puede ayudar muchísimo.
Cuando una persona a la que le hicimos daño nos perdona, significa que ella está lista para dejar su
resentimiento, enojo y dolor. Entonces podemos sentir un alivio. Pero este alivio no será completo
hasta que podamos perdonarnos a nosotros mismos. Quiero hablar sobre eso en la semana que
viene.
Gracias por tu práctica.
© 2007, Burai Rick Spencer

6. Perdonar a nosotros mismos


Buenos días a todos. Quizás será la última vez que tengamos en este grupo de estudio el tema del
perdón, y siento que debo pedir perdón porque hay muchas cosas que no hemos dicho. Espero que
podamos seguir aprendiendo como perdonar y como recibir perdón en adelante.
Dijimos que perdonar significa dejar ir el enojo, el resentimiento y el culpar que traemos mucho
tiempo después de que alguien nos ofendió. Es algo que tenemos que hacer para nosotros mismos.
Y no es algo que tenemos que hacer para ellos. Perdonar tendría que ver más con la ofensa, que con
el ofensor. Sugerí que podemos no pedir perdón, pero sí podemos buscarlo. Y la manera de buscarlo
es reconocer nuestra responsabilidad de causar dolor y sufrimiento y comprometernos en el camino
que alivie el dolor y el sufrimiento, el camino de beneficiar a todos los seres. Ser perdonado
significa que podemos sentir algún alivio porque alguien a quien hemos ofendido, se ha librado del
sufrimiento que resultó de nuestra acción. La pregunta para el día de hoy es: ¿Cómo funciona esto
cuando nosotros somos ambos, el ofensor y el ofendido? ¿Cómo podemos perdonarnos a nosotros
mismos?
Solemos escuchar que tenemos que amar y cuidar a otra gente tanto como nos amamos y nos
cuidamos a nosotros mismos. Al considerar como nos juzgamos y no nos perdonamos, no es de
extrañar que haya tantos problemas en el mundo. Tal vez tenemos que poner al revés este consejo.
Debemos mostrar consideración a nosotros mismos tanto como mostramos consideración a los
demás.
No es difícil ver lo valioso que es tratar a los demás con compasión y entendimiento. Nuestra
cultura lo promueve en cierta medida. Sin embargo, a menudo sentimos que no debemos de ofrecer
esta misma compasión y entendimiento para nosotros mismos. Nos ha sido enseñado que es egoísta
y malo hacer eso.
Yo pienso que es igual de egoísta pensar que merecemos un trato peor que los demás que, pensar
que merecemos un trato mejor. En ambos casos, nos ponemos como algo separado y contra todo lo
demás. Cuando tomamos el voto de beneficiar a todos los seres, ¡tenemos que recordar que este
incluye a nosotros!
¿Por qué es tan difícil perdonarnos a nosotros mismos? Yo pienso que en parte es porque en el
fondo creemos que todas nuestras excusas son fraudulentas. Negamos la responsabilidad de nuestra
ofensa, pero en algún nivel todavía nos sentimos culpables, avergonzados e indignos. Tratamos de
esconderlo de los demás. Sobre todo nos intentamos esconderlo de nosotros mismos, pero eso tiene
consecuencias. Entonces, el primer paso es empezar a destapar todas las cosas que hemos estado
negando, todas las cosas sobre nosotros que tememos sean verdaderas. Es probable que ya sepas
cuales son algunas de estas cosas para ti mismo.
Yo idolatraba a mi hermano mayor. Cuando yo tenía 7 años y él 12, vivíamos en una granja
pequeña. Había una casa pequeña al lado de la nuestra que rentábamos a un chino llamado Jim que
era alumno de un colegio cercano. Una vez mi hermano empezó a hablar mal de los chinos y de
Jim. Mis padres nunca hablaban de esa manera, y le dijeron a mi hermano que sus comentarios
fueron inaceptables. Pero me impresionaron más él y sus comentarios que la negación de mis
padres. No importaba que Jim siempre me trataba bien, y que le gustara.
