Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1. Responsabilidad Civil______________________________________________3
2. Precisión de la categoría obligaciones derivada de la responsabilidad civil_____3
Obligaciones legales______________________________________________13
Gestiones de negocios_____________________________________________15
Enriquecimiento sin causa _________________________________________16
Pago indebido___________________________________________________17
Conclusiones
Bibliografía
Anexos
1
INTRODUCCIÓN
Uno de los temas del derecho internacional privado que más ha evolucionada en los
últimos años ha sido el de la responsabilidad civil, sobre todo en el aspecto relativo a la
determinación del derecho aplicable. Su transformación se ha debido principalmente a la
rigidez del sistema conflictual tradicional que nos permite lograr soluciones adecuadas a
los problemas que esta materia plantea.
La dificultad esencial estriba en que al analizar los posibles puntos de conexión que
pueden utilizarse para elegir el ordenamiento jurídico del que se han de tomar las normas
sustantivas aplicables al caso concreto, se hace evidente, con mucha frecuencia, el
enfrentamiento entre los diversos objetivos que el derecho internacional privado pretende
alcanzar. Se presenta una disyuntiva que obliga a elegir entre la seguridad jurídica y la
equidad, a la que no se ha encontrado una solución adecuada, puesto que la materia
pretende lograr en principio un equilibrio entre ellas.
2
RESPONSABILIDAD CIVIL EN EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
3
Este hecho ha traído como consecuencia dificultades tanto en su definición como
en su precisión e interpretación. Sim embargo, esta figura jurídica ha sido acogida
por la propuesta de Convenio Europeo sobre ley aplicable a las obligaciones no
contractuales elaborada por el Grupo Europeo de Derecho Internacional Privado
en su sesión de Luxemburgo del 28 de septiembre de 1998. El texto no establece
ninguna regla en orden a la calificación de la figura y se limita a distinguir entre
las obligaciones no contractuales que derivan de un hecho dañoso y aquellas que
derivan de uno distinto.
Por su parte, el Derecho comparado tiende al abandono de la formulación negativa
de la categoría y a la disgregación del concepto y se dirige hacia el diseño de un
cuadro de normas especializadas de Derecho Internacional Privado para los
distintos supuestos incluidos tradicionalmente en la noción de obligaciones no
contractuales.
En la actualidad, la teoría de las obligaciones tiende a enumerarlas y
sistematizarlas, y a formular categorías, no mediante la construcción de conceptos
más o menos artificiosos como los cuasicontratos, que solo tienen aplicación
histórica, sino a través de los supuestos de hecho que dentro de cada sistema
jurídico originan y fundamentan una relación jurídica. A partir de esta línea de
pensamiento, la ley italiana de Derecho Internacional Privado de 1995 distingue
tres fuentes de obligaciones: Los actos jurídicos unilaterales (promesa unilateral,
títulos negociables y representación voluntaria)
Las obligaciones legales, entre las que se distingue los cuasicontratos (gestiones
de negocios enriquecimientos sin causa y pago de lo indebido) y las obligaciones
legales propiamente dichas (aquellas que no tienen su origen en un hecho, sino
que son la consecuencia necesaria de una relación jurídica principal)
La responsabilidad por hecho ilícito, con una solución particular para la
responsabilidad por daños por los productos.
4
responsabilidad extra contractual. Lo mismo hacen otros sistemas como el
consagrado en la Ley de Quebec de 1991 y en la Ley alemana de 1999.
5
(abordaje o colisión), el derecho de mercado (ilícitos contra la competencia
desleal, responsabilidad por daños por los productos y responsabilidad por daños
contra los bienes inmateriales), el derecho de trabajo (accidentes de trabajo), el
derecho de familia ( delitos entre esposos) y el derecho de personas ( intromisiones
en los derechos de la personalidad) o el derecho de bienes (daños al medio
ambiente) sino, también, temas que pueden considerarse el núcleo irreducible del
estatuto delictual como los daños derivados de accidentes de circulación por
carretera.
Las nuevas tecnologías y el transporte automotriz han multiplicado la producción
o posibilidades de producción de daños. No interesa tanto la causa de las acciones
humanas como sus resultados. La victima debe ser indemnizada siempre y se
consagra el sistema de responsabilidad objetiva: la obligación de resarcimiento se
genera simplemente por la relación de causalidad entre el acto y el daño. Nos dice
Fernando de Trazegnies que, dentro de los objetivos actuales y las circunstancias
concretas en que se producen los daños en el mundo contemporáneo, la
responsabilidad extra contractual no tiene por objeto sancionar sino reparar. Por
tanto, el centro de preocupación está en la victima y no en el causante.
