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MECANISMOS DE DEFENSA

PSICOANÁLISIS

Sigmund Freud

Los inicios

Sigmund Freud nace en 1856 y se recibe de medico neurólogo en 1881. En el año


1885 recibe una beca para estudiar en Francia con el profesor Charcot. Charcot se
encontraba estudiando el fenómeno de la histeria. Hasta ese momento se
consideraba a las histéricas como “simuladoras” ya que ninguno de los síntomas
que presentaban poseían en su base una alteración orgánica que los justificase.
Charcot sostenía no obstante, que los síntomas histéricos no eran meras
simulaciones, sino que en su base había un conflicto anímico no conocido por la
paciente. Por medio de la hipnosis Charcot había conseguido suprimir los síntomas
momentáneamente. De la misma manera había demostrado que un síntoma
histérico podía ser “creado” a partir de una orden dada en el estado hipnótico. De
esta manera se demostraba que los síntomas histéricos estaban regidos por un
proceso psíquico que no resultaba visible, pero que surtía sus efectos al nivel de la
conciencia.
Por otra parte, a principios de 1880 Freud había entrado en contacto con el Dr.
Breuer, un psiquiatra de Viena. Breuer le había comentado acerca de una sus
pacientes histéricas, con quien estaba intentando un tratamiento nuevo: el mismo
consistía en hacer que la paciente recordase en estado de hipnosis el momento en
que el síntoma había hecho su primer aparición, el recuerdo provocaba la
emergencia de las mismas emociones experimentadas en aquel momento. A este
método se lo denominó catártico, ya que implicaba la liberación (catarsis) de una
emoción que en su momento no había sido correctamente descargada.
Luego de regresar de Francia, Freud vuelve a encontrarse con Breuer y escriben en
colaboración el primer texto de índole psicoanalítica: “Estudios sobre la histeria”
Allí elaboran la hipótesis de que en la base de todo síntoma histérico existe una
situación vivida como traumática por el paciente, situación que ha sido “borrada”
de la conciencia y que ejerce su influencia, desde un nivel inconsciente,
provocando la emergencia del síntoma. Así el síntoma sería la expresión de una
energía psíquica que al no poder ser tramitada por la vía normal de descarga lo
hace por medio de su “conversión” a un síntoma físico. Otro dato importante es que
este síntoma físico no es aleatorio, guarda estrecha relación con la situación o
emoción vivida como traumática. De esta manera surge otro de los
descubrimientos freudianos: el síntoma “simboliza” aquello a lo que se le ha
negado su procesamiento normal conciente.

El método

En un momento posterior, Freud decide abandonar la hipnosis, debido a que no


era una técnica con la que él estuviera cómodo y además no podía ser aplicada en
todos los casos. Por otra parte, los síntomas que se habían suprimido mediante su
uso, luego de un tiempo retornaban nuevamente, por lo cual debía repetirse el
tratamiento. Además el método hipnótico no permitía colegir el mecanismo según
el cual estos contenidos inconscientes, causantes de los síntomas eran mantenidos
fuera de la conciencia ordinaria. Este mecanismo fue descrito por Freud en la

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primera tópica como represión, toda represión una vez realizada implica una
resistencia, una fuerza que el yo ejerce sobre lo inconsciente reprimido. Era esta
barrera la que se levantaba por medio de la hipnosis, por este motivo al no anular
el proceso resistencial los síntomas regresaban.
La nueva técnica empleada por Freud y que hoy utiliza el psicoanálisis buscaba
inferir por medio de las ocurrencias libres del analizado aquello que no podía
recordar. De este modo no sólo lograba conocimiento sobre los contenidos
inconscientes sino que también los obtenía acerca de las resistencias que el yo
imponía, al devolverle al paciente la interpretación acerca de esa resistencia la
misma cesaba en cierta medida provocando la emergencia de mas asociaciones.
Este método es llamado de ASOCIACIÓN LIBRE, su denominación se debe a su
regla fundamental, que consiste en pedirle al paciente que comunique todas sus
ocurrencias y asociaciones al analista. Estas asociaciones comunicadas libremente
por sus pacientes consistían en sueños, deseos, esperanzas, fantasías, así como los
recuerdos de la infancia, también eran habituales equivocaciones u olvidos de toda
clase. Descubre así que cada una de estas ocurrencias, equivocaciones o lapsus
estaban estrechamente conectadas a los contenidos inconscientes reprimidos que
eran origen de los síntomas.
Para finalizar, dentro de la técnica psicoanalítica también rige para el analista un
correlativo de esta regla fundamental denominada atención parejamente flotante
o, simplemente, atención flotante, la que establece que debe hacer a un lado todo lo
que corresponda a los intereses y las consideraciones que le sean propias.