Una vez cuando Jim no estaba, entré en su casa y tiré sus cosas en desorden. Escondí cosas, tiré la
basura sobre el piso, y otras cosas. En mi cerebro de 7 años no consideraba que hubiera
consecuencias. Por supuesto, mis padres se enteraron. Tuve que pedir el perdón de Jim y arreglar
todo el lío que yo había hecho. Nunca había visto a mi padre tan enojado. Me dijo que no iba a
darme palmadas en el trasero, que hubiera sido el castigo máximo para mi en ese entonces. Dijo que
estaba tan enojado que temió que su enojo pudiera estallar en violencia. Todavía recuerdo esas
palabras como el castigo más fuerte que recibí de él. Además, dijo que mi hermano fue también
culpable aunque no participó en el vandalismo, porque mi padre sabía que sus comentarios racistas
habían causado el incidente.
Hace más de 50 años y todavía tengo vergüenza por lo que hice como muchacho. Pero le he
perdonado. Sé que ya no soy eso niño de 7 años. Entiendo que él quería ganar la aprobación de su
hermano y que no sabía de lo bueno y lo malo. Sé que en su mente inmadura solamente buscaba
amor y aprobación.
Es el ejemplo de una manera en que podemos empezar a perdonarnos a nosotros mismos. Podemos
reconocer que ya no somos la persona que cometió esa ofensa. Es verdad aún si la ofensa estuvo
ayer o siquiera hace 5 minutos. Ya no somos esa persona. Luego reconocemos el sufrimiento de esa
persona que le llevaba a ofender. Dejamos que la ofensa se vaya, y hacemos nuestra intención que
no volveremos a repetirlo. Tendríamos que hacer eso muchas veces.
En mi ejemplo, ofendí a Jim, y él me perdonó. Ofendí a mi padre, y él me perdonó. Pero cuando
hablo de perdonarme a mi mismo, ¿Quién estuvo ofendido? ¿Quién fue el ofensor? Para mi, no es
fácil dar una respuesta. Me ofendí porque causé sufrimiento en otros. Yo sufría porque sabía que la
acción no tenía virtud, no tenía compasión, ni trajo armonía. Mi ofensa era contra la virtud, la
compasión y la armonía. Mi ofensa era contra los tres tesoros: Buda, Dharma y Sangha.
Y por eso, el perdón para mi mismo tenía que venir a través de los tres tesoros. En alguna manera
debí de reconocer o aceptar que en el reino de los tres tesoros no hay posibilidad de resentimiento,
no hay ningún lugar donde puedan pegarse el enojo o la culpa.
Hice una búsqueda sobre el perdonarse a uno mismo en un sitio del internet acerca de la Biblia.
“Contestaciones a preguntas sobre la Biblia” punto com. La respuesta que vino es que la Biblia no
menciona perdonar a uno mismo, ni una vez. No hay tal concepto en la Biblia. Según esa
organización, el asunto no es perdonar a nosotros mismos. El verdadero asunto es que tenemos que
aceptar que dios nos perdona.
No importa si decimos “dios” o “los tres tesoros” o “el gran misterio”, perdonar a uno mismo viene
de un lugar mucho más grande que nuestra vista estrecha de quienes somos o de lo que hemos
hecho. Y perdonar a uno mismo no se encuentra por pensar o por analizar. Viene de algún sitio más
allá de nuestros pensamientos y nuestras sensaciones, mas allá de nuestro yo pequeño. De hecho,
creo que esta es la fuente de todo el perdón, que aceptamos perdón para nosotros mismos y lo
ofrecemos a otros a través de nuestra conexión misteriosa con “el todo.”
Para mi esto es lo que significa el Padre Nuestro cuando dice “perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.” Encontramos perdón para otros y para
nosotros mismos cuando nos unimos con el gran misterio. Si no podemos encontrar perdón para los
demás, tampoco podemos encontrarlo para nosotros mismos. Entonces el Padre Nuestro nos
recuerda que nuestro propio perdón radica en el mismo lugar que encontremos perdón para los
demás. Es el único lugar donde puede ser encontrado. Pero no está allí en la superficie. Toma
tiempo y práctica. Toma abrir nuestros corazones, exponer nuestras vergüenzas, y soltar nuestro
hábito fuerte de creer que somos indignos.
Para hacer esto, necesitamos ir más allá del análisis y nuestro entendimiento intelectual.
Necesitamos ir más allá de nuestros pensamientos. Sin duda necesitamos ir más allá de las pláticas
sobre el perdón. Quiero contarles una anécdota de una plática de Dharma dado en Mar de Jade por
Daigan Lueck, un maestro del Centro Zen de San Francisco.
Daigan habló de la ira que tenía cuando vino a practicar el Zen, y como su ira seguía en su práctica.
