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Más allá de lo que vemos

(Hechos 16:6-10)

Hágase está pregunta conmigo: “¿Hasta dónde quiero llegar?”.

No son muchos los que tienen la respuesta a esta interrogante.

Definir el lugar que queremos ocupar en la vida, le da razón y sentido a


nuestra existencia. Y cuando estamos convencidos hasta dónde queremos
llegar entonces, invertimos nuestro mayor esfuerzo en lograrlo.

Nuestra vida tiene un rumbo; y cuando las cosas no salen como lo planeamos;
no es fácil darnos por vencidos... pero ¡Tenemos esperanza! Y lo volvemos a
intentar mayormente o bien cambiamos la estrategia.

Si la pregunta a responder fuera: “¿Hasta dónde quiere Dios llevarme?”,


¿tendría la respuesta?
Responder a ello implica que mi vida está dirigida por Dios. Que yo tengo una
visión marcada por la voluntad divina ya sea para mi vida, para mi familia,
trabajo o ministerio.

Lo que queremos hacer para Dios, muchas veces es muy distinto a lo que Dios
quiere hacer a través de usted y de mí.

Vamos a ver un relato interesante:


Hechos 16:8 “Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas.” 16:9 “Y se le
mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie,
rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.” 16:10 “Cuando vio la
visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que
Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.”

¿Hasta dónde quería llegar el apóstol Pablo, a dónde quería Dios llevarlo?
¿Qué quería hacer Pablo para Dios, ¡¡qué quería Dios hacer a través de
Pablo!!? Veamos a continuación el relato, pero ahora nos regresamos un
poquito.

No perdamos que Pablo estaba haciendo lo que Dios quería, pero no estaba
en el lugar que Dios quería : Hechos 16:6-7 “Y atravesando Frigia y la
provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra
en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no
se lo permitió.”

El anhelo de Pablo era hablar la palabra de Dios. A cualquier lugar que iba
compartía el mensaje. Nosotros podemos pensar que cualquier lugar es
bueno para predicar, para hacer la obra de Dios; sin embargo, tiene que ser
en el lugar a dónde Dios nos guíe.

Pablo le había dicho a Jesús en su conversión: “Señor, ¿Qué quieres que yo


haga?” (Hch. 9:6). El encuentro de Pablo con Cristo fue un encuentro de
conversión y consagración al mismo tiempo.

En el corazón del Apóstol, no había otro motivo más, qué hacer la obra de
Dios. Esta no era la excepción; sin embargo, la Biblia nos dice “que les fue
prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia” (Hechos 16: 6)

¿Extraño no? Y no podemos dudar de que Dios quisiera la salvación de toda


persona, pero era al tiempo exacto y perfecto de Él.

El apóstol había escogido un lugar diferente al que Dios quería llevarlo y


definitivamente no estaba haciendo las cosas mal, solo que no era el tiempo.

Y esto nos enseña que tenemos que hacer la obra de Dios donde Él quiere
que se haga y por consiguiente para saber en dónde y en qué momento
debemos de establecer una línea de comunicación con nuestro Creador y
Padre. Estonos garantiza fruto.

El confirmar el lugar que Dios quiere nos hace pensar cuán sensibles debemos
ser a su voz y que no es suficiente solo con querer hacer, tenemos que saber
en dónde lo vamos a hacer, ¿cuál es el lugar donde yo me encuentro? y, ¿cuál
es el lugar en donde Dios quiere que me encuentre?

Y me pregunto: ¿Cuál es mi posición ahora como hijo de Dios?

¿Estoy seguro que es ahí donde Dios quiere que me encuentre?

Usted puede escoger entre el lugar que quiere estar y el lugar en donde Dios
quiere que esté. Esta decisión solo USTED puedes hacerla hoy, solo sea sabio
e hijo obediente.

