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Revista Realidad 130, 2011

¿Primer grito de independencia?


Breves consideraciones sobre la visión
nacionalista del levantamiento de 1811 en
la Provincia de San Salvador
Gerardo Monterrosa
Instituto de Investigaciones
Dr. José María Luis Mora
México

Resumen: El presente ensayo examina


críticamente la afirmación según la cual
la declaración de independencia de
1821 sería la culminación de un proce-
so que habría iniciado con los hechos
del 5 de noviembre de 1811. Más que
de un “primer grito de independencia”
de 1811, que sería el antecedente necesario
de 1821, sería más apropiado hablar de un creciente
sentimiento de autonomía por parte de los grupos crio-
llos de la provincia de San Salvador.
Abstract: This paper critically examines the assertion
that states that the declaration of independence in 1821 is the con-
clusion of a process that would have started on November 5th. of
1811. It would be more precise to state that there was a growing
feeling of authonomy from the criollos of the province of San
Salvador, rather than a "primer grito de independencia', a
first declaration of independence in 1811.

“Desde el inolvidable 5 de noviembre de


1811, San Salvador había sido en el antiguo Reino
de Guatemala el motor propulsor del movimiento
emancipador. Por boca del ilustre patricio Don
Manuel José Arce, quien proclamó frente al his-
tórico Cabildo que ya no había Rey, ni Capitán
General y que sólo debía obediencia a los alcaldes
electos por el pueblo. La patria había dado su pri-
mera voz”.
Dr. Pedro Molina y Morales1

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E
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l 15 de septiembre de 1961 en América Latina. Y en este cris-
una celebración irrumpió en el pado ambiente, la indiferencia gu-
seno de una sociedad salvado- bernamental hacia la investigación
reña convulsionada por la inestabi- tuvo una pausa: se convocó a un
lidad política. En enero de ese año concurso de ensayo para conme-
un Directorio Militar había tomado morar 150 años del Primer Grito de
el poder a través de un golpe de Es- Independencia de Centroamérica.
tado. La Revolución cubana –con su Las palabras del Dr. Pedro Moli-
discurso antiimperialista– inspiraba na –académico de número de la
a las organizaciones de izquierda Academia Salvadoreña de Historia–
que habían sido proscritas por el recordaron el heroico día cuando
régimen. Asimismo, en Punta del los ilustres patricios defenestraron
Este se habían definido los objetivos el dominio español ejercido durante
para contener el avance comunista tres centurias. Según Molina,

resulta de estricta lógica afirmar que la revolución de


Noviembre de 1811 cuajó en la obtención de su altísimo
objetivo, el día en que, en Guatemala, la junta de Notables
reunidas en el Salón del Real Acuerdo del Palacio de la
Capitanía General, aquella mañana del 15 de septiembre
de 1821, ratificó la voluntad unánime de los pueblos cen-
troamericanos de entrar en el ejercicio de sus derechos
soberanos2.

A cuarenta y nueve años del el significado de aquellos sucesos


esbozo historiográfico de Molina se en el cabildo de San Salvador ocu-
aproxima el bicentenario de estos pan un lugar central. Así lo demues-
acontecimientos. Las universidades tra el artículo de Elena Salamanca
y los medios de comunicación han publicado en un período salvado-
iniciado los preparativos para divul- reño, el cual expresa las siguientes
gar información sobre dicho evento. inquietudes:
Nuevamente, las interrogantes sobre

Como ciudadanos debemos buscar la manera de participar,


preguntar y proponer reflexiones y debates. No es posible
que de pocos dependa la decisión de la memoria: qué se
recordará, de qué dependerá la memoria de un momento
importante para la historia de la nación, para sus ciudada-
nos, qué se debatirá y preguntará. Tampoco es posible que
el Estado, el encargado de conmemorar, celebrar, analizar,
proyectar y vivir estos 200 años de vida propia, de país, de
nación, de territorio propio, de historia extraviada, mal con-

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tada o desangrada, no proponga, no reflexione y no actúe.
Al menos hasta la fecha3.

