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ANTECEDENTES DE LA LEGISLACIÓN LABORAL EN HONDURAS

La historia de la legislación laboral en Honduras nace a partir de la Constitución de la República


Federal de Centroamerica, dada por la Asamblea Nacional Constituyente el 22 de Noviembre
de 1824. Éstas y las siguientes lecturas dejaron en evidencia de que los derechos sociales no
estaban como prioridad.

A ésta le siguieron la Constitución de Querétaro, un ejemplo en el continente, seguida de la


Constitución de Honduras en 1924 que ya comenzaba a incluir unos pequeños brochazos de
los derechos laborales de las personas que fueron recomendados por el Pacto de Washington
en 1923. Pero fue hasta en 1957 donde se dio un cambio importante, radical y significativo
para la legislación del país en temas laborales. Si bien es cierto desde antes habían indicios de
querer incluir estos temas en la Constitución de la Repúblico, fue en 1957 donde finalmente se
terminaron de plasmar todas las conquistas socio laborales que terminaron siendo la
plataforma para una legislación laboral que velara por los derechos de diferentes personas de
diferentes estratos sociales que requerían del Estado como un ente que velara por su
bienestar.

La historia del Derecho Laboral en Honduras, según el jurista olanchano José Armando
Sarmiento Montoya se puede dividir en tres etapas:

1. La comunidad primitiva anterior a la conquista española: Los indígenas no trabajaban


para otros y aunque no existían leyes, las normas se cumplían de forma automática
casi más por presión social.
2. La colonia, donde existía ya el trabajo indígena de contenido tributario, la esclavitud y
el trabajo individual de artesanos. En esta época se practicó la encomienda y el
vasallaje. Durante esta época se aplicaron leyes de la corona que, a manera de arancel,
regulaba los salarios que se le pagarían a los distintos empleos que se realizaban.
a. La que sucede después de la independencia. Se crea el reglamento operario
para crear algo como una bolsa de trabajo y comienzan a definirse ciertas
profesiones como labradores, artesanos, comerciantes, operarios,
mercaderes, escritores, etc. Se comienzan a dar indicios de la burocracia.

Fue en 1880 que Marco Aurelio Soto emite el primer “Código Civil Hondureño” donde se
comienza a contemplar “Arrendamiento de empleado Doméstico”, “Contratos para la
confección de una obra material”, “Arrendamiento de servicio inmateriales” y otros que son
muy similares al actual Código Civil.

En 1893, bajo el mandato del General Domingo Vásquez, se emitió la “Ley Reglamentaria del
Trabajo” que ya reconoció el trabajo como una fuente personal de riqueza y como elemento
de orden y civilización que debía ser regulada de manera justa.

En 1906, durante el gobierno de Manuel Bonilla, se emitió la “Ley de Policía” y el actual Código
Civil. Finalmente, en Febrero de 1921 se estableció, mediante decreto, el descanso dominical.
Entre 1923 y 1929 se establecieron oficios organizados como los lustrabotas y se realizaron
Congresos Nacionales del Trabajo con el nombre de Consejo Obrero Hondureño.

Durante los siguiente años se emitieron varias leyes que no fueron aprobadas por el Congreso
Nacional. Pero en 1957, siendo presidente de la República José Ramón Villeda Morales,
mediante decreto 21 del 19 de Diciembre de 1957 se emitió la primera Constitución Social de
Honduras con el firme objetivo de que alguien velara porque las condiciones de trabajo para el
trabajador fueran dignas y justas y para el empleador de que obtendría el retorno justo de su
inversión. Fue considerada de tal importancia que se llevó al rango de un derecho fundamental
de carácter constitucional.

Entre 1957 y 1962 se emitieron documentos históricos y trascendentales en el más profundo


sentido de la palabra ya que son éstos, instrumentos jurídicos de la más clara y definida
presencia en la historia social de nuestro pueblo; nos referimos a: La Constitución Política de
1957, el Código del Trabajo, la Ley del Instituto Hondureño de Seguridad Social, la Ley de la
Reforma Agraria de 1962.

De acuerdo a la raíz etimológica de la Palabra, Trabajo viene a ser toda actividad o función que
contribuye al progreso material y espiritual de la sociedad. Socialmente hablando, el trabajo
vendría a ser la exteriorización física o mental ó física y mental, con el fin de conseguir la
satisfacción de una necesidad, interés o una utilidad social. Económicamente hablando,
trabajo es toda actividad material o intelectual que implique gasto de energías y que resulte en
la consecución de alguna meta de satisfacción de necesidades individuales o colectivas a través
de la producción o cambios de bienes y/o servicios. Desde el punto de vista Cristiano, el
trabajo es todo esfuerzo que se realiza para prolongar la creación divina y alcanzar a Dios.
Desde el punto de vista católico, el trabajo dignifica al hombres ya que le provee un medio
digno para ganar su sustento diario.

Documentos cristianos han ido analizando a lo largo de la historia, y sobre todo desde la
revolución industrial en adelante, el preponderante papel del ser humano en el trabajo. A
pesar de que, con el objetivo de producir más en menos tiempo y a un menor costo, los
empleadores han ido creando y/o adoptando maquinarias que sustituyen el trabajo del
hombre y a pesar de que cada vez más y más nos parece que la máquina es la que realiza el
trabajo y no el hombre, el objetivo principal del trabajo sigue siendo el ser humano. Es por eso
que tanto se analiza la sobre carga de trabajo en ciertas clases sociales, que enriquecen de
manera desmedida a una minoría que maneja la economía mundial. De ahí tanto énfasis en la
revisión de los Códigos Laborales y la Legislación laboral a nivel mundial, con el único objetivo
de regular las condiciones en las que los empleados desempeñan sus oficios y ofrecer al
empleador un retorno justo y a tiempo, de su inversión. En este sentido, la Iglesia en sus
distintas denominaciones, ha buscado interceder por los menos favorecidos para que estos
reciban, por sus trabajos, lo justo, y no haya gente que, aunque trabajando duro, esté viviendo
en condiciones inhumanas.

“El trabajo es un bien del hombre, es un bien de su humanidad, porque mediante el trabajo el
hombre no solo transforma la naturaleza adaptándola a sus propias necesidades, sino que se
realiza a sí mismo como hombre, es más, en cierto sentido se hace más hombre.”

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