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Desde hace varias décadas el concepto de ciudad industrial ha sido objeto de diversas
reflexiones críticas por parte de la historiografía de la ciudad, centradas en la posibilidad de
definir al menos dos realidades que comparten pero también divergen en sus contenidos y
significados. Una de sus acepciones, la más empleada genéricamente, es la referida a las
estructuras urbanas afectadas por los procesos capitalistas y sistemas de producción
mecanizada desarrollados principalmente desde el siglo XIX, esto es, la ciudad que recoge
la influencia de los cambios productivos determinados por la Revolución Industrial con todas
sus implicaciones políticas, económicas, o sociales. Pero además, partiendo de una
clasificación funcional, se pueden tipificar genéricamente como “ciudad industrial” aquellas
poblaciones creadas ex novo, por y para ejecutar uno o varios procesos productivos de
manera unívoca o en simbiosis con otras actividades económicas. En estos casos, se
planifican alojamientos para los trabajadores y administradores, así como los equipamientos
necesarios para el desarrollo de la vida cotidiana[2].
Figura 1. Charleville. Plano de Moreau. Figura 2. Detalle del plano de la ciudad, del
Siglo XVII. puerto y del arsenal de Rochefort (1785).
Fuente: Lavedan et al. L´urbanisme à l´époque A.N. Archives de la Marine.
moderne. XVIe-XVIIIe siècles. Fuente: Lavedan et al.
Pero además, al margen de sus enfáticas composiciones urbanas, como reflejan las
salinas de Chaux, estas poblaciones industriales llevaban implícita una
organización territorial y regional de la actividad que transformaría el carácter del
territorio tanto funcional como físicamente de ahora en adelante. Las láminas de
los diversos proyectos utópicos de Ledoux constituyen un documento excepcional
que expresa la dimensión iconográfica y estética conferida a la industria de
promoción estatal, y a su vez, la asignación a ésta de un papel de reactivación del
territorio nacional en el seno del pensamiento ilustrado. Los proyectos en torno al
bosque de Chaux y los valles vecinos, entre 1775 y 1800 preveían la instalación
de fábricas, talleres, instituciones y viviendas de todo tipo, destinados a revelar un
nuevo orden industrial que incluía el campo, puesto que la producción de la sal y
el hierro se mantenía gracias a una gran fuerza de trabajo y materias primas
procedentes del bosque, de una “Economía rústica”, como la había denominado
Diderot, que demostraba la estrecha interrelación entre industria y agricultura en
el período que nos ocupa. Cobra así sentido el comentario de Vidler sobre las
salinas de Arc et Senans, “(…) la geometría centralizada de las salinas se expandía
radialmente y a lo largo de sus ejes para controlar todo un territorio, como si en el
propio acto de medición, trazado y construcción de una red de comunicaciones la
tierra quedara destinada al cultivo productivo” (Figura 3)[14].
El Real Sitio de San Fernando es una muestra de ejemplo simbiótico, como Nuevo
Baztán y otros ejemplos coetáneos, entre manufactura concentrada y manufactura
dispersa pues nace como una entidad autosuficiente formada por el núcleo
poblacional y su territorio circundante, donde se hallaban cultivos, huertas, una
red canales y azudes, un batán, un tinte, un molino de papel y carbón, instalaciones
secundarias de la industria pañera que servían a la factoría principal, alejadas del
núcleo de población por la proximidad a la fuente de energía y a la materia prima,
o para evitar riesgos e impactos medioambientales nocivos (Figuras 4 y 5).
Figura 3. C. N. Ledoux. Proyecto de Salinas Figura 4. Plano Geométrico del
de Arc et Senans, 1775-1779. Real Sitio de San Fernando y su
Fuente: A. Vidler. El espacio de la Ilustración. Jurisdicción. Detalle.
Carlos Vargas Machuca, 1796-1799. AGP.
Fuente: Comunidad de Madrid. El
patrimonio arqueológico y paleontológico.
Por último, es preciso reiterar los efectos inducidos por estos núcleos de actividad
en su territorio. Un territorio modificado por la industria, como se ha venido
demostrando, contenedor de las redes y nexos que dotan de significado a estos
conjuntos, por tanto, los análisis de las tramas urbanas y de los efectos territoriales
y paisajísticos son elementos imprescindibles a considerar en toda investigación
histórica y en las políticas de recuperación del patrimonio industrial.
Figura 5. Plano Geométrico Figura 6. Planta del Figura 7-8. Planta de la Colonia
del Real Sitio de San poblado industrial de de San Leucio (Nápoles).
Fernando y su Jurisdicción. Kunsztow. Hipótesis de adaptación a la fundación
Fragmento. Lituania, 1780. de Ferdinandopoli
C. Vargas Machuca, 1796-1799. Fuente: Th. Markus, Buildings Fuente: Sica, Historia del Urbanismo. El
& Power. siglo XVIII.
Figura 10. Reconstrucción del trazado de Nuevo Baztán en el siglo XVIII a partir de
la cartografía histórica.
Elaboración propia. Gráfica: Ángel Cuadrado.
Figura 11. Accesos a Nuevo Baztán: Desdoblamiento de la carretera Alcalá-Nuevo Baztán al entrar en la población.
Reflejan con algunas transformaciones y rectificaciones el trazado de los antiguos caminos.
Fotos: Autora.
