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t m m m P i m s i

E X L I B R I S
HEMETHERII VALVERDE TELLEZ

Episcopi Leonensis
EGIPTOLOGÍA
P . F É L I X R O U G I E R

MARISTA

P R O F E S O R DE SAGRADA ESCRITURA Y H E B R E O

ES PROPIEDAD

M E M O R I A

PRESENTADA AL CONGRESO «ATÓLICO NACIONAL PE SEVILLA

mmsim ;• ^

BARCELONA Biblioteca Universitaria


Librería d e ANTONIO J . BASTJNOS

CALLE DE PELAVO

1893
I m p r e n t a (le U HORMIGA DK ORO, r a m b l a d e S a n t a M o n i c a , m i n i . 16 S 2 J B T i. a f f i »
* 44537

— fe, * *J9HHMÍ|I
Á LA VIRGEN MARÍA

en memoria de s u destierro y morada

EN

dedica este humilde t r a b a j o s u amantisimo servidor

*=OWDD EMETERIO
VALVEF.DE Y TELLEZ
C E N S U R A

DEL CANÓNIGO V I C A R I A T O G E N E R A L

DE LA

¿ J a i m e JU:meva,
DIÓCESIS D E B A R C E L O N A

Muy Ilustre Señor: La obra intitulada BIBLIA Y E G I P -


TOLOGÍA, cuya censura se ha digitado conferirme, es un
libro sólido y útilísimo bajo todos conceptos, y destijiado
á producir saludables frutos en nuestra patria. Bar celo tía, 12 de Mayo de 18pj.
Fundadas todas sus conclusiones, unas en documentos
antiguos, como son las inscripciones y jeroglíficos de Vista la favorable censura del M. I. S. Canónigo
los monumentos y papiros egipcíacos en la actualidad
descifrados; otras en la historia antigua y en hechos de Dr. D.faime Almera, concedemos permiso para que
la naturaleza; y otras, en fin, en la autoridad de sabios pueda imprimirse y publicarse la obra titulada BIBLIA Y
ortodoxos; contiene tina brillante demostración de la EGIPTOLOGÍA, escrita por el Rdo. P. D. Félix Rougier,
verdad del Pentateuco.
de la Sociedad de María.
Por tanto, nada contiene que se oponga al dogma ni
á la moral católica, antes bien, encierra doctrina sana
l \ Vicario General,
y ortodoxa, y merece, salvo el mejor parecer de V. S
que se le conceda su aprobación y licencia para que
pueda ver la luz pública.
Barcelona, fiesta de la Ascensión del Señor, 11 de
Mayo de iSpj.
Por mandado de Su Señoría:

¿Jaime* Cílmcza, cPézc.


Q)r. ¿ / a l m e É&ritpuerad , ¿Pfiro.
Canónigo.
Secratario Cancelario
EÓN XIII, en su Breve dirigido á Mon-
señor d'Hulst hace pocos años, se
expresaba así: «Los partidarios del
racionalismo y del naturalismo, -ven-
cidos por los argumentos de la m e -
tafísica, han cambiado de terreno y
de táctica: prefieren descender del terreno de la
razón al teatro de las cosas sensibles (1).»
Este cambio radical, en la manera de atacar
nuestras creencias, ha sido muy hábil y muy
oportuno de la parte de los racionalistas: en un
tiempo en que los estudios científicos é históri-
cos han hecho tan grandes progresos, han po-
dido beneficiar los primeros destellos obtenidos
con tales descubrimientos.

(1) Brete á M o n s e ñ o r d'Hulst y á los o r g a n i z a d o r e s d e t


Congreso científico internacional de París, 1888.
En todas partes han vuelto á abrir los Libros las que los católicos han obtenido brillantes
Santos para estudiarlos minuciosamente, á fin de triunfos.
convencer que en dichos libros existía el error. La ciencia egiptológica ha sido de grande ayu-
Los han comparado en todos sus detalles con da para los apologistas de la Biblia.
los libros sagrados de los pueblos más antiguos: Los hebreos permanecieron 430 años en Egip-
con los Vedas de los indios, con el Avesta de to (1), y si ignoramos casi del todo su histo-
los persas, con las doctrinas de SaHa-Muni, con ria (2) bajo la XVIa, XVIIa y XVIIIa dinastía, en
los Kings de los chinos, los monumentos religio- cambio el Génesis y el Exodo nos dan muchos
sos del Egipto, y se han esforzado en demostrar •detalles sobre los últimos años y el fin de este
que nuestros escritores inspirados no habían largo cautiverio que se terminó sólo bajo la XIX a
hecho otra cosa que tomar, en diversos lugares dinastía.
de sus escritos, los dogmas de los indios, de los Convenía demostrar, para oponerse á las afir-
persas y de los antiguos egipcios. maciones sin base de los enemigos de la Reve-
Mas los racionalistas 110 se han limitado á eso, lación, que los relatos egipcíacos de la Biblia
puesto que, como los israelitas han tenido rela- •estaban en un todo conformes con los hechos
ción con gran número de pueblos, y como mu- ciertos que nos revelan los descubrimientos a c -
chos de nuestros Libros Bíblicos hacen conocer tuales, verificados en el imperio de los Farao-
en parte estas relaciones, han hecho lo posible nes (3).
para demostrar que hay en la Biblia muchísi- Los 164 fragmentos del papiro de Turín, cró-
mos errores históricos (1). nica redactada bajo el reinado de Ramsés II (4);
Ha .habido, con este motivo, en el terreno de
la ciencia y de la historia, ardientes luchas, en
(1) E x o d o , xii, 40.
(2) V é a s e sin e m b a r g o u n b u e n t r a b a j o de de Moor (Les
(1) A l g u n o s s a b i o s c a t ó l i c o s son b a s t a n t e a t r e v i d o s y te- Hébreux établis en Palestine avant L'Exode. Revue Bibli-
m e r a r i o s p a r a d e c i r q u e se p u e d e n e n c o n t r a r en la Biblia q u e , t. I., p á g s . 388-415. Año 1892).
•errores h i s t ó r i c o s . S u teoría h a sido e x p u e s t a r e c i e n t e m e n t e (3) Véase todo el c a p í t u l o V i l — A r q u e o l o g í a egipcia—de
c o n m u c h o t a l e n t o . (M. d' IIulst, L a Question Biblique. Paris. i a e x c e l e n t e o b r a del Dr. D. M a n u e l de la P e ñ a y F e r n á n d e z ,
1893). Dos a u t o r e s q u e h i c i e r o n lo posible p a r a a c r e d i t a r esta t i t u l a d a : Manual de Arqueología prehistórica, en 4.°, p á g s .
teoría, q u e p a r e c e c o n t r a r i a á las decisiones de los concilios XX-962. Sevilla, 1890.—Consultar t a m b i é n La Biblia ij la
d e Trento y del Vaticano, h a n sido c o n d e n a d o s p o r la Con- Ciencia, p o r el C a r d e n a l González, 1.11, p á g s . 458-477.
g r e g a c i ó n del í n d i c e . (F. Lenormant, Les O r i g i n e s de l'his- (4) Este p a p i r o s e r í a el m o n u m e n t o más i m p o r t a n t e en-
toire. Paris, 1880.—El c a n ó n i g o Di Bartolo, Les c r i t è r e s théo- c o n t r a d o h a s t a a h o r a si no fuese t a n i n c o m p l e t o .
l o g i q u e s , París, 1893.)
12 13

\d.Sala de los Antepasados (1). ofreciendo el re- ria citados en la Biblia, se hallan también en los
trato de 61 de los predecesores de Tutmés III monumentos asirios (1). Eu Egipto, los muros
(XVIIIa dinastía); las dos Tablas de AUdos, des- del templo de Karnak contienen la relación de
cubiertas por Mariette, y que arrojan un poco de- la toma de Jerusalem, por Sesac. Si no existen
luz sobre las espesas tinieblas que se extendían pruebas directas referentes á la permanencia de
desde la VIa á la XI a dinastía; la Talla de Sal- los israelitas en Egipto, abundan en cambio las
Tiarah; las cartas descubiertas en 1887 en Tell indirectas. Ramsés II es ciertamente el cons-
el-Amarna (2), etc., etc., son otros tantos d o - tructor que describe Moisés. La ciudad fortificada
cumentos preciosos de los cuales han sacado de Pi-Tom (2), con todos sus almacenes, ha sido
partido los exégetas para desvirtuar los ataques hallada de nuevo... El relato de los orígenes de
de los enemigos de la Biblia. Israel, que en los siglos precedentes se levanta-
ba como uua columna aislada, se une ahora en
Al considerar el resultado de todos estos estu-
diversos puntos con el resto del edificio de la
dios, se puede afirmar que, en el dominio de la
historia (3).»
historia, no existe ningún descubrimiento que
demuestre que haya caído en error el escritor «Se sabe que el Libro de Esther es considera-
sagrado. do por toda la escuela racionalista como una
«A medida que se desenvuelve la historia dé- mera novela; pero la escuela racionalista no ha
los pueblos que han estado en relación con I s - ido á Susa. Mr. Dieulafoy, el sabio persióiogo
rael, se pone de manifiesto la sinceridad de Ios- que acaba de llegar de allí, escribe lo que sigue
anales judíos. Los textos cuneiformes, la ins- en su libro L' ACROPOLE DE S U S E (París, Hachet-
te, 1893): «Las excavaciones de Susa confirman
cripción de Mesa, están en relación con el conte-
»no sólo las descripciones arquitecturales del
nido de los Libros de los Reyes: los nombres dé-
»Libro de Esther, sí que también todo lo que el
los monarcas de Israel y de los soberanos de Si-
»mismo Libro refiere en sus menores detalles (4).»

(1) A r c a p e q u e ñ a e n c o n t r a d a en el t e m p l o d e K a r n a k y (1) H a s t a a h o r a , s e g ú n V i g o u r e u x , s e h a n e n c o n t r a d o los


l l a m a d a Salle des A acetres—(actualmente en París). n o m b r e s d e seis Reyes de Israel y d e cuatro Reyes de Judá.
(2) « P a r m i les d é c o u v e r t e s q u i o n t é l a r g i d a n s c e s d e r n i è -
2) C o n s t r u i d a p o r el m i s m o Ramsés II, q u e e m p l e ó l o s h e -
r e s a n n é e s le c h a m p d é j à si v a s t e d e 1* a r c h é o l o g i e o r i e n t a l e ,
breos como obreros.
o n m e t j u s t e m e n t e n p r e m i è r e l i g n e celle d e s n o m b r e u x d o -
¡3) De Broglie.—Les nouveaux historiens d'Israël, à pro-
c u m e n t s exhumés des mines d« K h o u t n a t o n , a u j o u r d ' h u i
p o s d u d e r n i e r livre de M r . R e n a n , p á g . 6. P a r í s , 1889.
T e l l e l - A m a r n a , d a n s la h a u t e E g y p t e . » A. J. Delattre, S. J.
(4) M. d'Hulst.— La Question Biblique. P a r i s , 1893, pagi-
L e s l e t t r e s de T e l l e l - A m a r n a et la B i b l e ( L a S c i e n c e C a t h o -
n a 20, N o t a .
l i q u e , 1893, p á g s . 127-145.)

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PRÓLOGO

En el presente trabajo nos ocupamos de este


acuerdo perfecto entre los datos bíblicos y las-
revelaciones ciertas de los monumentos egip-
cios.
Lo hemos hecho á grandes rasgos porque la
extensión que convenía dar á una Memoria des-
tinada á un Congreso católico no podía ser m u y
grande. BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA
Tal como sea, sin embargo, confiamos que no-
MEMORIA PRESENTADA AL C O N G R E S O C A T Ó L I C O DE SEVILLA
dejará de prestar su utilidad para señalar el i n -
terés que se refiere á los descubrimientos e g i p -
tológicos, y á su manifiesta importancia en la
defensa de la Biblia.
INTRODUCCIÓN

T o r r e Sania María, San Martín de Provensals


28 de Abril de 1893. Origen, progresos é importancia
En la fiesta del Bienaventurado PEDRO CIUNEL. de la Egiptología.

L A Egiptología, que se ocupa principalmente


en estudiar el Egipto de los tiempos anti-
guos por medio de sus monumentos é inscripcio-
nes, ha nacido en los primeros años de este si-
glo, junto con sus hermanas la Indoiogía, la
Persiología, la Asiriología y la Palestinología.
Se ha desarrollado en mayor grado que estas,,
y nos ofrece ya resultados en todos conceptos
preciosos. El historiador, el arqueólogo, el teólo-
go, el exégeta, no pueden menos de aprovechar-
se de sus revelaciones verdaderamente extraor-
dinarias y trascendentales.
PRÓLOGO

En el presente trabajo nos ocupamos de este


acuerdo perfecto entre los datos bíblicos y las-
revelaciones ciertas de los monumentos egip-
cios.
Lo hemos hecho á grandes rasgos porque la
extensión que convenía dar á una Memoria des-
tinada á un Congreso católico no podía ser m u y
grande. BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA
Tal como sea, sin embargo, confiamos que n o
MEMORIA PRESENTADA AL C O N G R E S O C A T Ó L I C O DE SEVILLA
dejará de prestar su utilidad para señalar el i n -
terés que se refiere á los descubrimientos e g i p -
tológicos, y á su manifiesta importancia en la
defensa de la Biblia.
INTRODUCCIÓN

T o r r e Sania María, San Martín de Provensals


28 de Abril de 1893. Origen, progresos é importancia
En la fiesta del Bienaventurado PEDRO CIUNEL. de la Egiptología.

L A Egiptología, que se ocupa principalmente


en estudiar el Egipto de los tiempos anti-
guos por medio de sus monumentos é inscripcio-
nes, ha nacido en los primeros años de este si-
glo, junto con sus hermanas la Indoiogía, la
Persiología, la Asiriología y la Palestinología.
Se ha desarrollado en mayor grado que estas,,
y nos ofrece ya resultados en todos conceptos
preciosos. El historiador, el arqueólogo, el teólo-
go, el exégeta, no pueden menos de aprovechar-
se de sus revelaciones verdaderamente extraor-
dinarias y trascendentales.
BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

Un pueblo célebre en los fastos de la historia, can que, mucho antes que los indios y los per-
poseedor, en tiempos antiguos, de una civiliza- sas, poseían una civilización adelantada.
ción refinada, vuelve á la vida, merced á esta Los cahitas Cecrops y Danao la introdujeron
ciencia. Este pueblo se levanta, nos cuenta su entre los helenos, y les dieron sus divinidades
maravillosa historia, nos da á conocer sus cos- cambiando únicamente sus nombres. Más tarde,
tumbres, sus creencias, sus guerras y sus con- Licurgo, Solón, Talés, Pitágoras y Platón, apren-
quistas por sus innumerables papiros (1) y por dieron de los hijos de Cam la ciencia de las le-
los monumentos que se encuentran á cada paso yes: los sacerdotes egipcios los adoctrinaron y
en las arenosas riberas del Nilo. contribuyeron al desarrollo de su genio.
Entre los hijos de Cam, Moisés nombra á Mitz- Nuestros contemporáneos, siguiendo las hue-
raim (2). llas de los sabios de la Grecia, después de tantos
d'IXQ'I nn y'ai siglos de silencio y de olvido, interrogan de nue-
Mitzraim, tal es el nombre que después de Moi- vo los oráculos del Egipto (1).
sés dieron también los griegos y los romanos al El clima de este país, en el cual son tan ra-
Egipto medio y Bajo, nombre con que fueron ras las lluvias (2); sus áridas montañas, que en-
conocidos los más famosos descendientes de Cam cierran los sepulcros todavía no abiertos de in-
el maldito (3). numerables momias, han podido contribuir á
Podemos afirmar que estos camitas civilizaron que los papiros llegaran hasta nosotros.
al mundo antiguo, puesto que algunos papiros, Al fin del siglo XVIII los poseían casi todos
m u y anteriores á los escritos de Moisés, testifi-
(1) «A su voz, dice un arqueólogo h a b l a n d o del sabio egip-
tólogo Mariette, á su voz las r e i n a s se levantan de su lecho de
<11 « P o s e e m o s a l p r e s e n t e , d i c e Ebers, a b u n d a n t í s i m a s ma- a r e n a , salen del sudario e n t e r a m e n t e c u b i e r t a s d e s u s joyas
n i f e s t a c i o n e s de la l i t e r a t u r a egipcia, b a s t a n d o decir, para d e oro, y a d o r n a d a s , después de treinta y seis siglos, como el
día en qué Anubis se las llevó, aún calientes, en la b a r c a de
que de ellas p u e d a f o r m a r s e idea, que con las copias d e todas
Osiris... los templos m u e s t r a n sus p u e r t a s d e s p e j a d a s y majes-
l a s inscripciones conocidas, r e p r o d u c i d a s sobre planchas, y
tuosas, y ostentan al sol s u s p á g i n a s de g r a n i t o c u b i e r t a s de
c o n los f r a g m e n t o s de papiro, conservados entre cristal, po-
r e c u e r d o s ilustres... los rehacios F a r a o n e s , ya olvidados, son
d r í a llenarse un edificio i n m e n s o . Y d i c h a literatura es rica,
d e s p e r t a d o s cerno p a r a sufrir un juicio s u p r e m o antes de vol-
a b u n d a n t e ; pues, excepción h e c h a del d r a m a , e n c u é n t r e n s e
ver á t o m a r su puesto en las series dinásticas...» Citado por
en ella todos los géneros conocidos.» Egipto. (Edición españo- el Dr. de la Peña, Manual de Arqueol. Prehist., p á g . 678.
la en f.°, t. II, págs. 50 y 51).
(2) E s probable, dice M. Fon tañe, que aquella «sequía del
(2¡ Génesis, x , 6.
cielo,» como se expresan los papiros, ha existido siempre; ex-
' (3) Fisscher, P a g a n i s m e et Révélation, p á g . 225. Los asi-
cepto, quizás, en T e b a s , Asuan y en toda la N u b i a , d u r a n t e la
d o s daban al Egipto el n o m b r e d e Musar y los á r a b e s el de
época prehistórica.
Mesr.
los museos, aunque no se les daba otro valor que
Sucedía esto en 1822; diez años después, este
el de preciosos dibujitos que agradaban á la vis-
sabio moría, extenuado por el estudio, á la edad
ta, sin decir nada al entendimiento, puesto que r
de 43 anos, dictando durante su última enferme-
hasta entonces, no habían podido descifrarse: á
dad la primera gramática egipcíaca (1).
nuestro siglo estaba reservado adivinar el enig-
Rosellini y Salvolini completaron el alfabeto,
ma del Esfinge, interpretar los papiros, y así fa-
y Seyffarth publicó, en 1825 y 1881, los impor-
cilitar á todos su lectura.
tantes trabajos del profesor Spohn, de Leipzig.
No diré de qué manera la expedición de Bo-
G. Seyffarth criticó y mejoró los principios cíe
naparte á Egipto fué el primer impulso dado á
estos estudios. El hallazgo de Bouchard, en Ro- b a d o del a l f a b e t o E g i p c i o (jeroglifico y demóticoj según
Champolhonel joven ( p á g . 224). « A t e n d i e n d o al valor ó expre-
seta, presentando una misma inscripción en tres s a n p a r t i c u l a r de c a d a signo, se d i s t i n g u e n tres c l a s e s diver-
clases de caracteres, sagrados, vulgares y grie- sas en la e s c r i t u r a e g i p c í a c a : los signos,figurât i vos, los sig-
gos, TOTS OS hpolq xal S'F/wpío'.c XAL 'EXXYJVÍXOÍS nos simbólicos y los signos fonéticos. (El n o m b r e de c a d a
u n o dice p a r a q u é sirve). Si se c o n s i d e r a sólo la f o r m a m a t e -
ypája¡xaa:v, (1) inició á la lectura de los jeroglí- rial de los signos, los m o n u m e n t o s ó p a p i r o s nos d a n á cono-
ficos los sabios egiptólogos Sylvestre de Sacy, c e r t r e s especies de e s c r i t u r a s .
Barthélemy, el sueco Akerblad y el filólogo i n - 1. a E s c r i t u r a jeroglifica, c o m p u e s t a de signos q u e r e p r e -
s e n t a n e x a c t a m e n t e o r a seres de la c r e a c i ó n , " o r a objetos d e
glés Tomás Young, quien, á pesar de sus perse- invención h u m a n a . . . El n ú m e r o de estos signos no p a s a de
verantes esfuerzos, no logró interpretar con per- ochocientos.
fección la piedra de Roseta (2). 2. a E s c r i t u r a hierática,, v e r d a d e r a t a q u i g r a f í a de c a d a sig-
no jeroglifico, ( p a r a uso de los q u e no s a b í a n dibujar). E s de
Después, la tableta bilingüe de Pliila (3) per- u n t r a z a d o fácil, y el n ú m e r o de estos signos es igual al de los
mitió á Champollion el joven comparar los je- jeroglíficos, de los c u a l e s estos no son sino a b r e v i a t u r a s .
3. a E s c r i t u r a demótica ó p o p u l a r , q u e sólo es un e x t r a c t o
roglíficos de la piedra de Roseta con dicha ta- de la e s c r i t u r a hierática...» P e ñ a y F e r n á n d e z , ibid., p á g s . 681,
bleta, y los nombres de Cleopatra y de Ptole- y 682;. «On voit d o n c que les trois sortes d'écriture usitées si-
meo dieron la clave del alfabeto jeroglífico (4). m u l t a n é m e n t en E g y p t e n ' e n f o r m a i e n t r é e l l e m e n t qu'une
seule en t h é o r i e , et que, p o u r la p r a t i q u e s e u l e m e n t , on avait
a d o p t é une t a q u i g r a p h i e des s i g n e s p r i m i t i f s , i m i t a t i o n « d é -
(1) E s t a s e x p r e s i o n e s s e leen en la m i s m a p i e d r a d e Roseta. le des objets n a t u r e l s r e p r o d u i t s p a r le dessin ou p a r la pein-
(2) L a piedra de R o s e t a es d e g r a n i t o n e g r o . T i e n e m á s de ture...»
3 m e t r o s de alto p o r 4 de a n c h o . « T o u t e i n s c r i p t i o n en c a r a c t è r e s h i é r o g l y p h i q u e s se lit
(3j Inscripción en jeroglíflcos y en g r i e g o . en c o m m e n ç a n t p a r le c ô t é vers lequel r e g a r d e n t les têtes
(4) P a r a los detalles tan i n t e r e s a n t e s de este p r i m e r p a s o d ' h o m m e s ou d ' a n i m a u x qui f o n t partie de l'inscription.»
en l a l e c t u r a de los jeroglíficos, véase E G I P T O p o r Jorge Ebers, Champollion Figeac, E g y p t e a n c i e n n e , p á g s . 220 y 225.
(Edición en f.° Barcelona. E s p a s a . , t. II, p á g s . 46,47, 48.—Tam- (1) Véase L o r e n z F i s s c h e r , Paganisme et Révélation, pa-
bién Champollion Figeac, Egvpte, p á g s . 211, 228, con u n g r a - g i n a s 224-236. T r a d u c c i ó n del Dr. P r o s p e r .
BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

