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Respuestas estratigráficas a un evento tectónico importante

en una cuenca continental: la cuenca ecuatoriana de Oriente


desde el Eoceno hasta el Oligoceno

Abstract

Los sedimentos del Eoceno al Oligoceno de la Cuenca del Oriente ecuatoriano registran
dos tipos de respuesta estratigráfica de segundo orden a la evolución tectónica. El
Eoceno Inferior muestra evidencias de depósitos sintectónicos a escala local. Esta
actividad tectónica puede relacionarse con los movimientos convergentes laterales
derechos que invierten estructuras extensionales pre cretácicas . Los sedimentos del
Eoceno superior y el Oligoceno se integran como la expresión de un rebote isostático
que caracteriza una deposición sintectónico a escala de la cuenca. Esta respuesta se
evidencia por una arquitectura recíproca de las secuencias de depósito identificadas en
las formaciones sedimentarias. Estos datos nos han permitido proponer un nuevo
modelo geodinámico para la evolución del Paleógeno de la Cuenca de Oriente. D 2002
Elsevier Science B.V.

Palabras clave: Ecuador; Tectónica; Sedimentación; Estratigrafía recíproca; Cuenca


retroarcira

1. Introducción

La Cuenca del Oriente de Ecuador (Fig. 1) (Dashwood y Abbots, 1990) forma parte del
sistema de cuencas de tierras retro arco, subandinas (Marksteiner y Aleman, 1997), que
consiste en la zona real (Cuenca de Oriente) y la Zona Subandina. (Levantamientos de
Napo y Cutucu) entre la cuenca del Putumayo de Colombia y la cuenca de Maran en
Perú.

El Petróleo y La exploración y producción durante los últimos años han proporcionado


nuevos datos sísmicos y de registro de pozos. En conjunto, permiten definir la evolución
tectónica y sedimentaria. El marco estructural y la estratigrafía de la Cuenca de Oriente
se han descrito en varias publicaciones (Tschopp, 1953; Bristow y Hoffstetter, 1977;
Baldock, 1982; Canfield et al., 1982; Dashwood and Abbots, 1990; Baby et al., 1998,
1999). Estratigráficamente, la cuenca conserva formaciones sedimentarias de
Fanerozoico que varían en edad desde el Paleozoico hasta recientemente, que afloran
en las estribaciones (Napo y Cutucu ´ Uplift) (Fig. 1). La secuencia sedimentaria se
puede subdividir en tres mega-secuencias: series de Carbonífero a Jurásico Superior
(Christophoul, 1999), que está superpuesta de manera no conforme, desde marinas
someras a continentales Aptiano a Maastrichtiano series sedimentarias (White et al.,
1995; Jaillard, 1997; Shanmugam et al., 2000; Baby et al., 1999; Barraga ´n et al., 1999),
y Paleoceno y recientemente las series marinas continentales y poco profundas de la
etapa de tierra (Baldock, 1982; Almeida, 1992; Marocco y otros, 1996; Valdez Pardo,
1997; Baby y otros, 1999; Christophoul, 1999; Barraga, et al., presentado para
publicación).
La integración de las interpretaciones de perfiles sísmicos, análisis de registros de
pozos, descripciones de afloramientos, cartografía temática como datos de seguimiento
de fisión de apatita y zircón (Spikings et al., 2000) y un análisis de mineralogía de arcilla
(Delfaud et al., 1999) han proporcionado un nuevo entendimiento. de la sedimentación
sintectónica en la Cuenca del Oriente. Este análisis tectonoestratigráfico nos permite
investigar las relaciones entre la tectónica a escala local y regional y las diferentes
etapas de la evolución de una cuenca ante arco. Se discuten las implicaciones
geodinámicas.

