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Procesos

Elaboración de la base de jabón de


glicerina
(Primera parte)

Vídeo recomendado
Hacer jabón transparente
Una receta para entender el proceso
Ahora la cosa ha cambiado mucho, pero cuando yo quise aprender a hacer el
jabón de glicerina no encontré prácticamente nada sobre ello en internet.
Entonces conocí a un amigo (Luis Tavecchio) que me brindó su receta a partir de
la cual surgieron mis posteriores experimentos.

Voy a poner esa receta como punto de partida aunque luego he estado viendo, en
libros fundamentalmente, otras posibilidades.

Nociones teoricas
Sin poder ahondar mucho en el tema voy a intentar explicar el principio de la
transparencia. En condiciones normales el jabón suele cristalizar de forma
amorfa, es decir, desordenadamente. Es la disposición de este tipo de cristales la
que proporciona opacidad al jabón. Hay otras formas de cristalización que
producen un resultado transparente y esas son las que nos interesan.

Los ingredientes que lo hacen posible


Hay ingredientes que favorecen este tipo de cristalización. Principalmente los
alcoholes. Por su precio, se dejó de utilizar el alcohol en beneficio de la glicerina
que a los jaboneros de la época les salía más barata por ser un subproducto de la
elaboración de jabón. De ahí viene la denominación de jabón de glicerina.

También hay que tener en cuenta los ingredientes de carga. Se denomina carga a
aquellos elementos que sirven para dar mayor rendimiento al aceite y esto
quiere decir que, con la misma cantidad de aceite, sale mayor cantidad de
jabón. Algunos elementos de carga, como el almidón, el talco, la arcilla, etc.,
producen también opacidad pero algunos como el azúcar o la sosa pesada
(carbonato sódico hidratado) no solo no producen opacidad sino que favorecen la
transparencia. Teniendo esto en cuenta se comprenderá mejor para qué sirven
los ingredientes de la fórmula de la que vamos a partir.

Preparación previa
La realización de este jabón requiere un poco más de experiencia por parte de
quién lo hace. Por ello es conveniente haberse iniciado antes en la elaboración
de jabón en frío y en el proceso en caliente. Además el uso de disolventes (como
el alcohol) entraña peligros adicionales.
No es recomendable la elaboración de este jabón por parte de menores y por
supuesto no me hago responsable del mal uso que le deis a esta información. En
cualquier caso dadle siempre un repasito a las normas básicas de seguridad.
Revisado el 13/09/18

Elaboración de la base de jabón de


glicerina 2ªParte
(segunda parte)

Vamos con la receta


La receta de partida es la siguiente (vamos a elaborar 1 kg):

Aceite de coco .......... 20% (200gr)


Aceite de ricino ........ 10% (100gr)
Ácido esteárico ......... 10% (100gr)
Sosa cáustica ............ 5% (50gr)
- diluida en Agua ..... 10% (100gr)
Azúcar .................. 20% (200gr)
- diluida en Agua ..... 10% (100gr)
Alcohol 96º ............. 15% (150gr)
El aceite de coco proporciona la espuma, el de ricino mejora la transparencia y
el ácido esteárico proporciona dureza (en este caso es fundamental para que
tenga consistencia). El azúcar proporciona transparencia y consistencia y el
alcohol transparencia.

El proceso es en caliente, mezclando los aceites previamente derretidos, con


la lejía previamente mezclada. Por las características del ácido esteárico,
la saponificación es inmediata.
Haciendo la base de glicerina
Al mezclar las grasas con los álcalis la masa solidifica de golpe, pero no hay que
desesperar y remover hasta que sea homogénea y semilíquida. Para ello tiene
que tener bastante temperatura, alrededor de 80ºC. La olla conviene que tenga
una altura suficiente para prevenir la posible subida de la masa que puede llegar
a hervir por la velocidad del proceso de saponificación del esteárico.

Una vez que todo está bien homogéneo se mete en el horno o baño maría (entre
80 y 90ºC) durante 2 horas para conseguir la saponificación total de las grasas.
Ésta se verificará mediante la prueba de pH, bien con fenolftaleina, con tiras o
con la lengua.
Cuando esté completada la saponificación se añadirá, a una temperatura de
60ºC, el jarabe previamente realizado con el azúcar y el agua, hasta su completa
homogenización, lo que da al jabón un aspecto y consistencia más plásticos.

Por último, hay que añadir (evitando los vapores y lejos de cualquier llama) poco
a poco el alcohol. Esto hace que la masa se vuelva completamente transparente
y muy, muy líquida. Casi como agua, que nadie se preocupe. Yo a veces uso la
batidora a velocidad muy lenta para completar la mezcla.

El resultado hay que colarlo por los posibles restos de jabón no disuelto y
verterlo en un molde a ser posible que se pueda tapar dejándolo reposar hasta
que se enfríe completamente. Ya debe de estar realizada nuestra base de
glicerina.

Posibles problemas al hacer la base de glicerina


Puede suceder que quede una capa superior de espuma que no tiene mayor
relevancia al retirarla y puede que parte del aceite no saponificado quede
también en esa capa superior. Por eso es tan importante hacer la prueba del pH.
Si el jabón tiene un exceso de sosa, nada conveniente, hay que compensar ese
exceso añadiendo aceite cuando se refunda la base.

Las variaciones que ofrece la receta son infinitas, como no. Pero hay que
destacar la existencia del Propilenglicol y Dipropilenglicol como disolventes a
sustituir parte de alcohol o la glicerina y el sorbitol que también produce más
transparencia.

También la sal común en cantidad muy moderada produce más dureza lo que
permite la utilización de otros aceites.

Revisado el 13/09/18

Ingredientes para hacer jabones


Agua y sosa Aceites vegetales Grasas animales Aceites especiales Aceites
esenciales Colorantes Sales Conservación

Jabón natural con ingredientes de calidad


El secreto para conseguir un buen producto es partir de los mejores ingredientes
posibles. Del mismo modo, para conseguir productos naturales hay que partir de
materias primas lo más naturales posibles.

En el apartado ingredientes podemos ver una aproximación a los más frecuentes


partiendo de la base de que, hablando de ingredientes naturales, hay muchísimos
más y si hablamos de todo tipo de ingredientes, la lista es inabarcable.
Es fundamental el uso de ingredientes de primera calidad para conseguir el
producto que queremos. La obtención de estos ingredientes está supeditada al
sitio de donde seamos, así en algunos lugares es mucho más fácil conseguir unos
ingredientes que en otros.

Escribo de España porque es donde vivo y es de lo que tengo conocimiento, y


aquí por ejemplo, es bastante razonable el precio del aceite de oliva siendo más
caro el de coco. En otros países es justamente al contrario. Podemos adecuar
nuestra producción a los materiales que tengamos más a mano, y elaborar una
lista de ingredientes equivalentes para saber por cual podemos sustituir al que no
tenemos.

Por otra parte, las redes de hoy en día nos permiten disponer casi de cualquier
ingrediente pero a precios muy dispares. Desde este apartado podrás acceder a
información sobre los ingredientes necesarios para la elaboración de jabones.

Ingredientes para jabones

Agua y sosa cáustica - Ingredientes de


la lejía

La lejía es fundamental para los jabones


Lo más habitual, al menos en mi caso, es elaborar jabones sólidos con sosa
cáustica. Tambíen se pueden elaborar con potasa cáustica por lo que, aunque en
adelante diga sosa, se puede aplicar a ambas. Además hay que tener muy claro
que sosa no es lo mismo que sosa cáustica y lo mismo pasa con la potasa. Casi
siempre que hablemos de sosa estaremos hablando de la sosa cáustica (NaOH).
Sosa cáustica y agua constituyen la lejía y hay que decir de ellos pocas cosas
pero muy importantes.
La primera, por ser la más importante, es que siempre se sigan las normas de
seguridad para trabajar con sosa. No está de más recordar que es un producto
peligroso si no se toman las debidas precauciones.
La pureza de los ingredientes determina la calidad final del jabón
El agua es conveniente que sea lo más blanda posible, es decir, que tenga la
mínima cantidad de sales disueltas. No es imprescindible pero es recomendable
que se use agua destilada o desmineralizada. Si no, agua de lluvia muy bien
filtrada. Si no, agua mineral (de mineralización débil) y por último, del grifo. La
razón fundamental es que para diluir otra sustancia cuanto más pura sea el agua,
mejor.
La sosa cáustica debe de ser también lo más pura posible. En los botes suele
poner el grado de pureza y, en mi experiencia, no siempre son fiables en cuanto
a eso. Es frecuente encontrar NaOH (sosa cáustica) al 99%. También es posible
encontrarla al 50% y esta, por supuesto, es mucho menos recomendable ya que
hay que compensar esa diferencia añadiendo más cantidad.

Si por ejemplo tenemos una sosa de la que sabemos que es del 90%, tendremos
que añadir la diferencia a nuestra fórmula, o sea, poner un 10% más de sosa de
la que indica la fórmula.
Contenedores de álcalis
El bote que la contiene también es importante. Aunque ahora la normativa
española exige que el recipiente reúna unas características de seguridad, todavía
podemos encontrar en el mercado sosa en bolsas o en cartón. Muy poco
recomendables ambas, no sólo porque es peligroso almacenarlas así, sino
también porque al contacto con el aire, la sosa se degrada. Por lo que llevo
viendo años en el foro de mendrulandia, atribuyo la mayoría de los fallos en los
jabones a la calidad de la sosa cáustica. Es por esto que considero muy
importante dar con una buena marca y mantenernos con ella.

Actualizado el 05/09/18

Aceites vegetales y su uso en los


jabones
Aceites de origen vegetal
Hoy en día mucha gente considera más sano y consciente utilizar ingredientes
exclusivamente vegetales. No voy a entrar en las polémicas de cargo de
conciencia del uso de ingredientes animales ni de si se trata de una moda lo de
usar todo vegetal. Lo que sí puedo decir es que se pueden hacer perfectamente
jabones de gran calidad exclusivamente con aceites vegetales.

Tipos según su forma de extracción


Debemos intentar que se trate siempre de aceites de primera presión en
frío que son los que, por no tener más proceso que el mecánico, mantienen más
sus propiedades naturales originales. Esto significa que los frutos se exprimen por
medios mecánicos, sin aplicación de calor ni disolventes, lo que hace que
conserven sus vitaminas e insaponificables.
También nos encontraremos con aceites refinados a los que se les ha suprimido
total o parcialmente su olor y/o color. Pueden ser (son) perfectamente válidos
para nuestros jabones.
Tipos según su composición
Los aceites están compuestos básicamente de diglicéridos y triglicéridos de
ácidos grasos. Cada aceite tiene unas propiedades diferentes en función de su
composición y podemos combinarlos para obtener lo mejor de cada uno de ellos.
Se suele hacer una distinción genérica entre aceites duros y aceites blandos.
Los primeros, los aceites duros, son aquellos en los que predominan los ácidos
grasos saturados y suelen permanecer en estado sólido a temperatura ambiente
(20ºC). Al calentarlos se derriten y se ponen en estado líquido. La mayoría de las
mantecas se consideran aceites duros.
Los aceites blandos tienen predominio de ácidos grasos insaturados y se
mantienen en estado líquido a temperatura ambiente. Además, los aceites
blandos suelen ser más vulnerables al enranciamiento, que es la capacidad que
tienen los aceites de reaccionar con el oxígeno y otros elementos y que producen
su degradación y mal olor. Por eso es recomendable tener presente su fecha de
caducidad.
Algunos ejemplos de aceites vegetales y su uso en los jabones
Empezaremos por el mejor, para mi gusto, de los aceites para jabonear, el aceite
de oliva. En otros países no se pueden permitir su uso. Nosotros en España
tenemos la suerte de disponer de él a un precio razonable. Es un aceite a priori
blando, ya que no se congela hasta bajas temperaturas pero produce un jabón
bastante duro. Lo cual significa que no tiene por qué estar relacionado lo uno
con lo otro. No obstante, al mojarse, es un jabón lamioso, sobre todo si tiene
un sobreengrasado alto, que tiende a gastarse pronto. Además no produce
demasiada espuma pero es un jabón suave que deja la piel mejor que ningún
otro. Se suele usar de un 50 a un 100% (jabón de Castilla) del porcentaje de
aceites en la fórmula.
El aceite de coco aquí en España cada vez es menos difícil de encontrar y
también es un ingrediente casi imprescindible para la jabonería. Su principal
particularidad es la cantidad de espuma que produce y su enorme
limpieza. Tanto es así que, un jabón sólo de coco, puede resultar demasiado
limpiador y producir sequedad en la piel. Proporciona además bastante
solubilidad y un rápido secado del jabón lo cual lo hace un buen complemento
para el aceite de oliva. Se suele usar de un 10 a un 30% como máximo. Se usan
jabones con más porcentaje de coco para aguas muy duras incluso saladas.
El aceite de ricino aunque parezca que no, aquí en España es más fácil de
encontrar que el de coco. En algunas droguerías lo venden para modelismo pero
hay que asegurarse de que se trata de primera presión en frío y que es de grado
cosmético. El de ricino es un aceite muy espeso. Medio marciano. Proporciona
acondicionamiento al jabón. Viene muy bien para hacer champú y jabones para
el cuidado de la piel y el cabello pero, por su extrema solubilidad, no conviene
usarlo en exceso. Produce un jabón muy duro pero al contacto con el agua se
deshace completamente. Es un aceite que acelera bastante la traza. Se suele
usar de un 5 a un 10% como máximo del total de los aceites.
La manteca de cacao es un aceite que, por ser más caro, se usa en menor
cantidad. Proporciona suavidad, emoliencia, dureza y cremosidad en la espuma.
Además, aunque también la hay desodorizada, proporciona muy buen aroma a
chocolate. Es muy duro y tiene un punto de fusión bastante alto. Se usa de un 5 a
un 15% normalmente.
El aceite de palma se usa sobretodo por su característica de dar cuerpo al jabón,
haciéndolo más duro y con un tacto más untuoso. Es un aceite duro,
relativamente barato y produce una espuma muy cremosa. Se suele usar de un 10
a un 30%. Tiene, no obstante, muy mala prensa por los métodos de producción
aunque existen también con certificados de sostenibilidad.
El aceite de palmiste o hueso de palma, procedente del hueso de la palma, tiene
características casi idénticas al de coco pero resulta un poco más suave y se
puede usar en mayor cantidad. Procede del hueso del dátil de la palma y por
tanto tiene su misma mala prensa. Como en el de coco, sus cualidades proceden
de que los componen ácidos grasos de cadenas muy cortas. Ésto se puede
traducir en que en el mismo peso de aceite hay más moléculas y eso, al
combinarlos con los álcalis, se traduce en más moléculas de jabón.
El aceite de maíz es un aceite barato que produce burbujas y acondicionado de la
piel pero del que no conviene abusar pues tiene tendencia al enranciamiento. Se
puede alargar su tiempo de vida añadiendo vitamina E pero, en ese caso, no sé si
resulta rentable su utilización. Se puede usar de un 5 a un 15%.
Del mismo modo el aceite de girasol no conviene para la elaboración de jabones
por su facilidad de enranciamiento. En todo caso los jabonbes realizados con la
modalidad de alto-oleico pueden soportar un poco más
Revisado el 04/09/2018

Grasas animales para la elaboración de


jabones
El sebo y la manteca

Grasas de origen animal en la elaboración de jabones


Aunque generalmente suelo utilizar exclusivamente aceites vegetales hay que
mencionar otras grasas que se pueden utilizar y que han sido desplazadas por las
vegetales siendo tradicionalmente de uso muy común. Hoy en día los despojos de
los que se obtienen estas grasas se suelen tirar a la basura en los mercados y eso
también es una pena.
Las grasas animales se extraen del tejido adiposo de algunos animales y,
dependiendo del origen, tienen diferentes características. Las grasas más
comunes son el sebo y la manteca de cerdo y más recientemente se han
incorporado al mercado otras más exóticas como la de emú o el avestruz, pero
esas no las he probado por lo que puedo contar poco de ellas.

las grasas animales más frecuentes para hacer jabones


El sebo (en la foto) se suele obtener del ganado bovino, comúnmente de la vaca.
Se obtiene también otro sebo más duro del los carneros u ovejas pero suele ser
menos habitual. La parte más rica en sebo suele ser alrededor de los riñones, que
es le de mejor calidad, y recibe el nombre de sebo en rama. Este tipo de grasa
contiene una mayor cantidad de ácido esteárico produciendo jabones más duros.

