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De acuerdo con el artículo 140º de nuestro Código Civil, al conceptualizar al acto jurídico, dicho
precepto normativo también hace referencia a sus requisitos necesarios (elementos esenciales
de carácter general) que le son comunes, es decir, encontramos cinco requisitos de validez que
fluyen de dicho texto, saber:
1. LA MANIFESTACiÓN DE LA VOLUNTAD:
La voluntad constituye la esencia misma del acto jurídico, pero sólo por la manifestación el
sujeto lo hace conocer. La conjunción de la voluntad y su manifestación es el resultado de un
proceso que va de lo subjetivo a lo objetivo, de la voluntad interna o real a la voluntad
manifestada.
En el proceso de la formación de la voluntad deben distinguirse tres fases: El discernimiento,
es un estado de conciencia determinado por el desarrollo intelectual del individuo que
invistiéndolo de la facultad de conocer en general, lo coloca en condición de formar un juicio
por medio del cual percibe y declara la diferencia que existe entre varias cosas, de apreciar y
juzgar sus actos y de los ajenos, o en términos más simples de distinguir los diversos actos en
sus diferentes categorías.
La intención, consiste en el propósito deliberado de realizar el producir sus efectos.
La libertad, debe entenderse como la espontaneidad de celebrar el acto jurídico. Es la
determinación, la facultad de elección. como consecuencia del discernimiento y de la intención.
Clases de Manifestación:
a) Manifestación expresa-. La manifestación de voluntad es expresa cuando los medios
empleados por le sujeto tienen por finalidad directa e inmediata dar a conocer la voluntad
interna. Tales medios pueden ser el lenguaj.ehablado o escrito y también el mímico.
La declaración expresa mediante la mímica 'se da cuando el sujeto revela gastos o señas, tales
como movimientos de las manos o de la cabeza. Este puede ser un lenguaje tan expresivo como
los anteriores.
El Código, además de dispensar un mejor tratamiento a la manifestación expresa, suprime "la
ejecución de un hecho material. El art. 141 establece que la manifestación de voluntad es
expresa "cuando se formula oralmente, por escrito o por cualquier otro medio directo. Por esto
ultimo debe entenderse el lenguaje mímico más no la "ejecución de un hecho material" que
cae dentro de la noción del "comportamiento" al que se refiere el mismo Art. 141 como
expresión de la manifestación tácíta.
b) Manifestación Tácita-. La manifestación de voluntad es tácita cuando no está dirigido
directamente.a dar a conocer la voluntad interna; esta se deduce de ciertas actitudes o
comportamientos. las actitudes o comportamientos es lo que la doctrina reconoce como falta
concluyente, hechos concluyentes, los cuales deben permitir una presunción de la voluntad de
quien los realiza.
c) El Silencio-. En relación al silencio debe dejarse establecido pues que la doctrina es unánime
en considerar Que, en si mismo no constituye declaración de voluntad. la cuesüón está en
cuanto existe obligación de explicarse y en tal caso, si el silencio es una manifestación tácita o
presunta.
León Barandíarán, criticando el Art. 1077 det Código del 36 y postulando su modificación en el
Proyecto de Reforma. dice que en lo atienente al silencio no se trata simplemente de que exista
o no obligación de explicarse, sino que el asunto mismo acerca de qui tacit consertiré videtur o
non videtur, debe apreciarse según los' antecedentes circunstanciales en un caso determinado.
Así pues, el Código en su Art. 142 ha dejado establecido que "El silencio importa manifestación
de voluntad cuando la ley o al convenio le atribuyen ese significado". la norma se contradice
con la concepción del silencio en la moderna doctrina, pues no.constituye manifestación de
voluntad en ningún sentido ya 'que carece de significado jurídico en sí mismo. El significado
sólo se le puede atribuir la ley o el convenio; la primera con sus normas supletorias; y, el
segundo con la hipótesis y consecuencias previstas.
Manual de la Puente y Susana Zusman dicen que no significa que la ley o el convenio traten de
presumir cuál es la voluntad de silente, sino que se da al silencio el valor de determinada
declaración de voluntad, de tal manera Quesi el sujeto calla, sabe que con ello están dando
lugar a que su actitud tenga los efectos jurídicos que señala la ley o se convenga entre las
partes.