Un aspecto interesante –y que rastrear las dificultades e indagar los


empalma directamente con nuestro problemas que impedían y retrasa-
tema– es el adjetivo que Salamanca ron las soluciones que finalmente se
otorga a la celebración: “200 años impusieron”4.
de vida propia”. Al respecto cabe
preguntarnos: ¿se constituyó El Y precisamente, este es el ob-
Salvador como nación desde esa jetivo que desarrollaremos en el
fecha? Los trabajos historiográficos presente artículo, a saber, proble-
–de reciente elaboración– cuestio- matizar el levantamiento del 5 de
nan esta interpretación, sin embargo noviembre de 1811 en la Provincia
y en este caso particular, el anclaje de San Salvador. La consideración y
en una visión nacionalista sigue im- crítica de dos premisas explicativas
poniéndose. ¿Conmemoraremos en contenidas en el estudio de Carlos
2011 el “primer grito de indepen- Meléndez Chaverri5, constituirán
dencia”? Definitivamente no, pero sus vectores: a) la perspectiva inde-
la pregunta tiene cabida por los pendentista que otorga a los acon-
estudios de corte teleológico que se tecimientos y b) la postulación de
originaron en el siglo XIX y XX. Im- las ideas ilustradas y la Revolución
buidos en la empresa constructora estadounidense como paradigmas
de la identidad nacional cometieron programáticos de los líderes del le-
un error capital que es necesario se- vantamiento. La premisa básica para
ñalar, a saber, colocaron como telos rebatir estos postulados radicará en
explicativo el fenómeno que debían la consideración del clima político
problematizar. En otras palabras, la imperante en aquellos años, pues
independencia se convirtió en ele- como indica Sajid Herrera, “los le-
mento que hala todo el proceso y lo vantamientos populares, ocurridos
cobija bajo su manto interpretativo. en la Provincia de San Salvador, en
Los idearios propios de una época, noviembre de 1811, se convierten
las condiciones obturadoras y posi- para los estudiosos en un escenario
bilitantes –empleando un lenguaje no sólo de disputas, sino también
zubiriano–, así como los virajes de una paulatina transformación de
coyunturales se hallan subsumidos mentalidades”6.
por una categoría que emerge como
vector insoslayable. Estamos, como Empero, ¿hacia dónde apuntaba
bien lo indica Carlos Garriga, “fren- ese cambio de mentalidad que se
te a una historiografía que desdibuja desplegaba en los grupos disiden-
u oculta los problemas en busca tes? ¿Qué exigencias acompañaron
de soluciones que terminaron por la protesta? Definitivamente, el telos
consolidarse, nuestro propósito es de ruptura –que impera en el trabajo

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Chaverri– queda cuestionado cuando teleológica de Meléndez Chaverri
las respuestas a estas interrogantes desde la interpretación que Mónica
se esbozan desde la situacionalidad Quijada realiza sobre este tipo de
política de 1811, y no desde cate- reconstrucción historiográfica.
gorías ajenas a los acontecimien-
tos. Por consiguiente, el contexto Antes de concluir esta intro-
internacional, la tradición política ducción resulta imperioso ponderar
que acompañó al levantamiento, el –pese a las críticas que ahora realiza-
entramado económico de la Provin- mos– el valioso nicho de análisis que
cia de San Salvador y las demandas representan las obras anteriormente
más sentidas de la población, nos citadas. Por supuesto, lo interesante
permiten hablar de un creciente no es repetir sus postulados, sino
sentimiento de autonomía, no de un hurgar –desde parámetros herme-
primer grito de independencia. En néuticos– en la construcción de la
resumen, nuestro derrotero será el identidad nacional que éstas efectua-
siguiente: a) hurgar en las causas que ron. Convencidos que la disciplina
provocaron la protesta acaecida entre historiográfica crece en la exégesis
el 4 y el 6 de noviembre de 1811 en y no en la apologética, entremos en
San Salvador y b) analizar la lectura materia.

1. Piezas de una visión teleológica: La independencia total

El concurso organizado en es analizada desde su formación en


1961 premió con el segundo lugar la Universidad San Carlos de Gua-
–de los once trabajos presenta- temala, el protagonismo en los su-
dos– el ensayo de Carlos Meléndez cesos de 1811 y 1821, así como la
Chaverri. El principal objetivo de su ferviente lucha que entabló en pro
investigación –según lo indica este del federalismo centroamericano.
autor– consistió en “comprender Asimismo, los fines del movimiento
el vínculo de este patriota (Matías que irrumpió el 5 de noviembre de
Delgado) con todo el acontecer 1811, son analizados por Meléndez
histórico, sustrayéndonos de hacer Chaverri a partir de la proclama que
una historia humana, desligada los mismos protagonistas del levan-
de todas conexiones y tendencias tamiento redactaron e intitularon
imperantes”7. Chaverri logra su co- <relación histórica>. La descripción
metido, pues la figura de Delgado que realiza es cuestionable:

El documento que entramos a comentar es verdadero expo-


nente del espíritu de la época y comienza con una elocuen-
te exposición de los fundamentos morales que justifican la
rebelión. Señala luego, en su relación, los actos opresivos
del gobierno colonial, con el objetivo de justificar el paso

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que se da, de llegar a poseer “la felicidad de rehacernos
de los derechos naturales y civiles que ha tres siglos están
usurpados”. El pueblo busca pues reasumir su potestad
soberana, lo que en buenas palabras quiere decir indepen-
dencia total de España8.

