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ISSN: 2386-2491
VIRTUD Y PODER. DOS VISIONES MODERNAS
DE SÉNECA: MONTAIGNE Y DIDEROT
RESUMEN:
La imagen de Séneca ha variado mucho a lo largo de la historia. Entre los autores modernos
que lo han estudiado, destacan Montaigne y Diderot. Ambos elogian y admiran a Seneca, re-
pitiendo sus conceptos morales e imitando sus comportamientos políticos.
ABSTRACT:
The image of Seneca has changed greatly throughout history. Among those modern writers
who have studied about it, Montaigne and Diderot outstand. Both praise and admire Seneca,
repeating his moral concepts and imitating his political behavior.
PALABRAS CLAVE: poder político, filosofía, Ensayos, lex naturae, sabio estoico, virtud.
KEYWORDS: political power, philosophy, Essays, natural law, wise stoic, virtue.
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buena educación... y que fueron escritos tando el propio mundo interior. Son una
en la segunda planta de la torre de su invitación a poner en práctica el viejo
castillo bordelés. Montaigne inicia la re- adagio socrático: “conócete a ti mismo”,
dacción de los mismos en 1572, los dos sobre cuya pauta Montaigne describién-
primeros volúmenes ven la luz en 1580 y dose a sí mismo, retrata al ser humano. A
en 1595 se publican los tres volúmenes este propósito escribirá frases lapidarias:
corregidos y aumentados. Se trata de un “Yo mismo soy la materia de mi libro”;
libro que llegó a ser ilustrado en su día “Otros miran ante sí; yo miro a mi inter-
por S. Dali (1940) tal como el famoso ior”. Ideas impregnadas de modernidad
pintor había hecho anteriormente con el por su inmersión en la subjetividad y que
Don Quijote. convierten a Montaigne en pensador cer-
cano a nosotros5.
La obra carece de orden y sistematiza-
ción lógica pero está plena de sugerencias Del trasfondo de los Ensayos se ha es-
atrevidas y de sensatez cotidiana. Cada crito que coincide con el humanismo
texto abunda en citas que, a medida, que cristiano del siglo XVI. El cual no empe-
avanzan se truecan en reflexiones perso- ce una carga de relativismo escéptico a
nales. Son textos, por consiguiente, que fuerza de acentuar los límites de la razón
no se reducen a mera recopilación de humana en el conocimiento de la verdad.
“dichos” sino que abundan en reflexión No menor rechazo se muestra contra las
propia del autor. En el “Prólogo al lec- atrocidades de las guerras de religión que
tor” Montaigne explica cómo quiere ser asolaban por entonces a Europa. Todo
interpretado: “quiero que en él [libro] me ello adobado con un pensamiento mora-
vean con mis maneras sencillas, naturales lizante de matriz estoica, con Séneca co-
y ordinarias, sin disimulo y artificio... pues mo maestro y con agudas reflexiones
píntame a mí mismo” a través de análisis sobre el dolor, la adversidad, las pasiones
de personajes históricos y de textos clási- o la muerte6. Pieza sobresaliente de los
cos en perspectiva autorreferencial que Ensayos es la Apología del catalán Raimun-
otorga a los Ensayos una dimensión con- do de Sabunde o Sibiuda, fundador de la
fesional4. Universidad de Toulouse.
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produce ideas senequianas. Con ellas re- Dos actitudes espirituales toma Mon-
calca una postura intelectual en conso- taigne de sus admirados clásicos: de
nancia con su espíritu humanista. Las Séneca una actitud estoica; de Sexto
Cartas a Lucilio son su obra preferida y Empírico, una actitud escéptica. Espíritu
más citada. La virtud estoica crea la ten- latino y talante griego entremezclados. El
sión adecuada a quien en un momento talante estoico aparece vinculado a Catón
determinado ha de tomar decisiones que el Joven, ejemplo de actitud estoica11. El
van más allá de la cotidianidad y de la escepticismo pirroniano se revela en la
costumbre. Por eso impregna aquellos pregunta ¿qué se yo? que impregna la
momentos claves de la existencia tal co- valiosa Apologia de Raimundo de Sabunde. El
mo muestran la muerte de Sócrates, la escéptico se mueve entre los extremos
muerte de Catón o la muerte del mismo que marcan la verdad y la falsedad, los
Séneca. Meditar en ésta, la muerte, actúa contrastes y contradicciones que circulan
como contrapeso frente a los bienes que entre ambas y que dan origen a la duda.