Las repercusiones en DIP de estos cambios son las consideraciones del lugar del
daño como factor central de la localización de responsabilidad objetiva y la
consagración de la acción directa en los mecanismos conflictuales.
Eslava reseña que, en materia de responsabilidad civil, el Derecho comparado
depara un panorama muy heterogéneo y refleja más la fase de trasformación y
evolución de esta materia que su reordenación sistemática. Mientras las leyes
suiza y rumana consagran soluciones particulares para los accidentes de
circulación por carretera, la responsabilidad por los daños por productos, la
concurrencia desleal, las violaciones a la competencia y los daños derivados de
inmuebles e intromisiones en la personalidad, otros ordenamientos jurídicos en
los que se ha reformado las normas de conflicto en materia de responsabilidad
civil se limitan a establecer soluciones particulares exclusivamente para los
supuestos que han adquirido autonomía respecto a la categoría general por vía
convencional. Así, Italia ha consagrado una solución particular para la
responsabilidad por los daños por productos.
Por su parte, Alemania a la que no le resultan vinculantes los Convenios de la
Haya de 1971 y de 1973, referidos a las leyes aplicables en materia de accidentes
6
de circulación por carreta y responsabilidad por productores, respectivamente no
ha seguido el criterio de la especialización. Así, pues, la exposición de motivos de
una ley germana de 1999 considera inútil la adopción de disposiciones propias
para cada tipo de ilícito, por cuanto la regla general y la cláusula de excepción
garantizan suficientemente un grado de flexibilidad para que puedan tenerse en
cuenta las peculiaridades de cada caso.
Por otra parte, la jurisprudencia francesa muestra resistencias a la ruptura de la
responsabilidad civil. La Corte de Casación de este país no hizo referencia alguna,
en un asunto referido a competencia desleal, al mercado o a la afectación de la
competencia, cono a la responsabilidad civil y sus elementos (hecho generador y
daño). Con ello, parecía indicar que quería mantener la unidad y rechazaba entrar
en un proceso de fragmentación.
7
consecuencia, puede decirse que existe un pluralismo metodológico en la
responsabilidad extra contractual.
El método sustancialista o de creación de normas materiales se ha revelado
el método preferente en algunos convenios que regulan materias de mucha
relevancia internacional (polución, transporte y energía atómica). Asimismo,
es el método preferido en los Convenios de Consejo de Europa (Convenio para
la protección de la persona frente al tratamiento de los datos y Convenio de
Lugano sobre la responsabilidad por daños al medio ambiente y de las normas
de origen comunitario), porque garantiza los objetivos perseguidos para la
realización del mercado interior (responsabilidad por daños causados a los
productos o responsabilidad por daños causados de los derechos de la persona
por el tratamiento de datos personales). Por su parte, las jurisprudencias
francesa y belga han vinculado la responsabilidad civil de las normas
materiales imperativas de aplicación inmediata. Asimismo, encontramos
referencias a las normas de seguridad y comportamiento en el art 7 tanto del
Convenio de la Haya sobre la responsabilidad por accidentes de carreta como
la responsabilidad por daños por los productos. De igual modo, la Ley de
Quebec dispone, en su art. 3129, que sus reglas se aplican de modo imperativo
a la responsabilidad civil respecto a todo perjuicio sufrido en Quebec o fuere
de Quevec, y que resulta bien de la exposición de una materia prima
proveniente de Quevec o bien de su utilización, haya sido o no trata esta
materia prima. Según Groffier este artículo no tiene por finalidad salvaguardar
la organización económica del Estado sino defender ciertos intereses
económicos, y eso desvirtúa el sentido originario de las leyes de policía.
Nos dice Eslava, que la disciplina del mercado ha desplazado la norma
multilateral y ha dado entrada a las normas de extensión, con lo que se ha
iniciado una tendencia a eludir el método atributivo cuando la responsabilidad
civil es objeto de una regulación material especial e inserta en textos legales
vinculados a la organización económica y social del Estado.
8
Estos convenios unifican bien el derecho material o bien las normas de
conflicto; y muestran, en todo caso una clara inclinación a su carácter
universal o erga omnes. Unifican el régimen conflictual de la responsabilidad
civil, los Convenios de la Haya sobre la ley aplicable en materia de acciones
de circulación por carretera del 4 de mayo 1971 y sobre la ley aplicable a la
responsabilidad por productos del 2 de octubre 1973, que afectan a dos de los
sectores que mayor litigiosidad plantean en la responsabilidad civil. Ambos
convenios, una vez entrados en vigor en un país, sustituyen a las normas del
mismo con independencia de que la nacionalidad, el domicilio o la residencia
de las personas interesadas sea de un Estado parte o de un tercer Estado, y
cualquiera que sea el derecho declarado aplicable por la norma convencional
con la única condición de que el litigio se plantee antes los tribunales de un
Estado en que haya entrado en vigor el convenio de que se trate.
Nuestro derecho positivo tanto en los diversos Códigos Civiles de 1852, 1936 y
1984, como en los Tratados de Montevideo de 1889 y el de La Habana de 1928,
suscritos y ratificados por el Perú ha mantenido la conexión de la lex loci delicti
comissi en lo que respecta a la responsabilidad extra contractual.
El código civil de 1852, inspirado en el Código Napoleón, adopto el principio de
la culpa como fundamento para la determinación de la responsabilidad extra
contractual bajo el título “obligaciones que nacen de delitos o de cuasidelitos”.
Resaltaba de esta forma, el carácter de hecho ilícito del acto que produce el daño
resarcible y la necesidad de la existencia de dolo o de culpa para configurarlo, y
mostraba el aspecto penal y territorial en materia de actos ilícitos. La doctrina de
esa época dudaba entre encauzar esa territorialidad de acuerdo con la ley del lugar
de la comisión de delito o más bien según la aplicación de la ley del foro, ya que
se pensaba que era un problema de ley penal y no se admitía la separación entre
tribunal competente y la ley aplicable.
El código civil de 1936 permanece fiel a la tradición de la culpa y se acoge
tímidamente a la teoría objetivista expresada en algunas excepciones
contempladas. Nos recuerda Fernando de Trazegnies que el art. 1136 del Código
9
Civil de 1936 reproduce en forma prácticamente idéntica el art. 2191 del Código
Civil de 1852, que resumía en un solo texto los artículos 1382 y 1383 del Código
de Napoleón. Como explican los hermanos Mazeaud, la palabra “hecho” no
significa otra cosa que lo que Domat había aludido con el mismo término, es decir
“hecho ilícito” o falta intencional (delito civil). Por consiguiente, la trilogía
hechos, descuido e imprudencia del art. 1136 del Código Civil de 1936 al igual
que sus antecedentes del siglo XIX se refería al dolo y a las dos formas de la culpa
(descuido e imprudencia), no a una responsabilidad objetiva por el mero hecho.
De acuerdo con esta premisa del derecho sustantivo se mantuvo la conexión de la
lex loci delicti en el ámbito del DIP.
El proyecto de la Comisión Reformadora del Código Civil en lo que respecta a la
responsabilidad extra contractual, cuyo autor fue Fernando de Trazegnies, dio un
paso más adelante y planteo la distribución social de los riesgos como principio
de responsabilidad en los casos de accidentes, sin perjuicio de seguir reputando
como inexcusable la responsabilidad por dolo y culpa en todos los casos y
mantener el principio de la culpa para aquellos daños y perjuicios que no son la
consecuencia estadísticamente inevitable del modo de vivir contemporáneo, los
accidentes, sino producto de la acción propiamente ilícita de un individuo en
particular (la calumnia, infamia a los perjuicios resultantes de las infracciones de
los derechos de la personalidad). Sin embargo, el principio de la distribución
social del riesgo no fue finalmente aceptado porque se le considero demasiado
novedoso y revolucionario para la época. De este modo, al promulgarse el Código,
la responsabilidad extra contractual apareció con un artículo sustancialmente
diferente al del proyecto y otorgo un lugar privilegiado al principio de la culpa.
No obstante, nos dice Trazegnies, la versión finalmente aprobada parece haberse
acogido a la idea de que el acto ilícito no es la única fuente extra contractual de la
obligación de pagar una indemnización para reparar a la víctima, ya que existen,
asimismo, actos ilícitos que, dada su peligrosidad, convierten objetivamente al
causante en responsable, aunque no hubiera hecho nada ilícito ni culpable.
10
elimino acertadamente esta referencia limitativa que circunscribía la
responsabilidad extracontractual al ilícito civil.
Nos recuerda Aguilar Navarro que fue Rabel el que introdujo un cambio en el
régimen conflictual de los actos ilícitos, al considerar la intención o finalidad del
acto, pero sobre todo de la finalidad de la norma y la sanción. Con ese objetivo
distinguió los actos que se poyan en una acción intencionada y culposa de aquellos
que parten de una negligencia. En relación con los primeros, destaca la
peculiaridad de tipos delictivos como los actos fraudulentos, los delitos contra el
honor realizados por medios de difusión masivos y la competencia desleal e ilícita.