2. Marco geológico.
2.1. Ajustes estructurales
Las principales zonas de falla de desgarre orientada a NNE-SSW (Baby et al., 1998,
1999) (Fig. 1), que corresponden a sistemas extensos invertidos del Triásico y Jurásico,
se pueden rastrear a través de la Cuenca de Oriente. Las características estructurales
principales corresponden a estructuras de flores positivas (Harding, 1985) que se
desarrollaron a lo largo de tres zonas transpresivas del lado derecho NNE-SSW. (1) En
la parte occidental, la Zona Subandina, que actualmente está activa de forma sísmica y
volcánica (en el Levantamiento de Napo) activa, alberga dos estructuras positivas NNW-
SSE en el escalón (Napo Uplift y Cutucu ´ Uplift) (Fig. 1). (2) En el centro de la cuenca,
el Corredor SachaShushufindi invierte una tendencia NNE-SSW de Triásico Superior a
grabens Jurásico Inferior (Christophoul, 1999). (3) En la parte oriental de la cuenca, el
Sistema Invertido Capiro ´n-Tiputini se generó mediante la inversión de semi-grabens
del Jurásico Superior. Desde el Jurásico superior al basal, los sedimentos volcánicos y
cretáceos, o la Formación de Hollin Albiano Hollin-Aptiano sellaron los restos de las
estructuras extensionales del Corredor Sacha-Shushufindi y el Sistema Invertido de
Capiro ´n-Tiputini.
Los datos de reflexión sísmica revelan una sedimentación sintectónica, que registra tres
períodos de inversión (Turonian-Maastrichtiano; Eoceno temprano; Plioceno-
Cuaternario) en un contexto convergente lateral derecho (Baby et al., 1998, 1999). La
zona de falla de la llave de Sacha-Shushufindi se formó principalmente entre el Turonian
y el Maastrichtiano, mientras que el Sistema Invertido Capiro ´n-Tiputini es
principalmente de edad Eocena. La Zona Subandina se desarrolló durante el Plioceno
y el Cuaternario (Babyetal., 1999). La inversión Turonio-Maastrichtiana es
contemporánea con un evento volcánico bajo la Cuenca de Oriente, que generó cuerpos
magmáticos dentro de una zona de llave lateral derecha en el Corredor Sacha
Shushufindi (Barraga ny Baby, 1999).
2.2. Estratigrafía Eoceno-Oligoceno

Las formaciones sedimentarias de Tiyuyacu, Orteguaza y Chalcana se depositaron


durante los tiempos Eoceno-Oligoceno en la Cuenca de Oriente. El Fm Tiyuyacu.
(Tschopp, 1953) consiste en depósitos fluviales gruesos a finos (Marocco et al., 1996;
Valdez Pardo, 1997; Christophoul, 1999) y se ha dividido en dos miembros (inferior y
superior) basados en argumentos sedimentológicos y estructurales (Marruecos et al.,
1996; Baby et al., 1999). La base del Bajo Tiyuyacu es una discordancia de erosión
regional identificada tanto en afloramientos como en secciones sísmicas. Las
secuencias sedimentarias se organizan en secuencias fluviales ascendentes de 10 m
de espesor. Tiyuyacu superior Mb. está separado del miembro inferior por una
disconformidad erosional regional y también está compuesto por secuencias fluviales
ascendentes de 10 mickick. La principal diferencia entre los Tiyuyacu inferior y superior
Mb. Consiste en la composición litológica y el contexto tectónico de sedimentación (ver
párrafo 3). Tiyuyacu superior Mb. Está cubierto por los depósitos marinos fluviales y
poco profundos de la Fm Orteguaza. (Canfield et al., 1982). La Chalcana Fm. se
superpone a la orteguaza fm. y se compone de depósitos progradores aluviales distales
de grano fino. Las edades exactas de las formaciones Eoceno-Oligoceno en la Cuenca
de Oriente son escasas. Sin embargo, las biotitas de una capa de toba intercalada
dentro del conglomerado basal de UpperTiyuyacuMb obtuvieron una edad de 39Ar /
40Ar de 46F0.6 Ma (Oregon State University, 1999), colocándola en el Eoceno medio
(Hardenbol et al., 1998).

