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Algunos principios de la teoría de la estratificación

En un ensayo precedente hemos presentado algunos conceptos inherentes al


fenómeno de la desigualdad social. En este ensayo se cumple un ulterior paso adelante
en la formulación de una teoría de la estratificación. Partiendo de la proposición de
ninguna sociedad es “sin clases”, o no estratificada, se intenta explicar, en términos
funcionales, la universal necesidad que determina una estructura de estratificación en
cada sistema social.

Se trata, además, de explicar la casi uniforme distribución del prestigio que se verifica
entre los principales tipos de posiciones en diversas sociedades. Desde el momento,
sin embargo, en que entre una sociedad y la otra existen fuertes diferencias con
respecto al grado y al tipo de estratificación, se analizan también las diversas formas
de la desigualdad social, y las variables que les dan origen. Esta tarea requiere
claramente dos líneas diferentes de análisis:

1) que enfoque la comprensión de lo universal

2) que enfoque las diversas manifestaciones concretas de la estratificación

Naturalmente estas dos líneas se integran y son indispensables la una de la otra. Será
necesario tener presente que la discusión se refiere al sistema de posiciones, no a los
individuos que ocupan las posiciones mismas.

La mayor parte de la literatura sobre la estratificación ha tratado de responder al


segundo problema (particularmente con respecto a la facilidad o a la dificultad en la
movilidad entre los estratos) sin ocuparse del primero. Sin embargo, el primer
problema tiene prioridad, y en el caso de cada individuo o grupo particular tiene
prioridad incluso de hecho. La principal necesidad funcional que explica la presencia
universal de la estratificación es precisamente la exigencia sentida de toda sociedad
de colocar y motivar a los individuos en la estructura social. El problema de las
motivaciones se plantea, pues, en dos niveles muy diferentes: hacer nacer en el
individuo adaptado el deseo de ocupar ciertas posiciones, y, cuando las ocupe,
determinar en el deseo de cumplir con las tareas respectivas. Existe un proceso
continuo del metabolismo, puesto que nuevos individuos nacen, envejecen y mueren:
su admisión en sistema de posiciones debe estar organizado y motivado. Un sistema
competitivo confiere mayor importancia a la motivación de conseguir posiciones,
mientras que un sistema no competitivo atribuye, tal vez, mayor importancia a la
motivación de cumplir con las tareas propias de las posiciones: pero, en cada sistema,
se requieren ambos tipos de motivación. Existen grandes diferencias, no solamente
porque algunas posiciones son intrínsecamente más agradables que otras, sino
también porque algunas requieren capacidad o experiencia particulares y algunas son
funcionalmente más importantes que otras. Una sociedad debe meter, en primer
lugar, ciertos tipos de recompensa que puedan obrar como incentivos y, en forma
secundaria, diferentes modalidades de distribución de estas recompensas en
conformidad con las diversas posiciones. La recompensa y su distribución se
convierten en parte del orden social, y eso da origen a la estratificación

Podemos preguntarnos cuantos tipos de recompensa que puedan obrar como


incentivos y, en forma secundaria, diferentes modalidades de distribución de estas
recompensas en conformidad con las diversas posiciones. La recompensa y su
distribución se convierten en parte del orden social, y eso da origen a la estratificación

Tipos de recompensa: cosas que contribuyen al sustento y al confort, cosas que


contribuyen diversión y distracción, cosas que contribuyen al auto respeto y
autoafirmación

Las recompensas son inherentes a las posiciones: consisten en los “derechos”


relacionados con las posiciones, que se los puede definir como sus apéndices o
prerrequisitos. A menudo los derechos, y a veces los prerrequisitos, están ligados
funcionalmente a los deberes de la posición (los que para el interesado son derechos,
generalmente son considerados como deberes por otros miembros de la comunidad)
pero puede existir unas serie de derechos subsidiarios y de compensaciones
ocasionales que no resultan esenciales para la función de la posición, pueden tener
notable importancia para inducir a las personas a buscar la posición misma y a
cumplir con sus deberes esenciales. Si los derechos y las ganancias de las diversas
posiciones en una sociedad deben ser desiguales, entones la sociedad debe estar
estratificada. La desigualdad social es un expediente inconsciente a través del cual las
sociedades se aseguran que las posiciones más importantes estén ocupadas
responsablemente por las personas más calificadas. Cada sociedad, ya sea simple o
compleja, debe por lo tanto diferenciar a las personas en términos de prestigio o de
estima y debe por lo tanto poseer un cierto monto de desigualdad institucionalizada.

Los dos determinantes del rasgo

Las mejores recompensas, el rango más elevado, se dan en las posiciones que

· revisten la mayor importancia par a la sociedad

· requieren el mayor adiestramiento o talento

El primer factor concierne a la función y es una cuestión de relativa importancia; el


segundo concierne a los medios y es una cuestión de escasez

Diferencias en la importancia funcional

Una sociedad no tiene necesidad de recompensar las posiciones en proporción con su


importancia funcional: basta con que se preocupe por distribuir recompensas
suficientes como para asegurar que estas sean ocupadas por personas competentes.
En todas palabras, debe vigilar para que posiciones menos esenciales no compitan
exitosamente con otras más esenciales. La importancia funcional es por lo tanto, causa
necesaria pero no suficiente para conferir un rango elevado a una posición.

Diferencias en la disponibilidad del personal

Prácticamente todas las posiciones requieren cierto tipo de habilidad o capacidad


para su cumplimento: esto está implícito en el concepto mismo de posición, que
implica que el encargado, por medio de su misión, debe desarrollar determinadas
funciones. Existen solamente dos modos de determinar la calificación de una persona,
mediante capacidades intrínsecas o mediante adiestramiento. En las actividades
concretas siempre son necesarios los dos elementos, pero desde un punto de vista
práctico, la escasez puede referirse principalmente a uno o a otro, así como a ambos.
Pero si las capacidades requeridas son escasas porque son raros los individuos que
poseen las dotes necesarias o porque el adiestramiento es muy oneroso, la posición, si
es funcionalmente importante, debe poseer de atracción que atraiga las capacidades
necesarias, en competencia con otras posiciones. Esto significa que la posición debe
ser elevada en la escala social, debe comportar prestigio, altos salarios, muchos
tiempos libres y ventajas similares

Como deben entenderse las variaciones

Toda vez que existen diferencias entre dos sistemas de estratificación, se las atribuye
a factores que influyen sobre las dos determinantes de la remuneración diferencial, la
importancia funcional y la escasez personal. Cada sistema de estratificación particular
puede ser entendido como un producto de las condiciones especiales que influyen
sobre dos tipos de remuneración arriba mencionados

Las principales funciones de la sociedad y la estratificación: LA RELIGIÓN (chan)

La universidad de la religión puede atribuirse al hecho de que la sociedad humana


consigue su unidad, ante todo, a través de la posesión por parte de sus propios
miembros, de ciertos valores y fines comunes. Han evolucionado como parte de la
cultura por efecto de la comunicación y de ciertas presiones morales. Deben aparecer
como reales ante los miembros de la sociedad, y el papel de las creencias y del ritual
religioso es el proveer y reforzar esa apariencia de realidad. A través de la adoración
de los objetos sagrados, de los seres por estos simbolizados y de la aceptación de las
prescripciones sobrenaturales que son, al mismo tiempo, reglas de comportamiento,
se ejerce un fuerte control sobre la conducta humana, guiándola según lineamientos
que sostienen la estructura institucional y se adaptan a sus fines y a sus valores
últimos.