Las propiedades del sebo, salvando las diferencias, son equivalentes a la manteca
de cacao ya que proporciona sobre todo dureza y cremosidad en la espuma.
Produce jabones duros y blancos y se suele utilizar entre un 20 y un 40%. En
algunos lugares el jabón se realiza con sebo y aceite de coco al 50%.
La manteca es otra cosa. También se obtiene de la grasa animal pero
normalmente del cerdo. Su tacto es más untuoso y recuerda al aceite de palma
pero tiene un olor bastante fuerte. Los jabones realizados con manteca son
blancos, duros y bastante duraderos. Limpian bastante bien las manchas de la
ropa y resultan suaves para la piel. A efectos prácticos también se parece
bastante al aceite de palma por lo que no produce mucha espuma pero endurece
más que ella. Se usa hasta un 40%.
Para obtener tanto una como otra, tienen bastante trabajo, haciéndose desde los
despojos, pero a mí me parece que merece la pena probarlo ya que, como digo,
producen jabones muy buenos.

Existen obviamente otras grasas animales como las grasas de pato o de pollo.
Proporcionan características al jabón similares a la manteca. Cada una con sus
peculilaridades en función de su composición.

Otros productos de origen animal para la elaboración de jabones


La lanolina, que se obtiene de la lana de las ovejas, es una grasa que se ha
utilizado tradicionalmente para el sobreengrasado de los jabones. Proporciona
suavidad y acondicionamiento en la piel y el cabello y su composición química es
similar a la cera. Que yo sepa, hay lanolina anhidra (que no contiene agua) y POE
que es soluble en agua por lo que puede resultar especialmente interesante para
el sobreengrasado del jabón líquido. Esta última se somete a un proceso químico
para que tenga estas cualidades.
La cera de abejas no es una grasa, pero sí un ingrediente frecuentemente
utilizado en los jabones. Proporciona sobre todo dureza y también
acondicionamiento. Se suele usar un máximo del 5% de la fórmula del jabón. Para
usarla en los jabones hay que derretirla previamente en aceite caliente,
mezclándola con éste hasta su completa disolución.
Actualizado el 05/09/18

Aceites especiales y su aplicación en el


jabón
La gama alta de los aceites para hacer jabón
Me quiero referir a aquellos que tienen un alto precio y una reputada fama.

Suelen ser los aceites que contienen más cantidad de ácidos linoleico y linolénico
y estos deben de ser muy emolientes. Además contienen cantidades mayores o
menores de ácido gadoleico, que los hace regenerativos, y vitaminas y
oligoelementos que los hacen nutritivos de la piel. Son aceites muy caros e
inestables por lo que hay que apoyarlos siempre con vitamina E en una cantidad
aproximada del 5% de su peso. Esta vitamina es un potente antioxidante que
evita su enranciamiento.

El uso de estos aceites en el sobreengrasado de los jabones hace que sean más
suaves y beneficiosos para la piel. Entrañan cierto riesgo del enranciamiento de
los jabones por lo que hay que usarlos en pequeña cantidad.
Algunos aceites de ejemplo
Aceite de rosa mosqueta, que por su fama de regenerador de cicatrices y
antiarrugas es el más solicitado. Es uno de los más inestables.
Aceite de borago, es mucho menos conocido que el aceite de rosa mosqueta y
por eso un poco menos caro pero su composición es muy parecida y su efecto
también. Se utiliza también para tratamiento de pieles muy delicadas porque
proporciona elasticidad.
Aceite de argán. Seguimos con los aceites prohibitivos en cuanto a su precio. El
efecto es similar al de lo otros dos pero en este caso contiene menor cantidad de
linólénico por lo que es un poco más estable. Tiene un olor profundo como de
fruto seco un poco rancio.
El aceite de jojoba no es un aceite propiamente dicho. Es más bien como una
cera líquida. Tienen propiedades emolientes y humectantes y proporciona brillo
en las composiciones para el cabello.
Aceites como el de germen de trigo, semilla de uva, nuez o incluso el girasol son
alternativas más baratas a estos aceites ya que su composición es similar. En
estos casos también hay que usar la vitamina E.

La manteca de karité es la excepción de todos ellos, en el sentido de su


composición, porque caro es de narices. No tiene linoleico ni linolénico en
cantidades apreciables pero sí vitaminas y oligoelementos. Además también está
de moda. Tiene gran cantidad de ácido esteárico y es por eso que se presenta en
forma de manteca, en estado semi-sólido. Proporciona cremosidad en la espuma
y bastante suavidad.
Todos estos ingredientes se suelen utilizar en pequeña cantidad, un máximo del
10%. Para conservar al máximo sus propiedades es conveniente añadirlos en
la traza, lo más tarde posible (para que sufra menos los efectos de la sosa).
Utilizarlos al final del proceso en caliente también es una buena solución
cuidando de que la masa no esté demasiado caliente.
Revisado el 09/09/18

Aceites esenciales como ingredientes


en el jabón de tocador
Perfumería, cosmética y aromaterapia

Los aceites esenciales en el jabón


Aunque también se pueden utilizar fragancias o perfumes para dar olor a los
jabones es más de mi gusto utilizar casi exclusivamente los aceites esenciales. Ya
no sólo porque sus propiedades son más efectivas y son más estables que las
fragancias sino porque a mí me huelen mucho mejor las composiciones hechas
con ellos. Eso no significa que no se puedan usar fragancias. Las hay que van muy
bien para los jabones.

Voy a nombrar una serie de esenciales en algunos casos por ser de la tierra y en
otros por considerarlos indispensables. Hay muchísimos por lo que voy a hacer
una selección de unos pocos nada más. Para el uso de estos hay que tener buen
olfato e imaginación.... ...o un buen libro de combinaciones.

Algunos aceites esenciales destacados


Voy a comenzar hablando de la reina de las esencias, la lavanda. Es la reina
porque es un aroma que va bien en combinaciones femeninas, masculinas e
infantiles. También sirve incluso para mascotas. Es decir, que va bien en
cualquier caso. Aunque algunas, pocas, personas la odian, generalmente a todo
el mundo le gusta y aunque tiene un punto de amargo, recuerda al frescor del
campo y a ropa limpia. Combina muy bien con todas las que vienen a
continuación. Proporciona además un efecto relajante y es antiséptica. En el
apartado de elaboración de fragancias se habla de las diferentes notas
aromáticas. La lavanda tiene una nota aromática alta.
A mí la esencia de naranja me encanta. Es de las más baratas porque cunde
poco. Hay que echar gran cantidad para que se note bien y hay que fijarla con
otras esencias como el lemongrass, el pachuli o el sándalo si no queremos que
desvanezca enseguida como el resto de cítricos. Existen versiones denominadas
desterpenadas que, procediendo de esencias naturales, están modificadas para
hacerlas más potentes. No las he usado.
La naranja combina muy bien con casi todo, con aromas florales, frutales y aguas
de colonia. También tiene un efecto relajante y se supone que reafirmante. Nota
aromática alta.

La esencia de eucalipto es una esencia muy frecuente y barata también. Es un


aroma balsámico y penetrante pero muy volátil por lo que también conviene
fijarlo con otras esencias. Aunque a priori no lo parezca, combina bien con
aromas dulzones como la vainilla, el almizcle y los frutales. También combina
bien con la menta y el árbol del té. Tiene efecto antibacteriano e incluso
antiparasitario. Nota aromática alta.
La esencia de romero es parecida a la lavanda pero más balsámica y resinosa, la
complementa muy bien. Combina muy bien con otras plantas aromáticas y con
las esencias mencionadas anteriormente. Tiene efecto tonificante y estimulante
de la memoria. Nota aromática media-alta.
La esencia de mejorana es un aceite muy herbal pero también muy dulzón.
Recuerda un poco al orégano pero es más complejo. Combina muy bien con todas
las aromáticas y proporciona un sutil y delicado toque de hierbas en
composiciones más sofisticadas. Es un poco más cara que las anteriores. Me
acabo de enterar de que se usa como antioxidante. Nota aromática media.
La esencia de canela se debe usar en poca cantidad por que puede ser incluso
irritante de la piel (en estado puro). Casi todo el mundo sabe como huele pero es
un aroma dulzón y un poco picante. Combina muy bien con los cítricos y
proporciona un cuerpo sólido para una composición. Dicen que tiene propiedades
afrodisiacas pero no tantas como una buena pareja. Es una nota aromática
media-baja.
La de árbol del te también se usa mucho. Tiene un aroma balsámico y profundo.
Combina muy bien con las de tipo herbal y tiene muchas propiedades y
aplicaciones. Las más frecuentes son como antiséptico, anit acné y anti
parasitaria.
La esencia de sándalo aunque tiene olor, se supone que se anula cuando se
mezcla con otros aceites esenciales pero proporciona durabilidad fijándolos.
Combina por tanto con casi todos los aceite esenciales y tiene un cuerpo más
bien masculino. Es tipo madera dulce y tiene propiedades humectantes y
emocionalmente es relajante y mejora el humor. Además también está
clasificado como afrodisíaco. Un chollo vamos. Nota aromática baja.
La de pachuli (también patchouli) es una esencia espesa reconcentrada que
huele bien pero demasiado. Puede resultar empalagosa. Se usa en muy poca
cantidad y como fijador principalmente. Combina con cítricos, flores y casi con
cualquier tipo de esencia. Es bastante caro pero cunde una barbaridad. Tiene
propiedades antisépticas, anti acné, fungicidas, antiinflamatorias, antidepresivas
y anti estrés. Nota muy baja.
Por último, la esencia de vetiver, que no es tan común pero la pongo porque a mí
me encanta ya que da un punto a raíz de bosque pero también, según la
combinación, puede recordar al mar. Combina muy bien con los cítricos y con los
florales, no tanto con los herbales. Proporciona serenidad y es un buen inductor
para la meditación. Aunque no se parece en nada al olor, es parecido al pachuli,
una nota muy baja.
Hay muchísimas más pero he seleccionado estas. Si acaso ya iré comentando
más.

Coloreando el jabón
Tipos de colorante para jabones
Pues que hay principalmente dos tipos: líquidos y en polvo. Y de estos últimos
también hay dos tipos: hidrosolubles y liposolubles, lo que significa que se
mezclan o bien en agua o en aceite.

Los que se mezclan en aceite se pueden agregar al jabón desde un principio, por
que así con el movimiento y eso, se disuelven mejor. Los hidrosolubles hay que
mezclarlos previamente con agua y se suelen añadir después de la traza. Si
además queremos separar parte del jabón para colorearlo de otra manera, pues
se lo añadimos una vez separado.
Los líquidos suelen utilizarse para los jabones de glicerina u otros cosméticos.
Para los jabones en frío suelen ir mejor los liposolubles que vienen en polvos.

Identificación de los colorantes cosméticos


Se identifican generalmente por el color index CI seguido de un número de 5
cifras o por su nombre. Por ejemplo el CI77007 es el azul ultramar (o
ultramarino).

La base de jabón también determina el color


Se puede también utilizar como base para el color el colorante blanco conocido
como dióxido de titanio. Suena a chunguísimo pero no es más que una piedra
molida que se llama rutilo. En condiciones normales es completamente inocuo y
tiñe bastante de blanco por lo que produce jabones más blancos. Pero además,
como decía, puede servir de base para afianzar mejor otros colores, que además
tomarán un tono más pastel.

Por otro lado, jabones realizados con grasas más blancas producen jabones más
blancos y éstos son más fáciles de colorear.
La calidad es importante
Los colorantes, no obstante, deben de ser siempre de grado cosmético. De nada
sirve gastar tiempo y dinero en hacer jabones si luego le vamos a poner cualquier
ingrediente de origen y calidad dudosos.
Tanto los lipo como los hidrosolubles se pueden disolver en alcohol de 96º. Al
principio la mezcla es estable pero al cabo de un rato el colorante se deposita en
el fondo. Se agita un poco en el momento de su uso y está perfectamente
utilizable. Así incluso se pueden mezclar para conseguir colores intermedios.

Otros agentes colorantes


Otra fuente de posibles colores son las arcillas. Las hay verde, blanca, rosa, roja,
azul y gris, que yo sepa. Aportan también dureza y producen una suave
exfoliación.

Como decía arriba, los aceites utilizados para la elaboración del jabón también
pueden darle color, así el de cáñamo proporciona un verde intenso, el aceite de
zanahorias, el de rosa mosqueta o el de germen de trigo proporcionan distintos
grados de naranja, el de oliva desde amarillos a verdosos que al final quedan más
o menos marfil, y el coco, palmiste, sebo, manteca y karité producen jabones
muy blancos que pueden resultar idóneos para ser coloreados.

Los colores naturales de origen vegetal como la clorofila o algas (para el verde),
la cúrcuma (amarillo), el pimentón (rojo anaranjado), etc, son menos estables en
el jabón y con el tiempo acaban perdiéndose. El caramelo, cacao o el café (para
los marrones) son más estables.

Resistencia al pH de los colorantes en los jabones


Tanto si se utilizan óxidos, colores sintético o naturales, es importante que sean
resistentes al pH elevado de los jabones en su momento de elaboración. En
algunos casos el color varia completamente a la acción cáustica y en otros vuelve
a su color original cuando el jabón baja su pH. Hay productos que especifican su
tolerancia al pH y para los jabones en frío es importante conocer ese dato.

Cantidad y pureza determinan el acabado


Cada colorante es un mundo por lo que sólo el fabricante (o el vendedor
debidamente formado) te puede dar información precisa sobre ellos y sobre su
uso y cantidad. También los hay de distinto grado de pureza. A priori parece
mejor comprar los más concentrados, pero a la hora de la verdad, los otros son
más fáciles de controlar.
Los hidrosolubles suelen migrar en los jabones de más de un color. Contaminando
el color adyacente. Además colorean el agua cuando se usan y esto, a veces,
resulta demasiado escandaloso.
Otros colorantes
Las micas de colores también se pueden usar pero no son otra cosa que mica con
colorante (generalmente óxidos). De manera que tienen que ser también
colorantes cosméticos que aguanten el pH al que lo exponemos.
También existen colorantes sólidos. Suelen ser colorantes diluidos en ácido
esteárico y que necesitan un poco de calor para repartirse bien. No puedo contar
mucho más porque esos no los he usado.