Un análisis de la fauna encontrada en el pozo Tiputini (Fig. 1) llevó a Tschopp (1953) a


derivar una edad del Eoceno Medio al Oligoceno para la Fm de Chalcana. (Tschopp no
distinguió a las familias Orteguaza y Chalcana, ya que tienen una edad similar, pero
corresponden a diferentes ambientes de depósito). Esta edad es consistente con una
datación palinológica (Zambrano et al., 1999) que indica una edad del Eoceno Superior
al Oligoceno para los depósitos marinos de Orteguaza en la zona subandina norte de
Ecuador. La correlación de los registros con la cuenca del Putumayo muestra las
mismas curvas de señal de registro para la Fm de Orteguaza colombiana. que también
es el Oligoceno Inferior (Casero et al., 1997). Por lo tanto, la transgresión de Orteguaza
probablemente ocurrió en el mismo tiempo dentro de la cuenca Putumayo y Oriente. Las
edades del eoceno y del oligoceno se resumen en la figura 2. Las edades palinológicas
para la Chalcana Fm. (Zambrano et al., 1999) lo colocan en el Oligoceno superior y el
Mioceno inferior.
3. Descripción de las secuencias de depósito de segundo orden.
Se sabe que el origen de las secuencias de deposición de segundo orden es la
expresión de señales cíclicas y no periódicas, que a su vez están controladas por
fenómenos tectónicos (Guillocheau, 1995). Esto encaja bien con el estudio de una
cuenca extranjera donde las variaciones del espacio de alojamiento son esencialmente
una función de su evolución tectónica. Como consecuencia, el estudio de secuencias
de segundo orden en una cuenca de tierra firme es una herramienta útil para definir los
mecanismos tectónicos que controlaron su evolución. Las formaciones sedimentarias
de Eoceno a Oligoceno de la Cuenca de Oriente son principalmente depósitos fluviales,
y por lo tanto es imposible definir secuencias de tercer orden (Vail et al., 1991;
Guillocheau, 1995). Sin embargo, en los depósitos marinos de la Formación Orteguaza,
se identificaron dos secuencias de tercer orden que se correlacionan con el Oligoceno
inferior. Los análisis tectonoestratigráficos permitieron definir dos secuencias de
deposición de segundo orden.
3.1. Secuencia de segundo orden inferior
El Bajo Tiyuyacu Mb. representa la secuencia de segundo orden inferior. Su base se
correlaciona con una Mayor disconformidad erosiva regional. Los fragmentos están
compuestos por 80% a 90% de cherts rojizos y 10% a 20% de piedras de cuarzo blanco
y fragmentos de rocas metamórficas (Marocco et al., 1996; Valdez Pardo, 1997). Estos
depósitos se organizan en un relleno de canal típico, finizando hacia arriba, secuencias
de 10 m de espesor. Cada base de secuencia corresponde a conglomerados que
muestran litofacies de St, Sp, Sr (Miall, 1996, Tabla 4.1, p. 79) depositadas en barras de
grava (Miall, 1996, p. 139). Se identificaron estructuras sedimentarias tales como lechos
cruzados. Estos conglomerados se clasifican hacia arriba en areniscas gruesas y luego
finas (Sl, Sm, lithofacies) que indican macroformas de acreción descendente y
macroformas de acreción lateral (Miall, 1996, p. 151). La parte superior de la secuencia
consiste en las litofacies de Fl y P, como es típico de los depósitos de planicie de
inundación fina y de sobreborde (FF, Miall, 1996, p. 177), y muestra paleolascas de tipo
Gley cuando no está erosionada (Fig. 3). Estas secuencias elementales se repiten,
mostrando una tendencia al alza general de las multas.
En líneas sísmicas y registros de pozos (Fig. 4), esta secuencia inferior de segundo
orden muestra reducciones bruscas de espesor, que están relacionadas con las
estructuras de crecimiento. En la Fig. 4, la respuesta estratigráfica es diferente en cada
lado de la falla. Al este de la falla, la serie sedimentaria condensada consiste en el
apilamiento de canales fluviales; solo se observan pocos depósitos de grano fino y se
pueden identificar varias superficies erosivas (Fig. 4). En condiciones de alta
acomodación, las secuencias fluviales se apilan verticalmente, una sobre la otra,
preservando el relleno de todo el canal y los depósitos de planicie de inundación. En
condiciones de baja acomodación, las incisiones del canal están erosionando los
sedimentos de las secuencias anteriores, preferentemente su parte superior, que
corresponde a sedimentos lisos de inundación fina. Como resultado solo se conservarán
los canales. Esto aplicado a las condiciones de la Fig. 4 puede interpretarse como el
efecto de la divagación fluvial en un contexto de baja acomodación en la parte oriental
y alta en la parte occidental (Miall, 1996, Fig. 2.26, p. 41).
Las secuencias fluviales completas se conservan al oeste de la falla y los depósitos de
grano fino bien desarrollados corresponden a la planicie de inundación y a las facies
sobrebancas.
3.2. Secuencia de segundo orden superior

