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“CAMBIO CLIMATICO”

CURSO: CULTURA AMBIENTAL

DOCENTE: SANTISTEBAN SALAZAR, MIRTHA YVIS

INTEGRANTES:

APELLIDOS Y NOMBRES Total

CARHUATANTA ALVARADO
TOMAS

DIAZ SOLDADO CRISTIAN

GOMEZ POZO ROCIO

MARTINEZ MERINO MARTIN

SAUCEDO SANCHEZ CRISTHIAN

SANTOS PATAZCA ALEXANDRA

TURNO: MAÑANA (MARTES– 7:30-12:00 am)CHICLAYO – PERÚ 2019


VISIÓN
La UCV será reconocida como una de las mejores universidades a nivel nacional debido
a la calidad de sus graduados, su producción académica y su contribución al desarrollo de
la sociedad.

MISIÓN
Formar profesionales idóneos con sentido humanista y científico, productivos,
competitivos, creativos y comprometidos con el desarrollo socioeconómico del país,
constituyéndose en un referente innovador y de conservación del medio ambiente.

NUESTROS VALORES
Verdad - justicia - libertad - honestidad - respeto - lealtad – tolerancia - solidaridad -
responsabilidad social - innovación.
INDICE

VISIÓN......................................................................................................................................... 2
MISIÓN........................................................................................................................................ 2
NUESTROS VALORES ............................................................................................................. 2
INTRODUCCIÓN....................................................................................................................... 4
CAMBIO CLIMÀTICO ............................................................................................................. 4
I. OBJETIVOS:....................................................................................................................... 4
 Objetivo General: ............................................................................................................ 4
 Objetivos Específicos: ..................................................................................................... 4
II. FUNDAMENTO TEÓRICO .......................................................................................... 5
2.2. CAMBIO CLIMÁTICO ............................................................................................. 5
2.2.1. IMPACTOS ......................................................................................................... 6
1.2.2. RESILIENCIA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO ...................................... 8
III. ESTRATEGIA AGRARIA........................................................................................... 10
IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ........................................................................ 12
INTRODUCCIÓN

En este presente informe le daremos a detallar sobre el Cambio Climático, impacto que
causa en el planeta, resiliencia, estrategia agraria, que es la vulnerabilidad.

CAMBIO CLIMÀTICO

Para proceder a conocer el significado del término cambio climático, es necesario que, en
primer lugar, descubramos el origen etimológico de las dos palabras que le dan forma:
-Cambio es una palabra que procede del latín, concretamente de “cambium” que puede
traducirse como “dar una cosa por otra”.

-Climático, por otra parte, deriva del griego. Significa “relativo a las condiciones
atmosféricas” y es fruto de la unión de dos términos claramente delimitados: el sustantivo
“klima”, que es equivalente a “inclinación del sol”, y el sufijo “-tikos”, que se usa para
indicar “relativo a”.

CAMBIO CLIMÀTICO

I. OBJETIVOS:
 Objetivo General:
Fundamentar la finalidad, dar a conocer sobre el Gran Cambio
Climático que se vive a causa de la contaminación ambiental.
 Objetivos Específicos:
Identificar y explicar el impacto que se da en el planeta
Plantear estrategias agrarias ante el cambio climático
II. FUNDAMENTO TEÓRICO

2.2. CAMBIO CLIMÁTICO

Un cambio es una modificación, una alteración o una transformación de algo. Climático,


por su parte, es un adjetivo que alude al clima: el conjunto formado por las condiciones
de la atmósfera que resultan características de una cierta zona.

La idea de cambio climático, en este marco, alude a una variación del clima del planeta
Tierra generada por la acción del ser humano. Este cambio climático es producido por el
proceso conocido como efecto invernadero, que provoca el llamado calentamiento global.

Como se puede advertir, hay tres grandes nociones que están vinculadas: cambio
climático, efecto invernadero y calentamiento global. Puede decirse que el cambio
climático es una consecuencia del calentamiento global, provocado a su vez por el efecto
invernadero.

Se llama efecto invernadero al proceso que provocan determinados gases (los gases de
efecto invernadero), que absorben parte de la radiación térmica que emite la superficie
del planeta y la “devuelven” a la superficie. Este efecto genera un aumento de la
temperatura: el calentamiento global.