Sólo la ley o el convenio pueden, pues, atribuir significado al silencio.
2. LA CAPACIDAD
Si bien la manifestación de voluntad es la esencia misma del acto jurídico, la sola manifestación
no es suficiente para darle eficacia y validez. Es necesario que la manifestación emane de un
sujeto capaz. La capacidad se constituye por ello, en un segundo requisito de validez.
La capacidad está referida tanto a la persona natural como a la persona jurídica y abarca tanto
la capacidad de goce como la de ejercicio. la capacidad se distingue en capacidad de goce y
capacidad de ejercicio.
La primera denota la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones; la segunda, la
posibilidadde celebrar actos jurídicos por sí.
a) Capacidad de goce-. Tratándose de las personas naturales, la noción de capacidad de goce
está contenida en el Art. I del Código.
Tratándose de las personas jurídicas que, como ya se ha indicado, tienen también personalidad,
su capacidad de goce se da con el inicio de su existencia, ya sea que se trate de personas de
derechos público o de derecho privado, y está en función de su finalidad que, a las primeras se
las asigna la ley Y.a las segundas su acto constitutivo. Pero ambas, además. están sometidas,
en cuanto a su capacidad de goce, a la gran limitación que les impone el ser entre abstractos,
como contraposición a las personas naturales, pues sólo pueden adquirir y teneríos derechos y
contraer las obligaciones que no sean lnflerentes a la condición de la persona humana,
conforme al principio contenido en el Art. 43 del Código de! 36 Y que el nuevo Código no
reftera, sin que ello pueda significar la abrogación de este principio.
Capacidad de goce: es la idoneidad que tiene una persona para adquirir derechos y contraer
obligaciones.
Capacidad de obrar o de ejercicio: es la idoneidad de una persona para ejercer personalmente
tales derechos y cumplir las obligaciones.2
La capacidad va paralela a la personalidad: se debe ser necesariamente persona para tener
capacidad. Por eso algunos jurisconsultos han confundido los términos, que sin embargo son
diferentes. Lo mismo se aplica a la diferenciación entre capacidad de 'goce' y de 'ejercicio'; ya
que de hecho, puede tenerse capacidad de goce mas no de ejercicio, un ejemplo sería
el nasciturus, quien, aunque aún no ha nacido, pero ya puede ser titular de ciertos derechos; o
yéndonos menos al extremo, podríamos hablar de los infantes que son propietarios de un bien
inmueble, y aunque tienen derechos sobre la propiedad, no pueden ejercitar sus derechos
vendiéndola o arrendándola.
La imposibilidad de ejercer o gozar de la capacidad de obrar se conoce como incapacidad'.
En la legislación mexicana, toda persona tiene por el simple hecho de existir capacidad jurídica
o de goce. Esta capacidad se adquiere en el momento del nacimiento y se pierde al morir; sin
embargo, el Código Civil Federal establece que desde el momento en que el individuo es
concebido se le tiene por nacido y está bajo la protección de las Leyes de dicho código.
Para obtener la capacidad de ejercicio deben cumplirse ciertos requisitos que la ley señala. En
el caso de México, se necesita tener 18 años cumplidos, es decir, ser mayor de edad para
ejercer la capacidad. Existe la figura de la emancipación, que permite que un menor pueda
adquirir un grado de capacidad de ejercicio casi idéntica a la de un adulto, excepto que no
puede casarse sin consentimiento de su tutor legal.
Existen casos en que a pesar de cumplir la mayoría de edad, no se puede contar con capacidad
de ejercicio.
En cuanto a las sucesiones, puede estarse incapacitado para heredar si se cumplen ciertas
condiciones, como haber cometido un delito en perjuicio del titular de la herencia, o bien haber
sido el médico o sacerdote personal del fallecido.
En los casos anteriores se dice que quienes estén en ese supuesto son "incapaces" o están en
estado de interdicción. Este tipo de incapacidad es natural y legal; natural porque su condición
humana no les permite ejercer el derecho y legal porque el derecho, desde el punto de vista
objetivo, reconoce dicha imposiblidad de ser capaces en ejercicio.