Estaba enojado con todo el mundo, cosas y personas por igual. Sabía que su enojo se lo estaba
comiendo, pero saber eso no ayudaba a soltar el enojo.
Una vez se sintió desesperado, incapaz de tomar un aliento más. Fue a su maestro y dijo “¿Qué
puedo hacer yo?”
Y su maestro le dijo: “Tengo una práctica maravillosa para ti, y garantizo que funcionará”. Dijo:
“Cada día en tu hogar haz postraciones.” Haz 108 postraciones cada día. No hay que hacer todas a
la vez, justo haz 108 postraciones en el curso de cada día. Y con cada postración di ‘Te perdono”.
Daigan dijo: “OK, pero ¿a quién le estoy dando el perdón?” y su maestro dijo “Te vas a enterar.”
Entonces Daigan siguió esta práctica, día tras día haciendo 108 postraciones y diciendo “Te
perdono” 108 veces. Y un día en medio de hacer esto, se echó a llorar. Lloró y lloró y por fin se dio
cuenta de a quien tenía que dar el perdón.
Dijo: “No preciso decir quien era… Todo el mundo sabe quien era.” Daigan dijo que tenía un
sentido de gratitud profundo por haber encontrado una práctica que pudiera hacer.
Todavía quedan muchas cosas importantes para decir sobre el perdón. Que siga la conversación.
Gracias por tu práctica.
© 2007, Burai Rick Spencer

7. Perdonar a Dios
Buenos días amigos y amigas. Esto es el último domingo del año según el calendario común.
Mucha gente va a fiestas para el año nuevo. Y muchas personas se comprometen hacer buenos
propósitos del año nuevo. Tomamos muy en serio este momento de medianoche del 31 de
diciembre. ¿Recuerdas todas la preocupaciones y expectativas para el año 2000? ¿Recuerdas tu
primera vez como niña o niño que te quedaste despierta o despierto para dar la bienvenida al año
nuevo?
Yo pienso que es una práctica buena, celebrar un momento de nuestro tiempo sobre la tierra. Y es
una práctica buena, yo diría esencial, intentar mejorar nuestro salud, nuestra conexión con seres
queridos y dejar ir nuestros hábitos que carezcan de destreza.
Pero si piensas en eso un ratito, puedes ver que es una cosa extraña. ¿Porque ponemos tanta
atención en esta fecha? Se queda cerca del solsticio del invierno, pero no es exactamente esta fecha.
Y otras culturas tenían fechas diferentes y cuentas de los años diferentes. Hasta los mayas que
tenían calendarios múltiples. ¿Puede ser un chasquido de los dedos en particular sea tan diferente
que otros? Hemos que admitir que esta es una cosa muy arbitraria.
Pero no es porque el nacimiento y la muerte de un instante no tiene importancia. Es porque el
nacimiento y la muerte de cada instante, cada chasquido de los dedos, cada parpadeo, cada latido
del corazón, cada momento de percepción, sí tiene importancia. No tenemos que esperar la
medianoche del 31 de diciembre. Este mismo momento es igual de importancia. Felicitaciones. Y
este. Que tengas buena suerte en el futuro. Y este. Es el momento adecuado para cambiar tu vida.
La semana pasada di una plática sacada del periodo de práctica del otoño en Canadá. Hoy voy a
sacar otra. En el periodo de práctica platicamos mucho sobre el perdón y como practicarlo.
Entonces no te debes sorprende que esta plática también trata del perdón. Hemos dicho que el
perdón es la práctica de soltar el resentimiento que sintamos en relación con una acción del cuerpo,
el habla o la mente que nos ha sido dolorosa. Es una definición de una sola frase. Pero eso no quiere
decir que perdonar es sencillo. ¿Qué es el resentimiento? ¿Qué significa dolor? ¿Qué es acción?
¿Qué es soltar? No les voy a decir. Pero eso no significa que yo sé las respuestas pero las quiero
guardar en secreto.
El Visuddhimagga es un manual de práctica budista de quinto siglo de la era común. Su autor fue un
monje llamado Buddhaghosa, una palabra Pali que quiere decir “La voz del Buda”. A los budistas
Theravadin es uno de los textos mas importante, o tal vez el texto mas importante fuera del canon
pali. Un capitulo del Visuddhimagga trata de la práctica de las Brahma Viharas, las cuatro moradas
divinas o nobles. Tal vez ya conoces ellas: el amor universal, la compasión universal, la alegría
universal y la ecuanimidad. El Visuddhimagga enumera unas prácticas para desarrollar estas
cualidades que podamos aprovechar en el camino del despertar.
