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Requisitos para líderes

NOTAS:

1) “obispo” viene de la palabra griega episcopéo, que significa supervisar, velar por...

2) En Tito, Pablo usa los términos “anciano” (presbítero) y “obispo” (epíscopos) en forma
sinónima (Tito 1.5 y 1.7).

3) Lea la siguiente explicación del significado de los requisitos:

Introducción

A veces los líderes de las iglesias son elegidos por su educación, por su situación
económica, o por sus actividades en la iglesia. A veces la preparación que reciben los
candidatos para líderes es exclusivamente doctrinal y teórica. Sin embargo, según la
Biblia, los requisitos más importantes tienen que ver con el carácter y la madurez
espiritual. Los únicos requisitos específicamente mencionados son los que se encuentran
en 1 Timoteo 3:1-13 y Tito 1:5-9.

1. Irreprensible

Esta palabra significa literalmente que no lo pueden "pillar" o "agarrar" en nada.


Significa que es libre de acusaciones. Por supuesto, no significa que sea perfecto, sino
que la gente no tiene serias acusaciones en su contra. Significa que no puede ser cualquier
persona entre la multitud. El líder debe ser conocido por su madurez espiritual. En otras
palabras , cuando la gente describe su carácter, no lo identifican primeramente o
fundamentalmente con alguna característica negativa. Por ejemplo, si alguien les
pregunta a sus amigos, familiares, o colegas cómo es, no dicen: "Es un hombre que
siempre se enoja," o "Él es el hombre que vive en adulterio," o "Lo único que sé de él es
que siempre pide dinero prestado y no lo devuelve," o algo parecido. Cosas así no se
dicen de un hombre de “buen testimonio.” Por lo tanto, es un hombre que debe tener el
reconocimiento y respeto de la congregación en cuanto a su integridad.

2. Marido de una sola mujer

Fíjese primero que se supone que el líder es un hombre.

Pablo no está diciendo que tiene que ser casado. De otro modo ¡él mismo no estaría
viviendo de acuerdo con su propio consejo! 1 Corintios 7:7-9 indica que Pablo no era
casado. Algunos piensan que tendría que ser casado para ser miembro del Sanedrín, pero
otros dicen que ese reglamento no era válido hasta después del tiempo de Pablo. [1]
Por otro lado, el texto insinúa que lo normal es que sea casado. Obviamente no sería
correcto prohibir que los líderes se casen, como la Iglesia Católica lo hace con los
sacerdotes.

El punto aquí es que tenga una ¡y no dos esposas! Si este requisito suena un poco
extraño, habría que recordar que en los tiempos del Nuevo Testamento, la monogamia no
era tan universal como en nuestros días. Aún entre los judíos de esa época, algunos
aceptaban la poligamia.

Pero hay algo más importante para nosotros hoy en día: Este requisito apunta a algo más
allá de la situación legal. Tiene implicaciones acerca de la fidelidad matrimonial y la
pureza sexual. Esto sí es un problema muy serio y muy generalizado hoy en día.

Hay muchas maneras en que nos llegan las tentaciones hoy en día, especialmente a través
de las revistas y la televisión. Muchos hombres luchan con la tentación de las imágenes y
las fantasías. Quizás piensen que no están haciendo daño a nadie, pero a lo largo afecta la
relación de pareja, daña la conciencia, y los aleja de Dios.

Este requisito nos obliga a hablar del tema del divorcio. ¿Un hombre separado o casado
por segunda vez puede ser presbítero o diácono? La respuesta es que todo depende de la
situación particular, el motivo de la separación o divorcio, si era cristiano cuando tuvo
problemas o si pasó antes de su conversión, por ejemplo. El tema es demasiado amplio
para profundizar aquí, pero la respuesta básica es que si él fue la parte inocente en la
ruptura del matrimonio, o si él no era cristiano cuando sucedió el problema, entonces se
puede considerar para el oficio. No hay razón bíblica para rechazar su nombramiento. No
obstante, hay que estudiar bien el caso, y hay que considerar el efecto que su
nombramiento puede tener entre las personas que lo conocen. Desgraciadamente, estos
antecedentes afectan el respeto que algunos pueden tener por él como líder. Así los
presbíteros actuales tendrán que evaluar cada caso en forma independiente.

3. Sobrio, prudente, y decoroso

Estos tres términos están relacionados, así que conviene tratarlos juntos.

“Sobrio” significa literalmente que no es un alcohólico, pero también apunta más


ampliamente al hecho de que tiene dominio propio, seriedad de pensamiento, y la mente
clara. No indica necesariamente que no consuma bebidas alcohólicas, sino que las usa en
moderación. No es una persona “grave,” sino un hombre que puede ponerse serio cuando
la situación lo exige. Es objetivo. Es una persona en quien la gente puede confiar.

“Prudente” se refiere también al dominio propio, que está en su sano juicio. No hace
locuras, y no toma riesgos innecesarios. Sabe tener cuidado. La misma palabra se usa en
Marcos 5:15 para el endemoniado después de que había sido sanado; estaba en su "juicio
cabal."
“Decoroso” señala que es respetable, de buena conducta, ordenado, digno de respeto. A
veces se refiere a la vestimenta, que es discreta, decente. La palabra viene del verbo
kosmevw (pronunciado “kosméo”) que significa ordenar, decorar, adornar. De este
término viene la palabra kovsmo~ (“cosmos”), que significa “el mundo” o “el universo,”
llamado “cosmos” por el orden que tiene.

El concepto que estas tres palabras tienen en común es que el líder tiene buen juicio.
Demuestra sabiduría. Debe ser un hombre serio en el buen sentido de la palabra, no
“grave,” pero tampoco liviano o superficial. Tiene dominio propio. Se puede confiar en
él. La gente lo respeta.

4. Hospedador

Quiere decir literalmente “amigo de extraños.” Es una persona que abre su puerta a
visitas. Pero aún más importante, es una persona que abre su corazón a personas nuevas.

5. Apto para enseñar

Hasta ahora, todas las características del presbítero que se han mencionado son atributos
que cada cristiano debería cultivar. Sólo se exige un nivel más alto de madurez en estas
áreas de parte de los líderes.

El requisito “apto para enseñar” describe algo especialmente para presbíteros (sinónimo
de obispo). No todos los cristianos tienen que desarrollar esta aptitud.

Un presbítero tampoco tiene que ser un maestro erudito, o un orador superdotado. Sólo
tiene que saber compartir las enseñanzas de la Escritura de una manera que ayuda a los
demás en su crecimiento espiritual. Debe tener un conocimiento bíblico y teológico
suficiente para evitar errores serios, y debe tener la capacidad para explicar las
enseñanzas claramente. No todos los presbíteros pueden predicar o hacer clases para un
grupo grande de personas, pero deberían saber enseñar por lo menos en forma personal.