Los hijos de Dios, así como Pablo encontrarán siempre el lugar en donde él
quiere que estén. El salmista nos sorprende con esta afirmación gloriosa: “En
lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me
pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor
de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal
alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu callado me infundirán
aliento” (Salmo 23:2-4) esta parte de la Biblia es tan prometedora y a mi en
lo particular me desespera un poco que lo ocupen mayormente cuando
alguien a muerto, como que es la oración preferida en un sepelio, pero esta
oración tan poderosa y llena de bendiciones e para los que estamos bien
vivos. Caminar por este mundo es verdaderamente un valle de muerte que
puede llegar a infundir temor y desaliento, pero bendecidos somos al saber
que tenemos un Dios maravilloso que no nos deja caminar solos.

Así que la próxima vez que lea o escuche esta porción de la escritura, no la
relacione con mas con funerales, el muerto esta y no tiene conciencia de
nada nos dice la escritura. Los que seguimos caminando por este precio so
planeta somos los que necesitamos vivir con la esperanza, la certeza y fe que
Dios nos conforta y nos da el remanso que necesitamos mientras Él nos
manda llamar.

Hay personas que siempre se quejan de que Dios les ha abandonado, pero eso
no es verdad, porque Cristo ha prometido estar con nosotros “todos lo días,
hasta el fin del mundo”,
Lo que tenemos qué hacer es preguntarnos si estamos en la dirección de
Dios, no sea que me encuentre alejándome de él.

Muchos creyentes que han flaqueado en su fe se quejan de que nadie los


busca, pero déjame decirte que Jesucristo es el que vino a buscarle y a
salvarle El dio su vida en la cruz para que fuéramos salvos y tengamos vida
eterna Deje de fijarse si le llaman o no, si el día que falto a la iglesia alguien
le busco, el más importante le busco primero y lo sigue haciendo, Él es que
constantemente está tocando a la puerta, así que no se pierda la
oportunidad de invitarle a comer con usted.

El apóstol Pablo comprendió que tenía que cambiar el rumbo, a su manera y


en su propia opinión quisieron ir a Bitinia, pero una vez más nos dice la
Escritura: “pero el Espíritu no se lo permitió”, ¿qué es lo que estaba
fallando? Algo no estaba saliendo bien. Algo estaba fallando. Imagínese a
Pablo que era obediente al mandato divino de “ir y predicar el evangelio”,
pero parecía que el Señor mismo le estaba poniendo obstáculos.

Mucha gente cristiana y no cristiana reconoce su necesidad de cambio, y lo


intentan de una y mil formas. Ellos mismos reconocen: “Mi vida tiene que
cambiar”.

La gente busca a su manera “algo que pueda hacer su vida diferente.

Pregunto: ¿para qué quieres cambiar? ¿usted quiere cambiar? Usted puede
hacer una serie de cambios aplicándolos definitivamente a lo que cree es
necesario, de acuerdo a las circunstancias que le rodean pero para cambiar
su vida tiene que saber que no es suficiente a su manera, tiene que ser a la
manera de Dios, permitir que ¡¡Él le cambie!! la palabra “cambiar” implica
una transformación que solamente puede ser hecha por Dios

Y dejamos que Dios dirija los cambios en nuestra vida, no dudaremos que nos
ayudará a dirigir su obra.

Estarías dispuesto al proceso de cambio y lo que ello implica

Quizás ahora mismo se encuentra en un lugar, en un momento o


circunstancia en la que Dios no quiere que esté, Pablo recibió una visión y
una palabra de parte del mismo Señor para cambiar y corregir el rumbo de la
misión que tenía por delante.

Sin duda está consciente de su necesidad de cambio y te ha esforzado al


máximo por lograrlo, sin tener los resultados esperados. ¿Por qué no
renunciar a nuestra manera de querer hacerlo y mejor, permitirle a Dios que
lo haga a su manera?

Cuando Pablo lo hizo a la manera de Dios nos dice la Palabra lo que hizo el
apóstol: 16:10 “Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para
Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos
el evangelio”.

¡Qué seguridad vino a la vida del apóstol Pablo! Emprendió el camino, ahora,
convencido de que Dios lo guiaba.

No dude en caminar cuando es Dios mismo quien lo guía, quien lo dirige.

AMEN

Rosamaría Segura
Pastor

Fecha del servicio:


06/09/2013

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