La secuencia de segundo orden superior


comprende Mb de Tiyuyacu superior,
Orteguaza y Chalmana Fm. El Alto Tiyuyacu
Mb. Consiste en depósitos fluviales. La base
del Alto Tiyuyacu Mb. es una importante
disconformidad erosiva regional,
identificada tanto en afloramientos (Fig. 3)
como en secciones sísmicas (Fig. 4). Esta
discordancia puede considerarse como la
base de una secuencia de segundo orden.
Las asociaciones de facies son bastante
similares a los Mb inferiores de Tiyuyacu, y
muestran el apilamiento de las secuencias
de llenado de canales (Fig. 3), que
representan entornos de deposición de ríos
trenzados.

La principal diferencia entre los miembros es


la composición litológica de los
conglomerados. Conglomerados del Alto
Tiyuyacu Mb. están compuestos por un 90%
de cuarzo blanco, bien ordenados y clastos
muy bien redondeados. La matriz es escasa
y está formada por arcillas azules. Se
observó una capa intercalada de toba en
varios afloramientos en la Zona Subandina
(esta capa de toba fue fechada, ver
Introducción). En las secciones sísmicas
(Fig. 4), el Tiyuyacu superior Mb. muestra
dos reflectores paralelos; la inferior muestra
una superposición sobre la Baja Tiyuyacu
Mb. En los reflectores, el reflector superior
es fuerte debido al importante contraste
acústico entre el Tiyuyacu Mb superior.
Depósitos fluviales y lutitas de orteguaza. El
Alto Tiyuyacu Mb. de manera inconforme se
superpone al Bajo Tiyuyacu Mb. o la tena
fm. en la parte suroeste de la Cuenca de
Oriente y las estructuras de las focas
desarrolladas durante el Eoceno Inferior. La
Orteguaza Fm. conformemente se
superpone a la Alta Tiyuyacu Mb. y su base
corresponde a una superficie de
transgresión regional. En la Cuenca de
Oriente Occidental (aproximadamente en la
Zona Subandina), la República de
Orteguaza. consiste en depósitos fluviales finos similares a la Fm de Chalcana
suprayacente. Hacia el este dentro de la cuenca, la Orteguaza Fm. corresponde a
depósitos marinos (Fig. 5) compuestos de lutitas verdosas y areniscas de areniscas
medio-gruesas, localmente glauconíticas. Las estructuras sedimentarias, como el flaser
y la ropa de cama ondulada, las ondulaciones en 2D y los lechos cruzados (Reading y
Collinson, 1996) indican la deposición en la playa para abrir ambientes de la plataforma
marina (Marocco et al., 1996; Christophoul, 1999).