Revisión del 09/09/18

Sales y sus efectos en el jabón

Las sales, un buen aliado para hacer jabón


Sin ánimo de profundizar mucho en este tema vamos a hablar de las principales
sales y de su efecto sobre el jabón.

Para entender como funciona en la masa de un jabón debemos de saber primero


que la pasta de jabón es un coloide o sea, una emulsión con un comportamiento
particular. La emulsión del jabón es más estable a mayor temperatura pero
depende también de la concentración de sales que contenga. Si le agregamos un
poco de una sal la emulsión, se vuelve más clara, menos espesa, pero si el nivel
de sales es mayor, se desestabiliza y descompone en dos fases: acuosa y grasa. Si
agregamos sales desde la fase inicial, difícilmente alcanzaremos una emulsión
estable.
Definición de sales
Entendemos por sales los compuestos iónicos que forman cristales generalmente
solubles en agua, pero vamos a hablar fundamentalmente de los carbonatos
sódico y potásico y del cloruro sódico o sal común. Un poco menos de los
silicatos. En realidad, una sal es el producto de mezclar un ácido con una base
consiguiendo un resultado neutro o una base débil. Todos los jabones son sales.
Utilización de los carbonatos en los jabones
Los carbonatos son capaces de saponificar los ácidos grasos libres. Así si tenemos
ácido esteárico y lo mezclamos con una solución de carbonato sódico obtenemos
estearato sódico, una sal que no es más que jabón. Sin embargo, los carbonatos
no tienen la capacidad de saponificar una grasa ya que esta está esterificada
como triglicérido. Para ello se caustifica el carbonato con cal viva. Es la forma en
que se hacía antiguamente con las cenizas.
Además los carbonatos tienen la cualidad de volver más fluida la masa del jabón
cuando se trabaja en caliente o se hace un refundido. Como decía antes, si
excede cierto nivel, la emulsión se descompone. Como efecto sobre el producto,
los jabones que contienen carbonato son más duros y secan antes. A partir de
cierta cantidad de carbonato, el jabón adquiere cierta textura plástica y
translucidez. Ablanda el agua, haciéndolos más espumosos y también tiene un
efecto más desengrasante que puede resultar un poco más agresivo a la piel.
La sal de mesa en los jabones
En la wiki dice que “Una solución salina de un ácido fuerte con una base fuerte resulta
altamente ionizada” y el cloruro sódico es ese caso. La sal de mesa o sal común
tiene los mismos efectos que los mencionados para los carbonatos para la
elaboración de la masa del jabón pero con un efecto más exagerado, por lo que
la cantidad a utilizar debe de ser muy inferior. Al contrario que con los
carbonatos, la sal reduce el factor espumante de los jabones.
Hay que tener en cuenta que un jabón con exceso de sales tiende a ser
eflorescente, o sea que le salen los cristales de sal a la superficie, y potencia la
cualidad higroscópica del jabón, o sea que atrae a la humedad del ambiente
mojándose su superficie.

La cualidad de producir la separación entre fases es la que permite que un jabón


se pueda cortar. Tengamos en cuenta que la concentración salina de la lejía es
muy alta por las bases cáusticas y que esto hace que se pueda cortar (separar).
Además se debe de tener en cuenta que el agua del grifo puede portar sales
(magnesio y calcio) lo cual aumenta la salinidad y posibilidad de separación. En
caso de que un jabón se corte, se puede remediar añadiendo agua destilada
para disminuir la salinidad.
Silicatos y elementos de carga
Para concluir diré que los silicatos se usan conjuntamente con los carbonatos e
incluso con la sal común como elementos de carga. Es decir, añadiéndolos al
jabón hacen que éste retenga mayor cantidad de agua, creando estructuras que
dan la solidez que de otra manera no tendría y proporcionando más peso y
volumen al producto. No obstante, estos jabones no suelen reunir las
características cosméticas que yo valoro.
Revisado el 12/09/18
Conservación de los jabones (y otros
cosméticos)

Mantener los jabones por más tiempo


Ocurre que noto que alguna gente no tiene muy claros los motivos por los cuales
se estropean los jabones y fundamentalmente son dos: el deterioro
bacteriológico y la oxidación. Algunos de los consejos que se dan a continuación
también valen para otros productos.

Los conservantes en los jabones


En primer lugar, la proliferación de bacterias, hongos y levaduras se produce en
mayor medida donde hay agua y, si además encuentran alimentos, se puede
convertir en un caldo de cultivo idóneo. Generalmente prefieren medios neutros
o ligeramente ácidos por lo que los jabones no son muy susceptibles de dicha
proliferación, ya que el medio es alcalino en presencia de agua y al secarse
desaparece el otro factor (el agua).

El problema puede surgir al añadir algunos aditivos, que hidratados pueden


alimentar a organismos. Es el caso de vegetales en polvo, frutos, harinas e
incluso flores. A veces es suficiente con la propia alcalinidad del jabón para
preservar estos ingredientes pero si están en trozos grandes la conservación es
más deficitaria.
Para este caso es conveniente utilizar algún conservante, y en productos como
las cremas o jabones en pasta, con mucho más motivo, ya que nos se
deshidratarán. Los benzoatos, al contrario de lo que he visto que se recomienda
en algunos sitios, no se debe usar para jabones ya que funciona sobre todo en
medios ácidos. Como dice Harry los compuestos de amonio cuaternario son más
activos para pH alcalino.
Esto quiere decir que cuando los fabricantes industriales meten sus conservantes
químicos a los cosméticos, no lo hacen para fastidiarnos, lo hacen porque son
necesarios. Las alternativas naturales para ellos, como el extracto de semilla de
pomelo o el extracto de romero, no son tan eficaces y bastante más caros.
Conste que yo no uso conservantes para el jabón, pero conste también que
tampoco pongo ingredientes “vivos”.

Los antioxidantes en los jabones


Otra cosa muy distinta son los antioxidantes. Los aceites están constituidos por
esteres de ácidos grasos, algunos ácidos grasos libres y muy poco material
insaponificable. Los ácidos grasos tienen mayor o menor grado de saturación,
siendo los más saturados los más estables y por tanto duraderos. Los insaturados
en cambio, son más susceptibles de reaccionar con otros compuestos, y de ellos,
los oxidantes son los más activos. Esto significa que cuanto más insaturado sea
un aceite mayor probabilidad de oxidación tiene. A esta degradación de las
grasas le solemos llamar enranciamiento, ya que produce compuestos volátiles de
olor rancio.
Ya hemos visto en la calculadora que el valor de yodo nos da una idea de la
insaturación y, por tanto, de la posibilidad de enranciamiento.
Para evitar esta oxidación se utilizan los antioxidantes que retrasan la oxidación
de los aceites. Esta oxidación, téngase en cuenta, solo requiere del aire, y a
mayor temperatura y mayor grado de humedad, el efecto es más rápido. Por eso
todos los aceites se conservan mejor en el frigorífico y bien tapados.

Antioxidantes hay muchos y actúan de diferente manera, pero para los aceites en
cosmética, se usa mucho los tocoferoles o vitamina E. Estos se asocian a las
insaturaciones impidiendo que lo hagan otros compuestos. Su efecto puede ser
potenciado por la vitamina C (ácido ascórbico) que también es un antioxidante al
igual que los carotenoides.

Sintéticos se usan mucho y conjuntamente el BHT y BHA que también se utilizan


en la industria alimentaria.
No he mencionado antes que el pH también influye en el enranciamiento y es una
de las razones por la cual el ácido graso saponificado se estabiliza y se conserva
mejor. Es el aceite usado como sobreengrasado el que queda vulnerable ante la
oxidación. Del mismo modo influye también la luz que acelera las reacciones y
descompone algunas sustancias.
O sea, que si ponemos por ejemplo el puré de un aguacate en un jabón y sólo
añadimos un antioxidante conseguiremos que la grasa del aguacate no se
enrancie (o tarde más) pero el jabón se puede estropear.

En general, una vez secado el jabón, que esté envuelto de modo que quede
aislado del aire prolongará su durabilidad, más si está en un lugar seco, fresco y
oscuro.
Técnicas complementarias para hacer
jabones
Firulillos en jabones Calcular recetas de jabón Formular fragancias para
jabón Medir pH del jabón DWCP Lavado del jabón con salPreparación del
sebo

Más conocimientos para hacer los jabones


Se desarrollarán aquí técnicas especiales para ampliar las opciones a la hora de
la elaboración de jabón.

Este es el apartado más heterogéneo donde cabe casi de todo. Son técnicas
complementarias a los procesos de elaboración. No son conceptos
fundamentales pero si dan una mayor visión de la elaboración de jabones y sus
posibilidades.

Técnicas

Firulillos o veteado de los jabones


Técnica para decoorar los jabones
Llamamos firulillos a los dibujos en forma de olas que se producen en los
jabones. Es un efecto veteado muy bonito que produce jabones muy atractivos.

La técnica elemental consiste en disponer en capas los distintos colores y utilizar


un artilugio para entremezclar las capas sin que se produzca la mezcla total. Es
importante que los colorantes no migren, es decir, que no se pasen de un color a
otro. Podemos remarcar la diferenciación entre colores si previamente añadimos
a la mezcla dióxido de titanio, un colorante cosmético blanco. Tiene un nombre
bastante impresionante pero se ha obtenido naturalmente de una piedra, rutilo
(hoy por hoy no estoy seguro de que no se haga en laboratorio).
Cómo se hacen los firulillos
Se puede hacer con el proceso en caliente pero es más adecuado y fácil
hacerlo en frío. Formulamos nuestra receta preferida y la realizamos lo más fría
posible. Una vez alcanzada una traza suave, siempre es mejor quedarse cortos y
seguir con una espátula que pasarse con la batidora, separamos en tantas partes
como colores vayamos a poner y a cada porción le ponemos su color. Ayudados
por una espátula, dejando caer cada capa de jabón sobre ella para evitar que se
sumerja en la anterior, vamos disponiendo el jabón en capas de diferentes
colores.
El artilugio que se usa para remover puede ser de muchas formas diferentes. Hay
quién usa el gancho de una percha, una percha con diferentes formas, una forma
con agujero para provocar turbulencias. En mi caso uso una piqueta de las finitas
de camping. Es una fina pieza metálica en forma de L que sujeto por la parte
larga.

Introduzco la piqueta en el jabón y voy describiendo círculos en el sentido del


que será el corte con un diámetro de unos tres centímetros. Atravieso así todo el
jabón de arriba abajo y de izquierda a derecha, viendo como partes (hilos) de la
capa inferior afloran por encima de la superior. Por último, y esto no es
necesario, recorro una vez más el jabón con la piqueta describiendo ochos
consecutivos.
Hay un montón de variantes de esta técnica e infinidad de vídeos en internet.
Aquí os pongo unos enlaces que me han gustado para ampliar información sobre
este tema.

Técnica de la percha
Tutorial Secret Swirl
Remolinos movidos
Diagonal Swirl Tutorial

Técnicas

Cálculo manual de la receta de jabón

Para qué hacerse una fórmula propia


Lo más bonito de la creación de jabones es la subjetividad que conlleva. Cada
uno los hace a su antojo y a la medida de sus necesidades. Así puede apetecernos
hacer un jabón más limpiador, más suave, más espumoso, más duro o blando...

Lo de hacerla a mano no es necesario porque tenemos la calculadora de


mendrulandia, pero está muy bien saber de dónde salen sus cálculos y
los conceptos que la fundamentan.
Cuestiones a tener en cuenta a la hora de hacer una receta de jabón
No hay una norma. Sólo unas indicaciones a tener en cuenta. Hay aceites que se
estropean antes que otros. Se denomina enranciamiento al deterioro de los
aceites, y los más sensibles son aquellos ricos en ácidos grasos insaturados. Se
debe a que esas insaturaciones se degradan convirtiéndose en compuestos que
generan mal olor.
Para evitarlo se pueden utilizar agentes antioxidantes y el más común es la
vitamina E acetato. También se puede utilizar aceite de semilla que es más bien
un conservante. Otros aceites, como el de girasol o el de germen de trigo por
ejemplo, son muy ricos también en esta vitamina pero la cantidad que contienen
no suele ser suficiente para prolongar por mucho tiempo la vida de ese aceite al
contacto con el aire.
Ya está comentado en el apartado de aceites vegetales pero lo ponemos aquí
también.
Tipos de aceites según su composición
Los aceites saturados son mucho más estables y por tanto duraderos pero no
tienen la suavidad que aportan los otros. Podemos diferenciar dos grandes
grupos:
Los aceites duros, constituidos fundamentalmente por triglicéridos de ácidos
grasos saturados, que vienen a ser el de coco, palmiste, karité, cacao, palma,
sebo y manteca.
Los aceites blandos, con contenido de triglicéridos de ácidos grasos insaturados,
entre los que están el de oliva, ricino, aguacate, maíz, germen de trigo...
Dentro de este grupo están los aceites secantes, con alto contenido de los ácidos
grasos insaturados linoleico y linolénico, que suelen ser los más emolientes y los
más fácilmente enranciables. Son ejemplos de estos el de rosa mosqueta, argán,
cáñamo y menos apreciado el de girasol. A simple vista y en un clima templado
se puede decir que son blandos los que se presentan en forma líquida y duros los
que se presentan en forma sólida o como manteca. Esto es relativo por que por
ejemplo el coco, hasta 25ºC, permanece sólido y a más temperatura es un aceite
líquido.
Indicadores a la hora de hacer un jabón
Empecemos entonces por la selección de los aceites. Se suelen proveer con
análisis que contienen dos indicadores que nos interesan fundamentalmente para
realizar la receta: El índice de saponificación (SAP) generalmente indica la
cantidad de hidróxido de potasio(KOH) necesario para saponificar un gramo de
ese aceite. Así si por ejemplo el del coco es 0.258, hacen falta 258 gramos de
KOH para saponificar un kilo de aceite de coco.
Como normalmente solemos usar sosa cáustica (NaOH) y no potasa cáustica,
podemos convertir ese valor en su equivalente dividiéndolo por 1,4025. Es decir
la equivalencia entre los álcalis más comunes es de que 1 gr de potasa equivale a
1,4025 gramos de sosa. El índice de yodo (IY) expresa la cantidad de yodo que
absorbe un compuesto que va en función de la insaturación de éste. Esto significa
que cuanto más alto sea este índice más posibilidades tiene el aceite de
estropearse. Por lo tanto no es conveniente abusar de aceites que tengan un IY
muy alto.
Se considera que un valor por encima de 70 puede resultar propenso al
enranciamiento. Existe un indicador que se usa frecuentemente para elaborar
una receta que se denomina valor INS. Este se calcula restando el valor SAP al
IY. Si el aceite de coco tiene un valor SAP de 258 y un valor IY de 10, calculamos
258-10=248; luego su valor INS es de 248. El de palma es 199-53=146. El del
aceite de oliva es 190-84=106 y el de girasol es 189-133=56. Así cuanto más bajo,
más blando y más propenso al enranciamiento, y cuanto más alto, más duro y
limpiador. Se establece que un buen equilibrio ronda los 130-160.

