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En cualquier caso, los 5 años parecen ser una edad adecuada para confirmar el diagnóstico,
pues ya se han debido producir las posibles remisiones de alteraciones motoras y las alteraciones
progresivas descritas por distintos autores (Nelson y Ellenberg, 1982; Taudorf, 1986; Mutch, et al,
1992; Artigas, 1997).
En todo caso, para poder diagnosticar la PC, deben estar presentes, al menos, cuatro de los
siguientes síntomas (Levin HS, Hamsher KS, Benton AL, 1987):
3. Estrabismo.
“La Parálisis Cerebral Espástica es la más frecuente, se caracteriza por un aumento excesivo del
tono muscular (hipertonía), acompañado de un elevado grado de rigidez muscular (espasticidad),
que provoca movimientos exagerados y poco coordinados o armoniosos, especialmente en las
piernas, los brazos y/o la espalda” (Madrigal Muñoz, 2017).
Según (Argüelles, 2008) “afirma que la parálisis cerebral espástica se produce normalmente
cuando las células nerviosas de la capa externa del cerebro o corteza, no funciona correctamente.”
Lo que afirma este autor es que hay dificultades en el cerebro para enviar mensajes hacia
los músculos, obstaculizando el movimiento de ciertas partes del cuerpo. Cuándo la espasticidad
afecta a las piernas, éstas pueden encorvarse y cruzarse en las rodillas, dando la apariencia de unas
tijeras, lo que puede dificultar el andar. Algunas personas, experimentan temblores y sacudidas
incontrolables en uno de los lados del cuerpo que, si son severas, interfieren en la realización de los
movimientos.
Calidad de vida
Según el autor (Cummins , 2000), “La calidad de vida es a la vez objetiva y subjetiva, siendo cada
componente la agregación de siete ámbitos como son: el bienestar material, la salud, la
productividad, la intimidad, la seguridad, la comunidad, y el bienestar emocional”. Los ámbitos
objetivos comprenden medidas culturalmente relevantes de bienestar del individuo. Los ámbitos
subjetivos comprenden la satisfacción que con distintos ámbitos según su peso atribuido e
importancia.
Además, el autor Rosenbaum, Walter, Hanna, Palisano, Russel, Raina, Wood, Bartlety y
Galuppi (2002), se refiere a la calidad de vida en una variable potencialmente modificable, lo que
significa que contrariamente al cuadro motor, cuyos cambios más significativos suelen ocurrir en los
primeros siete/ocho años de vida incrementando significativamente los niveles de su calidad de vida.
Sobre todo una parálisis severa constituye una condición que afecta, en muchas ocasiones,
al desenvolvimiento global de la persona, para aquellas habilidades indispensables en la vida
cotidiana. Dicha discapacidad priva al individuo del desempeño normal a nivel social y no permite la
propia aceptación de la discapacidad (Eroles, 2002).
Por otra parte, el estrés que causa una vida sedentaria, dependiente y aislada puede ser la
causa de un deterioro emocional, cognitivo y social de los individuos con parálisis cerebral,
llevándolos finalmente al detrimento físico. Es por ello necesario dar a cada uno de los pacientes la
posibilidad de alcanzar su realización completa en la sociedad (Superior, 2002).
Aunque la parálisis cerebral actualmente no tiene curación, los niños/as que la padecen
pueden mejorar sus capacidades si reciben el tratamiento idóneo. Sin embargo, no se dispone de
una terapia específica que sea eficaz para todas las personas con Parálisis Cerebral. Para cada una
se debe elaborar un plan de tratamiento adecuado a los síntomas y necesidades que presenta, así
como sus fortalezas. El tratamiento se irá cambiando según vaya creciendo y evolucionando el niño.
Las intervenciones del plan de tratamiento deberán establecerse por un equipo multidisciplinario
(médicos, enfermeros/as, psicólogos, kinesiólogos, etc.), con la colaboración de la familia, e incluir
no sólo las áreas físicas y médicas, sino también los aspectos de comunicación, psicológicos y
emocionales, educativos, etc. En ocasiones, los médicos y/o los padres se centran únicamente en
las posibilidades de caminar, olvidando que lo importante es desarrollar el mayor número de
habilidades que les permitan alcanzar la mayor autonomía posible. El tratamiento debe comenzar lo
antes posible, pues cuanto más pequeño es el niño/a, tendrá mayores posibilidades de superar sus
discapacidades y de aprender nuevas destrezas que le permitan desenvolverse en la vida cotidiana.
Bibliografías
https://www.slideshare.net/belendiaz29/archivo-pdf-76110547
https://paralisis-cerebral-infantil.blogspot.com/2010/09/paralisis-cerebral-infantil.html
https://paralisis-cerebral-infantil.blogspot.com/feeds/posts/default
https://www.clubensayos.com/Psicología/PARALISIS-CEREBRAL-INFANTIL/925343.html
https://www.slideshare.net/Surrealpeace/paralisis-cerebral-7439362
Citas bibliográficas
Hagberg, B.; Hagberg, G., y Ołów, I. (1996b). El cambiante panorama de parálisis cerebral en
Suecia. Espástica bilateral forma en particular. Acta Paediatrica Scandinavica.
Martínez-Biarge, M., D. Blanco, A. García-Alix, & S. Salas. (julio de 2014). Seguimiento de los recién
nacidos con encefalopatía hipóxico-isquémica. Anales de pediatria, 1-66. Obtenido de
https://www.analesdepediatria.org/es-seguimiento-los-recien-nacidos-con-articulo-
S1695403313003330
Superior, A. N. (2002). Manual para la integracion de personas con discapacidad. 2002: ANUIES.
Vasquez Vela, C., & y Ruiz Vidal, C. (2014). Parálisis cerebral infantil. ORTOPEDIA PEDIÁTRICA, 6-10.