En última instancia, la teoría queda orientada según el tipo y justificación de la
responsabilidad.
Hay dos tipos de responsabilidad, según se parta de la contraposición entre
responsabilidad - culpa y responsabilidad – sanción, o de la noción de
responsabilidad - riesgo.
En el primer caso hay que estar a la ley del acto ilícito; en el segundo, se impone
la ley del lugar del daño. Con ciertas modificaciones para dar entrada a una tercera
situación, la de la negligencia sin culpa. Ehnzweig se ha movido de acuerdo con
este planteamiento, que procede a combinar la acción de la lex loci cuando se trata
de acto delictivo y de la ley del lugar del daño cuando es un supuesto de
responsabilidad por riesgo.
El artículo 2097 del Código Civil regula, bajo el termino genérico de
“responsabilidad extra contractual”, la que se origina en un acto ilícito como en
cualquier conducta ilícita pero que causa a otro un daño o perjuicio, trayendo
como innovación la regulación de la responsabilidad por omisión.
En lo que respecta al ámbito de la lex loci, no existe en la doctrina una posición
concordante, sim embargo, la que tiene más apoyo en el derecho comparado es la
que comprende de las siguientes cuestiones: el tipo de responsabilidad, el
supuesto, las condiciones (imputabilidad, antijuricidad, culpabilidad y causalidad
, cuando se trata de hechos ilícitos); la extensión de la responsabilidad; las causas
de la exoneración, limitación y distribución de la responsabilidad; el tipo de daños
indemnizables (patrimoniales, no patrimoniales) y su existencia; la cuantía y las
modalidades de la indemnización; las personas con derecho propio a
indemnización; la eventual responsabilidad por hecho ajeno; la transmisibilidad
11
(intervivos y mortis causa) del derecho a reparación; y la prescripción y la
caducidad basadas en el transcurso del tiempo.
En otras cuestiones, la aplicación de lex loci aparece más problemática cuando se
produce, en una misma situación, una concurrencia de aspectos contractuales y
extra contractuales como el contrato de seguro concluido, que prevé la
responsabilidad civil.
Así pues, la acción directa del perjudicado frente al asegurador está comprendida
en la competencia de la ley aplicable a la responsabilidad extra contractual, ya que
el origen de esta acción está en el propio hecho ilícito, aunque tenga como
presupuesto un contrato de seguro (cuya ley delimita siempre los riesgos
cubiertos) entre el causante del daño y el asegurador. Sim embargo, la
incorporación del principio favor laesi en otros sistemas de DIP permite, a favor
del perjudicado, una alternativa o, subsidiariamente, la acción directa admitida
por la ley federal suiza de 1987, según el cual: “el lesionado podrá dirigir la acción
directamente contra el asegurador responsable si lo prevé el derecho aplicable al
acto ilícito o el derecho aplicable al contrato de seguro”.
Asimismo, la ley aplicable a la responsabilidad extra contractual podrá entrar en
concurrencia con la lex fori. Según Aguilar Navarro, esta manifestara
normalmente a través de la excepción del orden público y las leyes imperativas
del foro. El orden público suele intervenir en esta materia respecto de la
apreciación de la ilicitud del hecho dañoso, la indemnización, la valoración del
daño, el alcance de la reparación, etc. Aunque siempre que se trate del orden
público, su aplicación deberá ser restrictiva.
En este sentido el art. 5 de la Resolución del Instituto de Derecho Internacional en
la sesión de Edimburgo de 1969 señala que la ley aplicable a la responsabilidad
extra contractual no puede ser descartada más que en la medida en que su
aplicación fuera manifiestamente incompatible con el orden público del foro.
Finalmente, concluye Navarro pueden considerarse para la determinación de la
ley aplicable a la responsabilidad extra contractual las normas imperativas
vigentes en el país donde el comportamiento delictual relevante del daño haya
tenido lugar. Así lo dispone, por ejemplo, el art. 142 de la ley federal de suiza de
derecho internacional privado de 1987.
12
4.1. Obligaciones legales
El artículo 2098 de nuestro Código Civil trata de las obligaciones originadas
por mandato de la ley, de la gestión de negocios, del enriquecimiento sin causa
y del pago indebido, y determina que se rigen por la ley del lugar en el cual se
realizó o debió realizarse el hecho originario de la obligación. La tendencia
científica contemporánea reduce las fuentes de las obligaciones a solo 2
categorías: los contratos y la ley. Por su parte, las obligaciones delictuales
conforman una categoría especial de las obligaciones legales.