En los anexos de su ensayo Cha- Latina durante el primer cuarto del


verri coloca –de manera íntegra– la siglo XIX es innegable. En nuestro
“relación histórica”. Sin embargo, trabajo, los acontecimientos gesta-
cuando revisamos los argumen- dos en aquel período histórico per-
tos ninguno de ellos conduce a la miten esbozar la siguiente interro-
conclusión que el autor señala en gante: ¿Qué reacciones generó en el
el párrafo anteriormente citado. Reino de Guatemala la abdicación
Alejándonos de esta hermenéutica –obligada por la invasión napoleó-
–a modo de digresión explicativa nica– de Fernando VII? La respuesta
del levantamiento de 1811– encon- puede estructurarse –grosso modo–
tramos dos aspectos que subyacen desde dos posturas: lealtad al Rey
en dicho documento: a) una teoría depuesto y un interés por definir la
pactista como fundamento de la ac- participación del Cabildo capitalino
ción realizada por los criollos y b) un dentro del cuerpo político. A dife-
sentimiento anti-españolista suscitado rencia de México y Caracas –por ci-
por el cobro de tributos asfixiantes. tar algunos ejemplos– el Cabildo de
Es importante realizar en este pun- Guatemala no pidió la formación de
to una aclaración con respecto a su propia Junta. Sin embargo, como
nuestro ensayo: las protestas de este lo indica Jordana Dym, a mediados
tipo se gestaron en varios pueblos y de noviembre de 1808 el regidor
villas de la Provincia, sin embargo, Peynado propuso que Guatemala,
centraremos nuestra atención –en como capital del reino, exigiera
mayor medida pero sin descartar los ser invitada a nombrar “vocales
elementos comunes– en los sucesos y diputados” a las Cortes porque
del 5 de noviembre. Procedamos con “mediante las ocurrencias de la
orden y dilucidemos cada uno de Metrópoli juzga se harán cortes y
estos puntos. La dinámica consistirá por de pronto que se formará una
en apoyarnos en un fragmento de la junta central9.
<relación histórica> para explicitar
las causas, desarrollo y objetivos que Un enorme espacio político se
encarnó este levantamiento. abrió tras los sucesos de Bayona.
En este sentido, el Capitán General
1.1. La reconfiguración del Cabildo González Saravia observaba con
preocupación las peticiones de los
La importancia de 1808 para criollos por aumentar la autori-
comprender los sucesos en América dad y su papel en el Cabildo. No

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obstante, los temores se disiparon contra las tropas invasoras francesas
cuando el 20 de enero de 1809 y la aparición de una Regencia que
llegó la noticia de la creación de asumió el rumbo de la monarquía
la Suprema Junta Central. El in- acéfala– permearon en el Reino de
terregno encontraba una fuente Guatemala. La exigencia de dere-
de poder, por supuesto, mientras chos en la toma de decisiones ante
Fernando VII retornara al trono. sLa esta coyuntura especial comenzó
inestabilidad política que se forjó a tomar concreción. Al respecto
en España –campañas de guerra apunta Dym:

Si en junio de 1808 el cabildo había reconocido su estatus


de subalterno y esperaba la decisión del capitán general de
convocar una junta general de las autoridades principales
de la capital para discutir el evento trascendental y juró
su fidelidad con las demás autoridades, en enero de 1809
había asumido un sentimiento de representación especial,
o “superioridad” que pudo describir como una constitu-
yente de la soberanía española en 1810. En menos de dos
años, aprendió a actuar no solamente de acuerdo con las
expectativas españolas, sino por su propia autoridad sin
reclamación alguna10.

Como podemos observar, la y el carácter del levantamiento


crisis que conmocionó a España en en San Salvador, abriendo pautas
1808 originó exigencias que recon- explicativas para contrastarlas –pos-
figuraron el escenario político11. En teriormente– con la visión teleoló-
este punto, aparece una interrogante gica de Meléndez Chaverri. En este
clave para enrumbar nuestra digre- punto resulta imperioso explicar el
sión: ¿Qué tipo de pretensiones polí- deseo de autonomía que impulsó a
ticas permearon la revuelta de 1811 los criollos san salvadoreños en el
en San Salvador? La respuesta a esta levantamiento. Iniciemos revisando
pregunta nos brindará un espacio la “relación histórica”, donde obser-
para examinar los acontecimientos vamos los objetivos que trazaron:

Allí nuevamente requerido el pueblo de si era aquella su


voluntad invariante, dijo: que sí, y para afianzar más su
obligación, juró solemnemente un ciego obedecimiento
a este Cuerpo instalado bajo la religión cristiana, bajo las
leyes municipales, bajo la superioridad de las Cortes, en
todo lo justo y bajo el nombre de nuestro amado Fernando
VII, oponiendo a la fuerza que quiera contrastar esta de-
terminación. (…) y dejando abiertas las discusiones para

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las sucesivas juntas que serán ya con representación de los
cabildos restantes de la provincia, a quienes se convoca12.

Con estas palabras se justifica- eran miembros de las principales fa-


ron los acontecimientos que dieron milias criollas san salvadoreñas, quie-
inicio en aquella madrugada del 4 nes representaban al sector moderado
de noviembre. Ante la noticia del de los días anteriores13.
arresto del sacerdote Manuel Aguilar
por autoridades de la Capitanía Ge- La inserción en el Cabildo
neral, un nutrido número de perso- de los principales líderes del le-
nas –convocados por los alcaldes de vantamiento expresa un elemento
barrio de la ciudad y algunos líderes importante: la participación directa
criollos– se reunieron para protestar de los criollos en la toma de deci-
contra el gobierno. En la agitación –y siones dentro del cuerpo político
ante los disturbios que comenzaron de la Monarquía. Reconocían la
a gestarse– los criollos que dirigían superioridad de las Cortes y en-
el movimiento decidieron convocar tablaron negociaciones con las
a un cabildo. Mientras el intendente autoridades españolas radicadas en
González Ulloa se hallaba confinado Guatemala, sin embargo, exigieron
en su casa, el establecimiento de nue- su participación en la discusión de
vas autoridades sosegó la agitación. los problemas locales. No obstante,
En este sentido, el presbítero José el otro objetivo de los líderes del
Matías Delgado –principal precursor levantamiento quedó sin efecto. Es
del “primer grito de independencia”, decir, San Salvador no se convirtió
según Chaverri– se encargó de apa- en el centro político de la Provincia
ciguar los ánimos. Y buenas razones o, en otras palabras, en el enclave
tenía para hacerlo. Al día siguiente, neurálgico donde los representan-
como señala Sajid Herrera, se eligió tes de la Intendencia discutirían
un nuevo gobierno en San Salvador. los problemas que afrontaban y las
Con la participación de las princi- estrategias a implementar ante el
pales familias criollas de la ciudad nuevo escenario. Por el contrario,
y de los habitantes de los barrios de las reacciones de las demás ciu-
ésta, se procedió a nombrar un nue- dades y villas de españoles –sobre
vo intendente, José Mariano Batres, todo Santa Ana, San Vicente y San
oriundo de Guatemala, y al nuevo Miguel– se caracterizaron por el re-
ayuntamiento compuesto por Leo- chazo ante dichos propósitos. El Dr.
nardo Fagoaga, José María Villaseñor, Don Manuel Antonio Molina, un
Bernardo Arce, Domingo Durán, Juan destacado monarquista que fungía
Delgado, Fernando Silva, Manuel como vicario de San Vicente, vili-
Morales, Miguel Rivera, Francisco Va- pendió dicha invitación y denunció
llesco, Tomás Carrillo y Juan Manuel las verdaderas intenciones de los
Rodríguez. La mayoría de los electos signatarios de la “relación histórica”.