lectura enseñados por Cliampollión en su g r a -


mática, y completó felizmente los descubrimien- algunas veces entre las piernas ó sobre los pe-
tos de sus antecesores. Los trabajos de los sabios chos délas momias. Aquellos y estos creyeron, á
egiptólogos Cárlos Lenormant y Néstor L'Hote, primera vista, hallar en su estudio robusto apo-
en Francia; Leemans en Holanda; Osburn, Birch yo para sus respectivas doctrinas. Un exámen
é Hincks en Inglaterra; Lepsius en Alemania, de- más detenido, y un estudio más profundo de los
terminaron un poderoso movimiento de estudios mismos, demostró con cuanta razón se compla-
egiptológicos, formando especialistas distingui- cían los primeros en el desarrollo siempre cre-
dísimos, tales como Emmanuel de Rouge, de ciente de los estudios egiptológicos. Son estos,
Saulcy, Mariette, Chabas, Devéria, de Horrack, en efecto, de una incontestable utilidad para las
Lefébure, Pierret, Jaime de Rouge, Grébaut, controversias científico-religiosas, y en especial
Brugsch, Dümichen, Lautli, Eisenlolir, Ebers, para el conocimiento de las obras de Moisés, cu-
Stern, G o o d ™ , Lepage-Renouf, etc., etc. (1) ya autenticidad y exactitud confirman de una
A estos ilustres sabios y á muchos otros más manera concluyente con los datos que suminis-
modernos, que conocen períectamente la lengua tran.
copta, hija del antiguo lenguaje de Egipto (2), se Para hacer patente la utilidad de los estudios
deben traducciones importantísimas de muchos á que me refiero, examinaré brevemente en la
papiros, pudiendo afirmarse que su interpreta- primera sección de este trabajo las
ción es hoy segura, lo que no puede decirse aún <Ventajas de los estudios egiptológicos para la
de la lectura de los caracteres cuneiformes (3). controversia científico-religiosa, y en la segunda
Católicos y heterodoxos hanse entregado á la sección demostraré que las inscripciones jeroglífi-
lectura de voluminosos papiros (4) encontrados cas de los monumentos y papiros egipcios, desci-
fradas en la época presente, dan un brillante
testimonio de la verdad del Pentateuco (1).
(1) Véase Vigouroux Bible e t Découv. m o d . , I, 133) y Fiss-
cher, ibid., p á g . 234.
(2) L' Abbé V. E., Coup d'ceilsur les études coptes. {Scien- r u s roulés, que liaient des c o r d o n s de choix, que f e r m a i e n t
ce C a t h o l i q u e , 1892, p á g s . 1114-1121. des s c e a u x d ' a r g i l e . . . Celui qui recevait des l e t t r e s les collec-
(3) F. Lenormant d a a l g u n o s e j e m p l o s e n su libro: LES t i o n n a i t d a n s une c a s s e t t e en bois, et cette «bibliothèque» por-
O R I Ü I N E S D E L iiisToiRÉ. De la création de l'homme av. Délu- tative, augmentée de divers morceaux littéraires ou liturgi-
ge.. 2. 3 edición, p á g . 513. H a y t r a d u c c i o n e s d e G. S m i t h , F o x ques, était ensevelie avec son c o r p s , d a n s "son t o m b e a u . »
T a l b o t y Julio O p p e r t . M. Fontane, Les E g y p t e s , p. 62.
4) Algunos de ellos t i e n e n m á s de 50 m e t r o s de l o n g i t u d . (1) E s t a s p a l a b r a s están s a c a d a s del Reglamento del Con-
—«Les E g y p t i e n s c o r r e s p o n d a i e n t s u r t o u t a u m o y e n de p a p y - greso católico nacional de Sevilla. (Cuarta Sección.—Asun-
tos de c a r á c t e r científico-religioso.— Tema VJ,
Entre las numerosas y sabias revistas que los das á los Sacerdotes y sabios católicos: Fideica-
incrédulos publican en Alemania, Francia, In- ikolic® defensio, in qua laborari maxime sacer-
glaterra y Estados Unidos, pocas habrá que no dotum debet industria, et qm est tautomere his
se ocupen de los dogmas católicos y de las S a - temporibus necessaria, doctrinam desiderai non
gradas Escrituras con relación á lo que estas vulgar era ñeque mediocrem, sed exquisitam et
nos enseñan sobre la historia del género h u - variarti... eripiendus est enim error hominum
mano y el origen del pueblo israelita. En esto multiplex. singulq sapienti«? Christiana funda-
no tienen otro objeto, las más de las veces, que menta convellentium; luctandurnque perscepe cum
impugnar con argumentos científicos lo que el adversariis apparatissimis, in disputando tenaci-
dogma católico nos dice tocante á estas mate- bus, qui subsidia sibi ex omni scientiarum gene-
rias. re astute conquirunt (1).
Acontece á menucio que son sus argumentos Dóciles á estas instrucciones del Padre Santo,
realmente científicos, toda vez que se apoyan en ocupémonos en la guerra que nos hacen nues-
la relación de los hechos, pero deducen de los tros enemigos en el terreno de la egiptología, y
mismos consecuencias falsas, por lo cual es de busquemos los medios de combatirlos y de v e n -
suma importancia que los hombres que luchan, cerlos en el mismo terreno que han elegido.
por deber ó por gusto, en defensa de la fe, pue-
dan demostrar á los que aspiran al conocimiento
de la verdad, lo que haya de peligroso y nocivo
en las elaboraciones de una ciencia engañosa y
tan engreída de sí misma que no sufre las más
razonadas contradicciones.
Demasiado tiempo liá que las personas estu-
diosas, aun aquellas revestidas del carácter sa-
cerdotal, no se ocupan lo conveniente en estas
luchas terribles entre la ciencia y la fe. Cada día,
sin embargo, se producen mayores estragos, y
ha crecido el peligro de tal manera, que, alar-
mado el celo evangélico de nuestro queridísimo
Padre León XIII, se ha creído en la necesidad (1) E n c í c l i c a Etsi nos. dirigida á los o b i s p o s i t a l i a n o s , 15
de indicarlo con las siguientes palabras, dirigi- d e F e b r e r o de 1882.
gBEflü^P - •

y, más tarde, los peces, las aves y los animales


que viven sobre la tierra, En esta, últimamente,
colocó al rey de la creacióu, al terminarse este
trabajo que duró millones de años (1).
Pues, tocante al creacionismo, aun cuando los
papiros no nos hayan revelado todo lo que po-
drán enseñar en este punto, cabe ya que afir-
memos que las ideas de los antiguos egipcios
§1. son sustancialmente las mismas que las que e n -
contramos en la Biblia.
Creacionismo.
En las Transactions of ihe Society of UUical
archeology se lee el trozo siguiente que cuenta
El Génesis nos enseña que existe un Dios úni-
la creación del campo de los Aalu (los campos
co, Jehovali, ó, según se pronuncia hoy con ra-
elíseos egipcíacos), y ha sido traducido en estos
zón (1), laveh, y que este Dios crió la materia términos por D. Eduardo Naville (2): «Dicho pol-
cósmica primitiva, haciendo surgir por leyes ad- la majestad de Dios: que una plaza de descanso
mirables, del caos inicia], los sistemas planeta- se extienda, y existió al momento la plaza de
rios (2). La tierra, llegada la época de su evo- descanso; que las plantas crezcan allí... y aquí
lución sideral en que pudo ser habitada por se- mismo se encontró la morada de los Aalu.»
res vivientes, les vid nacer y habitar su superfi-
Según el mismo documento, «Ra fué el Criador
cie por la acción todopoderosa de Dios, que crió,
de la morada de los Aalu
en primer lugar, la ñora y la fauna marítima (8),
Encontramos en el papiro de Tiirín (3) que
«hay un Muy Santo, un Criador de todo lo que
(1; La Science c a t h o l i q u e . Año 1891, p é g s . 193-200.. 430,643.
(2; Jean d'Estienne, C o m m e n t s ' e s t f o r m é l'univers: li-
encierra la tierra.»
b r o II, c a p . I. «Osiris ha hecho este mundo con sus propias
(3) Los que c o n s i d e r a n c o m o h i s t ó r i c a la n a r r a c i ó n del
c a p í t . I del Génesis, dicen, p a r a d a r r a z ó n de la creación de (1 L a d u r a c i ó n de los t i e m p o s geológicos es, según
la flora al t e r c e r día, q u e Dios crió p r i m e r a m e n t e las p l a n t a s J. D a n a , de veinte á cien millones de a n o s . De Lapparent,
m a r i n a s , las algas (aunque no se e n c u e n t r a n huellas), y e s t a ibid., p á g . 1468.
explicación se debe a d m i t i r ; de no s e r así, no se p o d r í a expli- (2) R e c o r d s of t h e past, 1876, t, VI, p. 109. Citado p o r Xi-
c a r cómo vivían los p r i m e r o s a n i m a l e s : Arenicolites, Oldka- gouroux.
mia, Nereites, Histioderma, etc. (Véase d e Lapparent, Traite (3) Este p a p i r o , escrito b a j o l a X I X a d i n a s t í a , f u é p u b l i c a d o
d e Géologie, p é g . 715). p o r p r i m e r a vez porLe/Jst'wscon el título de Ritual funerario.
26 BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

manos, ha creado sus aguas, su atmósfera, su totalidad de sus dioses, en la cual el singular
vegetación, todos sus animales, todos sus voláti- ocupaba el primer sitio: bajo esta expresión,
les, todos sus feces, todos sus reptiles y sus cua- como bajo la de Elohim en la Biblia, se encierra
drúpedos (1). Nada falta en esta enumeración, ex- un Dios único considerado en la universalidad
cepto el hombre, cuya creación se refiere ordi- de sus atributos (1).»
nariamente á Num, á Cnumis ó á Atum (2). Leemos en el papiro de Leyde Anastasy / , 350,
Añade el mismo papiro de Tarín que el «Dios en la casa número 8: «Oh Dios poderoso, espí-
muy santo es el arquitecto que ha construido el ritu de los divinos espíritus, oh Uno, oh Único,
Mulo, que ha hecho en su tiempo cuanto hay oh Dios, Venerable, cuyo nombre está escondido
sobre la tierra y en el otro mundo.» entre los ocho dioses (2).»
En la estela Pakemsi, del museo de Berlín, se Más allá, en la casa número 50, se lee: «Eres
lee: «El Dios único, que vive en la verdad, crea- alabado, oh Anión, por tu excelencia: la totali-
dor de lo que existe, formador de los seres.» dad de los dioses canta tu valor... No hay nadie
más poderoso que él (Amón), es poderoso, bon-
dadoso, ha creado todos los dioses.»
IL
§ Eso para el monoteismo primitivo. No nos será
difícil encontrar también huellas de una trinidad
Monoteismo primitivo y huellas de una divina.
Trinidad (3). Dice el papiro de Turin: «Grito con alegría
hácia el Padre, hácia el Buen Espíritu, hácia el
Veamos ahora el paralelo establecido por Ma- Santo;» y el papiro de Leyde: « Tres han sido el
riette entre los papiros egipcios y el Génesis á principio de todos los dioses: Amón, Ra y Ptâh.»
propósito de la teogonia y de la creación:
Esta tradición del Dios único y de la trini-
«En Egipto, dice, se empleaba, como en la Bi- dad (3) se encuentra sólo en los papiros más añ-
blia, una expresión colectiva para designar la
il) M a r i e t t e , Mémoire sur la mère d'Apis, p á g . 29.
(l) C h a b a s , Himno á Osiris, p u b l i c a d o en la « R e v u e Ar- (2) El p a p i r o A n a s t a s y I e s t á f e c h a d o . F u é escrito b a j o el
c h é o l o g i q u e . » ¡Citado p o r F i s s c h e r . ) r e i n a d o de R a m s é s II, que, s e g ú n C h a b a s , m u r i ó en 1510 a n -
2) S e g ú n u n a inscripción de Edfu y u n a estela de la isla tes de J e s u c r i s t o .
de Philœ. (3; « P a r t o u t on croyait à une sorte de t r i a d e divine, c o m -
(3) Véase el b u e n t r a b a j o de F É L I X R O I Î I O U . Peut-on recon- p o s é e d ' u n Dieu s u p r ê m e qui s ' e n g e n d r a i t l u i - m ê m e , d ' u n e
naître dans la théologie de l'ancienne Egypte des traces de déesse à la fois fille, épouse et m è r e , e t d ' u n fils qui partici-
la révélation primitive? Le monothéisme égyptien. (Scien- p a i t á t o u s les a t t r i b u t s du père e t de la mère.» P. Gaffarel,
c e C a t h o l i q u e , 1892, págs. 1056-1080]. H i s t . a n c . des p e u p l e s de l'Orient, p á g . 64.
28 BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA
que tiene que sufrir el alma del difunto al t r a -
tiguos. En los posteriores se habla del culto de vés de numerosas regiones, el Ritual funerario
los héroes, después del de los astros, y por fin presenta (en uno de sus mil dibajitos) la escena
del juicio de los muertos. La responsabilidad
vienen los del tiempo en que.se adoraba á los
humana está representada en él clara y solem-
animales (1).
nemente. El alma, entregada por la Verdad en-
tre las manos de la Justicia, llega ante sus jue-
ces. Es interrogada en presencia de Osiris, asis-
tido de 42 asesores. Ilorus y AnuUs echan sus
Inmortalidad del alma. Juicio de los m u e r - obras en la balanza infernal. Junto al fatal ins-
trumento se encuentra Thót, secretario de Osi-
tos. Cielo é infierno.
ris., que escribe el resultado del juicio y lo lleva
a l rey del A menti (1) para que falle (2).
Herodoto dice que los egipcios fueron los pri-
meros que enseñaron la inmortalidad del alma (2), La felicidad de los justos consiste, según el
lo que está confirmado por los monumentos. papiro de Turin, en vivir con la Divinidad, ado-
Inútil nos parece emplear mucho tiempo en de- rándola sin cesar (3).
mostrar que los egipcios creían en este dogma: Los castigos de los malos son terribles. El
es, hoy día, materia indiscutible (3). alma culpable está tirada con su cuerpo en el
El solo Ritual, dice Champollion-Figeac, b a s - «hemisferio inferior, » entregada al «negro dios
ta para dar «la prueba evidente que el dogma del infierno, » echada en unos «círculos doloro-
de la inmortalidad del alma, y el de las recom- sos,» etc. (4).
pensas y de los castigos en la otra vida, fueron (1 E l amenti es el i n f i e r n o de los a n t i g u o ^ egipcios y la
los principales fundamentos de la religión de m o r a d a de Osiri?.
(2) Véase A. Motáis, L'Ecclésiaste. I n t r o d . critique, p a g . 22
los antiguos egipcios (4).» Después de haber
(3) L. Fisscher, P a g a n i s m e et R é v é l a t i o n , p a g . 302.
tratado de la serie de peregrinaciones y pruebas (i) «...enfer où des s u p p l i c e s de t o u t e s s o r t e s a t t e n d e n t le
c o r p s : — s u s p e n s i o n p a r les pieds, l i g a t u r e s a b o m i n a b l e s , d é -
(1) Véase Fisscher.-Loe. cit., p á g s . 240, 241, 242 y 261-264. c a p i t a t i o n s p e r p é t u e l l e s , c œ u r s t r a î n é s a vif s u r le sol, c o r p s
(2) H e r o d o t o , II. j e t é s d a n s des c h a u d i è r e s pleines d ' u n e e a u t o u j o u r s b o u i l -
(3) De Rouge.—Conf. s u r la religion des a n c i e n s E g y p t i e n s , lante.» Fontane, Les E g y p t e s , p a g . '423. Hé a q u i las p a l a b r a s
p é g , 19, 20, 21 .—Brugsch. Collect, de d o c . d é m . , 1,41, 42; E x - d i r i g i d a s por el a l m a á s u c o r a z ó n : «O c œ u r , c œ u r qui m e
viens de m a mère, m o n c œ u r de q u a n d j ' é t a i s s u r la terre,, n e
plicàt. des m o n u m . è g y p t , d e B e r l i n , p. 57 (citado p o r Motáis;
te dresse p a s c o m m e t é m o i n , n e m e c h a r g e p o i n t d e v a n t le
E c c l é s i a s t e , p. 22). _ . |
d i e u g r a n d » (ibid'.J.
(4) U Univers pittoresque (Egypte , por Champollion-Fi-
geac, p. 126. Motáis c i t a t a m b i é n otros t e x t o s en su s a b i a
o b r a t i t u l a d a Salomon et VEcclésiaste, t o m . II, p á g . 209.

