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Es triste cuando las personas creen que realmente no tienen más salida que resignarse a la
desdicha conyugal o divorciarse, y dicen: “Yo no creo que Dios pueda sanar mi matrimonio”.
Esto no es verdad, ¡es una mentira del diablo! Dios no quiere que usted sufra ni que se divorcie.
Él quiere sanar su matrimonio.
Tanto Mateo 19.6 como Marcos 10.9 dicen: “lo que Dios juntó no lo separe el hombre”.
1Corintios 7.27 dice: que si estás casado no busques divorciarte. Y en Malaquías 2.16 Dios dice
que aborrece el divorcio. Por lo tanto, vemos que Dios ha provisto una forma de evitarlo. La
sanidad del matrimonio es parte del plan de redención.
La Biblia dice que Jesús restauró todo lo que el diablo nos quitó, y eso incluye un matrimonio
hermoso y bendecido. En Mateo 19:7-8, Jesús dice: “...Por la dureza de vuestro corazón Moisés
os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así”. Por lo tanto, no tenemos
por qué considerar el divorcio en nuestras vidas. La sanidad del matrimonio es parte de la
redención.
Hay tantas personas heridas hoy día. No saben cuánto se preocupa Dios por sus matrimonios,
ni saben lo que la Palabra de Dios tiene que decir al respecto. Sólo saben que están
desesperados y que necesitan ayuda. Quizá usted se sienta desanimado y desesperado. Pero
debe saber que Dios desea sanar su matrimonio. Jamás acepte la mentira del diablo de que la
Palabra de Dios es muda respecto a sus necesidades maritales. Dios sana matrimonios.
2.1 El diablo murmura: “Has hecho tal desastre de tu matrimonio que ya no hay esperanza. Lo
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mejor es que comiences otra vez. Necesitas otro matrimonio y otro cónyuge”. Puede
parecer lógico a primera vista, pero debes darte cuenta que es una mentira del diablo.
2.2 Usted no necesita otro cónyuge ni otro casamiento, lo que necesita es un encuentro con el
Señor Jesús – el Salvador y Sanador de todos los matrimonios. El matrimonio seguirá
fallándole hasta que usted aprenda a vencer y hacer cambios en su vida. No tendrá éxito
en el matrimonio hasta que aprenda a obedecer la Palabra de Dios.
2.3 El divorcio es un espíritu. Es una fuerza espiritual de destrucción, y ese espíritu le seguirá
por toda su vida, hasta que usted aprenda a tomar autoridad sobre él.
2.4 Un fresco comenzar con una nueva pareja no es la respuesta. El problema es que usted
está bajo ataque de fuerzas espirituales –principados y potestades enviadas por el diablo
para destruir su matrimonio. Usted está involucrado en una batalla espiritual.
2.5 ¿Cuál es la respuesta? ¡La Palabra de Dios! Ella nos dice cómo solucionar nuestros
problemas maritales. Dios sabe cómo hacer que el matrimonio funcione.
3.1 El diablo le dice a muchas personas: “Cometiste un error, nunca debiste haberte casado.
Tu casamiento no está bendecido porque no fue la voluntad de Dios”. ¡Esto es una mentira!
Fuese usted creyente o no, o lo fuese su cónyuge o no, Dios fue testigo de su boda. Los
votos que hicieron fueron hechos delante de Dios. Malaquías 2.14-16 enseña que la
ceremonia del matrimonio es solemne y sacra delante de Dios y, ante sus ojos, usted tiene
una relación de pacto con su cónyuge y con Él. Dios dice que usted es un guardián de sí
mismo, así que no debe quebrar su fidelidad con tu pareja. No debe quebrar ese pacto, esa
relación. Usted y su cónyuge son una sola carne ante los ojos de Dios.
3.2 Puede ser que las circunstancias que rodearon su matrimonio no hayan sido del agrado de
Dios. Puede que incluso usted lo haya desobedecido, pero eso no significa que su
matrimonio esté maldito. Cuando se casas, usted entra en un pacto santo y sagrado. La
persona con la cual contrajo matrimonio vino a ser la correcta, y suya para siempre. No
permita que el diablo le mienta, Dios puede hacer algo hermoso de sus errores y fracasos y
traer bendición de la maldición (Neh 13.2c). Él puede rehacer las piezas quebradas de su
matrimonio en un vaso de honor, más fuerte y hermoso de lo que jamás imaginó. Proteja lo
que Dios le ha dado; proteja a su esposo o esposa y a sus hijos. No deje que el diablo se
lleve lo que Dios le ha dado.