6. No dado al vino

Esto es claro. Mientras la palabra anterior, “sobrio,” indica algo más amplio, esta palabra
específicamente que no es adicto a bebidas alcohólicas. Aún así, podríamos hacer
aplicación a cualquier tipo de vicio como las drogas o el consumo excesivo de comida.

7. No pendenciero

Esta palabra viene del verbo que significa “pegar”. Significa que el líder no deber ser
peleador, mal genio, violento, enojón.

8. No codicioso de ganancias deshonestas


No hay nada malo en ganar dinero honestamente, o en desear mejorar la situación
económica. Lo que se condena aquí es el deseo de ganancia deshonestas. Un líder de la
iglesia no puede estar involucrado en negocios ilícitos o en prácticas deshonestas en su
trabajo.

9. Amable, apacible

La palabra traducida “amable” significa literalmente, “sin pelea”. “Apacible” apunta al


hecho de que ama la paz. Los dos indican lo opuesto de “pendenciero”. El líder debería
ser amistoso, benigno, tranquilo, pacífico.

10. No avaro

Literalmente, no ama el dinero. Mientras la frase anterior, “no codicioso de ganancias


deshonestas,” habla específicamente de la deshonestidad, esta palabra señala el problema
de simplemente desear tener mucho dinero, aunque no lo gane con métodos deshonestos.
No condena el deseo de mejorar su situación, siempre que esté dentro del contexto de
prioridades sanas. La avaricia es un deseo que domina a alguien, haciendo que la riqueza
sea una meta demasiado importante en su vida. Un síntoma de la avaricia es la falta de
generosidad.

11. Gobierna bien su casa, con los niños en sujeción con toda honestidad

Pablo destaca esta característica, porque es la única por la cual también da un pequeño
argumento. Dice, “Pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la
iglesia de Dios”? Con esto queda muy claro que el presbítero gobierna la iglesia, que
cuida de ella. La idea es que su mejor escuela ¡es su propio hogar!

Una persona que no sabe amar y disciplinar a sus hijos, difícilmente será buen líder
espiritual en la iglesia. Los líderes actúan como “padres” espirituales con los miembros
de la iglesia. Tienen que mostrarles mucho cariño, enseñarles, animarlos, y a veces
corregirlos.

Frecuentemente los líderes de las iglesias dedican tanto tiempo al ministerio que
abandonan a su propia familia. ¿Qué demuestra eso? ¡Que no saben ordenar sus
prioridades! Si en nombre del ministerio, no dan tiempo a sus esposas e hijos, solamente
demuestran que tampoco van a ser buenos guías espirituales en la iglesia, porque no están
ministrando a los que están más cerca.

El resultado será que tendrán problemas en su familia, y esto va a perjudicar su ministerio


a lo largo. Tendrán que volver a invertir más tiempo que lo normal en su familia para
arreglar los conflictos. Serán malos ejemplos para los demás también. El efecto será una
iglesia llena de conflictos familiares.

Es como el cuidado de un auto. Si el dueño lo mantiene regularmente, con los


afinamientos, cambio de aceite, y los arreglos necesarios, andará bien, y él tendrá tiempo
para otras cosas. Pero si descuida el auto porque piensa que no tiene tiempo, al final
tendrá que dar más tiempo que nunca para arreglarlo. ¡Es un círculo vicioso!

12. No un neófito

La palabra “neófito” significa literalmente, "recién plantado," comúnmente usado para


plantas. Aquí se refiere a una persona recién convertida. La advertencia en la segunda
parte del versículo seis es que una persona nueva en la fe, honrada con este oficio,
fácilmente se pone arrogante y queda bajo “el mismo juicio que el diablo.” Es decir, “se
le sube a la cabeza.” La referencia al diablo probablemente apunta al hecho de que fue la
arrogancia que lo hizo caer a él.

¿Cuánto tiempo es muy poco tiempo para ser presbítero? Pablo no estipula ningún tiempo
específico, y por lo tanto, cada iglesia tendrá que pedir sabiduría para evaluar a los
candidatos por sí mismos. No obstante, para dar una idea, menos de un año obviamente
es muy poco tiempo, y menos de dos tampoco es muy aconsejable.

13. Que tenga buen testimonio de los de afuera

No basta con que los miembros de la iglesia tengan una buena impresión del líder.
También debe ser respetado por los que no son de la iglesia. La idea es que a veces es
más fácil dar una buena imagen en los círculos cristianos que en el ambiente “pagano.”
Las circunstancias del trabajo frecuentemente presentan más tentaciones. Las otras
personas no viven de acuerdo con los principios bíblicos, y de repente la persona débil en
la fe empieza a seguir la corriente. Es por eso que el líder debe tener un buen testimonio
para los “de afuera” de la iglesia también. Es allí donde se nota si es fuerte o no. Caer en
el "lazo del diablo" significa simplemente enredarse en el pecado. Si uno es débil, sigue
las malas costumbres de los demás, tiene mala reputación, se desanima, y se enreda más
todavía. Es un peligroso círculo vicioso.

[1] Richard Longnecker, The Ministry and Message of Paul. (Grand Rapids: Zondervan,
1971) pp. 23-24.
Introducción a las epístolas pastorales
Dr. Richard B. Ramsay

Introducción

Tal como consideramos las últimas palabras del Señor Jesucristo de suma importancia (la
“gran comisión” en Mateo 28.18-20, y la “gran promesa” de Hechos 1.4-8), también son
de mucho significado las “últimas palabras” de Pablo. Según los historiadores y los
teólogos, las epístolas pastorales son los últimos escritos de Pablo. Probablemente sabía
que iba a morir pronto, y en esa situación, escribió estas cartas a los pastores jóvenes que
lo iban a reemplazar en su ministerio, Timoteo y Tito. Llama la atención el hecho de que
dedicó sus últimos momentos a la preparación de líderes.

Estas cartas contienen un tesoro de consejos prácticos para pastores y líderes: cómo
mantener la pureza doctrinal de la iglesia, instrucciones sobre la oración, características
ideales para los líderes, cómo cuidar a los necesitados, el ministerio de las mujeres en la
iglesia, cómo enfrentar el pecado y resolver conflictos, cómo mantenerse personalmente
puro, y cómo mantener a Cristo como el centro de atención. Constituyen un verdadero
manual práctico para ministros. Al estudiarlas, es como sentarse a los pies del apóstol
Pablo, ya mayor de edad, con vasta experiencia en la tarea pastoral, y escuchar sus
consejos. Después del Señor Jesús mismo, ¿qué mejor profesor de teología práctica?
Recuerde que Pablo fue inspirado por el Espíritu de Cristo al componer estos mensajes,
así que debemos honrar sus palabras como palabras del Señor mismo.