Dicho calentamiento, en definitiva, supone un cambio climático en la Tierra. La mayor


temperatura atmosférica provoca que se derritan los glaciares, incrementa el nivel del
mar, expande las regiones desérticas, modifica las precipitaciones y termina afectando a
todos los seres vivos. En estos momentos, podemos establecer que, en la actualidad, el
cambio climático se ha convertido en el principal problema de la humanidad. Tanto es así
que sus consecuencias están comenzando a ser devastadoras y, de continuar sin tomar
medidas, las mismas lo pueden ser aún más.

Entidades especializadas en el cuidado y protección del medio ambiente dan a conocer


algunos datos relativos a las transformaciones que ya está ocasionando el citado cambio
climático como son estas:

-La temperatura ha aumentado 1,1 grados, el mayor incremento de la historia de la


humanidad. De seguir todo así se prevé que a finales del siglo en el que estamos la
temperatura podría haber llegado a aumentar unos 4,8º C.

-Las sequías están siendo constantes en numerosos rincones del planeta, lo que resulta
realmente un problema por muchas razones como, por ejemplo, por los daños que sufren
las cosechas.

-Están produciéndose numerosos fenómenos meteorológicos extremos como son los


huracanes y las tormentas.
En su acepción más amplia, la noción de cambio climático trasciende al fenómeno
causado por el hombre. Un cambio climático también puede producirse por factores no
generados por las personas, como erupciones de volcanes, desplazamientos de las placas
tectónicas o incluso modificaciones de las radiaciones del sol que llegan al planeta.

2.2.1. IMPACTOS

Los impactos del calentamiento global se perciben con frecuencia como una cuestión del
futuro lejano o como si en la actualidad sólo estuviesen afectando a algunas especies de
animales que habitan en el Ártico. De hecho, los efectos del cambio climático ya son
evidentes en todos los países. En esta sección se explica cómo el cambio climático está
impactando nuestras sociedades y economías y cómo las afectará en el futuro con una
profundidad que dependerá de las acciones que tomemos para detenerlo.

¿Ya se ven y se sienten los efectos?

Sí. En 2003, unos 35.000 europeos, la mayoría de Francia, España e Italia, murieron a
causa de una ola de calor que agravó enfermedades ya existentes y acentuó los impactos
de la contaminación. Según la Organización Mundial de la Salud, el cambio climático
causa aproximadamente 150.000 muertes por año. Anualmente, 325 millones de personas
están siendo afectadas gravemente por el calentamiento global en los lugares más diversos
del planeta, incluyendo a Colombia. Esta cantidad, estimada por el Foro Humanitario
Global, dirigido por Kofi Annan, subiría a 600 millones en 2030. En Colombia están
viviendo los impactos del cambio climático.

¿Y los osos polares?

Hay razones para estar alarmados: un estudio de 2009 de la Unión Internacional de


Conservación de la Naturaleza (UICN) concluyó que ocho de las diecinueve poblaciones
de osos polares están en declive, y sólo una en aumento.

Pero lo que está en juego es mucho más que estos animales impresionantes. El
incremento en la temperatura, el aumento de la intensidad de los huracanes, los periodos
extremos de sequía o lluvias torrenciales forman parte también de los diferentes impactos
que estamos viviendo cotidianamente y que podrían llegar a la extinción masiva de las
especies.
¿Cuáles van a ser los impactos en el futuro?

Depende de la cantidad de gases de efecto invernadero que emitamos. Si nuestras


emisiones siguen creciendo (business as usual), a finales del presente siglo la temperatura
podría aumentar más de 5°C en relación con la época preindustrial. Pero si reducimos
sustancialmente nuestras emisiones podríamos evitar un aumento de más de 2°C en
relación con la era preindustrial. Los científicos consideran que no es aconsejable permitir
que se exceda este límite, puesto que más allá los impactos podrían ser de altísima
gravedad.

La diversidad de especies es crucial para el funcionamiento de los ecosistemas que


regulan el agua y el aire. Por eso, es muy preocupante que la tasa de extinción de especies
se encuentre entre mil y diez mil veces más que la tasa de los últimos 60 millones de años.
La causa principal es la pérdida de hábitat, especialmente por la deforestación.
Actualmente, el cambio climático está alterando también las condiciones de vida de
muchas especies, a una velocidad a la cual no se pueden adaptar. El sapo dorado y la rana
arlequín de Monteverde (Costa Rica), recientemente extintos a pesar de tener sus hábitats
designados como áreas protegidas, han sido denominados “las primeras víctimas del
cambio climático”. Entre las formas de adaptación más usuales se encuentra la migración
de especies hacia zonas que cuenten con un clima y un hábitat acorde con sus
características. Ya hay evidencia de anfibios y aves que hoy habitan en altitudes donde
nunca antes se habían registrado. Diversas investigaciones muestran cómo algunas
especies están migrando a una velocidad menor de la que se requeriría para alcanzar a
ubicarse en nuevos hábitats.

Al observar las tendencias actuales, algunos expertos creen que estamos entrando en un
“sexto gran evento de extinción” de especies. En países tropicales como Colombia,
pequeños cambios en el clima pueden resultar más devastadores que en otras regiones del
globo, pues sus ecosistemas están adaptados a un clima regular, sin grandes variaciones.

Esto en contraste con los ecosistemas ubicados en las latitudes altas –zonas temperadas,
ártica y antártica–, donde las especies de fauna y flora, así como los microorganismos,
están habituados a cambios extremos de temperatura entre verano e invierno.
1.2.2 RESILIENCIA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO

La resiliencia se define como la capacidad de los individuos o comunidades para resistir,


absorber, adaptarse y recuperarse frente a perturbaciones en su entorno, siendo un
concepto crucial para enfrentar bien un clima que es variable y cambiante.

Las problemáticas ambientales relacionadas con los modelos de producción y consumo


de la época actual nos han hecho, de manera general, tomar conciencia de la magnitud de
las presiones que la humanidad ejerce sobre los recursos del planeta y de la estrechez de
las relaciones entre el ser humano y la naturaleza. En este contexto, la preocupación por
el cambio climático se ha convertido en parte de nuestra cotidianidad. En mayor o menor
medida nos preguntamos cómo nos afecta o afectará, si en algún momento se revertirá o
detendrá, cómo es que contribuimos al desarrollo de este proceso, entre muchos otros
cuestionamientos. En el ámbito científico, el interés en torno a esta temática no se ha
tomado a la ligera, sino todo lo contrario. Actualmente existen investigaciones sobre
cambio climático “por todas partes”, desarrolladas desde un sinfín de enfoques y
realizadas por especialistas (y no tan especialistas) de las más diversas disciplinas. En
este escenario, es posible distinguir algunos conceptos que parecen estar “de moda” en el
debate referente al cambio climático. Uno de ellos es el de resiliencia.

El término resiliencia tiene su origen en el latín resilire, que puede ser traducido como
“rebotar”, y hace referencia a la capacidad de la materia de retornar a su estado original,
tras haber sufrido un cambio brusco. En este sentido, el concepto ha sido empleado por
diversas disciplinas, como ingeniería, psicología, física, biología y ecología, entre otras.
En 1973, el ecólogo C. S. Holling comenzó a hacer evidente la complejidad de los
fenómenos ecológicos en sí mismos, haciendo énfasis en el cambio antes que en la
estabilidad; sentando, de este modo, las bases de la resiliencia como perspectiva teórica
de análisis. A diferencia del análisis sistémico tradicional, fundamentado en la
homeostasis y el equilibrio intrínseco de los sistemas, las ideas de Holling señalan al
cambio, basado en la capacidad de reorganización creativa, como el concepto clave para
entender cabalmente el comportamiento de un sistema ecológico. Así, puede considerarse
que el principal aporte de este autor se centra en la integración de fenómenos que se
entienden como contradictorios: cambio y perdurabilidad simultáneos.

La concepción actualmente más popular, al hablar de sistemas sociales, ecológicos y


socioecológicos, se refiere a la resiliencia como la capacidad de un sistema para absorber
las perturbaciones y autoorganizarse mientras atraviesa un período de cambio, reteniendo
esencialmente las mismas funciones, estructuras, identidad y procesos de
retroalimentación, mediante una especie de conservación creativa (Walker, 2004).

De acuerdo con la Resilience Alliance (2013), en un ecosistema la resiliencia es la


capacidad del mismo para tolerar perturbaciones sin colapsar en un estado
cualitativamente distinto, controlado por un conjunto diferente de procesos; de resistir
alteraciones y reconstruirse a sí mismo cuando es necesario.
En sistemas sociales la resiliencia cuenta, además, con la capacidad humana de anticipar
y planear a futuro. Por tanto, en sistemas socio ambientales, la resiliencia es una propiedad
compleja, que vincula ambos ámbitos (natural y social). Lo valioso de esta idea, para
muchos, radica en que, al omitir la idea de “retornar al estado original”, se reconoce
implícitamente la imposibilidad de evitar el cambio. El cambio ocurre, más allá de la
existencia del ser humano y más allá de los esfuerzos (exitosos o no) en torno a su
mitigación. Dicho lo anterior, quizás comience a tener sentido preguntarse ¿a qué
equilibrio se puede retornar después de una perturbación, si el cambio (climático y
cualquier otro) es un proceso continuo en el tiempo?

