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Campos González Nahui Ollin

LA INFLUENCIA DEL SIMBOLISMO FRANCÉS EN LA

GENERACIÓN DEL 98: MANUEL MACHADO

La hipótesis que se pretende comprobar o refutar en este trabajo es que

efectivamente existen ciertas similitudes con la poesía simbolista francesa, ya que éstos

poetas fueron contemporáneos de Paul Verlaine, autor de Les poètes maudits y uno de los

grandes representantes de la poesía simbolista francesa y quien falleció en 1896 dejando un

importante legado, entre ellos un poema llamado Art poétique, escrito en 1885 y que fue

tomado como un manifiesto simbolista (Ferreres, 1975).

El objetivo del presente ensayo es revisar si en la poesía del poeta Manuel Machado existen

rasgos, temas, tópicos o recursos que hayan sido el resultado de la influencia del

simbolismo francés.

El presente trabajo es importante para observar de qué manera fueron absorbidos los

tópicos simbolistas, cómo fueron trabajados y qué recursos se utilizaron para producir un

efecto igual o similar al que producían los simbolistas franceses, recordemos que en España

había una tendencia a rechazar lo francés y en la literatura de la época resaltan los temas

nacionalistas y de preocupación por el porvenir español por lo que resulta interesante

investigar por qué el Modernismo Español y la Generación del 98 tomó el estilo del

decadentismo francés.

Para llevar a cabo la investigación se propone realizar una revisión de textos

críticos, teóricos e históricos acerca de la Generación del 98, el Modernismo español y

consultar los rasgos recurrentes en la literatura simbolista francesa para rastrear dichos

rasgos en la poesía de Manuel Machado, para lo que se utilizarán sólo algunos de sus

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poemas, ya que de hacerlo de su poesía completa resultaría un trabajo muy extenso. Se

analizarán para este trabajo El jardín negro, Melancolía, Morir, dormir y Yo, poeta

decadente de Manuel Machado y se buscarán los rasgos en común que tengan con las

características del simbolismo y de la poesía de Verlaine.

Hay diversos libros de historia de la literatura en los que los autores difieren

respecto a cuál es el límite del Modernismo Español y la Generación del 98 ya que algunos

autores comparten características de ambos movimientos, es el caso de Manuel Machado

quién en su poesía tiene rasgos tanto modernistas como noventayochistas, a diferencia de

Antonio Machado quién tiene un claro cambio entre la poesía de su juventud que es

modernista y la poesía de su edad madura que es noventayochista. Es el caso de Rafael

Ferreres (1956), quien en un artículo publicado en Cuadernos hispanoamericanos dice

respecto al trabajo de Pedro Salinas El problema del modernismo en España (quien separó

el Modernismo de la Generación del 98 por que se “confundían”): “Más que confusión,

como dice el admirado poeta, sería mejor indicar fusión entre estas dos actitudes literarias y

vitales bastante afines” (Ferreres, 1956). Pedro Laín Entralgo seguirá el ejemplo de Salinas

en su libro La generación del noventa y ocho publicado en 1945 aunque habrá ciertas

diferencias respecto a los autores que conforman cada una de éstas corrientes (Ferreres,

1956, s.p.). Díaz-Plaja (1951) tiene otra publicación llamada Modernismo frente a noventa

y ocho, donde hace una distinción muy interesante, ya que él dirá que las generaciones son

antagónicas y que el noventayochismo representa lo masculino y el modernismo lo

femenino.

Se han realizado algunos estudios acerca de la influencia simbolista en la literatura

española de la Generación del 98 y en el Modernismo, para esta investigación se tomará

como una de las fuentes principales el trabajo de Rafael Ferreres (1975) quien nos da un
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panorama general acerca de la introducción de la poesía de Verlaine en España: “[…] es

muy a finales del siglo XIX, en su última década, cuando comienza a sonar entre unos

pocos —el grupo de los que formarán el Modernismo y la llamada Generación del 98— el

nombre de Paul Verlaine […]” (Ferreres, 1975, pág 44). Antonio Molina (1973) en La

generación del 98, nos hablará acerca de las actitudes que tenían éstos jóvenes poetas. Dice

que en el fondo tienen actitudes puramente románticas y que en el fondo eran seres

desarraigados “abocados al fracaso; radicales pesimistas, su pesimismo fue la culminación

de un proceso de decadencia en España” (Molina, 1973, pág 16). Tanto Molina como

Ferreres hablan de algunas motivaciones de la Generación del 98, Ferreres nos aportará a la

investigación una serie de elementos que aportó Verlaine a los Modernistas y a la

Generación del 98, en el capítulo IV. Aportaciones de Verlaine a los modernistas nos habla

acerca de lo que llegó a los Modernistas, nos hablará de un credo poético (Ferreres, 1975.

pág. 69) que siguieron éstos poetas a partir del supuesto manifiesto simbolista de Verlaine.