— JBBSBÍÉÍm^
sólo Noé y su familia, sino pueblos enteros n o
perecieron en el gran cataclismo (1).
La egiptología no nos enseña nada directa-

(1) H a b l a n d o de estas t r e s o p i n i o n e s , el sabio C a r d e n a l


IV.
Gomales e s c r i b e en s u p r e c i o s a o b r a La Biblia y la ciencia
( M a d r i d , 1891, t. II, p á g s . 682-683;: «La t e o r í a de la universa-
lidad absoluta ó g e o g r á f i c a del Diluvio, si bien f u é g e n e r a l -
m e n t e a d m i t i d a en p a s a d o s t i e m p o s , c o m o lo fué la s e n t e n c i a
Diluvio. Cronologia biblica. Antigüedad del del m o v i m i e n t o del sol al r e d e d o r de l a t i e r r a , t i e n e hoy e s c a -
sos p a r t i d a r i o s , . . L a l u c h a real e s t á h o y e n t a b l a d a e n t r e la
hombre. t e o r í a de la universalidad restringida, que pudiera denomi-
n a r s e a n t r o p o l ó g i c a , la teoría que a d m i t e el e x t e r m i n i o de
t o d o s los h o m b r e s , y la t e o r í a de la no universalidad antro-
pológica, la teoría q u e a d m i t e que, a d e m á s de la f a m i l i a de-
La Biblia, después de narrar nuestros oríge- Noé, se l i b r a r o n o t r o s h o m b r e s del Diluvio. C o n s i d e r a d o el
nes, habla de un Diluvio en el cual perecieron p r o b l e m a con r e l a c i ó n al texto bíblico y á la t r a d i c i ó n ecle-
todos los hombres. s i á s t i c a , la p r i m e r a t e o r í a se p r e s e n t a c o m o m á s p r o b a b l e ;
c o n s i d e r a d o con relación á la c i e n c i a , p a r e c e m á s p r o b a b l e la
Sabido es que entre los autores modernos de s e g u n d a . H o y p o r hoy, n i n g u n a de las dos p u e d e c o n s i d e r a r s e
ortodoxia á toda prueba, existen tres opiniones como cierta y demostrada, y una y otra pueden ser defendidas
c o m o m á s ó m e n o s p r o b a b l e s , lo m i s m o en el t e r r e n o exegé-
probables acerca de este hecho de tan grande tico q u e «n el t e r r e n o científico. E n todo caso, y c u a l q u i e r a
importancia en la historia de la humanidad. q u e s e a la solución c i e r t a y definitiva del p r o b l e m a , si a l g u n a
Sostienen unos que la tierra desapareció ente- vez l l e g a á o b t e n e r s e , en n a d a a f e c t a r á ni á l a v e r d a d de la
Biblia ni á la v e r d a d de la ciencia.»
ramente bajo las aguas, que cubrieron sus mon-
M o n s e ñ o r de Harlez, profesor de la U n i v e r s i d a d c a t ó l i c a de
tañas más elevadas como los Andes y el Hima-
L o v a i n a , Controverse, 1883; el P. Bellynck, de la C o m p a ñ í a
laya. de J e s ú s ( E t u d e s religieuses, 1868, p. 598); d' Omcilius d'Hal-
Otros, los más numerosos, afirman que t o - loy; A. Scholz, p r o f e s o r en W ü r z b o u r g ; Federico Klte; Jean
cl'Estienne (Revue des q u e s t i o n s scientifiques); el P . Mi-
dos los hombres perecieron en el mismo, mas guel Mir, de la C o m p a ñ í a de J e s ú s ( H a r m o n í a e n t r e l a c i e n -
que las aguas no cubrieron todo el globo. cia y la fe, nueva edición, p á g . 393); etc., son del p a r e c e r del
C a r d e n a l González.
En fin, una tercera opinión (1) sostiene que no
H e aquí, a h o r a , el j u i c i o de u n d i s t i n g u i d í s i m o p r o f e s o r de
l a U n i v e r s i d a d de B a r c e l o n a : «Esta ( t e r c e r a ) teoría, p o r c i e r -
to m u y a t r e v i d a , a u n c u a n d o sea o r t o d o x a , p o r q u e p o n e á
(1) H a b l a n d o de ella en las p r i m e r a s e d i c i o n e s de su Meo-
salvo la u n i d a d de la especie h u m a n a d e r i v á n d o l a de A d á n ,
nuel biblique, V i g o u r o u x decía: «Une troisième opinion, qui
no de Noé, y la más á propósito p a r a e x p l i c a r los a d e l a n t o s
f a i t un pas de trop.» En la ú l t i m a edición se e x p r e s a así: «Une
y a ú n las h i p ó t e s i s t o d a s de la g e o l o g í a , f í s i c a , l i n g ü í s t i c a ,
t r o i s i è m e opinion, qui fait u n pas de plus•»
32 33

mente tocante al Diluvio (1), pero la compara- años; Brugsch 2455, y Mariette 3004 (1).
ción de las dos cronologías, egipcíaca y bíblica, Los egiptólogos más distinguidos, y los me-
puede ayudarnos mucho en el estudio de todo lo nos inclinados á buscar contradicciones entre la
referente á este acontecimiento. Biblia y la ciencia, como Rougé y Chabas, de-
Si existiera una cronología bíblica de la cual claran que es imposible encerrar las fechas
se pudiese usar con certeza, sería relativamen- exactas de la historia egipcíaca en el transcurso
te fácil determinar lo que debe creerse cerca de de tiempo, demasiadamente breve, fijado por
la extensión del Diluvio; pero, en este particu- una interpretación estrecha de la cronología bí-
lar, la egiptología nos presenta una cronología blica. Las opiniones de estos autores han sido
que, aun cuando no esté del todo determinada, admitidas por la mayor parte de los apologistas
es sin embargo suficiente para hacernos dudar católicos (2).
del valor de la cíonología bíblica. Las breves indicaciones que preceden, basa-
En efecto, los más sabios egiptólogos, en vez das en los trabajos de los egiptólogos más im-
délos 292 años que la Vulgata y el texto hebreo parciales, bastan para dar una idea de la utili-
suponen transcurridos entre el Diluvio y Abra- dad que puede sacarse del estudio de los papiros
ham, señalan fechas mucho más antiguas para egipcíacos fechados, para estudiar esta grave
el comienzo histórico del imperio egipcíaco: cuestión de la cronología bíblica, que se refiere
unos, con Lepsius, cuentan 1892 años ántes á puntos'de tan capital importancia como la an-
de Abraham; Lauth da el número de 2152 tigüedad del hombre (3), el mundo antediluviano,
el diluvio, la dispersión de las naciones en Ba-

e t n o g r a f í a , fisiología, y a r q u e o l o g í a , violenta el s e n t i d o lite-


r a l de las p a l a b r a s del s a g r a d o T e x t o , d a n d o excesiva l i b e r -
(1) S e g ú n el egiptólogo Félix Robiou, la historia de los Fa-
t a d á la exégesis, y no g u a r d a l a c o n f o r m i d a d que las a n t e -
r a o n e s empieza, á poca d i f e r e n c i a , en 3500 á n t e s de J e s u c r i s -
r i o r e s con el e s p í r i t u y con la t r a d i c i ó n de la Iglesia r e s p e t a -
to, y p i e n s a este sabio q u e esta f e c h a p u e d e c o n v e n i r , a u n q u e
d a d u r a n t e t a n t o s siglos.» Dr. Delfín D o n a d í u y P u i g n a u ,
difícilmente, c o n la c r o n o l o g í a del texto griego. (Dict. apol.
Curso de Metafísica, t. I, p á g . 360, N o t a .
de Jaugey, a r t . Egypte).
(1) L o r e n z F i s s c h e r a f i r m a , sin e m b a r g o , que el p a p i r o de
(2) V é a s e La chronologie des premiers âges de l'huma-
T u r i n h a b l a del Diluvio, al m e n o s i n d i r e c t a m e n t e . H é aquí el nité del P . Brucker, J e s u í t a . ( C o n t r o v e r s e et C o n t e m p o r a i n ,
texto tal c o m o se lee en l a t r a d u c c i ó n P r o s p e r : «A moi a p p a r - M a r z o y M a y o 1886).
t i e n t le g o u v e r n e m e n t , . . . à moi, le T r è s - S a i n t , qui ai foulé
(3) E l m i s m o P . B r u c k e r dice q u e h a n t r a n s c u r r i d o de
aux pieds la demeure des impies, le globe terrestre, qui ai ocho á diez mil a ñ o s desde la creación del p r i m e r h o m b r e .
pulvérisé la race pécheresse du monde...» La versión es de (Ibid.; V é a s e t a m b i é n Pozzy : L a t e r r e et le r é c i t b i b l i q u e de la
Seyjfarth.—Es c u e s t i ó n , p o r cierto, de a l g ú n c a s t i g o terrible, c r é a t i o n , p á g s . 401-448.
p e r o d u d a m o s que se t r a t e del Diluvio.
bel (1), la serie de los patriarcas hasta Abra-
ham, etc. zó á su favor los mayores milagros: cuando aban-
La egiptología ha proporcionado documentos donó la tierra de Ghesen quedó indeleble la
importantísimos bajo este punto de vista, pero marca de su morada en el país de los Faraones.
aún le falta mucho para poseer una cronología Desde los más remotos tiempos hasta los de
perfecta (2), puesto que, en algunos períodos, Nuestro Señor Jesucristo, que vivió también en
los monumentos son muy raros: tal sucede, por Egipto, tuvieron los hebreos relaciones ya hos-
ejemplo, entre la sexta y la undécima dinastía, tiles ya pacíficas con los habitantes de aquel país.
entre la décimotercia y la décimoctava (3). El autor del libro de Job había visto (1) los
trabajos que se habían practicado para extraer
y beneficiar los minerales de cobre en la penín-
sula sinaítica en tiempo de los Amenemhat (2),
§V. ó bajo la dinastía décimoctava (3).
El mismo autor había también viajado por las
P u n t o s de contacto entre la historia de los riberas del Niloy visto á Behemoth yLeviathan,
israelitas y la de los egipcios. es decir al hipopótamo y al cocodrilo (4).
Salomón se casó con la hija de un Faraón de
Estas cuestiones no son las únicas en que la Tanis (5). ¿No sería del mayor interés encontrar
egiptología presta sus luces para confirmar, acla- este hecho consignado con detalles en algún
rar y completar las relaciones bíblicas. En el papiro del siglo x ántes de Jesucristo?
Egipto creció el pueblo hebreo y pasó los pri-
meros anos de su adolescencia; en este país lle- 1) Job, x x v i n , 1-11.
gó á constituir una nación, y en él Iaveh reali- 2) D i n a s t i a X I I a , (2851 a n t e s de Jesucristo). H a y 3 ô 4 Fa-
r a o n e s del mismo n o m b r e .
3) V. Yigouroux, M é l a n g e s b i b l i q u e s , p a g s . 274, 275, etc
(4) Job, X L , X L I .
(1) El h e c h o de l a c o n f u s i ó n de las l e n g u a s se explica difí-
c i l m e n t e . V é a s e el Cardenal González.- La Biblia y l a ciencia, 5) Maspero piensa, p e r o sin p o d e r l o a s e g u r a r , q u e S a l o -
p á g s . 673-676. m o n se casô con la h i j a de P s i n a k h é s ô de P s i u n k h a I. (Dinas-
tia X X I a , 1110 é 980). Ledrain dice: « P o u r d o n n e r de l'éclat à
T a m b i é n el P.Miguel Mir, loe. cit., p á g s . 395-400.
son trône, p o u r s'initier d a v a n t a g e p e u t - ê t r e à la civilisation
(2) Véase Jaugey, Dict. a p o l o g . de la foi c a t h o l i q u e , a r t . la plus g r a n d i o s e et la plus raffinée, le roi juif é p e u s a la
Egypte, p o r F . R o b i o u . E s t a o b r a se h a t r a d u c i d o al castella- iîlle du roi d ' E g y p t e ( P s i n a k h é s ou P s o u s e n n è s , XXI* dy-
no. En el c i t a d o a r t í c u l o se da u n a idea m u v exacta de la cro- nastie). C o m m e dot, elle a p p o r t a i t , a u roi d'Israël, Guézer,
nología e g i p c í a c a . conquise p a r l'Egypte s u r les P e l i s c h t i m . » Histoire d'Is-
(3) Brucker, S. J., ibitfem. raël, t. I, p â g . 325.
36 BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

Un subdito del rey Salomón, que fué más t a r - lo, al ponerse el sol, desembarcó en las ruinas
de rey de Israel, Jeroboam, se vio obligado á bus- de Karnak (1) para contemplarlas de paso. Al
car un asilo en el Delta del Nilo (1), y el profeta llegar al extremo del muro meridional del Gran
Jeremías vivió en Taplmés (2). ¿No se podrán en- Templo, detúvose en frente de la imágen de un
contrar algún día inscripciones ó papiros dá ndo- Faraón con el brazo alzado, en actitud de pegar á
nos detalles sobre estos hechos? los prisioneros que tenía arrodillados á sus plan-
tas. Detrás de estos prisioneros se desplegaban,
¿Cuántas veces los monarcas del Egipto lleva-
en larga hilera, 150 hombres barbudos, y que,
ron sus ejércitos á Palestina? ¿No sería intere-
por consiguiente, no eran egipcios; cada uno es-
sante darse razón, estudiando la organización del
taba casi cubierto por su escudo, en el cual se
ejército egipcio (3), del espanto, bien fundado,
leían inscripciones esculpidas. Cuando el ilus.tre
de los israelitas al acercárseles la magnífica ca-
sabio, al llegar delante del vigésimonono de
ballería de los Faraones? ¿No se comprenderían
estos personajes, leyó: «El rey de Juda,» Iutah
mejor sus reiterados llamamientos á los reyes
la malel, sintió una emoción que se adivinará
amigos del valle del Eufrates? fácilmente.
Prolijo por demás sería enumerar siquiera to-
dos los hechos bíblicos á que pueden referirse los El monarca egipcio que había mandado g r a -
estudios egiptológicos, siendo así que las Sagra- bar sus hazañas en este muro era Sesac (2); el
das Escrituras hablan del Egipto y de los egip- rey hebreo que estaba allí esculpido era Roboam,
hijo de Salomón. Champollion acababa de des-
cios en más de 600 versículos y en 45 libros di-
cubrir, en tierra de Egipto, la confirmación de
ferentes; sólo, pues, llamaré vuestra atención
lo que se lee en el capítulo XII del segundo li-
acerca de un descubrimiento muy interesante
bro de los Paralipómenos. Mas dejemos que él
relativo á la historia de los Reyes.
mismo relate su descubrimiento:
En la tarde del 23 de Noviembre de 1828, su-
«Iba, dice, al palacio, ó, mejor, á la ciudad de
biendo Champollion el joven la corriente del Ni-
los monumentos, Karnak. Allí apareció á mis
ojos toda la magnificencia de los Faraones, cuan-
1 III Reyes, xi, 40-xn, 2. Se r e f u g i ó á la Corte de Sesac,
vencedor, m á s t a r d e , de Roboam, r e y de J u d á . to los hombres hayan imaginado ó realizado de
2 J e r e m í a s , XLIII, 7 - 8 . — P e ñ a y Fernández ( M a n u a l , pá-
gina 693, n o t a 2) dice q u e se h a n r e c o n o c i d o , c e r c a del lago (1) E n f r e n t e de Tebas, en la orilla d e r e c h a del Nilo.
de Menzaleh, al s u r , los vestigios de T a p h n é s y de sus alfa- (2) «La n a s a l e d u n o m de Scheschonk, p r o b a b l e m e n t peu
rerías. articulée, a d i s p a r u d a n s la t r a n s c r i p t i o n h é b r a ï q u e Schis-
¡t] .Maspero, L e c t u r e s h i s t o r i q u e s , c a p í t . V, (Le r e c r u t e - chak (III, Reyes, xiv, 25).» F. R o b i o u , ibid.
ment de l'armée) y c a p í t . X, ( L a bataille).
más grande; ningún pueblo, ni antiguó ni moder-
que los estudios egiptológicos ayudan á esclare-
no, ha concebido el arte arquitectónico de una
cer son: El creacionismo; el monoteísmo primiti-
manera tan sublime y tan grandiosa como los
vo y huellas de una Trinidad; el dogma de la in-
antiguos egipcios. La imaginación, que en Eu- mortalidad del alma; la antigüedad del hombre;
ropa se levanta poco más allí de nuestros pórti- la cronología de los primeros tiempos; las dificul-
cos, se para atónita ante las 140 columnas de la tades relativas á la fecha y á la extensión del
sala de Karnak. En este palacio maravilloso he Diluvio; y, por fin, los puntos de contacto entre
contemplado las imágenes de la mayor parte de la historia de los israelitas y de los egipcios en
los antiguos Faraones conocidos por sus grandes tiempos de Job, Moisés, Salomón, los Reyes y
hazañas; y estas imágenes son verdaderos retra- los Profetas.
tos, reproducidos más de cien veces en los bajo-
Réstame, ahora, señalar los preciosos resulta-
relieves de los muros interiores y exteriores,
dos de los estudios egiptológicos para demostrar
conservando siempre cada uno de ellos su fiso-
la autenticidad del Pentateuco.
nomía propia.
Allí, en tamaños colosales, y esculpidos de la
manera más perfecta que pueda imaginarse, se
ve á Sesac (Sesonchis) (1) arrastrando á los piés
de la Trinidad tebana (Amón, Muth y Khons) los
jefes de más de treinta naciones vencidas, entre
las cuales he hallado, como no podía menos de
suceder, escrito con todas sus letras Judá ha ma-
tch, El reino de los judíos ó de Judá; excelente
comentario del capítulo xiv del tercer Libro de
los Reyes, en el cual se relata en efecto la llega-
da de Sesac á Jerusalem y sus victorias (2).»
Resumiendo, diremos, pues, que los principa-
les puntos de controversia científico-religiosa

