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Lección 2
El enfoque de género
Género
Según Ana Carcedo2, el género es una concreción del enfoque de derechos humanos
en cuya aplicación como categoría de análisis no se puede dejar de lado que
ineludiblemente refiere a la existencia de relaciones desiguales de poder, de carácter
estructural, entre hombres y mujeres. Si se queda en un reconocimiento y descripción
de géneros diversos como construcciones culturales y sociales, cada uno con diferentes
características, “el concepto género se vuelve anecdótico y puede perder su capacidad
de transformación social”.
1
Glosada en IIDH, 2011, p. 40.
2
Ana Carcedo, comunicación por correo electrónico del 9 de agosto de 2018.
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Sexo3
En un sentido estricto, el término sexo se refiere a las diferencias
biológicas entre el hombre y la mujer, a sus características fisiológicas, a
la suma de las características biológicas que define el espectro de las
personas como mujeres y hombres o a la construcción biológica que se
refiere a las características genéticas, hormonales, anatómicas y
fisiológicas sobre cuya base una persona es clasificada como macho o
hembra al nacer. En ese sentido, puesto que este término únicamente
establece subdivisiones entre hombres y mujeres, no reconoce la
existencia de otras categorías que no encajan dentro del binario
mujer/hombre.
3 Esta y las siguientes definiciones fueron tomadas de la OC/24 de la Corte IDH, “Identidad de
género, e igualdad y no discriminación a parejas del mismo sexo. Obligaciones estatales en relación
con el cambio de nombre, la identidad de género, y los derechos derivados de un vínculo entre
parejas del mismo sexo (interpretación y alcance de los artículos 1.1, 3, 7, 11.2, 13, 17, 18 y 24, en
relación con el artículo 1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva
OC-24/17 de 24 de noviembre de 2017. Serie A No. 24.”, disponible en
http://www.corteidh.or.cr/docs/opiniones/seriea_24_esp.pdf. Ver otros conceptos básicos en el sitio
multimedia de la Relatoría Especial sobre los Derechos de las Personas LGBTI de la CIDH, en
http://www.oas.org/es/cidh/multimedia/2015/violencia-lgbti/terminologia-lgbti.html
2
Sistema binario del género/sexo
4
El curso fue impartido en el Aula Virtual Interamericana en 2016.
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Ver definiciones en el Glosario de la Universidad de León, disponible también en la biblioteca de textos
en el AVI.
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social y cultural de roles naturalizados y poco valorados que, esencialmente,
contribuyen a reproducir y normalizar las asimetrías de poder y las desigualdades en el
disfrute de derechos.
2. El enfoque de género
6Lagarde, Marcela, “El género”, fragmento literal: ‘La perspectiva de género’, en Género y feminismo.
Desarrollo humano y democracia, Ed. horas y HORAS, España, 1996, pp. 13-38.
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Según Marcela Lagarde,
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3. Las cuestiones sustantivas que se plantean desde la perspectiva de género
son7:
¿En qué medida la organización patriarcal del mundo y las condiciones femenina
y masculina que se genera en ese contexto, facilitan o impiden a las mujeres y
a los hombres satisfacer sus necesidades vitales, realizar sus aspiraciones y dar
sentido a sus vidas?
Las relaciones de dominio y opresión entre los géneros y las formas de ser mujer
y ser hombre en las condiciones patriarcales, ¿favorecen el desarrollo social, el
ejercicio de los derechos humanos y el mejoramiento de la calidad de la vida?
7
Tomado de Perspectiva o enfoque de género, análisis de género y teoría de género, disponible en
http://www.europrofem.org/contri/2_05_es/cazes/03_cazes.htm
6
A continuación, se destacan algunas de sus importantes contribuciones.
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o Con el enfoque de género se evidencian los prejuicios y estereotipos
contra las mujeres
Por otra parte, en el imaginario social continúan predominando las ideas estereotipadas,
por ende, discriminadoras, de que las mujeres no tienen nada que ver con el
desempeño de puestos de poder ni toma de decisiones. Según estas, sus formas de
ser y estar en el mundo se relacionan con el desempeño de los papeles de madres,
esposas, amas de casa, niñeras, empleadas domésticas; y, si estudian o trabajan, están
“por naturaleza” destinadas a oficios y profesiones de cuidado y servicio, tales como la
docencia, la enfermería, el secretariado, la decoración de interiores, la psicología o la
peluquería, entre otros. Ingenieras, mecánicas de autos o científicas, difícilmente.
