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N O R A ■R A B O T N IK O F M A S K IV K E R
ORIGEN DE LA
DIALÉCTICA NEGATIVA
T H E O D O R W . A D O R N O , W A L T E R B E N J A M IN
Y E L IN S T IT U T O D E F R A N K F U R T
por
SUSAN BUCIÍ-MORSS
M ________________________________
siglo veintiuno editores, sa
CERRO DEt AOUA 24fl, MEXICO », D.F
1. LOS C O M IE N Z O S IN T E L E C T U A L E S : UN E N S A Y O BIOGRÁFICO 21
6. EL MÉTODO E N A C C IÓ N : LA C O N ST R U C C IÓ N DE C O N ST E L A C IO N E S 203
9 . EL DEBATE A D O R N O -B E N J A M IN : L A S C U E S T IO N E S 274
1 1 . EL DEBATE A D O R N O -B E N JA M IN *. R É Q U IE M 323
BIBLIOGRAFÍA
nn
m arxism o por p arte del Instituto, fue p a ra A dorno u n a aproxi
m ación a M arx, así como tam bién un reconocim iento m ayor de
los límites de la praxis intelectual — de allí el creciente pesimismo
en eí tono de su crítica cultural.
L a verdadera influencia form ativa sobre A dorno tuvo lugar
antes de 1931, y provino de W alter Benjam in. L a conferencia inau
gural docum enta de m anera clara este hecho, que no hace m ás
que au m en tar el m isterio que rodea el origen de su filosofía. L a
conferencia procura ciertos lincamientos p ara u n a teoría “d ia
léctica”, “m aterialista” , que es intencionalm ente m arxista; sin em
bargo, lo hace a través de u n lenguaje y categorías conceptuales
tom adas de la tem prana filosofía de Benjam in, no m arxista y no
m aterialista. Éste incorporaba elementos estructurales de fuentes
aparentem ente tan rem otas como el misticismo judío, el kantis
mo, el platonism o y el rom anticism o alem án.
L a cuestión suscitada por la conferencia inaugural de A dorno
es el enigm a al que este estudio tra ta de responder: ¿cóm o la
tem prana filosofía no m arxista de Benjam in proporciona la clave
p a ra el m étodo dialéctico, m aterialista, de Adorno? L a respuesta
supone seguir a A dorno en un doble proceder: traduciendo las
concepciones originales de B enjam in a un m arco teórico m arxista,
y sustentando filosóficam ente la teoría m arxista con la ayuda de
estas concepciones, con el objeto de probar de m anera inm anente
que el m aterialism o dialéctico era la única estructura válida de
la experiencia cognitiva. Esta tarea diferenciaba el trabajo de
A dorno de la Ide'ologiekritik, crítica de la función ideológica y
social de las ideas, característica de los ensayos escritos por otros
m iembros del In stituto de F rankfurt. Adorno no sólo pretendía
dem ostrar la falsedad del pensam iento burgués, quería dem ostrar
que precisam ente cuando el proyecto burgués — el proyecto idea
lista de establecer la identidad entre el pensam iento y la realidad
m aterial— fracasaba, era cuando dem ostraba, sin intención, la ver
dad social, probando entonces la prem inencia de la realidad sobre
el pensam iento y la necesidad de u n a actitud crítica y dialéctica
de no-idenfidad hacia ella — probando en otras palabras la validez
del conocim iento m aterialista, dialéctico.
El proyecto de A dorno no se ajustaba claram ente a la tra d i
ción filosófica hegeliano-m arxista. Ai rechazar el concepto de
historia como progreso e insistir en la no identidad de razón y
realidad, rom pió decisivam ente con H egel; al separar su filosofía
de toda referencia al proletariado, rom pió radicalm ente con M arx.
Adorno estaba tan influido por la fenom enología de Husserl como
por la de^Hegel. E n realidad, podría decirse que si el existencia-
lismo de K ierkegaard y el m aterialism o de M a rx representaron
las dos ram as de la protesta co n tra H egel, h ab ría u n paralelo
entre las respuestas de H eidegger y de A dorno a Husserl. Pero
si A dorno estaba del lado de M arx en su rechazo del existen
cialismo, su com prensión de la dialéctica se m odelaba m ás sobre
la experiencia estética que, como en M arx, sobre la experiencia
de la producción económica.
Este últim o p u n to es p articu larm en te significativo. A dorno se
pensaba a sí mismo como artista, y el tiem po que pasó en V iena
en la década de 1920 estudiando el m étodo de composición de
Schonberg con A lban Berg, aunque breve, dejó u n a huella in d e
leble. B enjam in y él consideraban al arte como u n a form a de co
nocim iento científico. Q uizá su contribución m ás im p o rtan te fue
la de redim ir a la estética como u n a disciplina cognitiva central,
una form a de revelación secular, y en insistir en la convergencia
estructural de las experiencias científica y estética. D esafiaban así
un dualism o fundam ental del pensam iento burgués, la oposición
binaría entre la “v erdad” científica y el arte com o “ilusión” , que
había caracterizado al pensam iento burgués desde el siglo xvn.
Sus carreras intelectuales dem uestran la prom esa y tam bién los
peligros de tra ta r de reconciliar estas dos culturas.
A pesar o quizá a causa de la cercanía de las posiciones in te
lectuales de A dorno y de Benjam in, se vieron com prom etidos en un
extenso debate, docum entado en su correspondencia, en la cual
Adorno se encontró a sí mismo en la anóm ala posición de defender
la filosofía de B enjam in co n tra el propio revisionismo de este
últim o. Pero después del suicidio de B enjam in en 1940, su in
fluencia sobre el' pensam iento de A dorno perm aneció y su m ente
brillante y excéntrica ronda incluso en los escritos sociocientíficos
más em píricos del A dorno de los últim os años.
L a historia dé su am istad intelectual constituye el tem a central
de este estudio. L a prim era parte, cuya introducción es un capítulo
biográfico que describe el tem prano desarrollo intelectual de A dor
no, analiza sus concepciones filosóficas tal como fueran a rtic u
ladas por prim era vez a comienzos de la década de los treinta
y dem uestra su deuda p a ra con B enjam in. Esta sección surgió
de u n a ponencia com pletada en 1974, L a segunda p arte regresa
a la estructura cronológica del capítulo introductorio, delineando
el debate teórico entre A dorno y B enjam in, y concluye con el sui
cidio de B enjam in y la reacción de A dorno al hecho, en p articular
su sublación de las técnicas m ás audaces de Benjam in en la m eto
dología de investigación em pírica de T h e authoritarian personality
(1950), el estudio social-psicológico iniciador a través del cual
m ejo r se le conoce en este país. El recuento term in a en 1953
cuando, a la edad de cin cu en ta años, A dorno ab an d o n a los Estados
U nidos p a ra regresar a F ra n k fu rt y se une a H orkheim er en el
recién restablecido In stitu t fü r Sozialforschung.
Este libro h a b rá cum plido su objetivo si logra in tro d u cir la
“dialéctica negativa” a un auditorio de h ab la inglesa, si dem uestra
la originalidad del proyecto filosófico de A dorno en com paración
con otros exponentes del m arxism o occidental, y si m u estra la
conexión histórica del proyecto con la teoría de W alter B enjam in,
p la n te a la discusión sobre la contribución de A dorno dentro de
u n a correcta com prensión de lo que pretendió realizar.
E sto y p r o fu n d a m e n te en d e u d a c o n R o lf T ie d e m a n n , pin cu y a g en ero si
d a d y p recia d a a m ista d n o p o d ría h a b erse escrito este lib ro. Q u iero
a g rad ecer al D e u ts c h e A c a d e m is c h e A u sta u sc h d ie n st por el e stip e n d io
c o n el q u e a p o y ó m i in v e stig a c ió n en 1 9 7 1 -1 9 7 2 . D e b o a g ra d ecer ta m
b ié n a M a rtin Jay, H irsh a m S h a ra b i, D a v id G o ld fra n k , N o r m a n L ev in e
y M arcu s R a sk in p o r sus p en etra n tes co m e n ta r io s y críticas; a m i fa m i
lia d e F rankfurt, W o lfg a n g B o ck , G ise la E n g el, F ritz H er m a n in , C la u d ia
H o n e g g e r , K la u s S ch ró ter y G u n ter W e g e le b e n , por su a y u d a y h o sp ita
lid a d ; a Istv á n C sicsery -R o n á y , R e g in a S c h m id t, N e a l W a d ler e lr v in g
W o h lfa h r t por su en tu sia sm o en n u estras largas d iscu sio n es, y a M a ría
T o k ié p o r su a y u d a e n la p rep a r a c ió n d el m anuscrito.; E sto y a g ra d e cid a
a E llio tt por su p a c ie n te y jo v ia l a p o y o ,
F in a lm e n te q u isiera a g ra d ecer a cu atro m u jeres cu y a s en señ an zas fu e
ron in sp irad oras: D o r o th y M . B ro w n , E v a ly n A , C lark , G la d y s M .
K in g sley y T h e r c sa L . W ilso n .
nm
1. L O S C O M IE N Z O S IN T E L E C T U A L E S :
U N EN SA Y O B IO G R A F IC O
F R A N K F U R T AM M AIN
El conocim iento del objeto (éste era un tem a místico) estaba ligado*
al “nom bre” , singular y particular, “incapaz de ulterior absorción
en la categoría, ya. que no puede h ab er p a ra él categoría alguna,
a la que pertenecer; es su p ropia categoría” .40 El conocim iento era
“revelación” que “m ira hacia el p a s a d o .. . Pero el pasado se h ace
visible a la revelación sólo y cuando la revelación lo ilum ina con
E s d ifíc il q u e la m e m o r ia m e e n g a ñ e c u a n d o d ig o q u e d e sd e el prim er
m o m e n to tu v e la im p r esió n d e q u e B e n ja m ín era u n o d e lo s seres h u
m a n o s m á s s ig n ific a tiv o s c o n lo s q u e ja m á s m p to p é . Y o te n ía 2 0 a ñ o s en
a q u e l en to n c es. . .44
41 Ib i d. , p. IÍJ6.
42 F u eron presentados por prim era vez por H erm a n n E dler Grab von
H erm an n sw orth , sociólogo, m ú sico y am igo d e A dorno (v éa se la n ota del
com pilad or en W a lter B en jam in , Briefe, 2 v ols., com p . por Gershom
S ch olem y T h e o d o r W . A d orn o, F rankfurt am M ain , Surhkam p Verlag,
1966, vol. 2, p. 559).
43 T h eo d o r W . A d orn o, “ E rin n eru n gen ” (1 9 6 4 ), Üb e r Wa l t e r Benjamin,
■comp. por R o lf T ied em a n n , Frankfurt am M a in , Surhkam p Verlag,
1970, p. 67. B en jam in , n a cid o en Berlín, estaba en Frankfurt tratando de
com p letar su tesis d e Ha b i l i t a t i o n allí. A dorno y B enjam in tam bién estu
vieron ju n tos en el sem inario d e sociología d e G ottfried S alom on -D e! ato ur,
d on d e se an alizab a el libro recien tem en te p u b lica d o sobre el historicismo
•de lirn st T ro eltsch (ibid.).
“ I b i d p, 70.
Ibid.
d entro de los datos de la experiencia. Su objetivo^ form ulado por
prim era vez en 1918, era fundar, sobre bases kantianas, “la uni
dad virtual de religión y filosofía” .46
En sus años de estudiante, Benjam in había form ado parte de un
ala intelectual, radical y judía, dé la JugendFéwegung.4T Allí co
noció a Gershom Scholem, su com pañero intelectual más cercano
de 1916 a 1923.48 Scholem com enzaba lo que habría de ser una
tarea de por vida, la investigación de la C abala, la hasta entonces
largam ente olvidada tradición del misticismo judío.40 Ju n to s estu
diaron a K an t, tal como A dorno lo había hecho con K racauer,
fantaseando “m edio en serio, m edio en brom a” con fu n d ar su p ro
pia academ ia, “habiendo tan poco que apren d er en la universi
d ad ” .60 D iscutían constantem ente la 'erudición religiosa de Scholem.
Benjam in (quien a pesar de varios intentos nunca llegó a dom inar
el hebreo) adquirió a través de esta relación u n a form a teológica y
mística de expresión, que conservó de m anera sutij en sus escritos
más intencionadam ente “m arxistás” de la década de los treinta.
Pero a diferencia de Scholem (onde Rosenzweig o de Bloch, de quie
nes se hizo am igo en 1918),'B enjam ín buscó y descubrió los oríge
nes de los conceptos místicos en la litera tu ra estética y no en la
teológica, en "las teorías de Novalis,* Schlégel y Goethe, y en los
dram as trágicos alem anes de la época barroca.61 I_,a religiosidad de
40 W alter B enjam in, “ Ü ber das P rogram m der k om m en d en P h ilo so p h ie”
(1 9 1 8 ), Z u r K r i t i k de r G e w a l t u nd a ndere Auf sat ze , co n e p ílo g o de H erbert
M arcase, Frankfurt am M ain , Surhkam p, 1971, p. 2 7 . v ,
47 G ustav W yneken era el director. B en jam ín trabajó en la revista de este
círculo d u ran te 1913 y 1914. (A d o rn o , “A l’écart de tous les cou ran ts”
[1969], Ü b e r Wa l t e r B e n j a m í n , p. 97.)
48 En ese a ñ o S ch olem partió para P alestin a. Su am istad con tin u ó a
través d e u n a volu m in osa corresp on d en cia, y pasaron un tiem p o juntos en
París en 1927 y en 1938. (G ershom S ch o lem , “ E rinnerungen" [1966] en
T h eodor W . A dorno et a i , ü b e r Wa l t e r B e n j a m i n , Frankfurt am M ain,
Suhrkamp V erlag, 1968, pp. 3 0 -3 1 .)
48 Scholem h a escrito retrosp ectivam en te: “ C reo q ue podem os decir sin
falta de respeto q u e d ifícilm en te ha h ab id o n u n ca u n a teología ju d ía tan
vacua e in sig n ifica n te com o la q ue ex istió en las décad as anteriores a la
primera guerra m u n d ia l.. . La teo lo g ía ortod oxa ha sufrido por lo que
podríam os llam ar ‘C áb ala-fo b ia V ’ (G . S ch o lem , T h e messianic i d e a in J u -
daísm, p. 321.)
w G ershom Scholem , W a lter B en jam in , D i e Geschi cht e einer Fre unds-
chaft, Frankfurt am M ain , Suhrkam p V erla g , 1 975, p, 76.
81 Cf. W alter B enjam ín, D e r Begriff der K u n s t k r i t i k in der- deutschen
Ro ma nt ik (1 9 2 0 ); Goet hes Wa h l v e r w a n d t s c h a f t e n (1 9 2 4 ); Urs p r u n g des
deutschen Trauerspí el s (1 9 2 8 ); tod as republicadas en W alter B enjam ín,
Ge sammel t e Schri ften, 6 v o ls., com p . p or R o lf T ied e m a n n y H erm ann
Schw eppenhSusér, vol. 1, A b h a n d l u n g e n , F rankfurt am M ain, Suhrkam p
V erlag, 1974.
B enjam in era secular y m undana, aproxim ándose a los objetos
profanos con religiosa reverencia. E ra entonces u n a teología “in
vertida” o “negativa” 52 en la que convergían m aterialism o y mis
ticismo, y esto impresionó no poco a Adorno como m odelo de p e n
samiento filosófico. Pero el período realm ente capital de la in
fluencia de Benjam in sobre A dorno vendría luego, después de
1927, en relación con su com ún adopción del marxismo.
Con respecto a la teología per se y al judaism o no puede decirse
que hayan influido en A dorno en u n sentido afirm ativo. A dife
rencia de Benjam in, no frecuentó cuando estudiante grupos juve
niles judíos; a diferencia de Scholem, no le a tra ía el sionismo/*'1
ni tam poco participó con Siegfried K racauer, Franz Rosenzweig y
M artin Buber en el círculo intelectual del rabino N ehem iah A.
Nobel en F ran k fu rt.54 Volver a la teología p a ra encontrar el sentido
de totalidad y la seguridad que la destrozada W eltanschauung
burguesa ya no podía proporcionar, fue u n a opción que A dorno
se vio im pulsado a rechazar.55
En los veinte, la revuelta contra la esterilidad académ ica (así
como contra la sociedad m oderna y su estructura “racionalizada” .,
burocráticam ente organizada) tendía a tom ar la form a de u n a
afirm ación de lo irracional. El renacim iento teológico e ra u n a de
sus m anifestaciones, pero había m uchas o tra s : el voluntarism o
soreliano en política, un renovado interés en K ierkegaard, la psi
q u iatría de Jung, las novelas de H erm ann Hesse, la defensa de la
“cu ltu ra” frente a la civilización y de la “com unidad” frente a la
sociedad„ e incluso u n a cierta m oda intelectual por los horóscopos
y la m agia. Estaba ocurriendo un viraje en el cam po de las alianzas
intelectuales: los abogados de la razón, identificados desde el Ilu-
m inismo con las fuerzas sociales y políticas progresistas, ab an d o n a
ban los impulsos de la revolución y aceptaban pasivam ente el estado
de cosas “dado” . L a racionalidad había llegado a ser sinónim o de
C2 A dorno u tilizaba am bos térm inos para describir a q u ello a lo q ue se
refería com o “nuestra teo lo g ía ” en u n a carta a B enjam ín del 17 d e d i
ciem bre de 1934. (A d orn o, Über Wal t er B e n j a m i n , pp. 1 0 3-104.) T ratad o
infra, cap¡. }}.
ra D esp u és d e q ue Scholern se trasladó a P alestina en 1923, B enjam in
habló m uchas veces de unírsele, au n q u e estos p lanes n u n ca se m a teria li
zaron. { I b i d . } pp. 173 passirn.)
M La adhesión de K racauer term inó en 1926, cu an d o escribió un c o
m entario fu ertem en te crítico de la trad u cción de la B iblia por Buber y
R osenzw eig (véase M artin Jay, “T h e extraterritorial life o f Siegfried K ra
cau er”, 51). Sobre el grupo del rabino N o b el, véase N a h u m N . G lantzer,
“T h e Frankfurt L ehrhaus” , Y e a r Book I, L eo B aeck In stitu te, L ondres,
1956.
cs V éase supra, nota 11.
compromiso y resignación, expresada en la vida política por el
Vernunftrépublikaner que, pretendiendo ser “razonable” , aceptaba
sin entusiasm o la realidad d a d a de la R epública de W eim ar, que
era en m uchos aspectos muy poco republicana y dem ocrática. Del
otro lado, la revuelta que se sustentaba a sí m ism a en el irraciona-
lísmo caía fácilm ente en u n a fórm ula tendiente al fascismo. H ay
que decir en su favor que A dorno y quienes estaban intelectual
m ente m ás cerca de él no aceptaron la nueva dicotom ía que estaba
m adurando. Antes que alinearse en uno de los lados de esta p olari
dad, insistían en que la verdad yacía en la tensión entre ambos,
en la explicación razonada dé lo que aparecía como irracional y en
la irracionalidad de lo que~se*^ceptaba como razón.
Fue la insistencia de (Benjamin!) en que religión y kantism o, mis
ticismo y m aterialism o coWifófgían en tan to verdádéV'Tá 'q ú é évitó
que se com prom etiera con alguna de estas corrientes intelectuales.
Adorno era afortunado al tener como tu to r en la universidad a un
hombre tam bién excéntrico, tam bién externo a la corriente intelec
tual principal: el profesor de filosofía H ans Cornelius,fi6 en cuyos
seminarios A dorno conoció a su am igo de toda la vida, M ax H ork
heimer. C o n tra los irracionalistas, C ornelius defendía firm em ente
la tradición ilum inista, pero no en su casi escolástica form a dom i
nante. C ornelius era u n Aufklárer del antiguo tipo, un radical
filosóficamente hablando, m ás kantiano que el propio K a n t en su
misión de “destruir las teorías dogm áticas y de establecer en su lugar
aquellas basadas en la experiencia y garantizadas por la experiencia,
más allá de toda d u d a ”.&7 Su rechazo de la d octrina kantiana^de la
cosa en sí que, según afirm aba, constituía un residuo m etafísico,
era en efecto regresar atrás de K a n t hacia el em pirism o inglés y
francés tem prano. Estabo de acuerdo tam bién con el neokantism o
de sus contem poráneos vieneses A venarius y M ach. Sin em bargo,
si había una inclinación positivista en la interpretación de C o r
nelius, no tenía en cam bio la acrítica aceptación positivista del
m undo “d ado” y su pasiva noción del sujeto. C ornelius era un ar-
V IE N A
Ernst M ach y Franz B rcntano en señ ab an a llí antes de la prim era guerra
m undial. M ach in fluyó en el círculo de V ien a , in clu y en d o a L u d w ig W ittg en s
tein; B rentano fu e el m aestro d e H usserl (y tam b ién d e F reud). E l clim a
filosófico n eok an tian o no se circun scrib ía a la u n iversid ad : “ En la V ie n a de
W ittgenstein, cad a m iem bro d el m u n d o ed u ca d o d iscu tía filo so fía y co n si
deraba que las cu estion es centrales d el p en sa m ien to p osk an tian o in cid ían
directam ente en sus intereses propios, ya fueran éstos artísticos o cien tíficos,
legales o p olíticos” (A lian Janik y S tep h en T o u lm in , Wi t t ge n s t e i n’s Vi enna,
N ueva Y ork, S im ón and Schuster, 1973, p. 26).
M Ernst K renek, ensayo biográfico, en Bruno W alter, G u s t a v Ma h l er ,
N ueva Y ork, T h e G reystone Press, 1941, p. 197.
M T h eo d o r W . A dorno, conversación con L o tte v o n T o b ísch , cin ta m a g
netofónica, Frankfurt ara M ain , L eg a d o A dorno.
94 C ari E. Schorske, “ P olitics and the p sych e in fin-de-siecle, V ien n a :
S chnitzler y H o fm a n n sth a l” , A me r i c a n Hi st orical R e v i e w 66, 4 (ju lio de
1961): 935.
M C itad o en ibid.3 944.
sino del tipo de conciencia que dem ostraba ta n ta com patibilidad
con la g u e rra y el orden social existente, y au n llegaba al entusias
m o por ellos.
Las .anom alías de V ien a se personificaban en (Karl K raiis, cuya
revista s a tíric a M i e . Fackel., (1899-1936) registraba la historia- de J a
sociedad vienesa que tan agudam ente criticaba. Su sátira era im
placable h acia la prensa: Hacía periodism o contra el periodism o.