(1) Champollion-Figeac (Egypte) d a un excelente retrato


de Sesac ó Sheschonk, reproducido por varios autores.
(2) Citado p o r Vigouroux, Bible et Découv. mod., t. IV.
p á g . 17, n o t a . (4.a edición f r a n c e s a ) .
Diario de Moisés al través del desierto (1), dia-
rio en el cual se encuentran mezclados: leyes,
hechos, quejas, milagros, avisos al pueblo, etc.
La cuarta parte comprende el Deuteronomio,
que es el resumen metódico de los preceptos di-
vinos y del culto que se ha de tributar á Iaveh.
SECCIÓN SEGUNDA La parte egipcíaca es la única que nos intere-
sa por ahora, y espero demostrar claramente, si-
guiendo la narración de Moisés, desde el capítu-
lo xxxix del Génesis hasta el xv del Exodo,
P a r t e egipcíaca del Pentateuco.
que la egiptología nos presta auxilio poderoso
para probar que Moisés, y sólo Moisés, puede ser
El Pentateuco se divide en cuatro partes: autor de aquellas páginas.
1.* La parte patriarcal; Lo escrito por el autor del Pentateuco relati-
2.* La parte egipcíaca; vamente á Egipto se divide en tres artículos:
3. a Las relaciones del desierto; 1.° Historia de José; 2.° Persecución de los
4. a El resumen de las Leyes religiosas y ci- israelitas; 3.° Fin del cautiverio.
viles.
La parte Patriarcal comprende los capítulos
ARTÍCULO I.
i á xxxviii del Génesis. Está redactada por
Moisés, bajo la inspiración de Dios, con tradicio-
HISTORIA DE JOSÉ
nes orales, y muy probablemente escritas, que
había recibido de los Patriarcas.
La parte egipcíaca comprende el final del Gé-
nesis y concluye en el capítulo xv del Exodo, José es vendido á Putifar.
en el cual Moisés celebra, en un canto renom-
brado, la terminación del cautiverio del pueblo «José, dice Moisés, fué conducido á Egipto, y
israelita. le compró Putifar, egipcio, eunuco de Faraón,
La relación de los hechos del desierto que se
comprenden al final del Exodo, en los Números (1) Vigouroux. Liv. S a i n t s et crit. r a t i o n a l i s t e , t. III, 2 . '
y en el Levítico, constituyen, por decirlo así, el eaic., p á g . 80.
jefe del ejército egipcíaco, de manos de los is- «José fué comprado por Putifar, jefe de los eu-
maelitas, que le habían llevado (1).» En el texto nucos (1).»
original hebreo, el color de este versículo es todo •irtnan T¿? ¡iris ono f p p ¡3 in:p'*,
egipcíaco, y los papiros y monumentos están de El nombre de Putifar, común en Egipto, s i g -
acuerdo para mostrarnos al natural las patéticas nificaba, según Rosellini, consagrado á Phra
escenas narradas por Moisés. (Ra), ó al dios Sol, y su verdadera forma era
Las cisternas sin agua, construidas en la ro- Peti-pa-Ra. Este nombre, enteramente egipcía-
ca (2); las caravanas madianitas (3); los camellos co, ha sido encontrado por Champollion en el pa-
ricamente cargados que llevan hoy todavía á piro Cailliaud, y Moisés nos ha conservado su
Egipto los perfumes y aromas cuyo nombre con- transcripción jeroglífica.
signa Moisés (4); el comercio de los esclavos, de- El título que le da el Génesis de 'principe de
seados con pasión por los grandes del Estado (5) los eunucos, nos recuerda la presencia, en el pa-
(según nos dice un papiro greco-egipcíaco pu- lacio de Faraón, de estos esclavos mutilados que
blicado por Letronne), son otros tantos rasgos las pinturas al fresco de los féretros egipcíacos
que ilustran la narración de Moisés. nos ponen á la vista, y que es tan fácil reconocer
por los caracteres especiales que se notan en
ellos: ausencia de barba, pecho levantado, gor-
dura que contrasta con la flaqueza ordinaria del
(1) Gén. x x x i x , 1.
egipcio, color particular de la piel, etc... Impo-
(2) E n Dotaín (Gén. x x x v n , 17). H a y a ú n n u m e r o s a s cis-
t e r n a s a b i e r t a s en l a r o c a . sible es, pues, ahora, afirmar, como hace pocos
(3) «On doit a l l e r en E g y p t e , dit M ; E b e r s , p o u r r e t r o u v e r años lo hacían varios racionalistas, que no había
ces t r a c e s m o r t e s ou figées d ' u n e r a c e depuis l o n g t e m p s d i s - entonces eunucos en Egipto.
p a r u e . Il f a u t y v o i r les e n f a n t s d ' I s m a ë l , à la p e a u b r u n i e , qui
c o n d u i s e n t de l'Orient en Egypte des c h a m e a u x richement
c h a r g é s , si I on désire o b s e r v e r s o u s u n e f o r m e vivante q u e l - § II.
que chose de la vie antique.» ( V i g o u r o u x , Bible et Déc. m o d .
t. II, p a g . 12. José, intendente de Putifar, es tentado
(4) Gén. x x x v u , 25, « a r o m a s , b á l s a m o y m y r r h a desti- por s u dueña.
lada.»

(5) « De tous t e m p s , les E g y p t i e n s o n t t e n u en u n e s i n g u - Cosa curiosa, el texto del Génesis dice que el
lière estime les services des esclaves sémites... Les c a r a v a n e s amo de José, uno de los personajes importan-
i m p o r t a i e n t , p o u r les b a z a r s de M e m p h i s ou de T h è b e s , des
esclaves de choix, des s u j e t s r a r e s , véritables o b j e t s de luxe.»
J. Soury, Rev. des Deux-Mondes, Fév. 1875. (1) Gén. x x x i x , 1.
44 45

tes de la Corte de Faraón, era egipcio (1). una casa hablar con la mujer de su amo (1). Sin
nsn C'N embargo, la historia de la tentación con que fué
La egiptología explica esta circunstancia: El probado José en la casa de su amo, está al pa-
monarca que reinaba á la sazón no era un hijo recer relatada en la obra de un autor egipcio
de Cam, sino un semita de la estirpe de los Scha- que la conocía quizás por la tradición. Este au-
su, que habían conquistado al Egipto. Los reyes tor se propuso entretener con esta novela el prín-
de esta nación, conocidos bajo el apellido de cipe que fué más tarde Seti II, sucesor de Mneph-
Hichsos ó Pastores (2), escogían naturalmente tah. La narración de Moisés es evidentemente
sus primeros oficiales de entre sus compatriotas, histórica; y, si el cuento de Los dos Hermanos es
sin excluir enteramente á los egipcios. fantástico, da al menos una multitud de minu-
ciosidades de la vida doméstica de este tiempo,
La carga de intendente, que José recibió en
que confirman la perfecta veracidad de la liisto-
casa de Putifar, existía en todas las grandes ca-
sas, y este oficial llevaba el título de M E R - P E R ,
jefe de la casa.
(1) U n e s t u d i o m á s p r o f u n d o d e l a s c o s t u m b r e s e g i p c i a s
Durante el desempeño, por José, de su cargo n o s e n s e ñ a lo c o n t r a r i o . H é a q u í l a s p a l a b r a s d e u n e g i p t ó -
de intendente, la mujer de Patifar le hizo pro- logo racionalista: «Les esclaves, dice J. Soury, e n t r a i e n t d a n s
le g y n é c é e , l e s m a i n s c h a r g é e s d e fines t u n i q u e s b r o d e e s a u x
posiciones culpables (3). Este episodio de la vida couleurs éclatantes, de boites à p a r f u m s , d'écrins remplis de
de José ha sido tachado por Bohlen y por Tuch c o l l i e r s et d e b r a c e l e t s , d e m i r o i r s d e b r o n z e et d e p r e c i e u x
coffrets a u x hiéroglyphes, nous dirions a u x a r m e s de la maî-
(4) de inverosímil en Egipto, porque si se admi-
t r e s s e de m a i s o n . E t e n d u e d a n s u n f a u t e u i l d ' é b è n e i n c r u s t e
te la presencia de eunucos—como lo quiere la d ' i v o i r e , elle se f a i t a c c o m m o d e r et h a b i l l e r p a r s e s f e m m e s :
Biblia—era entonces imposible al intendente de l ' u n e t o r d s e s n o i r s c h e v e u x e n t r e s s e s fines et n o m b r e u s e s ,
n o n s a n s a j o u t e r q u e l q u e s f a u s s e s n a t t e s ; u n e a u t r e c o u v r e ses
b r a s ses c h e v i l l e s e t s a p o i t r i n e d ' a n n e a u x , d e p i e r r e r i e s et
d ' a m u l e t t e s ; elle e s s a y e q u e l q u e s b a g u e s d ' o r á c h a t o n s g r a -
vé« c h o i s i t les p e n d a n t s d ' o r e i l l e q u elle p o r t e r a d a n s la
(1) Génesis, í b i d .
j o u r n é e , et, t a n d i s q u ' o n o u v r e les é t u i s à c o l l y r e , q u ' o n d e -
(2) Hick, s e g ú n M a n e t h ó n , s i g n i f i c a rey en la l e n g u a s a - l a i e d a n s les c u i l l e r s d e t o i l e t t e les d i v e r s i n g r é d i e n t s e m p l o -
g r a d a , y sos s i g n i f i c a pastor ó pastores, e n el i d i o m a v u l g a r . yés à t e i n d r e les o n g l e s , les s o u r c i l s et les cils, elle é c o u t e va-
«C'étaient, d i c e P . G a f f a r e l , d e s b a n d e s f o r m é e s d u r a m a s s i s g u e m e n t , c a r e s s é e p a r le s o u f f l e d e c h a s s e - m o u c h e s , u n e d o u -
d e t o u t e s les t r i b u s e r r a n t e s de l ' A s i e . . . Ils e n t r a î n è r e n t s u r ce m u s i q u e d e l u t h s , d e h a r p e s et d e flûtes.» Etudes histori-
l e u r c h e m i n les n a t i o n s e n c o r e i n f o r m e s q u i v é g é t a i e n t d a n s ques sur les religions de ÏAsie antérieure, p á g s . 166-167.
les d é s e r t s ou les m o n t a g n e s . » Histoire ancienne des peuples
T a l e s e r a n , a ñ a d e V i g o u r o u x , d e s p u é s d e h a b e r c i t a d o es-
de l'Orient, p a g . 34.
t et r o z o , la v i d a y l a s o c u p a c i o n e s d e la m u j e r e g . p c i a : d e
(3) G é n e s i s , x x x i x , 7. aquí resultaba u n a g r a n c o r r u p c i ó n en s u s c o s t u m b r e s .
(4) Vigouroiuc. Bible et D é c . m o d . t. I I , p á g . 41.
BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

ría escrita por Moisés, y de la cual es probable- Habiéndose mostrado José ser más hábil que
mente una reminiscencia (1). dichos adivinos (1) en la interpretación de los dos
La virtud del joven esclavo le llevó á la cárcel: sueños del rey, mereció ciertamente el honor que
tenía entonces unos veinte y ocho años. le dispensó el Faraón. Sería fácil demostrar por
medio de los dibujos que se encuentran en los
monumentos coetanéos, que las particularidades
§ III. de la introducción de José en la Corte del Faraón
á que se refieren las Sagradas Escrituras, son
Interpretación de los s u e ñ o s del Faraón. poderosos argumentos para hacer patente que el
autor de estas narraciones no ignoraba nada
Es sabido que José debió su elevación á la Cor- acerca las costumbres de la Corte de Tanis (2).
te del Faraón al haber explicado unos sueños
misteriosos mandados por Dios á sus compañeros
de cárcel. Su reputación de intérprete había em-
pezado en la cárcel por la profecía que hizo á § iv.
los reales eunucos, al jefe de los panaderos y al
Colocación del collar á José por el Faraón.
copero mayor.
La fortuna, en efecto, estaba asegurada enton-
ces á los que tenían la reputación de hábiles en Como señal distintiva del poder con que el
interpretar sueños: las novelas llenas de hechi- Faraón revistió á José, se quitó su propio anillo
cerías (2); los innumerables papiros mágicos; los y lo puso en el dedo de éste; le hizo vestir des-
manuales explicativos de las visiones nocturnas, pués con vestimentas de lino, y le colgó del cue-
nos demuestran que la astrología y la magia llo un collar de oro.
gozaban de gran predicamento en Egipto, y que Todos los grandes personajes egipcios repre-
los Faraones tenían la costumbre de reunir á los sentados en los monumentos se ven condecora-
adivinos para consultarles acerca de los sueños dos con el collar (3), dice Yigouroux. Es curioso
que creían de inspiración divina.
(1 Génesis, XLI, 8, 25.
(2) Yigouroux, í b i d . Lib. III, c a p . VI y VII, con v a r i a s re-
(1) Véase M a s p e r o : Contes populaires de l'ancienne Egyp- p r e s e n t a c i o n e s de m o n u m e n t o s .
te, P a r i s , 1882.
(3) Existe en el museo del Loucre u n a estela r e p r e s e n t a n -
2) Ebers, La h i j a del R e y de E g i p t o , t, I, p á g . 318, n o t a do al F a r a ó n M n e p h t a h , m i e n t r a s asiste á la colocación del
168. I b i d e m , t. II, p á g . 351, n o t a 42. Véase la e l e g a n t e y fiel collar con que h a c o n d e c o r a d o á su m i n i s t r o I l o r k h e m .
t r a d u c c i ó n de D. G a s p a r S e n t i ñ o n .
que en esto, lo mismo que en otras muchas par- arte precoz en casi todos los pueblos, y lo fabri-
ticularidades, hayan alegado los racionalistas, cado hace más de tres mil años no desmerecería
ántes de los descubrimientos de la egiptología, en los cofrecitos de los plateros actuales de Pa-
como prueba de la falta de autenticidad del Pen- rís: brazaletes perfectamente trabajados, sobre
tateuco, las circunstancias más característica- los cuales se ostentan figuritas grabadas en vi-
mente egipcíacas de la narración del mismo. drio azul; una cadena de oro de la que pende
Nos será, pues, permitido concluir que si los sa- un delicioso escarabajo; una rica diadema; ani-
bios más hábiles de Alemania se han engañado llos, alfileres y mil pequeños objetos de los que
tan groseramente en el presente siglo al atacar se encuentran en los tocadores de las señoras;
esta parte del Génesis, hubiera sido imposible á todo construido en oro, marfil y piedras precio-
toda persona que no fuera Moisés, referir, algu- sas, llenan de admiración á los visitantes. La
nos siglos después, y en país diferente, historias reina Ahotpu, en tiempo de los Reyes Pastores,
llenas de tantas minuciosidades, hablando sin (quizá á la vista de José y de los hijos de Jacob)
ninguna pretensión arqueológica y con la exac- se adornó con estas joyas que se han encontra-
titud de un hombre que describe las cosas que ha do casi todas en su sarcófago (1). Aquella reina
visto (1). Ahotpu, ó mejor Aali-Hotep (2), de quien tanto
se admiran las joyas (8), era madre deAhmésI,
El racionalista Bohlen dice desdeñosamente
el faraón que rechazó á los Hicksos.
acerca de la colocación del collar á José: «Ape-
nas si es necesario que hagamos notar que estos
objetos de lujo, particularmente las piedras cor-
tadas, pertenecen á una época posterior á la de (1) Le Camus, N o t r e voyage a u x p a y s bibliques; P a r i s ,
Moisés.» Jamás recibió la incredulidad mentís 1890, t . I , p á g . 41.
más humillante: á nuestra presencia están los (2) S e g ú n A . Mariette, Lenormant, Fontane y o t r o s .
(3) « N i la Grèce, ni l ' E t r u r i e , n ' o n t f o u r n i , en fait de
testigos que deponen en defensa de la Biblia. bijoux, rien qui soit, p o u r la g r a n d e u r du style, p o u r l'élégan-
A propósito de una visita hecha al museo de c e et la p u r e t é des f o r m e s , p o u r l a p e r f e c t i o n d u t r a v a i l , s u -
p é r i e u r à ces bijoux de l a reine A a h - H o t e p . » F. Lenormant,
Bulaq, cerca del Cairo (2), Le Camus se expre- L e s p r e m . civil., t. I, p á g . 248. «Les b i j o u x de la reine A a h -
sa en estos términos: «La platería ha sido un H o t e p s o n t les œ u v r e s d ' a r t p r i n c i p a l e s d e c e t t e é p o q u e
( X V I I I e dynastie). Ce sont des b r a c e l e t s o r n é s de p e r l e s d ' o r ,
d e lapis, d"e t u r q u o i s e et de c o r n a l i n e ; des p o i g n a r d s à l a m e
d'or ou d ' a r g e n t ; u n e h a c h e a u t r a n c h a n t d'or m a s s i f ; des
(1) M á s a b a j o léese en el a r t i c u l o III, § V, u n a cita de
flacons, des a n n e a u x , des figurines où l'on c h e r c h e r a i t en
Hengstenberg. vain u n e f a u t e de goût.» M. Fontane, Les E g y p t e s , p á g . 291.
(2) El D o m i n g o , 27 de F e b r e r o de 1888.
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50 BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA
BIBLIA Y E G I P T O L O G Í A 51

La venida de los hermanos de José á Egipto


no es un hecho raro, como dicen los racionalis-
§ V- tas, pues en los tiempos de hambre era el Egip-
• to á donde recurrían las naciones vecinas.
Otras c o s t u m b r e s egipcíacas indicadas en el El modo con que José recibe á sus hermanos;
Génesis. los regalos que le ofrecen; la manera con que
les hace comer aparte; los reproches que les di-
En un trabajo tan breve como lia de ser el
rige tratándoles de espías (1); la copa de que
presente, fuerza es abandonar algunos datos
había usado José, según afirmaban sus criados,
cuya suma utilidad nos es preciso, sin embargo,
para adivinar lo futuro (2); la acogida que el
indicar, siquiera en demostración del carácter
rey semita Hicksos hace al semita nómada J a -
completamente egipcíaco de la historia de José. cob, que se refugia en sus tierras, y esto á pesar
El heraldo que precedía al carro del hijo de del horror con que los egipcios trataban á los
Jacob (1), pronunciaba la fórmula ordinaria: pastores (3); la administración de los graneros
T - *
Sabemos ahora, por los papiros, que esta pa-
(1) En la estela del r e y llorsiatef, es c u e s t i ó n de c i n c u e n t a
labra tiene que traducirse inclinar la cabeza, y e s p í a s e n v i a d o s á un país e n e m i g o . .
no arrodillarse, como todos los comentadores ;2) N o se p u e d e d e d u c i r d e l t e x t o s a g r a d o q u e José h i z o
s o r t i l e g i o s . Dio. Tom., S u m m a T h e o l . , 2. a 2.®q. 195, a r t .
interpretaban, ántes de los descubrimientos
(3) G é n . , XLVI, 34.
egiptológicos. Nos damos cuenta, así, que el au- ( ^ S i e m p r e h a sido el E g i p t o p a í s de h e c h i c e r í a s . R e f i e r e el
tor del Pentateuco no había hecho otra cosa que s a b i o L a ñ e m a r a v i l l a s del Espejo de tinta c o n q u e a d i v i n a n
los m o d e r n o s e g i p c i o s . S i r v e é s t e p a r a el m i s m o u s o q u e la
insertar en su relación la misma palabra egip- copa d e J o s é , y c o n s i s t e en un p a p e l q u e tiene u n a m a n c h a d e
cíaca. t i n t a en m e d i o d é l a s n u e v e c i f r a s d i s p u e s t a s así:

