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Heme aquí

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces
respondí yo: Heme aquí, envíame a mí”
Isaías 6:8 (RV1960)

William Booth, fundador del Ejército de Salvación, solía expresar lo siguiente: “No digas que no has sido
llamado. ‘No he oído el llamado’ debieras decir. Él te ha estado llamando desde el momento en que perdonó
tus pecados, rogándote que seas su embajador”. Otro evangelista llamado Dwight Moody fue desafiado por
un amigo, quien le dijo: “El mundo está listo para ver lo que Dios puede hacer a través de un hombre que se
ponga en sus manos”. Con gran humildad, Moody le respondió: “Yo seré ese hombre”. En el día de hoy, en un
panorama mundial aun más convulsionado, se precisa gente que se levante como Booth, Moody y el mismo
profeta Isaías, con corazones sensibles y entregados, que no deleguen a otros la responsabilidad que Dios les
ha conferido, y respondan diciendo: “Heme aquí, envíame a mí”. Dios nos ha puesto en este tiempo con un
propósito. ¿Serás de aquellos que respondan afirmativamente a su llamado?

No se trata de nuestras propias capacidades


Moody no fue un hombre educado formalmente ni fue ordenado como ministro, pero hizo temblar a los
Estados Unidos y Europa, porque estaba lleno del Espíritu Santo, y dispuesto a ponerse en las manos de Dios.
En las Escrituras encontramos otra historia inspiradora en la vida de Ester, una joven rodeada de situaciones
desfavorables: era una campesina de pocos recursos que había quedado huérfana desde muy pequeña, y
formaba parte del pueblo de Israel, en un tiempo de cruda persecución hacia los judíos. Sin embargo, Dios la
llamó a influir en las esferas de gobierno, convirtiéndola en reina e interviniendo así en la frustración de un
plan de destrucción contra los judíos. Seguramente el desafío era muy grande y las cualidades naturales
aparentemente escasas, pero una pregunta recibida en su momento de mayor tensión transformaría la
historia de Ester y de los judíos para siempre: “¿Quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (Ester
4:14). Los hijos de Dios en el siglo XXI, procurando día a día la llenura del Espíritu, aceptaremos también el
desafío, sabiendo que Dios nos dará su respaldo, más allá de nuestras fuerzas y capacidades humanas
(Repasar Zacarías 4:6).

Las actitudes de un siervo dispuesto [Basado en Isaías 6:1-8)


La historia de Isaías es un muy buen ejemplo de disposición para ponerse a las órdenes del Señor. Veamos
algunas actitudes de ese siervo de Dios para aplicarlas en nuestro tiempo:
1- Se enfocó en Dios en los momentos de crisis: Isaías respondió a aquel llamado en un momento de
crisis nacional, cuando el buen rey Uzías acababa de morir a consecuencia de la lepra. Fue en el mismo
año de aquella penosa pérdida que Isaías tuvo una visión de la santidad del Señor, que le llevó a
responder a la misión de ser una voz a las naciones (Isaías 6:1, 2 Crónicas 26:4,21). Pregunta de
confrontación para el grupo: ¿Dónde está puesta tu mirada en los momentos de crisis personal, familiar
o nacional? (Leer Hebreos 12:2, Salmo 121:1,2).
2- Se mantuvo en un ambiente de oración: En su visión, Isaías experimentó la presencia de Dios, que
llenaba el templo y provocaba adoración por parte de seres angelicales. Hoy en día nosotros podemos
estar continuamente en su presencia, gracias a la obra redentora de Jesús, quien nos ha hecho templos
vivientes capaces de experimentar su plenitud (Leer 1 Corintios 6:19, Efesios 1:22,23). [Animar al
grupo a sumarse al “Desafío 20-20-20” para fomentar el crecimiento espiritual, dedicando durante el
día 20 minutos a la oración, 20 minutos a la lectura bíblica y 20 minutos a la adoración].
3- Reconoció sus debilidades: Ante la revelación de la santidad de Dios, Isaías tuvo convicción de sus
debilidades y pecados (Isaías 6:5, 2 Corintios 7:9,10). Su humildad provocó una obra de santificación
(leer Isaías 6:7), que le prepararía para desarrollar eficientemente la tarea a la que Dios le había
llamado. Preguntas para conversar con el grupo: ¿Cuáles son los peligros de servir al Señor ocultando
nuestras debilidades? ¿Estás dispuesto a ser franco con Dios en tus tiempos de oración? ¿Te animas a
pedir ayuda a las autoridades que Dios te puso? (Salmo 51:17, Santiago 4:6).