Su objetivo no era “h a c er” (bringen) noticias sino “deshacerlas”
(um bringen).m E ra pacifista, prosocialista y sin em bargo opositor
de los partidos socialistas. Judíoi de,,nacimi.ento,,era archienem igp del
m ovim iento sionista de H erzl, h ab ía en trad o en la Iglesia católica,
p a ra luego ab a n d o n arla doce años después. D efendía a prostitutas y
hom osexuales, aduciendo que las .leyes que legislaban la ética no
em n éticas T el'escándalo comienza, decía (anticipándose a la N u e
va Izquierda de la década de 1960), cuando' interviene la policía.07
Su defensa de la libertad en el ám bito privado descartaba la ad h e
sión a un socialismo revolucionario que p retendía más, y no menos,
control de las acciones del ciudadano. T íp ica de su am biente, su
rebelión siguió siendo individual (después de 1911 escribía Die
Fackel él solo), y su ataq u e era básicam ente contra la cultura y
la conciencia, m ás que contra la política y la estructura socioeco
nóm ica. K ray s v e í a J o s m ales de la sociedad reflejados en los abusos
contra la lengua alem ana,98 y era esta lengua la que quería p u ri
ficar. En sus prim eros años, Die Fackel apoyaba el expresionismo
publicando artículos de Kqltoschka, Lasker-Schüler, Schónberg,
Wedekincí y \V erfel,e0 defendía a T ra k l, e incluso en ocasiones a
M H arry Z oh n , K a r l K r a u s , T w a y n e ’s W orld A u th or Series, niim . 116,
N u eva Y ork, T w a y n e P ublishers, 1971, p. 26.
07 I bi d. , p. 42. É ste era el tem a de su libro S il t l i c h k e h u n d K r i mi n a l i t at ,
q u e A dorno (y ta m b ién B en jam in ) adm iraba m u ch o, (T h e o d o r . W .
A dorno, “ S ittlich k eit u nd K rim in alitS t” [1964], N o t e n z u r L i t e r a t u r , vol. 3
[Frankfurt am M ain , Surhkam p V erla g , 1969], pp. 5 7 -8 2 .) A dorno, com o
Ki'aus, d efe n d ía la esfera privad a in d iv id u a l, sosten ien d o q ue ésta deb ía
estar libre d e las in cu rsion es d e la socied ad . (T h e o d o r W . A dorno, “ O pcrn-
problcine: G lossiert n a ch Frankfurter A u ffü h ru n g en ” , MusikbUiti er des
A n b ru c h 8, 5 [19 2 6 ], 2 0 5 -0 . E sta p osición fue cen tral en la teoría crítica
de Ja “ industria cu ltu ra l” d esarrollada por el In stitu to lu eg o d e que A dorno
se uniera o ficia lm en te a él en 1930.
08 Su ob jetiv o era un análisis d e l len g u a je “q u e, d em ostran d o los h orro
res de sintaxis, co n d u ciría a alcanzar las p oten cia lid a d es, y por tan to los
m isterios, d el más p rofu n d o len g u a je, cuyo uso obsceno ha co n d u cid o a loá
horrores de la san gre” . (K rau s, cita d o en Z oh n , K a r l K r a u s > p. 23). L a
in d iferen cia d e K rau s respecto de la p o lítica term inó en lo q ue B en jam ín
describió com o “la ca p itu la c ió n ante el fascism o au stríaco” de D i e Fackel
e n 1934. (B en ja m in , Brief e, vol. 1, p. 623.)
09 I b i d . , p. 27.
Bertolt Brecht. Sin em bargo, el lenguaje, propio dp K raus no in
corporaba ninguno de los inventos estilísticos del expresionismo.
Era conservador, casi rem ilgado en su estricta adhesión a las leyes
del significado y la gram ática. El ingenio, la sátira de sus escritos
se lograban a través de u n a crítica inm anente del lenguaje que
jugaba con el doble sentido y las am bivalencias sintácticas, vol
viendo en contra de ella las expresiones de la sociedad vienesa.
Para K raus, la crítica del lenguaje se transform ó . en un acto de
protesta social.lüU
"Á la inversa, el uso correcto del lenguaje era sinónim o de re
presentación de la verdad. D e allí la im portancia de la “presenta
ción” (Darstellung) : la verdad no era sólo lo que se decía sino
el cómo; la form a era inseparable del contenido. Esta idea del
lenguaje que proporciona u n a “ im agen” ( Bild) de la realidad y
la identificación de esta im agen con la verdad no eran exclusivas
de"lo£,escritos de K raus. L o vinculaban .a varios intelectuales con
tem poráneos incluyendo a Á rnold Schonberg.101
Al presentar a K raus un ejem plar de Harmonielehre, su libro'
sobre composición m usical, Schonberg escribió la siguiente inscrip
ción.: “H e aprendido m ás de usted, de lo que quizás debería ap ren
der un hom bre, si quiere seguir siendo independiente.” 102 U na
rasg 0 principal d e los incom p arab les trabajos d e K raus es sim p le
m ente ún cierto conservadoristno: percibe la arm onía entre la m en te y la n a
turaleza com o un don d ivin o que se descubre en el len gu a je, prim er hogar del
hombre, y que ve localiza d o históricam en te en las épocas literarias antiguas
cristalizando alreded or d e la p od erosa figura de este o aquel gen io poético
— y está ansioso por proteger esta arm on ía d e la em bestida de la d ecad en cia
y ruina, disfrazada de progreso té c n ico .” (E rn st K renek, ‘‘K arl K raus and
Arnold S ch on berg” (11)34), E xp l o r i ng Mu s i c , N u ev a York, O ctob er House,,
1966, p. 83
101 “ L ejos d e estar origin ad a en el T r a c t a t us d e W ittg e n stc in .. . la idea
de considerar al len gu aje, al sim b olism o y a los m ed ios de expresión de todo
tipo com o prop orcion an d o ‘rep resen tacion es1 ( Da r s t e l l ung e n) o ‘im ágen es’
(Bilder) era para 1910 un lu g a f coínun'en" todos los cam pos del d eb ate c u l
tural vienés: E ntre los cien tífico s, está n o ció n h ab ía estado eri circu lación
áí m enos desde los tiem pos d e H ertz, q ue había caracterizado a las teorías
físicas com o p roporcionan d o ju sta m en te una tal Bil d o Da rst e l l ung de los.
fenóm enos naturales. E n el otro extrem o, tam bién era fam iliar entre Ios-
artistas y m úsicos. A rnO jd'Schonberg, p o f'e je m p lo , escribió un ensayo sobre
e r p en sa m ien to m usical, titu la d o D e r musikalische G e d a n k e und die Logik,
Techni k, un d K un s t seiner D a r s t e l l u n g ” (J a n ik y T o u lm in , Witt genstei n's
Viélliiaj,.P- 31.) L a n oció n ap arece tam b ién en los .escritos íie~ A dorno y
según parece fue asim ilad a a partir d el clim a in telectu a l vienés. La im
portancia d e la Darst el l ung y la id en tifica ció n en tre Bild y verdad eran*
temas d e los escritos d e B enjam in en 1926 (v éa se cap. 6) au n q u e siem
pre estuvieron ausentes d e los escritos de H orkheim er y otros miembros-
del Instituto.
lü2 C itad o en ibid., p. 1Ü2.
década m ás tarde Berg, discípulo de Schonberg, seguía igualm ente
im presionado. A dorno escribió:
ópera Jonny spiclt auf, sobre un m úsico negro de jazz. E n 1928 volv ió
a V ien a y estudió la técn ica dod ecatón ica de Schónberg. L a am istad con
A dorno com enzó a fines de la década de 1920, y continuó, a pesar d e sus
diferencias en cuestiones de teoría m usical, a través de toda su vid a. Su
correspondencia h a sido pu b licad a: T h e o d o r W. A d o r n o u n d Ernst K r e
nek: BriefivechseL
14* A dorno fu e m iem bro d el com ité editorial d e A n b r u c h de 1929 a
1931.
145 A dorno, Berg (1 9 6 8 ), GS 13. p. 344.
1<0 Ibid.
U7 Las com posiciones del patrim onio de A dorno incluyen varios ciclos
de canciones, un coro fem en in o y algunas piezas orquestales breves. En
la década dfe 1930 trabajaba en una ópera para el texto de M ark T w a in
' T o m Sawyer. Sólo fu e publicada una de sus partituras y sólo m uy tarde
en su vida.
148 Su exitoso am igo K renek ayudó a estrenar uno de I09 ciclos de ca n
ciones de A dorno en V ien a en m arzo de 1935 (carta de K renek a A dorno,
27 de m arzo de 1935, A d o r n o u n d K r e n e k : Briefwechsel, p. 74).
149 A dorno, Berg (1 9 6 8 ), G S 13, p. 3 6 !. “ Para sentirm e seguro, en
aqu ella época era yo brutalm ente sincero, y ello p od ía enervar a un artista
m aduro. C on una d esafian te deferencia, m e esforzaba por no dccir nada
m ás que aquello que yo consideraba particularm ente p r o f u n d o ...” (Ibid.)
Cf. la descripción de A dorno, de Arthur K ocstler, quien se alojaba en la
m ism a pensión q ue A dorno, la pensión G laser en el distrito de Alsergrund
en V ien a: “ El Dr. T b eo d o re (jíc) W iesengrund-A dorno” era uno “ de los
m ás engreídos in telectuales q ue c o n o c í.. . Era un joven tím id o, distraído
y esotérico, y tenía un encanto sutil que yo era dem asiado inexperto para
discernir. . , C om partía una m esita en el com edor con una m u je r rubia
e igualm ente retraída: la actriz A nny M cw cs, quien había sido am iga
de R ainer M aria R ilk e .. . Adorno y Anny M ew es alguna vez m e dirigieron
unas palabras amistosas desde sus remotas alturas in telectu a les.” (A rthur
K ocstlcr, A r r o w in the Blue: An A u t o b i o g r a p h y , 2 vols. [N ueva York,
T h e M a c m illa n C om pany, 1952], vol. I, p. 131.)
consciente y carecía de la espontaneidad necesaria p ara la com po
sición desinhibida. Debe haberse dado cuenta de que, dad a su
inclinación hacia la filosofía, estaba m ás dotado p a ra la crítica
musical que para la composición. Adem ás, la “era heroica” de la
escuela de Schonberg había term inado, la ru p tu ra verdaderam ente
significativa ya se había realizado.. D u ran te el periodo de la estancia
de A dorno en V iena, Schonberg estaba desarrollando la técnica
dodecafónica, y aunque A dorno fue un tem prano p artidario del
m étodo,150 lo era en sus propios térm inos, no en los de Schonberg.
Puede haber tenido desde entonces las dudas que más tarde a rticu
laría151 sobre las lim itaciones y restricciones del esquem a dode-
cafónico, en com paración con la libertad relativa de la atonalidad
anterior.152 Seguram ente rechazaba la propensión hacia la m agia
y la superstición que im peraba en el grupo de Schonberg, a des
pecho de la insistencia en la “lógica” musical y la composición
como articulación racional: Berg era neuróticam ente supersticioso
y tenía al 23 como su núm ero m ágico; Schonberg creía en los
horóscopos y tem ía al núm ero 13 y a todos sus m últiplos. C uando
Adorno volvió a F ran k fu rt y a la filosofía, fue a la tradición de la
Ilustración de Cornelius. Parece haber experim entado la necesidad
de dem ostrar que lo irracional podía ser entendido racionalm ente.
Esto lo condujo prim ero a Freud y, casi inm ediatam ente, a M arx.
. . .no con sid eram os q u e estas teorías estén aislad as, sin o q u e están c o
n ecta d a s con la situ ación histórica; por el h ech o d e q ue no se origin an
so lita ria m en te en la v o lu n ta d y fan tasía d e sus cread ores, sino por el
con trario cu m p len den tro de la realid ad so cia l u n a fu n ció n precisa y
d eterm in a d a , una fu n ció n p eligrosa, q ue d eb e ser reco n o cid a y q u e
creem os d eb e ser c o m b a tid a .167
187 M ás tarde calcularía que h acia 1933 había estado allí casi 4 años.
389 C ontrajeron m atrim onio en 1930, cuando A dorno estaba en In g la
terra. Adorno no era fem inista. A unque su esposa tenía ed u cación u n i
versitaria, su “carrera” fue básicam ente ser la secretaria d e A dorno. N o
tuvieron hijos.
1BD K racauer, que escribía folletin es para la Frankfurter Z e i t un g desde
1920 y publicara una exitosa n ovela, Gingst er, en 1928, fue ascendido en
1930 a director de la -secció n cultural de aquel periódico en Berlín. (Jay,
“T h e Extraterritorial Life of Siegfried K racauer” , pp. 56 ss.)
100 B loch se m an ten ía com o escritor indep en d ien te, y A dorno lo con oció
a través de B enjam in en 1928. Bloch le escribió a A dorno, expresando su
interés en el estu d io sobre K an t y Freud y solicitando una copia, pero
A d orn o no respondió al pedido, indicando así quizás su propio desencanto.
(C onversación con R olf T ied em an n , P ad en gh e, Italia, marzo de 1973.)
191 1928 fue el año del gran éxito d e la ó p e r a de tres centavos, para
la cual W eill escribió la m úsica y en la que L enya tuvo el p ap el p rotagon i
zo . Karl Kraus d efendió en Die Fackel a B recht contra la acusación del
crítico berlinés A lfred K err en el sentido d e que Brecht h abla plagiado
las canciones de V illo n — un ejem p lo de traslapam iento entre los círculos
intelectuales |de las ciudades en las que A dorno vivía. T am b ién G ropius,
■que encabezaba el B auhaus, con quien estaba con ectad o el pintor M o h o
ly-N agy, era el tercer esposo de A lm a M ahler W erfel.
m C onversación radial entre A dorno y L enya, cin ta m agn etofón ica,
Frankfurt am M ain, L egado Adorno.
1<n Ibid.
104 Brecht había com enzado a leer a M arx seriam ente en 1926, m otivado
por un desefcf de entender las m aquinaciones de la econom ía capitalista.
Se relacionó con Erwin Piscator, cuyo teatro proletario era experim ental en
sus aspectos técnicos y en sus radicales ob jetivos izquierdistas de m ovilizar
Partido,105 el círculo de Berlín consideraba que el arte era dem a
siado im portante corno para ser tratad o como un m ero fenóm eno
económ icam ente determ inado- M ientras el Partido Com unista con
denaba el arte m oderno como u n a m anifestación de la decadencia
burguesa, Brecht creía que las nuevas técnicas estéticas podían ser
“rem odeladas” (um funktioniert), transform adas dialécticam ente
de herram ientas burguesas en herram ientas proletarias que pudieran
provocar una conciencia crítica de la naturaleza de la sociedad
burguesa.106
En relación al papel del arte en la transform ación de la con
ciencia,, no es sorprendente que el grupo de Berlín se sintiera
atraído por un m arxism o hegelianizado, que acentuaba el papel
de la conciencia en la dialéctica del cambio social, y que había
sido form ulado a comienzos de la década de 1920 por K arl K orsch107
y Georg Lukács. Fue particu lar laujnfluencia del libro de Lukács
Historia y conciencia de na~
cim iento del m arxism o occidental.108 Lukács sostenía que el inate-
a las masas. F u e Piscator qu ien desarrolló por prim era vez el “dram a é p ico ” ,
que llegó a ser un con cep to central en la estética m arxista de Brecht.
105 L a m ayoría del grupo d e Berlín eran sim patizantes com unistas sin ser
miembros del Partido, aunque H anns Eisler sí perten ecía a él.
1M W alter B enjam ín T e n t a t i v a sobre Brccht (I l umi nac i ones, III), pról.
y trad. d e J. Aguirre (M ad rid , T aurus, 1975). V éa se tam bién los ensayos
de B enjam in sobre el teatro ép ico de B recht, ibid., pp. 15-60.
107 El ensayo de K orsch “ M arxism us und P h ilosop h ie” , q ue afirm aba
que ía d ialéctica h egelian a era fu n d am en tal para el m arxism o, se publicó
en 1923 en el diario de Cari G rünberg, director d el In stitu to de Frankfurt
de 1923 á 1927. N i A dorno ni B enjam in estaban dem asiado im presionados
por K orsch. B enjam ín escribió a A dorno en 1930: “ L eí Ma r xi s m u s u nd
Philosophie de K ofsch . Pasos verdaderam ente débiles — m e parece— dados
en una correcta dirección .” (C arta de B enjam in a A dorno, 10 de n o
viembre de 1930, Frankfurt am M ain, L egad o A dorno.) D u ran te la
segunda guerra n iund ial, K orsch v iv ía en Boston, y fue visitado por
Brecht. (B u n ge, Fragen Sie me h r über Brecht, p. 92.) B recht c o n o cía
a Korsch desd e 1920. A dorno tam bién v io a K orsch durante su exilio:
"Karl K orsch está en B oston, y no d eja de resultar interesante estar co n
este hom bre excéntrico e in telig en te de vez en cu an d o, qu ien se ubica';
tan lejos a la izquierda, que p rácticam en te reaparece por la d erech a .”
(Carta de A dorno a K renek, 20 d e octubre d e 1938, A d o r n o u nd K r e n e k
Briefwechsel, p. 131.)
163 “L a discusión en torno a las cu estion es teóricas y prácticas suscitadas
por Geschicht e u n d Kl assenbewusstsein y Ma r x i s mu s u n d Philosophie en
los años siguien tes a la conm oción del p eríodo 1 9 2 3 -1 9 2 6 fue más extensa
de lo que in d ican las fuentes publicadas. E sto fue particularm ente cierto
en lo referente al libro de Lukács. Por ejem p lo, H an s M ayer observó
que hacia m ediados y fines de la d éca d a de 1920, el ‘im pacto indirecto,
subterráneo’ d e Geschicht e u n d Kl assenbewusstsein era ‘im presionante’."
Mayer recuerda que m uchos in telectu ales y profesores lo estudiaban y q u e
rialismo dialéctico no era un dogm a sino un “m étodo”, un camino
hacia la verdad, que seguía siendo válido aun en el caso de que
“las tesis sueltas de M a rx ” fuesen descartadas “sin excepciones” .180
Lukács había sido el com pañero de E rnst Bloch antes de la guerra,
cuando am bos eran alum nos de M ax W eber ¡ en H eidelberg,200
y seguram ente A dorno discutió Historia y conciencia de clase con
Bloch y el círculo de Berlín a fines de la década de 1920.201 H ork
heim er, quien tam bién visitaba frecuentem ente Berlín, estaba muy
influido p o r el libro de Lukács en aquella época, y comenzó a estu
d iar seriam ente las filosofías de M arx y de Hegel, incluyéndolas a
am bas en sus cursos de filosofía social y política.202 C uando llegó
a director en 1931, H orkheim er trajo al Instituto de F rankfurt un
m arxism o hegelianizado, influido por Lukács, y la contribución
original de u n a aproxim ación freudíaña” a lá psicología social.20*
Pero cuando H orkheim er se unió al Instituto, A dorno tomó un
•camino diferente. E n lugar de seguir a H orkheim er enTos problem as
de la teoría social, perm aneció preocupado con problem as de filo-
sofíá y estética. Com o e l’circuló de Berlín, quería experim entar con
el m arxism o como m étodo p a ra el análisis estético, más que analizar
•era costum bre hablar d e “ reificación ’ y utilizar para el análisis de los
problem as de la cu ltu ra la interp retación de L ukács del co n cep to m arxiano
•del ‘fetichism o de la mercancía* ” (P a u l Breines, “ Praxis and its theorists:
the im pact of L ukács and K orsch in th e 192ü’s” , Telas, 11, prim avera de
1972, p. 95.)
JM> G eorg Lukács, Hi st oria y consciencia de clase, trad. M an u el S a
cristán (M éx ico , G rijalbo, 1969), pp. 1-2.
200 Paul H o n ig sh eim , “D er M ax W eber-K reis in H eid elb erg ” , K o l n e r
Viert el j ahreshef t e für Sozi ologi e, 5 (1 9 2 6 ), 2 7 0 -2 8 7 . (H o n ig sh eim escribió
■que, a pesar d e sus con tin u as disputas teóricas, B loch y Lukács eran in te
lectu a lm e n te las dos caras dé la m ism a m oneda, y que a m enudo se en co n
traban estando d e acu erd o en la discusión contra M ax W eber. Según sus
•observaciones, H eid elb erg era por entonces un centro de extranjeros radi
cales y que por lo tanto “ no era casual que tantos revolucionarios y b o l
ch eviq u es”, en aq u ella ép o ca , vinieran a m enudo a tom ar el té a la casa
•de W eber {ibid., p. 272).
201 A ntes de ese m om en to, A dorno h ab ía sido in flu id o por otro libro, un
anterior estudio prem arxista de Lukács, D i e T h e r i e des R o m a n s , que había
leído en 1921. T am b ién esta in flu en cia fue duradera, y será tratada más
a d ela n te en el cap. 3.
2,12 Ernst Erich N oth , “In der verm ein tlich en H och b u rg des Liberalis-
m us: W ie m an irn Frankfurt der d reissiger-Jah re stu d iertc” , Frankfurter
. Rundschau, núm . 26 9 , 20 d e noviem bre de 1971, su p lem en to, p. v.
aa Éste era el program a d elin ea d o para el In stitu to en su conferencia
inaugural com o director. (V éa se M ax H orkheim er, “D ie gegenw ártige
L age der Sozialp h ilosop h ie und d ie A ufgaben eines In stitu ís für Sozial-
ío r sc h u n g ” [1931], Sozi alphi losophi sche S t u d i en : Aufsat ze, R e d e n und
Vortrage, 1 9 30- 1972, ed. W erner Brede [Frankfurt am M ain, A lh en áu m
F ischer T a sch en b u ch V erlag, 1972], pp. 3 3-46.)
la sociedad,204 V en este punto, la influencia de \Valter Benjamin
fue decisiva.
E n. 1928 A dorno comenzó a reunirse con Benjam in en Frankfurt,
y sostuvieron' u n a serie de discusiones teóricas. A unque no existe
ninguna docum entación específica acerca del contenido de estas con
versaciones,205 es claro que significaron un p u n to jd e transform a
ción p a ra Adorno. E n sus escritos anteriores a est^ época no habí^.
ningún trazo de la term inología idiosincrática de Benjam in. Pero
a p a rtir de 1928 casi todo lo escrito por A dorno lleva el sello del
lenguaje.de Benjam ín.208 P ara alguien corno Adorno, nutrido en la
tradición de K raus y Schonberg, quienes consideraban al lenguaje
como la “representación de la verdad”,207 un cambio en el voca
bulario tenía una im portancia teórica de prim era m agnitud.
Debemos recordar que su am istad se rem ontaba a \923, época en
la que B enjam in estaba influido por la erudición de Scholem sobre
el"'misticismo judío. D u ran te la éstáncia de Adorno en Viena, Ben
jam ín había avanzado sim ultáneam ente en dos dilecciones panufo-
jic a s?lJn á, hacia su objetivo original de desarrollar una téóríá cog-
riitiva sobre bases kantianas, que pudiera dar cuenta tanto de la
experiencia filosófica como de la experiencia místico-religiosa.208
La otra era hacia el marxismoA'|Ásja Lacis^ actriz y directora latvia,
que había participado en M oscu^eTTeí^'oceso de proletarización de
las artes du ran te los prim eros años leninistas, se adjudicaba el cré
dito por este viraje de Benjam in, y fue ella quien le presentó a
Bertolt B recht.209 Conoció a Benjam in en 1924, y pasaron tiem po
RECEPCIÓN DE LUKACS
6 I bi d. , p . 38.
I b i d . , p. 189.