La primera tópica

Se denomina primera tópica a la primer formulación freudiana acerca de la


conformación del aparato psíquico. Freud estipuló que no todos los contenidos y
procesos que sucedían dentro del aparato psíquico eran conscientes, sino que
existía una gran parte de ellos que se mantenían en un estado inconsciente.
Así estableció que existían contenidos CONSCIENTES: aquellos que
momentáneamente se presentan a la percepción, e INCONSCIENTES: contenidos
que no están dentro del campo de la conciencia. Dentro de los segundos establece
una distinción: por un lado hay contenidos que si bien no se encuentran dentro del
campo de la percepción, es decir no son concientes, pueden devenir concientes con
facilidad o con un simple esfuerzo de memoria, a estos los llamó:
PRECONSCIENTES y dejó el término de INCONSCIENTE para designar todos
aquellos contenidos que no pueden trocarse con facilidad al estado consciente y
que sólo podemos inferir por medio del análisis. Asimismo existe entre ellos una
especie de barrera, establecida por lo que Freud denominó CENSURA que es
aplicada por el YO. Entre lo consciente y lo preconsciente esta barrera es
permeable para permitir el pasaje de un estado a otro, pero entre lo preconsciente
y lo inconsciente esta barrera es impermeable. Freud la llama barrera de la
represión o censura. La REPRESIÓN es el proceso según el cual el yo desaloja de la
conciencia todas aquellas representaciones o deseos que son inconciliables con las
exigencias del mundo exterior y cuya satisfacción o acceso a la conciencia
significaría un grave peligro para él.

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La segunda tópica

Luego de una intensa investigación y varios años después de su primer


formulación, Freud propone una segunda tópica, que no anula a la primera, sino
que la complementa. En esta segunda tópica el formula la presencia dentro del
aparato psíquico de distintas instancias, estas son: el YO, el ELLO y el SÚPER YO.
A partir de esta segunda tópica postula que al nacer el individuo es “puro ello”, el
ello es la mas antigua de estas instancias, su contenido es todo lo heredado, lo
constitutivo del ser humano como tal y las pulsiones, que son la expresión psíquica
de los impulsos orgánicos, se encuentra regido por el principio de placer, uno de
los dos principios que, según Freud, rigen el funcionamiento mental. Freud dice
que el conjunto de la actividad psíquica tiene por finalidad evitar el displacer y
procurar el placer. Dado que el displacer va ligado al aumento de determinadas
cantidades de excitación (tensión), y el placer a la disminución de las mismas, el
principio de placer constituye un principio económico.
Posteriormente, a partir del influjo del mundo exterior, se forma dentro del ello
una instancia particular que llamamos YO, el Yo media entre el ello y el mundo
exterior. El yo es el que tiene a su cargo la percepción, tanto interna como externa,
y el acceso a la motilidad. Su tarea es la auto conservación y se rige por el principio
de realidad. El principio de realidad es el otro de los dos principios que rigen el
funcionamiento mental. Forma un par con el principio del placer, al cual modifica,
en la medida en que logra imponerse como principio regulador, la búsqueda de la
satisfacción ya no se efectúa por los caminos más cortos, sino mediante rodeos, y
aplaza su resultado en función de las condiciones impuestas por el mundo exterior.
Esto significa que el principio de realidad también busca la satisfacción de los
impulsos provenientes del ello, pero con miramiento por el mundo exterior. Es
decir, el yo decide si a estos impulsos, sentidos como tensión interna, debe
concedérseles la satisfacción, si debe aplazársela o si debe negársela.
Luego se forma dentro del yo otra instancia que continua el influjo educativo de los
padres y se compone de todas las normas, prohibiciones y exigencias éticas. Esta
instancia es denominada súper yo, dentro del súper yo además de toda esta
normativa y sus prohibiciones nos encontramos con el Ideal del Yo (compuesto por
todo aquello a lo que el individuo aspira), y con el Yo Ideal (particular idea acerca
de un YO omnipotente y completo, sin carencias de ningún tipo, que se apoya en las
primeras vivencias luego del nacimiento) Mas tarde retomaremos este tema al
plantear la doctrina de las pulsiones.
Para completar esta visión sobre la conformación del aparato psíquico, Freud
establece que todos los contenidos dentro del Ello son inconscientes, y los
contenidos dentro del Yo y del Súper Yo pueden tener las tres cualidades
descriptas en la primer tópica.

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Diagrama de la Conformación del Aparato Psíquico

El conflicto psíquico

Con base a este modelo de la psiquis, Freud establece la noción de conflicto


psíquico. Éste estaría dado por la contraposición entre dos tendencias psíquicas
contradictorias e incompatibles entre si. El Yo debe actuar como mediador entre el
Ello, el Súper yo, y la realidad exterior, de esta manera se encuentra presionado
por tendencias psíquicas opuestas que requieren su atención. El conflicto aparece
cuando dos tendencias psíquicas se contraponen entre ellas y el Yo debe decidir
entre una de ellas. Estos conflictos adquieren distintos tipos de intensidad y de su
resolución depende el grado de fortaleza o debilidad del Yo y, como consecuencia,
su predisposición a la salud o la enfermedad.

Mecanismos de Defensa

Frente a los conflictos no resueltos lo que se produce es una adaptación, conductas


defensivas que se utilizan para mantener el equilibrio pero que no resuelven el
conflicto. Los mecanismos de defensa en la teoría psicoanalítica tienen la función
de evitar la angustia que aparece frente a una situación que resulta conflictiva y
peligrosa para el Yo. La angustia juega un papel esencial en la producción de la
defensa. Dentro de la teoría freudiana la angustia actúa como una señal de alerta
para el Yo. Frente a la aparición de la angustia que supone un peligro para el Yo,
éste organiza la defensa para mantener su estado de equilibrio y seguridad.
El mecanismo de defensa principal, clave para todas las demás, es la represión. En
la teoría Freudiana una tendencia o representación psíquica no puede ser
eliminada, por lo cual, al reprimirla solo se consigue mantenerla fuera de la
conciencia, pero con ello, también se la coloca fuera del control consciente del Yo,
por lo que la representación reprimida intentara obtener el acceso a la conciencia
que le fue negado. Esto supone un gasto de energía enorme para el Yo, ya que debe
mantener una parte importante de si mismo ocupado en el control y
mantenimiento de la represión impuesta a estas representaciones. Por lo tanto
toda conducta defensiva conduce a una restricción de yo o a una limitación
funcional de la personalidad. Esta restricción si es muy amplia reduce al mínimo
las capacidades del yo.

