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ES CONCRETO
Josef Sudbrack, S.J.
EL ESPÍRITU
ES CONCRETO
LA ESPIRITUALIDAD DESDE UNA
PERSPECTIVA CRISTIANA
Ediciones Mensajero
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7
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
JOSEF SUDBRACK
Zuccalistrasse, 16.
80639 München
8
Introducción
9
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10
INTRODUCCIÓN
11
LIBRO PRIMERO
1
Ernst Bloch, Das Prinzip Hoffnung, in fünf Teñen, Francfort [Suhrkamp] 1959.
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LIBRO PRIMERO
En 1943 fui soldado y, tras una dura temporada como recluta, parti-
cipé en la retirada del ejército alemán en el frente de invasión occiden-
tal y, a finales de 1944, fui gravemente herido junto a Metz (amputación
del muslo).
Mis padres me habían enviado con gran pesar a este mundo malva-
do, no sólo por los peligros corporales, sino más aún por los peligros
del alma. Yo era entonces todavía de una ingenuidad infantil. Quizá ese
es el motivo por el que la guerra, con sus horrores, incluida mi grave
herida, resbalaron por mi psique como el agua por una impermeable
superficie. Nunca sueño con la guerra (sin embargo, sí con mis obliga-
ciones diarias pendientes o con mis pequeñas diferencias fraternas).
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LIBRO PRIMERO
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2
Michael Theunissen, Der Andere. Studien zur Socialontologie der Gegenwart, Berlín
[de Gruyter] 1965,538 p.
3
Martin Buber, Ekstatischen Konfessionen, 1909.
4
Peter Sloterdijk (ed.), Mystische Zeugnisse aller Zeiten und Volker. Verfassernangabe ge-
sammelt von Martin Buber (Testimonios místicos de todos los tiempos y pueblos), Munich
[Ort] 1993,296 p.
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5
dad e Infinitud. Tanteo sobre la exterioridad se aparta de la «totalidad» de un
pensamiento que intenta encontrar el último sentido en la unidad del ser
(ampliación de la conciencia o especulación). Sólo ante el «rostro» con
creto del otro se encuentra el hombre con la «verdadera infinitud». Ahí es
donde la trascendencia «intermedia» de la ampliación de la conciencia,
dentro del pensamiento propio y vivencias, es rebasada hasta la trascen
dencia «radical», que se le hace presente a uno mismo en la fisonomía de
«otra» libertad. Lo que, en realidad, sigue siendo «finito» (la otra perso
na) irradia verdadera «infinitud». Porque en él anima una libertad autó
noma que ningún otro pensamiento o vivencia puede igualar.
Estas iniciativas filosóficas, que también encontramos en Walter
Benjamín, y todavía con más fuerza en Franz Rosenzweig, utilizan ras
gos esenciales de la mentalidad judeo-cristiana. Son rasgos inevitables
si el cristianismo quiere ser fiel a sí mismo. Ningún «sistema» es el todo
-contra lo que sostiene Friedrich Wilhelm Hegel-. Ninguna experiencia
(positiva o negativa) de infinitud alcanza el todo. Pero todo hombre
comporta en su libertad aquello que Lévinas llama «infinitud».
5
Emmanuel Lévinas, Totalité et Infini. Essai sur l'extériorité, La Haya [Nijhoff] 1961,
"1971,284 p.
6
Frank J. Tipler, Die Physik der Unsterblichkeit. Moderne Kosmologie, Gott und die Au-
ferstehung der Toten (La física de la inmortalidad. Cosmología moderna, Dios y la resu
3
rrección de los muertos), Munich [Piper] 1994.
7
Ken Wilber, Eros, Kosmos, Logos. Eine Vision an der Schwelle zum náchsten Jahrtausend
I (Eros, Cosmos, Logos. Una visión en el umbral del próximo milenio), Francfort [Krüger]
1996, 888 p.
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LIBRO PRIMERO
ponga fin a todas las cuestiones y preguntas. Sin embargo, con esas pre-
tensiones se destruye la relación interhumana, que se funda en el reco-
nocimiento confiado de la «libertad» que en «el otro» le sale a uno al
paso. Emmanuel Lévinas llama a ese modo de «comprensión» del otro
«homicidio» real y cita a Max Frisch: «El que se hace una imagen del
otro, lo ha matado».
En mi primera época de estudio de teología me fueron de especial
ayuda tres teólogos para reflejar esta verdadera «infinitud» en el en-
cuentro con Dios: Henri de Lubac, con su amplio conocimiento de la
historia, Hans Urs von Balthasar, con su amplitud estética, Karl Rah-
ner, con su riguroso pensamiento. Más tarde me abrió profundidades
8
aún mayores Hansjürgen Verweyen . Para todos ellos, aquella primi-
genia tensión de la vivencia humana culmina en el encuentro con el
Dios viviente. Ignacio de Loyola, fundador de la orden de los jesuítas,
lo dijo sabiamente: «Dios es siempre mayor»; el iniciador de la teología
mística, Dionisio el Pseudoareopagita, hace culminar su mística en una
teología negativa: «Dios no es ni... ni...». Bíblicamente esta experien-
cia se expresa, según dice Ernst Lohmeyer en su libro sobre mística bí-
blica: «Dios es fugaz» (Ex 33,22ss.); Martín Lutero lo traduce así: «Só-
lo puedes ver a Dios por la espalda» («videbis posteriora mea»). El
maestro Eckhart avisa: «Dejar a Dios por amor de Dios». A esto se le
conoce por «espiritualidad negativa», o «mística negativa» que culmi-
na en el no-comprender.
8
Hansjürgen Verweyen, Gottes letztes Wort. Grundriss der Fundamentaltheologie (Última
palabra de Dios - Compendio de Teología Fundamental), Dusseldorf [Parmos] 1991,619 p.
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En los tres mil años de ciencias europeas del espíritu sólo poco a po-
co se ha llegado a reconocer cuan importante es la forma lingüística del
lenguaje para la idea expresada. También para mí se dio por mucho
tiempo una ecuación entre el pensamiento conceptual y la realidad ex-
presada. Es verdad que en el estudio de la filosofía había aprendido que
en esto había mucho que investigar. Sin embargo todo ese proceso me
parecía afirmar algo puramente exterior: así como se limpia de barro
una bicicleta, para verla como es en realidad, del mismo modo hay que
limpiar las palabras de la metafísica y de la religión de las impurezas
9
Max Horkheimer, Die Sehnsucht nach dem ganz Anderen (La nostalgia del totalmen-
te Otro) Hamburg [Furche] 1975, 90 p.
10
Rüdiger Safranski, Das Bose oder Das Drama der Freiheít (El mal o el drama de la li-
bertad), Munich [Hanser] 1997, 335 p.
24
LIBRO PRIMERO
2. Lingüística y hermenéutica
11
Susanne Kóbele, Bilder der unbegriffenen Wahrheit. Zur Struktur mystischer Rede im
Spannungsfeld vori Latein (Imágenes de la verdad incomprendida. Para la estructura del
lenguaje místico en el campo de la tensión), Tubinga [Francke] 1993, 210 p.
12
Peter Hartmann, Einige Grundzüge des japaníschen Sprachbaues, Heildelberg IWin-
ter] 1952, 123 p.
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13
R. Barthes, Sade-Fournier-Loyola, 1971,45-80.
14
P. ej. Willi Egger, Methodenlehre zum Neuen Testament. Einführung in linguistischen und
historisch-kritischen Methoden (Doctrina de los métodos sobre el Nuevo Testamento. Intro-
ducción a los métodos lingüísticos e histórico-críticos), Friburgo [Herder] 1987,234 p.
15
John Langshaw Austin, How to do things zvith words, Oxford [Clarendon] 1962,166 p.
16
Richard Scháffler, Kleine Sprachlehere des Gebets, Trier, 1988.
26
LIBRO PRIMERO
17
Horst Wenzel, Hóren und Sehen - Schrift una Bild, Kultur und Gedachtnis im Mittelal-
ter (Oír y ver, escritura e imagen, cultura y memoria en la Edad Media), Munich [Beck]
1995,626 p.
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«More than observable».
19
Josef Sudbrack, Worte sind Brücken. Einfürung zur Gedichtmeditation, Francfort
2
[Kaffke] 1977; 1979,1988.
2 0
John Neumeier, Hamburgo 1983.
28
LIBRO PRIMERO
1. Apertura al mundo
- Ahí está la hoy evidente solicitud activa por todos los hombres
-al igual que en la parábola del samaritano compasivo-, no sólo
por los compañeros de la misma fe.
- Ahí está también el diálogo ecuménico con las religiones no cris-
tianas. El actual papa, Juan Pablo II, se reunió en común plegaria
con representantes de otras religiones del mundo en Asís, hasta
el punto de que círculos fundamentalistas de ambas confesiones
cristianas le acusaron de apostasía del cristianismo. Lo que signi-
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EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Que con eso se ponía un indicador del camino, pero que no todos
los problemas quedaban resueltos, apareció en lo sucesivo, a veces de
manera muy amarga.
30
LIBRO PRIMERO
21
Herbert Marcuse, Der eindimensionale Mensch. Studien zur Ideologie der fortgeschritte-
nen Industriegesellschaft (El hombre unidimensional. Estudios sobre la ideología de la so-
ciedad industrial de progreso), Berlín [Luchterhand] 1967,282 p.
31
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2 2
Joseph Ratzinger, Politik und Erlosung: zum Verhaltnis von Glaube, Rationalitat und
Irrationalem in der sogenannten Theologie der Befreiung, Opladen [Westdt] 1986,36 p.
32
LIBRO PRIMERO
33
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del salmo 22 con la plegaria: «¡Dios mío, Dios mío...!». En todas las de-
más ocasiones el nombre personal de Padre impregnaba su vida -según
Joachim Jeremías único caso, con esa intensidad, en la plegaria judía-;
de él sacaba Jesús su libertad en el trato con los hombres. Esta confian-
za básica, como su más elevado don, transmitió él a sus discípulos
cuando les enseñó el Padrenuestro; ese es el mensaje del resucitado:
«Subo a mi Padre y vuestro Padre».
1. El movimiento de meditación
2 3
Peter L. Berger, A far giory. The quest for faith in an age of credulity, N.Y. [Anchor]
1993,218 p. (Una gloria lejana. La búsqueda de la fe en época de credulidad, Barcelona [Herder]
1994,267 p).
34
LIBRO PRIMERO
2 4
Gerhard Schulze, Die Erlebnisgesellschaft. Kultursoziologie der Gegenwart, Francfort
[Campus] 1993, 765 p.
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2 5
Hans Urs von Balthasar, Meditation ais Verrat, 1977.
2 6
Según Leichinger en Religióse Erfahrung und theologische Reflexión. Festschrift ftir
Heinrich Dóring, Armin Kreiner (ed.), Paderborn [Bonifatius] 1993, 402 p.
36
LIBRO PRIMERO
37
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27
mental Comentario al Evangelio de Lucas que la historia según Lucas de
la Infancia (con la anunciación del ángel y el nacimiento en Belén) es
una especie de Midrash; no pretende, pues, relatar un acontecimiento
histórico, sino presentar la figura de Jesús en forma narrativa. Esto sig-
nifica: Belén puede ponerse en cuestión como lugar de nacimiento de
Jesús, la historia de Nazaret se ha de leer ante todo como una exposi-
ción teológica y no como un acontecimiento histórico. Pero ¿quién se
atreverá a predicar que el nacimiento de Jesús eventualmente no tuvo
lugar en Belén? Y ¿quién sabrá hacerlo de manera que la comunidad
cristiana saque de ello entusiasmo cristiano? Son interrogantes dirigi-
dos no sólo a los teólogos fundamentalistas, sino de manera muy gene-
ral a la praxis acostumbrada de predicación y catequesis en la Iglesia.
Pero por parte fundamentalista-pietista se eleva una protesta de ba-
se contra la teología científica: que está cavando la sepultura de la fe. Se
huye del discurso intelectual a la reserva fundamentalista. Pero enton-
ces la indocumentada confrontación con la verdad histórico-exegética
¿no conduce pronto a la catástrofe de la fe?
Mi experiencia de hoy muestra que la confrontación del creyente
cristiano con los conocimientos teológicos correspondientes sólo resul-
ta convincente y fructuosa cuando se traslada del plano del pensa-
miento al plano de la ejecución, cuando se muestra que los nuevos co-
nocimientos teológicos despiertan una sorpresa espiritual incluso más
profunda que los antiguos y entrañables relatos del «pesebre de Belén».
Transmitir eso al creyente sería una tarea genuina de la meditación cris-
tiana, que se omite generalmente en la realidad diaria.
Pero hay otros movimientos de evasión en el esfuerzo meditativo:
sobre lo que ocurre en la experiencia no se puede hablar, se dice; hay
que callar y evitar la discusión. Aquí se cita con frecuencia la sentencia
inicial del libro de la sabiduría china Tao Te King: «Los que saben de ello
se callan; pero los que hablan no saben nada». Pero se olvida que el Tao
Te King «habla» de ello a lo largo de muchas páginas, por lo que un po-
eta chino advertía irónicamente:
27
Heinz Schürmann, Das Lukasevangelium, en dos volúmenes, Friburgo [Herder]
1969ss.
38
LIBRO PRIMERO
28
Sobre esto, ver extensamente en los libros repetidas veces editados Neue Religio-
sitat. Herausforderung für die Christen (Nueva religiosidad. Reto para los cristianos), Ma-
guncia 1987; Die vergessene Mystik und die Herausforderung des Christentums durch New Age
(La mística olvidada y el desafío al cristianismo mediante la Nueva Era), Würzburg 1988.
Prosigue en: Meditative Erfahrung - Quellgrund der Religionen? (¿Experiencia meditativa -
¿Fuente básica de las religiones?), Maguncia 1994 y en otras ocasiones.
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29
Christoph Jamme, Gott an hat ein Gewand. Grenzen und Perspektiven philosophischer
Mythos-Theorien der Gegenwart, Francfort [Suhrkamp] 1991, 328 p. El título principal, to-
mado de Hólderlin, es Gott an hat ein Gewand (Dios lleva un vestido).
30
J. Sudbrack, Hildegard von Bingen. Schau der kosmischen Ganzheit (Hildegarda de
Bingen. Contemplación de la totalidad cósmica), Würzburg [Echter] 1995, 203 p.
40
LIBRO PRIMERO
31
El primer debate en el libro frecuentemente editado Eugen Drewermann [...] um die
Menschlichkeit des Christentums (Eugen Drewermann [...] acerca de la humanidad del cris
tianismo), Würzburg [Echter] 1992,132 p.; continuado en particular por aportaciones en
Geist und Leben.
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3 2
Bernhard Grom, «Religionspsychologie», Munich [Kósel] 1992,429 p.
3 3
Alois M. Haas, «Mystik ais Theologie», ZKTh 116 (1994) 30-53.
3 4
Norbert Bischof, Das Kraftfeld der Mythen. Sígnale aus der Zeit, in der wir die Welt ers-
chaften haben (Experiencia religiosa y psique humana. Cuestiones límite de religión y psi-
cología, de santidad y enfermedad, de Dios y Satanás), Munich [Piper] 1996, 810 p.
35
Josef Sudbrack, Religiose Erfahrung und menschliche Psyche. Zu Grenzfragen von Re-
ligión und Psychologie, von Heiligkeit und Krankheit, von Gott und Satán, Maguncia [Grüne-
wald] 1998,156 p.
36
Dorothee Sólle, Mystik und Widerstand. «Du stilles Geschrei» (Mística y resistencia.
«Tú, grito silencioso»), Hamburgo [Hoffmann-Campe] 1997,382 p.
42
LIBRO PRIMERO
3 7
Más intensamente en Josef Sudbrack, Mystik im Dialog: Christliche Tradition, ostasia-
tische Tradition, vergessene Traditionen (Mística en diálogo: tradición cristiana, tradición
asiático-oriental, tradiciones olvidadas), Würzburg [Echter] 1992,192 p.; además, en Me-
ditative Erfahrung (Experiencia meditativa) (nota 28).
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44
LIBRO SEGUNDO
1
Stanislav Grof, «Psychologie der Zukunft», Esotera 1997, n° 11.
2
Evangelische Spiritualitat, 1979.
3
Hans-Martin Barth, Spiritualitat, Gotinga [Vandenhoeck & Ruprecht] 1993,191 p.
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7
A) SOBRE LA HISTORIA DE LA PALABRA
4
Christoph Joest, Spiritualitát evangelischer Kommunitaten. Altkirchlich-monastische
Tradition in evangelischen Kommunitaten von heute, Gotinga [Vandenhoeck & Ruprecht]
1995,494 p.
5
Karl-Friedrich Wiggermann, Was ist Spiritualitát?: 10 x 10 Stichwórter, Gütersloh
[Gütersloh Verlagshaus] 1997,126 p.
6
Spiritualitát, Melanchthon-Akademie 1997.
7
Sobre la historia de la palabra informa A. Solignac, «Spiritualité. Le Mot et l'His-
toire» DSp 14,1142-1160. También el denso artículo filosófica y prácticamente elaborado
de M. Dupuy, «Spiritualité. La Notion de Spiritualité» DSp 14,1160-1173; Ch.A. Bemard,
Traite de théologie spirituelle, París 1986 (del italiano) inserta la tendencia en el contexto te-
ológico (mejor cap. 1 «La vie spirituelle», 19-49). Contra Tertuliano como primer traduc-
tor de «pneumatikos» por «espiritual» argumenta Dirk van Damme en Pseudo-Cyprian:
Adversus Judaeos. Gegen die Judenchristen. Die alteste lateinische Predigt (Contra los judeo-
cristianos. El sermón latino más antiguo), Friburgo [Schw. Univ.] 1969, 200 p.
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LIBRO SEGUNDO
2
Auguste Saudreau, Manuel de spiritualité, París 1917 [Amat] 1 9 2 0 , 5 3 8 p.
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9
dad , traducida también al alemán, enraizaron el concepto en su signifi-
cado cristiano.
2. Tendencia a la «espiritualización»
10
En el ámbito anglosajón, tomaba la palabra Vivekananda (1863-
1902) en el primer «Parlamento mundial de las religiones» en 1893 en
Chicago: «¡Arriba, espiritualidad india (spirituality), conquista el mun-
do!». Como alumno de Ramakrishna, el santo del hinduismo, puso él
con las sociedades Vedanta y la misión Ramakrishna las bases para la
floración y la actividad misionera del hinduismo en medio de la socie-
dad cristiano-occidental. El trabajo científico con la religiosidad india
comenzó cier tamente en el ámbito de lengua alemana e inglesa, cuan-
do p. ej. Arthur Schopenhauer (1788-1860) entusiasmó a un Friedrich
Nietzsche con la doctrina india de la sabiduría. Pero la difusión popu-
lar de la religiosidad hindú se debe más bien a Vivekananda y sus des-
velos. Sin embargo, sobre esa tradición escribe Reinhart Hummel: «Su
(de Vivekananda) concepto clave "espiritualidad" no tiene correspon-
diente en la cultura sánscrita hinduista». Es probablemente de origen
cristiano.
Pero aquí alcanzó el Oriente a Occidente y reforzó un estrechamien-
to del concepto «espiritualidad» para significar lo no material y lo «sólo
mental», tendencia que también se había extendido en el cristianismo y
11
en la filosofía europea. Vivekananda recomendó, sin embargo, al estilo
de la fría «religión de la razón» del Occidente «ilustrado»: «Deberíamos
simpatizar con aquellos que, por seguir la razón, no arriban a ninguna
religión. Porque es mejor que el hombre, por seguir los dictámenes de la
razón, se haga ateo, que, por seguir ciegamente la autoridad de un cual-
quiera, acepte la fe en doscientos millones de dioses». Pero la investiga-
ción ha mostrado que el bíblico y paulino «pneumatikos»/ «espiritual»
nada tiene que ver con el «espíritu puro» de la filosofía griega, con la
9
Pierre Pourrat, La Spiritualité Chrétienne (de 1918 y ss.), que consta de 4 vols., con
numerosas ediciones.
10
Según A. Hummel, Religíoser Pluralismus oder christliches Abendland? Herausforderung
an Kirche und Gesellschaft (¿Pluralismo religioso u Occidente cristiano? Reto a la Iglesia y a la
sociedad), Darmstadt [Wiss. Buchges.] 1994,32; la siguiente anotación está ahí, p. 34.
11
Josef Sudbrack, Mystik im Dialog. Christliche Tradition, ostasiatische Tradition, verges-
sene Traditionen, Würzburg [Echter] 1992,192 p. (Mística en diálogo). Cf. nota 4 , 1 0 6 .
50
LIBRO SEGUNDO
3. Conceptos semejantes
1 2
Peter Sloterdiijk y Thomas H. Macho (eds.), Weltrevolution der Seele, eine Lese und
Arbeitsbuch der Gnosis von der Spatantike bis zur Gegenwart (Un libro de lectura y de traba
jo sobre la Gnosis), Munich [Artemis und Winkler] 1993,1031 p.
13
Micha Brumlik, Die Gnostíker der Traum von der Selbsterlosung des Menschen, Franc
fort [Eichborn] 1992, 404 p.
51
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14
Kurt Ruh, Geschichte der abendlándischen Mystik II, Munich [Beck] 1993, 457-495
(Storia della Mística occidentale [Vita e Pensiero] Milán 1995).
15
Karl Albert, Eínführung in die philosophische mystik, Darmstadt [Win. Buchges.],
1996,228 p.
52
LIBRO SEGUNDO
4. La germanización
16
Cf. A. Solignac, «Spiritualité. Le Mot et l'Histoire» DSp 14,1142-1160.
17 4
Charles A. Bemard, Teología Spirituale, Milán (San Paolo) 1993,67: IV «II contribu-
to positivo della teología spirituale alia teologia»: «Per il íatto di immettere nella rifles-
sione cristiana la ricchezza dell'esperienza vissuta, la teologia spirituale non é riducibile
a mera applicazione concreta dei principi della teologia dogmática né a parte integrativa
della teologia morale. É dunque lecito delineare l'apporto origínale che essa reca alia
scienza teológica».
53
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
1. Historia de la mentalidad
54
LIBRO SEGUNDO
tual» a partir de la base material. Pero con autores como Aaron J. Gur-
jewitsch ha demostrado también esta tendencia su calidad científica. De
su fecundidad podemos convencernos si seguimos la discusión entre el
sociólogo Hans Peter Duerr y los discípulos de Norbert Elias, discusión
21
documentada en numerosas revistas . A saber, Duerr pone radical-
22
mente en cuestión, en cuatro (por el momento) voluminosos tomos , la
tesis de Elias de que la mentalidad europea haya mejorado durante los
últimos mil años en el aspecto moral, y demuestra la tesis contraria con
profusos testimonios.
21
Con mayor abundancia en Die Zeit.
2 2
Hans Peter Duerr, 1988-1997 Der Mythos vom Zivilisationsprocess, Francfort ISuhr-
kamp].
2 3
Gottfried Arnold, Unpartheyische Kirchen- und Ketzerhistorie von Anfang des Neuen
Testamentes bis 1688.
55
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24
Joseph Ratzinger, Das Problem der Dogmengeschichte in der Sicht der katholischen
Theologie (El problema de la historia del dogma a la luz de la teología católica), Colonia
[Westdt.] 1966,39.
2 5
Joseph Ratzinger, Salz der Erde. Christentum und katholische Kirche an der Jahrtau-
sendwende. Ein Gespracn mit Peter Seewald (Sal de la tierra), Stuttgart [Dt-Anst] 1997, 302 p.
56
LIBRO SECUNDO
26
Sobre nuevos trabajos, fáciles de obtener, cfr. también nota 7. También sobre la ba-
se de una verdad inmutable (de concepción neoescolástica) tenemos el clásico Lehrbuch
2
der Aszetik (Manual de ascética) de Otto Zimmermann, Friburgo [Herder] 1932, 700 p. y
3
también A. Benigar, Theologia spiritualis, Roma 1964, aunque inferior a J. de Guibert,
2
Theologia spiritualis, ascética et mystica, Roma 1939. Los distintos trabajos de C.V. Truhlar
(p. ej. Antinomiae vitae spiritualis, Roma 1958), intentaron abrir nuevos horizontes. El Dic-
tionnaire de Spiritualité, ya completo, de 16 (17) volúmenes, sirve de norma (por lo que to-
ca a la historia, pero no por lo que se refiere a la concepción del hoy y del mañana) para
muchos años. El Wdrterbuch der Mystik (Diccionario de la mística), Stuttgart 1989, tiene ar-
tículos sucintos, generalmente biográficos, a la manera de fichas, mientras que el Praktis-
che Lexíkon der Spiritualitát (Léxico práctico de espiritualidad), Friburgo 1992, responde
menos a las exigencias.
Los proyectos en lengua inglesa se distinguen por su sentido práctico. En el dominio
más bien tradicional del cristianismo, tenemos A Dictionary ofChristian Spirituality, más
breve, edit. por G.S. Wakefield, Londres 1983, y el más extenso The New Dictionary ofCat-
holic Spirituality, edit. por M. Doweney, Colegeville, EE.UU., 1993. Orientado histórica-
mente tenemos The Study of Spirituality, edit. por Ch. Jones y otros, Cambridge 1986.
Nuestro proyecto tiene el defecto fundamental de que apenas ha tenido acceso a las pu-
blicaciones psicológicas provenientes de EE.UU. (tendentes a la psicología transpersonal)
o de difusión religiosa y feministas.
La Introduction a la vie Spirituelle de L. Bouyer, París-Tournai 1960, recurre amplia-
mente a Von Balthasar. L. Cognet tiende importantes puentes a la piedad moderna: In-
troduction a la vie chrétienne, París 1967 (en tres libros: Les problémes de la spiritualité; Lásce-
se chrétienne; La priére du chrétien). Los ricos trabajos de Ch.A. Bernard Théologie affective;
Théologie spirituelle; Le Dieu des mystiques, tres volúmenes) reflejan la historia y experien-
cia cristiana con gran conocimiento de detalles. J.-C. Sagne, Traite de théologie spirituelle,
París 1992, está más fuertemente orientado dogmáticamente. Lo mismo vale para la bre-
ve exposición de R. Darricau y B. Peyrou, La spiritualité, París 1988, en la colección de li-
bros de bolsillo «Que sais-je?».
El trabajo español de S. Gamarra, Teología espiritual, Madrid 1994 (no examinado) de
la colección BAC integra modernos planteamientos. Especialmente en el espacio de len-
gua italiana, está vivo, como me parece y como muestran las revistas, un debate animado
y moderno sobre las cuestiones de la espiritualidad. También Ch.A. Bernard, profesor en
Roma, es francés. Cfr. el Kursus der Spiritualitát, Brescia 1989, que editan B. Secondin y
T. Goffi. Los Elemente der Théologie des spirituellen Lebens, Turín 1989, de G. Gozzalino,
abordan en profundidad las cuestiones. A.G. Matani, La spiritualitá come scienzia, Milán
1990, se ocupa de la valoración teológico-antropológica de la espiritualidad.
El carmelita O. Steggink, algunos de cuyos trabajos han sido traducidos al alemán, ha
publicado, en colaboración con K. Waaijman, una moderna introducción con Spiritualteít
en mystiek, Nimega 1985.
Mi primer intento sistemático: Dienst am geistlichen Leben, Maguncia 1971, tuvo varias
ediciones; igualmente mi esbozo Christliches Leben, como certificado de aprendizaje 20 en
el curso básico de Wurzburg, Théologie im Femkurs, 1971. Más importantes y actuales son
57
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
3. «Pneuma» - Iglesia
2
los debates anteriores: Probleme/Prognosen einer kommenden Spiritualitat, Würzburg 1970,
y Motive/Modelle für ein Leben ais Christ, Würzburg 1970.
Los mencionados trabajos se inclinan más o menos a la concepción, magnífica
mente propugnada por H.U. von Balthasar, de la espiritualidad «como aspecto subje
tivo de la dogmática», como el «lugar teológico» (locus theologicus) «en el que toda
simple objetividad eclesiástica se ha convertido siempre en vigorosa subjetividad e in
dividualidad»; así, en: Spiritualitat. Skizzen zur theologie I (Verbum Caro), Einsiedeln
1960, 226-244; cfr. «Das Evangelium ais N o r m und Kritik aller Spiritualitat in der Kir-
che», en Skizzen zur Theologie III (Spiritus Creator), Einsiedeln 1967, 247-263. Eso es ver
dad pero sólo si se tiene en cuenta que la «objetividad eclesiástica», la dogmática en
sus formulaciones de verdad se encuentra ya moldeada por la «vigorosa subjetividad
e individualidad» de la vida, por eso que expresa la palabra «mentalidad». En otro lu
gar (ibid. 74), por eso, habla Balthasar de la «maleabilidad» de las verdades teológicas.
La cita en nuestro texto prosigue: «...pero para muchos laicos esa maleabilidad es sor
prendente e incómoda, porque ellos preferirían un sistema fijo al que atenerse. Esa
maleabilidad la toman como relativismo que les parece incompatible con la pretensión
de absolutez del magisterio». En el tomo I de Herrlichkeit. Eine theologische Ásthetik:
Schau der Gestalt, Einsiedeln 1961, Von Balthasar ha explanado su modo de ver de ma
nera genial.
En esta lista incompleta y que valora subjetivamente las aportaciones, han quedado
sin mencionar, además de numerosos artículos, etc., muchos trabajos que explanan de
manera popular diversas espiritualidades. No han sido mencionados aquí los cada vez
más numerosos y serios esfuerzos, cristianos o no, en torno a la espiritualidad; cfr. nom
bres como K. Wilber y Ch. Scharfetter.
58
LIBRO SEGUNDO
2 7
Cfr. Josef Freitag, Geist-Vergessen - Geist-Erinnern. Vladimir Losskys Pneumatologie ais
Herausforderung westlicher Théologie, Würzburg [Echter] 1995,459 p.
28
Vladimir Lossky, Théologie Mystique de l'Église d'Orient, París (Aubier) 1944,253 p.
(Teología mística de la Iglesia de Oriente, Barcelona [Herder] 1982,207 p).
59
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
60
LIBRO SEGUNDO
«La dinámica toda del Espíritu Santo, que vive en nosotros, consiste en lle
varnos a la viva comunicación con jesús y con el Espíritu, por tanto a "divini
zarnos"», escribe Thomas Spidlik en su manual francés sobre La espiri
19
tualidad del Oriente cristianó .
2 9
T. Spidlik, La Spiritualité de VOrient chrétien. Manuel systématique, O C A 206, Roma
1978,436 p.
61
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
30
Alfred Schindler [ed.], Jan Badewien, Der Monotheismus ais politisches Problem? Erik
Peterson und die Kritik der politischen Théologie, Gütersloh [Haus Mohn] 1978,234 p. (nueva
edición 1994,34s).
62
LIBRO SEGUNDO
33
Helder Cámara ora: «Envíanos, Señor, tu Espíritu, porque sólo él pue-
de renovar la tierra, sólo él puede quebrar el egoísmo, sólo él puede ayudarnos
a construir un mundo más humano y cristiano».
Tres deseos se expresan aquí que definen la espiritualidad cristiana
en su realización y en su reflexión:
- La renovación, la irrupción hacia dimensiones aún no conocidas,
aún no fijadas, de la mirada abierta al futuro de Dios.
- La aplicación a la modelación cristiana, y por lo mismo humana,
del mundo, la mirada despierta puesta en la presencia de Dios.
- La confianza en la fuerza de Dios, como lo indica el nombre luca-
no del Espíritu de Dios; sólo de él procede el coraje sostenido por
el espíritu para afrontar el futuro.
31
Henning Ziebritzki, Heiliger Geist und Weltseele. Das ProUem der dritten Hypostase bei
Orígenes, Plotin und ihren Vorláufern, Tubinga [Mohr] 1994,286 p.
3 2
Nota del revisor: Neologismo creado por el mismo autor = «kreatürliche».
3 3
Citado según: Josef Sudbrack, Entzünde in uns das Feuer deiner Liebe. Gebete zum Hei-
ligen Geist, Munich [Neue Stadt] 1990,102.70.
63
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
64
LIBRO SEGUNDO
3
netrante en Aspectos psicológicos de la teología paulina *: ciertamente, te-
nemos el Espíritu de Dios, la fuerza de Dios, pero solamente en la hu-
millación de la existencia terrena, en la actuación y muerte histórica de
Jesús. Desde el punto de vista aparentemente supramundano de Dios
que parece sugerirnos la larga cita de Pablo, nos vemos rebajados a la
ignominia del «crucificado». La palabra de Dios vive solamente en la
humildad de la palabra humana, la eternidad de Dios solamente en la
existencia histórica de Jesucristo, la vivencia de Dios solamente en la
concreción de su muerte, el Espíritu de Dios solamente en la mediación
histórica.
3 4
Gerd Theissen, Psychologische Aspekte paulinischer Theologie, Gotinga [Vandenhoeck
& Ruprecht] 1 9 8 3 , 4 1 9 p.
35
Bernard McGinn, The Foundations of mystícism. Origins to the Fifth Century, Nueva
York [Crossroad] 1991; Londres [SCM Press] 1992, pp. XI-XX.
65
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
66
LIBRO SEGUNDO
36
Un concepto fundamental de la «Terapia iniciática» de Karlfried Graf Dürckheim.
3 7
En el prólogo a su traducción de ambas Jerarquías, Stuttgart 1986, 3, describe G.