Las actividades religiosas tienen a estar bajo el control de los individuos particulares
que gozan de remuneraciones mayores que las de los miembros comunes de la
sociedad. Existe una característica relación entre los deberes de la clase sacerdotal y
los privilegios especiales de los que goza. Si el mundo sobrenatural gobierna el destino
de los hombres, su representante terreno, debe ser un individuo poderoso. El
conserva la tradición sagrada, es un ejecutor capacitado del ritual y un intérprete de la
doctrina y del mito. Está en contando tan estrecho con los dioses que se le considera
en posesión de algunas de sus características. El factor de la escasez personal no obra
en sentido técnico. Los requisitos técnicos de la profesión son en su mayor parte,
casuales. El sacerdote nunca puede estar liberado de la competencia, desde el
momento en que los criterios acerca del real contacto de un individuo con lo
sobrenatural nuca son del todo claros. Esta es la razón por la cual el prestigio de los
sacerdotes es altísimo en las sociedades en las que la pertenencia al grupo profesional
esta rígidamente controlada por la misma casta sacerdotal. A menos que esté
protegido por una clase profesional, la identificación del sacerdote con lo sobrenatural
tiende a impedir su adquisición de abundantes bienes terrenales

La posición más elevada obtenida por los sacerdotes correspondió al tipo de orden
medieval. En este existe una ‘producción económica suficiente, la población es iletrada
y por lo tanto crédula en alto grado. Si la sociedad es tan pobre, la separación del
estado sacerdotal con respecto a las otras raras veces es lo suficientemente borrosa
como para conferir un alto significado al prestigio sacerdotal

En una sociedad muy avanzada, fundada en la tecnología científica, el clero tiende a


perder prestigio, porque la tradición sagrada y el elemento sobrenatural son dejados
de lado.

También en una sociedad secularizada debe existir algún sistema para la integración
de los valores últimos y para su expresión ritual, y para el reequilibrio emotivo
requerido por las desilusiones, la muerte, las calamidades

La organización política

Desempeña un papel único e indispensable en la sociedad: la política organiza la


sociedad en términos de ley y de autoridad. La estratificación es inherente a la
naturaleza de las relaciones política.

Diversos elementos obran en la práctica para impedir al poder político que se vuelva
absoluto. En primer lugar, el hecho de que los que detentan el efectivo poder político,
y sobre todo los que desarrollan las selectas políticas fundamentales, son poco
numerosos confrontados contra el total de la población. En segundo, el hecho de que
los gobernantes representan el interés del grupo más bien que el propio, o sea que su
comportamiento está condicionado por reglas y normas

Riqueza, propiedad y trabajo

Se hace necesario para la sociedad adoptar las recompensas económicas desiguales


como principales medios para controlar el ingreso de las personas en ciertas
posiciones y estimularlas en la ejecución de sus deberes. El mono de la renta se
convierte en uno de los índices principales del estatus social. Una posición, no
comporta poder y prestigio “porque” da una renta elevada, más bien, da una renta
elevada porque es funcionalmente importante y el personal disponible resulta escaso

La fuente económica del poder y del prestigio no es principalmente la renta sino la


propiedad de los capitales. En situaciones en las que los valores sociales están
ampliamente comercializados y las ganancias constituyen el método más rápido para
juzgar la posición social de un individuo, la renta no confiere tanto prestigio a una
posición cuanto incita a las personas a competir por esa posición. Pero mientras la
diferenciación social alcanza un estadio muy avanzado y persiste la institución
hereditaria, emerge el fenómeno de la propiedad pura y de la recompensa por la
propiedad pura.

Un tipo de propiedad de los bienes de producción consiste en los derechos sobre el


trabajo y los demás. Este tipo de propiedad posee un gran significado par a la
estratificación, porque implica necesariamente una relación desigual. Un control
desigual de los bienes y servicios debe dar ventajas desiguales a las partes de un
contrato

Conocimiento técnico

La función de encontrar los instrumentos idóneos para determinados fines, sin


interesarse en la elección de esos fines, constituye la esfera exclusivamente técnica,

Es fácil encontrar la explicación en el hecho de que las posiciones que requieren una
gran habilidad técnica reciben recompensas más bien elevadas.

La distinción entre expertos y no expertos es fundamental en todos los órdenes


sociales. Los conocimientos y la capacidad no se pueden comprar. El control de las
formas de adiestramiento puede pertenecer a ciertas familias o clases, dándoles como
consecuencia poder y prestigio. Tal situación agrega una escasez artificial a la natural
escasez de capacidades y talentos. “La desocupación en las profesiones intelectuales”
puede resolverse en una degradación del prestigio de esas posiciones. Estos ajustes y
reajustes se verifican constantemente en las sociedades en proceso de mutación. La
eficacia de una estructura estratificada puede estar influida por las modalidades de
reclutamiento (LIBRE JUEGO DE LA OFERTA Y LA DEMANDA)

Una extremada división del trabajo tiende a crear muchos especialistas sin un
prestigio elevado, porque el adiestramiento es breve y la capacidad innata necesaria
es relativamente pequeña. Por otro lado, tiende también a acentuar la posición
elevada de los verdaderos expertos. En la medida en que la estructura social es
realmente especializada, también el prestigio técnico debe estar circunscrito

Variaciones en los sistemas estratificados

Modalidades de variación:
a) alto grado de especialización: tipos polares: especializado-no especializado

b) acentuación funcional y su naturaleza: tipos principales: familistico,


autoritario (“teocrático” o sacro y “totalitario” o secular) capitalistico

c) la amplitud de las diferencias

d) el grado de oportunidad de las diferencias

e) el grado de oportunidad

f) el grado de solidaridad de estrato: Tipos polares. Clase organizada, clase no


organizada

Condiciones externas

a) el estadio de desarrollo cultural: desarrolla el patrimonio cultural, se hace


necesario un aumento de especialización

b) situación con respecto a otras sociedades: la presencia o la ausencia de un


conflicto abierto con otras sociedades, o de libres relaciones comerciales de
difusión cultural influyen todas ellas, y en cierta medida, sobre la estructura de
clase

c) las dimensiones de la sociedad

Tipos compuestos

Clasificaciones en castas “feudales” o clases abiertas

Si la precedente argumentación tiene alguna validez, esta indica que existe cierta
gama de variación entre los diferentes sistemas y que cada es un compuesto de las
condiciones de la sociedad con respecto a todas las modalidades de variación.