Actualmente, existe un cúmulo de evidencia científica que señala que el clima está
cambiando. De acuerdo con el IPCC (2007), las actividades humanas están exacerbando
los cambios naturales en el clima, y los cambios observados y proyectados tendrán
importantes impactos en los ecosistemas, en los sistemas físicos y en las actividades
humanas que se relacionan con los dos anteriores. De acuerdos con algunos científicos
(i.e. Tompkins y Adger, 2004), los cambios en el clima tienden a manifestarse mediante
cambios lentos en las condiciones medias del clima, aumento en la variabilidad interanual
y de temporada, incremento en la frecuencia de eventos extremos y cambios rápidos en
el clima que ocasionan alteraciones catastróficas en los ecosistemas. Algunos sistemas
sociales y ambientales cuentan con habilidades intrínsecas para hacer frente a las
condiciones adversas, mientras que otros deben aprender a lidiar con ellas, es decir, a ser
resilientes. Perspectivas emergentes sobre el manejo de recursos naturales con enfoque
adaptativo y basado en la organización comunitaria sugieren que el fortalecimiento de la
resiliencia, tanto en sistemas ambientales como humanos, es una vía efectiva para mejorar
el ajuste a los cambios ambientales caracterizados por la incertidumbre en torno a su
comportamiento y riesgos futuros. Las sociedades y comunidades que dependen
directamente de los recursos naturales deben fortalecer su capacidad de adaptarse a los
impactos del cambio climático, particularmente cuando dichos impactos “caen” fuera del
rango de ajuste en el que ya se tiene experiencia (Tompkins y Adger, 2004). Cabe señalar
que este concepto conlleva la propuesta implícita de privilegiar la prevención, sobre la
acción una vez ocurrido un evento inesperado y la recuperación “postdesastre”. Así, se
dice que el objetivo de la planeación basada en este enfoque es nutrir los elementos que
incrementan la resiliencia de los diferentes sistemas, en este caso, frente a presiones
asociadas al cambio climático.

En el caso de México, investigaciones recientes enfocadas en el estudio del cambio


climático (INE-UNAM-UAM, 2009 y CONANP-TNC, 2011) han pronosticado, para las
décadas próximas, anomalías climáticas que resultarán en una inminente afectación a los
recursos naturales de los que dependen las actividades humanas y la economía a diferentes
escalas, y señalan que, de no contarse con estrategias orientadas a buscar una adaptación
inteligente y planificada de las actividades humanas ante este fenómeno, se esperan
respuestas humanas inadecuadas que podrían agravar aún más la salud ecológica y la
sostenibilidad en las distintas regiones.
Acorde con dichas ideas, la recientemente creada Alianza México Resiliente (CONANP-
SEMARNAT, 2012) ha definido entre sus objetivos identificar los umbrales de resiliencia
de las áreas bajo conservación del país para generar acciones de alerta temprana y de
adaptación frente al cambio climático. A lo largo de la historia de la ciencia existen
innumerables ejemplos de las cambiantes tendencias en nuestra forma de entender al
mundo y su complejidad. También eso cambia.

Las ideas que respaldan al concepto de resiliencia se relacionan con cuestiones de


conocimiento general, accesible a todos nosotros, que podemos observar a simple vista
de manera casi cotidiana: diversidad, incertidumbre, cambio constante, novedad, ajuste…
Sin embargo, teorizar al respecto es un reto de enormes dimensiones. Las formas en que
las sociedades y los ecosistemas responden a las perturbaciones son tan diversas y
complejas como la realidad misma. Entonces, ¿por qué resiliencia? Porque responde a
¿cómo pueden las cosas cambiar y permanecer al mismo tiempo?; porque contempla la
inevitabilidad del cambio constante, de la aleatoriedad, de la espontaneidad, de la
incertidumbre… Sí: incertidumbre. Como aquélla que nos hace cuestionarnos si entre
tantos esfuerzos alguno realmente nos conducirá hacia un futuro “mejor” ante los
impactos del cambio climático.

III. ESTRATEGIA AGRARIA

En el sector agricultura, el Programa Nacional de Innovación Agraria del INIA está


generando programas que permitirán reducir emisiones en cultivos de arroz, cultivos
agroindustriales, camélidos, pastos y forrajes, agroforestería, y ecosistemas degradados.