30 D eb e señalarse la d eu d a de Lukács no sólo h a cia su anterior m aestro
M ax W cber, sino con el n eoh egelian o W ilhelm D ilth ey , por la idea de una
estructura com ún q u e se m an ifiesta en todos los aspectos soctetales de una
era histórica dada. E l m ism o Lukács recon oció su d eu d a para con D ilth ey
(ibid., p. 170). Pero existía una d iferen cia sign ificativa. El co n cep to de
estructura de D ilth ey era puram ente descriptivo, m ientras q ue la estructura
de la m ercancía en L ukács era una herram ienta an a lítica que supu es la
m ente revelaba la real naturaleza d e la sociedad y de su desarrollo his-
tórico.
« Ibi d. , p . 2 3 3 .
blem a fundam ental del idealism o, la separación dualista del sujeto
£^el objeto, tenía su prototipo en el problem a de la m ercancía, en
d o n d e lo s productos aparecen divorciados de los obreros que.Jos. lian
PíPfiucicío. El conceptÓ 'de reificación proporcionaba la clave de am
bos. Así como las m ercancías asum ían u n a form a reificada en el do
m inio de producción, se transform aban en “fetiches” que aparecían
escindidos del proceso social de su producción, asíala reificacla
concepción clel “objeto” como lo “dado” inm utable jde la teoría
b urguesa oscureció el p r oceso oc ioh istó rico a través del cual se
había.. confc)í:^n2KjÍ9r ,'Y así com o las m ercancías reificádas a d q u i
rían un abstracto valor de cambio, divorciado de su valor de uso
social, así la reificación de la lógica burguesa se m anifestaba en la
abstracta separación entre form a y contenido. D e allí que el límite
del pensam iento burgués fuese “objetivo” : “ es la situación de clase
m ism a” .12 L a significación del análisis de Lukács consiste en que,
en lugar de ver en la teoría burguesa un m ero epifenómeno, un
delgado velo sobre los desnudos intereses de clase, sostenía o in
ten ta b a dem ostrar que, incluso los m ejores pensadores burgueses,
en sus intentos intelectuales m ás honestos, no eran capaces de
resolver las contradicciones de sus teorías, porque éstas se basaban
en una realidad que era en sí mism a contradictoria. T o d a vez
que estos pensadores aceptaban la realidad social dad a como la
realidad, se enfrentaban con u n a b arre ra de irracionalidad que
p o d ría ser superada (y que había llevado a K a n t a afirm ar la cosa
en sí), porque dicha b arre ra no podía elim inarse de la teoría sin
ser elim inada en la sociedad. A la inversa, si los teóricos pudiesen
ver a través de las apariencias reificadas, reconocerían que las
antinom ias de lá filosofía se debían no á "las inadecuaciones de la
razón sino a las a e la realidad, donde la rázón tra tab a de encon
trarse a sí misma. Y esto, afirm aba Liikács, " significaría considerar
los fenóm enos sociales ya no desde el punto de vista de la hurgue-
jm 'V 8 es decir, desde el de la clase revolucionaria, el proletariado.
N o existe d u d a alguna de que, p ara A dorno, la percepción de
Lukács de las m anifestaciones de la estructura de la m ercancía
al interior de la conciencia burguesa fue “de u n a im portancia difí
cilm ente sobrestim able”,14 y que la época de este, im pacto tuvo
lugar inm ediatam ente después de su aproxim ación inicial al m ar
xismo. M ientras su estudio sobre K a n t y Freud de 1927 no mues-
13 i b i d . , p. 58.
13 Ibi d.
u A lfred S ch m id t, “D ie Zeit schri ft für Sozi alforschung: G esch ich te und
gegen w ártig e B ed eu tu n g ”, introd. a Zeitschrift f ü r Sozialforschung, 2?
ed. (M u n ich , K ó sel-V erla g , 1 9 7 0 ), v ol. 1, p. 34.
tra influencia alguna de la filosóficam ente sofisticada Ideologie-
kritik de Lukács (y ésta fue precisam ente su debilidad), el análisis
prítico de K ierkegaard, en el que trabajó desde 1929 a 1933,
táebía m uchísim o a los conceptos de “reificación”, ‘'estructura de
la m ercancía”, y “fetichism o” dé Lukács. A dorno Jno sólo continuó'
el m étodo de Lukács dé analizar Tá filosofía burguesa, sino que
extendió su aplicación a la esfera d e " ía música"16'
"Después de ía segunda guerra" m u h d ia ir y ' de los horrores de
Ausclnvitz e H iroshim a, A dorno identificó como el m al fundam ental
a la estructura de dom inación: “L a cosificación es un epifenómeno
en com paración con la posibilidad de u n a catástrofe t o ta l.. .’no
Pero d u ran te los años treinta, A dorno parece haber aceptado como
correcta la afirm ación de Lukács en el sentido de que no existía
solución a los problem as de la filosofía burguesa, que “no haya
de buscarse en ía del enigm a de la estructura de la m ercancía” .*7
En realidad, en su conferencia inaugural de 1931, la única ilustra
ción que dio de su program a filosófico fue u n ' ejem plo tom ado
de Lukács: el uso de la estructura de la m ercancía p ara develar
el problem a kantiano de la cosa en sí. Sin embargo Adorno no
identificaba del todo su program a con el de Lukács. Escribió así
que la solución al problem a de la cosa en sí no se encontraba
30 V éase cap 1.
20 Para una discusión sobre el énfasis en la “verdad” cogn itiva en com
p aración con la orientación, d e H orkheim er h acia la praxis ética, véase
el cap. 4. En 1923 ©¿jtjamin*'1!rechazó expresam ente la evalu ación del
arte en función d e . sus éfécFos:'“ '‘‘N m g fy i, p oem a tiene por d estinatario
al lector, ningún cuadro se dirige a quien lo '“contem pla, nin gu n a sinfonía
¿i quien la e¡scucha.” (W alter B enjam in, “T h e Task of the T r a n sla to r ’
(TH^3)7''ni umi na t i o ns, ed. e jntrod. Ila n n a h Á réndt., trad.'* Híírry Z olin
.[Nueva York, Schocken Books, 1969], p. 69.)
21 C arta de B enjam in a M ax Rychricr, 7 de m arzo de 1931, en W alter
.Benjamin, Briefe, 2 vols., ed. Gersüom Sc'.mlcm y T h eod or W, A dorno
(Frankfurt am M ain , Suhrkamp V erlag, 1966,. vol. 2, p. 524). M ás a d e
la n te, en la décad a de 1930, cuando B enjam ín, bajo la influencia de Brecht,
escribió ensayos afirm ando la co n cien cia del proletariado en su estado
actu al, A dorno le reprochó haber abandonado su posición anterior (véase
can. 9).
A dorno creía posible, por lo tanto, aceptar el m aterialism o dialéc
tico de Lukács como m étodo cognitivo, sin abrazar su teoría
ontológica del proceso histórico o su concepto del proletariado'
como sujeto-objeto de ese proceso. No era la intención de Lukács
que estos dos niveles pudieran afirm arse por separado. Insistía,
en la identidad entre “conocim iento objetivo de la esencia de la
sociedad” y “autoconocim iento del proletariado” .22 M arcado por
su experiencia como comisario diputado p ara la educación d u ran te
la efím era R epública Soviética H úngara, la intención de Lukács.
era convencer a los intelectuales de convertirse en revolucionarios.
El propósito de su crítica a la conciencia burguesa era probar que
aquello que los pensadores de su época habían llam ado “crisis
cultural” no podía ser superada en el nivel de la teoría, sino sólo
uniéndose a la causa del proletariado-28
Pero su intención tenía el peligro de generar la reacción inversa.
L a propia sofisticación de su crítica, que tornaba al m aterialism o'
dialéctico intelectualm ente respetable,24 proporcionó a A dorno una.
herram ienta por dem ás efectiva p a ra continuar filosofando.
61 L ukács leyó por prim era vez Io¿ Manus c ri t os de 1844 en 1930 y señaló
el “efecto d e choc” que sobre él ejercieron , en especial la distinción crítica
de M arx entre alienación ( E n t f r e m d u n g ) y realización (Ent avss erung) en el
proceso d ialéctico de trabajo ( Hi st ori a y consciencia d e clase, pp. x x x v n i-
x x x ix ). A fines de la d écad a de 1920, el In stitu to d e Frankfurt recibió
copias fotostáticás de los prim eros m anuscritos d é M arx. Se los en vió D avid
R yázáñov, director dél In stitu to M árx-E ngéls de M oscú , que por entonces
18S estaba com p ilan d o para la Ma r x - E n g e l s historisch-kritische Gesamt -
ausgabe ( M E G A ) , de la cu al era el editor. R yazanov h ab ía pasado algún
tiem po en Frankfurt a com ienzos d e 1930, era am igo d el anterior In stitu t für
Sozialforschung y hab ía pu b licad o un artícu lo en la revista d el Instituto en
1930. V íctim a de las purgas de Stalin, p erd ió su p uesto en la década de 1930.
(Jay, T h e diatectical i maginat ion, pp, 13, 19.) M arcuse escribió un artículo
sobre los Manus cri t os en 1932: “N e u e Q u ellen zur G ru n d legu n g des histo-
rischen . M aterialism us.”
62 Writi ngs of t he y o u n g M a r x on p hi l o s o p hy a n d society, trad. y ed. Lloyd
D. E aston y K urt H . G u d d at (G ard en C ity, N . Y ., D ou b led ay, A nchor
Books, 1967), p. 321.
83 Ibi d. , p. 322.
w L a palabra alem ana original wissenschaftlich alu d e a las ciencias h u
manas tanto com o a las n atu rales; n ótese e l sign ificad o m ás específico de la
traducción “cien tíficam en te” .
len gu aje, en el q u e a ctú a el pensador— ; ta m b ién m i ex isten cia pers onal
es a ctiv id a d so cia l. P or eso lo q u e h a g a d e m í m ism o lo h a g o para la
socied ad y la co n c ie n c ia d e m í con la q u e a ctú o es la de u n ser so c ia l.65
Para ilustrar este problem a, así como los elementos que distinguían
su noción de praxis intelectual de la laikács por un lado y de la
de Brecht por otro, nad a m ejor que su artículo “Z ur gesellschaft-
lichen Lage der M usik” ( “Sobre la situación social de la m úsica”),
de 1932. Fue la prim era contribución de Adorno a la revista del
In stituto de H orkheim er, Zeitschrift für Sozialforschung,89 Dise-
m Ibi d. , p. 122.
113 Ibi d.
114 Ibi d.
I bi d. , p. 123.
118 l b i d . t p. 124.
Adorno no cuestionaba “el valor agitativo y por loj. tanto el derecho
político de la G em einschaftsm uúk proletaria ni el de los coros de
Eisler” ;117 lo que cuestionaba era su derecho estético:
Sin embargo, tan pronto como esta música se aleja del frente de la
acción inm ediata... y se erige como forma de arte, es innegable que las
formas producidas no pueden compararse con la producción burguesa, y
que se presentan como una cuestionable mezcla compuesta de migajas
burguesas, estilos formales superados, literatura coral de la pequeña
burguesía y migajas de una “nueva" música progresista a los que se
sustrae a través de esta mezcla de la agudeza del ataque y de la validez
de cualquier formulación técnica.118
111 Ibi d.
Ibid.
118 V éa se el ensayo citad o en la anterior n o ta 69. E n e?te ensayo B enjam ín
citaba a E isler con aprobación: “ ‘L a m ú sica sin palabras sólo en el cap i
talism o ha cobrado su gran im p ortan cia y su expresión p len a .’ Es decir, qué la
tarea de m odificar el con cierto no resulta posible sin la colaboración de la
palabra. Ésta es la ú n ica que, com o form ula Eisler, p u ed e operar la trans
form ación de un concierto en un m itin p o lítico . C on la pieza didáctica
M e d i d a s t omadas han dem ostrado Brecht y E isler q ue sem ejante transfor
m ación representa de h ech o un tenor su m am ente elevad o de la técnica
musical y literaria.” {Ibid. , pp 127-128.)
cíales q ue surgen d e su esfera estética propia, es decir, d e su trabajo
y sus p ro b lem a s.120
E sta ciega creen cia m e ta físic a en " el d esa rro llo d e la m ú sic a ” . . . S i
A dorno tan só lo co m p ren d iera q u e la m ú sica está h ech a por g en te para
otra g en te — ¡y q u e si ta m b ién se d esarrolla, este d esa rro llo no es a b s
tracto sino q u e p u ed e rela cio n arse d e a lg ú n m o d o con las rela cio n es
so ciales!— , en to n ces n o diría estas abstractas in se n sa te c es.122
i .a t o t a l id a d p e r d id a : la h is t o r ia en fragm entos
01 Ibi d. , p. 365.
03 Ibi d., P. 356.
M H orkheim er descubrió lu ego que los orígenes d el térm ino se rem on ta
ban a D em ócrito. (V éa se M ax H orkheim er, “ Bem erkungcn zur philosophis-
clien A nth ropologie" , Kri t i s c he The ori e, i, p. 220.)
69 En realidad A dorno se refería a la descripción d e L ukács d el mundo'
alienado com o el “m u n d o de las m ercancías” , aunque L ukács no discu tió el
concepto do “ segui¡ida n atu raleza” en el co n tex to de la m ercancía hasta H i s
toria y conciencia de clase. (V éa se A dorno, “D ie Id e e der N a tu rg esch ich te”,
GS 1, p. 355.)
M Éste era un térm ino descubierto por B en jam ín en B audelaire.
01 Cf. “Los hom bres están dom inados por la n aturaleza: por ese cu estio
nable y hueco con cep to de n a tu r a le z a .. . La in m ed iatez [de la m úsica], hoy
perdida, es interpretada erróneam ente com o naturaleza, y actu alm en te no es.
más que un potpourri de pasadas co n v en cio n es.” (T h eo d o r W. A dorno,
“M usikpadagogische M usik: Brief an Ernst K ren ek” [1936], A d o r n o und
Krenek; Briel wechsel, p. 219.)
w A dorno, “ D ie Id ee der N a tu rg esch ich te” (1 9 3 2 ), GS 1, p. 350.
ra ideológica abstracta, y era incorrecto desm itificar la “segunda
naturaleza” sólo p a ra rem plazaría ~p(^"otro~Tñi'fópél dé "lina- tota-
IiHad'TiístÓ?iCa~plena de s e n tf d o rP a m ’ evTtor “‘féI encantam iento
de la ^ li'i^ m 1 a ^ r T^o~TíísTonco'^3'ebía im érpretárse en térm inos de
Já p r i m e r a natu raleza” concreta, que m oría en su interior. En
este pu n to A dorno citab a el estudio prem arxista de Benjamin,
IJrsprung des deutschen Trciuérs^iel^ '^ O n g é r T d e l dram a ale-
m áñ^J.^Isíientras X ukács tenía u n a visión escatológíca de la his
toria que prean u n ciab a la vuelta a la vida del m undo reificado a
través de la resurrección de la totalidad perdida, ^enjam in'1bus
caba la historia al in terio r de los fenóm enos individuales, “vol-
v Íen3olo¥ a^Jía" vi d a’5 en él sentido de que ¿u proceso cognitivo
liberara su significado níJviviente concreto.
f . . ■■ ...... _____
IJA1
E n el libro sobre el
^ ^
00 I bi d. , p. 361.
100 Ibi d. , p. 35 7 .
101 I bi d. , p. 358.
lua B enjam in, citad o en ibid., p. 357.
103 B enjam ín, citado en ibid., p. 359.
104 W alter Benjam in, Ur s p r ung des deutschcn Trauerspíels (Frankfurt
íim M ain , Suhrkam p V erlag, 1972), p. 195.
lugar aparece una representación crítica de la .historia concreta
como “la no libertad, la im perfección y la desigualdad de lo sen
sual” .108 El m odo alegórico de retra ta r la verdad tenía sentido
sólo en tiempos de clecadencia histórica;100 de ahí que tuviera
m ayor relevancia^para el presente^que^el perth3o~~clásTcTsmo c[ue
Luk'ács Tarñentaba. L a iimÍJXtu,3 entre _Ia alegoría barroca y el ex
p resionismo ño^pasaba desapercibida p ara fiéflja'ffiiñ'i"'ya"qúe como
apuntaba, am bas eran expresiones del colapso de u n a era his
tórica.107
El alcance desm itificador del concepto alegórico de historia, uti
lizado como concepto cognitivo critico, era el mismo que el de
“segunda naturaleza” . L a verdad de ambos era su revelación de
la transitoriedad de la realidad m aterial. Este m om ento de transi
toriedad, escfiBi5“ Á Jo rn o , e ra ^el punto más profundo en donde
convergen historia y naturaleza” .108 C uando la realidad m aterial
asum ía la apariencia de una perm anencia mítifca, el reconoci
m iento de su devenir histórico y p o r lo tanto de su transitoriedad
traspasaba el m ito. C uando la historia aparecía en la form a m ítica
de u n a “totalidad estructural1’,109 su traducción nuevam ente a la
“prim era naturaleza” concreta y particular revelaba que la jfiis-
toria no era una unidad sistemática, sino un “discontinuo total,
no sólo en tan to contiene diferentes Hbeclios ~y evidencias, "sino
tam bién porque contiene u n a diferencia de naturaleza estructu
ral” .110 En las brechas y rupturas de la historia, que articulaba
105 Ibi d.
100 A dorno, " D ie Id e e der N a tu rg esch ich te” (1 9 3 2 ), GS 1, p. 35 9 . ^
107 B enjam ín, Urs pr u ng des d e ut s c he n Trauerspiels, p. 42. En D i e T h e
orie des R o ma n s , Lukács argum entaba q ue la d ecad en cia d el sen tid o de
totalidad h abía llegado tan lejos que in clu so se h abía vu elto problem ático
el in ten to d e crear una tota lid a d s ubj e t i v a por m ed io d e la form a literaria
de la novela, que para que el arte se siguiera desarrollando era necesario que
la realidad se transform ara, y q u e "el arte jam ás podría ser el agen te de tal
transform ación” (p . 152). M ás tarde encontraría el agen te necesario en el
proletariado, com enzaría a d efen d er la p olitización del arte y a abogar por
el realism o socialista contra la “d eca d en cia ” artística cap italista (represen
tada por el expresionism o). A dorno y B enjam in sugerían que la valid ez del
arte expresionista radicaba en q u e, a d iferencia d el in ten to id eo ló g ico de Ja
novela id ealista d e crear un a falsa totalid ad su b jetiva, expresaba (com o
antes la alegoría) la v e r d a d acerca de la realidad, su desintegración, sus
contradicciones, y su sufrim iento h u m an o. Éste era y con tin u ó siendo el
criterio de validez de A dorno tanto para la filosofía actual com o para el
arte.
1<a A dorno, “D ie Id ee der N a tu rg esch ich te” (1 9 3 2 ), G S 1, pp. 357-350.
108 I b i d p. 3 6 2 .
m Ibi d.
e intensificaba la conciencia desmitificadora, yacía la esperanza
de un progreso histórico que no fuera simple mito.
H istoria y naturaleza no eran abstractos “conceptos invariantes”
sino que “se ordenaban alrededor de la fadicidad histórica con
creta”*,1J1 form ando u n a constelación que liberaba en el fenóme
no el m om ento de transítoriedad que podía rom per su m ítico
hechizo sobre el presente:
111 I bi d. , p. 359;
m Ibi d.
1,3 I bi d. } p. 345.
114 Ibi d. , p. 359. L a n oción d el tiem po histórico com o “ d iscon tin u o”
tam bién era de S im m el, y probablem ente A dorno la heredara a través de
su antigu o m entor S iegfried K racauer.
“ c T h eod o r W. A dorno, Ki e rke gaar ds Ko nst r uk l i o n des Aesthet ischen
(1 9 5 3 ): M i t z wei Beilagen. 3^ cd. am p liad a (F rankfurt am M ain , Suhrkam p
V erlag, 1966), p. 62.
ufl H orkheim er, cit. en T ied em an n , St u d i en zur Phil osophie Wal ter
Benj ami ns, p. 117.
111 Calle d e un solo sentido (Einbahnstrasse) era el títu lo d el libro de
B enjam in, d e 1928, de recuerdos fragm entarios.
esperanza. Q uizá esto dé la clave p a ra entender la críptica frase
de Benjam ín que A dorno citaba: “ Sólo a través de la desespe
ranza nos es dada la esperanza.” 118
1,8 W alter B enjam in, "G oethes W ah lverw an d tsch aften ” (1 9 2 4 ), Schri f
ten, 2 vols., ed. i T h eod o r W . A dorno y G retel A dorno (Frankfurt am
M ain, Suhrkam p V erlag, 1955), vol. 1, p. 140.
ua T h eod or W. A dorno, “ Portrait of W alter B en jam in ” , Prisms, trad.
Sam ucl y Sherry W eber (L ondres, N ev ille Spearm an, 1967), p. 2 3 3 .
La propia teoría de la historia d e B en jam in se com p licó cu an d o en la
década de 1930 acep tó q ue los con cep tos cogn itivos pod ían transform arse
de n egación crítica en afirm ación positiva d el pasado y el presente, es
decir cu an d o in ten tó "rescatar” los fen óm en os en el sentido de una red en
ción teológica, y cuando afirm ó el curso real d el desarrollo histórico, in
cluyendo la con cien cia em pírica d el p roletariado. Para una discusión d e
esta am b ivalen cia de los escritos de B en jam ín , véase Jiirgeri H a b e r m a s,.
A dorno tam bién utilizó esta técnica cognitiva, particularm ente el
procedim iento de identificar los elementos arcaicos dentro de los
fenómenos m ás m odernos.121* C ualquiera Haya sido el eje del an á
lisis^ el procedim iento crítico era el m ism o: se utilizaban concep
tos dialécticam ente opuestos como herram ientas p a ra desmitolo-
gizar el m undo y abrirlo a la com prensión crítica.
E n ten d er este proceso es aprehender el m ecanism o esencial del
m étodo crítico de A dorno como un proceso de dialéctica sin iden
tidad. Se recordaráT cfué''Adorno ~áceptaba él afgu m érito' dé Lúkács
d é ''q u e las antinom ias del pensam iento burgués reflejaban una
realidad co ntradictoria en sí; no podían ser reconciliadas en la
teoría en tan to la realidad social perm aneciera inm odificada.121
A ceptada la prem isa de u n a realidad contradictoria, esencialm ente
antagónica, está clara la razón que llevó a A dorno a entender que
el conocim iento del presente requería la yuxtaposición de con
ceptos contradictorios cuya tensión m utuam ente negadora no
podía disolverse.
