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Definición: El punto y coma (;) es un signo de puntuación representado por un punto el cual se

halla superpuesto por una coma. Se utiliza para señalar en la oración una pausa más larga que
la coma e inferior al punto y seguido.

Regla para escribir el punto y coma

Este signo se escribe siempre pegado a la palabra u otro signo que lo precede, y se halla
separado por un espacio de la palabra o signo que lo sigue.

Dicha palabra posterior, debe ir en minúscula.

Los únicos casos en que dichas letras se escriben en mayúsculas se da en aquellas oraciones en
las cuales se hablará de varios ejemplos referentes para explicar un tema determinado, los
cuales son generalmente temas lingüísticos:

Ejemplos: Un manual de gramática, al indicarnos ejemplos del sujeto en la oración, puede


realizarlo de la siguiente forma: José juega en el parque: Marcos es un buen alumno; Todos
iremos de paseo.

El punto y coma es un signo de puntuación que la ortografía de la lengua española sitúa entre
los llamados “delimitadores principales”.

¿Para qué sirve y cuándo usar el punto y coma?

El punto y coma tiene dos funciones principales

1) Jerarquizador de la información. Para comprender como el punto y coma funciona como


jerarquizador, veamos el siguiente ejemplo:

“Afuera, las murallas altas, grises, encajonan el predio de su casa como si fuera una prisión;
dentro, la sala grande, las habitaciones vacías, un silencio sepulcral...”

En este ejemplo, vemos que la primera oración describe las características exteriores que
rodean a la casa.

Cuando termina esa oración, luego del punto y coma, se comienza a describir la parte interior
de dicha casa. Es decir, se comienza hablando de un nivel (afuera) y luego de otro (dentro.

2) En segundo lugar, este signo indica que existe una relación semántica entre las diversas
oraciones.
El punto y coma es un signo intermedio entre la coma y el punto y seguido.

¿Por qué?.

Tiene como función establecer una pausa más continua que la realizada por la coma, sin
embargo, dicha pausa no es tan larga como lo es cuando usamos el punto y seguido.

Ello es debido que se procura mantener una similitud y conexión entre las varias oraciones que
pueden encontrarse separados por el punto y coma.

Ejemplos: Todo me parecía hermoso; el viento acariciándome el rostro, el cielo azul...

Diferencia entre el punto y coma, la coma, y el punto.

Es frecuente la confusión al momento de utilizar el punto y coma debido a su analogía con


otros signos de puntuación, como la coma (,) y el punto y seguido (.)

Todos estos signos ortográficos tienen la similitud de que señalan determinadas pausas dentro
de la oración. Sin embargo, se diferencia de la coma en que esta última se utiliza para dar a
entender al lector una pausa breve en la oración, como cuando decimos “Tengo en mi casa dos
perros, un gato, un loro”. Las palabras o frases separadas por la coma, no son, en la mayoría de
los casos, oraciones independientes entre sí.

Otros ejemplos:

El ligero resplandor, parecido a un fuego de bengala, pasó sin ruido en la atmósfera extraña de
aquel tiempo; el esfuerzo heroico desalojó de la capital del virreinato a la fuerte raza
conquistadora; Montevideo recibió la recompensa de su abnegado denuedo...

Eduardo Acevedo Díaz, Ismael, Wikisource

Como se ve en el ejemplo, las oraciones separadas por el punto y coma son independientes y
hasta incluso las mismas podrían estar separadas por un punto y seguido.

Sin embargo, como se ha indicado el uso de uno u otro signo ortográfico dependerá del
contexto que exprese la oración como se ha indicado más arriba al hablar de las funciones de
este signo.
Uso del punto y coma en las oraciones yuxtapuestas.

Cuando queremos separar oraciones que tienen un sentido muy similar, pero no lo queremos
hacer mediante el punto y seguido ya que ambas, por más que sean oraciones independientes,
están muy relacionadas entre sí por el significado que expresan. En tales casos, es conveniente
el uso del punto y coma.

Ejemplos: Usted puede marcharse; ahora solo queda resignarse.

