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Una educación inicial de calidad es fundamental para el desarrollo futuro de nuestros

niños. El problema emerge cuando definimos que es lo que entendemos por calidad en la

educación, poco se ha hecho hincapié en unos de los problemas fundamentales en educación

parvularia, no solo en chile, sino que también en Latinoamérica la “sobre escolarización” en

este nivel.

Dentro del sistema educativo chileno es “una realidad en la cual la presión para niños

y adolescentes por obtener mejoras en el logro académico se ha transformado en la principal

política educativa” (Navarro 2015, pag.951) descuidando el juego como herramienta de

aprendizaje y la actividad física como medio estimulador, ya que, “tanto maestros como

directores han su cumbido en la limitación de los tiempos de actividades consideradas

meramente recreativas, orientando los procesos educativos al aumento de los tiempos en el

aula” (Navarro 2015, pag.951).

Una buena manera de aplicar el juego y la actividad física en los niños es de forma

recreativa, ya que esto permite “aprovechar esta etapa, para lograr un aprendizaje temprano

y fijación de los conocimientos, gracias al desarrollo cerebral y psicomotor en los primeros

años de vida, con el fin de continuar en el tiempo” (Hernando 2018, pag.202). Además, el

juego asegura un óptimo desarrollo de la primera infancia “el juego temático de roles sociales

los niños desarrollan habilidades para interactuar con los demás, resolver problemas,

identificar sus intereses, usar el lenguaje, retener y recordar la información (González 2014,

pag.305). García (2014), afirma que el juego debe estar en la escuela por derecho propio. No

tanto porque contribuye a otras disciplinas educativamente valiosas sino porque el juego
puede también serlo. A través del juego los individuos ponen en marcha un razonamiento

práctico y un tipo de comprensión que difícilmente se encuentra en otras disciplinas.

Las actividades grupales ayudaran a la socialización entre los niños, también al

trabajo colaborativo, además “Los juegos colectivos pueden ser una buena herramienta para

la estimulación de las funciones ejecutivas en niños y adolescentes, pues además del impacto

fisiológico del propio ejercicio, requieren una continuada implicación cognitiva” (Martín

2015, pag.963).

Navarro (2015), afirma que desde el punto de vista de las neurociencias, la actividad

física y sus beneficios en la función cognitiva han sido vinculados con el aumento de la

secreción de factores neurotróficos derivados del cerebro (BDNF:brain derived neurotrophic

factor) junto a otros factores de crecimiento que estimulan la neurogénesis, aumentan la

resistencia al daño cerebral, mejoran la capacidad de aprendizaje y potencian el desarrollo

mental.

Muchos de los beneficios conocidos por la actividad física es la mejora del estado

muscular y cardiorrespiratorio, salud ósea y funcional, reduce el riesgo de hipertensión,

cardiopatía coronaria y es fundamental para el equilibrio energético y el control de peso.

Navarro (2015), afirma que Investigaciones realizadas por las neurociencias y que

manifiesta la importancia del ejercicio físico en la función cognitiva y la generación de

aprendizajes significativos, y de cómo su práctica voluntaria genera cambios a nivel del

hipocampo cerebral que es asociado a la generación de ideas, a la reflexión, pensamiento

lógico y matemático, y al almacenamiento y reutilización de la memoria a largo plazo.

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