El análisis secuencial del registro de pozos (Guillocheau, 1995; Serra, 1986) sugiere
que la Orteguaza Fm. se compone de dos ciclos de regresión-regresión (fig. 6). Los
sistemas de depósito se identifican por el patrón cambiante de las curvas Gamma Ray
y Sonic. Debido a sus propiedades, estas herramientas indican depósitos shaly y no
sanos (rayos gamma) y depósitos porosos y no porosos (Sonic). La primera tendencia
transgresora (Fig. 6) comienza en la parte superior de Upper Tiyuyacu Mb. (controlado
por litología) donde ubicamos una Superficie de Transgresión. Esta tendencia termina
en el punto de mayor convergencia de las curvas (lo que indica sedimentos de baja
porosidad y de poca altura). Este punto corresponde a la Superficie de Inundación
Máxima. Hasta este punto identificamos una tendencia regresiva. Desde el punto de
convergencia de las curvas hasta la parte superior, las curvas son divergentes. La
divergencia es primero lenta y se vuelve más aguda en la parte superior. Este cambio
en la intensidad de la divergencia se interpreta como una aceleración de la progradación
y se interpreta como un límite de secuencia (Guillocheau, 1995; Vail et al., 1991). Más
arriba, las curvas cambian y se vuelven convergentes. El punto de inflexión corresponde
al punto más alto de regresión. Corresponde a una superficie de Transgresión. Sobre
esta superficie de transgresión, las curvas convergen a una Superficie de Inundación
Máxima, correspondiente al máximo de transgresión del segundo ciclo. Ligeramente
arriba, un giro hacia la izquierda de la curva de rayos gamma indica el límite de
secuencia y la emersión final en la cuenca. Estos dos ciclos de transgresión-regresión
se pueden considerar como secuencias de depósito de tercer orden (Vail et al., 1991).
Sin embargo, la falta de edades de depósito precisas impide que se atribuyan a una
secuencia particular de tercer orden de Hardenbol et al. (1998) escala de tiempo.
La base de la Chalcana Fm. corresponde a una discordancia (superficie de progradación
de una secuencia de tercer orden) y consiste en depósitos fluviales de grano fino (Fig.
7). Los sedimentos son bioturbados y exhiben lodos enraizados, sedimentos y areniscas
fangosas laminadas, yeso y características pedogénicas. Corresponden a las litofacies
de Fl, Fsm, Fm, Fr y P (Miall, 1996) y representan depósitos en la parte superior de un
banco y de inundación en un entorno de llanura aluvial. Fueron depositados en la llanura
de inundación relacionada con canales asimétricos de un kilómetro de ancho y su relleno
se ha identificado en secciones sísmicas (Rosero Revelo, 1999).

4. Distribución espacial de los sedimentos.


4.1. Metodología
Se han generado mapas de Isopach, utilizando una base de datos de datos de pozos
(220 Petroproduccio ´n registros de pozos analizados) y datos de afloramiento. Los
mapas se interpolaron utilizando un algoritmo de kriging y los mapas de relación de
espesor de sedimento grueso / fino se interpolaron mediante el mismo método utilizando
70 pozos y localidades. El espesor de los sedimentos gruesos se derivó del análisis
cualitativo de registros de pozos. Estos mapas muestran la distribución y los volúmenes
de sedimentos en la Cuenca de Oriente. La distribución de los pozos utilizados en la
base de datos no es homogénea y los espesores interpolados en algunas áreas, como
la parte sureste de la cuenca, no son confiables.
4.2. Resultados Baja Tiyuyacu Mb.

Las isopacas (Fig. 8) revelan un grosor de secuencia que varía entre 20 y 450 m. Se
pueden reconocer dos zonas de bajo espesor sedimentario en la Zona Subandina
(determinada por datos de afloramiento) y en la parte oriental de la Cuenca de Oriente.
Un depoaxis de 10 huelgas al norte se ve claramente entre estas dos zonas. Se pueden
identificar dos depocentros dentro de este depoaxis: un depocentro en el norte
corresponde a la parte norte del corredor Sacha-Shushufindi, y un depocentro también
se ve en el centro sur de la cuenca. La relación de sedimento grueso / fino para el
Tiyuyacu inferior Mb. (Fig. 9) muestra el reparto de la acumulación de sedimento grueso
en la cuenca. Se observan las dos trincheras de sedimentos gruesos con una huelga
N135: una trinchera se extiende desde la Cuenca del Putumayo, y una segunda
trinchera se encuentra más al sur, paralela a la primera. Estas huelgas son diferentes
de las principales huelgas estructurales regionales (N20), y por lo tanto, el Bajo Tiyuyacu
Mb. el sistema sedimentario probablemente no esté relacionado con la erosión
identificada entre los Tiyuyacu Mb inferior y superior. Es importante tener en cuenta que
el proceso de interpolación ha generado contornos en toda la región suroeste de la
cuenca donde se encuentra el Mb inferior de Tiyuyacu. Ha sido completamente
erosionado. Por lo tanto, se han generado artefactos de interpolación y los isópacos en
el suroeste deben ser tratados con precaución. Isopach mapa sobre el Alto Tiyuyacu
Mb. y Orteguaza Fm. (Fig. 10) muestra un depocentro ubicado más en el sureste y un
depoaxis con una huelga N10 ubicada en la parte central oriental de la cuenca