Cálculo manual de la receta del jabón.


Segunda parte

Calculos de una fórmula de jabón, elección de aceites


Todos los cálculos de la fórmula se hacen mediante media aritmética. Así
supongamos un jabón de coco (15%), palma (30%), girasol (5%) y oliva (50%).
Usamos un kilo de grasas.

Para calcular la media de IY (por el orden de arriba):


(0.15*10)+(0.30*53)+(0.05*133)+(0.50*84) = 1.5 + 15.9 + 6.65 + 42 = 66.05

Para calcular la media de INS (por el orden de arriba):


(0.15*248)+(0.30*146)+(0.05*56)+(0.50*106) = 37.2 + 43.8 + 2.8 + 53 = 136.8

Los dos valores están dentro del margen establecido pero por ser el valor INS
bajo el jabón saldrá más blando y suave. El valor de IY es un poco alto, se acerca
demasiado al límite establecido por lo que la adición de un poco de vit E lo
protegerá del enranciamiento.

Como otro ejemplo vamos al otro extremo quitando el girasol y añadiendo esa
cantidad de coco:
coco (20%), palma (30%) y oliva (50%)

Para calcular la media de IY (por el orden de arriba):


(0.20*10)+(0.30*53)+(0.50*84) = 2 + 15.9 + 42 = 59.9

Para calcular la media de INS (por el orden de arriba):


(0.20*248)+(0.30*146)+(0.50*106) = 49.6 + 43.8 + 53 = 146.4

Los dos valores están otra vez dentro del margen establecido pero, por ser el
valor INS un poco más alto, el jabón saldrá más duro y limpiador. El valor de IY es
más bajo que antes. Ya no se se acerca al límite establecido por lo que la adición
de vit E ya no es necesaria. Sólo probando ambas recetas sabremos cual se ajusta
más a nuestros gustos y necesidades.

Cálculo manual del ácali de un jabón


Continuamos por el cálculo de la lejía. Se compone de sosa y agua. Para calcular
la sosa lo primero que tendremos en cuenta es el sobreengrasado y para calcular
el agua tendremos en cuenta la concentración. Elegimos el primer ejemplo con
una concentración del 30% y un sobreengrasado del 9%.
calculamos la potasa total:
(150*0.258)+(300*0.199)+(50*0.189)+(500*0.190) = 38.7 + 59.7 + 9.45 + 95 =
202.85

aplicamos el descuento del 9% (para lo que multiplicamos por 0.91, 91%)


202.85 * 0.91 = 184.5935; más o menos 184.6

Lo convertimos ahora a sosa dividiéndolo por 1.4025:


184.6 / 1.4025 = 131.6

Por lo que la cantidad de sosa será 131.6 gramos (que dejamos en 131)

Cálculo manual del agua de un jabón


Ahora vamos a calcular el agua en función de la concentración. Si sabemos que el
30% de la lejía es 131, nos falta calcular cuanta agua será el restante 70%. Lo
hacemos mediante una regla de tres:
si 131 es el 30%
x será 70%

Por lo que x = 131*70 / 30; x= 305.6 (que dejamos en 305 gramos)

Si dispusiésemos de la concentración y quisiéramos saber la proporción


calculamos:
(100-concentración)/concentración
en nuestro caso: (100-30)/30 = 70/30 = 2.33333

Y sabiendo la proporción y la cantidad de sosa podemos calcular el agua:


131 * 2.3333 = 305.6 (o sea lo mismo, claro)

Y ya tenemos todos los ingredientes:

Oliva ........ 500 gr


Palma ........ 300 gr
Coco ........ 150 gr
Girasol ...... 50 gr

Sosa ........ 131 gr


Agua ........ 305 gr

Y le ponemos un poco (5 gr) de vit E acetato para evitar el enranciamiento que


hemos explicado en la página anterior.
Es mucho más fácil hacer los cálculos mediante las calculadoras online, en
algunas como la calculadora de mendrulandia además predice los resultados del
jabón producido. Algunos enlaces a otras calculadoras en inglés:
SoapCalc
theSage
Y seguro que por ahí hay más.

Revisado el 08/09/18

Crear una fragancia para un jabón


o para otras aplicaciones
Las diferentes notas aromáticas y los acordes
Para crear una fragancia primero hay que saber un par de cosillas elementales.
La primera es que las diferentes esencias, que serán nuestros ingredientes,
tienen diferentes comportamientos. Basándonos principalmente en el tiempo de
evaporación podemos distinguir entre notas altas, medias y bajas. Las notas
altas son aquellas que se volatilizan más rápido y por tanto duran menos y
las notas bajas son las que se evaporan más lentamente y por tanto duran más.
Las notas medias tienen un tiempo intermedio de evaporación. Además, en casi
todos los casos, las notas altas son más ácidas y frescas y las bajas son más
dulces, pastosas e incluso un tanto fétidas.
Las notas, como si se tratara de un acorde musical, interactúan entre ellas.
Algunas son completamente armónicas proporcionando un aroma equilibrado y
por supuesto agradable. Otras son disonantes y el olor puede ser desagradable o
simplemente inestable.

También como con la música, los acordes pueden transmitir sensaciones. Así la
tonalidad musical de menor suele evocar pena o nostalgia, la de mayor alegría,
la disminuida incertidumbre. Pues con los aromas ocurre algo parecido sólo que
no está tan pautado como la música, al menos que yo sepa. Las notas también
pueden potenciarse o anularse unas a otras.

Componiendo la sinfonía aromática


Hay que buscar siempre mezclas que no se anulen puesto que no tendría
entonces sentido. Generalmente las notas altas suelen ser las que primero se
perciben, por lo tanto son la primera señal de la fragancia. Después las notas
medias son las que le dan cuerpo a la mezcla, proporcionándole el carácter. Las
notas bajas, que se suelen usar en menor proporción, son las que sirven para dar
durabilidad y estabilidad a la mezcla.
La forma de diseñar una fragancia o bouquet consiste en conocer bien las
materias primas de que se dispone e ir mezclándolas en diferentes proporciones
hasta conseguir la combinación que de desea. Al ser tan embriagadoras las
esencias, no podemos abusar de la prueba de olfato pues acabamos por no
distinguir nada. Así hay que oler la mezcla desde relativamente lejos y
venteándola con la mano.

Una manera de comprobar el resultado de la posible mezcla es impregnar un


algodón contando las gotas de cada ingrediente y meterlo en una bolsa para que
se impregne el aire de dentro del aroma del algodón. Si olemos el algodón no
estará tan clara la mezcla como si olemos el aire impregnado. Una vez que
estemos satisfechos con la fragancia la podremos reproducir convirtiendo el
número de gotas en gramos.

Realizadas con notas armónicas altas, medias y bajas, las fragancias deben ser
estables y no precisar ningún tipo de fijador artificial, aunque los hay. Además
de las mencionadas como notas bajas, como fijadores naturales hay que destacar
la tintura de benjuí, el bálsamo de Perú y la raíz de lirio. Una fragancia
elemental es la de rosa realizada con:

aceite esencial de Geranio 20 gr


aceite esencial de Espliego 10 gr
aceite esencial de Patchuli 1 gr (Se puede fijar con 5 gr de tintura de almizcle)
Revisado el 10/09/2018

Medición del pH de los jabones

Entendiendo el pH de los jabones


Para saber si un jabón es apto para su uso debemos medir antes su pH. Un jabón
bien realizado tiene que tener un pH neutro. Es decir, la sosa debe haber
neutralizado todos los ácidos grasos de las grasas y por tanto existir un equilibrio
entre ácidos y bases, o sea un estado neutro. Ahora bien, por ser el jabón como
es una sal débil, al contacto con agua, se disocia parte del álcali produciendo un
efecto de causticidad leve. El pH, medido con tiras marcará entre 9 y 10, será
básico.
Si pretendemos neutralizar ese efecto cáustico mediante un ácido, por ejemplo
el cítrico, conseguiremos la separación parcial del jabón. No se volverá a asociar
y por tanto sólo tendremos ácidos grasos y material neutro, en este caso citrato
sódico. Lo cual no es bueno para nuestro jabón.

Medición con tiras reactivas


El caso, no me enrollo más, es que un jabón natural, medido con tiras de pH
debe de darnos un resultado básico. Que esto es normal y que hay incluso quien
cree que además de hacerlo antiséptico, esa causticidad proporciona otros
beneficios a la piel, como la eliminación de el exceso de acidez. Para medir el
pH del jabón con tiras reactivas hay que diluir una pequeña parte del jabón en
agua y tomar de ahí la muestra.
El método de la lengua
Pero existe otro método más sencillo para medir el pH del jabón. Se trata de la
propia lengua, aunque hay quien usa la ajena. Si al pasar la lengua por un trozo
de jabón notamos que éste pica, es que ese jabón tiene un exceso de sosa o no
está curado aun del todo. Maticemos. Con picar me refiero a que produce una
sensación desagradable en la lengua. El jabón no suele saber demasiado bien.
Sabe a jabón pero no pica. Cuando el exceso es muy grande la sensación es como
una picadura o una pequeña descarga eléctrica, incluso como una leve
quemadura. Se dice de esto que es sabor cáustico pero, claro, si no lo has
probado antes no sabes de que se trata. Nada recomendable por otra parte. Pues
bien, si no pica nada es que se puede usar con tranquilidad. A algunas personas
esto les parece una barbaridad. Para mi no lo es. Es un método bastante seguro y
fiable.
Medir el pH del jabón con fenolftaleina
Otro método de medir el pH es mediante una sustancia que se llama
fenolftaleina. Esta tiene la propiedad de ponerse de color rosa fucsia intenso
cuando se la somete a una medio básico (más de 8). Como hemos dicho, el agua
hace que el jabón suba a más de ese pH pero no hemos dicho que el alcohol no
produce ese efecto. De manera que si diluimos un trocito de jabón en alcohol de
96º y le echamos unas gotas de solución de fenolftaleina y no se pone rosa, es
que el jabón es neutro (esto además demuestra lo que decía antes de la sal débil
y todo ese rollo). Para preparar esa solución se diluye fenolftaleina al 0,1% en
alcohol de 96º.
DWCP - Proceso de jabón en frío con
descuento de agua

Acelerando el proceso mediante el descuento


DWCP son las siglas de Discount Water Cold Process es decir, Método en frío con
descuento de agua. Evidentemente es una variante del proceso en frío. Proponía
mi amiga María que le llamáramos “lejiaza” ya que es de eso de lo que se trata,
de una lejía muy concentrada. La finalidad de ésta es que el jabón seque antes.
Me parece que como efecto secundario, cuando pierde toda el agua, el jabón
queda además más duro.
Puede que lo que voy a decir sea una barbaridad, pero con borrarlo luego y decir
que yo no fui… El caso es que me da la sensación de que en este método al haber
menos agua, se corre más riesgo de que la saponificación no sea completa. Al no
haber exceso de agua hay menos movilidad molecular. Hay varios grados.
En qué consiste el método DWCP
Se puede considerar DWCP el rango de concentración comprendido entre 30 y
50%. Y aquí hay quien dice “anda, entonces es el método que yo utilizo”. En
algunos jabones, los que tienen aceites más duros, es mejor usar valores más
bajos de concentración o sea más agua. Pero aquí existe una cuestión a menudo
obviada que es que los aceites más blandos admiten concentraciones mayores.
Que a partir de cierto grado de concentración es probable que, si se llega a
determinada temperatura, tiendan a cortarse, lo que se refleja como un jabón
friable (que se desmenuza, vamos). Es decir, que hay que trabajar en frío
además de muy rápido ya que estos jabones tienden a alcanzar la traza espesa
muy rápidamente.
Dicho lo dicho, prácticamente es todo lo que hay que tener en cuenta a la hora
de hacer un jabón DWCP que resumiendo es lo siguiente:

La lejía cuanto más concentrada más peligrosa, más quema por lo tanto
cuidado. Hay que trabajar muy rápido para lo que hay que tener todo muy bien
preparado de antemano y muy bien organizadito.
La temperatura de partida de los ingredientes es directamente proporcional a la
posibilidad de fracaso. Es decir que hay que esperar que aceites y lejía estén
fríos para empezar a mezclarlos.
Y esto no está arriba pero cuidarse de ingredientes que aceleren mucho la
traza y batir poco o nada con la batidora si usas ese tipo de ingredientes.
Más o menos es eso. Por todo lo dicho es un proceso que requiere un poco más de
cuidado y experiencia que otros mencionados. Sobre todo por que la mezcla esté
bien realizada para que el jabón llegue a reaccionar completamente.
Revisado el 13/09/18

Lavado de un jabón con sal

Vídeo recomendado
Lavado con sal
Jugando con los jabones
Esto, más que como cualquier otra cosa, empezó como un experimento. No es
muy rentable como práctica habitual aunque cada vez se le están viendo más
aplicaciones.

Partimos de la base de que los jabones diluidos en agua son coloides y que como
tales, tienen unas características y comportamiento particulares. Las sales
repercuten directamente en los jabones como se explica en Sales y sus efectos
en el jabón.
De ese modo se puede usar sal para conseguir una separación en dos fases,
quedando abajo la fase acuosa con la sal, y la glicerina diluida en ella, y sobre
ésta, la fase jabonosa con los elementos no solubles en agua salada. Esto no
tiene nada de nuevo, industrialmente siempre se ha hecho así denominando a la
capa inferior sublejía.

Aplicaciones del lavado con sal de los jabones


¿Que utilidad tiene esto para nosotros? Tiene varias. Una es que permite el
refundido con mucha agua, al fuego directo y de jabones de varios colores.
Saldrá más homogeneo y los colores en exceso quedarán en la fase acuosa. Otra
utilidad es el lavado de aceites más sucios de la cuenta.

Cómo se hace el lavado


Por pasos. Cogemos los jabones a refundir (supongamos que 1 kilo) y lo ponemos
en una olla con medio litro de agua del grifo y una cucharada sopera de sal. En
condiciones normales esto sería mucha agua pero estamos hablando de ponerlo al
fuego directo. Removemos frecuentamente y, cuando hierva, deben de estar
perfectamente diluidos los trozos de jabón. Añadimos sal hasta que el jabón
presente un aspecto granuloso, como grumos. Entonces se acaba la primera fase.
Se deja enfriar lentamente y se produce la separación del agua con los colores,
impurezas y solubles en la parte de abajo. Sobre esta se quedará flotando el
jabón.

Se habrá notado que no he especificado la cantidad de sal. Pues bien, es que no


es tan fácil. Depende del tipo de aceite del que esté hecho el jabón y también de
su estado de conservación. Depende también de la cantidad de agua ya que aquí
lo que importa es la concentración salina que tenga ese agua. Y depende
también de algunos aditivos que contenga.
Lo que verdaderamente importa es la granulosidad del jabón. Debe de estar muy
poco granuloso. Sin aspecto de cortado. Para lograr este estado conviene ir
añadiendo agua o sal según convenga.