N o sólo los conceptos antitéticos de historia y naturaleza sino
tam bién, por ejem plo, los conceptos de individuo y sociedad eran
de este m odo utilizados por ÁHornó: cada vez que la teoría b u r
guesa afirm aba la prim acía del indiyiduo~aufÓhíTtíío ' \ \ & ' a i l í 6 ñ ó ' r n e
clel idealismo), Acforno"d ém qstraba"cóm o el Individuo re-
fie jabaT l a t o t ^ ^ social. Pero allí donde el colectivo social era
p rioridad esenciaT^el concepto de la izquierda acerca de un sujeto
revolucionario colectivo, el derechista de G em einschaft, e\ con
cepto hitleriano ¿Té das Volk), A dorno sostenía que el individuo
mücferno estaba aislado en su existencia''TiTóñ’á di ca, "tal como ha-
l5ian~^osT^iido~téofícbs burgueses coino~ Husserl. Aquello que ap a
recía como orden racional en la sociedad burguesa, era m ostrado
por A dorno ‘como caos irra c io n a l, pero cuando se afirm aba qüe
la realidad era anarquica e irracional, A dorno exponía el orden
de clase subyacente a esta apariencia.122 O tro ejem plo: cuando la
“ B ew usstm achende od er retten d e ICritik: D ie A k tu alitát W alter Benja-
m ins” (1 9 7 2 ), K u l t u r u n d K r i t i k : Verst reute Auf sat ze (Frankfurt am
M ain , Suhrkam p T a sch en b u ch , 1973), pp. 3 0 2 -3 4 4 .{
1X0 A dorno sólo se refiere brevem ente a la relación entre d in ám ica his
tórica e im ágen es arcaicas en “ D ie Id ee der N a tu rg esch ich te” ( G S 1,
pp. 362-364 ). Pero véa se la discusión sobre las im ágenes históricas en el
cap. 6.
121 V éase cap. 2.
ÍM D e allí que cu an d o A dorno enfatizó la naturaleza fragm entaria de
la realidad social en la décad a de 1930, y en 1940 em pezó a llam ar a la
socied ad un “sistem a cerrado” (lückenloses Syst em), no dem ostraba in co n
sisten cia alguna. A u n q ue el peso otorgad o a cada uno de los polos variaba
según la particular constelación de cad a ensayo, A dorno siguió conside-
naturaleza se enfrentaba al hom bre como un poder mítico, A dorno'
hacia un llam ado al control de la naturaleza por la razón, pero
cuando el control de la naturaleza tom aba la form a de dom ina
ción, A dorno dem ostraba que esa razón instrum ental era una nue
va mitología. El significado fluctuante de los conceptos de Ador
no, s u .intenciona] am bivalencia, e s'la m ayor fuente de dificultades
p a ra com prender sus. obras.,, Pero en esto consistía precisam ente
su intento por frustrar la m entalidad categorizadora cuya form a
asum ía la “segunda naturaleza” en el siglo xx. Sólo un pensa
m iento fluido que evitase los dogmas podía ser el aliado de la
historia en su despliegue. E n los ensayos de Adorno, los pares de
conceptos dialécticam ente opuestos " cada uno de los cuales conte
nía en^ su interior dos niveles opuestos de significado, se yuxtapo
nían p a ra revelar la verdad de u n a realidad social contradictoria.
““ T Iásta aquí la discusión ha sido dÓcüm ehtádá con los primeros
escritos de A dorno, anteriores al Instituto, de acuerdo con nues
tra intención de centrarnos en los orígenes de su teoría. Pero el
libro D ialektik der^ A u [kla n tn £ ^ ( “D ialéctica de la Ilustración” ),
que A dorno escribiera con M ax H orkheim er du ran te la segunda
guerra m undial y que será discutido en un capítulo posterior y
en un contexto diferente, n o puede sin em bargo d e ja r de ser
tom ado en consideración en un análisis de la concepción de la
historia en Adorno, aun corriendo el riesgo de repetición.128 Diq-
lehtik der A ufklarung presentaba u n a dialéctica histórica de la
razón, originada en la negación del m ito, sólo p a ra retornar otra
vez al m ito en los tiempos m odernos. Conxo.. esta..noción , estaba
excluida de la descripción m arxíana de la historia como lucha de
clases, el estudio h a sido, interpretado cómo un punto de viraje
en la teoría del In stitu to de F rankfurt, c u a n d o ,, como ha dicho
Jay, “la Escuela de F ran k fu rt recorrió el últim o tram o en su larga
m archa apartándose del m arxism o ortodoxo” .124 Pero parece claro
rando que tanto la integración com o la desintegración eran características
de la sociedad burguesa tardía. En realid ad , ten ía la id ea de publicar
una co lección de sus ensayos sociológicos b ajo el títu lo d e “ integración-
desintegración” y escribir un ensayo in trod u ctorio sobre el tem a. (V éase
“E ditorische N achbem erk u n g” , T h eo d o r W . A dorno, G e s a mme l t e Schriften,
vol. 9: Soziologische Schri ften u, ed. Susan Buck-M orss y R o lf T ie d e
mann, 2 vols. [Frankfurt am M ain , Suhrkam p V erlag, 1975],)
V éase infra, cap. 11. C om p letad a en 1944 y pu b licad a por prim era
vez en A m sterdam en 1947, la obra fu e p rácticam en te d escon ocid a hasta
su segunda p u b licación en 1969, cu an d o tuvo considerable im p acto sobre
la N u eva Izquierda alem ana. H a sido traducida a varios idiom as, com o el
inglés: M ax H orkheim er y T h eo d o r W . A dorno, Di al cc t i c of Enlighten-
ment, trad. John C um m ing (N u ev a Y ork, H crder and I-Ierder, 1972).
Martin Jay, T h e dia lectical im a gin a tio n : A history of th e Frankfurt
que esta nueva dirección de la “Escuela” de F rankfurt que observa
Jay no se originaba tanto en su desarrollo orgánico propio como
en el cambio en las relaciones de poder entre sus miembros a p a r
tir de la llegada de Adorno, y especialmente después de que se tras
ladara en 1941 a California y comenzara a trab ajar unido a H ork
heim er.125 D ialektik der A ufklarung no representaba una ru p tu ra
radical respecto de ^ "lñ é to 3 o Io g ía ~ ’á"nfériof~ de ~A doriio/ Podría
ser coñsicféT:a(Ja3^en cárrlBícT,"como una puesta en obra concreta de
la idea de “historia n atu ral” cfelinéafdaT^cíí' síí‘ ¿yíiféreñcía He Í932.
E n ^ 1 ÍB r6 7 1 ^ iñ o m e n to s de IaT’Kisforla, dinám ica y del m ito está
tico se yuxtaponían p a ra otorgarle significado crítico al presente: la
razón era criticada en tanto “m ito”, m ientras el progreso técnico
era visto como el retorno de lo “siem preJdéntico” (ím m ergleiche)
p ó F ía v io Ié n a a n riT lig iH a r^ n a ^ p n m e ra naturaleza” m aterial; se
exponuTTa liT^Trí^m aTTecier i te (cultura He masas y antisemitismo)
como barbarie arcaica, y lo arcaico, el poterna épico de la Odisea,
era leído como expresión*de lo más m od ern o : Odiseo, el ^proto-
t i^ ~ d e n ^ d m d ü 5 ^ u r g u é s ”’.m 'E xlstía un usó constante de pares
de conceptos^ antitéticos ’ (magia-ciencia, iluminismo-mito, m orali
dad-barbarie, progresión-regresión) que convergían en constelacio
nes desmTtlficadoras tanto de los conceptos como de las realidades
que éstos intentaban definir.
E l^ iscu rso de 1932 estaba claram ente influido por el estudio so
bre el TrauerspCeT~dlT~1&en]ZLmm; Diálelziik der Aüffclariing evi
denciaba de la misma* mañeraTTa influencia denlas GejchichhpTii-
losophisché TheserT~["Tesis^sobre la filosofía de ía historia”) de
B ^ ja rn in T e r^ tím o " tra b a jo escrito "afi tes d e 'su suicidio en 1940.127
Este breve y enigm ático docum ento constituía una de las declara
ciones filosóficas más significativas de Benjamin. In te n tab a ser la
introducción teórica a su trabajo inconcluso más im portante, el
Passagenarbeit> en el” que tra b a jé efurante~ía"década de 1930.
School and the Instit ute of Social Research, 192 3 - 1 9 5 0 (B oston : L ittlc,
Brown, 1973), p. 256.
125 V éase infrat cap. 11.
H orkh¿im er y A dorno, Dialect ic of En l i g ht e nme nt , p. 43.
1117 El In stitu to recibió una cop ia en 1941 y la publicó bajo el título
ü b e r den Begriff der Geschicht e en una ed ición especial del Instituto,
Wal ter Be nj a mi n z u m Ged&chtnis, en 1942. V éase nota del editor (W al-
ter B enjam in, G e s a mme l t e Schri ften, vol. 1:3: Abh a n d l u n g e n , ed. Rolf
T ied em an n y H erm an n Schw eppcnháuser [Frankfurt am M ain , Suhrkam p
V erlag, 1974], p. 1223.)
1S9 h a im portancia d e las tesis, así com o su esoterism o, lia suscitado un
libro de ensayos interpretativos: Mat eri al i en zu Benjamins T h e s e n “ ü b er
der Begriff der Geschicht e: Beilrüge u n d Int erpre t at i onen, ed- P eter Bult*
kaup (Frankfurt am M ain , Suhrkam p V erlag, 1975).
Significativam ente, m ientras Trauerspiel no pretendía ser m ateria
lista dialéctico, el Passagenarb 'éÍt~Y<S' er?¿7 E n 'e s tá s ' tesis ^sóbre la
historia, Benjam in volvía12’’ al relativismo radical con el que
Adorno y 'él se habían com prom etido en Kónigstein en 1929: la
verdad de cualquier fenóm eno pasado no era estática, exterior a
la historia, sino inm anente y p o r" 1ó t an to" me d íá"tizad á por un pre
sente continuam ente cam biante.130 El historiador que percibe esto
“deja de perm itir que la secuencia de eventos se deslice entre sus
dedos como un rosario. A prehende la constelación de la cual form a
parte su propia era al lado de una específica era anterior.”131
L a articulación de los orígenes históricos no era el descubrim iento
de algo en el pasado, como en la fam osa fórm ula de R anke “wie
es eigentlich gewesen ¿jí” 132 ( “tal como realm ente fue”). Id en ti
ficar la “fuente” ( Ursprung) histórica o el prototipo histórico
(U rbild) o el desarrollo histórico ( Urgesckichte) era_construirlo
desde la perspectiva del ^resente^ y con el propósito de criticar
el p resente. Dialektik era precisam ente este tipo cíe construcción,
der Aufízlarung, la “Urgesckichte de la subjetividad”.183 Y cuando
el prim er “Excursus” interpretaba a Odiseo como el prototipo
(Ü rlñlci'fiitl individuó"bürgUes, eí propósito no era desafiar al p a
radigm a m arxísta de la historia como lucha de clases,134 sino el
leer esta im agen arcaica como una configuración de la m oderni
dad, de m odo de transform arse en ía ocasión p ara u n a com pren
sión crítica del presente. Si bien el m étodo no era nuevo p ara
Adornó, lo que se había transform ado era la naturaleza del
120 A m ediados d e los años treinta, bajo la in flu en cia de B recht, h ab ía es
crito afirm ativam en te acerca d el curso de la historia en un sentido m ucho
más ortod oxam en te m arxista. (V éa se esp ecialm ente B enjam ín, “D as K uns-
Uverk im Z eitalter seiner tech n isch en R eproduzierbarkeit” [1936]j Ge-
sammelte Schriften, 1 : 2.)
mu historicifimo presenta la im agen ‘etern a’ d el p asad o; el m ateria
lismo histórico presenta una ú n ica experiencia con ei p asad o.” (B en jam in ,
Über den Begriff der Geschicht e [1940], G e s a mme l t e S c hri f t e n, 1 :2 , p.
702.)
131 I bi d. , p. 704.
1S# Ibi d. , p. 695.
1m" H orkheim er y A dorno, Di al ecl i c of E n l i gh t e n me n t , p . 54. Urg e schi c h
te es traducida aquí por “prehistoria” .
m A un después de Di al ekt i k der Aufklürung, A dorno d efen d ía la pe-
riodización histórica de M arx, “ el esquem a d ia léctico de las épocas [feu
dal, burguesa y sin clases]” , en contra d e la traducción de M an n h ein i de
este esquem a en un “fluido y cam b ian te m od o de con d u cta d el hombre
socializado en general, en el que las op osicion es determ inantes d esap are
cen” . A dorno, “ T h e sociology of k n ow led ge and its consciousness” (1 9 5 3 ),
Prisrns, p. 42. La frase entre paréntesis aparece en la versión m ecan o
grafiada d e A dorno de este ensayo, pero no en la versión publicada.
"presente”. Las condiciones objetivas de 1944 no eran iguales a
las de la época de su conferencia ante la Kantgesellschaft. C uando
en 1932 existía un potencial objetivo p a ra la revolución frente al
orden burgués en ruinas, el m ayor obstáculo cognitivo p a ra su
realización parecía ser la reificación, que hacía aparecer a la rea-
iidad como “segunda natu raleza” y no como producto histórico.
H acia 1941, no era ya la estática apariencia de la realidad la que
requería ser desm itificada, sino la apariencia del progreso histórico.
L a situación revolucionaria había conducido al totalitarism o y no
a la liberación, tan to en la A lem ania de H itler como en la R usia
stalinista. Im presionado por el pacto nazi-soviético de 1939180
(hasta el pu n to de sentir la necesidad de retraer la visión revo
lucionaria al dom inio de la teología, frente a la inseguridad de
.todas las patrias terrenales),111® Benjam in afirm aba cjue el m ayor
ob stáculo p a ra la conciencia revolucionaria .había pasado de la
aceptación de una e stític a "^segunda naturaleza” ' á la creencia
enlaTíTstoriar^omo^^"pFogresoT~“Nacía corrom pió” más" a la clase*
obrera alem ana com ona~ñocl6n de que se "¡estaba m oviendo con la
corriente^1ífi*'~La teona'"rnarxfsfá"requería ser''reih térp retad a deh-
tro ^ c íe ^ a constelación presente. B enjam in anotó en un borrador
de las Geschichtsphilosophische Thesen:
ten). N o estoy sugiriendo que los prim eros ensayos sobre m úsica p u b licad os
en la Zeitschrift für Sozialforschung, que con ten ían elem entos para un a
teoría estética así com o una teoría crítica de la cultura de m asa, fueran
insignificantes en com paración con sus estudios filosóficos publicados com o
libros; sim plem ente sostengo que, m ientras el Instituto estaba m ás in tere
sado en una sociología (filosófica) del arte, la preocupación básica de
A dorno estaba en una filosofía (sociológica) tanto de la estética com o de la
cogn ición epistem ológica.
,a G om o afirm ó en 1932, la prem isa idealista, la id en tid ad d e su jeto
y objeto, “h a h ech o colapso desde hace m ucho tiem po y, con ella, el e d i
ficio de la filosofía h e g e lia n a .. . la filosofía ‘absoluta’. . . es cosa d el p a
sado” . ( “H eg el und das Problem der M etaphysik”, p. 192.)
14 La fe de H orkheim er en que las ciencias sociales p u dieran responder
los interrogantes tradicionales de la filosofía a través de la in vestigación
em pírica, no era com partida por A dorno. C ontra esta ten d en cia A dorno,
cóm o recordaría m ás tarde, trataba de "fortalecer la in clin ación antiposi-
tivista, especu lativa” de H orkheim er. (A dorno, “O ftener Brief an M ax H ork
heim er” , p. 32.)
10 Estas dos teorías, sentía, proporcionaban “ una form ulación de las
viejas cuestiones [filosóficas] más ad ecu ad a al estado de nuestro c o n o c i
m ien to presente. . (Ma:t H orkheim er, “D ie gegenw ürtigc L age der Sozial-
ph ilosop h ie und die A ufgabcn eines In stitu ís für Sozialforschung” (1 9 3 1 ),
Sozialphilosophische Studien: Aufsatze, Reden und Vortrüge, 1930-1972,
ed. W erner Brede [Frankfurt am M ain , A th en au m F ischer T asch en b u ch
V erlag, 19721, p. 43.)
18 In vocab a “ una penetración y desarrollo d ialéctico con tin u os entre
E n realidad, A dorno poseía u n a fe casi hegeliana en la lógica in
m anente de la filosofía, en su desarrollo histórico como despliegue
de la verdad aunque, ciertam ente de m odo nada hegeliano, creía
que la verdad desafiaba críticam ente el curso de la historia en lugar
de fundirse con él. C onvencido de que las contradicciones sociales
aparecían dentro del m aterial de la filosofía en form a m ediada.y de
que el filósofo, como el artista, debía ser “absolutam ente m odernp” ,
es decir debía aprehender estas contradicciones en sus m anifesta
ciones más corrientes y (en una época de desintegración) más a n ta
gónicas, A dorno tomó las polémicas heredadas de la anterior ge
neración de filósofos, se sumó a sus filas, y desde su posición de
q uinta colum na impulsó las antinom ias de sus teorías hasta el p unto
en el cual la negación dialéctica del idealismo podía ser consu
m ad a.17 Esta argum entación desde dentro, sobre las bases de la
lógica inherente a la propia filosofía, históricam ente desarrollada,
y dirigida a salir del idealismo burgués hacia el m aterialism o re-:
volucionario, era la significación otorgada por A dorno a la “crítica
inm anente”, y constituía la sustancia de su idea de u n a “ lógica de
la desintegración” .
Este program a ligaba a A dorno con Benjam in m ás que con H o rk
heim er.18 A unque H orkheim er tam bién afirm aba que, si la teoría
burguesa iba a ser efectivam ente desafiada, debía serlo “desde
dentro” , esto significaba sim plem ente p a ra él que tal teoría no p o
día ser descartada desde el exterior a través de ad o p tar cierto punto
de vista antiburgués, m etafísicam ente trascendental. E n cambio,
debía exponerle la brecha entre el pensam iento burgués y su propia
realidad. E n sus ensayos, H orkheim er confrontó conceptos burgue
ses (justicia, razón, individualism o) con la realidad de la sociedad
burguesa (su injusticia, irracionalidad, capitalism o m onopólico), o
tendió a señalar la discrepancia entre la abundancia potencial de
las fuerzas productivas actuales y la escasez existente, o demostró
El com ponente trascendente del idealismo, que perm itía hacer una
distinción m oral entre lo que es y lo que debería ser, siguió siendo
esencial p a ra H orkheim er, a pesar de su vocación por la investiga
ción em pírica. A dorno recordaría m ás tard e: “E n usted la cuestión
básica fue la indignación frente a la injusticia” , apuntando cómo
H orkheim er era tributario de la ética judaica de su fam ilia así
como de los principios del Ilum inism o burgués.20 T am bién observó
que sus prim eras experiencias “no se desarrollaron en form a paralela.
fia Su ob jetivo era “m ostrar los rasgos estructurales com unes d e co n o ci
dos procesos de la historia m od ern a” . (M a x Iiork heiin e?, “ íigoísm o y m o
v im ien to liberador”, T e o r ía crítica, p. 163.) Para u n a discusión de la e v a
lu ación de H ork heim er acerca de D ilth ey , sus críticas y sus puntos de acu er
do, véase .Jay, T h e dialectical im a gin ation , pp. 48-53. ,
73 L a d escripción d e R icpeur de^ los m étodos interpretativos de M arx,
F reud y N ietszch e com o “ ejercicios de la sospecha” , una “ herm enéutica
d e la d esm istificación ”, tam bién s e sa p lica a A dorno (P a u l R icoeur, F reud:
una in te rp reta ción d e l a ^ í l l T ú r á , (M éx ico , Siglo X X I ,
1970), p. 32.
24 Por ejem plo, cuan d o H orkheim er criticaba la acep tación de aquello
que h ab ía evolu cion ad o h istóricam ente com o “segu n d a n atu raleza” , su
p reocup ación se refería no sólo a que, en tanto “categoría suprahistórica
eterna” era de h echo incorrecta, sino a q ue en relación a la v olu n tad m o
ral, era un “ signo d e u n a lam en tab le im p oten cia” . (H orkheim er, “ T eoría
tradicional y teoría crítica” [1937], T e o r ía crítica, pp. 2 4 2 -2 4 3 .)
“ I b id ., pp. 2 4 6 -2 4 7 . “El abism o entre los cánones m orales que los euro
peos h an reconocido desde el a d ven im ien to d e la cristiandad, y los que
estos europeos en realidad practican, es inconm ensurable.” (M a x H ork
heim er [seud. H ein rich R egiu s], D d m m e r u n g : N o tiz e n in D eu tsch la n d
[Zurieh, V erlag O p rech t und H elb lin g , 1934], p. 193.)
28 A dorno, “ O ífen er 13rief an M ax H ork h eim er”, p. 32.
Es más, convergieron” .27 Si el impulso de H orkheim er hacia la
crítica social tuvo su o rigen"''en un hum anism o ético, casi religioso,
Aclorno .en.cam bio estaba com prom etido de m anera prim ordial con
el problem a de la verdad. Para él, los juicios acerca de la verdad
o falsedad, más que las cuestiones del bien y del mal, constituían la
base necesaria p a ra la validación de la teoría. En j m a ^ o c a ^ ^ ^ q u e
la m etafísica había perdido toda legitim idad, Adorno,.,continuaba
pía h te avíelo la pregunta m etafísica; del mismo modo, en una época
que había proclam ado ía m uerte de Dios, H orkheim er se negaba
a abandonar el problem a m oral del bien y del m al.28
Adorno, el metafísíco sin fe en la m etafísica; H orkheim er, el m o
ralista que no creía en la divina providencia: describirlos así puede
ilustrar aquello que m antuvo sus senderos intelectuales separados
durante la década de 1930 y, de hecho, a lo largo de sus vidas.2!>
Esta diferencia da cuenta de la enorm e preocupación de H orkhei
m er por la brecha entre conciencia proletaria “im p u tad a” y em-
°pm ca,IM) ya que consideraba que en la era jrioderna la p raxis m oral
e r a p o r necesidad praxis política. El fracaso del proletariado para
a rrib ar a la conciencia revolucionaría se transform ó en el focó de
interés cíe ía investigación del Instituto du ran te la prim era décácTa
de su''desempeño corno d ire c to r/1 m ientras que el interés de A dorno
” Ibid.
58 A dorno todavía b atallaba con la cuestión de la posibilidad d e ía
m etafísica en el ca p ítu lo final de Negative Dialektik. Cf. la afirm ación
de H orkheim er en 1934: “N o sé hasta qué punto los m etafísicos tienen
una posición , correcta,'q u izá, existe en alguna parte un sistem a o frag
m ento n ietafísico especialm ente aprem iante. Pero sé que los m etafísicos
suelen estar sólo m ínim am ente im presionados por aquello que atorm enta
y aflige a los seres h um anos.” (M a x H orkheim er, Dammerung , p. 86.)
L a preocupación m oral de H orkheim er por el sufrim iento físico (ta n to
de anim ales com o d e seres hum anos), op u esta en cierto m odo a la orien
tación m ás cerebral de A dorno, pu ed e ilustrarse por el siguiente recuerdo
de A dorno: “ U n a vez tú [H orkheim er] m e dijiste que yo percibía a los
anim ales com o hum anos m ientras tú veías a los hum anos com o anim ales.