Y el Visuddhimagga dice claramente que para poder empezar estas prácticas, tenemos que
reconocer el peligro en el odio el la ventaja en la paciencia. Además, dice que cuando nos
encontramos con resistencia causado por resentimiento, es necesario dirigir nuestra atención a la
práctica de soltar el resentimiento. Hazles caso que dije “cuando nos encontramos con resistencia
causado por resentimiento” y no dije “si nos encontramos con resistencia”.
El Visuddhimagga sugiere varias prácticas para ayudarnos soltar el resentimiento. Lo que encuentro
muy interesante es la manera de dar estas sugerencias.
Primero, intenta una meditación en el amor universal hacia una persona querida, luego pasa a la
persona difícil, PERO SI ESO NO FUNCIONA, recuerda la enseñanza del Buddha que “Devolver
ira por ira es peor que estar el primero enojado.” Recuerda como el rencor y ira que nos sentiríamos
nos hiere donde nuestros enemigos no nos pueden herir. PERO SI ESO NO FUNCIONA, recuerda
las cualidades buenas de la persona resentida, intenta verla como una persona entera con algunos
aspectos sin destreza y otros aspectos beneficiosos. Y SI ESO NO FUNCIONA, otra práctica, Y SI
ESO NO FUNCIONA, otra … Conté 12 prácticas sugeridas distintas.
¿De que trata eso? El Visuddhimagga no dice, “Haz esta práctica y se irá el resentimiento.” Dice,
“Haz esta práctica y luego mírate a ti mismo para ver si todavía tienes resentimiento.” Pienso que
eso es significativo. No existe una sola receta para soltar el resentimiento y perdonar. De hecho no
sabemos como hacer eso. Lo mejor que podríamos hacer es prepararnos para que pueda suceder.
Empieza con la atención plena, con reconocer como nos sentimos sin juzgarnos por sentir así. Plena
atención también nos da el discernimiento para ver como el resentimiento nos hace sufrir y hace que
sufran otros. Y eso nos anima preparar para que el soltar pueda fluir a través de nosotros cuando
esté listo.
Varias veces he oído alguien dice, “Me preocupaba por el resentimiento que guardaba y practicaba
dejando que yo lo vea sus características. Luego un día descubrí que ya se perdió su poder. Pareció
como si el resentimiento se fue en su tiempo inesperadamente.” A mi, el perdón es un misterio. Pero
es un misterio bienvenido.
Entonces, si hay un lugar, una situación o una relación en tu vida donde te sientes agraviado o
enojado o donde hay resentimiento, eso lugar te da la oportunidad practicar el perdón, si lo escoges.
Voy a dejar de hablar un momento para darnos tiempo preguntarnos cuales son las quejas y los
resentimientos que tendríamos. No pienses demasiado, sencillamente pregúntate “¿Que quejas y
resentimientos tengo yo en este momento?” Y luego vea lo que surja. Cuando piensas en uno, te
puedes decir, “Siento resentimiento para el vecino ruidoso.” o lo que sea, y luego pregúntate “¿Hay
más?” y ve si algo mas surja. Puede ser como una lista de tus motivos favoritos de quejar…
Gracias. Adivino que algunas de tus quejas tienen que ver con alguien haciendo una cosa que no te
gustó. Y si fuiste honesta, adivino que en algunas de tus quejas, esta persona fuiste tu. “¿Porque
siempre me equivoco?” o “¿Porque soy tan sensible?” o siquiera “¿Porque tengo tantos
resentimientos?” Entonces tenemos quejas contra otras personas y tenemos quejas contra nosotros
mismos. Estas son dos situaciones muy importantes donde hay sufrimiento y donde la práctica del
perdón traería un alivio.
Pero pienso yo que hay otro tipo de queja que valga la pena investigar. Esta es la queja que
tendríamos contra la humanidad, contra el mundo, contra el universo, hasta contra Dios. Nos
sentiríamos engañados y heridos por el universo o lo universal. El resultado puede ser una sensación
de pérdida, fracaso o angustia. Pensaríamos que no importa lo que haríamos, la vida no nos da la
oportunidad que merezcamos. O guardaríamos resentimiento contra Dios por los calamidades como
los catástrofes naturales y las guerras. ¿Cómo puede Dios permite el holocausto? ¿Rwanda?