Engels

Del socialismo utópico al científico

Engels muestra un pasaje de un tipo de socialismo utópico a un socialismo científico o


marxismo moderno. Pretende poder observar bajo qué condiciones se puede dar este
pasaje.

El objetivo del libro es poder explicar científicamente el pasaje de un tipo social a otro.
El titulo implica un pasaje de un socialismo a otro.
El socialismo utópico trasciende en una época determinada, en la cual es capitalismo
mostraba contradicciones, y no había ningún tipo de acción política independiente.

El capitalismo poseía las bases para su propia autodestrucción, la cual está en manos
del proletariado.

Los socialistas utópicos no logran descubrir la explotación de los obreros y tampoco


cual es el papel histórico del proletariado. Como consecuencia a esto, los socialistas
utópicos no logran descubrir cuáles son las leyes del desarrollo social.

Los socialistas científicos profundizan las ideas de los utópicos, marcando sus errores
y fantasías. Los científicos valoran lo que los utópicos lograron, y la posibilidad de
poder resolver algunos problemas sociales.

El socialismo científico tiene la intención de convertir el socialismo en una ciencia,


mostrando que es el socialismo el resultado del desarrollo necesario de una sociedad
capitalista, donde existe la lucha de clases.

Engels establece que el socialismo científico tiene que ver con mostrar que, el
socialismo es el resultado necesario en el momento histórico en donde surge la lucha
de clases.

El socialismo científico muestra que el proletariado tiene una misión histórica, la cual
se basa en construir una sociedad nueva. Se da el pasaje.

Los socialistas utópicos se van a quedar a mitad de camino, es decir, solo se quedan en
el plano de las ideas y no logran descubrir la realidad social. No tiene en cuenta la
historia misma.

Como hijos de una determinada época, se quedan en la pura razón, la pura


especulación.

El socialismo utópico es un socialismo idealista. Al ser hijos de la revolución francesa,


se quedan en el papel de la razón como fundadora de lo social. La utopía se relaciona
con el momento idealista.

Para que el socialismo sea científico tiene que estar basado en la realidad de la
historia concreta.

La utopía es asociada al idealismo, a la fantasía, es decir, algo que no existe en la


realidad.

Los socialistas utópicos para Engels son: San Simón, Owen y Fourier. La característica
de ambos es que ninguno puede actuar como representante de los intereses del
proletariado. Las teorías no hacen otra cosa que mostrar el estado insipiente, es decir
naciente, de la producción capitalista.
Estos autores sacan de sus razonamientos la solución a los problemas sociales.
Apuestan al uso de la razón y pierden de vista las condiciones reales de existencia.

Para Engels, el descubrimiento más importante de San Simón, es la apuesta a la


ciencia. Intentaba proyectar la importancia de los científicos y mostró que se
comienza a dar una lucha de clases dentro de la sociedad. La pelea en la revolución
francesa es también producida por los desposeídos.

Otro acierto de San Simón, es que intuye la plena absorción que hace eco por sobre la
política. Aquí aparece que la situación económica es la base de las instituciones
políticas.

El acierto de Fourier para Engels, es que se pregunta acerca del papel de la mujer, y
logra entrever cual es la miseria material y moral del mundo burgués, el cual posee
intensiones materiales.

También pone en evidencia cuales son las equivocaciones de los ideólogos burgueses.

Otro acierto, es el de analizar la historia. Para Fourier hay cuatro etapas históricas,
salvajismo, barbarie, patriarcado y civilización.

La civilización está asociada por cumplir a la sociedad burguesa. Estas cuatro fases
presentan unidas un círculo vicioso.

Otro acierto es la observación de que de la abundancia brota la pobreza.

Engels, retoma la idea de la historia como proceso y pone en evidencia cuales con los
problemas que empiezan a surgir en la sociedad: uno de los problemas es la
prolongación abusiva del trabajo, es decir la carga horaria.

Para Engels, los aciertos de Owen es la condición de los obreros, ye que percibe la
mala condición y decide poder mejorar esas condiciones. Intenta una reconstrucción
social partiendo de los sufrimientos de la clase obrera.

También percibe cual es la forma de organización social para que los obreros puedan
vivir dignamente. Le da mucha importancia al papel de la educación.

La preocupación central fue la del bienestar colectivo.

El acierto de Owen fue su carácter práctico, pensar al socialismo como una mentalidad
totalmente práctica.

Engels establece que el socialismo para estos tres pensadores es la explosión de la


razón, la cual genera un papel fundamental. Esta verdad absoluta no está anclada ni en
tiempo ni en espacio, no tiene un anclaje histórico temporal.
Para que el socialismo sea una ciencia hay que situarlo en el terreno de la realidad.

Los desaciertos de estos tres son:

 en primer lugar, es que quieren emancipar o liberar de golpe a toda la


sociedad.
 En segundo lugar, el sujeto que quiere liberarse no es representado ni
identificado.
 En tercer lugar, la sociedad es comprendida como un todo que solo tiene
desajustes.
 En cuarto lugar, lo que no alcanzan a ver es que la razón que promulgan los
utópicos es la razón burguesa.
 En quinto lugar, para ellos, la mejor sociedad puede aparecer en cualquier
tiempo y espacio.

Engels dice que estos no llegan a ver los límites propios de su época.

Engels muestra que todos los aciertos de los utópicos están basado en un dato de la
realidad: la explotación del hombre por el hombre.

La base del socialismo científico es el materialismo histórico. Engels dice que el


socialismo científico se debe basar en este materialismo.

Analiza las propuestas idealistas, la dialéctica y el materialismo histórico.

Engels, retoma el dialéctico de Hegel y lo que critica es el carácter idealista de esta.


Para que el socialismo sea científico, la dialéctica debe ser materialista.

La base de la materialidad histórica, parte de afirmar que la historia queda explicada


por las condiciones económicas (estructura) que determina la superestructura, es
decir, la política. La relación es que la estructura determina a la superestructura.

En la última parte de su libro, Engels analiza algunas tesis marxistas, de cómo se


dará el desarrollo de la sociedad capitalista. Explica cuáles son las contradicciones
mismas del capitalismo. Esta contradicción del capitalismo queda expresada en la
lucha de clases, es decir, el proletariado versus la burguesía.

El capitalismo contiene en sí mismo las claves para su propia destrucción: El


proletariado es llamado a cumplir una misión histórica de liberación.

El socialismo científico se convierte en expresión histórica del nuevo proletariado. Es


la base para que el proletariado pueda liberarse.

El socialismo científico se convierta en expresión teórica mediante la cual el


proletariado tomara conciencia de sus condiciones.
La base del socialismo científico es el materialismo histórico.

Parias urbanos. Estigma y división en el gueto norteamericano y la periferia


urbana francesa

La “nueva” pobreza urbana en las sociedades avanzadas debe comenzar con la


mención del poderoso estigma asociado a la residencia en los espacios restringidos y
segregados, que quedan cada vez más relegas las poblaciones marginadas o
condenadas a la superfluidad por la reorganización posfordista de la economía y del
Estado.