depara la fortuna, tales como los honores,
las riquezas o la grandeza8. Para un espíritu selecto del Renaci-
miento todo gira en torno a su idea del
Los Essais están poblados de citas y re- hombre. Idea que Montaigne también
ferencias. Montaigne sintoniza con lo que diseña recurriendo a Séneca. Repetimos
en ellas se dice en un clima espiritual cer- que este giro en torno al sí mismo convier-
cano al estoicismo, que rezuma huma- te a Montaigne en un introspector de la
nismo renacentista. Se trata de diseñar un subjetividad, como es sabido, rasgo de la
modelo de vida en el que también está modernidad.
muy presente la muerte. Para ello imita la
senequiana Consolación a Marcia9. 2.3. Defensa de Séneca y de Plutarco
pp.86-95.
8 Ver MARTÍN SÁNCHEZ, F.: “Senequiana 11 Cf. Essais, libro I, cap. XXXVII: Sobre el joven
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radores ya que, nos consta que, sólo con te del pensador cordobés, sustentada, por
“criterio forzado” condenó la causa del un lado, sobre la filosofía estoica y por
magnicidio de César. Por el contrario, otro sobre la función de preceptor y con-
Plutarco es más libre. sejero de Nerón. Este asunto ha interesa-
do a literatos e historiadores entre los que
Séneca presenta más ocurrencias y destaca al respecto el ensayo escrito por
Plutarco más cosas. Si aquél nos con- D. Diderot. Éste reflexiona sobre las re-
mueve más, éste nos deja una mayor sen- laciones entre filosofía y poder al final de
sación de contento. Él nos guía y el otro su vida, comparando personajes de la
nos prueba. “Sus enseñanzas son la flor antigüedad clásica que ejercieron el poder
de la filosofía y están presentadas de ma- y modernos ilustrados entre los que se
nera sencilla y pertinente. Plutarco es más encuentra él mismo.
uniforme y constante; Séneca más ondu-
lante y diverso. Éste se afana, yergue y El famoso enciclopedista ilustrado,
endurece para armar a la virtud contra la conocedor por experiencia personal de la
debilidad, el temor y los apetitos viciosos. relación filosofía-poder, dada su estancia
El otro no estima tanto sus esfuerzos y en la corte de los zares rusos, analiza la
desdeña apresurar su paso y ponerse en vida y obra de Seneca, utilizando ambas
guardia. Plutarco tiene opiniones platóni- como pautas de su propia autobiografía.
cas, dulces y acomodables a la sociedad Se trata de verse a sí mismo en el otro,
civil, mientras Séneca las profesa estoicas como en un espejo. Escribe a este
y epicúreas y más alejadas del uso común, propósito su Essai sur les règnes de Claude et
si bien, a mi juicio, más ventajosas en de Néron, et sur la vie et les écrits de Sénèque,
particular y más firmes. Séneca parece pour servir d`introduction à la lecture de ce philo-
doblegarse un poco a la tiranía de los sophe. El ensayo, publicado en 1778, con-
emperadores de entonces, porque tengo tiene una biografía de Séneca, acompaña-
por cierto que sólo con criterio forzado da de un relato de los reinados de Claudio
condena la causa de los generosos asesi- y de Nerón. El escrito había sido solicita-
nos de César. En cambio, Plutarco es do a Diderot por dos colaboradores de la
libre siempre. Séneca abunda en ocurren- Enciclopedia: Holbac y Naigeon y estaba
cias y finuras; Plutarco en cosas. Aquél destinado a servir de introducción a la
nos caldea y conmueve; éste nos contenta traducción de las obras de Séneca. Pero el
más y nos recompensa mejor. Él nos texto de Diderot desbordó el propósito
guía, mientras el otro nos prueba18”. inicial y se decidió darle otro destino:
publicarlo como ensayo independiente
que sirviera de comentario y guía para la
3.- DIDEROT: SOBRE LA VIDA DE SENECA
lectura de Séneca19.