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Las conductas defensivas típicas son:

- Proyección: Atribuir a objetos externos características o motivaciones


que el sujeto no ha podido reconocer en si mismo y que han sido
reprimidas.
- Introyeccion: Incorporación o asimilación por parte del sujeto de
características o cualidades que provienen de un objeto externo al cual
lo ligan senimientos amorosos u hostiles que han sido reprimidos.
- Regresión: Reactivación o actualización de conductas y
comportamientos que corresponden a un periodo anterior ya superado
por el sujeto. Se produce cuando el Yo se ve imposibilitado de manejar
un monto determinado de frustración en el aquí y ahora y por lo tanto
intenta regresar a una situación del pasado en la que se sintió mas
seguro y protegido.
- Desplazamiento: Las características de un objeto y la proyección
efectuada sobre él se propagan o difunden a otros objetos o partes de la
realidad externa, asociados de alguna manera al primero, que ha sido
reprimido.
- Negación: La tendencia reprimida y las manifestaciones con ella
asociadas son excluidas de la conducta manifiesta.
- Conversión: La representación reprimida se fija en un área del cuerpo
en forma de síntoma o manifestación orgánica.
- Aislamiento: Se distancia de representaciones que no son peligrosas en
si mismas para el Yo, pero cuya aparición significaría la posibilidad de
irrupción, por asociación, de la tendencia reprimida o negada.
- Inhibición: Impotencia o déficit de una función o de un tipo de conducta
en alguna de las tres áreas ligadas a la representación negada, reprimida
o aislada.
- Racionalización: Se utiliza el razonamiento para encubrir o negar una
realidad conflictiva o frustrante.
- Formación reactiva: Se exagera uno de los términos del conflicto u
objeto parcial mientras el otro se reprime.
- Sublimación: No es una defensa propiamente dicha. Sigmund Freud la
define como la superación exitosa de un fin instintivo. La sublimación
permite la integración y la resolución de la ambivalencia.

Las conductas defensivas no existen solamente en los procesos patológicos. Lo que


caracteriza lo normal o lo patológico no son las conductas defensivas sino la
variación en su cantidad y grado de aparición y la rigidez o plasticidad en la
dinámica o alternancia de las mismas.

La interpretación de los sueños

Al aplicar el método de la asociación libre respecto de los sueños Freud descubre


que los mismos poseen un CONTENIDO MANIFIESTO (aquello que conocemos del
sueño) y un CONTENIDO LATENTE, que son los pensamientos inconscientes que
encontraron un modo de expresión por medio del sueño. Al proceso según el cual
los segundos se convierten en los primeros le llamó “desfiguración onírica” o

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“trabajo del sueño” Este trabajo del sueño consta de dos mecanismos básicos: la
CONDENSACIÓN y el DESPLAZAMIENTO.
La condensación es el proceso según el cual varios de estos contenidos
inconscientes aparecen representados en un solo elemento del contenido
manifiesto del sueño y el desplazamiento consiste en la sustitución de un elemento
inconsciente por otro dentro del contenido manifiesto del sueño. Por medio del
análisis del sueño Freud descubre también que los procesos que ocurren en el
interior de lo inconsciente no están regidos por la lógica que sí rige los procesos
conscientes. Así denominó PROCESO PRIMARIO al modo de funcionamiento de lo
inconsciente y PROCESO SECUNDARIO al proceso que rige en lo consciente y lo
preconciente.
El trabajo de desfiguración aplicado a la formación de los sueños se repite con los
síntomas, los actos fallidos, los lapsus y los chistes. Todos estos sucesos expresan
de manera alusiva algún contenido inconsciente reprimido. Freud los llama
formaciones sustitutivas y plantean que surgen de una suerte de compromiso
entre el yo y aquello inconsciente que busca su descarga. Estos contenidos
inconscientes son siempre un deseo al cual no se le ha permitido su satisfacción
plena por implicar algún peligro para el yo, motivo por el cual fue reprimido. Una
vez reprimida la representación queda fuera del control consciente del yo y se
esfuerza por volver a la conciencia para alcanzar su satisfacción.
A partir de aquí Freud se distancia de la teoría del trauma elaborada junto con
Breuer y formula la hipótesis de que detrás de toda enfermedad psíquica, de todo
sueño, se esconde un deseo reprimido y que este deseo es de índole sexual.