4.1 Cuando su corazón ha sido roto y siente que su cónyuge le ha herido tanto que no hay
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palabras para expresarlo, el diablo gusta de susurrar en su oído: “Tú cónyuge te ha herido
y agraviado demasiado. ¿Cómo podrás amarlo de nuevo? Jamás podrás volver a amarlo
como solías, así que lo mejor es separarte.” La Biblia dice que “...por el dolor de corazón
el espíritu se abate” (Pr 15.13), y sabemos que un espíritu débil y quebrantado no puede
sustentar a la persona. Así que para alguien en este estado es difícil amar o tener
esperanza de volver a sentir amor otra vez. Pero Dios también tiene la respuesta a esto.
Usted no tiene por qué vivir con un corazón quebrantado y un espíritu herido. Ya no tiene
que vivir con rechazo en su corazón. Ahora mismo puede ser completamente libre de esas
heridas. Y cuando sea libre, verá cuánto amor hay todavía dentro de su corazón.
Descubrirá que puede amar de la misma manera que Dios ama. Dios reemplaza su
limitado e imperfecto amor por un amor sobrenatural cuando usted le permite que Él sane
su corazón quebrantado. Ese amor sobrenatural es del que nos habla Romanos 5.5: “El
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo”. Pero
usted no debe permitir que ese amor quede enterrado bajo las heridas y lastimaduras. Deje
que Dios sane las heridas y desentierre ese amor en su corazón.
4.2 Lucas 4.18 y Salmos 147.3 nos dicen que Jesús sana al quebrantado de corazón y que
venda sus heridas. Allí donde está el Espíritu del Señor allí hay libertad –esto es, sanidad y
paz. Y el Espíritu del Señor está cerca de usted ahora mismo para sanarle, restaurarle y
librarle. Deje todo el enojo y falta de perdón que pueda sentir –toda la malicia y amargura
que pueda haber dentro de su corazón. Decida dejar todo eso –suéltelo y déjelo ir. Dios le
quiere liberar de las heridas del rechazo; ya no tiene por qué vivir con ese sentimiento
nunca más.
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la Palabra de Dios y diga: “Sí, Dios, voy a perdonar”, y entonces el Señor volverá a traer
amor dentro de su corazón, restaurará su amor hacia su cónyuge y le dará a usted el poder
para perdonar incluso una ofensa tan seria como el adulterio. Cuando permitimos que el
poder sanador de Dios sane los dolores, ocurren cambios.
5.2 Jamás permita al diablo decirle que su matrimonio se acabó a causa de que usted o
su cónyuge hayan cometido adulterio.
El adulterio es muy grave, pero no es el pecado imperdonable. Jesús perdona si nos
arrepentimos de corazón y Él es el Sanador.
Su matrimonio y su familia son algo digno de salvar; algo digno de todo sacrificio, esfuerzo y de
la inversión de todos los recursos que tenga. Así que no se dé por vencido. No acepte las
mentiras del diablo que le dicen que lo mejor es conseguir un divorcio.
La primera y mejor cosa que puede hacer para rehacer su matrimonio es ORAR:
Ore por tu casa.
Ore por tu cónyuge.
Ore con fe.
Ore con osadía.
Ore con persistencia.
Debe enfrentar al diablo, que es quien está influyendo en su cónyuge. Recuerde, no tiene
ningún poder sobre su pareja, pero sí tiene poder sobre el enemigo. Ore y tome autoridad sobre
los espíritus que están llevando a su pareja a dificultades y peleas.
Si ora y persiste en ello, su matrimonio será hermoso y bendecido.
No le predique a su cónyuge lo que tiene que hacer, pues con frecuencia eso sólo logra irritarlo
y despertar su antagonismo. En lugar de esto, viva una vida piadosa delante de su cónyuge.
Rehúse darse por vencido, incluso si le parece que las cosas están tardando demasiado. Dele a
Dios tiempo para obrar.
Deje que Dios haga el cambio. Puede que usted no esté complacido con todo lo que hace su
cónyuge. Puede haber cosas que estén mal en la vida del otro, y usted ha tratado de llamar su
atención al respecto, pero sus palabras parecían caer en oídos sordos. ¡Deje de sermonear y
comience a orar! Ore para que Dios toque el corazón de su cónyuge. Si ora, Dios hará el
cambio. No trate de hacer los cambios usted mismo; deje que Dios los haga. Usted haga solo lo
que sabe que tiene que hacer. El cambio comienza por su propia persona. Haga primero los
cambios que usted mismo necesita hacer, y luego ore para que Dios haga la obra en su
cónyuge.
Recuerde, la voluntad de Dios para su matrimonio es que sea lleno de bendiciones; Él tiene un
plan perfecto para ustedes dos y el diablo está tratando de frustrar ese plan. Pero al haber
descubierto sus mentiras, sus planes y sus artimañas, usted las va a echar lejos de su vida.
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