Ferreres también nos aportará un Vocabulario (Ferreres, 1975. p.75) en el que nos dirá de

manera clara y ejemplificada el vocabulario que obtuvieron los poetas de ésta generación a

partir de la poesía verleniana así como la métrica, una revisión de los tópicos más

frecuentes y los recursos que fueron tomados si no directamente al menos adaptados de la

poesía verleniana a la española. En el artículo Recepción de Baudelaire en España

publicado en la Revista digital de literatura Rapsoda, Encarnación Medina Arjona (2009)

de la Universidad de Jaén, nos da un recorrido por todas las publicaciones referentes a

Charles Baudelaire en España, luego de eso nos habla de su influencia entre los autores de

la época y dice de Manuel Machado (quién participó en una revista llamada Helios que

tradujo a Verlaine): “[…] recibe las influencias de orden temático y formal de Baudelaire y

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de sus sucesores. […] hay una temática especialmente presente, ésa es la de la ciudad y la

obra baudeleriana […]” (Medina, 2009).

Donald L. Shaw (1982), con su trabajo La generación del 98, hablará de los

Modernistas y de los noventayochistas como si fueran un mismo grupo, no hará una

distinción entre ellos y solo los va a diferenciar por el hecho de que la Generación del 98

aspirará a “conmover hasta sus cimientos la consciencia nacional” (Shaw, 1983, pág 21).

Este autor nos hablará acerca de los temas principales que abordaron estos poetas: “se

dedicaron a un esteticismo consciente, el Arte como supremo absoluto, a la Belleza como

máximo ideal” (Shaw, 1982. pág. 20).

Respecto a Manuel Machado relacionado directamente con Verlaine y con

Baudelaire encontramos el artículo de Geoffrey Ribbans en Cuadernos Hispanoamericanos

en el que dice que los hermanos Machado estaban influidos por Paul Verlaine (Ribbans,

1957) y dado que Verlaine estaba directamente influido por Baudelaire, los hermanos

Machado se vieron influidos de manera indirecta por Baudelaire (Del Valle, 2002).

Para llevar a cabo el análisis se tomarán en cuenta los trabajos de Rafael Ferreres,

Lluis Ma. Todó y Enrique López Castellón. Ferreres ha trabajado la influencia de Verlaine

en los modernistas españoles, Todó y López Castellón se dedicaron a trabajar el

simbolismo francés y los trabajos de éstos dos autores servirán de apoyo para reforzar el

trabajo de Ferreres. En la poesía de Paul Verlaine encontramos un vocabulario muy

característico que incluye palabras como monotonía, lo monótono, melancolía,

aburrimiento, tedio, hastío, spleen, Bergamascos (en el sentido de danzante), adamantino y

celeste (en el sentido de celestial) (Ferreres, 1975). La poesía verleniana tiene una paleta de

colores que también es muy particular, las imágenes siempre tendrán colores grises y

negros y los temas serán usualmente espirituales aunque también desarrollará temas que
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tengan que ver con jardines y fuentes, el viento, el atardecer, las mujeres, los estados del

alma y también tomará personajes de la comedia italiana como el arlequín (Ferreres, 1975).

La poesía de Baudelaire, a diferencia de la de Verlaine que es un poco más

espiritual, es mucho más sensorial pero comparte con Verlaine el hecho de que “es un poeta

del claroscuro” (López, 1999), es un poeta mucho más visual, es un poeta que mira, refleja

y captura las imágenes a su alrededor. Según López Castellón, Baudelaire será más de

olores, así como Rimbaud fue de colores y Verlaine de melodía, los perfumes de la poesía

baudeleriana dan una sensación de un universo evaporado, a la vez moviliza y devuelve la

energía (López, 1999). Para Todó, Verlaine construye un yo poético trasnochado e

“ingeniamente sentimental” (Todó, 1987). La escuela simbolista va a aprovechar mucho las

imágenes verlenianas y éste yo poético trasnochado. Con base en el panorama que nos dan

estos tres autores se realizará el análisis de los poemas El jardín negro, Melancolía, Morir,

dormir y Yo, poeta decadente.