En el Derecho romano, los esclavos no tenían personalidad, eran reducidos a bienes propiedad
de un dueño y al ser bienes su estatus en la sociedad era de cosas, no de personas.
La licitud civil se refiere a las acciones u omisiones que se encuentran en el comercio, es decir,
aquello que una persona puede hacer o no hacer.- Como contenido (u objeto) de un negocio
jurídico solo puede tenerse en cuenta la conducta positiva o negativa que implique realmente
un recorte o limitación de la libertad jurídica de la persona, es decir, aquello que se puede hacer
o no hacer lícitamente.
Así el propietario de una cosa puede venderla o abstenerse de venderla; puede arrendarla o
abstenerse de arrendarla. Cuando vende o arrienda ha limitado su libertad jurídica, pues ha
quedado obligado a transmitir la propiedad de la cosa al comprador o a permitirle al
arrendatario el goce de ella.
Lo mismo sucede con las obligaciones de no hacer (conducta negativo u omisión). El obligado
ha de abstenerse de realizar una acción que lícitamente le sería posible realizar en
circunstancias ajenas al contrato. Así, el propietario puede edificar en el solar de su propiedad
o abstenerse de hacerlo; puede edificar hasta la altura que quiera etc. Ahora bien, cuando
mediante negocio jurídico el propietario se obliga para con su vecino a no edificar o a edificar
solamente hasta cierta altura, está poniendo como objeto de su negocio una abstención que
se encuentra en el comercio de los hombres, es decir, está recortando lícitamente su libertad.
En cambio el objeto del negocio, esto es, la acción o la omisión, es ilícito cuando una persona
se obliga a realizar una acción u omisión que lícitamente no puede realizar o abstenerse de
realizar, o cuando se obliga a hacer o no hacer lo que ya está obligado a hacer o no hacer.
Conforme a lo dicho, cuatro clases de objetos son ilícitos por no encontrarse en el comercio.
Responsabilidad civil
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La responsabilidad civil es la obligación de resarcir que surge como consecuencia del daño
provocado por un incumplimiento contractual (responsabilidad contractual) o de reparar el
daño que ha causado a otro con el que no existía un vínculo previo (responsabilidad
extracontractual), sea en naturaleza o bien por un equivalente monetario, habitualmente
mediante el pago de una indemnización de perjuicios. Díez-Picazo define la responsabilidad
como «la sujeción de una persona que vulnera un deber de conducta impuesto en interés de
otro sujeto a la obligación de reparar el daño producido».1 Aunque la persona que responde
suele ser la causante del daño, es posible que se haga responsable a una persona distinta del
autor del daño, caso en el que se habla de «responsabilidad por hechos ajenos»,2como ocurre,
por ejemplo, cuando a los padres se les hace responder de los daños causados por sus hijos o
al propietario del vehículo de los daños causados por el conductor con motivo de la circulación.
La responsabilidad civil puede ser contractual o extracontractual. Cuando la norma
jurídica violada es una ley (en sentido amplio), se habla de responsabilidad extracontractual, la
cual a su vez puede ser o bien delictual o penal (si el daño causado fue debido a una acción
tipificada como delito) o cuasi-delictual o no dolosa (si el perjuicio se originó en una falta
involuntaria). Cuando la norma jurídica transgredida es una obligación establecida en una
declaración de voluntad particular (contrato, oferta unilateral, etcétera), se habla entonces de
responsabilidad contractual.
Las obligaciones se clasifican habitualmente como de medios y de resultados, y esto tiene una
gran importancia al determinar la responsabilidad civil contractual. El incumplimiento, que es
uno de los requisitos básicos para que la responsabilidad se produzca, dependerá de la clase
de obligación.3
Cuando una norma o un contrato obligan a una persona a alguna cosa determinada, sea ésta
una acción o una abstención (hacer o no hacer algo), esta obligación se considera de resultado.