Nuevo Baztán, por esta condición, como ocurría en las Salinas de Chaux o en el
Real Sitio de San Fernando, debe entenderse como un conjunto vinculado a su
territorio histórico, en el cual, subsisten, abandonados o deteriorados
irreversiblemente, algunos elementos o evidencias físicas que formaron parte de
la actividad industrial del siglo XVIII. Un territorio suministrador de materias
primas, fuentes de energía, e industria secundaria. En el engranaje productivo de
la población imperan los mecanismos de una industria rural dispersa, debida sobre
todo a la dependencia de las fuentes de energía hidráulica para determinadas
actividades de las fábricas de paños, y que también afectará a la implantación de
cultivos, parcelaciones, obras de canalización y mejora o construcción caminos,
lo que cualificó el paisaje de un páramo despoblado, en parte yermo y en parte
boscoso, con el carácter que Paul Delsalle atribuye a los paisajes proto-industriales
anteriores al Revolución Industrial, en los que la integración de la industria en el
medio agrícola es un rasgo principal, visible en este ejemplo por la introducción
de cultivos, olivares y huertas[36]. Industria y agricultura eran esferas
interrelacionadas a comienzos del siglo XVIII, por ello es preciso enfatizar el valor
patrimonial del paisaje agrario de la industrialización por la fragilidad que
evidencia este elemento histórico del territorio de cara a su protección.
Las Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas y minas
de España (1787-1800), de Eugenio Larruga, constituyen una fuente
imprescindible para conocer el alcance territorial de la industria de Goyeneche
aportándonos datos sobre emplazamientos de instalaciones, fuentes de energía y
red caminera. Además de esta obra, la Theoria y Practica de Comercio y de
Marina de José de Uztáriz (1742), el Catastro del Marqués de Ensenada
(1750)[42], así como otras fuentes del siglo XIX, sobre todo Sebastián Miñano
(1826) y Pascual Madoz (1849), paralelamente a la más fiable y abundante
cartografía del siglo XIX, posibilitan una reconstrucción de las instalaciones
industriales ligadas a las fuentes de energía hidráulica en el contexto del paisaje
rural de la zona.
Además, sobre todo desde los años sesenta del siglo pasado, teorías y tendencias
arquitectónicas y patrimoniales han otorgado máxima preeminencia a la
conservación de la morfología urbana histórica como constante y elemento
significativo de cada lugar. Esto significa en la práctica una deriva hacia la
valoración de los tejidos y tramas urbanas históricas, aún legibles con el paso del
tiempo. El concepto de patrimonio no sólo afecta los monumentos aislados. La
necesidad de renovar las definiciones de patrimonio a través de una mirada
transversal, comprensiva del conjunto simbiótico de elementos naturales y
culturales, tangibles e intangibles, integrando aspectos funcionales y socio-
económicos, se completa en la Convención Europea del Paisaje (Florencia, 2000),
al reconocer la potencialidad del paisaje como recurso económico favorable para
las comunidades gestoras, y como elemento de identidad, tanto los espacios de
reconocida belleza excepcional como los más cotidianos y degradados, aspectos
sustanciales que afectan de lleno al patrimonio y al paisaje industrial.
El conjunto urbano de Nuevo Baztán, a pesar de su origen industrial, no cumple
la expectativa de ofrecer un paisaje industrial tipo asociado a la etapa álgida de la
industrialización, ni conserva singulares inmuebles e instalaciones de la industria
desaparecida. En Nuevo Baztán parte de estos contenidos de la industria han
desaparecido, manteniéndose un paisaje cultural no exclusivamente industrial sino
agrícola, nacido en los tiempos de la colonización y fundación del poblado
industrial. Si bien, los procesos de deterioro son comunes a todos los elementos
patrimoniales inmuebles que han perdido la función original, en el caso de las
actividades industriales, ligadas a un objetivo de mero uso material, estos bienes
son objeto de un abandono material que conduce a la desaparición de sus
contenidos y significados, o a la desintegración física aparejada a la des-
identificación de la población, vinculada a la colonización del territorio por una
actividad nómada y pasajera llevada a cabo por una población flotante,
generalmente asociada a condiciones inhumanas de trabajo. Esta des-
identificación sumada a la pérdida de función, y a la poca atención que en círculos
profesionales se ha concedido a este patrimonio en España hasta fechas recientes
conduce inexorablemente a una situación que posee notas comunes: abandono
físico, actos de vandalismo, deterioro progresivo, especulación con el suelo
recalificado, musealización de fragmentos, privatización y refuncionalización sin
respeto absoluto por el bien y su entorno.
Figura 16. Bernardo Blanco: Vista de Nuevo Baztán desde el Camino de la Fuente(h.
1850).
Tras su incoación en 1979, Nuevo Baztán fue declarado BIC en el año 2000 en la
categoría de Conjunto Histórico, delimitando la protección en forma de un
polígono irregular que incluye el casco histórico, e incluyendo en el perímetro la
finca situada en la parte posterior del palacio, el olivar, las cercas históricas, la
Alquería del Cuarto Lote, el Palomar y la Fuente de la Almunia(Figura 17)[57].
Figura 17. Plano del Nuevo Baztán con Vista aérea de la población en la
delimitación del perímetro de protección actualidad.
y el crecimiento del término municipal. Google Earth.
Elaboración propia. Gráfica: Ángel Cuadrado.