La designación “epístolas pastorales” fue usada por primera vez en el año 1726 por Paul
Anton, cuando escribió un libro sobre las cartas a Timoteo y a Tito. [1] Algunos incluyen
a Filemón en esta categoría, porque él es llamado un “colaborador” (v. 1). No obstante, el
propósito de la carta no era para orientar a Filemón en el trabajo del ministerio, como lo
fue para las cartas a Timoteo y Tito.

I. La vida de Pablo

Un presbítero del segundo siglo describió a Pablo como “de estatura pequeña, calvo, con
piernas chuecas, de buena salud, con las cejas juntas, una nariz aguileña, y muy
bondadoso”. [2] Se supone que tenía alguna aflicción física, posiblemente de los ojos, o
de las manos.

Gálatas 4.14-15

“Y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien


me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. Dónde, pues, está esa
satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido,
os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos”.
Gálatas 6.11

“Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano”.

2 Corintios 12.7

“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue


dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca sobremanera”.

No se consideraba un gran orador (1 Corintios 2.3-4), y se calificaba como el “primero”


entre los pecadores (1 Timoteo 1.15). No obstante, estaba muy seguro de su mensaje, y
tenía muy claro su llamado y su autoridad como apóstol del Señor Jesucristo (2 Corintios
10). Predicaba con pasión, a veces gritando (Hechos 16.28), o rompiendo su propia ropa
en desesperación (Hechos 14.14).

1 Corintios 2.3-4

“Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi


predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del
Espíritu y de poder”.

Pablo nació en Tarso, en una familia que probablemente tenía bastantes recursos, porque
eran ciudadanos romanos. Estudió en la sinagoga como todos los niños judíos. Desde los
cinco años hasta los diez años estudiaría las Escrituras. Desde los diez años hasta los
trece años, estudiaría las tradiciones judías. A los trece años haría el “Bar Mitzvah” (que
significa “hijo del mandamiento”), asumiendo las responsabilidades para guardar la Ley.

Como joven, Pablo fue a Jerusalén para estudiar la Ley con el maestro Gamaliel (Hechos
22:3). Empezó a perseguir a los cristianos, y estuvo presente durante el martirio de
Esteban, dando su aprobación (Hechos 7:58 - 8:1).

Fue convertido dramáticamente en el camino a Damasco, probablemente en el año 33


A.D. (Ver Hechos 9). Pasó tiempo en Arabia, y volvió a Damasco. (Gálatas 1:17-18). Tres
años más tarde, fue a Jerusalén, donde conoció a los otros apóstoles. (Gálatas 1:18-19)
Vivió diez años en Tarso antes de comenzar los viajes misioneros, como un hombre ya
maduro.

Bernabé lo fue a buscar y lo llevó a Antioquía (Hechos 11:25,26). Visitó a Jerusalén para
ayudar con el hambre (Hechos 11:17-30 y Gálatas 2:1-10), y luego salió en el primer
viaje misionero (47-48 A.D.) con Bernabé, Juan Marcos, y el primo de Bernabé. Fueron a
Chipre y un sector de Asia Menor (hoy Turquía) llamado Galacia. Volvió a Antioquía,
donde escribió la carta a los Gálatas.

Gálatas 2.1 indica que, “después de un intervalo de catorce años”, Pablo fue a Jerusalén
otra vez. Probablemente los catorce años sean contados desde de su conversión, y no
desde de la primera visita a Jerusalén para conocer a los apóstoles. En ese caso, sería la
visita narrada en Hechos 11.27-30, cuando fue con Bernabé para entregar ayuda para el
hambre profetizada por Agabo. Esto sería antes del primer viaje misionero. [3] Si
calculamos los catorce años desde la primera visita a Jerusalén, tendríamos que adelantar
la fecha de su conversión al año 30 A.D., y cambiar otras fechas para hacer una
cronología consecuente.

Hubo un conflicto en Antioquía entre Pedro y Pablo acerca de los gentiles, produciendo
el Concilio de Jerusalén (probablemente 48 A.D.). (Hechos 15, Gálatas 2). Pedro pensaba
que los gentiles deberían guardar las tradiciones judías del Antiguo Testamento, y Pablo
consideraba que no era necesario. El Concilio aceptó la posición de Pablo, pero pidió
algunas concesiones de parte de los gentiles para evitar mayores conflictos.

En el segundo viaje misionero (49-52 A.D.), Pablo visitó a las iglesias en Galacia, siguió
a Macedonia (hoy Grecia), y volvió a Jerusalén y Antioquía. (Hechos 15:36-18:22)
Escribió 1 y 2 Tesalonicenses desde Corinto.

En el tercer viaje misionero (53-58 A.D.), siguió casi la misma ruta del segundo viaje,
pero quedó en Jerusalén al final, donde fue arrestado. (Hechos 18:23-20:38)
Probablemente escribió 1 Corintios desde Éfeso, 2 Corintios desde Filipos, y Romanos
desde Corinto.

Pasó dos años en la cárcel en Cesaréa, y después lo llevaron a Roma. En el camino,


naufragaron. Quedó preso en Roma tres años, desde donde escribe las cartas a los
Efesios, los Filipenses, los Colosenses, y a Filemón.

Se supone que quedó libre durante tres años, haciendo otro viaje, posiblemente a Creta, y
posiblemente a España. Durante este tiempo escribe la primera carta a Timoteo y la carta
a Tito. Volvió a la cárcel en Roma, donde escribió su última carta, 2 Timoteo, y murió
cerca del año 67.

Sugerimos el siguiente cuadro cronológico de la vida de Pablo. No hay certeza acerca de


las fechas; son solamente aproximadas, y hay una gran variedad de opiniones entre los
eruditos. Este esquema sigue principalmente, pero no exactamente, la cronología
propuesta por Richard Longenecker en The Ministry and Message of Paul [El ministerio
y el mensaje de Pablo].

Cuatro Períodos
Evento Duración Año Epístolas

Nace en Tarso
1. Juventud ?

Estudia en Jerusalén
Persigue a Cristianos

Conversión en el
2. Conver-sión y camino a Damasco 33 A.D.
Preparación (temprano)

Tiempo en 34-36
Damasco y 3 años
Desierto

Primera visita a 36
Jerusalén

Espera en Tarso 10 años 37-46

Segunda visita a (14 años desde 46


Jerusalén conversión) (tarde)

Viaje #1 47-48
3. Viajes 2 años -Gálatas (desde Antioquía,
Misioneros después del conflicto con Pedro,
pero antes del concilio)
Concilio de Jerusalén 48

Viaje #2
4 años 49-52 -1 y 2 Tesalonicenses (desde
Corinto)
-1 Corintios (desde Éfeso)
Viaje #3 6 años 53-58

-2 Corintios (desde Filipos?)