A propósito del casamiento que el Faraón


4 9 2
Apapi hace contratar á José con Asenath, hija
de Putifar, sacerdote de On, notamos que el 3 5 7
nombre de aquella joven es típicamente egipcía-
8 1 6
co, significando que pertenece á Neith (2), la
diosa de Menfis. M i r a n d o en l a m a n c h a d e t i n t a , el a d i v i n o ve a p a r e c e r , en
su n e g r a s u p e r f i c i e , t o d o c u a n t o le p i d e n . Un i n g l é s , según
(O G e n . , XI.I, 43. n o s refiere él m i s m o , solicitó q u e un a d i v i n o v i e r a a l a l m i r a n -
^2) M. Fontane, Les E g y p t e s , 419-421. te N e l s o n , del c u a l d e s e g u r S n u n c a h a b í a oido h a b l a r . El
52
53

egipcios por un intendente superior (1); la gran la costumbre en embalsamar los cadáveres; y llo-
abundancia y el hambre que se sucedieron, he- róle Egipto setenta días (1).»
cho que ha pasado varias veces en la historia de Estas palabras resumen todas las costumbres
aquel país (2); la traslación al Faraón de la de los egipcios en el duelo de los grandes per-
propiedad de todas las tierras del Egipto, tras- sonajes, y gracias á los descubrimientos egipto-
lación que los papiros indican sin decir cómo se lógicos podemos imaginarnos cómo fué embal-
hizo, son hechos de que se hallan pruebas casi samado Jacob.
palpables en los monumentos, papiros y pinturas Su cuerpo fué desnudado, limpiado y exten-
al fresco (3). dido en el suelo; un cirujano clavó en su nariz
un instrumento de hierro con el cual rompió los
tabiques del cerebro para sacar los sesos que
§ VI. fueron reemplazados por alquitrán líquido muy
puro, que, con el tiempo, había de solidificarse.
Embalsamamiento del patriarca Jacob Las entrañas, el hígado y el corazón, fueron ex-
traídos por una hendidura practicada con un
Moisés, después de haber resumido á grandes silex en el costado izquierdo del cadáver; lava-
rasgos la administración de José en Egipto, ron las cavidades intestinales con vino de pal-
cuenta la muerte de Jacob y añade que José ma y las llenaron de perfumes y aromas (2).
«mandó d los médicos que tenía á su servicio em- Concluidas estas operaciones preliminares
balsamar el cuerpo: los cuales, en cumplimiento de empleáronse en hacer el duelo los cuarenta días
lo mandado, gastaron cuarenta días: que tal era de que habla Moisés, mientras el cuerpo se em-
papaba en natrón líquido, para que se volviese
h e c h i c e r o echó u n a m i r a d a sobre la m a n c h a de tinta, y dijo incorruptible en esta especie de salmuera. Al
sin p e s t a ñ e a r : «Distingo un b u q u e , y en él u n h o m b r e que
viste un t r a j e e u r o p e o , negro, y que no tiene el b r a z o izquier- sacar el cadáver de semejante baño, quedaba
do.» E f e c t i v a m e n t e le f a l t a b a un b r a z o al ilustre a l m i r a n t e , convertido en un esqueleto cubierto de una piel
pero e r a el d e r e c h o . — V é a s e Ebers, Egipto, t. II, p á g . 70. amarillenta, conservando sus facciones á pesar de
(1) L a s i n s c r i p c i o n e s jeroglíficas nos d a n los n o m b r e s de
varios j e f e s de los g r a n e r o s p ú b l i c o s : C h e m n e e h t , C h a e m b a .
que las mejillas quedarían un poco más flacas y
M e n t o t h e p t , etc. los labios encogidos. Entonces empezaron á amor-
(2) E n t i e m p o del Kali.fa E l - M u s t a n s i r - B i l l a h h u b o t a m -
b i é n un h a m b r e q u e d u r ó siete años, de 1064 á 1071. (1) Génesis, capít. i., 2, 3.
(3) Chabas, R e c h e r c h e s p o u r servir a l ' h i s t o i r e d e la XIX a (2) Véase m á s d e t a l l e s en Maspero: Lectures historiques,
d y n a s t i e , p á g . 75. p á g s . 133-139.
tajar al Patriarca: fué ceñido su cuerpo por gran José tenía cerca de cincuenta y seis años
cantidad de pequeñas cintas (1) y metido en cuando murió su padre: cincuenta y cuatro años
un doble ó triple ataúd. más tarde, falleció él, á la edad de ciento diez.
Después de los setenta días de luto fijados Su cuerpo fué embalsamado según la costumbre
por los rituales cuando se trataba de las exe- egipcíaca, y tres siglos después fué trasladado á
quias de un gran personaje, el cuerpo de Jacob Sichem en la tierra de promisión.
fué llevado á Palestina y sepultado en Hebrón
en la cueva doble del campo de Ephrón. Esta
cueva contenía seguramente los cuerpos de los Gracias á los descubrimientos egiptológicos,
patriarcas en el tiempo de Nuestro Señor Jesu- los enemigos de los Libros Sagrados no se atre-
cristo, y el historiador Josefo habla de sus fé- ven ya á impugnar la historia de José como lo
retros de mármol blanco (2), los cuales existen hicieron sus antecesores Bohlen, Tuch y sus dis-
aún, según varios sabios viajeros; mas los mu- cípulos: los adelantos de esta ciencia les han
sulmanes no han permitido nunca penetrar en dado los más rudos mentís, viéndose muchos de
esta cueva guardada cuidadosamente en la ciu- ellos obligados á acudir á hipótesis tan inacep-
dadela de El Kalil, el antiguo Hebrón (3). tables como el suponer que los autores (1) del
Pentateuco hubieron de ser arqueólogos y egáp-
tólog'os de tan g-ran sabiduría que no cometie-
(1) El egiptôlogo Mariette h a m e d r a d o la l a r g u r a de las
cintillas r e u n i d a s d e u n a s o l a m o m i a , y lia h a l l a d o q u e e s t a b a ron error alguno con respeto al Egipto, aunque,
r o d e a d a de cinco mil métros. según ellos, escribieron varios siglos después
(2) Josefo, Antig., 1, X I V . del Exodo (2). Todo hombre de buena fe ha de
(3) «Il est n o n - s e u l e m e n t possible, m a i s très p r o b a b l e , dit
M. P o r t e r (HandbookJ'or Syria and Palestine, 1875, p. 105, reconocer que nosotros los católicos estamos en
q u e les r e s t e s des p a t r i a r c h e s , s p é c i a l e m e n t l e c o r p s de J a c o b lo cierto atribuyendo á Moisés, con nuestras ve-
e m b a u m é à la m a n i è r e é g y p t i e n n e , sont e n c o r e d a n s l e u r s nerandas tradiciones, la composición del Penta-
t o m b e a u x . . . P e u t - ê t r e le j o u r n'est pas éloigné où le mystère
sera éclairci.» Voir aussi E. H. P a l m e r , (Tliedesert ofthe
teuco, con lo cual damos la explicación más
Exodus, 1871, T. II, p. 397). cumplida y más aceptable del carácter perfec-
Les c o r p s m o m i f i é s à la m a n i è r e é g y p t i e n n e s o n t si bien tamente egipcíaco de la historia de José.
c o n s e r v é s q u e si l'on en f a i t m a c é r e r u n e p a r t i e d a n s l ' e a u
c h a u d e , elle r e p r e n d l ' a p p a r e n c e n a t u r e l l e de l a c h a i r et se
p u t r é f i e ensuite q u a n d on l'expose à l'action de l'air. ( J . N.
(1) T o d a la escuela r a c i o n a l i s t a a f i r m a q u e el P e n t a t e u c o
Hoare, Religion o f t h e a n c i e n t E g y p t i a n s , d a n s le Nine-
es o b r a de v a r i o s a u t o r e s .
teenth Century, D é c e m b r e 1878, p. 1119.» Vigouroux, ibid.
(2) Del siglo nono al quinto á n t e s de J e s u c r i s t o .
t. I , p a g . 516, n o t a .

ec?
tradición averiguada, y confirmada, aunque tími-
damente, por los sabios Brugsch, Bircli, Lenor-
ARTÍCULO II mant, Robiou, Mariette, etc.
Los reyes pastores Shalit, Bnón, Apachnas,
PERSECUCIÓN DE LOS HEBREOS Apapi I, Jannas y Assés (1), habían luchado su-
§ L cesivamente contra la dinastía XIVa, y Assés ha-
bía logrado relegarla á Tebas en la parte alta
del Egipto; mas los Faraones indígenas de Te-
Expulsión, por Ahmés, de la ú l t i m a dinastía bas, sometidos á los Hicksos durante tres siglos,
de los Hicksos ó Pastores. alcanzaron por fin venganza. Ahmés, rey tebano
de la dinastía XVIIa, logró ocupar á Tanis, ca-
Dejando aparte el Génesis, voy á proceder al pital de los Hicksos, y, habiendo rechazado á la
exámen de los quince primeros capítulos del dinastía usurpadora de los Pastores (dos siglos
Exodo, comenzando por el que nos refiere las quizás después de muerto José), pudo ceñir su
persecuciones que sufrieron los hijos de Jacob. frente con el pchent, la doble corona encarnada
El Génesis concluye con la muerte de José, y blanca de los monarcas egipcios (2).
dejando vislumbrar en sus últimas líneas la es- Preciso me era referir estos hechos históricos
peranza del regreso á la tierra de Canaán. El para explicar el versículo 8 del primer capítulo
día de la restauración se hizo esperar cuatro del Exodo, que hasta hoy día no había podido
siglos (1), durante los cuales las 70 personas que entenderse. Dice este verso: «Se elevó en Egip-
formaban la familia de Jacob (2) se habían con- to un nuevo rey que no conocía José.» La falta
vertido en una nación de 600,000 hombres, ca- de detalles sobre el cambio de dinastía impedía
paces de empuñar las armas. comprender cómo el Faraón había podido olvi-
¿Qué sucedió durante estos cuatro siglos? dar á los descendientes del Salvador de Egipto.
Recientes descubrimientos nos permiten ase- El rey Ramsés I había muerto sin posteridad.
gurar que Jacob fué recibido en Egipto por un Seti I, que fué su sucesor, aunque no era de san-
Faraón de la segunda dinastía de los Hicksos, gre real se había casado con una hija de R a m -
Apapi II, probablemente, según una antigua sés I, de cuyo matrimonio nació Ramsés II. Seti I

(1) M. Fontana, Les E g y p t e s , p á g . 255, y Vigouroux, loe.


(1) E x o d o , xii, 40. eit.
(2) G é n . XLVI, 27. (2) Maspero, H i s t o i r e a n c i e n n e , p á g s . 50, 51.
fué solamente un Faraón regente, como resulta Como algunos han negado que haya vivido
de una inscripción traducida por Francisco Le- Moisés en el tiempo de Ramsés II, vamos á dar
normant. un documento precioso, fechado del reinado de
aquel monarca, que confirma, á no poder más,
las afirmaciones del primer capítulo del Exodo.
§ II.
El Faraón, en este capítulo, da á los israelitas
el nombre de hebreos, que es el que tuvieron
desde su origen.
Moisés arrojado al Nilo bajo el reinado
de Ramsés II. Pues, en el documento á que nos referimos, y
que ha sido interpretado por Chabas, hallamos
que los hebreos estaban empleados, bajo la vigi-
Ramsés II fué el Faraón que persiguió á los lancia de un poderoso cuerpo de tropas egipcias
hebreos, según Rougé y Chabas seguidos por la —los Madchaiu—en construir un palacio para el
casi totalidad de sabios egiptólogos franceses, Faraón Ramsés II.
ingleses y alemanes, como Lenormant, Sayce,
Vamos á dar este documento según el texto
Lepsius, Brugsch, Ebers, etc. (1).
jeroglífico original tal como lo hallamos en
Chabas.
(1) Vigourotuc, Bibl. et Découv. m o d . , p á g . 250. El escribano Kausiar da cuenta en él, á su
«Au n o m b r e des f a i t s p a r f a i t e m e n t c o n s t a t é s d o n t il n'est
p a s plus possible de f a i r e a b s t r a c t i o n que de d é c l a r e r , ce qui
s e r a i t plus simple, q u ' i l n'y a p a s eu d ' E x o d e d u tout, il f a u t n é r a u x . T o u s ces d é t a i l s , ainsi q u e celui de la r i c h e s s e de
p l a c e r celui de l ' a u t o r i t é i n c o n t e s t é e e x e r c é e p a r les d e u x l'Egypte en v ê t e m e n t s , en vases d'or et d ' a r g e n t (Exode, XI,
rois d o n t p a r l e 1' E c r i t u r e . Le p r e m i e r r è g n e en p a i x , et p r e n d 2; X I I , 35), c o n v i e n n e n t a d m i r a b l e m e n t à la d e r n i è r e p a r t i e
t r a n q u i l l e m e n t ses m e s u r e s en vue de la possibilité d e l a g u e r - d u r è g n e de R a m s è s II, et a u r è g n e de M n e p h t a h I, qui n'eut,
r e (Exode, I, 10.) 11 b â t i t d e s villes et f a i t c u l t i v e r les t e r r e s . q u ' u n e g u e r r e s é r i e u s e du côté de l'ouest de l ' E g y p t e . Si le
S o n s u c c e s s e u r h é r i t e de la môme s i t u a t i o n ; c'est à lui seul p h a r a o n qui p o u r s u i v i t les H é b r e u x e s t M n e p t a h I, comme
q u e Moïse et A a r o n s ' a d r e s s e n t : lui seul c o m m a n d e . 11 est je le crois fermement, il a u r a i t agi en c e t t e c i r c o n s t a n c e
e n t o u r é d ' h i é r o g r a m m a t e s h a b i l e s qui f o m e n t e n t sa r é s i s t a n - e x a c t e m e n t de la m ê m e m a n i è r e q u e lorsqu'il poursuivit les
ce a u d é p a r t des H é b r e u x ; il r è g n e s u r l ' E g y p t e e n t i è r e , c a r L i b y e n s a p r è s sa victoire: Alors se mirent les cavaliers qui
l'Egypte e n t i è r e G Ï C T D f u t f r a p p é e de la d e r n i è r e (étaient) sur les chevaux de S. M. à leur poursuite (Duemi-
plaie, lorsqu'il n'y e u t p a s de maison où il n'y e û t u n m o r t chen, I, H i s t . I n s c r . , IV, 38).
(Exode, X I I , 30). Il p o s s é d a i t u n e a r m é e c o n s i d é r a b l e a v e c la- Ce détail est une preuve de plus a j o u t é e a t a n t d ' a u t r e s de
quelle il s'efforça de r e c o n q u é r i r les H é b r e u x fugitifs. L e tex- la p a r f a i t e e x a c t i t u d e de la Bible d a n s le récit des événe-
te s a c r é nous a p p r e n d que cette a r m é e c o m p r e n a i t six c e n t s ments.» C h a b a s , Recherches pour servir à l'histoire de la
c h a r s de g u e r r e et toute l a c a v a l e r i e d e 1' E g y p t e avec ses g é - XIX« dynastie, p é g s . 156, 157, 158.
dueño Bekentah, de una orden que le había si- el hebreo haberiim ha resultado en egipcio abe-
do dada en los siguientes términos: riu ó aperiu (1).
Dice la Biblia (2) que el reinado del Faraón
perseguidor de este pueblo fué muy largo; pero,
Da ?«- jvtrt¡on«5-df-»ívíres k I» íomlres wiiUics asi entre todos los reinados de la dinastía XIX a , el
r i f M l M M y r ; ? M I S , de Ramsés II,—Ra-mes-sou-meri-amen (8)—es
APEBiuCtojUrm), fose ua?«S «rifo «r w.trawfr & ¡ndrA

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ousor dominus mes genuit
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V.s.f* <\ut ami ?» verini , Ljo lí potar elei ffentri ¿c los r sou eum ;
. o soiep electus
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•ir meri avians
| 1 -JJ-Vi sole
ra
MA D JAiu , ¿frwu/ttx/ma/tv. ije^i amen Ammonem

«Se trata en dicho texto, dice Chabas, de la


construcción, por los hebreos, de la residencia LJ.
favorita de Ramsés II, en la ciudad de Rhamsés, OVALOS DE RAMSES II
su lugar predilecto, celebrado con entusiasmo
en gran número de documentos. Conviene hacer
el solo que reúne las condiciones de duración
notar que el nombre de los hebreos, según está
indicadas por el texto bíblico.
escrito en el texto jeroglífico, expresa regular-
En efecto, este monarca, según Manethón y
mente la idea el pueblo extranjero llamado he-
una inscripción de Ramsés IV en Abidos, reinó,
breo (1).»
Los aperiu del texto egipcio son, pues, los
haberiim (2) ó aperiim del texto hebreo (1) Algunos egiptólogos h a n n e g a d o , sin motivo suficiente,
la identificación de los aperiu con los hebreos. C h a b a s (Re-
•nny
c h e r c h e s s u r l a X l X m e dvnastie) h a r e c h a z a d o á Eisenlohr
porque, admitiendo el plural egipcio la final «, ( P á g s . 99-100) y á M a s p e r o ( P á g s . 101-104).—Brugsch, que a d -
mitía antes, esta identificación, l a niega hoy día, pero, á p e s a r
(*) Es decir: Vida, S a l u d , F u e r z a . de eso, confiesa que los aperiu e r a n de r a z a s e m i t a y h a b i t a -
(1; F. Chabas, R e c h e r c h e s p o u r s e r v i r á l'histoire de la b a n e n t r e el Nilo y el m a r R o j o . ¿Qué pueblo era, p u e s í
XIX"»¡ d v n a s t i e , p á g . 143. (2) E x o d o , ii, 23.
¡2) E s c r i b i m o s h a b e r i i m y no ¿¿beriim p o r r a z ó n del (3) F. Chabas, íbidem, p á g . 79.
solo, más de 66 años, además de los veinte du-
rante los cuales había reinado junto con su pa-
dre Seti I; de modo que si juntamos estas dos
épocas nos da un reinado de 86 años (1).

III.