Este estigma contribuye a explicar ciertas similitudes en sus estrategias de


enfrentamiento o escape y, muchos de los factores comunes transnacionales de
superficie que dieron una validez aparente a la idea de una convergencia
transatlántica entre los “regímenes de la pobreza”

Por ser el sector más bajo de los complejos de viviendas públicas de la nación, haber
sufrido decadencia material y demográfica y haber recibido una afluencia de familias
extranjeras, las cites de la periferia urbana francesa padecen una imagen pública
negativa asociada a la delincuencia, la inmigración y la inseguridad.

Vivir en una urbanización del cinturón rojo significa estar confinado en un espacio
marcado a fuego. Los medios y los propios residentes se refieren a las Quatre Mille
como un “vaciadero”

La mala prensa de la estigmatización aumento con la irrupción de discursos sobre la


presunta formación de las llamadas cites guetos representadas como bolsones
crecientes de pobreza y desorden “árabes”

Las Quatre Mille no existen como tales en las percepciones de sus residentes. Lo que
desde afuera parece un conjunto monolítico es visto por sus miembros como un
cumulo sutilmente diferenciado de “micro-localidades”.

Los moradores de las cites tienen una vivida conciencia de estar exiliados en un
espacio degradado que los descalifica colectivamente.

La violencia verbal de los jóvenes, así como el vandalismo, deben entenderse como
una respuesta a la violencia socioeconómica y simbólica a la que se sienten sometidos
por estar relegados de ese modo en un lugar denigrado.

Entre ellos hay gran desconfianza y amargura con respecto a la capacidad de las
instituciones políticas y la disposición de los dirigentes.

Para los residentes de la cite resulta muy poco probable pasar por alto el desaprecio
de que son objeto, ya que su lugar de residencia ha llegado a asociarse con la pobreza,
el delito y la degradación moral, afecta todos los ámbitos de la existencia.
Los residentes de las Quatre Mille se apresuran a atribuir los males de su vida al hecho
de haberse quedado “pegados” a un complejo habitacional.

La discriminación residencial obstaculiza la búsqueda de trabajo y contribuye a


afianzar la desocupación local.

La estigmatización territorial afecta la interacción con los empleados, con la policía,


los tribunales y las burocracias de bienestar social de contacto más cercano, porque
ser de una cite trae aparejada una sospecha automática de desviación.

En Estados Unidos, el gueto negro tiene una posición similar y su deterioro acelerado
desde los levantamientos raciales de mediados de la década de 1960 se considera la
prueba incontrovertible de la disolución moral, la depravación cultural y las
deficiencias de conducta de sus habitantes.

Los informes periodísticos y las teorías para explicar el presunto surgimiento de una
llama infra clase en medio del gueto no hicieron más que acelerar la demonización del
proletariado negro urbano al apartarlo de la clase obrera “meritoria”

El hecho de vivir en el cinturón negro de Chicago implica una presunción automática


de indignidad social e inferioridad moral.

La difamación del gueto se inscribe en los datos de su ruina física y de la separación e


inferioridad de las instituciones residentes.

Los niños y las mujeres que residen en viviendas públicas de las áreas céntricas
deprimidas tienen dificultades para establecer lazos personales con la gente de afuera.

La discriminación residencial es al menos tan preponderante en la Ciudad Ventosa


como en la periferia parisina.

Más allá de la mirada desdeñosa de los de afuera y de la realidad de una participación


vedada en las instituciones normales de la sociedad, la situación deprimida de la
economía y la ecología locales ejerce un efecto de desmoralización penetrante en los
residentes del gueto.

El único camino al progreso es mudarse de ellos.

La posibilidad de acumular recursos para preparar una movilidad ascendente se ve


erosionada por la naturaleza depredadora de las relaciones entre los residentes y la
presión a favor de la uniformidad social que se ejercer sobre quienes tratan de
elevarse por encima del nivel de pobreza.

Vivir en un barrio del gueto entraña un riesgo físico significativo y altos niveles de
estrés psíquico que tienden a “arrastrar hacia abajo”.
La carga de la experiencia de estigmatización territorial pesa más sobre los residentes
de la banlieue francesa que sobre sus pares del gueto estadounidense.

Tres factores contribuyen a explicar esta aparente disyunción. En primer lugar, la


relegación en un espacio separado de inferioridad e inmovilidad social representa una
violación de la ideología francesa de una ciudadanía y participación unitarias en la
comunidad nacional. En contraste, la línea de color de la que el gueto es la expresión
institucional más visible esta tan arraigada en la configuración del paisaje urbano
norteamericano que se ha convertido en parte del orden de la cosas. En segundo lugar,
los residentes del gueto estadounidense son más propensos a abrazar una ideología
muy individualista de logros personales. En tercer lugar, la diferencia crucial entre
ambos cinturones radica en la naturaleza de los estigmas que traen aparejados, en el
primero son solo residentes pero espaciales y raciales en el segundo.

La banlieue francesa contiene una población mixta y multiétnica. Ningún marcador


físico o cultural de fácil percepción los señala como miembros del cinturón rojo.

Los residentes del cinturón negro norteamericano no pueden darse el lujo de este
“contexto de conciencia” dual. El gueto es una formación racial que produce una red
de asociaciones materiales y simbólicas entre color, lugar y una multitud de
propiedades sociales de valoración negativa.

El hecho de que el color sea un marcador de identidad y un principio de visión y


división hace casi imposible que los moradores de las áreas céntricas deprimidas se
liberen del estigma asociado a la residencia en el gueto.

El principal efecto de la estigmatización es similar en ambos países: consiste en


estimular prácticas de diferenciación y distanciamiento sociales que contribuyen a
reducir la confianza interpersonal y socavar la solidaridad social local.

Para recuperar algo de dignidad y reafirmar la legitimidad de su status a los ojos de la


sociedad, los residentes de la cite y el gueto suelen destacar en exceso su valor moral
como individuos.

Es como si puedan ganar en valor devaluando su barrio y a sus vecinos. También


adoptan una diversidad de estrategias de distinción que coinciden en socavar la
cohesión vecinal.

Dichas estrategias asumen tres formas principales

1. Evitación mutua

2. Reconstitución y elaboración de “infra diferencias”

3. Desvío del oprobio público hacia chivos expiatorios notorios


Los residentes de la cite francesa y el gueto norteamericano forman una comunidad
imposible divididos entre sí. Se inclinan a desplegar estrategias de distanciamiento y
“salida” que tienden a confirmar las percepciones exteriores negativas y alimentan
una mortal profecía auto cumplida gracias a la cual la mancilla pública y el oprobio
colectivo producen lo que afirman registrar.

El nexo entre el estigma territorial, inseguridad y abandono público es muy


característico del cinturón negro por el aislamiento racial padecido por los negros
norteamericanos.

