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REDENCIÓN FINANCIERA

“El rico y el pobre se encuentran; a ambos los hizo Jehová” (Proverbios


22:2).

Días atrás estaba leyendo este texto y pude comprender por qué algunos
tienen éxito y otros no. La raíz de todo está en la clase de naturaleza que
poseemos. Por mucho tiempo pensé que los ricos eran producto de la avaricia
y que los pobres eran las víctimas a las cuales los ricos explotaban. Sin
embargo, en este texto Salomón aclara que todo es cuestión de la naturaleza
que Dios ha dado a cada quien. Por lo general, en el medio en que nos
levantamos es donde adquirimos nuestra naturaleza. Cuando una persona
tiene la naturaleza de pobre y quiere comportarse como rico, va a terminar
endeudado.

Por ejemplo, hay pobres que quieren vivir en el sector de los ricos, entonces
adquieren compromisos financieros que los asfixian y quedan con muchas
deudas que no pueden cumplir. Por otro lado, para los que tienen la naturaleza
de ricos les es fácil atraer la prosperidad, hacer finanzas y multiplicar los
recursos. Henry Ford lo dijo: “Puedes tomar mis fábricas y quemar mis
edificios, pero dame mi personal y de nuevo mi negocio funcionará
perfectamente”.

¿Cómo podemos distinguir si la bendición de Dios está con nosotros o si, en


realidad, estamos cargando con algún tipo de maldición? Todo esto nos es
revelado por la Palabra de Dios. En su libro “Comprado a Precio de
Sangre”(16). El Doctor Derek Prince comparte siete pasos extraídos del
capítulo 28 del libro de Deuteronomio, donde se ven los efectos de la
maldición. Usted puede leerlos a continuación:

 Quebrantamiento o derrumbe mental o emocional.


 Enfermedad crónica o repetida, sobre todo si su carácter es hereditario,
que es la naturaleza de una maldición.
 Problemas femeninos (esterilidad, abortos espontáneos, partos
prematuros, sufrimiento menstrual y toda serie de dificultades de ese
tipo).
 Fracasos matrimoniales, desintegración familiar.
 Insuficiencia financiera.
 Propensión a accidentes.
 Familias con historias de suicidios o de muertes por causas no
naturales.

Cuando Salomón expresó que nunca la maldición viene sin causa, estaba
diciendo que el mal se manifiesta cuando existe un origen.

Lo más importante es identificar la existencia de alguna maldición. Mientras


usted la ignore, el adversario estará ejerciendo control sobre su vida, pues su
estrategia es mantenerse oculto para hacer mayor daño.

Por lo general, el hombre limita el poder de la Palabra de Dios a las


circunstancias; pero así como cada principio bíblico tiene poder para salvar su
alma y sanar su cuerpo, también tiene poder para salvar sus finanzas. No es el
plan de Dios que Sus hijos estén en pobreza o miseria. Durante mucho tiempo
se llegaron a comparar la pobreza y la ruina con la humildad, y algunas
personas han expresado: “Soy humilde porque soy pobre”.

“Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y
serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de
mosto” (Proverbios 3:9-10).

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