Otros ejemplos de la imagen estereotipada de las mujeres son los dichos comunes de
que “la mujer es de la casa” y “el hombre es de la calle”; o, las connotaciones distintas
que se les da a las expresiones “hombre público” y “mujer pública”. El “pertenecer” a
uno u otro espacio, es definitorio de experiencias e identidades en vista de que cada
uno es percibido y valorado de un modo diferente; por lo tanto, estar en uno u otro lugar
tiene efectos positivos o negativos en el acceso y control del poder, los recursos y los
beneficios de vivir en sociedad.
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Lo que “todo el mundo sabe” y da por cierto sin cuestionarlo.
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Enfatizar en su derecho a todos los derechos
Los resultados de las investigaciones con enfoque de género son insumos para la toma
de decisiones por parte de los titulares de obligaciones para la realización de los
derechos de las mujeres, con el objetivo de superar la desigualdad y discriminación en
todos los ámbitos de la vida social. Por otra parte, las mujeres, como titulares de
derechos, al identificar sus necesidades y demandas y asumir su condición ciudadana,
están en capacidad de reclamarlos a la institucionalidad pública e incidir en sus
decisiones. En tal sentido, el Estado debe crear las condiciones para el disfrute de sus
derechos, el respeto a su dignidad y el mejoramiento de sus vidas mediante políticas y
acciones dirigidas a garantizarles a las mujeres la igualdad de oportunidades para su
desarrollo personal y social, entre otros, con pleno acceso a la salud, la educación, la
justicia, el empleo, por ejemplo. De esta forma, se podría avanzar hacia sociedades
más igualitarias y justas.
Por otra parte, en momentos en los que se observan retrocesos en la protección de los
derechos humanos de las mujeres, es bueno traer a cuenta lo dicho por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en el párrafo 140 de su informe “Justicia juvenil
y derechos humanos en las Américas”: “Los progresos alcanzados en la protección de
los derechos humanos son irreversibles, de modo que siempre será posible expandir el
ámbito de protección de los derechos, pero no restringirlo”.
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autonomía cuando son mantenidas en una posición de subordinación; y posibilitan
superar el encasillamiento en roles que las determinan y limitan sus formas de pensar,
sentir, ser y expresarse, entre otros aspectos.
Lo que sucede en el mundo privado, la intimidad de los hogares, tiene que ver
frecuentemente con las violencias en contra de las mujeres y sus hijas e hijos,
asociadas con el desbalance de poder en la pareja y las múltiples discriminaciones.
Este espacio privado, al que son relegadas y donde con frecuencia se las mantiene en
condiciones desventajosas, de dependencia y sometimiento al poder del padre o el
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En el glosario de Mujeres en Red se comprende el “espacio privado” como el espacio y el tiempo
propio que no se donan a otras personas, que las mujeres se procuran para sí mismas, alejadas del
espacio doméstico o del público; es ese espacio en el que las personas se cultivan para proyectarse
luego en el ámbito público. Como señala Soledad Murillo: "Es el lugar del tiempo singular, de lo
propio, la condición de estar consigo mismo de manera crítica y reflexiva, es el culto a la
individualidad y responde a la cualidad de ocuparse de sí mismo". Esta autora ha puesto de
manifiesto cómo la privacidad es una parcela de la que disfrutan principalmente los hombres y que
en el caso de las mujeres tiende a confundirse con lo doméstico, hurtándoles ese espacio para sí.
(Palabras para la Igualdad. Biblioteca Básica Vecinal).
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marido, se abrió al escrutinio del Estado para la protección de sus derechos. De esa
cuenta, ahora existen leyes específicas, políticas e instituciones para combatir la
violencia infligida a las mujeres, hoy considerada una violación a sus derechos tal como
se establece en la Convención de Belém do Pará, y asegurarles protección.
