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El lector modelo – Umberto Eco

Un texto en su manifestación lingüística representa una cadena de


artificios expresivos que el destinatario debe actualizar, en la medida en
que el texto debe ser actualizado se encuentra incompleto (maquina
perezosa) Por lo que con mayor complejidad se requiere movimientos
cooperativos, activos y conscientes por parte del lector.

El lector debe tener conocimiento previo de lo que hablará el texto, así


como del tipo de lenguaje que utiliza.

El lector debe realizar la interpretación iniciativa del texto dependiendo


el contexto. "un texto quiere que alguien lo ayude a funcionar" (Eco 76)

La competencia del destinatario no coincide necesariamente con la del


emisor. Para descodificar un mensaje se necesita una competencia
lingüística, además de una competencia circunstancial diversificada que
permite poner en funcionamiento ciertas presuposiciones.

El texto postula la cooperación del lector como condición de su


actualización, para mejorar esta afirmación se dice que un texto es un
producto cuya suerte interpretativa debe formar parte de su propio
mecanismo generativo, es decir generar un texto implica aplicar una
estrategia que incluye prever los movimientos del otro.

Por un lado, el autor presupone la competencia de su Lector Modelo; por


otro la instituye. De manera que prever al Lector Modelo no significa
solo “esperar” que este exista sino mover el texto para construirlo. Un
texto no sólo se apoya sobre una competencia: también contribuye a
producirla.

El Lector Modelo es el que puede interpretar el texto de manera análoga


a la del autor que lo generó. Se escoge implícitamente al elegir el idioma
en que se codifica un texto, así como su estilo, su registro y su grado de
especialización. Eco prevé un modelo de lector mucho más
especializado, por ejemplo: un investigador de semiótica.

Dos tipos de Textos:


 Textos cerrados, que van dirigidos a un tipo de target, es decir a
un público específico. “No hay nada más abierto que un texto
cerrado” (Eco 83)
 Textos abiertos, no existe un límite marcado de activación y
cooperación del lector por lo que son abiertos para la libre
interpretación.

Se deben fijar ciertos límites en textos abiertos y textos cerrados.

Cuando un texto se considera texto, en casos como novelas, discursos


políticos, etc., el Emisor y el Destinatario están presentes en el texto no
como polos del acto de enunciación, sino como papeles actanciales
(término derivado de actante, usado posteriormente por la semiótica
para designar al participante: persona, animal o cosa) del enunciado.
Así el autor se manifiesta textualmente por su estilo.

El autor empírico formula una hipótesis de Lector Modelo que al


traducirla su propia estrategia se caracteriza a si mismo como el sujeto
enunciado.

Para realizarse como lector modelo, el lector empírico debe de cumplir


con ciertos deberes filológicos (interés hacia las palabras), como
recobrar con la mayor aproximación posible los códigos del emisor. A su
vez el autor empírico para llegar a ser el autor modelo depende de
ciertas huellas textuales que involucran al destinatario ante el texto y el
proceso de cooperación.

Una lectura un poco complicada, las oposiciones entre lector modelo y


empírico se confunden, no porque no sean claras sino porque establecen
las diferencias entre uso e interpretación textual en el que cada
concepto sugiere al otro. Por eso, Eco insiste en que “la cooperación
textual es un fenómeno que se realiza entre dos estrategias discursivas,
no entre dos sujetos individuales."(Eco 91)

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