Doctrina de las pulsiones, desarrollo de la libido y teoría sexual

Dentro de la teoría psicoanalítica se define PULSIÓN como la expresión psíquica de


lo somático. Son fuerzas derivadas de las tensiones somáticas y las necesidades del
Ello. Están ubicadas en el borde entre lo psíquico y lo somático. Representan los
requerimientos que el cuerpo hace a la vida anímica. La pulsión es un impulso que
se inicia con una excitación corporal (tensión) y cuya meta es la supresión de dicha
tensión.
Freud distingue entre dos tipos de pulsión: pulsión de vida y pulsión de muerte. La
pulsión de vida, también llamada Eros o sexual, tiene una tendencia a unir
elementos y así formar unidades cada vez más grandes y encuentra su expresión
en sentimientos amorosos, por el contrario la pulsión de muerte o Thanatos tiende
a la desintegración y se expresa por medio de la agresión.
Antes de continuar debemos aclarar que para el psicoanálisis el concepto de
sexualidad tiene una acepción más amplia de la que habitualmente utilizamos. Para
Freud lo sexual no está limitado a lo genital. La sexualidad incluye todas aquellas
acciones tendientes a la obtención de placer a partir de alguna zona del cuerpo.
La energía de las pulsiones de vida o sexuales se denomina LIBIDO (Freud no
menciona un nombre específico para la energía de las pulsiones de muerte) La
libido puede encontrarse en estado móvil o ligada a los objetos del mundo externo
o al mismo yo. En principio todo el monto de libido disponible dentro del Ello se
utiliza para investir al yo incipiente del bebe. Este primer momento se denomina
narcisismo primario y en él la satisfacción de la pulsión es auto erótica. Sobre la
base de este primer momento se apoya la experiencia de un yo omnipotente y sin
carencias que constituye el Yo Ideal que luego se establece dentro del súper yo y al

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que aspiramos permanentemente. A partir del contacto con los objetos del mundo
exterior, el yo comienza a dirigir su libido hacia esos objetos, esto se denomina
investidura.
Para pasar de este primer momento de auto erotismo al desarrollo de la función
sexual adulta el niño atraviesa por diferentes fases. Se denomina fase a las etapas
del desarrollo del niño caracterizadas por una organización, más o menos marcada,
de la libido bajo la primacía de una zona erógena y por el predominio de un modo
de relación de objeto. Lo que caracteriza estas fases es un determinado modo de
organización de la vida sexual. Las fases por las que atraviesa el desarrollo de la
función sexual son las siguientes:

Etapa oral: ( 1er. año de vida) Se denomina así a la primera fase de la evolución
libidinosa: el placer sexual está ligado a la excitación de la cavidad bucal y de los
labios, que acompaña a la alimentación. La pulsión sexual en principio se apoya
sobre la función de nutrición pero poco a poco adquiere autonomía y el placer del
chupeteo se desliga de la satisfacción de la necesidad. El tipo de relación de objeto
que se establece en esta etapa también se encuentra en estrecha relación con la
función de la alimentación: el modelo de relación se establece sobre la base de la
incorporación.

Fase Oral-sádica: Segundo tiempo de la fase oral, según una subdivisión


introducida por K. Abraham; coincide con la aparición de los dientes y de la
actividad de mordedura. Aquí la incorporación adquiere el sentido de una
destrucción del objeto, lo que implica que la ambivalencia entra en juego en la
relación de objeto.

Etapa anal: (12-18 meses hasta 3 años): Se denomina así a la segunda fase de la
evolución libidinal, caracterizada por una organización de la libido bajo la primacía
de la zona erógena anal; la relación de objeto está impregnada de significaciones
ligadas a la función de defecación: expulsión-retención, lo cual implica la aparición
de la polaridad actividad – pasividad y también la posibilidad de manipulación y
control del objeto.

