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“Para elaborar el presupuesto familiar del año se debe mantener equilibrio financiero con
una adecuada administración de los recursos. En principio, se debe conocer quiénes van a
aportar al hogar y considerar los aportes mensuales si tienen una meta trazada como por
ejemplo la compra de un bien u otra inversión
A su vez, resaltó la importancia de que la familia ahorre para, posteriormente, usar dicho
monto en metas familiares. Por ello, precisó cinco pasos a tener en cuenta para establecer
un presupuesto anual fructífero:
1. Gastos fijos. Prioridades como pagar el alquiler o compra de la vivienda, los servicios de
agua y luz, educación y alimentación, son costos que no se pueden obviar. La familia debe
enlistar estos egresos y conocer el monto que suman.
2. Participación de los integrantes. Tener en cuenta la cantidad de integrantes de la
familia facilitará conocer quiénes, aparte del padre y/o la madre, pueden aportar a los gastos
del hogar como hijos mayores de edad que laboren. Así, se establecerán responsabilidades
financieras de acuerdo a sus ingresos.
Si quieres comenzar a tener una situación financiera sólida, es importante que localices cuáles son tus
gastos innecesarios. Por ejemplo, cuando vas al supermercado seguramente caminas por los pasillos y
echas diferentes artículos en tu carrito. Pero detente un momento, ¿realmente necesitas todo lo que
estás comprando? Te recomiendo elaborar en tu casa una lista de los productos que realmente te
hacen falta. De este modo evitarás gastar tu dinero en consumos innecesarios.
Son leyes matemáticas muy simples: si gastas más de lo que ganas, quedarás en números negativos.
Te sugiero apegarte al 100% al presupuesto que vas a crear, de este modo evitarás endeudarte.
Si rompiste con esta «regla de oro» y ya te encuentras endeudado, te recomiendo leer: Una vida más
plena. Descubre cómo eliminar tus deudas.
Nunca es muy temprano o muy tarde para comenzar a pulir tus hábitos financieros. No olvides que está
en tus manos comenzar a administrar de forma inteligente tu dinero, siendo previsor y organizado.
El presupuesto familiar es un documento que se utiliza para controlar las cuentas del hogar. Gracias a él se
puede emplear el dinero de una forma responsable, sin gastar más de lo que se gana. Un presupuesto mensual
ofrece como resultado un saldo final que informa sobre la diferencia entre lo que se ha ingresado y lo que se ha
gastado. Si los ingresos superan a los gastos, la familia es capaz de ahorrar y estos ahorros pueden guardarse,
invertirse o emplearse en algún gasto nuevo.
Por ello, sea cual sea la situación económica de una familia, el presupuesto es una herramienta imprescindible
para controlar las finanzas domésticas. Un presupuesto bien confeccionado sirve para:
Saber en qué se gasta el dinero. Hacer un seguimiento de los gastos y ser consciente de ellos evita derrochar el
capital y ayuda a ahorrar.
Dar prioridad a ciertos desembolsos, para limitar o suprimir los menos necesarios.
Apartar una cantidad todos los meses para ahorrar, según unos objetivos a largo plazo.
Acumular un fondo dedicado a emergencias y poder afrontar gastos inesperados (una enfermedad, una visita
urgente al dentista, una avería del coche, la pérdida del empleo).
Vivir de acuerdo a las propias posibilidades, con la tranquilidad que esto supone.
Hacer previsiones de futuro, lo que permite hacer planes para afrontar el mañana de forma estable.
Si los gastos son superiores a los ingresos, el saldo mensual será negativo. Esto puede ocurrir en algún mes y
compensarse en otros, para que el saldo anual sea positivo. Sin embargo, se debe conocer cuándo ocurre y en qué
magnitud, para evitar descubiertos en el banco o situaciones que comprometan la economía del hogar.
Las cinco claves para hacer un presupuesto familiar
1. Hacer una lista con los ingresos
En la primera columna del presupuesto hay que indicar cuáles son los ingresos familiares. Las entradas más
importantes de dinero son, en general, la nómina o la pensión de la Seguridad Social, en el caso de los jubilados.
Otros posibles ingresos son las pensiones alimenticias, los intereses de cuentas bancarias, las prestaciones por
desempleo y los trabajos extras.
Hay varios tipos de ingresos netos:
Las posibilidades para aumentar los ingresos pueden ser limitadas. Si la situación lo permite, se puede intentar
negociar un aumento de sueldo, cambiar de trabajo o buscar un segundo empleo.