¿SIDA? Queremos echar la culpa contra alguien o algo. La vida no es justa, y lo resentimos.
Lo resentimos porque creímos que es incorrecto. Actuamos como si fuera un poder superior que
pudiera poner las cosas mejor, pero en lugar de hacer eso, este poder elige que no, como si nos
quisiera sufrir o por lo menos que él nos sea indiferente. ¿Es esto algo que se podría ser perdonado?
Hay algunos que hablan sobre la necesidad de perdonar a Dios. Se dan cuenta que guardaríamos
resentimiento contra Dios o contra el universo, y nos aconsejan perdonar a Dios o al universo para
liberarnos de aquello resentimiento, en la misma manera que perdonaríamos las palabras duras de
una persona para liberarnos del resentimiento. Si concebimos que Dios es alguien todopoderoso en
el cielo que lo sabe todo y que hace su voluntad en la tierra, entonces pondríamos enojados contra
Dios por todos los acontecimientos terribles que sucedan. Dios tendría que hacer muchas
explicaciones. Las últimas semanas sobre el planeta han sido bastante malas, pero acontecimientos
terribles han sido sucediendo por todo el tiempo que estaba andando Dios por aquí.
Entonces, quisiéramos eliminar a Dios, declarar que Dios anda de vacaciones, o que Dios está
muerto, o que Dios nunca existía desde el principio. ¿Con eso podemos poner un fin al sufrimiento?
Ya sabemos la respuesta.
Dice el rabino Kushner, “Si Dios eligió causar cada accidente en la carretera, cada caída de un
avión, cada incendio en el bosque, cada tumor maligno, cada infarto, yo me pondría tanto enojado
con Dios que no sería capaz de rezarle a El.” Pero el rabino Kushner sí le reza a Dios. Dice, “El
único Dios a que le puedo rezar es un Dios que está de mi lado. Y no le rezo para que me proteja de
las desgracias, le rezo para que yo sea suficiente firme para manejar las desgracias, para
trascenderlas y sobrevivirlas.”
La primera noble verdad del Buddha es que toda la existencia acondicionada es estresante,
inquietante y poco satisfecha. Cuando se sentaba abajo del árbol de la iluminación el Buddha no
decidió, “Voy a hacer una regla que todas las cosas acondicionadas traerán
dukkha.” Élsencillamente miró a todas las cosas en su alrededor y a su propia mente y se dio cuenta
que era así.
Hace unos años tuve una idea para un grupo de estudio sobre el Dharma. Mi idea era juntar con un
grupo de personas para intentar refutar las cuatro nobles verdades del budismo. Pensaba que sería
una manera interesante entender las verdades mejor y reafirmarlas. En parte, la idea vino del hecho
que yo podía ver que en mi vida he invertido mucho tiempo y mucha esfuerza intentando hacer
exactamente eso, intentar satisfacer mis deseos y vivir felizmente para siempre. He buscado
detenidamente encontrar para mi una exención de la primera noble verdad. Pero al pensar en como
estructurar tal grupo de estudio, no pude determinar como hacerlo. Y por eso abandoné la idea.
Pero ahora que pienso mas en eso, me doy cuenta que no necesitamos juntar tal grupo, porque ese
grupo ya existe. Ya estamos en ese grupo.
Cuando hablemos sobre enojarse contra Dios o contra el mundo, o la necesidad de perdonar a Dios
o al mundo, negamos a reconocer que toda la existencia acondicionada es poco satisfecho. Un
participante en uno de los talleres sobre el perdón de Robin Casarjian tuvo el entendimiento, “En
realidad no estamos enfadados con Dios, sino con nosotros mismos porque aún no hemos
conseguido conquistar nuestra propia divinidad.” Casarjian concluye que pensaríamos que nuestra
queja sea contra Dios, pero si la miramos muy de cerca y nos dejamos experimentarla por completo,
veremos que la queja y el resentimiento están contra nosotros mismos. Con tiempo llegamos a
aceptar que no tenemos el poder de controlar todas nuestras circunstancias. Nadie lo tiene. Ni Dios
ni nosotros podemos borrar todas las causas y condiciones que surjan en cada momento para forzar
que las cosas sucedan como quisiéramos que sucedan.
Tal vez empezamos con resentimiento contra el universo, contra el Dharma o contra Dios (como lo
concebimos), pero con práctica y sobre todo con paciencia, acabamos con un entendimiento
diferente. Aquí es como el rey David lo concibió a ese viaje en Salmo 13:
¿Hasta cuándo persistirás en olvidarme?¿Hasta cuándo me ocultarás tu rostro?