Por otro lado, las figuras que tradicionalmente se rubrican como
cuasicontratos o cuasidelitos, impiden agotar la vasta serie de aquellas
obligaciones que no son contractuales, ni delictuales. La gestión de negocios,
el pago indebido y el enriquecimiento sin causa son situaciones surgidas de
obligaciones legales. Sin embargo, la mayor parte de situaciones que
pertenecen a la misma categoría jurídica se encuentra en diversos dominios
del derecho, sobre todo del derecho de familia (obligaciones alimentarias) o
del derecho de propiedad (obligaciones de los propietarios de inmuebles
vecinos), lo que nos permite caer en la cuenta de la amplitud del fenómeno de
las obligaciones legales.
El problema se presenta cuando se trata de determinar el elemento que permita
separar las diferentes obligaciones legales. Según Ferrari el solo elemento que
nos puede servir para este propósito es la consideración de la situación
subyacente de la obligación y asi nos referimos a obligaciones legales a la
disciplina jurídica del matrimonio y de la filiación, de la adopción, del régimen
de la propiedad y del goce, en general de tal o cual derecho real, o de ciertas
actividades económicas, por ejemplo. Las fuentes tradicionalmente admitidas
de las obligaciones legales (cuasicontratos y cuasidelitos) solo cubren un
espacio muy reducido del conjunto de las obligaciones legales. Dada la
variedad de las diferentes obligaciones legales es imposible regir a todas por
una misma regla de conflicto. En efecto, la mayor parte de las obligaciones
formuladas en la ley son sino elementos de la organización de un sector del
derecho, el matrimonio, la familia o la propiedad, que las reglas de conflicto
consideran en su unidad. Así, por ejemplo, no tendría ningún sentido someter
las obligaciones reciprocas de los propietarios de los predios vecinos a un
régimen distinto del de la ley que es competente en materia bienes inmuebles;
13
u ocuparse de las obligaciones pecuniarias del marido respecto a su mujer en
el marco de otra ley que no sea la que rige el matrimonio o de las obligaciones
alimentarias de los padres con sus hijos al margen de la ley competente en
materia de filiación. Y eso puede aplicarse a todas las otras instituciones.
No se puede destruir, pues, la unidad de ciertos conjuntos de reglas que se
presuponen las unas a las otras mediante la yuxtaposición, en el resultado de
la solución de los conflictos de leyes, de reglas que no tienen nada que ver una
con la otra y que salen de contextos socioeconómicos incompatibles. Si esto
se hiciera, se volvería a restablecer, en una amplia serie de situaciones, el
imperio de la lex fori, a causa de la incompatibilidad reciproca de las reglas
extranjeras relacionadas. De este modo, se negaría la esencia misma del
problema de los conflictos de leyes.
Por ser esta solución manifiestamente insostenible, la jurisprudencia y la
doctrina de todos los países han admitido siempre que tales obligaciones caen
bajo el imperio de la ley que rige la institución a la cual se conectan. Así, por
ejemplo, la lex rei sitae será la competente en materia de inmuebles; la ley del
domicilio común (o de la nacionalidad común), en materia de obligaciones
ligadas al régimen de matrimonio; y la ley sucesoral, en materia de la
administración de los bienes de una sucesión.
La regla en materia de obligaciones no contractuales aparece necesariamente
como una regla residual, destinada a operar en las situaciones que no tienen
una base socioeconómica que las conecte con otras reglas de conflicto.
Una vez establecido el principio de interpretación del sistema de conflicto es
fácil aplicarlo incluso a las figuras generales de las obligaciones legales, es
decir, a los casos clásicos. En efecto, tanto en la doctrina como en la
jurisprudencia hay una fuerte tendencia a interrogarse sobre la situación que
en el caso concreto ha dado lugar a una obligación de restitución de un pago
indebido o de una indemnización como consecuencia de una gestión de
negocios, o a un enriquecimiento sin causa.
Con la finalidad de que la redacción del art. 2098 refleje con mayor claridad
la naturaleza jurídica de las obligaciones legales que se pretende normar,
proponemos su modificación en base a la siguiente redacción:
Las obligaciones que nacen por mandato de la ley y no derivan de situaciones
que pertenecen a la misma categoría jurídica normadas por sus propias reglas
14
de conflictos; así como, la gestión de negocios, el enriquecimiento sin causa
y el pago indebido se rigen por la ley del lugar en el cual se llevó o debió
llevarse a cabo el hecho originario de la obligación.