Tal es el caso de un transportista que se obliga a llevar determinada mercancía a un destino en
particular. Aquí la responsabilidad es prácticamente automática, pues la víctima sólo debe
probar que el resultado no ha sido alcanzado, y entonces el demandado no podrá escapar a
dicha responsabilidad, excepto si puede probar que el perjuicio proviene de una causa ajena —
por ejemplo, que se debe a un caso fortuito o de fuerza mayor.
Por otra parte, en aquellos casos en que una norma o un contrato sólo obligan al deudor a
actuar con prudencia y diligencia, la obligación es considerada de medios. Este es el caso de la
obligación que tiene un médico respecto a su paciente: el médico no tiene la obligación de
sanarlo, sino de poner sus mejores oficios y conocimientos al servicio del paciente, es decir, de
actuar en forma prudente y diligente (aunque hay excepciones, pues en algunos casos el
médico asume una obligación de resultado, como ocurre en la cirugía estética voluntaria). En
estos casos, la carga de la prueba le corresponde a la víctima o demandante, quien deberá
probar que el agente fue negligente o imprudente al cumplir sus obligaciones.
En el caso de la obligación de medios es más difícil probar la responsabilidad civil, dado que el
incumplimiento no depende sólo de no haber logrado el resultado (en el ejemplo anterior,
sanar al paciente), sino que habría que demostrar que pudo ser posible haberlo logrado, si el
obligado hubiese actuado correctamente.
Responsabilidad extracontractual[editar]
Surge cuando el daño, agravio u otro daño o perjuicio causado no tiene su origen en una
relación contractual, sino en cualquier otro tipo de actividad.
La responsabilidad extracontractual, delictual o aquiliana puede definirse como aquella que
existe cuando una persona causa, ya sea por sí misma, por medio de otra de la que responde o
por una cosa de su propiedad o que posee, un daño a otra persona respecto de la cual no estaba
ligada por un vínculo obligatorio anterior relacionado con el daño producido. Esta área
del derecho civil también se conoce como delitos y cuasidelitos civiles (fuentes de las
obligaciones). Las fuentes principales de las obligaciones extracontractuales son el hecho
ilícito y la gestión de negocios.
Un caso de responsabilidad extracontractual es el que puede surgir por los daños y
perjuicios causados a terceros como consecuencia de actividades que crean riesgos a personas
ajenas a las mismas, como la conducción de un automóvil o el desarrollo de una actividad
industrial.
Otro supuesto es el de la responsabilidad por daños causados por bienes propios: cuando se
desprende un elemento de un edificio y causa lesiones a quien pasa por debajo o cuando
alguien sufre un accidente por el mal estado del suelo. También se es responsable por los daños
y perjuicios que originen los animales de los que se sea propietario.
La responsabilidad puede tener su origen en actos de otra persona, por la que debe responder
un padre por los daños y perjuicios que cause su hijo menor de edad; un empresario por los
que causen sus empleados; y un establecimiento educacional por los causados por sus
alumnos.
Requisitos de la responsabilidad extracontractual[editar]
La responsabilidad extracontractual prevista en las normas legales pertinentes (por ejemplo,
artículos 1708 y siguientes del Código Civil Argentino, 2314 y sgtes. del Código Civil chileno,
1902 del Código Civil Español), entendida como la obligación de reparar el daño causado tanto
por hechos propios como por hechos ajenos, requiere los siguientes presupuestos:
El hecho, comportamiento causante del daño, incluidas las acciones y omisiones.
Frecuentemente es un comportamiento humano, aunque la ley extiende la responsabilidad a
hechos de las cosas (animales y objetos de propiedad del responsable). Este comportamiento
debe ser antijurídico y puede o no ser su origen ilícito. Se entiende por antijurídico aquel
comportamiento que contraviene el principio alterum non laedere que comprende una serie
de deberes que obligan a seguir un comportamiento con corrección y prudencia respecto a
terceros, para que la convivencia sea posible.
La relación de causalidad o nexo causal entre el comportamiento causante del daño y el daño.
En el caso en que concurran una pluralidad de causas causantes del daño, habrá que
determinar si todas ellas son concausas (teoría de la equivalencia) o si una de esas causas es la
única que merece dicho papel por ser la determinante del daño. Se utilizan distintos criterios
para calificar a la causa como determinante de dicho resultado: que dicha causa sea posible o
probablemente la que haya ocasionado el daño (teoría de la causa adecuada), que el hecho sea
el más próximo al daño (teoría de la causa próxima) o que el hecho sea el más eficiente o con
más fuerza determinante del daño (teoría de la causa eficiente).