4.3. Tasas de sedimentación


Las tasas de sedimentación son difíciles de definir debido a las superficies de erosión
descritas anteriormente (base del Mb inferior de Tiyuyacu y base del Mb superior de
Tiyuyacu). Los grosores erosionados de los sedimentos son desconocidos y su
influencia en la historia de hundimiento es difícil de establecer. Sin embargo, hemos
intentado evaluar el orden de magnitud de las tasas de sedimentación. Los espesores
originales de las series sedimentarias se reconstruyeron utilizando métodos de
retroceso bien definidos (Einsele, 1992), incluida la corrección de los efectos de
compactación. Los límites de tiempo para los sistemas estratigráficos se toman de
Hardenbol et al. (1998). Para cada secuencia de segundo orden, consideramos tres
puntos ubicados en la parte occidental, central y oriental de la cuenca (Fig. 1), elegidos
por su importancia regional. Los resultados se presentan en la Tabla 1. Durante el
Eoceno Inferior, las altas tasas de sedimentación ocurrieron en la parte central de la
cuenca, mientras que las bajas tasas de sedimentación ocurrieron en el este y el oeste.
Esta división de las tasas de sedimentación fue probablemente causada por la erosión
de la base del Mb superior de Tiyuyacu. Durante los tiempos del Eoceno Medio y
Superior (Upper Tiyuyacu Mb.), Se produjo una fuerte disminución de las tasas de
sedimentación. Sin embargo, las tasas de sedimentación se mantuvieron más altas en
la parte central de la cuenca. La sedimentación ocurrió a una velocidad lenta durante el
Oligoceno Inferior (Orteguaza Fm.) En la parte occidental de la cuenca, aunque una tasa
más alta ocurrió en la cuenca central y oriental, lo que indica una inclinación del sustrato
de la cuenca. Deposición de la Chalcana Fm. Ocurrió a tasas claramente mayores
durante el Oligoceno superior. Este patrón de tasas de sedimentación variables de oeste
a este corresponde a una inclinación de inversión del sustrato de la cuenca, que es
similar a la derivada para el Eoceno Inferior.

Tabla 1 Tasas de sedimentación de Tiyuyacu / Orteguaza y Chalcana Fm. por tres


puntos (oeste: 10000696, 360340 UTM; centro: 9954292, 270385 UTM y este:
9964732, 386006 UTM) de la Cuenca de Oriente.