4.2.Gestión de negocios
La doctrina clásica de los cuasicontratos, entre ellos, la gestión de negocios.
Nos recuerda Eslava que la figura jurídica de los cuasicontratos fue
abandonada, primero, por el Código Civil alemán y, más tarde, por los
Códigos Civiles suizo, italiano y portugués por la falta de consistencia lógica
y dogmática de esta categoría que, como ya dijimos anteriormente, solo se
explica por razones históricas. El Código Civil alemán le concede un
tratamiento particularizado como sub sección de la regulación del contrato de
mandato.
En lo que respecta al derecho positivo peruano el Código Civil de 1852
reconocía como fuente de las obligaciones a los cuasicontratos y los definía
en el art. 2111 como los hechos ilícitos por los cuales quedan a los hombres
sujetos a una obligación en virtud de un consentimiento presumido por
equidad. El Código Civil de 1936 elimino la categoría de los cuasicontratos;
sin embargo, observa Cardenas, concibió la gestión de negocios como una
figura cercana al mandato y le dio una ubicación inadecuada en el código. El
Código Civil de 1984 solo reconocer como fuentes de las obligaciones la
voluntad y la ley, y trata de la gestión de negocios en la sección tercera del
libro VII (fuente de las obligaciones)
La ley aplicable a la gestión de negocios a tenor de los dispuesto en el art.
2098 es la ley del lugar donde el gestor realizo su actividad. Amoros nos
recuerda que la mayoría de os escasos sistemas de DIP que contienen una
norma conflictual específica para la gestión de negocios ajenos, así como la
opinión dominante en la doctrina y la jurisprudencia, se inclinan
inequívocamente por la competencia de la ley local y encuentran su
justificación en razones de equidad, oportunidad e interés público, así como
en el carácter legal de las obligaciones que nacen de la gestión oficiosa. El
dominio de la ley aplicable se extiende para regular los presupuestos o
requisitos de la gestión de negocios ajenos, así como los derechos y
15
obligaciones del gestor durante la gestión y una vez terminada esta (rendición
de cuentas, por ejemplo); los del dominus (abono de los gastos necesarios y
útiles); las consecuencias del incumplimiento de las obligaciones; la
posibilidad de la delegación de la gestión, así como la revocación o no de esta,
entre otros aspectos. Pero con ello podrían concurrir otras leyes: la personal
para las cuestiones de capacidad para la gestión de negocios ajenos sin
embargo (aunque las consecuencias de la incapacidad serán determinadas por
la ley aplicable de la gestión) y la ley aplicable al estatuto formal para la
manifestación expresa o tácita de la ratificación.
16
ha pronunciado, en este caso a favor de la autonomía del enriquecimiento y
del cobro de lo indebido cuando, al ratificar el Convenio de Roma del 19 de
junio de 1980, hizo una reserva al art. 10. 1. e, que somete la obligación de
restitución a la ley que rige el contrato. Nuestro Código Civil no distingue
entre aquellos en los que el enriquecimiento tiene su origen en una relación
jurídica previa y aquellos casos en los que la transferencia del valor
patrimonial se ha producido sin que exista ninguna relación subyacente. En
embargo, una interpretación del art. 2098, basada en que el desplazamiento
patrimonial que se puede dar en un contrato invalido o ineficaz está
íntimamente vinculado a la naturaleza de la relación obligacional preexistente,
nos lleva a la conclusión de que el articulo comentado solo se aplica en los
casos de una atribución patrimonial aislada, sin referencia a una relación
obligacional previa a las partes, y eso equivale a decir que el art. 2098 tiene
una aplicación subsidiaria.
17
las instituciones patrimoniales, que, si bien se basan en el pago indebido, son
objeto de una regulación en otras normas específicas.
18
La ley aplicable a los dalos sufridos por las personas será la del Estado en que
haya ocurrido el accidente (art. 3). No obstante, a tenor del art. 4, la ley interna
del Estado en que el vehículo matriculado será aplicable en los siguientes
casos:
- Cuando el accidente intervenga un solo vehículo matriculado en un
Estado distinto de aquel en cuyo territorio haya ocurrido el accidente
para determinar la responsabilidad respecto del conductor, del
poseedor, del propietario o de cualquier otra persona que tena un
derecho sobre el vehículo, independientemente de su lugar de
residencia habitual; también respecto de una víctima que viajaba como
pasajero, si tenía la residencia en un Estado distinto de aquel en cuyo
territorio haya ocurrido el accidente, y de la víctima que se encontraba
en el lugar del accidente fuera del vehículo, si tenía su residencia
habitual en el Estado en que dicho vehículo estuviese matriculado (en
caso de ser varias víctimas, la ley aplicable se determina por separado
respecto a cada una de ellas).