Asimismo, a través del Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural (Agrorural), se


están ejecutando acciones importantes de reconversión productiva relacionadas con la
gestión de GEI como el Plan de Reconversión en el VRAEM y el Programa
PROQUINUA. El Ministerio de Agricultura está diseñando la NAMAzonía que
comprende componentes de café, cacao, palma y ganadería, con el fin de elevar la
productividad y reducir la presión a la deforestación.

El sector agropecuario en el Perú contribuye al 2014 con 5,3 % del PBI nacional, donde
se incluye las actividades agrícolas, ganaderas, de caza y de silvicultura. El 30,1 % del
territorio peruano, 38 742 465 ha, es utilizado para el desarrollo de actividades
agropecuarias, el cual se incrementó en 9,5 % entre 2004 y 2012. De esta porción del
territorio, el 18,5 % se utiliza como tierra agrícola (7 125 008 ha), concentrándose gran
parte en la sierra (3 296 008 ha) (MINAGRI, 2013a).

La actividad agropecuaria es de gran importancia a nivel nacional, ya que 1,4 millones


de personas viven de ella en los Andes peruanos, quienes representan el 63,9 % del total
de productores agrícolas en el país (MINAM, 2014a). La superficie agrícola bajo riego se
incrementó solo en 4,6 % en los últimos 18 años, llegando a representar menos de la mitad
(36,2 %) de la tierra usada para la agricultura.
Gran parte de esta tierra cultivada bajo riego se encuentra en la costa (57 %), como
respuesta al déficit de agua en esta región. En cambio, en la sierra y selva se realiza una
agricultura mayoritariamente de secano (MINAGRI, 2013a). En el caso de la selva, esta
cuenta con altas precipitaciones, pero presenta restricciones naturales, como los suelos,
para el desarrollo de la actividad agrícola.

Por su lado, la agricultura en la sierra depende mucho más de la disponibilidad de agua,


por lo que se ve altamente afectada por las sequías (MINAM, 2014a). Los cultivos en el
Perú tienen tanto fines industriales, como para el consumo humano directo. Su producción
alcanzó un total de S/ 13 184 millones en 2014. Los principales cultivos producidos
fueron la papa (8,1 %), la alfalfa (5,1 %), el café (4,5 %), la caña de azúcar (3,1 %), el
plátano (2,7 %) y el espárrago (2,0 %) (MINAM, 2014a). Para 2012, las unidades
agropecuarias (UA) de hasta 0,5 ha representaron el 81,8 % de las unidades en el Perú,
incrementándose en 40 % respecto a 1994.

Por el contrario, el número de unidades agropecuarias medianas y grandes disminuyeron,


mostrando una atomización cada vez mayor de las tierras de cultivo en el país. Gran parte
de la agricultura del país es realizada por familias (agricultura familiar), quienes utilizan
los cultivos como medio de subsistencia, para su alimentación y comercialización
(MINAGRI, 2013b). La sierra es donde se ubica casi el 64 % de los productores agrícolas
en el país, y quienes son responsables del 80 % de los alimentos que se cultivan para
consumo directo en el país (MINAM, 2014a). La agricultura es una de las actividades
más susceptibles frente a los impactos del cambio climático, lo que implica un riesgo no
solo para los agricultores, sino también para la seguridad alimentaria del país (MINAGRI,
2013b)
IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 CONANP-SEMARNAT-Alianza México Resiliente (2012), Memorias del Taller de


Identificación de Prioridades de Investigación en Materia de Mitigación y Adaptación al
Cambio Climático Para el Manejo y Conservación de la Áreas Naturales Protegidas y los
Recursos Naturales.
 México. CONANP-TNC (2011), Programa de adaptación al cambio climático de las áreas
protegidas del complejo Caribe de México. Comisión Nacional de Áreas Naturales
Protegidas y
 The Nature Conservancy. México. Holling, C. y L. Gunderson (2002), Panarchy:
understanding transformations in human and natural systems. Island Press,
Washington, D.C., Estados Unidos de América. IPCC (2007), Cambio climático 2007:
Informe de síntesis. Contribución de los
 Grupos de trabajo I, II y III al Cuarto Informe de evaluación del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático [Equipo de redacción
principal: Pachauri, R.K. y Reisinger, A. (directores de la publicación)]. IPCC, Ginebra,
Suiza.
 Resilience Alliance (2013), Resilience Alliance Home page. The Resilience Alliance. En
internet: http://www.resalliance.org/ Consultado el 6 de octubre de 2013.

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