Esto se refleja en la conciencia de casta y los cortes que estructuran la vida en el gueto,
donde la división entre negros y blancos es omniabarcativa.

En el cinturón rojo en cambio, la oposición dominante no enfrenta a los residentes


franceses nativos e inmigrantes sino a los jóvenes contra todo lo demás.

La banlieue francesa sigue siendo un universo heterogéneo en el que las categorías


raciales o étnicas tienen poco vigor social.

Los afroamericanos han forjado una rica cultura expresiva que les proporciona un
conjunto distintivo de prácticas, modismos y signos por los cuales se construyen a sí
mismos y dan sentido al mundo que los rodeo.

Estados Unidos goza de singularidad por tener lo que Patterson llama “sistema racial
clasificatorio” en el que “cualquiera que no sea completamente blanco y tenga la
mínima huella de ascendencia negra, es negro”

La aplicación estricta de esta regla bloqueo el surgimiento de una categoría mixta


socialmente reconocida, lo que resulta en una división infranqueable entre ellas. La
raza constituye el eje en torno del cual gira la matriz cultural afroamericana.

En el gueto, la raza está inscripta en todas partes. La conciencia del color es tan ubicua
y difundida en el cinturón negro que ni siquiera hacer falta mencionarla, puede pasar
inadvertida. Schütz lo llama “actitud natural”

En el cinturón negro, las categorías raciales tienen una inmediatez y una generalidad.

El prisma racial a través del cual los residentes del gueto ven el mundo es tan
poderoso, que quienes se las ingenian para trepar en la estructura de clases y dejar el
cinturón negro, son percibidos como si tratan de “volverse blancos” y se los considera
“traidores”

Las mismas diferencias de clase entre los negros se expresan en el idioma de la raza.
Mientras persistan las estructuras residenciales e interacciónales del “apartheid
norteamericano” no habrá razón para que la oposición existente entre blancos y
negros no se reproduzca en la conciencia.

Marginalidad urbana en el próximo milenio

Analiza las modalidades con que han surgido y se están difundiendo nuevas formas de
desigualdad y marginalidad urbanas.

En primer lugar, se hace una caracterización de lo que considera un nuevo régimen de


marginalidad urbana, en ascenso durante las últimas tres décadas desde el final de la
era fordista. Aún no hemos presenciado todas las consecuencias de aquel, porque su
advenimiento está ligado a los sectores más avanzados de nuestras economías.

En segundo lugar, aborda la cuestión que orienta los debates europeos sobre el
resurgimiento de la indigencia, la división y la tensión en las metrópolis.

Síntomas de marginalidad avanzada

El final de SXX presencia una trascendental transformación de las raíces, la


composición y las consecuencias de la pobreza urbana en la sociedad occidental.

Hay una nueva división internación del trabajo y se desarrollan nuevas industrias
basadas en revolucionarias tecnologías de la información, que han producido la
modernización de la miseria.

Antes la pobreza era en gran medida residual o cíclica, en cambio, hoy en día parece
más largo plazo o permanente y establecida en barrios relegados de mala fama en los
que el aislamiento y la alienación sociales se alimentan uno al otro.

La consolidación de este nuevo régimen se mueve por diversos caminos y asume


diferentes formar.

En EEUU y el Reino Unido, ha sido facilitada por la política de achicamiento total del
Estado llevada adelanto por partidos conservadores y liberales y por la creciente
separación espacial y social de personas blancas y de color. En otras naciones, esa
política ha sido atenuada y se complicó con el conflictivo tema de la integración de los
inmigrantes y refugiados del Tercer Mundo.

Los signos reveladores de la nueva marginalidad, son reconocibles incluso para el


observador casual de las metrópolis occidentales.

Las elites estatales y los expertos en políticas públicas están preocupados por impedir
o contener los “Desordenes” que se preparan dentro y en torno de los enclaves de
declinación y abandono urbanos.
Cuatro lógicas estructurales alimentan la nueva marginalidad

1. Dinámica macro social: La nueva marginalidad urbana es resultante de la


desigualdad creciente en el contexto de un avance y una prosperidad económica
global.

Se difunde en una era de caprichoso pero resuelto crecimiento que provoco una
espectacular mejora material para los miembros más privilegiados de las sociedades.

La opulencia y la indigencia, el lujo y la penuria, la abundancia y la miseria florecieron


lado a lado.

Las nuevas formas de búsqueda de productividad y rentabilidad en la “alta tecnología”


degradaron la industria manufacturera, y los sectores de servicios empresarios y
financieros dividen la fuerza de trabajo y polarizan el acceso al empleo duradero y las
retribuciones procuradas por él.

La modernización postindustrial se traduce en puestos altamente calificados para el


personal y la descalificación de empleos para trabajadores sin preparación.

Cuanto más avanza la economía capitalista remodelada, más amplio y profundo es el


alcance de la nueva marginalidad y más son las personas arrojadas a la agonía de la
miseria sin tregua ni remedio.

2. Dinámica económica: La nueva marginalidad urbana es el subproducto de una doble


transformación de la esfera del trabajo. Una es cuantitativa y entraña la eliminación de
millones de empleos semicalificados. La otra es cualitativa e implica la degradación y
la dispersión de las condiciones básicas de empleo, remuneración y seguridad social
para todos los trabajadores.

Primero, una fracción significativa de la clase obrera constituye una “población


excedente absoluta” que nunca vuelve a encontrar trabajo.

Segundo, el carácter mismo de la relación salarial cambio en las dos últimas décadas,
ya no otorga una protección a toda prueba contra la amenaza de pobreza. Con la
expansión del trabajo temporario, la erosión de la protección sindical, escalas
remunerativas de dos niveles, resurgimiento de talleres negreros, salarios de hambre
y privatización de bienes sociales, el contrato salarial se ha convertido en una fuente
de fragmentación y precariedad.

3. Dinámica política: La fragmentación y desocializacion del movimiento obrero no


son los únicos factores que alimentan el ascenso de la nueva pobreza humana. Los
Estados de Bienestar son productores y modeladores de desigualdad y marginalidad
urbanas.
Los estados despliegan programas y políticas destinados a limpiar las consecuencias
más evidentes de la pobreza y amortiguar su impacto social y espacial. También
contribuyen a determinar quién queda relegado, como, donde y durante cuánto
tiempo.

Los estados son grandes motores de estratificación por propio derecho. Proporcionan
o impiden el acceso a una escolarización y formación laboral adecuadas, fijan
condiciones para ingresar al mercado laboral, distribuyen bienes básicos de
subsistencia, apoyan u obstaculizan ordenamientos familiares y hogareños.

El achicamiento y la desarticulación del Estado de Bienestar, son dos causas del


deterioro y la indigencia sociales.

Los estados marcan la diferencia cuando se preocupan por hacerlo.

4. Dinámica espacial: Durante la expansión industrial de la posguerra, la pobreza se


distribuía en las metrópolis. La nueva marginalidad se conglomera en áreas
“irreductibles” y a las que “no se puede ir”.

