Sei sulla pagina 1di 7

En el año de 1575 se erigió la Iglesia de San Sebastián, luego que el corregidor

y justicia mayor de la ciudad del cusco Licenciado Polo de Ondegardo fundara la


parroquia de San Sebastián.

El Obispo Juan Solano fue el iniciador de la construcción de la iglesia, pero 78


años después quedó destruida por el terremoto de 1650.

El proceso de reconstrucción de la iglesia se inició en el año 1661, quedando


concluida 138 años después. Manuel Sahuaraura fue el alarife que dirigió la
reconstrucción bajo la protección eclesiástica de los obispos Bernardo de
Ezaguirre, Bartolomé de la Heras y Manuel Mollinedo Angulo. Contribuyeron
económicamente los caciques de esa época y patrocinaron los curas párrocos.

Artistas como Diego Martínez de Oviedo, Juan Tomás Tuyro Tupac exornaron el
interior del templo con lienzos y retablos.

En el año de 1654 toma grandes impulsos la reconstrucción, El cura párroco


Juan de Cárdenas, vende una capilla al Inca Luis del ayllu Sucso para financiar
los costos que demandan las nuevas obras.

En el año de 1663 se confeccionan los marcos para varios lienzos, en número


de doce. Estos marcos sirven para encuadrar las pinturas de la serie de San
Juan Bautista que pinta Diego Quispe Ttito.

A partir del tercer año de reiniciada la reconstrucción, en el año de 1664 se edifica


la torre de la Epístola, se ejecutan los recuadros para la iglesia, la construcción
de una de la torres y la fachada de la iglesia.

El cura teniente de la iglesia, Juan de Honor Bustamante manda ejecutar estas


obras bajo la dirección técnica arquitectónica del alarife Manuel de Sahuaraura.
Económicamente colaboran los caciques Andres Quispe Sucso, Pablo Amao,
Francisco Quispe Curo, Francisco de Sayritupac, Francisco Tutta.

En el año de 1679, Joseph, Chalco Yopanque y Juan Tecsetupa firmaron el


contrato por el cual el escultor Diego Martínez de Oviedo se comprometía a
construir el retablo principal de la iglesia, recibiendo la suma de 2,000 pesos de
ocho reales.
La fachada de la iglesia de cal y canto y piedras sillar, compuesto de dos cuerpos
y formado de basamentos, pedestales y columnas, es construida por el obispo
Manuel Mollinedo y Angulo XIV prelado de la diócesis del Cusco. Construcción
que duró desde 1670 hasta 1699.

La talla de la imagen del santo San Sebastián la realizó el escultor Melchor


Huaman Mayta en el año de 1673.

En 1685, Diego de Aller terminó la fábrica del retablo principal del altar mayor.
Obra que fue iniciada por Diego Martínez de Oviedo.

El obispo Manuel de Mollinedo, en el año de 1687 decidió la conclusión de la


talla del retablo principal del altar mayor, con madera de cedro y dorado en oro
fino. También se realizaron los trabajo el sagrario para el altar mayor y pago el
valor de 1,400 pesos por una custodia de pata dorada y esmaltada.

El cura de la parroquia Pedro de la Vega Vuerres inició la construcción de la torre


del lado derecho de la iglesia que es la nave del evangelio, también cubrió la
bóveda del coro.

El dorado del retablo del altar mayor la realizó Juan Tomás Tuyro Tupac el año
de 1693 por un costo de 5,500 pesos de ocho reales.

Maro Zapana, pintor sebastiano, con la colaboración de Juan Huaman, pinto


varios lienzos para la iglesia en 1764.

En el año de 1799 se concluye la construcción de la torre del evangelio bajo la


dirección de Martín Aragón, con el patrocinio económico del cura Francisco
Rivera. En la parte superior de la torre se coloca el escudo del obispo Bartolomé
María de los Heros, quien impulsa la terminación de la obra. El Cura propio de la
parroquia era en ese tiempo Martin Sucso.