Coloca el punto y coma (;) en donde corresponda

Texto N°1:

El niño, que detesta la escuela el joven, que maldice los estudios graves el
Gobierno, que los proscribe de sus cátedras y hasta los persigue en
ocasiones el profesor, que repite año tras año la misma cantilena,
suspirando con el alumno por la hora dichosa de las vacaciones que ha de
emanciparlos a entrambos, son, después de la atonía del espíritu nacional,
el más elocuente testimonio contra un orden de cosas que sólo por
excepción deja de inspirar tedio. Con ser tan miserables los recursos
materiales consagrados a su subsistencia, quizá todavía exceden al
beneficio que produce.

Extraído de "Instrucción y educación", de Francisco Giner de los Ríos,


1879.

Texto N°2:

Tengo un sobrino, y vamos adelante, que esto nada tiene de particular. Este
tal sobrino es un mancebo que ha recibido una educación de las más
escogidas que en este nuestro siglo se suelen dar es decir esto que sabe leer,
aunque no en todos los libros, y escribir, si bien no cosas dignas de ser
leídas contar no es cosa mayor, porque descuida el cuento de sus cuentas
en sus acreedores, que mejor que él se las saben llevar baila como discípulo
de Veluci canta lo que basta para hacerse de rogar y no estar nunca en voz
monta a caballo como un centauro, y da gozo ver con qué soltura y
desembarazo atropella por esas calles de Madrid a sus amigos y conocidos
de ciencias y artes ignora lo suficiente para poder hablar de todo con
maestría.

Extraído de "Empeños y desempeños (artículo parecido a otros)",


de Mariano José de Larra.

Texto N°3:

No era un hombre perverso, no era capaz de maldad declarada, ni de bien


era un compuesto insípido de debilidad y disipación, corrompido más por
contacto que por malicia propia uno de tantos un individuo que
difícilmente podría diferenciarse de otro de su misma jerarquía, porque la
falta de caracteres, salvas notabilísimas excepciones, ha hecho de ciertas
clases altas, como de las bajas, una colectividad que no podrá calificarse
bien hasta que los progresos del neologismo no permitan decir las masas
aristocráticas.

Extraído de "La familia de León Roch", de Benito Pérez Galdós.


WIkisource.

Texto N°4:

El rico tenía más pellas que un cebón, por lo que la gente del barrio le
llamaba D. Juan Botija: hablaba recio, como la campana gorda [14] de la
iglesia pisaba fuerte, como el que pisa en lo suyo rara vez se descubría, y,
sin embargo, todos los sombreros se inclinaban a su paso fumaba puros, y
vivía en una casa propia, con cancela y fuente en el patio.]

Extraído de "Cuentos para niños", de Luis Coloma. Biblioteca Virtual


Miguel de Cervantes.

Texto N°5:

Si, confiado en la superioridad de su genio, no supo unir la adulación a las


dotes de su talento si, mirando desdeñosamente los intereses materiales,
no acertó a mendigar un favor del poderoso favor menguado, que
apartándole de sus nobles ocupaciones, le convierte en lisonjeador de oficio
o en mecánico oficinista, todo su saber, por grande que sea, bastará tal vez
a conquistarle un lugar distinguido en las crónicas literarias acaso la
posteridad encomiará su genio, acaso levantará estatuas a su memoria pero
en tanto su vida se consumirá angustiosa en medio de tristes privaciones y
aquel hondo despecho que produce en el alma un desdén injusto, abreviará
sus días, y muy luego le conducirá al ignorado sepulcro, que en vano
buscarán sus futuros admiradores.

Extraído de "Costumbres literarias", 1837, de Ramón de Mesonero


Romanos.
Texto N°6:

Salieron de la habitación de la vieja bajaron la escalera y al llegar a la calle


se encontraron con mucha gente atraída por el alboroto. Echaron a andar,
el municipal y Luisito delante y detrás muchos hombres, mujeres y niños,
cuyo número iba a cada paso en aumento. Llegaron a la casa y Luisito entró
cabizbajo y cuando estuvo en presencia de su madre, que se hallaba muy
inquieta, echose a sus pies y llorando le pidió perdón.

Extraído de “Cuentos del hogar”, de Teodoro Baró. Biblioteca Virtual


Miguel de Cervantes.