Un penetrante estigma territorial recae firmemente sobre los residentes de esos


barrios de exilio socioeconómico. Acompaña a la estigmatización territorial, una
disminución del sentido de comunidad que solía caracterizar a las antiguas
localidades obreras.

Este debilitamiento de los lazos comunitarios con base territorial alimenta una
retirada a la esfera del consumo privatizado y las estrategias de distanciamiento.

La posibilidad de que este sea un fenómeno transicional conducente a la


desconcentración espacial de la marginalidad urbana.

Debe destacarse que esos barrios de relegación son criaturas de las políticas estatales
en materia de vivienda, urbanismo y planificación regional. Su surgimiento,
consolidación y dispersión final son una cuestión política.

Apple Michael

El título del capítulo obedece a una experiencia del autor de una visita a un país
asiático (que no quiere mencionar para no comprometer a los educadores que le han
invitado) en el cual el gobierno de esa nación decidió que para su supervivencia
económica era fundamental la entrada de capital extranjero. Para potenciarlo, el
gobierno, dominado por el ejército, ideó que sería positivo dar entrada a grupos
agroalimentarios. Ofreció grandes extensiones de terreno a muy bajo coste a una
empresa norteamericana para que cultivara patatas para el consumo de una cadena
de comida rápida, que acompañaba con patatas fritas. Bajos salarios, exención de
impuestos, maquinaria experimental que sustituía a muchos trabajadores, carencia de
preocupación por el medio ambiente, fueron las ventajas con las que contó la empresa
americana. Los agricultores que ocupaban la zona desde tiempo inmemorial, pero que
no contaban con "papeles" que pudiera demostrar propiedad alguna, fueron
desalojados de sus tierras y emprendieron el éxodo a una ciudad que les rechazaba.
Trabajos infravalorados e infra pagados en fábricas, lugares inhóspitos para vivir,
desarraigo, fue lo que obtuvieron los antiguos campesinos. Pero ¿Qué tiene que ver
esto con la educación? Al no cobrar impuestos a las compañías extranjeras, el
gobierno no tenía dinero para invertir en servicios sociales, en educación, en atención
sanitaria, vivienda. No había escuelas para los que habían llegado a la ciudad. Hasta las
estadísticas se amañaron para decir que no se necesitaban. El autor nos cuenta esta
historia para demostrar que la educación no se puede ver nunca desconectada de las
relaciones de dominación y de la sociedad en general, y que no se puede actuar como
si el capitalismo hubiera desaparecido, ni podemos actuar como si no importasen las
relaciones de clase. El trabajo educativo que no esté conectado de modo fundamental
con una comprensión profunda de la realidad sufrida por miles de seres humanos
corre el riesgo de perder su alma. La relación entre educación y las cuestiones
generales de la economía y de la política no se limita a la nación, sino que implica a
grupos más amplios. Son políticas de derechas que ocupan en la actualidad el centro
de la educación y de casi todo y suponen una tensión entre el énfasis neoliberal en los
"valores del mercado" por una parte y el apego neoconservador a los "valores
tradicionales", por otra. Para los primeros lo mejor es el debilitamiento del Estado,
pero para los segundos el Estado es el que tiene que transmitir los conocimientos,
normas y valores correctos. La educación es una de las esferas en las que la derecha
ha ido ganando terreno. El objetivo socialdemócrata de la expansión de la igualdad de
oportunidades ha perdido su fuerza política y su capacidad para movilizar a las
personas. Se produce además un ataque -más o menos velado- contra los profesores y
contra los sindicatos de los profesores. La crítica económica del sistema es anti
empresarial, derrochador y que las escuelas no consigue producir una mano de obra
cualificada. Los educadores y alumnos deben saber que en el sistema hay ganadores y
perdedores (se citan las "leyes de pobres" del s. XIX, que estuvieron vigentes en
Inglaterra y en diversas partes de EEUU, Canadá y Australia y distinguen entre los
pobres por propia voluntad o por las circunstancias). La alianza de derechas ha creado
las condiciones que le dan un poder hegemónico creciente sobre las políticas, la
economía, el bienestar social y la educación. Combina dos clases de lenguaje: el de los
niños como "futuros trabajadores", la privatización y la elección de mercado de los
"consumidores", las necesidades de las empresas y la rendición de cuentas y el control
más rígido por una parte, y por la otra el lenguaje de los valores "cristianos", la
tradición occidental, la familia tradicional y el retorno de los "contenidos escolares
básicos". La unión de estos dos tipos de lenguaje, como hace la coalición de derechas,
les otorga un poder inmenso. Para poder pensar con seriedad en la política cultural de
la educación no podemos dejar de lado ninguno de los elementos vistos (raza, género,
clase social, política cultural).

1. Aspectos conceptuales e históricos

El estado benefactor
Distribución primaria: refiere a la denominada “remuneración de los factores de
producción”; esto es, los ingresos generados en el proceso de producción y apropiado
para diferentes sectores sociales.

Distribución secundaria o redistribución: aquella que resulta luego de la reducción o


aumento que experimentan los ingresos obtenidos en la distribución primaria en
virtud de los tributos aplicados y de las diversas modalidades de transferencias
efectuadas.

EB: consiste en un conjunto de instituciones públicas supuestamente destinadas a


elevar la calidad de vida de la fuerza de trabajo o de la población en su conjunto y a
reducir las diferencias sociales ocasionadas por el funcionamiento del mercado.

Instrumentos del EB:

Distribución secundaria del ingreso mediante transferencias monetarias directas


(pensiones, prestaciones por desempleo o asignaciones familiares) o indirectas
(subsidios a productos de consumo básico), provisión de bienes (programas de
complementación alimentaria).

Prestación de servicios (educación o salud).

El establecimiento de regulación protectora de las condiciones de trabajo (higiene en


fábricas), del medio ambiente o de la calidad de bienes y servicios.

Las acciones estatales de protección social ya existían en la época medieval pero se


limitaban a dar respuestas puntuales a desastres naturales, plagas, hambrunas, etc. El
capitalismo introdujo cambios sociales que generaron la necesidad de medidas
tendientes a evitar procesos de disrupción social.

Las nuevas clases altas rechazan ahora la idea de protección e impulsan la noción de
responsabilidad personal (self-reliance). En base a estas nuevas orientaciones, la
política estatal hacia la fuerza de trabajo comienza a enfatizar la creación de un
mercado de trabajo asalariado que explica que la “protección social” se concentre en
instituciones de malas condiciones, a las que van los que no logran insertarse en el
mercado de trabajo.