-Romanos (desde Corinto)

Arrestado en Jerusalén
4. Cárcel 58

Cárcel en Cesaréa
2 años 59-60

Cárcel en Roma 3 años 61-63 -Efesios

-Filipenses
-Colosenses
-Filemón

Libre 3 años 64-66 -1 Timoteo y Tito


-2 Timoteo

Muerte en Roma 67

Aunque no es un solo período de su vida, debemos añadir que Pablo sufrió durante toda
su vida ministerial. En 2 Corintios 11.23-30, Pablo dice:

Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más
abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.
De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido
azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un
día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos,
peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la
ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en
trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en
desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación
por todas las iglesias. Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y
yo no me indigno? Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.

II. Trasfondo histórico de las epístolas pastorales [4]

Se supone que 1 Timoteo y Tito fueron escritas durante el tiempo de libertad (entre el
primer y segundo encarcelamiento en Roma), posiblemente de Macedonia, y que 2
Timoteo fue escrita desde Roma, poco antes de la muerte de Pablo (2 Tim. 4:6-8). Pablo
había dejado a Timoteo encargado de la obra en Éfeso (y posiblemente toda la provincia
de Asia). Tito era el encargado en Creta.

Es bastante seguro que Pablo hizo un cuarto viaje misionero durante su período de
libertad, pero los datos referentes a tal viaje permanecen desconocidos. Algunos piensan
que llegó a España. Pablo expresa su deseo de ir a España en Romanos 15:28. Clemente
de Roma escribe antes del fin del primer siglo:

"Habiendo enseñado justicia a todo el mundo, y habiendo ido a los extremos del
occidente, y habiendo dado testimonio ante las autoridades, fue liberado del mundo y fue
al lugar santo siendo el más grande ejemplo de paciencia". [5]
La tradición patrística también aceptaba que Pablo había llegado a España. Otros datos
sacados de las epístolas mismas sugieren que había estado en Mileto y en Troas. Es difícil
encajar estos datos en los viajes antes de estar en Roma:

2 Tim. 4:20 "Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo".

2 Tim. 4:13 "Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los
libros, mayormente los pergaminos".

Sin embargo, aunque Lucas estaba con Pablo en Roma (2 Tim. 4:11), por algún motivo,
no incluyó nada de este viaje en el Libro de los Hechos. Es posible que haya terminado
de escribir su historia antes del último viaje.

En todo caso, estas epístolas son las últimas de Pablo, escritas o durante el cuarto viaje, o
durante el último encarcelamiento. Son cartas personales para los discípulos de Pablo, los
obreros que tendrán que continuar el ministerio que Pablo había comenzado.

Acerca de Timoteo, ofrecemos algunos datos:

1) Fue hijo de madre cristiana, convertida del judaísmo, y de un padre gentil (Hechos
16:1).

2) Fue convertido durante el ministerio de Pablo (1 Cor. 4:17).

3) Fue colaborador en la obra en Tesalónica, Filipo y Corinto (1 Tesalonicenses 1.1,


Filipenses 2:19, 1 Corintios 4:17; 16:10)

4) Pablo lo circuncidó en Listra (Hechos 16:3).

5) Según la tradición, llegó a ser obispo en Éfeso.

Acerca de Tito:

1) Acompañó a Pablo al Concilio de Jerusalén (donde Pablo no quiso circuncidarlo


(Gálatas 2:1,3). 2) Sirvió de mensajero y árbitro entre Pablo y Corinto (2 Corintios 7:13-
16; 8:16-23; 12:18).

3) Según la tradición, llegó a ser obispo de Creta.

III. La enseñanza falsa Aunque estas epístolas no son tan doctrinales, Pablo exhorta a
los obreros Tito y Timoteo a luchar contra la doctrina falsa. ¿Qué herejía estaba en su
mente? ¿Quiénes eran los falsos maestros?

a. Discutían acerca de mitos y genealogías (1 Timoteo 1.4; Tito 1.14; 3.9).

b. Querían ser maestros de la ley, sin mucho entendimiento ( Tim. 1:7).


c. Algunos eran "de la circuncisión", "rebeldes", "habladores vanos", "engañadores"...
que enseñaban "por sórdidas ganancias", y "trastornaban familias" (Tito 1:10-11).

d. Algunos eran ascéticos, prohibiendo el matrimonio y ciertos alimentos (1 Tim. 4:3).

e. Enseñaban que la resurrección ya había sucedido. (2 Tim. 2:18, 1 Tim. 1:20).

f. Discutían sobre palabras (2 Tim. 2:14).

g. Discutían acerca de la "ciencia", en griego gnosis, gnw`si~ (1 Tim. 6:20).

Había dos corrientes fuertes en aquella época: el judaísmo legalista y el proto-


gnosticismo. (El gnosticismo no fue reconocido como una ideología hasta el segundo
siglo, pero muchas de las mismas ideas ya estaban circulando en el primer siglo.) Las
enseñanzas mencionadas arriba hacen pensar más en los judaizantes que en el
gnosticismo, pero lo más probable es que había una combinación de enseñanzas no tan
fáciles de identificar bajo un solo sistema de pensamiento. Sin duda, existía mucha
confusión doctrinal en las iglesias en los días de Pablo por causa del sincretismo. Pablo
debe estar combatiendo más de una herejía y más de un solo grupo.

IV. El estudio de la teología de Pablo

Hasta los últimos dos siglos, los teólogos casi unánimemente aceptaban la Biblia como la
Palabra de Dios, sin errores. Por lo tanto, creían que Pablo escribió las cartas que llevan
su nombre, y creían en la inspiración de su teología. Sin embargo, en los últimos siglos,
muchos teólogos han perdido la fe en las Escrituras, y han interpretado a Pablo a la luz de
las corrientes de pensamiento de su día. Por ejemplo, F. C. Baur, de Alemania (m. 1860),
interpretó a Pablo de acuerdo con la filosofía de Hegel. La lucha entre carne y espíritu,
entonces, sería una lucha histórica de ideas, tal como la dialéctica de Hegel. Otros como
H. J. Holtzmann interpretaron la lucha entre carne y espíritu en términos de la filosofía
platónica, haciendo el cuerpo humano algo inferior que debe ser dominado por el
principio racional del espíritu. [6] Según Harnack, los discípulos de Jesús estaban tan
impresionados con Él, que tenían alucinaciones de su resurrección. Pablo, un "producto
de su tiempo", deificaría a Jesús en su teología. [7] Según los teólogos de la liberación,
como Gustavo Gutiérrez, el concepto Paulino del “hombre nuevo” significa una nueva
comunidad justa y equitativa, y el concepto de la “nueva creación” es simplemente
temporal y terrenal. Reducen la salvación y la justificación al nivel de la transformación
de este mundo en una nueva sociedad. [8] José Míguez Bonino identifica la negación de
la salvación por las “obras de la ley” con el concepto Marxista de la alienación del obrero
en la sociedad capitalista. [9] Para José Miranda, el concepto Paulino de la fe es “una
realidad de dimensión social”, que causa “justicia en el mundo”, y este proceso de traer
justicia es la “salvación”. [10]

El problema con estos intentos de identificar la teología de Pablo con alguna corriente
actual de pensamiento es que imponen un esquema humano, incluso un esquema fuera de
contexto, sobre la Palabra de Dios. Pasan lo divino por un filtro humano, y el resultado
está muy distorsionado. Debemos dejar que la Palabra de Dios hable por sí misma.