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
El incumplimiento de una obligación nacida de un contrato se denomina responsabilidad
contractual. El problema de la responsabilidad contractual es fundamental en la ciencia jurídica
porque la responsabilidad contractual y sus límites han durado desde Roma hasta nuestros
días.
El primitivo derecho romano, no conocía el término obligación, pero se basaba en la palabra
"nexum" cuyo significado es ligar, anudar. Este vínculo tenía un carácter material ya que el
deudor que no pagaba podía ser encadenado por el acreedor para hacerle responder por su
deuda con su propio cuerpo. En la época clásica no era considerada la culpa subjetiva del
deudor sino la causa objetiva del incumplimiento, pero posteriormente,
el pensamiento Justinianeo valoró la conducta subjetiva del deudor refiriéndola a
lo objetivo del incumplimiento.
En Tabasco, que pueda hablarse de la responsabilidad contractual, es menester la previa
existencia del contrato válido, que haya sido perfeccionado por el consentimiento de las partes,
revistiendo la forma que la Ley señala para cada caso, y que por lo anterior obliga no solo al
cumplimiento de lo pactado, sino también a todas las consecuencias de su naturaleza, sea éste
unilateral, bilateral, oneroso, conmutativo, consensual, instantáneo o de tracto sucesivo,
encontrándose en la falta a su puntual cumplimiento - salvo las excepciones consignadas en la
ley – por las personas que los otorgan y sus causahabientes, la causa de su rescisión y/o la
correspondiente responsabilidad del pago de daños y perjuicios, si los hubiere.
Cabe hacer notar como ejemplo un señalamiento expreso en nuestro Código Civil, en relación
al cumplimiento que encontramos en el caso específico de la compraventa a plazos de un
inmueble que el comprador ocupe como casa habitación, ya que al existir incumplimiento del
comprador en cuanto a las demás obligaciones que resulten a su cargo, el vendedor podrá
exigir en todo tiempo su cumplimiento forzoso y el pago de daños y perjuicios.
Para poder proseguir, es menester señalar que nuestro Código prevé la regulación de
la responsabilidad civil proveniente del incumplimiento de un contrato por las partes al
celebrarse éste, lo que retomaremos en el siguiente tema, sin el cual,
esta información carecería de importancia.
DIFERENCIAS ENTRE LA RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL
Una de las diferencias fundamentales entre la responsabilidad contractual y la extracontractual
reside en la carga de la prueba, pues en la responsabilidad derivada de un contrato, el acreedor
de la respectiva prestación no está obligado a demostrar la culpa del deudor, ya que ésta se
presume en tanto el segundo no demuestre que su incumplimiento o el atraso no le son
imputables, como el caso fortuito o la fuerza mayor; en cambio, en la responsabilidad
extracontractual le compete al damnificado demostrar la culpabilidad del autor del acto lícito.
Esto se formula claramente en la siguiente tesis jurisprudencial:
«Mientras en la responsabilidad contractual, el autor del daño y su víctima han creado por su
voluntad (el contrato que celebraron), la posibilidad del daño, en la extracontractual esta
posibilidad no ha sido creada por los contratantes. Estos, en la primera, están vinculados con
anterioridad al hecho productor de la responsabilidad, y en la extracontractual el vínculo nace
por la realización de los hechos daсosos y en los precisos momentos en que esta realización
tiene lugar. Además, en la responsabilidad contractual hay una obligación precisa de efectuar
un hecho determinado, cuya falta de ejecución determina dicha responsabilidad, en tanto que
en la extracontractual no existe obligación alguna determinada.»
Los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes. Obligan tanto a lo que se
expresa en ellos, como a las consecuencias que la equidad, el uso o la ley hacen nacer de la
obligación, según la naturaleza de ésta.