Etapa fálica: (3 a 5 años): Se denomina de esta manera a la fase de organización


infantil de la libido que sigue a las fases oral y anal y se caracteriza por una
unificación de las pulsiones parciales (orales y anales) bajo la primacía de los
órganos genitales, pero el niño o la niña no reconocen en esta fase más que un solo
órgano genital, el masculino. En esta fase la estimulación de los genitales proveen
al niño un placer auto erótico. Al comienzo de la fase fálica los niños y las niñas
creen que todas las personas poseen falo. El descubrimiento de la diferencia de los
sexos hace que aquí el desarrollo sexual de niños y niñas tome caminos diferentes.
En esta etapa se desarrolla el Complejo de Edipo.

Complejo de Edipo: el complejo de Edipo se caracteriza por una particular


disposición triangular en cuanto a la relación del niño con sus padres. Esta
particular disposición está marcada por la presencia de sentimientos amorosos y
hostiles con respecto a ellos. Este complejo se desarrolla en los niños de manera
diferente al desarrollo que se da en las niñas.
En un primer momento en ambos casos existe una relación amorosa con la madre.

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En el caso del niño percibe a su padre como un rival con relación a su madre, por lo
que desarrolla impulsos hostiles hacia él. Al descubrir la diferencia anatómica de
los sexos el niño adquiere la noción de que esa parte de su cuerpo tan preciada
puede ser cortada. Aparece así el complejo de castración y por temor a perder su
pene en manos de su padre como castigo por sus sentimientos hostiles, renuncia a
su madre como objeto de amor y se identifica con su padre, ingresando así en el
período de latencia.
En el caso de la niña, al descubrir la diferencia anatómica de los sexos surge en ella
la envidia del pene y un complejo de inferioridad con respecto al varón, poseedor
de ese objeto que a ella le falta. Ante estos sentimientos abandona a su madre
como objeto de amor y desarrolla impulsos hostiles hacia ella por creerla culpable
de su falta de pene. Cambia la dirección de sus impulsos amorosos y los dirige a su
padre reemplazando el deseo del pene por el deseo de tener un hijo de su padre.
Ante la angustia por perder el amor de su madre, renuncia al padre como objeto de
amor y se identifica con su madre, ingresando en el período de latencia.
Desde la teoría del psicoanálisis el modo en que cada sujeto resuelve este conflicto
nuclear determina su disposición a contraer en su adultez una neurosis.
Luego de la declinación del complejo de Edipo, mas allá de su resolución, se
conforma dentro del aparato psíquico la instancia del Súper Yo, por este motivo al
Súper Yo se lo caracteriza como Heredero del Complejo de Edipo. El Súper Yo
aparece como un modo de defensa frente a los deseos incestuosos y los impulsos
agresivos hacia los progenitores, se establece dentro del Yo a partir de la
introyección de las figuras parentales. Desde este momento se instala en el niño la
conciencia moral que lo rige desde su interior.

Período de latencia (desde los 6 años hasta la pubertad): en este período se


desarrollan fuerzas psíquicas (el súper yo) que inhiben el impulso sexual. Los
impulsos sexuales inaceptables son canalizados a niveles de actividad más
aceptados por la cultura. A este proceso se lo denomina sublimación.

Etapa genital (desde la pubertad hasta la adultez): surge en la adolescencia


cuando maduran los órganos genitales. Hay un surgimiento de los deseos sexuales
y agresivos. El impulso sexual, el cual antes era autoerótico, busca satisfacerse a
partir de una interacción genuina con los demás.

Desde el punto de vista de estas fases tanto los conflictos psíquicos como su
posibilidad de resolución dependerán del estancamiento de una fase (fijación) o
del retorno a una fase precedente (regresión)

La transferencia

Otro de los conceptos fundamentales dentro de la teoría psicoanalítica es el


concepto de TRANSFERENCIA. La transferencia es la actualización de sentimientos,
deseos y emociones primitivas e infantiles que el paciente tuvo hacia sus
progenitores o figuras más representativas y que ahora pone en el terapeuta. Se
considera que el paciente transfiere o reedita sobre la figura del analista demandas