V. La autenticidad [11]

Las epístolas pastorales han sido atacadas como no auténticamente Paulinas en los
últimos dos siglos. Casi solamente los conservadores han aceptado su autoría paulina.
Algunos piensan que todas fueron escritas por otro autor en el segundo siglo, mientras
otros opinan que Pablo escribió fragmentos de estas cartas, y otro escritor agregó su
propia materia después. Los argumentos para rechazar a Pablo como autor son los
siguientes:

A. Los datos históricos no se pueden ubicar en la vida de Pablo. Por ejemplo, Willi
Marxsen dice que no hay evidencia de un viaje entre dos períodos en la cárcel en Roma, y
concluye que las cartas son "deuteropaulinas". [12] Esto fue analizado arriba en la
sección del trasfondo histórico. F. C. Baur piensa que Pablo no es el autor, porque estas
cartas combaten el gnosticismo, y el gnosticismo no era fuerte hasta el siglo 2. La
respuesta es que ciertos rasgos del gnosticismo ya existían en el primer siglo, y que los
Esenios también tenían algunas doctrinas parecidas a los gnósticos.

B. La organización eclesiástica que se ve en las cartas es pos-Paulina. (ancianos,


diáconos, obispos). W. F. Albright comenta que los Esenios tenían "mebaqqerim", que
eran supervisores de la comunidad (mencionados en el Manual de Disciplina de la
Comunidad Qumram y en el documento de Damasco).

Podríamos contestar que:

1. No sería extraño que Pablo nombrara ancianos, dado el trasfondo de ancianos del
Antiguo Testamento.

2. Los diáconos fueron instituidos en Hechos 6, y

3. "Obispo" es otro nombre para anciano. Es decir, los términos son intercambiables (ver
Tito 1:5,7 y Hechos 20:17,28).

C. El estilo y el vocabulario no son como las otras cartas supuestamente Paulinas. El


estilo no es argumentativo sino tranquilo. En cuanto al vocabulario, P.N. Harrison (no es
el autor de la Introducción) cuenta 902 palabras en las pastorales, 848 sin contar nombres.
De ellos, 306 (36%) no se encuentran en las otra epístolas Paulinas, 175 de estas últimas
no se encuentran en otros escritos del NT.

E.F. Harrison contesta que las pastorales son de otra naturaleza. Guthrie nota que el 80%
de las hapax legomena (palabras que ocurren una sola vez) se encuentran en la
Septuaginta. F. R. Montgomery Hitchcock opina que las pastorales tienen un “sabor
latino”, y encuentra semejanzas de terminología con escritos latinos, especialmente una
carta de Cícero. Piensa que Pablo había aprendido algo de latín y que habría estudiado
literatura latina, mientras estaba en Roma.

D. El énfasis doctrinal no es Paulino. No hay énfasis en la justificación por fe, y no hay


enseñanza acerca de la ley. E.F. Harrison contesta que las pastorales son más prácticas
que doctrinales. También ocupa el argumento al revés: dice que si el autor fuese un
discípulo de Pablo (como sostiene la teoría pos-Paulina), ¡él trataría de evitar aparentes
diferencias con las cartas de Pablo!

Es realmente curioso cómo tratan de negar la autenticidad de las epístolas pastorales. Hay
pocos documentos históricos que sean sometidos a tanta sospecha como los documentos
bíblicos. Si las cartas dicen que Pablo es el autor, ¿por qué no aceptarlo?

Conclusión

Debemos dar gracias a Dios por el apóstol Pablo y por el tesoro doctrinal-pastoral que
nos ha entregado. Algunas de las doctrinas básicas, como la justificación por la fe, no
quedarían tan claras si no fuera por sus cartas. Pablo es un ejemplo de un teólogo
práctico, un escritor que desarrolló su pensamiento, no "desde el balcón", sino en medio
de la lucha. Sus cartas tenían un propósito de edificar a los hermanos y defender el
evangelio para la gloria de Dios. Tiene todo derecho de decir en su última carta, poco
antes de su muerte:

"He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, está
guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo
a mí, sino también a todos los que aman su venida" (2 Timoteo 4.7, 8).

[1] Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento. (Grand Rapids: Libros


Desafío), en la introducción a las epístolas pastorales.

[2] Richard Longenecker, The Ministry and Message of Paul. (Grand Rapids: Zondervan,
1971), p. 23. Longenecker cita como fuente Acts of Paul, y Thecla 3.

[3] Ejemplos de fuentes que apoyan esta interpretación: a) Donald Guthrie, The Apostles
[Los Apóstoles] (Grand Rapids: Zondervan, 1975), p. 117. b) Richard Longenecker, The
Ministry and Message of Paul (Grand Rapids: Zondervan, 1971), p. 39, c) The
Expositor’s Greek New Testament, 5 tomos (Grand Rapids: Eerdmans, 1967), tomo IV,
comentario sobre Gálatas 2.1.

[4] Ver Everett. F. Harrison, Introduction to the New Testament. (Grand Rapids:
Eerdmans, 1964), capítulo 17, para los datos de esta sección. (En español: Introducción
al Nuevo Testamento, Grand Rapids: Libros Desafío, 1964).
[5] Everett F. Harrison, Introduction. p. 334, (Cita a Clemente de Roma, I Clement V).
(En Español, Introducción al Nuevo Testamento, Grand Rapids, Libros Desafío, 1964).

[6] Ver un repaso del estudio de Pablo en Herman Ridderbos, El Pensamiento de Pablo,
Ediciones Certeza, capítulo 1. (Grand Rapids: Eerdmans, 1975). (En Inglés, Paul; An
Outline of His Theology).

[7] A. Harnack, What is Christianity? (Fortress, 1987)

[8] Gustavo Guti é rrez, Teología de la Liberación, Perspectivas. (CEP: Lima, 1971),
capítulo 9.

[9] José Míguez Bonino, Doing Theology in a Revolutionary Situation. (Philadelphia:


Fortress Press, 1975), p. 110.

[10] José P. Miranda, Marx y la Biblia. (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1975), p. 230.

[11] Ver E. F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento, capítulo 17, para los datos de
esta sección.

[12] Willi Marxen, Introducción al Nuevo Testamento , p. 219.