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Al respecto afirmaba Molina:

Os dirán que no se falta al Rey, pues se jura a nuestro sus-


pirado Fernando VII; mas les debéis responder que abusan
sacrílegamente de la Religión, porque este nuevo juramen-
to no es más que un medio de que se sirven para paliar
y poder quebrantar sin mayor nota la sagrada obligación
de los que hemos hecho antes, y así introducir la novedad
que pretenden. Os dirán que no se falta al Rey, sino a
sus Ministros. Responded que esto es incompatible, pues
aquél no puede mandarnos sino por medio de éstos; que
en esta virtud lo representan, hacen sus veces, y mediando
para ejercer su autoridad, también median para recibir el
respeto y obediencia que a él debemos. San Pedro dice
que obedezcamos con sumisión a cualquiera que tenga
autoridad pública, considerando en éste la de Dios: que
obedezcamos no sólo al rey que se halla revestido de la
suprema autoridad, sino también a los que gobiernan como
Ministros enviados suyos14.

Las recriminaciones no queda- lo exigía. Por lo tanto, el objetivo


ron sólo en discursos, las acciones de los criollos de San Salvador se
bélicas para frenar este levanta- había cumplido parcialmente. En la
miento y sus implicaciones sedicio- plaza pública de San Miguel de la
sas fueron contempladas. Es más, el Frontera era quemada la proclama
alcalde primero de San Vicente –sin de los líderes del levantamien-
contar con las órdenes del Capitán to –que contenía una invitación
General José de Bustamante– formó a enviar representantes– y con el
unas milicias compuestas por repre- humo emanado de esta acción se
sentantes de San Miguel, Olancho, difuminaron sus pretensiones pro-
Usulután y la ciudad que regía. vinciales. Las negociaciones con las
Unos 250 hombres estaban listos autoridades españolas del Reino de
a intervenir en San Salvador si la Guatemala marcaron el desenlace.
dinámica de los acontecimientos así Así lo describe Jordana Dym:

Agradecido por las muestras de lealtad de estos ayunta-


mientos y la circular mandada por Guatemala sosteniendo
la lealtad, el Capitán General Bustamante accedió a la tác-
tica propuesta por el cabildo de mandar negociadores para
poner fin a la convulsión. Nombró un sujeto propuesto por
el cabildo –José Aycinena, un antiguo regidor guatemalte-
co– como intendente de San Salvador y aceptó la oferta del

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cabildo capitalino de mandar su regidor permanente, José
María Peynado, como mediador. Sólo la audiencia, vién-
dose al margen de decisiones importantes, no apreció esta
solución, la cual logró que los insurrectos de San Salvador
aceptaran una amnistía y la autoridad de los oficiales reales,
aumentando la influencia de los cabildos “leales”15.

No obstante, realizar un análisis rimentaba para 1811 la Provincia


del levantamiento señalando única- de San Salvador.
mente la urdimbre política y las in-
fluencias exógenas que posibilitaron 1.2. El resentimiento hacia los
la acción de los criollos san salva- Chapetones
doreños conlleva a un olvido de los
“generadores materiales”. Los jue- Una aseveración –que explica-
gos de poder no representan epife- remos procesualmente– inaugura
nómenos del factor económico, em- este apartado: a principios del siglo
pero, el análisis de éstos soslayando XIX ser colonia resultaba bastante
la materialidad nos conduce por caro. La situación para la Corona
relatos que ignoran a los hombres no era nada favorable. Imbuida
de carne y hueso. Lo mismo cabe en constantes conflictos con otras
indicar con respecto a los factores potencias europeas, la inestabilidad
externos, pues sin una interrelación económica constituía el denomina-
adecuada con exigencias más con- dor común. Esta situación se agudi-
cretas –podríamos decir regiona- zaba aún más ante el ingente gasto
les– el cuadro historiográfico luce militar y las constantes interrup-
incompleto. Tomando en cuenta ciones del mercado internacional.
el postulado anterior focalizaremos Inmersa en este ambiente adverso,
nuestra atención en el tema de los la Provincia de San Salvador se
tributos, aspecto fundamental para identificaba –ante el mercado– por
comprender el anti-españolismo su producción y exportación de
que encarnó el levantamiento y las añil. Empero, como lo indica Héc-
condiciones económicas que expe- tor Lindo,

el deterioro de la producción añilera comenzó hacia finales


del siglo XVIII. Cuando se interrumpieron los flujos comer-
ciales en 1789 y la cosecha tuvo que mandarse a Veracruz,
comenzaron a subir los costos. Cuatro cosechas enteras
tuvieron que embodegarse antes de que se reanudaran los
embarques en 1802. Y no había alivio: en el momento que
el añil finalmente salía de Europa, descendía una plaga de
Chapulín que acabó con la siguiente cosecha y arreciaba la
competencia del añil venezolano e indio16.

