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- Los fariseos habían amañado la Ley de Dios para su propia perdición. La Ley
de Dios fue dada para apuntar y señalar a la maldad del corazón del hombre
para que este reconozca su maldad y su incapacidad de ser obediente a
Dios.
Romanos 3:19-20 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están
bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;
(20) ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él;
porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Pero ante la maldad del propio corazón y la incapacidad para cumplir y ser
obediente a Dios el hombre tiene dos caminos:
(1) Reconocer su miseria y bancarrota espiritual y rogarle a Dios por su
perdón, sabiendo que es un ser pecador que solo merece el castigo de un
Dios Santo y Justo;
(2) Manipular la Palabra de Dios a su antojo y de esta manera pretender
justificarse, o mostrarse como inocente o como buena persona delante de
Dios.
- Siempre han existido, tanto en los tiempos e Cristo como en los inicios de la
iglesia, hombres que tuercen la Escritura para su propia perdición:
2 Pedro 3:15-16 RV60 Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para
salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha
sido dada, os ha escrito, (16) casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas
cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.
- Que los fariseos sean el ejemplo puesto por Jesús no implica que este sea
un problema exclusivamente de ellos. No nos engañemos.
- Los fariseos, que pretendían ser personas justas por su propia cuenta, eran
personas que todo lo que hacían tenía un solo objetivo: llamar la atención y
ganarse la admiración de los hombres.
- Este es el texto introductorio a toda la sección que tenemos por delante hasta
el versículo 18.
Mateo 5:14-16 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte
no se puede esconder. (15) Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,
sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. (16) Así alumbre
vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y
glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.
- No hay ninguna contradicción en los dos textos que tenemos por delante, al
contrario, tenemos dos textos que apuntan a una sola y misma cosa:
La gloria de Dios.
Quien así actúa no está agradando a Dios, está actuando para los hombres.
Busca la aprobación de los demás, y eso es actuar, utilizando el nombre de
Dios, para que los demás le den la gloria que solo Dios merece.
- “¡Oh qué hombre, qué mujer más piadoso, más piadosa! ¡Eres de admirar!
¡Mira todo lo que haces!”. Eso es todo, allí está la recompensa, el aplauso de
los mortales. No hay más. ¿Eso es lo que estabas buscando? ¿La admiración
de los hombres? Ya la tienes. Eso es lo que querías, lo lograste. ¿Y? ¿Qué
gozo encuentras en ello? ¿Satisface eso tu alma? ¿Haces lo que haces para
que te admiren? Está bien, entonces conforme lo que quieres se haga.
Quieres la admiración, la tendrás. Bravo.
1 Pedro 1:24-25 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como
flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; (25) Mas la palabra del Señor
permanece para siempre.
En otras palabras, lo que les dice el Señor a sus discípulos es: Tengan
cuidado y velen para que sus actos de piedad no sean como la vida de un
actor, que en el teatro hace un papel para ganarse el aplauso del público,
pero una vez fuera del teatro y lejos de la vista del público, esos actos
piadosos quedan a un lado, porque el único interés al actuar así es el de ser
admirado.
Levítico 19:9-10 Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón
de ella, ni espigarás tu tierra segada. (10) Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el
fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo Jehová vuestro
Dios.
Gálatas 2:9-10 Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y
Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra
en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la
circuncisión. (10) Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo
cual también procuré con diligencia hacer.
El pueblo de Dios siempre ha tenido claro que debe preocuparse por aquellos
que entre ellos son menos favorecidos, y esa ayuda, que se brinda a los
necesitados es lo que se conoce como limosnas.
Pérez Millos:
Se refiere a no decirse así mismo en lo profundo de su corazón, cuando dé: “Soy
mejor que los que dan limosnas para ser vistos. Yo sí lo hago a escondidas, no soy
como los hipócritas”.
Segundo ejemplo:
Mateo 6:5-6 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos
aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles,
para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su
recompensa. (6) Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada
la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo
secreto te recompensará en público.
- Aquí la estructura es igual a los otros dos ejemplos. No quisiera ser repetitivo,
pero sí quisiera aprovechar para tratar de resolver unos asuntos respecto al
ayuno.
- Los fariseos ayunaban dos veces a la semana, casi siempre días lunes y
jueves. El ayuno era una disciplina espiritual que de espiritual no tenía nada.
Empezando porque tener el ayuno como una disciplina espiritual es, de
hecho, desconocer la naturaleza del ayuno.
Si el ayuno fuera vital para nutrir nuestra vida, el Señor lo hubiera dejado
como un medio de gracia privado, pero no encontramos en las epístolas del
Nuevo Testamento un llamado al ayuno.
El ayuno siempre está ligado a la oración, eso es lo que vemos en el Antiguo
Testamento.
Cuando revisamos el Nuevo Testamento nos damos cuenta que los
apóstoles sí hablan constantemente de la oración. E impulsan al creyente a
orar, y si el ayuno fuera vital, tendríamos que encontrar también un incentivo
para el ayuno, pero no está por ningún lado.
- Iglesia, guárdate.
- Mis hermanos, cuidémonos de demostrar la piedad tan solo por alabanza de
los demás.
- En todo lo que hagamos busquemos la gloria de Dios, agradarlo a Él y no
intentar utilizar el nombre de Dios y los medios que Dios nos ha dado para
nuestra edificación como medios por los cuales nos ganemos el aplauso de
las personas.