Seneca encarna de forma paradigmáti-
ca las relaciones entre la filosofía y el po- Dos son las razones que Diderot seña-
der político, una cuestión ampliamente la en el prólogo que le han motivado a
debatida por los historiadores. Tal rela-
ción vertebró la acción, la vida y la muer-
19 La obra se divide en dos libros. El primero
contiene una biografía detallada de Séneca y de
sus peripecias en las cortes de Claudio y de
18 MONTAIGNE, Ensayos completos, II, op.cit., Nerón. El segundo es una reseña de las obras de
pp.339-340 y 74-75. Séneca con resumen de su ideario.
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escribir: 1) examinar la vida y obra de trata de intervenir ante el poder para me-
Seneca para reivindicar su figura si hubie- jorar su uso, de evitar males mayores21.
se sido calumniado y para lamentar sus Diderot se pregunta por qué Burro y
debilidades si le hubiera encontrado cul- Séneca se empecinaron en permanecer
pable y sacar provecho de sus lecciones junto a un emperador depravado y co-
sabias y vigorosas. 2) Tal motivación ex- rrupto y responde que porque esperaban
plicitada va acompañada de otra inten- una mejora ética y política del mismo,
cionalidad menos explicitada y más pro- como un padre espera que el hijo desca-
funda: al hablar Diderot del papel de rriado retorne al buen camino. ¿Acaso
Séneca en la corte de Nerón, quiere esta- estaban en su sitio? De ninguna manera
blecer un paralelismo con su propia situa- pero, sólo la experiencia y el tiempo de-
ción en la corte de Catalina II de Rusia. mostrarían y les daría la razón de que su
Esta trasposición histórica sobre su papel alumno no merecía sus atenciones y que
en la corte de los Zares sirve de encuadre el emperador que tenían al lado no era
para establecer paralelismos entre los digno de su afecto, ni de sus lecciones, ni
comportamientos de Séneca y la actitud de sus desvelos y consejos.
de pensadores modernos en la misma
situación. Lo cual conduce a un análisis Entonces ¿por qué entraron en aquel
del puesto del filósofo en la sociedad: antro? Es preciso aclarar que Nerón reinó
implicaciones en los gobiernos, enjuicia- doce años y que durante los cinco prime-
miento de problemas, crítico de malas ros se le puede considerar un excelente
prácticas y consejero de lo justo20. emperador; de ahí que mereciese la pena
el trabajo que realizaron sus maestros
3.1. ¿Qué hacían en la corte de Claudio y de ahorrando cinco años de calamidades al
Nerón Burro y Séneca? (Cap. XLV) pueblo romano. Así lo expresa Diderot:
“…Pero eran el tiempo y la experiencia
En oposición a Rousseau, su amigo-
quienes habían de enseñarles que el
enemigo, Diderot es partidario del com-
alumno que se les había confiado no era
promiso del intelectual con el poder. De
digno de sus cuidados; que el emperador
partida, en su “Vida de Séneca”, muestra
que veían de cerca no merecía ni su afec-
extrañeza ante la presencia de ambos en
to, ni sus lecciones, ni sus servicios, ni sus
la corte de un Claudio y en el palacio de
consejos”...“Pero, ¿por qué meterse en el
un Nerón. ¿Acaso se trató de contempo-
antro de la bestia?...”. Luego preguntará si
rizar con el poder, condescendiendo ante
el filósofo no merece gratitud del pueblo
los vicios de Nerón? No es el caso. Se
romano al haberle ahorrado cinco años
de calamidades y si un prodigio tan
20 Ver al respecto EDOARDO PARON, A.: I
Filosofi e il potere politico: Denis Diderot interprete della asombroso no bastaba para sostener su
vita di Seneca; CASINI, P.: “Diderot, apologiste de esperanza y prolongar su paciencia...”22.