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Las secuelas de esta crisis pa- tamiento de 1811 tenían otro enor-
saron factura a la ciudad principal: me problema: el poder que ejercían
San Salvador. Con menos de 15,000 sobre ellos los comerciantes-expor-
habitantes, 614 de los cuales eran tadores de la ciudad de Guatemala.
españoles,17 su economía era pre- Esta situación –tomando las pala-
dominantemente rural y en gran bras de Sajid Herrera– “condujo a
medida dedicada a la subsistencia. que los provincianos san salvadore-
Ante unas Reformas Borbónicas ños se plantearan y llevaran a cabo
que tuvieron más éxito en mejorar estrategias de carácter autonomistas:
la recaudación fiscal que en fomen- petición de un obispado, creación
tar el comercio, todo el panorama de un Montepío de cosecheros
resultaba sombrío. Hacia 1807, de añil, mayor incidencia en el
la Corona empleaba a 212 civiles poder local a través de los curatos
para administrar San Salvador y los y ayuntamientos”19. Pese a los in-
principales ingresos se obtenían de tereses económicos que encarnan
impuestos sobre venta (tabaco y estas élites y su protagonismo en
aguardiente), las alcabalas –las cua- el levantamiento, resulta indebido
les habían aumentado en los años explicar este hecho histórico desde
que nos conciernen– y el cobro esta unívoca relación causal. Los
del fondo de mulatos. La sumatoria tributos desmedidos también eran
entre crisis del añil y tributación sufridos por las demás capas de la
excesiva arrojó como resultado un población. Ejemplo de ello fue la
ambiente tenso y beligerante. Se- heterogeneidad de los participantes
gún Héctor Lindo, “si bien es cierto en la rebelión de San Salvador y las
que la provincia de San Salvador ciudades de Usulután, Metapán,
descansaba sobre una economía Santa Ana y Santiago Nonualco.
mayormente de subsistencia y que
buena parte de la población no se En este sentido, y bajo el recla-
veía afectada por el mercado del mo enardecido expresado en la fra-
añil, la elite sí sintió el impacto se ¡esto no se puede aguantar! Los
de la crisis con toda su fuerza. Su vecinos de San Salvador recurrieron
modo de vida estaba siendo ame- a la protesta pública. Las autorida-
nazado. Los añileros salvadoreños des españolas eran percibidas como
comenzaron a perder sus propieda- el yugo opresor. Los agentes reales
des hipotecadas a los comerciantes que cobraban los impuestos eran
guatemaltecos”18. adjetivados como ladrones. Uno de
los participantes en la revuelta de
Cuando revisamos las principa- Metapán expresó: “Todo se sabía,
les familias productoras de xiquilete ya que no había rey y no se sabía
(añil) encontramos apellidos como qué hacían con los tributos y demás
Arce, Aguilar, Fagoaga y Delgado. derechos que se pagan”20. El 3 de
Además, estos dirigentes del levan- enero de 1812, Bustamante eliminó

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el pago de tributo para los indios Las causas de este incremento
en todo el reino. El objetivo era paulatino de descontento social han
reducir la posibilidad de posteriores generado muchos debates. Nosotros
conflictos sociales en un período hemos rastreado –de forma somera
sumamente inestable. “A menos de en este artículo– dos aspectos rele-
un año de su arribo, como escribe vantes: a) la exclusión de los criollos
Hawkins, como nuevo gobernador de la cosa pública dentro del cuerpo
y Capitán General de la Colonia, político y b) los tributos asfixiantes
el reino de Guatemala parecía es- en una etapa de crisis económica.
tar inundado de rebeliones como Un tercer elemento –aunque no
cualquier otra parte del Imperio. lo abordamos a profundidad– es
Tolerancia, apaciguamiento y coo- propuesto como clave interpreta-
peración habían fallado para mitigar tiva, a saber, las discusiones sobre
la propagación del conflicto y el derechos de diversos grupos de
sentimiento antiespañol. Dejando población que eran introducidos en
al capitán con pocas opciones de las sesiones de las Cortes de Cádiz.
mantener la autoridad española”21. Sajid Herrera afirma al respecto:

La agresividad mostrada por el “pueblo” durante aquel mes


de noviembre, en la cual podemos incluir a muchos indios,
pero que en su mayoría eran “mulatos”, es decir, la “ple-
be”, se debió, con mucha seguridad y entre otras razones, a
la exclusión de algunos derechos reconocidos por las Cortes
a los blancos, indios y mestizos. De acuerdo a lo que pode-
mos interpretar de las comparecencias de testigos seguidas
por los alcaldes ordinarios, su condición de no iguales con
aquellos grupos, fue concebida por los mulatos, ladinos y/o
pardos como injustas.22

Ciertamente, la discusión sobre preguntarnos por qué este tipo de


estos aspectos continúa pendiente. interpretación aparece en el libro
Empero, el elemento que luce total- de Meléndez Chaverri y desde qué
mente ausente es cualquier alusión parámetros hermenéuticos podemos
a la independencia de la Corona explicar esta reconstrucción histo-
en las protestas de San Salvador. riográfica. Este será el objetivo de
Por lo tanto, resulta imperioso nuestro último apartado.