COSTUMBRES, LEYENDAS Y TRADICIONES ANTIGUAS DE SAN


SEBASTIÁN

Al margen de los hechos históricos relevantes que definen la grandeza cultural


del distrito de San Sebastián, existe una serie abundante de expresiones
sociales y culturales que se encuentran en proceso de extinción y olvido, a pesar
de que constituyen prácticas y acciones que determinan la diferenciación con
otros entornos sociales y que principalmente perfilan con claridad la identidad
cultural de épocas no muy lejanas.

En esta oportunidad nos permitimos enumerar algunas de las muchas


costumbres. Leyendas y tradiciones que estuvieron todavía en vigencia en los
inicios del siglo anterior.

EL CHIUKARI

Era una competencia deportiva que se practicaba en los meses de diciembre y


enero, por la época de navidad y año nuevo, con la participación de los cinco
ayllus.

El juego consistía en conducir por territorio rival una bola de madera, de


regulares proporciones, del tamaño un tanto menor que los actuales balones de
futbol. Los jugadores utilizaban unas porras en forma de bastones invertidos,
también de madera, muy semejante a las herramientas utilizadas para
desmenuzar terrones, llamada ccasunas.

Este deporte se practicaba también en otras localidades andinas, por las mismas
fechas y con las características de juego similares; generalmente era practicado
por personas adultas y diestras en el juego, porque implicaba determinados
riesgos además de experticia en el mano de la ccasuna y agilidad para evitar
lesiones.

Se desconoce el origen de este juego que casi ha desaparecido. Se consideraba


ganador el equipo que rebasaba varias veces, con la bola el territorio rival a
través de un espacio muy similar a los arcos de futbol.

LAS CHICHERIAS O AJHAWASIS.

Las tradicionales chicherias que en los tiempos actuales están desapareciendo


y que se les identificaba porque utilizaban pendones para anunciarse a los
clientes tenían una serie de costumbre y creencias pintorescas como las
siguientes:

En épocas pasadas utilizaban pendones de color rojo o blanco generalmente,


las había que utilizaban amos olores combinados, sin embargo en ciertos casos
había una diferenciación en el uso de estos pendones: cuando utilizaban trapos
de color significa que ofertaban chicha del Cusco y cuando el pendón mostraba
flores o paja anunciaba que la chicha era de elaboración sebastiana.

Otra costumbre era la negativa de vender el primer vaso de chicha al crédito


porque se creía que el resto correría la misma suerte. A este primer vaso se le
denominaba Ñawin akha.

También existía la costumbre de conservar dentro de la habitación donde se


fabricaba la chicha, los utensilios usados en la preparación porque según
creencia les daría “el aire” y la chicha entones se malograba. De igual modo para
evitar el qhaiqaska que malograba la chicha se ponía un cuchillo u objetos en
cruz sobre la tela que cubría la vasija que contenía la chicha elaborada.

Otra entre las pintorescas costumbres era enterrar pequeñas vasijas con chicha
a la puerta de entrada de la chicheria, cuando el propietario alquilaba a nuevos
vendedores de chicha por ganar alquileres más elevados. Los antiguos
propietarios se sentían perjudicados por esta expulsión si habían convertido el
local en prestigiosa y concurrida chicheria, cuya nombradía permitiría pingues
ganancias a los nuevos conductores del local.

PERACHAPCHI

La solemnidad y originalidad de la ceremonia del perachapchi parece haber


cambiado con el tiempo. Quienes asisten a la fiestas del 20 de enero se
sorprende que no existan arboles de pera la ejecutar la ceremonia. Lo que se ve
es una especie de “yunsa carnavalesca” según expresión de un destacado
antropólogo cusqueño. Porque lo que se ve es a los mayordomos, comparsas,
bailarines y acompañantes, plantar un árbol de capulí en cuyas ramas cuelgan
objetos diversos, generalmente de plástico.

Esta ceremonia es muy diferente en la localidad de Yucay, donde el 20 de enero,


los lugareños se reúnen alrededor de las plantaciones de peras y
ceremoniosamente invocan a las plantas para que esta ofrezca nuevos y opimos
frutos el año próximo, después de haber sido sacudido el árbol por los asistentes
para que caigan los últimos frutos.
Los antropólogos explican las características del perachapchi de San Sebastián
de acuerdo a la semiótica, considerando que las ceremonias sebastianas son
una simbolización propia de la estación caliente humedad de los valles
interandinos donde se efectúa el perachapchi ante los arboles de pera.