La diferencia entre ésta y la extracontractual, para los efectos prácticos de la litis, es que en la
contractual basta demostrar el incumplimiento para que se presuma la culpa. El daño cuyo
resarcimiento se persigue, tiene como origen el incumplimiento del deber de cuidado atribuible
al que se imputa como responsable, con motivo de la relación contractual por la cual su
contraparte se compromete a hacer o dar, a cambio del pago de un preciodeterminado.
Otra diferencia importante entre ambas, es que la responsabilidad contractual puede ser
limitada mediante una cláusula limitadora de la responsabilidad (cláusula penal, por ejemplo),
si bien existen excepciones. En el ámbito de la responsabilidad extracontractual no existen las
cláusulas de exoneración de la responsabilidad porque no existe contrato.
La responsabilidad civil extracontractual subjetiva, establecida desde los tiempos de la antigua
Roma, en la que la Ley de las XII Tablas autorizaba a los acreedores a conducir después de
sesenta días de prisionero al deudor para venderlo como esclavo, fue desarrollada por obra de
los juristas medievales en relación al daño, a nivel federal se vincula a la necesidad de demostrar
la culpa (negligencia, imprudencia o impericia), o el dolo, en los cuales se sustenta la
responsabilidad del agente dañoso.
En nuestro Estado, esta figura jurídica encuentra su asidero en el artículo 2024 del Código
Civil del Estado de Tabasco, que prescribe la obligación de reparar los daños junto con los
perjuicios, sin considerar para ello el dolo, la culpa, la negligencia o la imprudencia.
Dicho ordinal, a su vez, se engarza en el principio general contenido en la fracción B - IV del
Artículo 20 de la Carta Magna, que garantiza el amparojudicial para efectos de reparación a
quienes hayan sufrido daños en su persona, propiedad o intereses morales. Esta norma legal
establece la relación entre el daño -perjuicio- y la reparación y el nexo de referencia, precisa la
concurrencia de ciertos elementos, a saber, el daño causado, la antijuricidad y la culpabilidad.
No esta de más decir una vez más, aunque en la clase se haya repetido hasta el cansancio, que
debe mediar un vínculo causal entre la conducta -antijurídica y culpable- y el daño. De manera
que, frente a la verificación de un comportamiento ilícito -doloso o culposo- atribuible a un
sujeto (responsabilidad subjetiva), causante del daño, surge la obligación de reparación.
Conviene también señalar que la imputación de tal conducta al agente provocador puede ser
por un comportamiento enteramente suyo, es decir, por hecho propio; o bien, por una
conducta de otro, sea, por hecho ajeno, cuyo autor no ha tenido relación jurídica previa con el
ofendido.
Ello determina la diferencia entre responsabilidad directa e indirecta, dando lugar así, a la
regulación legal de la responsabilidad civil extracontractual subjetiva e indirecta, que integra
los conceptos de "culpa in eligiendo" y "culpa in vigilando". Asimismo, la conducta puede ser
comisiva u omisiva. Esta última aflora, por lo general, como consecuencia de un proceder
negligente del provocador del daño; sea, sin el concurso de la diligencia debida.
CASOS EN LOS QUE PUEDE HABER CONFUSIÓN SOBRE LA EXISTENCIA DE RESPONSABILIDAD
CONTRACTUAL O EXTRACONTRACTUAL.
No siempre el que falta al cumplimiento de una obligación contractual es responsable de daños
y perjuicios, pues es sabido que, en lo general, nadie responde de casos fortuitos, ni de fuerza
mayor, ni de falta levísima; de manera que puede existir y comprobarse la falta de
cumplimiento de una obligación contractual, por parte del deudor, sin que a cargo de éste
exista responsabilidad alguna, cuando justifica debidamente aquellos extremos.
Casos en que la distinción es clara:
La responsabilidad es extracontractual cuando no existe relación contractual
La responsabilidad es contractual cuando la demanda dirigida por el acreedor insatisfecho
pretende la entrega o la reparación de la prestación.
En la culpa contractual existe el supuesto de que el acusado que no cumple con los
compromisos es porque no quiere y es el responsable final. El demandante solo tiene que
probar que existe un contrato y que el demandado tenía que cumplirlo. En estas circunstancias
el demandado tiene que demostrar que si no ha cumplido algo del contrato no ha sido por su
culpa, para poder liberarse de las acusaciones.
