Cuando hablamos de globalización, hablamos de mundialización,
centralizar economías, políticas, educación, ciencia y cultura, lograr un desarrollo sostenible en el tiempo, un mundo más parejo; pero ¿somos todos los países partícipes y protagonistas? ¿O sólo las grandes corporaciones multinacionales que se basan en modelos neoliberales? Creo que este proceso como se realiza en la actualidad, no “globaliza”, no “mundializa” porque se ven beneficiados los países que están en crecimiento continuo; los países subdesarrollados, con múltiples problemas económicos estamos muy lejos del verdadero progreso y de ser incluidos en todas las facetas de este mundo global. Lejos de unificar, la globalización, agudiza las diferencias: para globalizar hay que incluir y en este aspecto este proceso está desaprobado porque no se tiene en cuenta a los sectores marginados de los países de menores recursos. Las grandes potencias ¿se preocupan por los problemas de los demás?, ¿hacen suyos esos problemas?, ¿Globalizan?, mientras sigamos poniendo trabas y barreras y no seamos un colectivo humano donde busquemos incorporar a todo el mundo a través de autoridades y leyes globales no creo que funcione. Como aspecto positivo, rescato la globalización tecnológica, la revolución de la web, estos avances, junto con la aparición de internet como figurita imprescindible, nos permiten comunicarnos más allá de las distancias. Realmente es todo un logro haber roto las fronteras de la comunicación y poder estar en línea, hablar e incluso vernos con afectos que por distintas circunstancias viven del otro lado del charco. A esto hay que sumarle la posibilidad de estudiar, informarnos, actualizarnos al instante, todo por medio de la web…pero…este matiz también tiene su gris, la web ha resultado ser tan revolucionaria que resulta adictiva, al punto que dejamos de relacionarnos en forma personal para estar sentados en una computadora y vivir online. Reflejo de esto es lo que sucede en cualquier espacio público: se juntan grupos de amigos para “compartir” pero cada uno navega por el cyber espacio con su teléfono móvil…es tan poderosa esta herramienta que logra unirnos con el mundo y aislarnos también. Y por otro lado, no todo el mundo tiene acceso a este aspecto global, no todos pueden pagar un abono de internet para poder estar “conectados” con el resto del mundo, en este sentido también hay que darle una vuelta de rosca y lograr la accesibilidad a la conectividad en cualquier rincón de la tierra. En síntesis, creo que la globalización bien aplicada es positiva, obviamente gestionada como lo está en la actualidad sólo producirá más inestabilidad, más pobreza y desocupación. Este proceso debe dar un giro y apostar al mundo entero, pero para ello, se necesitan políticas para un crecimiento sostenible, equitativo y democrático, renovar y mejorar las
infraestructuras y que el desarrollo se base en cambiar las sociedades, mejorar
la calidad de vida de los grupos de menores recursos, permitiéndoles salir adelante y acceder a la salud y educación a todos los seres humanos, no a unos pocos pero para lograrlo hay que realizar grandes inversiones en salud, educación, investigación y tecnología. Un proceso de globalización bien aplicado seguramente sumará para bajar la inflación, va a contribuir a la circulación de bienes y productos importados, aumentará las inversiones extranjeras, el desarrollo tecnológico, las relaciones con otros países, pero para que este combo se pueda cumplir y lograr en forma óptima necesitamos un mundo más humano, más interesado en el otro, necesitamos una globalización que cambie las bases de las instituciones, terminar con la corrupción y hacer que las grandes corporaciones vean limitado su poder y sean responsables ante el mundo entero. La globalización debe tener matices blancos o negros, para mí los grises no son buena opción.