TURISMO EN SAN SEBASTIÁN

El distrito de San Sebastián posee un alto potencial cultural turístico, sin embargo
los diferentes proyectos de promoción turística, ejecutados por gestiones
municipales anteriores no han alcanzado los resultados esperados.

Esto se debe en nuestro modesto entender, al enfoque parcial y unilateral de la


propuesta y oferta turística, centrada casi en su totalidad en el parque
arqueológico.

Mientras que en otros paises como Chile, o Argentina el parque arqueológico de


San Sebastián constituiría un riquísimo filón turístico, aquí en la provincia del
Cusco, ante la abrumadora y aplastante riqueza arqueológica del Cusco, queda
disminuida la visibilidad e importancia de nuestro parque arqueológico, primero
por el escaso tempo de que dispone el turista dentro de su programa de viajes y
segundo porque considera que lo que ofrece la ciudad del Cusco es de mayor
importancia, y viendo eso ya se ha visto todo.

En consecuencia viendo el escaso interés de los turistas en visitar San


Sebastián, hay que enfocar el tema desde la perspectiva de la ventaja
competitiva.

Para ser más explícitos y claros, traemos el caso del cerro de colores en el distrito
de Pitumarca, donde concurren diariamente cientos de turistas que afrontan
dificultades en su traslado. Ahora bien, sin necesidad de un profundo análisis y
solo preguntándonos: ¿Que hace que los turistas recorran algo más de un
centenar de kilómetros hasta Pitumarca? La respuesta cae por su propio peso
de tan madura que es: la diferencia de oferta turística.

La ciudad del Cusco no tiene un cerro de colores; entones podemos concluir que
San Sebastián esta ofertando un producto turístico muy similar al producto que
Cusco oferta en abundancia y calidad.
¿Qué hacer entonces para que nuestro distrito se convierta en un destino
turístico atractivo? La respuesta no es compleja pero si evidente.

San Sebastián tiene riqueza arqueológica, histórica. Cultural, social. Una


propuesta turística integral que oferte toda esta caudalosa riqueza cultural
significaría una oferta diferente y con ventaja competitiva.

Por ejemplo, (y esto es solo en modo ilustrativo, para abrir cauces de soluciones
innovadoras y creativas) a la oferta del parque Arqueológico, se podría añadir el
turismo vivencial, La oferta histórica por medio de un museo de cultura viva.
También la oferta gastronómica simultáneamente, con un amplio espectro,
desde platos típicos del distrito con insumos ecológicos y orgánicos, hasta la
preparación de platos nacionales con alta preparación gastronómica.

Mas aún, se podría ofertar también el conocimiento de la flora y fauna de los


pisos ecológicos que corresponden al distrito por medio de un museo de flora y
fauna. Entonces el turista podría tener a su alcance toda la riqueza cultural y
natural de nuestro distrito.

Para hacer viable todo esto se necesita también que la gestión municipal
promueva la existencia de oficinas turísticas que oferten el producto San
Sebastián, Todo esto, luego después de preparar a nuestro distrito para hacerlo
competitivo turísticamente.

EXPO CHAMPA 2019 UNA GRAN RUTA A LA PROMOCIÓN PRODUCTIVA

Con el importante y principal objetivo de promover y dinamizar la economía del


distrito de San Sebastián, ha sido organizada la VIII feria EXPO CHAMPA
INTERNACIONAL 2019.

Después de un interregno prolongado de una gestión municipal que no


comprendía la importancia que tiene la promoción de este tipo de acciones, para
incentivar el crecimiento económico de nuestra jurisdicción; la octava feria de
EPO CHAMPA 2019, reabre sus puertas no solo a los emprendedores de nuestro
distrito, sino que amplia las oportunidades para expandir sus mercados a las
provincias hermanas.

Estamos convencidos que este tipo de promociones traducidas en la


organización de ferias económicas demuestran el compromiso consciente y
acertado de las autoridades ediles que responsables de la misión que les ha
encomendado el pueblo, no cejando en su empeño ni amedrentándose ante los
obstáculos, trabajan para el desarrollo de sus pueblos.

Potrebbero piacerti anche