Los gastos son todas las salidas de dinero. Para saber en realidad en qué situación se está, hay que incluir todos
los gastos actuales, desde la vivienda hasta los pequeños desembolsos diarios. Y no se deben olvidar
otros ocasionales como las vacaciones, los regalos de cumpleaños y las compras navideñas o las rebajas. Cuanta
más información contenga el presupuesto, más válido es. Por ello, conviene recopilar los documentos necesarios:
recibos de domiciliaciones, compras, extractos de bancos, libretas, talones y facturas.
Si no se dispone de toda esta información, se pueden usar cantidades estimadas, lo más ajustadas a la realidad.
En algunos meses se gasta más que en otros (el desembolso en comidas en diciembre no es el mismo que en
febrero y se consume más electricidad en enero que en mayo), por lo que la estimación debe ser un promedio
calculado.
El problema surge cuando los gastos superan a los ingresos durante varios meses seguidos. Entonces se agotan los
ahorros y hay que endeudarse para atender a los pagos. Es aconsejable que los gastos no superen el 90% de
los ingresos, para poder ahorrar, como mínimo, el 10% restante cada mes. Este 10% se puede destinar a reducir
deudas, crear un fondo para emergencias o acumular capital para hacer una adquisición importante y preparar la
jubilación. Cuanto más se ahorra, más opciones se tienen de inversión y se dispone de más control sobre el futuro.
Hasta lograr una situación financiera saneada, es de obligado cumplimiento recortar los gastos. En la segunda
columna del presupuesto hay que registrar todos los gastos que se realizan cada mes y diferenciarlos según el
tipo de desembolso. Conviene distinguir entre:
o Gastos fijos obligatorios: su importe no suele variar mucho mes a mes y no pueden dejarse de pagar.
Entre ellos figuran la hipoteca o el alquiler de la vivienda, los gastos de comunidad o los préstamos
bancarios. Si no se abonan en los plazos establecidos, se aplican gastos adicionales de demora y la
cantidad que se paga y la deuda aumentan demasiado. Además, puede verse afectado el historial crediticio
del deudor, con lo que se dificulta la obtención de préstamos en el futuro. En el peor de los casos, si no se
cumple con los pagos, se puede perder la vivienda, o afrontar juicios y demandas, con sus correspondientes
costes.
o Gastos variables necesarios: son los suministros (agua, gas, electricidad, teléfono, etc.), la comida, la ropa
o el transporte. Son gastos necesarios en la vida diaria, que se pueden reducir si se hace un consumo más
moderado, como usar bombillas de bajo consumo, viajar en transporte público o bajar la temperatura de la
calefacción algún grado.
o Gastos discrecionales: son todos los demás desembolsos que, en caso de necesidad, se podrían reducir o
eliminar. Cuando hay que economizar, en general, es más fácil empezar con este tipo de gastos, en los que
están las comidas fuera de casa, las actividades de ocio, la compra de discos y películas, el tabaco, etc.
4. Implicar a la familia
Es mejor incluir a la familia y conocer con detalle los gastos de cada uno de sus miembros para confeccionar un
presupuesto útil. Para conseguir el objetivo y reducir gastos, todos tienen que colaborar.
La finalidad de un presupuesto es que los ingresos cubran todos los gastos, hasta el 10% destinado al ahorro
mensual. Una vez identificados los recortes necesarios, hay que elaborar el presupuesto, comprometerse a
cumplirlo y revisarlo para que se ajuste a la realidad con objetivos alcanzables. Por ello, si se consigue un
aumento de sueldo, no conviene incrementar los gastos en la misma cantidad. Es mejor destinar una parte de esa
subida al ahorro.
Además, para que el presupuesto funcione, hay que actualizarlo mes a mes. Es importante mantener el presupuesto
familiar actualizado, en especial, los primeros meses en los que se pone en marcha y cuando es más que probable
que no se tengan identificados todos los posibles gastos.
El primer gran principio respecto al dinero y a los bienes materiales es éste: Dios es el
dueño de todo. La Biblia deja muy en claro que este mundo y todo lo que hay en él, pertenece a
Dios. Dios es Quien creó todas las cosas; por lo tanto, todas las cosas le pertenecen. La Biblia dice:
De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en el habitan (Salmo
24:1).
Dios es el dueño de todas las cosas que hay en el mundo. Incluso Él lo dice claramente en la Biblia:
Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos (Hageo 2:8).
Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados…
Porque mío es el mundo y su plenitud (Salmo 50:10, 12).