Manuel Machado fue el “más fiel, perseverante y agradecido a su maestro Paul

Verlaine” (Ferreres, 1975), fue él quien tradujo al castellano las Fêtes galantes de Verlaine

y en la hoja de propaganda de los Libreros de Madrid que anunciaba la publicación de

Fiestas Galantes, Manuel Machado es llamado “el Verlaine español” (citado en Ferreres,

1975). El mismo Manuel Machado el 19 de junio de 1921 en el periódico madrileño La

Libertad dijo: “nadie como Verlaine ha cantado el misterio cotidiano, la maravilla frecuente

de nuestros deseos y nuestros ensueños, ni tenido la sabiduría sutil de la vida […]”

(Machado, citado en Ferreres, 1975).

En el poema El jardín negro, desde el título tenemos dos elementos característicos

de la poesía verleniana: los jardines y el color negro. La primera estrofa parece más del

estilo que tenía Baudelaire en su Spleen de París en el que hace referencia a grandes
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multitudes pero que están mudas, aquí Machado dice que el eco es el que está mudo. Es un

ambiente nocturno y los simbolistas y decadentistas se remitían mucho al tema nocturno

para realizar sus obras, además menciona que el color ha muerto lo cual resulta muy

peculiar ya que tanto Verlaine como Baudelaire sí usan colores aunque sean paletas muy

oscuras, sin embargo Machado opta por dibujar un poema incoloro. La segunda estrofa es

muy oscura y sigue pareciéndose más al estilo de Baudelaire ya que dice “¡Aún crispa mis

nervios […]” y el estilo de Verlaine es más taciturno, a diferencia de Baudelaire que es

mucho más sensorial y en sus poemas es recurrente el tema de alterar la tranquilidad del yo

poético y la idea de tener presente lo sensorial se refuerza cuando Machado dice: “como si

rozado / me hubiera un momento / el ala peluda / del horrible murciélago!”. Los siguientes

versos “Ven, ¡mi amada! Inclina / tu frente en mi pecho; […]” es muy similar a los versos

del poema XXXIV EL GATO de Baudelaire: “Ven a mi amante pecho, gato mío; […]” en

éste caso el gato es una representación de la amante así que es casi la misma idea en ambos

poetas. La estrofa final con la personificación que hace de la luna recuerda al poema LXV

TRISTEZAS DE LA LUNA de Baudelaire en el que también hace una personificación de la

luna, lo que los hace diferentes es que mientras Baudelaire hace una personificación más

sensual, la personificación de la luna que hace Machado es más imponente. En Claro de

Luna de Verlaine la imagen que maneja es un poco similar en el sentido del ambiente triste

y la imagen del bosque.

Los poemas Melancolía y Morir, dormir son poemas muy breves, Morir, dormir

tiene mucho de los poemas que hizo Baudelaire referentes a la muerte, especialmente

CXXII LA MUERTE DE LOS POBRES: “La Muerte es quien consuela, y ¡ay!, quien hace

vivir; […]” y Melancolía es más verleniano, recrea el sentimiento trasnochado y más

pensativo que manejaba Verlaine y la melancolía de la que nos habla Ferreres (1975), lo
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que resulta peculiar es el color blanco que menciona Machado ya que no es un color común

que hayan utilizado los simbolistas y opta por la palabra portuguesa saudade que tiene

sentido de añoranza pero la utiliza de tal forma que más bien da idea de spleen porque

“ […] saudades sin nombre […]”, es una añoranza que no tiene nombre y el poema está

rodeado de una atmósfera de tristeza profunda lo que remite más a la idea francesa del

spleen que es un concepto que se asocia con una melancolía profunda o contemplativa. El

elemento de los árboles y las tumbas también es muy verleniano y se refuerza con la idea

del paisaje otoñal que agrega para representar su sentimiento de tristeza.