H ay algo de eso.” (A dorno, “O ffen er lírief an M ax H orkheim er” , p. 32.)
“ C om o escribió A dorno: “A pesar de todo, la tensión entre los polos
de d ond e proveníam os no desapareció, y creció, fru ctifican d o para n o s
otros.” (Ibid})
*" A quí, com o en otras situaciones, H orkheim er estaba más cerca del
Lukács de Historia y conciencia de clase. V eía en el papel d el in telectual
al articulador de la co n cien cia de clase im putada, aunque, com o A dorno,
rechaza el control d el Partido sobre el trabajo teórico del intelectual.
(V éa se H orkheim er, “T eo ría tradicional y teoría crítica” [1937], Teoría
crítica, pp. 223-271.)
31 En su discurso inaugural com o director escribió: “ La discusión re
ferente a la sociedad cristaliza gradualm ente y con crecien te claridad
alrededor de una cuestión, básicam ente la cuestión de la con ex ió n entre
en cuestiones tales como la verdad de la teoría, o la validez del
arte como interrogante totalm ente separados del problem a de la
conciencia del proletariado, determ inó que la^misma noción de un
sujeto revolucionario colectivo quedara excluida de su teoría!82
Pero la polarización entre el m etañsico y el m oralista no debería
acentuarse dem asiado enérgicam ente, ya que nunca fue categórica/13
Su trabajo fue en esencia com plem entario, y ello fue m ucho más
evidente a p artir de 1938. A unque la opción original de A dorno fue
]á de enseñar en él m arco de la disciplina filosófica tradicional, en
lugar de unirse al Instituto de H orkheim er, reconoció sin em bargo
desde el prim er m om ento la dependencia que este tipo de filosofar
tiene respecto de las contribuciones de la investigación en ciencias
sociales;84 del mismo m odo que H orkheim er consideraba la teoría
especulativa indispensable p a ra el proceso de investigación. El pri
m ero estaba haciendo filosofía sociológica; el otro sociología filoso-'
fica. Adem ás A dorno incorporó tem pranam ente la preocupación
de H orkheim er por las injusticias del sufrim iento hum ano, como
vimos en su crítica del concepto de historia.110 Y H orkheim er com
p a rtía el interés de A dorno, si no su preocupación, por la tarea de
establecer un terreno nuevo p a ra la teoría m aterialista y dialéctica.8*1
la vid a económ ica d e la socied ad , el desarrollo p síq u ico de los in d ivid u os,
y las transform aciones en el ám bito cu ltu ral. . (H ork h eim er, “D ie gegen -
w artigc L age der Sozialp h ü osop h ie und d ie A u fgab en eines In stitu ts für
Sozialforschung” , S ozialphilosophische S tu d ie n , p. 43.) E l problem a c o n
dujo a H orkheim er, com o ocurriera con W ilh elm R eich (v éa se su M assen -
psychologíe des Faschtsmus [C op en h agu e, V erla g für S ex u alp olitik , 1933]),
a m ezclar la teoría social m arxista con la p sico lo g ía freu d ian a: “ H abría
que investigar cóm o llegan a crearse m ecanism os psíquicos por cuyo inter
m edio pueden perm anecer laten tes aq u ellas tensiones entre las clases s o
ciales que, sobre la base de la situ ación econ óm ica, tien d en a generar co n
flictos.” (H orkheim er, “ H istoria y p sico lo g ía ” [1932], T e o r ía crítica, p. 33.)
83 V éase cap. 2. A u n q ue n in gu n o d e los dos v eía a la teoría com o subor
d in ad a de la praxis p olítica, para A dorno la relación entre am bas era
altam ente m ediada, y los desarrollos teóricos segu ían siendo m ás autónom os.
33 En L a im aginación dialéctica, M artin Jay ha a cen tu a d o las sim ili
tudes entre A dorno y H orkheim er. L a d iferen cia con nuestra in terp reta
ción p u ed e ser rpás d e en foq u e q ue d e sustancia. C om o Jay lo expresara:
“D esd e su perspfcctiva más p u n tillosa, las diferencias entre A dorno y sus
colegas aparecen m ás claras q ue desde la inía. . .” (C arta de M artín Jay
a la autora, 21 de septiem bre de 1973.)
34 En su discurso de 1931 A dorno ap u n tab a que la filosofía tendría
“q ue tom ar su m aterial esp ecíficam en te disciplinario d e la sociología. .
(A dorno, “D ie A ktualitát der P h ilosop h ie” [1931], GS 1, p. 340.)
53 V éase supra, cap. 3.
30 En un ensayo de 1932 H orkheim er, al referirse a las tareas q ue la
filosofía debía realizar todavía, reflejaba el m ism o espíritu de filosofía
que A dorno hab ía articulado en su discurso inaugural el año anterior:
En realidad; la correspondencia de A dorno evidencia que el deseo de
colaborar con H orkheim er en esta tarea fue u n a de las razones por
las que A dorno decide finalm ente unirse en 1938 al Instituto en los
Estados U nidos. T a l como escribió a Benjam in en junio de aquel
año:
Además, los planes literarios de Max y míos están ahora tomando una
forma muy concreta. Está establecido que primero escribiremos juntos
un largo ensayo acerca de la nueva forma abierta-cerrada de la dialéctica.
Estamos ambos abocados al p lan .. ,87
Las raíces del castaño estaban hundidas en la tierra justo hasta la parte
de abajo de! mi banco. Ya no podía recordar que era una raíz. Las pa
labras se habían desvanecido y con ellas la significación de las cosas,
la forma de utilizarlas, y los débiles puntos de referencia que los hombres
han trazado en su superficie. Yo estaba sentado, inclinado hacia adelante,
la cabeza agobiada, solo frente a esa masa negra, intrincada, entera
mente bestial, que me espantaba... Y luego, de repente, allí estaba,
clara como el día: la existencia se había autodevelado súbitamente. Ha
bía perdido el inocente aspecto de una categoría abstracta: era la pasta
misma de las cosas, esta raíz se había sobado en la existencia... Iodos
esos objetos, . .71 ¿Cómo podría explicarlo? Me incomodaban; hubiera
preferido qiJe existieran de modo menos violento, más fríamente, en for
ma más abstracta, con más reserva. El castaño presionaba contra mis
ojos. . .
En el camino: Fue la única relación que pude establecer entre estos
70 .Q uizá sea significativo q ue, a com ienzos de la' era burguesa, aquello
que K an t había llam ado el “escán d alo” instigado por el ataque de H um e
a la razón rib provocara la m ism a A n g st que causó la am enaza a la razón
.a com ienzos del siglo x x , ép o ca de la d eclin ación cultural burguesa.
71 E lipsis ,d c Sartre.
árboles, estos puentes, estas piedras. Traté en vano de contar los casta
ños, de ubicarlos por su relación con Velleda, de comparar su altura con
la de los sicomoros: cada uno de ellos escapó de la relación en la que
yo trató de encerrarlos, se aisló a sí mismo, y desbordó.72
8t L a frase fu e usada por prim era vez por O tto L ícbm ann en 1865.
1,2 LukAcs ya había co n ecta d o esta id ea con el tem a de la d ecad en cia
en Historia y conciencia de clase . En referencia a la “crisis en la cu ltu ra ”
escribió: “La Crisis id eo ló g ica es un síntom a in falib le de d ecad en cia. La cla
se está ya constreñida a la defensiva, ya por su m era conservación (pese a lo
agresivos que p u eden ser sus m edios d e lucha): la clase burguesa ha perdido
inapelablemente su capacidad de d i r e c c i ó n (G eorg Lukács, Historia y
consciencia de clase , trad. M an u el Sacristán [M éxico, G rijalbo, 1969],
p. 74.)
01 “ . . .porque el con ten id o de verdad de u n problem a en prin cip io es
d iferen te de las condiciones históricas y psicológicas de las que surge.”
(A dorno, “D ie A k tu alitát der P h ilosop h ie” [1 9 3 1 ], GS 1, p. 3 3 7 .) Ideolo -
giekritik era sólo el im pulso de la crítica filosófica, no su cu lm in ación .
tenido está condenada al punto más lejano de un proceso intermi
nable.04
Ert el polo opuesto, la Lebensphilosophie, al aceptar la relatividad
histórica de la verdad así como la necesidad de la filosofía de m a
nejarse con el contenido em pírico (experiencia vivida),
. . . ha mantenido el contacto con la realidad de forma explícita, pero
al hacerlo ha perdido toda pretensión de encontrar un sentido más allá,
del mundo empírico que la aprisiona.. .65
E dm und_Iíysserl, a quien A dorno consideraba el más progresista
de los filósofos actuales, intentó asir razón y realidad. L a feno
m enología fue un obcecado intento por alcanzar el conocim iento
del objeto, las “cosas m ism as” (“zu den Sachen” era el lem a de
Husserl) sin dejar el concepto idealista tradicional de la razón un i
versal y absoluta.66 Husserl fracasó, pero según Adorno su fracaso
constituyó precisam ente un triunfo, ya que condujo a los dilemas
y antagonismos internos de la filosofía idealista a su articulación
com pleta.07 Al discutir el form alism o abstracto, Husserl sostenía
que el conocim iento era siem pre conocim iento de algo, aunque
al mismo tiem po negaba la realidad em pírica, ya que al ser con
tingente y transitoria no podía constituir una base p a ra el saber
absoluto. Intentó por lo tanto distinguir entre el objeto m aterial,
“ n atu ral”, y su presencia en el pensam iento, con la esperanza de
fu n d ar un dom inio trascendental de “objetos del pensam iento”
que pudieran ser analizados p o r u n a lógica pura, incontam inada
por la heterogeneidad em pírica. Así, utilizaba el siguiente ejem plo.
Al pensar un m anzano en el jard ín , el objeto de nuestro pensa
m iento, aunqufc particular, no es igual al árbol real, “ n a tu ra l” . Este
últim o podría ser “puesto entre paréntesis” en el análisis fenorne-
nológico, porque incluso si se consum iera por el fuego, el “signi
ficado” del árbol perm anecería como la “intencionalidad” del acto
de pensam iento.08 A dorno ya había discutido esta distinción en su
tesis p a ra Cornelius en 1924, argum entando la posición em pirista
de que la cuestión era precisam ente que el árbol podía consum irse:
“Las cosas particulares pueden consumirse”,69 el significado del
" Ib id ., p. 326.
ra Ibid .
®9 C om o lo describiera A dorno en N e g a tiv e D ialek tik , parafraseando un
ad agio inglés, H usserl “quería com er el pastel y tenerlo a la vez” . (A d o r
no, D ia lé ctica n eg ativ a, p. 73.)
67 A dorno, “D ie A ktu alitát der P h ilo so p h ie” (1 9 3 1 ), G S 1, p. 327.
68 C f. A dorno, “ D ie T ranszendenz des D in g lich en und N ocm atisch en in
Husserls P h an om en ologie” (1 9 2 4 ), GS 1, pp, 4 5 -4 9 .
89 I b id ., p. 49 (subrayado de A dorno).
Quienes conocieron a B enjam in se sintieron im presionados por
su aguda sensibilidad, por la “m inucia” (das Kleinste), el detalle
en apariencia insignificante. E rnst Bloch escribió:
Benjamín tenía algo, que le hacía falta desesperadamente a Lukács,83
tenía una extraordinaria percepción... para lo individual (Einzelsein),
lo inusual y no esquemático, aquello que no encajaba en el m olde.. ,Bi
L a “m irad a m icroscópica” de Ben jamin~;\comq la llam ara Adorno,
a~Través cíe la cual se destacaban los objetos m ás triviales, era una
característica personal, pero era tam bién algo más. Gomo herram ien
ta p ara el conocim iento filosófico, era un m edio para que cada
m ínim a particu larid ad del objeto liberara u n a significación que
disolvía su apariencia reificada y la revelaba como algo m ás que
sim plem ente idéntica a sí misma. Al mismo tiem po, el conocimien-_
to liberado perm anecía adherido a lo particular en lugar de sa
crificar su especificidad m aterial en un nivél ele abstracta generali
zación ahistórica.85
des Dankes an Georg Simmel, eds. K u rt G assen y M ich a el L an d m an n
[Berlín, D u n ck er & H u m b lo t, 19581- n. 25 1 ; cf. “La totalidad es lo no
verdadero.” [T h eo d o r W. A dorno, Mi ni ma moralia (F rankfurt am M ain ,
Suhrkam p V erlag, 1969), p. 57].) A rnold Schonberg, argu m en tan d o contra
los sistem as teóricos de com p osición , escribió: “las leyes de la naturaleza
no conocen ex cep cio n e s: las teorías d el arte se fundan sobre todo en e x
cep cion es.” (A rn old Schftnbeny, Harmonielehre [V ien a, U rn versal-E d ition ,
1922], p. 6.) El rechazo d e H orkheim er frente a la id en tid ad h egelian a de
historia y verdad a causa del sufrim iento d e los in d ivid u os particulares ya
ha sido discu tid o en el ca p itu lo 3.
83 Al analizar L ukács la estructura de la teoría burguesa y encontrar en
su interior la estru ctu ra-m ercan cía de la totalidad social, proporcionó el
m od elo para los propios esfuerzos de A dorno por encontrar lo general
den tro de lo p articu lar, pero la d iferencia estaba p recisam ente allí, en la
im p acien cia de L ukács frente a los d etalles y su in con fu n d ib le preferencia
por las visiones totalizadoras, C f. su afirm ación: “ C uanto m ayor es la d is
tan cia respecto d e la m era in m ed iatez, cu an to más am plia la red de esas
‘relacion es’, cu a n to m ás tota lm en te entran las ‘cosas’ en el sistem a de esas
relaciones, tanto m ás parece dep on er el cam bio su in con ceb ib ílid ad , su esen
cia catastrófica, y ta n to m ás resulta com prensible.” (L u k ács, Historia y
consciencia de clase , p. 171.)
s* Ernst B loch , “ E rinnerung” , en T h eo d o r W . A dorno et al., Über Wal
ter Benjamin (Frankfurt am M ain , Suhrkam p V erlag, 196fl), p. 17. B loch
recordaba: “ Era capaz d e p regu n tar algo com o esto — fue la prim era p re
g u n ta que le hizo a m i en ton ces prom etida cu an d o lo viera pensativo en
el K urfurstendam [en B erlín], v a gab u n d ean d o cabizbajo, y ella, K arola,
que lo veía por prim era vez y m e había escu ch ad o hablar tanto de él, le
preguntó en qué pensaba, y él respondió: 'Q uerida, ¿ a lg u n a vez le aco n
teció pensar en la enferm iza a p arien cia d e las figuras de m azap án ?’ ” (Ibid.,
p. 18.)
83 C f. “N o hay que filosofar sobre lo con creto sino a partir d e ello .”
(A d orn o, Dialéctica negativa, p. 41.)
P ara clarificar de m anera precisa aquello ¿jue era único en el
enfoque de Benjam in, será útil hacer una com paración. En su
discurso inaugural A dorno hizo una referencia crítica a Georg
Simmei, respecto de la orientación “irracionalista” y “psicolo-
gista” de su Lebensphilosophie*a Sin em bargo, en varias otras
ocasiones reconoció a Simm ei como a u n precursor de su propio
círculo intelectual.87 Es significativo que Simniel enfocara tam bién
su ojo analítico en los fenómenos particulares y que tuviera un don
sim ilar p a ra interp retar las m inucias de la existencia.88 Lukács, que
h ab ía estudiado con Simmei en Berlín antes de ía guerra, describió
a su ex m aestro haciendo referencia a:
. . . lo que pienso, puedo contarlo a otros, lo que veo puede ser visto,
lo que hablo, puede ser escuchado por centenares ■—pero lo que un
individuo come no puede ser comido por otro, en ningún caso,90
.. .ei cambio sólo tiene lugar en las cosas pequeñas. Allí donde la es
cala es amplia, domina la muerte.109
l A VERDAD IN IN TEN C IO N A L
177 A d o r n o , M e t a k r i t i k d e r E rk e n r itn is th e o r ie ¡ G S 5 , p p . 7 -2 4 5 .
119 É ste era p r e c isa m e n te el p u n to , p o r su p u esto , e n el c u a l el m e n to r
a n te r io r d e A d o rn o , H a n s C o r n e liu s, h a b ía “ r e tr o ce d id o d etrá s d e K a n t”
(v é a s e c a p . 1 ).
U8 “ L a id e a d e la v id a y d e la v id a d e l m á s a llá e n u n a o b ra d e arte
d e b e c o n sid era rse c o n u n a o b je tiv id a d e n te r a m e n te n o m e ta fó r ica In clu so
e n é p o c a s d e p e n s a m ie n to e str e c h a m e n te p r e ju ic ia d o , e x istía la in tu ic ió n
d e q u e la v id a n o se lim ita b a a la c o r p o r e id a d o r g á n ic a ’* (W a lte r B e n ja m in ,
“ T h e T a sk of th e T r a n sla to r ” [1 9 2 3 ], l l l u m i n a t i o n s , ed . e ín tro d . H a n n a h
A r e n d t, tra d . H a rry Z o h n [N u e v a Y o rk : S c h o c k e n B ooks, 1 9 6 9 ], p. 71.)
150 E n D i a l e k t i k d e r A u f k l a r u n g (p u b lic a d a p o r p rim era v e z e n 1 947)
A d o r n o e scrib ió q u e e l o r ig e n a rca ico d e l “ a u r a ” era e l “ m a n a 1* d e los
o b je to s n a tu r a le s, d o n d e lo s h om b res p r im itiv o s r e c o n o c ía n la o tr e d a d ele
lo s o b je to s. E l m a n a era la fu e n te d e l terror y d e lo sagrad o. “ G u a n d o un
á rb o l ya n o es p e r c ib id o sim p le m e n te c o m o u n árb ol, sin o c o m o la e v id e n -
Precisamente esta orientación de Benjamifi y Adorno distinguía
su m étodo del enfoque burgués de la Geisleswissensckaft. L a ar
ticulación más consciente dé ésta sé encarnaba en los escritos de
W ilhehn Dilthey. U n a vez más, la com paración puede resultar insj
tructiva. Al igual que Adorno, Dilthey se refería a los fenómenoi
concretos, históricam ente particulares121 cuyas formas estructuráis
tenían el selló de"úna era social"específica. Los “objetos” .culturales
— textos, documentos, obras de arte— exjgían interpretación ^y.
según Dilthey, este enfoque interpretativo, herm enéutico era lo dis
tintivo del m étodo de la Geisteswissenschaft frente a las ciencia!
naturales. Adorno efectuaba u n a distinción similar entre la filosofía
y la ciencia*en su conferencia inaugural: “Planteado sintéticam en:
le; la idea dé la "ciencia es la investigación, la de la filosofía es U
interpretación.” 122 Pero a pesar de que la dialéctica negativa era uj¡
procedim iento claram ente héiroénéuti<:ó7'diyefjgíá"rádicálrnen te dj
la herm enéutica de Dilthey, y ía noción j3e “inmtencion<üida¿
proporciona la clave de esta diferencia: Dilthey trataba los fencj
menos geistige en tanto expresiones psicológicas, su objetivo ^
interpretarlas era. recaptúra.r él signifícaaqoriginal subjetivo, Isv in
tención original detrás de la p alabra escrita ó de otra f o r m a d
expresión cultural.128 E n contraste; Adorno quería saber qué estq(
c ía d e u n O tr o , c o m o la u b ica c ió n d e l m a n a , e l le n g u a je ex p r esa la c o n tr i
d ic c ió n d e a lg o q u e es lo m ism o y al m ism o tie m p o a lg o d istin to d e i
m ism o , id é n tic o y n o id é n tic o .” E s c la r o q u e la c o n c e p c ió n d e Adorn»
sob re e l o b je to era m ás se m e ja n te a esta v isió n d e l árb ol q u e a la c|
H u sser l sob re el m a n z a n o . (M a x H o rk h e im e r y T h e o d o r W . A d o rn o , Dio
lectic of E n iig h ten m en tj trad. J o h n C u m m in g [N u e v a Y ork, H er d e r ará
H er d e r , 1 9 7 2 ], p. 15.) *
121 U n o d e los m o tiv o s d e H u sser l p a ra in te n ta r afirm ar la fe n o m e n í
lo g ia c o m o u n m é to d o “ p u r o ” y “c ie n tífic o ” era c o m b a tir e l relativisna
q u e ta n to p r o b le m a le h a b ía c a u sa d o a D ilthey» al rec o n o c er la partícu la
r íd a d h istó r ica . (A p esar d e to d o , a l fin a l d e su v id a H u sser l co m en zó (
reco n o cer la v a lid e z d e l c o n c e p to d e L eb en d e D ilth e y y trab ajó c o n él e^
sus p r o p io s e scrito s teóricos.)
isa A d o rn o , “ D ie A k tu a litá t d e r P h ilo s o p h ie “ (1 9 3 1 ) , G S 1, p. 3 3 4 . -
m E l én fasis d e D ilth e y e n e l sig n ific a d o in te n c io n a l c o n d u jo a su teorf
a u n a p a r a d o ja ir r e c o n c ilia b le : si e l o b je tiv o d e la in te rp re ta ció n de
te x to s h istó r ico s era revivir, a tra v és d e la c o m p r en sió n e m p á tica , la
e x p e rien cia s p sic o ló g ic a s d e eras p asad as, e n to n c e s esta b a im p líc ito el s^i
p u esto d e u n a sim ilitu d a h istó r ica e n tr e los su jeto s, u n n ú c le o un iversal d
la n a tu ra le za h u m a n a q u e a n u la b a la p a r ticu la r id a d .h istórica m ism a q f
h a b ía sido la raison d ’étre en p rim er lu g a r d e u n m é to d o geisteswissensch<ú
tlich. El in té rp re te d ilth e y a n o v iv ía n u e v a m e n te l?.- e x p e r ie n c ia ; pocif
c o m p r en d e r sólo lo ig u a l a sí m ism o, y p or lo ta n to su c o n o c im ie n to no c^|
v e la b a n a d a n u ev o . G om o escrib ió R o lf T ie d e m a n n : “ Por lo ta n to el his
to riad or d ilth e y a n o r e c o n o c e e n la h isto ria só lo a q u e llo q u e se e x tic n ^
h a sta e l p r e se n te, a q u e llo q u e es u n a ‘expresión* d e su p ro p ia ‘v id a ’ y p^
ban diciendo los objetos culturales,' a pesan de la intención de su
■creador: "entre los supuestos básicos de la interpretación filosó
fica'*’ estaba “la construcción a partir de pequeños elementos iriin-
tencionales”124 interiores a los fenómenos geistige. Para Dilthey,
era, al artista a quien la herm enéutica trataba de entender; para
Adornó, era- la obra dé arte. »
U n estudio acerca de la novela de Goethe Die Wahlverwandts-
chaften (“Las afinidades electivas”), que Benjamín escribiera en
1921-1922, antes de conocer a Adorno, cuestionaba el enfoque de
Diltbiey respecto de la historia literaria. Sostenía que la verdad de la
novela no dependía de la habilidad del intérprete p ará identifi
carse em páticam ente con los sentimientos expresados en la novela125
o con la intención, del a u to r;120 la verdad, en cambio, yacía dentro
mismo de la novela. Esta verdad no era inmune a la teoría, y su
percepción de hecho se enriquecía por la distancia tem poral que
separaba al intérprete de su objeto.127 L a experiencia previa de
Adorno con la reproducción musical, su conciencia de las dificul
tades de tratar de recapturar la verdad de una composición pasada
■dentro de la interpretación presente, lo había conducido a la misma
conclusión.128 Porque una parte del problem a era, tal como lo ex
presara más tarde, “las grandes obras pueden ser reconocidas en la
diferencia entre aquello que en ellas sobresale y su propia inten-
J8a E n e ste p u n to resu lta ilu str a tiv a un a co m p a r a ció n con L u k ács. L u k ács
-q m d e n a b a la filo s o fía b u rg u esa co m o id e o lo g ía casi in toto (v é a se t^ e o rg
X u k á c s, D ie Zerstorung der V ernunft: D er W eg (Íes Irrationalismus von
Schelling zu H iiler [B erlín, A u fb a u V e rla g , 1953]). S in em b argo, e l arte
para él era o tr a c u e stió n . C o n su p r e fer en cia p or la está tica clá sic a , sig u ió
a la b a n d o a escrito res co m o S h ak esp eare, B alzac y T h o m a s M a n n , a firm an d o
•que su o b je tiv id a d les p e r m itía cap tu rar , en sus obras la verd a d social,
a pesar d e su fa lta d e c o n c ie n c ia p o lític a rad ical, L o q u e le p e r m itía h acer
esta e x c e p c ió n c o n cierto s a r tistas bu rgu eses n o era su teoría m arxista,
sino u n c o n c e p to ro m á n tico resid u al d e l artista ca p a z d e in tu ic io n es in m e-
, .d ia ta s d e la verdad^. E n c o n tr a ste, la o p o sic ió n d e A d o rn ó , fu ese o ' n o m ás
" m a rx ista ” , era al m e n o s m ás co n sisten te.