La maduración de los procesos de industrialización y urbanización, y el surgimiento


de los asalariados como fuerza social crearon las condiciones para que se iniciara “el
nacimiento del seguro social”, lo que significó una ruptura con las instituciones de la
beneficencia. Éste se basaba en reglas no discriminatorias relativamente automáticas
en su aplicación ante el daño ocasionado. Además, estaba dirigido al asalariado y se
permitía, a los beneficiarios potenciales, que contribuyeran en su financiamiento, lo
que fortalecía el derecho a reclamarlo.
Además del importante crecimiento de la acción sanitaria y educativa del Estado, las
instituciones típicas del seguro social adquirieron una estructura definida antes de la
segunda guerra mundial. En relación a la cobertura, el incremento fue sostenido desde
comienzos de siglo y se acentuó en el período de entreguerras y la segunda posguerra.

El desarrollo del EB obedeció a dos determinantes:

A lo que se denomina el mantenimiento del orden social, es decir, el surgimiento dela


“cuestión social” (movimiento obrero como actor social y político), y el conflicto que
implicó en las sociedades capitalistas.

A las necesidades de legitimación y apoyo político introducidos desde fines del siglo
pasado en virtud de la extensión del sufragio y de la competencia política.

Tanto conservadores como liberales y socialistas justificaron por diferentes razones


la necesidad de desarrollar el EB.

En definitiva, conflicto social y competencia política en un contexto de creciente


democratización determinaron el origen y desarrollo del EB (lo que muestra que no
fue por hechos meramente económicos).

En sus comienzos, el EB estuvo más centrado en la idea de seguridad que en la de


igualdad, y solamente hacia la década del 40 puede hablarse de la igualdad promovida
por los sacrificios impuestos por la guerra. El desarrollo de prácticas de solidaridad
nacional, regulación pública del consumo, control de mercados y una distribución más
equitativa de las cargas que impuso la etapa bélica permitió un EB amplio y solidario.
Pero éste comenzó a derrumbarse con la expansión económica de la posguerra, donde
los diferentes grupos acentuaron la competencia por recursos del EB, retro
induciendo mayor diferenciación o desigualdad en la apropiación de beneficios. El
estado keynesiano

El EK surgió a partir de la Gran Depresión pero adquirió importancia en la segunda


posguerra y representa un nuevo ciclo de intervención estatal en la economía
mundial.

Recuento histórico del autor para llegar a la idea de EK:

El Mercantilismo significó la defensa de la producción nacional, el desarrollo del


aparato fiscal, el control del sistema monetario y crediticio, el establecimiento de
privilegios y subsidios para impulsar el comercio y la industria, y la regulación de
producción de determinados bienes y establecimientos.

Junto con el esplendor mercantilista, en Inglaterra va consolidándose una clase


capitalista agraria que produjo un cambio revolucionario en la estructura social, que
expulsó campesinos masivamente con el cercamiento de tierras comunales. Esta clase
conquistó el poder de la corona a fines del siglo XVII, hegemonía que posibilitó dar
mayor impulso al proceso de desarrollo capitalista. La ideología del liberalismo fue
una herramienta útil para encarar exitosamente la competencia con las naciones del
continente y obtener un liderazgo económico.

En el continente, el desarrollo de esa clase fue menos significativo. Es por eso que,
como la burguesía no era fuerte, fue la intervención estatal en Francia y Alemania la
que ayudó a fomentar el capitalismo industrial para hacer frente a Inglaterra. Sólo
cuando las burguesías se consolidaron, pudo “alejarse” el Estado del terreno
económico.

Pero a finales del siglo XIX y comienzos del actual se experimentaron las
consecuencias de un sistema socioeconómico que funcionaba sobre los automatismos
del mercado: la fluctuación abrupta de los ciclos y sus efectos sobre la producción y el
empleo; y el crecimiento del conflicto social. Esta etapa del liberalismo económico
culminó en la Gran Depresión y creó una respuesta keynesiana y una nueva
intervención estatal.

Causa del nacimiento del EK: La necesidad de regularizar el ciclo económico y evitar
así fluctuaciones dramáticas en el proceso de acumulación de capital (las instituciones
del EB, en cambio, nacieron por determinantes políticos).

Su preocupación es el ámbito de la acumulación de capital, de la producción y de la


distribución primaria del ingreso. La política fiscal, monetaria o crediticia son
instrumentos manejados anti cíclicamente tanto en fases de alta como de baja. Una
diferencia entre los instrumentos del EB y los del EK es que los primeros, al establecer
derechos garantizados jurídicamente, son muy rígidos y en consecuencia difíciles de
utilizar anti cíclicamente.

Tres características principales de la etapa de posguerra (Shonfield):

1. Crecimiento económico extraordinariamente rápido.


2. Dicho crecimiento fue más constante que en el pasado y las recesiones (cortas
y moderadas en general) no afectaron los niveles de empleo.
3. Los beneficios de la prosperidad se difundieron ampliamente; los salarios
crecieron tan rápidamente como el producto nacional.

Para este autor el aumento de la influencia estatal en el manejo del sistema económico
y la introducción de la planificación de largo plazo fueron los elementos claves para
entender el buen desempeño de los países capitalistas en este período.

Institución central del EK: el pleno empleo que responde fundamentalmente a una
lógica de producción y rentabilidad económica y en consecuencia es incorrecto
considerarlo como parte del EB. Está concebido como mecanismo que asegura un
óptimo de producción y de ganancia más que un instrumento de redistribución
progresiva del ingreso, aun cuando ciertas formas de empleo público tendieran a este
fin.
Un EB determinado por el proceso general de democratización social y un EK
originado por la necesidad de suavizar el ciclo económico responden entonces a
lógicas diferentes. Pero es cierto sin duda, que el crecimiento del EB fue potenciado
por una etapa del desarrollo económico (la keynesiana).

Así, las instituciones del EB y el EK produjeron la etapa más exitosa del capitalismo
tanto en materia de producción y productividad como en mejoría de las condiciones
materiales de vida de la población.

2. Acerca de la crisis

A partir de mediados de los 70 los indicadores económicos comenzaron a mostrar


una cierta reversión en materia de producción, productividad, empleo y estabilidad de
precios.

Algunos autores presentan la crisis que se inicia a mediados de los setenta como de
acumulación, que obedecería a una suerte de debilidad del proceso de inversión o
acumulación.

Diferentes hipótesis que explicarían esta situación:

Un factor explicativo sería el nivel adquirido por la inflación y su capacidad de


erosionar las decisiones de inversión. En la raíz de la inflación de los 70, se
encontraría el financiamiento de la guerra de Vietnam. Los acuerdos monetarios de la
posguerra no contemplaban formas de evitar un exceso de emisión de moneda
norteamericana. Se generó además un fenómeno de realimentación inflacionaria, ya
que ningún país osaba desarrollar una política monetaria restrictiva que pudiera
conducir a una revaluación monetaria.

También la crisis petrolera fue un elemento importante en los procesos inflacionarios


de la década del 70.

Otras hipótesis poseen un carácter sociológico. Una de ellas afirma que la crisis de
acumulación se debió a un proceso de redistribución del capital al trabajo operado en
la posguerra; se produjo una reducción del excedente disponible en manos de los
capitalistas que se tradujo en menores recursos para la inversión.