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2. A modo de conclusión: la ruptura como telos

Luego de examinar la teoría 2.1. El sentido teleológico y sus


pactista –como fundamento político implicaciones
en la exigencia de un papel más
protagónico en los asuntos locales Meléndez Chaverri intitula al
por parte del grupo criollo– y las tercer capítulo de su ensayo “La
condiciones económicas que hacían aspiración a la libertad”. Este posee
insoportable la carga tributaria, es como principal objetivo plantear el
preciso desentrañar el andamiaje ambiente intelectual que impulsó
teleológico contenido en la obra al levantamiento del 5 de noviem-
de Meléndez Chaverri. Para lograr bre en San Salvador. El itinerario
nuestro cometido abordaremos de este entramado teórico-práctico
los siguientes puntos: primero, comprende los siguientes aspectos:
el ideario que Chaverri esgrime las nuevas ideas, el ejemplo de los
como inspirador del movimiento, Estados Unidos, crisis de la monar-
es decir, las ideas ilustradas y el quía española, la angustia de 1810
ejemplo de Estados Unidos como y el nacionalismo revolucionario
blasón de la libertad. Segundo, una naciente. La concepción histórica
crítica a esta interpretación fincada que subyace en el relato de Cha-
en la hipótesis de “reajuste de po- verri la podemos denominar como
der” que los criollos exigían dentro Ilustrada, pues se trata de una his-
del cuerpo político de la Corona toria concebida en franco ascenso
española y finalmente –dentro de donde elementos como el progreso
este punto– unas breves considera- y la libertad halan los aconteci-
ciones sobre los procesos creativos mientos hacia manifestaciones más
del Estado-Nación presentes en plenas. Una muestra de ello es el
este tipo de historiografía. siguiente fragmento del autor:

La idea de libertad está presente en todos estos conceptos


–refiriéndose a las ideas ilustradas– de renovación y progreso
y el aprendizaje se hace no tanto en los libros como en el de
la realidad de los hechos: la revolución francesa, la crisis de
la monarquía, la invasión napoleónica… En el ámbito regional
surge necesariamente un examen sincero de su situación. Se
plantean preguntas cuya respuesta urgen, por ser la clave
de toda conducta a seguir. ¿Dónde se hallan las respuestas
del atraso en que manifiestamente se hallaba la Intendencia?
¿Qué soluciones podrían darse a los problemas que tan
hondamente afectan la vida regional? ¿Era acaso justo que
dicha situación se mantuviese en forma indefinida? Esas y
muchas otras cuestiones más se plantearon los que habrían

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de ser posteriormente los dirigentes del movimiento renovador
salvadoreño. Al tratar de hallar las respuestas lógicas, se fue
planteando más profundamente la idea separatista, porque
saltaba a la vista primeramente el estado de desarrollo de la
capital de todo el Reino, en contraste con las limitaciones de
las demás ciudades principales de él23.

Muchos aspectos a discutir política –nos referimos al pactis-


en este largo párrafo. Primero, los mo– y rastrear las prerrogativas que
acontecimientos que impregnaron exigieron los criollos dentro de este
el imaginario criollo. En este sen- cuerpo? Nos atrevemos a indicar
tido, ¿constituyeron en realidad una respuesta desde el andamiaje
las ideas anglo-francesas un motor que sostiene la argumentación de
en la agenda programática de los Meléndez Chaverri: porque este
líderes del levantamiento de 1811? derrotero metodológico no repre-
Algo no encaja con esta interpreta- senta la ruptura radical que el autor
ción, pues cuando observamos la desea ubicar en el ideario y prácti-
reacción –ante el hiato provocado cas de los “forjadores de la patria
por la crisis monárquica que gestó salvadoreña ” . Los ejemplos de
la invasión napoleónica– la hipóte- rompimiento sientan bien cuando el
sis de un “reajuste de poder” dentro análisis descansa en los siguientes
de la teoría pactista parece mucho binomios: dominador-dominado,
más apropiada para explicar dichos atraso-progreso, esclavitud-libertad.
acontecimientos. En otras pala- Simplificado de esta forma el esce-
bras, los principios y las prácticas nario, toda lucha por la emancipa-
observadas en los sucesos de San ción se torna imperiosa y diáfana,
Salvador eran de tradición españo- porque –como estipula Chaverri–
la. En este sentido, el señalamiento “(…) cerrar las puertas al progreso
de Sajid Herrera encaja con este y a toda forma de desarrollo es
argumento, pues “ante la ausencia generalmente la más torpe de las
del rey, entraron a funcionar los resoluciones que suelen tomar los
cabildos y juntas, asumiendo la déspotas e ineptos. Encerrarse en
soberanía que estaba depositada en el castillo de la incomprensión es
el monarca”. Renacía así, sostiene abrir las puertas al movimiento que
Roberto Molina y Morales, “la doc- habrá de demoler esa fortaleza, por-
trina antiquísima de la soberanía que los pueblos aprenden entonces
popular, defendida y enseñada por que la única forma de progresar es
los más grandes teólogos y filósofos liberándose de quienes les hacen la
españoles del siglo de Oro”24. atmósfera insoportable”25.