Eï Faraón fundador de las ciudades


de Pi-Tom y R h a m s é s . LADRILLO FABRICADO POR LOS HEBREOS
en la tierra de Ghesen,
REINANDO RAMSÉS II.
Moisés, en el primer capítulo del Exodo, nos
Gracias á los descubrimientos realizados en
dice que el Faraón que reinaba á la sazón era
1883 por el eminente egiptólogo suizo Eduar-
un príncipe fundador de ciudades; y el egiptólo-
do Naville y el ingeniero francés Jaillon, se ha
go Mariette le denomina «Rey de paredes:»
podido determinar el verdadero sitio en donde
Moisés consigna el nombre de dos de las ciuda-
estaban Pi-tom y Rhamsés, y. por consiguiente,
des fundadas por el mismo.
la posición del país que tenía el nombre de tie-
Las excavaciones practicadas en Egipto aca-
rra de Cíhesen, cuna de la nación israelita (1).
ban de descubrir estas dos ciudades, que se lla-
maban Pi-tom y Rhamsés. ;1) P a r a d a r á n u e s t r o s lectores u n a idea del h e r m o s o p a í s
A cada paso, en las ruinas de Tell-el-Maskhu- en que nació, p o r decirlo así, la nación i s r a e l i t a , i n s e r t a m o s
en la p r e s e n t e n o t a u n a descripción de la t i e r r a de Ghesen:
tah, la antigua Pi-tom, se encuentran ladrillos
«Un a u t e u r a r a b e a d i t de l'Egypte: «D'abord m e r d ' e a u
de Ramsésll (2), con el óvalo que señala uno de »douce, p u i s t a p i s de fleurs, enfin, c a m p a g n e poudreuse.»
sus nombres: Ra-ousor-ma-sotep-en-Ra, es decir, Voila bien, en t r o i s m o t s , le t a b l e a u fidèle de ce pays, a u x
trois p é r i o d e s p a r lesquelles il p a s s e t o u s les ans: p e n d a n t l a
Sol dominus veritatis eloctus a solé.
durée de l ' i n o n d a t i o n du Nil,l'eau le couvre tout entier; q u a n d
elle s'est r e t i r é e des t e r r e s en l a i s s a n t un limon fertile, la cam-
p a g n e se p a r e a u s s i t ô t d ' u n e r i c h e v é g é t a t i o n , e t , l o r s q u ' e n f i n
(1) Maspero. I b i d . p. 202. le fleuve est très b a s , e t q u e l ' h u m i d i t é d u sol a é t é a b s o r b é e ,
(2) Peña y Fernández,—Manual de A r q u e o l o g í a , p á g . 698. t o u t est b r û l é p a r u n e c h a l e u r t o r r i d e . Cependan t, m ê m e d u -
Hay detalles curiosos. r a n t cette t r o i s i è m e période, la désolation n' est p a s c o m p l è t e
64 65

No habiéndose encontrado en estas ruinas líos. es notorio que fundó las dos ciudades de
ningún monumento anterior al reinado de Ram- que habla Moisés.
sés II, y hallándose en ellas mil veces su nom- Los descubrimientos egiptológicos, confir-
bre, así en los monumentos como en los ladri- mando los más pequeños detalles del texto bí-
blico, fijan, pues, la fecha de la persecución de
d a n s le Delta et d a n s la vieille t e r r e de Gessen. L ' O r i e n t g a r -
los hebreos, el lugar en donde moraron y el
de t o u j o u r s ses m a g n i f i c e n c e s ; le ciel, de l ' a z u r le plus p u r , nombre del Faraón que les persiguió.
est b r i l l a n t et r a d i e u x , l'air est d'une t r a n s p a r e n c e p a r f a i t e , Después de esto, pintan con vivos colores, como
et les j e u x de la l u m i è r e p e i g n e n t t o u r à t o u r le p a y s a g e de
t e i n t e s d'or et de n u a n c e s roses ou violacées. L e s a r b r e s de
* vamos á verlo, á la nación hebraica, bajo el yu-
cette h e u r e u s e c o n t r é e s o n t t o u j o u r s verdoyants; la p l u p a r t go insoportable de los tiranos que, según la ex-
fleurissent e t p o r t e n t des f r u i t s p l u s i e u r s fois p a r a n ; seuls, le presión de Moisés, «los hacían pasar una vida
figuier et le m û r i e r p e r d e n t quelque t e m p s l e u r feuillage p o u r
muy amarga con las duras fatigas de hacer ba-
r e v e r d i r en février. 11 e s t vrai que les a r b r e s s o n t en petit
n o m b r e , m a i s p a s u n village qui ne soit c o m m e p e r d u au m i - rro ó argamasa, y ladrillo, y con toda suerte de
lieu d'un b o s q u e t de p a l m i e r s , qui n ' o f f r e à l'œil ravi des aca- servidumbre con que los oprimían en las labo-
cias, des t a m a r i s , des o r a n g e r s , des g r e n a d i e r s , des c i t r o n -
res del campo (1).»
niers, q u e l q u e m a g n i f i q u e s y c o m o r e , le m i m o s a a u x fleurs
j a u n e d'or ou le b a n a n i e r a u x feuilles g i g a n t e s q u e s . Des oi-
s e a u x au b r i l l a n t p l u m a g e , l'ibis sacré, le flamant rose et d'au-
§ iv.
tres espèces e n c o r e a n i m e n t les bords d u fleuve e t les p r a i -
ries. L e lotus couvre les c a n a u x m ê m e s et les é t a n g s de son Situación de los hebreos en la tierra
l a r g e feuillage et de ses fleurs b l a n c h e s et bleues, en f o r m e
de c o u p e s g r a c i e u s e s . Q u a n d le Nil e s t r e n t r é d a n s son lit,
de Ghesen.
«

toutes les g r a i n e s utiles q u ' o n s'est h â t é de s e m e r d a n s les


c h a m p s , c r o i s s e n t e t p r o s p è r e n t avec u n e r a p i d i t é et une vi-
Según Eduardo Naville, cuyos trabajos han
g u e u r merveilleuses: f r o m e n t , orge, é p e a u t r e , maïs, fèves, aclarado el asunto, la Tierra de Ghesen está si-
lentilles, pois, lin, c h a n v r e , oignons, é c h a l o t t e s , citrouilles,
concombres, melons, papyrus, montent, grandissent, fructi- h o m m e s se livrent, d a n s la c a m p a g n e , à tous les t r a v a u x de la
f i e n t à l'envi: on se c r o i r a i t t r a n s p o r t é a u x j o u r s p r i m i t i f s de vie p a s t o r a l e e t agricole. Les villages e u x - m ê m e s s o u t très
l a c r é a t i o n , à ce m o m e n t où la terre, d a n s s a p r e m i è r e j e u n e s - p i t t o r e s q u e s d a n s l e u r nid de verdure, m a i s les h a b i t a t i o n s
se, p r o d u i s a i t , avec une sorte d'effervescence, les fleurs et les ne s o n t pas en h a r m o n i e avec l'éclat et la m a g n i f i c e n c e du
f r u i t s les plus variés. L ' E g y p t e est v é r i t a b l e m e n t , c o m m e paysage.» ( V i g o u r o u œ , Bible et Découv. m o d . , t. n , p a g i -
l'appelle l ' E c r i t u r e , un j a r d i n : c'est un p a r a d i s . P a r t o u t la vie, nas 240, 242.; '
p a r t o u t l ' a b o n d a n c e : p e n d a n t que la végétation se développe, (1 E x o d . , i, 14. En los c a p í t u l o s p r i m e r o y s e g u n d o del
les i n s e c t e s b o u r d o n n e n t , les oiseaux voltigent, les b r a s du Exodo, es cuestión no sólo del F a r a ó n Seti I ( n . 5), si q u e t a m -
fleuve s o n t sillonnés de l é g è r e s b a r q u e s de p a p y r u s q u e ma- bién del F a r a ó n R a m s é s II (i, 8,15, etc., n , 23). T é n g a s e pre-
n œ u v r e n t avec d e x t é r i t é de v i g o u r e u x r a m e u r s , les n o r i a s sente que r e i n a r o n j u n t o s , y que R a m s é s II f u é F a r a ó n «des-
t o u r n e n t s a n s cesse et r é p a n d e n t , avec l'eau, la fertilité; les de el día en que nació» según un papiro.
tuada al Este del Delta, en la llanura baja, dolo bajo el látigo del jefe de los talleres, y re-
donde serpentean los múltiples brazos del Nilo; cibido tan sólo mensualmente; suponed la exis-
llanura que hoy atraviesa el ferrocarril, que, tencia de una familia muy numerosa pendiente
partiendo de Benah-el-Asal, llega á Ismailia. de tan miserable recurso, y tendréis una idea de
Vamos á trasladarnos á este pequeño territo- la situación de los hebreos, en el momento en
rio para estudiar sobre el mismo, á la luz de los que Iaveh dirigió á ellos sus ojos misericordio-
monumentos y de los papiros, la situación into- sos (1).
lerable de los hijos de Jacob.
Mezclados con los habitantes del país (1) se ha-'
bían embrutecido en sus costumbres, y con fre- § V.
cuencia se encontrará más adelante, en el de-
sierto, al egipcio, bajo el blanco manto del Una huelga de albañiles en el siglo XV
semita. Es verdad, sin embargo, que el uso del ántes de Jesucristo.
manto, del cual raras veces se habla en el Pen-
tateuco, hubo de hacerse bastante raro. Ayudán- Después de lo dicho, no se extrañará que en
dome de las antiguas pinturas al fresco, me re- aquellos tiempos como en los nuestros se verifi-
presento al esclavo hebreo, miserable pastor ó caran huelgas por aquellos obreros: los papiros
pobre alfarero (2), abandonando por la mañana su nos refieren una de albañiles con detalles igua-
choza formada de barro y rastrojo, para irse al les á los que leemos en los periódicos de nues-
taller, los piés desnudos, descubierta la cabeza tros días.
ó protegida por un ruin bonete de fieltro, sin otro Los obreros, desfilando en la calle, corriendo
vestido que un taparrabo. en tropel, gritando, provocando al abandono de
Llevaría consigo, como provisiones de boca, los talleres en donde se trabaja por el templo de
dos galletas de duraJi, cocidas en la ceniza; una Muth, presentan sus quejas á Psaru, gobernador
ó dos cebollas y algunos ajos; y á veces acompa- de la ciudad y director general de los trabajos
ñaría su provisión de aceite para empapar el pan. del Rey.
, Añadid á esta existencia precaria lo insufi- Otra vez se retiran todos detrás de la capilla
ciente de un salario pagado en especie, ganán- de Tutmosu III, gritando con vehemencia delan-
te de los intendentes asustados: «Estamos h a m -
(1) E x o d o , XII, 13,38.
(2) V é a s e F. Chabas,—Recherches, etc. H a y u n texto pre-
cioso. (1) Véase Maspero, H i s t o i r e a n c i e n n e , p á g s . 6 y 7.
brientos, y faltan diez y oclio días para llegar al taban los temperamentos más fuertes, Ramsés II
mes próximo...» dictó contra los extranjeros, demasiado numero-
El salario del pasado mes había sido insufi- sos á su parecer, órdenes crueles.
ciente. Prescribió á dos comadronas (1), cuyos nom-
Sus compañeros más inteligentes habían en- bres egipcíacos ( S c h i f - R d rna® y pa-M con-
contrado el medio de elevar sus justas quejas, firman la verdad del Texto sagrado (2), que
por conducta de los sacerdotes, al mismo Fa- arrojasen al río los hijos de los hebreos. Esta
raón, presentándole sus peticiones con buenas órden fué sin duda ejecutada con rigor, toda
formas: «Venimos, perseguidos por el ham- vez que la madre de Moisés no tuvo otro recurso
bre, perseguidos por la sed, extenuados, sin ves- que exponer á su hijo á la corriente del Ni lo,
tidos, sin aceite, sin pescado, sin legumbres... después de haberle escondido por espacio de
Decidlo al Faraón nuestro dueño, decidlo al Fa- tres meses.
raón nuestro soberano, á fin de que nos dé para Los papiros, pues, nos presentan á este Faraón
comer...» y, conmovido, el Faraón mandó dis- bajo el mismo aspecto que la Biblia.
tribuir en seguida unos cincuenta sacos de trigo. «Sentimos un verdadero horror, dice Lenor-
En otra ocasión se precipitan en el patio inte- mant, al pensar en los millones de víctimas que
rior del gobernador Psaru, y este, asustado por perecieron bajo el palo de los guardas, ó por con-
la llegada súbita del Faraón, prescribe al mo- secuencia de privaciones de toda clase, sufridas
mento, á su intendente Khamoisit, dar trigo á mientras fabricaban, á manera de galeotes, los
todos aquellos hambrientos (1). grandiosos monumentos con que se engreía la
¡Esto sucedía en el siglo XV ántes de Jesucris- soberbia del monarca egipcio. En los del reinado
to! ¡Nada hay nuevo debajo del sol! de Ramsés II no hay una sola piedra que no ha-
ya costado, por decirlo así, una vida humana (3).»
§ VI. Moisés, salvado por la hija del rey de Egipto,
instruido en la sabiduría egipcíaca, probable-
Crueldad de Ramsés II. mente en la casa del Faraón Seti I (1), fué, du-
Ha escrito Moisés que, además de la construc-
(1) Exodo., i, 15.
ción de las ciudades, en cuyo trabajo se quebran- (21 Vigouroux, Bible et Déc. mod., t. ii, p á g . 293, nota.
(3) Citado por Vigouroux, ibid.
(1) V é a s e p a r a m á s detalles Maspero, íbidem, páginas Í4) J. Ebers, Egipto, t. n , pág. 319. Hay un g r a b a d o r e p r e -
34 á 38. sentando aquella .¡asa, q u e aún e x i s t e
BIBLIA Y E G I P T O L O G Í A 71

rante cuarenta años, el testigo de aquellas cruel- más notables descubrimientos de la egiptología.
dades. He dicho ya algo de la momificación de los
Criado por su propia madre, ocultando en su cadáveres y de su conservación, por decirlo así,
ardiente corazón vivos sentimientos de amor pa- ilimitada: gracias á este sistema de embalsa-
ra con sus hermanos, mató á un egipcio que les mamiento de una perfección completa, poseemos
insultaba, y, á la edad de cuarenta años (1), se
vió precisado por ese crimen á huir á Madián
para librarse de la ira de Ramsés. Aquel rey po-
día tener entonces cerca de sesenta años, y mu-
rió unos 26 años después de haber desterrado á
Moisés.
Durante los cuarenta años que pasó Moisés en
el desierto, las persecuciones aumentaron de día
en día de tal manera que los israelitas, según
dice la Biblia (2), no podían soportar el yugo
cruel que pesaba sobre ellos desde el principio
del reinado de Seti I (3), yugo aún hecho más
pesado por su hijo Ramsés II y su nieto Mneph-
tali I.

§ VII.
Descubrimiento de las momias de Seti I y de
R a m s é s II.
Antes de ocuparme de como aquellos infelices MOMIA DEL FARAON SETI I
alcanzaron su libertad, hablaré de uno de los p a d r e de Ramsés II y p r i m e r perseguidor de los hebreos,
tal como se conserva en Bulaq, cerca del Cairo
(SEGÚN UN G R A B A D O D E MASPERO)
(1) Actos, VII, 23.
(2) Exodo, II, 23.
(3) Los s e n t i m i e n t o s y la c o n d u c t a de R a m s é s II p a r a con todavía los cadáveres de Seti I y de su hijo
os hebreos, c u a n d o e r a a ú n m u y joven, d e m u e s t r a n h a s t a la Ramsés II, que fueron los dos primeros Faraones
evidencia q u e su p a d r e Seti I f u é t a m b i é n u n cruel_ p e r s e g u i -
d o r de los pobres h a b i t a n t e s de l a t i e r r a de G h e s e n .
que persiguieron á los hebreos.
Ramsés II fué sepultado en la tumba que él presenciaron la operación (1), cuando, después
mismo se había hecho construir en el Valle de de haber desatado con gran paciencia muchas
los Reyes (1) (Biban-el-moluk); más adelante, cintillas, encontraron sobre el pecho de una de
para salvar sus restos de manos rapaces, los
trasladaron al sepulcro de Amenhotpu I, donde (1) Hé a q u í un e x t r a c t o de la relación oficial que hizo el
S r . Maspero d e s p u é s del r e c o n o c i m i e n t o de la m o m i a del
permanecieron durante más de dos siglos con los Faraón R a m s é s II:
Faraones de las dinastías precedentes: Amhosu I, «La m o m i e n.° 5233, e x t r a i t e la p r e m i è r e de sa cage en ver-
Thutmosu I, Ramsés I, Seti 1(2) y las princesas re, est celle de R a m s é s II Sésostris, c o m m e en font foi les
procès-verbaux des a n n é e s VI e t XVI du g r a n d prêtre H r i h o r
de su familia. S i a m o u n , X et X V I d u g r a n d prêtre P i n o t m o u 1 e r . L a présence
Después de la caida de Tebas, un rey de la de cette d e r n i è r e inscription une fois c o n s t a t é e p a r Son Al-
tesse le K h é d i v e et p a r les h a u t s p e r s o n n a g e s r é u n i s d a n s
XXII a dinastía quiso desembarazarse de todos
la salle, la p r e m i è r e enveloppe f u t enlevée et l'on d é c o u v r i t
aquellos cadáveres momificados, y los enterró en successivement u n e b a n d e d'étoffe large d'environ vingt c e n -
confusa mezcla en un rincón de la montaña, timètres e n r o u l é e a u t o u r du c o r p s , puis un second linceul
cousu et m a i n t e n u d'espace en espace p a r des bandes étroites,
(cerca del templo de Deir-el-Bahari) escondidos puis d e u x é p a i s s e u r s de b a n d e l e t t e s et u n e pièce de toile fine
tan cuidadosamente, que permanecieron igno- tendue de la tête a u x pieds. Une i m a g e de la déesse Mouit,
rados allí por espacio de veinte y ocho siglos. d'environ 1 m è t r e , y est dessinée en c o u l e u r r o u g e et noire,
ainsi que le p r e s c r i v a i t le rituel; le profil d e l à déesse r a p p e l l e
Todas estas momias fueron descubiertas por à s'y m é p r e n d r e le profil p u r et délicat de Séti I e r , tel que nous
algunos Felahs que vendían poco á poco las le font c o n n a î t r e les bas-reliefs de Thèbes et d A b v d o s . Une
b a n d e nouvelle é t a i t placée sous cette a m u l e t t e , puis u n e
joyas que sacaban de los féretros reales, cuando c o u c h e de pièces de toile pliées en c a r r é et m a c u l é e s p a r la
en 1871, un sabio egiptólogo francés, el señor matière b i t u m i n e u s e d o n t les e m b a u m e u r s s'étaient servis.
Maspero, hizo detener á los ladrones y trasla-
Cette d e r n i è r e enveloppe é c a r t é e , R a m s é s II a p p a r u t . La tête
dar aquellas momias al museo de Bulaq, cerca est allongée, petite p a r r a p p o r t a u corps. Le s o m m e t d u c r â n e
del Cairo, donde se las sometió á un minucioso est e n t i è r e m e n t d é n u d é . Les cheveux, r a r e s s u r les tempes,
s'épaississent à la n u q u e et f o r m e n t d e véritables m è c h e s
reconocimiento. lisses et d r o i t e s d'environ 5 c e n t i m è t r e s de l o n g u e u r : b l a n c s
Calcúlese la impresión que sintieron el Jetive, au m o m e n t de l a m o r t , ils o n t été teints en j a u n e clair p a r les
p a r f u m s . Le f r o n t est bas, étroit, l ' a r c a d e sourcilière s a i l l a n -
el señor Maspero y los numerosos sabios que te, le sourcil b l a n c et f o u r n i , l'œil petit et r a p p r o c h é du nez, le
nez long, m i n c e , b u s q u é c o m m e le nez des B o u r b o n s , légère-
m e n t é c r a s é a u b o u t p a r la pression du maillot, la t e m p e
(1) E s t e valle está s i t u a d o al E s t e de T e b a s y d i s t a n t e unos creuse, la p o m m e t t e p r o é m i n e n t e , l'oreille ronde, é c a r t é e de
seis k i l ó m e t r o s d e la m i s m a . la tète, percée d ' u n t r o u c o m m e celle d ' u n e f e m m e , p o u r v
(2) Véase el g r a b a d o (pág. 71) según u n a f o t o g r a f í a s a c a d a a c c r o c h e r des p e n d a n t s , la m â c h o i r e f o r t e et p u i s s a n t e , le
p o r Maspero del m i s m o c a d á v e r . menton très h a u t . L a boucne, assez peu f e n d u e , est bordée de
aquellas momias un precioso pectoral de oro
puro ostentando el óvalo real de Ramsés II.
Luego apareció á los ojos asombrados de los
testigos de aquella escena el rostro del terrible
Faraón que tanto persiguió á los hebreos. Aquel
moüarca volvía á parecer á la luz del sol des-
pués de más de 3,300 años, y sus facciones
fueron fijadas por la fotografía, que nos ha ser-
vido para sacar las dos reproducciones adjun-
tas (1).