Sénèque” en Dix-huitième siecle, nº11, 1979, p.238 y
ss; GINZO, A.: “El problema de la filosofía y el
Diderot, en consecuencia, parece distin-
poder” en D. Diderot: V: Diderot como interlo- guir tres fases en la actividad de Séneca
cutor de Seneca” en Endoxa, Series Filosófica,
nº10, 1998, pp.251-286 y “Los antiguos y los
modernos: D. Diderot”, VI-2, “Séneca y su re- 21 GINZO, A.: El problema de la filosofía y el poder...
cepción histórica” y VI-3, “Diderot y la apología p.283.
de Séneca” en Polis. Revista de ideas y formas políticas 22 DIDEROT: Vida de Séneca, Buenos Aires, Es-
de la Antigüedad clásica, nº2, 1996, pp.51-100. pasa Calpe, 1952, pp.76-84; 197-202 y 210-212.
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cinco primeros años del gobierno de Nerón fue- 26Ibídem, pp.76-84; 197-202 y 210-212.
ron óptimos y exitosos, resultado que el Historia- 27 VVAA, “El filósofo. Consejero imperial” en
dor atribuye a Burro y a Seneca. Filosofía Hoy, nº18, 2015, p.36.
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que han de permanecer en su puesto has- como el estoico Atalo, el pitagórico So-
ta que llegue el momento en el que la ción, el cínico Demetrio y el ecléctico
muerte los releve. Ellos fueron fieles a su Fabiano. Un abanico de doctrinas ten-
compromiso y cumplieron con su come- dentes a orientar la vida y que le permi-
tido; en una palabra, agotaron su tiempo. tirán conducirla según el Ideal del sabio33
Diderot expresa su confusión ante la lige-
reza con la que unos hombres frívolos Ante el peligro, el hombre prudente y
prescriben reglas de conducta a unos el insensato adoptan posturas distintas.
personajes ilustres y virtuosos que se vie- Es en este momento en el que entra en
ron forzados a nadar contra corriente en juego la filosofía. Ella nos ayuda a sustra-
una de las cortes más tempestuosas. Las ernos al peligro y en eso radica la diferen-
intrigas, maquinaciones, temores, opinio- cia entre la actuación del hombre pruden-
nes, esperanzas, los proyectos que cam- te y el insensato. “…¿Para qué sirve la
bian con las circunstancias, que, a su vez, filosofía, si no sirve en los momentos
éstas varían de un día para otro, constitu- peligrosos?” Sirve para sustraerse al peli-
yeron el caldo de cultivo en el que se mo- gro, según que el bien general, el bien
vieron los pacientes educadores de particular e incluso, a veces, su propio
Nerón. Diderot expresa su malestar por bien lo exijan; y eso es lo que distingue al
la liviandad de las críticas vertidas sobre prudente del insensato... “¿La filosofía
ellos: “...Y lo que me confunde es la lige- consiste en predicar a los demás la in-
reza con que unos hombres frívolos pres- flexibilidad de la virtud, el desprecio a la
criben reglas de conducta a personajes de vida y en dispensarse uno mismo de
una prudencia consumada y situados en la ello?”... El filósofo que da el precepto sin
más tempestuosa de las cortes;...sin que el ejemplo no cumple sino la mitad de su
sus falsas conjeturas sobre lo que ocurre a tarea. Séneca escribió, vivió y murió co-
dos leguas de las orillas del Sena les inspi- mo un sabio. Ésta no es la opinión de
ren la menor incertidumbre sobre lo que Suilio y de sus discípulos, sino la de Táci-
ha pasado hace dos mil años en las ribe- to...“No hay que predicar a los demás lo
ras del Tíber. Hablan no como si estuvie- que somos incapaces de hacer”. Ahora
ran bajo el vestíbulo de la mansión dora- bien, esta máxima requiere una matiza-
da, sino en el tocador de Popea. Que ción: “Hay que predicar a los demás todo
hablen, pues, ya que hallan auditores bas- lo que es bueno y loable, seamos o no
tante pacientes para escucharlo y un apo- capaces de hacerlo”34. No porque carez-
logista bastante imbécil para que los con- camos de cualidades, vamos a impedir dar