1M L u k ács, Historia y consciencia de clase, p. 122.
15* S in e m b argo, e l teín a d e las ru p tu ras y los q u ieb res a p a r e ce ta m b ié n
-en los escritos tem p ra n o s d e B e n ja m in : p rim ero, en e l se n tid o d e q u e la
r ea lid a d es briichig y q u e form a u n a to ta lid a d n o a r m o n io sa ; en se g u n d o
lu gar, e n su n o c ió n d e la ru p tu ra en tre la verd a d ( W ah rh eitsgeh alt ) y la
.su sta n c ia ( S ach geh a lt ) d e u n a obra d e arte, a lo largo d e l h istórico p a sa je
d e l tiem p o (B e n ja m in , “ G oeth ea W a h lv e r w a n d tsc h a fte n ” , pp . 2 5 5 -2 5 6 ).
d e j é im p r e s io n a r ta n to p o r su u n id a d y c o h e r e n c ia s is te m á tic a sin o q u e
m e in te r e sa b a e l j u e g o d e sfu e r z a s dpüé'stás y c o n flic tiv a s q u e se d e sa r r o lla
b a jó la su p e r fic ie d e to d a p o s ic ió n te ó r ic a , y q u e la filo s o fía ’ c o d ific á d a (
a lg u n a s v e c e s r e c o n o c e c o m o c a m p o s ¿fe fu e r za , e n a q u e l e n to n c e s fu e
c ie r ta m e n te K r a c a u e r q u ie n m e d io la id e a . M e p r e se n tó la C r i t i c a deS
la r a z ó n p u r a 110 s im p le m e n te c o m o u n siste m a d é id e a lis m o trasoen-j
d e n ta l. E s m á s, m e m o s t r ó .. . d e q u e m o d o la s p a rtes m á s e lo c u e n te s
d e la obra so n la s h e r id a s q u e e l c o n flic to e n la ¡teoría d e ja tras d e sí.1B{^
ss Ver cap,. 3.
53 A cerca d e la n atu raleza d ia lé c tic a de e sta in terrelacíón , véase un ensayo
posterior (sin* firm a pero segu ram en te escrito por A d orn o): “ El in d iv id u o
[burgués] m aí interp reta al m u n d o, del q u e d e p e n d e su p ropio n ú cleo, to
m á n d o lo co m o si fu era él m ism o .” (I n s titu t für S ozialforsch u n g, “ In d ivi-
d u u m ” , So ziolo gische E xkurse [vol. 4 de F ra n k fu r te r B eitrage zu r Soziologie,
eds. Theodor'V V . A d orn o y W a lter D irks] [Frankfurt am M a in : Europtfische
V crlagsan stalt, p. 49.)
st Por su p u esto, e l corolario era su d e fin ic ió n d e falsa c o n c ie n c ia com o
“ conform ism o" (A n p a s su n g ), c o n c e p to cen tra l d e la c rítica d e A dorno a
la cu ltu ra de m asas.
31 Estos héroes ab u n d ab an en la g e n era ció n de A d orn o, y p recisam ente
estos ou tside rs eran los insiders in te le ctu a les d e la A lem a n ia de W eim ar,
tal com o sostien e Peter G ay en W e i m a r c u ltu re : T h e o u tsid e r as insider
(N u e v a Y ork, H arp er T orch b ook s, 1968). C u áles eran las co n d icio n es so
c io eco n ó m ica s que p erm itieron florecer a esta g en era ció n de outsiders y
ser por lo m en os solven tes d u ra n te la d é c a d a de 1920, es un interrogante^
que A d orn o n u n ca p la n teó , así corno n o p la n te ó el pap el de la clase o d e 1
las relacion es sociales de p ro d u cció n en el trabajo del in telectu al.
20 E ste fracaso está d o cu m en ta d o en la h istoria <Jel p eriód ico D i e A k tio n ,
más, no estaba claro que cualquier ser hum ano fuera capaz del
tipo de experiencia intelectual que Adorno describía. SjLla-incon-
form idad era el criterio para establecer la conciencia correcta, la
lógica internlTHe^laTpalabra misma' significaba que sólo una minoría
podía poseerla.27 De hecho, Adorno reconocíala naturaleza ^privi-
iegíaclíi ' dé~Ta experiencia intelectual. Pero tenía cuidado en se
ñalar que, en contraste con los intelectuales del orden establecido
(aquellos que Ringer ha descrito como lós “m andarines” de Ale
m ania),28 esta élite tenía malas relaciones con la clase gobernante,
cuya hegemonía am enazaba.29 Sin embargo, al no poder articular
el enlace entre la experiencia individual de revuelta intelectual y
la transform ación de la realidad social Adorno una vez más110 nos
deja con el interrogante: ¿precisamente a quién estaba conducien*
do la a v a n t - g a r d e ?
Quizá Adorno pudo ignorar esta cuestión porque su concepto
de experiencia no incluía y ni siquiera suponía una teoría de la in-
Podemos ver aquí [en el propio programa *de Adorno] un intento por
restablecer acjuel antiguo concepto de filosofía formulado por Bacon
y discutido apasionadamente en la época de LpifenízT co'íícepcipn que el
idealismo ridiculizara como tontería: la del aifs inveniendi.*®
EL NOMBRE
L o que hay de determ inable en la d eficien cia d e todos los con cep tos ob liga
a recurrir a otros, y así brotan esas constelaciones que son las ú nicas en
poseer algo de la esperanza q ue encierra el nom bre.83
CONSTELACIONES
w Benjam ín, U ber das Programm der komm enden Fhilosophie” , p. 10.
Bn Ibid., p. 23.
60 H abía incluso algunas afirmaciones cuya am bivalencia fue origen de
la controversia entre ambos durante la década de 1930.
Bt Steiner ha escrito respecto del capítulo del Trauerspiel'. “L a E rkenní-
niskritische Vorrede preliminar (una fórm ula casi intraducibie) es notoria
por ser uno de los textos más opacos y recargados de todo el pensamiento
europeo,” (G eorge Steiner, "T he U ncom m on R eader”, Tim es Literary
Supplem ent, 25 de octubre de 1974, p. 1190.)
M Benjamin había escrito un estudio crítico sobre la novela ,de Goethe
Afinidades electivas, en 1924 (cf. W alter Benjam in, “Goethe» Wahlver-
wandtschaften” , Schriften, vol. 1, pp. 55-140).
03 V éase p- 100.
M Benjam ín, Ursprung des deutschen Traucrspiels, p. 11.
SB Ib id., p. 10.
aquí los conceptos jugaban un papel, como mediadores entre los
fenómenos empíricamente dados y sus ideas:
Ibid., p. 335.
,M T heodor W . Adorno, “La sociología y la investigación em pírica”
(1957), en T . W. Adorno y M . Horkheimer, Sociologica (M adrid: Taurus,
1966), p. 213.
6. EL M É T O D O EN A C CIÓ N : LA C O N ST R U C C IÓ N DE
CO N STELA C IO N ES
PRINCIPIOS DE LA CONSTRUCCION
48 I b i d p . 23.
80 D iscusión en el cap. 3. Cf. “La regresión no es el origen, sino que el
origen es la ideología de la regresión.’5 (T h eod or W , A dorno, P rism s , trad.
Sam uel y Shierry W eber [Londres: N ev ille Spearm an, 1 9 6 7]a p. 12.7.) D el
mismo m odo: “en tanto la alegría se vu elve irreal en la sociedad, la ale
gría irreal com ienza a servir ideológicam ente a la sociedad. . (Adorno,
“N achtm usik” [1929], M o m e n t s m u s i c a u x , pp. 59-60.) U n a de las afir
maciones más frecuentem ente citadas de A dorno (d e M i n i m a m o r a l ia ), “ das
Gaiize ist da s U n tu a h r e ” ( “ el todo es lo no verdadero”) era la inversión
de la sentencia de H egel en el prefacio de la F e n o m e n o lo g í a d e l espírtiu ,
" das W a h r e ist das G a n z e ” ( “ía verdad está en el todo”).
“ A dorno, “ Ü ber Jazz” (19 3 6 ), M o m e n t s m u s i c a u x , pp. 85-105.
rece de m anera más sorprendente. En “Especially for You” ,41 un
breve artículo que Adorno escribiera en la década de 1930, el
“fenómeno” era una canción am ericana de moda. Adorno detec
taba dos elementos contradictorios: su existencia como m ercancía
de la cultura de masas y el mensaje personalizado de su título. La
paradoja podía verse en las propias palabras de la canción:
IMÁGENES HISTÓRICAS
“ Ibid., p. 341.
63 Se discute en el cap, 9. A dorno criticaba en 1933 el m étodo de B en
jamín por no ser lo suficientem ente “ dialéctico” . En “ D as París des Second
Empire bei B audelaire”, B enjam in había sim plem ente enum erado datos
fácticos sin interpretación teórica. Para un resumen de estas cuestiones
en disputa, véase R olf T iedem ann, “N ach w ort”, en W alter Benjam in,
Charles Baudelaire: E in Lyriker des Hochkapilalismus (Frankfurt am
M ain: Suhrkamp V erlag, 1969), pp. 167-191.
81 El titulo describía a estos fragm entos com o “V exierbilder iin d M i-
níaturen” . Cf. A dorno, “A Portrait of W alter B enjam in” , Prisms} p. 241.
“ A dorno, “M usikalische W areanalysen” (1 9 3 4 -1 9 4 0 ), Quasi una fan
tasía, p. 62.
Adorno respondía que éste había abandonado la escena de la m ú
sica y se escondía, como una mueca casi imperceptible, sólo en el
título. La pieza era una imagen de la falsa conciencia burguesa:
Los palcos están hab itad os por fan tasm as. H a n v iv id o a llí d esd e 1880,
o desde que se incendiara el R in g th e a te r, N o han ad q u irid o sus b o leto s,
sino q ue poseen abonos pre-históricos, d orad os títu lo s de n ob leza, c o n
ced id os D ios sabe por q u ién . C o m o verd ad eros fan tasm as están c o n fi
nados en su lugar. N o p u ed en sentarse en nin gu n a otra b u taca: o per
m anecen a llí, o desap arecen . E stán separados d e to d o lo v iv ien te en el
teatro. P ero una puerta ocu lta co m u n ica este lugar con las cavernas llen a s
de m aquinaria, tras la escen a. E n algu n as ocasion es, tod avía le ofrecen
a la gran p r i m a d on n a un a cena con ch a m p a ñ a en el en treacto, y n a d ie
lo ve. L os p alcos au tén tico s so n oscuros,02
70 Ibid.
71 La habilidad para realizar una tal interpretación era lo que A dorno
consideraba [corno la real significación del ensayo sobre jazz de 193G:
“unifica las reflexiones artístico-tecnológicas y las sociales” (ibid., p. 9).
72 Ibid., pp. 112-113. El que el partido de H itler hubiera condenado
•el jazz era, según A dorno, irrelevante en relación a su esencial totalitarism o
{ibid,, p . 105).
73 A dorno, “ Caracterización de W alter Benjam in” (19 5 0 ), Critica cul-
l u t a l y sociedad, p. 126.
Adorno explicaba que esta frase, acuñada en H olanda y utilizada
por el poeta^Stefan George, intentaba remplazar el gastado térm ino “ideas”
samientos, recuerdos, incluso los sueños del propio autor, se trans
formaban en una escena para las imágenes de la impersonal realidad
objetiva.75 Y si aquí las experiencias subjetivas eran dialéctica
mente interpretadas según su contenido objetivo, en las rem em
branzas casi proustianas de Berliner Kindheit (1930) Benjam in tam
bién revertía el proceso: los objetos (el teléfono, la sinuosa calle,,
el atril) eran disueltos para que su “historia interna” , la experiencia
subjetiva congelada dentro de ellos, fuese libertada. En 1930 Ben
jamin escribió que aquello que distinguía al pensador iluminista
del m aterialista 'dialéctico era que este últim o no sólo señalaba
las contradicciones (como había hecho K ant) sino que era capaz
de m ostrar el punto en el que tesis y antítesis convergían. Las “im á
genes dialécticas” pretendían ilum inar este punto.78 Las imágenes
de Benjamin funcionaban como interruptores, deteniendo al hui
dizo fenómeno y poniendo en movimiento al pensamiento, o,
alternativam ente, provocando la pausá del pensam iento y poniendo-
en movimiento a los reificados objetos, haciéndoles perder su fam i
liaridad de segunda naturaleza.
Cada vez más, comenzó a descansar sobre ellas en sus escritos. En.
la década de 1930, exilado en París, Benjamin revisó su plan para,
el Passagenarbeit. Debía ser un “panoram a de imágenes dialécti
cas”77 extraídas de las figuras del coleccionista, la prostituta, el
flaneur, el conspirador, así como el tramposo, y del fenómeno
histórico de la m oda, la fotografía, la construcción en acero, la.
arquitectura de vidrio, el intérieur burgués.78 Como un calidoscopio
de constelaciones,79 intentaban ilum inar el m undo del pasado: París,,
la ciudad capital- del siglo xix, y por supuesto, se podría agregar,
la ciudad del capital. A p artir de los fragmentos de su historia.
105 N ingún objeto, fuera éste el jazz, una obra de arte o una filosofía,
era en sí mismo “verdad” ; en cam bio, la verdad aparecía, em ergiendo
desde dentro de los fenóm enos bajo el escrutinio de la interpretación
crítica. Los únicos fenóm enos totalm ente ideológicos (y de allí totalm ente
“irredimibles”, en el sentido de Adorno) eran aquellos en los que se
negaban todos los antagonism os, todas las contradicciones, y que, por lo
tanto, eran totalm ente conciliatorios con el status quo. Pero el jazz, com o
configuración de opuestos, del individualism o de la m úsica de salón por
una parte y| del colectivism o de la m archa m ilitar por la otra, aprehendía
una contradicción social real, a partir de la cual podía interpretarse la
verdad. Si ambos ■polos del jazz se separaran, escribió A dorno, transfor
mándose en dos géneros de jazz diferenciados, cada uno de ellos sin c o n
tradiciones internas, entonces “el jazz ya no podría ser redim ido” . (Ibid.,
p. 115.)
100 Ibid., p. 113.
,nT I b i d . , , p . 90.
109 I b id ., p . 8 6 .
I'exierbilder, jam ás podían volver a ser mirados de la misma
manera m istificadora:
LA PRUEBA MATERIAL
* Esta regulación sistem ática de I03 objetos externos, dom inados por el
sujeto, era Ja característica que Adorno y Horkheimei* interpretaban en la dé
cada de 1940 com o la llave de la estructura del totalitarism o ( “ Exkurse I I ”
de D ialektik der A u fkla m n g). L a crítica de Adorno a la estructura de
dom inación se centraba, com o podía suponerse, en sus m anifestaciones ai
interior de la lógica burguesa y la experiencia cognitiva. Éste era el tem a
de su introducción de 1.9 5 G a la crítica de Husserl escrita en la década
d e 1930 (pero publicada por primera vez en 1956), Zur M eta k ritik der
Erkenntnistheorie.
“ T heod ore W . A dorno, "Caracterización de W alter B enjam ín (1950),
C rítica cultural y sociedad, p. 119.
6 T heodor W . Adorno, “D ie A ktualitát der P hilosophie” (19 3 1 ), Ge-
sam m etle Schriften, vol. 1: Frühe philosophische Schriften, ed. R olf T ie
dem ann (Fpuikfurt am M ain : Suhrkamp V erlag, 1973), p. 337.
7 Ibid., p. 335.
Cuando se construían constelaciones para resolver los enigmas de
la filosofía idealista, los “objetos” eran textos filosóficos, y sus
“elementos” eran los detalles aislados, fragm entarios, aparente
mente insignificantes: partículas de pensam iento, giros idiomáticos,
palabras e imágenes específicas. Los “enigmas” se ubicaban en
las antinomias, las rupturas lógicas de los textos, pues aquí, donde
vacilaba la intención subjetiva del filósofo, donde, al enfrentarse
con la contradicción, él mismo sentía que había fracasado, allí, inin-
tencionalmente triunfaba, al hacer visible la verdad social. L a yux
taposición de elementos aparentem ente remotos, en la particular
disposición única en un m omento cuya estructura correspondía a
las categorías “llaves” de M arx y Freud, creaban “ imágenes his
tóricas” de estas categorías. Los textos filosóficos así interpretados
se tornaban transparentes, escenarios de la realidad social objetiva,
justo en el m om ento én que, en tanto textos idealistas, pretendían
estar hablando de un reino subjetivo, autónom o, absoluto. El idea
lismo, a través de su crítica inm anente, era forzado a contradecir
sus propias premisas, y las constelaciones de Adorno promovían
entonces la autolíquidación del idealismo:
Esto fue escrito tín 1931. En 1966 Adorno podía sostener todavía
que “la filosofía i*. .se encuentra obligada a criticarse sin conside
raciones” ,0 que “sin duda hay que negar la problem ática filosófica
tradicional; pero tam bién estamos encadenados a sus preguntas” .10
09 Ibid., p. 59.
40 lbxd.} p. 156.
“ Ibid., p. 55. t
. Ibid., p. 63.’.
48 Benjam in, “ Kierkegaard: D as Ende des philosophischen Idealism us” (2
de abril d e 1933), Gesammelte Schriften m , p. 381.
La “resolución” filosófica de Kierkegaard no suponía d ar una res
puesta al aparente sinsentido de la vida, sino dem ostrar el sinsen-
tido de la pregunta existencial, que no era absoluta, sino lim itada
a su “única y prim era aparición histórica”.44 Si Adorno podía
probar que la cuestión existencial era históricam ente específica,
podía destruir las pretensiones ahistóricas y ontológicas de la cues
tión, que habían conducido incorrectam ente a K ierkegaard a buscar
una solución en la p u ra espiritualidad y no en la realidad social:
la “respuesta” no estaba en la negación de sí mismo sino en la
negación de las condiciones sociales que daban lugar al problem a.
Al atacar a K ierkegaard desde dentro, utilizando sus propias pala
bras en contra de su intención, Adorno necesitaba dem ostrar que
la “configuración de la interioridad” que aparecía en todos los
puntos contradictorios de la filosofía de K ierkegaard, estaba deter
m inada por el m undo externo. L a interioridad existencial debía
ser traducida de la abstracción conceptual a la concreción socio-
histórica. P ara realizar esto, Adorno construía u n a “imagen his
tórica” utilizando los elementos de u n a m etáfora del propio K ier
kegaard: el interior de un apartam ento burgués de mediados del
siglo xix. Adorno sostenía que la imagen del “intérieur burgués” ,45
tom ada literalmente^ revelaba la verdad histórica de la filosofía de
Kierkegaard y contenía al mismo tiem po su propia crítica “inm a
nente” :
m Ibid., p. 83.
41 I b i d . , p. 82.
cí Ibid.
03 Ib id., p. 79.
04 Lo que el propio K ierkegaard llam a "la enferm edad de la ép oca;’ es
interpretado com o condición interna (cf. ibid., pp. 109-114).
“ Ibid., p. 79.
c0 Ib id., pp. 84-85.
n Ib id ., p. 84.
juicio y busca resguardarse en la iluminación de la lám para de gas,
pero “el consuelo de esta luz es tam bién apariencia \SckeinY : 68
A partir del crep ú scu lo d e ta l m ela n c o lía em erg en los contornos d e la
“d o m esticid a d ” [Háuslichkeit] q u e para K ierk egaard co n stitu y e el lugar
de la existen cia. P ero es, tam b ién , el lu g a r d el ex isten cia lism o . L a in te
rioridad y la m ela n co lía , [m era] ap a rien cia d e la naturaleza y realid ad d el
Ju icio [divino], su id e a l d e la v id a h u m a n a in d iv id u a l con creta y su sueño
del infierno, que el d esesp erad o in d iv id u o h ab ita d u ran te su v id a co m o
si fueran su m orada — los m o d elo s d e to d o s estos con cep to s, se fu n d an
en la engañosa lu z de la h a b ita ció n al atardecer, q ue la transform a en un
cuadro m u d o , d el cu al es m ejor sustraerlos si se q u iere ver qué es verd ad
y qué es ilusión en ello s.00
Con ello el filósofo critico se encam ina por la senda adecuada, pero
subsiste su misión de dem ostrar específicamente que la fusión de
Kierkegaard entre lo arcaico y lo histórico, entre naturaleza y es
píritu, m ito y realidad es un caso de identidad equivocada, que estos
conceptos dialécticam ente relacionados deben ser descifrados y se
parados como m utuam ente determ inantes, m utuam ente críticos; que
de otro m odo la teoría sucumbía por sus propias contradicciones
internas en la autoliquidación. Adorno concluye que el intento
de K ierkegaard de evitar la teoría de Hegel de la abstracción y la
identidad es un fracaso: Hegel es “vuelto hacia adentro” por K ier
kegaard,78 pero no es superado:
t
82 A dorno, “O n . K ícrkcgaard’s D octrine of L ove” (19 3 9), 423.
LA EXPERIENCIA ESTETICA
com o por ejem p lo en ‘L a ópera de tres cen ta v o s’, era cóm od am en te m al-
interpretad a, [o] en ciertos casos rid icu lizad a.” (E rnst B loch , *'Der E x-
pressionism us” , noviem bre d e 1937, V om H a s a rd zu r K a t a s t r o p h e : Poli-
tische A u fsatze aus den Jahren 1 93 4-19 39 , ep ílo g o d e O skar N e g t [Frank
furt am M a in : Suhrkam p V erla g , 1972], pp. 2 7 3 -2 7 4 .)