- Cuando estuvieran implicados varios vehículos en el accidente, lo
dispuesto en el apartado (a) solo será de aplicación si todos los
vehículos estuvieran matriculados en el mismo Estado.
- Cuando estuvieren implicadas en el accidente una o más personas que
se encontraren fuera del o de los vehículos en el lugar del accidente, lo
dispuesto en los apartados (a) y (b) solo será de aplicación si todas las
personas tuvieren su residencia habitual en el Estado en el cual el o los
vehículos estuvieren matriculados, (lo mismo procederá incluso
cuando esas personas fueran también víctimas del accidente).
19
por el vehículo que pertenezcan al pasajero o hayan sido confiados a su
cuidado (art. 5). Empero, la ley aplicable a la responsabilidad respecto del
propietario del vehículo regirá la responsabilidad por los daños producidos
en bienes transportados por el vehículo, distintos de los previstos en el
párrafo precedente.
20
5.2. Daños derivados de productos
El Convenio de la Haya de 1973 sobre esta materia tiene valor erga omnes y
se aplica cualquiera que sea la jurisdicción o la autoridad que haya de conocer
el litigio (art. 11). El ámbito material del Convenio está definido en los
artículos 1 y 3. El artículo 1, párrafo 2, contiene una norma referida al deslinde
de la responsabilidad contractual y extra contractual en los casos en que el
autor (o responsable) del daño y su víctima estén ligados por un vínculo
contractual. De acuerdo con esta disposición, “cuando hubiere sido transferida
la propiedad o el disfrute de un producto a la persona que sufre el daño por
aquella a quien se imputa la responsabilidad no se aplicara el Convenio a las
relaciones entre las mismas”. Por ello, la responsabilidad quedara regida por
la ley del contrato y se evitarían, así, los problemas de calificación de los
conceptos de responsabilidad extra contractual y contractual, al optarse a favor
de esta última.
Sin embargo, como observa Amoros Conradi esta solución presenta
limitaciones en el sentido de que dicha norma se aplica a la relación
contractual imputado – dañado, mientras que las hipótesis pueden ser más
complejas. Así señala, por ejemplo, el caso del consumidor final de un
producto adquirido en un determinado comercio. Al producirse el supuesto de
responsabilidad, reclama tanto al distribuidor comercial a quien adquirió el
bien (art. 3.1). según el artículo 1 párrafo 2, la responsabilidad del distribuidor
vendría regida por la ley aplicable al contrato de compraventa, mientras que
la del fabricante habría que determinarla según la ley designada por el
Convenio.
Para los efectos del Convenio, los artículos 2 y 3 definen lo que hay que
entender por “producto” y “persona”, así como los supuestos de
responsabilidad que se prevén (de fabricantes, proveedores, distribuidores,
agentes y empleados).
Nos dice Zabalo que la determinación de las conexiones elegidas para declarar
el derecho aplicable a un supuesto de responsabilidad por productos debe estar
en función de la delimitación de la categoría jurídica y de los intereses dignos
de protección (los de la víctima y los del fabricante, que va a responder por
razón del riesgo creado y de los perjuicios irrogados).
21
En el Convenio de La Haya, dicha determinación se orienta a través de los
intereses materiales que subyacen en este tipo de responsabilidad. Una vez
seleccionados los criterios de localización más adecuados, estos apuntaran el
derecho aplicable mediante la técnica de agrupación de puntos de contacto,
que a su vez será objeto de algunos criterios correctos que presentan un
contenido material. La solución se contempla con la incidencia de las normas
de seguridad del lugar donde el producto se ha introducido en el mercado.
En lo que respecta a la ley aplicable, el art. 4 del Convenio establece la del
lugar donde el daño ha tenido lugar:
Con esta disposición, la ley local deja de ser relevante y única, ya que el lugar del
hecho perjudicial puede ser fortuito.
22
jerárquicamente de manera principal y, en su defecto, una agrupación subsidiaria
con la finalidad de obtener la ley más estrechamente vinculante.
23
Si las pretensiones fundadas sobre un defecto o una descripción defectuosa de
un producto se rigiesen por el derecho extranjero, no podrán acordarse en
Suiza otras indemnizaciones que las que serían concedidas por tal daño en
virtud del derecho suizo.