Heil lo que significa «jerarquía». «Jerarquía» significa ahí un principio general de orde-
nación y, al mismo tiempo, el sistema general de la manifestación de Dios en el mundo.
La palabra (en la Kirchlichen Hierarchie 373, 29) se explica como «designación general» y
«compendio total» y es explicada como «ordenación, ciencia y actuación» con el objeto de
acercar a sus miembros a Dios. Así como, entre nosotros, la jerarquía, es decir, la Iglesia,
acaba y culmina en el obispo, el jerarca, así toda jerarquía culmina en Jesús, el jerarca. Je-
sús es principio y fin de toda jerarquía. El es, para nosotros, el sistema total de la revela-
ción de Dios al mundo, como el obispo lo es en la Iglesia y viceversa.
67
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
38
Véase G. Ruhbach - J. Sudbrack, «Christliche Mystik. Texte aus zwei Jahrtausenden»,
Munich [Beck] 1989,91-100. Yo he traducido a poesía la teología mística, lo cual responde
a la intención de Dionisio para coronación de su obra y da al texto, que a veces parece ári-
do, una alegre belleza. Para la edición crítica véase Corpus Dionysiacum, vol. I-II, (Beate
Regina Suchla - Günter Heil y Adolf Martin Ritter [ed.]), Berlín-Nueva York [W. De
Gruyter] 1990-1991. Vol. I: De Divinis nominibus, pp. 107-231; vol. II: De caelesti Hierarchia,
pp. 7-59; De Ecclesiastica Hierarchia, pp. 63-132; De Mystica Theologia, pp. 141-150; Epistu-
lae (10), pp. 155-210.
68
LIBRO SEGUNDO
69
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3 9
Klaus Schreiner, Maria. Jungfrau, Mutter, Herrscherin, Munich [Hanser] 1994,
591p.
4 0
Elisabeth Johnson, «Marian Devotion in the Western Church». En Chrístian Spiri-
tuality II. High Mídale Ages and Reformation, N.Y. [Crossroad] 1987, 392-414 (Würzburg
[Echter] 1995, 400-422).
41
Henri de Lubac, Corpus Mysticum. L'Eucharistie el l'Église au Moyen Age, París
2
[Aubier] 1969, 373 p.
4 2
Arnold Angenendt, Heilige und Reliquien. Die Geschichte ihres Kultes vom frühen
Chrístentum bis zur Gegenwart, Munich [Beck] 1994, 229.348.
70
LIBRO SEGUNDO
4 3
Joseph Ratzinger, LThK VI, 1961,173s.
4 4
A. J. Gurjewitsch, Mittelalterliche Volkskultur, Munich [Beck] 1992, 50.54.
71
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
72
LIBRO SEGUNDO
45
Teresa de Ávila, Moradas Primeras, cap. \-, 1 (ed. Obras Completas [Ed. de Espiritua-
lidad] Madrid "1994, 837).
46
Karl Heussi, Der Ursprung des Monchtums, Tubinga [Mohr] 1936, 308 p.
73
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74
LIBRO SEGUNDO
4 7
Peter Brown, The body and society. Men, women and sexual renuntiation in early Chris-
tianity, Londres [Faber and Faber] 1991,504 p.
48 p t Brown, Die Keuschheit der Engel. Sexuelle Entsagung, Askese und Korperlichkeit
e e r
75
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
50
beración y coacción en Jerónimo' . Es necesario fino olfato para descubrir
las fuerzas originarias de ese movimiento cristiano de emancipación
detrás de los patentes desarrollos erróneos. Esas fuerzas tienen su base
en la experiencia espiritual: eso muestran también las hermandades de
la Edad Media, como las «Hermanos y hermanas del espíritu libre»,
que se movían ciertamente al margen de la ortodoxia, pero que al mis
mo tiempo se correspondían con la gran mística cristiana (con Juan
Taulero y otros). También Martín Lutero comenzó con el lema «Libertad
del cristiano», pero, en la lucha contra el abuso de la libertad, llevó su
obra a nuevas dependencias. Ignacio de Loyola y Teresa de Avila se hi
cieron sospechosos de simpatía con los movimientos libertarios heréti
cos y espirituales. Se borran las fronteras entre lo correcto y lo falso. La
lucha sobre la relación entre «libertad» y «orden» dura hasta el Vatica
no II y más allá. Aquí sería oportuna la distinción de Lossky de Iglesia
del «Pneuma» e Iglesia del «Logos».
Con la moderna reivindicación de la libertad y el acentuado subjeti
vismo se debilitó la búsqueda de refugio del cristiano en su Iglesia. La
sociedad toda está marcada por la falta de descanso y reposo del hom
bre moderno. En contrapartida, muchos hombres buscan refugio en
asociaciones sospechosas en lo político o en lo religioso. Richard van
Dülmen ha descrito el proceso de desarrollo de las dos tendencias de la
51
modernidad en Religión, Magia, Ilustración . La tensión entre la subjeti
va autorrealización y la búsqueda de vinculación a un orden protector
se ha desarrollado en la modernidad de manera desorbitada, como lo
muestran las psico-sectas. A la creciente conciencia de libertad corres
ponde - a causa de la búsqueda de protección- una creciente entrega de
sí mismo a otros poderes, que se concretan en la persona de un gurú o
en el cumplimiento de un rito. Lo que antes se vivía en una simbiosis
indiscutida, se desdobla en contraposiciones: libertad y dependencia.
En la modernidad sedienta de libertad florece una multiplicidad de de
pendencias.
También en el mensaje de los dos Testamentos: que Dios quiere con
ducir a su pueblo, es decir a la comunidad, a la libertad -del conjunto
y de cada uno de los miembros de la comunidad-, se da esa tensión; pe-
5 0
Barbara Feichtinger, Apostolae apostolorum. Frauenaskese ais Befreiung und Zwang bei
Hieronymus, Francfort [Lang] 1995, 372 p.
51
Richard van Dülmen, Kultur und Alltag in der Frühen Neuzeit. III Religión, Magie,
Aufklarung 16-18 ]ahrhundert, Munich [Beck] 1994, 343 p.
76
LIBRO SEGUNDO
77
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5 2
Henri de Lubac, Exégése Médievale: Les Quatre Sens de l'Ecriture I-IV, París [Aubier]
(1959-1964).
5 3
Gabriel Bunge, Der andere Paraklet. Die ikone der heiligen Dreifaltigkeii des Ma-
lermónchs Andrej Rubljov, Würzburg [Der Christliche Osten] 1994,127 p.
54
Ivés Congar, en Le Mystére du Temple ou l'économie de la présence de Dieu ñ sa créntu-
re de la Genése a VApocalypse, Lectio Divina 22, París [Cerf] 1958, 345 p.
78
LIBRO SECUNDO
55
Karl Lehmann, Auferweckl am dritten Tage nach der Schrift. Früheste Christologie, Be-
kenntnisbildung und Schriftauslegung im Líchte von 1 Kor. 15,3-5, Q.D. 38, Friburgo [Herder]
1968, 376 p.
* Nota del revisor: Se está refiriendo a la fe, no a la Iglesia.
79
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
80
LIBRO SEGUNDO
1. Dialogar y escuchar
Ignacio en su introducción a los Ejercicios Espirituales pone una di
rectiva para el diálogo. En un cuádruple escalonamiento exhorta él a un
escuchar una y otra vez, que también al final sigue aún abierto: cada
cual debe
- después de haber oído,
- estar bien dispuesto a salvar la proposición del prójimo, más que
a condenarla;
- y, si mal la entiende, corríjale con amor;
- y, si esto no basta, busque los medios convenientes para que,
58
bien entendiéndola, se salve .
57
Bertram Stubenrauch, Dialogisches Dogma. Der christliche Auftrag zur interreligiósen
Begegnung, Q.D. 158 Friburgo [Herder] 1995, 264 p.
58 (p osupuesto) [22]: «'Para que así el que da los ejercicios espirituales, como el que
r
2
los recibe, más se ayuden y se aprovechen, se ha de presuponer que todo buen cristiano
ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla; 'y si no la pue
4
de salvar, inquira cómo la entiende; y, si mal la entiende, corríjale con amor; y si no bas
ta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve».
81
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
82
LIBRO SEGUNDO
59
Heinrich Dumoulin, Spiritualitát des Buddhismus. Einheit in lebendiger Vielfalt, Ma-
guncia [Grünewald] 1995, 279 p.
6 0
Aloysius Pieris, Feuer und Wasser. Frau, Gesellschaft, Spiritualitát in Buddhismus und
Christentum, Friburgo [Herder] 1994, 268 p.
83
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
que recorrer por ambas partes- será el culto de los santos. Ellos perte-
necen -al igual que los propios antepasados- a los «antiguos», de los
que la carta a los Hebreos (ll,2ss.) certifica que dieron un «testimonio
insigne», a saber, un testimonio de que el Espíritu de Dios actúa viva-
mente en sus criaturas.
El renovado interés por esta primitiva religiosidad, en que se expre-
sa una primitiva disposición del hombre, es probablemente para el cris-
tianismo europeo todavía más importante que ocuparse de la espiritua-
lidad asiático-oriental sobre la que tanto se ha reflexionado.
4. Movimientos de liberación
Las aspiraciones de los diversos movimientos de liberación, en cuya
vanguardia figuran grupos cristiano-católicos, deben ser aspiraciones
centrales de la actual espiritualidad cristiana. No se trata sólo del amor
«individual» del prójimo, de la ayuda caritativa; se trata del amor «so-
cial» del prójimo, que viene exigido por el «pecado estructural» del
mundo, para decirlo con palabras del Papa actual. Investigaciones co-
61
mo Dialéctica del pecado original de Bern Ruhe , que estudia el problema
de libertad y naturaleza en la reciente discusión sobre la doctrina cató-
lica del pecado original, muestran el enraizamiento de esas tendencias
en la dogmática de la antigua Iglesia (agustiniana). Ruhe aborda la dis-
cusión que interpreta el dogma del pecado original como una imbrica-
ción de la acción libre en el entramado social. El dilema del marxismo,
de cómo se compagina la decisión libre personal con una dependencia
social tan honda, recibe una respuesta en el dogma cristiano. A saber, el
dogma cristiano desvía la mirada de ese campo aislado de cuestiones,
dirigiéndola a Jesucristo, cuya redención de «todos» los hombres de-
vuelve a «cada uno» la libertad.
Lo que esto significa para la espiritualidad dará aún que reflexionar.
Queremos aludir -por encima del proyecto de R u h e - a una cuestión de
método. Investigaciones conceptuales de las dotes básicas de los hom-
bres tienden a elevarse con abstracto aparato conceptual a enunciados
definitivos. Pero ¿es posible resolver las cuestiones últimas con expre-
siones lógicas? ¿No debe la precisión conceptual pasarse a un método
que resulte apto para lo concreto? Es decir, ¿a la «metodología» del en-
M
Bern Ruhe, Dialcktik der Erbsünde. Das Problem von Freiheil und Natur in der neueren
Diskitssion um die katholische Erbsüudenlehre, Friburgo [Schweiz. Univ.f 1997, 294 p.
84
LIBRO SECUNDO
6 2
Leonardo Boff, Os sacramentos da vida e a vida dos sacramentos. Ensato de teologia na-
5
rrativa, [Vozes] 1975, 80 p.
6 3 2
Ernesto Cardenal, Cántico cósmico, Madrid [Trotta] 1993, 410 p. 1-43.
85
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64
Abraham Joshua Heschel, The Sabbath, its meaning for modern man, N.Y. [Farrar,
Straus and Giroux] 1995,118 p.
65
Johann Baptist Metz (ed.), Landschaft aus Schreien. Zur Dramatik der Theodizeefrage,
Maguncia [Grünewald] 1995,143 p.
86
LIBRO SEGUNDO
una pura percepción referente a sí mismo, sino la percepción creciente del su-
frimiento ajeno».
La cruz como símbolo del sufrimiento no puede compensarse, in-
tramundana y humanamente, con identidad y reconciliación. En el lu-
teranismo es especialmente viva esa piedad de la cruz de Jesús: Pascua
«sólo» es esperanza, pero Viernes Santo es sangriento presente. Un ras-
go de permanente tristeza debe recorrer todos los desvelos por el hom-
bre y su búsqueda de refugio en Dios. Pero en la práctica una tal espi-
ritualidad debe abrirse a la ayuda cristiana, allá, por tanto, dondequiera
que vivan la indigencia y la tristeza.
La lucha contra todo sistema metafísico por parte de la Escuela de
Francfort («El todo es no-verdad») se encuentra también causalmente
en el comienzo de la concreta «teodicea sensible», espiritualidad de
Metz.
7. Discernimiento cristiano
Un diálogo sin discernimiento se contradice a sí mismo y se con-
vierte en charlatanería o monólogo disimulado. Hay que preguntarse
por lo «discerniente cristiano» (Romano Guardini). En su trabajo sobre
la nueva historia del diálogo religioso, Pluralismo religioso u Occidente
66
cristiano, destaca Reinhart Hummel esto, citando al final el texto tantas
veces mal interpretado de Rahner sobre el cristiano del futuro, que ha-
brá de ser místico: «Esa mistagogía (es decir: guía para la mística, JS) de-
be enseñarnos concretamente a mantenernos junto a este Dios (que es esen-
cialmente el inconcebible) y decirle «Tú». Una tal mistatogía cristiana
naturalmente debe saber también qué íntimo a esta mistagogía está jesús de
Nazaret, el crucificado y resucitado».
Pablo, en el ya citado texto central sobre la experiencia de espíritus,
menciona el mismo criterio, a saber, la viva relación con Jesús, con la vi-
sibilidad del misterio divino. Y lo formula una y otra vez, como en 1
Cor 12,3: «Nadie puede decir: Jesús es el Señor, sino en el Espíritu Santo».
Es un criterio aportado por la fe. Ello exige una decisión personal y
no admite explicación puramente racional.
Esto tiene que ver con otro criterio con el que tiene que medirse toda
religiosidad verdadera y que es contrario a la moderna tendencia de pe-
66
Reinhart Hummel, Religioser Pluralismus oder christliches Abendland? Herausforde-
rung an Kirche und Gesellschaft, Darmstadt [Wiss. Buchges.] 1994, 223 p.
87
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
88
LIBRO SECUNDO
Solo así surge una convivencia en provecho de todos, pese a las di
ferencias de opinión en cuestiones fudamentales.
En el debate americano sobre la «religión» civil y en la discusión ale
mana sobre los «valores básicos» es donde salen a la luz las dificultades
de principio. Cuanto más convencido personalmente está uno de un
«valor», tanto más válido es para él este valor, tanta más validez objeti
va y absoluta querrá también asignar al valor y transmitirlo a todos los
demás. A esto parece oponerse la actitud que respeta al otro en su con
vicción, aunque ésta sea diametralmente opuesta a la propia. Una su-
persabiduría llamada «liberal» no resuelve el dilema, sino que o redu
ce el «valor básico» propio y ajeno a una «veleidad» intrascendente de
mero ámbito privado, algo así como el eslogan «De gustos no hay nada
escrito»; o es que menosprecia al otro por no poseer la suficiente madu
rez y estar por debajo de la propia y más alta concepción. La actitud co
rrecta sólo puede ser una síntesis del «propio punto de vista» (digamos
pretensión de absolutez) y «apertura» (digamos tolerancia, respeto).
Emmanuel Lévinas, desde la tradición judía, ha trabajado teóricamen
te este dilema en su filosofía del «otro». Pensado desde la práctica reli
giosa, tal síntesis es sólo posible si se reconoce que toda experiencia re
ligiosa, especialmente la profunda de base (iluminación, unión mística,
desposorios espirituales, peak-experience), culmina en una mayor
«experiencia inefable» que el Pseudo-Dionisio canta en su Teologia mys-
tica con formaciones de palabra tan dinamizadoras.
Esta actitud doble y una -enraizamiento en las propias convicciones
y al mismo tiempo apertura respetuosa al otro en su alteridad- tiene el
mejor testigo en el Jesús del Nuevo Testamento.
89
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
6 7
Theodor Nikolaou, Marienlexikon, Remigius Báumer (ed.), St. Ottilien [EOS] 1992
IV, 66s.
90
LIBRO SEGUNDO
Norbert Lohfink, Studien zum Pentateuch, Stuttgart [Kath. Bibelwerk] 1988, 324 p.
91
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
1 9
El clamor de la naturaleza ' - ser traducido con más exactitud filológica,
de acuerdo con los conocimientos lingüísticos actuales: «Sed jardineros
de la tierra, pastoread sus criaturas».
El mensaje bíblico de un Dios superior al mundo le daba sin duda al
hombre libertad de actuar en la creación y posibilitaba así el progreso
de la técnica y el dominio de la naturaleza. Pero sobre todo la incultu-
ración de la espiritualidad bíblica en el espíritu de desprecio al mundo
de la cultura dualística neoplatónica estaba anunciando el moderno di-
vorcio entre hombre y naturaleza. Y sobre todo el racionalismo moder-
no degradó -dentro de la corriente de la cosmovisión cartesiana- la na-
turaleza a simple «medio» para los fines del hombre.
Una nueva reflexión sobre la espiritualidad bíblica puede mostrar nue-
vos caminos. Hace resaltar, junto a toda la dignificación de la naturaleza,
el papel del hombre. Pero el hombre no es el «señor» en el sentido de un
rey absoluto, sino servidor y al mismo tiempo corona de la creación.
La imagen del mundo de Hildegarda de Bingen, en la que según la
antigua tradición el macro-cosmos de la creación corresponde al micro-
cosmos del hombre, puede dar el impulso a esa reflexión. También la
mística evolutiva de Teilhard de Chardin ayuda -pese a su credulidad
científica propia del tiempo- a traducir los impulsos bíblicos en menta-
lidad y espiritualidad moderna.
69
Hans Kessler, Das Stdhnen der Natur. Pladoyer für eine Schopfungsspiritualitat und
Schopfungsethik, Dusseldorf [Patmos] 1990,140 p.
92
LIBRO SEGUNDO
93
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
que el Espíritu de Dios quiere dar a ese mensaje en cada época: esto lo
muestra Vladimir Lossky y nosotros lo hemos recogido como Iglesia
del Logos e Iglesia del Pneuma.
Esta tensión no puede resolverse en una armonía sin conflicto.
Pero la búsqueda de armonía y unidad debe ser una constante de
la Iglesia. Siempre hay que luchar por conseguirlas. Tampoco faltarán
luchas indignas ni intrigas. Hay que buscar una y otra vez el máximo
equilibrio vital, y este se encuentra en el movimiento, en el torrente
vital.
94
LIBRO SEGUNDO
95
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
96
LIBRO SEGUNDO
3. El individuo y la comunidad
97
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
4. La reflexión y la vida
70
17-18 de diciembre de 1994.
71
Werner Huth, Flucht in die Gewissheit. Fundamentalismus und Moderne, Munich
[Claudius] 1995, 229 p.
98
LIBRO SEGUNDO
7 2
M. de Certeau ha estudiado esto en varios trabajos; especialmente «Mystique au
XVII siécle. Le probléme du langage mystique», en L'homme devant Dieu, publicación de
homenaje a H. de Lubac, I-III, París, 1963, vol. II: «La tendencia a reservar la palabra "mís-
tico" para una experiencia especial aparece -visto en general- en la aparición de una cien-
cia que se ocupa de estos hechos (ya mencionados, JS) extraordinarios y les asigna un
campo autónomo y vivo de la literatura religiosa. La ciencia mística, llamada poco des-
pués la "mística"» (273s). «El sustantivo surge, al parecer, en corrientes que gradualmen-
te se separaban de la teología» (179). «Sorprendentemente, la palabra "mística" comenzó,
"una vez que se liberó de la teología", a caracterizar un determinado género literario»
(279); «la originalidad del lenguaje, en su profundidad específica, ha tenido parte en las
perspectivas de la revolución espiritual de los siglos XVI y XVII. La mística misma no
procede de esa época; pero el nacimiento del actual término "mística" representa una
nueva forma: la del peregrinaje subjetivo, que no se sujeta a la ordenación de las verda-
des, aunque ella sí es afectada por ellas, ni siquiera a la jerarquía de las capacidades o fun-
ciones de la persona» (288 ss.). Para concluir, De Certeau muestra cómo esto, por necesi-
dades apologéticas, fue articulado en esquemas clásicos (patrísticos) y aristotélicos,
abstractos, alejados de la experiencia.
K. Ruh, en el III volumen de su Geschichte der Abendlandische Mystik (104 sigs.), hace
notar que el sustantivo ya se presenta preacuñado en el siglo XV (Gerson). Inicia una es-
99
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
pecie de sistemática de la mística además de que la plabra hace acto de presencia. Su pis-
ta de la corriente tradicional de Dionisio el Psudoareopagita (Rudolf von Biberach, Hu-
go de Balma, tradición cartujana) debería seguirse estudiando; más sobre esto en mi tra-
bajo sobre Johannes von Kastl, Münster 1966,1 238 y el índice.
Pero para la intelección del término habría que volver nuevamente a la historia: el ad-
jetivo de acuñación cristiana comenzó su carrera victoriosa con el manejo de la Biblia. So-
bre esto, L. Bouyer, «"Mystisch" - zur Geschichte eines Wortes», en J. Sudbrack (ed.), Das
Mysterium und die Mystik. Beitrage zu einer Theologie der christlichen Gotteserfahrung, Würz-
bug [Echter] 1974, 57-75. Este hecho, históricamente claro, es olvidado por la mayoría de
los teóricos de la «mística».
100
LIBRO SEGUNDO
(3,38; 4,5) la libertad del cristiano: «Ya no hay distinción entre judíos y
gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres; (pues todos han sido)
rescatados»; y llama «Espíritu de Dios» al núcleo existencial de esta li-
bertad: «El Espíritu de su Hijo en nuestro corazón, el Espíritu que grita:
¡Abba, Padre!» (Gal 3,38-4,6).
Esta súplica de confianza «¡Abba, Padre!» es el gozne de la vida es-
piritual, de la espiritualidad. Así grita, según Pablo, el Espíritu mismo
de Dios en nosotros y no sólo nosotros en la fuerza del Espíritu. Ello
conduce a una cumbre de experiencia y reflexión que sobrepuja la lógi-
ca racional, conduce al Dios que, según Agustín, es «más íntimo que lo
más íntimo nuestro» y al mismo tiempo «más elevado que lo más ele-
vado nuestro». Pero, en tercer lugar, Agustín, en esta doble súplica, ha-
bla a «Dios de Tú». La tradición de la Iglesia Oriental de esta teología
del Espíritu («íntima») radicalmente cristiana, que sólo en sintonía con
el «Tú» (Jesús) y el «más Elevado» (Padre) se hace comprensible, se ha
mantenido más fiel que la teología de la Iglesia Occidental. Se atreve a
hablar de la «divinización» y «ser divino» del hombre (theosis).
Esta es la triple dimensionalidad, la fuerza trinitaria de la espiritua-
lidad, en la que se enraiza lo demás, la tensión que representa Dios en
nuestra vida: Dios, a quien podemos dirigirnos en diálogo suplicante y
que al mismo tiempo está por encima de todo saber y de toda expe-
riencia: «¡Abbá, Tú, Padre de Jesús y Padre nuestro!», y que al mismo
tiempo es fuerza, es el Dios de quien esta súplica vive.
101
II Parte
Puntos nucleares de la reflexión sobre
la espiritualidad
103
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
1
Ulrich Beck, Risikogesellschaft. Aufdem Weg in eine andere Moderne, Francfort [Suhr-
kamp] 1986, 391 p.
2
Die Welt, 2-1-95.
104
LIBRO SECUNDO
3,
la muerte su comprensión de la religión en una primaria experiencia ab-
soluta (faitli) que, por cierto, en la religión ya concreta se relativiza en
pluralidad religiosa.
La experiencia es también el tema de las tendencias actuales no cris-
tianas y no religiosas. A nivel cristiano se aborda y se realiza en la ofer-
ta de la meditación. De ahí que, desde aproximadamente 1970, exista
un movimiento de «meditación» que llega, de algún modo, práctica-
mente a todas las capas de la sociedad.
1. ¿Qué es meditación?
3
John Hick, Religión. Die vienschlichen Antworten auf die Fragen nach Leben und Tod,
Munich [Diederichs] 1996,462 p.
4
«"Hermenéutica" es exposición del significado de la palabra; "Hermética", experi-
mentación del contenido. De lo inefable nada se puede decir» (121). «Religióse Erfahrung
ais Chance für einen interkulturellen Dialog» (Experiencia religiosa como oportunidad de
un diálogo intercultural), en Welten des Bewustseins II (edit. por A. Dittrich y otros), Berlín
1993, 119.138. Para apreciar la unilateralidad polémica, basta prestar atención a Werner
Huth, Handbuch der Meditation, Munich 1990, que proviene de tal meditación, pero sabe
que «la experiencia meditativa es fundamentalmente una experiencia interpretada». Tam-
bién el maestro Eckhart se vio arrastrado a la palabra (hermenéutica), de manera que hu-
biera predicado incluso ante un potro de tortura. Sobre el famoso Tao Te King, citado como
modelo por W. Jáger (120) por su parquedad de palabras (cita: «El que sabe no habla; el
que habla no sabe»), hay que decir que sobre eso - c o m o sobre Jáger- siguen muchas pá-
ginas sobre «el discurso» (hermenéutica).
105
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
106
LIBRO SEGUNDO
b) Lo metódico
107
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
5
G. Hevenesi, Scintillae Ignatianae, sive Sancti Ignatii de hoyóla Societatis Iesu fundato-
ris Apophtegmata sacra, Viena 1705: «Sic Deo fide, quasi rerum successus omnis a te, nihil
a Deo penderet; ita tamen iis operam omnem admove, quasi tu nihil, Deus omnia solus
sit facturus».
108
LIBRO SEGUNDO
109
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
6
Willi Massa, «Das Namensgebet ais universale Praxis», en Die Hóhle des Herzens.
Mantra-praxis und Namensgebet, Kevelaer [Butzon und Bercker] 1987,323; cfr. W. Jáger, Su-
che nach dem Sinn des Lebens. Bewusstseinswandel durch den Weg nach Innen. Vortrage - Ans-
prachen - Erfahrunsberichte», Petersberg 1 9 9 1 , 8 5 sigs.
Sobre esto, W. Jáger, Gebet des Schweigens. Eine Schule der Kontemplation nach der « Wol-
ke des Nichtwissens»; Salzburgo 1984, 30.32. Kontemplatives Beten, Münsterschwarzach
1985, 44. 48; contra su artículo «Jesús Christus in der Kontemplation», en Meditation 11
(1985) 123 sigs. protestó vigorosamente Erika Lorenz en la misma revista.
Las citas del arzobispo Ware proceden de su aportación sobre la Geschichte der christ-
Uchen Spiritualitat volumen I (diversos eds.), Würzburg 1993, 402; igualmente en Der
Aufstieg zu Gott. Glaube und Geistliches Leben nach ostkirklicher Überlieferung, Friburgo
1983, 94.
110
LIBRO SEGUNDO
111
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
7
Wolfgang Riehle, Das Buch von der mystischen Kontemplation genannt die Wolke des
2
Nichtwissens worin die Seele sich mil Gott vereint, Einsiedeln [Johannes] 1980. 1983, 13.
8
«Naked intent unto God».
9
Klaus Engel, Meditation. Geschichte, Systematik, Forschung, Theorie, 1996; Fráncfort-
2
Berlín-Bema [Lang] 1999, 479 p.
112
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113
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114
LIBRO SEGUNDO
10
Communio 15 (1986) 320-329.
115
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
116
LIBRO SEGUNDO
117
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
12
2. Esto lo ha hecho Henri Le Saux como ningún otro quizá en nues
tro siglo. En 1948 este monje benedictino marchó a la India, con Mon-
chanin fundó el ashram de Shantivanam, entró en estrecho contacto con
los grandes sabios hinduistas de nuestro tiempo, con Ramana Mahars-
hi, ante cuya tumba experimentó su iluminación Cari Friedrich von
Weizsácker, se convirtió en el monje hindú Abhishiktananda y luchó to
da su vida, sin abandonar jamás la India -contrariamente a muchos
otros- por lograr la síntesis de la experiencia-Advaita (No-dualidad)
hinduista y el cristianismo. Todos cuantos se afanan en torno a esta sín
tesis (Bede Griffiths, Raimon Panikkar, Michael von Brück) le veneran
como a patriarca del diálogo religioso.
Hasta poco antes de su muerte (7-12-1973) trabajó Le Saux en la
13
nueva edición de su libro sobre Sabiduría india - Mística cristiana ,
12
Cfr. la exposición de B. Báumer, «Henri Le Saux - Abhishiktananda» (1910-1973)
en G. Ruhbach / J. Sudbrack, Grosse Mystiker, Leben und Wirken, Munich 1984,338-354; y
los textos editados por la misma autora en Christliche Mystik, 509-517 (nota 11). Un nota
ble himno de sus conmovedores diarios, lo he traducido en Mystik im Dialog...
13
Henri Le Saux, Sagesse hindoue, mystique chrétienne, du Védanta á la Trinité [Suivi
d'un choix de poémes traduits de Sri Ramana Maharshi], París [Centurión] 1965,303 p.
118
LIBRO SEGUNDO
14
« Wege der Glückseligkeit. Begegnung indischer und christlicher Mystik», Munich [Kó-
sel] 1995,232p.
119
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
15
Martin Buber, Ekstatische Konfessionen, Jena [Diederichs] 1909, 238 p.; Heidelberg
5
[Schneider], 1984, 260 p. En la edición de 1993, 38.
120
LIBRO SEGUNDO
16
¡ch und Du, 1919. Citado aquí de Das dialogische Prinzip (El principio dialógico),
Darmstadt [Wiss. Buchges] 1984,15.287-289.
121
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
e) Testimonios de la poesía
122
LIBRO SEGUNDO
123
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Dos veces encontramos los mismos versos, en los que el amor es lan-
zado al infinito que todo lo abarca:
«Gigantesco / brota de tu seno. / Primeramente temblando como plenitud,
- Luego arrebatando impetuosamente,
- Haciéndose a sí mismo
- Alma - Dios...
Y ella crece / por encima del mundo, j abandonando su comienzo
Más allá de todo el tiempo, ¡ Y vuelve a tu corazón de miles
Sobrepasando el fin».
124
LIBRO SECUNDO
17
f) Una reflexión filosófico-teológica (Maurice Blondel )
17
Sobre esto, H. Wilmer, Mystik zwischen Tun und Denken. Eín muer Zugang zur Phi-
losophie Maurice Blondels, Friburgo [Herder] 1992,277p., y los Studien zur Philosophie Mau-
rice Blondels en el centenario de la edición de la Action: das Tun, der Glaube, die Vernunft (di-
versos e d i t ) , Würzburg 1995: Raffelt muestra el influjo de Blondel sobre la Nueva
Teología de De Lubac, sobre los teólogos belgas Scheuer y Maréchal, de donde procede K.
Rahner, y sobre H.U. von Balthasar. Blondel rompió con el «extrinsecismo» (él acuñó esa
palabra) de la doctrina de la gracia y mostró que el hombre sólo «a partir de su ser» pue-
de alcanzar su perfección superándose a sí mismo para aceptar el libre don del amor. Con
eso construyó el puente de la filosofía (fenomenología de la búsqueda humana de senti-
do) a la teología (Dios donante libérrimo). Su lucha con la lógica formalista y escolástica
le atrajo la acusación de modernismo que por el momento no se ha formulado contra K.
Rahner. Con Blondel comienza la irrupción de la teología moderna.
125
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
18
Maurice Blondel, L'Action (1893), Oeuvres Completes I, París [PUF] 1995, 15-530
(BAC 557, Madrid 1996,546 p.); La Pensée (1934) I-II, París [PUF] 1948-1954.
126
LIBRO SEGUNDO
de su mismidad, que brota del reposo, constituye el ser del hombre. Mos-
trar esta dinámica paradójica es el elemento más fuerte de la filosofía de
Blondel: ¿no se experimentan los hombres a sí mismos con profunda in-
terioridad (centrípeta) -tranquilos o rebeldes- en una verdad que se su-
pera (centrífuga)? ¿No se convierte el persistir en la «interioridad», sin es-
te lanzarse a «algo mayor», en la tentación básica del hombre, en la
arrogancia de la mismidad o en la desesperación en (acerca) del sentido
de la existencia? Martín Lutero designa con San Agustín esa actitud co-
mo «incurvatus in se», «curvado sobre sí mismo».
En el núcleo de esa experiencia de dualidad-unidad encuentra Blon-
del la esencia del hombre: sólo puede hacerse «sí mismo» si tiende a al-
go mayor que su mismidad; la superación de la mismidad es «absolu-
tamente necesaria» para una sana mismidad. Su dinámica centrípeta
(hacerse uno mismo) exige una plenitud «centrífuga» como comple-
mento (el don del otro). La sola concentración en la mismidad, el solo
construir sus propias posibilidades (centrípeta) es tarea «absolutamen-
te imposible». Sólo el hombre que se abra a algo más excelso que la mis-
midad se encuentra en realidad a sí mismo. Pero el punto más elevado
de la plenitud en la superación de sí mismo es el don libre del amor; es
decir, algo que surge inesperado e incalculable desde «fuera» (centrífu-
go) y, por eso mismo, es experimentado como la más elevada, «interna»
(centrípeta) plenitud. En el hacerse don se hace el hombre sí mismo.