Nunca debemos olvidar que Dios es el verdadero dueño de todas las cosas. Podemos poseer muchas
cosas, pero su dueño es Dios. David reconoció a Dios como propietario de todas las cosas. Él dijo:
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor;
porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh
Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos (1 Crónicas 29:11).
El amor al dinero ha destruído más gente tal vez que ninguna otra cosa. La Biblia dice:
Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores (1 Timoteo 6:10).
No tienes que ser rico para amar el dinero. Muchas veces los que tienen menos dinero lo aman más.
La Biblia nos advierte contra los planes rápidos y fáciles de hacerse rico. Los hombres
fraudulentos usan a veces proyectos de “hazte rico pronto” para robarle dinero a la gente confiada.
La Biblia dice:
Se apresura a ser rico el avaro, Y no sabe que le ha de venir pobreza (Proverbios
28:22).
No acumules riquezas.
Todo cristiano debe ahorrar algo de lo que gana para tener recursos en caso de emergencias. Pero no
debemos acumular dinero. Salomón, el hombre más sabio que ha vivido, dijo:
Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus
dueños para su mal (Eclesiastés 5:13).
El Señor Jesús nos insta a hacernos tesoros en el cielo en vez de juntarnos tesoros en la tierra. Él dijo:
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las
riquezas, las cuales son inciertas… (1 Timoteo 6:17).
En 1921, se juntaron en el Edgewater Hotel de Chicago, nueve de los hombres de negocios más
expertos en ganar dinero. Se incluía entre ellos el jefe del monopolio más grande, el especulador más
sobresaliente de Wall Street, el presidente de la compañía independiente más grande de acero, el
presidente de la empresa eléctrica más grande, el presidente de la compañía más grande de gasolina,
el especulador en trigo más grande de los Estados Unidos de América, el presidente de la bolsa de
Nueva York, el presidente del Banco Internacional de Liquidaciones y un miembro del Gabinete
Presidencial.
Veinticinco años más tarde, ¿dónde estaban estos hombres de fantásticas riquezas y poder?
Ivar Krueger, jefe del más grande monopolio, se suicidó. Jessie Livermore, el especulador de más
éxito de Wall Street, se suicidó. Charles Schwab, presidente de la compañía de acero independiente
más grande, murió en bancarrota. Samuel Insull, el presidente de la empresa eléctrica más grande,
murió sin un dólar, siendo un fugitivode la ley, en un país extranjero. Howard Hopson, presidente
de la compañía de gasolina más grande, se volvió loco. Arthur Cotton, el máximo especulador en
trigo, murió en el extranjero, arruinado. Richard Whitney, presidente del mercado de acciones de
Nueva York, fue condenado a la Penitenciaría de Sing Sing, convicto por fraude. Leon Fraser,
presidente del Banco Internacional de Liquidaciones, se suicidó. Albert Fall, miembro del gabinete
presidencial, fue enviado a prisión por un crimen, y perdonado finalmente de la prisión para que
pudiera morir en su casa.
Estos hombres centraron sus vidas en el dinero. Cuando su riqueza se esfumó, no
tenían por qué vivir. En vez de poner nuestra confianza en “riquezas inciertas”, debemos poner la
confianza en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las
disfrutemos (1 Timoteo 6:17).
Cómo Manejar el Dinero Sabiamente
Un principio respecto al dinero que se recalca en la Biblia es éste: si somos sabios al
manejar pequeñas cantidades de dinero, Dios nos confiará una mayor
cantidad. (Ver Mateo 25:14–30.)
Veamos algunas maneras prácticas de manejar el dinero sabiamente.
Haz un presupuesto.
Hay mucha gente descuidada con su dinero. Lo gastan y dicen: “¿a dónde se me fue?” La
manera de evitar esto es tener un presupuesto y llevar el registro de todos los gastos. Cuando manejas
correctamente tu dinero, tú no preguntas a donde se fue, sino lo mandas a donde debe ir.
No debemos aceptar la filosofía del mundo de “Compre ahora y pague después”. Cuando el
crédito es tan fácil de obtener, es también muy fácil incurrir en tantas deudas que no se pueden hacer
los pagos.
Muchas veces vemos algo que queremos y lo compramos antes de considerar si está a nuestro
alcance o no. Este error puede evitarse siguiendo “la regla de demorar las compras”.
¿Cuál es esta regla? Es ésta: no hagas compras de ningún tipo bajo la presión del parloteo de
un vendedor. Cuando el vendedor haya terminado su “discurso”, sólo contesta: “Gracias, regreso
en uno o dos días”. Esto te dará tiempo para pensar en la compra y hacer tu decisión sin la presión
del vendedor.
Analiza tu presupuesto.
Haz una lista de todos los gastos necesarios en orden de importancia. Enumera sólo las cosas que
son realmente necesarias. No anotes cosas de las que puedes privarte. Determina la cantidad que ha
quedado después de hacer los gastos imprescindibles. Debes usar este saldo para pagar tus deudas
anteriores en una forma periódica.
Recuerda siempre esta verdad: tu puedes tener dinero en tus manos, pero si le debes algo
a alguien, el dinero que tienes no es verdaderamente tuyo. Pertenece a la persona a quien
le debes.
Persevera en tu plan.
Si sigues tu plan empezarás a salir de tus deudas. Cada vez que una deuda esté completamente
saldada, indícalo en tu lista. El quedarte libre de deudas es de gran valor para ti porque estás
obedeciendo a Dios, y Él te bendecirá por eso.
Toma una decisión: nunca huiré de mis deudas. No es una deshonra endeudarse, pero sí es una
deshonra evadir una obligación honesta. Un cristiano jamás puede justificar su falla en no enfrentar
honradamente sus obligaciones. Huir de tus deudas no sólo es deshonesto, sino que te causará
también la pérdida de tu autorespeto, junto con la pérdida del respeto de los demás.
Deuteronomio 8:18 – Pero acuérdate de Jehová tu Dios, porque [es] el que te diere el poder para hacer las
riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como [es] el día de hoy.
3 Juan 1:2 – Amado, yo deseo sobre todas las cosas que seas prosperado y que tengas salud, así como prospera tu
alma.
Malaquías 3:10 – Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice
Jehová de los Ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde.
Jeremías 29:11 – Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová. pensamientos de paz, y
no de mal, para daros el fin que esperáis.
Salmos 127:1 – Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la
ciudad, el vigilante vela en vano.
Filipenses 4:19 – Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Proverbios 28:25 – El altivo de ánimo suscita contiendas; mas el que confía en Jehová prosperará.
2 Corintios 9:8 – Y Dios puede hacer que toda gracia abunde en vosotros, para que, teniendo siempre todo lo
suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra.
Josué 1:8 – Este libro de la ley no se apartará de tu boca, más bien, medita en él de día y de noche, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él: porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te
saldrá bien.
Salmos 1:03 – Y será como el árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja
no cae, y todo lo que hace prosperará.
Marcos 10: 29-30 – Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o
hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba
cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en
el siglo venidero la vida eterna.
Salmos 37:18-19 – Conoce Jehová los días de los perfectos, y la heredad de ellos será para siempre. No serán
avergonzados en el mal tiempo, y en los días de hambre serán saciados.
Padre, declaro en el nombre de Jesús que no estoy bajo las ataduras del sistema económico de este país, sino que
tengo la bendición y estoy bajo la cobertura de la economía del reino de Dios.
Gracias Padre, porque Tú sanas mis finanzas. Gracias Padre por iluminar mi entendimiento con buen juicio,
razonamiento, y sabiduría para administrar con gran sabiduría correctamente mi dinero. Declaro en el nombre de
Jesús que el desempleo ni la desocupación entrarán en mi casa. Aunque a otros despidan del empleo, la sangre de
Cristo me cubre y el favor de Dios encuentra cabida para mí, de manera que en mi hogar no nos alcanzan despidos
de trabajos, ni reducción de personal, nuestro dinero es a prueba de recesión y crisis económica. Confieso delante
del Padre Celestial, que de acuerdo a su Palabra, por su bendición poderosa sobre nosotros, que no andaremos
vagabundos, ni errantes, ni mendigando, ni terminaremos como refugiados ni damnificados porque Jehová no nos
desampara, Él es nuestro pronto auxilio en toda tribulación. Declaro en el nombre de Jesús que las bendiciones de
Abraham me alcanzan, declaro de acuerdo a la Palabra que mi campo es bendito, mi casa es bendita y la bendición
de mi herencia se extiende a mis generaciones. Soy bendito en mi entrada y en mi salida. Toda obra de mis manos
será prosperada. Declaro en el nombre de Jesús que la maldición de indolencia, negligencia, la pereza y los vicios
son arrancados y cortados de mis generaciones. Padre, en el nombre de Jesús, cubre los postes y el dintel de
nuestro hogar con la Sangre de Jesús. Ésta es mi herencia de parte de Dios. En el nombre de Jesús.