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Texto N°1:

El niño, que detesta la escuela; el joven, que maldice los estudios graves; el
Gobierno, que los proscribe de sus cátedras y hasta los persigue en
ocasiones; el profesor, que repite año tras año la misma cantilena,
suspirando con el alumno por la hora dichosa de las vacaciones que ha de
emanciparlos a entrambos, son, después de la atonía del espíritu nacional,
el más elocuente testimonio contra un orden de cosas que sólo por
excepción deja de inspirar tedio.

Con ser tan miserables los recursos materiales consagrados a su


subsistencia, quizá todavía exceden al beneficio que produce.

Extraído de "Instrucción y educación", de Francisco Giner de los Ríos,


1879.

Texto N°2:

Tengo un sobrino, y vamos adelante, que esto nada tiene de particular. Este
tal sobrino es un mancebo que ha recibido una educación de las más
escogidas que en este nuestro siglo se suelen dar; es decir esto que sabe
leer, aunque no en todos los libros, y escribir, si bien no cosas dignas de ser
leídas; contar no es cosa mayor, porque descuida el cuento de sus cuentas
en sus acreedores, que mejor que él se las saben llevar; baila como
discípulo de Veluci; canta lo que basta para hacerse de rogar y no estar
nunca en voz; monta a caballo como un centauro, y da gozo ver con qué
soltura y desembarazo atropella por esas calles de Madrid a sus amigos y
conocidos; de ciencias y artes ignora lo suficiente para poder hablar de todo
con maestría.

Extraído de "Empeños y desempeños (artículo parecido a otros)", de


Mariano José de Larra.
Texto N°3:

No era un hombre perverso, no era capaz de maldad declarada, ni de bien;


era un compuesto insípido de debilidad y disipación, corrompido más por
contacto que por malicia propia; uno de tantos; un individuo que
difícilmente podría diferenciarse de otro de su misma jerarquía, porque la
falta de caracteres, salvas notabilísimas excepciones, ha hecho de ciertas
clases altas, como de las bajas, una colectividad que no podrá calificarse
bien hasta que los progresos del neologismo no permitan decir las masas
aristocráticas.

Extraído de "La familia de León Roch", de Benito Pérez Galdós.


WIkisource.

Texto N°4:

El rico tenía más pellas que un cebón, por lo que la gente del barrio le
llamaba D. Juan Botija: hablaba recio, como la campana gorda [14] de la
iglesia; pisaba fuerte, como el que pisa en lo suyo; rara vez se descubría, y,
sin embargo, todos los sombreros se inclinaban a su paso; fumaba puros, y
vivía en una casa propia, con cancela y fuente en el patio.

Extraído de "Cuentos para niños", de Luis Coloma. Biblioteca Virtual


Miguel de Cervantes.

Texto N°5:

Si, confiado en la superioridad de su genio, no supo unir la adulación a las


dotes de su talento; si, mirando desdeñosamente los intereses materiales,
no acertó a mendigar un favor del poderoso; favor menguado, que
apartándole de sus nobles ocupaciones, le convierte en lisonjeador de oficio
o en mecánico oficinista, todo su saber, por grande que sea, bastará tal vez
a conquistarle un lugar distinguido en las crónicas literarias; acaso la
posteridad encomiará su genio, acaso levantará estatuas a su memoria;
pero en tanto su vida se consumirá angustiosa en medio de tristes
privaciones; y aquel hondo despecho que produce en el alma un desdén
injusto, abreviará sus días, y muy luego le conducirá al ignorado sepulcro,
que en vano buscarán sus futuros admiradores.

Extraído de "Costumbres literarias", 1837, de Ramón de Mesonero


Romanos.

Texto N°6:

Salieron de la habitación de la vieja; bajaron la escalera y al llegar a la calle


se encontraron con mucha gente atraída por el alboroto. Echaron a andar,
el municipal y Luisito delante y detrás muchos hombres, mujeres y niños,
cuyo número iba a cada paso en aumento. Llegaron a la casa y Luisito entró
cabizbajo; y cuando estuvo en presencia de su madre, que se hallaba muy
inquieta, echose a sus pies y llorando le pidió perdón.

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