Las expresiones que suenan tan abstractas, pero elaboradas con gran
maestría, ayudan a Blondel a describir lo que la teología llama «sobre-
natural»: el hombre («naturalmente») ambiciona con todo el corazón la
plenitud, la totalidad; pero esa plenitud sólo puede venirle como don,
de «fuera» («sobrenatural»), dado de la trascendencia. Eso corresponde
a la poesía de la lírica del amor: autorrealizarse, plenificarse, porque se
olvida uno de sí mismo y se vacía de sí mismo ¡para el otro!
En la meditación eso corresponde a la «apertura», a la aplicación de
la sensibilidad a «valores»: cuanto más profundamente se encuentra un
hombre a sí mismo, tanto más abierto se hace su anhelo para el don de
la plenitud, en la que es superado su propio esfuerzo. Meditar no es
tanto «ir hacia dentro» como «abrirse» a valores, especialmente al otro
en su libertad.
En la experiencia diaria, esto indica lo que Blondel analiza reflexiva-
mente, es decir, el amor, lo que Martín Buber designa como encuentro
del Yo y del Tú. En el amor mutuo encuentra el hombre su mismidad.
Un «amor», en cambio, que se olvida de la superación hasta el «otro»,
127
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
19
Louis Gardet - Olivier Lacombe, L'expérience du soi. Étude de mystique comparée, Pa-
rís [Desclée de Brouwer] 1981,392 p.
128
LIBRO SEGUNDO
2 0
Karlfried Graf Dürckheim, Hará, die Erdmitte des Menschen, Múnich-Planegg
[Barth] 1956,254 p.
21
Heinrich Dumoulin, Ostliche Meditation und christliche Mystik, Friburgo [Alber]
1966,29.
2 2
Claudio Naranjo - Robert E. Ornstein, Psychologie der Meditation, Francfort [Fis-
cher], 1988,150.
129
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
que se considera el fenómeno del amor - y desde el que tienen que ser
valorados los métodos y experiencias de la meditación.
La experiencia de sí mismo, el dejarse sumergir en las propias pro-
fundidades sigue siendo un «camino regio» para la experiencia de Dios.
Esto lo atestiguan todas las grandes religiones, lo atestigua también la
mística cristiana. Silencio, retiro, recogimiento son elementos primarios
de toda meditación. Sin embargo, la orientación apenas sensible pero
esencial de la experiencia de sí mismo hacia la experiencia personal de
Dios se manifiesta en la apertura de este camino regio, en aquello que
Blondel analiza como «centrífuga», la dinámica, superadora de la mis-
midad de la tendencia «centrípeta» hacia la propia mismidad; lo que
encuentra Buber en la experiencia unitaria del encuentro. Dicho de otro
modo: en la experiencia profundizada de la inmanencia irrumpe la año-
ranza de la trascendencia. El fenómeno del amor personal no es solo fir-
mísima analogía, sino que es ya la realidad de esa apertura, de esa tras-
cendencia hacia Dios. La ampliación personal de la conciencia es sólo el
preludio, pero no por sí sola ya esta experiencia de Dios.
2 3
Ludwig Frambach, Identitat und Befreiung in Gestalttherapie, Zen und christlicher Spi-
ritualitat, Petersberg [Via Nova] 1994, 418 p.
130
LIBRO SEGUNDO
2 4
Ken Wilber, Votn Tier zu den Gó'ttern, die grosse Kette des Seins (Del animal a los dio-
ses), Friburgo [Herder] 1997,13s.'
131
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
132
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2 5
Jean-Francpis Six, «Lumiére de la nuit. Les dix-huit derniers mois de Thérése de Lisieux»,
París [Seuil] 1995,268 p. (de la edición alemana de 1997, p. 200).
133
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
a) Fe de la experiencia
134
LIBRO SEGUNDO
b) Totalidad
135
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
c) Desautomatización
26
Perry Schmidt-Leukel, «Den Lbwen brüllen hóren»: zur Hermeneutik eines christlichen
Verstándnisses der buddhistischen Heüsbotschaft, Paderborn [Schóningh] 1992,788 p.
136
LIBRO SEGUNDO
137
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
2 7
Willigis Jáger, Kontemplation, Gottesbegegnung heute: der Weg in die Erfahrung nach
Meister Eckhart und der «Wolke des Nichtivissens», Salzburgo [Müller] 1991, 77.
28
Reinhard Kórner, Johannes vom Kreuz, die dunkle Nacht (Juan de la Cruz, «la noche
oscura»), Leipzig [St.-Benno] 1985,231 p.
138
LIBRO SEGUNDO
e) Ejercicio y gracia
Graf Dürckheim, «Werk der Übung - Geschenk der Gnade», GuL 45 (1972) 363-382.
139
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
3 0
Erich Fromm, Haben oder Sein. Die seelischen Grundlagen einer neuen Gesellschaft, Mu
5
nich [Dt. Taschenbuchverl] 1 9 8 0 , 2 1 5 p.
140
LIBRO SEGUNDO
31
En Jeremy Driscoll y Mark Sheridan (eds.), Spirüual Progress. Studies in the spirttua-
lity of late antiquity and early monasticism (Papers of the symposium of the Monastic Institute,
Roma, Pontificio Ateneo de S. Anselmo, 14-15 mayo de 1992), Roma [Pontificio Ateneo S.
Anselmo] 1994,204 p.
141
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
142
LIBRO SEGUNDO
143
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
a) Un testimonio ejemplar
32
Le 14,26: «odeino»; Jn 12,25.
144
LIBRO SEGUNDO
33
pliamente venerada, Santa Ángela de Foligno (1248-1309). Se la llamó
«Magistra theologorum», un título honorífico desacostumbrado para
una mujer en la Edad Media. Pero muestra la importancia ejemplar de
su actitud vital para la mentalidad de entonces. Francisco de Sales, Fé-
nelon o Alfonso de Ligorio cuentan a Angela entre las grandes mujeres
de la cristiandad. Su concepción de la vida sigue siendo hoy admirable,
aunque no imitable por cualquiera y limitada a aquella época.
Una visión de Francisco de Asís y el permanente temor del infierno
convierten a la edad ya de 37 años a esta mujer casada y madre de fa-
milia a su vida espiritual de menosprecio del mundo. Ahora quiere ella
liberarse de toda la carga de este mundo. Felizmente (!) muere su fami-
lia. En efecto, escribe Ángela: «Había pedido a Dios que murieran y sentí un
gran consuelo con su muerte».
Ella misma, en cambio, debe quedarse aún en este valle de lágri-
mas. Pero tiene que vivir en él como muerta. Escucha el mensaje celes-
tial: Cristo y María «quieren y desean veros como muertos que viven (vivos
mortuos) [...] tan inmutables como un muerto a quien ni el honor, ni la des-
honra conmueven».
En su ascética se guía Ángela según los grandes ejemplos. Bebe - c o -
mo San Francisco, como más tarde la mística del Corazón de Jesús,
Margarita María de Alacoque- el agua del lavado de un leproso con las
costras de pus. Eso le proporciona -nuevamente como a Francisco-
«gran dulzura». Cruelmente procede contra su propio cuerpo: «Mi sexo
arde con tal fuego (in locis verecundis est tantus ignis) que estaba acostum-
brada a cauterizarlo con fuego real para apagar el otro fuego».
Sumergirse totalmente en la pasión de su Señor Jesucristo. El lecho
mortuorio será su único lecho nupcial. Ella oye: «Debes caminar desnuda
a la cruz por las espinas de la aflicción».
Pero a través de esa ascesis despreciadora del mundo y de sí mis-
ma siente su unidad con Jesús tan profundamente que incluso vive en
sí la palabra patrística de la «theosis» de la «encarnación de Dios»: se
sabe «divinizada» (deificata). Queda totalmente absorbida en Dios:
«intus in Deum» (totalmente dentro de Dios), «in medio Trinitatis»
(en el centro de la Trinidad). Es una unión tan profunda que siente te-
ner en sí «toda la verdad que existe en los cielos, en los infiernos y en el
3 3
Según P. Dinzelbacher, Christliche Mystik im Abendland. Ihre Geschichte von de Anfan-
gen bis zum Ende des Mittelalters, Paderborn - Munich [Schóningh] 1994,245-252; cfr. sobre
esto mi crítica en la Theologische Revue 90 (1994) pp. 504-506.
145
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
mundo entero y en cada lugar y en cada cosa y toda la alegría que existe en el
cielo y en toda criatura».
Tales expresiones podrían habérsele imputado como herejías y blas-
femias contra Dios y -como a Margarita Porete por aquellos tiempos-
haberla llevado a la hoguera. Pero, con el P. Dinzelbacher (¿Santas o bru-
34
jas? ), pensamos que encontrar en esas expresiones «rasgos panteístas
o de librepensadores» demuestra una «ceguera» frente a mentalidades
extrañas que Dinzelbacher reprocha a otros: es herencia de la gran tra-
dición patrística y refleja la experiencia meditativa de la unión con el
«Amado».
Más importante es otra cosa: Ángela de Foligno representa un caso
extremo, pero no único, de la ascética cristiana. De todas maneras, co-
35
mo escribe Horst Fuhrmann en La Edad Media está en todas partes , se
«podrá dudar» de si se trata de un hecho físico o, como en Ulrich von
Zell, se trata de la descripción alegórica de la «derrota de la concupis-
cencia mediante el dolor». La mística femenina de religiosas y monjas
es prolífica en imágenes de ese tipo. Pero esos «modelos» orientaron la
literatura ascética del pasado cristiano; pero estos corresponden a lo
que hoy quiere transmitir la inundación de «ayudas para vivir»: ¡buena
norma de vida! Pero esto con deseos contrarios: como desprecio de la
vida presente con su búsqueda de la propia identidad.
Parece, pues, confirmarse el reproche de Nietzsche: el cristianismo
desprecia el mundo y la vida presente, porque busca el más allá, la tras-
cendencia de Dios. Sin embargo, para un juicio equilibrado que nos
ayude a comprender la espiritualidad actual se requieren algunas con-
sideraciones básicas.
3 4
P. Dinzelbacher, Heilige oder Hexen? Schicksale auffdlUger Frauen in Mittelaiter und
Frühneuzeit, Hamburgo [Rowohlt] 1997, 320 p.
146
LIBRO SEGUNDO
35
Horst Fuhrmann, Überall ist Miüelalter. Von der Gegenwart einer vergangenen Zeit,
Munich [Beck] 1996,328 p.
36
Johan Huizinga, El otoño de la Edad Media. Estudios sobre las formas de la vida y del es-
píritu durante los siglos XIV y XV en Francia y en los Países Bajos, Madrid [Revista de Occi-
9
dente] 1 9 7 3 , 5 1 2 p.
147
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
148
LIBRO SEGUNDO
Todas las grandes religiones, podríamos incluso decir todas las cos-
movisiones, conocen y encomian la austeridad ascética. La actual discu
sión en torno al sentido del celibato y del voto de castidad debería tomar
más en serio que hasta ahora los testimonios de la historia de las religio
nes sobre la virginidad vivida, como expresión de una vocación trascen
dente. La vocación «por e l reino de los cielos» es vivida totalmente como
renuncia existencial a la realización y disfrute del más acá. Por doquier se
encuentran -al igual que en el cristianismo- exageraciones, incluso testi-
149
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
3 8
Gerhard Schulze, Die Erlebnisgesellschaft. Kultursoziologie der Gegenwart, Francfort
[Campus] 1993, 765 p.
39
En su titular de 11.01.1993: «Die schamlose Gesellschaft» (La sociedad sin vergüenza).
150
LIBRO SEGUNDO
40
Otras grandes religiones presentan ejemplos parecidos.
4 0
Los paralelos a la correspondiente «ascesis» de la religiosidad extremo-oriental
pueden ayudar a la comprensión antropológica de estos fenómenos universal (!)-religio-
sos también en el cristianismo. Ch. Ruhrberg ha hecho la crítica literaria de uno de los
ejemplos más extremos de la «hagiografía» medieval: Der literarische Korper der Heiligen.
Leben und Viten der Christina von Stommeln (1242-1342), Tubinga-Basilea [Francke] 1995,
487 p. Por desgracia su análisis adolece de un prejuicio anticristiano (cfr. 441 sigs.). El
planteamiento del análisis de la mentalidad (p. ej. de la medievalista marxista J. Gurje-
witsch) permanece desconocido para este libro pese a sus muchas citas. Faltan también
totalmente los planteamientos de la psicología de la religión y de la fenomenología com-
parada de las religiones. Sobre la problemática de esos ejemplos, cfr. J. Sudbrack, Religió-
se Erfahrung und menschliche Psyche: zu Grenzfragen von Religión und Psychologie, Heiligkeit
und Krankheit, Gott und Satán, Maguncia [Matthias-Grünewald] 1998,156 p.
Precisamente Ángela de Foligno, de la Tercera Orden de San Francisco, puede de-
mostrar la interna unión apenas perceptible de los elementos más dispares: seguimiento
de Francisco en pobreza ascética, amor a la cruz y, al mismo tiempo, experiencia íntima
de Dios; modo excéntrico de ser y obediencia a su confesor-director espiritual; hija de su
tiempo y, a la vez, una mística amable, que sigue hoy siendo impresionante. Incluso mu-
chos místicos evangélicos la estiman enormemente.
151
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
41
Carl-Friedrich Weizsácker, Deutlichkeit. Beitrdge zu politischen und religiósen Gegen-
wartsfragen, Munich [Hanser] 1978, 86ss.
4 2
Herrad Schenk, Vom einfachen Leben. Glücksuche zwischen Überfluss und Askese, Mu-
nich [Beck] 1997,296 p.
152
LIBRO SEGUNDO
4 3
Teilhard, que desempeña un papel destacado en nuestro trabajo, es citado sobre to-
do según la obra de Matthias Trennert Hellwig, Die Urkraft des Kosmos. Dimensionen der
Liebe im Werk Fierre Teilhards de Chardin, Friburgo [Herder] 1993, 551 p. Ocasionalmente,
153
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
según el Teilhard de Chardin-Lexikon (I y II), Friburgo, 1971 de Adolf Haas, bajo las corres-
pondientes entradas.
44
El Medio Divino. Algunos puntos de vista generales sobre la ascética cristiana. 1- Asi-
miento y desasimiento, p. 96: «Pues bien, desarrollaos, tomad posesión del Mundo "para
ser". Y luego, una vez hecho esto, renunciaos, aceptad el disminuiros para "ser de otro".
He aquí el doble y único precepto de la ascética cristiana completa».
154
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155
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156
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157
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4 6
N. Largier II, 419. En lo que sigue, citamos a Eckhart siguiendo la edición en dos
volúmenes de la Biblioteca de Clásicos Alemanes, Francfort 1993, de Niklaus Largier, con
texto original y traducción moderna (J. Quint). Sólo el importante II sermón sobre María
y Marta de Betania lo cito según mi propia traducción en alemán moderno, ya impreso en
J. Sudbrack, Komm in den Garten meiner Seele. Einführung in die christliche Mystik, Gütersloh
[Gütersloher Verlagshaus Mohn], 1979,125 p.
4 7
Holger Kalweit, Die Welt der Schamanen. Traumzeit und innerer Raum; Entdeckungs-
reisen in die Terra incógnita der Seele, der Schamane ais Pionier der modernen Bewufitseinsfors-
chung, Berna-Munich [Barth] 1984 y 1987,318 p.
158
LIBRO SEGUNDO
159
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
48
2. Una «Nueva religiosidad» ha surgido sin duda para sorpresa de mu
chos y sigue ganando terreno en la conciencia del público. Al mismo tiem
po marginalmente se está abriendo paso incluso en la conciencia cristiana
una religiosidad impregnada de esoterismo o de inspiración asiático-
oriental. Esta nueva religiosidad no contradice la diagnosis a-religiosa, si
no que aporta únicamente nuevos rasgos a la pluralidad del presente. Ella
muestra qué peligroso es para la psique jugar con su ansia religiosa, en lu
gar de cultivarla con espíritu de responsabilidad y seriedad.
4 8
Lo que entonces apareció como «Nueva Era», como una curiosa floración de la cul
tura hippy, se ha establecido luego ampliamente bajo distintos nombres (p. ej. «psicología
transpersonal»). Edith Zundel - Bernd Fittkau (eds.), Spirituelle Wege und transpersonale Psy-
chotherapie (Paderborn [Junfermann] 1989,551 p.) publicaron una colección de ensayos se
ria y con una visión de conjunto.
160
LIBRO SEGUNDO
indicaba él, al mismo tiempo, que ahí hay una gran «amenaza para la fa-
Christopher Lasch, Das Zeitalter des NarzifSmus, Munich [Bertelsmann] 1982, 317 p.
161
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
162
LIBRO SEGUNDO
cente liberal. Pero ¿no queda en el fondo la exigencia: «Tú debes en-
contrar tu propio camino»? Y se dirá que también el cristianismo no es
más que una forma «casual» de lo «religioso», de la que cada uno debe
juzgar a su arbitrio. Sobre el fondo de una religiosidad narcisista, en-
tendida como una experiencia personal, sin duda las religiones concre-
tas son intercambiables. Más de uno alega en favor de este supuesto
liberalismo algunos textos del Concilio Vaticano II que elogian las reli-
giones mundiales por su contenido de verdad y las declaran respeta-
bles; pero así la afirmación del Concilio queda desfigurada.
La disolución de la sociedad diagnosticada como «narcisismo» y la
interpretación pluralista de lo religioso tienen la misma raíz. Si todo es
«igualmente verdadero», entonces todo es «igualmente falso». La arbi-
trariedad socava «lo invariable», «lo absoluto», en que se basa toda re-
ligión. Sólo así da la religión sentido a la vida del hombre.
163
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
51
Peter L. Berger, Ajar glory: the quest for faith in an age of credulity, Nueva York [An
chor] 1993, 218 p. (Una gloria lejana. La búsqueda de la fe en época de credulidad, Barcelona
[Herder] 1994,267 p.).
5 2
Michael N. Ebertz, Kirche im Gegenwind. Zum Umbruch der religiósen Landschaft, Fri
burgo [Herder] 1997, pp. 140-141.
164
LIBRO SEGUNDO
53 p ( - L Berger, A rumor ofangels; modern society and the rediscovery of the supernatu-
e er
165
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
tro existencial de la vida. Quiere leer la advertencia del indicador del ca-
mino y valorarlo. Si de esta manera se sobrepasa el mero «saber informa-
tivo» sobre un asunto (el colorante) y se llega a la advertencia (valor de la
imagen), se nos abre a la vez un espacio para la libre decisión; se evalua-
rá el valor de la imagen, bien sea para rechazarla o para aceptarla.
Experiencias de esas que al mismo tiempo inducen a una decisión
hacen al hombre «sensible» a los «valores»; y este es el camino sobre el
que el hombre crea una base «plausible» y responsable para una deci-
sión de fe. Esa base se desarrolla en el terreno de la experiencia sensible
y de la meditación, pero no en el laboratorio del saber informativo ana-
lítico. Lo mismo exige del cristiano la época actual. En la Edad Media y
más allá hasta la modernidad, podía uno apoyarse en la estructura je-
rárquica del universo, en la creencia en Dios como cima de la jerarquía.
Esa base de plausibilidad era entonces irrefutable. Y el entorno creyen-
te implicaba esa cosmovisión de cada uno de los cristianos. Tras el de-
rrumbamiento de la imagen jerárquica del universo y el derribo del en-
torno homogéneo de creyentes, la Iglesia Católica intenta sin duda
desde hace mucho tiempo asignar «esa función de plausibilidad a la or-
ganización jerárquica nuclear de la Iglesia con el Papa carismático a la
cabeza. Pero esto ha fracasado ostensiblemente», como escribe Karl Ga-
54
briel en Sobre la sociología del Catolicismo . Actualmente, cada vez más,
está en la mano de cada uno de los cristianos proporcionar a su fe una
base de plausibilidad. Pero la meditación cristiana quiere descubrir e
interiorizar «indicios» de la «presencia invisible» de Dios.
5 4
Karl Gabriel (ed.), Zur Soziologie des Katholizismus, Maguncia [Matthias-Grüne-
wald], 1980, p. 218.
166
LIBRO SEGUNDO
también con las muchas señales ajenas al cristianismo que hacen «plausi-
ble» la verdad de Dios. Toda decisión es adoptada en un clima previo de
conversación y, también, en una atmósfera previa de plausibilidad (nega-
tiva o positiva). El diálogo no comienza en el punto cero, sino en espacios
preexistentes. Lo que Berger llama debate, para enraizar más en sí mismo
la propia fe, es al mismo tiempo un adentrarse con otros hombres en ex-
periencias comunes, sobre cómo viven unos y otros en todas las grandes
religiones y especialmente en la propia comunidad de fe. La plausibilidad
de la fe cristiana nunca la encontramos en la soledad aislada, sino siempre
y sólo en la red social y cultural de la experiencia de plausibilidad y bús-
queda de sentido. Esta «oikumene» de la búsqueda religiosa -incluso más
allá de la propia religión- forma parte del fundamento de la plausibilidad.
Pero aún es más necesario crear esas bases de plausibilidad en el in-
terior de la Iglesia cristiana, a la que el cristiano puede tener fácil acceso
en su búsqueda de verdad. La Iglesia no es sólo el espacio en que los par-
ticulares (de manera más o menos ocasional) se reúnen para la oración o
el servicio religioso; el espacio en que uno mediante discusión se «pone
de acuerdo» con la fe. Iglesia es ante todo el terreno común que sostiene
a todos y cada uno en su fe. No sólo los servicios religiosos y los ritos,
también la tradición eclesiástica y la pertenencia de origen a esa comuni-
dad forman parte del terreno en el que va creciendo la plausibilidad.
Algo del carácter de la decisión de la fe individual existe ya siempre
por anticipado. Esto también lo ha indicado Berger en su análisis de la
55
sociedad La construcción social de la realidad . La decisión de fe no acae-
ce en el vacío, sino en el ámbito de la comunidad eclesial (y también de
la humanidad sedienta de religión) que le sirve de soporte. La expe-
riencia personal y, con ella, también la libre decisión del hombre en fa-
vor de la fe están integradas en la experiencia precedente de ese «ám-
bito» más amplio, en que vive cada uno de los hombres. La tradición
católica, y más aún la ortodoxa, lo atestiguan. Y también lo atestiguan
las ya mencionadas «tres perlas» del budismo: experiencia (Buda), co-
munidad (Sangha), tradición (Dharma). Ciertamente hoy más que nun-
ca se pone el acento en la experiencia personal. Sin embargo la común
experiencia de la Iglesia, que siempre ha de ser tenida en cuenta «desde
lo personal», no puede ser descuidada en la formación de la fe común.
sociology ofknowledge, Garden City, N.Y. [Doubleday] 1966,203 p. (La construcción social de
la realidad, Buenos Aires [Amorrortu] 1968,233 p.).
167
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5 6
Klaus Baumann, Das Unbewusste in der Freiheit. Ethische Handlungstheorie im inter-
disziplinaren Cesprach, AnGreg 270, Roma [PUG] 1996,412 p.
168
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169
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57
Karl Rahner - Herbert Vorgrimler (eds.), Kleines theologisches Wórterbuch, Friburgo-
Basilea-Viena [Herder] 1985,459 p.
58
Wolfhart Pannenberg, Christlíche Spiritualitát, theologische Aspekte, Gotinga [Van-
denhoeck & Ruprecht] 1986,102 p.
170
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59
Uwe Birnstein y Klaus-Peter Lehmann, Phánomen Drewermann. Politik und Religión
einer Kultfigur, Francfort [Eichborn] 1994,127 p.
6 0
Es una pena que el intento de Drewermann (nota 2, p. 104) de unir cristianismo y
psicología desde la praxis de la vida haya que considerarlo fracasado. Queda por realizar
lo que él soñó.
171
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172
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173
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61
En un pequeño trabajo, La aceptación de sí mismo , bosquejaba Ro-
mano Guardini ya en 1960 una antropología que tiene que ver con lo
que intentamos. En ella se ocupa de la cuestión del hombre: «¿Quién
soy yo?» y la sitúa en nuestro tiempo poseído de ansiedad y resigna-
ción. Pero «tampoco de lo malo que hay en mí puedo escapar: malas cualida-
des, hábitos inveterados, culpas acumuladas».
Guardini critica la actual situación al igual que los dos admiradores
y críticos de Nietzsche, Eugen Drewermann y Eugen Biser: «La filosofía
de los últimos decenios ve en ella la autovivencia del ser finito en cuanto tal,
que se siente sitiado por la nada. Una situación inseparable de la conciencia de
sí mismo, incluso idéntica con esa conciencia; ser significa "ser-en-angustia"».
Sin embargo Guardini protesta contra esto: «El ente finito en modo al-
guno tiene que existir en angustia, también podría existir en coraje y confian-
za. (Angustia) es la finitud sublevada. La finitud primera, el hombre en su ori-
gen, se sabía creada y liberada en su propio ser por Dios, que es veraz y
bondadoso. Conocía su libertad basada en la libre voluntad de Dios. Esa finitud
fue vivida como dicha, como posibilidad capaz de toda plenitud. La angustia vi-
no sólo cuando el hombre se sublevó contra su finitud y pretendió no ser ya
imagen fiel sino imagen originaria, es decir, infinito-absoluto. La inmensa am-
plitud de lo posible se convirtió en destierro. Hasta que finalmente la actual ne-
gación de Dios creó la amenazante doctrina en torno a la propia finitud, en tor-
no a la nada comentada hasta la saciedad».
La angustia de la finitud hecha consciente es vencida por el saber
61
Romano Guardini, Die Annahme seiner selbst, Maguncia [Matthias-Grünewald]
1987, 77 p. (La exposición en cásete es más extensa).
174
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175
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6 2
Gerhard Nachtwei, Dialogische Unsterblichkeit. Eine Untersuchung zu josef Ratzingers
Eschatologie und Théologie, Leipzig [St.-Benno] 1986, 345 p.
176
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177
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6 4
Las consideraciones de Ratzinger y Von Balthasar dan al problema de las penas eter
nas del infierno un nuevo estadio de reflexión. Cfr. la equilibrada exposición de Elke Jün-
gling, Die Hollé - veralteter Glaubensartikel oder unverzichtbares Element im Gottesbíld? Eine Un-
tersuchung über die Relevara des Topos Hollé in Gesellschaft, Religionsdidaktik und Systematischer
Théologie, Berna-Fráncfort [Lang] 1997,499 p. Sobre eso, J. Sudbrack, Religiose Erfahrung und
menschliche Psyche: zu Grenzfragen von Religión und Psychologie, von Heiligkeit und Krankheit,
von Gott und Satán, Maguncia [Matthias-Grünewald] 1998,156 p.
178
LIBRO SEGUNDO
más que una carga para los demás-. En decisiones concretas se puede te
ner una opinión distinta de la que se defiende oficialmente desde el pun
to de vista jurídico. Pero es una convicción general de la fe cristiana que
toda existencia humana tiene una dignidad absoluta. Porque todo hom
bre participa de la dignidad de Dios, sea dialógicamente, o como imagen
suya o como participación del ser. El cuidado por el propio bienestar y
por todo desarrollo de la propia personalidad se debe mover en esa rela
ción con el primer modelo, que es Dios.
En la mirada de Jesús, concreción espacio-temporal de Dios, queda
también concretada la imagen cristiana del hombre en el mundo y en el
tiempo. Esto puede ayudar a una nueva comprensión de la chocante as
cesis de Ángela de Foligno y de otros. Porque para esas personas el polo
divino de su «identidad dialógica» les aparecía con tal viveza que el otro
polo de su propia personalidad quedaba por él oscurecido. También Eck
hart dice: «Todas las criaturas son pura nada. No digo que sean de poco
valor o que sean algo sin más, son pura nada». Esto circunscribe ontoló-
gicamente la base «dialógica» de la mística del sufrimiento de Ángela de
Foligno: estar tan orientada hacia Dios que el ser propio de las criaturas
se manifiesta y se experimenta en toda su nulidad. En Eckhart fascina la
lógica radical de esta mística.
Estas miradas retrospectivas ayudan a entender mejor la inmensi
dad y al mismo tiempo la humanidad del mensaje cristiano: el hombre,
cualquier hombre, por imperfecto que sea, participa de la dignidad del
Dios eterno e increado que nos sale al paso en Jesús, el crucificado. No
puede entenderse la dignidad del hombre sin postrarse ante la digni
dad de Dios.
c) El sí a la imperfección transitoria
179
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65
Gerd Theissen, Urchristliche Wundergeschichten. Ein Beitrag zur formgeschichtíichen
Erforschung der synoptischen Evangelíen, Gütersloh [Mohn] 1974, 319 p.
180
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182
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183
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6 7
La indicación de Guardini de que sólo un cristiano avezado podría atreverse a dis-
cutir con Buda es citada con frecuencia, pero es omitida la discusión con Buda que sigue
184
LIBRO SEGUNDO
luego. Sus clases de Berlín, fruto de estudio intensivo, por desgracia se han perdido. Pe-
ro en Ethik: Vorlesungen an der Universitat München (I y II), Maguncia [Matthias-Grüne-
wald] 1993, se encuentra un resumen (esp. II, 1014-1017 sigs.). Guardini se basa en la ex-
periencia básica de «que el hombre está en una unidad con el mundo, la cual, sin
embargo, no es simple ni tranquilizadora». Una posibilidad de sortearla es la «dionisíaca,
en la que el hombre se deja invadir por esa unidad. Ahí olvida él la diferencia y no pre-
tende ser sino un elemento dentro del todo». «Frente a ella, los intentos de escapar al des-
tierro. El más decidido de ellos es el budista. En él, la existencia se hace idéntica con el su-
frimiento, se siente como un no-valor. La ascesis cristiana tiene un [...] sentido diferente.
Ninguna potencia mágica. Ningún físico-místico deshacerse y superarse». «En esa ascesis
cristiana, el mundo es claramente obra de Dios». «El hombre es llamado por el Dios per-
sonal. El hombre encuentra en la relación con Dios su puesto frente al mundo y frente a sí
mismo; puesto que antes no tenía».
De igual manera, el fascinante elogio de la Spiritualitat des Buddhismus (1995) de H.
Dumoulin debe ser contemplado a una con su debate, p. ej. en Óstliche Meditation und
christliche Mystik, Friburgo [Alber] 1966,29 sigs: «La carencia del concepto de persona tie-
ne un efecto fatal en la concepción del amor. H. de Lubac (muestra) cómo de los tres tér-
minos utilizados por los budistas, benevolencia (maitri), compasión (karuna) y dar (daña),
ninguno expresa el amor humano personal [...] Lo más elevado en el budismo es la sabi-
duría impersonal. Las distintas expresiones del amor son cosas pasajeras [...] La unilate-
ralidad de la intuición intelectual deja también en evidencia el limitado valor de la medi-
tación budista».
68
K. Rahner, Zur Theologie der Menschwerdung, Sch. IV, 151 (Para la teología de la En-
carnación, E T 4 , 1 3 9 - 1 5 7 ) .
185
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Sólo dentro del marco de la imagen cristiana del mundo y del hombre
pueden encontrar respuesta cuestiones como totalidad, sanidad, perso-
nalidad, identidad, etc. Con apreciaciones sin peso y fragmentos de fe
cristiana, esas respuestas se hacen unilaterales, si no ya totalmente falsas.
Desembocan o en exagerado pesimismo, como si el hombre debiera des-
preciar el mundo para ganar a Dios, o se pierden en un igualmente
exagerado optimismo del mundo, como si la personalidad psicológica y
humanamente «redonda» fuera la medida del ser humano.
Pero la concepción cristiana del mundo y del hombre está anclada
en la «dialógica» con Dios: no en el hombre mismo, sino a partir de
Dios son concebibles la identidad y la totalidad del hombre.
186
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b) La necesidad de reflexión
187
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188
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189
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69
Simone Weil, Cahiers II, 57. Oeuvres completes, París [Gallimard].
70
«Sic Deo fide, quasi rerum successus omnis a te, nihil a Deo penderet; ita tamen iis
operam omnem admove, quasi tu nihil, Deus omnia solus sit facturus».
190
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71
Karl Rahner, Espiritualidad antigua y actual, ET VII, Madrid [Taurus] 1969,25: «ca-
bría decir que el cristiano del futuro o será un "místico", es decir, una persona que ha "ex-
perimentado" algo, o no será cristiano».
191
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7 2
Michael Fuss, Endzeitfieber, 1997.
192
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193
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también sus tensiones) debe ser potenciada. Pero toda sociedad con su
ficiente vitalidad saca fuerza de la polaridad entre el conservar perse
verante (Iglesia del Logos) y el impulso renovador (Iglesia del Espíritu).
Se trata de la relación del cristianismo conservador, institucional,
que cuida de la comunidad de fe y de la identidad con el pasado (pero
que rápidamente se convierte en simple funcionariado), y del cristia
nismo místico, personal, tal como es vivido por las personas y grupos
como fuerza del Espíritu Santo (que de nuevo se convierte fácilmente
en narcisismo o aislamiento sin diálogo). Ninguna de ambas formas de
presentarse la Iglesia ha mostrado definitivamente cómo debe desarro
llarse el diálogo dentro de una Iglesia mundial en tensión: el diálogo
entre magisterio y pueblo cristiano, entre reflexión teológica y piedad
viva, entre el necesario orden y la libertad de la conciencia personal. La
respuesta se encuentra solamente en la práctica, en el diálogo, en la es
piritualidad viva, pero no a través de ideas prefijadas.