5. Evolución tectónica y estratigráfica eoceno-oligoceno de la Cuenca de


Oriente.
Numerosos autores (Fauchet y Savoyat, 1973; Aspden y Litherland, 1992; Baby et al.,
1999; Barraga´n et al., Presentados para publicación; Christophoul, 1999) han
propuesto que la cuenca ecuatoriana de la parte delantera se originó durante el
Cretácico Superior con la progresiva emersión de una protocordillera entre la zona del
antebrazo y la cuenca Oriente. Estratigráficamente, esta emersión ocurrió durante el
período de Tena Fm. sedimentación. Para el intervalo Eoceno-Oligoceno, proponemos
una interpretación basada en la expresión estratigráfica de rebote isostático y conceptos
antitectónicos (Catuneanu et al., 1997; Heller et al., 1988). Spikings et al. (2000) dan los
resultados de las pistas de fisión de apatito y zircón (Fig. 11). Estos datos de exhumación
representan tasas de enfriamiento. La falta de horizonte de referencia hizo que los
autores interpretaran el período de enfriamiento acelerado como la expresión de un
aumento de la tensión horizontal y como consecuencia del engrosamiento de la raíz
orogénica con la consiguiente elevación isostática. Dos elementos de información sobre
la exhumación se proporcionan bajo un gradiente geotérmico constante teórico: la
exhumación en km / Ma y la profundidad de las rocas eliminadas para adquirir el
enfriamiento medido. Los datos expuestos en la Fig. 11 representan el resultado de tres
cruces de muestreo en la parte norte de la Cordillera Real. TheCordilleraReal exhumó
rápidamente durante el Eoceno Inferior (Spikings et al., 2000), que puede considerarse
como la firma de un evento tectónico importante. Este período de tiempo se corresponde
con la acumulación de Pin ˜n Fm. en la zona del antebrazo durante el Paleoceno tardío
(Van Thournout et al., 1992; Jaillard et al., 1997; Pecora et al., 1999). Este período de
exhumación probablemente estuvo acompañado por un levantamiento de la roca que
(con un componente de empuje) produjo una importante carga topográfica en la cuenca
continental y provocó que la placa sudamericana se flexionara.
En la Cuenca de Oriente, la elevación de la fuente y la flexión de la placa se registran
por el inicio de una sedimentación fluvial gruesa y el aumento de las tasas de
sedimentación (Baje Tiyuyacu Mb.). Localmente, en el centro de la cuenca, este evento
tectónico causó un segundo evento de inversión del
Estructuras hereditarias triásica y jurásica (Christophoul, 1999), en un régimen
convergente lateral derecho (Baby et al., 1999; Barraga´n et al., Presentado para
publicación). Esta deformación dio lugar a discordancias progresivas locales que
producen una respuesta estratigráfica local de segundo orden al evento de elevación.
Durante el Eoceno Medio (Base Upper Tiyuyacu Mb.), La exhumación de la Cordillera
Real continuó a un ritmo elevado (Spikings et al., 2000). La erosión progresiva de la
Cordillera Real condujo a la modificación de la fuente sedimentaria y aumentó la
distancia de transporte de sedimentos, como lo demuestra el cambio de composición
litológica y el aumento de la redondez de los clastos de los conglomerados del Alto
Tiyuyacu en la Cuenca de Oriente. Según los conceptos antitectónicos (Heller et al.,
1988), la base erosiva del Alto Tiyuyacu Mb. Puede considerarse la expresión del
comienzo del reajuste isostático debido a la erosión progresiva de la Cordillera Real. En
este caso, partes de la Alta Tiyuyacu Mb. Los sedimentos son reelaborados dentro de
la cuenca. Esta interpretación encaja bien con la muy alta madurez sedimentaria y
mineralógica de los clastos conglomerados.