1T W alter B en jam in , “ El surrealism o. L a ú ltim a in stan tán ea d e la in te
ligen cia eu rop ea” (1 9 2 9 ), Im a gin a ción y so cie da d (Ilu m in a cio n es 1), pról.
y trad. de J. A guirre (M a d rid : T aurus, 1980), p. 46.
18 El surrealism o era por supuesto in co m p a tib le con el realism o so cia
lista que se transform ó en lín ea del P artid o, y el apoyo no era recíproco.
A lgun os surrealistas siguieron a L ouis A ragón, qu ien rom pió con B retón
y se unió al Partido C om u n ista en 1932. B retón fu e rid icu lizad o en un
congreso de cultura en M o scú en 1935. S e au tod eclaró trotskista y en
1936 purgó su m ovim ien to d e elem entos com unistas stalinistas.
1B Bretón (1 9 3 5 ) cita d o en J. H . M atth ew s, A n I n t r o d u c ti o n to Surrea-
lism (U n iv ersity Park: T h e P ennsylvania S tate U n iv ersity Press, 1965),
p. 45.
“ A ndré Bretón, “ S p eech to the C ongress o f W riters” (P arís, 1935),
M a n ife stoes of Surrealism, trad. R ichard S eaver y H e le n R . L añ e (A n n
A rbor, T h e U n iversity of M ich ig a n Press, 1969), p. 24 1 .
21 I b i d . , p. 14.
verá que el m undo posee desde hace m ucho tiem po el sueño de una
cosa, de la que le basta con tener conciencia p ara poseerla real
m ente.”22
E ra la técnica artística del surrealismo ..lo que fascinaba a Ben
jam ín. El arte surrealista retratab a a los objetos cotidianos en su
form a m aterial, existente (en este sentido literal, la fantasía surrea
lista era “exacta”), y sin em bargo estos objetos eran al m ism o tiem
po ¿ra/uform ados por el hecho mismo de su presentación como
arte, donde aparecían en un c o lla g e de extremos remotos y antité
ticos.23 Prototipos de las “imágenes dialécticas” , de Benjam in, las
obras de arte surrealista ilum inaban la verdad inintencional a través
de la yuxtaposición de “dos realidades distantes” de la cual surgía
“u n a luz p a rtic u la r.. . la luz de la im agen”, como escribió Bretón
en el prim er M anifiesto surrealista.24 E n Les vases communicants
(1933), Bretón sostenía:
C u a lq u ier a n a lista c o n o ce c u á n to d o lo r y cu á n ta lu c h a , c u á n ta v o lu n
tad req u iere lleg a r a d o m in a r el m aterial [de lo s sueños] in in ten cio n a l-
m en te exp resa d o q ue ya tom a form a en la situ a ció n a n a lítica en virtud
d e esta lu ch a , pero que es m u ch o m ás d ifu so en la [situ ación ] estética
d e los surrealistas. E n los escom b ros d e l m u n d o d e l su rrealism o lo en-sí
del in co n scien te n o se rev ela .51
40 C ita d o en M a tth e w s, A n I n t r o d u c t i o n to S u r r e a l i s m , p . 8 2 .
80 B retó n , “ M a n ife s tó o f S u rr e a lism ” ( 1 9 2 4 ), M a n i f estoes o f S u r r e a l i s m ,
p p . 2 9 -3 0 .
51 T h e o d o r W . A d o rn o , “ D e r S u rr e a ltsm u s” (1 9 5 6 ), N o t e n z u r L i t e -
r a t u r , v o l. 1 (F r a n k fu r t a m M a in , S u h r k a m p V e r la g , 1 9 5 8 ), p. 157.
“ I b i d . , p. 161.
10 I b i d J p. 157.
M D reton , “ S u rr e a list S itu a tio n o f th e O b jc c t” (1 9 3 5 ), M a n i f estoes of
Surrealism ^ p . 2 5 9 .
imagen artística y no ponía de m anifiesto, como intentaba Adorno,
los antagonismos que caracterizaban su m ediación m utua. L a fa
mosa imagen del hom bre cortado en dos por u n a ventana, de
Bretón,55 podría en realidad haberse prestado a una interpretación
al interior de la constelación del intérieur burgués, pero esta -in
terpretación era obstaculizada por la inm ediatez de la represen
tación estética, objetivo explícito de los surrealistas. E n j a concep
ción de Bretón, el papel del artista como sujeto se reducía a la
recepción pasiva "de"imágenes: “ nosotros, que no hicimos esfuerzo
algüno por filtrar, que en nuestras obras nos transform am os en
simples receptáculos de todos los ecos, modestos instrum entos regis
tradores. . .”50 El peligro consistía en que su arte no lograría la
objetividad m aterialista deseada, sino que proporcionaría el reflejo
mágico del m undo de las apariencias. Com o n o tara críticam ente
Brecht, los objetos del surrealismo “no vuelven de su extrañam ien
to” ;57 y al utilizar técnicas surrealistas en su propio teatro épico,
insistía en su “refuncionalización” . P ara B recht esto significaba
transform arlas en herram ientas dialécticas como m edio p a ra la
educación política. P ara Adorno, por supuesto, el criterio externo
del efecto sobre la audiencia no redim ía las técnicas, cuya validez
debía existir internam ente — “inm anentem ente”— o no existir.158
Para él el problem a era en qué m edida e ra posible la redención
si la estructura de los procedim ientos surrealistas estaba tan con
tam inada por el irracionalismo.
Al menos ya en 1934, A dorno era escéptico. E n u n a c a rta a
Benjamín, llam a la atención acerca del texto recientem ente p u
blicado de Bretón, Les vases com m unicants, que
. . .se d ir ig e c o n tr a la in te r p r e t a c ió n p s ic o ló g ic a d e l s u e ñ o y la r e m p la z a
p o r u n a c o m p u e s ta p o r im á g e n e s o b je tiv a s , a la q u e p a r e c e a tr ib u ir le
e l c a r á c te r d e c la v e h istó r ic a . T o d a la c u e s t ió n e s tá d e m a s ia d o c e r c a
d e tu t e m a c o m o p a r a h a c e r n e c e s a r ia q u iz á u n a in v e r s ió n r a d ic a l p r e
c is a m e n te e n e l p u n to m á s c e n t r a l.59
A s í c o m o la n u e v a m ú s ic a , e n su in f le x ib le r e p r e s e n ta c ió n n o to le r a “ e j e
c u c ió n ” a lg u n a , n in g u n a d is tin c ió n e n tr e e l te m a y su d e sa r r o llo , s in o
q u e c a d a p e n s a m ie n to m u s ic a l, e n r e a lid a d c a d a to n o , e stá ig u a lm e n t e
c e r c a d e l c e n tr o , a sí la f i lo s o f ía d e B e n ja m in e s ig u a lm e n t e " a te m á -
t ic a ’\ «
89 Ge mat r i a |era un m étod o gn óstico que estab lecía eq u ivalen cias entre
sistemáis no id eacion ales: las letras p od ían ser transform adas en núm eros y,
conversam ente, los núm eros en palabras. A diferencia de la ló g ica aris
totélica tradicional, este p roced im ien to p erm itía dem ostrar iden tid ad es
entre los fenóm enos sin elim inar su particularidad y diferencia, (V éa se
G ershom Scholem , M a j o r Treti ds in Jewish Mys t i ci s m [N ueva York:
Schockcn Books} 1967], p. 223.)
SD M ax H orkheim er y T h eo d o r W . A dorno, Dialekt ik d e r Aufklarung
(A m stcrdam : Q u erid o V erlag, 1947).
cer bajo conceptos abstractos. El pensador, en cambio, al igual
que el artista, procedían m im éticam ente, y en el proceso de im itar
la m ateria la transform aban, de tal m odo que pudiera ser leída
como expresión m onadológica de la verdad social. En esta filosofía,
así como en las obras de arte, la form a no era indiferente al
contenido — de allí la significación central""de la re p re se n ta c ió n
(Darstéllung), la m an era de la expresión filosófica. L a propia
creación estética no era invención subjetiva, era el descubrim iento
objetivo de lo nuevo dentro de lo dado, inm anentem ente, a través
de un reagrupam iento de sus elementos.90
E n este m odelo congnoscitivo estaba im plícita u n a transform a
ción de la idea de conocim iento. Y a no era u n a búsqueda de leyes
causales que hicieran posible la m anipulación y predicción del
futuro. Conocim iento ah o ra quería decir “ver” , u n a suerte de
revelación secular (la influencia de Husserl y de la teología era
clara en este punto) por m edio de la interpretación crítica. En la
línea de la distinción k an tian a de la tercera crítica, este tipo de
conocim iento no era inform ación em pírica que se poseía, sino juicio
que proporcionaba capacidad de acción.
D urante toda su vida A dorno insistió en el paralelism o entre
experiencia filosófica y experiencia estética. Su principal trabajo
sobre estética, publicado postum am ente,01 hacía continuas referen
cias a las similitudes entre el arte y la teoría. Negative D ialcktik,
su obra filosófica m adura, ap u n tab a explícitam ente las analogías
entre pensam iento crítico y composición musical®2 Existe en su
legado el m anuscrito de un estudio donde com para el desarrollo
del “concepto” en la lógica hegeliana con el desarrollo composi-
cional de Ja.'írmsica de Beethoven (aunque en tanto contem porá
neos, Hegel y Beethoven nunca percibieran por sí mismos la co
nexión).03
Sin embarjgo, sería erróneo concluir que en la filosofía de A dor
no teoría "y arte eran la m ism a cosa. Desde el comienzo y reite-
00 “El sentido m u sical es lo nuevo — algo que n o pu ed e ser retrotraído
ni subsum ido sino que surge d e la con figu ración d e lo con ocid o, si el que
escucha vien e ten su auxilio. E sto n u evo n o es a lgo m aterial — no es cosa—
sino la interrelación fu n cion al de los elem en tos m u sicales d ad os.” (T h eo d o r
W. A dorno, “ L isten in g H ab its: A n A nalysís o f L ikes and D islik es in L ig h t
Popular M u sic”, en “C urrent o f M u sic: E lem en ls o f a R ad io T h co ry ” ,
m anuscrito in éd ito, 1939, Frankfurt am M ain , legad o d e A dorno, p. 52.)
81 T h e o d o r W . A dorno, T e o r í a estéticat trad. F. R iaza (M a d rid : T a u -
rus, 1971). ,
93 T h eod or W . A dorno, N e g a t i v e Di al e kt i k, G e s a m m e l t e Schri ften, vol.
6, ed. R o lf T ied em a n n (F rankfurt am M a in : Suhrkam p Verlag¿ 1973)
[Dialéctica negat i va, trad. J. M . R ip a ld a (M a d rid , T aurus, 1975).]
03 E l estudio será publicado com o vo l. 21 d e las Ge s a mmel t e Schriften.
radaniente insistió en que a pesar de converger en su “contenido
de verdad” , eran sin em bargo no idénticos. E n su conferencia inau
gural de 1931 insistía:
L a in t e n c ió n d e B e n ja m ín e ra r e n u n c ia r a to d a in te r p r e ta c ió n m a n ifie s ta
y h a c e r q u e la s s ig n ific a c io n e s se im p u s ie r a n s im p le m e n t e p o r e l m o n -
t a g e c o n tr a s ta d o d e l m a te r ia l. L a f ilo s o f ía te n ía q u e r e c o g e r e l s u p e r r e a
lis m o h a s ta h a c e r s e s u p e r r e a lis ta .104
EMIGRACIÓN
...hay m u c h o c o n t e n id o e n p o c o e s p a c io . M u y p o s ib le m e n te lo s lib r o s
p o s te r io r e s d e l a u to r su r g ir á n d e é ste . E n cualqu ier^ c a so , p e r t e n e c e a a q u e
l la c la s e d e o b r a s p r im e r a s s in g u la r e s e n la s q u e , a p a r tir d e l c a p u llo d e
l a c r itic a , e m e r g e u n p e n s a m ie n t o a la d o .1
EL ROSTRO DE JANO
106 Ibi d.
ino V éase cap. 2.
107 E n contraste, cu an d o A dorno hablaba d el proceso d ialéctico im p li
cado en la reproducción de la m úsica, se refería a la relación sujeto-objeto
com prom etida en el acto d e su ejecu ción . Y a en 1928 sostenía que las
nuevas técnicas d e reproducción m ecá n ica habían transform ado en realidad
ese proceso, pero q ue su efecto era n eg a tiv o : la fam ilia ahora escuchaba
la m ú sica d el gram ófono, e n lu gar d e reproducirla a ctivam en te por la
ejecución. E l resultado era el d istan ciam ien to d e lá m úsica y el sujeto,
cuyo p apel se reducía a la p asivid ad , en realidad a la subordinación: el
perro que escucha la voz d el am o era el a u tén tico signo distintivo para el
efecto del gram ófono. (T h e o d o r W iesen g ru n d -A d o rn o ,' “N adelkurven” ,
Musikblát ter des A n b r u c h , 10, 2 [1 9 2 8 ]: 4 7 -5 0 .)
108 V éase cap. 0.
109 B enjam in, “L ’oeu vre d ’art á T époque de sa reproduction m écanisée”
(1936), G e s a mme l t e Schri ften i: 2, pp . 7 1 4 -7 1 5 .
Benjamín sostenía que la filmación, síntesis de las tecnologías
revolucionarias, era el arte nuevo más progresista políticam ente,
porque era el menos “áurico” : el cameraman, polo opuesto del
mago, penetraba en la realidad como un cirujano.110 El público
de la p in tu ra o de los libros era el individuo, el de las películas
era el colectivo y Benjam in afirm aba su potencial p a ra “m ovilizar
a las m asas” 111 a través del efecto de shock y de la distancia
crítica. Finalm ente, sostenía que la liquidación del arte resultaba
profética, program ática del futuro, en el sentido que su proceso p ro
ductivo colectivizado trascendía la división del trabajo entre, el
artista y el técnico, el trabajador intelectual y el m anual.112 Ben
jam ín utilizaba el térm ino “teología” negativa críticam ente p ara
describir el art pour Vart en la era burguesa avanzada,113 la cual,
según sostenía, no era inm une a su utilización p a ra propósitos
fascistas :
1W V éase cap . 3.
^ Bcnjarriin, Ge s a mme l t e Schriften i: 3, p. 983.
137 “V arias veces h e visto a [Hanns] E isler [en N u ev a York]. . . C on
gran com postura h e escuchado su m iserable defensa de los ju icios de
M oscú. , (C arta de A dorno a B enjam in, 4 de m ayo de 1930, Frankfurt
arn M ain, legad o de A dorno.)
138 R olf T ied em an n , “H istorischer M aterialisnm s oder p olitisch er M essia-
nism us?”, Mal eri al i en zu Benj ami ns T h e s e n “ Üb e r den Begriff der Ges-
c h i c h t e B ; e i t r ü g e u n d Int erpret at i onen, ed. P eter B ulthaup (F rankfurt
am M ain: Suhrkam p V erlag, 1975), p. 101.
189 Ibi d.
nazi-soviético desilusionó.. profundam ente a B enjam ín.1,10 En co
rrespondencia con la alteración en su sentido del presente'histórico,
los motivos teológicos d e . los . escritos de B enjam in volverían ,
dom inar u n a vez m ás sobre los motivos m arxistas.
ADORNO SE U N E AL IN ST IT U T O
EL P R IM E R ENSAYO SO BR E B A U D E L A IR E : LA E X T IN C IO N
DEL SU JE T O C O G N IT IV O
L a atm ósfera arm oniosa que rem ara durante la últim a visita
con Benjam in a San Rem o había dado motivos p a ra pensar opti-
miütamente que las disputas realm ente decisivas habían quedado
BB Ibi d . , pp . 2 6 2 -2 6 3 .
39 C arta d e B enjam in a K itty M arx-S tein sch n eid er, 20 de ju lio de 1938;
B enjam in, Brtefe, vo l. 2, p. 767.
10 Ibid., p. 768.
41 C arta d e G retel A dorno a B enjam in, 3 de agosto de 1938; B enjam ín,
G e s a mme l t e Schri ften i: 3, p. 1085.
43 “T o d o el m u n d o su p o n e q ue es ab solu tam en te necesario para tu tra
bajo el vivir en París. T e d d y y yo al m enos som os d e op in ión diferente.
D eja n d o d e la d o la esperanza d e q ue aquí h ay cierta g en te que podría
atraerte, te hem os co n o cid o el tiem po su ficien te en Berlín com o para
saber q ue N u ev a York al m enos no te disgustará.” (C arta d e Gretel
A dorno a B en jam ín , 12 de septiem bre d e 1938, ibid. t p. 1089.)
Adorno refería que había “literalm ente tragado” el m anuscrito
al recibirlo, “esperando que éste representara un microcosmos
del gran Passagenarbeit” .48 E ncontró en cambio tan sólo un
preludio: “Los motivos están reunidos pero no desarrollados.”44
Adorno se daba cuenta de que ello no e ra accidental ni se debía
a la falta de tiem po: “Com o verdadero connoisseur de sus escritos
sé muy bien que su oeuvre no carece de antecedentes a p a rtir de
su m étodo de procedim iento.”45 Específicamente, el m étodo era
surrealista de la m anera que A dorno había ya criticado en relación
al exposé del Passagenarbeit de 1935.40 En lugar d e \ reconstruir la
realidad social a través de un análisis dialéctico inm anente de las
imágenes poéticas de Baudelaire, B enjam ín yuxtaponía imágenes
del poeta con partículas de datos de la historia objetiva en un
m ontaje visual, agregando un m ínim o de com entario, como si
fueran subtítulos de u n a película. Al “redim ir” fragm entos docu
m entales del pasado, B enjam in ilum inaba su significado a través
de la referencia directa a la estructura de clases del siglo xix.
Dichos fragm entos eran hechos puntuales de la historia social: un
obrero que se ahorca en el departam ento de Eugéne Sue, ios oríge
nes de la num eración obligatoria en las direcciones de las calles
de París, el negro y el gris como colores funerarios de la m oda
burguesa. El exposé efectuaba conexiones asociativas inm ediatas
entre superestructura y estructura (la im agen de Baudelaire del
trapero borracho y el com entario de M arx acerca del impuesto
urbano sobre el vino; la lesbiana como heroína de Baudelaire y
la m asculinización de las m ujeres a través del trabajo fabril, la
imagen literaria, de la m ultitud y el proletariado como clase revo
lucionaria), y esto se suponía suficiente p a ra hacer destellos de re
velación dialéctica, m aterialista. U n a vez más, B enjam in tratab a
de “tender un puente entre ambos extremos del arco” , entre los
polos de la teología y del m aterialism o.47 U n a vez más, Adorno
lo acusaba de recaer en am bos:
M i b i d. , p. 1103.
“ Ibid.
M Ibi d. , p. 1104.
67 Ibi d. , p p . 1 1 0 3 -1 1 0 4 .
tradicionalm ente m arxista y menos innovadora que su propio pro
gram a original):68
SU JE T O H IS T Ó R IC O
74 Ibi d. , p. 630.
78 Ibid., p. 643.
70 I b i d p. 623.
71 I bi d.
7Í Ibi d., p. 632.
en la m á q u in a n o g u a rd a rela c ió n co n é l m o v im ie n to p re c e d e n te , p reci
sa m en te p o rq u e es su r e p e tic ió n ex a cta . C o m o ca d a m o v im ie n to en la
máquina está tan a isla d o d el q u e lo p re c e d e c o m o lo está un c o u p
en un ju e g o d e azar d e l an terior, el h a cer d el trab ajad or, es, a su m o d o ,
el co n tra p eso d el h a cer d el ju g a d or. A m b o s tip o s d e a c tiv id a d están
d esp rovisto s d e c o n te n id o ,79
SE Ibi d. , p. 631.
63 L a sección final discute el m otivo de la “aureola perdida” a partir
de un d ocum en to antea descu id ad o del testam ento literario de B aude
laire y lo yuxtapone con un pasaje que anticipa la descripción benjam inia-
na del A ngelus N ovus d e Paul K lee com o el án gel de la historia (véase
p. 333). El pasaje de B audelaire: “ Perdido en este sórdido m undo, em pujado
por las m uchedum bres, soy com o el hom bre hastiado cuyo ojo no ve más
que desilusión y am argura, m irando atrás h acía las profundidades de los
tiempos, y ante él n ad a más q ue una tem pestad que no contiene nada nuevo,
ni aprendizaje ni dolor.1' ( Ibi d. , p. 652.) El pasaje de Benjam in, en las
Geschichtsphilosophische Thesen (cita d o com p leto en la p. 333): “H ay
un cuadro d e K lee que se llam a A ngelus N ovus, . . Y éste deberá ser el
aspecto del án gel d e la historia. H a vu elto el rostro h acia el pasado. D onde
a nosotros se nos m anifiesta una ca d en a de datos, él ve una catástrofe
única que am ontona incansablem ente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus
p ies.. . desde el paraíso sopla un h u r a c á n .. . Este huracán, le em puja
irreteniblem ente h acia el futuro. . . m ientras que los m ontones de ruinas
crecen ante él hasta el ciclo .” ( “T esis de filosofía de la historia” , Discursos
interrumpidos 1, trad. J. A guirre [M adrid: T aurus, 1973], p. 183.)
81 Benjam in, G e s a mme l t e Schriften i: 3, p. 1130.
Debe concederse que esta segunda versión del ensayo sobre Baude-
laire era más “dialéctica” y “m aterialista” que la anterior — en
realidad era más "m arxista” , en sentido de la línea del modelo
epistemológico proporcionado por la famosa interpretación de
M arx acerca de la m ercancía en las páginas iniciales del Capital.85
Por supuesto, lo que Benjamín había omitido, era el gesto político
de solidaridad con el proletariado y las repercusiones teóricas de
dicho gesto. En qué m edida esta omisión del principio brechtiano
estuvo m otivada por un deseo de aplacar a Adorno y al Instituto
es una cuestión a que los documentos disponibles no pueden respon
der. Sin embargo, más que la “molesta insistencia” en las cuestic^
nes teóricas, incrim inaba más a Adorno la excesiva im portancia
que otorgaba a estas cuestiones en vista de la constelación de cor:
dicíones históricas objetivas que se cernía sobre Benjam ín y am e
nazaba su propia existencia. Benjamín term inó la segunda versión
del ensayo a fines de julio. En agosto se firmó el Pacto d e . no
agresión nazi-soviético. Este acontecim iento im pactó a Benjamín,
quién había puesto sus esperanzas en el apoyo soviético a los obreros
alemanes en caso de guerra.80 El mes siguiente comenzó la guerra,
con el Blitzkrieg de H itler contra Polonia, y Benjam ín, quien to d a
vía no era ciudadano francés, fue confinado en un cam po de
trabajo en Niévre. Fue allí donde recibió el telegrama" de Nueva
York con-la respuesta entusiasta a su ensayo sobre Baudelaire.87 Con
la intervención de Adrienne M onnier, am iga de Paul Valéry,
Benjam ín fue liberado en noviembre. A fin de año, estaba de vuelta
en París, enfrentando la sombría perspectiva de una guerra europea.