lèvres épaisses et c h a r n u e s ; elle était r e m p l i e d ' u n e p â t e noi-


r â t r e d o n t une partie, d é t a c h é e a u ciseau, a laissé e n t r e v o i r
q u e l q u e s d e n t s très usées et très f r i a b l e s , m a i s b l a n c h e s e t
bien e n t r e t e n u e s . La m o u s t a c h e et la b a r b e , peu f o u r n i e s et
r a s é e s avec soin p e n d a n t l a vie, a v a i e n t c r û a u cours de la der-
nière m a l a d i e ou a p r è s la m o r t ; les poils, b l a n c s c o m m e c e u x
de la c h e v e l u r e e t des sourcils, mais r u d e s et h é r i s s é s , o n t
une l o n g u e u r de 2 ou 3 millimètres.
La p e a u est d ' u n j a u n e t e r r e u x , p l a q u é de noir. E n r é s u m é ,
le m a s q u e de la m o m i e d o n n e très s u f f i s a m m e n t l'idée de
ce q u ' é t a i t le m a s q u e du roi vivant: u n e e x p r e s s i o n peu intel-
l i g e n t e , p e u t - ê t r e l é g è r e m e n t b e s t i a l e , m a i s de la fierté, de
l'obstination e t un a i r de m a j e s t é s o u v e r a i n e qui perce encore RETRATO DEL FARAON RAMSÉS I I
sous l ' a p p a r e i l g r o t e s q u e de l ' e m b a u m e m e n t . Le reste du según una fotografía sacada del mismo cadáver
c o r p s n'est p a s moins bien c o n s e r v é q u e la tête, m a i s la ré- tal como se conserva en el Museo de Bulaq (Egipto)
duction des c h a i r s en a modifié plus p r o f o n d é m e n t l'aspect (CRABADO DE MASPERO)

e x t é r i e u r . Le cou n'a plus que le d i a m è t r e de la colonne ver-


t é b r a l e , la p o i t r i n e est a m p l e , les é p a u l e s s o n t hautes, les b r a s
croisés s u r la poitrine, les m a i n s fines e t r o u g i e s de h e n n é : la
Verdaderamente es este el rostro del orgu-
plaie p a r laquelle les e m b a u m e u r s a v a i e n t ôté les viscères lloso vencedor de las altas regiones del Ni lo,
s'ouvre l a r g e m e n t au flanc g a u c h e . Les c u i s s e s e t les j a m b e s del conquistador invencible que la Grecia cele-
s o n t d é c h a r n é e s , les pieds longs, minces, u n p e u plats, f r o t t é s
de h e n n é c o m m e les m a i n s . Le c a d a v r e est d'un vieillard, yos á a q u e l t a n i n t e r e s a n t e d e s c u b r i m i e n t o los p o d r a ee en
mais d ' u n vieillard vigoureux et r o b u s t e . » el p r e c i s o folleto (36 p á g i n a s de texto y 30 ^ f * ^ ^
(1) Véase l a r e p r o d u c c i ô n de s u m o m i a , de f r e n t e y de p e r - cado por Maspero y Brugsch con el título de La tramadle
fil, p â g s . 75 y 76. El que quisiera encon'trar detalfes relati- de Deir-el-Bahari, (París, librería de Maisonneuvej.
grabado en todas las ruinas del Egipto, y que
transmitió á sus descendientes (1) un nombre
lieclio glorioso por sus grandes victorias y los
innumerables palacios que mandó construir.
Esta misma boca es la que ordenó á las coma-
dronas matar á los niños israelitas, y la que pro-
nunció la orden cruel de arrojarlos al Kilo (2):
son estos mismos ojos los que vieron á Moi-
sés, en su infancia, jugar con Termuntis; estos
mismos ojos los que más tarde echaron re-
lámpagos de ira cuando supo el Faraón que su
protegido había matado á un egipcio y se ocu-
paba en sublevar á los israelitas (3).
Ojalá que las investigaciones infatigables de
nuestros orientalistas nos ofrezcan á menudo se-
mejantes descubrimientos, á fin de que un día
podamos contemplar también reproducciones fo-
tográficas del rostro de José y del mismo Moi-
sés. Si ignoramos todavía el lugar exacto en don-
de fué sepultado Moisés, sabemos que fué embal-
samado según el modo usado en Egipto, y que

(1) El rey R a m s é s II que tenía v a r i a s m u j e r e s , como e r a


c o s t u m b r e e n t o n c e s de los f a r a o n e s , f u é p a d r e de C I E N T O
MOMIA DEL MISMO FARAÓN RAMSES II S E T E N T A hijos e n t r e v a r o n e s y h e m b r a s . «Les familles égyp-
t i e n n e s étaient h a b i t u e l l e m e n t n o m b r e u s e s ; leur nombre,
(Vista de perfil)
p o u r les d e u x sexes, s'élevait de huit à dix et parfois a u -
delà... L ' a n c i e n n e société égyptienne différa, en ce point,
bró bajo el nombre de Sesostris, del triunfador essentiel, de l'état des sociétés modernes.» Champollion-Ft-
de Iíhetah, del infatigable constructor de tem- geac, Egypte, p â g . 173,1. a col.
(2) T e n i a e n t o n c e s unos veinte a ñ o s y r e i n a b a n j u n t o s el y
plos, palacios, caminos y fortificaciones de toda
su p a d r e Seti I.
clase, del monarca soberbio cuyo nombre está 3 Le Camus, N o t r e voyage a u x pays bibliques, p a g . 44.
descansa en un valle de la tierra de Moab, por Dios, de dirigir á su pueblo escogido un llama-
la parte de Beth-Pehor (1): miento á la libertad (1).
•ros n'2 bia I N T O yi>a m wx -api*, Moisés, en diez narraciones que empiezan to-
:n?n nvn rj imap-nx BW das por las mismas palabras en el texto ori-
En cuanto á José, su momia fué traída de Egip- ginal,
to por sus descendientes y depositada en el suelo rvmün r m
pedregoso de Sichem (2): se propone un objeto que es fácil adivinar, un
DV3U7 H2?3n nx"2-p f|DTi ríen objeto completamente de actualidad: quiere per-
:aním p ú a UW usjnn suadir á su nación de que ha llegado el tiempo
Tnp ornan bínwi-ya "kvrriéx «pii ma^-riío de abandonar la tierra de Ghesen para ir á fijarse
para siempre en el país prometido por Dios á
Samaritanos, judíos, turcos y cristianos están Abraham, á Isaac y á Jacob; exalta el sentimiento
acordes en reconocer en aque 1 sitio el lugar de religioso de Israel, y eliminando las demás fa-
la sepultura del patriarca José. Ninguna exca- milias descendientes de Abraham, le señala la de
vación se ha practicado aún para encontrar estos Jacob como la única elegida por Iaveh. Les dice
restos preciosos: hagamos votos para que en el que es la solaá que Dios ha prometido y jurado
porvenir se realice su descubrimiento. dar la tierra de Canaán; que aquella tierra es la
en que descansan sus abuelos, y que el mismo
José pidió que fuesen llevados en ella sus hue-
ARTÍCULO III. sos; que ha llegado la hora de romper el yugo
de los Faraones; que los hijos de Abraham no es-
FIN DEL CAUTIVERIO tán destinados á la servidumbre sino á la liber-
tad; en fin, en cada frase, Moisés parece dirigirse
§ I- á demostrar á los israelitas que han de partir en-
El Génesis fué u n llamamiento á la libertad. seguida para la tierra de promisión (2).
Las hojas de este Libro, en las cuales Moisés
A primera vista, el Génesis se nos presenta evita cuidadosamente hablar del Faraón y de las
tan sólo como un cuadro genealógico; mas, exa-
minándolo atentamente, se ve el propósito de
(1) Vigourouœ, Livres S a i n t s et critique rationaliste, t. m ,
¡1) Deuter., xxxiv, 6. pégs. 25-102, (Segunda edición).
(2) Gén., L, 26.—Josué, xxiv, 32. (2) Vigourouœ, ibid.
descansa en un valle de la tierra de Moab, por Dios, de dirigir á su pueblo escogido un llama-
la parte de Beth-Pehor (1): miento á la libertad (1).
•ros n'2 bia into yi>a m wx -api*, Moisés, en diez narraciones que empiezan to-
:n?n nvn rj imap-nx BW das por las mismas palabras en el texto ori-
En cuanto á José, su momia fué traída de Egip- ginal,
rvmün rm
to por sus descendientes y depositada en el suelo
pedregoso de Sichem (2): se propone un objeto que es fácil adivinar, un
DV3U7 H2?3n nx"2-p f|DTi ríen objeto completamente de actualidad: quiere per-
:aním p ú a UW usjnn suadir á su nación de que ha llegado el tiempo
Tnp ornan bínwi-ya "kvrriéx «pii ma^-nío de abandonar la tierra de Ghesen para ir á fijarse
para siempre en el país prometido por Dios á
Samaritanos, judíos, turcos y cristianos están Abraham, á Isaac y á Jacob; exalta el sentimiento
acordes en reconocer en aque 1 sitio el lugar de religioso de Israel, y eliminando las demás fa-
la sepultura del patriarca José. Ninguna exca- milias descendientes de Abraham, le señala la de
vación se ha practicado aún para encontrar estos Jacob como la única elegida por Iaveh. Les dice
restos preciosos: hagamos votos para que en el que es la solaá que Dios ha prometido y jurado
porvenir se realice su descubrimiento. dar la tierra de Canaán; que aquella tierra es la
en que descansan sus abuelos, y que el mismo
José pidió que fuesen llevados en ella sus hue-
ARTÍCULO III. sos; que ha llegado la hora de romper el yugo
de los Faraones; que los hijos de Abraham no es-
FIN DEL CAUTIVERIO tán destinados á la servidumbre sino á la liber-
tad; en fin, en cada frase, Moisés parece dirigirse
§ I-
á demostrar á los israelitas que han de partir en-
El Génesis fué u n llamamiento á la libertad. seguida para la tierra de promisión (2).
Las hojas de este Libro, en las cuales Moisés
A primera vista, el Génesis se nos presenta evita cuidadosamente hablar del Faraón y de las
tan sólo como un cuadro genealógico; mas, exa-
minándolo atentamente, se ve el propósito de
(1) Vigouroux, Livres S a i n t s et critique rationaliste, t. m ,
¡1) Deuter., xxxiv, 6. pégs. 25-102, (Segunda edición).
(2) Gén., L, 26.—Josué, xxiv, 32. (2) Vigourouœ, ibid.
terribles persecuciones á que estaban sujetos sus
hermanos (1), circularían entre las familias is-
raelitas, y por la noche, después de terminado
el penoso trabajo, los escribas de la raza hebrea
las leerían al pueblo, comentándolas patética-
mente.
A pesar de todo, el pueblo pudo pensar que la
tierra de Canaán era un país poco conocido; que
para trasladarse á él se necesitaba atravesar el
desierto, y dejar, por un porvenir inseguro, la
realidad de lo que se poseía; que podíase mejo-
rar su suerte bajo el sucesor del actual Faraón,
etc. Estas consideraciones no estaban fuera de
razón, mas la hora de la Providencia había so-
nado, y Dios envió á su pueblo dos hombres que
lo salvaran «con brazo poderoso ( 2 ) . | Eran estos
los hermanos Aarón y Moisés, que tenían ya más
de ochenta años.
Moisés habiendo permanecido durante muchos
anos en la Corte de Ramsés II y conocido al
nuevo Faraón Mnephtah I (3), cuando aún este
era joven, podía presentarse al monarca egipcio
con mucha libertad.
EL FARAÓN MNEPHTAH I
el decimotercio de los 59 hijos varones de Ramscs 11 a quien sucedió.
(1) De todo esto h a b l a r á m á s t a r d e en sus o t r o s escritos. Persiguió á los hebreos y se ahogó quizás en el mar Rojo.
(2) E x o d o , ni, 19, 20. (SEGÚN U N C R A B A D O D £ i. E B E R S )
(3) Se p u e d e a f i r m a r (Véase A r t . I I , § II, nota) que
M n e p h t a h es el Faraón del Exodo. El s a b i o de Moor. en la
Reçue des questions historiques (1891!, dice: « M n e p h t a h f u t toire é g y p t i e n n e s u p p o s e le c o n t r a i r e , il f u t enseveli a B.ban-
enseveli d a n s u n t o m b e a u qu'il s ' é t a i t lui-même préparé.» el-Molouk.» Sin e m b a r g o , á c a u s a de los t e x t o s d e l à Bibl.a
V i g o u r o u x , en La Bible et les Découvertes modernes, señalados m á s lejos (§ H I , nota) se puede c r e e r que pereció
e s c r i b e : «Le P h a r a o n ( M n e p h t a h ) ne f u t c e p e n d a n t p a s M n e p h t a h en el m a r Rojo; pero, con todo, es imposible, a c -
noyé c o m m e son a r m é e . Le texte sacré ne le dit p o i n t et l'his- t u a l m e n t e , decidir la cuestión.
BIBLIA Y E G I P T O L O G Í A 83

se verifica nunca antes del mes de Julio y que,


mientras dura, el agua del Nilo es mejor aún
que de ordinario.
§ n.
Al contrario, las aguas del río, convertidas en
Las plagas de Egipto. sangre por Moisés, se hicieron muy nocivas á la
salud; el milagro se verificó en Febrero y no en
Julio; y además, si se tratara solamente del fe-
No hablaré detenidamente de las plagas de nómeno tan conocido del Nilo rojo no sería co-
Egipto para demostrar la falsedad de la tesis ra- sa tan admirable que los augures del "Faraón
cionalista que pretende explicarlas por los fenó- hubiesen imitado á Moisés en este prodigio.
menos naturales propios de aquel país; pero las
La plaga de las ranas (que sería más propio
estudiaré brevemente con el propósito de que
llamar plaga de los sapos, el jma* del cual habla
resulte notoria la utilidad del estudio de la his-
la Biblia siendo el tsfoclah de los árabes); la de
toria natural y climatología de Egipto para la
los mosquitos (1); la de las moscas; la peste
causa de la religión.
de los animales; las úlceras; las tempestades y el
El Nilo convertido en sangre, dicen los racio-
granizo; las langostas y la plaga de las tinieblas
nalistas, no es otra cosa que el fenómeno del
(efecto probable del terrible viento del desierto
Nilo rojo, fenómeno que se observa cada año.
llamado chamán) son verdaderamente plagas
Las aguas de este río, en efecto, toman todos
del país, y los egipcios contemporáneos tienen
los años, durante algunos días, un color roji-
que sufrirlas como los del tiempo de Moisés (2),
zo (1); mas observaremos que aquel fenómeno no
me penchai p a r - d e s s u s le bordage. Ce que je vis alors me
(1) «C'était à la fin d'une nuit longue et accablante, à mon confirma d a n s ma première impression. La masse entiere des
j u g e r du moins. Au m o m e n t où j e me levai du sopha s u r le- eaux était opaque, d'un rouge sombre et plus semblable a du
quel j'avais tenté vainement de dormir, à bord de notre ba- sang qu'à toute a u t r e matière avec laquelle j'aura.s pu l a
teau, que le calme avait s u r p r i s au large de Beni-Souëf, ville comparer. En même temps, je m ' a p e r ç u s que la riviere avait
de la H a u t e Egypte, le soleil m o n t r a i t tout juste le bord supé- haussé de plusieurs pouces pendant la nuit, et les Arabes vin-
r i e u r de son disque au-dessus de la c h a î n e arabique. Je f u s rent m'expliquer que c'était là le Nil rouge.» (Bunsen, Bi-
s u r p r i s de voir qu'à l'instant où des rayons vinrent f r a p p e r behverk, t. V , p ó g , 128, Citado por Vigoureux;.
l'eau, un reflet d'un rouge profond se produisit sur-le-champ. (11 Algunos t r a d u c e n esta palabra por piojos.
L'intensité de la teinte ne cessa d ' a u g m e n t e r avec l'intensité 2 Se e n c u e n t r a n detalles muy interesantes sobre> estas
de la lumière: avant même que le d i s q u e se fut dégagé com- plagas consideradas como fenómenos naturales, ^ ^
plètement des collines, le Nil offrait l'aspect d u n e rivière de lion-Figeac, Egypte ancienne; y en Vigourôu*, Bible et De-
s a n g . S o u p ç o n n a n t quelque illusion, je me levai à la hâte, et couvertes modernes, t. II.
mas, conociendo estas plagas naturales, pode-
mos juzgar perfectamente de la diferencia que mogénito del Faraón, sucesor del trono, hasta el
existe entre ellas y las que fueron enviadas por primogénito de la esclava que hace rodar la rue-
Dios, porque es totalmente imposible asimilar da en el molino,» nos dice la Biblia (1).
los fenómenos naturales del Egipto con dichos Preguntemos á la egiptología si nos podrá en-
milagros. Escogió Dios, para castigar á los egip- señar algo relativamente á la muerte del hijo del
cios, plagas naturales en aquel país, como suce- Faraón Mnephtah (2).
de generalmente que así aflige á los habitantes Existe en el museo de Berlín una gran esta-
del Norte, verbigracia, con fenómenos de la na- tua de aquel rey, en la cual está representa-
turaleza muy diferentes de los que les servirían do «su hijo primogénito, el príncipe real aso-
para castigar á los habitantes de los trópicos. ciado al Imperio (como lo demuestra el ureus
Moisés, pues, no creó estas plagas, mas las que está encima de su cabeza), el cantor que ama,
evocó cuando fué conveniente; duplicó su n a t u - su hijo querido, etc.»
ral malignidad; las hizo aparecer en una época Este hijo se llamaba Mnephtah, teniendo el
del año que no les era propia; cuando le plugo mismo nombre que su padre.
les mandó cesar y cesaron en el acto. «No es excesiva credulidad, dice el sabio egip-
De esta suerte, conociendo bien el Egipto y tólogo Lauth, ver en este joven príncipe aquel
su clima, podemos luchar con ventaja contra los mismo hijo del Faraón de que habla el Exodo en
racionalistas, usando de las mismas armas que el capítulo XII, 30, diciendo «Hé aquí que á la
emplean para combatir la Biblia (1). »media noche el Señor hirió de muerte á todos

(1) E x o d o , xi, 5.
§ ni. (2) A t e n d i e n d o á las e x p r e s i o n e s de la Biblia, parece pro-
bable q u e pereció M n e p h t a h en el m a r Rojo (Exodo xtv, 17,
Décima plaga 18, 23, 28,—xv, 1, í , 5, 10, 2 1 - S a l m o cxxxv, 15). Es b u e n o
sin e m b a r g o r e c o r d a r el trozo siguiente de F. Chabas: «Acant
y m u e r t e del hijo del Faraón Mnephtah I.
la neuvième année de son règne il íMnephtah I) avait designe
p o u r héritier du trône son fils Séti II M n e p h t a h , qui lui succé-
Con esta última plaga Dios hirió de muerte á d a en effet. On ne sait s'il r é g n a b e a u c o u p plus l o n g t e m p s ,
todos los primogénitos de Egipto «desde el pri- m a i s il e u t le t e m p s d ' a c h e v e r s a tombe d a n s l a vallee de Bi-
b a n - e l - M o l o u k , à T h é b e s . Son hypogée, auquel W i l k i n s o n a
(1) El q u e haya l e i d o / . Ebers ( E G I P T O , 2 tomos en 8 . ° ma- d o n n é le n.° 8, c o m m e n c e p a r un passage ouvert d'environ 13
yor, E S P A S . \ Y C. a Barcelona) t e n d r á u n a idea m u y e x a c t a de mètres de l o n g e u r ; les c o r r i d o r s n ' o n t été déblayés que j u s q u a
aquel país. E s la ú n i c a o b r a de c o n s i d e r a c i ó n s o b r e este la p r e m i è r e salle s u r u n e longeur de 55 mètres;... (Recher-
a s u n t o p u b l i c a d u en c a s t e l l a n o h a s t a la fecha. ches, etc. p. 115). Véase m á s a r r i b a (§ I), la n o t a que e m p i e z a
por Se puede afirmar...
BIBLIA Y EGIPTOLOGIA
BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