Por otra parte, la política y el mercado, que hacen parte de lo público, en buena medida
siguen siendo masculinos, dominados por la presencia de los hombres, el espacio
donde se ejerce poder y se toman decisiones que afectan la vida de las mujeres. De
ahí que, en el terreno político, las mujeres demanden la legalización de cuotas junto
con la paridad y alternabilidad en las listas de candidaturas a cargos de elección,
dirigidas a corregir su exclusión de la vida política y mejorar la realización de su derecho
a ser electas.
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Sobre esa base, históricamente se estableció un esquema social y cultural en el que se
concibe que el trabajo productivo es masculino y remunerado y el rol de los hombres
es el de proveedores y productores de riqueza. En contraposición, el trabajo
reproductivo es femenino, no es remunerado, es invisibilizado como creador de riqueza
y las mujeres que atienden la casa y la familia no trabajan y dependen económicamente
de su pareja. Su papel en la reproducción social es “biologizado” y, por lo tanto,
infravalorado. Pese a las horas que le dedican día a día a la familia, no son reconocidas
como trabajadoras, no reciben un salario, tampoco tienen vacaciones pagadas ni
pensión; si están aseguradas, es porque el esposo también lo está. Además, es
frecuente escuchar a los hombres decir “mi esposa no trabaja”; tampoco es raro que
las propias mujeres lo asuman de esa forma.
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En términos muy generales, el advenimiento del capitalismo -el sistema económico que
surgió en Europa hace cientos de años y continúa hasta nuestros días- trajo consigo el
trabajo asalariado. Aunque las mujeres siempre han desempeñado diversos oficios
para ganarse la vida y la de sus familias, su incorporación masiva al mundo laboral, de
reciente inicio, se dio en condiciones de inferioridad respecto de los hombres. Esto no
las eximió del trabajo reproductivo, que se superpone con el productivo, razón por las
que se ven obligadas a someterse a la doble jornada en los hogares donde se
establecen relaciones de corte patriarcal. El empleo precario, flexibilizado y
escasamente protegido, también es una condición no superada por aquellas que tienen
bajo nivel educativo.
Sin un profundo cambio cultural que permee a toda la sociedad, que valore el aporte de
las mujeres a la economía y al cuidado de la vida (IIDH, 2008, p. 14) y deje atrás la
rígida estructura de relacionamiento asociada con la división sexual del trabajo, ellas
seguirán cargando sobre sus espaldas las labores reproductivas, que deberían ser
compartidas con la pareja y demás integrantes de la familia, junto con las productivas.
Indudablemente en este aspecto, el Estado tiene obligaciones y las empresas
responsabilidades que deben cumplir para que esta situación se corrija.
10
Adaptado de IIDH, 2008, y el curso autoformativo referido más arriba.
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Género significa mujer y remite automáticamente a su problemática. Los hombres
también tienen un género, el masculino, sobre cuya base configuran su identidad, su
manera de ser y estar en el mundo, relacionarse con ellos mismos y con las demás
personas. Con el enfoque de género, entonces, también se puede abordar las
problemáticas e identidades de los hombres, sin olvidar la distribución desigual del
poder entre ellos y las mujeres, y de las personas diversas sexualmente.
Las mujeres son un sector o una minoría. No. Constituyen la mitad de la población
y, en algunos países, son más numerosas que los hombres. Asimismo, las mujeres
están presentes en todos los sectores sociales, étnicos, de clase, nacionales,
económicos, etarios, etc. Por otra parte, el término “minoría” remite a una idea de
“minoridad” e indefensión.
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Las mujeres son vulnerables. No. A la luz de la doctrina, los principios, valores y
legislación de derechos humanos nacional e internacional, las mujeres son sujetos de
derechos, ciudadanas. La discriminación y la desigualdad las sumen en una condición
de vulnerabilidad que es construida socialmente; en su humanidad se cruzan múltiples
discriminaciones si la mujer es, además, indígena o afrodescendiente, monolingüe,
analfabeta y pobre; o, lesbiana, transexual, indocumentada, pobre, etc.
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