teste” 32. un consejo. Se puede enseñar con el pre-
cepto y con el ejemplo como vemos en el
3.3. Utilidad de la filosofía siguiente texto: “Se enseña con el precep-
to, se enseña con el ejemplo; cada una de
Contrariando los consejos de su padre,
estas lecciones tiene su ventaja. Feliz
Seneca se había decidido a dedicarse a la
aquel que puede ofrecernos las dos y que,
filosofía, a pesar de los riesgos que la
decisión entrañaba. Inicia por ello contac-
tos y lecciones con maestros afamados 33 Ver MARTIN SANCHEZ, F.: El ideal del sabio
en Séneca, Córdoba, Pub. del M.P y Caja de Aho-
rros, 1984.
32 Ibídem. 34 Ibídem.
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dotado del talento de Horacio, añade con taban a Séneca y a Burro como dos peda-
su modestia: “Si no soy el instrumento gogos inoportunos; el uno más hecho
que corta, ¡seré al menos la piedra que para perorar en la sombra de una escuela
afila!”35. que para ser admitido en la intimidad de
un emperador; el otro, más propio para
Séneca se adelanta a los tiempos actua- mandar en un campamento a la soldades-
les y pone en labios del hombre prudente ca que para representar un papel en un
el consejo ideal cuando éste se enfrenta a palacio36?
un tirano incorregible: entonces debe
dedicarse a vivir y a conseguir el bienestar El ambiente de depravación en la cor-
de las regiones cuya administración le te era enorme; los vicios, la perversidad,
confió un día. Además contrapone el los abusos envilecían todo lo que se les
príncipe disoluto, ignorante, feroz, débil acercaba, las mujeres pérdidas y malvadas
al maestro valioso entregado a la forma- compiten en la toma de decisiones con el
ción de aquél: “El hombre sensato habría emperador, incluso, doblegan la voluntad
dicho a Séneca: “Cuando pierdas la espe- de su amante, como se pone de manifies-
ranza de corregir a Nerón, vive y persiste to en las siguientes líneas: “Plinio el Viejo
para el bienestar de las regiones cuya ad- dice que hubiera sido menos doloroso ver
ministración te ha confiado. Cuanto más a Nerón consultar a los espíritus inferna-
inaplicado, ignorante, disoluto, débil o les que a las favoritas. Los hombres per-
feroz es un príncipe, más valioso es el versos de la corte se aprietan a su alrede-
sabio en su puesto...”. dor, doblan la rodilla ante ellas, y éstas
envilecen todo lo que se les acerca. Son
3.4. Pedagogía blanda y comprensiva protectoras natas de los malvados, perse-
A los preceptores de Nerón (cap. guidoras infatigables de las gentes honra-
XLVII) no les era ajena la imposibilidad das. Sentadas en el trono al lado de su
de imbuir en aquel príncipe disoluto la señor, hay dos autoridades: ellas tienen su
austeridad de costumbres practicada por partido, su consejo, sus audiencias; el
ellos. De ahí que trataran de sustituir la imperio del soberano es menos tiránico,
inclinación desmedida hacia las voluptuo- menos caprichoso que el suyo. Doblegan
sidades ilícitas y groseras por el gusto por a su gusto la voluntad de su amante, de-
los placeres delicados y permitidos. Es ponen a los ministros, dan generales a los
decir: una pedagogía más permisiva y ejércitos, señalan sus marchas en un ma-
blanda que convirtiera al príncipe en un pa…37”
hedonista aceptable. La sed del príncipe 3.5. Dime la filosofía que profesas y te diré el
por disfrutar de estos placeres queda re- hombre que eres
flejada en el siguiente texto: “¿Cuáles
podían ser el fruto de su ejemplo y el El filósofo romántico J. G. Fichte es-
efecto de sus discursos sobre un príncipe tampa en su Teoría de la ciencia: “Dime la
mal nacido y rodeado, además de escla- filosofía que profesas y te diré el hombre
vos corrompidos y de mujeres perdidas que eres”. “El hombre se trasluce tras el
que, al aplaudir sus inclinaciones, le pin-
36 DIDEROT: Vida de Séneca, op.cit., pp.76-84;
197-202 y 210-212.
35 De Ars poética, v. 348. 37 Ibídem.
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Mesalina era recelosa como lo son to- 3.6. Rasgos sublimes de un autor de mucho
dos aquellos que abusan y gozan del fa- ingenio
vor, de la imbecilidad o de la debilidad de
los soberanos: no soportan a su lado más Séneca está dotado de múltiples rasgos
que cómplices y cómplices subalternos; sublimes. En primer lugar el Estilo de sus
con sus celos consiguen alejar a todos los cartas. Diderot nos pone sobre aviso para
demás del entorno del soberano. En rea- enjuiciar el estilo epistolar de Séneca,
lidad, Claudio no era imbécil como para caracterizado por una familiaridad que le
no darse cuenta de la maniobra que se permite verter pensamientos y expresio-
operaba a su alrededor tratando astuta- nes que estarían fuera de lugar en otro
mente de despojarle de su autoridad. Si género. Sus cartas están plagadas de cosas
hubiese tenido tal grado de estupidez hermosas y, aunque, su traducción es
como para no advertirlo, los malvados bastante natural, Diderot prefiere la ver-
hubiesen seguido temiendo a Séneca. Es sión original: “…Seré indulgente con el
verdad que no era más que un particular estilo epistolar, admitiré que la familiari-
muy valorado en la estimación pública y dad del género admite pensamientos y
en la intimidad de los poderosos. Además expresiones que no cabrían en otro, pero,
es Tácito quien atribuye ese motivo a aunque llenas de cosa bellas, sus cartas,
Mesalina. bastante naturales en la traducción, no me
dejan de parecer menos rebuscadas en el
Antes del asesinato de Agripina, la original”.
conducta de ambos era idéntica: son dos
ministros relevantes pero, en el momento En segundo lugar sobresale por sus
en que está echada la suerte sobre Agripi- Enseñanzas y preceptos. Estos constituyen el
na y se les confía su muerte, Diderot los corpus de un curso moral sin igual en la
ve igualmente inocentes. Una vez que se antigüedad. Algunos de estos preceptos
ha ejecutado la muerte, los dos siguen en hay que tenerlos presentes en la memoria,
la corte pero desempeñando diferentes llevarlos grabados en el corazón, al igual
papeles: uno hace de cortesano, el otro de que otras muchas reglas de conducta “so
censor. pena de faltar a los deberes más sagrados
y de llegar a la desgracia,... hay que reci-
Cuando el fantasma del crimen ha birlos de buena educación o deberlos a
echado al príncipe de la Campania, Burro Séneca”.
obliga a los soldados a doblar la rodilla
ante el parricida, a felicitarlo por el peli- Nuestro filósofo se ha convertido en
gro de que se ha librado y a besar unas un auténtico manual de consulta. Pode-
manos todavía humeantes de la sangre de mos hacer ver a nuestros hijos su utilidad
una madre; alaba al histrión y al cochero. pero no permitirles su lectura hasta que
Sin embargo, el pueblo acusa a Séneca lleguen a la madurez. Entonces, cuando
como parodista del cantante y censurador hayan conocido a otros autores antiguos
del conductor del carro. “He colocado a y modernos y sus lecturas les hayan for-
Nerón por encima de Augusto”40. mado el gusto, estarán en condiciones de
conocer a Séneca a través de sus escritos.