7 3
El monofisismo dogmático hace que lo humano de la figura divino-humana de Je
sucristo sea tan absorbido por lo divino que la expresión de fe «hombre verdadero» pro
duce el efecto de una afirmación aparente.
194
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7 4
J. Ratzinger, Wort und Wahrheit (Palabra y Verdad), 1960.
75
Mientras expresiones análogas sobre Dios pretenden reducir la relación Dios-hombre
a un concepto, aunque misterioso, la «teología negativa» o la «mística negativa» remiten di-
rectamente a la plenitud: «Dios es siempre mayor» y el hombre debe callarse «cada vez».
195
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Pero al mismo tiempo algo es fijo: Dios está presente en esta Igle-
sia que se esfuerza y en las palabras humanas de la revelación. Esto
recuerda la tensión entre la Iglesia-Logos y la Iglesia-Pneuma. Sólo
en esa tensión ha de entenderse la fe cristiano-eclesial. Así el esfuer-
zo por la verdad es frecuentemente un criterio mejor de verdad que
el aferrarse a fórmulas. La estructura introduce en la vida de la Igle-
sia lo que Agustín enseña sobre la fe de cada uno de los cristianos: to-
do encuentro con Dios es un «buscar encontrando» y un «encontrar
buscando».
Esto debe tenerlo en cuenta el cristiano que está a favor de más de-
mocracia en la Iglesia y reconoce en ello la acción del Espíritu en el
«pueblo de Dios». Y también debe tenerlo en cuenta el otro que pro-
76 2
DSn 806.
196
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197
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78
Hans Peter Duerr, Mythos vom Zivilisationsprozess, Francfort [Suhrkamp] 1988ss.
79 B
N 2 (1993) bajo el título «Die schamlose Gesellschaft» (La sociedad sin vergüenza)
y una entrevista con H.P. Duerr.
80
Volkmar Sigusch, Die Zeit, 4-10-1996.
198
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81
«Die Sexualwissenschaft machte sich einst zum Anwalt einer Befreiung der Triebe. Heute
steht sie vor der bitteren Erkenntnis: Diese Emanzipation rückte die zerstó'rerische Seite der Se-
Q
xualitat in den Vordergrund», Spiegel, n 1, 1996.
8 2
Sigusch, Volkmar [ed.] Becker, Nikolaus, Sexuelle Stórungen und ihre Behandlung,
Sruttgart [Thieme] 1997, 349 p.
8 3
G. Schmidt, Das Verschwinden der Sexualmoral: über sexuelle Verhdltnisse, Hamburgo
[Klein] 1996,138 p.
8 4
J. Ratzinger, «Sa/z der Erde». Christentum und katholische Kirche an der Jahrtausend-
wende. Ein Gesprach mit Peter Seewald, Sruttgart [Dt-Anst.] 1997, 215 (Madrid [Palabra]
2
1997, 310 p.).
199
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
recen -para sorpresa de los medios de bulevar- saberlo los jóvenes por
sí mismos, incluso cuando no se preocupan de las «anticuadas» normas
del cristianismo. La sexualidad ha de tener que ver con «amor» y vin-
culación y transmisión de la vida, para ser digna del hombre. Con ello
el círculo de la autorrealización ha dado el salto a la sociedad conyugal
y al hijo, al marco social de la sociedad.
Las oscilaciones de juicio y condenas en esta materia, que afecta a lo
más íntimo del hombre, muestran lo mucho que hoy día se lucha por
aspiraciones muy importantes, pero muestran al mismo tiempo que la
repuesta correcta no es tan sencilla de dar, como tantas veces ha ocurri-
do en la Iglesia.
- No se puede identificar simplemente sexualidad con capacidad
reproductora de los hombres. Pero ¿se puede y se debe separar-
la de la procreación y el nacimiento, del amor y del matrimonio?
Entonces el dar hijos al mundo sería un procedimiento técnico
que se podría delegar a la industria médica. El «mundo feliz» de
Aldous Huxley sería una amenaza inminente.
- ¿Es la familia una coraza inquebrantable, aunque todos los hom-
bres se estrellen en ella? Pero también: ¿puede degradarse la con-
vivencia de hombre y mujer a una asociación funcional para el
logro recíproco del placer? ¿No es en verdad la familia un don de
la naturaleza para una infancia digna del hombre, para la identi-
dad de una nueva persona, para la pervivencia de la humanidad,
para el mutuo desarrollo y ayuda de dos personas? Los niños
son el futuro de la sociedad. Las familias monoparentales o la pe-
dagogía del kibbuz no pasan de ser soluciones de emergencia y
como tales ha de mirarlas la sociedad hoy. Psicología y sociología
coinciden en destacar la familia como el lugar idóneo e ideal pa-
ra el desarrollo del niño. La fidelidad de los cónyuges es la co-
lumna vertebral del desarrollo y la ayuda mutua. Las encuestas
muestran, de manera sorprendente para muchos, que durante la
juventud el ansia de refugio, vida familiar y fidelidad en la pare-
ja crece; y eso hasta tal punto que la castidad prematrimonial en-
95
tre jóvenes -como escribe el Spiegel - vuelve a popularizarse. El
Estado debe quedarse atrás en sus sólidas reglamentaciones so-
ciales de ese «ethos». Pero la Iglesia, precisamente en el cambio
200
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201
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202
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204
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3. Allí donde las personas, como individuos o como grupos, llevan una vi-
da espiritual, este proceso de aprendizaje es más vivo. Por necesarias
que sean la reflexión teológica y la dirección institucional, el impulso
decisivo proviene de la vida de aquellos que tratan de vivir consciente-
mente como cristianos.
A partir de primitivas comunidades cristianas, en cuyo seno se desa-
rrollaron hasta su redacción canónica las Escrituras bíblicas, y que sintie-
ron su identidad eclesial en la oración común y en las fiestas religiosas; a
partir del primitivo monaquismo de Antonio en el desierto, pasando por
Basilio de Cesárea y Benito de Nursia, por Bernardo de Claraval e Hilde-
garda de Bingen, por comunidades tan distintas y sin embargo tan pare-
cidas como las de Francisco de Asís y Domingo, por Ignacio de Loyola y
por las grandes mujeres del último siglo con sus fundaciones caritativas y
pedagógicas, se marca un camino que lleva a las irrupciones religioso-es-
pirituales de nuestro tiempo, llámese a sus comunidades grupos de base
o de otra manera. Ahí se hace patente: no la reflexión «científica» y la nor-
ma jurídica, sino la vida de esas personas es la que marca el camino de la
Iglesia hacia el futuro. Ahí vive lo que Ernst Bloch llama la «categoría de
primera línea», la frontera abierta del ahora al mañana.
Especialmente allí donde los hombres tratan de vivir en comunidad
como cristianos, el diálogo del cristianismo con su tiempo -positivo o
negativo- se mantiene activo: sean las comunidades de base del conti-
nente sudamericano u otro o sean comunidades en el otro extremo, co-
mo el Opus Dei en su radical fidelidad a la jerarquía; sean comunidades
que cultivan el silencio y la meditación, sean las constituidas en asocia-
ciones de familias como la Integrierte Gemeinde (Comunidad Integrada),
que entiende de manera nueva el voto clásico de castidad como amor
87
matrimonial. En la colección «Iglesia de comunidades de base» se en-
cuentra mucho material sobre esta materia.
87
Fischer Michael von [ed.], Basisgemeindliche Kirche. Dokumentation, Tubinga [Francke]
1996,174 p.
205
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206
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207
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88
Algo general sobre la valoración de la decisión conciliar encontramos en R. Heinz-
mann, «Religions Freiheit», en Kutschki Norbert [ed.], Erinnerung an einen Aufbruch: das
II. Vatihmische Konzil, Würzburg [Echter] 1995, 80-90.
E. W. Bockenforde ha copiado el desarrollo en «Religionsfreiheit ais Aufgabe der Quis
ten. Gedanken eines Juristen zu den Diskussionen auf dem Zweiten Vatikanischen Konzil»,
StdZ, 176 (1965) 199ss. El aforismo jurídico (201ss.), «cuius regio, eius religio» (la autoridad
del Estado determina la afiliación religiosa de los subditos) está en el plano de fondo del de
sarrollo histórico. El cardenal Ottaviani, en su explicación del derecho canónico en 1960, re
chazaba una objeción (205): «Tú dices, quizá, que la Iglesia católica utiliza dos medidas. Por
que donde ella está en mayoría, pretende limitar los derechos de los que piensan de otro
modo, pero donde se encuentra en minoría entre la ciudadanía, reclama los mismos dere
chos que los demás. A eso se responde: en realidad, hay que aplicar dos medidas: una para
la verdad; otra, para el error». En su célebre Alocución sobre la tolerancia, Pío XII, 1953, 203ss.,
se distanció de esta argumentación. «La obligación de reprimir errores morales y religiosos
no puede ser norma última de proceder. Debe ser sometida a normas más elevadas y gene
rales, que bajo ciertas circunstancias permiten, y hasta quizás hacen ver como mejor com
portamiento, no impedir el error, para obtener un bien más excelso». Esas causas graves pue
den basarse p. ej. en el bien común. Pero el Concilio Vaticano II ya no apela a sopesar
ventajas ni a tolerancia, sino simplemente a la conciencia personal como base de la «libertad
208
LIBRO SEGUNDO
religiosa y entiende esta libertad como derecho real y basado en la dignidad de la persona
humana, derecho a ejercer privada y públicamente la religión que responda a las exigencias
de la propia conciencia» (199).
8 9
CÍ.DS806.
209
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9 0
Nota del revisor: Se pretende salvar el difícil juego de palabras alemán «Glaubens-
voll-zug» y «Be-zug».
91
Heinz Schürmann [ed.], Klaus von Scholtissek, Jesús - Gestalt und Geheimnis: ge-
sammelte Beitráge (Jesús, rostro y misterio), Paderborn [Bonifatius] 1994,456 p.
212
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92
tólica, y Martin Hengel por parte evangélica, andan a la búsqueda de
los fundamentos bíblicos. Pero tampoco estos llegan a construir una base
del todo demostrable empírica o lógicamente, sino que viven, y con toda
razón, de la realización responsable de la fe, de la espiritualidad. Sólo ella
da al cristianismo su legítimo puesto en la sociedad pluralista.
1. Encastillarse por propia seguridad asfixiaría la vida. La certeza de vi-
vir en la verdad de Dios puede llevar a una locura de absolutez, según
la cual todo lo demás es fundamentalmente falso e incluso condenable.
Así surgieron grandes desviaciones como la persecución de herejes, las
cruzadas, la persecución de brujas. Pero frente a una presentación pro-
pagandística, antirreligiosa, de esas desviaciones, la investigación his-
tórica advierte que aquellos hechos deben ser juzgados en función de la
mentalidad de entonces.
¿Es que no se basan muchos fenómenos negativos de la sociedad
moderna en parecidas ansiedades por la propia seguridad? ¡La insis-
tencia en la autorrealización en la que a nadie se le permite intervenir!
¡La exaltación capitalista de la propiedad, que el sentido de responsabi-
lidad social no permite tocar! ¡El progreso técnico y científico que, en su
perfección, arrincona otros valores más humanos! Igualmente el, su-
puestamente «liberal», contemplar despectivo las cosmovisiones aje-
nas, y la negativa a dialogar con ellas con interés existencial, porque eso
no sería «liberal», no es más que arrogancia.
Los extremos se tocan: la disolución pluralista de ética y verdad en ca-
pricho y arbitrariedad («laissez faire - laissez aller» o Feyerabend: «anything
goes») documenta con frecuencia una convicción absolutista de que la pro-
pia opinión no necesita diálogo alguno serio, porque al ser «liberal» está
sobre todo, es válido sin más. No existe fórmula teórica capaz de preser-
var contra los dos peligros. Sólo existe la praxis de la fe, que sabe del mis-
terio absoluto del Dios trinitario y del poder del Espíritu de Dios.
9 2
Martin Hengel, Nachfolge und Charisma. Eine exegetisch-religionsgeschichtliche Studie
zu Mr. 8,21s. Und ]esu Rufin die Nachfolge, Berlín [Tópelmann] 1968,116 p. (Seguimiento y
carisma, Santander [Sal Terrae] 1981).
213
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
9 3
La teología de controversia discutía si una «ética» anterior o paralela a la verdad
revelada podía contener una obligación radical, tal y como defiende la doctrina católica,
debido a su valoración positiva de la naturaleza. Hoy esta controversia ha amainado. La
importante tendencia «católica» se mantiene viva en la ética «autónoma» (elaborada por
el hombre) del moralista de Tubinga Alfons Auer.
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LIBRO SEGUNDO
215
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9 4
Sobre la cuestión del diálogo interrreligioso, cfr. mi artículo «Dialog der Religionen
und pluralistische Religionstheologie», CuL 67 (1994) 435-450: sobre ello, también am-
plios pasajes en: «Meditative Erfahrung» (nota 1). Cfr. la miscelánea editada por Raymund
von Schwager [ed.], Christus allein? Der Streit um die pluralistische Religionstheologie. Ein
kluger Beitrag Perry Scmidt-Leukels bejaht entschieden die "pluralistische Religionstheologie" J.
Hicks, Q.D. 160, Friburgo [Herder] 1996,207 p. Todos los demás reconocen ciertamente la
intención de éste, pero se distancian de la solución de Hick por diversos caminos. Impor-
tantes son las aportaciones al «dramático concepto» del diálogo interreligioso, que mues-
tran que Hick argumenta sobre una base abstracta, no-histórica. Pero esas aportaciones
no temen sostener la pretensión a la «absolutez», es decir, con la palabra misma que los
demás piensan pero que no expresan. La voluminosa publicación de homenaje a Hans
Waldenfels, Wege der Theologie: an der Schwelle zum dritten Jahrtausend, Paderborn 1996, ro-
za el tema desde muchos puntos de vista, pero el diálogo espiritual y concreto falta casi
del todo; solamente W. Breuning, «Die mystische Dimensión des Glaubens», 27-40, es
digno de mención. Cfr. mi colaboración («Mystikforschung und pluralistische Religions-
theologie», 187-205) en la publicación de homenaje a Helmut Riedlinger, cf. Margot Sch-
midt (ed.), Von der Suche nach Gott. Helmut Riedlinger zum 75. Geburtstag, Stuttgart-Bad
Cannstatt [Frommann-Holzboogl 1998, 809 p.
216
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217
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218
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96
John Hick, Religión. Die menschlichen Antworten auf die Frage nach Leben und Tod,
Munich [Diederichs] 1996,249s. 256s.
219
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220
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97
Lexikon der Religionen [Diccionario de las religiones] (1976).
98
Robert C. Zaehner, Concordant discord: The interdependence offaiths: being the Gifford
Lectures on natural religión delivered at St Andrews in 1967-1969, Oxford [Clarendon] 1970,
464 p. Publicado posteriormente en alemán bajo el prometedor título de Mystik. Harmonie
und Dissonanz, Olten [Walter] 1988,18.
99
Citado según mi presentación de Eckhart (en unión con W. Ligges): J. Sudbrack,
Das wahre Wort der Ewigkeit wird in der Einsamkeit gesprochen. Meister Eckhart, Seinsmystik
und die Erfahrung der Wüste, Würzburg [Echter] 1989,90 p. Cfr. el lúcido informe de A. M.
Haas, «Zen und der Westen. Annáherung zweier Welten», en NZZ 22./23.7.1995, n° 22. El
discípulo de Haas N. Largier proporciona una visión de conjunto sobre la evolución de la
situación: «Meister Eckhart und der Osten», en FZPhuTh 14 (1987) 111-129. En compara-
ción con él los correspondientes resúmenes de Michael von Brück; Whalen Lai, «Buddhis-
mus und Christentum. Geschichte, Konfrontation, Dialog, Munich [Beck] 2000,805 p., se mue-
ven en el plano de la simple constatación.
221
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
100
Gerhard Wehr, Spirituelle Meister des Westens. Leben und Lehre, Munich [Diederichs]
1995,300 p.
222
LIBRO SEGUNDO
«reconciliar entre sí todas las religiones, sectas y naciones, bajo un sistema co
mún de ética basado en verdades perennes (dentro de la conciencia), a saber:
que debe haber una verdad que encuentra su expresión en todas las diversas
religiones».
Sólo el judaismo, escribe ella, debe ser excluido, porque consiste en
un inexorable «Dios personal, extracósmico y antropomorfo que, en definiti
va, no es otra cosa que la sombra gigantesca del hombre y por cierto no preci
samente el mejor de su especie».
Afirmaciones parecidas se pueden multiplicar: dicen que hay una su-
permística de lo inobjetivo (Ungegenstandlichen = in-objetal) que se en
cuentra en la experiencia del hinduismo, budismo o aún más radical
mente en el Zen. En ella toda experiencia religiosa encuentra su cima y
-mirado en profundidad- su origen también. Pero en esto observa pru
dentemente Hick: tampoco esta llamada mística de lo «inobjetivo» «es in
dependiente del condicionamiento cultural. (También estas tradiciones) siguen
siendo espíritus hechos cuerpo, enraizados en su tiempo y en su tierra».
223
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
224
LIBRO SEGUNDO
101
expone Axel Michaels de modo impresionante cómo todas las tenta
tivas de reducir las diversas religiones a un concepto complexivo de
«religión» han fracasado. Ese fracaso es aún más claro en el caso de la
sublime experiencia «mística».
Incluso en el caso del indiscutible «padre de la teología pluralista de
la religión», Wilfred Cantwell Smith, muestra A. Grünschloss en Ciencia
de la religión como teología del mundo, hermenéutica interreligiosa de W. C.
102
Smith que éste comprime la riqueza de lo religioso en un esquema
conceptualmente árido, para «demostrar» la religiosidad unificada: «la
universalidad abstractamente relativista de las "reconstrucciones de la
fe viva" de Smith no respeta debidamente la conciencia de sí mismos de
los hombres religiosos». Pero además Smith, que ha seguido con bene
volencia el trabajo de Grünschloss, pasa, en los momentos decisivos de
su argumentación, de comparaciones objetivas y argumentos de la fe
nomenología religiosa a confesiones y valoraciones de creencias subje
tivas: «Su enjuiciamiento normativo de la depravación histórica del de
sarrollo descrito como "proceso de reificación" aparece claramente en
el contexto como resultado de una concepción directiva de filosofía vi
tal». «Reificación» (cosificación) indica que la experiencia originaria pu
ramente religiosa se ha depravado (deteriorado). Esta es sin embargo la
opinión subjetiva de Smith, a saber, que la concreción (reificación) de lo
religioso es una depravación, pero no la «autocomprensión de los hom
bres religiosos». La «base común» de todas las religiones no fue encon
trada por Smith, sino construida por él a partir de su propia «religión»
y establecida absolutamente por él como norma. También su superreli-
gión es sólo una entre las muchas religiones «creídas» de este mundo, y
además inventada artificialmente.
d) El diálogo interreligioso
101
Axel von Michaels, Klassiker der Religionswissenschaft: von Friedrich Schleiermacher
bis Mircea Eíiade, Darmstadt [Wiss. Buchges.] 1997,427 p.
102
Andreas Grünschloss, Religionswissenschaft ais Welt-Theologie: Wilfred Cantwell
Smiths interreligiose Hermeneutik, Gotinga [Vandenhoeck & Ruprecht] 1994,154.164.
225
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
La tradición cristiana habla de dos libros desde los que Dios nos ha
bla: el libro de la naturaleza y el libro de la revelación. Desde ese punto
de vista, todas las religiones pueden ser libros en que se encuentra la sa
biduría de Dios. El Vaticano II ha proclamado esto con su alta estima y
su disposición a aprender de la verdad de las religiones no cristianas.
Así también, Hans Urs von Balthasar adopta muchos de los temas aquí
103
tratados «Para la ubicación de la mística cristiana» y - c o n un derro
che de conocimientos y sabias distinciones- puede constatar: «Debere-
103
Hans Urs von Balthasar, «Zur Ortsbestimmung christlicher Mystik», en Beierwal-
tes, Werner; Balthasar, Hans Urs von; Haas, Alois M., Grundfragen der Mystik (Cuestiones
fundamentales de la mística), Einsiedeln [Johannes] 1974, 39-71.
226
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227
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228
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1 0 4
Atanasio de Alejandría, De Incarnatione 5 4 , 3 (SC. 199,548).
229
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
105
Una nueva puerta para ese diálogo la abre Michael Fuss en su apor-
tación sobre «Buda y María: vacío dinámico como icono del diálogo». Él
1 0 5
M. Fuss, «Budda und Maria: Dynamische Leeré ais Theorie des Dialogs», StuMar
(1994 211-244). La rica recopilación de Thomas Schipflinger, Sophia-Maria. Eine ganzheitli-
che Vision der Schopfung, Munich [Neue Stadt] 1998, está compuesta por desgracia poco
críticamente. El apenas conocido intento de Adolf Weis, Die Madonna Platytera. Entwurf
für ein Christentum ais Bildoffenbarung anhand der Geschichte eines Madonnathemas, Kónigs-
tein im Taunus [Langewiesche Kóster], 1985,184 p., aborda el tema, muchas veces trata-
do, del influjo egipcio y abre caminos filosóficos, pero tiene prejucios ideológicos. La lla-
mada «investigación del matriarcado» en sus mejores representantes está en buen camino
hacia la mariología. Sobre ello y lo siguiente, también mi libro: J. Sudbrack, Hildegard von
Bingen. Schau der kosmischen Ganzheit, Würzburg [Echter] 1995,203 p.
230
LIBRO SEGUNDO
coloca el diálogo con el budismo sobre una base más consistente que la
comparación usual (por ejemplo, la de Hans Waldenfels) del «vacia
miento» de Buda con la «kenosis» (el «vaciamiento» de Jesús según Flp
2,7: «Se anonadó tomando la forma de esclavo»). Fuss puede apelar al
acuerdo budista. Así, K. Nishitani, filósofo del Zen, en un coloquio reli
gioso indicaba que la mariología se corresponde con la doctrina budista
del «seno materno» (tathagataq-garbha): ambas son «signos de la uni
dad», de la «actitud de la gran misericordia». Punto de comparación es la
pureza inmaculada del ser original, en que se vive el vacío abierto (de la
experiencia del Zen). En su meditación suplicante la primitiva cristian
dad fue adquiriendo cada vez mayor conciencia de que la figura de la
Madre de Jesús con su «infinita disponibilidad» -«Hágase en mí según tu
palabra»- representa el modelo, el «arquetipo» de la actitud básica del
hombre ante el Absoluto, ante Dios. La investigación etnológica de las re
ligiones muestra que, en muchas religiones, se venera una actitud pare
cida en figuras personales (santos, héroes, algunos dioses incluso). Esta
actitud de la «infinita disponibilidad» corre paralela con la «renuncia a la
identificación con el yo» que Buda tuvo, al parecer, por lema de su vida y
que el budismo Zen traduce radicalmente en la doctrina y la acción como
«vacío abierto». Escribe Fuss: «Volviendo retrospectivamente a la pers
pectiva antropocéntrica del misterio de Cristo, representa María tanto el
punto humano de unión de todas las religiones -la disponibilidad cre
yente- como lo irrenunciablemente cristiano -la unicidad de su hijo-».
Argumenta él como Schmidt-Leukel. Sólo que él emprende el diálogo de
las religiones más expresamente (y, me parece, más apropiadamente)
partiendo de la experiencia humana en lugar de partir de especulaciones
sistemáticas y teológicas. Mira menos a la comprensión paulina de la re
dención del «anonadamiento» de Dios en su Hijo Jesucristo que a la ex
periencia humana de transitoriedad y al ansia de liberación. Los rasgos
Tengo por el desiderátum más importante el debate con el tantrismo, cuya rama budis
ta (Vajrayana) vincula la más sublime espiritualidad con la vital cercanía a la tierra. La ve
neración de la «Sakti» («el aspecto kinético del Principio supremo») muestra que -precisa
mente por la cercanía a la tierra- la más excelsa unidad del Espíritu está ligada a la
aniquilación y la muerte (cfr. las conocidas representaciones de Siva, del «aspecto estático»,
el principio más elevado; según Ajit Mookerjee, Madhu Khanna, Die Welt des Tantra: die um-
fassende Darstellung des wahren Tantra-Weges und seiner Praktiken (El mundo del Tantra. La
amplia representación del verdadero camino Tantra y sus prácticas), Berna-Múnich [Hey-
ne] 1990. En lo cristiano, en este lugar se sitúa la cuestión del mal, del pecado, que especial
mente ocupa un puesto destacado en la mariología («Inmaculada - Concepción»).
231
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
232
LIBRO SEGUNDO
sericordia a todas las criaturas antes de que ella misma entre en el Nirva
na, en la plenitud. Esto discurre paralelamente a la «misericordia de la
Madre María». Pero la diferencia sigue siendo clara: no la eficacia (medi
tativa o activa) de María, ni su ascética negación del yo, como en Buda, si
no la gracia y el don de su Hijo son el núcleo del acontecimiento. El cris
tianismo se basa en el «encuentro con Dios», no en convertirse en igual a
Dios. Pero en el encuentro el hombre se diviniza. Expresado en el sentido
de la mística cristiana: los hombres no deben convertirse en «Cristos» (W.
Jáger), pero sí en «Marías gestantes» (Balthasar Stáhelin): el maestro Eck
hart llama a esto «nacimiento de Dios en el corazón».
Con el filósofo del Zen Gishin Tokiwa insiste Fuss más en ese para
lelismo. Tokiwa escribe: cuando tengo ocasión de contemplar imágenes
cristianas llamadas «Pietá», me conmuevo hondamente por esa peren
ne verdad de la humanidad. En Santa María veo yo de hecho lo que los
budistas llaman el seno de Buda (tathagataq-garbha)». Representada
como madre bajo la cruz, atraviesa dolorosamente María la oscuridad
de la fe; también los budistas «ven en la dolorosa travesía del sufri
miento el camino para su superación». Aquí resplandece ahora la fe
cristiana en la Resurrección de Jesús, el hijo de la negación del yo de
María. Es la respuesta al sufrimiento de María como a la negación del
yo de Buda. La «espiritualidad del budismo» evocada por Dumoulin se
hace visible en esta comparación de Buda con María.
Estos estímulos al diálogo están todavía esperando su verificación.
Pero desde ahora muestran ya dos cosas: la fecundidad del diálogo pa
ra la conciencia cristiana de la fe, y también que este diálogo no hay que
abordarlo desde una concepción minimalista del cristianismo sino sólo
desde la íntegra fe cristiana. Pero la unidad «mística» de todas las reli
giones no reside en una experiencia sustancialmente idéntica, sino en el
ansia (en el seno abierto de María) que se abre al siempre mayor miste
rio de Dios; allí, pues, donde según la mística cristiana el «encontrar» a
Dios se vive sólo como un «buscar» a Dios, siempre nuevo; allí es don
de un Ignacio de Loyola sabe por la fe que Dios es «siempre mayor». En
el buscar de la mística, no en experiencias concretas, sino en su ansia de
búsqueda se encuentran las religiones.
233
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
1 0 6
Klaus Schreiner, Maria. Jungfrau, Mutter, Herrscherin, Munich [Hanser] 1994,
591 p.
234
LIBRO SEGUNDO
107
Nota del revisor: El lector ya sabe que el libro está escrito en el s. XX, luego el au
tor se está refiriendo al s. XIX. Por eso sabrá situarse con facilidad.
108
Zum Schnittpunkt von Philosophie und Theologie. Cf. Laarmann, Matthias [ed.]
(Festschrift für Richard Scháffler) Erfahrung - Geschichte - Identítat, Friburgo [Herder] 1997,
392 p.
235
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
109
sa y reflexión teológica . Sin embargo cuan importante es la asimilación
de la historia de la mística lo muestran los Modelos históricos en la tradi-
110
ción cristiana , que han publicado conjuntamente el germanista Walter
Haug y el teólogo Dietmar Mieth en 1992 bajo el título Experiencia reli-
111
giosa , pero que apenas son tenidos en cuenta en los mencionados tra-
bajos posteriores. El que mejor, a mi parecer, ha revisado el ámbito de
cuestiones es Verweyen en su Teología fundamental y ha mostrado que
ni la metafísica abstracta ni la fijación aislada sobre fenómenos aisla-
dos, sino sólo la mirada a la «configuración» total de la experiencia
cristiana (así Von Balthasar) puede abarcar ese gran fenómeno.
El ámbito de las cuestiones no se despacha con fórmulas hechas. Es
al revés: en la siempre nueva fuerza de penetración de las cuestiones se
revela la siempre nueva vitalidad de la fe con sus dos pilares: el Evan-
gelio de Jesucristo bien ubicado históricamente y que la Iglesia del Lo-
gos (Jerarquía y Teología) conserva y tiene en cuenta, y la mentalidad,
el sentimiento vital del presente en que numerosos hombres tratan de
vivir esa fe, un sentimiento vital sostenido por la «acción del Espíritu»
de Dios (Iglesia del Pneuma). La teología medita una y otra vez las
cuestiones relativas al tesoro de la fe de la Iglesia del Logos (Jerarquía)
planteadas por la Iglesia del Pneuma. Ambos torrentes de la acción de
Dios aportan algo distinto; ambos son necesarios para la plenitud vital
del cristianismo.
Esta «perennidad vital» cristaliza en la pregunta: ¿cómo es experi-
mentada y vivida en el mundo de hoy la fe cristiana portadora como
es de sentido y salvación? K. Rahner remite también a la mística y es-
piritualidad como «explicitación paradigmática de cuanto, en el cami-
no cristiano hacia el cumplimiento de la salvación en fe, esperanza y
amor, acontece dondequiera que se alcanza la salvación en el sentido
cristiano».
Esta tendencia a la «experiencia» vamos a seguirla, también dentro
de la Iglesia, en lo que sigue. Bastante de lo dicho volveremos a tratar-
lo y presentarlo en nuevos contextos.
109
Kreiner, Armin (ed.), Religióse Erfahrung und theologische Reflexión: Festschrift für
Heinrich Doring, Paderborn [Bonifatius] 1993,402 p.
110
Historische Modelle in christlicher Tradition.
1,1
Walter Haug (ed.) y Dietmar Mieth, Religióse Erfahrung: historische Modelle in chris-
tlicher Tradition, Munich [Fink] 1992,469 p.
236
LIBRO SEGUNDO
a) ¿Quées experiencia?
237
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Aunque esas tres facetas del tema total forman en la práctica un to
do, su distinción es valiosa. Cuanto más profunda, más existencial, más
personal es una experiencia, tanto más sobrepasa todo lo que pueda de
cirse de ella. Por eso se habla tan diversamente sobre la experiencia de
lo divino. Aproximaciones metafóricas como mar, amplitud, luz, infini
tud, incluso ser o vacío o nada, no traducen sino imperfectamente lo
que uno desearía decir. Incluso el Tú dirigido a Dios en la tradición bí
blica se queda muy por detrás de la realidad de Dios y de su experien
cia. La paradoja del dogma de la Trinidad (una vez Tú = tres veces Tú)
es un ejemplo de lo mismo. La teología se sirve, hablando de Dios, de
paradojas (coincidencia de los opuestos), de negaciones (teología nega
tiva), superaciones (siempre más grande) o analogías (así pero no así).
Esto hace saltar toda formulación lógica. Rahner habla de un «exceso»
inherente al esfuerzo teológico, porque tiene que hablar de la incom
prensibilidad de Dios.
En el amor humano reside la analogía correspondiente a esta dialéc
tica de experimentar y hablar de ello. Frente a Dios, el Absoluto, esto es
fundamental. Por eso Dionisio el Pseudoareopagita, maestro de la mís
tica cristiana, corona su doctrina sobre la experiencia de Dios en him
nos, expresiones negativas repetitivas, «Dios no es, no es...»; esas nega
ciones conciernen a todo, también al ser, también a la Trinidad y
unidad, también a la paternidad y filiación. La negación obligada es un
rasgo de toda experiencia profunda de Dios y criterio de validez de to
do proyecto espiritual. Por eso los místicos -también el maestro Eckhart
visto a la luz de la crítica- echan mano con gusto del lenguaje supra-
conceptual de imágenes y metáforas cuando describen sus experien
cias. Así logran dar a sus palabras una inmediatez de experiencia que
no se logra con terminología y abstracciones conceptuales y, al mismo
tiempo, remiten a un sentido que no se puede captar mediante teorías
intelectuales. Las imágenes son en sí mismas mistagógicas y conducen
a una comprensión más profunda. Bernd Jochen Hilberath y Bernhard
Nitsche lo explican bien en la miscelánea antes citada (en honor de
Scháffler) en la obra de Karl Rahner.