¿Hasta cuándo tendré que llevar en mi alma este dolor inútil y esta pena?

¿Hasta cuándo se les reirán mis detractores a mis preocupaciones fabricadas?
¡Mira hacia abajo, respóndeme —
Alumbra mis ojos, para que no se hundan en la oscuridad
Para que mis detractores no dirán
Mira, como lo hemos engañado”
Para que no se alegren mientras yo me resbale fuera de vista.
Confío en tu bondad–
Mi corazón se alegra con tu respuesta
Y cantaré tus canciones
En esta súbita apertura a ti.
Aún dentro de su lamento, el Rey David puede ver algunas grietas en la fortaleza de su pena y dolor
y por eso les llama “inútil”. Sabe que sus preocupaciones son “fabricadas”. Este lamento ya tiene
posibilidades de una salida. Entonces él va en busca de la liberación. Él mueve desde pena a
refugio, y a través de su fe y confianza, a través de su propia apertura, está liberado en una súbita
apertura.
Cuando el Buddha nos dijo que las cosas acondicionadas traen sufrimiento, nos dijo que nadie tiene
la culpa por este hecho. No tenemos la culpa, ni la tiene otra persona, ni el mundo, ni el universo, ni
Dios. Cuando dijo esto, nos dio buenas noticias. Con estas noticias podemos vivir cada momento
libres del resentimiento. Podemos enfrentar nuestras vidas tales como son.
Gracias por tu práctica.

8. Más allá del Perdón


Buenos días a todos. Tal vez esta será la última reunión del grupo de estudio del perdón. Quizás
están listos para algo nuevo. Muchas veces he dicho que todavía quedan muchas cosas para decir,
además unas veces he dicho que algunas de estas cosas parecerían contradecir otras cosas ya dicho.
No voy a dar excusas por esto, sino pedirles a uds. que estén abiertos a las contradicciones, y no
rechazan una práctica porque otra práctica parezca diferente. La prueba de una práctica no es si
conforme con otras enseñanzas o con un análisis lógico. La prueba es si la práctica nos abre los
corazones y hace beneficio a nosotros y los demás. Tal vez podemos pensar en prácticas diferentes
como complementarias en vez de contradictorias.
Cómo sería si nunca nos sentiríamos ofendidos. Cómo sería si nunca nos sentiríamos resentimiento
o culpa. ¿Necesitaríamos tal cosa como el perdón? Ya he dicho que antes del perdón viene primero
una experiencia de dolor ó sufrimiento y luego resentimiento, enojo y culpa. Perdonar nos da una
manera de aliviar el resentimiento, enojo y culpa, pero ¿Que tal si podríamos interrumpir ese
proceso? ¿Que tal si ni nos sentimos el resentimiento?
Déjame contarles una anécdota. Sería una historia real, y me gusta pensar que sí, pero no estoy
seguro. Trata del Argentino Roberto de Vicenzo, un campeón de golf de los años 60.
De Vicenzo ganó un torneo y después de recibir el cheque y sonreír frente a las cámaras, salió del
sede del club. Fue a su coche en el estacionamiento y allí le acercó una mujer. Ella le dio
felicitaciones por su victoria y luego le dijo de su único que estaba muriendo de una terrible
enfermedad. Le afectó de Vicenzo mucho su historia, y él sacó una pluma y endorsó el cheque del
torneo. “Que dieres unos días buenos al bebe,” dijo mientras puso el cheque en la mano de la madre
apenada. La semana siguiente un funcionario del club de golf le preguntó a de Vicenzo “Escuché
que encontraste a una mujer en el estacionamiento después del torneo” De Vicenzo asintió y dijo se
la veía realmente desesperada. Pues lamento decirte estas noticias. Ella es un fraude. No está
casada. No tiene un bebé enfermo. Te decepcionó. Quieres decir que no hay un niño que se está
muriendo? “¡Por supuesto que no!” Y De Vicenzo pensó en voz alta, “Pues es la mejor noticia que
he oído toda la semana.”
Se pudiera poner enojado, o sentirse tonto por ser tan crédulo. Y luego llevar esa carga hasta que
estaría capaz de perdonar y dejar ir. Pero parece que no escogió eso sino escogió compasión.
Imagina que tienes un bebé en tus brazos. El bebé alarga la mano y tira a tu pelo hasta que te duele.