En este sentido, ¿por qué no Para este autor, la línea tempo-


examinar esta tradición filosófico- ral que arrancó en noviembre de

¿Primer grito de independencia? 523


Revista Realidad 130, 2011
1811 halla su brillante culminación guró una larga faena que pretendía
el 15 de septiembre de 1821, en la defenestrar el dominio, atraso y
firma del Acta de Independencia la esclavitud que encarnaba la
Centroamericana. Este proceso Monarquía española. La solución
responde a un magno proyecto estaba prevista desde el inicio, sin
teleológico que se desplegó pau- embargo, cuestiones estratégicas –
latinamente, es decir, pasó de la por parte de los criollos– impidieron
potencia al acto. En la noche del su aparición más temprana. Según
4 de noviembre de 1811 se inau- Meléndez Chaverri:

Los testimonios todos dan base para afirmar la opinión de


que los insurgentes de 1811 en San Salvador buscaban en
el fondo la independencia total, pero que, conscientes de
sus incapacidades militares y de poder, tuvieron que dejar
entreabierta la puerta de la reincorporación a la monarquía,
porque de lo contrario su movimiento habría sido una for-
ma de suicidio y era torpe perecer sin la seguridad de que
se luchaba por obtener lo que se anhelaba26.

En este sentido, la recepción Chaverri. Como apreciamos, emer-


pacífica de Peynado y Aycinena ge en este tipo de análisis el culto
respondió a una estrategia que los a los grandes hombres, “pues en su
criollos san salvadoreños planea- genio –como lo cita A. D Smith– se
ron sesudamente. La adhesión a la realiza el genio de la comunidad.
Capitanía General constituyó una En su creatividad reside el impulso
espera serena y paciente de sus pre- creativo de su pueblo”27. El juego
tensiones independentistas. Matías político ha desaparecido, los intere-
Delgado, Manuel José Arce y los ses cambiantes devienen elementos
otros participantes, supieron jugar programados en su carrera hacia un
con las circunstancias, no obstante, telos. Los “hacedores de la Nación”
la independencia había impregnado son portadores de las virtudes nacio-
–desde este momento– sus idearios. nales. Se trata –como bien lo apunta
Las líneas anteriores ilustran el Mónica Quijada– del reforzamiento
andamiaje explicativo que esbozó de la identidad colectiva, pues…

(…) los conflictos en torno a la fijación del “panteón na-


cional” se relacionan con un tipo de construcciones que
actúan como factor fundamental en los procesos de singula-
rización de las naciones: la definición de los mitos de origen
y la elaboración de una memoria histórica, puesto que no
hay identidad sin memoria, ni propósito colectivo sin mito.
En Hispanoamérica, la asociación de la “patria” a la “na-

524 ¿Primer grito de independencia?


Revista Realidad 130, 2011
ción” conllevó la selección, reelaboración y construcción de
memorias históricas que actuaran, a la vez, como elementos
de legitimación de las nuevas unidades del común destino
y como singularidad capaz de sobreimponerse a la “iden-
tidad americana”. Sobre todo, que pudieran penetrar con
la fuerza del mito una memoria social característicamente
homogénea y articulada en torno a la dialéctica dominador-
dominado28.

A un mes de conmemorar el perspectiva nacionalista –y por qué


Bicentenario de lo acontecido el no también su crítica– para cohe-
5 de noviembre de 1811 en la sionar en pleno siglo XXI a una
Provincia de San Salvador, muchas población salvadoreña cada vez
preguntas surgen: ¿Continuarán más desarraigada de su historia?
vigentes los adjetivos que lo des- Sin duda alguna, son reflexiones
criben como el “Primer grito de para otro artículo, pero que no
independencia”? ¿Qué papel pue- deben iniciar sin una profunda
de ejercer una crítica a la visión reflexión sobre lo sucedido en el
nacionalista de este acontecimien- Cabildo de San Salvador hace ya
to? Y finalmente, ¿Alcanza esta doscientos años.

Bibliografía Gavidia, Francisco., Historia moder-


na de El Salvador: Ministerio de
Quijada, Mónica, “¿Qué Nación? Cultura, El Salvador, 1958.
Dinámicas y dicotomías de la
Nación en el imaginario His- Hawkins, Timothy., José de Busta-
panoamericano” En Annino, mante and Central American
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Iberoamérica. Siglo XIX, FCE, crisis, University of Alabama
México, 2003. pp. 288-315. Press, Tuscaloosa, AL, 2004.

Garriga, Carlos., “Los límites del Lindo Fuentes, Héctor., La econo-


reformismo borbónico: a propó- mía de El Salvador en el siglo
sito de la administración de la XIX, CONCULTURA, San Sal-
justicia en las Indias”. Actas del vador, 2002.
XII Congreso Internacional de
Historia del Derecho Indiano, Meléndez Chaverri, José Matías Del-
Ediciones de la Universidad de gado, prócer centroamericano,
Castilla-La Mancha, Cuenca, Dirección de Publicaciones e
2002. (Prólogo de la ponencia) Impresos, San Salvador, 2000.