El ejemplo de Jesús [Basado en Isaías 53]


Otra visión que recibió Isaías fue la del “Mesías sufriente”. Gracias a ello, tuvo el privilegio de preanunciar el
sacrificio de Cristo en la cruz unos setecientos años antes de que este evento sucediera. La descripción que allí
se hace nos ofrece una emocionante invitación a identificarnos con Jesús en su disposición de dar todo por
nuestra salvación. Veamos qué otras actitudes podemos tomar de esta experiencia y apliquémoslas para
mantenernos firmes en la obra específica que Dios ha preparado para nosotros el día de hoy (Efesios 2:10):
1- Fue fiel a la misión dada por el Padre a pesar de la oposición y la incredulidad: En Isaías 53:3 se
anuncia que el sacrificio de Cristo sería menospreciado e incomprendido. Los evangelios corroboran
aquello al mostrarnos a Jesús siendo burlado, escupido, blasfemado y retado a bajarse de la cruz. Aun a
pesar del rechazo recibido ante su gran muestra de amor, Jesús se mantuvo firme en su misión y aun
así murió por todos nosotros (Juan 1:10,11; Romanos 5:8). [Guiar al grupo en una oración de
agradecimiento por la salvación. Si hay alguna persona nueva, hacerle recibir a Cristo].
2- Estuvo dispuesto a sufrir y estar incómodo para el beneficio de los que iban a creer: La cruz trajo gran
angustia y aflicción a Jesús (Leer Isaías 53:7; Mateo 26:37,38). Sin embargo, siguió fiel al plan de
salvación de Dios. Pregunta de confrontación para el grupo: ¿Estas dispuesto a invertir tu vida más allá
de tu comodidad para hacer un aporte con tus dones y talentos a este mundo necesitado de Dios?
3- Mantuvo su corazón en santidad a pesar de las pruebas: En Isaías 53:9 se nos muestra el corazón
puro del Señor, sin maldad ni engaño a pesar de las injusticias y agravios recibidos. La Biblia nos habla
también de los héroes de la fe, “de los cuales el mundo no era digno” (Hebreos 11:38), ya que fueron
perseguidos y puestos continuamente a prueba. Hoy también estamos ante un mundo hostil a los
valores cristianos, más aún cuando nos disponemos a ser testigos de Jesucristo. [Leer juntos Hebreos
12:3 y conversar sobre los desafíos del cristiano en el mundo de hoy y cómo superarlos].
4- Vio anticipadamente el fruto de su obra: Isaías 53:11 nos enseña que el Señor podía ver con ojos de fe
los resultados de su obra redentora, entendiendo que su aflicción no sería en vano. Los hijos de Dios
confiamos en nuestro Señor y nos adelantamos a los resultados de nuestras experiencias de fe
aferrándonos a las promesas recibidas en su Palabra (Leer Salmo 119:49,50).
5- Se mantenía en oración ante las situaciones desfavorables: Estando en la cruz, Jesús oró por los
transgresores (Isaías 53:12) y pidió al Padre por el perdón de aquellos que le crucificaban (Lucas
23:34). Asimismo, nosotros debemos seguir este gesto, usando la herramienta de la oración para
avanzar en nuestra misión y en los momentos difíciles que nos toquen vivir (Leer 1 Pedro 2:21-23).

Conclusión
Cristo viene pronto, y esperamos un gran avivamiento en las naciones, la manifestación de los hijos de Dios
(Leer Romanos 8:19,22). ¿Ha comenzado ya el avivamiento en tu corazón? Él quiere usarte, entrenarte como
un soldado en sus filas. Quiere equiparte y edificarte para la obra del ministerio. Los hijos de Dios somos la luz
de este mundo, la fuerza espiritual que impacta con el poder del evangelio en nuestras familias, en los lugares
de trabajo, en las escuelas y universidades, en las esferas públicas, en los medios de
comunicación y en las naciones. Hay un llamado de Dios sobre ti. Dile: “Heme aquí, ¡a tus
órdenes, Señor!”

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