¿Como respondes? Pienso que te pudieras encontrar una manera tierna detener el bebé sin enojarte
con él. Entendieras que el bebé no tenía la intención de hacerte daño, que no sabía.
No resulta tan fácil tener esa actitud de no juzgar cuando alguien te lastima a propósito. No es lo
mismo. Pero si nos podemos detener nuestro habito de enojarse y resentirse, podríamos responder
en una manera mas hábil. Llegaríamos a entender que esa persona acta así porque se está
presionado por su enojo, codicia y confusión. Sentiríamos compasión por su sufrimiento.
Quiero hacer hincapié que esto no excusa su comportamiento perjudicial. Sin embargo, nos
ayudaría responder a comportamiento perjudicial con mas sabiduría, sin ira ó resentimiento.
Tal vez los versos mas bien conocidos del Dhammapada son los que tratan de esta situación:
Me insultó, me golpeó, Me venció, me robó; En aquéllos que albergan estos pensamientos, El odio
no se apacigua.
Me insultó, me golpeó, Me venció, me robó; En aquéllos que no albergan estos pensamientos, El
odio se apacigua.
El odio no disipa el odio. Sólo termina por el no-odio. Esta es una ley eterna. 
Quiero que hablamos sobre esto en nuestras parejas hoy. ¿Cómo desconectamos sentir dolor de las
reacciones de juicios, rencor, culpa y resentimiento? ¿Es posible hacer eso? ¿Has logrado una vez,
tu? ¿Que nos ayudaría hacerlo con mas frecuencia?
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El octubre pasado un hombre trastornado entró a un colegio con 2 armas. Envió fuera todas salvo
las alumnas. Las ató y las disparó, matando a 5 y hiriendo a 7 antes de que se giró el arma contra si
mismo y se suicidó. Era una acción horrenda.
Las niñas eran miembros de la comunidad Amish, un grupo cristiano que se queda lejos de lo que
llamaríamos el mundo moderno. La mayoría son granjeros, pero no tienen tractores ni camiones. No
manejan coches ni tienen luz eléctrica en sus casas. Y son muy religiosos. Intentan seguir fielmente
las enseñanzas de Jesucristo.
El asesino no era miembro de la comunidad Amish, pero antes del fin de ese día horrible, algunos
Amish, incluyendo a familiares de las niñas asesinadas, ya habían visitado la esposa del asesino
para darla el pésame y decirla que no culpaban su familia por lo que hizo él. De hecho, empezaron
hacer una colecta para su apoyo. Mas tarde cuando el asesino fue enterrado, la mitad de las
asistentes al entierro eran Amish.
No hay duda que ellos sentían un dolor tremendo por la pérdida de sus hijas. Pero no se llenaron
con rencor que hubiera hecho que el dolor sea aún peor. Y mas allá de eso, sabían que la viuda del
asesino sufriere por lo que su marido hizo, entonces vinieron a ella con compasión para intentar
aliviar una parte de su sufrimiento. Esto es perdonar en un nivel complemente diferente. Es casi
increíble. Los Amish no preguntaban la voluntad de Dios. Sabían que no podían cambiar el pasado
pero sí podían influir el futuro.
Me preocupo un poco decir esta historia porque nos podría sentir como fracasos ya que no
pudiéramos hacer lo que hicieron ellos. Pero quería decirles la historia porque quiero que todos
recordamos que tal cosa realmente sucedió en nuestro mundo actual. Los Amish no quieren ser
llamado como seguidores del Buda. Pero actuaron en acuerdo con sus enseñanzas:
Me insultó, me golpeó, Me venció, me robó; En aquéllos que albergan estos pensamientos, El odio
no se apacigua.
Me insultó, me golpeó, Me venció, me robó; En aquéllos que no albergan estos pensamientos, El
odio se apacigua.
El odio no disipa el odio. Sólo termina por el no-odio. Esta es una ley eterna. 
El verso que sigue no es tan bien conocido:
Muchos no se dan cuenta que Nosotros aquí moriremos. Para aquellos que se dan cuenta de esto,
Se terminan las disputas. 
Que cada uno de nosotros morirá es cierto. La hora de la muerte no es cierto. Puesto que estos son
verdades, ¿Cuál es la cosa mas importante?
Gracias por tu práctica.
© 2007, Burai Rick Spencer

http://puertocompasivo.org/podcast/el-perdon/

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