NOTAS ACERCA DEL ROL DE LA MUJER:

El tema del papel de la mujer es muy complejo, y no pretendemos resolver todas las
dudas, pero ofrecemos los siguientes comentarios:

1) Hay dos extremos: Por un lado, algunos no restringen de ninguna manera el ministerio
de la mujer en la iglesia, o en el hogar, diciendo que la Biblia fue escrita con prejuicios
“machistas”. Por otro lado, algunos tratan a la mujer como si fuera inferior, y limitan a su
participación en la iglesia solamente a observadora. Ninguno de estos extremos es
correcto.

2) La palabra usada para “silencio” es esuxía en el griego, que significa: a) tranquilidad,


descanso, b) silencio. [1]

3) El teólogo James Hurley, quien ha escrito un libro excelente, muy completo y muy
exegético, sobre el tema de la mujer [2] , opina que la clave en 1 Timoteo 2 y en 2
Corintios 14 es que la mujer no debería ejercer autoridad sobre los hombres. Piensa que
el “silencio” de la mujer está relacionado con la evaluación de las “revelaciones” y de las
“profecías”. Cuando están en el culto, y muchos están participando con profecías, otros
tenían que juzgar si eran realmente de Dios. Pero este papel no correspondía a la mujer.
Tampoco le correspondía enseñar con la autoridad de un líder espiritual.

4) Calvino usa términos como “inferior” y “apéndice” para referirse a la mujer, pero
tenemos que recordar él estaba inserto en un contexto social donde miraban en menos a la
mujer. Hoy en día hemos superado en parte los prejuicios de aquella época, y los teólogos
ya no hablan así.

5) Jesucristo trajo más respeto por la mujer, sin cambiar su rol en general. Según la
Biblia, es igual al hombre en valor, y tiene los mismos dones, pero tiene otra función en
la iglesia y en el matrimonio (Ver 1 Corintios 12 y Gálatas 3.28). El mejor ejemplo es la
Trinidad misma. Las tres personas son iguales en importancia y en gloria, pero tienen
funciones distintas. La mujer tiene el rol importante de apoyo, quizás algo parecido al rol
del Espíritu Santo dentro de la Trinidad. También tiene el papel de Jesús en un sentido, en
que se somete. El hombre tiene el papel del Padre en dirigir, y el papel de Jesús en darse a
sí mismo por su esposa y por sus hijos.

6) Adán fue culpado en las Escrituras por el pecado en el Huerto de Edén. (Romanos
5.12-21). Esto significa que él participó en el pecado de alguna manera. Siendo la cabeza
de la familia, él debería haber ayudado a Eva, pero aparentemente aprobó el acto en
silencio como un cobarde. Después, él mismo tomó de la fruta.

7) El liderazgo del hombre implica responsabilidad, más que poder. El hombre tendrá
que rendir cuentas frente a Dios por su familia y por la iglesia, más que la mujer.
8) El liderazgo también implica que debe asumir una actitud de entrega y sacrificio,
tratando a la mujer con amor y respeto. Debería imitar a Cristo, quien se dio a sí mismo
por la iglesia (Efesios 5.21-33, Filipenses 2.3-8). Si los hombres actuáramos así, ¡las
mujeres no tendrían dificultad en someterse!

9) Lo que parece bastante claro en este pasaje es que la mujer no debe tener el puesto de
liderazgo y autoridad en la iglesia, como pastor, predicador, o dirigente. Sin embargo, hay
muchos trabajos para las mujeres, quienes frecuentemente son muy fieles y muy
comprometidas en nuestras iglesias. James Hurley nos deja una buena pauta: la mujer
puede hacer en la iglesia cualquier actividad que pueda realizar un hombre que no sea
ordenado a un oficio de liderazgo. [3] Es decir, el límite es el oficio con autoridad. Por
ejemplo, las mujeres también tienen dones de enseñanza (Pablo exhorta a las mujeres a
enseñar a las mujeres más jóvenes en Tito 2.4), pero no deben ejercerlos en las ocasiones
y en los lugares donde representa la autoridad de la iglesia, como en los sermones del
culto.

10) La “salvación” de la mujer (1 Timoteo 2.15) no es necesariamente la salvación eterna


y espiritual en Cristo. Obviamente Pablo no contradice aquí su propia enseñanza de la
salvación por la gracia por la fe. El parto no es una buena obra de la mujer para ganar la
vida eterna. Podría referirse a las bendiciones de la vida en Cristo aquí en la tierra, o
podría ser también la “salvación” de la muerte durante el parto. Es decir, Pablo está
diciendo que la mujer no recibe todo el castigo que podría haber recibido. James Hurley
propone que la “salvación” es la salvación del error de invertir los roles, del pecado de
asumir el rol de liderazgo que corresponde al hombre. La mujer se “salva” de este error,
cuando asume el rol que le corresponde. [4] Otros teólogos opinan que este versículo se
refiere a Cristo, que la salvación de la mujer en general está en engendrar a hijos, porque
esto llevó al nacimiento de Jesús.

Comentarios de William Hendriksen:

1. 1 Timoteo 2.11-12. “Aunque estas palabras y las paralelas de 1 Co. 14.33-35 puedan
parecer poco amistosas, en realidad son lo opuesto. En realidad, expresan el sentimiento
de tierna simpatía y de comprensión básica. Quieren decir: que la mujer no entre en la
esfera de actividad para la cual a fuerza de su creación misma no es apta. Que el ave no
trate de vivir bajo el agua.” [5]

2. 1 Timoteo 2.15. “No por la vía de la predicación a los adultos...sino por el


alumbramiento de hijos es que la mujer logra la verdadera felicidad, la salvación...”

... “Para la madre cristiana, el parto significará salvación, porque ¿qué madre cristiana no
experimenta placer y gozo interior, bendición y gloria al ver la imagen de su Salvador
reflejada en los pequeñitos que le pertenecen? En la crianza de hijos,... la madre cristiana,
por fe en el pacto de Dios de la promesa (Gn. 17.7; Hech. 2.38,39), espera todos los
goces de la maternidad cristiana para la gloria de Dios. Para ella esto es salvación”. [6]

Comentarios de James Hurley:


1 Timoteo 2.14. “El punto de Pablo podría ser parafraseado así: ‘El hombre, quien tenía
la responsabilidad de liderazgo en el hogar y en asuntos espirituales, fue preparado por
Dios para discernir las mentiras de la serpiente. La mujer no fue designada como líder
espiritual, y no estaba preparada para discernir las mentiras. Fue engañada. El culto
cristiano re-establece el orden de la creación, para que los hombres enseñen fielmente las
verdades de Dios, y las mujeres escuchen receptivamente”. [7]

[1] William F. Arndt y F. Wilbur Gingrich, A Greek-English lexicon of the New Testament
and other early Christian literature. (Chicago: University of Chicago Press, 1969).
Traducido por Richard Ramsay.

[2] James B. Hurley, Man and Woman in Biblical Perspective. (Grand Rapids:
Zondervan, 1981).

[3] Ibid, pp. 234-253.

[4] Ibid, p. 222.