238
LIBRO SEGUNDO
112
Sobre el modo de ver de Von Balthasar, cfr. mi libro Mystische Spuren. Aufder Su-
che nach der christlichen Lebensgestalt, Würzburg 1990,183 sigs. Heinz Schürmann escribe
sobre la forma literaria de los relatos de infancia en: Das Lukasevangelium I. ¡Comentar zu
Kapitel 1,1 - 9,50, Friburgo [Herder] 1969: Vor allem Christus-Homologese, darin auch in «ges-
piegeiter» Weise Kerigma. («Ante todo confesión de Cristo, y en ella también kerigma de
modo reflejo». «Que junto a un interés teológico también uno biográfico haya determina-
do a Lucas a anteponer a su evangelio una historia del nacimiento no acierta en el blan-
co») (21). «Es un relato tipológico. Más concretamente la interpretación del AT aquí es
"mesiánica"» (23). Se puede «hablar descriptivamente de la manera creyente de narrar se-
gún el género Haggada del judaismo tardío que -basada en tradiciones- profesa de mane-
ra creyente los orígenes de Jesús en Dios y los expresa con la ayuda del modo tipológico
de interpretación de la Escritura por una parte, y, por otra, con medios de expresión apo-
calípticos hace su interpretación» (21).
239
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
1 , 3
Walter Kasper, «Prolegomena zur Erneuerung der geistlichen Schriftauslegung»
en H. Frankemólle y K. Kertelge (ed.), Vom Urchristentum zu Jesús (Festschrift fiir J. Gnilka),
Friburgo [Herder] 1989, 536 p. (cf., pp. 508-526).
114
Henri de Lubac, Exégése médievale. Les quatre sens de l'Écriture (4 vols.), París [Cerf]
1959-1964.
115
Cfr. p. ej. Henning Graf Reventlov, Epochen der Bibelauslegung II (Épocas de la ex-
posición de la Biblia), Munich [Beck] 1994; Storia deU'interpretazione bíblica, Cásale Monfe-
rrato [Piemme]).
116
Andrew Louth, en Discerning the mystery, ar\ essay on the nature of theology, Oxford
[Clarendon Press] Nueva York [Oxford University Press] 1983,150 p.
1,7
S.Th. II, II, 1,2, ad 2.
CIC del año 1993.
240
LIBRO SEGUNDO
3. «Dios siempre más grande (semper maior)». Esta puede ser la línea di-
rectora de tal comportamiento con la fe. Porque el hablar de Dios sigue
siendo fundamentalmente insuficiente, se puede y debe intentar una y
otra vez encontrar un nuevo lenguaje sobre Dios. Toda experiencia de
Dios -por convincente que sea su evidencia- siempre queda muy atrás
241
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Q
de la total realidad de Dios. Decía Karl Rahner en su 80 aniversario: «El
teólogo sólo (es) realmente lo que es cuando no piensa con sosiego en hablar con
claridad y transparencia, sino que experimenta y testimonia, aterrado y feliz a
la vez, análogo vértigo entre el sí y el no al asomarse al abismo de la incom
prensibilidad de Dios».
El que, como cristiano, profesa la verdad del dogma, debe al mismo
tiempo tener en cuenta - y esto significa trasladarlo a la experiencia-
120
que la mencionada verdad es más profunda que lo que puede expre
sarse con las palabras de la profesión de fe y también más profunda que
lo que se percibe en la experiencia. La «experiencia» de Dios va más le
jos aún, hacia lo «no experienciado».
La «fe», pues, vive de su apertura; puede preguntarse si otro idioma
y otra mentalidad -por ejemplo, india o africana- no puede también ex
presar la misma «cosa» de fe («res», dice Tomás de Aquino), pero con
palabras («enuntiabile») que en la manera de expresarse incluso contra
dicen a la propia profesión de fe. Lo nuclear de la fe exige del teólogo,
pues, la reformulación del viejo dogma. En eso también convicciones
no cristianas pueden ser maestras nuestras; porque, como escribe Rat
zinger, «para que una expresión siga siendo la misma, debe adaptarse
una y otra vez a los cambios históricos».
120
Nota del revisor: Parece que se está refiriendo a la «verdad del dogma» que aca
ba de mencionar.
242
LIBRO SEGUNDO
243
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
244
LIBRO SEGUNDO
121
Jan Assmann, Das kulturelle Gedáchtnis. Schrift, Erinnerung und politische Identitdt in
frühen Hochkulturen, Munich [Beck] 1997,56s.
245
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
122
Norbert Bischof, Das Kraftfeld der Mythen. Sígnale aus der Zeit, in der wir die Welt ers-
chaffen haben, Munich [Piper] 1998,810 p.
123
Heinrich Fries y Karl Rahner, Einigung der Kirchen, reale Móglichkeit, Q.D. 100, Fri
burgo [Herder] 1983,156 p.
1 2 4
Henri Le Saux (Abhishiktananda Swami, 1910-1973), Sagesse hindoue, mystique
chrétienne, du Védanta a la Trinité [Suivi d' un choix de voémes traduits de Sri Ramana Maharshi],
París [Centurión] 1965, 303 p.
246
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247
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248
LIBRO SEGUNDO
4. Grupos vivos son las células vitales del diálogo, como se ha dicho.
También la imagen de la Iglesia de la encíclica Mystici Corporis Christi
enseña: «Además de eso, así como en la naturaleza no basta cualquier aglome-
ración de miembros para constituir el cuerpo, sino que necesariamente ha de es-
tar dotado de los que llaman órganos, esto es, de miembros que no ejercen la
misma función, pero están dispuestos en un orden conveniente, asila Iglesia ha
de llamarse Cuerpo principalmente por razón de estar formada por una recta y
bien proporcionada armonía y trabazón de sus partes, y provista de diversos
miembros que convenientemente se corresponden los unos a los otros [...] Mas
en manera alguna se ha de pensar que esta estructura ordenada u "orgánica"
del Cuerpo de la Iglesia se limita o reduce solamente a los grados de la jerar-
quía; o que, como dice la sentencia contraria, consta solamente de los "caris-
125
máticos"» .
Con la enumeración de las posibilidades de vida en el organismo de
la Iglesia se amonesta contra las disputas de competencia: porque el Es-
125
PióXII,In"8,del29.6.1943.
249
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250
LIBRO SEGUNDO
126
Heinz Robert Schlette, en su trabajo Alma del mundo , ha seguido
los pasos de una tradición del Espíritu. Desde siempre barruntaron los
filósofos que la creación de Dios estaba animada por una especie de
126 Yves Congar, «Ecclesia ab Abel» en Marcel Reding [ed.], Abhandlungen über Théolo-
gie und Kirche. Festschrift für Karl Adam, Dusseldorf [Patmos] 1952,79-108.
127
1, 26.
1 2 8
Heinz Robert Schlette, Weltseele. Geschichte und Hermeneutik, Francfort [Knecht]
1993, 263p.
251
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252
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253
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254
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1 3 0
Largier I, 27.25.
131
Nota del revisor: Eckhart se está refiriendo al ser humano en general.
255
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256
LIBRO SEGUNDO
Esta traducción falsea el texto y fue inventada por primera vez (!) en
la reforma francesa del siglo XVI por motivos ideológicos evidentes. Lu-
tero lo traducía todavía correctamente. En el texto original, efectivamen-
te, se une la frase final y consecutiva «Así deben...» a María y no a Jesús;
es decir: «Mira, éste está puesto para caída y resurgimiento de muchos en Israel
y para señal de contradicción; pero a ti misma una espada te atravesará el alma
132
para que (!) se revelen los pensamientos de muchos corazones» .
El sufrimiento de María se interpreta como cooperación a la obra
salvadora de Jesús. No vamos a exponer aquí las cuestiones teológicas
y filosóficas inherentes. Pero el texto original deja que en la figura de
María aparezca cuánto aprecia Dios la acción, la obra del hombre. Lo
que aparece en la carta a los Colosenses (1,24), que el Apóstol «por el
cuerpo de Cristo que es la Iglesia, completa en su cuerpo terreno lo que
falta a las tribulaciones de Cristo», se hace visible en los sufrimientos de
María. La acción del hombre no es un pasivo ser llevado por Dios, sino
que en el plan de la omnipotencia divina desempeña su papel, un papel
sostenido por la gracia, y eso especialmente cuando se trata de un
«com-padecer» con Jesús.
257
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
134
Rainer Volp, Liturgik: die Kunst, Gott zu feiern, Gütersloh [Gütersloher-Haus Mohn]
1994.
258
LIBRO SEGUNDO
259
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
1 3 5
Nota del revisor: «Ursakramentalen» ¿podría ser traducido también como «pri-
mariamente sacramental»?
260
LIBRO SEGUNDO
136
Raymund Schwager, Das dramatische Kirchenverstandis bei Ignatius von Loyola, Co-
lonia [Benziger] 1970,198 p.
261
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Capítulo 5 8 , 7 de la regla.
262
III Parte
La experiencia de lo Santo
y la imagen de Dios
1
La literatura sobre el tema es inabarcable. Junto a las clásicas obras, utilizamos es-
pecialmente los correspondientes artículos del Handbuch religionswissentchaftlicher Grund-
begriffe III, Stuttgart 1994,74-99 (citado por Gladigow, en III, 32) y del Historisches Wórter-
buch der Philosophie II (citado por U. Dierse, 792). Muchas citas se tomaron de Falk
Wagner, Was ist Religión? Studien zu íhrem Begriffín Geschichte und Gegenwart, Gütersloh
1986. Hans G. Kippenberg diseña en Die Entdeckung der Religionsgeschichte. Religionswis-
senschaft und Moderne, Munich 1997, la base histórica de la espiritualidad de la historia de
la investigación. R. Otto publicó Das Heilige. Über das Irrationale in der Idee des Góttlichen
und sein Verhaltnis zum Rationalen, Breslau 1917. El libro de M. Eliade Das Heilige und das
Profane (Lo sagrado y ¡o profano, Barcelona [Guadarrama] 1981), apareció en francés en
1949. Sobre los términos y el tema, cfr. mi artículo «Heilige in Jesús Christus - Zeugen von
Gottes Heiligem Geist», en Beglaubigtes Zeugnis, Selig- und Heiligsprechungen in der Kirche,
Würzburg 1989,26-29. La cita de J. Hick figura en Religión. Die menschlichen Antworten auf
die Frage nach dem Leben und Tod, Munich 1996,34.
Martin Buber ha formulado de manera válida, aunque extrema, el fundamento per-
sonal y orante del discurso sobre sobre Dios en sus ensayos autobiográficos, varias veces
editados, Begegnungen (encuentros): «Si creer en Dios significa poder hablar de él en ter-
cera persona, no creo yo en Dios. Si creer en él significa poder hablar con él, entonces creo
en Dios». O. Cullmann cita expresiones semejantes de D. Sólle y G. Ebeling en Gebet im
neuem Testament, Tubinga 1994; la cita de J.B. Metz, en H. Waldenfel, Gott. Auf der Suche
263
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
nach dem Lebensgrund, Leipzig, 1995, 56. Sobre la crítica de la interpretación evolutiva de
la religión, cfr. también G. Kehrer, Einführung in die Religionssozíologie, Darmstadt 1998.
Sobre eso, también: M. Ebertz, «Religionssozíologie heute: Kirche nein - Religión ja? Jeder
seine eigene Sekte», en el suplemento de Año Nuevo de Chríst in der Gegenwart, n°. 13
(1995) 104.
2
«It is even more essential than the notion of God».
264
LIBRO SEGUNDO
que propiamente no podemos hablar «sobre» Dios sino «a» Dios; es de-
cir: debemos dejarnos arrastrar por el asombro ante lo «tremendo y fas-
cinante», en lugar de dedicarnos sólo a hacer reflexiones. Gerhard Ebe-
ling y Dorothee Sólle han reflexionado sobre esto desde puntos de
partida realmente distintos, cristiano-evangélicos, evangélico-cristia-
nos, cuando intentan hablar de oración. Johann Baptist Metz, desde el
campo católico, escribe igualmente: «Hablar de Dios brota siempre del
hablar a Dios; la teología brota de la oración». Todo hablar «sobre» Dios
debe una y otra vez dirigirse a tientas hacia ese punto en que comienza
el hablar «a» Dios, al abismo en que los hombres vislumbran lo «santo»
y llenos de reverencia o estremecidos se acercan a él o se alejan de él.
Ese viraje hacia Dios sólo se logra imperfectamente, pero exige, al
mismo tiempo -realizado de manera consecuente- plena dedicación de
la existencia personal. Esto lo subrayó, como ningún otro, el teólogo y
filósofo danés Sóren Kierkegaard frente a la pura aplicación intelectual
de la filosofía hegeliana: «La única manera de que un ser entre en relación
con Dios es que la contradicción dialéctica lleve el sufrimiento hasta la angus-
tia y colabore, "con la categoría de la angustia" (una experiencia límite,
pues, JS) a concebir a Dios de tal manera que Dios no sea un postulado sino
aquello que postula el Dios existente: una necesidad».
En lugar de asignar a la existencia de Dios el puesto de «postulado»
en el sistema del pensamiento, analiza Kierkegaard al hombre, cuya
existencia consiste precisamente en ese gritar a Dios. Sólo con ese pathos
debe plantearse la cuestión de Dios en el ámbito de «lo santo». La pre-
cisión polar, si ya no totalmente contradictoria, de «tremendo y fasci-
nante» analizada por Otto, de Dios y la Santidad, ayuda, junto al nece-
sario «hablar sobre Dios», a permanecer siempre dispuesto al existencial
«hablar a Dios».
Aquí sólo podemos considerar un aspecto, esencial, eso sí, de la es-
piritualidad; una buena parte de las tendencias ya han sido expuestas
anteriormente y no hay que volver sobre ello.
265
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
a) Desarrollo histórico
3
Ciertas teorías racionalistas del pasado s i g l o intentaron mostrar que
la idea de Dios se fue desarrollando lentamente a partir de las angustias,
esperanzas y experiencias del hombre primitivo y hubo de ceder más y
más el puesto a una visión más racional. En la ciencia de las religiones, de
creciente rigor, parece que ya no se atribuye gran importancia a esa tesis
evolutiva. Se presta hoy más atención a la actual e histórica multiplicidad
de lo religioso y encontramos, según Diers, «un amplio espectro de dife-
rentes modos de representarse a Dios con (mucha) variedad de fisono-
mías antropomorfas, teriomorfas (en figuras de animales), híbridas o iró-
nicas». Sobre esa base, se intenta entender esa multiplicidad en el marco
de las formaciones culturales sociológicas y psicológicas, pero ya no de-
sarrollarla históricamente. Burkhard Gladigow opina a este respecto:
«Miradas así las cosas, la alternativa ya no está entre la tesis de que Dios
es un fruto tardío en la historia de las religiones, o que aquellos otros se-
res u objetos llenos de poder (lo santo, JS) marcan los comienzos de la
idea de Dios». La doctrina de los tres estadios de Auguste Comte de la
génesis y muerte de la idea de Dios, teológico, metafísico, finalmente em-
3
Nota del revisor: Naturalmente se refiere al siglo XIX. El autor escribe en el siglo XX,
y eso ya lo sabe el lector.
266
LIBRO SEGUNDO
4
pírico-científico , está igualmente superada, lo mismo que la deducción
histórica de la experiencia de Dios partiendo de la experiencia del «poder
santo», llamado «Mana», que G. van der Leeuw, al menos inicialmente,
5
defendía todavía en su Fenomenología de la Religión . En cambio el padre
6
Wilhelm Schmidt en su voluminosa obra en doce volúmenes intentó de
mostrar que el monoteísmo está en los orígenes mismos de la civilización
y que la historia de las religiones es en gran parte una historia de dege
7
neración. Su discípulo Paul Schebesta ha corregido esa tesis en su extre
ma expresión: la compleja historia de la religión y de la idea de Dios no se
puede compartimentar en estadios. Eso mismo vale para el muy estima
8
do proyecto de R.N. Bellah, según el cual la Evolución religiosa se desa
rrolla más bien según el esquema: núcleo concentrado y desarrollo. Aun
eso es hoy muy criticado. Es un complejo de cuestiones que hay que exa
minar con más detalle.
b) La consideración sociológica
4
Auguste Comte, Cours de philosophie positive, París [Bachelier]; Lehrbuch der positiven
Philosophie (Curso de filosofía positiva, Manual de filosofía positiva), 1830-1842.
5
Gerardus van der Leeuw, Phanomenologie der Religión, Tubinga [Mohr] 1933,1956.
6
Wilhelm Schmidt, Der Ursprung der Gottesidee (El origen de la idea de Dios), Müns-
ter [Aschendorff] 1912-1955.
7
Paul Schebesta, Ursprung der Religionen (El origen de las religiones), Berlín IMorus]
1961.
8
Robert Neelly Bellah, Religious Evolution, 1964.
267
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
c) La consideración psicológica
9
Peter L. Berger y Thomas Luckmann, The Social construction of reality, Garden City,
N.Y. [Doubleday] 1966,219 p. (La construcción social de la realidad, Buenos Aires [Amorror-
tu] 1968,233 p.).
10
Niklas Luhmann, Funktion der Religión, Francfort [Suhrkamp] 1966,324 p. 1977.
268
LIBRO SEGUNDO
269
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
11
Hugo Rahner, Griechische Mythen in chrislicher Deutung, Zúrich [Rhein] 1945; Basi-
2
lea [Herder] 1985, 396 p. (Cf. 28s. 82s).
270
LIBRO SEGUNDO
1 2
Impresa en Cari G. Jung. Ein grosser Psychologe im Gesprach: Interviews, Reden, Be-
gegnungen (Un gran psicólogo. Entrevistas, conferencias, encuentros), Robert von Hins-
haw y Lela Fischli (eds.), Friburgo-Basilea-Viena [Herder] 1994,319-312.
271
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
1 3
Robert Ch. Zaehner, Concordant discord: The interdependence offaiths: being the Gifford
Lectures on natural religión delivered at St Andrews in 1967-1969. Oxford [Clarendon] 1970,
464 p. Publicado posteriormente en alemán bajo el prometedor título de Mystik. Harmonie
und Dissonanz (Mística, armonía y disonancia), Olten [Walter] 1980.
272
LIBRO SEGUNDO
273
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
14
También E. Bloch conoce la categoría «Front», frente.
274
LIBRO SEGUNDO
275
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
c) Testimonios místicos
15
P. Gerlitz, «Mystik». En la Theologische Realenzyklopadie, vol. 23,533-547.
16
Hjalmar Sundén, Die Religión und die Rollen: eine psychologische Untersuchung der
Frommigkeit, Berlín [Tópelmann] 1966, 451 p.
276
LIBRO SEGUNDO
Sin embargo, de estos versos a primera vista blasfemos, dice: allí ex-
plica el místico de Silesia y poeta, expresamente, que los versos sólo
pretenden transmitir con palabras una experiencia indescriptible: «Aquí
se indica una vez por todas que la opinión del autor nunca es que el alma del
hombre deba o pueda perder su condición de criatura y que, por una diviniza-
17
Cf. Ángelus Silesius, Cherubinischer Wandersmann, Aschaffenburg [Pattloch] 1947.
a
Cf. I, n 8. (Peregrino querubínico o Epigramas y máximas espirituales para llevar a la contem-
plación de Dios, Mallorca 1985).
277
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
ción, pueda convertirse en Dios o en un ser increado; sino que su sentido es és
te: que el alma agraciada y santa puede llegar a tal unión con Dios y su divi
nidad, que queda penetrada por ella totalmente, transformada y unida de tal
modo que si se le pudiera ver no se vería en ella ni se reconocería otra cosa que
18
a Dios, como ha de ocurrir en la otra vida» .
Ángelus Silesius era consciente de que sus versos de sonido pan-
teísta son «sólo» intentos poéticos de expresar en palabras la experien
cia de Dios que supera toda lógica.
La mística del amor -desde el cristianismo, pasando por el sufismo
hasta la religiosidad Bhakti de la India- es el apoyo más hermoso para
la verdad de la experiencia de la metafísica del amor de Teilhard. Pero
esto queda mal entendido si, ignorando el plano poético, se diluye en
unidad panteísta; igualmente queda mal entendido si -con Karl Barth,
que también combate a Ángelus Silesius- se anatematiza como traición
a la relación personal con Dios.
18
«Schawe in der Vorrede» (Clave en el prólogo).
278
LIBRO SEGUNDO
Todo hablar «a» Dios está, según él, inserto en el movimiento trini-
tario, que rebasa el lógicamente unívoco decir-tú a Dios. La antigua li-
turgia introduce esa dinámica en la oración: «En el Espíritu, por el Hijo,
al Padre». ¡En ese movimiento, no en lógica estática, encuentra el hom-
bre a Dios! Por eso no es de admirar que en la Iglesia antigua no hubie-
ra oración de Tú al Espíritu Santo; sólo cuando las teorías heréticas pu-
sieron en cuestión que el Espíritu fuera divino, igual que el Padre y el
Hijo, se dirigieron a él los Padres capadocios, a fines del siglo IV, acen-
tuando su personalidad, pero recalcaron al mismo tiempo que Dios es
incognoscible. Como quiera que sea, la oración de Tú al Espíritu es dis-
tinta de la oración al Padre o al Hijo. Pero todo se basa en la oración de
Tú al uno y único Dios. De lo contrario la fe en Dios sería una creencia
supersticiosa en tres dioses.
Ya el ser consciente de que el Dios uno vive en la verdad trinitaria su-
giere que también el a-personal hablar de Dios tiene sentido y que una re-
ligiosidad de reminiscencias panteístas puede abrir caminos hacia esa
comprensión. También la espiritualidad cristiana vivida debe aprender
de ello. Pero deducir de los anteriores testimonios y otros parecidos un
panteísmo, eso sólo le ocurre al racionalista que no sabe leer poesía.
19
Dionisio el Pseudoareopagita, Theologia Mystica 1,1. Corpus Dionysiacum II (G. Heil
y A.M. Ritter eds.) Berlín - N.Y. [de Gruyter] 1991,141.
279
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
20
Aldous Huxley, Gott ist. Essays, 1993,138 sig. 1 2 9 , 2 6 5 , 1 9 7 , 6 7 . (Huxley and God. Es-
says editados por Jacqueline Hazard Bridgeman, San Francisco [Harper] 1992, 286 p.).
21
Aldous Huxley (1894-1963), The perennial Philosophy, Londres [Chatto and Windus]
1947, 359 p. (La Filosofía perenne, Buenos Aires [Sudamericana] 1947,431 p.).
280
LIBRO SEGUNDO
2 2
A. Huxley, Grey Eminence: A Study in Religión and Politics (A biography ofFather Jo-
seph du Tremola), Londres-N.Y. [Chatto and Windus] 1941. (Ein Leben zwischen Religión und
Politik (Una vida entre religión y política), 1941.)
2 3
Aldous Huxley, The devils of Loudun, Nueva York [Harper] 1952, 340 p. (Los demo-
nios de Loudun, Barcelona [Planeta] 1972,323 p.).
281
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
2 4
Matthias Trennert Hellwig, Die Urkraft des Kosmos. Dimensionen der Liebe im Werk
Fierre Teilhards de Chardin, Friburgo [Herder] 1 9 9 3 , 3 7 6 , 3 7 1 .
282
LIBRO SEGUNDO
a) La Sophia-teologia
2 5
Prov 8,12.22.30 sigs.
26
Sab 7,25.27; 8,4.
2 7
Sab 9,4.
2 8
Horst Dietrich Preuss, Einführung in die alttestamentliche Weisheitsliteratur (Intro
ducción a la literatura sapiencial veterotestamentaria), Stuttgart [Kohlhammer] 1987,
241 p.; Scheitern der Weisheit (Fracaso de la sabiduría).
29
E.A. Johnson, Ich bin, die ich bin, 1994,129.
283
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
3 0
Sobre esto véase el acopio de material, desgraciadamente poco elaborado, de Tho-
mas Schipflinger, Sophia-Maria. Eine ganzheitliche Vision der Schopfung (Sofía-María. Una
visión total de la creación), Munich [Neue Stadt] 1998,348 p.
31
Pavel Florenskij, libro de recuerdos para sus hijos.
284
LIBRO SEGUNDO
285
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
32
DS 977: «Aliquid est in anima, quod est increatum et increabile, si tota anima es-
s
set talis, esset increata et increabilis, et hoc est intellectus». Es el n 26,1 de la const. In agro
dominico del 27 de marzo de 1329.
286
LIBRO SEGUNDO
- Sólo así el salmo 139 pasa de ser una oración de pura edificación
a una experiencia viva que llega al ser: «Me envuelves por de-
lante y por detrás y pones sobre mí tu mano [...] Si subiere a los
cielos, allí estás tú; si bajare al "sheol", allí estás presente. Si ca-
mino o descanso, tú lo sabes. Todavía no está la palabra en mi
lengua, tú ya la conoces, Señor».
- Sólo así se entiende plenamente el prólogo de Juan: «Todo se ha
hecho por la Palabra y, sin la Palabra, nada se ha hecho de lo que
existe». Y, con otra puntuación: «... lo que se ha hecho, en ello era
él la vida».
- Sólo así resplandece la verdad del himno de la carta a los Colo-
senses (1,16): «Porque todo se hizo en él, todo se ha hecho por él
y para él».
Nuestra actual sensación del mundo cultivada con las ciencias natu-
rales y el orden matemático sólo con dificultad se doblega a la verdad
de la revelación y se compenetra con ella: que la trascendencia de Dios
no mengua por su inmanencia en el mundo. Una gran testigo cristiana,
en quien sobrevive la imagen del mundo de la antigua Iglesia incluso
moldeada por el neoplatonismo, puede proporcionarnos otra clave de
comprensión de lo mismo.
Barbara Newman escribió su libro sobre Hildegarda de Bingen,
33
Hermana de la Sabiduría , bajo signos feministas, pero pone en guardia
frente a «representaciones populares» que «desfiguran la riqueza de
ideas de Hildegarda, para hacer que surja una heroína feminista. Hil-
degarda no definía su mundo en categorías de feminismo moderno».
En vez de eso muestra la investigadora americana qué íntimamente li-
gada estaba la imagen del mundo de Hildegarda con la teología de la
época; así, el conocimiento detallado de Hildegarda sobre la sexuali-
dad y la relación de hombre y mujer - l o cual sorprende e incluso cho-
ca a m u c h o s - refleja únicamente los conocimientos de la época. Sobre
esa base ampliamente expuesta, elabora Newman la teología de Hil-
3 3
Barbara Newman, Hüdegard von Bingen. Schwester der Weisheit, Friburgo [Herder]
1995,379 p.
287
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
288
LIBRO SEGUNDO
289
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
- Pero todo esto se hace posible sobre la base de una idea y expe-
riencia de Dios pluridimensional y trinitaria y que, por lo mismo,
está abierta a un responsable diálogo religioso.
34
C) DIOS Y LA CUESTIÓN DEL M A L
3 4
Expuesto con más extensión con verificaciones bibliográficas en J. Sudbrack,
«Zum Fragen nach dem Sinn des Ubels und nach dem Bósen», GuL 66 (1993) 401-412,
y también en Religióse Erfahrung..., especialmente 90-119. Rüdiger Safranski muestra en
su libro Das Bó'se oder das Drama der Freiheit, Darmstadt [Wiss. Buchges.] 1997, 336 p.,
cuánto conmovía a los grandes de la historia del espíritu la realidad y su incomprensi-
bilidad. Así, el soberano y amplio sumario teológico de Antón Kreiner, Gott im Leid. Zur
Stichhaltigkeit der Theodizee-Argumente (Sobre la solidez de los argumentos de la teodi-
cea) Q.D. 168, Friburgo [Herder] 1997, 428 p., no aporta ciertamente las llamadas «So-
luciones», sino que más bien muestra que todos los argumentos contra Dios tomados
del mal son demasiado flojos.
290
LIBRO SEGUNDO
3 5
Rüdiger Safranski, Das Bóse oder das Drama der Freiheit, Darmstadt [Wiss. Buchges]
1997,336 p. (Barcelona [Tusquets] 2000,286 p.).
3 6
Josef Sudbrack, Religióse Erfahrung und menschliche Psyche, Maguncia [Grünewald]
1998.
37
Franz Gruber, Von Gott reden in geschichtsloser Zeit. Zur symbolischen Sprache escha-
tologischer Hoffnung, Friburgo [Herder] 1997,422ss.
291
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
38
a) El «Mysterium Coniunctionis» (de interconexión) de C.G. Jung
38
Cito a C.G. Jung de la siguiente manera: en primer lugar números latinos: Mysterium
Coniunctionis. Untersuchungen über die Trennung und Zusammensetzung der seelischen Gegensd-
tze in der Alchemie (Estudios sobre la separación y composición de las oposiciones anímicas
en la alquimia), I-III, Gesammelte Werke vol. 14, Olten [Walter], 1971 (1954-1957); solamente
números arábigos: C.G. Jung. Ein groser Psychologe (Un gran psicólogo), Friburgo, 1994 (cf.
nota 12). Sobre la cita de Nicolás de Cusa, ver J. Sudbrack, Mystische Spuren. Aufder Suche
nach der christlichen Lebensgestalt, Würzburg [Echter] 1990,205.
292
LIBRO SEGUNDO
293
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
b) La divinidad en devenir
39
Pasajes centrales de esta importante conversación se reproducen traducidos en
Mystik... (nota 13), 108-111.
294
LIBRO SEGUNDO
40
como Despedida del Dios todopoderoso de Günter Schiwy se quedan re-
zagados. Pero sus exposiciones constituyen un intento más de inter-
pretar a Dios ante la presencia del mal y documentan la actual discu-
sión a este propósito. Si Schiwy se apoya en la agudeza de Theodor W.
Adorno de que, tras Auschwitz, ya no se puede escribir poesía, olvida
que precisamente un judío, Paul Celan, después de Auschwitz e in-
cluso en Auschwitz, ha escrito uno de los mayores poemas de la líri-
ca alemana.
Comienza Schiwy haciendo la lista de los intentos judeo-cristianos
de hablar de Dios a la vista de Auschwitz y los rechaza.
- ¿Se puede -como dicen muchos autores- admitir que Dios es tan
poderoso que ha permitido Auschwitz porque puede sacar de
ello mayores bienes?
- ¿Puede afirmarse con otros que Auschwitz es sólo «apariencia»
del «reino de la nada» (que recurre a la tesis escolástica de lo ma-
lo como «privación de bien», «privatio boni»)?
- ¿Se puede, en una especie de soteriología, decir que Dios, con
Auschwitz, impone un castigo a los judíos como representantes
de la humanidad atea?
- O sencillamente ¿habrá que decir con resignación que Dios es un
terrible misterio que debe permanecer ininteligible para el hombre?
295
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
296
LIBRO SEGUNDO
A
ria \ Teilhard profesa el catolicismo infantil de su madre: «Gracias a
una especie de costumbre ya adquirida, en ningún momento de mi vi-
da he sentido la menor dificultad en dirigirme a Dios como a un Al-
guien, el más excelso». Teilhard no ha diluido a Dios en la evolución, si-
no que se encontraba ante la cuestión de cómo podían aunarse las dos
verdades: «Dios sobre nosotros» -eterno e inmutable- y «Dios ante no-
sotros» como Punto Omega del mundo en evolución; es decir, Dios en
su trascendencia inmutable y Dios que, en Jesucristo, se hizo hombre y
hermano nuestro sufriente. En cuanto Punto Omega que lo une todo,
del que procede la fuerza de la evolución, él no puede ser producto de
la evolución. La «solución» de Teilhard a la dificultad es tradicional al
estilo de su amigo De Lubac en su estudio de los Santos Padres. Se va-
le del dogma central del concilio de Calcedonia (Dios y hombre en una
persona) y afirma: Jesucristo, el Dios encarnado, hecho hombre, es his-
tóricamente mudable, en cuanto hombre y más todavía en la evolución
de su Iglesia, pero eternamente inmutable en cuanto Dios. Por eso, pue-
de por la fuerza de su Espíritu (desde su divinidad, como Punto Ome-
ga) seguir conduciendo hacia su culminación a su Iglesia cambiante,
que, como cuerpo místico suyo, es el «eje» de la evolución. «Praesentire
cum Ecclesia», sentir ya en la Iglesia su culminación futura (en el hom-
bre Jesús sus rasgos divinos), a eso llama Teilhard su fe y celebra en el
citado libro, según la mejor tradición católica, al hecho hombre como
«Corazón de Jesús», como «¡materialización del amor divino!».
41
Pierre Teilhard de Chardin presenta en este libro de 1950 (Le coeur de la matiére, Pa-
rís [Seuil] 1976,255 p.), a través de su biografía, la síntesis teológica y científico-natural de
su cosmovisión. La traducción alemana de 1990, Das Herz der Materie. Kernstück einer ge-
nialen Weltsicht, añade a esto algunos textos igualmente importantes de la obra anterior
de Teilhard, pero en su manera «no poética» de traducir es de estilo realmente áspero.
297
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
4 2
Friedrich Schorlemmer, Toa oder Leben: vom Sinn und Unsinn des Gottesglaubens, Fri-
burgo [Herder] 1995,189 p.
4 3
U w e Beyer, Die Tragik Gottes. Ein philosophischer Kommentar zur Théologie Eugen Dre-
wermanns (La tragedia de Dios. Un comentario filosófico a la teología de Eugen Drewer-
mann), Würzburg [Kónigshauser & Newmann] 1994.
298
LIBRO SEGUNDO
4 4
Wilügis Jáger, cfr. su artículo Religióse Erfahrung... ([nota 13] 115,119.123.126.138.127).
Quizá ninguno defiende tan decididamente una cosmovisión budista (en abreviación euro-
pea), que pudiera ser también núcleo del cristianismo. Cfr. sobre esto H. Dumoulin en Spiri-
tualitat des Buddhismus. Einheit in lebendiger Vielfalt, Maguncia [M. Grünewald] 1995,279 p.
