Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1 http://www.scielo.cl/pdf/estped/v34n1/art10.pdf
En un segundo momento, la exclusión social se presenta en las últimas tres
décadas con la globalización. Aquí, los cambios en las relaciones laborales se
dan con la precarización del empleo, la desregularización y la flexibilización
laboral que llevan a una pérdida total o parcial de ingresos, lo que provoca
mayor pobreza, mayores desventajas sociales y políticas y una pérdida de
vínculos sociales.
El Estado benefactor pasa a privatizar muchos de sus servicios que antes eran
bienes no mercantiles, se da una reestructuración de los mercados económicos
y un progresivo desmantelamiento del Estado Social.
2 http://www.ipc.org.co/agenciadeprensa/index.php/2016/10/12/la-produccion-neoliberal-de-vidas-
residuales/
político, y sobre todo como un gran peligro que acecha al Estado. La pobreza
empieza a ser un asunto público”3.
3 Restrepo Meza, Clara Inés. Pobreza urbana en Medellín. Mediciones y percepciones. Medellín.
Corporación Región. 2010.
4http://repository.unimilitar.edu.co/bitstream/10654/13548/2/Plan%20para%20crear%20una
%20fundaci%C3%B3n.pdf
En cuanto al nivel educativo que tienen la gran mayoría de la población reclusa
en el país, esta presenta niveles educativos bastante bajos, gran parte de la
población no había aprobado ningún nivel educativo y unos pocos habían
cursado solo algunos años de primaria (tercer grado en promedio) y estudios
de secundaria (3,25 años en promedio); finalmente, una minoría había
realizado estudios universitarios.
5 http://www.unilibrebaq.edu.co/unilibrebaq/pdhulbq/html/POBLACION%20RECLUSA.htm
.
http://www.unilibrebaq.edu.co/unilibrebaq/pdhulbq/html/POBLACION
%20RECLUSA.htm#marks26
Esta obra autoritaria se ha reforzado por el matiz armado que desde hace ya
cuarenta años adquirió nuestro conflicto político, económico y social. Situación
aprovechada para, de un lado, hacer prevalecer la seguridad del Estado y de
una élite todopoderosa sobre la seguridad de toda una nación. Y, de otro,
garantizar la impunidad en los crímenes políticos o de Estado cometidos por los
agentes de la fuerza pública. Por ello no se nos debe hacer extraño que
mientras la pena para el alzado en armas oscila entre seis y nueve años de
prisión, la impuesta al secuestrador extorsivo, que llegaba hasta sesenta en el
anterior código, alcanza cuarenta (máxima) en la reciente reforma; el pánico
económico, al que cíclicamente somete el sector financiero a toda la población,
no es siquiera investigado y por el contrario es premiado con la recapitalización
de la banca privada por parte del Estado. Tampoco debe sorprender que hasta
este año la desaparición forzada de personas, tan practicada por los militares,
no era una conducta considerada en Colombia como un hecho delictivo.
Llegado a este punto es pertinente decir con algunos autores que el Estado en
Colombia (y ojalá en ningún otro país hermano sea así) en ejercicio de su
espuria política criminal, no previene, no controla, no persigue ni ejerce
contención a la criminalidad, sino, dadas la prioridad y la conveniencia políticas
para mantener el statu quo, previene, controla persigue y ejerce contención
sobre su adversario político, calificado como enemigo.
http://www.derechos.org/nizkor/colombia/libros/dih/cap4.html
PROCESO DE PENALIZACIÓN DE LA POBREZA
"Las estadísticas del INPEC indican que entre enero y agosto de 1996
ingresaron por estos delitos un total de 3.833 nuevos internos; la cifra es
escandalosa si se tiene en cuenta que en términos globales en ese año la
población reclusa aumentó en 9.372 personas, mientras que entre 1994 y 1995
el incremento había sido en promedio de mil internos anuales. Ello explica por
qué en la cárcel Modelo de Bogotá se haya colocado un aviso que dice: "no se
reciben detenidos por ley 228".
Digamos finalmente que las formas delictivas más graves que se suceden en
Colombia, vale decir las que ofenden hondamente la conciencia universal, en
tanto crímenes de lesa humanidad, no son objeto de represión penal y en su
comisión los victimarios no son los pobres, sino las víctimas. Mientras esto
discurre con los auténticos criminales, hay que señalar que el 31 de agosto de
1999, en el marco de una protesta nacional, fueron detenidas en Bogotá más
de 1.100 personas, en su mayoría niños y niñas, todos habitantes de barrios
pobres
http://www.derechos.org/nizkor/colombia/libros/dih/cap4.html
Conclusión