El Convenio de La Haya utiliza el favor leasi para aportar una solución subsidiaria
en el caso de que no se produzca la agrupación de conexiones previstas en los
artículos 4 y 5, que entran en juego en el caso de diversificación total de los
elementos de la relación jurídica en diferentes Estados. Se prevé como única
excepción a la exigencia de diversificación el supuesto de que la víctima hubiera
adquirido el producto en el lugar donde radica el establecimiento principal del
fabricante, ya que esta agrupación por si sola no se considera relevante en la
determinación del derecho aplicable.
La idea de favor en el ámbito conflictual se materializa en la forma de una opción
al perjudicado en relacion con derecho en el que se basa su reclamación. Asi, el
perjudicado podrá elegir entre la ley del lugar del daño y la del establecimiento
principal de la persona a quien se imputa la responsabilidad según el art. 6. La
elección se encuentra recortada por la incidencia de otro criterio material que
juega a favor del responsable y que consiste en la cláusula de previsibilidad.
La explicación de esta limitación se encuentra en la necesidad de partir del
reconocimiento de los intereses encontrados y de aportarles una garantía de
protección.
Si el consumidor representa un interés digno de protección, también el fabricante
necesita un margen de seguridad en el desempeño de su actividad económica, y el
hecho de que la ley aplicable, que en principio debe presenta una conexión real,
estrecha y efectiva con la relación jurídica, pueda quedar supeditada a la voluntad
unilateral de una potencial víctima no responde a ese interés de mercado, y ello
sin entrar aun en la problemática del seguro de responsabilidad, que corrobora la
necesidad de seguridad y certeza. Como ha señalado Batiffol en este tema como
en cualquier otro debe buscarse un equilibrio y considerar que la idea de favor
conlleva el riesgo de hacer perder la objetividad ligada a la idea de derecho.
En la regulación de la responsabilidad del fabricante inciden todas aquellas
disposiciones dictadas con el fin de garantizar la correcta elaboración,
comercialización y utilización de los productos en función de los intereses de los
24
consumidores. Estas reglas regulan, por tanto, el comportamiento de los agentes
económicos y se dirigen hacia la ordenación del mercado. El interés general que
persiguen justifica su aplicación como normas de carácter imperativo. Estas
normas deben ser observadas por el fabricante, pues los productos que introduzca
en el mercado tienen que conformarse a las mismas.
El artículo 9 del Convenio de La Haya de 1973 preve la aplicación de este tipo de
normas en cuanto inciden en el régimen jurídico del producto y repercuten en la
responsabilidad del fabricante. El problema que se plantea cuando se trata de un
problema de trafico externo, nos dice Zabalo, es el de determinar a qué
ordenamiento han de pertenecer las normas de seguridad que deben tomarse en
consideración. En principio, las del foro serian aplicadas como normas
imperativamente aplicables al trafico externo; pero también sería lógico tomar en
cuenta las pertenecientes a la ley aplicable a la responsabilidad según las
soluciones del Convenio, por la incidencia que puedan tener en el régimen jurídico
de la responsabilidad. Sin embargo, las normas de seguridad que tendrá en cuenta
el fabricante en la elaboración y comercialización del producto serán las del
Estado en cuyo mercado vaya a introducirlo. Estas últimas, en una aproximación
unilateralista, tendrán por si mismas vocación a aplicarse.
En lo que respecta al dominio de la ley aplicable, este se extiende a los requisitos
y a la extensión de la responsabilidad; a las causas de exención, así como a
cualquier limitación o participación de responsabilidad: a la índole de los daños
que puedan dar lugar a indemnización; a la transmisibilidad del derecho a la
indemnización; a las personas con derecho a indemnización por el daño que hayan
personalmente sufrido; a la responsabilidad del principal por hechos de sus
empleados: a la carga de la prueba en la medida en que las normas de legislación
aplicable al respecto pertenezcan al derecho de responsabilidad; y a las normas de
prescripción y de caducidad, fundamentadas en la expiración de un plazo,
comprendidos el inicio, la interrupción y la suspensión de los plazos (art. 8).
25
Conclusiones
Según el Art. 2097 del C.C la responsabilidad civil extracontractual se regula por la ley
del país donde se realice la principal actividad que origina el perjuicio.
La responsabilidad civil son producto de actos y hechos jurídicos, respecto de los cuales
no existe contrato o convenio entre las partes, que producen o causan un daño a una de
ellas.
En materia de responsabilidad civil, los tribunales que con mas frecuencia resultan
señalados por las leyes internas como competentes para conocer los conflictos que se
presentan en materia son los del domicilio, residencia habitual o establecimiento
permanente del demandado y los del domicilio del sujeto afectado por el daño.
26
Bibliografía
27
Anexos
28