(Cf. nota 24, citado aquí siguiendo a E. Góssmann): «El cosmos despierta en el creyente bu-
dista una actitud como la que se forma un hombre religioso frente a la realidad trascenden-
te». El ve afirmada la «Existencia de un Absoluto, cuya trascendencia [otorga] la posibilidad
del desbordamiento y de la liberación».
299
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
4 5
Paul Davis, Der Plan Gottes, 1995.
300
LIBRO SEGUNDO
301
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
302
LIBRO SEGUNDO
303
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46
de estudiantes en Viena, en la revista estudiantil Denkanstójie se sor-
prende de la anticuada postura del Catecismo de la Iglesia Católica y es-
tigmatiza a este respecto de la opinión del teólogo Leo Scheffczyk como
«cumbre del sofisma teológico, rayano en el cinismo en esta materia»
(más tarde suavizó la dureza de su juicio). Se trata de la doctrina de la
Iglesia Católica de que hay un infierno y que dura eternamente.
Como contraposición, redacta Hartmann la «Pequeña catequesis so-
bre el infierno» que Hans Urs von Balthasar publicó en el órgano oficial
47
de la Iglesia: L'Osservatore Romano . El teólogo de Basilea, basado en
46
sus libros ¿Qué podemos esperar? y Pequeño discurso sobre el infierno
aporta «una corrección útil» a la extendida predicación del infierno de
la Iglesia; y eso más expresamente aún que Ratzinger, que por lo demás
suscribe a sabiendas la opinión de Von Balthasar.
Hans Urs von Balthasar recalca el método emprendido: sin renunciar
a la seriedad inherente a la doctrina del infierno, el cristiano debe ante to-
do y de manera fundamental poner la esperanza en el amor de Cristo Je-
sús, que se extiende a todos (!) los hombres, y su salvación eterna, con una
esperanza, «que nunca se convierte en certeza (!). Quien mejor habló sobre esta
esperanza universal es santa Teresa de Lisieux; se atreve a poner en el centro mis-
mo una esperanza de absoluta confianza en la infinita gracia de Dios».
El problema del «infierno» o la «maldad» se extrae de la especula-
ción racional y se aborda en un inmediato y suplicante diálogo, tú a tú,
con Jesús. Pero de ahí brota una esperanza existencial de salvación pa-
ra todos. Se asienta, pese a todo el mal, en el amor, en el poder salvífi-
co de la vida de Jesús, porque él tomó sobre sí la noche del pecado has-
ta la muerte. Se asienta en la resurrección, en la que su amor salió
victorioso. Debemos esperar (eso no es creer) que el amor de Dios es
más poderoso que la eternidad de las penas del infierno. Dicho de otro
modo: la teología del infierno queda relativizada en el diálogo supli-
cante con Dios.
Otro momento del tratamiento cristiano de esta temática se hace
también manifiesto. H.U. von Balthasar escribe: así como Jesús, al ser
46
DenkanstofSe (Estímulos para reflexionar) 15,1995.
4 7
En L'Osservatore Romano 1984 (IX, 21).
4 8
H. Urs Von Balthasar, Was dürfen wir hoffen?, Einsiedeln-Friburgo [Johannes] 1981.
10
1997. Kleiner Diskurs über die Hollé, 1987. (¿Quépodemos esperar? Un pequeño discurso sobre
el infierno. Aparecen en castellano las dos obritas conjuntamente con el título Tratado so-
bre el infierno. Compendio, Valencia [Edicep] 1991,204 p.).
304
LIBRO SECUNDO
elevado en la cruz «atrae a sí a todos los hombres» (Jn 12,32), así «tam-
bién el amado de Dios sólo querrá salvarse en compañía de sus compañeros de
creación y, por amor del conjunto, no rehuirá la parte que le corresponda en el
sufrimiento expiatorio. Lo hará en la esperanza cristiana, tal como le es permi-
tida únicamente al cristiano: como esperanza de salvación de todos los hom-
bres; al igual que la Iglesia que está obligada estrictamente a rogar «por todos»
los hombres y en consecuencia a considerar este tipo de su oración como lleno
de sentido y eficaz».
El deber cristiano (!) de tener esperanza (!) que atañe a todos (!) los
hombres, incluye la obligación de aceptar el sufrimiento concreto de los
hombres (sobre todo la muerte) como camino apropiado que - e n fin de
cuentas- sólo adquiere sentido en el amor de Dios; lo cual incluye tam-
bién la obligación de luchar activamente, por doquier, cuando es posi-
ble, contra el sufrimiento y el mal.
Para la espiritualidad personal, esto significa: el cristiano debe en la
aceptación de su vida concreta salir al paso de la bondad divina (que me
ama). Aquí encuentra él la base para debatirse con el mal.
Este «método» corresponde en general al comportamiento humano
y a la reflexión científica: partir de un presupuesto -¿de dónde si no?-,
pero confrontar esta «idea previa» con la experiencia de la vida y con la
razón, y seguir interrogando y corrigiendo si hace falta. Aplicado cris-
tianamente, es el método que se basa en la experiencia de la fe en la
bondad y sabiduría de Dios y no en la pura razón.
3. Dios como fundamento del ser y Dios como compañero del amor
305
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
de Dios: que él sabe (y quiere) desde el comienzo que unos hombres es-
cojan el bien, los otros el mal (cielo o infierno); el otro partido acentua-
ba la libertad del hombre para modelar y determinar su vida, con inde-
pendencia, por tanto, de Dios.
El problema concierne a todo hombre que toma en serio el poder de
Dios, su sabiduría y bondad. También va unido con ello un dilema éti-
co: ¿doblegarse ante Dios («teonomía») o andar por cuenta y responsa-
bilidad propia («autonomía»)?
En verdad no hay una respuesta lógica y deducible a esta cuestión.
Cómo se conjugan el poder de Dios y la libertad humana es algo impe-
netrable a la inteligencia humana. Querer penetrar esta cuestión es jus-
to el sentido de la tentación de Adán en el Paraíso: «ser como Dios y co-
nocer el mal y el bien» (Gen 3,5). Precisamente este querer penetrar
hasta el fondo de las cosas ha sido definido por el psicoanalista marxis-
49
ta Horst-Eberhard Richter como «complejo de Dios» , como la tenta-
ción básica del hombre moderno. Pero para la ciencia moderna seria,
como muestra Paul Davis, es ya una evidencia que con métodos empí-
ricos y filosóficos no puede encontrarse una respuesta unánime a las
cuestiones últimas. Esto vale especialmente para la teología, cuando re-
flexiona sobre la predestinación divina y la libertad humana.
Hay que escoger otro camino, el camino del comportamiento exis-
tencial, el de volverse a Dios en la meditación serena. Es lo que indica
ya Jesús en el sermón del monte (Mt 6,25-34): «No os angustiéis. Mirad los
pájaros del cielo. Vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más
que ellos? Los gentiles se afanan por todo eso, vuestro Padre celestial sabe que
necesitáis de todo eso. Buscad primero su reino y su justicia».
Para que el hombre se oriente en esta vida, hay que dirigir la mirada
«a Dios Padre» antes que a nuestras pequeñas preocupaciones. Algo pa-
50
recido escribe Hans-Georg Gadamer en su obra Verdad y método , con-
vertida ya en clásica. No podemos dilucidar a fondo los presupuestos de
la vida: «La superación de todos los prejuicios, esa exigencia petulante de
la Ilustración, se revelará a sí misma como un prejuicio más, sin cuya re-
visión es imposible dejar libre el camino para una comprensión adecua-
da de la finitud». Sólo el que reconoce su «prejuicio», su mirada a Dios y
4 9
Horst-Eberhard Richter, Gotteskomplex: die Geburt und die Krise des Glaubens an die
Allmacht des Menschen, Hamburgo [Rowohlt] 1979,339 p.
5 0
Hans-Georg Gadamer, Wahrheit und Methode, Gesammelte Werke 1, Tubinga [Mohr]
1972,260; 1990 (trad. Salamanca [Sigúeme] 1977).
306
LIBRO SEGUNDO
307
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
51
Hans Küng menciona críticamente la teología de la «divinización»
de la cristiandad antigua: «Con Jesús entró Dios mismo en la historia y se
51 7
Hans Küng, Christ Sein, Múnich-Zúrich [Piper] 1 9 7 5 , 6 7 6 p. (cf. 431-433) (Ser cris
3
tiano, Madrid [Cristiandad] 1 9 7 7 , 7 6 4 p.).
308
LIBRO SEGUNDO
hizo hombre para que se divinizasen los hombres; una participación ontológi-
ca y absolutamente dinámica en Dios».
Pero pregunta él provocativo: «Pero ¿quiere todavía hoy hacerse Dios
un hombre racional? Palabras patrísticas que en aquella época enardecían co-
mo: "Dios se ha hecho hombre para que el hombre se haga Dios" chocan hoy
con una casi total incomprensión. El tema actualísimo para oyentes helenistas
del intercambio entre Dios y el hombre (o de las dos «naturalezas»; en ese tema,
el Logos divino se une en la encarnación con la esencia de un ser humano e im-
prime, así, un sello divino en todos los hombres) hoy, en tiempos de tanto sen-
timiento de ausencia de Dios, ya no impresiona nada».
La crítica de Küng es de hace casi 30 años. Actualmente, cuando tan-
tos europeos y americanos buscan el camino de salvación y de la pleni-
tud de ser hombres en religiosidades esotéricas y de Asia oriental, la
crítica de Küng suena anticuada. Participar en la divinidad de la natu-
raleza, de la conciencia profunda, del yo arquetípico se ha convertido
en ideal de amplios movimientos (pseudo-)religiosos. Bajo este o aquel
nombre -energía, network, teosofía, gnosis, mística, conciencia cósmica
o conciencia universal, «ginocología», etc.- hacerse Dios es considerado
el verdadero fin del hombre. Uno con Dios, mística más allá de la religión y
del tiempo es el título de un difundido libro de Lex Hixon.
Entretanto, Karl-Josef Kuschel, discípulo de Küng, en ¿Nacido an-
52
tes de todos los tiempos? ha examinado detenidamente las tesis de su
maestro sobre el Logos divino. También él critica proyectos teológicos
que especulan con ligereza sobre una interior vida trinitaria de Dios y
se atreven a hablar de la divinización del hombre. Pero él muestra otro
camino para tratar sobre la gran tradición: «El discurso del Cristo preexis-
tente (y, por lo mismo, de la divinización del hombre, JS) es relevante in-
cluso para una época postmitológica, como reto de la racionalidad moderna pa-
ra tratar de ello críticamente. La fe cristiana no puede renunciar a una pieza de
la estructura de la revelación del acontecimiento de Cristo, una pieza amplia-
mente «mítica» o de «amplio sabor mítico». La teología cristiana, después de la
Ilustración, debe ciertamente ser desmitologizada, pero no renunciar a las imá-
genes y ala poesía. La teología, en fin, no necesita del mito, pero sí de la po-
esía» (210s.).
Puede discutirse sobre terminología: mito o poesía. Pero es típico
que G. Hierzenberger, que hace algunos decenios polemizaba todavía
5 2
Karl-Josef Kuschel, Geboren vor aller Zeit? Der Streit um Christi Ursprung, Múnich-
Zúrich [Piper] 1990, 833 p.
309
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
53
como «progresista» precisamente contra El resto mágico de la fe cristia
na, tome ahora elementos de la esotérica, se sitúe a favor de la Mirada al
54
otro lado de la realidad y sustituya su extrema «desmitologización» por
una igualmente extrema «remitificación». Es una problemática que no
se resuelve con un tajante sí o no.
Pero Kuschel abre una puerta a la reflexión profunda sobre Dios y
su relación con el hombre volviendo a la poesía. Esto arroja también luz
sobre la doctrina de la antigüedad cristiana de la «divinización del
hombre» y de la inmanencia de lo divino en la naturaleza.
- Pero hay que constatar lo que se olvida una y otra vez, que todo
nuestro hablar y pensar sobre Dios tropieza con los límites de la ló
gica; pero, puesto que, sobre Dios hay que seguir hablando, tam
bién hay que superar estas limitaciones con medios lingüísticos.
- Hay que constatar que, en el primer milenio, la teología cristiana
con sus grandes dogmas estaba totalmente impregnada de pen
samiento y lenguaje simbólicos, como lo muestran dos autores
tan diferentes como el germanista Friedrich Ohly y el teólogo
Henri de Lubac. Sin una comprensión de esta experiencia simbó
lica, y por lo mismo poética, del mundo, las antiguas formula
ciones de la fe, los dogmas de la Iglesia, son ininteligibles.
- Pero hay que subrayar que por «poético» no se ha de entender
«ficticio», ni por «mítico» «irreal». Se refieren ambos términos a
realidades y experiencias inaccesibles a la mostración meramen
55
te empírica y a la deducción lógica ; lo mismo ocurre cuando se
habla de amor, de hermosura, de felicidad.
- Hay que mantener, pues, una apertura de la teología al lenguaje
de la poesía. Las místicas y los grandes místicos hablan poética
mente cuando trasmiten sus experiencias. En cambio, el lenguaje
a-poético de Dios en paradojas, contradicciones, tautologías o
simplemente negaciones está «falto de experiencia». Por eso,
5 3
Gottfried Hierzenberger, Magischen Rest, Dusseldorf [Patmos] 1 9 6 8 , 3 6 7 p.
5 4
Gottfried Hierzenberger, Erkundungen des Jenseits (Blick aufdie andere Seite der Wir-
klichkeit), Ort, Viena [Herder] 1988,280 p.
55
Hay aproximadamente tres caminos filosóficos para integrar el papel de lo bello
(imagen, símbolo etc.) en el pensamiento filosófico:
- el hermenéutico (Heidegger, Gadamer),
- el de la filosofía del lenguaje (Cassirer)
- y el metafísico-antropológico (Blumenberg).
310
LIBRO SEGUNDO
56
Alois M. Haas, en su obra Gottleiden - Gottlieben. Zur volkssprachlichen Mystik im
Mittelalter (Pasión de Dios - Amor de Dios), Francfort [Insel] 1989,521 p. (cf. p. 189).
311
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
312
LIBRO SEGUNDO
do sólo al hacer del oyente o lector sino que brota del contenido estéti
co mismo. La imagen, la música, la poesía, es decir, el arte no da sólo in
dicaciones (como la paradoja o la analogía): debes dar los pasos si
guientes para comprender el contenido que se pretende. Desde la
propia fuerza de sentido se abre ya al contenido que se pretende. Asi
mismo «fuerza» al que medita, al oyente, a lanzarse a la realización
existencial en vez de detenerse en un plano puramente mental. Si eso
no se logra, es que el arte no tenía contenido. Pero si se logra, el arte
mismo se convierte en el mediador de experiencias existenciales de
Dios o de valores humanos como el amor, el encuentro, la confianza, la
belleza, la armonía y la plenitud sensorial. De esta manera la forma es
tética abre los contenidos de una oferta objetiva a la realización existen
cial. Ofrece la posibilidad de presentar verdades (como el amor, como la
plegaria, como el sentido) que van más allá de lo que se puede trans
mitir de una manera lógico-descriptiva.
El neoplatonismo se encuentra actualmente - l o cual indica ya la pro
cedencia de Platón- allí donde no sucumbe al monismo, totalmente pe
netrado por el arte. La crítica actualmente oída con frecuencia de que
prescinde idealísticamente del mundo concreto no debería hacer olvi
dar este aspecto suyo tan fuerte. Pero sus ideales sólo los puede realizar
(esto es más que reflexionar sólo sobre ello) el que acepta la invitación
de aventurarse personal y existencialmente en la visión de unidad de
Plotino (su fundador). Para acercarse a su intuición de unidad, se re
quiere seguir la huella de la unidad de la creación, de la unidad de
hombre y naturaleza, de árbol y animal, de aire y agua, de seres vivos y
materia muerta en su concreta mundanidad. De esas visiones (vivas,
deseadas o quebradas) viven y extraen los artistas sus obras. No es ca
sualidad que el neoplatónico cristiano, Dionisio el Pseudoareopagita,
en sus consideraciones hermenéuticas eche mano de metáforas poéticas
y concluya su obra con un himno: «La Teología mística».
Pero el acceso «estético» no es nada fácil; porque también la expe
riencia artística (como la del encuentro o la del amor) debe ser probada
y acrisolada desde la base empírica y vivida desde su interna veracidad
para mostrarse como visión real legítima. El error fatal de muchas ideo
logías panteistizantes está en que reducen la peculiaridad de las expre
siones poéticas a la univocidad lógico-racional y así p. ej. hacen cripto-
budistas a Juan de la Cruz o Ángelus Silesius.
Pero la hermenéutica del lenguaje sobre Dios en el idioma de la
poesía, del arte, puede abrir a la espiritualidad cristiana un acceso al
313
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
314
LIBRO SEGUNDO
5 7
Teresa de Ávila, CV 28,1-2. (Camino de Perfección, autógrafo de Valladolid).
58
Fabio Chávez Álvarez, «Die brennende Vernunft»: Studien zur Semantik der «rationalitas»
bei Hildegard von Bingen, Stuttgart-Bad Cannstatt [Frommann-Holzboog] 1991,282 p.
315
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
316
LIBRO SEGUNDO
59
Lexikon der óstlichen Weisheitslehre. Buddhismus, Hinduismus, Taoismus, Zen (Diccio
nario de la sabiduría oriental), Berna [O.W. Barth], 1986,479 p.
317
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
6 0
Heinz Robert Schlette, Weltseek, Francfort [Knecht] 1993,263 p.
61
Walter J. Hollenweger, ¡nterkulturellen Théologie III: Geist und Materie, 1993.
6 2
Hermann Timm, Phanomenologie der Heiligen Geistes. Das Weltquadrat, 1985,197-199.
318
LIBRO SEGUNDO
6 3
Citado por J. Sudbrack en Mystische Spuren, Auf der Suche nach der christlichen Le-
bensgestalt, Würzburg [Echterl 1990,205.
319
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
H.U. von Balthasar sabe que «es imposible entender la cobertura di-
vina de la Virgen como un acto común a las tres personas; debe ser un
acto que personalmente compete al Espíritu».
Con todo esto, se plantea naturalmente también la cuestión sobre el
criterio de un acceso tal a la verdad de Dios: ¿en qué se ve claro que el
Espíritu de Dios vive en el hombre y no el espíritu egoísta humano o in-
cluso el diabólico seductor? Es la cuestión del «discernimiento de espí-
ritus», o mejor de la «discriminación (diákrisis) en el Espíritu». Ya Pablo
da en los lugares mencionados la indicación más importante: la diná-
mica, la dirección del gemido debe dirigirse a Dios. Esto responde a lo
que en el contexto de la «meditación» se analizó como apertura (en lu-
gar de encerrarse en sí mismo). Pero es un criterio que sólo se hace re-
solutivo a lo largo del proceso de la vida.
2. El paradigma trinitario
320
LIBRO SEGUNDO
321
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
6 4
Cfr. Claudia Edith Kunz, Schweigen und Geist: biblische und patristische Studien zu ei-
ner Spiritualitát des Schweigens, Friburgo [Herder] 1996,832 p.
322
LIBRO SEGUNDO
65
Nota del revisor: El autor sigue jugando con la palabra «conmemoración» = «An-
denken, denken an».
323
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
324
LIBRO SEGUNDO
325
IV Parte
Sobre la metodología
de la praxis espiritual
327
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
1
Elisabeth A. Johnson, She who is: the mystery of God in feminíst theological discourse,
Nueva York [Crossroad] 1992,316 p. (trad. La que es, Herder, Barcelona 2 0 0 2 , 3 6 8 p.).
2
Lucia Scherzberg, Grundkurs feministische Theologie, Maguncia 1995.
328
LIBRO SEGUNDO
329
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
330
LIBRO SEGUNDO
3
Christoph Jamme, «Gott hat an ein Gewand. Grenzen und Perspektiven philosophischer
Mythos-Theorien der Gegenwart», Francfort [Suhrkamp] 1991,328 p.
331
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
4
Bernhard Lange, Die Bibel neu entdecken. Drewermann ais Leser der Bibel (Descubrir
nuevamente la Biblia. Drewermann como lector de la Biblia), Munich [Kdsel] 1995.
5
Günter Wilhelms escribió un debate (católico) titulado Sinnlichkeit und Rationalitat:
der Beitrag Alfred Lorenzers zu einer Theorie religióser Sozialisation, Stuttgart [Kohlhammer]
1991,238 p.
332
LIBRO SEGUNDO
6 2
Mircea Eliade, Traite a" Histoire des Religions, (1978-1991) París [Payot] 1 9 6 8 , 3 9 3 p.
7
Otto Schwankl, Licht und Finsternis: ein metaphorisches Paradigma in den johanneischen
Schriften, Friburgo [Herder] 1995,440 p.
333
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
ble de los testimonios. Pero apenas aporta nuevos aspectos. Las expresio-
nes más significativas con sus valores de experiencia parecen desdibujar-
se en el análisis de sus relaciones formales (una expresión está en conexión
gramatical o lexical con otra). La Teoría del método para el Nuevo Testamento
de Wilhelm Egger es un buen ejemplo de la validez, pero también de las
limitaciones de este tratamiento lingüístico de los textos: exactitud, pero
poca pertinencia. Proseguir con él sólo puede significar: ¿qué dicen las
imágenes y expresiones para «mi» mundo, el del hombre, de experiencia
y esperanza del hombre?
8
Josef Sudbrack, Hüdegard von Bingen: Schau der kosmischen Ganzheit, Würzburg
[Echter] 1995,203 p.
9
Susanne Katherina Knauth Langer, Philosophy in a New Key. A Study in the Symbolism
ofReason, Rite and Art, Cambridge, Mass. [Harvard University Press] 1942,313 p.
10
Hans Blumenberg, Paradigmen zu einer Metapherologie, Francfort 1998.
334
LIBRO SEGUNDO
11 2
Reiner Kunze, Das weisse Gedicht. Essays, Francfort [S. Fischer] 1 9 8 9 , 1 8 5 p.
335
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
336
LIBRO SEGUNDO
n
Jórg Wichmann, Rückkehr von den fremden Gottern: Wiederbegegnung mit meinen un-
geliebten christlichen Wurzeln, Sruttgart [Kreuz] 1992,171 p.
13
Sobre esto, mi introducción «Die Geist-Einheit von Heilsgeheimnis und Heilser-
fahrung» a Das Mysterium und die Mystik. Beitrage z. Théologie d. christl. Gotteserfahrung,
Würzburg [Echter] 1974, pp. 9-55. En los antiguos textos cristianos se encuentran aún
huellas de los primeros intentos de comprender la persona de Jesús a través de una cris-
tología del «Espíritu», de la «Sophia»; Me 1,12: «Luego, el Espíritu de Jesús le llevó al de-
sierto»; 6,2: «¿Qué sabiduría es esta que se le ha dado?». También amplios pasajes del
evangelio de Juan se han de entender solamente a partir de aquí. Sobre esto, el resumen
de Silvia Schroer, Die Weisheit hat ihr Haus gebaut. Studien zur Gestalt der Sophia in den bi-
blischen Schriften, Maguncia [Grünewald] 1996,176 p. Ver especialmente 126-143.
337
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
14
Nota del revisor: El autor está jugando con la palabra «Ver-bergen» (o-cultar) y
«Ent-bergen» (des-ocultar), palabras que tampoco existen en alemán.
338
LIBRO SEGUNDO
15
Octavio Paz, Die doppelte Flamme. Liebe und Erotik, 1995 (La llama doble: amor y ero-
tismo, Barcelona [Seix Barral] 2001).
339
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
16
Die Reiche des Parts (El reino de Pan), 13ss.
340
LIBRO SEGUNDO
Los tres van juntos para que el amor sea verdaderamente él mismo:
- que la profunda reflexión y experiencia de los quehaceres más
importantes llevan de por sí al hombre al lenguaje de la poesía y
de la estética;
- que no hay mejor imagen, ninguna metáfora más expresiva, nin-
gún símbolo más profundo que exprese la relación del hombre
341
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
342
LIBRO TERCERO
Vivir de la fe
1
El investigador de Eckhart Alois M. Haas se lamenta de que el tér-
mino «espiritualidad» «se haya convertido en una palabra comodín, que sig-
nifica sólo lo que se le añada para interpretarla. En caso contrario sirve para to-
dos los usos».
Da la impresión de que «espiritualidad» ha degenerado en una ge-
neralidad de poco o ningún significado que ha sustituido al antiguo
discurso sobre «meditación» o «mística». Pero Haas indica también, al
mismo tiempo, que «espiritualidad» desde su afirmación de contenido
ha de estar vinculada a matizaciones cambiantes. Porque justamente la
espiritualidad cristiana, «en cuanto forma existencial de la fe histórica-
mente cambiante», tiene ciertamente «su norma objetiva en la dogmáti-
ca cristiana», pero «en su aspecto subjetivo» (Von Balthasar) debe estar
1
Alois M. Haas, Mystik ais Aussage. Erfahrungs-, Denk- und Redeformen christlicher
Mystik, Francfort [Suhrkamp] 1996,84ss. 98.100. De esa «estandarización» y banalización
de la palabra es fácil convencerse. El libro de bolsillo de Dónate Pahnke y Regina Som-
mer, Gottinnen und Priesterinnen. Facetten feministischer Spiritualitat, Gütersloh [Güterslo-
her Verl.-Haus] 1 9 9 5 , 1 9 0 p., no parece sino una parodia de esa tendencia; sin embargo,
está bien planeado y deja en descrédito el feminismo. Otra valoración merece la concep-
ción de «espiritualidad» de Ken Wilber: «Auténtica espiritualidad [...] es sobre todo un
mínimo de profundidad y un descubrimiento de la profundidad. En la negación de Dios
por la razón hay más espiritualidad que en la afirmación de Dios por el mito y eso porque
esa negación tiene más profundidad». En Eros, Kosmos, Logos. Eine Vision an der Schwelle
zum ndchsten Jahrtausend, Francfort [Krüger] 1996, p. 311. ([Fischer-Taschenbuch] 2001,
888 p.), o en el psiquiatra Christian Scharfetter, «Religión, Spiritualitat, Mystik in der
Perspektive der Psichiatrie», en: Stolz Fritz (ed.), Homo naturaliter religiosus. Gehort Reli-
gión notwendig zum Mensch-Sein?, Berna, Berlín, Francfort, Nueva York, París, Viena
[Lang] 1997, p. 307: «Por espiritualidad se entiende aquí, prescindiendo de la religión, la
actitud vital religiosa especial (en sentido supraconfesional) de la relación con el Uno-
Universal, con el Ser-Uno que abarca [todo], que aparece a los hombres como "espiritual"
inabarcable, transmaterial, metafísico». Sobre todo ello, mi colaboración «Esoterik ais re-
ligión - eine Herausforderung», GuL 70 (1997) 323-336.
345
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
346
I Parte
Una tentativa aún abierta
Necesaria advertencia preliminar
347
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
348
LIBRO TERCERO
349
II Parte
El hombre ante Dios:
sobre la oración y la actitud de plegaria
1
He trabajado la literatura teológico-filosófica en Beten ist menschlich. Aus der Er-
fahrung unseres Lebens mit Gott sprechen, Friburgo 1973 y 1981. En Herausgefordert zur
Meditation. Christliche Erfahrung im Gesprach mit dem Osten, Friburgo 1977, intento - s u -
brayando plenamente lo típicamente cristiano- tender puentes y diseñar una base pa-
ra la experiencia. Indicaciones prácticas se encuentran en mis libros de imágenes y me-
ditación.
La historia cristiana antigua está modélicamente elaborada en E. v. Severus, artícu-
lo «Gebet I» RAC 8,1134-1258. Sobre la moderna discusión remitiremos, además de a
los trabajos mencionados en el texto, a algunos intentos: insuperable para la praxis si-
4
gue siendo la sencilla de R. Guardini, Vorschule des Betens, Einsiedeln [Benziger] 1954,
269 p.; lo mismo vale de la reflexión teológica de H. Urs v. Balthasar, Das betrachtende
Gebet, Einsiedeln [Johannes] 1 9 6 5 , 2 7 5 p.; un acento importante de filosofía del lengua-
je lo pone R. Scháffler, Kleine Spachlehre des Gebets, Trier 1988. Cómo hay que entender
esto en la teología actual, lo explica L. Karrer, Der grosse Atem des Lebens: Wie wir heute
beten konnen, Friburgo 1996. El libro de O. Cullmann Das Gebet prometía mucho, pero ha
decepcionado.
351
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Cuan matizada y rica pueda (¡y deba!) ser una reflexión tal, lo
muestra ya el mencionado hecho de que a la oración se la define en la
tradición con más frecuencia como «ascensión a Dios» que como «ha-
blar con Dios». Con «ascensión a Dios» queda sugerido el camino de
la meditación que abraza y atraviesa la realidad del mundo para lle-
gar al Absoluto.
2
Es sin duda la ambición más apremiante de la predicación cristiana el familiarizar
a creyentes (e increyentes) con el acceso kerigmático a los textos a primera vista históricos
de la Biblia. Esto no puede ser - c o m o era antes- por la simple demolición de una lectura
fundamentalista de la Biblia (los siete días de la creación = los siete días de la semana), si-
no sólo a través de la exploración del contenido espiritual de esos relatos, esparcidos con
densidades diversas por ambos Testamentos (e incluso en muchos textos eclesiásticos):
pero aquí entra en juego el impulso tan importante en este libro para la revalorización de
las experiencias de imágenes, mitos, relatos, etc.
352
LIBRO TERCERO
353
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
354
LIBRO TERCERO
cera palabra del ángel remite al poder del Espíritu de Dios que extien-
de su sombra sobre María. Es lo que sugiere la intuición del Antiguo
Testamento de la inmanencia de Dios en el mundo (Espíritu-Ruaj, en
imagen de la nube, en la Sophia). Esto está en relación con las palabras
de Pablo (Rom 8; Gal 4) sobre la inmanencia de Dios en la plegaria hu-
mana y con la teología joánica del ser-uno con Dios. La fuerza más ín-
tima de la plegaria a Dios, la apelación Padre-Abba, es, como ya se vio,
el Espíritu mismo de Dios.
Ahí queda sugerida la plegaria de lo íntimo del hombre, de la in-
mersión en el propio yo. El Espíritu de Dios mora en el corazón, en lo
más íntimo del hombre; pero esto sólo en la medida en que el hombre
clama: ¡Abba, Padre! Sólo en la vinculación con la pluridimensionali-
dad trinitaria de Dios se convierte la experiencia de la interioridad en
experiencia de la inmanencia de Dios en el hombre y en el mundo, en
experiencia del Espíritu de Dios.
3
La exégesis saca generalmente la siguiente conclusión: El verso 37 es una cita del
AT. En hebreo pone «dabar» en vez del griego «rema», «palabra». Pero «dabar» puede ser
traducido por «palabra» o «cosa». Se escoge, pues, en lugar del griego «rema», que pue-
de traducirse por «palabra», la traducción hebrea: «cosa». Esto falsea filológicamente el
texto original griego. Se pasa también por alto que en Le 1 y 2 «rema» desempeña un pa-
pel tan importante (lo que ocultan precisamente las traducciones) que en ellos está reso-
nando la teología joannea de la Palabra-Logos. La exégesis se distancia, pues, de su cer-
teza filológica, que le exige, con razón, evitar las ligerezas interpretativas. Sobre esto, Jórg
Frey, Eugen Drewermann und die bíblische Exegese: eine methodisch-kritische Analyse, Tubinga
[Mohr] 1995, 157: «Un substrato supuestamente arameo no puede ser la base de la tra-
ducción de este texto griego».
355
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
356
LIBRO TERCERO
4
En el trabajo publicado por tres editoriales Was heifit christlich meditieren? Wege zu
sich selbst und zu Gottes Du, última publicación en Maguncia [Matthias-Grünewald] 1996,
125 p., he tratado esto monográficamente.
357
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
5
«Christliche Mystik in Begegnung mit den Weltreligionen» (Mística cristiana en el en-
cuentro con las religiones mundiales) en: Das Mysterium und die Mystik. Beitrage zur Theolo-
gie der Christlichen Gotteserfahrung, Würzburg [Echter], edit. por J. Sudbrack, 1974,103.
358
LIBRO TERCERO
6
Reinhard Bógle, Yoga. Ein Weg für dich; Einblick in die Yoga-Lehre, Zúrich [Oesch]
1991, p. 39.
359
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
7
Louise Gnádinger, Johannes Tauler, Lebenswelt und mystische Lehre, Munich [Beck]
1993,186.
8
Lexikon für Théologie und Kirche, de 1960.
9
Otto Karrer, Gebet, Vorsehung, Wunder. Ein Gesprach, Lucerna [Ráber] 1941,160 p.
360
LIBRO TERCERO
10
Lydia Maidl, Desiderii interpres. Genese und Grundstruktur der Gebetstheorie des Trio-
mas von Aquin, Paderbom [Schóningh] 1994,359 p.
11
Joachim-Ernst Berendt, en Nada Brahma. Die Welt ist Klang, Francfort [Insel] 1983,
458 p.; en cambio, en Leben - ein Klang. Wege zwischen Jazz und Nada Brahma, Munich [Dro-
emer Knaur] 1996,496 p., se muestra más cauto.