¿Primer grito de independencia? 525


Revista Realidad 130, 2011
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Aniversario de su Emancipación Relectura de los levantamientos y
Política” Estudios Centroamerica- protestas en la Provincia de San
nos (ECA), UCA, Número 276-277, Salvador”. Las independencias ibe-
Octubre-noviembre de 1971. roamericanas, Instituto Nacional de
Estudios Históricos de las Revolucio-
Dym, Jordana, “Soberanía tran- nes de México, México D.F., 2010.
sitiva y adhesión condicional: la
lealtad e insurrección en el reino de Smith, A.D, “History and Liber-
Guatemala, 1808-1811” en Arau- ty”, Ethnic and Racial Studies, Núm.
caria. Revista Iberoamericana de 1, vol. 9, 1986.

NOTAS 9. Dym, Jordana, “Soberanía transitiva


y adhesión condicional: la lealtad
1. Molina y Morales., “Homenaje” e insurrección en el reino de Gua-
1971, pp. 21-22. temala, 1808-1811” en Araucaria.
Revista Iberoamericana de Filosofía,
2. Ibid., 22. Política y Humanidades, N° 18, Año
9, (2007). p. 3.
3. Elena Salamanca, “Esperar el Bi-
centenario” La Prensa Gráfica, 5 de 10. Ibid., p. 8.
noviembre de 2010. El subrayado es
nuestro. 11. Resulta interesante –para poste-
riores investigaciones– analizar el
4. Garriga, “Los límites”, 2002. (prólo- levantamiento de la Provincia de
go de la ponencia) San Salvador desde esta apertura
política y las prerrogativas exigidas
5. Chaverri, José Matías Delgado, 2000. por los criollos, es decir, la pugna
por la preponderancia política en el
6. Sajid Herrera, “El vocablo pueblo seno de las instituciones coloniales.
en una era de crisis y levantamien- Un parámetro interesante para esta
tos populares”, Contrapunto, 23 de reconstrucción lo encontramos en
agosto de 2009. Carlos Garriga. Para este autor es
sugerente observar cómo la reac-
7. Chaverri, José Matías Delgado, 2000, ción homogénea en las colonias
p. 23. americanas, sin ponerse de acuerdo
previamente, fue la convocatoria
8. Ibíd., p. 133. El subrayado es nuestro. a Juntas –en el caso salvadoreño

526 ¿Primer grito de independencia?


Revista Realidad 130, 2011
a nivel municipal– para asumir un 17. Ibid., p. 37.
papel beligerante en los proyectos
políticos que se discutirían. Ante 18. Ibid., p. 54.
una monarquía que concentró el
poder en el Rey y su aparato cerca- 19. Herrera Mena, Sajid., “1811. Relec-
no, el derrocamiento de Fernando tura”, p. 126.
VII puso a prueba el paradigma
jurisdiccional que ejercía la corona. 20. “Procesos de infidencia. Provincia de
Además –y aquí emerge una ruta de El Salvador, año 1811. N° 5. Suble-
indagación– permitió que brotaran vación de este pueblo de Metapán”
paulatinamente nuevas formas de Diccionario histórico enciclopédi-
ejercer el poder. Como señala Garri- co… p. 394. Citado en Elizet Payne,
ga: “la insólita crisis de la Monarquía “¡No hay rey, no se pagan tributos!
abrió uno de esos momentos en que La protesta comunal en El Salvador.
continuidades y discontinuidades se 1811” en Revista Intercambio N° 5
entrelazan de manera tan inextri- (2007) pp. 15-44.
cable que resulta muy difícilmente
explicable, dicho sea en plural para 21. Hawkins, José de Bustamante, 2004,
acoger en singularidad los complejí- p. 114. (La traducción es nuestra).
simos procesos que terminaron por
llevar a la independencia americana”. 22. Herrera Mena, Sajid., “1811. Relec-
(Garriga, Carlos., Historia y Consti- tura”, p. 131.
tución, trayecto del constitucionalismo
hispano, Proyecto de Investigación 23. Meléndez, José Matías Delgado,
HICOES, México 2010. p. 17) 2000, Pp. 113-114.

12. Chaverri, José Matías Delgado, 2000, 24. Herrera Mena, Sajid., “1811. Relec-
p. 332 (Anexo 2) tura”, p. 134.

13. Herrera Mena, Sajid., “1811. Relectu- 25. Meléndez, José Matías Delgado,
ra de los levantamientos y protestas 2000, p. 100.
en la Provincia de San Salvador”. Las
independencias iberoamericanas, Insti- 26. Chaverri, José Matías Delgado, 2000,
tuto Nacional de Estudios Históricos Pp. 135.
de las Revoluciones de México, Mé-
xico D.F., 2010, pp. 123-141. 27. Smith, A.D, “History and Liberty”,
Ethnic and Racial Studies, vol. 9,
14. Gavidia, Historia, 1958, p. 83. núm. 1, 1986, pp. 43-65.

15. Jordana Dym, “Soberanía”, p. 11. 28. Quijada, “Nación”, 2003. p. 304.
Subrayado en el original.
16. Lindo, Economía, 2002, p. 53.

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