[5] William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento; 1 y 2 Timoteo y Tito. (Grand


Rapids, Michigan: Libros Desafío, 1979), p. 127.

[6] Ibid., p. 130.

[7] Hurley, Op. Cit., p. 216. Cita traducida por Richard Ramsay.
El término “presbítero”

El término "presbítero" es una transliteración de la palabra griega "presbúteros", que


significa literalmente “mayor de edad” o “anciano.” Este término tiene sus raíces en el
Antiguo Testamento, ya que los dirigentes de Israel se llamaban “ancianos.”

En muchos pueblos antiguos, como los Egipcios (Génesis 50:7), los Moabitas y los
Madianitas por ejemplo (Números 22:7), los que eran mayores en edad desarrollaban
actividades de liderazgo. Ellos tenían más experiencia y fueron naturalmente respetados
como los más aptos para guiar a su gente. Fue así también en Israel. No existe límite de
edad estipulada para calificar como “anciano.”

La primera vez que aparece el nombre “anciano” entre los israelitas es en Éxodo 3:16. El
pasaje no explica cómo fueron designados. Sólo los menciona como si los hubiesen
tenido desde mucho antes. Después, en Éxodo 24:1, Dios dice a Moisés que suban setenta
“ancianos” con él al Monte Sinaí.

Los ancianos tenían bastante influencia. En la tierra prometida, cada ciudad tenía un
cuerpo de ancianos que la gobernaba, actuando como jueces (Deuteronomio 19:12, 21:2,
22:15, 25:7). Algunas ciudades tenían hasta setenta y siete ancianos (Sucot, Jueces 8:14).
A veces parece que el término se usa en forma general, incluyendo a todo tipo de oficio y
líder. Son los ancianos que pidieron un rey para Israel (1 Samuel 8:4), y después ungieron
a David (2 Samuel 5:3). Al principio, ejercían solamente poder civil, pero en el tiempo de
Jesús, actuaban con autoridad religiosa, juntamente con los sacerdotes, formando incluso
parte del Sanedrín. (Ver el artículo, “Anciano,” en el Diccionario Ilustrado de la Biblia,
Editorial Caribe, páginas 30-31.)

Algunos ven en Éxodo 18:13-27 la formalización del oficio de “anciano.” Moisés estaba
agotado, tratando de juzgar los asuntos de todo el pueblo, trabajando todo el día (vv. 13-
18). Jetro, su suegro, le dio el consejo de dividir el trabajo, seleccionando a “varones de
virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia” (v. 21). Les
delegó la gran parte del trabajo, y solamente le traían los problemas que ellos no podían
solucionar.

En Números 11:16-17, Moisés reunió a setenta ancianos para ayudarle a llevar la carga
del pueblo. Dios puso el espíritu que estaba en Moisés también en ellos.

En el Nuevo Testamento, este nombre es usado para los supervisores espirituales de las
iglesias. Se usa en forma intercambiable con el concepto de “obispo” y de “pastor.”

La palabra "obispo" viene del griego "epíscopos", que significa "supervisor" o "guardia."
El verbo "episcopéo" significa "cuidar,” “supervisar,” o “visitar." En Tito 1: 5-9
"epíscopos" es sinónimo con "presbíteros". En el versículo cinco, Pablo empieza
hablando acerca de los ancianos, y en el versículo siete, sigue “porque es necesario que el
obispo...”. Obviamente no ha cambiado el tema, sino que está ampliando la explicación
de las características que deben exhibir los que tienen este mismo oficio. El hecho de que
los requisitos mencionados en 1 Timoteo 3:1-7 son casi exactamente los mismos que
Pablo nombra en Tito 1 también sugiere que es el mismo oficio. En 1 Timoteo 3, se dice
que el anciano debería “cuidar de la iglesia de Dios” (v. 5). En Tito 1, identifica al obispo
como “administrador de Dios”. El mismo término “obispo” significa supervisor.

En Hechos 20:28, el trabajo del obispo es “apacentar” (pastorear) el rebaño. En 1 Pedro


5:2, los ancianos reciben el mismo mandato de “apacentar la grey de Dios.

En conclusión, el presbítero es un SUPERVISOR PASTORAL. Aunque los términos


"presbíteros" y "obispo" tienen diferencias de énfasis, apuntan al mismo oficio. En la
práctica, normalmente no es posible que todos los presbíteros dediquen el tiempo
completo al ministerio. Sin embargo, este hecho no debería disminuir la importancia del
trabajo pastoral de todos los presbíteros. Lo importante es saber que el presbítero es un
supervisor pastoral, y no un mero administrador. Frecuentemente el presbítero se ve
como un simple miembro de un consejo que va a reuniones para tomar decisiones. De
acuerdo con lo que hemos visto en la Biblia, no debe ser así, porque este oficio es un
llamado a un trabajo pastoral con personas.
Las características de líderes en Tito 1 que no están en 1 Timoteo 3

En realidad, la lista es bastante parecida. Hay unos pocos requisitos nuevos. Los vamos a
ver en forma resumida:

No soberbio

“Soberbio” significa terco, testarudo, arrogante. El concepto está incluido en Timoteo,


donde se advierte que un neófito podría “envanecerse.”

Amante de lo bueno

No basta con portarse bien porque es un deber solamente. Un cristiano debería amar lo
bueno.

Justo, santo

Estas palabras son muy amplias, indicando todo tipo de justicia y santidad moral.

Esto comprueba que las “listas” de requisitos no son listas completas. Las características
mencionadas aquí en Tito y en Timoteo realmente son muestras, ejemplos, de una
madurez espiritual. Por ejemplo, Pablo no menciona específicamente que el presbítero no
debe ser asesino. Entonces, un hombre no puede deducir que si es asesino, pero cumple
con los otros requisitos, ¡puede ser líder en la iglesia! Palabras como esta, “justo,” cubre
una multitud de atributos. Estas “listas” de Pablo son pautas que Timoteo y Tito debían
usar para hacer un chequeo moral. Así nos sirven también para evaluar a los candidatos.

Retenedor de la palabra fiel que ha sido enseñada

Esta es la única mención específica de pureza doctrinal. Se refiere al cuerpo de enseñanza


de los apóstoles. Un líder tiene que asimilar, creer, y defender, la enseñanza sana, bíblica.
Nota acerca de Lutero y la Ley:

Lutero sostenía que la Ley del Antiguo Testamento fue “abrogada” en el tiempo del
Nuevo Testamento. En un sermón (en el año 1525) sobre “Cómo los cristianos debemos
considerar a Moisés”, dijo que la ley de Moisés era solamente para los judíos, incluyendo
los diez mandamientos. [1] Sin embargo, dice que la ley de Moisés contiene muchos
principios éticos muy sabios. No son “obligatorios” hoy, pero de todas maneras son una
buena guía. Dice “Si fuera emperador, tomaría de Moisés un modelo para mis estatutos”.
[2] En su comentario sobre Tito 1.15 (del año 1527), dice:

“...Pablo llama despectivamente mitos (aquí Lutero se refiere al versículo 14, la palabra
traducida “fábulas”) a la Ley: mitos eran todo lo relativo a la comida, a la ropa, o la
bebida. Por tanto, hay mandamientos de los hombres y mitos judíos. Las prescripciones
que encontramos en la ley de Moisés acerca de animales puros e impuros, también las
llama mitos. En verdad, esto es lo que son. No deben imponerse a los hombres.”