Al día siguiente, el jabón debe de estar sólido y decolorado y debajo debe de


tener un líquido salado y oscuro. Separamos el jabón y lo ponemos en una olla
con agua corriente para volverlo a fundir quedando ahora totalmente
homogéneo.

Cómo se encuentra el punto idóneo


La dificultad, que ya he mencionado arriba, es que dependiendo del tipo de
aceites con los que esté hecho el jabón la cantidad de sal necesaria varía.
Generalmente aceites más duros requieren más sal para separarse. Esto, la única
forma de hacerlo es mediante la observación de la masa del jabón, es difícil
explicarlo, hay que verlo y conocer bien el jabón para dominarlo pero lo intento:
Si el jabón está diluido en agua su aspecto es homogéneo, 'continuo', y si
tomamos una cucharada y la vertemos lentamente, vemos que el hilo (chorrito)
llega de la cuchara a la masa. Si le añadimos sal el jabón se vuelve granuloso, es
el aspecto que tiene al cortarse y ahí no hay hilo posible, son grumos que caen
separados desde la cuchara hasta la masa. Pues hay que alcanzar un punto
intermedio que se llama acortamiento del jabón donde la masa no cae ni en
chorro continuo ni en grumos. Dicen que en vez de en cintas cae en tiras. Esto
hay que verlo para entenderlo me temo. De manera que iremos añadiendo agua
hasta que alcancemos ese punto.
En fin, como coloide que decía que era, una vez frío, se vuelve menos estable y
esa cantidad justa de sal hace que, al enfriarse lentamente, se separe de nuevo
el exceso de agua salada del jabón, quedando en la parte inferior del molde.
Es un proceso reversible, se puede hacer varias veces en el mismo jabón, por lo
que se pueden conseguir mejores resultados en un proceso posterior.
Revisado el 13/09/18

Preparación del sebo y su uso en el


jabón

Jabones con sebo de vaca


Me gustan los jabones que llevan sebo de vaca. Por raro que parezca, una de las
cosas que más me gusta de ellos es el olor. Obviamente no huele a vaca. Otras
cualidades que aporta al jabón son la blancura, la dureza y la cremosidad y
consistencia de la espuma. Lo suelo usar mezclado con oliva y algo de coco pero
siempre se ha usado sólo con coco y ha funcionado perfectamente. Es un
ingrediente comparable a la manteca de cacao que ya sabemos que resulta
carísima.

La complicación de esto es conseguir el sebo. Generalmente, los carniceros lo


quitan de la carne y lo tiran, por lo que si alguien tiene prejuicios sobre su uso
en defensa de los animales, que sepa que lo que es una verdadera pena es que,
además de matarlos, se tire una materia prima tan útil. Pero si consigues que tu
carnicero no lo tire y te lo guarde, te voy a contar como hay que prepararlo para
poderlo usar en los jabones. Sería traicionero si no avisara de que suele soltar
bastante peste y que hacer bien el proceso es difícil. Cuanto más fresco y puro
sea, menos huele.

Obtención de sebo de vaca puro


Lo ideal es limpiar los trozos quedándonos sólo con el sebo más puro, siendo éste
el más duro y blanco, denominado sebo en rama. Si conseguimos triturarlo en
gusanillos, mucho mejor porque se le sacará mayor rendimiento.
Una opción es ponerlo a cocer en una olla con igual peso de agua y un 3% de sal y
se cuece para que se vayan rompiendo los tejidos celulares y soltando así su
contenido. Los restos se van oscureciendo y reduciendo y quedan flotando en una
mezcla blanquecina. En menos de una hora el primer paso del proceso debe de
finalizar y, aun caliente, lo colamos con una tela en otra olla.

La otra opción es hacer esto sin agua. El rendimiento es mayor pero hay que
cuidar que no se nos queme la grasa lo que se traduciría en un sebo más oscuro y
oloroso. Hay que hacerlo a fuego muy lento y sin dejar de removerlo.

El resultado lo dejamos enfriar, si es en la nevera mejor, de manera que el sebo


se queda flotando sobre el agua y solidifica, permitiéndonos separarlo fácilmente
del agua que permanece líquida. La parte inferior del sebo tendrá más
impurezas, por lo que se puede eliminar esa capa o lavar bajo el grifo de agua
fría.

Este sebo ya nos serviría para hacer el jabón pero, para mi gusto, aun tiene
bastante olor y posiblemente algo de color. Ahora se trata de depurarlo o
purificarlo para quitar, entre otras cosas, los ácidos grasos libres que propician la
ranciedad. Eso nos permitirá guardarlo por más tiempo.

Depuración y desodorización del sebo de vaca


Para la primera depuración usaremos una lejía muy, muy suave que reaccionará
con los ácidos grasos convirtiéndolos en jabón. Estamos hablando de que para un
kilo de sebo pondremos medio de agua y de 3 a 5 gr de sosa cáustica. Cociendo
esto brevemente se obtendrá una espuma grisácea en la superficie, que iremos
eliminando con una espumadera, como con el caldo, hasta que deje de aparecer.
A la vez en el agua se irán depositando las sustancias mucilaginosas. Esta vez hay
que dejarlo enfriar lo más lentamente posible para favorecer que se decanten las
impurezas. Cuando se enfríe completamente, se procede como en el paso
anterior y lo separamos del agua.

Este penúltimo paso te lo saltas o no, según tu nivel de exigencia olfativa. Se


vuelve a cocer con un 2% de sal y un 1% de alumbre lo que lo debe desodorizar
completamente. Cuando se enfríe completamente, se procede como en el paso
anterior y lo separamos del agua.

Cogemos el sebo ya decantado, blanqueado y desodorizado y lo calentamos para


eliminar todo el agua que contenga, que lo hará cuando supere los 100ºC y es
posible que aun ahora suelte algo de espumita por encima que eliminaremos con
un colador metálico o espumadera.

Una vez frío, tendremos un sebo de primera que producirá unos jabones de gran
calidad.
Revisado el 13/09/18
Herramientas para la elaboración de
jabones
Utensilios Moldes para jabones Sellos para jabones Cortadores de
jabones Calc v4

De la calidad de las herramientas también depende el jabón


En este apartado se habla de las herramientas necesarias para la elaboración del
jabón, entendemos por ello tanto utensilios y aparataje como incluso las tablas
de saponificación y el software (que nos hace la vida más fácil).
En el apartado utensilios se habla de ollas, de espátulas, de batidoras, etc. Hay
de un apartado específico de moldes y otro de cortadores. Para quienes quieren
hacer las cosas realmente a la antigua ponemos una tabla de saponificación con
los valores medios de cada aceite y las instrucciones de cómo hacer estos
cálculos en el apartado técnicas.
Utensilios dedicados exclusivamente al jabón
Cuando vamos a experimentar ocasionalmente, podemos utilizar casi cualquier
cosa que tengamos a mano. Generalmente instrumentos de cocina. Pero cuando
vamos a dedicarnos a hacer jabón habitualmente, es recomendable proveerse de
materiales que dediquemos exclusivamente para este fin. Ya sea por cuestión de
higiene y salud como por disponer de los cacharros más adecuados para cada
cosa.

Aquí se pretende dar una noción general sobre esta parte, a menudo tan poco
comentada, que son las herramientas.

Utensilios para jabones


Equipo básico para hacer jabones
En primer lugar hay que disponer del equipo de seguridad: Gafas, guantes y
delantal, como indica el apartado seguridad. Para el proceso en frío serán
necesarios uno o varios recipientes, preferiblemente de cristal, para hacer las
mezclas, una báscula para pesar los ingredientes, una batidora de mano y un
molde. Para el proceso en caliente además de lo anterior es habitual utilizar una
olla de acero inoxidable. Es muy recomendable utilizar este material sólo para
hacer jabones. No utilizarlo luego para alimentos.
Recipientes para hacer jabón
Los mejores recipientes para hacer las mezclas son los de cristal. Las jarras de
pirex o por el estilo aguantan bien todo el proceso, tanto por a temperatura
como por la causticidad. Permiten además ver bien el contenido y comprobar
que todo se mezcla como es debido.
Una báscula es imprescindible
La báscula para hacer jabones es un elemento imprescindible. No valen las
recetas que dicen nosecuantas cucharadas o una pizca de tal o cual. Ni siquiera
son convenientes las que están indicadas en mililitros u otra medida de volumen.
Es importantísimo pesar correctamente los ingredientes. La medidas son siempre
en gramos. En algunos países en onzas. Pero siempre por su peso.
Lo ideal es contar con una báscula digital de cocina que son bastante precisas,
suelen medir de gramo en gramo hasta 5 kilos y no valen más de 15€. Si además
te permite la opción de hacer TARA, o sea eso de que te quita el peso del
recipiente contenedor, mucho mejor.
La batidora de mano para hacer el jabón
La batidora de mano no es imprescindible pero sí muy recomendable. Para
algunos jabones, que tadan mucho en llegar a la traza, sí puede resultar casi
imprescindible. Es recomendable que sea regulable y también de acero
inoxidable. La debemos de poner a una velocidad lenta para controlar mejor el
proceso y evitar posibles salpicaduras o derrames. Son muy cómodas las que
tienen el brazo extraible, para poderlo limpiar aparte, y las autónomas sin cable,
deben de serlo más.
Hay que introducir la batidora en la mezcla de jabón estando apagada para
evitar salpicaduras. Además hay que intentar sacar el aire de la campana de la
batidora inclinándola un poco hasta que salgan las burbujias. Y es entonces
cuando hay que presionar el botón. Así se evitan posibles burbujas en la mezcla
de jabón.

Las batidoras pequeñitas que se venden para hacer espuma en la leche funcionan
muy bien para remover colorantes o las arcillas. Tambien tienen su utilidad en la
elaboración de cremas.
Las espátulas o 'cosas' para remover
Para remover el jabón se pueden utilizar varios artilugios. Para mi, lo ideal es de
acero inoxidable. Tengo un par de cucharas dedicadas a eso exclusivamente.
También se pueden utilizar espátulas de silicona, pero si se usan de plástico, hay
que estar seguro de que es un plástico apto par ello. Tiene que aguantar la
causticidad. También se utilizan palos de madera pero, en mi experiencia, la
sosa se los acaba comiendo y los restillos acabarán en el jabón. Para remover las
esencias a veces uso un palillo de esos chinos.

La olla para hacer jabón


Generalmente, en el proceso en caliente, para refundir o para el lavado con
sal es necesario usar una olla. Yo no digo que otra no pueda valer, pero para mi,
la mejor posible es una de acero inoxidable. Las ollas de aluminio, zinc o cobre
no se pueden utilizar para hacer jabones. El jabón se las come y la reacción
puede ser muy llamativa. Esto vale también para los coladores.
Para hacer refundidos o jabones transparentes se pueden utilizar también ollas
de coción al baño maría (crockpots) pero hay que asegurarse de que aguantan
bien la causticidad.

La limpieza de los utensilios


Una vez terminado el jabón, es recomendable limpiar bien los utensilios y
guardarlos aparte de las cosas de alimentación. Pero si dispones de un sitio
seguro, es más fácil dejarlo hasta el día siguiente, en seco, y limpiarlos cuando
los restos ya se hayan convertido en jabón. Lavarlos inmediatamente es mucho
más difícil. A no ser que la limpieza vaya a ser en el lavaplatos, en cuyo caso es
mejor meterlos recien usados porque de convertirse en jabón, el lavaplatos se
desborda de espuma, y no mola tanto como parece.

De los moldes vamos a hablar en el siguiente apartado: moldes para jabones.


Revisado el 12/09/18

Tipos de moldes para el jabón


Vídeo recomendado
Cómo forrar un molde
Moldes según el tipo de jabón
Para hablar sobre los moldes del jabón hay que hacer una distinción principal. No
es lo mismo el molde para jabón de glicerina que para el resto de los jabones.

Lo más importante es que, si es un molde con forma, debe ser más blando que el
propio jabón. Si no, resulta prácticamente imposible sacarlo. Pero vayamos por
partes.

Los jabones procesados en frío suelen tardar algunos días en solidificar y,


dependiendo de los ingredientes, resultarán más duros o más blandos.
Generalmente cuanto más duros más fácilmente desmoldan.

Con los jabones en frío los moldes de plástico suelen crear vacío con las paredes
del jabón y éste tiene que estar suficientemente duro para que no se rompa. Los
jabones de glicerina no suelen provocar ningún problema con estos moldes.

Moldes rígidos
Para lotes grades que después se van a cortar en pastillas, lo ideal es un molde
rígido que vaya forrado. Ese forro puede ser de papel de horno, de láminas de
teflón, de goma eva o de plástico de forrar libros. En ese caso, el jabón sale sin
ningún problema del molde. También si el lote es grande, si se va a dejar en el
molde durante algún tiempo y este es de plástico, no necesitaría forro ya que al
endurecer se podría sacar del molde sin dificultad. La adición de un poco de sal
al jabón (menos de un 1% del total del peso) facilita el desmoldado siempre.
Moldes flexibles
Existe toda una gama de moldes artísticos para hacer jabón de glicerina que en
muchos casos no sirven para los jabones procesados en frío. Además, algunos
materiales como el látex, se deterioran por la causticidad del jabón recién
mezclado.
Los moldes de silicona ofrecen una buena alternativa a los demás ya que es un
material que soporta bien la causticidad y además es extremadamente flexible.
Existe toda una gama para repostería que se puede adaptar sin dificultad a
nuestros fines jaboneros.

Moldes reciclados
Por último, los moldes reciclados son una alternativa muy barata y variada. Se
trata simplemente de encontrar entre todos los envoltorios de los productos que
consumimos, algunos que se adecuen a la forma que nos guste. Siguiendo las
indicaciones anteriores nos pueden servir perfectamente. Así el fondo de una
botella de agua mineral, el recipiente de un queso de burgos, el tapón del bote
de nata o cualquier otro nos producirá jabones con formas variadas en
interesantes.
En ocasiones, para facilitar la operación de sacarlo, meto en el congelador el
jabón, luego mojo el molde por fuera con agua calentita y así lo consigo.

También un poco de sal facilita el desmoldado, como ya he dicho, pero hay que
tener cuidado porque con solo un poquito más el jabón se corta.

Sellos para estampar jabones

Decorando los jabones con relieves


Quería estampar algunos de los jabones y el otro día mi amigo Pepe me prestó
varios de sus sellos.

He estado probándolos y he de decir que no me he quedado muy contento. La


impresión se ve mucho mejor en los jabones oscuros que en los claros. Los sellos
de madera parece que se pegan más a los jabones, claro que lo conveniente es
mojarlos antes en agua muy salada y así se pega todo menos.
En la imagen, los tres de la izquierda son de madera, los dos más altos tienen el
tampón de resina y el mango de madera y el gris del fondo es completamente de
piedra. Este último me ha gustado mucho, parece que es un buen material
aunque un poco difícil de encontrar quien te lo haga, supongo.

Haciéndote tu propio sello para jabones


El otro día me hice yo uno pequeñito con fimo (cerámica fría). Es bastante
apañado pero, para poderlo poner bien, tiene que estar el jabón en un punto
muy concreto de dureza, ni muy blando ni muy duro. En realidad eso pasa con
todos los demás también. Para hacerlo, cogí un jabón de sólo oliva, muy duro, y
tallé en él el motivo que quería. Luego le presioné el pegote de fimo y lo puse al
horno hasta cocerlo. Tengo que repetir esto pues creo que puede ser una buena
solución.