Yo, poeta decadente es el poema de Machado que tiene concentrado dentro de sí

toda la esencia simbolista que pudo absorber el poeta, claro, asimilada y mezclada con una

serie de elementos propios de la generación a la que perteneció Manuel Machado. El

sentimiento del hastío, el aburrimiento, el tedio y el spleen están fuertemente presentes en

éste poema que además tiene la característica que caracterizó mucho a Baudelaire y a otros

simbolistas como Rimbaud, por ejemplo, de pintar a la ciudad como el centro de todos los

vicios y la decadencia. También logró plasmar de una manera excelente la vida bohemia

que también tuvieron Verlaine y Baudelaire y de la que también llegaron a hablar aunque

no de manera tan explícita como lo hace Manuel Machado. El poema está cargado de un

sentimiento de melancolía, de spleen, de tedio y hastío, recuerda mucho a los ambientes

que describía Baudelaire acerca de la vida parisina en Spleen de París.

Finalmente Manuel Machado fue un poeta que estuvo en contacto directo con Paul

Verlaine al haber traducido Fêtes Galantes y de manera indirecta fue influido por

Baudelaire o al menos eso fue lo que dijo Ribbans (1957) pero en el breve análisis de los

poemas seleccionados para el presente trabajo podemos ver que el estilo baudeleriano en

cuanto a colores, sensaciones y algunas imágenes como la personificación de la luna o la


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idea de un sonido mudo, por así decirlo. El estilo verleniano está presente en cuanto al

vocabulario proporcionado por Ferreres (1975) y también un poco en los colores, el tema

de la fuente, los paisajes otoñales están presentes en la poesía de Manuel Machado y

también ese yo poético más trasnochado y menos contemplativo como el yo poético de

Baudelaire. Del movimiento simbolista Manuel Machado recupera los sentimientos de

hastío, de aburrimiento, de tedio y el spleen los cuales describe de una manera excelente en

Yo, poeta decadente en el que también representa de manera explícita la vida bohemia que

llevó, a diferencia de Verlaine y Baudelaire que no ahondaban demasiado en esto al menos

no de manera explícita.

Manuel Machado estuvo muy influido tanto por Verlaine y Baudelaire de manera

directa y asimiló lo mejor de ambos haciendo una poesía con un estilo particular ya que no

se limitó a tratar de imitarlos sino que agregó su propio estilo añadiendo colores a la paleta

de los simbolistas y agregando elementos muy nacionales como en Yo, poeta decadente en

el que se asume como “bisnieto del Cid” y en el que habla de las tradicionales corridas de

toros y éstos elementos los fusiona perfecto con el sentimiento de hastío del Spleen de

París, las imágenes otoñales en Melancolía muy verlenianas y la idea de la muerte

baudeleriana de Morir, dormir hacen de Manuel Machado un poeta muy bueno y muy poco

estudiado que vale la pena comenzar a analizar con mayor dedicación y profundidad.

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Lista de referencias

Baudelaire, C. (2013). Las flores del mal. Madrid: Cátedra.

Díaz-Plaja, G. (1951). Modernismo frente a noventa y ocho: una introducción a la literatura

española del siglo XX. Madrid: Espasa-Calpe

Ferreres, R. (Enero 1956). Los límites del modernismo y la generación del 98. Cuadernos

hispanoamericanos, 73, 19. 08/04/2017, De Biblioteca Virtual Cervantes Base de

datos.

Ferreres, Rafael. (1975). Verlaine y los modernistas españoles. Madrid: Gredos

González del Valle, Luis T. (2002). La canonización del diablo. Baudelaire y la estética

moderna en España. Madrid: Verbum.

López, Enrique. (1999). Simbolismo y bohemia: la Francia de Baudelaire. Madrid: Akal.

Machado, M. (1993). Poesías completas. Sevilla: Renacimiento.

Medina, Encarnación. (2009). Recepción de Baudelaire en España. Rapsoda, 1, 15.

Molina, Antonio F. (1973) La generación del 98. Barcelona: Labor.

Ribbans, Geoffrey. (Agosto 1957). La influencia de Verlaine en Antonio Machado.

Cuadernos Hispanoamericanos, 91-92, 201. 08/04/2017, De Biblioteca virtual

Cervantes Base de datos.

Shaw, Donald L. (1982). La generación del 98. Madrid: Cátedra.

Todó, Lluis Ma. (1987). El simbolismo. El nacimiento de la poesía moderna. Barcelona:

Montesinos.

Verlaine, P. (1981). Poesía completa. Tomo I. Barcelona: Libros Río Nuevo.

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