12
El material exegético para esto está reunido en «Meditation - Gemeinschaft - Mys-
tik - Bittgebet. Zur Eigenart der christlichen Gotteserfahrung», en: Antón Rotzetter (ed.),
Geist und Kommunikatíon. Versuch eíner Didaktik des geistlichen Lebens (Seminar Spiritualitat
4), Zúrich [Benziger] 1982, pp. 111-161. También J. Kremer rechaza la interpretación his-
toricista que R. Pesch intenta de la historia tan importante sobre la maldición de la hi-
guera y habla de «una parábola de la higuera infructuosa expuesta en forma de historia»
en Lazarus. Die Geschichte einer Auferstehung Joh 11,1-46 (Lázaro. La historia de una resu-
rrección), Stuttgart [Katholisches Bibelwerk] 1985,192.
361
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
días). Jesús encuentra una higuera sin fruto y por eso la maldice, aun-
que aún no ha llegado el tiempo de la madurez. En el mismo texto se
encuentra la sentencia sobre la fe que mueve montañas y sobre la ora-
ción que todo lo alcanza, si no se duda. Lo legendario o incluso absur-
do del texto resulta consciente a la vista de un icono en el que Gregorio
Taumaturgo, con su «poderosa» oración, eleva una montaña sobre un
estrecho del mar. Resulta más intuitivo en la novela El milagro de Mala-
quías de Bruce Marshall. Aquí el milagroso traslado de la taberna es-
candalosa a una isla, operado por la piadosa plegaria, causa un mayor
escándalo; Malaquías «implora» que la taberna revalorizada por el mi-
lagro vuelva junto a su monasterio.
¿Habrá que resolver esta problemática, piadosa e ingenuamente,
afirmando: No podemos trasladar montañas porque no tenemos sufi-
ciente fe? ¿Se puede quitar simbólicamente importancia a la oración, di-
ciendo que se trata sólo de valores interiores, que son los que hay que
pedir y no verdaderos milagros? Pero esa «treta» invita a trasladar tam-
bién otras escenas bíblicas (hasta el milagro de la resurrección corporal)
a la pura interioridad. ¿Están en lo cierto O. Karrer y R. Pesch (¡con To-
más de Aquino!) cuando consideran la metafísica de la oración de peti-
ción no como un importunar la voluntad divina a que venga en nuestra
ayuda, sino solamente como un tratar de comprender la inmutable pro-
videncia de Dios? ¿No habrá que tomar en serio este texto incómodo
(que está apoyado por otros muchos textos bíblicos)?
362
LIBRO TERCERO
unos sobre otros y se convierten en portadores del Monte del Señor (Is
2,2 par.; Miq 4,1). El terror del tiempo final se describe a menudo a tra-
vés de convulsiones de montes (Os 10,8; Ap 6,12-16; especialmente Le
23,20). La palabra de Jesús sobre la fe que traslada montañas evoca las
angustias del tiempo final y pretende dar confianza en que el poder de
Dios es más fuerte que los temores del final, de la muerte.
363
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
13
Alexis Carrel (1873-1944), Le voyage de Lourdes. Suivi de Fragments de journal et de
Méditations (El viaje a Lourdes), París [Plon] 1949,161 p.
364
LIBRO TERCERO
14
K. Rahner, Grundkurs des Glaubens, Friburgo-Basel-Wien [Herder] 1976, 254.95
5
(Barcelona [Herder] 1998,303-304.114-115).
365
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
366
LIBRO TERCERO
367
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
15
Heinz Schürmann, Das Lukasevangelium I (1,1 - 9,50), Friburgo [Herder] 1969,591 p.
(Cf. pp. 436-438).
368
LIBRO TERCERO
16
2. En Imitación de los santos en teoría y en la práctica ha reunido Max
Huber muchos ejemplos espirituales de las vidas de los santos. Resul-
tan simpáticos por su lenguaje afable, pero son dignos, por su austera
sinceridad y su rico saber, de ser ampliados y reeditados. En muchos
17
lugares están reunidos ejemplos de humildad. San Francisco de Borja
firmaba sus cartas: «Francisco, pecador». Francisco de Asís se llama a sí
mismo «el mayor pecador». Cuando al venerable Padre Zósimo le pre-
guntó un filósofo pagano por qué se llamaba «pecador» con una vida
tan santa, respondió: «No sé qué responder a tu pregunta; pero sé con
seguridad que esa es la realidad». Al insistir el filósofo en su pregunta,
no quiso decir sutilezas sino que le repuso: «¡No me vuelvas loco! Eso
es lo que pienso».
Esto no es una «encorvada humildad», como suele decirse, que se so-
mete por debilidad y lo convierte en virtud, como polemizaba Friedrich
Nietzsche. Huber muestra el camino místico para entenderlo. Así escribe
Teresa de Avila sobre la oración de quietud: «El Señor mismo nos enseña e
imprime en el fondo del alma la verdadera humildad [...] Dios le muestra con la
mayor claridad que por sí misma nada bueno posee y cuanto mayores son las gra-
cias que le muestra a ella, tanto más claro es ese conocimiento para ella».
Ante la grandeza de Dios el hombre se reconoce como una «nada»;
así se dice en la-mística alemana; así lo reconoce Teresa de Lisieux en su
«autobiografía» con creciente claridad; el maestro Eckhart lo formula
con agudeza metafísica; Juan Taulero pone en relación la experiencia de
la nada de la humildad con la conciencia de pecado; Anselmo de Can-
terbury dice: «Cuanto más miran los santos, al aumentar su perfección, la in-
timidad de Dios, tanto más reconocen ellos su propia nada. Así, el santo, en la
visión de la divina majestad, ve la debilidad de su propia naturaleza y se le pa-
raliza la respiración porque se ve como polvo y ceniza ante los ojos de Dios».
Para Felipe Neri esa humildad era el criterio para juzgar al hombre.
Los tres grados de humildad de los Ejercicios ignacianos son ininteligi-
bles sin esta actitud basada en la humildad.
Conciencia de pecado y humildad ante Dios coinciden en aquellos
que están cercanos a Dios, como muestra E. Lorenz en el caso de Tere-
18
sa de Avila : «Ella tenía conciencia constante de la "pecaminosidad he-
16
Max Huber, Die Nachahmung der Heiligen in Theorie und Praxis, Friburgo [Herder]
5
1910; 1 9 2 6 , 6 1 8 p.
17 a Q
Especialmente libro 2 , capítulo 5 .
18
Erika Lorenz, Teresa von Avila, eine Biographie, Friburgo [Herder] 1994, p. 11.
369
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
19
J. Francpis Six, Lumiére de la nuit. Les dix-huit derniers mois de Thérése de Lisieux (Luz
en la noche), París [Seuil] 1995,268 p.
20
Michael Bangert, Demut in Freiheit. Studien zur geistlichen Lehre im Werk Gertruds
von Helfta, Würzburg [Echter] 1997,404 p.
370
LIBRO TERCERO
21
Otto Betz, Hildegard von Bingen, Worte lebendigen Lichts, Textauswahl, Friburgo [Her-
der] 1966,27-34,81-92.
371
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
372
LIBRO TERCERO
No hay ninguna religión que adore a Dios a la que falte este tipo de
oración. La propia pequenez, nulidad, indignidad, indigencia queda ol-
vidada en la alabanza, y la mirada descansa en Dios sin pretensión al-
guna (sonder warumbe), «sin porqué» (maestro Eckhart). Lo «fascinante»
de «lo santo» acude en apoyo.
Las variadas posibilidades de alabar a Dios -desde el canto y la
danza ante Dios, hasta la pausa del silencio y la postración reverente-
23
no podemos ahora exponerlas aquí. Pero su valor antropológico es
considerable.
1. A diferencia de la oración de petición, no es tan frecuente el dirigirse
directamente a la realidad «Tú» de Dios, que responde con atención
concesiva, sino la alabanza adorante, que podría dirigirse igualmente a
la bóveda del cielo o al «in»-agotable [«es»-haften] torrente vital. Por eso,
si a la alabanza y a la adoración les falta la calidad de la petición, fácil-
mente queda Dios reducido a «algo» impersonal y universal.
En cambio, la alabanza, la gratitud, el elogio, hacen presente que
Dios es «siempre más grande» (Ignacio de Loyola) y que no desempeña
ninguna relación funcional respecto del hombre. Pero si a la oración de
petición le falta esta cualidad de la alabanza y del agradecimiento, así
como de la adoración y de elevar la mirada a Dios, fácilmente degenera
en una camaradería con Dios o -peor aún- en una especie de magia que
quisiera «forzar» a Dios a escucharnos.
2 2
En la Charismatischen Gemeinde-Erneuerung (Renovación carismática de la comuni-
dad) (cfr. el documento diseñado por mí y reconocido como normativo por la Conferen-
cia Episcopal alemana Geist macht lebendig [El Espíritu vivifica]), Münsterschwarzach
1981, sigue viva esta oración.
A ella pertenece también la experiencia religiosa de danza, que teológicamente está
aún lejos de haber sido integrada. Cfr. mis artículos: «Der Tanz in der Geschichte der chris-
tlichen Spiritualitat» y «Tanzen ais Beten - eine Aufgabe für das christliche Leben von
heute», en: Gereon Vogler; Josef Sudbrack; Emmanuela Kohlhaas (eds.) Tanz und Spiri-
tualitat, Maguncia [Matthias-Grünewald] 1995,19-55,81-108.
373
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
2 3
«Über den Sprachgebrauch Meister Eckharts: "Gott muss...". Ein Beispiel für die
Gedankengánge der speculativen Mystik», en: Homenaje a E. Benz, Über den Sprachge-
brauch Meister Eckharts, Leiden 1967,266-277 (Glaube, Geist, Geschichte. Festschrift für Ernst
Benz zum 60 Geburtstage aml7 November 1967 (Gerhard Müller-Winfried Zeller, eds.), Lei-
den [Brill] 1967,572 p.). La interpretación de Eckhart del filósofo Zen de Kyoto destaca la
diferencia cultural. Así interpreta él en su tesis doctoral compuesta en Alemania Die Gottes-
geburt der Seele und der Durchbruch zur Gottheit. Die mystische Anthropologie Meister Eckharts
und ihre Konfrontation mit der Mystik des Zen-Buddismus, Gütersloh [Mohn] 1965, un cuadro
del pintor holandés Pieter Aertsen con ojos budistas: la figura concreta de Jesús en el pla-
no de fondo estaría desapareciendo. Es significativo que Gerhard Wehr en su monografía
sobre Eckhart de la serie Ro-Ro-Ro (1989) (Spirituelle Meister des Westens. Leben und Lehre,
Munich [Diederichs] 1995,300 p.) adopte sin discernimiento precisamente esta interpreta-
ción inteligible para un budista. Pero en realidad Jesús se encuentra en la perspectiva cen-
tral de la pintura, en el «punto de mira» como decía el pintor jesuíta Pozzo.
374
LIBRO TERCERO
4. Desde los dos polos debe hacerse visible el modo de oración de agra-
decimiento-alabanza-elogio-adoración. Los salmos nos brindan hermo-
sos ejemplos de ambos estilos.
24
Gerhard Tersteegen, Loccumer Brevier, Loccumer Arbeitskreis für Meditation,
Evangelischen Akademie Loccum, 1990,264.
25
Heinrich Schipperges, Symphonia. Gedichte und Gesánge; lateinisch und deutsch / Hil-
degard von Bingen, Gerlingen [Schneider] 1995,27.
375
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
a) «¡Orad constantemente!»
376
LIBRO TERCERO
los mesalianos, euquitas (orantes), de que había que traer a Dios siem-
pre presente en la memoria. Él contraponía la interpretación supuesta-
mente «ortodoxa» de que había que observar los tiempos de oración es-
tablecidos además de llevar una vida correcta. La investigación
posterior (Jean Leclercq, Adalbert de Vogué y Gabriel Bunge) ha mos-
trado que esa interpretación del jesuíta francés era demasiado estrecha,
demasiado latino-occidental. Muestra también que en la doctrina su-
puestamente herética de la cristiandad antigua estaba latente una más
profunda e integral actitud ante Dios. La tradición cristiano-ortodoxa
ha conservado esa actitud e incluso Hausherr recurre a ella en sus es-
critos directamente espirituales.
377
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
b) Tiempos de oración
378
LIBRO TERCERO
26 p t L. Berger, A Rumor ofAngels: Modern Society and the Rediscovery of the Super-
e e r
379
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
c) Lugares santos
380
LIBRO TERCERO
381
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
¿Una imagen, un crucifijo, una estampa, una candela o quizá ese «rin-
cón de Dios» campesino?
d) Objetos bendecidos
2 8
Arnold Angenendt, Heüige und Reliquien, die Geschichte ¡Tires Kultes vom frühen
Christentum bis zur Gegenwart, Munich [Beck], 1994, 470 p.
2 9
Alfred Lorenzer, Das Konzil der Buchhalter. Die Zerstorung der Sinnlichkeit; e. Reli-
gionskritik, Francfort [Fischer-Taschenbuch] 1984,317 p.
382
LIBRO TERCERO
2. Cuerpo e interioridad
383
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
3 0
H. Plessner, Philosophische Anthropologie (Antropología filosófica), Francfort [Fis-
cher] 1970, 350 p.
384
LIBRO TERCERO
31
Hugo Rahner, Der spielende Mensch, 1952. (Cf. Johan Huizinga, Homo ludens, Ma-
drid [Emecé-Alianza Editorial] 1972,269 p.).
385
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
3 2
Abraham Joshua Heschel, Maris quest for God: studies in prayer & symbolism, Nue-
va York [Scribner's] 1954,151 p.; Santa Fe, NM [Aurora Press] 1998 {Der Mensch fragt nach
Gott. Eine Untersuchung zum Gebet und zur «Symbolik», 1982, 7.59).
386
LIBRO TERCERO
a) El silencio
3 3
T. Merton, en el escrito postumo The Inner Self según mi traducción parcial, J. Sud-
brack, Christliche Mystik. Hay que colocar la aportación del converso americano al diálogo re-
ligioso junto a la de Henri Le Saux: está tan profundamente enraizada en la praxis como
teológicamente bien estructurada. Su aceptación en lengua alemana ha sido sólo lamentable.
Incluso en M. v. Brück 484-502 no es tenida en cuenta la tardía relación de amor del trapen-
se, pero precisamente ahí se hacían visibles su exuberante temperamento y su cálida huma-
nidad, que se unían con el evidente sí cristiano a la obediencia creyente propia de un monje
y, precisamente por eso, estaban abiertos tanto al budismo como a la polémica revoluciona-
ria antibelicista de círculos americanos de entonces.
34
Worterbuch zur biblischen Botschaft, 1964,394.
35
Romano Guardini, Wílle und Wahrheit: geistlíche Übungen, Maguncia [Matthias-
6
Grünewald] 1991, 165 p.
387
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
b) La palabra
36
Cfr. el mencionado libro de Claudia Edith Kunz, Schweigen und Geist: biblische und
patristische Studien zu einer Spiritualitát des Schweigens, Friburgo [Herder] 1996,832 p.
3 7
Karlfried Graf Dürckheim, Hará, centro vital del hombre, Bilbao [Mensajero].
388
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389
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
390
LIBRO TERCERO
be que sólo aparece «cuando todo está en paz, en silencio, cuando nadie
le molesta, cuando está a solas».
En ese lugar se tocan la verdadera humanidad y la fe (cristiana), pe-
ro también se tocan la potencia artística, que late bajo la pura informa-
ción, y la búsqueda del sentido de la existencia que no se satisface con
respuestas condicionadas.
c) El arte
38
Alex Stock, Keine Kunst. Aspekte der Bildtheologie, Paderborn - Munich [Schóningh]
1996,192 p.
39
Hans Urs von Balthasar, Herrlichkeit I. Schau der Gestalt; II Edcher der Stille, Einsie-
deln [Johannes].
391
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
40
Josef Sudbrack, Christliche Mystik (nota 38, p. 78). Sobre el tema «abismo», cfr. Loui-
se Gnádiger, «Der Abgrund ruft den Abgrund. Taulers Predigt "Beati oculi"» en Das «ei-
nige Ein». Studien zu Theorie und Sprache der deutschen Mystik, Alois María Haas (ed.), J. Bo-
eckmans (col.), Friburgo [Schweiz Univ.] 1980,167-207. Sobre esto también su monografía
de Taulero, Munich 1993; Maximilian Sandáus SJ documenta en su glosario (Pro theologia
mystica clavis, Colonia 1640; Lovaina 1963) la tradición del «Abyssus».
41
S. Agustín, Enarr. in Ps 41,6 (v.4): «Et utique manducando lacrymas suas, sine du-
bio plus sitit ad fontes» (Y ciertamente, comiendo sus lágrimas, sin duda siente más la ne
cesidad de la fuente). Cf. CCL 3 8 , 4 6 3 ; BAC 2 4 6 , 9 .
392
LIBRO TERCERO
4 2
Sobre la experiencia básica del «tono», cfr. los numerosos trabajos de Joachim-
Ernst Behrendt, especialista en jazz pasado al esoterismo, especialmente Nada Brahma. Die
Welt ist Klang (El mundo es sonido), Francfort [Insel] 1983,458 p., que documenta su cam-
bio, cfr. la experiencia de la primitiva voz hinduista «Ohm» con la experiencia de la Ora-
ción de Jesús. Sobre fenomenología, historia, ciencias naturales, arte, metafísica, mística
de la luz, siguen siendo modélicos los artículos coleccionados de destacados autores que
han aparecido en Studium Genérale en 1957-1960.
393
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Palabra y silencio se hacen uno en un plano «que está más allá de los
dos, el plano del amor».
Pero esa unidad encuentra su aspecto perceptible al oído en el arte
del canto.
La canción se convierte en la más elevada expresión de la palabra re
ligiosa, de la plegaria.
Análogamente hay que analizar la «cualidad» de la luz. En la tradi
ción mística encuentra aquí «el saber ignorante», desde la profundidad
de la experiencia de Dios, una forma de imagen. También en la mística
visionaria de Hildegarda de Bingen las cualidades de visión son aún
superadas por la cualidad de la música, del sonido: «Anima symphonalis
est», «el corazón del hombre es, a fin de cuentas, sinfónico», interpreta
43
Heinrich Schipperges el itinerario de Hildegarda hacia la mística.
4 3
Heinrich Schipperges, Symphonia. Gedichte und Gesdnge; lateinisch und deutsch / Hil-
degard von Bingen, Gerlingen [Schneider] 1995,266 p.
394
LIBRO TERCERO
a) Adoración de Dios
4 4
Horst Fuhrmann, Überall ¡sí Mittelalter. Von der Gegenwart einer vergangenen Zeit,
Munich [Beck] 1996,328 p.
45
Walter Nigg, Glanz der Legende: eme Aufforderung, die Einfalt wieder zu lieben, Zúrich
[Artemis] 1964,222 p.
395
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
2. En esto hubo y hay sin duda formas equivocadas hasta el exceso. Pero tam-
bién en esto es de rigor la precaución ante juicios y condenas precipitadas.
Tras la aparente idolización de un santo puede esconderse esa profunda
solidaridad en que se invoca al santo, para mirar a Dios como «nosotros».
Algo parecido encontramos en las formas cultuales de las religiones
de los antepasados de África, de Asia y de la América primitiva; tam-
poco aquí habría que juzgar con precipitación, sino dar paso a la reli-
giosidad que nos es común. Pero también, partiendo de estos criterios
de rigor, el culto católico de los santos, con su número rápidamente cre-
396
LIBRO TERCERO
397
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
2. El ansia que los hombres tienen de Dios encuentra por tanto un rostro per-
sonal en María. Schreiner muestra cómo en la veneración de María se ha-
cen visibles las ansiosas expectativas que los hombres expresaron ante
Dios en todos los siglos, como en un libro abierto en cuyas páginas Dios
puede introducir su respuesta. En la palabra y en el rito, en el símbolo y
en el arte, en el canto y en el juego, en la fiesta y en el silencio, el culto a
María manifiesta lo que los hombres desean de Dios. Ciertamente todo
-si nos atenemos a la realidad- es un don de Dios (María, como concebi-
da sin pecado, está desde su comienzo totalmente en las manos de Dios).
Pero con la evolución de la historia el culto de María está para acoger la
multiplicidad de deseos que suben de los hombres hasta Dios. No es ca-
sualidad que en torno a la figura de María hayan surgido tantas leyendas
y relatos de apariciones. Muestran -dicho en poético desarrollo de la me-
táfora del libro- que María es el libro abierto, la mano abierta, que tiende
la humanidad a Dios, para que coloque en ella sus dones; una mano
abierta que está formada por el Espíritu de Dios.
No es casual que el culto de María, en los grupos de piedad nueva-
mente surgidos y próximos al pueblo (comunidades de base, etc.), de-
sempeñe un papel relevante. A la teología le corresponde no debilitar la
«hiperdulía» dedicada a María, la «superveneración», sino entenderla
bien, insertarla correctamente en el armazón de la fe, recortando todos
los excesos y excrecencias.
Desde ahí es desde donde gana también su sentido la otra forma de
nuevo culto de María en la teología feminista: María como personifica-
ción de la presencia del Espíritu en la creación; María como ansia per-
sonificada, como expectativa del hombre y de la creación. Las unilate-
ralidades de la «teología ecofeminista de la salvación de la tierra», que
46
ha diseñado R. Radford Rüther , pueden evitarse con la correcta situa-
ción teológica de la mariología en la doctrina de la creación. Pero siem-
pre es de tener en cuenta la forma «estética» en que se expresan esas
verdades. «El brillo de oro de la leyenda» está más cerca de las ansias
del pueblo creyente que los conceptos de la teología.
4 6
Rosemary Radford Rüther, en Gaia ¿V Gott. Eine okofeministische Theologie der Hei-
lung der Erde, Lucerna [Exodus] 1994, 320 p.
398
LIBRO TERCERO
47
1. Continua ascensión o encuentros siempre nuevos
4 7
Sobre la actualidad de esta cuestión, cfr. mi artículo «Christliches Leben. Stándiger
Aufstieg oder stets neue Begegnung», GuL 42 (1969) 263-279; publicado al mismo tiempo
en francés en Christus. También, mis trabajos sobre la Imitatio Christi: (científicamente)
«Das geistliche Gesicht der vier Bücher von der Nachfolge Christi», en: Thomas von Kem-
pen -Beitrage zum 500. Todesjahr, 1471-1971, Kempen 1971, 14-36; (meditativo) Persónate
Meditation. Die vier Bücher von der Nachfolge Christi - neu betrachtet, Dusseldorf 1973.
399
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Dios, que se manifiesta en cada uno de manera siempre nueva e incesante como
gracia y como chispita»**.
No se pueden armonizar fácilmente ambas visiones de la relación
del hombre con Dios. Su modo de ver la relación del hombre con Dios
se va concretando y corrigiendo siempre de manera nueva en la exis
tencia concreta.
b) Escalones naturales
48
Mystik ais Aussage 23, sigs. El seguimiento escalonado de Erika Albrecht en Meister
Eckharts sieben Grade des schauenden Lebens: ein Weg der Gotteserfahrung, Aquisgrán IWeitz]
1987,101 p., se basa en un texto que evidentemente no procede de Eckhart.
400
LIBRO TERCERO
401
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
49
2. Acompañamiento espiritual
49
Cf. mi tratado monográfico J. Sudbrack, Geistliche Führung. Zur Frage nach dem
Meister, dem geistlichen Begleiter und Gottes Geist, Friburgo 1981, fue criticado como dema-
siado profano por el lado «espiritual» (Barbara Albreht). En él se encuentran las citas adu-
cidas en lo que sigue. Una valiosa prolongación sobre una base psicológica a causa del es-
tudio de las tradiciones chamánicas, nos aporta Hartmut Kraft, Über innere Grenzen.
Initiation in Shamanismus, Kunst, Religión und Psychoanalyse, Munich [Diederichs] 1995,
373 p.; nuestra cita se encuentra en la pág. 238; sobre eso, 240: «Das Unbewusste versteht das
Unbewusste».
402
LIBRO TERCERO
a) Espiritualidad extremo-oriental
5 0
Reinhart Hummel, Indische Mission und neue Frómmigkeit im Westen: religióse Bewe-
gungen Indiens in westlichen Kulturen (Misión india y nueva piedad en Occidente), Srutt-
gart [Kohlhammer] 1980,312 p.
403
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
sona humana, sino como a manifestación de una última realidad y poder, que se
experimenta al mismo tiempo en el propio interior y es idéntico a lo divino. La
frontera entre el culto al Gurú, bien entendido, y el culto a la persona -también el
culto a los divos debe citarse en este contexto- puede en casos no raros esfumarse».
No se debe ceder al rechazo extremo, que defienden J . Kramer y
51
D. Alstadt en El papel del Gurú. Máscaras del poder y que procede del
pretérito culto anti-autoritario, para ver los peligros de un irreflexivo
maestro / G u r ú .
c) Facultades naturales
Sólo luego hay que seguir preguntando por las disposiciones que se
pueden adquirir: conocimiento de determinados métodos, como el de
la oración de Jesús o del ejercicio físico de la eufonía o el Za-Zen; fami-
liaridad con la tradición cristiana y sus fundamentos bíblicos; fina sen-
sibilidad pedagógica, conocimientos psicológicos que, no en último tér-
mino, consisten en que cada uno conozca sus limitaciones y sepa: en
este caso hay que recurrir a un técnico.
51
Joel Kramer y Diana Alstadt, Die Guru-Papers: Masken der Macht, Francfort [Zwei-
tausendeinsl 1995,460 p.
404
LIBRO TERCERO
5 2
Jacques-Albert Cuttat, Asiatische Gottheít - christlícher Gott: die Spiritualitát der bei-
den Hemispháren, Einsiedeln [Johannes] 1971,264 p.
405
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
5 3
Jan van Deenen, «Stufen geistlicher Führung. Aufgezeigt anhand der Geistlichen
Ubungen des Ignatius von Loyola» (Etapas de dirección espiritual, siguiendo los Ejerci-
cios Espirituales de Ignacio de Loyola), GuL 54 (1981) 243-257.
406
LIBRO TERCERO
407
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
408
LIBRO TERCERO
5 4
Mi recuerdo agradecido al gran hombre lo expresé en: J. Sudbrack, «Anfragen an
Graf Dürckheims (1896-1996) "Initiatische Therapie"», GuL 79 (1996) 4-19 (aparecida si-
multáneamente en la publicación de homenaje Durckheim-Festschrift).
409
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
5 5
William James, The Varieties ofReligious Experience. A Study in Human Nature (1902),
2
Nueva York 1961 (Las variedades de la experiencia religiosa, Barcelona [Península] 1994,
391 p.).
5 6
Reinhard Margreiter, Erfahrung und Mystik. Ein philosophischer Versuch über die
Grenzen und das Ganze von Symbolisierung, Berlín [Akad.] 1997,645 p., así el título original.
410
LIBRO TERCERO
5 7
Fritz-Dieter Maas, Mystik im Gesprach: Materialien zur Mystik-Diskussion in der ka-
tholischen und evangelischen Théologie Deutschlands nach dem Ersten Weltkrieg, Berlín [CZV]
(1972-1981), 269 p.
411
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
412
LIBRO TERCERO
todos los principios proceden y que soy el Veterano de los días. Yo digo: Por mí
se encendió el sol. Yo soy también el Espíritu que no procede de ningún otro,
pero por quien respira todo ser animado. Para que se vea mi rostro he creado es-
pejos. En ellos contemplo todas las maravillas de la eternidad que nunca desa-
parecerán. Desde allí he dado expresión dentro de mía la pequeña obra, es de-
cir, al hombre, y lo he hecho a mi imagen y semejanza».
En la experiencia espiritual de la inmanencia del Señor en el mundo
vive el Dios de la trascendencia radical sobre todo el mundo. El hombre
-en su experiencia de a m o r - es imagen y figura de ese Dios siempre
más grande.
58
Karl Rahner, «Eterna significación de la humanidad de Jesús para nuestra relación
con Dios», ET. III, 47-59.
413
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
5 9
Walter Kasper, Die Heilssendung der Kirche in der Gegenwart, Maguncia 1970,76-79.
414
LIBRO TERCERO
61
En su célebre libro Evangelio e Iglesia A. Loisy, modernista pros-
crito más tarde de la Iglesia, escribía su famosa frase muchas veces
falseada: «Jesús anunció el reino (de Dios) y en su lugar llegó la Igle-
sia». En aquel momento esta frase no era una crítica de la Iglesia, si-
no que se dirigía contra la interpretación individualista de Jesús de
A.V. Harnack, que hoy E. Drewermann y otros hacen suya. Pero
Loisy escribía: «Reprochar a la Iglesia el desarrollo todo de su constitución
sería reprocharle su existencia, que, sin embargo, era imprescindible para la
floración del Evangelio. En ninguna parte a lo largo de su historia aparece
una interrupción de la continuidad, sino que todo progreso procede de lo an-
terior de tal manera que uno puede remontarse desde la actual estructura del
Papado hasta la situación evangélica con Jesús como punto central, por di-
ferentes que sean, sin tropezar con una revolución. Al mismo tiempo, todo
progreso puede explicarse por una necesidad de hecho, de modo que el histo-
riador no está justificado para afirmar que este movimiento en su conjunto
se encuentre fuera del Evangelio. El hecho es que procede del Evangelio y lo
lleva adelante».
El desarrollo de los dogmas muestra qué enraizado está el cristia-
nismo en la mentalidad de la sociedad. Pero precisamente en este cru-
ce de mentalidad social y transmisión de la verdad tiene la espirituali-
dad su «medio vital» (Sitz im Leben).
6 0
Walter Kasper, Glaube und Geschichte, Maguncia 1970,309.
61
Alfred Loisy, L'Évangile et l'église, París [Picard] 1902,234 p. (£/ Evangelio y la Igle-
sia, Madrid [Fe. Beltrán] 271 p.).
415
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
416
LIBRO TERCERO
417
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
418
LIBRO TERCERO
63
Estos versos muestran qué justificada es su recepción entre las ple-
garias cristianas. Su forma poética mantiene viva la apertura a lo divi-
no que se pierde en la abstracta especulación de Shankara (pero tam-
bién él era poeta).
Lo que en la ecumene cristiana es evidente, la recepción de las bue-
nas canciones, debería también ocurrir -dentro del marco adecuado-
entre las religiones mundiales.
6 2
Según H. Waldenfels, Begegnung der Religionen (Encuentro de las religiones), Bonn
[Borengásser] 1990, 328.
6 3
Según la traducción de Helmuth von Glasenapp en Das Spiel des Unendíichen: Gott,
Welt u. Mensch in d. Dichtung d. Hindus, in dt. Nachbildung (El juego del Infinito), Basilea
[Schwabe] 1953,104 p.
419
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
64
din. En su escrito sobre la «Potencia Espiritual de la Materia» estalla en
un himno:
«Bendita seas tú, áspera materia, suelo infecundo, peñasco duro,
tú, que sólo cedes a la fuerza,
y nos obligas a trabajar si queremos comer.
Bendita seas tú, materia universal,
duración sin límite, éter sin riberas,
triple foso de las estrellas, de los átomos y de las generaciones.
Tú que, superando y diluyendo nuestra escasa cantidad, nos manifiestas la
inmensidad de Dios.
Yo te saludo, Medio divino, cargado de fuerza creadora,
Espíritu del océano movedizo,
con tu clamor encadenado y animado por el Verbo encarnado.
Tú, materia, dominas en las sublimes alturas de carne tan transparente y temblorosa
que no podemos distinguirte de un espíritu.
Exáltame, materia,
y a través de desvelos, separaciones y muerte,
llévame allí donde finalmente será posible
abrazar castamente al Universo».
65
F.-J. N o c k e hace observar que un pensamiento así puede tender el
puente entre la religiosidad occidental y la extremo-oriental, pero hace
también observar las brechas y desajustes de tal «piedad cósmica». La
genial síntesis de Raimon Panikkar, peregrino de las culturas, tampoco
puede disimular esos desajustes, como muestra Ch. Menacherry en
Cristo: el misterio de la historia. Un estudio crítico de la cristología de Raimon
66
Panikkar . Intentos americanos, como el de Matthew Fox, son de poca
envergadura y no merecen la pena. Pero la tarea de llevar también a la
práctica la religiosidad cósmica, de rezar, se impone a la piedad cristia-
na. Lo anteriormente dicho sobre «Sophia» y «El alma del mundo» abre
una ventana para ello, y con la contemplación cósmica de Hildegarda
de Bingen nos encontramos ya en el umbral. Pero quizá está pendiente
-al igual que con la «metáfora absoluta» de H. Blumenberg- la siempre
6 4
P. Teilhard de Chardin, Hymne de l'Univers, París [Seuil] 1961, 175 p. (Madrid
[Trotta] 1 9 9 6 , 1 2 5 p.) Cf. pp. 87ss.
65
F.-J. Nocke, en Jochen Bernd (ed.), Vorgeschmack: okumenische Bemühungen um die
Eucharistie; Festschrift fiir Theodor Schneider, Maguncia [M. Grünewald] 1995,643 p.
6 6
Cheriyan Menacherry, Christ. The mystery in history. A critical study on the Christo-
logy ofRaymond Panikkar, Francfort - Nueva York [Peter Lang] 1996,311 p.