Algunas personas hacen verdaderas virguerías con marquetería. Sellos hechos de


diferentes capas de panel pegadas entre sí. Los resultados que yo he visto son
muy buenos. Ahora con la impresión en 3D seguro que se puede conseguir
cualquier cosa.
La verdad es que en general detalles muy finos no quedan bien y hay que
intentar el máximo relieve posible para que luego marque bien. Y no me he
quedado muy contento porque pensaba que los sellos profesionales tendrían
mucho mejor resultado que este casero, pero que va, parece que no mejora
mucho la cosa.
Revisado el 13/09/18

Cortadores para jabón

Cortar jabones de barra


Pues cuando no vamos a meter los jabones en moldes individuales los solemos
hacer en barras o moldes que luego permiten cortar el jabón en barras. Después
estas barras hay que convertirlas en pastillas. Lo más fácil, o más a mano, es con
un cuchillo, pero el acabado no siempre es del todo estupendo y poco a poco nos
volvemos más exigentes por lo que buscamos soluciones más profesionales. A
continuación se exponen algunas de ellas.

El más elemental, aunque éste es de diseño, es el consistente en unas guías para


pasar un cuchillo perpendicular a la pared por donde se desliza la barra de
jabón. De este tipo hay muchos modelos disponibles en distintos materiales.
Hacerse uno propio no resulta muy complicado.

Entre los materiales de las tiendas para hacer jabones hay todo tipo de artilugios
para cortar los jabones de barra, unos más y otros menos sofisticados. Hay que
facilitarse las cosas y proveerse de uno que se ajuste a las necesidades de la
propia producción.

Haciendo tu propio cortador para jabones

Un poco chapucero pero muy funcional es


este otro cortador, realizado con un cortaqueso comprado en los 'chinos' por un
par de euros. Le he añadido una guia por la que se desliza la barra de jabón y un
tope ajustable, que determina el ancho de la pastilla. El corte lo realiza un
alambre que es un elemento que tradicionalmente se ha utilizado para cortar el
jabón.

He hecho cortadores con grandes hojas de metal pero no me parece lo más


adecuado. De esa forma toda la hoja pasa por el jabón y siempre queda un
resultado menos preciso. Con la 'cuerda de guitarra' o el alambre muy finito
quedan mucho mejor para mi gusto.
Un vídeo curioso.

https://youtu.be/VliyLkpTHkU

Revisado el 13/09/18
Nueva calculadora de Mendrulandia
Ay, la resistencia al cambio.

Una nueva herramienta, más completa


Me hace gracia que la gente opine que la versión nueva de la calculadora no es
correcta. ¿Correcta comparada con qué? Los cálculos de álcali y agua, respecto
a los índices de saponificación establecidos, son correctos. Eso no tiene mucha
ciencia.
Durante muchos años hemos utilizado la versión anterior de la calculadora de
Mendrulandia como un complemento a lo que ya sabíamos sobre los jabones. O
así debería de haber sido. Pero claro, no era perfecta. De hecho tenía varias
imperfecciones que se podían mejorar. Cuando esas mejoras eran poco
significativas, las he ido haciendo sobre la marcha. En la mayoría de los casos sin
anunciarlo. Porque no hacía falta.
Pero es verdad que muchas dudas que surgían en algunos usuarios me hacían
darme cuenta de que no todo estaba contemplado, de que se podía mejorar
significativamente.

Cambios anteriores a este


Hice una versión 3. Con mucha ilusión. Con cambios importantes en cuanto a la
imagen y uso pero no muchos respecto al fondo del asunto, como me hicieron
notar. Y, teniendo en cuenta que iba a resultar un poco traumático, más valía
dar el gran salto del tirón, sin pasar por ese intermedio. Murió antes de nacer,
aunque mucho de lo invertido se aprovechó para la sucesora versión 4.
Afortunadamente nos podemos permitir conservar la anterior, que venía siendo
la 2, por lo que para aquellos que no quieran cambiar siempre les quedará París.
Nuevas propiedades contempladas en el jabón
En la nueva, para la que partí de un estudio mucho más exhaustivo de la
composición media de los aceites, el cambio más significativo de cara a su uso,
es que en vez de 5 parámetros ahora dispone de 7. Y eso ha sido lo más
controvérsico de todo, porque además los valores, al estar distribuidos de otra
forma, no coinciden con las versiones anteriores. Esto no los hace incorrectos.
Sólo que hay que aprender a leerlos, adaptarse a ellos porque, como en la
anterior, puedes pensar que un jabón que te ofrezca un 52 es mejor que uno que
ofrezca un 50. Esa es la parte del gusto de cada uno y de la experiencia, tanto
con el jabón como con la calculadora.
Aunque en la ayuda de la calculadora está incluido, voy a intentar explicar mejor
en qué consisten los nuevos parámetros y por qué difieren de la anterior. Los
nuevos parámetros son Acondicionado, Burbujas, Dureza, Limpieza, Persistencia,
Secado y Solubilidad. Que difieren de los anteriores por los dos nuevos: Secado y
Solubilidad. Pero, ¿De dónde salen estos valores?
Pues que resulta que por ejemplo la durabilidad de una pastilla está constatado
que no depende de su dureza. Que hay jabones extremadamente duros que se
disuelven más rápido que ninguno, por ejemplo el de ricino. Que la espuma
también depende de lo rápido que se disuelva un jabón. Por lo tanto se considera
Solubilidad a la capacidad de disolverse que tiene un jabón.

Se puede pensar que esta solubilidad está íntimamente relacionada con el


“baboseo” de la pastilla pero eso no es siempre proporcional. De hecho, hay
jabones que son muy solubles, como el de coco, que se secan más rápido que los
demás. De ahí viene el término secado que, no siendo lo mismo, también es
proporcional con el curado del jabón.
Esto me lleva a explicar que en la versión anterior de la calculadora la dureza
está relacionada tanto con la propia dureza (medida con durómetro), como con
la capacidad de secado y con su solubilidad. Pero al ser cosas distintas ahora se
pueden, y se deben, separar en los tres parámetros.

Si alguien quisiera hacer el experimento siguiente entendería perfectamente la


diferencia. Dos jabones con sobreengrasado 0% de un solo aceite: uno de ricino y
otro de coco. El de coco es muy soluble pero no tanto como el de ricino, esta
prueba se hace dejando una pieza de jabón del mismo tamaño y forma dentro de
un recipiente con la misma cantidad de agua. Sin embargo el de ricino será más
duro cuando está seco y, mientras que el de coco seca muy rápido y su aspecto
es más correcto en la jabonera, el de ricino será muy lamioso. Y esto sería el
secado. La dureza se puede medir con un durómetro pero también se nota en el
sonido al golpearlo o la textura al morderlo.
En cuanto a las burbujas, el de coco proporcionará mucha espuma debido sobre
todo al tamaño de las cadenas de sus ácidos grasos, mientras que el de ricino
producirá muy poca espuma. Por esta razón decimos que el aceite de ricino
mejora la espuma, no por su alto valor de burbujas, sino por su alta solubilidad
que hace que, con el mismo esfuerzo, se desprendan de la pastilla más cantidad
de moléculas de jabón.
En esta versión las burbujas son inversamente proporcionales al sobreengrasado.
En la anterior, considero que esto, que estaba al revés, estaba mal. Servía en
cuanto a la solubilidad pero no en cuanto a las burbujas.

Dicho esto, aprovecho para contar algo que puede parecer muy obvio pero que
para algunos no lo es tanto. Hablamos de que los aceites están constituidos por
diferentes porcentajes de ácidos grasos. Lo que diferencia a un ácido graso de
otro es sobre todo su tamaño y el número de insaturaciones (ricino aparte).
Centrándonos en eso del tamaño, lo que hace que un aceite tenga un índice
de saponificación u otro es eso, la longitud de sus cadenas. Así un aceite como es
el de coco, que tiene gran porcentaje de ácidos grasos de cadena corta, necesita
más cantidad de moléculas de álcali para formar las correspondientes de jabón.
Y ciertas propiedades como las burbujas o la limpieza están directamente, si no
exclusivamente, relacionadas con este hecho. Es decir, sostengo que un jabón de
coco limpia más porque en el mismo peso, respecto a otros aceites, hay más
moléculas. Y lo mismo con las burbujas.
Aceites duros y dureza del jabón no es equivalente
Volviendo a lo anterior, otro error común es el de los aceites duros. Se tiende a
pensar que los aceites duros, que son aquellos que permanecen sólidos a
temperatura ambiente, son los que producen más dureza en el jabón.
Personalmente no estoy de acuerdo con eso. Los aceites que permanecen duros a
temperatura ambiente son aquellos que tienen un alto porcentaje de ácido
esteárico o de ácido palmítico. El aceite de coco, sin tenerlos, también
permanece sólido por debajo de 25ºC, sin embargo, como he dicho antes, no
produce gran dureza. La dureza depende del porcentaje de saturados pero
también de la longitud de sus cadenas. Por lo tanto aceites con alto contenido de
oleico producen jabones más duros que el de coco.

Así que como las características de un jabón ahora se miden de otro modo, no se
puede pretender que los resultados que ofrezca sean los mismos. Como he dicho
anteriormente, implica aprender a leerlos, acostumbrarse a los nuevos. Lo único
que sigue siendo igual es que los valores óptimos están establecidos en 50, que
un valor por encima significa un exceso y uno por debajo, un defecto.

En esto hay que hacer la salvedad de los aditivos. Por si todo este tema no fuera
lo suficientemente engorroso, hay que añadir que las cualidades de los aditivos
se miden de forma diferente que en los aceites. Las propiedades de los aditivos
se cuantifican de -100 hasta 100, considerando que el 0 no actúa sobre el jabón.
El agua en el jabón no se contempla en los resultados. De modo que todas las
consideraciones son sobre el jabón ya seco. Las cargas tampoco, se considera el
jabón puro.
Respecto al tema del sobreengrasado he tenido que hacer una aproximación
sobre cómo afecta el exceso de aceite sobre cada uno de los parámetros
contemplados. En algunos casos positivamente, en otros de forma negativa. No
deja de ser una aproximación matemática a un hecho no tan fácilmente
cuantificable. Como estos parámetros dependen de los ácidos grasos
constituyentes, está también directamente relacionado con ellos.

En constante evolución
Hay una cuestión, que es más orientativa que otra cosa, que es las influencias del
cambio de álcali y de sus mezclas respecto a los pronósticos. Había que
cuantificar de algún modo algo que es fácilmente observable pero difícilmente
calculable, de modo que he hecho una aproximación muy personal susceptible de
ser cambiada más adelante.

Soy persona y por tanto me equivoco. No pretendo tener la razón absoluta


respecto a nada. Este trabajo se basa en los estudios y en la práctica a lo largo
de los años pero siempre estoy abierto al debate de estos postulados. No es un
tema sencillo por lo que no puedo decir que esté perfectamente controlado. Será
siempre susceptible a actualizaciones y mejoras. Puedo entender que
acomodados a la versión anterior de la calculadora haya una resistencia a la
nueva pero, desde mi perspectiva, no sólo es más completa sino mucho más
acertada en cuanto a los pronósticos.

Algunas de las novedades:

 Base de datos de ingredientes más completa y contrastada.


 Nuevo sistema (más científico) de computación de los resultados.
 Dos nuevos parámetros Solubilidad y Secado.
 9 ácidos grasos más que en la anterior.
 Separación del proceso de cálculo de resultados entre grasas y aditivos.
 Mejor gestión de las fórmulas con posibilidad de copia de seguridad de
todas ellas simultáneamente.
 Compartir fórmulas, o grupo de fórmulas, a través de archivos y en redes
sociales.
 Inclusión de lejías mixtas de sosa y potasa.
 Ayuda interactiva y videotutoriales.
 Alertas de seguridad.
 Información más detallada de fórmulas e ingredientes.
 Etiquetado INCI.
 Diseño más intuitivo y adaptable a todos los dispositivos.
 Más idiomas.

Utilidades para el jaboneo


Tabla de saponificación Cálculo moldes Convertir Baumé Calcula costes
jabón Alcalc cálculo de lejías

Alguna ayuda para hacer mejor nuestros jabones


Para hacer jabones nos conviene apoyarnos en algunas herramientas. En algunos
casos se trata de tablas para comprender los ingredientes. En otros se trata de
aplicaciones que nos facilitan los cálculos y así dedicarnos más enteramente a
hacer jabones.

En los botones superiores se puede acceder a ellas.

Tabla de saponificación
Una tabla de valores para dominarlos a todos
La tabla de saponificación es necesaria para hacer los cálculos para la
elaboración del jabón. Se ofrecen dos valores SAP para dos tipos de álcali en
función de si se quiere obtener jabones sólidos o líquidos. El valor
del yodo determina la tendencia al enranciamiento y el valor INS nos aproxima a
las características finales de un jabón realizado con esa grasa.
Grasa sap NaOH sap KOH yodo INS
Ácido Esteárico 0,134 0,188 0 188
Ácido Mirístico 0,165 0,232 0 232
Ácido oleico 0,135 0,190 86 104
Ácido Palmítico 0,148 0,208 0 208
Aguacate 0,138 0,193 86 107
Aguacate, manteca de 0,138 0,193 61 132
Albaricoque 0,136 0,191 103 88
Algodón semillas 0,138 0,194 111 83
Almendras 0,136 0,191 92 99
Argán 0,137 0,192 100 92
Arroz 0,138 0,193 103 90
Avellana 0,136 0,191 89 102
Babasú 0,169 0,237 18 219
Baobab 0,138 0,194 75 119
Bayas de laurel 0,152 0,213 75 138
Borago 0,137 0,192 153 39
Cacahuetes 0,135 0,190 92 98
Cacao, manteca de 0,138 0,194 39 155
Café tostado (aceite) 0,140 0,197 77 120
Calabaza semillas de 0,137 0,192 112 80
Caléndula 0,136 0,191 99 92
Camelia 0,137 0,192 79 113
Camelina Seed 0,137 0,192 171 21
Cáñamo 0,137 0,192 167 25
Cártamo (Alto oleico) 0,136 0,191 92 99
Cártamo 0,137 0,192 144 48
Cera de Abeja 0,067 0,094 0 140
Cera de Carnaúba 0,059 0,083 0 120
Cerdo, manteca de 0,140 0,196 60 136
Cereza 0,137 0,192 115 77
Coco Fraccionado 0,251 0,352 0 352
Coco 0,177 0,248 9 239
Colofonia 0,115 0,161 5 80
Colza (Canola) 0,135 0,190 116 74
Comino negro (Nigela) 0,138 0,193 123 70
Copoazú, manteca de 0,135 0,189 40 149
Coroba (semilla) 0,168 0,235 19 216
Crisco 0,138 0,194 102 92
Emú 0,138 0,194 73 121
Estearina 0,140 0,197 1 196
Germen de Trigo 0,138 0,193 133 60
Girasol (alto oleico) 0,135 0,190 81 109
Girasol 0,136 0,191 133 58
Illipe, manteca de 0,137 0,192 33 159
Jojoba 0,092 0,129 4 43
Karité, manteca de 0,135 0,190 52 138
Kokum, manteca de 0,135 0,190 37 153
Kukui 0,137 0,192 165 27
Lanolina 0,076 0,106 23 129
Linaza 0,137 0,192 177 15
Macadamia 0,139 0,195 77 118
Maíz 0,143 0,201 103 98
Mango 0,135 0,190 58 132
Mango, manteca de 0,135 0,190 48 142
Manteca vegetal
(margarina) 0,139 0,195 98 97
Maracuyá 0,137 0,192 140 52
Marula 0,137 0,192 68 124
Melocotón (hueso) 0,136 0,191 98 93
Mostaza 0,124 0,174 110 64
Mowrah, manteca de 0,138 0,193 56 137
Murumuru, manteca de 0,170 0,238 9 229
Neem 0,138 0,193 62 131
Nuez del Brasil 0,138 0,193 94 99
Nuez 0,137 0,192 146 46
Oliva Hueso (Orujo) 0,137 0,192 82 110
Oliva Reciclado 0,137 0,192 81 111
Oliva Virgen 0,137 0,192 78 114
Onagra 0,137 0,192 163 29
Pacana 0,136 0,191 112 79
Palma (Oleina) 0,140 0,197 57 140
Palma 0,141 0,198 53 145
Palmiste o hueso de
palma 0,169 0,237 19 218
Pato, grasa de 0,139 0,195 80 115
Pepino (semilla) 0,138 0,193 112 81
Pepita de Uva 0,137 0,192 136 56
Pistacho 0,137 0,192 97 95
Pollo, grasa de 0,139 0,195 81 114
Ricino 0,130 0,182 86 96
Rosa Mosqueta 0,137 0,192 175 17
Sacha Inchi 0,138 0,193 187 6
Sal, manteca de 0,134 0,188 40 148
Sebo de Buey 0,139 0,195 43 152
Sebo de Cordero 0,140 0,196 41 155
Sebo de Vaca 0,141 0,198 42 156
Semilla de Amapola 0,137 0,192 141 51
Semillas 0,136 0,191 99 92
Sésamo 0,136 0,191 108 83
Soja hidrogenado 0,137 0,192 75 117
Soja 0,137 0,192 132 60
(Valores analíticos medios)