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libidinales experimentadas en la infancia con relación a personas que fueron


importantes o significativas para él. La transferencia ofrece la oportunidad para
poner en acto los conflictos y estructuras infantiles que condujeron a las
represiones y a las distintas formaciones de la neurosis; y asimismo proporciona al
sujeto las condiciones para rectificar esos hechos que tuvieron lugar en la infancia
y que, por permanecer inconscientes, se habían sustraído de su tramitación
racional y lógica.
La contra transferencia es el conjunto de reacciones inconscientes del analista
frente al paciente y sus procesos transferenciales. La contra transferencia, de no
ser actuada, es un dato de inestimable valor para el análisis ya que le permite al
analista identificar algunos de los procesos inconscientes de su paciente.

El concepto de Fantasía

La fantasía dentro de la teoría psicoanalítica se define como un “guión imaginario


en el que se halla presente el sujeto y que representa, en forma más o menos
deformada por los procesos defensivos, la realización de un deseo y, en último
instancia, de un deseo inconsciente.
La fantasía se presenta bajo distintas modalidades: fantasías conscientes o sueños
diurnos, fantasías inconscientes que descubre el análisis como estructuras
subyacentes a un contenido manifiesto, y fantasías originarias.
Freud señala que algunas fantasías inconscientes fueron desde siempre
inconscientes, y otras fueron en el pasado fantasías conscientes o sueños diurnos
que después fueron olvidados intencionalmente y llegaron al inconsciente por
acción de la represión.
Las primeras constituyen las Fantasías Originarias o primordiales de origen
inconsciente.
Las fantasías secundarias se inscriben posteriormente en lo inconsciente, es decir
fueron relegadas de la conciencia por el proceso represivo. Las fantasías
secundarias conscientes se denominan sueños diurnos.
Freud establece una diferencia en el modo de funcionamiento del mundo interior,
regido por el principio de placer, que tiende a la satisfacción por medio de la
actividad ilusoria; y el mundo exterior que impone poco a poco al sujeto el
principio de realidad. Contrapone de este modo la realidad material con lo que él
denominó “realidad psíquica”. La realidad psíquica designa un núcleo en el interior
del aparato psíquico del cual se desprenden todos los fenómenos psíquicos. Esta
realidad psíquica posee estabilidad, eficacia y un carácter relativamente
organizado, de esta manera la vida del sujeto aparece como moldeada por una
actividad fantaseadora. Se establece así el carácter estructurante de las fantasías
en la conformación de la personalidad. La fantasía guarda estrecha relación con el
deseo. En la medida en que el deseo marca la presencia de lo prohibido, la fantasía
se convierte también en asiento de operaciones defensivas.

Fantasías originarias

A lo largo de sus investigaciones Freud descubrió que existían determinadas


estructuras fantaseadas típicas (escena originaria, castración, seducción) Estas
fantasías (observación de la relación sexual entre los padres, seducción, castración,
etc.) se denominan fantasías originarias.

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Las fantasías originarias son universales, es decir, están presentes en todos los
seres humanos, mas allá de las experiencias vividas realmente por el individuo;
Freud da a este hecho una explicación filogenética, es decir, serían contenidos
heredados y provenientes de las experiencias de nuestros antepasados.
Las fantasías originarías remiten a un mismo tema, todas ellas se refieren a los
orígenes. Como los mitos colectivos, intentan aportar una representación y una
solución a lo que para el niño aparece como un gran enigma. Lo que aparece frente
al sujeto como una realidad que exige una explicación, una teoría. Por este motivo
las fantasías originarias fueron también llamadas “teorías sexuales infantiles”
En la fantasía de la escena originaria se representa el origen del sujeto; en las
fantasías de seducción, el origen o surgimiento de la sexualidad y en las fantasías
de castración, el origen de la diferencia de los sexos.
Algunos autores incluyen la fantasía de la vida intrauterina como estructura
fantaseada que representa el deseo de fusión y completud proveniente de las
experiencias vividas intrauterinamente.

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