Las características del Estado democrático hicieron que los trabajadores encontraran
más fácil promover sus demandas en el terreno político que en la negociación privada.
De esta forma el denominado salario social fue ocupando progresivamente una cuota
mayor del consumo de los asalariados.

Otra hipótesis de naturaleza sociológica sugiere que el EK introdujo un elemento que


perturbó seriamente el proceso de acumulación al debilitar los mecanismos
tradicionales de disciplinamiento de la fuerza de trabajo: la recesión y el desempleo.
En otros términos, se habría entablado una lucha distributiva de gran intensidad que
expresaba en la inflación, la decisión y capacidad de los diversos sectores, inclusive de
aquellos subordinados en la estructura social, de no ceder en el logro de sus
expectativas. Pero como sólo el uso masivo del desempleo durante períodos
prolongados podría devolver la disciplina al mercado laboral, deben tenerse en cuenta
las dificultades crecientes de los empresarios para aceptar políticas recesivas
prolongadas que pusieran en peligro las ventajas tecnológicas adquiridas.

Esta hipótesis es más sólida que al anterior. Efectivamente, es poco probable que haya
existido un proceso redistributivo progresivo sostenido. La inflación fue el
instrumento utilizado para imponer límites a la redistribución progresiva, ya sea
encarada por los trabajadores o por el propio Estado.

En síntesis, como los costos de oportunidades económicas y sociales de implantar


políticas recesivas fueron evaluados como muy altos durante la posguerra, la inflación
reemplazó a la recesión como reaseguro del capital frente a las presiones
distributivas.

En 1943, Kalecki había advertido que el pleno empleo podía ser a mediano o largo
plazo un obstáculo para un crecimiento estable, dado que la pérdida del efecto
disciplinador del miedo al desempleo y el consiguiente fortalecimiento del poder de
negociación de los asalariados erosionarían la inclinación a invertir.

Al EK le cabría, la responsabilidad de haber “subvertido” el poder disciplinador que el


desempleo ejerce sobre comportamientos y expectativas de la fuerza de trabajo.

Aunque menor, el EB también tuvo su cuota de responsabilidad en la crisis al


“cooperar” con la legislación laboral y porque el gasto social posee una resistencia a la
baja y por ende no puede ser utilizado anti cíclicamente. Pero es discutible que el
tamaño del EB o del gasto público total esté relacionado, por ejemplo, a la inflación,
principal síntoma de la crisis. La evidencia disponible indica una débil correlación
negativa entre gasto público e inflación en 1979-1981; esto es, los países con los más
altos niveles de gasto público son los que tienen las tasas más bajas de inflación

En definitiva, la regularización del ciclo económico y el pleno empleo generaron un


creciente poder de la fuerza de trabajo para disputar la distribución del ingreso. En
ausencia de recesión, la inflación fue la respuesta al poder de los trabajadores.

III. La estrategia conservadora frente a la crisis

Una estrategia conservadora para superar la crisis de acumulación sería recortar el


poder de los asalariados, para presionar por una distribución del ingreso a su favor y
para ello sería necesario “desterrar” los mecanismos tradicionales del mercado o
establecer acuerdos corporativos donde quienes más deben ceder son los asalariados.

Y esto sería preciso porque la inflación dejó de ser un mecanismo efectivo para
modelar la lucha distributiva.
Una vez que el aprendizaje del “juego” inflacionario se difunde, los asalariados
presionan por mecanismos compensatorios que a su vez realimenta el crecimiento del
nivel de precios.

Para volver las cosas por su lugar, la estrategia conservadora debe atacar la
institución del pleno empleo, y sólo es necesario tocar aquellos elementos del EB que
refuerzan la posición de los trabajadores en el mercado (por ejemplo, la legislación
laboral de protección al despido).

De este modo, la resolución de la crisis pasa en primer lugar por el ataque frontal al
estado keynesiano y sus instrumentos. El desempleo, la reducción salarial y demás,
impulsarán la de pérdida de poder sindical y de capacidad estatal para regularizar el
ciclo económico.

Al EB se lo ha acusado de introducir rigideces al proceso de inversión y de


desestimular la productividad del trabajador. En la práctica, la función redistribuidora
del EB está puesta en tela de juicio. Una de las principales críticas de sectores
progresistas es que el EB no produjo un proceso de redistribución entre capital y
trabajo, sino al anterior de los propios asalariados. Pero aun éste no habría sido un
proceso progresivo.

Una pista interesante para evaluar la secundaria responsabilidad del EB en la crisis, es


la falta de ataque que ha recibido el seguro de desempleo. Los beneficios por
desempleo actuaban anti cíclicamente: a mayor desempleo, mayor gasto. En verdad se
ha cuestionado más a la estabilidad en el empleo que al seguro de desempleo.

Parece que el ajuste puede realizarse sobre el salario directo de los trabajadores o vía
inflación o recesión.

Operar a través de la inflación suele ser menos costoso, menos visible que la de
eliminar o reducir servicios como los de educación o salud. Cuando se opera vía
recesión no es de extrañar que el EB se convierta, en una herramienta indispensable
para compensar las heridas de legitimación que el ataque al keynesianismo produce
en el cuerpo social.

Podría argumentarse que la forma de proceder al ajuste no es a través de la supresión


de instituciones del EB sino mediante la desvalorización de sus productos. Pero no
sólo no existe un ataque centrado en el gasto social en cuanto tal, sino que por el
contrario, el gasto público “no social” parece haber sido el más perjudicado.

Es decir, siempre existe la posibilidad de recortar otros gastos del Estado o reducir los
gastos sociales al ritmo del conjunto del gasto estatal.

Ideológicamente es más fácil sostener que el Estado debe desprenderse de su acción


en la economía, que cuestionar los beneficios del Estado Benefactor, que son de un
alto costo en términos de legitimación, inclusive para regímenes no democráticos.
Mientras el EK fue un período en el desarrollo del capitalismo que acabó minando la
lógica de acumulación de capital, el EB lo antecedió, creció enormemente a su amparo
y está y está en condiciones de sobrevivir sin él.

Mientras las políticas monetaristas y liberales señalan el fracaso del keynesianismo


con la renuncia al pleno empleo y a las políticas anti cíclicas, el EB difícilmente podrá
ser desmantelado.

Podrá ser reducido, pero no podrá dejar de asegurar un proceso secundario de


distribución, más importante mientras mayor sea la perdurabilidad de las
instituciones democráticas y sus necesidades de legitimación.

La ideología conservadora sostiene que la crisis de acumulación ocasionada por la


intervención estatal se resuelve mediante un retorno al predominio que las “fuerzas
del mercado” poseían en el período previo a la década del 30.

Pero la propuesta conservadora no es más que una búsqueda en el pasado de la


respuesta a la crisis presente. El nivel de desarticulación y conflicto social de un
intento de este tipo podría llegar a ser extremadamente alto y en consecuencia es
improbable que una eventual demolición del EK se realice sin la preservación del EB.

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