420
LIBRO TERCERO
6 7
P. Teilhard de Chardin, Hymne de l'Univers, París [Seuil] 1961,175 p. (Madrid [Trot-
ta] 1996,125 p.) Cf. p. lis.
6 8
P. Teilhard de Chardin, Écrits du temps de la guerre (1916-1919), París [Seuil] 1976,
2
480 p. (Madrid [Taurus] 1 9 6 7 , 4 6 9 p.) Cf. p. 53.
421
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
a) «Eclesiología eucarística»
69
Henri de Lubac, Catholicisme, París [Cerf] 1952,416 p.; original: 1938.
7 0
Henri de Lubac, Corpus Mysticum. L'Eucharistie et l'Église au Moyen Age, París
2
[Aubier] 1 9 4 9 , 373 p.
71
«Eucharistische Ekklesiologie», LThK 3,696-970.
7 2
Jochen Bernd (ed.), Vorgeschmack: okumenische Bemühungen um die Eucharistie;
Festschrift für Theodor Schneider, Maguncia [M. Grünewald] 1995, 643 p.
7 3
Lothar Lies, Eucharistie in bkumenischer Verantwortung, Graz [Styria] 1996, p. 169.
422
LIBRO TERCERO
7 4
Bernd Jochen Hilberath, «Eucharistie: Systematisch-theologisch» LThK III, 1995,
949-951.
423
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
7 5
G. Baudler, Toten oder Liében, Gewalt und Gewaltlosigkeit in Religión und Christentum
(Muerte o amor. Violencia o tolerancia en la religión y en el cristianismo), Munich [Kósel]
1994,313.332.
424
LIBRO TERCERO
425
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
426
III Parte
El hombre en su espacio vital
1
André Conte-Sponville, Petit traite des grandes vertus, París [PUF] 1996,384 p.
2
Peter Bubmann, Fundamentalethik ais Theorie der Freifieit: Eine Auseinandersetzung mit
romisch-katholischen Entwürfen, Gütersloh [Kaiser/Gütersloher Verl.-Haus] 1995,383 p.
427
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
3
1. Indiferencia, serenidad, impasibilidad
Estas tres palabras expresan algo que, en una u otra forma, es la as
piración de toda religión.
a) De la historia
3
Utilizo, además de los acostumbrados diccionarios (especialmente Dictionnaire
de Spiritualite), mi edición de textos Christliche Mystik; los trabajos de G. Bunge para
Evagrio Póntico (especialmente Briefe aus der Wüste, Trier 1986); la autobiografía de Te
resa de Lisieux (edición de bolsillo, Einsiedeln 1978). El Bhagavadgita se cita según la
traducción de R. Boxberger, H. v. Glasenapp, Stuttgart 1985. Algún material también
en Herausgefordert...
428
LIBRO TERCERO
4
Nota del revisor: El término alemán «Gelassenheit» puede ser traducido literal-
mente por «serenidad» (la disposición de ánimo serena y equilibrada). Pero no es otra co-
sa que la trasposición histórica al mundo cristiano del ideal estoico que los Padres asu-
mieron y denominaron «apátheia» El autor pretende analizar históricamente en estas
páginas el desplazamiento gradual y progresivo de la apátheia estoica a la indiferencia o
conformidad con la voluntad salvífica divina, su Providencia. Por ello, de manera uni-
forme, lo traduciremos por «serenidad», pero siendo conscientes de que el autor se está
refiriendo a la «actitud espiritual» (dependencia-indiferencia-libertad-conformidad con la
voluntad divina) de quien, confiando no en sí mismo sino en Dios, se abandona al miste-
rio de su Providencia en medio de las circunstancias, a veces bien adversas, de la vida. Sin
por ello dejar de estar sometida tal disposición a grandes presiones emocionales (páthé),
tanto externas como internas, que afectan a todo el ser.
429
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
430
LIBRO TERCERO
b) Espiritualidad asiático-oriental
5
II, 71s; III, 8s. 17s.
431
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
Sobre esto dice él: «Vivir del Zen es un trabajarse que va más allá del bien
y del mal, de lo justo y de lo injusto, de la virtud y del vicio».
El abad tibetano Trungpa, que tiene gran influjo en EEUU, confirma
esa actitud hacia Bodhisattva, la personificación de la gran compasión:
«Querría repetir que el Bodhisattva no actúa para ser virtuoso o para superar
el pecado. Sus pensamientos no se ocupan en saber si están del lado del bien o
del mal».
2. El acento cristiano
6
Robert C. Zaehner, Concordant discord: Tlie interdependence offaiths: being the Gifford
Lectures on natural religión delivered at St Andrews in 1967-1969, Oxford [Clarendon] 1970,
464 p. Publicado posteriormente en alemán bajo el prometedor título de Mystik. Harmonie
und Dissonanz, Olten [Walter] 1980.
432
LIBRO TERCERO
a) Ignacio de Loyola
7
Con los Ejercicios de Ignacio de Loyola, escribe G. Bottereau , la «in
diferencia» entra en el vocabulario de la espiritualidad como un tecni
cismo. A. Rayez muestra también ahí cómo los siglos siguientes han
desplazado el sentido de la palabra: de la sensibilidad y disponibilidad
ignacianas «a la moción más ligera de la libertad divina» pasó a ser una
«apátheia exenta de pasión» y un «plegarse indiferente a todo». Igna
cio, en cambio, describe la indiferencia de otro modo: ya el uso del pro
nombre personal «yo» lo muestra:
«Yo procuro con todo mi corazón una indiferencia total respecto de todo. Y
así, en obediencia y despego interior, me encuentro totalmente capaz de seguir
sus impulsos (los de Dios)».
7
Georges Bottereau, «Indifférence Ignatienne», DSp VII/2,1688-1696.
8
L. Zodrow, «Prinzip und Fundament. Eine ignatianische Kurzformel für den Voll-
zug des Geistlichen Lebens», GuL 58 (1985) 175-191.
433
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
b) Amor o impasibilidad
434
LIBRO TERCERO
Esto parece sonar a primera vista como «el más allá del bien y del
mal» asiático-oriental. D.T. Suzuki subraya también la semejanza:
«Amar a Dios significa no tener yo. Estar libre de las estrechas motivaciones de
la conciencia [...]Elyo puede compararse a un círculo que no tenga circunfe-
rencia; es puro vacío, "sunyata". No es más que el punto medio de tal círculo,
pero también se encuentra en cada punto de ese círculo. El punto es el círculo y
el círculo es el punto».
Realmente el signo de un maestro de Zen es un círculo sin punto
medio. Pero la correspondiente expresión de la tradición occidental
(«Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y cuya circunfe-
rencia no está en ninguna parte») vale sólo para la realidad de Dios, pe-
ro no para el yo del hombre.
Como quiera que haya sido elaborada la base experimental de los
testimonios, el sentido agudo de la identidad cristiana quedaría que-
brado con la interpretación de Suzuki y todo quedaría del revés. Se
puede formular la diferencia de la siguiente manera:
435
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
9
P. Teilhard de Chardin, «Die Evolution der Keuschheit», GuL 67 (1994) 243-263.
436
LIBRO TERCERO
senté. Pero a la vez aparece el «plus» (Ignacio dice: el más) que apun-
ta al futuro de la «evolución», a la esperanza: «En este momento, el cen-
tro de la unión física, del que brotó la luz, se manifiesta como incapaz de in-
tegrar este nuevo crecimiento. El foco de atracción se desplaza de repente
hacia adelante, como hacia el infinito».
En la experiencia del ahora del amor humano colmado está viva una
apertura que señala «hacia delante». Se trata de la esperanza, lo cual se
deriva, según Teilhard, de la comprensión cristiana de la evolución, que
sólo llegará a término en el futuro. ¿Aporta la experiencia de totalidad
y plenitud del amor «ahora» ya todo?, ¿no lleva latente en sí un ansia
de avanzar «adelante», como cantaba Nietzsche: «Toda felicidad quiere
perpetuidad, quiere honda, honda perpetuidad»? Ese anhelo «hacia
adelante» quiere Teilhard vivirlo en la forma de vida célibe. Ella está
por principio «mirando» (a su cumplimiento definitivo) y, por lo mis-
mo, puede ser vivida como «renuncia» (a su cumplimiento de «ahora»).
La experiencia del momento, por importante que sea, no lo es todo; es
portadora de un elemento evolutivo, la expectación del futuro. Matri-
monio y virginidad realizan cada una como forma de vida uno de los
dos aspectos de la experiencia de totalidad:
437
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
10
Carta del 16-1-1911. Lettres d'Hastings et de París (1908-1914), París [Aubier-Mon-
taigne] 1965,464 p. (Madrid [Taurus] 1968,350 p.).
11
Nota del revisor: la actitud serena y equilibrada que se apoya sólo en Dios y des-
de ahí se compromete.
438
LIBRO TERCERO
12
1. De la historia
1 2
Para lo que sigue, además de los diccionarios usuales, puede consultarse Dietmar
Mieth, Die Einheit von vita activa und vita contemplativa in den deutschen Predigten und Trak-
taten Meister Eckharts und bein Johannes Tauler. Untersuchungen zur Struktur des christlichen
Lebens, 1969; H.U. von Balthasar, «Thomas und die Charismatik», en la edición alemana
de Tomás, vol. 23,213-464,1954 (nueva edición: Einsiedeln 1996); M. de Gandillac, «Deux
figures eckhartiennes de Marthe», en Métaphsiyk, número de homenaje a F. Brunner
(1981), 119-134; M. Wehrli Jones, «Maria und Martha in der religiósen Frauenbewegung»,
en Abendldndlische Mystik, Engelberg 1984,354-367: sobre esto, los ya mencionados escri
tos de Teilhard de Chardin; Eckhart es citado aquí según mi traducción en Christliche Mys
tik, 183-190. En «Probleme [...] und «Motive...» (nota 26, p. 68) hay abundante material ela
borado.
439
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
440
LIBRO TERCERO
conviene a Marta, que cuida de él: «Te tomas muchos cuidados. Pero
uno solo es necesario. María ha escogido la mejor parte».
Originariamente esta historia quiere decir: si Jesús está presente (o el
heraldo de su mensaje), si se trata de oír la palabra o de la entrega a
Dios, esto tiene preferencia, como dice la regla de Benito (43,3): «Nada
tiene preferencia sobre el servicio divino». Pero el abad Georg Holzherr
comenta: Esa relevancia del servicio divino, según las fuentes de la Re-
gla, se refería al conjunto de la vida del monje, al trabajo y a la oración;
al «orad sin cesar» que practicaban los monjes en una especie de «ora-
ción de Jesús».
Pero la interpretación teórica de la historia de Marta y María ha sido
precisada por la «theoria» (en latín: «contemplatio»), la existencia con-
templativa filosófica. Las hermanas de Betania, pues, se convirtieron en
paradigma de las dos situaciones de la vida cristiana:
- el estado contemplativo, «mejor», de las monjas y monjes que se
dedican totalmente a la oración: «Han escogido la mejor parte» y
esto es lo «único» necesario, es decir, Dios;
- el estado activo del trabajo en el mundo: «Se ocupan sólo de lo
"múltiple", lo cual es un descenso del ideal del «monos pros Mo-
ñón» de Plotino (solo ante el Solo).
441
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
en este mundo, los hombres deben ser ante todo solícitos unos con
otros y prepararse activamente para la visión del cielo; sólo después, en
la visión perpetua de Dios, habrá pura «contemplación». Pero en los
documentos preparatorios del Concilio Vaticano II quedaba y palpitaba
todavía una devaluación teórica de la acción, que fue corregida casi to-
talmente. La devaluación de la acción frente a la contemplación, o de la
meditación frente a la actividad, recibe hoy nuevos alientos a través de
muchas tendencias de la «nueva religiosidad».
442
LIBRO TERCERO
443
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
d) Teilhard de Chardin
1 3
Louis Cognet, Les Problémes de la Spiritualité, París (Cerf) 1967,66.
444
LIBRO TERCERO
marlo por uno mismo; y esto no es una manera imperfecta sino sola
mente otra manera distinta de la superación del mundo» para estar con
14
Dios. En La ascesis cristiana subraya él mismo: «Para Teilhard el traba
jo así dirigido al mundo posee en sí mismo "un valor ascético" al que
Teilhard define como "spiritualisation" del mundo. Así escribe Teil
hard: "Los autores místicos discuten sobre si la acción precede a la contempla
ción, como preparación, o procede de ella como un flujo de la misma. Confieso
que no comprendo este problema. Trabaje yo o haga oración, abra yo mi alma
afanándome en el trabajo, o sea que Dios invada mi alma en su pasividad des
de fuera y desde dentro a la vez, siento igualmente la unión. Pero en esta con
ciencia reside 'formalmente' el fenómeno místico. Siempre me muevo en el cam
po místico, sea cuando estoy activo empujado a la evolución por la pulsión
sensible de mi ser, sea que viva en el dolor dominado por la dependencia de lo
material, sea que me sienta visitado por la gracia de la oración. 'Ante todo' yo
15
estoy en Jesucristo; sólo 'después' trabajo o sufro o contemplo"» .
Para Teilhard la mística, como cumbre del ser orante ante Dios, pue
de estar viva tanto en la actividad como en la experiencia extática de
Dios. En el «ámbito divino» proyecta él esa «divinización de la activi
dad». Esta «oración en el trabajo», esta «contemplación en la acción», la
llama Teilhard incluso «adoración» o incluso «consagración». Con su
correspondiente cita, termina Trennert-Hellwig su libro sobre Teilhard:
«Consagrar el mundo con una fe total, que permite contemplarlo en la infinita
red de las causas segundas como influjo orgánico de Cristo; comunicar con el
mundo a través de una confianza ilimitada, aprovechar en él todas las ocasio
nes de crecimiento. Esto constituye finalmente para el cristiano la vida inte
rior». Cognet, de todos modos, hace una reserva importante: «El padre
Teilhard es optimista en lo que se refiere a la "espiritualización" del mundo a
través del quehacer humano. Pero hoy, en que podemos juzgar mejor la "evo
lución" del mundo mirando el progreso técnico, la cuestión puede plantearse
con mucha exactitud. Hay que examinar si esta "espiritualización" está nece
saria y totalmente orientada siempre a Dios. El padre Teilhard no consideró
quizás con suficiente profundidad la ambivalencia del mundo».
Teilhard creía -dentro del optimismo técnico de la época- al parecer
en un desarrollo del mundo hacia un «siempre-mejor». Lo que Cognet
critica (de manera semejante también al amigo de Teilhard, De Lubac)
con acuerdo de todos, se encuentra con enorme claridad en las «Anota-
14
Louis Cognet, L'Ascése chrétienne, París (Cerf) 1967,83-86.
15
En «Mein Universum», Werke IX, 1970,109, corregido.
445
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
16
WerkeV, 1963,187-197.
446
LIBRO TERCERO
17
Ken Wilber, Up from Edén. A transpersonal view of human evolution, Wheaton, IL,
Quest Books [The Theosophical Pub. House] 1996,400 p.
447
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
448
LIBRO TERCERO
18
Teófanes el Recluso, Schule des Herzensgebetes: die Weisheit des Starez Theophan (Es-
cuela de la oración del corazón), Salzburgo [Müller] 1985,73.59.
449
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
c) La aspiración personal
450
LIBRO TERCERO
d) «Contemplativo en la acción»
451
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
escribe Pablo: «¿Cómo es posible esperar una cosa que se ve?» (Rom 8,24).
Se puede proseguir: lo que uno puede lograr evolutivamente y lo procu-
ra, ¿por qué ha de esperarlo aún? La visión de Teilhard de que el hombre
logrará transformar el mundo y hacer de él uno bueno y mejor, no puede
ser más que un aspecto. Pero precisamente es el aspecto de la esperanza el
que espera de Dios lo último y no de la propia acción. Y esta esperanza
¿no está también más cerca de la realidad que un optimismo fácil?
Y precisamente ese escepticismo es un buen tema para los momen-
tos de «contemplación» consciente, de concentración en Dios, de quien
la esperanza saca toda su fuerza para permanecer optimistas en este
mundo siempre frágil.
Pero en esta visión cristiana de conjunto, la concepción mística que
Teilhard tiene del trabajo, un trabajo que es oración en sí, es sustancial
para la vida cristiana.
20
1. Sobre la historia
2 0
El material no identificado en lo que sigue se encuentra en «Gott in alien Dingen
finden. Eine ignatianische Máxime und ihr metahistorischer Hintergurnd», GuL 65 (1992)
165-186; de otra manera, en Ignacio de Loyola y su tiempo. Congreso Internacional de Historia
(1991), luán Plazaola (ed.), Bilbao 1992,343-368. Las citas de Mechthilde han sido verifi-
cadas conforme a la edición de H. Neumann (G. Vollmann-Profe, 1990,1993) y la traduc-
ción de M. Schmidt (1995).
452
LIBRO TERCERO
a) Entendido ontológicamente
21
Charles André Bernard, Le Dieu des mystiques. 1. Les voies de l'intériorité; 2. La con-
formation au Christ; 3. Mystique et action, París [Cerf] 1994; cfr. allí el índice: «Présence de
Dieux»; las citas en las páginas 686 y 618.
453
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
b) Interpretado alegóricamente
454
LIBRO TERCERO
c) Aplicado ascéticamente
2
Otto Zimmermann, Lehrbuch der Aszetik, Friburgo [Herder] 1932, § 39.
455
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
2 4
E. Przywara, Analogía entis I, Munich [Kósel & Pustet] 1932.
25
Deus semper maior: Théologie der Exerzitien; mit Beigabe Theologumenon und Philosophu-
menon der Gesellschaft Jesu (3 vols.), Friburgo [Herder] 1938-1941; Viena-Múnich [Herold].
2 6
Dschelaladdin Rumi Maulana, Von allem und vom Einen (De todo y de uno). Fihi
ma fihi, Munich [Diederichs] 1988, p. 96.
456
LIBRO TERCERO
puede aguantar sin Dios y no hace ningún esfuerzo, no es en absoluto una per-
sona correcta; pero en caso de que pudiera concebir a Dios, no sería ello el ver-
dadero Dios. Por eso, el verdadero hombre es aquel que nunca está libre de es-
fuerzos, que sin descanso y sin cesar gira en torno a la luz de la majestad y de
la hermosura de Dios. Y Dios es el que abraza al hombre y le deja anonadado y
no hay entendimiento que pueda abarcarle».
La imagen del abrasarse a la luz de Dios está tomada de la mariposa
que por ansia de la luz se precipita sobre la llama de la vela; eso impre-
sionó lo mismo a Teresa de Avila que a Johann Wolfgang von Goethe.
Eso ilustra la entrega total del místico tanto como el misterio perenne
de Dios.
Así también todas las tentativas de reducir la relación de «hom-
b r e / m u n d o y Dios» a un denominador común deben fracasar ante la
desmesura del misterio de Dios y ponerse ante él en perpetua adora-
ción. Así Dionisio celebra en el canto de conclusión de su obra adoran-
do el misterio de Dios con sus «super»-expresiones:
«Trinidad, superesencial y superdivina y superbuena,
custodia de la sabiduría divina de los cristianos,
condúcenos a la supermisteriosa, superluminosa y altísima
cumbre de las palabras místicas [...]
Esa sea mi oración».
Largier 1,52.
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EL ESPÍRITU ES CONCRETO
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Largier II, 346.
2 9
Samuel Vollenweider, «Der Geist Gottes ais Selbst der Glaubenden», ZThK 93
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toria de las religiones (reliquias paganas) hasta la interpretación existencial (sólo imáge
nes para la admiración personal).
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ÍNDICES
2. ÍNDICE ONOMÁSTICO
Abe Masao 294 Barth Karl 47, 68, 166, 234, 241, 278,
Abelardo Pedro 206,208 397
Adorno Theodor W. 3 1 , 2 6 7 , 2 9 5 Barthes Roland 26
Aertsen Pieter 374 Baruzi Jean 276
Agustín de Hipona 73, 100, 127, 139, Basilio de Cesárea 205
176, 196, 206, 210, 211, 252, 286, Baudler Georg 424
291, 315, 357, 359, 360, 392, 416, Baumann Klaus 168
435,460 Bayle Pierre 290
Albert Karl 142,360 Beck Ulrich 104
Albrecht Erika 400 Behn Irene 2 3 7 , 4 1 0
Alfonso de Ligorio 145,256 Bellah Robert Neelly 267
Alighieri Dante 132 Benigar A. 57
Alstadt Diana 404 Benito de Nursia 148, 205, 250,441
Ángela de Foligno 1 4 5 , 1 4 6 , 1 4 9 , 1 5 2 , Benjamín Walter 22
157-159,171,179 Benz E. 364
Ángelus Silesius 2 7 7 , 2 7 8 , 2 9 2 , 313, Berendt Joachim-Ernst 9,47, 361
Berger Peter L. 3 4 , 1 6 3 - 1 6 5 , 1 6 7 , 2 6 8 ,
315,456
379
Angenendt Arnold 7 0 , 3 8 2
Bernard Charles André 5 3 , 4 5 3 , 4 5 6
Anselmo de Canterbury 369
Bernardo de Clara val 100, 151, 205,
Antonio abad 110,205
206, 208,434, 440, 444
Aries Philipp 54
Bernhardt Reinhold 218
Aristóteles 8 0 , 3 8 7
Berulle cardenal 402
Arnold Gottfried 55
Betz Otto 371
Arquímedes 4 3 4 , 4 4 4
Beyer Uwe 298
Assmann Jan 245
Birnstein Uwe 171
Atanasio Alejandrino 74,229
Bischof Norbert 4 2 , 2 4 6
Auer Alfons 2 0 , 2 0 3 , 2 1 4
Biser Eugen 174,268
Aurobindo 403
Blavatsky Helena Petrovna 222
Austin John L. 26
Bloch Ernst 1 5 , 2 1 , 4 4 , 2 0 5 , 2 6 7
Blondel Maurice 1 0 , 1 2 6 , 1 2 7 , 1 3 0 ,
Bach Johann Sebastian 28, 393,418 139,172,186,190,228,235,237,
Bacht Heinrich 105 269,271,320,430
Baghwan Shree Rainesh 47, 361, 403, Blumenberg Hans 4 2 , 3 3 4 , 4 2 0
405 Boff Leonardo 8 5 , 2 3 2 , 2 9 9 , 319
Balthasar Hans Urs von 2 3 , 2 8 , 3 6 , Bógle Reinhard 359
58,80,81,122,177,193,226,236, Bonhoeffer Dietrich 179, 367,401
288,289,295-297,304,311,320, Bosco Don 405
339,345,346, 370,391,430 Bossuet obispo 206
Bangert Michael 370 Bottereau Georges 433
485
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
486
ÍNDICES
487
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
488
ÍNDICES
Kant Immanuel 37, 51, 81, 106, 123, Lefébvre obispo 210
166,210,220,316,465 Lehmann Karl 79, 9 8 , 1 0 4
Karrer Otto 3 6 0 , 3 6 2 Lehmann Klaus-Peter 171
Kasemann Erich 7 1 , 2 8 5 Leibniz Gottfried Wilhelm 5 2 , 9 3 , 2 9 0
Kasper Walter 56, 240, 259, 295, 328, Leichinger Alexander 36
414, 415 Lenin Vladimir 267
Kaufmann Franz-Xaver 34 Lessing Gotthold Ephraim 2 1 7 , 2 2 0
Kehrer Günter 264 Lévinas Emmanuel 10, 21-23, 44, 82,
Kempis Tomás de 1 3 5 , 1 4 7 , 1 4 8 , 4 0 1 89,122,128,141,142,320,459
Kessler Hans 91 Lies Lothar 422
Khanna Madhu 231 Ligges Wulf 221
Kierkegaard Sóren 2 1 , 2 6 5 , 3 3 3 , 3 4 6 Link Christian 172
Kippenberg Hans G. 263 Lohfink Gerhard 383
Knitter Paul 2 1 7 , 2 1 8 , 2 2 3 , 224 Lohfink Norbert 91
Kóbele Susanne 25 Lohmeyer Emst 2 3 , 3 6 3
Kopp Johannes 115,380 Loisy Alfred 2 3 5 , 4 1 5
Kórner Reinhard 138 Lonergan Bernhard 66,81
Kraft Hartmut 405 Lorenz Erika 1 5 6 , 3 5 8 , 3 6 9
Kramel Joel 404 Lorenzer Alfred 332, 3 8 2 , 3 9 5
Krolow Karl 336 Lossky Vladimir 59, 61, 76, 94, 193,
Küng Hans 218, 224, 241, 299, 308, 284,346
309 Louth Andrew 240
Kunze Reiner 3 3 5 , 3 3 6 Lubac Henri de 23, 70, 78, 81, 129,
Kuschel Karl-Josef 2 2 4 , 2 9 1 , 3 0 9 , 3 1 0 140, 228, 240, 259, 270, 296, 310,
320,330,357,358,422,445,449
Lacombe Olivier 128 Luckmann Thomas 268
Lai Whalen 221 Luhmann Niklas 268
Lange Bernard 332 Lutero Martín 2 3 , 3 6 , 71, 76, 127,130,
Langer Susanne Katherina Knauth 156, 165, 203, 210, 247, 248, 256,
334,463 257, 2 8 6 , 3 6 8 , 3 9 7 , 4 0 0 , 401
Langhans Rainer 199
Lao-Tse 38 Maas Fritz-Dieter 411
Lasalle Hugo-Makibi Enomiya 95, Macario 262,418
115,133,134,139,409 Macho Thomas H. 51
Lasch Christoph 161,162 Maharishi Mahesh Yogi 162,377
Lasker-Schüler Else 123,124 Maharshi Ramana 118, 2 4 6 , 4 0 3 , 4 0 5
Lavelle Louis 360 Maidl Lydia 361
Le Saux Henri 118-120,124,125, 133, Malinkowski Bronislaw 268
218, 241, 246, 247, 311, 314, 403, Mann Thomas 2 1 , 1 2 0
440,457 Mann Ulrich 270
Leclercq Jean 7 5 , 3 7 7 Marcel Gabriel 390
Leeuw Gerardus van der 267 Marcuse Herbert 3 1 , 3 2 , 2 6 7
489
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
490
ÍNDICES
Rahner Hugo 271, 319, 333, 385, 416, Scheffczyk Leo 304
425 Scheler Max 407
Rahner Karl 23, 66, 81, 87, 93, 126, Schenk Herrad 152
140, 169, 170, 173, 185, 191, 204, Scherzberg Lucia 328
218, 224, 228, 232, 236, 238, 239, Scheuer Pierre 125
241, 242, 246, 255, 257, 270, 295, Schillebeeckx Edward C. 299
296, 320, 336, 339, 365, 411, 413, Schimmel Annemarie 335
416,425,430,459 Schipperges Heinrich 394
Ramakrishna 5 0 , 2 2 1 , 2 7 2 , 3 2 3 , 4 0 5 Schiwy Günter 295-298, 301
Ramana Maharshi, 128, 2 5 8 , 4 1 5 , 4 1 7 , Schleiermacher Friedrich 88,116
489 Schlette Heinz Robert 251,252, 318
Ramsey Jan T. 2 6 , 3 6 7 , 3 7 9 Schlier Heinrich 77, 257
Ratzinger Joseph 32, 55, 71, 80, 176, Schmidt Günter 199
177, 194, 195, 199, 224, 237, 241, Schmidt Margot 2 1 6 , 4 6 3
2 4 2 , 2 8 8 , 2 8 9 , 383 Schmidt-Leukel Perry 117, 136, 139,
Rayez André 433 227-231,307
Ricardo de S. Víctor 122,442 Scholem Gershom 388
Richelieu cardenal 281 Schopenhauer Arthur 5 0 , 1 0 6 , 1 1 7
Richter Horst Eberhard 138,306 Schorlemmer Friedrich 298
Ricoeur Paul 245 Schreiber Johannes 362
Riedlinger Helmut 240 Schreiner Klaus 7 0 , 2 3 4 , 2 5 4 , 3 9 7 , 3 9 8
Riehle Wolfgang 112 Schulze Gerhard 3 5 , 1 5 0 , 1 6 2
Riesenhuber Klaus 114,115, 359 Schürmann Heinz 37, 212,368
Ritter Adolf Martin 68, 279 Schüssler Fiorenza Elisabeth 78
Rosenzweig Franz 2 2 , 3 9 3 Schutz Roger 440
Rubliev Andrei 78 Schwager Raymund 261
Rückert Friedrich 335 Schwankl Otto 333
Rudolf von Biberach 99 Schweitzer Albert 371
Ruh Kurt 52 Schwenckfeld Caspar von 52
Ruhe Bern 84 Sciacca, Michele Federico 52
Rühmkorf Peter 122 Secondin B. 57
Rumi Maulana D. 456 Seewald Peter 199
Ruusbroec Jan van 453 Severas Emmanuel von 105
Shankara 419
Sheldrake Rupert 40
Sachs Nelly 389, 390
Sigusch Volkmar 198
Safranski Rüdiger 24, 291
Six Jean-Francois 1 3 3 , 3 7 0 , 4 2 9
Sagne J.-C. 57
Sloterdijk Peter 21,51
Salmann Elmar 141
Smith Willfred Cantwell 2 1 9 , 2 2 0 , 2 2 5
Sartre Jean-Paul 131
Sóderblom Nathan 264
Saussure Ferdinand de 26
Solignac Aimé 4 9 , 5 3
Scháffler Richard 26, 235, 238
Sólle Dorothee 4 2 , 2 6 5 , 3 5 4 , 367
Schebesta Paul 267
491
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
492
ÍNDICES
493
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
3. ÍNDICE TEMÁTICO
494
ÍNDICES
495
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
496
ÍNDICES
497
índice general
Libro primero
Una espiritualidad narrativa - Sobre la situación espiritual
499
EL ESPÍRTTU ES CONCRETO
Libro segundo
Bases - Fundamentos de una espiritualidad cristiana
500
ÍNDICE GENERAL
501
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
c) Desautomatización 136
d) Contemplación como unidad de encuentro y maduración de
sí mismo 137
e) Ejercicio y gracia 139
4. Una observación conclusiva filosófico-teológica 141
B. Identidad: aspiración a la plenitud y plena identidad 143
1. Sobre la tradición de una ascética que huye del mundo y que des-
precia la felicidad 144
a) Un testimonio ejemplar 144
b) Poner el acento en el marco de una básica aceptación del
mundo 146
c) Valor humano del silencio, recogimiento, retiro del mundo .. 149
d) El amor como santo y seña de la ascética 153
e) Humildad ante Dios como servicio realista al mundo 155
f) Ascesis como vida paciente con Jesús paciente 157
2. Una situación nueva que hace época 158
a) El pretérito y cálido refugio de un mundo religioso 159
b) La nueva situación del pluralismo religioso-cultural 159
c) Verificación de la fe por la «experiencia» 163
d) Espacios de experiencia común de plausibilidad 166
e) Búsqueda de la plausibilidad como proceso de vida 168
f) Identidad como punto de referencia de la experiencia cristiana . 169
3. La dignidad del hombre 174
a) Inmortalidad dialógica en lugar de reencarnación 175
b) La dignidad de cada hombre en relación con Dios 178
c) El sí a la imperfección transitoria 179
d) Necesidad de Dios como plenitud de Dios 182
4. El hombre como existencia «dialógica» 186
a) Equilibrio fluido entre maduración y dependencia 186
b) La necesidad de reflexión 187
c) El fiel «dialógico» de la balanza 188
5. Un nuevo vistazo a la tradición mística 189
C. Iglesia: comunidad de diálogo en celebración y servicio 191
1. El cambio de época: la Iglesia como pueblo de Dios en pere-
grinación 191
a) Para el cambio en la Iglesia 192
b) La Iglesia como comunidad de aprendizaje 203
502
ÍNDICE GENERAL
503
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
504
ÍNDICE GENERAL
Libro tercero
Vivir de la fe
I Parte: Una tentativa aún abierta - Necesaria advertencia preliminar .... 347
505
EL ESPÍRITU ES CONCRETO
506
ÍNDICE GENERAL
507
Faltan en la actualidad obras que puedan llenar el vacío
dejado por los manuales de Ascética y Mística -previos al
Concilio Vaticano II-, que seguían el esquema plotiniano de
las tres vías (purificación, iluminación y unión), que trataban
de definir en qué consistía el paso de la oración mental a la
contemplación y, en concreto, qué constituía la esencia de
esta última. Abandonados aquellos esquemas de filosofía
griega y sustituidos por la investigación histórico-crítica y la
Patrología, se ha intentado la síntesis entre la dogmática y la
espiritualidad. Pero hasta ahora los resultados han sido
insatisfactorios.
Josef Sudbrack es un autor bien conocido en el área
alemana e inglesa por sus numerosas publicaciones sobre
Espiritualidad. Colaborador habitual de la revista Geist und
Leben y responsable de la edición alemana de la obra colectiva
Christian Spirituality (B. McGinn, J. Meyendorf, J. Leclercq),
ya en plena madurez, ha escrito este tratado de Espiritualidad
que ha titulado El Espíritu es concreto. El gran valor de esta
obra reside no sólo en el conato de elaborar una teología
sistemática, sino en su poderosa síntesis cultural y en su
diálogo con la modernidad.
El autor nos ofrece, pues, una plataforma culta y sabia
para abordar los problemas actuales e interpretarlos desde las
raíces más hondas de lo cristiano. Al mismo tiempo, abre un
surco en el horizonte futuro de la Espiritualidad.
TEOLOGÍA