La base del Oligoceno (Orteguaza Fm. Base) corresponde a una reducción de la exhumación en
la Cordillera Real (Spikings et al., 2000). Según Delfaud et al. (1999), quienes reconocieron la
asociación de arcilla característica de una etapa climática de baja altitud en las cuencas del
antebrazo, la Cordillera Real estaba por debajo de los 1000 m de altura y, en su mayoría, estaba
erosionada. Esta reducción de la exhumación y la reducción del volumen de roca potencialmente
erosionable corresponde, al final de Fm de Tiyuyacu. y durante la sedimentación de Orteguaza
en la Cuenca del Oriente, a la reducción progresiva de la granulometría media de los depósitos
fluviales. La reducción de las tasas de sedimentación y la flexión de la placa en la parte occidental
de la Cuenca de Oriente proporcionó suficiente espacio de alojamiento para que se produjera
una transgresión marina desde el norte (Cuenca del Putumayo) y el Sur (Cuenca Maran ˜on), lo
que se refleja en la plataforma marina y Depósitos costeros de la Fm Orteguaza. Rocas de
orteguaza fm. están organizados en dos secuencias de tercer orden, cuyo origen no puede
relacionarse con un evento tectónico particular o un cambio en el nivel del mar. El final del
reajuste isostático (Oligoceno superior) corresponde a la emersión de la cuenca expresada por
los depósitos fluviales finos progresivos de Chalmana Fm. Corresponde a un período de
inactividad tectónica consistente con una tasa de exhumación muy baja en la Cordillera Real
(Spikings et al., 2000).
6. Conclusiones
Los sedimentos de la Cuenca de Oriente desde el Eoceno hasta el Oligoceno registran
dos tipos de respuesta a un evento tectónico importante. La respuesta inicial ocurrió
durante el Eoceno temprano y corresponde a la deposición del Mb inferior de Tiyuyacu.
Los análisis de seguimiento de fisión muestran que la Cordillera Proto-Andina estaba
siendo exhumada a una tasa alta durante el Eoceno Inferior (Spikings et al., 2000).
Además, las líneas sísmicas revelan el desarrollo de estructuras de deslizamiento de
impacto del Eoceno Inferior en la Cuenca de Oriente. Los estratos de crecimiento
relacionados con estas estructuras florales crearon depocentros locales de segundo
orden. Las variaciones topográficas entre bloques limitados por fallas causaron que el
espacio de alojamiento aumentara en ambos lados de las estructuras florales en
desarrollo durante estos eventos transpresivos locales. Sin embargo, el espacio de
alojamiento no aumentó por la respuesta de flexión de la placa continental a la carga
orogénica creciente. Considerando el rango de tiempo involucrado en estos estratos de
crecimiento, las secuencias de deposición correspondientes son secuencias de
segundo orden impulsadas tectónicamente (Vail et al., 1991; Guillocheau, 1995). El
segundo tipo de respuesta corresponde a la parte superior de Tiyuyacu Mb. – Orteguaza
Fm. – Chalcana Fm. ciclo, que implica la respuesta de los sedimentos a un fenómeno a
escala de cuenca. La arquitectura recíproca (Catuneanu et al., 1997) del registro
estratigráfico en las secuencias de depósito de segundo orden sugiere que la flexión
litosférica, seguida por un reajuste isostático, es causada por un cambio geográfico
pequeño pero significativo de depocentros sucesivos. Esta interpretación está
respaldada por la historia de la exhumación en la Cordillera (Spikings et al., 2000) y la
cuantificación del levantamiento (Delfaud et al., 1999). Proporciona una explicación para
el inicio de un centro de segundo orden regional. Estos dos tipos de respuestas generan
dos etapas distintas en la evolución de la Cordillera Real y la Cuenca de Oriente. La
respuesta local corresponde a los vectores de tensión cambiantes en la zona de
convergencia debido a la acumulación de Pin ˜ Fm. La cepa se distribuye en la Cordillera
Real o en la Cuenca de Oriente. La respuesta estratigráfica regional se caracteriza por
una quiescencia tectónica después del evento tectónico durante el Eoceno temprano.
La sedimentación en la Cuenca de Oriente está registrando el reajuste isostático, que
es la consecuencia de las variaciones en la carga orogénica en desarrollo.

El modelo propuesto está inspirado en los sistemas clásicos de la Cuenca de Foreland


(DeCelles y Giles, 1996), aunque la Cuenca de Oriente debe considerarse como una
cuenca atípica de la parte delantera. Por ejemplo, los mapas de isopach no muestran
ninguna evidencia de una cuña orogénica progresiva y los depocentros son estáticos y
están ubicados en la misma área geográfica. Además, no se pudo deducir la existencia
de una cuña orogénica y no se pudieron definir las depozones de wedgetop, foredeep y
forebulge (DeCelles y Giles, 1996). Sin embargo, la posición estructural de la Cuenca
de Oriente como una cuenca de retroforeland es incontestable. Esta evolución atípica
es la consecuencia de un tipo particular de tensión dentro de la Cuenca de Oriente y la
Cordillera Real que probablemente está relacionada con los movimientos de llave.

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