Dudas frecuentes
Dado que es una duda común, quisiera explicar que la tabla de saponificación es
una aproximación, ya que cada lote de grasa puede variar. Que los valores que
aquí se exponen son los valores medios. Otra cosa que suele ocurrir es que
podemos encontrar tablas para KOH o para NaOH, lo que nos puede confundir a
la hora de calcular el álcali. Aquí aparecen los dos valores. La relación entre
ambos es de 1,4025. Es decir que 1000gr de NaOH equivalen a 1402,5gr de KOH.
Para más detalles se puede consultar la ayuda de la calculadora de
saponificación.

Cálculo de la capacidad de un molde.


Calcular la capacidad de nuestro molde
A partir de este sencillo formulario se puede hacer un cálculo aproximado de la
capacidad de un molde. Para ello, selecciona el tipo de molde, introduce los
valores requeridos y pulsa el botón calcular.

Introducir los valores en centímetros.


En caso de usar decimales utilizar el caracter "." (punto).

Selecciona la forma
del molde

0
Introduce aquí el alto: cms
0
Introduce aquí el ancho: cms
0
Introduce aquí el largo: cms

borrar
Conversión de densidad en grados Baumé a
concentración

Calcular la concentración a partir de la densidad


Esta página permite la conversión de densidad en grados Baumé
a concentración expresada en porcentaje de soluto.
En algunas publicaciones hacen referencia e incluso formulan con este tipo de
soluciones. Sirve para quienes no tengan aerómetro o simplemente quieran tener
una idea de la concentración equivalente.

La temperatura es un factor determinante de la densidad y por eso se indica.

Selecciona un producto químico:

Calculadora de costes de la producción


de jabón
Hoja de cálculo desarrollada por Gabo para el foro de mendrulandia
Esta pretende ser una utilería que te ayude a calcular el precio de tus jabones,
en ningún momento busca establecer una ley mercantil, por lo que solo es
orientativa.

La calculadora de precios, en esta primera versión, está diseñada para que en


una serie de 10 pasos vayas introduciendo los datos que te solicita en las celdas
en color amarillo. En la mayoría de ellas vas a encontrar una etiqueta de ayuda
dónde te orienta acerca de los datos que debes introducir en ese momento, así
como ayuda acerca de la interpretación de los resultados (celdas en color verde).
Antes de comenzar vamos a tratar de hablar en el mismo lenguaje, repasaremos
algunos conceptos básicos y después iremos al cálculo.
Conceptos básicos para entender la hoja de cálculo
Se supone que el precio de lista de cualquier producto es alrededor del 300% de
su Coste de adquisición. Básicamente el coste de adquisición es igual a la suma
del Coste de las materias primas más los Gastos directos, como son mano de
obra, electricidad, gas, materiales para empacar, etc. de forma que resulta la
siguiente función:

Pl = Ca * F
Ca = Cmp + Cmo + ...
Entonces:
Cmp = Coste de materias primas. Es la suma de los costes de los aceites, mas la
sosa, mas el agua, mas los aditivos como colorantes, texturas, extractos, aceites
esenciales, etc.
Cmo = Coste mano de obra. Es la inversión en tiempo y esfuerzo que haces para
fabricar los jabones. Viene dado por el producto de lo que cuesta una hora
trabajada y el tiempo que inviertes en hacer una unidad de jabón.
Ca = Es el Coste de adquisición total para fabricar la unidad de medida de jabón,
que para todo este alboroto, siempre hablaremos de un kilo. Este coste aún no
incluye el factor de beneficio o ganancias.
Pl = Es el Precio de lista sugerido, también conocido como precio máximo al
público, representa el valor máximo de venta que podrás manejar y aquí ya
incluye tus ganancias o beneficios.
F = Factor de beneficio, es la proporción que estimas conveniente aumentar
como ganancia una vez que conoces el Coste de adquisición.
Los pasos de la hoja de cálculo de costes y precio de venta
Como te decía, tomaremos como unidad de medida un kilo de jabón, primero
debes calcular (puedes apoyarte en la Calculadora de Mendru) la receta de tu
jabón, que cantidad de cada aceite necesitas, sosa, agua y aditivos, y calcular
para cada uno de ellos su costo individual para finalmente sumarlos. Todo esto
viene dado por los pasos 1 y 2 de la calculadora de precios. Hasta aquí tienes
el Coste de materias primas: Cmp.
Lo siguiente es calcular los costes directos en los pasos 3, 4 y 5, como el factor
de eficiencia. Que significa el porcentaje neto que se aprovecha de la masa
jabonosa que preparas. Recuerda que todo proceso tiene perdidas. Parte del
peso original se pierde al quedarse embarrado en las paredes del traste donde
bates, otra parte en las aspas de la batidora, otra en los moldes e incluso se
pierde peso al curarse, ya que el jabón pierde un poco de agua por evaporación.
El coste de la mano de obra, que es el resultado de multiplicar el coste de una
hora de trabajo por la cantidad de horas que necesitas trabajar para hacer un
kilo de jabón, y finalmente, en el paso 5 están los 'otros gastos directos', que se
refieren a todos aquellos gastos adicionales que afecten directamente tu
producción, como la energía eléctrica, el empaquetado, etiquetas, que sé yo,
eso te corresponde a ti decirlo...
En el paso 6 se calcula el Coste de adquisición, que integra los valores
anteriores. Ahora solo falta adicionar una política de precios para poder generar
tu lista de precios. La Política de precios (paso 7) se refiere algo así como a unas
reglas que gobernarán tus precios finales. Por ejemplo, puedes decir que nunca
vas a vender por debajo de 1.5 veces lo que te cuesta adquirir el jabón, es decir,
tu política de precio mínimo será el 150% del Coste de adquisición. De igual
forma, el precio de lista, te sugiere un precio por mayoreo y un precio a
distribuidores. Este último es muy importante, ya que es lo suficientemente bajo
del precio de lista como para que el distribuidor consiga beneficios y
suficientemente arriba del precio mínimo para que tus beneficios no se vean muy
sacrificados. Todos estos resultados, que son los más interesantes están en
el paso 8.
Finalmente, el paso 9 te permite reescalar la formula, esto resulta útil cuando
deseas hacer una cantidad mayor de jabón sin modificar la formula. Sólo
introduces la cantidad (en kilos) de jabón que deseas y listo, la calculadora hará
el resto.
Si quieres conservar alguna memoria de las características finales de tu jabón,
tienes el paso 10, en el cual puedes guardar inclusive la formula directamente
del modulo de 'exportar' de la antigua Calculadora de Mendru y, si te apetece,
compartirla...
Espero sea de tu utilidad y encuentres placer en utilizarla, al igual que beneficio.

Aportación de Gabo para mendrulandia.


ALCALC - Calculador de lejías
Este formulario te permite calcular lejías mixtas, compuestas por sosa y potasa
cáusticas. Para ello debes establecer la concentración de la mezcla, la cantidad
total de sosa que requeriría la mezcla y la proporción de potasa cáustica que
contendrá la mezcla final.

A modo de ejemplo, imagina un jabón cuya fórmula en la calculadora te indica


que debe llevar 100 gr de sosa cáustica. Pero tú quieres formular de manera que
la mitad de las grasas se saponificarían con sosa y la otra mitad con potasa. En
tal caso hay que poner la concentración de la lejía que queremos, los 100gr en la
celda correspondiente y el 50 (sin el símbolo de tanto por ciento) en la última
celda. A continuación pulsa en calcular.

0
Concentración: %
0
Sosa cáustica: gr
0
Potasa cáustica: %

https://www.mendrulandia.es/utilidades_jabones/alcalc_calculo_de_lejias

Cremas y emulsiones
Porque no todo va a ser jabonear
Introducción a las cremas tipos de emulsiones Fases de una
crema Ingredientes para cremas Elaboración de una cremaFormulación de
una crema
Aprendiendo a hacer cremas
En esta sección se abordan varios aspectos a tener en cuenta a la hora de
elaborar una crema o emulsión con fines cosméticos.

A modo introductorio se tratan los conceptos elementales para entender qué es


lo que se necesita en función del objetivo del producto.
Esta sección dedicada a cremas y potingues varios ha sido desarrollada por María
Zamora (Mariakine) y cedida a mendrulandia ante el interés que suscita este otro
tipo de productos. Mi agradecimiento y reconocimiento por su labor.
En los botones superiores puedes acceder a los correspondientes artículos.

Introducción a las cremas

Las cremas o lociones elaboradas en casa


Dentro del mundo de la cosmética natural hecha a mano, uno de los productos
que más dificultades parece entrañar es la elaboración de emulsiones.
Técnicamente, una emulsión es la unión estable de dos líquidos no miscibles
entre sí, como el agua y el aceite. Sin embargo, esta emulsión solo es estable
unos momentos y después, los dos líquidos que la forman se vuelven a separar.

Para que la emulsión sea estable en el tiempo se requiere la acción de un tercer


elemento: el emulgente, también llamado emulsionante, como por ejemplo, en
una mayonesa donde, sin la acción de la lecitina que contiene el huevo, solo
sería una mezcla de aceite y zumo de limón.

En los siguientes apartados vamos a profundizar un poco más en esto.

REFERENCIAS Y ALGUNOS ENLACES recomendados por Mariakine.


 http://www.aroma-zone.com/aroma/accueil_fra.asp
 http://cephee-naturelles.bbactif.com/
 http://tout-naturellement.blogspot.com/
 http://100100plantes.over-blog.com/
Podéis seguir este apasionante tema en la sección de cremas del foro.

Tipos de emulsión

Distintos nombren en función del grado de emulsión


Las emulsiones constan de tres elementos principales: la fase acuosa, que
engloba los líquidos solubles en agua; la fase oleosa, formada por los aceites,
mantecas y ceras, y el emulsionante, que fusiona las dos fases y les da
estabilidad. A este tipo de emulsiones se las denomina con el nombre genérico
de «cremas».
También existe otro tipo de preparaciones que no contienen fase acuosa alguna:
son una mezcla de grasas, mantecas y/o ceras, para darles dureza y consistencia.
Reciben el nombre de «ungüentos» o «pomadas», y se usan mucho para hacer
preparaciones de tipo medicinal.
Aunque también suelen recibir el nombre de bálsamos, no hay que confundirlos
con los bálsamos resinosos, como el bálsamo del Perú o el bálsamo de Tolú.
Por último, encontramos el «linimento», una preparación más líquida que el
bálsamo, compuesta de una fase oleosa y de una solución alcalina que facilita su
emulsión. El ejemplo más conocido es el linimento calcáreo, u oleocalcáreo,
formado a partes iguales de agua de cal y aceite, generalmente de almendras
dulces u oliva. Se suele usar en fricciones para irritaciones de la piel.

Fases

Los ingredientes de una crema antes de ser emulsionada


1.- Fase acuosa La forman los ingredientes solubles en agua de la emulsión.
Pueden ser de distinta naturaleza: agua pura, hidrolatos o destilados, infusiones,
macerados acuosos, etc. Según el tipo de emulsión, entran en la composición en
distinto porcentaje:
a) Emulsiones agua-en-aceite o W/O por su denominación en inglés: en este caso el
agua forma pequeñas partículas que se dispersan entre el aceite. La cantidad de agua
máxima que admite es la misma que la de aceite, aunque por regla general se pone
menos. Este tipo de crema es muy nutritiva y se usan para pieles secas o necesitadas
de mucha hidratación. Los ejemplos más notorios son las cold-creams o el cerato de
Galeno.
b) Emulsiones aceite-en-agua u O/W en inglés: en este caso, la cantidad de agua es
mayor que la de aceite, y éste es el que está dispersado entre el agua. Son el tipo de
crema más común, y su consistencia depende del porcentaje de agua, así como del
emulgente utilizado.
2.- Fase oleosa Formada por los cuerpos grasos que componen las
cremas: aceites vegetales, mantecas, ceras, etc. Según la proporción de grasas,
la crema será más o menos rica. La proporción más o menos estándar suele ser el
30%, pero varía según las necesidades de la persona a quien va dirigida. Se
elegirán los aceites con cuidado según el tipo de piel, ya que los aceites y
mantecas tienen distinta capacidad de penetración.
Fases II

Cómo se produce la emulsión


3.- Emulgente
Es un ingrediente absolutamente imprescindible para llevar a cabo con éxito la
elaboración de la crema, ya que de él depende la estabilidad de la misma. Los
emulgentes son moléculas anfipáticas, es decir, moléculas con doble naturaleza:
tienen un extremo hidrófilo,que es que tiene afinidad por el agua; y un
extremo lipófilo, con afinidad por las grasas.
Esta doble naturaleza permite rodear las moléculas de la sustancia dispersada
para que no se unan y se separen de la sustancia dispersante. Si tomamos una
emulsión O/W, el emulgente se une a las partículas grasas por su extremo
lipófilo, mientras su extremo hidrófilo está en contacto con la fase acuosa,
manteniendo la emulsión.