Hay supuestos que rompen o interfieren la relación causal como son la fuerza mayor o caso
fortuito a quien incumple el contrato, ya que se rompe el nexo causal entre la acción y el
resultado, debido a que la consecuencia del daño es producida por una fuerza mayor o caso
fortuito imprevisible y no a la acción humana.
La fuerza mayor son situaciones que no se pueden prevenir ni evitar y suceden de forma
excepcional por ejemplo desastres naturales (terremotos, ciclones, inundaciones, etc).
Caso fortuito son situaciones que se pueden prever, pero no se puede hacer nada para evitarlas.
Se contrata un viaje de sky a los Alpes y cuando llegas allí empieza a nevar y no puedes salir del
hotel por las nevadas.
Ambos conceptos no se podrán imputar a la acción humana y son imprevisibles e inevitables.
Estos conceptos se distinguen por el grado de evitabilidad mientras que el caso fortuito es un
suceso que no se puede prever, pero de haberlo previsto se podía evitar. Por ejemplo, no haber
contratado el viaje combinado de sky a los Alpes en esas fechas. La fuerza mayor es un caso
inevitable, aunque se hubiera previsto.
Responsabilidad civil extracontractual por hechos propios suele ser producido por un
comportamiento humano o de animales y objetos propiedad del responsable. Carácter
objetivo son producidos por la relación directa entre el sujeto y el daño producido. Carácter
subjetivo se genera como consecuencia de la actuación del sujeto que produce el daño.
Responsabilidad civil extracontractual por hechos ajenos son los producidos por aquellas
personas de los cuales se responde si causan daños.
Los padres que son responsables de los daños ocasionados por sus hijos que se encuentren
bajo su tutela.
Profesores que son responsables de los daños ocasionados por los alumnos menores de edad
mientras se encuentran en el colegio o desarrollando actividades escolares y extraescolares.
Empresarios responsables de sus trabajadores y de los posibles daños que ocasionen en el
servicio de los ramos en que estuvieran contratados.
Tutor responsable de los daños ocasionados por el menor que se encuentren bajo su tutela.
Principios que tienen que producirse para la responsabilidad civil extracontractual
Es necesario que concurran una serie de circunstancias para que se produzca la responsabilidad
extracontractual. Una circunstancia objetiva donde se produce un daño o lesión, una
circunstancia subjetiva que genere una conducta imprudente o negligente hacia la persona o
entidad que recibe la acción y finalmente la relación causal entre la acción y el daño producido.
Que existan una serie de circunstancias que permitan hacer responsable de la responsabilidad
civil extracontractual.
Comportamiento de omisión o acción.
Tiene que existir una relación causal entre la acción u omisión y el daño.
La acción u omisión debe acarrear un daño.
Situaciones en las que se exime la responsabilidad civil extracontractual
Legítima defensa.
Fuerza mayor o caso fortuito.
Consentimiento del perjudicado.
Estado de necesidad.
Culpa exclusiva del perjudicado o víctima.
Formas de resarcimiento o reparación del daño ocasionado en la responsabilidad
extracontractual
Se deben de analizar las formas para que dicho resarcimiento o reparación sea efectiva y pueda
compensar al sujeto perjudicado.
Las formas mas recocinas y utilizadas son por una parte la reparación en forma específica o in
natura y la reparación por equivalente pecuniario. Ambas formas de reparación presentan
características similares, ya que actúan sobre las consecuencias perjudiciales de un hecho
dañoso, por lo que constituyen una reacción frente a un daño ya producido.
Reparación en forma especifica o in natura consiste en proceder a reparar o sustituir la cosa o
el objeto dañado. La finalidad es reponer el objeto a su estado original antes de producirse el
daño.
Reparación por equivalente pecuniario consiste en la entrega al perjudicado de una cantidad
de dinero. Para perjuicios patrimoniales esa cantidad debe de ser equivalente al valor
económico del daño sufrido. Para perjuicios extrapatrimoniales la cantidad económica debe de
ser suficiente para que compense el daño sufrido por el perjudicado.