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Veamos lo que dice Diderot: “Que este que subyace el pensamiento de Plutarco,
filósofo sea, pues, nuestro manual asiduo: Séneca, Maquiavelo o Montaigne: “¡De
expliquémoslo a nuestros hijos, pero no cuántos pensamientos grandes y elevados,
les permitamos su lectura sino en la edad de cuántas ideas ingeniosas e incluso ex-
madura, cuando un trato habitual con los trañas, se despojaría a algunos de nues-
grandes autores, tanto antiguos como tros escritores más célebres si se restitu-
modernos, haya afirmado su gusto”. yera a Plutarco, a Séneca, a Maquiavelo y
a Montaigne lo que han tomado de ellos
En tercer lugar es admirable su estilo en sin citarlos! Amo la franqueza de este
general. Un estilo brillante y ligero, más último: “Mi libro –dice– está hecho con
parecido a la conversación chispeante del los despojos de los otros dos”42. Yo per-
salón dieciochesco que al discurso árido mito que se tome prestado, pero no que
del filosofo. Un estilo coloquial y narrati- se robe, y menos aún que se injurie a
vo aunque veces superficial en el trata- aquel al que se ha robado”43.
miento de los conceptos. Séneca escribe
con precisión, de una manera viva, enér-
gica y un tanto abigarrada. Sus imitadores 4. CONCLUSIÓN
no alcanzarán jamás el nivel de sus belle- Al recordar a Séneca Denis Diderot
zas originales. No sería conveniente que toma postura ante la doble tradición que
los jóvenes bebieran en sus obras y se existe sobre aquel: una, la que le presenta
convirtiesen en meros copistas. Veamos como responsable de los vicios de las
lo que nos dice Diderot: “Su manera es cortes imperiales de Claudio y de Nerón.
precisa, viva, enérgica, apretada pero no Porque corrían por Roma críticas contra
es ancha. Sus imitadores no se elevarán la acumulación de riquezas por parte de
nunca a la altura de sus bellezas origina- Seneca, contra la ostentación de sus villas
les, y sería de temer que los jóvenes, cau- y jardines, contra su autoestima excesiva.
tivados por los defectos seductores del Y otra: la que vio en él al preceptor y
modelo, sólo se convirtieran en insípidos moralista de un príncipe perverso a quien
y ridículos copistas. Así pensaba yo de logró conducir hacia el bien durante los
Séneca en una época en que me parecía cinco primeros años de su gobierno.
más esencial decir bien que hacer bien,
tener estilo que tener buenas costumbres, A través de los eventos del imperio y
y conformarme a los preceptos de Quin- de la actitud de Seneca ante los mismos
tiliano que a las lecciones de la cordura”41. se trasluce la valoración y actitud de Di-
derot ante su propia época. La conducta
3.7. Apropiación de ideas y pensamientos de Seneca sirve de referencia normativa
Y termina Diderot aludiendo a la can- para los intelectuales de la Ilustración. El
tidad de pensamientos e ideas con las que presente es interpretado a la luz del pasa-
algunos de nuestros escritores más céle- do. Sobre la pauta del mundo antiguo el
bres han revestido sus obras. Si las ana- ilustrado erudito traza una imagen de la
lizásemos detenidamente, encontraríamos modernidad en la que destaca la figura del
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intelectual cumpliendo unas funciones sofía militante47. Se pergeña por ese ca-
específicas en la sociedad: consejero, edu- mino una filosofía política que trasciende
cador, moralista. Solamente merece el los límites de una época para reivindicar
nombre de filósofo quien se entrega a la validez más allá de las circunstancias
búsqueda de la verdad y a la práctica de la temporales y locales. La historia aparece
virtud. El ensayo de Diderot, por tanto, como tensión entre la virtud y el vicio,
más que un estudio histórico-critico rigu- tensión que perdura también en la época
roso es una apología del sabio antiguo en que vive Diderot.
idealizado como ejemplo de comporta-
miento44.
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