Las ceras y el jabón como emulgentes


Hay muchas clases de emulgentes. Uno de ellos son las ceras emulgentes, como
la polawax o la lanette. Dentro de esta denominación de ceras emulgentes
encontramos a los ésteres, como el estearato de glicerilo (INCI glyceryl stearate)
o el sorbitan olivate, solo por citar unos ejemplos.
No todas las ceras actúan como emulgentes, de hecho, estas mencionadas están
manufacturadas por el hombre, sea cual sea su origen (las hay sintéticas, de la
industria petroquímica, y de origen totalmente natural). Las ceras naturales,
como la de abejas, la de soja o la de carnaúba, solo están procesadas para
refinarse y purificarse, pero no siguen ningún proceso químico. No se usan como
ceras emulgentes ya que no cumplen esta función, sino para dar dureza y
consistencia a nuestras preparaciones, y también para la realización de velas.

La cera de abejas, dada la complejidad de su composición, se ha usado desde la


antigüedad como emulgente para cremas, aunque técnicamente no lo es. Se
puede ver, por ejemplo, en el cerato de Galeno, el ejemplo más antiguo de
crema dentro de la farmacopea. Sin embargo, es realmente difícil realizar con
éxito una emulsión solo con cera de abejas, y no siempre son estables. Se
acostumbra a añadir a la cera bórax (borato sódico) para que la emulsión se
realice con más facilidad, aunque no es del gusto de todo el mundo dada la
controversia que suscita este producto.
El jabón, por su naturaleza surfactante (tensioactivo), también actúa como
emulgente, de hecho, un jabón con sobreengrasado es una especie de emulsión,
donde las grasas del sobreengrasado están dispersas entre las moléculas de agua
y jabón.
Los co-emulsionantes para hacer cremas
Dentro de los emulgentes podemos encontrar lo que se llama un co-
emulsionante, es decir, una sustancia que, por sí misma, no es suficiente para
estabilizar la emulsión, pero combinada con otra, como la cera de abejas, hacen
la emulsión estable. Ejemplos de co-emulgentes son el ácido esteárico (stearic
acid), los alcoholes cetílico (cetyl alcohol) y cetearílico (cetearyl alcohol) o la
lecitina de soja (aunque esta última sí que es capaz de hacer emulsiones estables
en frío con una alta proporción de fase acuosa).

Un tipo especial, un poco aparte, son las gomas. Las gomas son sustancias
vegetales de muy distinta naturaleza, como la goma arábica o de acacia, de
naturaleza resinosa; la goma guar, derivada de granos de fabáceas, al igual que
el polvo de arrurruz; la goma xantana, que son polisacáridos fermentados por
bacterias; o el agar-agar, que es un derivado de algas.

Las gomas como emulsionante


Las gomas por sí solas producen texturas de tipo «gel», muy refrescantes y de
fácil absorción, y justo por esta capacidad gelificante son una buena opción para
usarlas como co-emulsionantes, sobre todo en cremas de fase acuosa alta, con
tex-tura muy fluida.

El efecto del emulgente en las cremas


El emulgente influye en la textura de la crema según su proporción, es decir, una
proporción baja (aprox. 4%) dará una textura muy líquida y ligera, como una
leche corporal, mientras que un porcentaje más alto (8%) dará una crema más
compacta.

La proporción de emulgente a usar depende del emulgente en sí mismo, ya que


no todos los emulgentes funcionan para todos los tipos de emulsiones. Para saber
qué tipo de emulsión realizar, hay que saber el HLB del emulgente, sin embargo,
este dato no siempre está al alcance de nuestras manos, por lo que,
por seguridad, se aconseja consultar al proveedor el tipo de emulsiones que se
pueden realizar, así como la proporción correcta de emulgente, según la textura
deseada.
4.- Tercera fase
Dentro de esta fase se engloban los aditivos y activos que queremos añadir a la
crema:
 Extractos: glicerinados, alcohólicos, etc.
 Tinturas.
 Activos cosméticos: antiarrugas, antiedad, circulatorios, efecto lifting,
etc.
 Arcillas, féculas, polvos vegetales, sales minerales, etc.
 Aceites esenciales (aa.ee.): que aportan sus múltiples propiedades,
además de su aroma.
 Fragancias, si se desea.
Dentro de esta fase, merecen una consideración especial dos ingredientes: el
conservante y los antioxidantes.

El conservante es absolutamente imprescindible en cualquier emulsión con fase


acuosa, para impedir el crecimiento de microorganismos (bacterias, hongos…). La
dosificación depende del conservante en sí, aunque suele estar, por regla
general, entre el 0,5-1%. Para mayor seguridad, consultar al proveedor.
Los antioxidantes se usan como activos cosméticos en sí mismos para proteger la
piel de la acción de los radicales libres. Sin embargo, resultan de especial interés
en los ungüentos, que no tienen fase acuosa, por lo que el conservante es inútil,
pero evitan el enranciamiento de las grasas que forman el bálsamo, alargando su
duración. El más utilizado para esta función es la vitamina E.

Ingredientes según el tipo de piel

Ejemplos de ingredientes según el tipo de piel


- Piel mixta: se busca restaurar el equilibrio del sebo de la piel.
● Aceites: jojoba, cáñamo, avellanas o macadamia, entre otros.
● Hidrolatos: romero o lavanda.
● AA.EE.: lavanda, romero, geranio...
- Piel grasa y/o acneica: equilibrar la producción de sebo y purificar la piel.
● Aceites: jojoba, avellanas, macadamia.
● Hidrolatos: romero, árbol del té, limón , lavanda.
● AA.EE.: romero, árbol del té, lavanda, limón, palmarrosa.
● Activos purificantes y/o antibacterianos si fuera necesario.
- Piel seca: restaurar el nivel de hidratación cutánea y nutrir la piel.
● Aceites: avellanas, aguacate, germen de trigo, oliva.
● Hidrolatos: rosa, azahar.
● AA.EE.: palo de rosa, neroli, petitgrain.
- Piel sensible: aliviar las rojeces y proteger la piel de las agresiones externas.
● Aceites: almendras, oleato de caléndula, algodón, salvado de arroz.
● Hidrolatos: hamamelis, siempreviva, jara.
● AA.EE.: jara, ciprés, lentisco, siempreviva.
- Piel madura:
● Aceites: rosa mosqueta, argán, onagra.
● Hidrolatos: incienso, mirra.
● AA.EE.: incienso, mirra, palo de rosa.

Elaboración de una crema

Establecer el objetivo claramente


Antes de empezar a realizar nuestra crema, hay que pensar qué queremos hacer.
¿Una crema facial, una hidratante corporal, una crema de manos, ungüento,
linimento...?

Bien, ya lo tenemos claro. Ahora, hay que saber para qué tipo de piel va dirigida
¿Grasa, mixta, seca? En cuanto lo sepamos, elegiremos las distintas fases —
acuosa, oleosa, tercera fase— que más nos convengan para esa piel.
Ahora pasaremos a la textura. ¿Qué buscamos, una textura bien compacta o una
leche fluida y ligera? Elegiremos entonces el emulgente a utilizar y en qué
proporción, al igual que los co-emulsionantes, si se desea (consultar al proveedor
dosis, tipo de crema, etc). Bien, ahora que lo tenemos claro y sabemos qué
queremos hacer, pasemos a la elaboración:
Utensilios para la elaboración de cremas
Prepararemos todos nuestros ingredientes, para tenerlos a mano, así como
los utensilios a utilizar:
 Recipientes resistentes al calor para fundir al baño maría.
 Cazuelas con agua caliente para el baño maría, o bien microondas (hay
que tener mucho cuidado y calentar en tandas de no más de 10-15 seg.
 Un batidor pequeño —si hacemos poca cantidad— o una batidora de mano.
 Una báscula de precisión hasta 0,1g, para pesar con exactitud nuestros
ingredientes. En su defecto se pueden usar cucharas medidoras y/o
jeringas (sin la aguja) para cantidades pequeñas de líquidos.
 Un termómetro hasta 100ºC, si se tiene.
 Un bol con agua fría y hielo, para finalizar la emulsión.

NOTA: la higiene es imprescindible. Procederemos a desinfectar todos los


recipientes y utensilios que vamos a utilizar, bien hirviéndolos en agua, bien
empapándolos en alcohol y dejándolos secar. La superficie de trabajo debe estar
perfectamente limpia y desinfectada. Nos lavaremos las manos exhaustivamente.
Se aconseja llevar bata, para no manchar la ropa, y guantes de látex u otro
material en caso de que nuestras manos puedan entrar en contacto con algún
material irritante o dermocáustico (por ejemplo algún aceite esencial
especialmente fuerte como el de canela o el de clavo).

Elaboración II
(continuación)

Métodos de elaboración de cremas


Hay dos formas de hacer cremas: en frío o en caliente.
1.- Método en caliente:
Es la forma más común de realizar las emulsiones y ungüentos. Usaremos dos
recipientes bien limpios y desinfectados: en uno pondremos nuestra fase acuosa,
y en el otro la fase oleosa junto con la cera emulgente (si algún emulgente es
soluble en agua, se pondrá a fundir junto con la fase acuosa, como por ejemplo
la combinación VE/MF, en la que el VE debe fundirse con la fase oleosa, y el MF
con la fase acuosa).
Hecho esto, pondremos nuestros recipientes al baño maría, o en el microondas,
hasta que alcancen una temperatura de unos 70ºC. En caso de no disponer el
termómetro, podemos utilizar este pequeño truco: la fase oleosa se calienta
hasta que todas las ceras y mantecas estén fundidas, y la fase acuosa se calienta
hasta que empiezan a surgir pequeñas burbujitas de aire que suben a la
superficie.

Una vez que tenemos nuestras fases calentadas, se pasa el contenido de una a la
otra, según el tipo de emulsión, es decir, si es una emulsión O/W, el aceite se
vierte sobre el agua, si es W/O, se procede a la inversa, y comenzamos a batir
enérgicamente durante un rato. Cuando vemos que las fases se están mezclando
bien y se forma un color blanco lechoso, pasamos la emulsión a un baño maría
frío y seguimos batiendo enérgicamente. El frío ayudará a estabilizar la emulsión
y a que tome cuerpo.

Cuando la crema se ha enfriado, pasamos a añadir los aditivos, la tercera fase de


la emulsión: los activos, extractos, aa.ee. y el conservante (recordemos que en
una emulsión con fase acuosa es imprescindible).

En un ungüento, sustituiremos el conservante por un antioxidante (generalmente


vitamina E), y batimos tras añadir cada ingrediente, para que todo esté bien
homogeneizado. Y ya tenemos nuestra crema lista.

Es recomendable dejarla «reposar» 24h para que se estabilice. En caso de


desfase (separación de las fases de la crema): refundir todo al baño maría y
volver a batir tal y como dice más arriba para homogeneizar.

2.- Método en frío: hay algunos emulgentes que pueden realizar emulsiones en
frío, o bien calentando poco (unos 40ºC), así como las gomas xantana y guar, que
dan texturas de gel. Este método se reserva para la realización de geles, o bien
cremas en las que queremos añadir ingredientes delicados que podrían
deteriorarse con el calor. La elaboración es algo más compleja y se recomienda
tener algo de experiencia en hacer emulsiones.

Formulación de una crema desde cero


Ingredientes y cantidades necesarias para hacer una crema
Vamos a ver cómo podemos formular una crema desde el principio. Tal como
hemos dicho antes, hay que tener claro para qué es esa crema. Bien, pongamos
una emulsión O/W: como se ha dicho, la fase acuosa es mayor que la oleosa, con
lo que empezaríamos así:
 60% fase acuosa
 30% fase oleosa
 10% tercera fase, incluido el conservante.
Esta podría ser la proporción estándar de una crema O/W. Pero claro, no todo es
tan sencillo, queremos que nuestras cremas tengan activos que mejoren nuestra
piel.
Bien, vamos a verlo con más detalle:

Por regla general, el porcentaje de fase oleosa no se cambia, sino que se irá
ajustando la fase acuosa. ¿Por qué?, porque algunos de los aditivos tienen base
acuosa: glicerina, miel, leche, extractos glicerinados y alcohólicos, etc. Por lo
tanto, una vez determinadas las cantidades de aditivos a utilizar, se descontarán
de la fase acuosa, o lo que es lo mismo, la fase acuosa se dejará para el final y se
pondrá la cantidad suficiente para (el famoso «c.s.p.» que encontramos en
muchas preparaciones) llegar al 100%. También hay que contar con el emulgente
y con el conservante. Veamos un ejemplo más gráfico:

 30% fase oleosa


 8% emulgente
 8% tercera fase (aditivos, activos, extractos, aa.ee.)
 0,6% conservante

Total = 46,6%
100% - 46,6% = 53,4%, que constituye la fase acuosa.

Veamos otro ejemplo gráfico: Vamos a formular una crema hidratante facial para
piel acnéica.

Primero elegimos nuestros ingredientes:


 Fase acuosa: hidrolato de romero, astringente.
 Fase oleosa: aceite de jojoba, regulador del sebo
 Tercera fase:
o activo cosmético comercial antibacteriano y purificante de origen
vegetal.
o arcilla verde, que ayudará a matificar y absorber el exceso de
sébum.
o aa.ee. de árbol del té, romero y lavanda, por sus propiedades
purificantes, astringentes y antibacterianas.
 Emulgente deseado.
 Conservante.
Bien, ya tenemos nuestros ingredientes. Ahora, las cantidades:

 25% aceite de jojoba, queremos una crema ligera.


 1,5% de activo comercial (dosis proporcionada por el proveedor)
 1% arcilla verde
 3% aa.ee.
 6% emulgente (dosis proporcionada por el proveedor)
 0,6% conservante (dosis proporcionada por el proveedor).

Total = 37,1%
100% - 37,1% = 62,9% fase acuosa.

Ya tenemos nuestras cantidades, así que vamos a la elaboración:

Preparamos todos nuestros utensilios, bien limpios y desinfectados, así como


nuestra superficie de trabajo y nuestras manos, y nos preparamos.
Ponemos a calentar la fase acuosa por un lado y la oleosa + emulgente por otro
hasta los 70ºC. Vertemos la fase oleosa sobre la acuosa y batimos bien.

Pasamos la mezcla a un bol de agua fría y seguimos batiendo hasta que tome
cuerpo y se enfríe. En ese momento vamos añadiendo nuestro activo cosmético —
removemos para homogeneizar—, la arcilla —ídem—, los aa.ee. —ídem—, y el
conservante. Homogeneizamos bien, y ya está.

Tras 24h de reposo para que se fije, tenemos nuestra crema lista para usar.

Videos
Tutoriales de hacer jabón
Tutoriales calculadora
Técnicas
Vinagre de aclarado
Videos relacionados con la elaboración de jabón
En este apartado eestán incluidos algunos videotutoriales tanto de la elaboración
de jabón, como del uso de la calculadora, como videos varios.

He creado subapartados para organizar mejor los contenidos.

Sobre estas líneas puedes encontrar los enlaces disponibles. Poniendo el cursor
encima, o pulsación larga en dispositivos táctiles, aparencen los videos de cada
subapartado.

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