»los primogénitos en la tierra de Egipto, desde ción acababan de salir de Egipto después de
»el primogénito de Faraón que le sucedía en el una larga permanencia en aquel país (1).
»trono, hasta el primogénito de la esclava.» Is- Queriendo, ante todo, conservar pura en su
rael es, colectivamente, el primogénito de Ia- nación la idea del monoteísmo, prohibió en ab-
veh. soluto la representación de divinidades múltiples,
Es importante observar que en la Biblia y en siendo de notar que de estas algunas fueron
el monumento de Berlín el hijo del Faraón tiene adoradas en el Egipto exclusivamente en aquel
el mismo título. El monumento le da el de Re- tiempo, como sucede, por ejemplo, con los rep-
pa-seps, ó sea de «asociado al Imperio,» y la Bi- tiles. Además, todas las divinidades egipcía-
blia dice «que está sentado en su trono (1),» cas que había visto el pueblo, durante su mora-
1NDD-S? vi da en Egipto, se hallan claramente designadas
en los capítulos IV y V del Deuteronomio.
Moisés había conocido la alta sociedad faraó-
nica, constituida en gran parte por la clase sa-
cerdotal. Bajo la inspiración de Dios establece
Lo que ha sacado de Egipto el autor un sacerdocio análogo al que había visto en los
del Pentateuco. templos de Egipto. La tribu de Leví es escogida
milagrosamente, y de ella saldrán los sacerdo-
tes que tendrán que practicar ritos misteriosos,
Moisés afirma que él mismo ha escrito el Li- según reglas minuciosamente fijadas por escrito.
bro de la Ley (2), y, en efecto, del exámen de su Estos sacerdotes guardarán, como los de Egipto,
narración se desprende fácilmente que presenció los Libros Sagrados; serán singularmente privi-
el autor los sucesos del Exodo, pues en ella el legiados entre sus hermanos; llevarán traje par-
recuerdo de Egipto es muy reciente. ticular y tendrán entre sí un orden jerárquico;
Prescindiendo de otras particularidades, de- los considerarán como los doctores déla nación.
mostraré que Moisés tomó mucho del culto exte- No contentándose aún el autor del Pentateuco
rior y de la lengua de los egipcios: lo cual se con haber sacado de Egipto la concepción de
explica perfectamente, puesto que él y su n a - una tribu sacerdotal, buscará en aquel mismo

(1) Creemos que no todos los j u d í o s a b a n d o n a r o n el Egip-


(1) Exodo, x u , 29. to con Moisés. V é a s e Peña y Fernández, l u g a r cit., pag. 094,
(2) Exodo, xxiv, 4. y F. Ckabas, R e c h e r c h e s , etc. p á g s . 163-164.
país la forma de sus vestidos, de sus pectorales puesto que por ella se ve-claramente que Moisés
y otros ornamentos; ordenará también las mis- ordenó los mismos ritos seguidos por los sacer-
mas ofrendas de perfumes y sacrificios de aves. dotes egipcios. Moisés no manda que se ofrezcan
El Tabernáculo, con sus dos recintos, sus colum- las aves acuáticas del valle del Nilo representa-
nas, sus piscinas y su disposición interior, será das en las estelas, las cuales no se encuentran
calcado en los templos egipcíacos, según lo per- ni en el desierto ni en Palestina; por otra
mitan la necesidad de tener un templo portátil parte, Dios, que le inspiraba, pudo escoger por
y la naturaleza de los materiales empleados en razones místicas la paloma, que es tan fácil
la construcción del mismo. de obtener en la península del Sínai y en la Pa-
El arca no ,es otra cosa sino el arca egipcía- lestina; mas, si no se toma en cuenta esta di-
ca, la barí, especie de cofre precioso llevado en ferencia, aparece que el sacerdote hebreo se-
procesión, en hombros de los sacerdotes, con- guía los mismos ritos que el egipcio, inmolando
teniendo las estatuas de los dioses ó las momias el ave sin cuchillo, torciéndole vivamente la ca-
de los animales sagrados. Los monumentos nos beza con la mano ó rompiéndole con la uña una
muestran hasta los querubines que cubren el
arca santa con sus. alas (1). vena del cuello (1).
Diré algo de lo que tomó Moisés á la lengua
El racional del juicio nos recuerda el pectoral
egipcíaca. En los libros que siguen al Pentateuco
colgado del cuello de Osiris, juez de los vivos y
apenas se encuentran una ó dos palabras de ori-
de los muertos.
gen egipcíaco, porque sus autores no habían vi-
El urirn y el tumim son cosas tan egipcíacas
vido en Egipto el tiempo necesario para tomar
que Moisés ni siquiera juzgó útil explicar á los
el idioma del país; lo contrario sucede en la obra
suyos en qué consistían, puesto que todos recor-
de Moisés, quien, habiendo sido educado en el,
daban su uso.
emplea á cada paso en sus obras palabras egip-
Los últimos versículos del primer capítulo cias. He indicado ya varias al hablar de José;
del Levítico explican minuciosamente cómo se mencionaré ahora algunas otras:
han de inmolar las palomas. La estela de Antef\ mn el arca en la cual Moisés fué expuesto es
publicada por primera vez por Vigouroux, podría la teb egipcíaca, ó sea un cofre, barquilla o cuna;
servir de ilustración á este trozo de la Biblia, xas caña, es el gam egipcíaco; la expresión
•wn significa río en egipcio, y para
(1) Véanse v a r i a s r e p r o d u c c i o n e s en Champollion-Figeac,
(Egypte a n c i e n n e ) y FiUion (Atlas de la Bible).
(1) Véase Vigoureux, Livres Saints, t. m , págs. 79-102.
90 BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

decir en la ribera del rio, se dice en él labio del estado del país, de las principales ciudades, de
río; el nombre de los oiamn en singular nuin 1¿ frontera y de la composición del ejército, se
con que se designa (en el capítulo XLI del Gé- refiere á aquella misma época de los Ramsés,
nesis) á los adivinos del Egipto, deriva proba- y no á la de los Faraones contemporáneos de
blemente de JAR, decir, indicar, y de TOM, cosa Salomón y de sus sucesores. Si los documentos
escondida, de modo que main significa el que hebreos de que se trata perteneciesen, como di-
indica las cosas escondidas, etc., etc. (1). cen los racionalistas, al final del período de los
reinos de Judá, ¿cómo podría explicarse que re-
presentasen el estado del Egipto antiguo y no
aquel en que se encontraba en tiempo de dichos
§V.
reyes? ¿Por qué el Pentateuco nos describe el
Eo-ipto como un reino único sin hacer alusión
Recapitulación.
alguna á la multitud de principados de que nos
habla Isaías? ¿Por qué los nombres propios per-
Después de lo expuesto, bien podemos decir tenecen á la época de los Ramsés y á tiempos
con un sabio egiptólogo «que es, hoy día, noto- anteriores sin que se pueda encontrar uno solo
rio que las narraciones de la historia de José, de estos nombres semíticos que prevalecieron
de la morada de los israelitas en el Egipto, y del con la dinastía bubastida de los tiempos de Sa-
fin de su cautiverio, han sido escritas durante lomón? Los egiptólogos han tomado las dos se-
el recuerdo de acontecimientos todavía recien- ries de documentos, hebreos y egipciacos, ios
tes. La minuciosa exactitud del texto no podría han puesto una al lado de otra, y han hecho
explicarse si el Pentateuco hubiese sido escrito constar su exactitud recíproca; mas, semejan e
en una fecha más distante de aquellos aconteci- exactitud no puede ser evidentemente el resul-
mientos. Esta misma exactitud no solamente tado de una tradición transmitida a través de
demuestra el conocimiento del Egipto, sino del varios siglos (1),» y es claro que el autoi del
Egipto tal como era durante el reinado de los
Ramsés y en épocas anteriores. Lo que dice del
(1) C I T A D O P O R V ^ U R 0 U , , ^ n ^ B i ^ I ; ^ ;
ción) págs. 379-380. E s t a s e esté P u -
(1) Vigouroux, Bible e t D é c o u v . m o d . (t. II, p s g s . 619-
t e x t o e n los Seminarios ^ 1 0 ) p o r D. Vicente
625, de la 4. a edición).
blicando a c t u a l m e n t e en que sea a d o p t a d a
—Rudolphus Cornely, H i s t ó r i c a et c r i t i c a i n t r o d . in V. T.
Calatayud y B o n m a t i . H a c e m o s votos p a r a | Esctí.
Libros S a c r o s , Vol. II, i, p a g . 61.
también como o b r a de texto p a r a el curso
BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

Pentateuco ha sido contemporáneo de los hechos tación ó por el ansia de saber: nada más legíti-
que nos cuenta en su narración (1). mo; mas, para nosotros, los resultados que se
obtienen por los estudios egiptológicos alcanzan
un objeto mucho más elevado: la defensa del Li-
Conclusión práctica. bro Santo inspirado por Dios, contra los porfia-
dos ataques de la impiedad. No tememos los des-
¿Cuál es la conclusión que de lo dicho resulta cubrimientos de esta índole, al contrario los de-
y se impone á nosotros los católicos, particular-
seamos; porque, si por acaso contradicen, como
mente á nosotros los que vivimos solamente pa-
ha sucedido ya, á varios de los comentadores de
ra Dios y su Iglesia? ¿No será, acaso, la de esti-
las Sagradas Escrituras, estas mismas Escrituras
mar en alto grado los interesantes descubrimien-
aparecen más claras y más luminosas al compás
tos que se hacen en Oriente á impulsos de los
de los adelantos de la verdadera ciencia.
gobiernos de varios países?
Este nombre de ciencia en los tiempos que
Muchos son los sabios que estudian con per-
atravesamos, tiene algo de mágico y de aluci-
severancia y ahinco, aspirando á adquirir repu-
nador; y, lanzado por los impíos como un grito
de guerra en su lucha contra la religión, ora en
t a r a en los S e m i n a r i a s Conciliares de E s p a ñ a . E s t á al co- revistas sabias, ora en periódicos populares, lia
m e n t e de t o d a s las dificultades que se h a c e n a c t u a l m e n t e con-
t r a la B i b l i a .
dado á menudo aparentes victorias á los enemi-
gos de la divina Revelación.
J t l «El P e n t a t e u c o , dice H e n g s t e n b e r g , q u e en diferentes
s t u s d i s t a n t e s u n o s de otros, nos p r o p o r c i o n a , sobre la posi- A nosotros nos toca evidenciar que son enga-
ción y la n a t u r a l e z a del país de Ghesen i n d i c a c i o n e s eviden- ñosos estos triunfos, y que no tienen nada de
e x p d a s s á , c u , y
r": r r ° sin intenc¡ón- pe™«»«* serio.
I Z T ,6 a C U 6 r d 0 C ° n S Í g ° m i s m 0 " T o d a s ^ indicacio-
Es preciso demostrarlo á los sabios católicos,
Sa I T r U r . 7 ° / C Í Ó n 7 n a t U r a ' e z a d e i P a í s ' s o n confirma-
n r l S r e a l i d a d g e o g r á f i c a ; en n i n g u n a p a r t e se e n c u e n t r a entregados á estudios de diferente índole, á los
p r e t e x t o p a r a s o s p e c h a r q u e se t r a t e de u n a utopia; h a y he-
6n
estudiantes de los Seminarios Conciliares que se
- r l e T d " d s e r í a n ¡ " e x p l i c a b l e s , si el a u t o r de este li-
d e l p u e b r T T d ° S U S , r e l a t 0 S e n , a s vacilantes tradiciones
preparan para el cargo de defensores de la reli-
del p u e b l o r o d o , p o r el c o n t r a r i o , c o n d u c e n c r e e r ¡y éste, en gión en todas las esferas, á la juventud que fre-
seT'itt CaS
° 60 q U e 86 e n C u e n t r a
' V I o í s é s > 9«® él escribió cuenta las Universidades del Estado, en las cua-
c a v c n n r r r q u e l
! P r o P o r c i o » ^ s u propia experien-
les se encuentran (aunque afortunadamente por
los o l i e t n ' : , C O m ° d , d a d P r ° P Í a d e ' <*Ue h i l v i s t 0 v ' o c a d o
positivo , {ManU JUe l sin h a b e r l o s e s t u d i a d o con un fin excepción) algunos profesores que han renegado
ZVoZ í J«
q u e o l o g í a , p a g s . 706-707).
la P e ñ a
y Fernández, M a n u a l de ar- la fe de su bautismo, y que, con el ligero bar-
ii

m W BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

nís de una ciencia mal digerida, hacen todo lo


posible para engañar vergonzosamente á la j u -
ventud sin defensa que se ve obligada á frecuen-
tar sus cursos. ÍNDICE
¡No, la nación católica por excelencia, la pa-
tria de los grandes teólogos no se dejará aven- Pags-

tajar por ningún país en las cuestiones que tocan


CENSURA Y APROBACIÓN.
á la defensa de la fe! PRÓLOGO.
Este Congreso es una magnífica prueba de lo
BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA
que digo.
Introducción.
He aquí por qué me atrevo á formular la pro-
Origen, progresos é importancia de la Egiptología. . • 15
posición de que al terminarse este Congreso se
Sección primera.
tome la resolución de fundar una ó varias revistas
científicas redactadas por lo más selecto de los Ventajas de los estudios egiptologías para la contro-
versia científico-religiosa.
sabios católicos de la nación.
Estas publicaciones, difundidas en todas partes, 1 II M o n o t e t ó m ^ p'riinitivó y huellas de u n a T r i n i d a d ! I
se dedicarían á demostrar que no hay conflicto po- §
§ n i I n m o r t a l i d a d ^ del a l m a . Juicio de los muertos. ^
sible entre la ciencia y la fe (1), y que los des- Cielo é infierno • • ' .'.. ' , \ ..
, IV Diluvio. Cronología bíblica. Antigüedad del ^
cubrimientos verificados en Egipto, Palestina,
hombre • '.",'. " irtC ¡ c .
Asiría, Persia, etc., dan un brillante testimonio « V P u n t o s de c o n t a c t o e n t r e la historia de los ^
de la veracidad de la Biblia. r a e l i t a s y la de los egipcios.

Es la única conclusión que me permito pre- Sección segunda.


sentar á la alta sabiduría y á la consideración de u . inscripciones jero3U^
esta asamblea católica, suplicando á la misma
se digne tomarla en cuenta para su respectiva
tateuco.
discusión.
PARTE EGIPCÍACA DEL PENTATEUCO

Artículo X.

(I) E t s i e n i m fides sit s u p r a r a t i o n e m , nulla t a m e n vera H i s t o r i a de J o s é .


dissensio n u l l u m q u e dissidium i n t e r ipsas inveniri u n q u a m 41
potest, c u m a m l x e a b uno e o d e m q u e i m m u t a b i l i s ieternteque § I José es vendido á P ^ ; . • • g " ; por" g u
ver.totis f o n t e D. 0 . M. o r i a n t u r . (Pio IX, Enciclica del 9 de § II José, i n t e n d e n t e de P u t i t a r , es r• ^ 43
Nov. de 1846). dueña '
ii

m W BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA

nís de una ciencia mal digerida, hacen todo lo


posible para engañar vergonzosamente á la j u -
ventud sin defensa que se ve obligada á frecuen-
tar sus cursos. ÍNDICE
¡No, la nación católica por excelencia, la pa-
tria de los grandes teólogos no se dejará aven- Pags-
tajar por ningún país en las cuestiones que tocan
CENSURA Y APROBACIÓN.
á la defensa de la fe! PRÓLOGO.

Este Congreso es una magnífica prueba de lo


BIBLIA Y EGIPTOLOGÍA
que digo.
Introducción.
He aquí por qué me atrevo á formular la pro-
Origen, progresos é i m p o r t a n c i a de la Egiptología. . • 15
posición de que al terminarse este Congreso se
Sección primera.
tome la resolución de fundar una ó varias revistas
científicas redactadas por lo más selecto de los Ventajas de los estudios egiptológicos para la contro-
versia científico-religiosa.
sabios católicos de la nación.
Estas publicaciones, difundidas en todas partes, 1 II M o n o t e t ó m ^ p'rimitivó y huellas de u n a T r i n i d a d ! I
se dedicarían á demostrar que no hay conflicto po- §
§ í l Inmortalidad^ del a l m a . Juicio de los muertos. ^
sible entre la ciencia y la fe (1), y que los des- Cielo é infierno • • ' .'.. ' , \ ..
, IV Diluvio. Cronología bíblica. A n t i g ü e d a d del ^
cubrimientos verificados en Egipto, Palestina,
hombre • '.",'. " irtC ¡ c .
Asiría, Persia, etc., dan un brillante testimonio « V P u n t o s de c o n t a c t o e n t r e la historia de los ^
de la veracidad de la Biblia. r a e l i t a s y la de los egipcios.

Es la única conclusión que me permito pre- Sección segunda.


sentar á la alta sabiduría y á la consideración de u . inscripciones jero3U^
esta asamblea católica, suplicando á la misma
se digne tomarla en cuenta para su respectiva
tateuco.
discusión.
PARTE EGIPCÍACA DEL PENTATEUCO

A r t í c u l o X.
(I) E t s i e n i m fides sit s u p r a r a t i o n e m , nulla t a m e n vera H i s t o r i a de J o s é .
dissensio n u l l u m q u e dissidium i n t e r ipsas inveniri u n q u a m 41
potest, c u m a m l x e a b uno e o d e m q u e i m m u t a b i l i s ieternieque § I José es vendido á P ^ ; . • • g " ¿ q por" gu
ver.tatis f o n t e D. 0 . M. o r i a n t u r . (Pio IX, Enciclica del 9 de § II José, i n t e n d e n t e de P u t i t a r , es ie r ^ 43

Nov. de 1846). dueña '


§ I I I Interpretación de los sueños del F a r a ó n . . . .
§ IV Colocación del collar á José por el F a r a ó n . . .
§ V Otras costumbres egipcíacas indicadas en el Gé-
nesis
§ VI E m b a l s a m a m i e n t o del p a t r i a r c a Jacob. . . .

Artículo II.
Persecución de los israelitas.
§ I Expulsión, por Ahmés, de la última dinastía de
los Hicksos
§ II Moisés a r r o j a d o al Nilo bajo el reinado de Ram-
sésII
§ III El F a r a ó n f u n d a d o r de las c i u d a d e s de P i - T o m
y Rhamsés
§ IV Situación de los hebreos en la tierra de Ghesen.
§ V Una huelga de albañiles en el siglo xv a n t e s de
Jesucristo
§ VI Crueldad de R a m s é s 11
VII Descubrimiento de las m o m i a s de Seti 1 y de
R a m s é s II

Articulo III.
Fin del cautiverio.
§ I El Génesis fué un l l a m a m i e n t o á la libertad.. .
§ II L a s p l a g a s de Egipto
§ III Décima p l a g a y m u e r t e del hijo del F a r a ó n
Mnephtah I
§ IV Lo que ha s a c a d o del Egipto el a u t o r del P e n -
tateuco
§ V Recapitulación
Conclusión práctica

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