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La representación de la diosa Iustitia (literalmente "Justicia" en latín) la muestra equipada con tres
símbolos del derecho: la espada simboliza el poder coercitivo del Estado; la balanza simboliza el
equilibrio entre los derechos de los litigantes; y la venda sobre los ojos representa la
imparcialidad.
El contenido de la filosofía del derecho en un sentido amplio trata de aglutinar el estudio filosófico
no sólo de la norma jurídica positiva, sino de todas las corrientes de pensamiento que sirven de
fundamento al propio derecho, entendido éste como el orden normativo e institucional de la
sociedad. Sus campos de estudio se pueden dividir en:
Para algunos autores, la Filosofía del Derecho se vuelve a la comprensión del concepto de
justicia.
Junto con el derecho natural, la parte más importante de la filosofía del derecho lo ha constituido
el estudio de la norma jurídica desde el punto de vista positivo (iuspositivismo).
La filosofía del derecho aparece, con este preciso nombre, a finales del siglo XVIII e inicios del XIX.
Hasta entonces, la reflexión de carácter filosófico sobre el fenómeno jurídico se había enmarcado
dentro de la tradición de la Filosofía política del derecho natural, bien de corte escolástico o
racionalista. Al lado de las leyes positivas, el derecho natural se presentaba como un orden válido
por sí mismo, evidente, e invariable, que constituía la regla última de toda comunidad humana. El
derecho natural no es obra de los seres humanos, y no es producto de la historia.3
Frente a esta concepción, las corrientes iuspositivistas consideran a los ordenamientos jurídicos
como creaciones humanas que se desarrollan y cambian en el tiempo histórico. El derecho es
siempre un sistema normativo, coactivo e institucional efectivamente válido y vigente en un grupo
social determinado. No es un orden lógico y racional, surgido de la naturaleza, sino un conjunto de
normas de conducta elaborado artificialmente como respuesta a los conflictos y a las necesidades
de una comunidad específica en un momento histórico.4
De este modo, durante la segunda mitad del siglo XVIII el concepto «derecho natural» va
perdiendo su primacía y comienzan a aparecer numerosas obras en que la reflexión teórica sobre
las instituciones jurídicas se reviste de otra terminología. En 1797 Kant emplea la expresión «teoría
del derecho»; en 1798 Gustav Hugo utiliza «filosofía del derecho positivo»; en 1803 Jakob
Friedrich Fries emplea «teoría filosófica del derecho», y el término «filosofía del derecho» es
empleado desde 1800 en adelante por autores como W. T. Krug, Chr. Weiss o Karl Christian
Friedrich Krause.4 En 1821 Hegel publicó en Berlín sus Principios de la filosofía del derecho, que
adquieren una resonancia decisiva.5
Ontología jurídica: habla de fijar el ser del derecho, es decir, cuál será el objeto sobre el
que se va a filosofar; este objeto es anterior al conocimiento que se le aplica, es decir,
tiene una realidad propia antes de ser estudiado. La ontología jurídica obtendrá un
concepto del derecho que servirá como base para una reflexión filosófica posterior.
Axiología jurídica: trata el problema de los valores jurídicos, es decir, dilucida sobre cuáles
sean los valores que harán correcto un modelo de derecho o que primarán a la hora de
elaborar o aplicar el derecho. Así, en los ordenamientos europeos no existe la pena de
muerte; el valor consistente en que «el Estado no mate» es fundamental. De todos los
valores del derecho, el más importante es el de «justicia»; tiene tanta importancia que
algunos autores designan a la axiología jurídica como teoría de la justicia. Otro valor de
gran alcance es la «seguridad jurídica».
La epistemología jurídica (o teoría de la ciencia jurídica) estudia los métodos y los procedimientos
intelectuales que los juristas emplean para identificar, interpretar, integrar, y aplicar las normas
jurídicas. También se ocupa del estudio sistemático de la argumentación jurídica. La disciplina
central es, en este terreno, la dogmática jurídica, que toma como punto de partida el dogma de la
«racionalidad del legislador» y se ocupa de la descripción de un sistema jurídico positivo
entendido como un conjunto de normas, sin ponerlas en discusión, presentándolas como un orden
lógico, coherente y completo, integrando sus lagunas y resolviendo sus antinomias. La dogmática
es la disciplina que caracteriza la mayor parte de los estudios impartidos en las facultades de
derecho.
La discusión sobre si este saber jurídico tiene o no carácter científico es muy larga. La crítica más
célebre contra la ciencia del derecho fue expuesta por Kirchmann en una conferencia de 1847:
«tres palabras del legislador convierten bibliotecas enteras en basura».6 Algunos autores (como A.
Calsamiglia) se inclinan por considerar que lo que usualmente se denomina ciencia jurídica es, con
más propiedad, una técnica social.7
La ciencia jurídica moderna tiene su origen en el siglo XV. De forma paralela en el tiempo se van
desarrollando: en las Islas Británicas, la Escuela Analítica de Jurisprudencia; en Francia, la Escuela
de la Exégesis, y en Alemania, la Escuela Histórica del derecho (Friedrich Karl von Savigny) y la
Jurisprudencia de Conceptos (Ihering).
Un modelo de ciencia jurídica que conserva gran parte de su validez es el propuesto por John
Austin, discípulo de Jeremy Bentham. Para él, la ciencia general del derecho se clasifica en dos
grandes áreas: