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En un
encuentro informal, Betty, funcionaria de la organización que se desempeña en el Grupo de Riesgo,
le pregunta si puede conversarle como psicóloga un momento, porque se encuentra ansiosa por
situaciones personales. Andrea asiente y le dice que con mucho gusto pueden conversar unos
minutos, y que ella le recomendará un psicólogo clínico luego de hacerse una idea de lo que
necesita, según esa conversación. Entonces, Betty le cuenta, entre otros temas, que ha terminado
muy mal una relación con un directivo de la empresa, que ella ha reaccionado muy mal,
agresivamente; que ha sufrido lo que refiere como ataques de pánico, además de estar tan distraída
que ha cometido algunos errores técnicos, pero que piensa que si se sabe formalmente su jefe, con
quien sostuvo la relación, podría aprovechar la oportunidad para despedirla.
Ana es una psicóloga educativa con más de 20 años de trabajo continuo en educación, en el que se
ha desempeñado con éxito tanto dentro de equipos escolares como en la práctica privada. Al
cumplir 45 años, decide darle un giro a su práctica profesional y dedicarse a la terapia de pareja,
tener algunas experiencias en ese campo y posteriormente emprender un entrenamiento específico.
Aunque recuerda su formación de pregrado y algunas lecturas, tiene dudas en cuanto a la
metodología y a las aproximaciones teóricas contemporáneas. Por esta razón decide consultarle a
usted como colega las condiciones y exigencias éticas que tiene esta decisión profesional. Las
siguientes preguntas son planteadas por Ana, lo invitamos a participar en el foro para dar sus
respuestas ¿Hay algún problema ético en esta decisión o se trata sólo de un tema técnico?, es que
pienso que no hay un conflicto entre principios éticos ¿La formación de pregrado y la experiencia
en ambientes escolares y en práctica privada son suficientes para desempeñarme como terapeuta
de pareja? O hay alguna norma legal o ética que me obligue a tener un entrenamiento específico
en este nuevo campo de práctica profesional?
¿Qué debe hacer el psicólogo si un consultante le propone salir a cenar, asistir juntos a algún
evento social o entablar una relación afectiva?
Un estudiante en formación profesional de Psicología lleva a cabo sus prácticas en una fundación
apoyada por una entidad religiosa que trabaja en apoyo a familias. La institución convoca al
estudiante a participar de una movilización en reacción a una propuesta del Ministerio de
Educación, alegando que dicha propuesta afectaría los valores de la familia y, por ello, pondría en
riesgo la razón social de la fundación si se implementa. El estudiante decide no participar. La
fundación convoca al estudiante para participar en otra actividad de carácter religioso, él se niega
a colaborar dado que no representaba un escenario de intervención de psicología social (campo en
el que está realizando su práctica), no constituía una actividad liderada por la fundación, ni
aportaba a su proceso formativo. Lo anterior ha sido motivo de malestar dentro de la Fundación y
para el estudiante. En este caso, ¿El estudiante estaría faltando en su lugar como practicante de
psicología social?" ¿El caso implica un dilema ético o una inconsistencia ética?