También decía en un prefacio del Antiguo Testamento (escrito en 1523, revisado en 1545)
que había tres clases de leyes en los escritos de Moisés: a) leyes “temporales”
relacionadas con asuntos temporales, como el matrimonio por ejemplo, b) leyes acerca
del culto, y c) leyes de “fe y amor”. Dice que debemos observar todas las leyes donde su
observación no está en conflicto con "la fe y el amor". Si alguna ley está en conflicto con
la fe y el amor, debemos “deshacernos totalmente” de ella. [3] En el mismo sermón,
expresa su posición acerca de los diez mandamientos. Dice que “cesaron”, por no en el
sentido de que no debemos cumplirlos, sino en el sentido de que “el oficio de Moisés en
ellos cesa”. “El oficio de Moisés ya no puede reprender el corazón y hacerlo culpable por
no haber guardado los mandamientos, mereciendo la muerte, tal como hacía antes de la
gracia, antes de la venida de Cristo”. [4] Hay que tomar en cuenta la situación histórica
en que Lutero enseñó. Estaba luchando contra el legalismo católico, tratando de exponer
el evangelio de la gracia. Lo más importante para Lutero es que nadie se salva por la ley,
sino solamente por Cristo.

Muchos teólogos explican el uso de la ley del Antiguo Testamento hoy de otra manera.
La Confesión de Fe de Westminster (capítulo 21, especialmente párrafo 3) hace una
distinción entre tres aspectos de la ley del Antiguo Testamento:

a) el aspecto ceremonial,

b) el aspecto civil, y

c) el aspecto moral.

Explica que ya no tenemos que guardar las ceremonias (como los sacrificios, y los ritos
de purificación), porque Cristo cumplió la ley ceremonial. Tampoco tenemos que
practicar la ley civil (como los castigos y las leyes acerca de propiedades), porque el
pueblo de Dios ya no es solamente la nación de Israel, sino la iglesia en distintos países
en todo el mundo. Sin embargo, la ley moral (principios éticos, resumidos en los diez
mandamientos) todavía es vigente hoy. Toda la ley es útil para enseñarnos verdades
espirituales y principios de justicia, pero no es obligación guardar la ley como en el
tiempo del Antiguo Testamento. Es decir, no pecamos si no guardamos los aspectos
ceremoniales o civiles, pero sí pecamos si no vivimos de acuerdo con los principios
morales.

Juan Calvino había enseñado anteriormente la misma posición que se expresa en la


Confesión. Para él, la ley moral es "la verdadera y eterna regla de rectitud, prescrita para
los hombres de todas las naciones y todos los tiempos, quienes desean conformar sus
vidas a la voluntad de Dios". La ley ceremonial era la "tutela de los judíos", las "figuras"
que se encuentran en el sistema de sacrificios. La ley judicial era para el gobierno judío.
[5] Aunque Calvino dice que la ley ha sido “abrogada” [6] , está hablando de los aspectos
ceremoniales y civiles. Incluso, según él, la ley ceremonial no está abolida en cuanto a su
"efecto", sino en cuanto a su "uso". Es decir, las leyes no han sido "privadas ... de su
santidad". [7] Ellas aún apuntan a Cristo como siempre lo hacían. Sin embargo, apuntan a
Cristo sólo como leyes escritas, no como ceremonias que practiquemos. La ley
ceremonial ya no debe ser practicada, pero aun debe ser estudiada. Calvino enseñó que
la ley civil fue abolida cuando el pueblo de Dios dejó de ser simplemente la nación judía,
y empezó a incluir a los gentiles de todas partes del mundo. Concluye que la ley moral, o
la “ley de caridad”, está todavía vigente:

“Por tanto, así como las ceremonias han sido abolidas, quedando en pie íntegramente la
verdadera piedad y religión, así todas las referidas leyes judiciales pueden ser mudadas y
abrogadas sin violar en manera alguna la ‘ley de la caridad’”. [8]

En su comentario sobre Tito, Calvino dice que la palabra “fábulas” (1.14) es sinónimo de
la frase, “mandamientos de hombres”, y que son trivialidades insignificantes. [9]

Sugiero que Lutero, en el comentario sobre Tito, está confundiendo la Ley misma del
Antiguo Testamento con el uso incorrecto de la Ley de parte de los judíos en tiempo del
Nuevo Testamento. Sin embargo, se ve una diferencia entre su posición en el comentario
sobre Tito y su prefacio del Antiguo Testamento. Si sus comentarios en el prefacio acerca
de la ley son del año 1545, esto mostraría un progreso hacia una posición menos negativa
con respecto a Moisés. Además, su distinción entre las tres clases de leyes no está lejos de
la posición de la Confesión de Fe de Westminster y de Juan Calvino. Las leyes
“temporales” serían como la ley “civil”, las leyes de “culto” serían la ley “ceremonial”, y
las leyes de “fe y amor” serían algo semejante a la ley “moral”. En ningún momento
Lutero sugiere que descartemos totalmente los principios éticos que se encuentran en la
ley de Moisés.
[1] Martín Lutero, “How Christians Should Regard Moses”, en Martin Luther’s Basic
Theological Writings, ed. Timothy F. Lull (Minneapolis, Minnesota: Fortress Press,
1989), pp. 135-148.

[2] Ibid., p. 140.

[3] Martin Lutero, “Preface to the Old Testament”, en Martin Luther’s Basic Theological
Writings, ed. Timothy F. Lull (Minneapolis, Minnesota: Fortress Press, 1989), p. 123.

[4] Ibid., p. 127.

[5] Juan Calvino, Institución de la Religión Cristiana, ed. Luis de Uzos y Río, trad.
Cipriano de Valera, 2 tomos. (Rijwijk, Países Bajos: Fundación Editorial de Literatura
Reformada, 1981), (IV,xx,15), I:1181.

[6] Juan Calvino, Comentario a las epístolas pastorales de San Pablo. (Grand Rapids:
Libros Desafío, 2000), p. 351.

[7] Juan Calvino, Institución (II,vii,16) I, 258.

[8] Ibid., (IV,xx,15) II, 1181.

[9] Juan Calvino, Comentario a las epístolas pastorales de San Pablo. (Grand Rapids:
Libros Desafío, 2000), pp. 350-351.

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