El Instituto lo urgía a viajar inm ediatam ente a los Estados Unidos,
pero las visas de visitante eran difíciles de obtener, y el trabajo
de Benjamín todavía lo ataba a París.88 D urante este período es-
; cribió l a s Geschichtsphilosophische Thesen, dieciocho tesis sobre
el concepto dé historia que m arcaban un retroceso en su com pro
miso político y un retorno al lenguaje de la teología cómo el único
refugio réstánte^para su ^3 eal de la revolución. Eiivió u n a copia
83 Ésta ha sido la conclusión de los com entaristas más calificados. V éase
particularm ente el postfacio editorial d e R o lf T ied em an n en W alier B en
jam ín, CHarles Baudelaire: Ein L/yriker im Z eitalter des H ochkapitalis-
mus, Z w e i F ragm ente (Frankfurt am M ain : Suhrkam p V erlag, 196.9),
pp. 167-191; tam bién la reseña de B enjam in por Jiirgen H aberm as en
D ie Z ett, 12 de septiem bre de 1969, p. 14.
a° Scholem , W a lter B enjam in : D ie Geschichte einer Freundschaft, pp.
274-275.
S7 Carta de Benjam in a A dorno, 7 de m ayo de 1940; B enjam in, Briefe
vol. 2, p. |848.
68 Carta de B enjam in a H orkheim er, 15 de diciem bre de 1939; ibid.,
p. 839.
de las tesis a Scholem, pero no al Instituto, tem iendo (equivocada
mente, al menos en el caso de A dorno y de H orkheim er)89 que
sus miembros serían críticos al respecto.00 G uando las tropas ale
m anas invadieron Francia y m archaron sobre París, Benjam ín no
tuvo otra opción que abandonar la ciudad. D ejó atrás, al cuidado
de amigos, la m ayor parte de su trabajo sobre el Passagenarbeit,
Aún le faltaban los papeles de viaje, adecuados, y le escribió a Ador
no desde Lourdes el 2 de agosto:
PARTE 3: REQUIEM
por tas cosas horribles que sucedían en Europa, com enzó sus investigaciones
acerca del problem a del antisem itism o.’' (T h e o d o r W . A dorno, “ S cicn tific
Expcriences of a E uropean Scholar in A m erica” , trad. D o n a ld F lem in g en
The I n te llectu a l M ig ra tio n : E u ro p e a n d A m e rica , 19 3 0 -1 9 6 0 , ed. D . F le
ming y B. B ailyn [C am bridge, M as3., B elknap-H arvard U n iv ersity Press,
19fi9], p. 335.)
9 T heodor W . A dorno, “D er w u n d erlich e R ealist: Ü b er S iegfried K ra-
cauer” (1 9 6 4 ), N o te n zur L iteratu r, vol. 3 (Frankfurt am M a in : Suhrkam p
Verlag, 1965), p. 103. .
0 A dorno, “Scien tific E xperiences o f a E uropean Scholar in A m erica” ,
The In tellectu a l M ig ra tio n , p. 339.
10 T h eod or W . A dorno, "G eorge un d H o fm an n sth al: Zum B riefw echsel,
1891-1906” (1 9 4 2 ), Z u r D ia lek tik des E n g a g e m en ts: A ufsátze zur L ite ra tu r
des 20. Jah rh u n derts I I (Frankfurt am M a in : Suhrkam p V erlag, 1973),
p. 69.
puesta a un telegram a de H orkheim er, sin saber siquiera qué cosa
era un “proyecto de rad io ” : “Sim plem ente pensé que mi amigo no
h abría hecho la propuesta a m enos de estar persuadido de que yo,
un filósofo p o r vocación, podría m anejar el trab ajo .”11 En re a
lidad estaba absolutam ente falto de preparación. Paul Lazarsfeld,
el sociólogo vienés que se desem peñaba como director general del
proyecto, registró su prim era impresión de A dorno: “Es exacta
m ente lo que uno po d ría im aginar como un profesor alem án m uy
distraído, y se com porta de tal m odo como extranjero que yo me
siento como un m iem bro de la Sociedad M ayflow er.”12
Adorno se trasladaba p arte de su tiempo, desde su departam ento
en Greenw ich V illage a las oficinas del Proyecto en Newark, donde
ocupaban, como recordaría más tarde, “con espíritu un tanto pió-
ñero u n a cervecería vacia ,
18 I b id ., p. 343.
15 Ib id .
1T L azarsfeld, “A n E pisode in the H istory o f Social R esearch: A M em oir” ,
ibid., p. 323. El m em orándum , fech ad o en ju n io d e 1938, se titulaba “ La
m úsica en la radio” .
18 I b i d . A l m ism o tiem po L azarsfeld criticaba duram ente a A dorno: “U sted
se enorgullece al atacar a otra g en te porque son neuróticos y fetichistas,
pero no se le ocurre en qué m ed id a es usted tam bién vulnerable a esos ata
q u e s.. . ¿ N o piensa que es un p erfecto fetichism o su m anera d e utilizar
palabras latinas a lo largo de todo el tex to ? . . . L e im ploré reiteradam ente
que utilizara un len gu aje m ás responsable y usted evid en tem en te fu e p si
cológicam ente incapaz de seguir m i con sejo.” (C ita d o en Jay, T h e Dia-
lectical im agination, p. 223.)
" I b i d ., p 324.
" I b id .
M Ib id ., p. 172.
como directores en ejercicio.22 Preocupaciones políticas y financie
ras habían comenzado a disipar la productividad del Instituto. L a
publicación del Zeitschrift für Sozialforschung, la revista que había
sostenido desde 1932 la labor teórica de los miembros del Instituto,
era discontinua después de u n intento inicial de producirla en los
Estados U nidos (con el título en inglés de Studies in Philosophy and
Social Science), que había demostrado ser demasiado oneroso.23
El Instituto tenía entonces u n a “ram a” en Los Ángeles, aunque
ésta estaba com puesta realm ente sólo por Adorno y H orkheim er,
quienes recibían sin embargo visitantes de N ueva York, por ejem plo
Friedrich Pollock y M arcuse en el verano de 1942 (Pollock final
m ente se trasladó a la costa oeste después de la g u e rra ). Los dos
amigos se unieron a la com unidad de escritores y artistas alemanes
exilados (que incluía a H einrich y Thom as M ann y a Alfred Dóblin),
quienes habían ido allí a causa de las oportunidades de trabajo
que proporcionaba la industria fílmíca de Hollywood.24 Si bien la
afiliación del Instituto con la Universidad de Colum bia había re
creado la atm ósfera académ ica de Frankfurt, el grupo de Los
Ángeles le recordaba a Adorno los primeros círculos de V iena y
Berlín. En algunos casos los miembros eran los mismos. Irónica
m ente, A dorno se encontró nuevam ente en com pañía de Bertoít
Brecht. ¿Acaso cada uno hacía al otro responsable de la m uerte de
Benjam in? Las fuentes disponibles no nos dicen nada al respecto,
pero, sí indican que la tensión entre ambos no se había disipado.
B recht inventó la palabra' “T u i” ^ abreviación de “telect-ual-in” ,
p ara referirse a.íos intelectuales margínales (o invertidos), y desde
comienzosíde la década de 1930 tenía planes p a ra una novela sobre
el tema.25 Según H anns Eisler, los Tuis eran aquellos “ que. querían
fijar los problemas sociales y económicos, relacionándose con ellos
de un m odo ‘puram ente m ental’ a través de todo tipo de remedios,
en lugar de luchar contra lá raíz del m al,— la cuestión de las rela
ciones dé p r o p ie d a d .. i ” .20 Cómo recordáremos, Eisler e ra el alum
no de Schonberg27 y el colaborador musical de Brecht, cuyos “coros
22 Ibid.
a Ibid., pp. 167-168.
“ Ibid., p. 194.
*“ P ublicádo póstum am ente com o fragm ento: Bertolt Brccht, D e r T u i'
R o m á n : Fragm ent (Frankfurt am M ain : Suhrkam p V erlag, 1973).
w H ans Bunge, Fragen Sie m ehr über B rech t: Hanns Eisler im Gesprüch
(M u n ich : R ogner & Bernhard, 1970), p. 13.
Schonberg tam bién estaba en la costa del oeste; pero según T hom as
M ann, A dorno “no ten ía con tacto personal con é l”, aunque E isler era un
huésped frecuente en la casa d e Schonberg. (T h om as M ann, T h e S tory of
a N o v e l: T\he Genesis of D o c to r Faustas, trad. R ichard y C lara W inston
[N ueva York, Alfred A. K nopf, 1961], p. 103.)
proletarios” A dorno había criticado f ron talm ente en su artículo
de 1932 “Z ur gesellschaftlichen Lage der M usik” .28 Ahora, con
Brecht en C alifornia, Eisler sugirió, después de un alm uerzo con
Horkheim er, que la novela sobre los T u i se basara en la historia
del Instituto de F ran k fu rt:
Un an cia n o rico |l'é lix YYeilj m u ere, a trib u la d o por e l su frim ien to d el
m undo. D e ja en su testa m en to u n a gran su m a d e d in ero para la fu n
d ación d e u n in stitu to q ue in v estig u e la ca u sa d e la m iseria — q u e por
supuesto es .él m i s m o . . . 29
63 V éase cap. 10. Este ensayo a su vez influyó sobre e^l segundo ensayo
sobre B audelaire (su pra , pp. 216), en cierto sentido un acto de autocrítica.
63 T heodor W. A dorno, “A Social C ritique of R ad io M usic” , K e n y o n
R eview , 7, 2 (1 9 4 5 ): 2 0 8 -2 1 7 ; “F em seh en ais Id eo lo g ie” y “ Prolog zum
Fernsehen” (1 9 5 3 ) en id e m „ Eingriffe: N eu n kritische M o d elle (Frank
furt am M ain: Suhrkam p V erlag, 1968).
64 T heodor W. A dorno, “E in leitu n g zur Positivismusstreit in der deutschen
Soziologie” (1969), G e sa m m e lte Sch riften, vol. 8 : Soziologische Schriften
1, ed. R o lf T ied em an n (Frankfurt am M a in : Suhrkam p V erlag, 1972).
56 T h eod or W . A dorno, “T h e P sychological T ech n iq u e of M artin Luther
Thom as R adio A ddresses” ( 1 9 4 3 ) , y “ Studies in the A uthoritarian Perso-
nality” (1 9 4 4 -1 9 4 9 ), G e sa m m e lte Schiriften¡ vol. 9: 1: Soziologische Schrif
ten I I : Erste H&lfte, ed. Susan IJuck-Morss y R olf T iedem anrj. (Frankfurt
am M ain: Suhrkam p V erlag, 1975).
M T heodor W. A dorno, “ Superstición de segu n d a m an o”, en T heodor W.
Adorno y M ax H orkheim er, Sociologíat trad. V . Sánchez (M adrid: T au-
rus, 1979), pp. 149-173. •
nimo de la im potencia del sujeto y de su dominación por el sistema
social.57
Como prim er paso en esta redención exotérica del trabajo de
Benjamin, Adorno y H orkheim er publicaron las. tesis. sobre .la filo
sofía de la h isto riajd e_ ^ en jam n .en.. 1942, en una■."edición especiar*
mimeógfiifiatía de la por entpnces difunta Zeitschrift fü r Sozial-
forschung con el título de "Ü ber den Begriff der Geschichte” ( “So
bre el concepto de historia” ). El volumen tam bién contenía dos en
sayos de H orkheim er y dos de Adorno. Las contribuciones de H ork
heim er eran artículos teóricos germinales, en el espíritu de las
tesis de Benjam ín sobre la historia. En realidad podría decirse que
fundam entaban las tesis en una sustancia teórica, construyendo el
análisis del capitalism o contem poráneo desarrollado por su amigo
de toda la vida, Friedrich Pollock, quien por entonces actuaba
como director del Instituto en Nueva York. Al mismo tiempo, la
crítica benjam iniana al m ito del progreso histórico, fundam entada
en su efecto político adverso sobre la clase obrera, y su concepto
radical de la libertad que iba m ucho más allá de la racionaliza
ción de la economía, y por lo tanto implicaba u n a crítica de la
U RSS, otorgaba justificación política a la obra de Pollock, que
por entonces daba origen a una discusión decisiva entre los m iem
bros del Instituto.58 L a posición de Pollock afirm aba esencialmente
que el capitalismo monopólico, en lugar de dirigirse hacia el cu-
lapso, había entrado en una nueva y relativam ente estable etapa,
a la que denom inaba "capitalism o de estado” .159 Se distinguía no
tanto por el modo- de propiedad económica como por la estruc
tu ra de la dom inación autoritaria que caracterizaba sus institucio
nes — corporaciones monopólicas, partidos políticos de masas, y
burocracias gubernam entales y sindicales. L a U R SS no represen
taba ningún "progreso” en el cam ino de superación de esta “es
tru ctura de dom inio”, en el que el m otivo del beneficio había sido
rem plazado por el motivo del poder, en tanto que el fascismo, a
pesar de su caos aparente, resultaba en la intensificación de esa es
tructura.60 U no de los ensayos de H orkheim er aparecido en la edi
ción especial en hom enaje a Benjamin, "A utoritárer S taat” (“El
w I b id ., p. 191.
m H orkheim er, “A utoritarer S ta a t” (1 9 4 2 ), Gesellschaft im Übergang,
r>. 34.
08 I b id ., p. 23.
w Ib id ., p. 21.
70 B enjam ín, “T esis d e filosofía de la h istoria” , Discursos in terru m p id os
J, p. 105.
71 Cf. H orkheim er, “ E goísm o y m ovim iento liberador” ( 1 9 3 6 ) , T e o ría
critica, trad. E. A lbizu y C . L u is (B uenos A ires: Am orrortu, 1974), pp.
151-222. El artículo sostenía que la represión sexual era reflejo del asce
tism o burgués, y por lo tantq prod u cid a tanto social com o biológicam en te,
y que el ascetism o sexual no casualm ente se relacionaba con el reino del
T error d e R obespierre, q ue traicion ó la visión revolucionaria por la práctica
de la dom in ación totalitaria (véase pp. 302-303).
vados: el fin de la explotación” ,72 L a libertad tam poco era enten
dida de m anera puram ente negativa, como libertad he la opresión,
sino corno la libertad p a ra lograr aquello que H orkheim er, desde
1936, llam aba "felicidad sensual” (sinnliches G liick).
L a dialéctica revolucionaria, escribió H orkheim er, no era “idén
tica al desarrollo” .73 Esta dialéctica tenía lugar entre conciencia
y sociedad. Sin ella, lo que parecía ser un desarrollo dialéctico al
interior de la solas fuerzas objetivas, la revolución tecnológica que
podría haber anunciado la historia verdadera, recaía en una nueva
form a de opresión y repetía el círculo vicioso del pasado. Sin ella,
el desarrollo de la subjetividad racional, en lugar de cum plir su
promesa de desmitificación, recaía en úna nueva form a de mito,
como dem ostrarían A dorno y H orkheim er en su estudio Dialektik
der A ufklarung (1947)74 El fundam ento teórico p ara este estudio
se había planteado en el segundo artículo de Horkheim er, apare
cido con las tesis sobre historia de Benjamin, titulado “V ernunft
und Selbsterhaltung” (“Razón y autopreservación”). Intentaba
dem ostrar cómo la razón, originalm ente el m edio de preservar al
individuo burgués tanto de la dom inación natural como de la
política, en virtud de su progresiva instrumentalización, conducía
en cambio a la destrucción del individuo y a la preservación de
las fuerzas de opresión. L a “razón instrum ental” se había trans
form ado en la herram ienta p ara una seudorreconciliación de sujeto
y objeto, conciencia y sociedad, era el medio para lograr fines,
para cuyo valor ya no proporcionaba un criterio.75 Conducía hacia
la sociedad de m asa y no hacia la sociedad sin clases, al confor
mismo y no a la universalidad, a una parodia de la visión utópica.
La respuesta necesaria, en realidad la única respuesta filosófica po
sible era el m antener u n a posición de incansable negatividad, que
no p actara en ningún caso con el status quo y que m antuviera
viva la independencia crítica del sujeto, salvándola de la extinción
social y del olvido histórico. Por lo tanto, la única esperanza de
ayudar a la liberación de la “prim era naturaleza” era “desenca-
LA F IS IO G N Ó M IC A S O C IA L
’ LA P E R S O N A L ID A D A U T O R IT A R IA
lrt Ibid ., p. 6.
1M Erich From m , Escape frotn F reedo m (N u ev a Y ork: A von Books,
1969.) El libro fu e publicado originalm ente en 1941.
14B A dorno, “N otizen zur neuen A nth rop ologic”, 1942, p. 6.
148 T h eod or W . A dorno, M i n im a moralia. E l libro era un contraesfuerzo
a la M a g n a m or alia d e A ristóteles.
147 A dorno, M i n im a m oralia: R eflection s fro m D a m a g e d L ife , p. 110.
su totalidad. La técnica de los campos de concentración es el hacer a
los prisioneros como sus guardianes, a los asesinados, asesinos... Una
sociedad emancipada, por el contrario, 110 sería un estado unitario, sino la
realización de la universalidad en la reconciliación de las diferencias.148
,ra I b i d ., p. 40.
103 A sí lo relató Adorno más tarde a sus estudiantes. El libro fue pu b li
cado en ocasión d^l cum pleaños de H orkheim er. Éste fu e el autor de afo
rismos sim ilares que aparecieron al finalizar D iale ktik d er Aufklárung.
1M W alter Benjam ín, Berliner K i n d h e i t uní N eu n ze h n h u n d ert y E in -
bahnstrasse, G esam m elte Schriften, vol. i v : l : K le in e Prosa (Frankfurt am
M ain: Suhrkam p V eríag, 1 9 7 2 ), pp. 2 3 5 -3 0 4 , 83 -1 4 8 .
155 V éase supra, cap. 8.
5B0 H orkheim er y A dorno, “ E lem ents of A n ti-S em itism ” , D ialectic of
E n ligh tenm ent. Cf. las variables de personalidad buscada en los cu estio
narios, A dorno et al.} T h e A u th oritarian Personality, cap. vn , sobre m ed i
ción de tendencias antidem ocráticas im p lícitas; reditado en A dorno, “ Stu-
consistía en desarrollar un conjunto de ítems de cuestionario (la
famosa escala F) que en lugar de considerar a la opinión como
dato aislado,167 registraba un “racismo” de opiniones, identifi
cando la presencia de cad a uno de estos elementos. G uando los
elementos existían en correlación, se consideraba que form aban
un p a tró n estructural latente de la personalidad potencialm ente
fascista. L a fijeza de este tipo de personalidad se debía precisa
m ente a este reflejo n o m ediatizado de la estructura social fija,158
m ientras que el tipo antifascista, como individuo critico no con
form ista tenía, como era de prever, características más diversas.15S
Q ue los tipos de personalidad au toritaria actualizaran su potencial
fascista dependía
171 Ib id ., p. 289.
lTa La critica de H ym an y Shcatsley según la cu al L a p ersonalidad a u
toritaria tom aba “ la irracionalidad del orden social y la im putaba a la
persona que respondía” es inapropiada. (V éa se H erbert H . H ym an y
Paul [í. Slieatsley, ¡“T h e A uthoritarian P ersonality: A M eth od ological
C ritique”, S iu dics in th e S c o p e a n d M e t h o d of <<T h e A u th oritarian P er
sonality” , p. 109.)
,
173 A dorno, cap. x v i i de T h e A u th orita rian Personality en A dorno
“Studies in the A uthoritarian Personality”, GS 9 : 1 , p. 335.
174 Ib id ., p. 3 4 8 .
Ib id ., p. 342.
170 Ib id ., p. 330.
ÍT7 Ib id ., p. 342.
578 I b id .
12. E P ÍL O G O : EL M É T O D O D E LA D IA L É C T IC A
N E G A T IV A
n Ib id., pp . 61*66.
30 V c a se cafl' 8.
31 A dorno, “N otizen zur neuen A nthropologie” , 1942, p. 4.
pre-idéntico, se hace el intento de representar lo particular como si éste
sobreviviese.32
08 J b id .t p. 68.
w I b id ., p. 67.
“ Theodor W. Adorno, D ia léctica negativa, trad. J. M. Ripalda (Ma
drid: Taurus, 1975), p. 157.
w Adorno, P h tlo so ph y of M o d e r n M usic, p. 102.
" Theodor W. Adorno, ms. sobre Husserl, 1934-1937, Frankfurt am
Main, legado de Adorno, p. 34 (artículo de 1937).
“ I b id ., p. 149.
Adorno, hasta donde yo puedo ver, nunca viajó por el simple deseo de
ver. Europa le resultaba enteramente suficiente. N i la jtndia, ni China,
ni el Tercer Mundo, ni las democracias populares, ni los movimientos
obreros.42
. TH EO D OR W . ADORNO
O bras c o m p l e ta s
Las obras siguientes, escritas antes de que Adorno fuera miembro oficial
del Instituto d e ' Frankfurt, han sido consultadas. Los documentos ori
ginales forman parte del legado de Adorno, Frankfurt am Main. Se han
señalado fechas y lugares de republicaciones.
1920
1922
“Paul Hindem ¡th.,, Neue Blatter für Kunst and \Literatur 4, 7 (1921-
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192 4
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1 92 6
1927
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1930
1931
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“Zur gesellschaftlichen Lage der Musik.” Z e its c h r ift fü r S o zia lfo r sc h u n g .
Parte i: 1, 1/2 (1 9 3 2 ): 103-124; parte n: 1, 3 (1932): 356-378.
“Zur Naturgeschichte des Theaters: Fragmente.” B la t te r d es H essischen
L a n d e s th e a t e r s D a r m s t a d t 9 y 13 (1931-1932): 101-108 y 153-156.
1933
1934
1935
1936
1938
“Über den Felischcharakter in der Musik und die Regression des Horens.”
Z e it s c h r i f t fü r S o z ia lfo r s c h u n g 7, 3 (1938): 321-355. Republicado en
D iss o n a n ze n (1 9 5 6 ), pp. 9-45, y en G S 14 (1973), pp. 14-50.
O tr a s obras p u b li c a d a s d e A d o r n o
Han sido consultadas las siguientes ediciones. Cuando difieren las fechas
originales de publicación, se dan entre corchetes.
M a te r ia le s in é d ito s d e A d o r n o
Manuscritos:
Cintas magnetofónicas:
Correspondencia:
T r a b a jo s en ^colaboración:
WALTER BENJAMIN
MAX HORKHEIMER
MEMORIAS Y RECUERDOS